Eje temático: Estado de Derecho constitucional y convencional. Título:LAS DIFERENCIAS: «ESTADO LEGAL DE DERECHO/ESTADO CONSTITUCIONAL DE DERECHO», o mejor «LEY/CONSTITUCIÓN». Autor de la ponencia: Leandro Ríos. Dirección Postal: Calle Salta Nº 31, ciudad de Paraná – Provincia de Entre Ríos – República Argentina. Código Postal 3100. Teléfono: 0054 - 0343 - 4312216 Correo electrónico:[email protected] Nacionalidad: Argentina Institución de pertenencia: Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral (FCJS – UNL) Palabras claves: «Estado legal de Derecho/Estado constitucional de Derecho»; «Ley/Constitución»; «Vigencia/Validez»; y «Democracia/República» Resumen de las conclusiones: El «Estado Legal de Derecho» puede ser considerado la primera revolución jurídica formal e indispensable para la segunda revolución jurídica sustancialista efectuada por el «Estado Constitucional de Derecho». Los binomios «Ley/Constitución»; «Vigencia/Validez»; y «Estado democrático/Estado de derecho y Estado social» o «democracia/república», se corresponden proporcionalmente. La dimensión democrática es meramente formal e instrumental. La dimensión de derecho o republicana, es prioritaria axiológicamente a la democracia. 1 LAS DIFERENCIAS: «ESTADO LEGAL DE DERECHO/ESTADO CONSTITUCIONAL DE DERECHO» o mejor:«LEY/CONSTITUCIÓN». §1.Caracterizaciones usuales del «Estado Legal de Derecho» y del «Estado Constitucional de Derecho» Es común, en la crítica al iuspositivismo clásico o paleopositivismo, contrastar los modelos del Estado legal de derecho (ELD) y del Estado constitucional de derecho (ECD), señalando la clara instancia superadora que significa diseñar un sistema de legitimación jurídico – constitucional, que provea de validez al ordenamiento jurídico y a la propia norma jurídica1. Es obvio que no debe identificarse la expresión ECD con aquellas organizaciones jurídico – políticas que solamente reconocen una constitución escrita o rígida sancionada, pues de lo que se trata es de un concepto teórico, ideal y abstracto, cuya realización programática concreta en el seno de la realidad social siempre será preservada como aspiración. Al igual que la línea del horizonte es un anhelo al cual es posible aproximarse pero nunca alcanzar. Pero invocando la comparación podemos – de modo breve – decir que en el ELD, el concepto derecho se identifica con la «ley», mientras que en el ECD, la sinonimia se predica con la «constitución» como fuente de validación y de ese modo con una serie de Principios jurídicos y valores fundacionales cuya génesis o procedencia se discute, en el sentido de si los mismos provienen de fuentes externas o internas al propio ordenamiento jurídico.En la terminología propia del «garantismo funcional»2, se expresa la diferencia ELD/ECD, con el binomio conceptual«ley/constitución». Mientras que el ELD postuló la noción de la legalidad formal o mera legalidad, según la cual una norma jurídica, cualquiera sea su contenido, existe y es válida en virtud de sus formas de producción (competencia y procedimiento) y de esta manera provocó un radical cambio de paradigma al separar derecho y moral o, de otro modo,«validez» y «justicia», el ECD emergió de la positivización de los derechos fundamentales como límites y vínculos sustanciales a la legislación positiva, traduciendo una alteración interna al modelo precedente.3 1 (Vigo 2012), realiza un estudio comparativo de 28 aspectos o tópicos. La denominación elegida para mentar aquella concepción sobre los «sistemas jurídicos» (sea norma u ordenamiento jurídico con el mismo nivel de complejidad) como una ―nueva‖ teoría general del derecho, aún es provisoria, pues se trata de construcciones teóricas que se encuentran en plena elaboración iniciada por el Profesor José Luis Serrano Moreno (UGR) y que sus últimos alcances e implicancias aún están por evaluarse. Mientras tanto, nos interesa dicha formulación como esquema teórico