From the SelectedWorks of Carlos Molina Sandoval September 5, 2016 Inejecutabilidad de la vivienda familiar Carlos Molina Sandoval Available at: https://works.bepress.com/carlos_molina_sandoval/71/ DIRECTOR: JORGE HORACIO ALTERINI AÑO lxxX Nº 167 Tomo La Ley 2016-E BUENOS AIRES, argentina - lunes 5 DE septiembre DE 2016 ISSN 0024-1636 Inejecutabilidad de la vivienda familiar _Columna de OPINIÓN Ley de blanqueo Fideicomiso argentino y trust no son lo mismo Carlos A. Molina Sandoval SUMARIO: I. Introducción.— II. Marco normativo de la vivienda familiar.— III. Fundamentos.— IV. Alcance de la vivienda familiar.— V. Inmueble.— VI. Estado conyugal o convivencial.— VII. Acreencias.— VIII. Asentimiento.— IX. Orden público.— X. Proceso concursal.— XI. Aspectos procesales.— XII. Un caso reciente. Silvio V. Lisoprawski 1) La ley 27.260 de Sinceramiento Fiscal —ley de blanqueo— de bienes y capitales ocultos a los ojos del fisco contempla el fideicomiso entre los sujetos con posibilidad de evidenciarse. El nuestro, el de los demás países latinoamericanos que lo legislaron con parecida configuración, el de Quebec (Canadá) (1), el francés (2) y los que reconocen la existencia de fiducias latinas en sus normas o por vía jurisprudencial. Dentro del fideicomiso incluyen —sin mencionarlo expresamente— los trusts de los sistemas jurídicos legislados —con variantes— en los países que lo tienen como instituto (v.gr. los anglosajones y los angloamericanos) y los adaptados de una u otra manera. 2) La citada ley, en el art. 39 dispone: “Las personas humanas o sucesiones indivisas podrán optar, por única vez, por declarar ante la Administración Federal de Ingresos Públicos, bajo su CUIT personal, las tenencias de moneda y bienes que figuren como pertenecientes a las sociedades, fideicomisos, fundaciones, asociaciones o cualquier otro ente constituido en el exterior cuya titularidad o beneficio les correspondiere al 31 de diciembre de 2015, inclusive” (3). 3) Tengo la certeza de que algunos asesores locales hablan de trust con muy poco conocimiento del instituto u omiten deliberadamente explicarlo en su verdadera dimensión. No discriminan y “meten todos los gatos en la misma bolcontinúa en página 5 El Código Civil y Comercial no regula expresamente la noción de vivienda familiar. Se trata de un concepto integrado por dos ideas: vivienda y familia. Es el lugar donde reside de manera habitual una familia. Pero en la protección de la vivienda familiar la idea de familia es más restrictiva y requiere de dos cónyuges o de dos convivientes. Si la unión convivencial no está inscripta no goza de la protección de inejecutabilidad, aun cuando hayan celebrado un pacto de convivencia. I. Introducción El régimen de inembargabilidad e inejecutabilidad de la vivienda única ha tenido muchos vaivenes en la jurisprudencia y existió un fuerte debate sobre su constitucionalidad (1). Pese a no estar previsto en normas nacionales (y estar reglamentada en leyes o constituciones provinciales), el Tribunal Superior de Córdoba se pronunció por su constitucionalidad en la causa “Tomassini” (2). Sin embargo, la Corte Suprema (3) con fecha 19/3/2002 admitió el recurso extraordinario articulado en contra de dicho pronunciamiento, declarando la inconstitucionalidad de la normativa en cuestión (4), lo que motivó una férrea línea jurisprudencial que los tribunales locales cumplieron (5), en orden al valor moral de los fallos de la Corte Suprema (6). Las bases constitucionales de la protección de la vivienda (7) proporcionan rasgos individualizadores de los derechos patrimoniales y de los derechos sociales. La Constitución Nacional (CN) diferencia en sus cláusulas la propiedad a la cual garantiza su inviolabilidad frente al propio Estado y los particulares (art. 17, CN), de los derechos sociales relacionados con la vivienda (acceso y defensa del bien de familia, art. 14 bis, CN), en los cuales el rol gubernamental no se limita a la exclusión de intromisiones como ocurre con la propiedad (prohibición de confiscar o expropiar sin utilidad pública), sino que el Constituyente pretende del Estado un rol activo. De allí que se sostenga que de los derechos sociales emergen también expectativas positivas que implican obligaciones de prestación y éstas no se encuentran circunscriptas a la “obligación del legislador de llenar las lagunas de garantías con disposiciones normativas y políticas presupuestarias orientadas a su satisfacción, sino además el establecimiento de otras tantas directivas dotadas de relevancia decisiva en la actividad interpretativa de la jurisprudencia ordinaria y sobre todo en la de los Tribunales supremos” (8). El derecho a la vivienda digna, en tanto “tiene un valor social fundamental” se garantiza a través de la promoción de “las condiciones necesarias para hacer efectivo este derecho” y de la protección de la vivienda única que “es inembargable, en las condiciones que fija la ley” (según reza, el art. 58, Const. Pcial.). II. Marco normativo de la vivienda familiar El art. 456, 2º párr., Cód. Civ. y Com., señala textualmente que la vivienda familiar COLUMNA DE OPINIÓN. Ley de blanqueo. Fideicomiso argentino y trust no son lo mismo Silvio V. Lisoprawski..................................................................................................................... 1 DOCTRINA Inejecutabilidad de la vivienda familiar Carlos A. Molina Sandoval........................................................................................................... 1 CORREO ARGENTINO CENTRAL B NOTA A FALLO Compensaciones económicas y derecho transitorio. Donde no hubo derecho no hay acción Mariel F. Molina de Juan............................................................................................................. 7 CUENTA Nº 10269F1 FRANQUEO A PAGAR jurisprudencia Compensación económica. Solicitud en los términos del art. 441 del Código Civil y Comercial. Sentencia de divorcio firme con anterioridad a la vigencia de la nueva normativa. Plazo perentorio del art. 442. Irretroactividad de la ley y seguridad jurídica. Rechazo de la pretensión (C1aCiv. y Com., San Isidro)............................................................................... 7 no puede ser ejecutada por deudas contraídas después de la celebración del matrimonio, excepto que lo hayan sido por ambos cónyuges conjuntamente o por uno de ellos con el asentimiento del otro. El art. 522, 3º párr., Cód. Civ. y Com., de manera concordante, impone que la vivienda familiar no puede ser ejecutada por deudas contraídas después de la inscripción de la unión convivencial, a excepción que hayan sido contraídas por ambos convivientes o por uno de ellos con el asentimiento del otro. No requiere inscripción, lo que no ha estado exento de críticas (9). Los arts. 244 y ss., Cód. Civ. y Com., regulan el régimen de la vivienda en un esquema muy similar, aun con algunas modificaciones (10), de la derogada ley de bien de familia. El sistema de bien de familia (afectación de vivienda) requiere de una afectación registral de todo (o parte de su valor) de un inmueble destinado a vivienda y de una serie de condiciones. El nuevo sistema establece condiciones del inmueble para su afectación (art. 244), legitimación para solicitarlo (art. 245), beneficiarios (art. 246), habitación efectiva (art. 247), subrogación real (art. 248), efectos (art. 249), transmisión de la vivienda (art. 250), frutos (art. 251), créditos fiscales (art. 252), honorarios (art. 254) y desafectación y cancelación de la inscripción (art. 255). Sin embargo, ello no necesariamente excluye algunas reglamentaciones locales dentro del cauce establecido por el Código (11). continúa en página 2 Trabajador analfabeto. Negativa de tareas livianas luego del alta médica. Despido indirecto. Procedencia de la demanda contra el empleador. Deber de ocupación. Daño moral (CNTrab.)........................................................................................................................... 10 Pesificación asimétrica. Ejecución de alquileres en un contrato de locación pactado en dólares. Condena pesificada a la paridad de un peso igual a un dólar. Aplicación del bloque normativo de emergencia económica. Pretensión del ejecutante de aplicar el art. 765 del Código Civil y Comercial vigente al tiempo de dictar sentencia. Derecho transitorio. Efectos ya producidos al momento de entrada en vigencia de la nueva ley. Inaplicabilidad (CCiv. y Com., Dolores)................................................................................................................... 11 Fuero de atracción. Usucapión excluida del fuero de atracción del sucesorio. Acción real. Art. 2336 del Código Civil y Comercial (CNCiv.).........................................................12 2 | lunes 5 DE septiembre DE 2016 Inejecutabilidad de la vivienda familiar viene de tapa III. Fundamentos Se trata de una excepción a la regla de que el patrimonio es garantía común de los acreedores (art. 743). El hecho de que la vivienda familiar no esté excluida expresamente del art. 744, Cód. Civ. y Com. no importa que esta vivienda sea garantía. Fue un error legislativo; o quizás una defectuosa técnica registral, pero no afecta la visión general del sistema. El art. 744, inc. d), excluye los demás bienes declarados inembargables o excluidos por otras leyes. La vivienda familiar (arts. 456 y 522, Cód. Civ. y Com.) y aun la afectación del inmueble destinado a vivienda (art. 244, Cód. Civ. y Com.) no están expresamente excluidas, pero es claro que no pueden ser ejecutados en la medida que se cumplan las condiciones establecidas por la ley. La idea fuerte de este régimen apunta a evitar que el endeudamiento de uno de los cónyuges o convivientes afecte a la familia (12), en especial al otro cónyuge o conviviente, sin su asentimiento. Tiende a garantizar el “centro de vida” no sólo del deudor sino de su familia, evitando los problemas comunes que suelen generarse en situaciones de sobre-endeudamiento (13). Es una protección fuerte (14). Es una reglamentación de los arts. 14 y 14 bis., CN, y también de los tratados internacionales, que tutelan la vivienda digna familiar (art. 75, inc. 22, CN) (15). Incluso permite coordinarlo con otras herramientas de planificación patrimonial en la empresa familiar (16). IV. Alcance de la vivienda familiar El Código Civil y Comercial no regula expresamente la noción de vivienda familiar. Se trata de un concepto integrado por dos ideas: vivienda y familia. Es el lugar (inmue- ble, casilla rodante, embarcación, etc.) donde reside de manera habitual una familia. Pero en la protección de la vivienda familiar la idea de familia es más restrictiva y requiere de dos cónyuges (casados, del mismo o distinto sexo) o de dos convivientes (cuya unión convivencial se haya inscripto debidamente). Si la unión convivencial no está inscripta no goza de la protección de inejecutabilidad, aun cuando hayan celebrado un pacto de convivencia (17). Se ha dicho que por vivienda se entiende: a) La vivienda propia de uno de los cónyuges donde resida el hogar conyugal; b) El inmueble de propiedad común de ambos cónyuges; c) El inmueble alquilado, prestado, usufructuado, entregado como parte de pago de un contrato de trabajo; d) El mueble o embarcación donde los cónyuges residan habitualmente; e) El lugar donde cada uno de ellos resida cuando han resuelto no cohabitar. Para la protección es indiferente el título por el cual la familia ocupe el inmueble destinado a ser sede del hogar conyugal (no importa que se trate de una propiedad o de una locación, ni tampoco quién sea el propietario o el locatario); ello no transforma sin más al cónyuge no propietario en propietario de la vivienda, ni en locatario de ella. La protección no alcanza a la segunda vivienda, o residencia alternativa o secundaria, como podría ser la casa de fin de semana o de vacaciones casas quintas o viviendas de vacaciones (18). V. Inmueble V.1. Noción general El art. 456, 2º párr. (y su equivalente art. 522), no alude específicamente a un inmueble, pero es usual que la vivienda familiar se ubique en un inmueble. Pero no son conceptos sinónimos la vivienda y un inmueble, más allá de que en la gran mayoría de los casos la vivienda familiar es un inmueble. V.2. Viviendas poco usuales En nuestro país, a diferencia de otros países, son poco usuales los casos en que una familia habita en una casa rodante (motorizada o no), motorhomes, casas flotantes o embarcaciones. No es necesario que sean bienes registrables (más allá que los inmuebles, vehículos y embarcaciones lo son). Pueden existir conceptos diferentes o poco usuales de viviendas consistentes en otros bienes muebles trasladables no necesariamente registrables (v.gr., contenedores, obradores, o aun un vagón de un tren, ubicados en inmuebles de terceros). Estos bienes, pese a no ser registrables, igualmente son inejecutables, si importan una vivienda familiar y ambos cónyuges prestaron su consentimiento. V.3. Boleto de compraventa Si el derecho sobre el inmueble objeto de la vivienda proviene de un boleto de compraventa (o incluso de leasing (19), en el que esté pendiente la opción de compra) y más allá de la discusión sobre la “subasta” de los derechos derivados de boletos de compraventa, lo cierto es que sería inejecutable en la medida que sea vivienda familiar. V.4. Condominio El concepto de vivienda familiar también se aplica si existe condominio (art. 1983) y uno de los condóminos tiene su vivienda familiar en una de las fracciones. El destino familiar de la cosa se determina “por el uso al cual estaba afectada de hecho” (art. 1985). Los condóminos pueden acordar un convenio de uso y que el uso del inmueble se ejercite de manera exclusiva o excluyente sobre determinadas partes materiales (art. 1987). También se puede pactar la utilización “alternada” de esa cosa, a cuyo fin habrá que determinar los alcances de esa alternancia para poder desentrañar si es compatible con la idea de vivienda familiar. V.5. Derechos sucesorios Puede ocurrir que el deudor tenga un derecho sucesorio indiviso sobre el inmueble en el cual habita con su cónyuge o conviviente. Existe consenso mayoritario en que los derechos hereditarios son embargables y ejecutables respecto del heredero. hubiere realizado partición judicial o privada (aunque no se hubiere inscripto). V.6. Uso y usufructo Si la habitación en la vivienda familiar se permite en virtud del derecho de uso (art. 2154) o usufructo (art. 2129) o superficie (art. 2114), este derecho también es inejecutable si se dan las condiciones de la norma. Recuérdese que el Código Civil y Comercial permite el embargo y ejecución de los derechos antes mencionados. El art. 2144 dice que si el acreedor del usufructuario ejecuta el derecho al usufructo el adquirente debe dar garantía suficiente al nudo propietario de la conservación y restitución de la cosa. V.7. Muebles indispensables de la vivienda familiar El art. 456, 2º párr. (y tampoco el art. 522) no excluye de la ejecutabilidad los “muebles indispensables de la vivienda familiar” (art. 456, 1º párr., para cuya disposición sí se requiere asentimiento). Pero dicha inejecutabilidad no se logra por aplicación de esta norma, sino del art. 744, inc. a), que expresamente excluyen de la garantía común de los acreedores a “las ropas y muebles de uso indispensable del deudor, de su cónyuge o conviviente, y de sus hijos”. La inejecutabilidad de dichos bienes (muebles indispensables para la vivienda familiar) logra la misma solución, pero por aplicación de una norma complementaria. VI. Estado conyugal o convivencial La aplicación de la inejecutabilidad de la vivienda familiar requiere de la existencia de un matrimonio o unión convivencial inscripta antes de que la deuda sea contraída. Si no hay matrimonio o registración de la unión convivencial o la deuda no es posterior a dicha situación, la vivienda familiar no goza del beneficio de inejecutabilidad. VI.1. Divorcio y nulidad Pero no podrá subastarse la porción afectada a dicha vivienda. Más aún, cuando se El divorcio de los cónyuges y la nulidad del matrimonio extinguen este beneficio. En este último caso, existen diferencias según la bue- (11) “En consecuencia al aludir el art. 244 de modo genérico a ‘otras disposiciones legales’, es posible interpretar que las normas locales que garanticen una mayor protección son susceptibles de ser aplicadas. Ello exigirá la armonización congruente y coherente entre el sistema consagrado por el Código Civil y Comercial con los locales con el objeto de evitar superposiciones, confrontaciones o discordancias normativas” (PALACIO DE CAEIRO, S. B., “El Código Civil y Comercial y el federalismo”, LA LEY 2015-C, 662). (12) MOLINA SANDOVAL, C., “Empresas familiares”, Ed. Errerius, Buenos Aires, 2014, p. 430. (13) “En realidad no se trata en el caso de un derecho de acceso a la vivienda, sino que se contempla un derecho que va en protección de los propietarios y copropietarios de vivienda, y no facilita el acceso en sí a la vivienda, a quien no la posee, cosa lógica, por otra parte, ya que para el acceso a la vivienda se requieren de instrumentos económicos, especialmente créditos a tasas accesibles, que deben proveer quienes delinean las políticas económicas; no pudiendo provenir lógicamente la protección que referimos en primer lugar de una herramienta legal —por más valiosa y moderna que sea—, como es el Código Civil y Comercial. No obstante, dicho derecho humano elemental —esto es, el de acceso a la vivienda— motivó, conforme los Fundamentos del Anteproyecto, que pergeñaran estos juristas un bloque normativo dedicado a la Protección de la vivienda” (SAMBUCCETTI, M. E., “Análisis de algunos aspectos de la protección de la vivienda en el Código Civil y Comercial”, RCCyC 2016 [jun.], p. 51). (14) “En consecuencia, con posterioridad a la entrada en vigencia del nuevo Código Civil y Comercial, la pro- tección es tan fuerte que la vivienda en la que reside el matrimonio o la unión convivencial inscripta, no podrá ser ejecutada si la deuda no fue contraída por ambos o por uno con el asentimiento del otro” (MOLINA DE JUAN, M. F., “Protección de la vivienda familiar”, RCCyC 2015 [dic.], p. 52). (15) JUANES, N. - PLOVANICH, M. C., “El derecho a la vivienda: aristas actuales de una cuestión ¿vital?”, Revista de Derecho de Familia y las Personas, La Ley (2010) núm. 10, ps. 40-52. (16) MOLINA SANDOVAL, C., “Programación patrimonial en la empresa familiar”, LA LEY, 2015-E, 677. (17) Para un análisis más detallado respecto de los pactos en las uniones convivenciales ver, entre otros: LAMM, E. - MOLINA de JUAN, M., “Efectos patrimoniales del cese de las uniones convivenciales”, RDPyC, 2014-3, “Uniones Convivenciales”, p. 281; PELLEGRINI, M. V., “Los pactos en las uniones convivenciales”, RDF (2015) 70, p. 137. (18) MEDINA, G., en MEDINA, G. – RIVERA, J. C. (dirs.) – ESPER, M. (coord.), Código Civil y Comercial de la Nación, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2014 comentario al art. 456. (19) HERNÁNDEZ, C. A. - FRUSTAGLI, S. A., “El contrato de leasing en el Código Civil y Comercial”, Sup. Esp. Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación. Contratos en particular, 2015 (abril), p. 85. MOLINA SANDOVAL, C. - AMUNATEGUI, C., “Leasing. Estructura jurídica. Leasing operativo, financiero y retroleasing. Cumplimiento y ejecución. Aspectos concursales, contables, impositivos y penales”, Ed. Reus - B de F - Euro, Madrid - Montevideo - Buenos Aires, 2007, p. 23. { NOTAS } Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723) (1) KEMELMAJER de CARLUCCI, A., “Protección jurídica de la vivienda familiar”, Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 1995, p. 97. (2) TSJCba., Sala Civ. y Com., “Banco del Suquía S.A. c. Juan C. Tomassini - P. V. E. - Ejecutivo - Apelación - recurso directo”, auto 456 del 20/10/1999. (3) CS, “Banco del Suquía c. Tomassini, Juan C.”, Fallos: 325:428 (2003). (4) Al amparo de la situación de emergencia económica los estados nacionales y provinciales se han dictado recientemente numerosas leyes suspendiendo la ejecución de subastas de viviendas únicas, incluso las gravadas por hipotecas. Así durante el año 2005, pueden mencionarse la ley nacional 26.062, ley 13.302 de la provincia de Buenos Aires, ley 5525 de la provincia del Chaco, ley 5979 de la provincia de Corrientes, ley 9619 de la provincia de entre ríos, ley 7335 de la provincia de Mendoza, ley 4174 de la provincia de misiones, ley 7583 de la provincia de San Juan, ley 5514 de la provincia de Tucumán y ley 8067 de la provincia de Córdoba. (5) TSJCba., Sala Civ. y Com., “Funes, Germán D. c. Aníbal E. Pollizza y otro - ejecutivo - recurso de casación”, auto 163 del 27/8/2002. (6) En contra de la constitucionalidad, C. Apels. Azul, sala I, 5/11/2015, “Rodríguez, Jorge A. c. Paleo, Elda y/o otro s/ daños y perjuicios” (1-60155-2015ª) A favor C. 2ª Civ. y Com. La Plata, sala II, “H. M. c. G. M. A. s/cobro ejecutivo de alquileres”, 2/10/2015 RC J 6675/15. Ver también GIL DOMÍNGUEZ, A., “Supremacía convencional, inembargabilidad e inejecutabilidad de la vivienda adecuada y derecho común: una mirada distinta”, Sup. Const., 18/2/2014, 37, LA LEY, 2014-A, 324. (7) BASTERRA, M. I., “Aspectos constitucionales del Proyecto de Código”, LA LEY, 2012-F, 1366. (8) FERRAJOLI, L., “Derechos y Garantías” (trad. de Perfecto Ibáñez y Andrea Greppi), Ed. Trotta, Madrid, p. 109. (9) “La inscripción automática de protección de la vivienda —sin que exista exteriorización registral— vulnera el sistema previsto en la ley registral inmobiliaria 17.801. El derecho registral inmobiliario basa su razón de ser en la publicidad de las situaciones jurídicas con vocación registral. De ello deriva el conocimiento o la posibilidad de conocer los emplazamientos registrales, garantizando la seguridad jurídica. Es oponible aquello que está publicitado. Es el requisito propio del régimen de bienes inmuebles previsto legalmente” (MAZZEI, J. B., “Protección de la vivienda única e inscripción registral”, RCCyC 2016 [feb.], p. 267). (10) “Justamente sobre esta última característica y a modo de conclusión extraigo dos consecuencias: i) el régimen actual no establece límites legales cuantitativos para la protección de los frutos generados por la vivienda, sino que lo delega a la razonable interpretación judicial, criterio distintivo que rodea al Código Civil y Comercial en su totalidad; ii) el régimen actual sustituye ‘familia’ por ‘beneficiarios’, demostrando lo que señalé más arriba: hoy la ley ya no busca proteger a la familia en su mera calidad de propietaria de un bien, sino que centraliza su defensa en la persona y derrama sus efectos sobre sus beneficiarios, también en relación con el derecho de propiedad privada, aunque ceñido a su calidad de vivienda” (CAO, C. A., “Derecho a la vivienda o bien de familia? Continuidades y cambios en el Código Civil y Comercial”, RCCyC 2015 [ago.], p. 297). lunes 5 DE septiembre DE 2016 | 3 na o mala fe de ambos o alguno de los cónyuges. Si el matrimonio anulado ha sido contraído de buena fe por ambos cónyuges produce los efectos del matrimonio válido hasta el día que se declare su nulidad (art. 428). Lo mismo en caso de que el cónyuge sea de buena fe y sea titular de una vivienda familiar, ya que si uno solo de los cónyuges es de buena fe, el matrimonio produce todos los efectos del matrimonio válido, pero sólo respecto del cónyuge de buena fe y hasta el día de la sentencia que declare la nulidad (art. 429). Obviamente que si ambos son de mala fe el matrimonio no produce efectos (art. 430). La duda queda cuando uno de los cónyuges es de mala fe, ya que éste no podría argüir la defensa de ejecutabilidad (debido a su mala fe). Pero el principal beneficiario de la situación matrimonial no es él sino fundamentalmente su cónyuge. VI.2. Fallecimiento El fallecimiento de uno de los cónyuges también extingue el beneficio de la inejecutabilidad (ya que lo que justifica esta exclusión no es la familia sino el matrimonio o la unión convivencial). VI.3. Convivencia La inejecutabilidad de la vivienda familiar no requiere necesariamente la convivencia de ambos cónyuges en el inmueble, siempre que viva al menos uno de ellos. La convivencia no es, necesariamente, una condición de subsistencia de la conyugalidad (ya que puede haber matrimonio sin convivencia), pero sí lo es en la unión convivencial. El art. 523, inc. g), señala que la unión convivencial finaliza por el cese de la convivencia mantenida. La interrupción de la convivencia no implica su cese si obedece a motivos laborales u otros similares, siempre que permanezca la voluntad de vida en común (20). VI.4. Anterior a la deuda Para que la vivienda sea inejecutable, el matrimonio debe haber sido celebrado con anterioridad a la deuda. En realidad, el art. 456, 2º párr., no señala así expresamente sino que dice que “no puede ser ejecutada por deudas contraídas después de la celebración del matrimonio” (sic). Si la deuda es contraída el mismo día del matrimonio (v. gr. un pagaré o gasto originado por la celebración) la vivienda puede ser ejecutada y no goza de este beneficio. La norma no exige que la vivienda familiar haya sido adquirida por los cónyuges de manera previa a la deuda. La deuda debe ser anterior al matrimonio, pero no así de la adquisición de la vivienda familiar. Por ello, podría ocurrir que una pareja celebre su matrimonio, luego contraiga una deuda y después adquiera una vivienda familiar. El hecho de que la fecha de adquisición de la vivienda familiar sea posterior al matrimonio, pero anterior a la deuda, no habilita la ejecución de la vivienda. Esta vivienda familiar goza igualmente del beneficio de inejecutabilidad. Podría ocurrir que, de manera previa al nacimiento de la relación creditoria, no sólo se haya celebrado el matrimonio sino que habiten una determinada vivienda familiar. Pero luego, por cuestiones familiares o laborales, resuelvan adquirir otra vivienda familiar y mudarse allí. Es claro que el acreedor no estará legitimado para ejecutar la nueva vivien{ NOTAS } (20) VIDO, M., “Cese de la unión convivencial: de los problemas de la legislación dispersa al reconocimiento expreso en el nuevo Código Civil y Comercial”, RDF 2015-I, p. 25. (21) MEDINA, op. cit., comentario al art. 456. da familiar, aun cuando sea adquirida con posterioridad. Obviamente que si el deudor mantiene la originaria vivienda, podrá ejecutarla (porque ha dejado de ser una vivienda familiar). Incluso la ley alude a inejecutabilidad (no a inembargabilidad). El acreedor podrá trabar embargo, pero no ejecutarlo. Ahora bien, frente a la “mudanza” de la vivienda familiar, se desactiva el beneficio de la inejecutabilidad, pudiendo —en este caso— el acreedor de uno de los cónyuges ejecutar la ex vivienda familiar, en virtud del embargo oportunamente trabado. VI.5. Carácter de la vivienda No se requiere que se trate de un bien ganancial o propio, ni que los cónyuges se adscriban al régimen de comunidad o separación de bienes. VI.6. Inscripción de la unión convivencial La línea de tiempo referida a la celebración del matrimonio marca un paralelo con la “inscripción” de la unión convivencial. El beneficio de la inejecutabilidad de la vivienda familiar sólo se tiene si existe “inscripción” de la unión convivencial y la obligación nace con posterioridad a dicha inscripción. Lo que marca esta línea divisoria no es la registración estrictamente, sino la petición de registración (principio de rogación), que tendrá efectos retroactivos al día de su presentación (retroprioridad). Aunque la unión convivencial tenga una duración mayor a la requerida para la registración (dos años, art. 510, inc. d), lo relevante será no que se haya cumplido dicho plazo antes del nacimiento de la deuda sino que la unión se haya efectivamente inscripto con anterioridad. No importa si la unión convivencial es de veinte o treinta años o si el inmueble también se adquirió en dicha fecha, aun en condominio; lo relevante es la registración que brinda cierta publicidad registral a esta relación humana de hecho. VII. Acreencias Los arts. 456, 2º párr., y 522, 3º párr., Cód. Civ. y Com. no establecen ninguna diferenciación, según la clase, naturaleza, monto, causa, calidad, etc. de la acreencia. Lo único que la norma exige para poder ejecutar la acreencia es que ésta sea anterior a la celebración del matrimonio o que ésta haya sido contraída por ambos cónyuges conjuntamente (o por uno de ellos con el asentimiento del otro). No existe ningún otro supuesto excluido. VII.1. Excepciones El sentido ordinario de las cosas y la razonabilidad en la interpretación de las normas, imponen ciertas excepciones a un texto tan amplio como el propuesto por la norma. El ordenamiento (incluso el diálogo de fuentes) impone soluciones en la que los valores sustentantes de normas en conflicto pueden dar respuestas diferentes a un solo texto legal. Quizá la primera cuestión a resolver es respecto de la aplicabilidad de las exclusiones del bien de familia (arts. 244 y ss.) a la vivienda familiar. ¿Es aplicable el art. 249 a este régimen de inejecutabilidad? ¿Cuáles son los alcances? El art. 249 señala enfáticamente que la afectación es inoponible a los acreedores de causa anterior a la afectación (lo que sería en términos de la vivienda familiar: la vivienda familiar puede ser ejecutada por los acreedores de causa anterior a la celebración del matrimonio o registración de la unión convivencial). Pero agrega: “La vivienda afectada no es susceptible de ejecución por deudas posteriores a su inscripción, excepto: a) obligaciones por expensas comunes y por impuestos, ta- sas o contribuciones que gravan directamente el inmueble; b) obligaciones con garantía real sobre el inmueble, constituida de conformidad a lo previsto por el art. 250; c) obligaciones que tienen origen en construcciones u otras mejoras realizadas en la vivienda; d) obligaciones alimentarias a cargo de titular a favor de sus hijos menores de edad, incapaces o con capacidad restringida”. Luego de analizar otros supuestos, concluye: “En el proceso concursal, la ejecución de la vivienda sólo puede ser solicitada por los acreedores enumerados en este artículo”. Se ha señalado que el problema se plantea con las deudas que derivan de tasas, contribuciones que gravan al inmueble, como así también de los servicios o de las deudas por expensas comunes, y de obligaciones derivadas de las reformas o construcciones realizadas en la vivienda; entendemos que en tales casos, el inmueble puede ser ejecutado cuando los cónyuges conjuntamente han contraído la deuda ya que indiscutiblemente ambos han prestado su asentimiento a la prestación del servicio o a la realización de la mejora, o se han beneficiado con el objeto de la tasa o contribución; o se trata de deudas que hacen al sostenimiento del hogar conyugal que ambos cónyuges responden solidariamente con todo su patrimonio. Esta norma debe analizarse en conjunto con lo dispuesto en forma general para la protección de la vivienda (21). VII.2. Conservación de la vivienda Las obligaciones del art. 249 hacen a la mantención y conservación de la cosa. Resulta difícil sostener que una vivienda familiar (unidad funcional en propiedad horizontal o conjunto inmobiliario) no pueda ser ejecutada por incumplimiento de expensas (que hacen al mantenimiento mismo de la cosa), por impuestos y tasas especialmente afectados al inmueble (inmobiliarios, tasas de barrido, limpieza, cloacas, etc.) o incluso por construcciones que han procurado mejorar o reparar el inmueble en cuestión. En estos casos no es necesario que la deuda sea contraída por ambos cónyuges o convivientes (ni que se haya dado asentimiento alguno). La ejecución procede igualmente. VII.3. Obligación alimentaria Queda la duda con relación al art. 249, inc. d), referida a las obligaciones alimentarias. Este supuesto no estaba en el régimen de bien de familia anterior y en algún punto pone en disputa dos valores contrapuestos: vivienda familiar (en la que hay necesariamente un matrimonio o convivencia, pues no sería familiar, a diferencia del nuevo régimen de bien de familia que puede ser constituido por personas solteras) y las necesidades alimentarias de hijos menores o incapaces (que pueden no convivir con dichos progenitores). VII.4. Deudas tributarias Obviamente que no podrán ejecutar la vivienda familiar las deudas tributarias con causa en impuestos generales o no relacionados con el inmueble en sí, nacidos con posterioridad al matrimonio. Por ello, los créditos tributarios derivados de impuesto a las ganancias, valor agregado, mínima presunta, créditos y débitos, aportes previsionales, ingresos brutos, tasas de justicia, sellos, tasas municipales, diversos tipos de multas e infracciones, etc. no podrán ejecutar la vivienda familiar. Podría ocurrir que en la ejecución de ciertos créditos fiscales periódicos (v.gr., ganancia o valor agregado) el juez deba segmentar la ejecución, habilitando sólo la ejecución de los créditos de origen o causa anterior a la celebración del matrimonio o registración de la unión convivencia. VII.5. Cuenta corriente bancaria En el caso de la cuenta corriente bancaria (en la que el contrato se suscribe muchas veces con cierta anterioridad, pero el crédito nace recién cuando se produce el cierre de la cuenta corriente) cabe entender que la inejecutabilidad se produce si el matrimonio es anterior al cerramiento de la cuenta. El art. 1406 señala que producido el cierre de una cuenta, e informado el cuentacorrentista, si el banco está autorizado a operar en la República puede emitir un título con eficacia ejecutiva. Podría ocurrir que el deudor celebre el contrato de cuenta corriente bancaria siendo soltero, con posterioridad contraiga matrimonio (o registre su unión convivencial) y luego se produzca el endeudamiento con la entidad financiera. En este caso, el banco no podrá ejecutar la vivienda familiar por ser el crédito posterior a la celebración del matrimonio. La excepción, claro está, podría ser la renuncia expresa a los beneficios de la vivienda familiar. VII.6. Deuda laboral En el supuesto de una deuda laboral (en la que el empleador justamente sea el deudor en función de un despido u otro concepto, tales como una diferencia salarial, vacaciones no gozadas, etc.) habrá que estarse al nacimiento de la acreencia laboral. El trabajador sólo podría ejecutar la vivienda familiar de su empleador si el despido se originó de manera previa a la celebración del matrimonio (o registración de la unión convivencial), aun cuando la relación laboral haya nacido varios años antes de la celebración del matrimonio. El nacimiento de una relación laboral no necesariamente origina un crédito laboral. El crédito laboral se origina cuando la extinción del vínculo se produce de cierta manera o bajo ciertas condiciones. Puede existir renuncia o despido con causa y esa forma de extinción no genera una obligación para el empleador. El hecho de que exista litigiosidad laboral no implica que toda relación de empleo sea un crédito (o juicio) en potencia. Distinto sería el caso de ciertas relaciones laborales (personal doméstico) en la que si bien uno sólo de ellos es formalmente el empleador, la familia toda (a fortiori, el matrimonio o unión convivencial) se benefician con su actividad laboral. Parece lógico entender que en este caso la vivienda familiar podría ser garantía de una posible acreencia laboral. Obviamente que la cuestión sería distinta si el matrimonio logra la “afectación de la vivienda” en los términos de los arts. 244 y ss. VII.7. Daños y perjuicios Algo similar ocurre con los créditos derivados de daños y perjuicios. Para determinar si el crédito por daños y perjuicios es anterior o posterior al matrimonio deberá estarse a su ocurrencia o generación. Incluso cuando se trata de daños continuados. Casos de mala praxis profesional, daños derivados de una cosa riesgosa, rupturas contractuales, no entrega de la posesión de inmueble, etc., sólo vinculan a quien ocasionó el daño y si este daño tiene origen posterior al matrimonio (o inscripción de la unión convivencial), el acreedor no podrá cobrarse de la vivienda familiar. Si la responsabilidad es solidaria y afecta a ambos (v.gr., los dos profesionales actuaron en el acto o celebraron el mismo contrato), resulta claro que no podrán escudarse en el beneficio de la inejecutabilidad. Ambos (cónyuges o convivientes) coadyuvaron al nacontinúa en página 4 4 | lunes 5 DE septiembre DE 2016 viene de PÁGINA 3 cimiento de la acreencia. La causa es única y vincula a los cónyuges o convivientes. En el caso de responsabilidad concurrente (ambos cónyuges deben lo mismo por causas diferentes, art. 850) la cuestión es más confusa, ya que la causa de la obligación es diferente. Podrían converger en un mismo daño (v.gr., accidente de tránsito), un factor atribución objetivo (riesgo, art. 1757) y subjetivo (culpa, art. 1724); caso típico en que uno de los cónyuges conduce el vehículo registrado a nombre del otro. Criterios de razonabilidad y cierta coherencia impedirían a los cónyuges escudarse en la diferencia causal, aun cuando el daño sea exactamente el mismo. Obviamente que si el daño es ocasionado por la misma vivienda familiar (defecto, derrumbe, construcción, etc.) sea a una persona o incluso a inmuebles colindantes, no podrá excusarse la ejecutabilidad de la vivienda. Existen casos en los que los cónyuges son solidariamente responsables. En el régimen conyugal existen dos casos que son muy claros y en los que puede existir comunicación de las deudas de la antigua y erróneamente llamada sociedad conyugal. VII.8. Solidaridad El art. 461, bajo el acápite “responsabilidad solidaria” (22) señala que los cónyuges responden solidariamente por las obligaciones contraídas por uno de ellos para solventar las