gestión de áreas naturales protegidas e ingeniería agronómica

Anuncio
GESTIÓN DE ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS E INGENIERÍA AGRONÓMICA
1
2
Caldevilla, G.F. y Quintillán, A.M.
Comisión Mundial de Áreas Protegidas (CMAP) en Uruguay de la Unión Mundial para la
Naturaleza (UICN) Montevideo, Uruguay
1
2
[email protected] , 099651291; [email protected]
RESUMEN
La temática de áreas naturales protegidas (AP) se desarrolla en Uruguay a partir de que la
Facultad de Agronomía de la Universidad de la República introduce esta disciplina en la
década del ’40, cuando el Ing. Agr. Gabriel M. Caldevilla realiza un posgrado al respecto en la
Universidad de Michigan, y luego de aprobado el plan de estudios en 1963, es docente de esta
materia al formalizarse el curso de AP en la Orientación Forestal.
En el año 2000, se sanciona la Ley N º 17.234 y el país se aboca a la creación de un Sistema
Nacional de Áreas Protegidas (SNAP).
Dadas las características de nuestro territorio, las AP surgen de tierras afectadas a actividades
productivas y son otra alternativa de uso de la tierra.
Para garantizar los objetivos de conservación de las AP, su gestión requiere aplicar un enfoque
global, integrador y participativo en la planificación y ejecución de actividades de manejo o
aprovechamiento de los recursos naturales y de la biodiversidad.
Según Peter Senge, para que una gestión sea holística, el primer desafío es comprender el
sistema mayor en el cual se está inserto.
Sin duda, los ingenieros agrónomos son amplios conocedores de nuestro territorio y de las
disciplinas vinculadas a las actividades productivas y de conservación de la biodiversidad que
pueden desarrollarse en las AP. Entre ellos se encuentran los profesionales idóneos para
definir el uso del suelo, las restricciones y las recomendaciones de manejo, así como para
liderar la investigación aplicada y los procesos de transferencia y adopción de nuevas técnicas
en las AP.
En el presente trabajo, se analiza la normativa vigente y algunos procesos de incorporación de
AP al SNAP, que evidencian la necesidad de incrementar y profundizar la participación de los
ingenieros agrónomos, para generar pautas, metas y objetivos ajustados a la realidad de
nuestro país.
Creemos que los colegas agrónomos deben participar activamente en la creación y gestión de
áreas protegidas y aportar sus conocimientos para la conservación de la biodiversidad.
1.
INTRODUCCIÓN
Los colegas ingenieros agrónomos fueron los primeros en tratar la temática de áreas
naturales protegidas (AP) en nuestro país. La Facultad de Agronomía de la Universidad de la
República introdujo esta disciplina en la década del ’40, cuando el Ing. Agr. Gabriel M.
Caldevilla realiza un posgrado al respecto en la Universidad de Michigan. Luego de aprobarse
el plan de estudios en 1963, y formalizarse el Curso de AP en la Orientación Forestal, el Ing.
Caldevilla (quien alcanzó el título de Profesor Emérito) se desempeñó como docente en este
curso, denominado actualmente “Planificación de Áreas Silvestres” (1).
Al crearse la Dirección Forestal, Parques y Fauna en 1966, se inician los primeros trabajos
técnicos de creación de AP, pero dado la predominancia del régimen de tenencia basado en la
propiedad privada de la tierra, se limitó tanto el proceso de incorporación de AP como la
anexión de tierras privadas a los terrenos fiscales identificados para su conservación y, en el
largo plazo no logró desarrollarse un Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP).
Recién en el año 2000, se sanciona la Ley N º 17.234 y el país se aboca a la creación del
SNAP (2).
En el presente trabajo, se analiza la normativa vigente y algunos procesos de
incorporación de AP al SNAP, que evidencian la necesidad de incrementar y profundizar la
participación de los ingenieros agrónomos en la creación y gestión de estas áreas.
2.
MATERIALES Y MÉTODOS
Para la elaboración de este trabajo, se analizó la normativa y diversos documentos
técnicos vinculados a la creación del SNAP, así como publicaciones referidas a la materia.
1
Entre la normativa analizada, se tuvieron en cuenta tanto normas recientes (Ley N º 17.234
de creación del SNAP del año 2000 y Decreto N º 52/005), como leyes y decretos anteriores
(algunos de comienzos del siglo pasado) referidos a la creación de AP, a partir de tierras
fiscales o en vías de expropiación (3).