general del cual servirnos, en tanto se posa en un diálogo tan posible como necesario entre dos construcciones teóricas incorrectamente presentadas como antagónicas: el «garantismo» como una nueva teoría de la «unidad», de la «coherencia» y de la «plenitud», que impugna la teoría general del derecho concebida como un ―todo‖ compuesto de ―partes‖ (la teoría del ordenamiento por un lado y la teoría de la norma por otro); y la «teoría de los sistemas», concebida como una teoría de la diferenciación funcional – sistémica y a su vez como una teoría de la complejidad jurídica. Mientras el «garantismo» (re)programa los sistemas jurídicos en la orientación de los derechos fundamentales, optimizando su función limitadora de los poderes de hecho; el «análisis funcional» aporta un complemento indispensable para la construcción de una teoría de la sociedad y de cada uno de los sistemas, dado que también una correcta descripción funcional contribuye a programar mejor la operatividad de las garantías. 3(Ferrajoli 2001), pág. 66 y siguientes 2 2 Así, en el ELD la imagen del juez está limitada por la interpretación exegética y gramatical de la «ley», siendo su labor la de realizar meras subsunciones y solamente se encuentra excepcionalmente habilitado para apartarse de dicho método interpretativo en pos de un camino teleológico, sistemático o histórico, ante la imposibilidad de aplicar exclusivamente ―la letra de la ley‖ y dar cumplimientoa la obligación de dictar sentencia. En otras palabras, el juez del ELD solamente atiende a la «vigencia» de la norma (procedimiento y competencia) respecto del caso, sin efectuar un análisis crítico – sustancial sobre su correspondencia o coherencia material con la «constitución». En esta línea el intérprete actúa como si la norma preexistiera al caso. En el ECD el juez reconoce como prioritaria su vinculación con la «constitución», en tanto programación de todo el sistema jurídico normativo y además de realizar el juicio de «vigencia», es decir, de interpretar y argumentar sobre elementos normativos existentes en el ordenamiento jurídico, efectúa un examen material de la norma que construye para el caso en el propio momento de argumentar, respetando determinadas técnicas constructivas. Mientras que el «intérprete» en el ELD se vale de las fuentes de derecho4 clásicamente enunciadas: «ley», costumbre (interpretativa o extensiva), Principios generales del derecho y, en menor medida, la doctrina y la jurisprudencia, todas ellas estructuradas teóricamente de modo jerárquico, enumeradas exhaustivamente, de generación exclusivamente estatal y textualmente demarcadas, el «argumentador» del ECD se sirve de un plexo de argumentos no taxativos, cuya ordenación no reconoce ningún recaudo de prelación, su generación puede ser incluso paraestatal (por la crisis de la noción de soberanía) o bien reconoce específicos ámbitos (fenómeno de particularización u opacidad5), condicionando la relevancia de la expresión textual de la «ley». §2. Sobre la relación condicionante entre el «Estado legal de Derecho» y el «Estado Constitucional de Derecho». Ahora bien, en un ensayo de defensa matizada del Estado legal de derecho, nuestra primera tesis reza del siguiente modo: la existencia y desarrollo del modelo del Estado constitucional de derecho, reconoce como condicionante previo la existencia, desarrollo y declinación del Estado legal de derecho. De otro modo: sin ELD hubiese sido imposible concebir el ECD. En la descripción usual del modelo ELD se suele relativizar, al menos desde teorías cercanas al «iusnaturalismo» («validez» = «justicia») y/o al «iusrealismo» («validez» = «eficacia»), el ―logro evolutivo‖ que significó alcanzar la noción de legalidad formal o mera legalidad. 