necesidades ordinarias del hogar o el sostenimiento y la educación de los hijos de conformidad con lo dispuesto por el art. 455. Dicho de otro modo: ambos cónyuges son solidariamente responsables por obligaciones originadas en necesidades del hogar o la educación de sus hijos y por ello no podrían excusarse en la inejecutabilidad de la vivienda familiar. Es indiferente si los cónyuges acordaron separación (art. 505) (23) o comunidad de bienes (art. 469). La responsabilidad es la misma y también resulta aplicable a las uniones convivenciales (art. 521) (24). El art. 467, 2º párr., señala que por los gastos de conservación y reparación de los bienes gananciales responde también el cónyuge que no contrajo la deuda, pero sólo con sus bienes gananciales. En este caso, debe existir régimen de comunidad de bienes (por ello, no se aplica si hay separación de bienes) y la vivienda familiar debe ser ganancial (ya que si es propia tampoco hay responsabilidad del otro cónyuge). Este supuesto no se aplica a las uniones convivenciales. VIII. Asentimiento No existen mayores inconvenientes cuando la obligación fue contraída por ambos cónyuges (v.gr. una hipoteca, una fianza, colibramiento de un título valor, etc.). Pero no quedan claro los alcances. La ley alude también a “asentimiento” del otro cónyuge (arts. 456, 2º párr. y 522, 3º párr.). Resultan de aplicación otros dispositivos relacionados con el asentimiento para la disposición de la vivienda familiar. Por ello, en todos los casos en que se requiere el asentimiento del cónyuge para el otorgamiento de un acto jurídico, aquél debe versar sobre el acto en sí y sus elementos constitutivos (art. 457). Además, uno de los cónyuges puede ser autorizado judicialmente a otorgar un acto que requiera el asentimiento del otro, si éste está ausente, es persona incapaz, está transitoriamente impedido de expresar su voluntad o si su negativa no está justificada por el interés de la familia. El acto otorgado por autorización judicial es oponible al cónyuge sin cuyo asentimiento se lo otorgó, pero de él no deriva ninguna obligación personal a su cargo (art. 458). Obviamente que este asentimiento no podrá darse por mandato (25) o poder (art. 459) (26). La integración del régimen de la vivienda familiar junto con la regulación de la disposición de la vivienda familiar y sus bienes, impone desechar la posibilidad de que el asentimiento pueda ser conferido implícitamente. Deberá ser siempre expreso y al efecto de un acto concreto. No son válidos los asentimientos generales y sin relación a un acto concreto. Tampoco puede hacerse en una convención matrimonial (27). IX. Orden público la celebración de un mutuo, hipoteca, fianza, contrato de locación o cualquier otro instrumento. ejecución individual o colectiva. Si el inmueble se subasta y queda remanente, ésta se entrega al propietario del inmueble (32). Basta con señalar en el acto que puede originar la acreencia que el cónyuge renuncia al beneficio de la inejecutabilidad de la vivienda familiar previsto en el art. 456, 2º párr. No podría entenderse que es una renuncia abusiva porque muchas veces dicha renuncia es el motivo por el que se celebra el contrato o se da crédito. Bajo el régimen anterior quedaba la duda sobre la mecánica antes descripta (33), más allá de que existían precedentes que habían aceptado una interpretación muy similar a la del art. 249, aun sin norma expresa. Una solución analógica podría ser una interpretación razonable, en tanto se tengan en cuenta los valores tutelados por la norma. No es menester que los hijos (u otros miembros de la familia) renuncien a este beneficio, porque si bien los hijos u otros miembros de la familia resultan beneficiados indirectamente por la inejecutabilidad de la vivienda familiar (28), no están autorizados a dar el asentimiento. Tampoco debe participar el ministerio público ni el asesor de menores en esta renuncia. X. Proceso concursal Al igual que el bien de familia (29) reformulado en el Código Civil y Comercial (30), este beneficio resulta también oponible en el marco de un proceso concursal, más concretamente la quiebra (porque en el concurso difícilmente tendría aplicación). El juez no podría procurar la realización de este bien. Deberían existir acreedores anteriores al matrimonio (o registración de la unión convivencial) que justifiquen la posibilidad de ejecución prevista en el art. 456, 2º párr. X.1. Síndico El síndico no podría procurar la ejecución del inmueble donde se asienta la vivienda familiar (31). No tiene legitimación (pues ya lo había ratificado la Corte Suprema para el bien de familia y en algún punto lo refrenda el art. 249). Tampoco puede disponerlo el juez oficiosamente. X.2. Acreedores La posibilidad de otorgar un asentimiento para ciertos actos (o contraer conjuntamente la deuda) ratifica que no es una norma de orden público. Es disponible por las partes y por ello, la inejecutabilidad de la vivienda familiar es renunciable por la otra parte. Dicha renuncia podría otorgarse juntamente con Requiere de acreedores interesados que exciten el proceso de subasta. Queda la duda sobre la aplicación del art. 249, 3º párr., que dice que los acreedores sin derecho a requerir la ejecución no pueden cobrar sus créditos sobre el inmueble afectado, no sobre los importes que la sustituyen en concepto de indemnización o precio, aunque sea obtenido en subasta judicial, sea ésta ordenada en una dispusiera la otra parte. Lo mismo si ambos otorgan la escritura de venta del bien ganancial y nada dicen expresamente sobre el asentimiento exigido por la ley. Sería absurdo pensar que están disponiendo del todo, o sea cada uno su parte indivisa y simultáneamente no estén asintiendo. (...) La posición más estricta rechazó esta posibilidad sosteniendo que implicaba una renuncia a la facultad de oponerse al acto. Tal renuncia desde esa óptica contrariaba el orden público que establecía el control de los actos dispositivos del otro. En la corriente opuesta se afirmó que los cónyuges podían en uso de su autonomía acordar otro modo de cumplir con la exigencia legal, ello basado en la confianza que debe existir entre ellos y la posibilidad de revocación. La primera resultó ser la opinión mayoritaria y la que prevaleció en el proyecto. El art. 457 dice: “En todos los casos en que se requiere el asentimiento del cónyuge para el otorgamiento de un acto jurídico, aquél debe versar sobre el acto en sí y sus elementos constitutivos”. El asentimiento puede otorgarse anticipadamente pero no en términos generales sino que debe versar sobre el acto en sí. De este enunciado se deduce que debe decir si se presta para constituir un gravamen o para disponer del bien, si es para aportarlo a una sociedad o venderlo a un tercero. La norma se refiere también a los elementos constitutivos. Esto nos remite a los elementos constitutivos del acto principal. (...) f) Asentimiento prestado por mandatario. El art. 1277 del código no establece una forma legal para prestar el asentimiento, por lo tanto puede ser prestado por el otorgante o por medio de un mandatario. Por su parte el art. 1276 refiriéndose al mandato entre cónyuges exime de la obligación de rendir cuentas. La doctrina ha entendido que el asentimiento puede darse personalmente o por medio de mandatario. Lo que ha estado en discusión es si puede estar incluido en un mandato amplio o si debe ser específico. No es del caso volver sobre los argumentos profusamente vertidos, dado que el proyecto tiene una norma expresa al respecto. El art. 459 dice “Uno de los cónyuges puede dar poder al otro para representarlo en el ejercicio de las facultades que el régimen matrimonial le atribuye, pero no para darse a sí mismo el asentimiento en los casos en que se aplica el art. 456...”. Esta primera parte reconoce la validez del mandato entre cónyuges, punto pacífico en el ámbito doctrinario. La discusión siempre versó sobre el tema que aborda con relación al asentimiento. En este punto el proyecto se enrola en la doctrina más rigurosa, negando no sólo como lo hace en el art. 457 el apoderamiento amplio sino más aún, prohibiendo que un cónyuge apodere al otro para prestar tal asentimiento para disponer de los derechos sobre la vivienda” (CAPPARELLI, J.C., “Protección de la vivienda matrimonial en el Proyecto del Código Civil y Comercial de la Nación”, RDFyP 2012 [nov.], p. 27). (27) Ver, MOLINA de JUAN, M. F., “Comentario al art. 448”, en KEMELMAJER, A.R. - HERRERA, M. LLOVERAS, N. (dir.), Tratado de Derecho de Familia, Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2014, t. I, p. 578. (28) SOLARI, N., “La vivienda y su protección a los hijos. Su relación con el artículo 1277 del Código Civil en Derecho de Familia”, RDF Nº 29 (2004), p. 111. X.3. Extensión de quiebra El hecho de que la quiebra sea declarada por extensión (arts. 160 y 161, LCQ) o que exista una responsabilidad de terceros (art. 173, LCQ) (34) no permite imponer el levantamiento del beneficio de la inejecución. Lo importante no es el origen de la posible responsabilidad sino la existencia de acreedores anteriores o posteriores. X.4. Finalización de la quiebra Obviamente que una forma conclusiva de la quiebra (distribución total, carta de pago, avenimiento, fórmula mixta, etc.) impide cualquier ejecución de la vivienda familiar con motivo de la quiebra. XI. Aspectos procesales Se trata de una defensa que naturalmente debe articularse en un proceso tendiente a la ejecución de la vivienda familiar. Y por ello, esta defensa debe articularse con el plexo procesal previsto en las distintas jurisdicciones procesales. No cabe aquí profundizar estos aspectos, pero es necesario señalar que se trata de una “inejecutabilidad” y no de una “inembargabilidad”. El embargo puede ser trabado perfectamente en el inmueble donde se asienta la vivienda familiar y así se exhibirá en la publicidad registral. El acreedor embargará, pero no podrá ejecutar su crédito y proceder a la realización en subasta pública si no acredita alguna causal de exclusión de dicho beneficio (v.gr., ser acreedor anterior, que la vivienda ya no es familiar, que se extinguió el matrimonio o la unión convivencia, que se trata de acreedores excluidos, etc.). Dicha defensa no debe articularse al momento del embargo del bien, más allá que en esta oportunidad —si se tiene conocimiento, ya que las medidas cautelares se dictan inau- { NOTAS } (22) “La responsabilidad de los cónyuges por las deudas contraídas por cada uno de ellos durante el matrimonio, referidas al mantenimiento del hogar, la asistencia y educación de los hijos comunes, es motivo de tratamiento como parte del llamado régimen primario obligatorio e inderogable en la mayoría de las legislaciones que permiten la mutabilidad del régimen matrimonial. De esta manera cualquiera sea la opción que realicen los cónyuges deberán someterse a esas normas que limitan su libertad y autonomía teniendo en vista el interés familiar y de terceros” (HERNÁNDEZ, L. B., “Las deudas de los cónyuges en el Código Civil y Comercial”, LA LEY, 2015-C, 804). (23) BASSET, Ú. C., “Las tres puertas de ingreso al régimen de separación de bienes”, RCCyC 2015 (dic.), p. 11. (24) PELLEGRINI, M. V., “Efectos jurídicos de las uniones convivenciales: la forma en garantía del fondo”, RCCyC 2015 (nov.), p. 46. (25) MOLINA SANDOVAL, C., “El mandato societario”, Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2008, p. 189. (26) Se ha señalado que respecto de la forma del asentimiento no “existe disposición expresa al respecto, por lo tanto rige el principio de libertad de formas. (...) Pacíficamente ha sido aceptado que ambas formas son posibles. Un caso típico de asentimiento tácito es el de un cónyuge que da poder al otro para disponer de un inmueble ganancial que tienen en condominio. Si la disposición es por la totalidad del inmueble no sería posible que quisiera apoderarlo para disponer su parte sin que prestara el asentimiento para que el otro (29) LLAVER, M. I., “Incidencias del Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación en el Régimen Concursal”, DJ 1/4/2015, p. 85. (30) DI LELLA, N. J., “Afectación de la vivienda y quiebra del constituyente ante la nueva regulación civil y comercial”, LA LEY, 2016-D, 709. (31) Así, por ejemplo, KEMELMAJER de CARLUCCI, A. - PARELLADA, C. - MEDINA, G., “Bien de familia y quiebra”, RDCO, 1984, p. 467; ROITMAN, H. - CHIAVASSA, E. N., “Bien de familia, vivienda única y quiebra”, RDPyC, 2011-1; JUNYENT BAS, F. - IZQUIERDO, S., “La protección de la vivienda familiar. Alcance e integración en el Derecho, con especial énfasis en la normativa concursal”, RDPyC, 2011-1. En contra: ESPARZA, G. A., “Desafectación del bien de familia en la quiebra: algunas observaciones en materia de legitimación en los procesos concursales”, JA, 24/3/2004. (32) OTTAVIANO, G. D., “Bien de familia y quiebra”, DJ, 12/7/2006, p. 759; DI LELLA, P., “Bien de familia y quiebra”, LA LEY, 2003-D, p. 713; GARAGUSO, H., “Efectos patrimoniales en la Ley de Concursos”, AdHoc, Buenos Aires, 1997, p. 144. (33) MEDINA, G. - PANDIELLA, J. C., “Bien de familia y subrogación”, RDPyC, 2011-1; GUASTAVINO, E. P., “Subrogación del bien de familia con oponibilidad retroactiva. ¿Principios generales y analogía en caso de silencio de la ley?”, JA, 1997-III, p. 84. (34) JUNYENT BAS, F. - MOLINA SANDOVAL, C., “Ley de Concurso y Quiebras comentada”, Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2013, t. II, 3ª edic., p. 766. lunes 5 DE septiembre DE 2016 | 5 dita altera pars— se puede hacer una reserva respecto de la inejecutabilidad de la vivienda familiar. legitimado los herederos del bien sujeto a inejecutabilidad (pues el fallecimiento de un cónyuge extingue el beneficio). La oportunidad procesal se vislumbra cuando el acreedor procura la subasta (esto es, cuando iniciar los trámites de subasta). En nuestra opinión, la no oposición al inicio de la ejecución de la vivienda en el plazo de seis meses de haberlo conocido (que es el plazo que la ley prevé para la oposición a los actos de disposición de la vivienda familiar y que es de caducidad (35)) no debería ser aplicable, pues no está incluido como aplicable a todo el artículo sino sólo a la disposición. El objeto de este incidente sólo procura su no realización en subasta, pero no impide el embargo. El proceso de inejecutabilidad de la vivienda familiar sólo impide su subasta (ésta debe ser la parte dispositiva), pero no debe ordenar el levantamiento del embargo ni otras medidas (v.gr., indisponibilidad). Pensamos que el límite debería ser la subasta de la vivienda familiar, ya que sería gravoso hacer cargar al tercer adquirente en subasta con la inacción del deudor (al que se le subastó su propia vivienda). En algunos casos justificados, obviamente la vía procesal podría ser la nulidad de la subasta realizada. Pero deben advertirse elementos suficientes que permitan inferir que el ejecutado no ha incurrido en una contradicción con sus propios actos (teoría de los actos propios) ni que está actuando de mala fe. La vía procesal podría ser un “incidente” de inejecutabilidad, en el cual se acrediten los extremos que exige la norma de fondo para impedir la realización del bien. El rechazo del incidente, obviamente, configura una sentencia definitiva que puede habilitar el recurso de casación (36). Los legitimados activos son sólo los cónyuges (o convivientes) y no los otros integrantes de la familia. No debería tener participación el asesor de menores ni el Ministerio Público, salvo que se haya impugnado la constitucionalidad de la norma. Tampoco parecen estar La finalidad de esta defensa de inejecutabilidad es garantizar la vivienda del matrimonio (e indirectamente de la familia) y evitar que se pueda afectar su derecho a la vivienda mediante la ejecución del inmueble por acreencias del otro cónyuge. XII. Un caso reciente Son pocos los precedentes que se han presentado hasta el presente. Uno de ellos es un conflicto decidido por la Cámara de Trelew (37). En el marco de la ejecución de una sentencia ejecutiva de un pagaré, un matrimonio (y su hijo) promueven un incidente de nulidad de la subasta que había rematado la vivienda familiar y con invocación de la Constitución Nacional y de tratados de derechos humanos. En primera instancia el incidente se rechaza in limine por falta de legitimación, por una cuestión de derecho transitorio (art. 7, Cód. Civ. y Com.) y porque uno de los peticionantes había pedido la quiebra propia. El incidentista presenta recurso de apelación y la sala B de la Cámara de Apelaciones de Trelew revoca el fallo declarando su carácter de vivienda familiar y que no se presentan las excepciones del art. 456, 2º párr., Cód. Civ. y Com. { NOTAS } (35) MÁRQUEZ, J. F. - CALDERÓN, M. R., “Prescripción y caducidad en el Código Civil y Comercial”, LA LEY 2015-C, 743. (36) MOLINA SANDOVAL, C., “Recurso de casación. Aspectos sustanciales, argumentales y procesales”, Ed. Advocatus, Córdoba, 2016, p. 415. (37) C. Apels. Trelew, sala B, “P. C. S.A. c. R., G. D. y otro s/ ejecutivo”, 11/12/2015. Ver su comentario en: MÉNDEZ, R. A., “Inejecutabilidad de la vivienda familiar durante el matrimonio”, DFyP 2016 (julio), p. 47. El tribunal ad quem señaló: (i) “En este marco legal y fáctico, no cabe sino concluir que se acreditó en autos que el inmueble sujeto a ejecución parcial constituye la vivienda familiar, y que la deuda fue contraída por uno de los cónyuges sin el asentimiento del restante, de tal modo que resultan inaplicables al caso las excepciones que prevé la regla. Por ello, se adelanta que el inmueble en cuestión era inejecutable al tiempo de realizarse su subasta y en consecuencia procede declarar la nulidad de la misma”. (ii) “La injerencia estatal que limita la disponibilidad de la vivienda familiar, afectando la autonomía de la voluntad del cónyuge titular del bien encuentra justificación indiscutible en el principio de solidaridad, colocando a la vivienda familiar —y a los enseres que la componen— en un lugar central por su implicancia para las personas que integran la familia. La protección jurídica de la vivienda que emana de dicha norma comprende el derecho “a la vivienda”, que es un derecho fundamental de la persona, nacido de la vital necesidad de poder disfrutar de un espacio habitable suficiente para desarrollar su personalidad, reconocido en los arts. 17 de la Const. Nac., 20 de la Const. Prov., además de la inembargabilidad del bien de familia que consagra el art. 25 y el reconocimiento de derechos no enumerados en su texto pero que corresponden al hombre en su calidad de tal como individuo y como integrante de la sociedad. Asimismo, los tratados internacionales de jerarquía constitucional (art. 75, inc. 22 de la CN), abonan la decisión que aquí se adopta”. (iii) “En efecto, el art. 