Cabe mencionar que, los autores participaron en las instancias de elaboración de las
normas y de los documentos citados, así como en las estructuras organizacionales
establecidas en la normativa y, también, en eventos específicos desarrollados a nivel nacional
e internacional. Esta participación les ha permitido disponer de información, no sólo sobre los
resultados obtenidos, sino de los conceptos manejados por los distintos actores involucrados
en estos procesos.
Este trabajo se centra en el análisis de algunos aspectos de la normativa vigente y de
documentos relacionados con la creación de dos áreas (Humedales del Santa Lucía y Montes
del Queguay) que integrarán el SNAP.
3.
MARCO NORMATIVO DEL SNAP
3.1
Antecedentes
En 1991, a iniciativa de la Red Nacional de Parques, Otras Áreas Protegidas, Flora y
Fauna de FAO con Punto Focal en la Dirección General de Recursos Naturales Renovables
(DGRNR) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), se propuso redactar un
texto de ley con el objetivo de ser enviado al Parlamento por el Poder Ejecutivo a través del
MGAP, para la creación de un SNAP. En este marco, se redactó un texto borrador por parte
de la DGRNR y la Facultad de Agronomía, el cual fue puesto a consideración de las
instituciones participantes en la Red, para su discusión y posterior elevación al MGAP (4).
Inesperadamente, ese borrador llegó a un parlamentario que lo presentó prácticamente sin
modificaciones, lo cual supuso el inicio de un proceso dilatado y errático a nivel del Parlamento,
donde incluso se sumaron textos con modificaciones al borrador por parte de otros partidos.
En general, las sugerencias técnicas oportunamente presentadas al Parlamento, incluidas
las de la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Uruguay (5), no fueron contempladas
cabalmente, y el proceso culminó con la sanción de la Ley Nº 17.234 votada por la Comisión
Permanente durante el receso estival, el 22 de febrero de 2000.
Esta norma, que contenía errores y carencias, cuya parcial reglamentación requirió cinco
años adicionales e incluso de otra ley (Ley Nº 17.930 de 19 de diciembre de 2005) para
modificar algunos de sus artículos, es la herramienta disponible para cumplir con los
compromisos asumidos por Uruguay en instancias internacionales (la primera de ellas la
Convención de Washington para la Protección de la Flora, Fauna y Bellezas Escénicas de las
Américas del año 1940, ratificada en el año 1969).
3.2. Ley N º 17.234 de creación del SNAP
Los objetivos de la Ley Nº 17.234, quedan de manifiesto en su propio título y en el Art.1 º
donde se declara “de interés general la creación y gestión de un Sistema Nacional de Áreas
Naturales Protegidas, como instrumento de aplicación de las políticas y planes nacionales de
protección ambiental.”
El SNAP, se define en la ley como “el conjunto de áreas naturales del territorio nacional,
continentales, insulares o marinas, representativas de los ecosistemas del país, que por sus
valores ambientales, históricos, culturales o paisajísticos singulares, merezcan ser preservados
como patrimonio de la nación, aun cuando las mismas hubieran sido transformadas
parcialmente por el hombre….”.
A continuación, se tratan algunos aspectos de esta ley y su decreto reglamentario que, a
nuestro entender, dificultan el cumplimiento de los objetivos de la propia ley.
3.2.1 Acceso a los territorios y pautas de uso
En un país donde más del 92% del territorio terrestre es privado y está abocado a la
producción primaria, la ley no contiene ninguna herramienta, que promueva o incentive la
participación de predios productivos privados, tal como se estipula en diversas partes del
mundo (6), para mitigar posibles impactos por lucros cesantes parciales.
Por el contrario, en lugar de incentivos, la ley (Art. 6º) prevé la expropiación de áreas
cuando el “cambio de dominio sea necesario para su integración o mantenimiento dentro” del
SNAP.
2
Es de destacar que los procesos de expropiación para la creación de AP, como en el caso
del actual Parque Nacional Cabo Polonio, fueron desestimados por el propio Estado, pasado
medio siglo, al argumentar que no se contaba con los recursos necesarios, aunque se disponía
de normas que habilitaban la venta de bienes del MGAP para generarlos (Art. 272° de la Ley
16.736).
En el Art.6 antes mencionado, a renglón seguido, se expresa que sin perjuicio de la posible
expropiación, el MVOTMA “podrá declarar tales áreas sujetas a las condiciones de uso y
manejo que determine”, de conformidad con la ley. Por tanto, en los establecimientos que
integren las AP, el MVOTMA estará facultado para establecer las condiciones de uso y manejo
a desarrollarse en ellos, superponiéndose con las atribuciones inherentes al MGAP.