4 (Fioravanti 2007), pág. 108, sostiene que el estatalismo liberal del siglo XIX en Europa, abandona la supremacía constitucional, tanto como norma directiva fundamental y también como norma fundamental de garantía, considerándola fruto específico del tiempo de las revoluciones que debe ser superado en nombre de nuevas exigencias, desarrollando a gran escala el derecho infra – constitucional. 5 Sobre la opacidad del derecho, como expresión que denuncia un entramado normativo cada vez más dificultoso de conocer y operar, ver (Cárcova 1991). 3 La defensa matizada que se intenta, se dirige contra los que consideran prescindente, por innecesario, el ELD sosteniendo que por vía de la identificación de justicia con validez (iusnaturalismo) o eficacia con validez (iusrealismo), se hubiese podido alcanzar el modelo del ECD6.La idea de «ciudadanía» (como el derecho a tener derecho, o bien la capacidad de titularizar derechos), si bien fue fundida y confundida con la noción de «nacionalidad» (mera capacidad de obrar o ejercer derechos), constituyó la primera revolución jurídica formalista que desmontó el derecho pre – moderno, que distinguió para siempre derecho y moral, y que exhibió el carácter totalmente artificial, convencional y ficcional del derecho existente7. Así como desmontó una sociedad estamental, también al ELD se le debe la noción instrumental de «democracia» (gobierno de la mayoría, por la mayoría), insustituible en el paradigma del ECD y si es posible aspirar a un modelo que equilibradamente reúna la dimensión de lo decidible por mayoría (democracia), de no decidible ni siquiera por mayoría (liberal o de derecho) y de lo que no se puede dejar de decidir ni siquiera por mayoría (social), es porque lo hacemos sobre los hombros de modelo de ELD8. Esta relación de necesariedad entre el ELD y el ECD, debe dejar claro que se trata de una diferenciación temporal e histórica y no un mero invento metodológico.Se trata de un ―logro evolutivo‖, que lleva como antecedentes la experiencia de la segunda guerra mundial sobre sus espaldas, y que fundamentalmente reconoce que lo fáctico, que nos ilustra sobre la eficacia de las normas en la realidad, no debe de afectar el juicio de validez como juicio de legitimidad de la misma, más aún del propio ordenamiento jurídico. §3. Paralelismos de las diferencias: «ley/constitución», «vigencia/validez» y «democracia/estado de derecho y social» Además, y como segunda tesis, se señala que la distinción «ELD/ECD» o«ley/constitución», se corresponde de modo perfecto con la diferencia «democracia/república», o mejor aún, con el binomio «vigencia/validez». La «democracia» como procedimiento formal de decisión (quién decide y cómo decide) requiere básicamente dela competencia, es decir, el ámbito de la potestad de un órgano para producir derecho y delprocedimiento, lo que se refiere a la corrección formal del ejercicio de la propia potestad productora de derecho. Ésta es la dimensión propia de la «vigencia» como mera constatación de la existencia de la norma en el interior de un sistema jurídico y que queda limitado al control sobre el cumplimiento de los recaudos formales ya mencionados: «competencia», «procedimiento» y a las dimensiones de «espacio», «tiempo», «materia» y «destinatarios». 6 Si bien esta defensa matizada puede advertirse en la obra de (Ferrajoli 2001) (Ferrajoli 2006) (Ferrajoli 2010), como el propio (Serrano 1999), es posible que no sea la conclusión de (Fioravanti 2007), en el capítulo 4, cuando solo describe la reanudación de un protagonismo de la Constitución simplemente olvidado en el siglo XIX. 7 (Ferrajoli 2001), pág. 65 y siguientes, a propósito del constitucionalismo como nuevo paradigma en el derecho internacional. Cabe recordar que Ferrajoli utiliza el binomio persona/ciudadano, mientras que por el sentido jurídico –político más determinado, nosotros suplantamos dicha diferencia por el binomio ciudadanía/nacionalidad. 8 Parafraseamos a Capella, cuando elogiando a Kelsen sostuvo que: “…si los juristas del siglo XX pueden ver más lejos que él, es, como diría Bernardo de Chartres porque están montados sobre sus hombros”(Cárcova 2007), pág. 82 con cita de Capella, Juan R. ―Materiales para la crítica de la filosofía del Estado‖, Fontanella, Barcelona, 1976. 