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en su art. XXIII, el art. 21 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el art. 11 del Pacto Internacional de Derechos, Económicos, Sociales y Culturales, reconocen el derecho a la propiedad y a la vivienda. Todos ellos de aplicación al caso conforme la manda del art. 22 de la Constitución Provincial en cuanto edicta que las normas relativas a los derechos fun- damentales y a las libertades que la Constitución Nacional y la presente reconocen, se interpretan de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos, los tratados y los acuerdos internacionales sobre la misma materia ratificados por la Nación Argentina”. (iv) “El art. 456 del CCyC, en correlación con las Cartas Magnas y Tratados Internacionales antes mencionados, recepta este principio protectorio, de tal modo que sólo admite la agresión patrimonial sobre la vivienda familiar si el consorte no titular también hubiere contraído la deuda y/o en el caso en que hubiere tenido conocimiento de la misma y hubiese prestado su anuencia”. (v) “Esta regla conjuntamente con el régimen de afectación de la vivienda previsto en los arts. 244 a 256 del CCyC garantizan la indemnidad de la vivienda familiar procurando al grupo familiar un sistema protectorio superable sólo por los supuestos de excepción que taxativamente establece. Al respecto, es de considerar que en el derecho de familia la existencia de una restricción a la autonomía de la voluntad mayor que en otras áreas del derecho privado responde a la prevalencia del orden público que en esta materia es superlativa, a diferencia de otras áreas, como la contractual, en la que por principio las normas no son de orden público y los derechos involucrados en las relaciones obligacionales que se generan son disponibles por la voluntad de las partes”. l Cita on line: AR/DOC/2541/2016 MÁS INFORMACIÓN Méndez, Romina A., “Inejecutabilidad de la vivienda familiar durante el matrimonio”, DFyP 2016 (julio), 47, LLPatagonia 2016 (agosto), 5. Silva, Cristina, “El Régimen de afectación de la vivienda en el Código Civil y Comercial”, DFyP 2016 (junio), 3. Rodríguez Junyent, Santiago, “Protección de la vivienda única en el Código Civil y Comercial de la Nación”, LLC 2016 (marzo), 131. _Columna de OPINIÓN Ley de blanqueo viene de tapa sa”, instalando preconceptos o prejuicios a veces por desconocimiento otras por razones crematísticas; porque no saben o no les conviene decir lo que saben. Es simple: una explicación compleja lleva más que unos minutos y puede que asuste. No exageremos, nadie dice que quien busca asesoramiento quiere una clase magistral sobre trust. Hablamos de quien oculta, porque con una media verdad hay más chance de atrapar al “cliente”. Media verdad, sabemos que en definitiva es una mentira. Ya sea por una cosa o la otra, desinforman y confunden. En síntesis, en nuestro medio se comete —no todos por supuesto— la torpeza de la cómoda generalización y la simplificación, por la razón que fuera, suponiendo que trust es sinónimo o tiene identidad con el fideicomiso latino y más aún con el latinoamericano contemporáneo; máxime desde la incorporación del último al régimen nacional a través de la parcialmente derogada ley 24.441 mejorado en los arts. 1666/1707 del Cód. Civ. y Com. 4) Sucede que el trust en algunas de sus muchas especies anglosajonas, angloamericanas, etc., puede ser parecido a nuestro fideicomiso (muy útil por cierto) y otras tienen poco o nada que ver con este último pero —la más de las veces— por una comodidad verbal o necesidad de traducción de un idioma al otro, con pocas excepciones lo denominan “fideicomiso”. La identificación generalizada es un grave error y —además— peligroso. Por eso produce yerros complejos que inciden en la aplicación de nuestro sistema de derecho internacional privado (4) , conflicto con las normas de orden público que imperan en nuestro régimen, y con muchísima más fuerza en lo tributario y sus derivaciones en materia penal. 5) La globalización es un fenómeno que irrumpió hace casi tres décadas. Obliga, a la vez que favorece, a una creciente cantidad de operadores jurídicos locales a atender cuestiones que antaño estaban reservadas a una reducida élite, generalmente especializada en prestigiosas y costosas universidades del exterior. Bienvenida, por lo socialmente útil y digna de elogio, una especialización cursada más allá de nuestras fronteras como lo es una desarrollada localmente que amplía el cuerpo de profesionales capacitados. 6) Para dar una idea de incompatibilidad de regímenes, nuestro fiduciario tiene un dominio imperfecto o la propiedad, según cuál sea la especie del bien fideicomitido, y el beneficiario y/o fideicomisario tengan un derecho personal o creditorio en el contrato de fideicomiso. En cambio, en la especie de trust aproximada, el fiduciario (trustee) es el propietario legal (legal owner) bajo el derecho común (common law) y el beneficiario (beneficiary) es el propietario equitativo en el derecho - equidad (equity). Para los anglosajones y angloamericanos, por ejemplo, es natural tener un sistema jurídico dual que interacciona y viene de dos vertientes diferentes, mientras que para los latinos es confuso y poco digerible. 7) Es difícil para un jurista argentino, con la formación que recibe, el ejercicio docente, profesional, etc., dejar de lado —por ejemplo— los principios del dominio como derecho real principalísimo, para abrir su mente respecto de otro sistema de derecho de propiedad que no se explica con nuestra categoría. A la inversa, un jurista anglosajón o angloamericano tiene tantas o más dificultades para abordar el sistema jurídico latino continental en los diversos órdenes. 8) Ahora, ¿cómo y por qué los argentinos nos acercamos al trust más aproximacontinúa en página 6 { NOTAS } Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723) (1) Código Civil de Quebec, arts. 1260 y ss. (2) Loi 2007-211; KIPER, Claudio M. - LISOPRAWS- KI, Silvio, “La ley francesa de fideicomiso”, LA LEY 2007-F, 982. (3) La reglamentación (Decreto 895/2016) aclaró en el art. 4º que “Podrán realizar la declaración voluntaria y excepcional en los términos del artículo 39 de la Ley Nº 27.260 cualquiera de los fideicomitentes, fideicomisarios, fundadores, constituyentes o aportantes de fideicomisos o fundaciones o asociaciones o cualquier otro ente similar constituido en el exterior”. Se despejó así una duda planteada acerca de la expresión “beneficio” que contiene la citada ley. (4) SCOTTI, Luciana, “¿Cuál es el derecho aplicable en materia de contratos internacionales? Un análisis de las disposiciones del CCyCN”, 26/8/16, Newsletter. 6 | lunes 5 DE septiembre DE 2016 viene de PÁGINA 5 do con el contrato de fideicomiso de los arts. 1666/1707 del Cód. Civ. y Com.? A principios de la década de los 90 se necesitaba en nuestro mercado de capitales un “vehículo” de aislamiento de activos para “titulizarlos” o “securitizarlos” por medio de valores negociables en la oferta pública. Con esa motivación en el título I de la ley 24.441 legislamos el contrato de fideicomiso y con dicha ley modificamos el art. 2662 (dominio fiduciario) y le hicimos un agregado al art. 2670 del Cód. Civil derogado, para aprovecharlos. En esa ley dimos las reglas generales del contrato, y muy poco del testamentario, a la vez que inventamos la denominación “fideicomiso financiero” para designar la especie que se dedicaría a satisfacer la señalada motivación. El legislador tomó normas de proyectos locales frustrados e ideas de la legislación internacional, como la colombiana y mexicana principalmente. Así se tipifica en 1995 —en la citada ley— el contrato de fideicomiso de cuño latinoamericano (5). 9) La génesis de la idea de este contrato sui generis o híbrido es de principios del siglo XX. En Panamá y México es donde se ubica el comienzo del proceso evolutivo que llevó a la configuración actual del fideicomiso latinoamericano. Lo significativo es que la idea fue la respuesta a la conveniencia de diseñar un instituto que generara seguridad en los angloamericanos para el intercambio comercial, porque incorporar el trust (figura anglosajona que se remonta a la Edad Media) en la legislación latina hubiera sido como intentar mezclar agua con aceite. 10) Sucede que el trust es uno de los conceptos jurídicos más complejos y escurridizos de los desarrollados por los países del common law. Sin embargo, como dice Rodríguez Azuero (6), ha sido considerado por muchos como uno de los aportes más formidables del derecho inglés a la cultura jurídica universal, a pesar de las dificultades de asimilación para los juristas de formación latina. El trust forma parte natural de la vida para un inglés que aun si no lo conoce en detalle, estará familiarizado con su existencia como institución. Hay trust en el sistema sucesorio, en la planificación patrimonial, en el derecho de familia, para fines caritativos, en las ciencias y en las artes, para apoyar decisiones de las cortes y —por supuesto— para los negocios. El citado Azuero anota lo siguiente. El término trust, en lo que tiene de relación fiduciaria, se emplea en una variedad de acepciones que se extienden a casos de mandato, albaceazgo, depósito, tutela, etc., figuras todas que escapan al concepto restringido o propio de negocio fiduciario latino y se encuentran íntegramente reglamentadas entre nosotros, correspondiendo más bien a relaciones normalmente intuitu personae donde existe y prima el elemento “confianza”. Un jurista latino explicaría nuestro fideicomiso como una relación fiduciaria con un sentido restringido y estrecho, frente a lo que el derecho anglosajón se entiende por ella; es decir muchísimo más amplia y —fundamentalmente— dentro de un sistema jurídico diferente al nuestro. 11) Ser y parecer no son lo mismo. En general, cuando hacemos comparaciones, los parecidos pueden ser lejanos en el extremo, más o menos cercanos y rayanos con la identidad. Pues bien, el comparativo jurídico entre el fideicomiso argentino y los trusts recorre esos extremos y —además— en muchas ocasiones ni siquiera se parecen, salvo que entendamos que solo la confianza, como elemento común, sea suficiente. Para ser más claros, un contrato de depósito o un mandato latino y un contrato de fideicomiso latinoamericano tienen la confianza en su seno, y algún elemento más, pero —salvo por su calidad de contratos— no los tratamos como lo hacen los anglosajones con sus variedades de trust. En cambio, alguna especie de trust es para nosotros un mandato o un albaceazgo. Sin embargo, para los anglosajones es un trust. Siendo así, en nuestras categorías latino-continentales los trusts no serían distintas “especies” de un mismo género, sino una extensa variedad de géneros. A su vez hay trusts que pueden asimilarse al fideicomiso argentino y otros que ni siquiera así —en un caso concreto— tendrían identidad cuando son juzgados localmente. 12) Para el trust parecido a nuestra fiducia tipificada daremos una explicación casi elemental, con el fin de facilitar la comprensión. Decimos: hay un aporte de bienes de un sujeto (fiduciante: settlor, trustor, grantor, donor o creator) a favor de un dueño legal limitado y de extrema confianza (fiduciario: trustee) que tendrá esos bienes separadamente de los suyos, para evitar que se confundan con los propios y no los arriesgue con sus deudas, ejerciendo la propiedad (property) fiduciaria en interés económico de uno o más beneficiarios y/o fideicomisarios (beneficiary) que podrán recibir las rentas y después de un tiempo o condición el fiduciario (trustee) le transmitirá al fideicomisario (beneficiary) los bienes que están en el patrimonio separado del fideicomiso (trust). Esa idea o explicación, aun siendo poco jurídica y primaria, refleja cercanamente al fideicomiso latinoamericano pero no sirve para explicar los trusts en sus extraordinarias variedades. tentes llevaban a que la conducta del imputado fuera un delito. El Superior del fuero sobreseyó al procesado, en mi opinión fundadamente. Entre otras razones, a mi entender los magistrados hicieron una correcta lectura de los trusts involucrados. 14.1) El caso “Eurnekian” trató dos trusts constituidos en el exterior y declarados localmente. El Citi Trust Limited en Islas Caimán e ITK Trust Company Limited en Bahamas, a donde se enviaron como bienes fideicomitidos los pagos de sucesivas ventas de paquetes accionarios del fiduciante (settlor) E. Eurnekian. Éste argumentaba, esencialmente, que no debía tributar impuestos por ese dinero porque había salido de su patrimonio pero, a instancias de la UFITCO - AFIP, el juzgado instructor dictó su procesamiento por la presunta defraudación al Fisco basado en que, dadas las características de los fideicomisos instituidos, el imputado había conservado de hecho la disponibilidad de los fondos. 14.2) El juez Cruciani (instructor), en la elevación al debate oral, sostuvo que el procesado habría perpetrado la conducta típica que se le enrostraba, presentando declaraciones juradas que no reflejarían la verdadera capacidad contributiva del sujeto frente al impuesto. Expresaba en su resolución que “la utilización de los contratos privados para la constitución de los fideicomisos en el extranjero, no hacen más que corroborar en esta especie la conducta dolosa del imputado, llevada a cabo mediante la utilización de aquel ardid a los fines de viciar la voluntad del Fisco, de modo tal de evadir el pago del impuesto”. 14) Vayamos a otro ejemplo con un resultado distinto, como fue el caso “Eurnekian” (9). La asimilación de dos trusts a nuestro fideicomiso que la AFIP - DGI (querellante) y el juez instructor daban por exis- 14.3) Sin embargo, el 14/8/2004 (expte. 1094/2004), sin que se desarrollara el debate oral, los magistrados Pisarenco, Pellet Lastra y Schelegel resolvieron, favorablemente, la excepción de falta de acción por inexistencia de delito que fuera interpuesta por la defensa de E. Eurnekian. Al dictar el sobreseimiento del nombrado sentenciaron: “Las convenciones contractuales no pueden ser consideradas, por el mero contenido, como instrumentos de evasión fiscal, al permitir que el hecho imponible no se concrete para la ley argentina: En resumen, hubo un efectivo traspaso de la propiedad del fiduciante al fiduciario, y el hecho de que aquél mantuviera una vigilancia —indirecta— sobre éste a fin de cerciorarse del cumplimiento de sus fines al constituir el trust, no altera dicha circunstancia...”. Surge también de la citada sentencia que “lo cierto es que por acto de disposición, E. se desprendió de la propiedad de los bienes y, no obstante la existencia del comité, esa propiedad no volverá a él (...). Por otra parte, al desprenderse irrevocablemente de un patrimonio, es indudable que le resulta mucho más gravoso que pagar parte de él al Fisco. En resumen, significa ello que el principio interpretativo en cuestión, en el caso particular de autos, no puede darnos la pauta de la existencia de simulación por utilización de fideicomisos legítimamente constituidos, pues lo que aparece como cierto es el recurrir a una conducta que se califica como economía de opción o ahorro fiscal, que no exhibe discordancia alguna entre la forma jurídica utilizada y la realidad económica que quedó aprehendida. Se reitera firme- (8) KIPER, Claudio - LISOPRAWSKI, Silvio, “Tratado…”, cit., ps. 655 y ss. (9) CNPenal Econ., sala A, 6/8/2003, “Eurnekian, Eduardo s/inc. de apelación de procesamiento y prisión preventiva”, Imp. 2003-B, 2058 y ss.; DEL SEL, Juan, “Los aspectos penales del Fideicomiso”, en KIPER, Claudio - LISOPRAWSKI, Silvio, “Tratado…”, cit., ps. 829/830; “Eurnekian, Eduardo s/evasión agravada”, al respecto ver D’ALBORA (h), Francisco J. - BIAGOSCH, Zenón A., “Lavado de Dinero y operatoria off shore”, ED, Sup. Derecho Penal y Proc. Penal, 17/7/2001; D’ALBORA (H.), Francisco J., “Los principios basales del derecho penal y el resto del ordenamiento jurídico”, Revista Argentina de Derecho Empresario, nro. 1, 15/06/2005, IJ-XLII-566. (10) www.cpcen.org.ar/Pdf/cursos/.../Resena_caso_ Eurnekian_por_Teresa_Gomez. (11) LUPOI, M., “Trusts: a Comparative Study”, Cambridge University Press, Cambridge, 2000, p. 1, citado textualmente por AYUSO, Javier E. - LEMMA, Javier M., 13) Vayamos a un caso concreto donde la asimilación fue posible y útil. Es lo que ocurrió en el fallo paradigmático “Vogelius c. Vogelius” (7) que ordenó colacionar a favor de herederos forzosos, en la sucesión del causante en nuestros tribunales, el valor de propiedades inmuebles situadas en Londres y recibidas por los demandados después del fallecimiento, en virtud de un trust constituido en vida por el difunto, en esa jurisdicción. La cuestión en juego giraba en torno a las donaciones colacionables en el régimen sucesorio argentino y rozaba el pacto de herencia futura prohibido. El fallo —en el análisis del trust involucrado— hace mérito del fideicomiso de la ley 24.441 (8) porque, aun con diferencias de regímenes legales y sistema, en el caso concreto los jueces hicieron una asimilación irreprochable en sus fundamentos. mente que nadie está obligado a comportarse de tal manera que su carga tributaria sea la mayor posible, cuando dentro del ámbito de la licitud puede tributar menos o no hacerlo” (10). El fallo fue apelado por la AFIP y, finalmente, en noviembre de 2005 la Corte Suprema dejó firme la sentencia que favorecía al empresario. 15) Vemos que en los supuestos juzgados las asimilaciones condujeron a resultados interpretativos distintos. En uno había una violación al orden público nacional tangible mientras que el otro no merecía un reproche equivalente. Uno transitó la esfera civil y el otro la penal económica. Podría decirse que esa fue la razón. Pienso que eso no fue lo determinante, sino que en el primero la asimilación a un fideicomiso latinoamericano “calzaba” mientras que en el segundo no. Entre otros elementos evaluados, aunque no lo dijeron expresamente, fluye del fallo “Eurnekian” que los jueces registraron los elementos anglosajones de los trusts examinados, concluyendo que para la ley argentina no había delito. Por eso, cada trust que se presente concretamente requiere del análisis de un jurista latino que entienda la figura y el sistema jurídico de donde proviene. Como dijo Lupoi, “Un jurista del sistema civilístico que quiera entender los trusts debe intentar sumergirse en ellos más de lo que es normalmente necesario de acuerdo a los criterios actuales del derecho comparado. Debe también realizar esfuerzos inusuales para evitar hacer inmediatas y casi instintivas comparaciones con instituciones del sistema legal con el cual está familiarizado” (11). 