DIAG diagnostico temprano 29

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DIAGNÓSTICO
Diagnóstico temprano de las inmunodeficiencias primarias
F. Muñoz López
Ex Jefe del Servicio de Inmunología y Alergia Pediátrica. Unidad Integrada Hospital Clínic-Sant Joan de Déu. Barcelona.
Director de la revista Allergologia et Immunopathologia.
L
as inmunodeficiencias primarias (ID) son un grupo de enfermedades que se deben a diversos defectos congénitos del
sistema inmunitario. Como consecuencia de ello, el niño está expuesto a sufrir con frecuencia infecciones graves, a veces por
microorganismos “oportunistas”, que se comportan con inusitada
virulencia.
Bruton por primera vez, en 1952, describió un caso de deficiencia de la respuesta inmune, en un niño que desde los 4 años de
edad había sufrido múltiples infecciones, y pudo demostrar en el
suero sanguíneo la ausencia de anticuerpos frente a gérmenes a los
que había sido vacunado (difteria, tifus) al mismo tiempo que en el
trazado inmunoelectroforético no aparecía la banda correspondiente a la gammaglobulina. La administración repetida de globulina sérica consiguió mantener libre de infecciones al paciente. Este tipo de agammaglobulinemia se conoció por el nombre de su
autor, observándose después que esta ausencia estaba ligada al sexo masculino, por lo que también de denominó agamma o hipogammaglobulinemia ligada al cromosoma X.
Al identificarse en los años setenta dos poblaciones diferentes
de linfocitos, B y T, se intuyó la posibilidad de que algunas variantes de inmunodeficiencias estuviesen relacionadas con ellas, y
todavía más al comprobar que de los linfocitos B dependía la producción de anticuerpos. De ahí que se diferenciaran primeramente inmunodeficiencias en las que faltaban los anticuerpos circulantes, o ID humorales, dependientes de defectos de los linfocitos B,
y otras de los linfocitos T. En el primer grupo cabía la mayoría de
estos procesos, ya que la ausencia o disminución de alguna de las
tres inmunoglobulinas identificadas (G, M y A) que soportan los
anticuerpos, era la más frecuente, sobre todo, la ausencia de IgA
sérica. Con posterioridad se comprobó que en algunos pacientes
podían detectarse anomalías de ambas estirpes linfocitarias, por lo
que se reconoció un grupo de ID combinadas. No tardó en conocerse que la producción de anticuerpos por los linfocitos B dependía de la acción de los linfocitos T, debido a la secreción de sustancias activadoras (linfocinas) sobre aquéllos, de lo que se dedujo
que la disminución o ausencia de todas o alguna de las inmunoglobulinas no dependía exclusivamente de los linfocitos B, sino de un
fallo de los T. De ahí que el grupo de ID humorales exclusivas se
fue reduciendo, al mismo tiempo que se incrementaba el de las ID
combinadas, en el que actualmente se incluyen la mayoría de las
más graves, conocidas en general como ID combinadas graves. De
este recuerdo cronológico, se deduce que la clasificación de las ID
que periódicamente publica la OMS se ha ido modificando en función de estos conocimientos1,2. Además, cada vez se describen más
casos de ID difíciles de catalogar en estos apartados, y el cuadro se
ha ampliado con distintos subapartados.
No sólo se detectan déficit de la inmunidad específica, sino que
también puede estar alterada la defensa inespecífica, mediada por
fagocitos, por lo que hay fallos de la fagocitosis y la lisis bacteriana
o de alguno de las pasos intermedios, como la opsonización o la
quimiotaxis, en lo que está implicado el sistema complemento.
MECANISMOS INMUNITARIOS
En síntesis, los mecanismos de defensa frente a los microorganismos con capacidad de originar enfermedades en la especie humana son los siguientes3:
1. Barrera cutaneomucosa: además de constituir una barrera física, la piel contiene diversos elementos que dificultan el paso de
gérmenes, como los ácidos láctico, undecilénico y caprílico, la secreción sebácea y algunas células ligadas a la inmunidad, como linfocitos T (CD4 y CD8) y las de Langerhans, y también los queratocitos. Las mucosas disponen de un sistema físico, representado
por los cilios en algunas de ellas y las glándulas mucosas. Pero en
ellas, lo más representativo y eficaz es la presencia de IgA secretora, que es un dímero de esa inmunoglobulina, abundante sobre todo en el intestino, cuya función primordial es impedir el paso de
gérmenes a través del epitelio. Otras inmunoglobulinas y diversas
sustancias completan la función defensiva en este sistema.