4 La «vigencia» no obstante ser un juicio formulado en o hacia el interior del «sistema jurídico», es a la vez un juicio técnico y fáctico – demostrativo, textual, que soporta la prédica sobre su verdad/falsedad y por ende es binario y posibilístico, sin limitación a la arbitrariedad de la mayoría9. Pero como ya se mencionara, aquello sobre lo cual ni la mayoría por mayoría puede decidir (dimensión liberal o derecho), o dejar de decidir (dimensión social), se vincula directamente con el concepto de «validez», siendo la «vigencia» su único presupuesto, pues sólo las normas existentes en el ordenamiento jurídico pueden ser válidas (tesis de la ―cuasi – autonomía‖ del concepto de «validez»). Así como a la «vigencia» de la norma se la identifica con la existencia democrática de la misma en el ordenamiento jurídico (pertenencia al ordenamiento jurídico), a la noción de «validez» se la relaciona con la obligatoriedad constitucional de la norma en un sistema jurídico10, siendo un juicio gradual, probabilístico, valorativo, argumentativo, interno al sistema jurídico, textual y cuya arbitrariedad se encuentra limitada o contenida a la propia formalidad. Por lo demás, se formulan dos sub – tesis: la insuficiencia democrática y la prioridad axiológica del Estado de derecho por sobre el Estado democrático. §4. Tesis de la insuficiencia democrática La legitimidad democrática es condición necesaria pero no suficiente para la «validez» jurídica. En tal sentido surge claro que en la relación entre los sistemas políticos con los sistemas jurídicos, «democracia» puede ser asimilado a la dimensión de la «vigencia», pues en la misma medida que la producción normativa sea emitida por el órgano competente en virtud de otra norma superior y respete el procedimiento allí establecido, dicha condición es automáticamente adquirida por la norma.De modo contrario: si falta la competencia o el procedimiento está viciado, la norma no está vigente. Por ello, tanto «democracia» como «vigencia», constituyen un peldaño insuficiente para la construcción del estado de derecho y del estado social, o si se quiere de la «validez», tanto de la norma como de todo el ordenamiento jurídico. La indagación sobre quién y cómo promulga la norma, es una clásica pregunta del ELD, en el ECD a dicho interrogante se le adiciona la preocupación de correspondencia sustancial (coherencia) con el programa constitucional de validación. §4. Tesis de la prioridad axiológica El Estado de Derecho es axiológicamente prioritario y actúa como límite superior y sustancial sobre el Estado democrático, exactamente del mismo modo en quela «validez» lo hace con la «vigencia». Expresado silogísticamente rezaría del siguiente modo: Premisa Mayor: entre «validez» y «vigencia» hay una nítida relación de jerarquía. Premisa Menor: «validez» es a «Estado de Derecho» o «república», lo que «vigencia» es a «democracia». 9 (Serrano Moreno 1999), pág. 51. (Serrano Moreno 1999), pág. 24/25 10 5 Conclusión: entre «Estado de Derecho» (o «república») y «Estado democrático» (o «democracia»), hay una nítida relación de jerarquía. Existen posturas que no aceptan una noción tan formal e instrumental de «democracia», concebida sólo como un conjunto de reglas en virtud de las cuales quién decide es la mayoría y cómo decide es por mayoría, pues ello supone que la democracia es un atributo que exclusivamente se predica del Estado. Estas objeciones consideran que la «democracia» puede también predicarse como una cualidad de la propia sociedad. Dicho debate puede reducirse a un problema terminológico, generado por la propia polisemia del término, pero podríamos aceptar que en los rangos dela misma, se puede reconocer un contenido material máximo que contempla a la dimensión de