16) Lo dicho por Lupoi se hace más que evidente cuando nos asomamos a las clasificaciones que tratan el instituto que —debido al espacio de que disponemos— no podemos explicar con extensión. Son realmente numerosas. Una importante cantidad de autores coinciden en que el trust puede ser voluntario o nacido por ministerio de la ley, según cuál sea la actuación del trustee se divide en simple y especial y según el interés tutelado será público o privado (12). Dentro de la diversidad de clasificaciones (13), algunos autores angloamericanos hablan del express trust (expresos) y el implied trust (implícitos). Estos últimos algunos lo subdividen en resulting trust y constructive trusts. Otros reservan el calificativo de implied sólo para los resulting trust, y otros niegan tal calificativo tanto a los resulting como a los constructive trusts, y lo reservan para una variedad de express trusts formada por los implied express trusts o incompleted expressed trusts. En la categoría de express trust están aquellos que se constituyen por una manifestación expresa en tal sentido, o por expresiones que conducen a tal propósito (impliedly). A su vez, los express trusts se dividen en activos y pasivos. En los activos (active, alive, special, operative) el fiduciario o trustee tiene especiales deberes respecto del control, administración y disposición de los bienes fideicomitidos. En los pasivos actúa como mero depositario, aunque la distinción en la práctica no siempre resulte posible. Los express trusts pueden ser completos (completed) e incompletos (incompleted), según se requiera o no instrumentos adicionales para el acto constitutivo del trust. Los trusts expresos requieren para su { NOTAS } (5) KIPER, Claudio - LISOPRAWSKI, Silvio, “Tratado de Fideicomiso - Código Civil y Comercial”, Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2016, t. I, 4ª edic. actualizada y ampliada, t. I, ps. 22/37. (6) RODRÍGUEZ AZUERO, Sergio, “Negocios fiduciarios. Su significación en América Latina”, Ed. Legis, Bogotá, 2005, ps. 23/24. (7) CNCiv., sala F, 3/11/2005, “Vogelius, Angelina T. y otros v. Vogelius, Federico y otro s/colación”, LA LEY, 2006-A, 374; JA 2006-III-726. “El private trust angloamericano visto desde el derecho argentino. Las lecciones de ‘De Luca’ y ‘Eurnekian’”, LA LEY 2005-C, 1131, AR/DOC/1213/2005. Se recomienda la lectura del artículo por el excelente tratamiento del instituto angloamericano. (12) RODRÍGUEZ AZUERO, op. cit., p. 37. (13) KIPER, Claudio - LISOPRAWSKI, Silvio, “Tratado…”, cit., ps. 3 y ss. lunes 5 DE septiembre DE 2016 | 7 existencia de un acto de voluntad del settlor, con palabras que revelen la intención manifiesta e incontrovertible de que el negocio se constituya. La constitución del trust es válida aun cuando el instrumento relativo no está en poder del beneficiario ni se entregue al trustee, a menos que el ordenamiento legal exija un documento escrito para la transmisión del bien fideicomitido que se hace necesario cuando el settlor y el trustee son dos personas distintas No importa que el trustee no disponga del documento constitutivo del trust, siempre que por otros actos del settlor se evidencie la creación del negocio. En cambio, el negocio mencionado se frustrará cuando la transmisión de bienes fideicomitidos que pasaron al trustee no se hagan con arreglo a las formalidades exigidas por el ordenamiento vigente en la materia, formalidades que variarán conforme al carácter de los derechos que se fideicomitan y la voluntad que el settlor manifieste al crear el trust. Los implied trusts se dividen a su vez en resulting o primitive trusts y en constructive trusts. La ley presume su existencia a partir de ciertos actos que denotan la intención de crearlos. Los constructive trusts surgen también de una presunción de la ley, pero no presumiendo intenciones de las partes sino -al contrario-, prescindiendo de ellas o contradiciéndolas, por razones de equidad. No es necesaria una relación previa de express trust, pero sí de confianza. Hechos: La Cámara confirmó el rechazo de un pedido de compensación económica realizado por una mujer contra su ex cónyuge con posterioridad al divorcio de ambos y antes de la vigencia del Código Civil y Comercial. trada en vigencia de la norma citada debe rechazarse, con fundamento en los principios de irretroactividad de la ley y seguridad jurídica (art. 7, CCyC), ya que por su intermedio se propugna la aplicación de la nueva ley a una situación jurídica agotada a la época de interposición de la demanda. 17) Sin dudas, en cuanto a finalidad, trust y fideicomiso latinoamericano pueden servir lícitamente para los fines más nobles y, como la otra cara de la misma moneda, para el fraude o el ocultamiento doloso del dueño real como cualquier instituto. El trust, con todo su abolengo anglosajón secular, no fue ni es la excepción como tampoco nuestro fideicomiso. Pero para detectar si hay ilicitud penal o un instrumento cuyo contenido es contrario a las normas de orden público de nuestro derecho civil y comercial (por ejemplo) en un caso concreto, debe hacerse el esfuerzo de analizar la complejidad de las características del trust y el régimen jurídico que lo sustenta. Para no incurrir en cómodas simplificaciones que conduzcan a satisfacer injustamente las apetencias fiscales o algo peor como es una condena penal inmerecida, o cuestiones mal resueltas de derecho de familia o de sucesiones, como ejemplos. l Cita on line: AR/DOC/2718/2016 NOTA A FALLO Compensación económica Solicitud en los términos del art. 441 del Código Civil y Comercial. Sentencia de divorcio firme con anterioridad a la vigencia de la nueva normativa. Plazo perentorio del art. 442. Irretroactividad de la ley y seguridad jurídica. Rechazo de la pretensión. La compensación económica solicitada al ex cónyuge una vez transcurrido el plazo perentorio previsto en el art. 442 del Código Civil y Comercial y con sentencia de divorcio firme antes de la en- 119.482 — C1aCiv. y Com., San Isidro, sala III, 12/05/2016. - O. L. F. c. Y. M. E. s/Acción Compensación Económica. Cita on line: AR/JUR/35202/2016 COSTAS A la apelante vencida. [El fallo in extenso puede consultarse en el Diario LA LEY del 06/07/2016, p. 9, Atención al Cliente, www.laleyonline.com.ar o en Proview] Compensaciones económicas y derecho transitorio Donde no hubo derecho no hay acción SUMARIO: I. Punto de partida. — II. La compensación económica reclamada. — III. Los límites temporales de la acción. — IV. Para el cierre. Mariel F. Molina de Juan I. Punto de partida El Código Civil y Comercial produce importantes innovaciones en varias instituciones del derecho familiar. El nuevo divorcio incausado y sus efectos se encuentran dentro de aquellas que mayor impacto social han tenido. El propósito de pacificación de los conflictos personales y de sinceramiento de las relaciones familiares perseguido por la nueva ley parece sintonizar con las expectativas de buena parte de la sociedad. Por eso, más allá de algunos planteos esporádicos que resisten el cambio y de pocas soluciones ancladas en paradigmas superados, se ha transitado un primer tiempo de definiciones (1) en el que la jurisprudencia avanza sin mayores sobresaltos. Los efectos de la ruptura del vínculo matrimonial también están dando respuestas concretas, más allá del debate previsible en relación con los alimentos post divorcio (2). En otras palabras, el desempeño jurisprudencial no parece haber encontrado más complicaciones que las esperadas frente a un cambio normativo de entidad como el que atraviesa el derecho argentino. Este comentario se sitúa en el análisis del efecto más novedoso de la ruptura matrimonial: la posibilidad de reclamarse compensaciones económicas por los desequilibrios patrimoniales que el matrimonio y el divorcio pudieron ocasionar, colocando a uno de los cónyuges en una posición de disparidad frente al otro. Aquí se estudia uno de los pocos planteos resueltos —hasta ahora— por los tribunales (3); en verdad, la jurisdicción todavía no ha llegado a abocarse al fondo de la cuestión, y lo que se ha debatido son mayormente cuestiones relativas al derecho transitorio o a la competencia territorial. Aunque el tema tratado tiene trascendencia sólo transitoria, pues, en atención al plazo de caducidad legal estipulado en el art. 442, el problema se plantea solo en aquellos casos en que las pretensiones fueron ejercidas durante los primeros seis meses de vigencia del Código Civil y Comercial, es útil para afinar el enfoque sobre la necesaria diferenciación entre caducidad y génesis del derecho, y propiciar algunas otras reflexiones sobre las implicancias de esta nueva figura. II. La compensación económica reclamada El caso comentado versa sobre el reclamo de compensación económica, iniciado en diciembre del año 2015 por una mujer cuyo divorcio se decretó en el mes de junio del año 2013, habiéndose acordado mediante convenio homologado las cuestiones relativas a la tenencia de los hijos, los alimentos y la atribución de la vivienda. La juez de grado rechazó in limine el planteo por falta de acción, con argumento en que el matrimonio no se encontraba vigente en el momento en que empezó a regir la ley que crea la figura. La Cámara de Apelaciones de San Isidro confirmó la sentencia cuestionada. La sentencia de divorcio produce una serie de efectos legales entre los cónyuges, taxativamente enunciados por el Código Civil y Comercial: (i) disuelve el vínculo conyugal, (ii) extingue el régimen patrimonial del matrimonio, (iii) confiere la posibilidad de obtener la atribución de la vivienda, (iv) autoriza a reclamar alimentos en casos excepcionales (4) y (v) reconoce, al cónyuge a quien el divorcio produce un desequilibrio manifiesto que signifique un empeoramiento de su situación y que tiene por causa adecuada el vínculo matrimonial y su ruptura, la posibilidad de reclamar una compensación económica (arts. 441 y 442, Cód. Civ. y Com.). Este último derecho también está previsto como un efecto posible del cese de la convivencia (arts. 524 y 525, Cód. Civ. y 15/9/2015, “M. L., N. E. c. D. B. E. A. s/alimentos” revocado luego por la CNCiv., sala I, 1/12/2015. El caso fue comentado por KEMELMAJER de CARLUCCI, HERRERA - MOLINA de JUAN, LA LEY del 30/05/2016, con posición crítica frente a la sentencia del tribunal de grado. En contra de la solución dada por la alzada, MAZZINGHI, Gabriel, “La inocencia y una disvaliosa interpretación”, LA LEY, 2016-C, 469. (3) CCiv. y Com. San Isidro, sala III, expte. 10737, “O. L. F. c. Y. M. E. s/acción compensación económica” del 12/5/2016. Com.) o de la sentencia que declara la nulidad del matrimonio (arts. 428 y 429, Cód. Civ. y Com.). La nueva figura se propone “compensar” o “corregir” el desequilibrio económico que a veces generan las crisis familiares y evitar que uno de los cónyuges o convivientes sufra un perjuicio injusto. Aunque el Código Civil y Comercial toma como premisa el respeto por la autonomía personal (que viene impuesto desde el paradigma constitucionalconvencional), reconoce que las decisiones libremente adoptadas durante la vida familiar y los acuerdos alcanzados en pos del proyecto común pueden desembocar en nefastas consecuencias cuando el proyecto concluye. Si bien este desequilibrio podía mantenerse “oculto” o “compensado” durante la vida compartida, la ruptura de la pareja lo visibiliza. En estos casos, la fijación de una compensación económica actúa como un correctivo jurídico de las diferentes capacidades de obtener ingresos que se desarrollaron durante el matrimonio o la unión convivencial, cuestión que, en la mayoría de las oportunidades, la liquidación del régimen económico matrimonial resulta incapaz de solucionar (5). Numerosos trabajos de doctrina han ido desgranando los principales caracteres de continúa en página 8 { NOTAS } Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723) (1) CS, “T. M. y ot. c. C. E. s/divorcio, 29/3/2016. Véase de mi autoría, “No hay más inocentes ni culpables en el divorcio argentino”, LA LEY, 2016-C, 266. (2) Ver por ejemplo lo resuelto por el JNCiv. Nº 92, (4) AZPIRI, Jorge, “Incidencias del Código Civil y Comercial - Derecho de familia”, Ed. Hammurabi, Buenos Aires, t. 1, p. 61. (5) Conf. ROCA TRÍAS, Encarna, “Familia y cambio social (de la ‘casa’ a la persona)”, Ed. Civitas, Madrid, 1999, p. 199. 8 | lunes 5 DE septiembre DE 2016 viene de PÁGINA 7 esta figura (6). Sintetizaré aquellos que interesan especialmente para este trabajo: (i) El derecho a reclamar una compensación económica integra la órbita de los derechos-deberes derivados de las relaciones familiares. Se deben en tanto existió un proyecto familiar común que se disuelve, fundado en un matrimonio o una unión convivencial (conf. arts. 509 y 510, CCyC). (ii) Se inserta en el contexto de un divorcio incausado que carece de toda connotación subjetiva, no interesa la causa de la ruptura ni tampoco si el beneficiario estuvo de acuerdo con la planificación familiar, aunque, naturalmente, no ampara la desidia ni el abuso del derecho. No se trata de una indemnización por daños ni tampoco debe confundirse con los alimentos (7). En definitiva, subyace el respeto por los pactos que los miembros de la pareja han realizado para distribuir los roles durante la vida en común (8). (iii) Es recíproco; cada uno de los miembros de la pareja es titular de un derecho-deber inversamente correlativo con el que tiene el otro. Ello, sin dejar de reconocer que, en la sociedad argentina actual, las mujeres aparecen como sus principales beneficiarias y que, en este contexto, puede ser una buena herramienta para combatir la feminización de la pobreza (9) . (iv) No procede de oficio (10); aunque el juez advierta que se dan las condiciones para fijarla, siempre requiere la petición de la parte interesada, o la presentación de un acuerdo entre los involucrados. (v) Se trata de una prestación de dar (11) y, en consecuencia, un efecto patrimonial de la ruptura del matrimonio o la unión convivencial. Una vez fijada por sentencia judicial o acordada por las partes nace un derecho —personal o real según el caso (12)— que ingresa al patrimonio del acreedor con todas las implicancias legales que ello representa. Si las partes no acuerdan otra cosa, lo más conveniente es que la prestación se realice mediante una entrega única, que permite disponer de un capital para reequilibrar la situación y evita numerosos conflictos posteriores (incumplimientos, modificaciones en la situación patrimonial del deudor, garantías, etc.). Sin embargo, dado que esta opción no siempre es posible porque requiere una capacidad económica que a veces el deudor no tiene, el derecho admite también que estipule una renta temporaria (en principio determinada, y excepcionalmente sin plazo). Esta última hipótesis sólo procede entre ex cónyuges y con carácter excepcional, para casos que ya no exista ninguna posibilidad de gestionar la autosuficiencia (que la persona beneficiaria esté en edad de jubilarse, que haya dedicado toda su vida al hogar o los hijos, que padezca una enfermedad que no le permita acceder al mercado laboral, etc.). III. Los límites temporales de la acción El ejercicio de la acción para reclamar la compensación encuentra parámetros temporales concretamente definidos por la ley, que solo la mantiene latente durante el plazo de seis meses. Esta limitación temporal exige no confundir entre dos momentos que son determinantes para su ejercicio: nacimiento y extinción de la acción. (i) Nace con la sentencia de divorcio, de nulidad de matrimonio o con el cese de la unión convivencial. Es decir, recién puede ejercerse a partir del día en que el matrimonio se encuentra disuelto por sentencia firme o desde que la unión cesa por cualquiera de las causas previstas en el art. 523, Cód. Civ. y Com. Lógicamente tendrá acogida favorable en tanto y en cuanto se configuren —y se prueben— los presupuestos estipulados por la ley (desequilibrio causado), cuestión ésta que excede los límites de este comentario (13). En consecuencia, se descarta el ejercicio de la pretensión judicial durante la separación de hecho de los cónyuges, aunque siempre puede ser incluida en el convenio regulador de los efectos del divorcio (art. 438, Cód. Civ. y Com.). seis meses desde el cese de la unión o la sentencia firme de divorcio. Transcurrido ese tiempo se extingue de un modo irreversible. Este exiguo plazo tiene directa relación con la finalidad de la figura: resolver las cuestiones patrimoniales pendientes a la brevedad, y garantizar —o generar las condiciones— para el sostenimiento autónomo del beneficiario sin dilaciones (15). meros ajustes para garantizar un mejor funcionamiento del sistema jurídico en su conjunto. Este el punto preciso en el cual se situó el caso analizado. Repasando las normas de derecho transitorio se observa que, de igual modo que su fuente (art. 3, Cód. Civ. (17)), el art. 7, Cód. Civ. y Com., diseña un sistema asentado en tres principios medulares: (a) irretroactividad, (b) efecto inmediato y (c) efecto diferido (18). La actora confundió estos dos momentos al entender que para los divorcios decretados con anterioridad a la vigencia del Código Civil y Comercial, el plazo de caducidad debía computarse desde el 1/8/2015. El fallo de grado y la Cámara de apelaciones clarificaron la cuestión y realizaron una correcta aplicación del derecho transitorio. La confusión observada en el argumento de la actora también parece entreverse en algún precedente resuelto por el Juzgado de Familia de Resistencia, que acogió el planteo de caducidad formulado por el ex conviviente como cuestión previa y de especial pronunciamiento, dado que la convivencia había cesado en el mes de junio/julio del año 2014. Aunque los argumentos de doctrina en que funda el pronunciamiento son correctos, la conclusión no resulta clara. Se lee en el texto: “habiendo la accionante iniciado concretamente el reclamo respectivo, vencido el plazo de seis meses que establece el Código Civil y Comercial, considero que la caducidad peticionada debe prosperar” (16). En cambio, el fallo aquí comentado coloca las cosas en su justo lugar: el derecho no nació para la ex cónyuge divorciada mucho antes de agosto del año 2015. 