2. Cuando un microorganismo pasa la primera barrera, encontrará un sistema inespecífico de defensa, representado por los fagocitos móviles (PMN) que tratarán de eliminarlo, en un proceso de
acercamiento (quimiotaxis), unión celular (opsonización), ingestión
(fagocitosis) y digestión (lisis), mecanismos para los que es fundamental la activación del sistema complemento, a partir de la fracción C3.
3. Cuando la fagocitosis no es efectiva, determinadas células
presentadoras de antígenos (macrófagos) captan los microorganismos y tras su digestión intracelular aíslan determinadas fracciones
con capacidad antigénica que son presentadas a los linfocitos T
(CD4), previo reconocimiento del HLA, y se pone en marcha la
activación de estas células, que van a estimular los linfocitos B, que
activadas como células plasmáticas producirán anticuerpos específicos frente a esos antígenos. La activación del sistema linfocitario
es compleja, y en ella intervienen múltiples sustancias, conocidas
como citocinas, de ellas muy especialmente las interleucinas (IL).
Esta fase de la defensa inmunitaria se conoce como inmunidad específica, al ser específicos los anticuerpos que se producen frente a
los microorganismos.
Se reconocen diversos tipos de linfocitos T, los cooperadores
(helper), Th o CD4 y los supresores o citotóxicos (CD8). Los Th
inactivos (Th0) pueden activarse como Th1, que por las IL-2, IL12 y el interferón gamma (INF-γ) darán lugar a la producción de
los anticuerpos, por los linfocitos B. En la defensa frente a parásitos parece que intervienen los Th2 (procedentes de los Th0) que
por la secreción de IL-4 activan las células B, dando lugar a la producción de IgE. En determinadas circunstancias y en individuos
genéticamente predispuestos (atópicos) hay un predominio de linfocitos Th2, con producción de anticuerpos IgE específicos frente
a alergenos, al mismo tiempo que la IL-5, de igual procedencia,
activa los eosinófilos, células básicas en la inflamación alérgica. Las
células natural killer (NK), también citotóxicas, son una línea celular, cuya relación con los linfocitos todavía no está bien establecida.
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Diagnóstico temprano de las inmunodeficiencias primarias
F. Muñoz López
Los anticuerpos producidos por los linfocitos B (células plasmáticas) son inmunoglobulinas, en primera instancia IgM y posteriormente IgG (de la existen cuatro subclases), que se produce con rapidez frente a los estímulos antigénicos que puedan producirse
con posterioridad al primer contacto con el antígeno.
INMUNODEFICIENCIAS PRIMARIAS
El defecto de cualquiera de los mecanismos inmunitarios citados
puede originar enfermedades que se caracterizan sobre todo, por
la incidencia de infecciones repetidas y graves. El fallo de la actividad de los fagocitos, bien por disminución en su número (neutropenias) o en su función (disfagocitosis) o también del complemento (falta o disfunción de alguno de sus componentes), es la base de
las inmunodeficiencias inespecíficas. Las más frecuentes de estas
ID se listan en la tabla I, y las tablas II y III muestran las características de las más destacadas. La escasa o nula capacidad de los
linfocitos B para producir anticuerpos es la causa de las inmunodeficiencias predominantemente de anticuerpos (ID humorales) (tablas IV a VII). El defecto exclusivo de la acción de los linfocitos T,
inmunodeficiencias celulares, sólo dudosamente está representado
por el síndrome de Di George y la candidiasis mucocutánea. La
mayoría de los procesos descritos corresponden a inmunodeficiencias combinadas, en las que una alteración de los linfocitos T da lugar a déficit de producción de anticuerpos por las células B (tablas
VIII a XI). Algunas inmunodeficiencias son de difícil catalogación,
siendo característica la presencia de ciertos defectos asociados, como ocurre en el síndrome de Wiskott-Aldrich, la ataxia-telangiectasia y el mismo síndrome de Di George citado, cuadros que la
IUIS2 agrupa bajo la denominación de otros síndromes bien definidos (tablas XII a XIV), y en otro apartado incluye ID asociadas a
otras enfermedades (tabla XV). La alteración de la respuesta inmunitaria puede residir en la propia célula o en los déficit de interleucinas u otras citocinas que participan en la maduración y estímulos
celulares.
