INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS (l.D. E.A) BOLETIN DE CIENCIAS DE L A NATURALEZA N.° 39 P R I N C I P A D O DE A S T U R I A S OVIEDO - 1 9 8 8 - 1989 SUMARIO P á g s. Endogamia y consanguinidad en el concejo de Cabrales (Picos de Euro­ pa. Asturias), por M." Antonia Díaz Quinzaños y Pedro Góm ez Góm ez ........................................................................................................... Estudio de la epiíauna sésil G elidium spp. en la zona de Cabo Peñas (Asturias), por N uria Anadón ................................................................ Estudio técnico-ecológico sobre el puerto de L a Ballota, Lena (Asturias), por M aría A doración A bella García y Federico F illa t Estaque ...... Tipificación hidroquím ica y consideraciones previas del impacto m inero en la cuenca del río Trubia, por J. X ib e rta y J. M. Ayala .............. Determ inación de fenoles en el río Turón mediante crom atografía de permeación en gel y crom atografía de líquidos de alta eficacia, por P. A larcón, A. Bustos, J. X ib erta y J. M. Ayala ................................. Ecología del pastoreo en la montaña cantábrica. V III. Composición florística en la pradería del valle de Pajares y los alrededores, por M aría Adoración A bella García .............................................................. M igración del Pato Colorado ( Netta ru fin a ) en Asturias, por César M a­ nuel A lva rez Laó ....................................................................................... Captura de aves marinas en artes de pesca: Aproxim ación a la situa­ ción en Asturias, por José A ngel Diego García, José Ram ón P rie to Inclán y Berta Fernández Sánchez ........................................................ Origen y causas de m ortalidad de Cormorán Grande ( P h a la crocora x carbo) recuperados en el norte de la Península Ibérica, por J. A. D iego G arcía ............................................................................................... Variación de las frecuencias de inversiones en una población natural de Drosophila melanogaster, por B. V illa r, E. García Vázquez, J. I. Izqu ierd o y A . G utiérrez ........................................................................... Estudio cariotípico de juveniles de Salmo salar en ríos asturianos, por E. García Vázquez, A. M. Pendás, G. Blanco, J. A . Sánchez, E. Vázquez, y J. R u b io .................................................................................................... Endogamia, consanguinidad y unidad básica poblacional en el concejo de Cangas del Narcea (1860-1959), por Elisa Fernández G arcía y Pedro Góm ez Gómez ................................................................................ Cambios anuales y estacionales en las capturas de la palometa, besugo, rape, bacalada, merluza y bonito en la costa asturiana desde 1952 a 1985, por M .a Luisa Villegas Cuadros ................................................ Dos varam ientos poco frecuentes en la costa asturiana: O rcinus orea y Lagenorhynchus acutus, por José A n tonio P is-M illá n ........................ Carex divisa Hudson en el occidente asturiano, por R ufino García Suárez .......................................................................................................... Larus melanocephalus, Larus minutus y Larus s a b in i: Estatus y feno­ logía en Asturias, por Manuel Quintana Becerra ............................. Los entornos se tornan turbios, por J. A. M artín ez-A lva rez ( C atedrático). Profesionalización geo-ornamental, por J. A. M a rtín ez-A lva rez .............. Precio del número: 3 19 33 45 59 71 91 97 107 117 129 137 153 175 181 185 193 197 España: 500 ptas. Extrahjero: 600 ptas. INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS (I.D.E.A) BOLETIN DE CIENCIAS DE LA NATURALEZA N.° 39 P R I N C I P A D O DE A S T U R I A S OVIEDO - 1988-1989 Depósito legal: O. 43-1958 I. S. B. N.: 0211-0326 Imprenta “LA CRUZ” Hijos de Rogelio Labrador Pedregal Granda-Siero (Oviedo), 1988 Bol. Cien. Nal. I. D. E A., n.° 39: 3 - 18. (1988) ENDOGAMIA Y CONSANGUINIDAD EN EL CONCEJO DE CABRALES (PICOS DE EUROPA. ASTURIAS). M .a A n t o n ia D ía z Q u in z a ñ o s P ed ro G ó m ez G óm ez Para el análisis de la endogamia y consanguinidad en el concejo de Cabrales, en los Picos de Europa, se han revisado las actas de los 2.359 matrimonios celebrados en la zona entre 1872 y 1959. Se ha tratado de valorar la importancia relativa de de los núcleos de población y de la unidad geográfica como uni­ dad de base y población mendeliana, para lo que se han estudia­ do el lugar de origen de los cónyuges y medido las distancias entre ellos. Asimismo se han calculado los niveles de consanguinidad dentro de la población por el método de dispensa, cuando fue posible, y el de isonimia para todo el período. Los niveles de endogamia y también los de consanguinidad son notoria y comparativamente elevados debido al aislamiento de la población cabraliega. Recientemente este aislamiento ha remitido, como se observa en el descenso de frecuencias y coefi­ ciente de consanguinidad y endogamia. R esu m en: Dpto. de B iología de Organismos y Sistemas (A ntropología).