1. La decisión involucra las reglas del derecho transitorio En este caso, se trata de una figura totalmente nueva y entonces se impone decidir si puede ser invocada por quienes ya se encontraban divorciados antes de que comenzara su existencia en el derecho argentino. El principio cardinal más antiguo en este tema es la irretroactividad de la ley (19), que prohíbe volver sobre la constitución o extinción de una relación o situación jurídica anteriormente constituida o extinguida, o los efectos de una relación jurídica producidos antes de su vigencia (20). Está vedado extraer de actos o hechos ya realizados jurídicamente, consecuencias diferentes a las atribuidas por la norma vigente al momento de concretarse (21). Por eso, los hechos pasados que han agotado la virtualidad que le es propia bajo el amparo de la vieja ley, no pueden ser alcanzados por la nueva (22). Por ejemplo, si la acción de impugnación de la filiación presumida por ley (art. 590, Cód. Civ. y Com.) se extinguió por caducidad en el régimen anterior (conf. art. 259, Cód. Civil derogado), no renace por más que la nueva norma modifique el tiempo en que comienza a computarse el plazo para la caducidad de la acción, que ahora corre “desde que se tuvo conocimiento de que el niño podría no ser hijo de quien la ley lo presume”. Es que la posibilidad de accionar se extinguió al amparo de la ley anterior y quedó agotada en ella (23). La ley consigna expresamente el plazo máximo para el ejercicio de la acción (14): Ello es así porque el derecho, como fenómeno cultural, no es intemporal ni estático. Más allá de su vocación por una cierta estabilidad como componente esencial de la seguridad jurídica, su dinamismo es inmanente. A veces, los cambios son generales o radicales, lo que sucede cuando la vieja norma deja de dar respuesta a la realidad o a los valores imperantes, otras, Cuestión diferente es el efecto inmediato, que consiste en que la nueva norma toma la relación o situación jurídica en el estado en que se encuentra al tiempo de ser sancionada, e inmediatamente pasa a regir los tramos de su desarrollo aún no cumplidos (24). La jurisprudencia lo ha puesto en estos términos: “Ante el pensaciones económicas”, RDF 74-2016, p. 129, cita online: AP/DOC/336/2016. Para abundar y comparar las fuentes, entre otros BELIO PASCUAL, Ana C., “La pensión compensatoria”, Ed. Tirant lo Blanch, 20 13; VELOSO VALENZUELA, Paulina, “Algunas reflexiones sobre la compensación económica”, en GROSMAN - HERRERA Hacia la armonización del derecho de familia en el Mercosur y países asociados, Ed. LexisNexis, Buenos Aires, 2007, t. 1, p. 167; CAMPUZANO TOMÉ, Herminia, “La pensión por desequilibrio económico en los casos de separación y divorcio. Especial consideración de sus presupuestos de otorgamiento”, Librería Bosch, Barcelona, 1986, CAMPO IZQUIERDO, Ángel L., “La pensión compensatoria”, Boletín Derecho de Familia 1/11/2011; ROCA TRÍAS, op. cit., p. 148; LEPIN MOLINA, Cristián L., “La compensación económica. Efecto patrimonial de la terminación del matrimonio”, Ed. Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 2010 y “Compensación económica. Doctrinas esenciales”, Ed. Thomson Reuters, Santiago, 2013; MIRALLES GONZÁLEZ, Isabel, “La compensación económica por razón de trabajo en el Libro segundo del Código civil de Cataluña: algunas cuestiones civiles y fiscales,” Indret 1/12, Barcelona, enero 2012, http://www.indret.com/ pdf/871_es.pdf, ZARRALUQUI SÁNCHEZ-EZNARRIAGA, Luis, “La pensión compensatoria en la nueva ley del divorcio: su temporalización y su sustitución”, Sevilla, 2005; CASTELLI, Mireille D. - GOUBAU, Dominique, “Le droit de la famille au Québec”, Université Laval, Québec, 2005, 5e édit., p. 149, etc. (7) Como lo aclara la CCiv. Com. Lab. Min. y Fam. Circunscripciones II a V Neuquén, sala I, “R., M. D. V. c. E., J. M. s. Divorcio”, 15/6/2016, Rubinzal Online, RC J 3838/16. (8) Conclusiones de las Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Bahía Blanca 2015, Comisión 3. (9) Comparte la perspectiva de género de la figura REVSIN, Moira, “La compensación económica familiar en el nuevo régimen civil”, RDF 69-2015, p. 107. (10) De igual modo que en el derecho español, donde se sujeta al principio de rogación (ampliar en MARTÍNEZ ESCRIBANO, Celia, “Pactos prematrimoniales”, Ed. Tecnos, Madrid, 2011, p. 155). (11) Se sigue la idea de PIZARRO WILSON, Carlos - VIDAL OLIVARES, Álvaro, “La compensación económica por divorcio o nulidad matrimonial”, cit., ps . 32 y 35. Ver también LEPIN MOLINA, op. cit., p. 170. (12) Conf. art. 441, “puede pagarse con dinero, con el usufructo de determinados bienes o de cualquier otro modo que acuerden las partes o decida el juez”. (13) Este tema puede verse en un trabajo anterior: “Comprensión y extensión...” cit. (14) LLOVERAS, Nora - ORLANDI, Olga - FARAONI, Fabián (dirs.), “El proceso de divorcio en el Cód. Civ. y Com. de la Nación”, Ed. Mediterránea, Córdoba, 2015, p. 169. (15) Ampliar en PELLEGRINI, op. cit., p. 480. (16) Juz. del Menor y la Familia Nº 6, Resistencia, 16/5/2016: “B., A. G. c. M., H. M. s/compensación económica”. (17) LLAMBÍAS, Jorge, “Código Civil Anotado”, Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1978, t. 1, p. 17. (18) Ver por ejemplo KEMELMAJER de CARLUCCI, Aída, “La aplicación del Código Civil y Comercial a las relaciones y situaciones jurídicas existentes”, Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, Primera parte (2015) y Segunda parte (2016). (19) Recuérdese que el art. 3, Cód. Civil originario de Vélez decía: “Las leyes disponen para lo futuro; no tienen efecto retroactivo ni pueden alterar derechos ya adquiridos.” (20) BORDA, Guillermo, “Retroactividad de la ley y derechos Adquiridos”, Librería y Casa Editora de Emilio Perrot, Buenos Aires, 1951, p. 13. (21) Conf. CCiv. y Com. Azul, 4/09/2014, “Lospice, Roberto M. c. Juaiek, Jorge L. y otro s/ejecución de sentencia - cuadernillo de apelación”, MJ-JU-M88425-AR; C. 1ª Mercedes, LA LEY 141, 701; CNCiv., sala D, ED 36-433; C. 2ª La Plata, sala II, LA LEY 140, 7748; ST La Pampa, Rep. LL XXXI, 1702 N 11; SCBA, 17/3/2010, “Banco de La Pampa c. Catalano, Mario A. s/cobro ejecutivo”, MJ-JU-M-54614-AR; SCBA, Ac. 37562 S 9/6/1987, “Rey, J. s/Sucesión vacante”, AyS 1987-II-273. Ver también plenario SC Mza., “La Segunda ART EN Jº 20018 Navarro, Juan A. c. La Segunda ART SA p/accidente (20018) p/rec. ext. de insconstit. casación” del 14/05/2015 (voto de la mayoría) (22) LLAMBÍAS, Jorge, op. cit., p 17. (23) BOSSERT - ZANNONI, “Régimen legal de filiación y patria potestad”, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1986, p. 403, MÉNDEZ COSTA, M. Josefa - D’ANTONIO, Daniel H., “Derecho de Familia”, Ed. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, t. III, p. 115. MOLINA de JUAN, Mariel, “Distinción entre el derecho a conocer los orígenes y el derecho a la filiación” LA LEY 2014-B, 1. (24) LLAMBÍAS, op. cit., p. 19. (ii) Se extingue por caducidad. { NOTAS } (6) Entre otros, PELLEGRINI, M. Victoria, comentario arts. 441 y 442, en KEMELMAJER – LLOVERAS - HERRERA (dirs.), Tratado derecho de familia, Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2014, t. 1; ARIANNA, Carlos A., “Reflexiones sobre las prestaciones post divorcio. Apuntes para una reforma”, RDF 52-2011, p. 33, MEDINA, Graciela, “Compensación económica en el Proyecto de Código”, LA LEY, 2013-A, 472; DUPRAT, Carolina, comentario art. 438 a 440 en KEMELMAJER – LLOVERAS – HERRERA, op. cit.; HERRERA, Marisa, comentario art. 441 y 442 en LORENZETTI (dir.), Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2015, t. II, p. 756 y ss. SOLARI, Néstor E., “Las prestaciones compensatorias en el Proyecto de Código”, DFyP 2012 (octubre), p. 3, IRIGOYEN TESTA, Matías, “Fórmulas para calcular la compensación económica”, Ponencia comisión 3, JNDC 2015; MOLINA de JUAN, Mariel, “Las compensaciones económicas en el nuevo sistema de divorcio”, RDF 2012-57, p. 187, Uniones convivenciales y compensaciones económicas en el Proyecto de Código Civil y Comercial, ErreNews - Novedades Nº 1854, 5/3/2014; “Alimentos y compensaciones económicas”, en KEMELMAJER de CARLUCCI, Aída - MOLINA de JUAN, Mariel (dir.), Alimentos, Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, t. 1, Capítulo VII, ps. 299/346; Ponencia JNDC Bahía Blanca, 2015. Comisión 6; “Las compensaciones económicas son ajenas a la responsabilidad civil; Compensaciones económicas para cónyuges y conviviente. Preguntas necesarias y respuestas posibles”, Rev. Anales de Legislación Argentina, Año LXXV 24, Setiembre 2015, ps. 173/174; “Comprensión y extensión del concepto de desequilibrio en las com- lunes 5 DE septiembre DE 2016 | 9 conflicto de dos leyes sucesivas sobre una misma materia, debe estarse al principio de que los actos concluidos bajo el amparo de la ley anterior quedan regidos exclusivamente por ella, y en sentido análogo, los que se realizan bajo la vigencia de la nueva ley, se rigen exclusivamente por ésta (25). El art. 7 del Cód. Civ. y Com. —al igual que su antecedente— utiliza la fórmula “consecuencias” de la relación o situación jurídica; la palabra “consecuencias” se refiere a las derivaciones o efectos jurídicos que reconocen su causa eficiente en una relación o situación. Son consecuencias del matrimonio (constitución de la situación jurídica) los derechos y deberes de los cónyuges. Lo son del divorcio (extinción de la situación jurídica), los efectos que la ley prevé para después de dictado (alimentos, atribución de la vivienda, compensaciones económicas). La regla del efecto inmediato de la ley impone que las consecuencias aún no ocurridas a la época de dictarse la nueva ley, quedan gobernadas por ella, aunque los hechos que configuran su antecedente o causa hubiese existido con anterioridad (26). En otras palabras, la nueva ley se aplica a las situaciones que se constituyen en el futuro, las existentes que no estén agotadas y las consecuencias que no se hayan operado todavía (27). Sentadas estas premisas, debe entenderse que efecto inmediato e irretroactividad no se contradicen, sino que se complementan (28) e imponen la búsqueda de un delicado equilibrio y una precisa distinción entre efectos “agotados” (o cumplidos) bajo el ordenamiento derogado, que son los que no pueden ser alterados, y las consecuencias no producidas, que sí son alcanzadas por la nueva regulación, aunque surjan de una situación jurídica precedente (29). En resumida síntesis, hay aplicación inmediata sin retroactividad, si la nueva ley anula o modifica, acrece o disminuye los efectos in fieri de las relaciones o situaciones jurídicas existentes (30). Así, aunque el matrimonio se haya celebrado o el divorcio decretado antes de la reforma, pueden existir consecuencias jurídicas no producidas que quedan alcanzadas por el Código Civil y Comercial, sin que ello signifique aplicación retroactiva de la ley. Pero como contrapartida, las reglas de la irretroactividad impiden reconocer efectos a situaciones jurídicas que no estaban in fieri, porque eran inexistentes durante la vigencia de la ley anterior bajo cuyo amparo se dictó la sentencia de divorcio que consolidó la situación jurídica de los cónyuges divorciados (31). 2. El derecho nunca nació para la actora Volviendo al caso analizado, se observa que el derecho nunca nació para la actora. Tal como explica Kemelmajer de Carlucci, las compensaciones económicas “no rigen para los casos en los que la sentencia se dictó antes de la entrada en vigencia, pues en ese momento se agotó no sólo la situación, sino también las consecuencias que de esa relación se derivan” (32) . En efecto, esta consecuencia de carácter patrimonial no existía en el régimen por el cual se divorciaron los cónyuges, que organizaba los efectos de la ruptura desde un paradigma totalmente diverso del actual. A diferencia de lo que sucede con otros efectos del divorcio, que sí resultan alcanzados por la nueva ley en tanto no se han consumido y siempre son susceptibles de revisarse si cambian las circunstancias (v. gr., prestación alimentaria o atribución de la vivienda), las compensaciones una vez fijadas o acordadas quedan determinadas y —en principio— no se modifican. De igual modo, resultaría incorrecto pretender cambiar una liquidación de sociedad conyugal efectuada al amparo de una ley anterior con fundamento en que la posterior que califica como gananciales bienes que antes eran tenidos como propios. El fallo de primera instancia visualiza la cuestión en términos correctos: “La relación jurídica matrimonial entre los Sres. O. e Y. ya no se encontraba vigente al momento en que entró a regir el Código Civil y Comercial. Con el dictado de la sentencia de divorcio -el 27 de junio de 2013- se agotó no sólo la situación jurídica, sino también las consecuencias que de esa relación se derivaron. Es por ello, que la accionante carece de acción para reclamar la compensación económica pretendida (...). El Código Civil derogado previó el sistema de divorcio, los efectos que del mismo se derivaron y estableció los mecanismos necesarios para la reorganización de la estructura familiar una vez producida la separación de los adultos. Ello se ve reflejado en el caso de autos, en que acordaron todo lo atinente al régimen asistencial, atribución de la vivienda familiar, pago de la obra social, entre otras cuestiones que derivan del acta de audiencia celebrada ante la Consejera de Familia el 27 de junio de 2013, que fue homologada y adquirió estado de cosa juzgada. Es una realidad insoslayable que existan supuestos que no son alcanzados por la nueva legislación vigente, pero ello es un efecto ineludible cuando se producen cambios legislativos” (33). Admitir lo contrario sería propiciar una aplicación retroactiva de la nueva ley a una situación que se extinguió y consolidó al amparo de la anterior. La Alzada refuerza esta posición: “Por tanto, la nueva ley no puede privar de eficacia propia a las relaciones o situaciones jurídicas existentes si ello implica desnaturalizarlas o anularlas, pues si bien la aplicación inmediata tiene su razón en la satisfacción de necesidades jurídicas no existentes con anterioridad a su creación también debe asegurar principios tales como el de la seguridad jurídica. Así, la aplicación in- mediata de la nueva ley lo es respecto de consecuencias no agotadas de las situaciones o relaciones jurídicas pues de lo contrario todas ellas se someterán a la ley anterior”. Si un juez “aplicara retroactivamente la ley al caso que tiene entre manos, entonces la parte perdedora será castigada no por haber infringido algún deber que tenía, sino un deber nuevo creado después del hecho (Dworkin, Ronald: ‘Los Derechos en Serio’, Barcelona 1989, cap. 4, p. 150)” (34). Este tema ha sido trabajado con anterioridad en relación con los derechos sucesorios (35). Se ha afirmado que la solución contraria llevaría al absurdo de sostener, por ejemplo, que la entrada en vigencia de una reforma sobre derechos hereditarios podría ser invocada por el beneficiario después de la apertura de la sucesión. En esta línea, el Tribunal Superior de España sostuvo que “al haberse producido la apertura de la sucesión con mucha anterioridad a la entrada en vigor de la nueva ley, los derechos hereditarios del actor en la herencia del padre (como hijo natural reconocido del mismo) habrán de ser los que le corresponderían con arreglo a la legislación vigente en la referida fecha de apertura de la sucesión” (36). En el ámbito nacional también se encuentran antecedentes: en un caso en que se perseguía la aplicación retroactiva de la ley 23.264 invocándose el quiebre de la garantía de igualdad, la Corte Federal rechazó inferir el efecto retroactivo de la ley 23.264 de su art. 21. Sostuvo que ello no surgía ni de la letra ni del espíritu de ese precepto, cuyo único sentido se agotaba en preservar la equiparación jurídica de los hijos matrimoniales y extramatrimoniales extendiéndola a cualquier disposición legal no específicamente contemplada en la reforma (37). 3. Improponibilidad objetiva de la acción La alzada declaró la improponibilidad objetiva de la demanda, en tanto por su intermedio se propugnaba la aplicación de la nueva ley a una situación jurídica —y sus consecuencias— agotada (divorcio firme en el 2013). La declaración de improponibilidad importa una decisión sobre el fondo de la pretensión, cuando se manifiesta inequívocamente como sin fundamento al confrontarlas con el ordenamiento jurídico vigente (38). De modo que el rechazo in limine se impone porque la contradicción entre la causa petendi con el derecho positivo resulta evidente (39). La jurisprudencia ha sostenido que esta situación “se configura cuando el objetivo jurídico perseguido está excluido de plano por la ley, cuando ésta impide explícitamente cualquier decisión al respecto o la improcedencia deriva de la inidoneidad, juzgada en abstracto, de los propios hechos en que se funda, los que no son aptos para obtener una sentencia favorable. Aspectos todos ellos que igualmente deben reflejarse en forma manifiesta, evidente, sin más, emergentes de la sola lectura, condición que tampoco se da en el caso” (40). 4. La solución no afecta el principio de igualdad La actora argumentó que la solución vulnera el principio de igualdad. Ello no es así. No hay afectación ni del derecho de propiedad ni de igualdad por aplicar la ley que se corresponde con los hechos. Es cierto que los cónyuges divorciados a partir del 1 de agosto pueden ejercer la pretensión y los anteriores no; pero eso no significa discriminación alguna. Aquí es donde resulta de utilidad recordar la doctrina la Corte Federal, que en un fallo dictado hace más de dos décadas (41) , confirmó, en lo sustancial, lo resuelto por la Cámara de Apelaciones al rechazar los alimentos peticionados por el hijo extramatrimonial contra los herederos de su padre (no obstante haber admitido inicialmente una cuota provisoria). Dijo entonces: “las diferencias existentes entre las situaciones anteriores y posteriores a la sanción de un nuevo régimen legal no importan agravio a la garantía de igualdad ante la ley, porque de lo contrario toda modificación legislativa implicaría desconocerla (Fallos: 295:694), ya que nadie tiene derecho adquirido al mantenimiento de leyes o reglamentos, ni a su inalterabilidad (Fallos: 275:130; 283:360; 299:93)”. Ello no significa discriminación alguna, sino simplemente, la aplicación de las reglas del derecho intertemporal que el Código Civil y Comercial consagra. IV. Para el cierre Hasta aquí, el análisis que proporciona el caso resuelto correctamente en ambas instancias. Si se quiere ir más allá, deberíamos preguntarnos qué respuesta cabría dar si la sentencia de divorcio se hubiera dictado pocos días antes de la entrada en vigencia del Código Civil y Comercial, con una antelación al reclamo menor de seis meses, que —como se ha visto— es el plazo de caducidad previsto por la ley para el ejercicio de la acción; ¿sería diferente? La respuesta negativa se impone. Recordemos, no se trata de una cuestión de caducidad del derecho, sino de su génesis. Antes del 1/8/2015, los cónyuges divorciados no tenían este derecho; tampoco lo tienen ahora. Su situación ya agotada no empeora ni mejora por la entrada en vigencia de la nueva ley, sino que —como corresponde por las reglas del derecho transitorio— permanece inalterada. l Cita on line: AR/DOC/2635/2016 { NOTAS } (25) CNCiv., sala G, 2001-III-79 3. Ver también CFed. Civ. y Com., sala II, 26/5/1970, ED 36-756. (26) Llambías desarrolló la noción de consumo jurídico para referirse a las consecuencias producidas y consumadas, que no se encuentran afectadas por las nuevas leyes (ampliar en LLAMBÍAS, op. cit., p. 20). (27) KEMELMAJER de CARLUCCI, op. cit., p. 29. (28) MOISSET DE ESPANÉS, Luis, “La irretroactividad de la ley y el nuevo art. 3 Código Civil (Derecho Transitorio)”, Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 1976, p. 96. (29) Compulsar FAMÁ, M. Victoria, “Filiación. Régimen Constitucional, legal y procesal”, Ed. Abeledo- Perrot, Buenos Aires, 2009, p. 29. (30) KEMELMAJER de CARLUCCI, op. cit., p. 32. (31) Para abundar, ver MOLINA de JUAN, Mariel F. “Artículo 7 y divorcio”, Revista de Derecho Privado y Comunitario 2015-I, Santa Fe, p. 399. (32) KEMELMAJER de CARLUCCI, op. cit., p. 133. (33) Juz. Familia Nº 1 San Isidro, 26/02/2016, 43388-2015, “O. L. F c. Y. M. E. s/acción compensación económica”. (34) Corte Sup. Tucumán, 14/10/2015, sent. 1158, “G. M. VS. Z. J. A. s/especiales (residual)”. La Corte provincial resuelve un conflicto de competencia planteado en relación a los efectos del cese de una convivencia producido con anterioridad a la vigencia del Código Civil y Comercial. (35) SCBA, Ac. 37562 S, 9/6/1987, “Rey, J. s/Sucesión vacante”, AyS 1987-II-273. (36) T rib . Su p . E sp añ a, 6 /1 1/ 19 98 , Po ne nt e, Francisco Morales, Actualidad Jurídica Aranzadi 3/12/1998, t. 368, Año VIII, p. 5. Ver también ST LL España t. 4, 1995 p 184 (Ponente Marina Martínez Pardo). (37) CS, JA 1988-I, 542/546, ED 125-486 con nota de BIDART CAMPOS, Germán, “La igualdad de filiaciones y el derecho sucesorio frente al pacto de San José de Costa Rica y a la ley 23.264”. (38) Sup. Trib. Santiago del Estero, en pleno, 24/10/1997, “Col. Abog. c. Gobierno de la provincia de Santiago del Estero s/ Inconstitucionalidad”, elDial. com - AZ15DA. (39) CNCiv., sala I, 28/9/1995, “Sciammaro, Liliana c. Diario Crónica s/daños y perjuicios nro. de Recurso: I089213”, Citar: elDial.com - AEC45. (40) SCBA, 18/12/2002, MJJ56073MJ y “Ciuro de Castello, Norma E. c. Fernández, José L. s/revisión de cosa juzgada írrita”, 21/12/2011. (41) CS, 28/4/1992, “Linares, Clara M. I. c. Descottes, Carlos A.”