Grupo de trabajo del Foro Global de la Economía Social

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Grupo de trabajo del Foro Global de la Economía Social - Medición de impactos de
organizaciones de economía social
Contexto
Adaptado de un extractode: Bouchard, MJ y N. Richez-Battesti, « Conclusion”, in: Bouchard,
M. J. (Ed.) The Worth of the Social Economy, an International Perspective, Bruselas,
CIRIEC / PIE Peter Lang, 2009, pp. 245-248.
La economía social es un polo importante y creciente de utilidad social dentro de una
economía plural, situada entre el sector capitalista y el sector público. A medida que la
economía social tiende a jugar un rol más importante resolviendo nuevos problemas sociales
y respondiendoa nuevas demandas sociales,se plantea la cuestión desus impactos, la forma en
que se miden y por quién.Sin embargo, las metodologías de medición de impacto y los
indicadores específicos para la economía social aún no han ganado un amplio
reconocimiento, ya sea en las esferas políticas o académicas.No hay consenso sobre cuáles
metodologías o indicadores pueden tener en cuenta los caracteres específicos de la economía
social.Esto debilita su posición y reduce su capacidad para participar en los grandes debates
de la sociedad (Rodert, 2014; GECES, 2014).
La economía social ayuda a destacar en las áreas institucionales a aquellas iniciativas que
involucran a ciudadanos, productores, trabajadores o consumidores en la orientación de las
actividades socioeconómicas que son de importancia para ellos.En las últimas décadas, la
economía social ha demostrado ser un importante actor en el mundo desarrollado y en las
economías en desarrollo o en transición. Desempeña múltiples funciones que van desde
proporcionar respuestas a necesidades non satisfechas o mal satisfechas, a la creación de
espacios públicos para debatir sobre el desarrollo y la participación en la planificación de
políticas.La economía social tiene el potencial de actuar como un verdadero polo institucional
de una economía plural, junto con el Estado y los agentes del mercado.
En el contexto actual, donde las señales procedentes del mercado pueden ser más que
dudosas y donde las capacidades de los Estados para regular están siendo constantemente
cuestionadas, todas las formas de organizaciones – ya sean públicas, con fines de lucro o de
economía social – están expuestas a formas más complejas de evaluación con el fin de
mejorar su rendición de cuentas y reforzar su legitimidad.Cada vez más, los marcos de
evaluación y medición tienden a involucrar a los interesados, es decir, aquellos que pueden
influir o ser influidos por las actividades de la organización (Freeman, 1984).Estos pueden
ser internos (miembros, propietarios, gerentes, trabajadores) o externos (clientes,
proveedores, patrocinadores, autoridades públicas, socios económicos, etc.).Esto conduce a
complejizar el ejercicio de evaluación, ya que los criterios de rendimiento y las señales
pueden variar y, a veces, incluso, ser contradictorios.
Contexto
La noción de economía social es polisémica, cubriendo una amplia gama de prácticas.Con
variaciones de un entorno nacional a otro, el presente contexto se caracteriza por la existencia
de diferentes puntos de vista sobre la economía social, que ofrecen la mayor cantidad de
ángulos para apreciar el rendimiento y los impactos.También asistimos a transformaciones
del entorno institucional (marco legal, renovación de la acción pública, etc.) y para la
acentuación de la regulación del mercado (competencia por nichos, pero también
porsubsidios, contratos públicos y donaciones).Los aspectos sociales también tienen su
influencia, como el surgimiento de nuevos movimientos sociales (sociedad civil, aspectos
medioambientales, globalización alternativa, movimientos femeninos etc.), así como la
proliferación de debates técnicos y científicos (el lugar y el rol de la evaluación en elmanejo
de políticas públicas, en la gestión de las organizaciones, etc.).La competencia en la cuenta de
los impactos está aumentando, lo que minar el comportamiento cooperativo y las acciones
complementarias entre las organizaciones. Este contexto afecta las prácticas de evaluación de
la economía social.
A nivel organizativo y sectorial, el hecho de que la economía social combina las misiones
sociales y actividades económicas, que tiene por objeto producir beneficios sin fines de lucro
a los miembros y comunidades, que internaliza los costos sociales y produce impactos
colectivos intangibles a largo plazo, complica los procedimientos de medición de
impacto.Los criterios para evaluar su función socioeconómica y productiva serán muy
diferentes de aquellos que evaluarán su aptitud sociopolítica para fomentar la democracia o la
solidaridad.Si bien los indicadores para la evaluación de las dimensiones económicas pueden
ser bastante consensuales, los relacionados con los aspectos sociales están anclados en una
variedad de configuraciones teóricas, que siguen siendo objeto de debate (Gadrey, 2002;
Perret, 2009).La economía social produce bienes colectivos que pueden ser difíciles de
cuantificar. Además, la cuantificación podría parecer traicionar la propia naturaleza de las
acciones sociales, como el voluntariado o la concesión. La economía social siendo un campo
diversificado, es - sin sorpresa - animada por una variedad de lógicas para la acción.También
tiene fuertes rasgos comunes como un sistema de gobierno que implica la participación de
consumidores, trabajadores o productores en el proceso de toma de decisiones.Otra que
transmitiendo una pluralidad de expectativas, la actividad de evaluación puede llevar también
a la reducción de distancias sociológicas entre lo que de otro modo serían intereses
particulares en conflicto.
