Declaración del Comité Ejecutivo de la FSESP: Texto aprobado por el Comité Ejecutivo de la FSESP reunido el 24 y 25 de abril 2012 Rechazamos la propuesta de la Comisión Europea de limitar el derecho de huelga Los trabajadores no somos mercancías El Comité Ejecutivo de la FSESP ha analizado la reciente propuesta de la Comisión Europea sobre el ejercicio del derecho a adoptar medidas de conflicto colectivo, el denominado Reglamento Monti II. El Comité Ejecutivo de la FSESP rechaza unánimemente la propuesta, al entender que supedita los intereses de los trabajadores y trabajadoras a los del mercado interior y limita su derecho a la huelga. En este sentido, respaldará las acciones de la CES dirigidas a tirar la propuesta a la basura. El 21 de marzo de 2012, se publicó la propuesta de Reglamento del Consejo sobre el ejercicio del derecho a adoptar medidas de conflicto colectivo en el contexto de la libertad de establecimiento y la libre prestación de servicios [COM(2012) 130 final]. La propuesta de la Comisión Europea deriva de las sentencias del Tribunal de Justicia Europeo (TJCE). De hecho, éste consideró que las huelgas y movilizaciones convocadas en los casos Laval y Viking entorpecían la libre circulación de servicios. Los jueces alegaron que los intereses económicos de las empresas en cuestión prevalecían sobre el derecho fundamental de los trabajadores a protegerse de empleadores sin escrúpulos operando por encima de las fronteras de la UE. El movimiento sindical europeo rechaza unas sentencias que abren el camino al dumping social. El TJCE no atendió lo suficiente a la legislación europea e internacional, haciendo caso omiso de la Convención Europea de Derechos Humanos, la Carta Social Europea y los convenios de la Organización Internacional del Trabajo. La CES reclamó la adopción de un protocolo de progreso social que protegiera a los trabajadores. El presidente de la Comisión Europea se comprometió a tomar las medidas oportunas. Pues bien, las propuestas recién publicadas confirman una vez más que esta Comisión está volcada en proteger los intereses de las corporaciones y el capital. El Comité Ejecutivo de la FSESP insiste en que el derecho a llevar a cabo acciones colectivas, incluida la convocatoria de huelgas, ha sido y es importante para asegurar, tanto en el sector privado como en el sector público, el disfrute de los beneficios del trabajo por la plantilla, la mejora de las condiciones laborales y salariales, y la defensa frente a los empleadores. Las huelgas han sido una herramienta esencial en la consecución de los derechos sociales de que disfrutamos actualmente, desde la jornada máxima de trabajo hasta las vacaciones, pasando por la igualdad salarial, las pensiones, la seguridad y salud laboral, y muchas cosas más. Las huelgas han sido clave para mejorar la situación de las mujeres, los inmigrantes y otros muchos trabajadores. Debe reconocerse explícitamente la posibilidad de adoptar medidas de conflicto colectivo en situaciones transfronterizas ya habituales en la UE. Los trabajadores no somos mercancías. Es una perversión y una falta de respeto a los trabajadores alegar que las libertades económicas de la UE, o más bien los intereses de los empleadores, justifican la limitación del derecho de huelga. No sólo eso, sino que también se vulnera el derecho humano fundamental a la protección de la dignidad de trabajadores y trabajadoras. El derecho de huelga es un derecho humano y sindical fundamental. Está consagrado en las Constituciones nacionales, la Carta Social Europea del Consejo de Europa y los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en particular los Convenios 87 y 98. Defendido por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, se Declaración del Comité Ejecutivo de la FSESP, 24 y 25 de abril de 2012 – p. 2 sustenta en jurisprudencia de la OIT. A diferencia del derecho de huelga, que pertenece al Derecho primario, la propuesta de reglamento relativo al derecho transnacional a la huelga pertenece al Derecho derivado, subordinado a la libertad de movimientos, que está consagrada en el Derecho primario de la UE. Esto no es aceptable. El Comité Ejecutivo de la FSESP remite a las decisiones del Congreso de 2009, por las que las afiliadas a la FSESP se comprometieron a asegurar que el principio de justicia social y los derechos humanos y sindicales [tuvieran] preferencia sobre las normas de competencia y comercio en Europa y en el mundo. La FSESP quiere que las normas de competencia y mercado interior contribuyan a la construcción de una sociedad con justicia social y rechaza la idea de que en la propia UE, en su política exterior o desde otros gobiernos europeos se utilicen dichas normas para restringir el ejercicio de estos derechos y la consecución de una sociedad socialmente justa; el Congreso de la FSESP dejó en claro que habría consecuencias. (…) Si la Comisión Europea y el Consejo utilizan las normas de competencia y mercado interior para restringir el ejercicio de los derechos sindicales y relegar a un segundo plano los objetivos sociales, la FSESP se opondrá al desarrollo del mercado interior y la integración comunitaria mientras no se adopte una agenda social con contenido suficiente para impulsar la Europa social. El Comité Ejecutivo de la FSESP: Pide a los gobiernos y Parlamentos de los Estados miembros de la UE el firme rechazo al reglamento. El derecho de acción colectiva, incluido el derecho de huelga, es un derecho fundamental; también debe reconocerse el derecho a la acción transnacional. Pide al Parlamento Europeo que rechace el reglamento. Exhorta a los sindicatos afiliados a apoyar las acciones que lleven a cabo la CES y las centrales nacionales en defensa del derecho de acción colectiva y el derecho de huelga. Se respaldan las propuestas de la CES favorables a la inclusión en el Tratado de un protocolo de progreso social. Esta decisión se adoptó en la reunión que el Comité Ejecutivo de la FSESP mantuvo en Bruselas los días 24 y 25 de abril de 2012. El Ejecutivo de la FSESP reúne a unos 60 dirigentes sindicales procedentes de toda Europa y representando a ocho millones de trabajadores organizados en 275 sindicatos. Caso Laval: los sindicatos suecos lograron que se detuvieran las obras de construcción de una escuela en la localidad sueca de Vaxholm a cargo de la empresa letona Laval, tras negarse ésta a aceptar las condiciones laborales y salariales recogidas en el convenio colectivo sueco aplicable. El Tribunal de Justicia Europeo entendió que los sindicatos suecos no podían exigir la aplicación de un convenio colectivo sueco a una empresa que ya lo tenía en Letonia. Caso Viking: el dueño registró uno de sus transbordadores finlandeses, el Rosella, bajo pabellón estonio con el único propósito de abaratar costes laborales y salariales. Los sindicatos finlandeses y la ITF organizaron varias acciones para obligar a la empresa a negociar con aquéllos. El TJCE se pronunció en contra de las acciones de la ITF al entender que sus intentos de imponer el cumplimiento del convenio colectivo aplicable suponía un obstáculo a la libre circulación. La defensa que hace el Tribunal Europeo de Justicia de los intereses patronales abre la puerta al dumping social. Más información en: http://www.etuc.org/r/846