. 10 | lunes 5 DE septiembre DE 2016 jurisprudencia Trabajador analfabeto Negativa de tareas livianas luego del alta médica. Despido indirecto. Procedencia de la demanda contra el empleador. Deber de ocupación. Daño moral. Hechos: Un trabajador se consideró despedido luego de comunicar a su empleador el alta médica con tareas livianas y obtener una respuesta negativa por no saber leer ni escribir. Iniciada acción judicial, la sentencia admitió la pretensión. La Cámara impuso, además, una indemnización por daño moral. 1. - Un trabajador que no sabe leer ni escribir se encuentra facultado para realizar múltiples tareas que no requieren de esos conocimientos, por lo tanto, invocar que esa circunstancia es suficiente para negarle tareas livianas luego del alta médica debe rechazarse, máxime cuando la empleadora no detalló cómo estaba organizada la empresa y en qué sectores era requisito saber leer y escribir para desarrollar las tareas. 2. - La indemnización por daño moral solicitada por el trabajador es procedente —en el caso, por $ 20.000—, ya que padeció la situación de no otorgársele tareas y perder su fuente de trabajo por el hecho de no saber leer ni escribir, le que causó un daño que debe ser reparado. CUANTIFICACION DEL DAÑO El hecho dañoso: Negativa de tareas por ser un trabajador analfabeto Referencias de la víctima: Sexo: Masculino Componentes del daño: Daño moral genérico: $20.000.- 119.483 — CNTrab., sala VII, 13/07/2016. - P. J. Á. c. Cortes, Eduardo Francisco s/ Despido. [Cita on line: AR/JUR/47329/2016] COSTAS A la demandada. 2ª Instancia.- Buenos Aires, julio 13 de 2016. La doctora Ferreirós dijo: I. A fs. 5/13 se presenta el actor e inicia demanda contra INCOPP S.A. y contra Eduardo Francisco Cortes en procura del cobro de unas sumas a las que se considera acreedor con fundamento en las disposiciones de la Ley de Contrato de Trabajo. Señala que ingresó a laborar el 2 de noviembre de 1998, en la compañía dedicada al procesamiento de pescado y fábrica de escamas de hielo. Detalla, que en junio de 2002 sufrió un accidente laboral al golpearse la mano, por lo que tuvo que ser operado. Con el diagnóstico de túnel carpeano. En 2003 se golpeó nuevamente y luego de una cantidad de tratamientos debió ser intervenido quirúrgicamente, en junio de 2005, con un diagnóstico agravado de “Sinovitis Tuberculosa”. Denuncia haber sido desatendido por su empleadora y por la ART. Afirma que en abril de 2010 se le notificó el comienzo de la conservación del puesto de trabajo. En junio de 2010 le notificó a su empleador el alta médica pero con tareas livianas, a lo que la demandada le contestó en forma negativa, por lo cual el trabajador se sintió discriminado y despedido. Solicita la responsabilidad solidaria del Sr. Cortes. A fs. 90/94 INCOPP S.A. contesta demanda niega todos y cada uno de los hechos invocados en la demanda, salvo los expresamente reconocidos. La sentencia de primera instancia (fs. 408/414), en la cual el “a quo”, luego de analizar los elementos de juicio obrantes en la causa, decide en sentido favorable a las principales pretensiones del actor. Los recursos que analizaré llegan interpuestos por la parte demandada (fs. 421/422) y por la actora (fs. 423/426). II- Por una cuestión de mejor orden metodológico, trataré en primeros términos las cuestiones planteadas por la parte demandada. Se agravia el presentante, pues sostiene que no está controvertido en autos que el trabajador no sabe leer ni escribir por lo tanto, ese hecho ya es suficiente para concluir que no había en la empresa tareas livianas para asignarle. Adelanto que su pretensión de que se modifique el fallo no ha de tener favorable andamiaje. En efecto, frente al requerimiento del trabajador que fundado en prescripción médica, solicita nuevas tareas, el empleador haciendo uso de la facultad conferida en el art. 212 de la L.C.T., alega imposibilidad de otorgar tareas distintas, por lo cual el actor se considera injuriado y despedido. Deseo señalar que es función del jurista reconstruir el pasado para ver quién tiene razón en el presente y según se haya distribuido la carga de la prueba, será la actividad que deba desarrollar cada uno. Esa carga determina lo que cada parte tiene interés en probar para obtener el éxito en el proceso y debe apuntar al objeto de la prueba, es decir los hechos no admitidos y no notorios que a la vez de controvertidos, sean conducentes a la dilucidación del litigio. En el caso que nos convoca, la demandada tuvo a su cargo la prueba de su imposibilidad en cuanto al otorgamiento de tareas livianas, entiendo que este objeto no ha sido alcanzado por aquélla. Digo ello, pues, hay en el expediente una gran orfandad probatoria al respecto; me explico, es la demandada quien debía acercar al proceso elementos probatorios que abalaran su postura, mas ello no ha ocurrido, sino que simplemente, indicó que el hecho que el actor sea analfabeto era cuestión suficiente para no otorgarle tareas acordes a la prescripción médica. En este punto, no encuentro argumento fáctico ni jurídico, que me permitan apartar de lo decidido en grado pues deseo resaltar que una persona que no sabe leer ni escribir, se encuentra facultada para realizar múltiples tareas que no requieren de dichos conocimiento, por lo tanto, es mi ver que el sencillo argumento vertido por la demandada, no resiste el menor análisis, máxime si tenemos en cuenta que no se ha detallado siquiera mínimamente, como estaba organizada la empresa, y en qué sectores era requisito saber leer y escribir para desarrollar las tareas. Por lo antes analizado, propongo la confirmatoria del fallo en este sustancial segmento. III- En cuanto al planteo del apelante en tanto sostiene que la sentenciante yerra al señalar que la demandada fue quien decidió el despido, no advierto cual es el agravio que le causa a la quejosa, pues es clara la sentenciante a fs. 409 cuanto indica “...no se halla controvertido que la causal de despido invocada por la accionante sea la negativa de tareas...”. Cabe aclarar que el desarrollo de la sentencia es en función, a la afirmación antes indicada, por lo tanto, no se logra apreciar de qué modo el apelante se ve agraviado en este punto. IV- Apelación parte actora. Pretende la quejosa, que se haga lugar a su reclamo por horas extras impagas. Más allá del gran esfuerzo dialéctico desplegado por el agraviado lo cierto es que sus manifestaciones, no resultan suficientes para revertir lo decido en grado. En primer término recordemos que el art. 65 de la L.O establece en sus apartados “...3) La cosa demandada, designada con precisó; 4) Los hechos en que se funde, explicados claramente (...) 6) La petición en términos claros y positivos...”. Es decir la demanda tal como ha sido presentada no es autosuficiente como para determinar los alcances de su pretensión judicial. A mayor abundamiento, cabe señalar que en la expresión de agravios vertida por el quejoso, tampoco expresa la medida de su interés en este segmento. indemnización que hubiese correspondido, como ocurrió en el presente caso, son típicos incumplimientos de carácter contractual que no suponen maniobras defraudatorias como el encubrimiento de la relación laboral, la disminución de la antigüedad o el ocultamiento de parte de la remuneración, de la que resultan inmediatamente responsables las personas que las pergeñan. Como puede advertirse los rubros reclamados (y que son objeto de condena) son consecuencia de meros incumplimientos contractuales, de modo que comparto la conclusión a la que ha arribado la sentenciante en ese sentido, por lo que cabe confirmar el fallo en este ítem. VII- Cuestiona la apelante que no se haya hecho lugar al reclamo por daño moral. En primer lugar cabe recordar que la indemnización civil por daño moral sólo cabe en supuestos especiales. Esta Sala tiene dicho que desde el punto de vista extracontractual el daño moral sólo procede en aquellos casos en los que el hecho que lo determina haya sido por un hecho de naturaleza extracontractual del empleador, es decir si el despido va acompañado de una conducta adicional ilícita que resulte civilmente resarcible, aun en ausencia de vínculo laboral (en igual sentido “Zarza, Mario Rubén c. Línea 17 S.A. y otro s/ despido”, sent. 30.767 del 19/05/1998, entre muchos otros). Además, debe causar en el trabajador un grave menoscabo en sus sentimientos o buen nombre. A mayor abundamiento, deseo dejar sentado que el legislador civil se ha ocupado del daño moral en dos andariveles que lo ubican en los dos ámbitos de responsabilidad que Vélez Sarsfield delimitó en su código. Cuando se hace referencia a un hecho de responsabilidad extracontractual, rige el art. 1078 del C. C. que resulta de aplicación insoslayable para los jueces. A diferencia de ello, el art. 502 del mismo cuerpo legal que aprehende la posibilidad de existencia de daño moral por incumplimientos contractuales, resulta de aplicación discrecional y sujeta a prueba. Por ello el artículo reza: “…Los jueces podrán...”. Sentado ello y teniendo en cuenta las particulares circunstancias del caso, concluyo que el actor ha padecido, la situación de no otorgarle tareas y perder su fuente de trabajo por el hecho de no saber leer ni escribir, lo que ha causado en él un daño que debe ser reparado. A lo antes indicado, cabe agregar que según surge de la pericial contable (fs. 296/299) el trabajador percibía su salario bajo el concepto de Enfermedad justificada, es decir, el actor se encontraba en licencia laboral, por lo tanto mal podía cumplir con horas extras. Por los argumentos propuestos, propicio fijar la suma de $ 20.000, en concepto de reparación por el daño sufrido. Por los argumentos expuestos, no encuentro argumentos que me permitan apartar de lo decidido en este punto. VIII- En atención a la modificación del fallo que dejo propuesta y lo normado por el art. 279 del Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación, sugiero efectuar una imposición de costas y una regulación de honorarios en forma originaria, que torna de tratamiento abstracto los recursos incoados al respecto. VI- Pretende la quejosa, que se extienda la responsabilidad a la persona física demandada. La sentenciante para decidir como lo hizo, señalo “...en la medida que en la demanda no se invocó, así como tampoco se acredito en el “sub examine”, que hubiesen habidos pagos clandestinos al actor...”; argumento no refutado por el apelante. De este modo, la negativa a otorgar tareas livianas, o bien la falta de pago de la Lo que eleva la condena a la suma de $122.647,74, más intereses según se han fijado en la etapa anterior. En consecuencia, propongo se mantenga lo decido en relación a la imposición de costas, así como también confirmar los porcentajes establecidos para la regulación de los honorarios de los profesionales intervinientes, pero tomando como base el nuevo monto de condena que dejo propuesto en el respectivo considerando (art. 68 Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación). lunes 5 DE septiembre DE 2016 | 11 En cuanto a las costas de alzada propongo que se impongan a cargo de la demandada vencida y regular honorarios para los letrados de la demandada en el 25% y en el 35% para el letrado de la parte actora. El doctor Rodríguez Brunengo dijo: por compartir sus fundamentos adhiero al voto que antecede. El doctor Guisado: no vota (art. 125 ley 28.345). A mérito de lo que resulta del presente acuerdo el Tribunal resuelve: 1) Modificar el fallo y elevar la condena a la suma de $ 122.647,74 (ciento veintidós mil seiscientos cuarenta y siete pesos con setenta y cuatro centavos), más intereses según se han fijado en la instancia anterior. 2) Mantener los establecidos para la regulación de los honorarios de los profesionales intervinientes, pero tomando como base el nuevo monto de condena. 3) Confirmar el fallo en todo lo demás que ha sido materia de agravios. 4) Declarar a las costas de alzada a cargo de la demandada vencida y regular honorarios para los letrados de la demandada en el 25% (veinticinco por ciento) y en el 35% (treinta y cinco por ciento) para el letrado de la parte actora. Regístrese, notifíquese y devuélvase. — Estela M. Ferreirós. — Néstor M. Rodríguez Brunengo. Pesificación asimétrica Ejecución de alquileres en un contrato de locación pactado en dólares. Condena pesificada a la paridad de un peso igual a un dólar. Aplicación del bloque normativo de emergencia económica. Pretensión del ejecutante de aplicar el art. 765 del Código Civil y Comercial vigente al tiempo de dictar sentencia. Derecho transitorio. Efectos ya producidos al momento de entrada en vigencia de la nueva ley. Inaplicabilidad. Hechos: La Cámara confirmó una sentencia que mandó a pagar los alquileres adeudados y la multa pactada en un contrato de locación comercial a la paridad de un peso igual a un dólar. 1. - La sentencia que manda a pagar los alquileres adeudados y la multa pactada en el contrato a la paridad de un peso igual a un dólar debe confirmarse, pues, por tratarse de una relación contractual anterior al 06/01/2002, que continuó sin modificaciones hasta el 2007, es de aplicación el art. 11 de la ley 25.561, modificado por la ley 25.820, con lo cual debe hacerse la conversión hubiere o no mora del deudor. 2. - El Código Civil y Comercial es inaplicable a un reclamo formulado en moneda extranjera derivado de un contrato de locación celebrado en 1993 e incumplido desde el 2003 hasta el 2007, pues, como sus consecuencias resultan ser los alquileres adeudados en ese período, los efectos se han de tener como ya producidos al momento de la entrada en vigencia de la nueva ley (art. 7, CCyC). 119.484 — CCiv. y Com., Dolores, 19/05/2016. - Mammoliti, Juan c. Becker, Silvia Inés s/cobro ejecutivo de alquileres. [Cita on line: AR/JUR/47229/2016] COSTAS En el orden causado ante la ausencia de contradictor. INTERESES Tasa que pague el Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta días desde que cada temporada de alquiler y multa es debida y hasta su efectivo pago. 2ª Instancia.- Dolores, mayo 19 de 2016. 1ª ¿Ha sido aplicado de modo correcto el bloque normativo llamado “de pesificación asimétrica”? 2ª ¿Qué decisión corresponde tomar? 1ª cuestión. — La doctora Dabadie dijo: I. Contra la sentencia de trance y remate de fs. 82/85 que manda pagar los alquileres adeudados (períodos 2003/2004, 2004/2005, 2005/2006 y 2006/2007) y la multa pactada en el contrato a la paridad de un peso igual a un dólar con más el CER respecto del capital únicamente e intereses a la tasa que pague el Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a treinta días desde que cada temporada de alquiler y multa es debida y hasta su efectivo pago, con costas a la accionada; dedujo recurso de apelación el ejecutante con intervención de su letrado apoderado, Dr. R., a fs. 86. El recurso fue concedido a fs. 95 y advino fundado a fs. 96/98. El memorial sustentatorio no ha merecido responde por parte de la deudora; por lo que arriban en tal condición las actuaciones a la Alzada para el tratamiento de los agravios esgrimidos. II. Los agravios. En prieta síntesis el quejoso funda su pretensión revocatoria en que la a quo al tiempo de reconocer el crédito hizo estricta aplicación del bloque normativo de emergencia económica. A su entender debió haber aplicado las normas del Código Civil y Comercial Nacional (CCCN), vigente al tiempo de dictar la sentencia, porque se está decidiendo sobre las consecuencias de relaciones y situaciones jurídicas existentes. En particular solicita se aplique al caso el art. 765 de aquel cuerpo normativo, ya que ese artículo tornaría en equitativa la conversión a pesos del crédito. Agrega que pesificar el monto por el que prosperó la acción a la paridad de un dólar igual a un peso con más el CER es desventajoso frente a la conversión que autoriza el art. 765. Cita jurisprudencia en apoyo de su posición y en definitiva solicita se revoque la sentencia en lo que ha sido materia de agravios. III. Tratamiento de los agravios. Es sabido que la actividad revisora, genuina de esta instancia, se encuentra limitada por el agravio traído por el recurrente, fijándose así la frontera de aquella tarea. Así se han de examinar las cuestiones de hecho y de derecho que hubieron de ser sometidas a la decisión del juez de la primera instancia, siempre que resultaran materia de agravios. Más aún, esta Alzada se encuentra dispensada de examinar aún cuestiones decisivas para el desenlace del proceso, si al expresar sus agravios el quejoso no realizó un planteo expreso a su respecto; al igual que aquellas sobre las que el iudex a quo guardara silencio. Estos principios resultan de inexorable cumplimien- to, sin perjuicio del acierto o desacierto con que se hubiera dictado la sentencia puesta en crisis (arts. 260, 261, 266, 272 del Cód. Proc. Civ. y Comercial; S.C.B.A., Acs. 74.366 S 19/02/2002, 16.832 S 16/03/1971; C.S.J.N., diciembre 2 de 1980, Fallos, v. 302, pág. 1435). La eficacia temporal se encuentra prevista en el art. 7 del CCCN que reproduce el art. 3 del Cód. Civil conforme la redacción que impuso la ley 17.711, salvo el agregado final que dice “... con excepción de las normas más favorables al consumidor en las