Frecuencia
En el Registro Español de ID de 1998, que recoge 1.420 diagnósticos, las inmunodeficiencias humorales representan el 69,5%, dado que el déficit selectivo de IgA es la más común de todas las ID,
y comprende el 59% de esa cifra, seguida de la ID variable común,
el 28,6% del total y la agammaglobulinemia ligada al cromosoma X
(Bruton), el 6,2%. Las ID combinadas alcanzan el 14,8%. Mucho
menos frecuentes son los demás procesos: defectos de fagocitos, el
6,1%, de complemento 6% y otras el 3,7%4.
Signos de sospecha
Ciertos hechos harán sospechar la existencia de alguna de estas enfermedades (tabla XVI). El diagnóstico temprano es fundamental,
dado que en muchos casos es posible un tratamiento efectivo cuya
prontitud en su aplicación puede ser fundamental para el futuro
del paciente5, de ahí que sea preciso que el pediatra o el médico
de familia conozca los signos de sospecha para poner en marcha
las medidas diagnósticas oportunas, teniendo en cuenta que, además de las características clínicas, algunos análisis de fácil realización pueden confirmar la sospecha inicial. Después es obligada la
colaboración del especialista, ya que en la mayoría de los casos el
correcto diagnóstico se basará en un complejo estudio analítico,
que en definitiva servirá para establecer el tratamiento oportuno.
El antecedente familiar de otros casos de inmunodeficiencias o
de muertes prematuras de niños que no medraban, con infecciones no controladas (neumonías, meningitis) o procesos diarreicos
TABLA I Inmunodeficiencias inespecíficas
1. Neutropenia congénita grave
2. Neutropenia cíclica
3. Defecto de adhesión leucocitaria tipo I y tipo II
4. Síndrome de Chediak-Higashi
5. Síndrome de Schwachmann
6. Enfermedad granulomatosa crónica:
a) Ligada al cromosoma X
b) Autosómica recesiva
TABLA II Enfermedad de Chediak-Higashi
Características clínicas
Características hematoinmunológicas
Herencia autosómica recesiva:
ambos sexos
Infecciones bacterianas
Adenopatías. Hepatosplenomegalia
Fotofobia. Infecciones corneales.
Nistagmo
Albinismo parcial
Cabellos color grisáceo, frágiles
Neutropenia. Monocitopenia
Disfunción de PMN
Déficit enzimático endocelular
Alteración de la quimiotaxis
Alteración de las primeras etapas
de la respuesta inmune
Fagocitosis normal in vitro
Trombopenia: hemorragias
Inmunidad humoral normal
Inmunidad celular: NK disminuidas
NK: natural killer.
TABLA III Enfermedad granulomatosa crónica
Defecto de la lisis microbiana
de los PMN
Ligada al cromosoma X: defecto de
la cadena gp91 kD del citocromo
b, ligado a la activación de
NADPH oxidasa (NADPH + O2
NADP + 2O2- + H+)
Autosómica recesiva: defectos de la
cadena de 22 kD del citocromo b
o de los factores citosólicos p47 o
p67
Clínica
Infecciones repetidas de inicio
temprano o no
Microorganismos: estafilococo,
Salmonella, serratia, Seudomonas,
Aspergillus, Candida
Localización: piel, pulmón, hígado,
perianal, huesos
Abscesos fríos y granulomas no
caseosos
Diagnóstico
Test nitro azul tetrazolio: NAT
(NBT)
PMN: polimorfonucleares
TABLA IV Inmunodeficiencias congénitas específicas.
Deficiencias predominantes del número o de la función
de los anticuerpos (Ig)
Agammaglobulinemia ligada al cromosoma X
Síndrome de hiper-IgM no ligado al cromosoma X
Deficiencia selectiva de subclases de IgG con o sin déficit de IgA
Deficiencia selectiva de IgA
Síndrome variable común de inmunodeficiencia
Deficiencia de anticuerpos con cifra normal de Ig
Hipogammaglobulinemia transitoria de la infección
TABLA V Agammaglobulinemia ligada al cromosoma X
(agammaglobulinemia de Bruton)
Causa: mutación del gen codificado de Btk (Xq21,3.22)
Btk: tirosincinasa intracelular: interviene en la maduración
de los linfocitos B
Consecuencia: ausencia total o parcial de las tres Ig y de linfocitos B
maduros (< 1.000/µl3 ≤ 5/1.000 linfocitos)-Pre-B en médula ósea
Clínica dominante: infecciones sinupulmonares bacterianas, desde los 5-6
meses de edad
Tratamiento: gammaglobulina intravenosa
TABLA VI Déficit selectivo de IgA
Criterio: IgA sérica < 5 mg/dl. Déficit parcial: 5-30 mg/dl
Frecuencia: 1/1.000 de la población: sólo se manifiesta aproximadamente
en 1/700
Clínica
Infecciones respiratorias
Alergopatías (50%)
Posibilidad de enfermedades autoinmunes y neoplasias
Formas clínicas
Déficit sérico exclusivo
Asociado a déficit de IgA-S
Déficit de IgA-S exclusivo
Secundaria: tratamiento hidantoínas, valproato, carbamacepina
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F. Muñoz López
TABLA VII Inmunodeficiencia variable común
TABLA XIII Ataxia-telangiectasia
Patogenia: diversos mecanismos. Casos esporádicos o relacionados con
haplotipos HLA
Edad de comienzo: infancia tardía o adulto joven
Inmunidad humoral
Linfocitos B: número normal o algo disminuidos
Poco diferenciados pueden producir, pero no segregar anticuerpos
IgG ⇓⇓ = a veces: ⇓ IgA e IgM
Inmunidad celular
A veces los linfocitos T están ⇓ o fallan al diferenciar o estimular
a los linfocitos B: equiparable con la ID combinada
Clínica
Infecciones bacterianas recurrentes; giardiasis
Enfermedad autoinmune: anemia hemolítica, trombopenia
Neutropenia
Neoplasias linforreticulares
Mutación de un gen de la familia de la fosfatidil-inositol-3-cinasa:
Roturas cromosómicas, inversiones, translocaciones: linfocitos T y sus
receptores
Ataxia progresiva
Telangiectasias oculares y cutáneas. Discromias
Disminución o ausencia de IgG2-IgA-IgE
Disminución de la respuesta de los anticuerpos
Disminución de los linfocitos T
Neoplasias linforreticulares, tumores sólidos
TABLA VIII Inmunodeficiencias (ID) combinadas
ID combinada grave T (-) B (+)
Ligada al cromosoma X
Autosómica recesiva
ID combinada grave T (-) B (-)
Deficiencia de adenosisdeaminada (ADA)
Disgenesia reticular
Hiper-IgM ligada al X
Deficiencia de purin nucleósido fosforilasa (PNF)
Deficiencia de antígenos de HLA tipo II
Otras: CDγ, CDε, Zap-70, TAO-2
TABLA IX Inmunodeficiencia combinada grave
Inmunidad celular: dos patrones
Ausencia linfocitos T y B
Ausencia linf. T. B normales o ⇑: función anormal; más frecuente
Inmunidad humoral
Inmunoglobulinas con frecuencia ⇓ y no específicas frente antígenos
Transmisión: ligada al cromosoma X. Autosómica recesiva
Causas
Defecto del gen codificador de la cadena γc de los receptores de IL-2,
IL-4, IL-7, IL-9 e IL-15
Fallo en la diferenciación y proliferación de los linfocitos T y B
Clínica: infecciones graves y repetidas, de inicio muy temprano
Tratamiento: trasplante de médula ósea
TABLA X Déficit de adenosindeaminasa (ADA)
Se encuentra en todos los tejidos. Abunda en los linfocitos y es importante
en el metabolismo de la purina
Déficit de ADA: acumulación intracelular de tóxicos intermedios del
metabolismo de la purina: deoxiadenosina, d-ATP, inosina