— U niversidad de Oviedo. P alabras c l a v e : Isonimia. Consanguinidad. Endogamia. Cabrales (Asturias). INTRODUCCION En las sociedades humanas monógamas el matrimonio es el principal determinante de la fecundidad. Las uniones matrimonia­ les presentan probabilidades diferentes, éstas se ven afectadas tanto por factores sociales que influyen en la selección de la pare­ ja, como por factores ambientales que determinan la distribución de la población. Para el presente estudio hemos considerado los sistemas de cruzamiento de la comarca de Cabrales, por ser una comarca con unas características claras de zona de montaña y una reducida po­ blación diseminada en pequeños núcleos rurales. El propósito de este estudio es comprobar el efecto del aislamien­ to que dichos factores geográficos producen sobre las comunidades humanas de Cabrales. Estos factores determinan con frecuencia zonas de aislamiento donde se favorecen procesos genéticos como la endogamia y consanguinidad. El concejo de Cabrales está situado en la parte sudoriental de Asturias. Tiene una extensión aproximada de doscientos treinta y seis kilómetros cuadrados. Se trata de una comarca natural bien delimitada por accidentes geográficos. La pendiente media del te­ rreno es de un diecinueve coma tres por ciento, lo que indica el carácter montañoso del terreno. La principal fuente de riqueza es la ganadería, orientada prin­ cipalmente a la fabricación del queso. No existen grandes rebaños, cada familia explota un número reducido de cabezas de ganado. La agricultura nunca ha tenido gran importancia, principalmente se cultiva maíz y patatas para el consumo familiar. En los últimos años el turismo se ha convertido en un importante recurso para la comarca. La población cabraliega se distribuye entre dieciocho entidades rurales, algunas de las cuales carecen aún de carretera. Como la mayoría de las zonas rurales españolas, el censo de población ha descendido notablemente en las cinco últimas décadas, casi a la mitad desde 1930. Este descenso de la población se debe a la emi­ gración, que afecta más a la población en edad de matrimonio. Las consecuencias son un mayor envejecimiento de la población, una falta de parejas en edad reproductora y una menor posibilidad de elección matrimonial de los individuos no emigrados. — 5— M ATERIAL Y METODOS El material utilizado para la presente investigación ha sido to­ mado casi en su mayor parte del archivo del Ayuntamiento de Cabrales. No hemos podido recurrir al archivo parroquial ya que fue destruido en su mayor parte durante la guerra civil. El período de estudio ha sido de ochenta años: Desde 1872, año en que empezó a funcionar el Ayuntamiento, hasta 1957. Los datos han sido tomados de las actas matrimoniales del Ayuntamiento. De cada acta matrimonial hemos extraído los si­ guientes datos: Nombre y origen de los cónyuges, edad, profesión, lugar donde se celebró el matrimonio. Se han estudiado un total de dos mil cuatrocientas diecinueve actas de matrimonio. Para el estudio de la evolución de las distancias matrimoniales y de la endogamia hemos agrupado los datos en períodos de cinco años. Para el estudio de la consanguinidad, al haber sido destruidos los archivos eclesiásticos y caracer de información sobre las dis­ pensas matrimoniales dadas por la Iglesia, hemos utilizado un método que ha sido ampliamente discutido por algunos autores, este es el método de la isonimia, que basa su estudio en la identi­ dad de apellidos. Para ello hemos agrupado a los matrimonios en períodos de quince años. Para el cálculo estadístico se han utilizado los siguientes ín­ dices: N.° de matrimonios entre cabraliegos Coef. de endogamia = ---------------------------------------------------x 100 N.° total de matrimonios Coef. de consanguinidad de Bernstein= 2 coef. individuales de con­ sanguinidad en cada tipo de cruzamiento por la frecuencia relati­ va de cada uno de ellos « = 2P F¡ Para el cálculo del coeficiente de consanguinidad mediante el método de la Isonimia (según el método de Crow y Mange): F = Fn + (1— Fn) Fr — 6— siendo Fn el factor no aleatorio (cruzamientos selectivos por pa­ rentesco): Fn = ( I — 2 pq)/4(l— 2 pq) y Fr el factor aleatorio (cruzamientos al azar): F r = 2 p¡ q¡ / 4 Para el cálculo de las distancias matrimoniales, éstas han sido me­ didas sobre el mapa siguiendo la dirección de carreteras y caminos locales. ENDOGAMIA La definición más simple sería el porcentaje de matrimonios celebrados entre cónyuges que son naturales de la población con­ siderada. El valor de la endogamia de una población es un índice seguro de verificación de la inmovilidad social y geográfica. Hemos analizado la endogamia de Cabrales bajo un criterio geográfico de pertenencia o no a la misma parroquia, a la misma comarca y su evolución a lo largo de ochenta años, desde 1872 hasta 1956. Los resultado indican que el concejo tiene una tasa de endogamia alta. Presenta gran estabilidad en los primeros años, en el período de 1917-1921 llega a adquirir el mínimo valor, debido a la construcción de la carretera Arenas-Puente Poncebos, que oca­ sionó la llegada de trabajadores de otros puntos de Asturias y de otras provincias (Santander y Galicia principalmente), algunos de los cuales se casaron en Cabrales, mayoritariamente en Arenas. En el período de 1897-1901, debido a la construcción de la carretera comarcal Cangas de Onís-Panes, se produce otra brusca disminu­ ción de la endogamia. El decrecimiento producido en los últimos períodos se debe al aumento de la movilidad de la población, resul­ tado de las mejoras de las vías de comunicación y de los medios de transporte. Hemos hecho un estudio de diferenciación de la endogamia en­ tre la zona alta