relaciones de consumo”. A ello debe agregarse que vista la pieza procesal de fs. 96/98 que constituye el memorial sustentatorio de los agravios traídos, se ha de tener por satisfecha la carga que impone el art. 260 primer párrafo del Cód. Proc. Civ. y Comercial de modo mínimo pero suficiente a los fines de abrir la competencia de este Tribunal. Dos ejes basales impone la norma en estudio; el primero referido a su aplicación inmediata a las consecuencia de las relaciones y situaciones jurídicas existentes y el segundo el principio de no retroactividad, con excepción de disposiciones que lo desanden. En ese rumbo corresponde indicar que el agravio del apelante se encuentra dirigido, aunque de modo tangencial, a revisar la aplicabilidad del CCCN a los hechos que fundan la pretensión del cobro ejecutivo por alquileres adeudados, en otras palabras es necesario establecer con claridad los hechos que generan la pretensión del acreedor y su producción temporal a fin de decidir si la Dra. G. debió juzgar a la luz de las normas contenidas en el digesto en cuestión. En definitiva, es menester efectuar un análisis del art. 7 CCCN, pues es esta norma la que en definitiva ha de determinar la procedencia o no del recurso interpuesto. De la causa surge que la obligación cuyo cumplimiento por vía ejecutiva se pretende nace por el no pago de los alquileres correspondientes a las temporadas 2003/2004, 2004/2005, 2005/2006 y 2007/2008 y la multa penal pactada; ello de conformidad con la continuación del contrato de locación del inmueble sito en calle Juan Carlos Chiozza nº 3128 entre las calles J. Hernández y R. Gutiérrez de San Bernardo del Tuyú, partido de La Costa. Es destacable por un lado que el bien objeto de la locación tuvo destino a local comercial y por otro que el contrato inicial fue suscripto con fecha 15/11/1993 y no el 15/11/2003 como se dice en la sentencia recurrida, se trata de una convención inter privatos que se mantuvo hasta su restitución al locador el 18/09/2007 tal como emana de los autos caratulados “Mammoliti, Juan c. Becker, Silvia Inés s/ desalojo” que tengo a la vista. El contrato de locación referido, que en copia obra a fs. 10/12 estableció el canon locativo en dólares estadounidenses, moneda en la que en el año 2010 (fs. 17/18) se inició este juicio ejecutivo. Resulta lógico que se hubiera establecido esa moneda de pago para cancelar los alquileres pues en el año 1993 se encontraba vigente la denominada “ley de convertibilidad del austral” (ley 23.928), en cuyo marco era indistinto entregar una u otra moneda pues ambas eran de curso legal en la República. Más al tiempo de iniciarse la acción, ya en 2010 de esa legislación derogada por las llamadas “leyes de pesificación asimétrica” (ley 25.561 y dto. 214/2002 y sus modificatorios), sólo quedaba en pie el art. 7 como 10 de este último plexo, pero los vaivenes legislativos con repercusión en las cuestiones económicas en nuestro país no terminan ahí; sino que en casos como el que me ocupa la entrada en vigencia el 01/08/2015 del CCCN y el restablecimiento de diferentes categorías obligacionales —dinerarias y de valor— sumado a que la sentencia recurrida fue dictada el 28/08/2015 trae como pregunta ineludible qué legislación resulta aplicable ante el reclamo formulado en moneda extranjera que nació en el incumplimiento de un contrato celebrado en 1993 incumplido desde el 2003 hasta el 2007, año este último en el que se dio por finiquitada la relación contractual con la entrega al locador del inmueble objeto de la locación. El problema surge cuando el cambio legislativo se presenta entre que nacen y se extinguen los hechos, relaciones o situaciones jurídicas; en conveniente recordar que el mantenimiento de la ley anterior debe tener en mira el valor de la seguridad jurídica. No puede perderse de vista que al decidir estas cuestiones, el juez decide aplicar la ley nueva o la vieja, aun cuando las partes no lo soliciten y aun cuando la nueva ley tenga el carácter de supletoria, pues estamos ante una cuestión de derecho e impera el principio iuria novit curia. Como antes dije tienen rol protagónico los hechos de la causa y su temporalidad, ello en tanto han de ser los que determinen en definitiva la norma aplicable en razón del momento en que la obligación se constituyó, se extendió y produjo sus efectos; dado que el contrato de locación que me ocupa terminó con la entrega del bien al locador (18/09/2007) y sus consecuencias resultan ser los alquileres adeudados desde 2003 hasta 2007 y la multa que se estipulara, lo cierto es que los efectos se han de tener como ya producidos al momento de la entrada en vigencia de la nueva ley, por lo que no queda duda que para resolver la cuestión ha de resultar aplicable la vieja ley. Con ese hilo de Ariadna se ha de atender a que por imperio del art. 1622 del Cód. Civil el contrato que uniera a las partes si bien había terminado el 09/04/1994 (cláusula segunda) se ha de entender como una locación continuada y bajo los mismos términos de la convención hasta que el locador pida la restitución de la cosa, situación fáctica que se demuestra con el proceso de desalojo que corre por cuerda. Ahora bien, retomando el tema de los vaivenes económicos de nuestro país y el impacto de las diferentes leyes de emergencia económica diré que la modificación que sufrió el Código Civil de Vélez en 1991, por la ley de convertibilidad del austral, subsiste hasta el año 2015 que entra en vigor el Código Único, más en este punto debo preguntarme si con relación a la pretensión del recurrente ha de tener algún impacto la ley 25.561 y sus modificatorias vigentes al tiempo en que tuvo vida la relación contractual que me ocupa y su incumplimiento. La respuesta emana del art. 11 modificado por la ley 25.820 que manda convertir a pesos todas las obligaciones de dar sumas de dinero existentes al 06/01/2002, cualquiera sea su naturaleza, a la paridad de un dólar igual a un peso con más el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER) o el Coeficiente de Variación Salarial (CVS), incluyendo en aquéllas las que tuvieren prestaciones periódicas y las de tracto sucesivo como los son los alquileres de bienes inmuebles aún los pactados por temporada. Es destacable que esa conversión se debió hacer hubiere o no mora del deudor. continúa en página 12 12 | lunes 5 DE septiembre DE 2016 viene de PÁGINA 11 En el caso de marras la conversión a pesos se imponía por tratarse de una relación contractual anterior a la fecha indicada que se continuó hasta 2007, como ya indiqué sin modificaciones en otras palabras sin haber acordado con posterioridad al 06/01/2002 que los cánones locativos se satisficieran en moneda extranjera. A aquella conversión como bien lo establece la sentencia recurrida se le debe aplicar el CER desde el 2002 y hasta su efectivo pago porque el bien locado tenía destino comercial. Síganos en trance y remate dictada a fs. 82/85 (arts. 17, 18 CN; 15, 168, 171 Const. Prov.; 7 CCCN; 1622 Cód. Civil; ley 23.927; 11 ley 25.561 mod. ley 25.280; 68, 260, 261, 266, 272 Cód. Proc. Civ. y Comercial). La regulación de los honorarios correspondientes a las tareas cumplidas en esta instancia se difiere para la oportunidad en que lo hayan sido las de la primera (art. 31 dto. ley 8904/1977). Regístrese. Notifíquese. Devuélvase. — Maria R. Dabadie.— Silvana R. Canale. — Gastón Fernández. Reitero que esa conversión a pesos se debió efectuar estuviera el deudor, en el caso el locatario, en mora o no. Fuero de atracción En el sentido indicado se ha pronunciado la Dra. G. por lo que nada más corresponde agregar. Usucapión excluida del fuero de atracción del sucesorio. Acción real. Art. 2336 del Código Civil y Comercial. Hechos: La Cámara confirmó la exclusión del fuero de atracción del sucesorio a una acción de usucapión de un inmueble de propiedad de la causante. IV. Costas. Las costas de esta instancia se han de imponer en el orden causado, ante la ausencia de contradictor (art. 68 2do. párr. Cód. Proc. Civ. y Comercial) Voto por la afirmativa. La doctora Canale adhirió al voto precedente por sus fundamentos. 2ª cuestión. — La doctora Dabadie dijo: En razón de los argumentos dados, citas legales y jurisprudenciales, propongo al Acuerdo declarar que ha sido aplicado de modo correcto el bloque normativo llamado de “pesificación asimétrica” por lo que se confirma la sentencia de trance y remate dictada a fs. 82/85. Las costas de esta instancia se imponen en el orden causado ante la ausencia de contradictor (arts. 17, 18 CN; 15, 168, 171 Const. Prov.; 7 CCCN; 1622 Cód. Civil; ley 23.927; 11 ley 25.561 mod. ley 25.280; 68, 260, 261, 266, 272 Cód. Proc. Civ. y Comercial) La regulación de los honorarios correspondientes a las tareas cumplidas en esta instancia se difiere para la oportunidad en que lo hayan sido las de la primera (art. 31 dto.-ley 8904/1977). Así lo voto. La doctora Canale adhirió al voto precedente por sus fundamentos. Corresponde declarar que ha sido aplicado de modo correcto el bloque normativo llamado de “pesificación asimétrica” por lo que se confirma la sentencia de trance y remate dictada a fs. 82/85. Las costas de esta instancia se imponen en el orden causado ante la ausencia de contradictor. (arts. 17, 18 CN; 15, 168, 171 Const. Prov.; 7 CCCN; 1622 Cód. Civil; ley 23.927; 11 ley 25.561 mod. ley 25.280; 68, 260, 261, 266, 272 Cód. Proc. Civ. y Comercial). La demanda destinada a obtener la usucapión sobre un inmueble no es atraída por la sucesión del titular del dominio, porque la pretensión se asimila a las de naturaleza real y el sucesorio no ejerce fuero de atracción respecto de las acciones reales (art. 2336, Código Civil y Comercial). 119.485 — CNCiv., sala G, 12/08/2016. - ción adquisitiva, que recae sobre un bien integrante del acervo hereditario, no se encontraba alcanzada por el fuero de atracción previsto en el art. 3284, inc. 4º. Y se sostenía que si bien la demanda resulta vinculada al proceso sucesorio, tal conexidad devenía irrelevante para el cambio de radicación de los actuados al tribunal del sucesorio. Por otro lado, no debe perderse de vista que la vinculación instrumental entre los procesos encuentra solución en los términos del art. 376 del Código Procesal (Sumario Nº 24.264 de la Base de Datos de la Secretaría de Documentación y Jurisprudencia de la Cámara Civil, in re: “Reyes, Elba Catalina y otro c. Sucesión de Montoya Robles, María Isabel s/ Prescripción Adquisitiva”, Trib. de Sup., del 17/09/2014). Este criterio ha sido mantenido por el Tribunal de Superintendencia de esta Cámara que en fecha reciente sostuvo que no se configura la conexidad apta para el desplazamiento de la competencia de un proceso seguido por prescripción adquisitiva de un inmueble, hacia el juzgado donde tramita el proceso sucesorio del titular registral, ya que dicha acción no se encuentra prevista en el art. 2336 del Cód. Civil y Comercial de la Nación. El sucesorio, no ejerce fuero de atracción respecto de las acciones reales, por lo que tratándose de una demanda destinada a obtener la usucapión sobre un inmueble, no es atraída por la sucesión del /thomsonreuterslaley @TRLaLey titular del dominio, porque la pretensión se asimila a las de naturaleza real (cf. CNCiv. Trib. De Sup., in re: “Dzysiuk Olga c. Fandiño Manuel s/prescripción adquisitiva” Expte. Nro. 65.725/2015, del 20/04/2016; “Bacigalupo, Jorge Alberto c. Nicolosi, Norma Haydee s/Prescripción Adquisitiva”, del 09/12/2015). Por tal motivo, se ha de confirmar el pronunciamiento apelado. Por lo expuesto y oído al Sr. Fiscal de Cámara, el Tribunal resuelve: I.- Confirmar la decisión de fs. 1449. II.- Sin costas de alzada en virtud de la naturaleza de la intervención del Ministerio apelante (art. 68 del Cód. Proc. Civ. y Comercial). III.- Regístrese y notifíquese a las partes por Secretaría en sus respectivos domicilios electrónicos (cf. ley 26.685 y ac. 31/2011 y 38/2013 de la C.S.J.N.) y al Fiscal de Cámara en su despacho. IV.- Oportunamente, cúmplase con la acordada 24/2013 de la C.S.J.N. y devuélvase a la instancia de grado a quien se le encomienda girar las presentes actuaciones al Centro de Informática Judicial a efectos de sortear un nuevo juzgado que conocerá en los presentes actuados. V.- La vocalía nro. 20 no interviene por encontrarse vacante (art. 109 del RJN). — Carlos A. Bellucci. — Carlos A. Carranza Casares. A., J. c. K. de T., E. y otros s/prescripción adquisitiva. [Cita on line: AR/JUR/55227/2016] COSTAS Sin costas de alzada en virtud de la naturaleza de la intervención del Ministerio apelante. 2ª Instancia.- Buenos Aires, agosto 12 de 2016. Considerando: I. Contra la decisión de fs. 1449 mediante la cual la Sra. Juez “a quo” dispone no aceptar la radicación de los presentes actuados, se alza el Fiscal de grado a fs. 1449 vta. Para así decidir ponderó que por tratarse de una demanda cuyo objeto radica en obtener la usucapión de un inmueble de propiedad de la causante, cuya sucesión tramita ante su juzgado, se encuentra excluida del fuero de atracción por asimilarse su naturaleza a una acción real y por lo tanto, no prevista dentro de los supuestos contemplados en el art. 2336 del Cód. Civil y Comercial de la Nación. La regulación de los honorarios correspondientes a las tareas cumplidas en esta instancia se difiere para la oportunidad en que lo hayan sido las de la primera (art. 31 dto. ley 8904/1977). II. A fs. 1454/1455 luce el dictamen del Ministerio Público ante esta alzada, quien propicia la revocatoria de dicho pronunciamiento al entender que el art. 2336 de la nueva ley de fondo tiene por finalidad sustanciar ante un mismo magistrado —el del juicio sucesorio— todas aquellas acciones vinculadas a la masa hereditaria, a efectos de lograr su correcta trasmisión. Por ello: y demás fundamentos del precedente Acuerdo se confirma la sentencia de Al respecto, cuadra recordar que en el Código de Vélez la acción sobre prescrip- edictos El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil y Comercial Federal Nº 8, Secretaría Nº 16, sito en Libertad 731, 7º piso de Capital Federal, hace saber que SOTO CASTILLA, FREDY nacido en Lima, Perú, el 8 de abril de 1977, con DNI: 94.057.078 ha peticionado la concesión de la ciudadanía argentina, a fin de que los interesados hagan saber a este Juzgado las circunstancias que pudiesen obstar a dicho pedido. El presente deberá publicarse por dos veces en un lapso de quince días en el diario LA LEY. Buenos Aires, 13 de junio de 2016 Silvina A. Bracamonte, sec. LA LEY: I. 05/09/16 V. 05/09/16 El Juzg. Nac. de 1ª Inst. en lo Civ. y Com. Fed. Nº 4, Sec. Nº 7, informa que LIZBETH MIRIAM ARRIARAN LORA, de nacionalidad peruana, ama de casa, D.N.I. Nº 92.426.156, ha iniciado los trámites para obtener la ciudadanía argentina. Cualquier persona que conozca algún impedimento al respecto deberá hacer saber su oposición fundada al Juzgado. Publíquese por dos veces en un lapso de 15 días. Buenos Aires, 1 de agosto de 2016 Liliana Viña, sec. LA LEY: I. 05/09/16 V. 05/09/16 Transferencia de Fondo de Comercio. En cumplimiento del artículo 2, ley 11.867 GUICHET POSADAS ESTEBAN GASTÓN DNI 26.364.703 domiciliado en la calle Carlos Calvo 3732, piso 2, departamento 8 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, transfiere el fondo de comercio de su propiedad rubro agencias comerciales de empleo, turismo, inmobiliaria etc. Con domicilio en la calle Moreno 970, piso 5, Oficina 113, Ciudad Autónoma de Buenos Aires a GRUPO HG VIAJES SRL CUIT 30714582204 con domicilio en la calle Moreno 970, piso 5, Oficina 113, Ciudad Autónoma de Buenos Aires libre de toda deuda y gravamen. Reclamo de ley en la calle Moreno 970, piso 5, Oficina 113, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dentro del término de ley. Solicitante: GUICHET POSADAS ESTEBAN GASTÓN. LA LEY: I. 31/08/16 V. 06/09/16 El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 13 Secretaría Única sito en Avenida de los Inmigrantes 1950 piso 5º de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en vinculación a los autos caratulados “PRIETO FRANCISCA DOLORES c/ CUETO GABRIEL y OTROS s/DAÑOS Y PERJUICIOS” expediente identificado con el número 84940/2014, ordena que el presente edicto deberá publicarse durante dos días en el diario “LA LEY” emplazando a GABRIEL GUSTAVO CUETO para que en el término de diez días comparezca a hacer valer sus derechos en el mencionado juicio, bajo apercibimiento de nombrar al Defensor de Pobres y Ausentes para que lo represente. Se deja constancia que la parte actora se encuentra tramitando el respectivo beneficio de litigar sin gastos. Publíquese. Buenos Aires, 15 de julio de 2016 Diego Hernán Tachella, sec. LA LEY: I. 01/09/16 V. 02/09/16 El Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial Nº 3, Secretaría Única, del Departamento Judicial de Morón, en autos “AMURRIO ROCHA JAVIER y OTRO c/SAN FRANCISCO C E I SRL y OTRO s/ PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA” (MO7988-10), cita y emplaza por diez (10) días a SAN ALBERTO SRL, inscripta en la IGJ el 30/12/1955 bajo el Nº 3547 al Fº 204 del libro 29 comparezca a hacer valer sus derechos en el presente juicio, haciéndole saber que en caso de no hacerlo se le designará para que los represente al Defensor de Ausentes que resulte designado por la Secretaría General Civil. El presente deberá publicarse por dos días en el “Boletín Oficial” y en el diario “LA LEY de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Morón, 23 de junio de 2016 Myriam Gabriela Salim, aux. let. LA LEY: I. 01/09/16 V. 02/09/16 El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Nº 20, Secretaría única a mi cargo, sito en Talcahuano 550, 6º piso de esta Ciudad, cita y emplaza por 30 días a herederos y acreedores de CARLOS ARIEL CHISLEANSCHI, a efectos de hacer valer sus derechos. Publíquese por 3 días en el diario “LA LEY”. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 7 de junio de 2016 Juan Carlos Pasini, sec. LA LEY: I. 31/08/16 V. 02/09/16 El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil y Comercial Federal Nº 8, Secretaría Nº 15, sito en Libertad 731, 7º piso de Capital Federal, hace saber que LAURA MARÍA DE FÁTIMA MOTTA LIMA, nacida el 13 de mayo de 1959, en Río de Janeiro – Brasil, con D.N.I. Nº 93.795.975, ha peticionado la concesión de la ciudadanía argentina, a fin de que los interesados hagan saber a este Juzgado las circunstancias que pudiesen obstar a dicho pedido. El presente deberá ser publicado por dos veces en un lapso de quince días en LA LEY. Buenos Aires, 13 de abril de 2016 José Luis Cassinerio, sec. LA LEY: I. 31/08/16 V. 31/08/16 Propiedad de La Ley S.A.E. e I - Administración, Comercialización y Redacción: Tucumán 1471 (C. P. 1050 AAC) Teléfono: 54-11-4378-4765 - Bs. As. Rep. Arg. - Registro Nacional de la Propiedad Intelectual Nº 5074180 Impreso en La Ley, Rivadavia 130, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires.