TOTUM REVOLUTUM: Revista literaria, nº3, octubre del 2001 Taller de Creatividad Literaria BIBLIOTECA MUNICIPAL Ayuntamiento de Chinchón Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 Maurits Cornelis Escher Metamorfosis II Fragmento CONTENIDO 3 Editorial 4 Yaldá Peñas: Un sueño 5 Luis A. Martínez Cano: Las Afueras del olvido, 8 Ana María García Montes: 11 Fermín Peñas: Grozni 99, 13 Fernando Benito: Poema otoñal, 14 Fermín Peñas: Guanche, 17 Fernando Benito: El caballero, 18 Yaldá Peñas: La Leyenda de Excalivur, 23 Luis A. M. Cano: Minicuento, 24 Maite Gómez: Abrí mis ojos, 26 Raquel Moya: Una cara nueva, 28 Mª Jesús Frutos: Una historia de hoy, 30 Fernando Benito: Advenimiento de una estrella, 31 Alicia Merinero: Nicolás, 33 Belén Hernandez: Poema Breve, 34 Mª Jesús Frutos: Ejercicio literario, 36 Alicia Merinero: Poema. La Curva de tus labios, La revista también incluye algunas de las mascotas premiadas en el concurso de mascotas de la biblioteca celebrado este año. Dibujo de portada: “El despertar del día” Miró. 2 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 Chris van Allsburg (de "Los misterios del Señor Burdick") EDITORIAL Érase una vez una biblioteca que vivía en un pueblo pequeño cercano a la capital. Lo que más resaltaba en ella era su gran vientre. Como era tan acogedora tenía cada vez más libros dentro de él. Incluso dejaba que los niños entrasen a jugar, a leer, a hacer sus tareas, a dibujar o a dar un poco la lata. Pero ella nunca negaba la entrada a nadie. Un día un grupo de adultos entró dentro y descubrió lo agradable que resultaba escribir lo que sentía o lo que imaginaba. Eran adultos muy diferentes, sus vidas transcurrían de formas distintas, cada uno tenía una familia particular o un trabajo que a veces les agobiaba. Pero cada vez que se reunían, dejaban que sus ideas y sentimientos fluyesen sobre un papel, y leían, hablaban, escribían y sobre todo disfrutaban. A modo de cuento me gustaría transmitiros a todos los lectores lo que para este grupo significa el Taller de Creación Literaria. Esperamos que os animéis a compartirlo con nosotros. Y para abrir boca os ofrecemos una pequeña muestra de lo bien que lo pasamos y de lo que escribimos. Un recuerdo muy especial a Elvira, la profesora que nos inspira y ayuda, y a Miguel, el hijo que ha tenido. 3 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 UN SUEÑO Soñé que los pájaros eran flores y que las flores eran pájaros. Que los ricos eran pobres y que los pobres eran ricos, también que la guerra era paz y que la paz existía siempre. Soñé todo esto y más cosas, pero un pobre no puede ser rico, ni un rico puede ser pobre. Ojalá que los sueños fueran realidad, porque cada vez que mi padre me lee el periódico hay guerras y dos o tres y siguen matando. Los sueños a veces son bonitos, llenos de colores y alegres, pero la realidad no es sueño. Pero ojalá que el mundo fuera un sueño. YALDA PEÑAS KHOMAMY- FAYAZ "Biblioajillo", mascota premiada, concurso de mascotas. Por Pablo Roldán 4 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 LAS AFUERAS DEL OLVIDO El viento silbaba entre las rendijas de los maderos cruzados que servían de portón a la vieja nave de ganado. La noche cercana resbalaba por las piedras bruñidas de inviernos gélidos, y el gregario calor de las ovejas, la hacía habitable, segura. Seguridad de humanidad, oliente y apiñada. Afuera, la furia soplaba helada, nevasqueando el campo desnudo y seco con las ultimas luces de noviembre. Adrián, tapado con una tosca manta que le cubría el cuerpo y la cabeza, dejando una pequeña abertura en los ojos, como un tuareg septentrional, era un pastor humilde y cansado de mil caminatas, que a duras penas conseguía hacerse paso entre la ventisca negra y cegadora. A lo lejos, el pueblo perdido en una luz brumosa y blanca, alzada al cielo de casas graníticas, que permanecían invisibles tras la densa niebla, mostraba el aspecto fantasmal del vacío absoluto y el abandono. Sólo el espíritu ancestral del bosque, de robles deshojados y brezos durmientes, le acompañaba pacientemente con lealtad de padre, cada día. Llegando a las tapias del cementerio medio derruido, una figura estática se interpuso en el camino, paralizando en un escalofrío su paso decidido, acuciado por el temporal. Era un animal cenceño, astuto y patilargo, con ojos como cuchillos amarillos que le clavaron en la nieve. Alguna vez se le había aparecido en forma de sombra fugaz, pero su capacidad para desaparecer y hacerse invisible en el monte, le conferían otra dimensión, otra calidad: no era una alimaña vulgar. Mimetizado en el color gris blancuzco de los solitarios abedules, era ya espíritu errático y entonces los perros mastines, nerviosos, ladraban erizando los pelos de su grupa, agigantados de espanto. 