de Cabrales (Sotres, Tielve, Bulnes y Camarmeña) y la zona baja (restos de los pueblos de Cabrales) puesto que entre ambas zonas existen diferencias en la facilidad de comunicaciones, una vida mucho más dura y difícil en la zona alta que en la baja. Sin embargo, aunque entre ambas zonas aparecen diferencias, éstas no son estadísticamente significativas. _ 7— Pero no sólo la dificultad de comunicaciones actúa como una barrera en contra del flujo génico, existen límites culturales per­ fectamente definidos que no están relacionados con el relieve ni con las vías de comunicación. Los miembros de una parroquia tie­ nen conciencia de pertenecer a una unidad social específica, en relación con este sentido comunitario, los matrimonios más apete­ cidos son los intraparroquiales. Al lado de esta tendencia de la endogamia relacionada con la forma de organización del poblamiento, existen otros factores que favorecen la misma en función del sistema de transmisión de la herencia. Hay varios tipos de sistemas diferentes de transmisión, en esta comarca es norma dividir la he­ rencia a partes iguales entre los hijos, independientemente del sexo, éste es un sistema bilateral. En otras regiones es costumbre repar­ tir la herencia de un modo desigual, mejorando a uno de los hijos, el mayorazgo. Este es un sistema unilateral. En las sociedades agrí­ colas tradicionales el matrimonio ha sido siempre una cuestión de relaciones entre familias con intereses económicos muy concretos. En las zonas donde se reparte la propiedad de la tierra a partes iguales entre los hijos, se favorecen los matrimonios entre primos hermanos como medio de mantener la integridad del patrimonio de la casa. Las bodas suelen estar arregladas por los padres. En este caso la endogamia tiene un claro móvil, de este modo se favo­ rece el matrimonio de la propia clase para mantener la propiedad y el prestigio. Actualmente los mecanismos culturales favorecedores de la en­ dogamia están sufriendo un profundo cambio. La influencia de las sociedades industriales sobre la sociedad rural está originando una situación de rápido cambio cultural, la aldea está sufriendo nume­ rosos cambios y por tanto los aspectos del matrimonio relacionados con ello. El tener o no tener tierras ya no es un elemento impor­ tante en la búsqueda del cónyuge. La gente prefiere vivir y depen­ der del medio industrial y urbano. Diversas circunstancias de orden económico y cultural, entre las que podrían citarse la sustitución del tradicional sistema de auto­ ridad paterna por relaciones interfamiliares progresivamente de­ mocratizadas, la liberación de la mujer, la quiebra de anacrónicos patrones morales, así como la carencia total en las pequeñas pobla­ ciones de alternativas culturales y de ocio colectivas, la facilidad en las comunicaciones y una mayor disponibilidad económica, han generado entre otros fenómenos característicos el de la migración juvenil de fin de semana a discotecas y salas de fiesta ubicadas en lugares estratégicos, como centro de relación y punto de contacto —8— entre jóvenes, no sólo del medio rural, sino también de otras áreas más o menos lejanas. Esto conlleva a un incremento de matrimonios exógamos con las consecuencias biológicas previsibles derivadas de estos cambios. Distancia marital entre los lugares de nacimiento de los cón­ yuges: A menudo es conveniente estudiar la distribución de distancias entre los lugares de nacimiento de los maridos y de las esposas. La distancia entre los lugares de nacimiento de los esposos mide la probabilidad de unión genética entre diferentes áreas (Coleman, 1977). La forma habitual de expresar esta distancia no es, en opi­ nión de dicho autor, una medida real de la migración realizada de hecho, sino que es la resultante de las diferentes fases del movi­ miento realizado entre el nacimiento y la boda. Para el cálculo de la distancia de procedencia de los cónyuges, ésta se ha tomado en kilómetros, no en línea recta, sino siguiendo la dirección de carreteras y caminos locales. La localidad de nacimiento de cada uno de los cónyuges ha sido tomada de las actas matrimoniales. Existe siempre dificultad al establecer estas distancias debido a que no son siempre las carreteras las vías de entrada en la co­ marca. Las distancias de migración son el resultado de un cierto tipo de desplazamiento a pie y otro desplazamiento en un medio de transporte. A partir de las distancias calculadas, se han construido las grá­ ficas, tomándose períodos de cinco años. No se han excluido las uniones endógamas, ni se ha puesto lími­ te a los matrimonios celebrados a largas distancias. A partir de las figuras obtenidas en general podemos ver que cada cónyuge busca su pareja preferentemente dentro del mismo núcleo urbano, y en segundo lugar dentro de otros pueblos de la comarca. En Cabrales, salvo en los períodos de 1897-1901, en el que se construyó la carretera Cangas de Onís-Panes, y en el período de 1921, el tramo de carretera Arenas-Puente Poncebos y la central hidroeléctrica de Puente Poncebos, que originó la llegada de in­ dividuos de otros puntos de Asturias y de otras provincias a la comarca (Santander y Galicia sobre todo) influyendo en la dismi­ nución de la endogamia tanto de cada pueblo, como de toda la —9— comarca, y aumentando el número de matrimonios entre cónyuges cuyo lugar de origen está a más de cien kilómetros. En el resto de los períodos considerados no ha habido cambios importantes en la composición socio-profesional de la población, por lo que el incremento reciente de la distancia marital es debido a un aumento de la movilidad resultado de la mejora de las vías de comunicación y de los medios de transporte. F R E C U E N C IA S DE M A T R IM O N IO S E N D O G AM O S CINCO A Ñ O S ) Período N.