derecho, pasando por contenidos intermedios y por último un contenido mínimo: sólo reglas que otorgan competencia a la mayoría e instauran procedimientos de decisión pública mayoritaria. Este concepto mínimo, formal e instrumental, cuyo logro se lo debemos al ELD, permite su utilización como denominador común habilitando la posibilidad de sostener la diferencia conceptual democracia/estado de derecho. Una segunda objeción al paralelismo propuesto entre Estado democrático/Estado de derecho, proviene de la propia teoría kelseniana y se formula con la observación de que todo Estado es un Estado de derecho, porque la propia naturaleza normativa del Estado exige la superación del dualismo entre lo jurídico y lo estatal. A ello debe responderse que: del mismo modo en que el Estado no ha existido siempre, el Estado de derecho tampoco, añadiendo que el nacimiento del Estado y del Estado de derecho no es sincrónico o contemporáneo, pues el absolutismo como etapa histórica en que existió sólo el Estado, pero no el Estado de derecho, es la demostración cabal de la diferencia. Los límites anteriores al poder – éticos, religiosos y naturales –, no dan lugar a la configuración por sí del Estado de derecho. Entonces, cuando se distingue «Estado democrático/Estado de derecho», se realiza una diferenciación funcional en el seno del Derecho, que persigue formalizar el poder. La noción garantista del derecho recuerda que el Derecho no es poder, sino una utilización determinada del poder o, de otro modo, el Derecho es un límite al poder constituyente. Por último, también es cierto que la concepción meramente instrumental de democracia debe explicar que ni siquiera democráticamente (la mayoría por mayoría), puede decidir usando un método distinto al democrático. De nuevo: sobre el proceso democrático de la decisión, no se puede decidir ni siquiera por procedimiento democrático, ergo existe un derecho fundamental a la democracia, sobre lo que ni siquiera democráticamente se puede decidir. Con ello se demuestra acabadamente la prioridad axiológica de la garantías de los derechos fundamentales (Estado de derecho) por sobre los procedimientos de decisión democráticos. §5. Conclusiones: El ELD puede ser considerado la primera revolución jurídica formal e indispensable para la segunda revolución jurídica sustancialista efectuada por el ECD 6 Los binomios «Ley/Constitución»; «vigencia/validez»; y «democracia/república (Estado de derecho y Estado social)», se corresponden proporcionalmente. La dimensión democrática es meramente formal e instrumental. Ladimensión de derecho o republicana, es prioritaria axiológicamente a la democracia. §6. Bibliografía: Cárcova, Carlos María. "Las teorías jurídicas post positivistas". 1ª. Buenos Aires: Lexis Nexis, 2007. Cárcova, Carlos María. «"Sobre la comprensión del derecho".» En "Materiales para una teoría crítica del derecho", de AAVV, 219 a 231. Buenos Aires: Abeledo - Perrot, 1991. Ferrajoli, Luigi. "Derechos y garantías. La ley del más débil". 2ª. Traducido por Perfecto Andrés Ibáñez y Andrea Greppi. Madrid: Trotta, 2001. —. "Garantismo. Debate sobre el derecho y la democracia". 1ª. Traducido por Andrea Greppi. Madrid: Trotta, 2006. —. «"Para una reformulación epistemológica de la teoría del derecho".» Traducido por Raquel Delfino, Zulma Dubouloy y Norma Toniutti. Santa Fe: Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Universidad Nacional del Litoral, 18 de mayo de 2010. Fioravanti, Maurizio. "Los derechos fundamentales. Apuntes de historia de las constituciones". 5ª. Madrid: Trotta, 2007. Serrano Moreno, José Luís. "Sistemas jurídicos. Líneas básicas para una teoría general". Granada: inédito, 2007. Serrano, José Luís. "Validez y vigencia. La aportación garantista a la teoría de la norma jurídica". 1º. Madrid: Trotta, 1999. Vigo, Rodolfo L. «"Del Estado de derecho legal al Estado de derecho constitucional".» "La Ley - Constitucional", 2 2012. 7