La normativa no contempla algunas características nacionales, como ser: el uso actual
agropecuario del territorio, las tecnologías aplicadas en cada una de las actividades
productivas, el régimen de tenencia de la tierra y las estructuras organizacionales de las
unidades productivas.
3.2.2 Financiamientos
En el Art. 16º se crea el Fondo de Áreas Protegidas para establecer y gestionar el SNAP.
A su vez, se estipula que este Fondo sería administrado por el MVOTMA y se integraría con
recursos comunes en este tipo de fondos, como ser: tributos, rentas generales y
endeudamiento externo destinados al SNAP; proventos derivados de la gestión, el producido
de multas y decomisos; herencias, legados y donaciones. Pero, algo que resulta singular, es
que se incluye “el producido total de la venta de publicaciones científicas relativas a las áreas
protegidas libros o material de divulgación, objetos recordatorios, artesanías locales y otros”, lo
cual trasunta un claro carácter confiscatorio.
Por otra parte, en la ley no se menciona que este Fondo pueda destinarse a estímulos
de algún tipo (exenciones impositivas, establecimiento de sellos verdes, denominaciones de
origen, establecimiento de rentas compensatorias), que supongan potenciales mejoramientos
de precios o la ampliación de mercados de los bienes producidos en las áreas protegidas, para
compensar el lucro cesante por las restricciones que se estipulen en las actividades
productivas a desarrollarse en las AP. Este aspecto tampoco se menciona en el decreto
reglamentario, ni en otros posteriores del Poder Ejecutivo.
3.2.3 Estructuras organizacionales
Además de establecer como autoridad competente al MVOTMA a través de su Dirección
Nacional de Medio Ambiente (DINAMA), la norma establece otros niveles organizacionales, a
saber: 1) La Comisión Nacional Asesora en Áreas Protegidas (CNA) un órgano
interinstitucional, a nivel nacional, donde están presentes representantes de ministerios con
competencias relacionadas al tema, la Academia, las gremiales agropecuarias y las ONGs
ambientalistas. Su competencia es el asesoramiento en materia de política y desarrollo del
SNAP. 2) Las Comisiones Asesoras Específicas (CAE), a nivel de cada AP del SNAP,
también interinstitucionales y donde se destaca la presencia de representantes de los
productores involucrados en cada AP. Su competencia es participar en la elaboración de
planes de manejo, en la fiscalización de su cumplimiento y en el control de otras
responsabilidades de los administradores de cada AP.
3.3
Reglamentación de la Ley N º 17.234
3.3.1 Procedimiento de incorporación de áreas al SNAP
El Decreto Reglamentario N º 52/2005, establece, en líneas generales, las siguientes
etapas para la incorporación de AP al SNAP: 1) La presentación de una propuesta
fundamentada con determinada información (Art. 6º); 2) El análisis de la misma por parte de la
DINAMA; determinación de la categoría de manejo y el establecimiento de pautas para el plan
de manejo y condiciones generales del uso futuro del área (Art. 9º); 3) La DINAMA recaba la
opinión de la CNA; 4) Convocatoria de una Audiencia Pública y 5) Promulgación de un decreto
de creación del área protegida.
Sin embargo, la DINAMA, como institución rectora, y el “Proyecto de Fortalecimiento de
Creación de un Sistema Nacional de Áreas Protegidas” (Proyecto SNAP), decidieron para la
incorporación de AP al SNAP, modificar las etapas estipuladas en el Decreto N º 52/2005,
sumando a la información inicial de la propuesta a presentar en la primer etapa, otros requisitos
que el decreto planteaba como tarea ulterior de la DINAMA para la segunda etapa.
3
En suma, según lo dispuesto, los interesados en proponer AP para ser incorporadas al
SNAP deberán presentar las propuestas debidamente fundadas ante la DINAMA, incluyendo
información relativa a ubicación y delimitación del área; caracterización del medio físico,
biológico, socioeconómico, uso actual y potencial de la tierra y aspectos culturales, históricos y
arqueológicos, así como establecer los aspectos destacados que justifican su inclusión en el
SNAP y los objetivos de conservación. Pero, también deben definir la categoría de manejo y
las pautas para la elaboración del Plan de Manejo y condiciones generales de uso. Esto
último, en general, resulta imposible de cumplir adecuadamente en función de la cantidad y
calidad de la información que se exige para la presentación de la propuesta, y porque, en la
mayoría de los casos, tampoco se ha desarrollado un suficiente trabajo específico en terreno
con los titulares de los predios (a quienes luego se pretende proponer o aún imponer pautas de
uso y manejo de sus tierras).