Defecto de los linfocitos T y B: número y función
Inmunoglobulinas: valores variables
Clínica
Infecciones graves
Defectos óseos:
Costillas cortas y cóncavas, escaso desarrollo de la cresta ilíaca,
espículas en huesos largos
TABLA XI Síndrome de hiper-IgM
Distintas entidades con expresión clínica y fenotípica similar:
Ligada al cromosoma X
Autosómica recesiva
En algunos grupos: déficit del ligando para el receptor CD40 de linfocitos
B, que acopla IL-2, IL-4, IL-10 para sintetizar Ig
Elevación de IgM, no siempre: respuesta primaria intacta. Déficit de IgAIgG
Déficit celular: infecciones por Pneumocystis
TABLA XII Síndrome de Wiskott-Aldrich: ID con plaquetopenia y eccema
Mutación del gen WASP cromosoma Xp11
Plaquetas pequeñas, disfuncionales
Sialoglicoproteínas CD43 y gpIb inestables en las membranas de los
leucocitos y plaquetas
Linfocitos de aspecto “liso” en el microscopio electrónico
Ig normales: progresivo descenso de IgM
Linfopenia progresiva
Fenómenos autoinmunes: vasculitis, glomerulonefritis
Neoplasias linforreticulares: muerte adultos
TABLA XIV Síndrome de Di George
Monosomía variable parcial del cr.22q11 o 10p
Inmunodeficiencia T y B
Embriogénesis anormal a las 4-6 semanas
Múltiples anomalías: tercer-cuarto arco braquial:
Hipoplasia o aplasia tímica
Hipoparatiroidismo: convulsiones hipocalcémicas
Atresia esofágica
Cardiopatías
Facies característica: hipertelorismo, hendidura antimongoloide de los ojos,
malformación de las orejas
TABLA XV ID asociadas o secundarias a otras enfermedades
Síndrome de Bloom
Displasia esquelética de miembros cortos
Hipoplasia cartílago-pelo
Albinismo parcial
Displasia anhidrótica
Acrodermatitis enteropática
Hiper-IgE (síndrome de Job)
Candidiasis mucocutánea crónica
TABLA XVI Criterios de sospecha de inmunodeficiencias primarias
Historia familiar de inmunodeficiencias primarias
Infecciones bacterianas graves y repetidas:
Neumonías recurrentes, meningitis, sepsis, otitis, mastoiditis
Infecciones recurrentes por Neisseria (déficit del complemento)
Evolución grave de infecciones víricas (varicela)
Abscesos cutáneos graves y recurrentes
Enfermedad pulmonar crónica, con alteraciones radiológicas y funcionales
permanentes
Diarrea persistente o recurrente
Candidiasis orocutánea resistente, después de los 6 meses
Reacciones vasculares inusuales o graves
Dermatosis persistente: eccema, dermatitis seborreica, discromías
Asociación de eccema y plaquetopenia
Tetania en los primeros días de vida
Ausencia de timo (RX) en período neonatal
Presencia de ataxia y/o telangiectasia
Retraso en el desarrollo pondoestatural
prolongados, debe alertar sobre a posibilidad de que un recién nacido padezca alguno de estos procesos, dado que en su mayoría las
inmunodeficiencias primarias son de transmisión genética. Algunos de estos procesos acaecen solamente en varones y algunos de
ellos excepcionalmente también en mujeres (agammaglobulinemia
X, ligada al cromosoma, Wiskott-Aldrich, hiper-IgM, enfermedad
granulomatosa crónica, ID combinada grave).
La repetición de infecciones, sobre todo por “gérmenes oportunistas” (Pseudomonas, Pneumocystis carinii, citomegalovirus, etc.),
la escasa respuesta a los antibióticos y la cronificación de algunos
procesos (neumonías, otitis, abscesos) son comunes a las ID. En
cierta medida, pueden relacionarse algunos de los agentes infecciosos implicados, con el mecanismo inmunológico deficiente. Así,
las bacterias son la causa común en los déficit de anticuerpos (linfocitos B) y las alteraciones de la fagocitosis, los virus y hongos
cuando falla la respuesta de linfocitos T y diversas Neisserias en los
defectos de la actividad complementaria (tabla XVII)6.