5 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 Esta vez, tras un instante mirando a Adrián fijamente, desapareció, perdiéndose en la oscuridad desolada del crepúsculo. Yo llevaba unos cuantos días recorriendo cada rincón de la sierra, sorprendiéndome el carácter sobrio y abnegado de sus pobladores, las construcciones románicas, algunas de ellas conservando todo el esplendor de otro tiempo, ya lejano, y el silencio; el silencio pétreo de la despoblación y la vejez. Las calles apagadas echaban en falta el griterío chavalero de los críos saliendo del colegio, o jugando en cada esquina, inventando historias imposibles, como sólo la imaginación infantil, limpia y atrevida, es capaz de forjar. Creo, que había retrocedido en la historia, o simplemente, que por esa geografía inversa y maravillosa, el tiempo permanecía detenido como un reloj de arena dormido en las dunas del pasado. Esa noche, iba a vivir una de esas experiencias, que siempre esperas tener, para contarlas de viejo a los nietos. Había decidido antes de salir de Madrid, no llevar tienda de campaña y dormir al abrigo de las estrellas. El tiempo empeoraba por momentos y la distancia considerable, que me separaba del pueblo, me obligó a buscar refugio debajo de una enorme piedra, que me protegía de la tormenta blanca y violenta que ya había cubierto el bosque completamente de una gran capa de nieve. Tenía mi teléfono móvil y sabía que arriba, en el espacio, toda la civilización giraba en órbita con sus sofisticados satélites y sistemas GPS funcionando. Pero en ese momento, completamente solo, recordé lo frágil que puede resultar la existencia y las dificultades que tuvieron que sufrir nuestros más directos antepasados. Cené algo y me enfundé en el saco, no había pasado una hora cuando un sonido espectral, hondo y lastimero me sobrecogió. Era el espíritu del bosque. El animal cenceño, convertido en señor del aire. A ese aullido cercano le siguieron otros que le contestaban. Una extraña sensación de miedo y excitación, se apoderó de mí: Posiblemente serán los últimos cantos fantasmales del enemigo intemporal de Adrián, de sus 6 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 ovejas y probablemente en muy pocos años, desaparecerá de nuestras sierras y páramos. El equilibrio primitivo de otro tiempo, mágico y salvaje, se ha roto. El señor del aire, de ojos amarillos como cuchillos, genealogía noble de una estirpe de prodigiosos depredadores, solo cumple las leyes dictadas al principio de los tiempos. El precio a su competencia con nosotros, los humanos, lo ha pagado proscrito a la persecución, al veneno y a la muerte. Reducido su hábitat, a los últimos paraísos, en las afueras del olvido, nos está avisando con su voz, con su presencia, que la naturaleza aún vive, es nuestra aliada y la estamos reduciendo sin conciencia, a la mínima expresión de lo que fue. Luis Antonio Martínez Cano Picasso "Paisaje con árbol muerto y vivo" 7 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 LA CURVA DE TUS LABIOS No soy lo que fui o quise ser. Nunca tuve respuesta a mis no formuladas preguntas. No ofrecí lo que daba o di lo que ofrecí. No sé si hoy siento lo que presentía o presiento lo que sentí. Nada de lo que viví recuerdo hasta tu llegada . Mi vida se perdió tras la curva de tus labios para encontrarse en el prado de tus ojos. Vuelve a irse, vuelve a venir cada vez que el camino se hace estrecho y te unes a mí. Cada vez que las flores pierden su perfume y hay que inventarlas otro color. Mi existir se trucó en paloma que atraviesa el tiempo, de mí a ti, de ti a mí, y al final de la jornada se queda a dormir contigo. 8 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 La alondra no me despierta ni el ruiseñor de las sombras me arrulla. No me invade la noche ni hiere el sol mi silencio. Porque tú eres mi astro. Fuego que devasta la raíz eterna de mi eterna rebeldía. Mi materia se transforma. Todo yo sufro dulcemente la continua metamorfosis a que me invitan tus manos. Ya no me queda casi nada de lo que debí conservar para tu cuerpo. Sólo tengo un poco de vida que puede ser la vida entera si la moldeas con tus labios, con tus ojos, con tus manos. Un poco de mi vida. Todos los segundos que aún me quedan. 9 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 Los sueños, las soledades, los lamentos, los desvelos, los triunfos, las libertad. La plenitud de mi vida para ti si la quieres. Bien perdida y bien hallada en la quietud de tu vientre. Con mis temores. Acostumbrándome a ti. Toda una vida reencontrada y paseada contigo. Carlos Morago "Azulejos" Así cuando llegue la noche infinita donde terminan todas las vidas volveré a perderme en la curva de tus labios para encontrarme en el prado de tus ojos; testigos y cómplices como los míos, de nuestra vida. Ana María García Montes 10 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 GROZNI -1999 Yo estuve allí y vi la tierra arder. Escuche el zumbido metálico, que escupía fuego sobre nuestras cabezas, la travestida música aniquiladora de los cañones, los misiles, los aviones. Vi como la tierra se desgajaba, se deshacía delante mismo de nosotros