Los cambios operados en las etapas para la incorporación de AP al SNAP, determinan que
el decreto de aprobación de la selección y delimitación del AP, se promulgue antes de
elaborar el Plan de Manejo, cuando es este plan el que permite disponer de la información
necesaria e interactuar con todos los organismos y grupos de interés, para establecer la
categoría de manejo, las pautas de uso e inclusive los límites definitivos del área en forma
efectiva (7,8).
3.3.2. Financiamiento del Sistema
La reglamentación no agregó ninguna disposición que permitiera superar las carencias de
la ley, antes citadas, con respecto a la falta de estímulos a los propietarios de la tierra
involucrados en el SNAP.
4.
PROCESO DE INCORPORACIÓN DE ÁREAS AL SNAP
A la fecha se han promulgado los decretos de aprobación de la selección y delimitación de
nueve AP para integrar el SNAP, a saber: Quebrada de los Cuervos, Esteros de Farrapos e
Islas del Río Uruguay, Cabo Polonio, Valle del Lunarejo, Localidad Rupestre del Chamangá,
San Miguel, Laguna de Rocha, Cerro Verde e Islas de La Coronilla, Isla de Flores (9).
Con el fin de ilustrar el manejo de temáticas agronómicas en el proceso de incorporación
de áreas, se consideran los informes de las propuestas de selección y delimitación de otras dos
AP que pasarían a integrar el SNAP, según el Plan de Mediano Plazo (10) elaborado por
técnicos y autoridades para dicho Sistema, éstas son: “Humedales del Santa Lucía” (con uso
productivo prioritariamente granjero y lechero) y “Montes del Queguay” (con un uso
prioritariamente agrícola-ganadero y forestal). Es de destacar que los trabajos para la
elaboración de estas propuestas no fueron liderados por colegas ingenieros agrónomos,
aunque sí participaron en aspectos puntuales.
4.1 Humedales del Santa Lucía
Actualmente, el área “Humedales del Santa Lucía” se encuentra en proceso de ingreso al
SNAP. En el año 2009, se elaboró la “Propuesta de proyecto de selección y delimitación del área
Humedales del Santa Lucía para su ingreso al SNAP” (11), en la cual se plantea, tanto en la
“visión” del área como en los “objetivos”, aspectos que son de índole agronómica, a saber:
-
-
Visión: “…El área protegida Humedales del Santa Lucía cuenta con un manejo de los
recursos naturales y con un ordenamiento de usos que permiten conservar la
integridad ecológica…y los usos tradicionales de la tierra en el seno del área
metropolitana”.
Objetivos: “…- Promover prácticas agropecuarias compatibles con la existencia de los
valores naturales del área…, así como para asegurar la perdurabilidad de los sistemas
de producción tradicionales… -Fomentar….la realización de investigación científica
básica y aplicada sobre el estado de los recursos naturales existentes en el área, su
uso y explotación sustentable.….”.
4
Figura N° 1: Límites y usos de la tierra en el área (11)
Asimismo, en lo referente a “presiones y amenazas”, se expresa que “si bien el área de
los humedales del Santa Lucía se destaca por su flora, fauna y paisaje natural, ésta presenta
una compleja situación en cuanto a las presiones y amenazas a las que está sujeta, debido,
entre otras cosas, al importante contingente poblacional” y se detallan, luego, aspectos
netamente agronómicos, como son los impactos negativos asociados a la producción
agropecuaria:
“Diversas e intensas actividades antrópicas se llevan a cabo en la cuenca…siendo de
esperar que tengan un impacto negativo en la calidad del agua y del ecosistema a
proteger…, la intensificación del uso de la tierra y particularmente la actividad
hortifrutícola está asociada a elevadas aplicaciones de fertilizantes y agroquímicos. La
erosión de los suelos facilita que estos productos aplicados en el campo alcancen los
cuerpos de agua…Otra amenaza…es la actividad tambera, asociada a la utilización de
agroquímicos y a la producción de exceso de materia orgánica …”
4.2 Montes del Queguay
Esta área también se encuentra en proceso de incorporación al SNAP, con la
denominación “Montes del Queguay” o “Rincón de Pérez”. En el año 2007, se elaboró la
propuesta en el marco de la DINAMA y el Proyecto SNAP (12).