También debe recaer la sospecha en aquellos niños que no se
desarrollan correctamente, con escaso peso y talla, los que pade-
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TABLA XVII Algunos agentes patógenos en los distintos déficit de la función inmunitaria
Bacterias
Déficit linfocitos T
Sepsis bacterianas
Déficit linfocitos B
Estreptococos
Estafilococos
Haemofilus
Estreptococos
Estafilococos
Pseudomonas
Neisseria
Otros piógenos
Déficit fagocitos
Déficit complemento
Virus
Citomegalovirus
Epstein-Barr
Varicela grave
VRS, rotavirus
Enterovirus
(encefalitis)
cen diarreas prolongadas, de difícil control, las dermatitis e infecciones cutáneas rebeldes al tratamiento o las candidiasis mucocutáneas que no ceden con antifúngicos.
Algunas de estas enfermedades se asocian a otros procesos, como cardiopatías y atrófica esofágica (Di George), ataxia, telangiectasias en escleróticas, discromías (síndrome de ataxia-telangiectasia), albinismo (síndromes de Chediak-Higashi y de Griselli), malformaciones óseas (costales: déficit de adenosindeaminasa;
miembros: hipoplasia cartílago-pelo). En todos estos casos es conveniente investigar la posibilidad de que exista una ID, aunque el
niño no haya padecido aún infecciones importantes, siendo preciso
hacerlo cuando se trate de una malformación, presente ya desde
el nacimiento, como ocurre con la cardiopatía de Di George,
que también puede acompañarse de otros signos (facies característica)7.
La protección frente a las infecciones que confiere el paso de
anticuerpos IgG de la madre al feto, con una persistencia entre 4 y
6 meses, hace que las primeras infecciones en los niños afectados
de hipo o agammaglobulinemia ligada al cromosoma X no se presenten hasta pasado este tiempo, dada la incapacidad de producir
anticuerpos propios. Por contra, como la inmunidad mediada por
linfocitos T no se transmite, las infecciones suelen ser más tempranas y graves en las ID combinadas, en las que están implicados
ambos mecanismos defensivos. Además de esta cronología en la
aparición de los problemas, otros datos pueden ser igualmente
orientadores. Entre ellos las mencionadas malformaciones o la
presencia de convulsiones por hipocalcemia, por la asociación de
hipoparatiroidismo en el síndrome de Di George. En esta misma
enfermedad, puede comprobarse radiológicamente la ausencia de
timo.
Curiosamente, en otras ID en las que predomina el déficit de
anticuerpos, el inicio de las infecciones es más tardío e incluso se
manifiesta por signos distintos. Así, los primeros signos de la ID
variable común, que es un síndrome incompletamente definido,
suelen demorarse algunos años, incluso al adulto joven8. No es infrecuente encontrar déficit selectivo de IgA, en un estudio sistemático, en individuos que no padecen infecciones importantes (se
encuentran a veces déficit parciales o ausencias totales en los familiares sanos de los enfermos), y en otras ocasiones la enfermedad
más común en estos pacientes es la alergológica. Sin embargo, en
edades posteriores no es infrecuente que aparezcan procesos autoinmunes e incluso neoplasias. Otras deficiencias de anticuerpos,
como son los déficit de subclases de IgG, por lo general asociados
entre sí (IgG1-IgG4) o con el de IgA, tienen una cronología variable, no definida.
No es infrecuente la maduración tardía en el mecanismo productor de inmunoglobulinas, sobre todo de IgG, con una demora
de entre 3 y 5 años, encontrándose cifras bajas de las mismas, sin
que tengan lugar infecciones importantes. Por lo común, esta in-
Hongos
y parásitos
Particularidades
Candida albicans
Pneumocystis carinii
Enfermedades agresivas por patógenos oportunistas
Giardiasis intestinal
grave
Infecciones sinopulmonares recurrentes,
sepsis, meningitis crónica
Candida albicans
Nocardia
Aspergillus sp.
Impétigo, abscesos cutáneos y de órganos (hígado)
munodeficiencia transitoria del lactante no requiere tratamiento
específico, sino sólo de las infecciones intercurrentes, que no suelen cursar con mayor gravedad que en otros niños. Por otra parte,
hay que recordar que es normal que durante los primeros 10 años,
el niño padezca una media de una infección mensual, con predominio de las respiratorias, seguidas de otitis o gastroenteritis, con
lo que se completa la madurez del sistema inmunitario.
La ausencia total o casi total de IgE sérica se observa en algunas
enfermedades, como la ataxia-telangiectasia, pero sobre todo tiene
valor su gran aumento, que define el síndrome de hiper-IgE, en el
que son características las infecciones cutáneas por Staphylococcus
aureus, acompañándose a veces de un fallo de la quimiotaxis de los
fagocitos (síndrome de Job).