° total m atri­ monios 1872-1876 1877-1881 1882-1886 1887-1891 1892-1896 1897-1901 1902-1906 1907-1911 1912-1916 1917-1921 1922-1926 1927-1931 1932-1936 1937-1941 1942-1946 1947-1951 1952-1956 53 103 141 113 146 140 146 120 145 165 132 145 153 104 165 194 194 N.° matr. siendo los 2 cónyuges de la comarca 44 86 121 84 112 ■ 102 111 96 106 91 96 97 124 80 108 128 116 Frec. 0,83 0,83 0,85 0,74 0,75 0,72 0,76 0,80 0,63 0,54 0,72 (PE R IO D O S DE N .f matr. siendo los 2 cónyuges del pueblo 27 65 i 95 58 88 " í 66 1 0,66 76 61 84 59 73 73 0,81 0,76 0,65 0,65 0,59 57 74 91 79 86 Frec. 0,50 0,63 0,67 0,51 0,60 0,47 0,52 0,50 0,57 0,37 0,55 0,50 0,56 0,54 0,44 0,46 0,40 E N D O G A M IA T O T A L : — Siendo los dos cónyuges de la comarca: 0,7214. — Siendo los dos cónyuges del mismo pueblo: 0,5137. CONSANGUINIDAD I METODO DE DISPENSA La consanguinidad es el parentesco biológico que relaciona un grupo de personas que comparten uno o varios antepasados en común. La frecuencia con la que se dan los cruzamientos consan­ guíneos en una población depende en parte de la estructura de ésta y también de las costumbres sociales, como hemos dicho anteriomente. — 10 — Fig. 1: Distancias en kms. entre el lugar de origen de los cónyuges. — 11 — Fig. 2: Distancias en kms. entre el lugar de origen de los cónyuges. — 12 — Para el presente trabajo, en principio, se trataba de obtener el coeficiente de consanguinidad a partir de las dispensas que figuran en las actas matrimoniales de los archivos parroquiales. Pero en Cabrales, salvo en algún pueblo, los archivos fueron destruidos du­ rante la guerra civil. Hemos podido calcular el coeficiente de con­ sanguinidad por el método de dispensas en el período de 1877-1889, ya que en estos años las actas matrimoniales del Ayuntamiento fue­ ron copiadas literalmente de las de la Iglesia. En estos años encon­ tramos un 30,93% de matrimonios consanguíneos. Para el cálculo de la consanguinidad hemos utilizado el coeficiente de consangui­ nidad de Berstein « a », que es la relación entre la suma de los pro­ ductos de cada tipo de cruzamiento consanguíneo por su coeficiente respectivo y el total de matrimonios: a = 2 P¡ F¡ a = 0,00742594 que es un valor muy alto en comparación con otras poblaciones. II METODO DE ISONIM IA Dado que no disponemos de los archivos necesarios en los cua­ les figuren las dispensas eclesiásticas de los restantes años, hemos tratado de obtener el coeficiente de consanguinidad medio en la población a partir del método de la isonimia, que basa su estudio en la coincidencia de apellidos entre los cónyuges. Este método es puesto en entredicho por algunos autores debido a las evidentes diferencias entre las leyes de transmisión de la herencia mendeliana y los mecanismos de transmisión de apellidos, que son diferentes según las diversas culturas. Frecuencia de apellidos: En cada matrimonio distinguimos cuatro apellidos según sea el del hombre (H ) o el de la mujer (M ) el primero o el segundo ape­ llido: 1H, 2H, 1M, 2M. Un apellido puede presentarse en quince situaciones diferentes, desde no repetirse en cada una de las cuatro posiciones hasta ser el mismo en las cuatro. Para cada uno de los períodos (de quince años) se han calculado los valores del apellido más frecuente. Menos en el último período en el cual el apellido más frecuente aparece con unas frecuencias del 9,3%, en el resto de los períodos no supera el 8,7%, cifra reducida en relación con otras poblaciones (Bertranpetit, 1981; Lasker, 1968), adjuntamos una lista de los ape­ llidos más comunes. — 13 — Hemos calculado en cada período las frecuencias de los veinti­ cinco apellidos más comunes, así como su contribución relativa a los pares de isonimos. Los apellidos más comunes contribuyen en exceso a la isonimia, y son éstos según Lasker (1978) los que in­ cumplen con mayor probabilidad la condición del monofiletismo, resultando por consiguiente un indicador dudoso de la comunidad de antepasados. Entre los casos de frecuencias más bajas podrían encontrarse los apellidos de distribución regional o local. Veinticinco apellidos más comunes en el concejo de Cabrales saca­ dos de las actas y registro matrimonial, del prim ero al últim o por orden decreciente de importancia 14.— Inguanzo 15.— Prieto 16.— Martínez 17.— Rodríguez 18.— Gutiérrez 19.— Borbolla 20.— Bueno 21.— Bárcena 22.— Huerta 23.— Gonzalo 24.— Antón 25.— Simón 1.— Fernández. 2.— González 3.— Díaz 4.— Pérez 5.— Alonso 6.— Campillo 7.— García 8.— Sánchez 9.— Mier 10.— López 11.— Niembro 12.— Gómez 13.— Rojo R E S U L T A D O S DE L A P eríodo 1 11III — IV — V — 1877-1891 1892-1906 1907-1921 1922-1936 1937-1951 IN S O N IM IA (PE R IO D O S DE Q U IN C E A Ñ O S ) N.° total de matr. Fr 382 444 429 451 463 0,02589 0,01723 0,01913 0,02292 0,02852 Fn ' 0,03993 0,05869 0,04742 0,05100 0,03072 F 0,06433 0,07492 0,06565 0,07276 0,05844 Existen apellidos corrientes y apellidos raros: El matrimonio de personas del mismo apellido corriente es menos indicativo del mismo origen (porque es probable que el apellido común sea de origen polifilético) que el de cónyuges con el mismo apellido raro (es más probable que los apellidos tengan un origen monofilético). El significado para la consanguinidad será más directo en este se­ — 14 — gundo tipo de matrimonios que en el primero. Algunos antropólogos han propuesto analizar por separado la isonimia de apellidos co­ rrientes y la de apellidos raros, aunque con ello no se resuelve el problema. Coeficiente de consanguinidad por Isonimia F = Fn + ( l — F n )F r: Crow y Mange (1965) desarrollaron un modelo matemático que permite relacionar isonimia y consanguinidad. El método se basa en la probabilidad de que parientes de un cierto grado tengan el mismo apellido, por haberlo heredado de un antepasado común, y su valor suele ser cuatro veces superior al hallado por dispensa. Todo esto sería válido de cumplirse en la población una transmi­ sión de apellidos sin irregularidades, líneas masculinas y femeninas igualmente representadas, una proporción de sexos equilibrada en­ tre emigrantes, y lo más importante, la ausencia de polifiletismo en el origen de los apellidos. Las ventajas de este método, aparte de la facilidad de obtención de datos, están en que posibilita des­ componer el coeficiente de consanguinidad F en sus componentes, Fn debido a los cruzamientos selectivos por parentesco (factor no aleatorio) y Fr debido a la deriva, es decir, a cruzamientos al azar en poblaciones reducidas. Si la frecuencia de apellidos es diferente en cada sexo, Fr puede calcularse como: F r= p q / 4 . Representan­ do «p » la frecuencia del apellido « i» en una categoría determinada (varones) y « q » la correspondiente frecuencia en la segunda catego­ ría (mujeres). Según Crow (1980) Fn = ( I — Zpq)/4(1— 2 pq) siendo I la proporción observada de matrimonios isónimos. Fn es el único que puede presentar valores positivos o negati­ vos. Su interpretación general es que los cruzamientos selectivos por parentesco son positivos Fn>0, o negativos Fn<0. Esta inter­ pretación indica únicamente que no hay apareamiento al azar, pero no su causa. Hemos calculado el coeficiente F por el método de isonimia en el período de 1877-1889 para comparar los resultados con los ob­ tenidos en este mismo período por el método de dispensas, y en­ contramos que F es casi diez veces superior a a. No parece pues existir una buena correspondencia entre los porcentajes de consan­ guinidad dados por dispensas eclesiásticas y la frecuencia esperada de isonimia, el coeficiente de consanguinidad obtenido por isoni­ mia sobrevalora la consanguinidad media de la población. Ello se debe a la violación de algunos supuestos en los que se basa este método, sobre todo el origen monofilético de los apellidos. El — 15 — coeficiente F y sus componentes han sido representados gráfica­ mente en períodos de quince años. El componente Fr presenta bastante estabilidad. Parece indicar que la probabilidad de actuación de la deriva genética no se ha modificado de forma importante entre períodos (Yasuda y Mortón, 1967). En cuanto al factor no aleatorio Fn, ante valores altos de Fn lo primero que hay que plantearse es la existencia de subpoblaciones en la población, es decir, de diversos círculos matrimoniales que pueden ser debidos a una dispersión geográfica de los núcleos de población con diferente distribución de apellidos o, también, a una cierta estratificación social. Los cruzamientos selectivos detectados en la comarca se deben, en gran medida, a la preferencia por los matrimonios consanguí­ neos, debido a la tendencia a conservar los bienes materiales y el prestigio de las familias. En este caso la interpretación de Fn como tendencia al cruzamiento entre parientes es real, ya que grupos fa­ miliares se corresponden con grupos sociales, aunque pasando por complejos mecanismos económicos y sociales. COMPARACION CON OTRAS POBLACIONES Respecto a la endogamia, hemos comparado con un estudio realizado por Gómez (1977-1985) en los valles de Valdeón y Sajambre, que son de características muy semejantes a las de Cabrales. A pesar de ello, los valores obtenidos en Cabrales son más altos. Encontramos una endogamia semejante a la de Cabrales en la Alpujarra, en Granada (Marín, 1977). Con respecto a la consanguinidad, el valor obtenido por el mé­ todo de dispensas en el período de 1877 a 1889. es mayor en Cabra­ les que en otras poblaciones españolas estudiadas. CONCLUSIONES Debemos señalar el elevado porcentaje de matrimonios endógamos dentro de la misma parroquia y dentro de la misma zona, y consecuentemente la importancia del núcleo rural y sobre todo de la zona como unidad biológica básica. De ello se deduce que la comunicación entre núcleos se ve reducida y que apenas ha existido flujo génico procedente del exterior de Cabrales debido a su eleva­ do aislamiento. Podemos observar además cómo en los últimos períodos estudiados el grado de endogamia disminuye debido a la — 16 — mejora de las comunicaciones, que permite una mayor movilidad de la población. El pequeño tamaño de la población, el aislamiento de la zona y las costumbres socio-culturales son factores determinantes de la elevada consanguinidad existente. El valor obtenido para el coefi­ ciente de Berstein es superior al encontrado en las poblaciones estudiadas en España en este mismo período. El coeficiente de consanguinidad obtenido por isonimia, con las limitaciones indicadas ya que sobrevalora la consanguinidad de la población cabraliega, debido a que la mayoría de los apellidos isónimos son apellidos muy corrientes de origen polifilético, no