A continuación, se transcriben parcialmente algunos párrafos que tratan sobre el uso
actual y potencial de la tierra, la visión y los objetivos del área, así como la zonificación de
ésta, que ilustran la injerencia de la creación de áreas protegidas con el ámbito productivo
agropecuario.
Uso actual y potencial de la tierra: “La actividad productiva predominante en la zona
es la ganadería vacuna y ovina, con un manejo de tipo extensivo….los usos del suelo
así como la propiedad de la tierra han experimentado transformaciones a partir de la
década del 80 por la implementación de monocultivos forestales a gran escala, que han
modificado parcialmente las actividades económicas antes realizadas, tales como
ganadería bovina en forma extensiva y cultivos cerealeros…Otra actividad agrícola
con características similares es el cultivo de soja realizado en un sistema donde el
propietario generalmente ganadero, arrienda un porcentaje menor al 10% de su
establecimiento … y año tras año va rotando pues luego de la cosecha le dejan
implantado un verdeo o una pradera permanente. Otra actividad importante en la
región es la apicultura….Los predios de la Colonia Juan Gutiérrez del INC…presentan
5
-
-
suelos deteriorados por la sobreexplotación agrícola, siendo escaso el margen de
rentabilidad, teniendo serios problemas de manejo debido a la sobrecarga que sufren
los mismos…”.
Visión: “Un área protegida…con un macizo boscoso que está en vías de alcanzar
características ecológicas similares a las que tenía a comienzos del S. XX … Un área
gestionada de forma coordinada por los propietarios privados, las instituciones
gubernamentales y de la sociedad civil, y la comunidad local,…; apoyado por un equipo
científico-técnico interdisciplinario; con planes de manejo consensuados y una
zonificación según la cual los usos del área y su zona de influencia utilizan modelos
productivos sustentables y en la que hay un alto grado de cumplimiento de las
normativas vigentes….” .
Objetivos: “...Promover el desarrollo social y económico del área y la región de
influencia, impulsando …prácticas productivas que tiendan a disminuir la presión sobre
la planicie de inundación y los ecosistemas asociados, y al uso sustentable de los
recursos naturales.… Promover el desarrollo de líneas de investigación
interdisciplinarias y estudios sobre ecología de bosque y dinámica fluvial, usos
productivos sostenibles, y manejo de recursos naturales.,…
-
Figura N°2 Propuesta de delimitación del área protegida y aptitud general de Uso de la tierra (12)
Zonificación: a) Zona 1; Área efectiva de conservación: “Se promoverán actividades
productivas de bajo impacto…No se permitirá la sustitución o modificación de
ecosistemas naturales con fines productivos (incluyendo la implantación de pradera
artificial sobre campo natural), ni el aumento de la superficie forestada o agrícola, salvo
excepciones que sean autorizadas específicamente en concordancia con lo que sea
establecido en el plan de manejo de la misma. En sectores que ya hayan sufrido la
sustitución o modificación de los ecosistemas naturales se permitirá el mantenimiento
de las actividades productivas que se realizan actualmente, pero se promoverá la
reconversión hacia actividades de menor impacto y la aplicación de prácticas que
minimicen los impactos negativos sobre los valores destacados del área…”; b) Zona 2;
Parcelas y porciones de parcelas incluidas en la propuesta: “Se promoverá la
implementación de prácticas productivas que minimicen el impacto de estas
actividades sobre la Zona I. Se promoverá la implementación de prácticas productivas
tendientes a mantener la calidad de los recursos naturales en la Zona II y evitar la
sustitución de ecosistemas naturales…”. (Ver Fig. 2)
Por otra parte, en la delimitación de la zona adyacente se plantea que la definición precisa
de la zona adyacente así como las disposiciones respecto a su regulación serán establecidas
en el proceso de elaboración del plan de manejo. Cabe destacar, que las zonas adyacentes se
encuentran por fuera del AP, por lo cual en ellas se realizan diversas actividades
agropecuarias.
-
6
5.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
A doce años de vigencia de la ley, el resultado de la aplicación de la normativa disponible y
de los procedimientos decididos para la incorporación de áreas al SNAP, se reflejan en la
cantidad de AP efectivamente instaladas que cuenten con un plan de manejo y una estructura
organizacional decorosa: un AP a mayo de 2012 (Paisaje Protegido Quebrada de los Cuervos).
