Víctor Hugo Tejada Hernández

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¿Eres
Eres merecedor de tu sociedad, de
acuerdo
al
rol
que
en
ella
desempeñas?
Por Víctor Tejada - UPNFM
P
ara revelar el grado de pertenencia que tiene un ciudadano dentro de la
sociedad podríamos hacer una semejanza con el rol del accionista o dueño de
una empresa privada. Para éste, su derecho a tomar decisiones
y el gozar de los
beneficios que resulten de la gestión empresarial, descansa en el valor de sus acciones. No
obstante, en la sociedad, cada ciudadano tiene un derecho ya sea a tomar sus propias
decisiones, como a gozar de los beneficios cualquiera que sea su posición económica o
social; y los resultados de la gestión de la sociedad (en términos económicos llamado
“rentabilidad”) debe beneficiar a todos los integrantes de la sociedad sin ninguna
exclusión.
En las actividades ejecutadas por la sociedad, el objetivo principal debe ser el desarrollo
integral del ser humano como persona tanto individual como solidaria. Los recursos
materiales deben ser utilizados como medios para lograr dicho fin, y los resultados
desprendidos de ella, sean estos económicos vendrán por añadidura. Ha llegado el tiempo
en el cual debemos pensar, pero hacerlo no de forma individual, sino tomando en cuenta
a la otra gran mayoría, allí es donde en nuestra conciencia aparece un sentimiento que
nos satisface y nos vuelve la confianza y la seguridad de que vamos por buen camino. Y si
consideras que esta sociedad te pertenece: ¿Qué haces por ella? ¿Eres solidario?
¿Colaboras? ¿Participas? ¿Estás conforme con la actividad que desarrollas?
Profundizaré un poco más en un fantasma que recorre nuestra Honduras: el fantasma de
la Evasión Fiscal. Aunque hay que admitir que en los últimos años ha perdido fuerza,
todavía existen sectores de nuestro país que están siendo perseguidos por este flagelo. La
evasión es uno de los principales problemas que debe afrontar la administración tributaria
en Honduras. Los causales que la provocan son numerosos, uno de ellos ha sido poca
educación tributaria de la población.
Países en desarrollo de América Latina se ven ante el grave problema de lograr el
cumplimiento voluntario de la obligación tributaria formal y material, en atención,
fundamentalmente, a que los sectores de menores recursos ven al tributo como una
exigencia que le impone el Estado y que agrava aún más su estado de pobreza. Por otra
parte, existe en estas sociedades una conciencia de falta de equidad en los sistemas
tributarios, ya que existe desconfianza generalizada acerca del destino de las sumas
recaudadas; se considera que los gobernantes utilizan los fondos para su enriquecimiento
personal, si por el contrario se hiciese una correcta distribución, el contribuyente
cumpliría con el pago de sus cargas tributarias sabiendo en qué se invierten los fondos,
beneficiándose de esta manera con los servicios públicos. Actualmente se están tomando
iniciativas por parte de la Dirección Ejecutiva de Ingresos (DEI) en conjunto con centros de
enseñanza (Institutos de Educación Secundaria y Centros Universitarios), todo con el
objetivo de educar y hacer conciencia en la juventud a fin de lograr el cumplimiento
espontáneo de la obligación tributaria en el país. Considerando que la introducción de la
enseñanza en las escuelas primarias y secundarias de este deber cívico incrementaría la
conciencia tributaria desde temprana edad, es aconsejable educar en las escuelas sobre
cómo funcionan los programas sociales y económicos, y de dónde provienen los fondos
para solventarlos.
Hoy por hoy, existe una concientización de que los bienes y servicios públicos deben ser
provistos gratuitamente por el Estado, como si éste lo pudiera generar sin recursos
económicos. De allí, quizás, provenga el mal uso y descuido que se efectúa de los bienes
del Estado por la población. La enseñanza debe recaer sobre la importancia de la
recaudación impositiva, que da origen al beneficio de la sociedad al poder disfrutar ésta
de los servicios públicos que brinda el Estado y que no puede obtener de la economía de
mercado. Creyendo que la educación de la población es el punto fundamental a
considerar en toda política tributaria que pretenda el cumplimiento espontáneo,
se debe tener en cuenta que uno de los objetivos del impuesto es el siguiente: La
comunidad contribuye equitativamente con la carga tributaria, el Estado en sus diferentes
órdenes, nacional, departamental y municipal recauda y administra con el fin de satisfacer
las necesidades públicas previstas: salud, educación, seguridad, y otros. Por lo que los
porcentajes de imposición que le corresponden a cada uno debieran ser justos y
equitativos pues de lo contrario se produce en el agente económico una conducta poco
confiable en el cumplimiento.