obs­ tante, el coeficiente F desciende en el último período sensiblemente por debajo de los períodos anteriores. Esto coincide con el aumen­ to de la exogamia en los últimos períodos y con lo calculado en otras poblaciones del norte cantábrico geográficamente próximas. Por otra parte, señalar la dificultad de este tipo de estudios debido a la incidencia de factores heterógenos, tanto geográficos y biológicos como culturales o socio-económicos. Fig. 3: Variación de los componentes del coeficiente de consanguinidad con el tiempo. — 17 — BIBLIOGRAFIA B e r t r a n p e t it , J. (1981): M edida de la consanguinidad a partir de la Isonim ia en poblaciones con dos apellidos por persona. R ev. m exicana de estud. a ntropológicos, X X V I I (1), 306-313. B e r t r a n p e t it , J .; J. T o r r e j ó n (1 8 3 ): Implicaciones antropológicas del es­ tudio de los apellidos. I I I congreso de antropología biológica. España (Santiago de Compostela), 14-22. C r o w , J .; A . M a n g e (1965): Measurement of inbreeding from the frecuency o f m arriages betw een persons of the same surnames. Eug. 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(1988) ESTUDIO DE LA EPIFAUNA SESIL Gelidium spp. EN LA ZONA DE CABO PEÑAS (ASTURIAS). N u r ia A nadón Se hace un inventario sistemático de la epifauna sésil encontrada sobre dos especies de Gelidium, G. latifolium y G. sesquipedale, que ocupan uno de los horizontes de la franja litoral inferior de la costa, en la zona de Cabo Peñas (Asturias). Se han identificado 43 especies de invertebrados pertenecientes a diferntes taxones. R esu m en: A systematic checklist of the sessile epifauna found on two Gelidium species was made. G. latifolium and G. sesqui­ pedale occupy one belt of the lower eulittoral zone of the coast in the area of Cabo Peñas ( Asturias, North of Spain). 43 species of Invertebrates of different taxa were identified. S u m m ary: Departam ento de B iología de Organismos y Sistemas (Zoología).— Facultad de B iología.— U niversidad de Oviedo. Trabajo recibido en Diciem bre de 1987. P alabras clave : Epifauna sésil. G elidium spp. Cabo Peñas. Asturias. — 20 — INTRODUCCION En las costas españolas no conocemos trabajos que se hayan dedicado al estudio de la epifauna sésil de especies de Gelidium y solamente tenemos datos de citas esporádicas de alguna de las especies sobre sustratos de algas rojas, generalmente sin indicar la especie. Las epifaunas o taxocenosis concretas de ellas sobre plantas en España han sido estudiadas sobre todo en el Mediterráneo, en pra­ deras de la fanerógama marina Posidonia oceanica (GADEA, 1967; LOBO, 1981; G ILI, 1981, 1982; BENITO, 1987). Los estudios de epífitos sobre algas han sido estudiados funda­ mentalmente por autores ingleses e irlandeses. COLMAN (1939) fue uno de los pioneros en este tipo de estudios, interesándose tanto por la fauna sésil como por la fauna vágil de ocho especies de algas, aunque ninguna del género Gelidium. Los trabajos posteriores que conocemos sobre fauna sésil se refieren fundamentalmente a Laminariales y Fucáceas, que presentan frondes muy anchos. Entre los autores que se han dedicado a este tipo de estudios podemos citar: RYLAND y STEBBING (1971), STEBBING (1972, 1973), HAZLETT y SEED (1976), DUNSTONE, O'CONNOR y SEED (1979), SEED y HARRIS (1980). En este trabajo hacemos un inventario de la fauna de epífitos sobre dos especies de Gelidium, continuando así con el estudio de la fauna de microhábitats en el sistema rocoso intermareal de As­ turias (LOMBAS y ANADON, 1985). Las especies de Gelidium que hemos escogido han sido G. latifolium y G. sesquipedále. Una de ellas, G. latifolium, caracteriza uno de los horizontes de la zona litoral inferior en la costa rocosa de la zona de Cabo Peñas, entre 0,3 y 0,7 m. sobre el nivel 0 de marea. G. sesquipedále se encontró esporádicamente en la parte inferior de este horizonte y también entremezclada con las especies que constituyen el horizonte inmediatamente inferior, el de Saccorhiza-Cystoseira. Estas especies de algas rojas proporcionan un hábitat atractivo para numerosas especies animales, sobre todo para las de naturaleza colonial. / AREA DE ESTUDIO Este trabajo se realizó fundamentalmente en la zona de Aramar (Luanco), situada en el margen oriental del Cabo Peñas y cuyas coordenadas UTM son 30T TP 7663. Sin embargo, en un primer mo­ mento, en la fase exploratoria, se tomaron muestras en otras dos localidades de la zona de Cabo Peñas: Verdicio, situada en el mar­ gen occidental del Cabo Peñas y de coordenadas UTM 30T TP 6835, y la ensenada de Bañugues, situada en el margen oriental y de coor­ denadas UTM 30T TP 7334. Los muestreos en Aramar se realizaron en la parte externa de los islotes del Carmen, que es una zona expuesta, es decir, sujeta a la acción del oleaje. M ATERIAL Y METODOS La recogida de muestras se realizó regularmente cada mes, apro­ vechando las mejores bajamares de las mareas vivas, en el período comprendido entre diciembre de 1980 y noviembre de 1981. La recolección de muestras se realizó mediante el arranque de las algas por su base, bien a mano o ayudándose con una espátula. Hay que hacer notar que el muestreo de G. sesquipedale no fue tan continuado, ya que sólo se pudo realizar cuando lo permitieron las bajamares. Las muestras recogidas se guardaron en bolsas de plástico y se congelaron a — 10° C, hasta el momento de su separación y obser­ vación. RESULTADOS A continuación se da la lista