Muchos factores institucionales han influido en las prácticas de evaluación de la economía
social en las últimas dos o tres décadas. Un primer factor tiene que ver con la capacidad de
respuesta de la economía social en su entorno. Nuevas organizaciones de economía social
están cada vez más presentes en los servicios de interés general (salud, servicios sociales,
etc.), en la creación y formación para el empleo (trabajadores colectivos, inserción laboral,
etc.) y necesidades de la comunidad (cuidado de niños, atención domiciliaria para ancianos,
actividades juveniles, etc.).Por su parte, los sectores tradicionales de la economía social
(agricultura, servicios financieros y de seguros, consumo, etc.) se enfrentan a una
competencia más fuerte, acelerada por la liberalización del comercio y la desregulación.La
diferenciación puede llegar al mostrar cómo la economía social en su conjunto – nuevos
sectores emergentes y de larga duración, actividades comerciales y no comerciales,
orientaciones de interés mutuo y de interés general –se lleva a cabo en tiempos difíciles o de
crisis (Draperi, 2009).Un segundo factor es la tendencia generalizada de la mercantilización,
lo que aumenta la competencia por los recursos de todo tipo; humanos, financieros, de
reputación, etc.Lo que nosotros consideramos como "mercado" no está relacionado
únicamente con intercambios monetarios comerciales, sino que también se refiere a la
competencia por los recursos públicos, las donaciones, incluso los trabajadores voluntarios.
Los contratos, las licitaciones y los sistemas de vales introducen incentivos de mercado en
servicios proporcionados formalmente por autoridades públicas o por la familia y diversas
formas de caridad (Enjolras, 2009).
En el ámbito social, asistimos a la creciente participación de la sociedad civil, tanto en los
antiguos regímenes autoritarios (por ejemplo, Brasil, Portugal) y en las democracias más
antiguas (por ejemplo, Francia, Quebec, Reino Unido, Estados Unidos).Las demandas para
una mayor participación por parte de los ciudadanos se han visto acompañada por la
descentralización de servicios públicos y el aumento de responsabilidades y poderes de las
organizaciones locales.La cuestión de un desarrollo sostenible, la preocupación por la
preservación del medio ambiente, el problema de la seguridad alimentaria y el tema de la
gobernabilidad ética, han aumentado la preocupación del público en general sobre la
economía.Los agentes financieros privados quieren hacer equipo pero esperan beneficios
sociales de su inversión.La profesionalización de las actividades de evaluación también
revela la importante cuestión de la legitimidad: ¿quién tiene derecho a solicitar una
evaluación, con qué propósito, con qué consecuencias para los interesados?Las autoridades
evaluativas desempeñan una doble función de control y legitimación.La proliferación de
empresas de consultoría y de auditoría especializadas, la aparición de organismos de
acreditación y el levantamiento de metodologías que pretenden ofrecer indicadores
universales muestran que el juego se desarrolla en un nivel diferente de lo que era hace diez o
veinte años.
Preguntas
¿Por qué es importante medir los impactos de la economía social? ¿Porqué se considera a
veces como una amenaza? Se toma debidamente en cuenta la diferencia de impacto entre
hombres y mujeres?¿ Cuáles son los indicadores y metodologías apropiados? ¿Quién debe
realizar la evaluación, en qué contexto? ¿La medición del impacto no cubre por completo lo
que produce la economía social? Este taller reunirá a los participantes con interés y
experiencia en la materia procedentes de diferentes horizontes (orden público, donantes,
actores de la economía social y solidaria, institutos de investigación, etc.).
Referencias
Draperi, J.F., « Au bénéfice de la crise. Pour un projet d’économie sociale et solidaire »,
RECMA Revistainternacional de economía social, No. 313, p. 19-35, 2009.
Enjolras, B., “The Public Policy Paradox. Normative Foundations of Social Economy and
Public Policies. WhichConsequencesforEvaluationStrategies?”,en: Bouchard, M. J. (Ed.) El
valor de la economía social, una perspectiva internacional, Bruselas, CIRIEC/ PIE Peter
Lang, p. 43-62, 2009.
Freeman, R.E., Strategic Management: A Stakeholder Approach, Boston, Pitman, 1984.
Gadrey, J.,Bénéficescollectifs, externalités collectives, et
économiesolidaire :comentariossobre el informeeuropeo del CRIDA, Lille, Universidad de
Lille 1, Laboratorio CLERSE, 2002.
GECES, Subgrupo del GECES en la medición del impacto social, Approches proposées pour
la mesure de l’impact social, Bruselas, Comisión Europea, Dirección General de Empleo,
Asuntos Sociales e Inclusión, 2014.
Perret, B., “Evaluating the Social Economy. Clarifying Complex Rationality”, en: Bouchard,
M. J. (Ed.) The Worth of the Social Economy,unaperspectivainternacional, Bruselas,
CIRIEC/ PIE Peter Lang, p. 35-42, 2009.
Rodert, A., Avis du Comité économique et social européen sur ‘La mesure de l’indice social’.
Dictamen de iniciativa, Bruselas, Diario oficial de la Unión Europea,2014, C 170-18.
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