Cribado diagnóstico
Al diagnóstico definitivo de muchas inmunodeficiencias sólo se llega tras una ardua labor en la que es preciso disponer de un laboratorio especializado. En los últimos años se han descrito cuadros
complejos, cuya causa se debe a un defecto de alguno de los muchos elementos implicados en la respuesta inmunitaria, aparte los
valores de anticuerpos o el número o función de los linfocitos B o
T. Por fortuna, esas nuevas deficiencias sólo se han descrito en pocas familias, por lo que son cuadros poco habituales, en los que no
obstante hay que pensar cuando la clínica o los hallazgos analíticos
no son compatibles con las ID más frecuentes. Por esto, al médico
generalista le basta con sospechar la presencia de una de estas enfermedades, apoyado en unos primeros datos analíticos, para después proseguir el estudio en un centro especializado9.
Un simple hemograma puede evidenciar ya algunas alteraciones
orientadoras. La neutropenia hará sospechar alguna de las variantes de ID inespecífica. La cifra de linfocitos está disminuida en la
mayoría de los procesos con alteración de la inmunidad celular o
retardada; cifras inferiores a 1.500/µl3 harán sospechar una ID,
aunque son habituales cifras muy inferiores. No obstante, el contenido normal e incluso aumentado de linfocitos no descarta la ID
celular, y debe valorarse siempre en función de la edad, dado el
mayor contenido en los primeros meses de vida. La trombopenia,
junto con el eccema, caracteriza el síndrome de Wiskott-Aldrich e
igualmente acompaña al síndrome hiper-IgM. La presencia de
anemia también requiere investigar la existencia de alguna ID.
La actividad del complemento es de fácil valoración, tanto total
(CH50-CH100) como de las fracciones clave, C’3 y C’4, con lo que
puede orientarse un posible diagnóstico del déficit de alguno de
los demás factores.
Las deficiencias de la inmunidad humoral se detectan por el bajo contenido de inmunoglobulinas séricas (G, M, A y E), para lo
que se tendrán en cuenta las variaciones que sufren desde el nacimiento, con un mayor contenido de IgG, nulo de IgA y escaso de
IgM en el recién nacido, cifras que van cambiando hasta alcanzar
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Diagnóstico temprano de las...
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valores próximos a las del adulto en la adolescencia. Sin
embargo, el síndrome de déficit de anticuerpos cursa con
cifras normales e incluso elevadas de IgG, aunque la actividad anticuerpo está ausente. Del mismo modo, la presencia de isoaglutininas (anti-A, anti-B) o de antiestreptolisinas (ASTO) informará sobre la inmunidad por anticuerpos.
Aparte del recuento de linfocitos en la fórmula hemática, el fallo de la inmunidad celular se detecta mediante
pruebas cutáneas de respuesta retardada, que están mediadas por linfocitos T: tuberculina, candidina, tricophyton, toxoides tetánico y diftérico. Hay que tener en cuenta
que estas pruebas requieren el contacto previo o la vacunación con estos antígenos, por lo que en niños muy pequeños tienen escaso valor.
Confirmada la sospecha a través de estas primeras
pruebas de laboratorio, es necesario ampliar el estudio,
dependiendo de la sospecha diagnóstica: estudio de la
quimiotaxis (quimioluminiscencia, v. Rebuck); fagocitosis
(NBT) y fracciones del complemento, para la inmunidad
inespecífica. La humoral puede precisar la determinación
de subclases de IgG, investigación de anticuerpos frente a
antígenos conocidos (polio, sarampión, Salmonella, difteria), IgA secretora, linfocitos B (CD19-CD20) y la inmunidad celular se ampliará con el estudio de las poblaciones
linfocitarias T (CD4-CD8), NK, actividad linfocitaria (estimulación linfoblástica con antígenos inespecíficos [CoA,
PHA, PW], y específicos [candidina, tuberculina]), bioquímica (adenosindeaminasa, purina-nucleósido-fosforilasa, transcobalamina-2) y en estadios posteriores puede ser
necesaria la determinación de diversas interleucinas u
otros factores (ZAP-70, TAP-2, Jak 3, HLA). Bibliografía
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