sistemática de las especies encon­ tradas, seguida de algún comentario sobre las especies que han resultado nuevas tanto para la fauna regional asturiana como para la costa cantábrica o la atlántica española: ESPONGIARIOS Clase CALCÁREAS Sycon raphanus Schmidt 1862 Juvenil indet. — 22 — CNIDARIOS Clase HIDROZOOS Orden h id r o id e o s Suborden g i m n o b lá s t id o s Fam. Corynidae Johnston, 1836 Coryne muscoides (Linneo, 1758) Antomedusas Fam. Cladonemidae Eleutheria dichotoma Quatrefages, 1842 Suborden c a l i p t o b l á s t i d o s Fam. Campanulariidae Johnston, 1836 Clythia hemisphaerica (Linneo, 1767) Ohelia geniculata (Linneo, 1758) Obelia dichotoma (Linneo, 1758) Fam. Haleciidae Hincks, 1868 Halecium halecinum (Linneo, 1758) Subfam. Plumulariinae Kuhn, 1913 Plumularia obliqua (Johnston, 1847) Plumularia setacea (Linneo, 1758) Subfam. Kirchenpaueriinae Stechow, 1911 Kirchenpaueria pinnata (Linneo, 1758) Ventromma halecioides (Aider, 1859) Subfam. Aglaopheniinae Stechow, 1911 Aglaophenia pluma (Linneo, 1758) Fam. Sertulariidae Hincks, 1868 Sertularia distans Lamouroux, 1816 Sertularella polyzonias (Linneo, 1758) Clase a n t o z o o s Subclase o c t o c o r a l a r i o s Orden e s t o l o n í f e r o s Fam. Cornulariidae Dana, 1846 Cornularia cornucopiae (Pallas, 1766) ENDOPROCTOS Fam. Pedicellinidae Smitt, 1867 Pedicellina cernua (Pallas, 1771) Fam. Barentsiidae Barentsia gracilis (M. Sars, 1835) — 23 — BRIOZOOS Clase ESTENOLEMADOS Orden c i c l o s t o m a d o s Suborden a r t i c u l a t a Fam. Crisiidae Johnston, 1847 Crisidia cornuta (Linne, 1758) Crisia denticulata (Lamarck, 1816) Crisia eburnea (Linneo, 1767) Clase GIMNOLEMADOS Orden c t e n o s t o m a d o s Infraorden c a r n o s i t à Fam. Flustrellidae Hinks, 1880 Flustrellidra hispida (Fabricius, 1780) Fam. Vesiculariidae Hinks, 1880 Amathia lendigera (Linneo, 1761) Bowerbankia gracilis Leidy, 1855 Orden q u e ilo s t o m a d o s Suborden a n a s c a Fam. Aeteidae Smitt, 1867 Aetea anguina (Linne, 1758) Fam. Scrupariidae Silén, 1941 Scruparia chelata (Linneo, 1758) Fam. Electridae Stach, 1937 Electra pilosa (Linneo, 1767) Fam. Scrupocellariidae Levinsen, 1909 Scrupocellaria scruposa (Linneo, 1758) Fam. Bicellariellidae Levinsen, 1909 Bicellariella ciliata (Linneo, 1758) Suborden a s c o p h o r a Fam. Cribilinidae Hinks, 1880 Cribilina punctata (Hassall, 1841) Fam. Microporellidae Hinks, 1880 Haplopoma impressum (Audouin, 1826) Haplopoma bimucronatum (Moli, 1803) Fam. Hippothoidae Levinsen, 1909 Plesiothoa gigerium (Ryland y Gordon, 1977) Celleporella hyalina (Linneo, 1767) Fam. Celleporidae Busk, 1852 Turbicellepora magnicostata (Barroso, 1919) — 24 — MOLUSCOS Clase GASTERÓPODOS Subclase p r o s o b r a n q u io s Orden a r q u e o g a s t e r ó p o d o s Fam. Patellidae Rafinesque, 1815 Patina pellucida (Linneo, 1758) Clase b i v a l v o s Orden f i l i b r a n q u i o s Suborden a n is o m ia r io s Fam. Mytilidae Rafinesque, 1815 Subfam. Musculinae Thiele, 1935 Musculus discors (Linneo, 1758) Subfam. Brachidontinae Thiele, 1935 Mytilaster minimus (Poli, 1795) Subfam. Modiolinae Thiele, 1935 Amygdalum phaseólinum (Philippi, 1844) Orden e u l a m e l i b r a n q u i o s Suborden a d a p e d o n ta Superfam. Hiatellacea Fam. Hiatellidae Winckworth, 1932 Hiatella arctica (Linneo, 1767) ANELIDOS Clase p o liq u e to s Fam. Nereidae Johnston, 1865 Platynereis dumerilii (Audouin & Milne-Edwards, 1833) Fam. Serpulidae Savigny, 1818 Subfam. Serpulinae Macleay, 1840 Pomatoceros triqueter (Linneo, 1767) Subfam. Spirorbinae Chamberlin, 1979 G. Spirorbis Daudin, 1800 Spirorbis sp. CORDADOS. Subfilum TUNICADOS Clase a s c id iá c e o s Orden p l e u r o g o n a Fam. Styelidae Dendrodoa grossularia (Van Beneden, 1846) — 25 — COMENTARIOS FAUNISTICOS HIDROIDEOS Coryne muscoides Distribución ibérica.— Citada por primera vez para las costas españolas por CHAS y RODRIGUEZ BABIO (1977) en Galicia, sobre rocas de cubetas litorales. En las costas portuguesas había sido citada por DA CUNHA (1944) sobre sustrato rocoso y algas. Nuestra cita constituye, pues, la segunda para las costas espa­ ñolas y la primera para el Cantábrico. Comentario sobre su hábitat.— Es una especie presente a lo lar­ go de todo el año, de forma abundante, sobre Gelidium latifolium, por lo que creemos que éste es uno de los hábitats característicos de la especie. Los hidrocaules son muy largos, de 10 cm. o más, y están ado­ sados a los talos del alga desde las partes basales. Los hidrantóforos y los hidrantes, así como los gonosomas se encuentran en las partes media y apical de la planta. Eleutheria dichotoma Es una antomedusa del hidroideo Clavatella prolifera, por lo que no forma parte estrictamente de la fauna sésil. Sin embargo tiene los tentáculos marginales bifurcados, en una rama superior con un racimo único de nematocistos y una rama inferior con un disco adhesivo, por lo que vive de forma sedentaria en charcas de marea y sobre algas. No se encuentra en el plancton. Es por esta razón por la que la incluimos en nuestro estudio. Distribución.— No conocemos ninguna cita para las costas ibé­ ricas. RUSSEL (1954, 1970) la cita para Inglaterra, Suecia, Dinamar­ ca, Francia y Mediterráneo, en charcas de la zona de marea y sobre algas como Ulva y Gigartina. RUSSEL también hace notar que la aparición de medusas ocurre en los meses de verano. En nuestras muestras aparecieron dos medusas en el mes de julio. Halecium halecinum Es una especie que parece presentarse en una amplia gama de sustratos, casi siempre de fondos rocosos, conchas, piedras, etc., en las zonas costeras. — 26 — Distribución atlántica ibérica.