y todo se convertía en cráteres profundos. Pestilentes agujeros por doquier donde se amalgamaban el barro, la metralla, corazones palpitantes aún que flotaban como náufragos entre el agua ocre y espesa, trozos de carne talada, ojos, piernas y un antebrazo con un tatuaje azul como el agua de mar. Cerré los ojos para no ver, pero entonces escuché y yo oí voces, gemidos, estruendos, llantos y no encontré silencio, no sentí descanso, tan sólo hondos ronquidos de muerte apagados por el hueco silbido de las balas que te acompañan cada segundo, cada instante, tan sólo eso y el leve susurro de un beso de amor unido a una lágrima, depositadas en una ya fría frente acerada y amarilla que tampoco quise ver. Estamos solos, tan sólo nosotros; tú quizás no estés o te hayas ido. Antes éramos personas, hijos, madres, esposos, amigos, hermanos; hoy, no somos nada, tan sólo objetos que se mueven sobre el punto de mira del fusil, del mortero, del misil, abyectos monigotes a abatir, terroristas nos llaman, criminales, asesinos, enemigos. ¡Que paradoja! Vosotros decís Dios es amor y sois santos, buenos creyentes, nosotros “Ahlla Akbar” y somos terroristas, integristas, asesinos. 11 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 No hay silencio, no hay descanso y tapé mis oídos aturdidos pero entonces olí y tan sólo había un olor, olía a humo, hedía a muerto. Pero a ellos no los vi, ni los oí, ni los olí, no estaban. Ni Clinton, ni Yeltsin, ni Wojtila, ni Solana, ni Anán. Ellos no estaban por eso estabamos, tú, yo, él, ella, nosotros. Todos estabamos, todos menos los que ya no están, que ya son más que los que estamos. Y vosotros ¿dónde estáis?, ¿Qué veis?, ¿Qué oís?, ¿ Qué oléis? ¿Tan sólo televisión? Que nos presenta como actores de un drama inacabado y que representamos para vosotros, lejanos espectadores sin fila de clack, ¡infames, me dais asco! No huelo, no oigo, tan sólo un crepitar lejano. Abro los ojos que no quieren abrirse y veo Grozni ardiendo y el agua de los cráteres hirviendo y los labios abrasados. Que imagen tan sublime para un zoom. Fermín Peñas, Invierno de 1999. Foto R.Capa 12 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 POEMA OTOÑAL En una tarde otoñal de ambiente húmedo y frío pronunciaste unas palabras que anularon mis sentidos. Por aquel largo paseo con ausencia de gentío me dijiste un te quiero seguido de un amor mío. Yo no sé lo que sentí cuando escuché este sonido pensé yo en tu corazón y el ritmo de sus latidos. Espero que este sonido no se apague todavía y que nuestro amor perdure hasta el final de los días. Fernando Benito 13 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 GUANCHE No es cosa baladí el saber que quizás esta noche, será la ultima que mis ojos vean la luna y las estrellas, que al respirar pueda sentir el dulce olor de la tierra recién mojada por las gotas de lluvia y que hasta mí llegue el suave crepitar de las hojas mecidas por el viento. Esta noche será la ultima, que sienta latir mi corazón. Pero nada de eso me importa ahora, no siento nada, ni tan siquiera preocupación; lo único que me importa en esta noche es el saber que mi sangre no será la ultima que se derrame, es el sentir que mi pueblo dejará de existir al igual que el leño que tras el fuego sólo es ceniza, recuerdos de aquel árbol que un día existió. Con que engaños y artes malas han conseguido apresarnos. Aquel día pareciera como si el cielo quisiera acompañar también la felicidad de aquella mañana, luciendo un esplendoroso sol que me acariciaba la cara y que se reflejaba en el tamarco1 de mi hermano que justo en ese momento y rodeado de todos los Menceyes2, Achiquitzas3, Sigoñes4, Fayacanes5 y el gran Faycan6 y contemplado por todo el pueblo que abarrotaba el Tagoror7, se alzo entre todos ellos y dijo con voz suave pero potente, mientras llevaba su mano derecha al pecho, agoñe yacorón yñatsahaña chacoñamet8 1 Tamarco: Vestido hecho con pieles de cabra y oveja que vestían los guanche. Menceyes: Nombre dado a los reyes. 3 Achiquitzas: Nobles. 4 Sigoñes: Capitanes, consejeros. 5 Fayacanes: Jueces. 6 Faycan: Gran sacerdote. 7 Tagoror: Plaza en forma de círculo construida en piedra para tratar asuntos públicos y administrar justicia. 8 Agoñe yacorón yñatsahaña chacoñamet: Juramento que hacía el Mencey al ser nombrado ( juro por el hueso de aquel que me hizo grande). Esta ceremonia se celebraba en el Tagoror. 