Se evidencian, entre otros aspectos, las carencias de la ley y también la falta de una normativa
complementaria que brinde herramientas de negociación con los propietarios de la tierra
(existentes en el derecho comparado).
Asimismo, cabe suponer la necesidad de incrementar y profundizar la participación de los
ingenieros agrónomos, para generar pautas, metas y objetivos ajustados a la realidad
agropecuaria.
5.1 Aspectos relativos a la normativa
La decisión de la DINAMA y del Proyecto SNAP que estableció la promulgación del
decreto de aprobación de la selección y delimitación del AP, así como la definición de su
categoría de manejo y las pautas de uso correspondientes, antes de elaborarse su plan
de manejo, elimina una importante oportunidad de recíproca transferencia de información entre
los técnicos promotores del AP y los propietarios de la tierra y sus técnicos asesores (cuyo
objetivo es la producción en esos territorios y conocen los pormenores de las distintas
estrategias productivas actuales y potenciales).
Lo desacertado de esta decisión se ha reflejado en procesos dilatados para la creación de
AP, sometidos a idas y venidas (al arribar a demasiadas conclusiones antes de haber
analizado toda la información disponible), así como en la adopción de categorías de manejo
inadecuadas.
Para el establecimiento de estas pautas de uso, es necesaria la participación de
agrónomos que definan las prácticas productivas que suponen impactos negativos y las
restricciones y recomendaciones de manejo que deben adoptarse para garantizar la
conservación del AP. Esas pautas de uso deberían ser un producto de los estudios
correspondientes al plan de manejo del AP y por tanto, no definirse antes de la elaboración de
este plan.
Por otra parte, los predios productivos involucrados en las AP deberán atenerse a las
pautas de uso de sus tierras, sin que medie, según la norma, ningún tipo de estímulo o
compensación, ante eventuales lucros cesantes.
Cabe mencionar que existen antecedentes exitosos en la legislación nacional, dese el año
1968, con respecto a exenciones impositivas para la conservación del bosque nativo (13).
Otras medidas de apoyo a la producción realizada en AP son por ejemplo los “sellos
verdes” o las “denominaciones de origen”, que posibilitarían la compensación de eventuales
lucros cesantes parciales. Diversas AP, como por ejemplo, Doñana en España o el más
cercano Pantanal en Brasil, gozan de este tipo de ventajas en la comercialización de sus
productos, tanto en el mercado interno como en el internacional.
Ese apoyo sería un plus importante para la valoración de los productos “Uruguay Natural”
en el mercado internacional, a mencionarse en la trazabilidad ofrecida.
Al no incentivarse, a través de estímulos de distinta índole la participación de los predios
privados, aparece lejana la posibilidad de crear un SNAP acorde a las características del país y
a los compromisos asumidos internacionalmente (14).
A pesar de las limitantes señaladas, la ley y su reglamentación proporcionan una
alternativa para promover la conservación de la diversidad biológica de nuestro territorio y
ofrecen oportunidades para la participación y aporte de los agrónomos, en particular,
aquellos que asesoran a los establecimientos involucrados en las AP (15).
Las distintas instancias de gestión participativa como los grupos de elaboración de las
propuestas de áreas, la CNA y las CAE, constituyen ámbitos para el aporte de profesionales
agrónomos. En la CNA, como delegados de la Facultad de Agronomía, del MGAP o de las
gremiales de productores agropecuarios, entre otras instituciones. En las CAE, como
representantes de los propios productores involucrados en las AP, a efectos de participar en la
definición de los objetivos de conservación y las medidas de uso y manejo, así como en el
posterior monitoreo del cumplimiento de los planes de manejo.
5.2 Aspectos relativos a la incorporación de AP al SNAP
En los informes de presentación de las AP, se plantean visiones a futuro de esos
territorios o comentarios sobre su actual uso y manejo, que permiten advertir un
7
desconocimiento de las particularidades de los rubros productivos y las condiciones necesarias
para su desarrollo ambiental, económica y socialmente sustentable. Estos planteamientos
resultan negativos para algunos productores, y la consecuencia es la dilación de los procesos
de intercambio. Si hubiera mayor involucramiento de la profesión agronómica, que con
conocimiento de causa armonizara los intereses, estos procesos tendrían otra dinámica.