Si bien en los países latinoamericanos la evasión tributaria responde a una razón
económica, también en muchos casos la misma obedece a la desinformación de la
población que desconoce la obligación tributaria que la ley impone, las constantes
reformas tributarias, nueva tecnología informática, u otros.
Ante el desconocimiento de la población de la normativa aplicable se hace necesaria la
intervención de los organismos intermedios, colegios profesionales, asociaciones
profesionales, a fin de que capaciten a sus miembros a través de cursos, seminarios, y
otros, con el fin de asesorar correctamente a los contribuyentes que los consulten. Otro
de los medios que contribuye a fomentar la conciencia tributaria es la publicidad, pero el
inconveniente con el que se tropieza es la poca efectividad de las políticas de
redistribución del ingreso. Debe hacerse hincapié en lo que el Estado ha realizado y va a
realizar con lo recaudado. A través de la publicidad también se puede informar sobre las
normas jurídicas vigentes, los formularios a utilizar para los pagos, lugares de atención,
etc., facilitando al contribuyente la tarea del pago del tributo. Se sugiere que el mensaje
sea positivo y no amenazador, a fin de lograr una mejor predisposición del agente
económico.
Asimismo se debería aplicar una publicidad inductiva que despierte el sentido de
solidaridad con el resto de los contribuyentes, alentando el cumplimiento voluntario y
espontáneo a fin de evitar mayor onerosidad en el pago de los tributos, tanto niños como
adolescentes y jóvenes deberíamos tomar conciencia e interesarnos en el cumplimiento
de la obligación tributaria. Debemos comprender que el cumplimiento del pago de
tributo es la expresión máxima de solidaridad que el ciudadano puede tener con sus
conciudadanos; debe tenerse en cuenta que la carga tributaria no supere la capacidad
contributiva del ciudadano y que la recaudación tributaria cumpla con sus finalidades
públicas.
Reconocemos que es una tarea difícil que llevaría más de una generación, por lo que
consideramos conveniente que la tarea educativa se efectúe en forma sistemática en
todos los niveles educacionales. En esta tarea nos encontramos por un lado, con la
dificultad del mal ejemplo de los medios de comunicación –televisión- sobre todo a través
de las ostentaciones de políticos y por otro, en determinadas circunstancias en los propios
hogares los padres tienden a evadir impuestos. De allí que es aconsejable la valoración
social de comportamientos individuales de cumplimiento. El ciudadano debe exigir la
prestación de los servicios públicos y tomar conciencia de que la importancia de aumentar
la recaudación radica en la posibilidad de que las obras y los servicios públicos sean
soportados por recursos genuinos, mejorando, de esta manera, la satisfacción de las
necesidades públicas. Los impuestos no son el único ni necesariamente el mejor medio
para concurrir a la solidaridad, pero bien administrados es un medio idóneo. Estos se
convierten en una forma de equitativa solidaridad hacia los otros miembros de la
comunidad nacional o internacional o hacia las otras generaciones. Los impuestos
correctamente aplicados, posibilitan la solución de exigencias éticas, pues mediante
contribuciones adecuadas a la capacidad de cada ciudadano, el Estado promueve servicios
para todos, subvenciona iniciativas sociales e impulsa el desarrollo nacional, tanto en el
área rural como en las zonas urbanas.
En síntesis, el sistema tributario hondureño deberá desplegar con enorme esfuerzo un
conjunto de medidas que tiendan a formar una mejor conciencia tributaria. A la vez debe
poseer los recursos económicos que faciliten las condiciones sociales y así establecer el
bien común. Como merecedores de esta parcela de tierra que el Creador nos la dio en el
corazón de América, debemos sentir no el compromiso sino la voluntad de ser
colaboradores, de adoptar actitudes que conlleven al bienestar de nuestros hermanos,
aquellos a los cuales van destinados los frutos de nuestras acciones. Debemos ser
conscientes que al no pagar nuestros tributos asumimos el riesgo de la acción represiva
del Estado e incluso estamos expuestos a un riesgo peor: el de ser despreciado por
quienes no nos comprenden.
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