14 2 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 Pero de repente y mientras el pueblo vitoreaba al nuevo mencey y mi hermano Benchomo parecía más alto y fuerte aún de lo que era, un ruido estruendoso se iba apoderando de todo el valle y subía poco a poco hacia el alto risco en que se encontraba nuestro Tagoror. Vimos muchos hombres alzados a lomos de grandes bestias que luego supe que llamaban caballos y que nunca antes aquí ni villanos ni reyes jamas habían visto y que levantaban gran polvareda al andar y portaban lanzas parecidas a nuestros banots9, pero más largas y fuertes y vestían unos vestidos que relucían al sol y tan duros que ni nuestras tabonas10 y banots podían hacerlos daño; pronto llegaron hasta nosotros voceando y atacando a todos los que allí estabamos, matando a muchos de los nuestros. Todo se volvió sanguinolento y la tierra se convirtió en rojizo y espeso barro que se te pegaba en los pies y pensamos que fueran demonios que Guayota11 hubiera mandado contra nosotros y las mujeres y los niños que rodaban barranco abajo, intentaban llegar al Tamogante12 para pedir a Aborac13 su protección y ayuda. Después ya nada fue igual, cuando los ojos blancos vinieron y quemaron nuestras casas nos fuimos a las montañas, cuando arrasaron nuestras cosechas comimos hierbas, cuando mataron a nuestros hijos tuvimos más, nos hicisteis esclavos y abusasteis nuestras hijas. Llegaron hombres que decían ser de Dios con largas ropas y metales colgados al cuello que llamaban cruces y que no habitaban con mujeres e impusiéronnos a sangre y fuego a un Dios que no conocíamos. 9 Banot: Especie de jabalina o lanza afilada con la punta de madera. Tabonas: Piedras cortantes que eran lo primero que utilizaban en la lucha. 11 Guayota: Jefe de los demonios que habitaba en el volcán del Teide. 12 Tamogante: Parecido a un convento donde habitaban una especie de monjas llamadas Hamariguadas cuyo único oficio era la oración y la enseñanza. 13 Aborac: Ser supremo o Dios de los antiguos guanches. 15 10 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 ¿Qué Dios habría de ser el de aquellos bellacos, que sólo requería sangre, nuestra sangre?, ¿qué llamaba a nuestro Aborac demonio y a nosotros animales?, y para el placer del suyo vi yo meter dos cuartas de acero entre pecho y espalda a nuestros padres y madres que caminaban en pos de su propia razón, pues no somos pueblo que fácil agache la cabeza. Vive Dios que aquí tan cerca ya del fin y con esta daga en mi mano, que antes fue de mi hermano y antes de mi padre y aún antes del suyo, voto a Cristo si es que existe y a Aborac si es que existió, que aquel grito de vacaguare14 que mi hermano Benchomo lanzó, a la vez que otros le gritaban a él, date preso, mientras ataban sus manos y sus pies y le arrancaban de esta su tierra de la que fue Mencey, no sea el fin de todos nosotros, los guanches, pueblo que un día existió en paz antes de que meninas, sacerdotes, cristos, dueñas, princesas y otras gentes llegaran hasta nos. Fermín Peñas "La Suplicante" Picasso 14 Vacaguare: 'Quiero morir.' 16 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 que iba con paso airoso. Una joven muy lozana que en su interior había entabló con él una charla amena y entretenida. Buenos días caballero ¿a dónde vais de aquesta guisa? Pues rato ha que pasaron los carnavales por esta villa. Me dirijo al mentidero para echar una partida y ver si ya de paso encuentro una mancebilla. Un joven alto y apuesto acompañaba a la menina cuyo atributo más notable era el mostacho que lucía. EL CABALLERO No hace mucho tiempo atrás allá por el siglo quince vivía por aquel entonces un hidalgo de avanzada edad. Montaba en su terca mula ataviada con su gran apero, llevaba él un sombrero que era digno de admirar. Ceñida a la cintura llevaba una gran espada, no sé si vizcaína o toledana, pues no acierto a recordar, por si en esa tesitura veía un bellaco pasar. Montado iba en su mula con paso parsimonioso, se cruzó con un carruaje Fernando Benito "Libritillis" Mascota premiada en el concurso de mascotas de la biblioteca. Por Rubén Santander 17 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 LA LEYENDA DE EXCALIVUR (Cuento premiado en la categoría infantil del Concurso de Cuentos de Terror) Había una vez en un pueblecillo no muy lejano de aquí donde había unos cuantos habitantes, entre ellos estaba Úrsula, una mujer de unos 20 años aproximadamente. Era alta, no demasiado delgada y pelirroja con pecas en la cara. Ella se casó con un traficante de droga que iba de un lado para otro y que la dejó embarazada, y cuando se enteró de eso se fue muy lejos, nadie sabe a donde se habrá ido. Y desde ese día Úrsula creía que su vida no iba a ser buena, si no que creía que iba a ser mala y decidió no ir nunca a misa, no rezar ni bendecir la mesa. Desde ese tiempo el demonio la observaba desde el sucio apestoso y caliente infierno. Y el demonio decía: –Un día me meteré en ella, hoy mismo por la tarde. Esa tarde hacía bastante calor. Úrsula estaba tumbada en la hamaca roja con rayas blancas que estaba junto a la piscina del jardín, ella se estaba tomando un zumo de naranja muy ácido cuando de pronto se cayó al césped del jardín y notó como si algo la tuviese o algo estuviese en ella, Úrsula oyó una voz que la decía: –Hola soy el demonio he venido a acomodarme en ti. –¿Por qué a mí? –exclamó ella. –En algún sitio he de quedarme –dijo el demonio–. Y tú eres la mejor de todas no vas a misa, no rezas ni siquiera bendices la mesa en la que comes, ¿qué más quieres? Úrsula bajó la cabeza triste con pena y sin saber que hacer. Al cabo de unos meses Úrsula dio a luz, era un niño muy guapo y pequeño. El demonio dijo a Úrsula: –El niño se tendrá que llamar Excalivur. Y Úrsula aceptó enfadada y enfurecida. Al fin el niño se llamó Excalivur por narices y fue creciendo poco a poco, y claro, él tenía que ir al colegio, era una de las cosas que no le gustaba pero 31 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 que debía hacer; un día que venía de la escuela, vio algo transparente que decía a su madre: –Hoy tienes que asesinar a Eusebio, ese hombrecillo que vive en el piso de abajo. El demonio se giró y vio por detrás de la puerta la pequeña carita de Excalivur. Le dijo furioso y enfurecido: –¿Qué pasa Excalivur, tienes miedo? –Un poco– dijo él–. ¿Pero quién eres tú no te conozco? –¿A ti que te importa mocoso? Si lo quieres saber te lo diré pero no te asustes. ¡Ahí va: yo soy el demonio, ja ja! Excalivur salió corriendo escaleras abajo porque no entendía nada y tenía un miedo espantoso que no sabía de donde le venía, sólo sabía que quería salir de allí para pensar en qué estaba pasando y quién era el demonio o aquella cosa transparente que gritaba y mandaba a su madre. Entonces cerró la puerta que chirriaba de un portazo y se fue corriendo hacia la calle, a su sitio secreto. Úrsula salió y dijo: –¿Qué pasa, he oído voces ha llegado ya Excalivur? –Sí, pero se ha ido a la calle corriendo como un bebe sólo al decirle quién era yo. Y ahora me voy al infierno a ver que tal van las cosas. –Y yo iré al banco a sacar dinero–dijo ella–. Uf, se lo ha creído, iré a casa del brujo. Ella salió deprisa, casi corriendo, y llamó a la puerta del brujo, y él dijo: –Hola Ursula, vamos pasa. ¿Que querías?. –Te voy a contar Yalab, el demonio esta en mí, ahora se ha ido al infierno. –¡Qué Satanás esta en ti! –Sí, pero quiero saber la forma de librarme de él. –A ver que había que hacer…, ¡ah, ya me acuerdo! Hay que ir a un... El demonio desde el infierno los observaba y dijo enfadado: –¡Con que… iba al banco, eh…! Ahora sabrá quien soy yo. 32 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 Mientras que ellos hablaban, una inmensa bola de fuego salio de debajo de la tierra y de repente la vieja y oscura casa de Yalab iba desapareciendo entre las llamas y convirtiéndose en ceniza mientras Ursula desaparecía. Ella aún entre las llamas, notaba como un inmenso frío se apoderaba de ella y luego vio a Satanás que la decía: –¿Que pretendías reírte de mí? Pues no lo has logrado, ¿no sabías que yo sé todo lo que tú haces? –¡No, perdón! ¿Pero dónde estoy? –dijo Úrsula llorando. –Estás en mi guarida que también es la tuya. –Huele que apesta y está más sucio… –murmuraba ella–. Es como una alcantarilla y me estoy achicharrando. Bueno, ¿pero estaré en mi casa con mi hijo?, ¿no? Si te parece vives en la luna –dijo él. A ella le dieron ganas de darle una bofetada, pero pensó para sí: –Siempre estará en mí –. Y entonces vio un agujero donde estaba Dios, y un hombre le dijo: –¿Qué haces mirando por aquí? –Nada. Vendré aquí y os veré a vosotros –contestó Ursula–. Por favor ayúdame. –No te apures. Sé lo que te pasa y te diré lo que debes hacer, pero no todo, tienes que ir a casa de Yalab y coger un libro y ahí te lo pondrá. Ella le dijo a Satanás: –Quiero ir a casa. –Bien, te llevaré allí –dijo él. Ella estaba en casa y vio a Excalivur y le dijo: –¿Te quieres venir conmigo? –Sí –contestó él, ¿ pero adónde vamos? Ursula le miró a los ojos mientras decía: –A casa de Yalab. Llegaron a la antigua casa del brujo, ahora toda convertida en cenizas y libros y objetos medio rotos y negros del humo. Ursula le dijo: –Excalivur, ahora tenemos que buscar un libro muy importante, por favor ayúdame. 33 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 De inmediato los dos se pusieron a buscar muy deprisa entre los escombros y restos de paginas quemadas que manchaban sus manos de negro, después de unas horas se llevaron dos libros y se fueron corriendo hacia su casa. Empezaron a leer los libros intentando encontrar lo que les dijo Yalab; de repente entró el demonio y ellos escondieron los libros debajo de la mesa y se fueron a dormir. A media noche Excalivur se levantó para seguir buscando y en unas páginas medio quemadas creyó encontrar lo que su madre buscaba y corriendo fue a buscarla para decírselo y los dos se fueron a la cocina para verlo, lo leyeron y su madre se puso muy contenta y le dio muchos besos y abrazos mientras le decía: – mañana lo haremos, ¡ojalá tengamos suerte! A la mañana siguiente empezó a preparar todo lo que ponía en el libro para cuanto antes librarse de aquella maldición que la tenía atrapada y le dijo al demonio: –¿Cuándo he de matar a Eusebio? Y él le dijo con voz de carcajada: –Ahora mismo, me meteré en ti y bajaremos. Pero ella dijo deprisa y nerviosa: –Espera, primero tengo que comprar unas cosas. Y él la acompañó. Por el camino la mente de Ursula iba recordándolo todo, la iglesia, una sola cruz y todo lo demás, esperando que el demonio no recordara aquella vieja iglesia a la que ella iba cuando era niña y que hoy estaba abandonada y medio rota pero que ella sabía que aún quedaba una cruz. Entró corriendo a la vieja iglesia que olía a humedad y tenía mucho polvo, al acercarse a la cruz el demonio dio un gran chillido y dijo: –¡Malditos! Me habéis traicionado. Y del cuerpo de Úrsula empezó a salir un líquido espeso, caliente y verde que olía igual que el infierno, y que al paso de unos minutos fue desapareciendo. Unos rayos aparecieron cuando se escuchaba una potente voz que parecía salir de debajo de la tierra y que decía: –¡¡¡ Traidores me vengaré de vosotros!!! 34 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 En ese momento el cielo se oscureció de repente, entonces Excalivur salió de debajo del altar y dijo a su madre: –Ya ha pasado todo, ¿verdad? Y su madre tendida en el suelo le contesto con una cansada voz: –Sí, por fin todo ha acabado, ahora vayamos a casa, mañana tenemos que ir a misa. –Juan, ya se ha acabado el cuento mañana empezaremos a leer otro. Yalda Peñas K. Fayaz ( 9 años), abril de 2001 Sr, Leo" (imagen retocada) Mascota premiada en el Concurso de Mascotas de la Biblioteca. Por Alba Ruiz 35 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 MINICUENTO (Pañuelo, ventana, hombre, añoranza) Aquel hombre vencido por el cansancio se sentó a contemplar la soledad adoquinada de la plaza vacía de gente. Nadie le recordaba ya. Tenía dieciocho años cuando decidió emigrar en busca de fortuna. Su osamenta torpe y encorvada, deformada por la vejez, lo sostenía con dificultad. Sentía la añoranza que algunos muertos provocan en sus familiares. No pertenecía a ese lugar casi extraño para él. Secó con el pañuelo las gotas de sudor que corrían por su cara, y continuó caminando hasta el hotel. Desde la ventana de la habitación contempló la inmensidad de luces y edificios altos en que se había convertido esa ciudad antigua y provinciana de su niñez. Recogió su equipaje entre recuerdos confusos y se dirigió al aeropuerto para no volver nunca más. Luis Antonio Martínez Cano "Escenario para Sombrero de Tres Picos" Dalí 36 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 ABRÍ MIS OJOS Ayer me acosté temprano sumida en una gran tristeza la lluvia azotaba mi ventana y no era capaz de verla. En la oscuridad de mi cuarto negra con matices grises lloraba, lloraba sin consuelo quise morir y morí en vida. Sumida en el abismo más oscuro con mis ojos apagados por el dolor no era capaz de ver la luz pero sí oí, oí y escuché a mi corazón decir: ¡no te rindas, ahora! De que forma me hablaría que enseguida me acordé de cuando feliz yo dormía de cuando yo era un bebé de cuando antaño me hablaba y no podía ignorar era el sonido más bello es la luz de la verdad. A medida que crecía esa voz ya oía de lejos hasta que por fin calló no escuchaba sus consejos. De pronto se encendió la luz la luz que volvió a mis ojos 37 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 de pronto volví a nacer sin haber muerto del todo. y por fin comprendí cuando me quité aquel velo, todo estaba frente a mí y no fui capaz de verlo. Ya no ha vuelto a apretar los puños, si he llorado la rabia que me cegaba en amor se ha transformado Hoy para mí es otro día rayos amarillos azotan mi ventana la luz envuelve mi cuarto violeta con matices blancos llena de gozo y de dicha decido que quiero vivir quiero vivir, y vivo mi nueva vida abrí los ojos por fin, por fin vivo la vida. Maite Gómez M. Sanz Rueda "El Pantano Plateado" 38 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 UNA CARA NUEVA Se decía en el paseo marítimo, que había aparecido una cara nueva, pero no en el sentido de que le faltara un ojo o tuviera tres orejas, fuera horrorosamente hermosa ó extremadamente bella; realmente era una cara como cualquier otra. ...Somos ya muchos los que, a media tarde, cuando la mar platea, extendemos nuestros pequeños negocios a lo largo del paseo. El que no hace trenzas en el pelo, moldea figuras en la arena, toca el yembé o simplemente vende cualquier cosa; en fin que cada uno traemos bajo el brazo nuestras ilusiones que vender para, al menos, ver pasar los días con el sustento necesario. Pero aquella cara no llevaba aparentemente nada que intercambiar por dinero, aun así extendió una pequeña jarapa azulada y se sentó con las piernas cruzadas. Mientras el cielo y la mar se confundían en la oscuridad de su abrazo, los retratos de varios transeúntes me distrajeron lo suficiente como para no darme cuenta de que alrededor de la jarapa se había congregado medio paseo marítimo. Fue disminuyendo el flujo de gente y, poco a poco fuimos recogiendo todos nuestros trastos; pero allí seguía ella, rodeada de gente, así que me acerqué con mi cuaderno, me senté a su lado y empecé a dibujar aquella cara. Las líneas iban dando vida al rostro de mi papel, mientras