Si bien no es de pretender que los titulares de los predios cuenten con un conocimiento
específico sobre AP o conservación de la biodiversidad, sí debe exigirse que los técnicos que
participen en la propuesta de ésas áreas posean un conocimiento cabal del medio que se
pretende intervenir para proponer medidas específicas sobre su uso y conservación (16).
Por ejemplo, en el caso del informe para la propuesta del AP Montes del Queguay se
expresa que en la “Zona 2” se debe “evitar la sustitución de ecosistemas naturales” lo cual
permitiría deducir que sólo se podrá hacer ganadería sobre campo natural, dado que cualquier
otro tipo de actividad productiva agrícola, forestal, etc., supondrían la “sustitución de
ecosistemas naturales”. Esto evidencia un desconocimiento de la historia agrícola, forestal o de
mejoramientos forrajeros que han caracterizado a esa zona y que las especies utilizadas en
esas actividades son, en general, introducidas.
Este informe también menciona la necesidad de definir la “zona adyacente” del AP así
como las disposiciones para su regulación, pero la “zona adyacente” como tal, no ha sido
definida en la normativa y ello imposibilita su delimitación. En principio, la zona adyacente se
encontraría por fuera del AP, y en ese territorio se aplicarían restricciones y limitaciones a los
usos y manejos con posibles impactos ambientales negativos sobre el AP.
Con respecto a dichas restricciones, una actividad que por ejemplo, se cataloga en
diversos documentos ambientales como causante de impactos negativos, es el empleo de
agroquímicos, a los cuales incluso, sin mayores análisis, se los denomina “agrotóxicos”. Sin
duda, es necesario contar con asesoramiento agronómico para implementar buenas prácticas
tanto en el empleo de agroquímicos, como en otros aspectos vinculados a la gestión
agropecuaria, a efectos de conciliar la producción con la conservación de la biodiversidad.
6.
CONSIDERACIONES FINALES
La profesión agronómica durante más de medio siglo, a través de la currícula forestal, ha
impulsado el desarrollo de la temática de AP, así como ha promocionado la adopción de
medidas de conservación de la biodiversidad en el ámbito de la producción.
La creación de AP que promueve la normativa supone, mayoritariamente, un uso
adicional de la tierra bajo producción y el desarrollo de actividades específicas de
conservación donde se realizan actividades agropecuarias, todo lo cual conlleva la
participación de ingenieros agrónomos, por sus competencias sobre la conservación de
los recursos naturales renovables y la propia producción agropecuaria (17).
Sin su participación, el qué y cómo se puede producir en las áreas protegidas, queda en
manos, de otros profesionales ajenos a la producción y desconocedores de las
especificidades de la actividad agropecuaria.
Según Peter Senge (18), para que una gestión sea holística, el primer desafío es
comprender el sistema mayor en el cual se está inserto. Dado que los ingenieros agrónomos
son conocedores de nuestro territorio y de las disciplinas vinculadas a las actividades
productivas y de conservación de la biodiversidad que pueden desarrollarse en las AP, también
estas áreas constituyen el ámbito ideal para que los colegas agrónomos contribuyan a mejorar
las prácticas productivas y ensayen nuevas estrategias que promuevan la conservación tanto
dentro como fuera de las AP.
Entre los ingenieros agrónomos, se encuentran los profesionales idóneos para: elaborar
informes y planes de manejo de las AP (donde se definen los usos del suelo, las restricciones
y las recomendaciones de manejo); liderar la investigación aplicada y los procesos de
transferencia y adopción de nuevas técnicas en dichas áreas; participar en las CAE y otros
grupos de trabajo, así como en la toma de decisiones y en procesos formativos e informativos
sobre la materia.
En suma, que las AP como herramienta de conservación, se conviertan en un coadyuvante
para el logro de una producción agropecuaria nacional más sustentable o en una interferencia
para ello depende, a nuestro juicio, de una adecuada participación de la profesión agronómica.
Palabras clave: Áreas protegidas, ingenieros agrónomos, conservación biodiversidad
8
7. BIBLIOGRAFÍA
1. Caldevilla, G.F. y Quintillán, A.M. 1996. Áreas naturales protegidas: hacia un sistema
nacional. Uruguay Forestal. 11:24-26
2. Uruguay. 2000. Ley 17.234, de 22 de febrero, de Creación y Gestión de un Sistema
Nacional de Áreas Protegidas. Diario Oficial, 9 de marzo de 2000.(Disponible en:
http://www0.parlamento.gub.uy/leyes/AccesoTextoLey.asp?Ley=17234&Anchor=)
3. Uruguay. 2005. Decreto 52/005 de 16 de febrero, Sistema Nacional de Áreas
Protegidas. Diario Oficial, 25 de febrero de 2005.