la gente se marchaba con una pequeña sonrisa de satisfacción, hasta que nos quedamos solos los dos. –Te toca a ti –me dijo, y yo sentí la necesidad incontrolable de sentarme a su lado, sentir sus manos en las mías y, cerrar los ojos... Por un instante indeterminado fui el aire que llena mis pulmones y alimenta cada punto de vida de todo mi ser, y al salir por mis ojos, ya abiertos, me encontré conmigo mismo, pero con un yo mucho más joven, en un lugar del pasado, donde tantos atardeceres pasé con Lucía, y allí estaba ella, a mi lado. 39 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 –¿que te pasa –me dijo–. ¿Sigues pensando en ir a otro lugar a buscarte a ti mismo? –Sí –le dije, dejándome llevar por un deja vui del pasado. –Vete y persigue tu sueño–respondió–. Pero prométeme que cuando lo encuentres, volverás a buscarme. En un abrir y cerrar de ojos todo desapareció y me encontré sentado de nuevo en una preciosa jarapa azul. –¿Cuánto valen los sueños? –le dije a aquella cara que ya no era nueva para mí. –El valor que tú le quieras dar –contestó, y yo no supe qué darle por aquel recuerdo de mi vida que ella había sido capaz de recuperar para mí. Eso es todo por ahora, ya nos veremos, o ya me leerás en otro momento. Un beso, chao Raquel Moya Maurits Cornelis Escher "Ocho cabezas" Xilografia 40 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 UNA HISTORIA DE HOY Cuando tienes cincuenta años como yo tiendes a no esperar ya nada que te haga despertar de un salto, aún no entiendo por qué no tengo a alguien a mi lado que esté dispuesto a dejarse querer. Creo que la última oportunidad la tuve una mañana cuando esperaba el mismo metro desde los últimos veinte años. Con la misma inercia e indiferencia de todos los días, como tardaba un poco me senté en el banco del andén y me puse a leer, entonces oí que alguien me preguntaba algo, levanté la vista y me encontré delante de un hombre que a primera vista me agradó, como yo no sabía bien lo que pedía saqué del bolso un plano del metro. En ese momento se me cayó el libro y un folleto que hacía de marcapáginas, él lo recogió todo rápidamente y al entregármelo se fijó en que era de París, me preguntó lo típico que si había estado, que cuando…poco más, porque enseguida me di cuenta que yo debía coger pronto el metro y él hacer el transbordo que necesitaba, no sé porqué pero le tendí mi mano al despedirnos y el la agarró con fuerza, dijo, ¡por favor! venga aquí mañana a esta hora, la esperaré, yo asentí débilmente y cuando iba a decirle que estaría allí, él desapareció por el pasillo. Mi cuerpo temblaba como si un terremoto hubiese quebrado mi interior. Ya lo creo que estaría. Al día siguiente me senté en mismo el banco del andén, llegué media hora antes, saqué el libro con el folleto de parís y me puse a leer, no conseguí pasar de las dos primeras líneas, me miraba el reloj, el tiempo corría lento, y el…no llegaba, decidí levantarme y recorrer el andén para que me viese mejor, pero enseguida me volví a sentar con el libro abierto, así me encontraría igual que el día anterior. Pasó una hora y dos y tres. No llegó. Lo intenté al día siguiente y también al otro, y ya he perdido la noción del tiempo, quizá han pasado meses, pero yo sigo estando en el mismo sitio a la misma 41 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 hora y con el mismo libro, por si acude, que me encuentre igual que el día que nos conocimos. Mª Jesús Frutos "Símbolos del universo" por Gibon Sengay (1750 - 1837) 42 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 ADVENIMIENTO DE UNA ESTRELLA Al caer la tarde justo al anochecer entonces ocurrió algo que nos hizo enmudecer. Que iba a nacer una dama entre el ocaso y la aurora que iban a llamarla a ella con el nombre de Aroa. Tres estrellas en el cielo nosotros pudimos ver estrellas que presagiaban lo que iba a suceder. Desde entonces todo el mundo estuvo lleno de alegría, alegría que perdura hasta el final de sus días. Homenaje de Fernando Benito a su nueva sobrina. "Torrellín", mascota premiada en el concurso de mascotas de la Biblioteca, por Pedro Caraballo 43 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 NICOLÁS Por haber, lo que se dice haber, hay gente muy rara. Claro está, que todo depende de lo que se entienda por raro, porque esto que voy a contar, a lo mejor lo haría más de uno, aunque desde luego, a mí, no se me ocurriría. Estando yo una tarde en casa, pasó a visitarme mi prima Lucía con su novio Nicolás, a quien yo aún no había tenido el gusto de conocer y, al parecer, distinguido músico de un grupo de rock and roll. Pasamos al salón, tomamos unas cervezas, unos cacahuetes y charlamos un poco. Al tipo, Nicolás, aunque tímido y callado, se le veía buen chico, a pesar de tener ciertos aires de excentricidad, y no tanto porque llevara la nariz, labios, lengua y cejas agujereadas, como por su extraño y reprimido comportamiento que minutos más tarde mostró. Entretanto, me percaté