(Disponible en: http://www.snap.gub.uy/dmdocuments/decreto_52-005.pdf)
4. Caldevilla, G.F. y Quintillán, A.M. 1997. Anteproyecto de ley para la creación de un
Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas en Uruguay. In: Congreso
Latinoamericano de Parques Nacionales y Otras Áreas Protegidas, 1o., Santa Marta,
Colombia, 1997. Ponencias; resúmenes. Santa Marta, UICN/FAO/MA/UAESPNN/Red
Latinoamericana de Cooperación Técnica en Parques Nacionales, Otras Áreas
Protegidas, Flora y Fauna Silvestres/CMAP. p.23.
5. Senado de la República. Dirección de Comisiones. 1996. Representantes de la Asociación
de Ingenieros Agrónomos (AIA), ante la Comisión de Medio Ambiente del Senado de la
República. Montevideo, Uruguay. (Versión taquigráfica sesión 27 de agosto de 1996)
6. Financing Protected Areas Task Force of the World Commission on Protected Areas
(WCPA) of IUCN, in collaboration with the Economics Unit of IUCN. 2000. Financing
Protected Areas. IUCN, Gland, Switzerland and Cambridge, UK. viii + 58p.
7. Phillips, A. 2002. Directrices de manejo para las áreas protegidas de la categoría V de la
UICN: Paisajes terrestres y marinos protegidos. UICN Gland, Suiza y Cambridge, Reino
Unido. xv +122 p.
8. Dudley, N. (Editor) 2008. Directrices para la aplicación de las categorías de gestión de
áreas protegidas. Gland, Suiza, IUCN. x + 96p.
9. SNAP y MVOTMA. 2011. Normativa. http://www.snap.gub.uy (Consulta:08/05/2011)
10. MVOTMA, DINAMA y Proyecto Fortalecimiento del Proceso de Implementación del
Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Uruguay. s.f.Sistema Nacional de Áreas
Protegidas. Plan de Mediano Plazo 2010-2014.
(Disponible en: http://www.snap.gub.uy/dmdocuments/ori_PMP_SNAP_web_imprimir.pdf)
11. Aldabe, J., Mejía, P. y Morena, V.2009.Propuesta de proyecto de selección y delimitación
del área Humedales del Santa Lucía para su ingreso al Sistema Nacional de Áreas
Protegidas
(Disponible
en:
http://www.snap.gub.uy/dmdocuments/proy_selecc_delim_hsl_13jul09.pdf).
12. MVOTMA, DINAMA, Plenario y Unidad Ejecutiva del área protegida. 2009. Propuesta
de selección y delimitación de Montes del Queguay. (Disponible en:
http://www.snap.gub.uy/dmdo
cuments/Proyecto%20Ingreso%20Queguay%202%20diciembre%202009.pdf)
13. Caldevilla, G.F.; Nebel, J.P.; Quintillán, A.M. y Rodríguez, E. 1993. Protección de los
recursos forestales nativos. In: Congreso Nacional de Ingeniería Agronómica, 6º,
Montevideo, Uruguay, 1993. Trabajos presentados. Montevideo, Facultad de Agronomía.
Parte 8, pp.29-32.
14. Caldevilla, G. 1997. Requisitos para el establecimiento de un Sistema Nacional de Áreas
Protegidas acorde a las características de Uruguay. In Congreso Nacional de Ingeniería
Agronómica 7°, Montevideo, Uruguay, 1997. Trabajos presentados. Montevideo, AIA.
9
15. Caldevilla, G.F. y Quintillán, A.M 2004. New normative frame for participatory management
of protected areas in Uruguay. In: WCPA, World Commission on Protected Areas News
no.94: 12
16. Caldevilla, G.F. y Quintillán, A.M. 1997. Áreas naturales protegidas y conservación de la
biodiversidad en Uruguay. Almanaque del Banco de Seguros del Estado (Uruguay).
1997:244-247
17. Caldevilla, G.F. y Quintillán, A.M 2007. Un nuevo escenario para la conservación de la
diversidad biológica en Uruguay. Almanaque del Banco de Seguros del Estado (Uruguay)
2007:81-87
18. Senge, P. 2011. La cadena de suministro sustentable. Harvard Business Review.
Negocios verdes y rentables. Mayo: 48-50
10
Descargar