de que su rostro comenzó a teñirse de un color rojo inglés tirando a violeta, al mismo tiempo que apretaba sus puños con un intento, según me pareció a mí, de contener la respiración. Durante un par de minutos más, continuó agarrotado, con el cuello ligeramente alzado y sacando pecho como si estuviera a la espera de que le cayera algo del cielo. Yo no hice la más mínima señal de asombro, esperando que Nicolás parara de una vez por todas de hacer gestos extraños, y proseguí la conversación con mi prima. Súbitamente, el amigo Nicolás alargó su brazo izquierdo, lo puso a la altura del fuego de una vela que había sobre la mesa de la habitación y posó la manga de su camisa sobre la llama. Así, tal y como suena, sostuvo, seguro de sí y de una manera totalmente intencionada, su brazo hasta que la tela comenzó a arder, no sin mostrar una gradual cara de espanto según, imagino yo, comenzaba a notar el calor en su piel y se percataba de que la "bromita" se le había ido de las manos. Y si su cara era de espanto, la mía no la era menos. Comenzamos a gritar y a agitar su camisa ya que el fuego empezó a extenderse por toda ella, consiguiendo finalmente arrancársela de un tirón y pisotearla contra el suelo hasta que el fuego se extinguió. Ya fuera de peligro, los tres, perplejos, nos miramos con los rostros pálidos, 44 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 atónitos, en silencio, tratando, al menos mi prima y yo, de explicarnos que es lo que había ocurrido. Necesitábamos un argumento coherente que diera sentido al comportamiento de Nicolás. Y cual fue mi sorpresa al ver como el genuino y agujereado músico de rock and roll comenzó seguidamente a sonreír con cara de satisfacción, y añadió plácidamente: "un buen susto siempre funciona para quitar el hipo". Alicia Merinero "Sin título, 1995" de Susy Gómez (imagen retocada) 45 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 POEMA BREVE Un pobre castillo derruido pero con historia. Una plaza vista y conocida por la gente. Sus calles cada una diferente, y llamativos sus nombres. Así es Chinchón, mi pueblo durante cuatro años. Belén Hernández "Otirbil". Mascota premiada. Por Jesús López Gaitán 46 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 EJERCICIO A PARTIR DE LA NOVELA "TIEMPO DE CEREZAS" DE MONTSERRAT ROIG En verdad, el trabajo anterior había teñido de gris oscuro mi vida hasta el punto de que mi ánimo estaba tan extraño que casi había dejado de hacer todo lo que antes llenaba mi vida cotidiana. Quizá el hecho de ir alimentando una historia de dos mujeres cuyo mundo en cierta manera yo compartía me traería cierta frescura y equilibrio y me permitiese salir del pozo en el que creo que me hallaba. A medida que leía cosas de Judit iba haciéndome una idea de cómo podría ir construyendo su vida. Una tarde comenzaba a llover y abrí el balcón para disfrutar del olor a tierra mojada y decidí empezar: "Reconozco que soy un poco consumista y que disfruto enormemente cuando me veo en plena vorágine de tiendas. Esa tarde tocaba la ropa interior, la importancia que yo le daba era inversamente proporcional a la que le daba Jaime, mi marido, o sea que le excitaba mucho, más bien era un extraño fetichista, en todos sus espacios tenía guardado algo mío, incluso en un cajón de su oficina, en un fondo falso, tenía unas medias y un liguero. Elegí unas cuantas prendas, pensando si a él le gustarían o no y me metí en un probador. Mientras yo me ponía y me quitaba cosas me pareció oír un sollozo en el probador de al lado, como cada vez se hacía más intenso, pensé que alguien se encontraba mal y me decidí a llamar a la puerta. –¿Está usted bien señora? El sollozo se convirtió en un llanto desesperado y llamé con insistencia. –¡Por favor, abra la puerta, déjeme ayudarla! Seguí sin recibir contestación sólo que esa mujer no paraba de llorar. –Oiga si no me abre tendré que llamar a alguien y esto se va convertir en un desagradable espectáculo, sobre todo para usted. 47 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 De pronto el llanto disminuyó de intensidad y la puerta se abrió. Al entrar encontré a una mujer con el gesto desencajado de dolor, rodeada de ropa por el suelo y con el pecho desnudo pero cubierto con sus brazos. Me dijo que no llamase a nadie, que estaba algo mejor. Le propuse ayudarla a vestirse e irnos de allí y entonces vi la razón de su llanto. Le habían extirpado el pecho izquierdo. Me quedé paralizada pero reaccioné de inmediato, me permití abrazarla ligeramente y vestirla y salimos las dos sin comprarnos nada. Mª Jesús Frutos "Pintura" de Cándido Costa Pinto 48 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 POEMA Qué rubias y extrañas las noches pasadas, qué son si no el eco de tantos momentos. No temo sino que te echaré de menos, que cuanto más lo pienso menos tiempo tengo. Alicia Merinero P. 49 Totum Revolutum, nº3 Octubre de 2001 "Lúcido", mascota premiada en el Concurso de Mascotas de la Biblioteca