— Citada en Santander por RIOJA y M AR TIN (1906) y RODRIGUEZ (1914); en Portugal por DA CUNHA (1944, 1950) y en Galicia por CHAS y RODRIGUEZ BABIO (1977). Nuestra cita constituye la primera para las costas de Asturias. Plum ularia obliqua Esta especie presenta una amplia distribución en el Mediterrá­ neo, siendo menos frecuente en otros mares. Distribución Ibérica.— Citada por DA CUNHA (1950) en las cos­ tas de Portugal, por DE HARO (1965) en Gerona, por GARCIA CORRALES et al. (1978) en Alicante. Fue citada por nosotros (AN A­ DON, 1981) en Asturias, constituyendo la primera mención para las costas atlánticas españolas. POLO et al. (1982) la citan también pa­ ra San Ciprián (Lugo). En Palma de Mallorca es citada por G ILI (1982) y por ROCA y MORENO (1985). Hábitat.— Nuestro hábitat coincide por el dado por BILLARD (1927) en las costas atlánticas francesas, sobre algas rojas. DA CUNHA (1950) encuentra esta especie como epizoica de Aglaophenia pluma. En el Mediterráneo se ha citado sobre todo como epífita de Posidonia oceanica. Ventrom m a halecioides Especie de distribución atlántico-mediterránea. Distribución atlántica ibérica.— Citada por NOBRE (1931) y DA CUNHA (1944) en las costas de Portugal y por CHAS y RODRIGUEZ BABIO (1977) en Galicia. Nuestros datos constituyen la primera cita para el Cantábrico. Cornularia cornucopiae Esta especie ha sido citada previamente por nosotros (OCHA­ RAN y ANADON, 1982) en Asturias y en la misma localidad de este estudio. Esta cita constituye el primer dato para las costas atlánti­ cas españolas. Los primeros hallazgos de colonias se encontraron sobre tubos del poliqueto Phyllochaetopterus socialis y sobre la es­ ponja Haliclona cinerea. Posteriormente fue citada otra vez en la misma localidad sobre distintos sustratos por LOMBAS y ANADON (1985). Ahora la hemos encontrado sobre Gelidium latifolium de forma esporádica, lo que indica que no es el sustrato habitual (pero sí muy abundante en la zona. — 27 — ENDOPROCTOS Pedicellína cernua Esta especie ha sido citada en Santander por BARROSO (1912) y en Asturias por nosotros LOMBAS y ANADON (1985. Esta cons­ tituye nuestra segunda cita para Asturias sobre un sustrato dife­ rente, Gelidium latifolium. Barentsia gracilis Citada por BARROSO (1912) para Santander, constituye la pri­ mera cita para las costas asturianas. Hemos encontrado dos co­ lonias. BRIOZOOS Plesiothoa gigerium Especie descrita por RYLAND y GORDON en 1977. Fue citada por primera vez en las costas ibéricas por FERNANDEZ PULPEIRO y RODRIGUEZ BABIO (1980), que encontraron dos colonias en Patos (R ía de Vigo). Posteriormente fue hallada en Asturias sobre Gelidium, en gran abundancia, por nosotros (ANADON, 1980) y por H AYA (1985); más recientemente fue citada para el Abra (Bilbao) por ALVAREZ, SAIZ y RALLO (1986) y ALVAREZ (1987). Am athia lendigera Especie citada en Vigo (Galicia) por FERNANDEZ PULPEIRO y RODRIGUEZ BABIO (1980), en Asturias por nosotros (ANADON, 1980) y en el Abra (Bilbao) por ALVAREZ, SAIZ y RALLO (1985) y ALVAREZ (1987). Críbilin a punctata Especie citada en Vigo (Galicia) por FERNANDEZ PULPEIRO y RODRIGUEZ BABIO (1980) y en El Ferrol por LANZA y FER­ NANDEZ PULPEIRO (1984); en Asturias, sobre sustrato rocoso, por nosotros (LOMBAS y ANADON, 1985) y por HAYA (1985). En el País Vasco ha sido citada en Meñacoz por ALVAREZ, SAIZ y RALLO (1986) y ALVAREZ (1987). — 28 — FAUNA VAGIL ENCONTRADA ENTRE Gelidium spp. Aunque no ha sido el objetivo principal del estudio, a medida que se analizaban las muestras fuimos tomando nota de la fauna bentónica vágil que aparecía. Enumeraremos a continuación las es­ pecies más abundantes o notables: MOLUSCOS Acanthochiton fascicularis (Linneo) Tricollia pullus (Linneo) Rissoa parva (da Costa) Rissoa guerini Récluz Barleeia rubra Adams B íttium reticulatum (da Costa) Puesta de Nassarius reticulatus (Linneo) NEMERTINOS Tetrastemma melanocephalum (Johnston) OFTUROIDEOS Amphipholis squamata (Delle Chiaje) c ru stáceo s Anfípodos ind. Isópodos ind. Ostrácodos ind. OSTEICTIOS Huevos de góbidos, enredados entre las algas. — 29 — BIBLIOGRAFIA A l v a r e z , J.A. 1987: Estudio faunístico de los Briozoos del A b ra de Bilbao y de sus costas adyacentes. Cuad. Invest. Biol. (B ilb a o), 11 (M onogr. 2): 1-120. 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Mediante la recopilación y elabora­ ción de la historia anterior de la explotación de pastos y la utilización actual junto con la determinación de las especies botánicas indicadoras de pisoteo excesivo, hemos caracterizado estas áreas pastables como amenazadas de una cierta erosión y sometidas a sobrepastoreo. La ocupación ganadera adecuada se­ rá objeto de posteriores trabajos, dando aquí las bases para una buena ordenación. Se tiene en cuenta la dinámica estacional de pastoreo y la descripción y localización de áreas tempranas y tardías. R esum en: * Departam ento de Biología de Organismos y Sistemas.— Facultad de Biolo­ gía.— U niversidad de Oviedo. ** Instituto Piren aico de Ecología, Jaca, Huesca. P alabras c l a v e : Sobrepastoreo. Montes cantábricos. Gestión ganadera. 7' — 34 — 1. INTRODUCCION Existe un litigio antiguo por la propiedad de los pastos de ve­ rano de los puertos de La Ballota, Lena. El litigio se ha establecido entre los vecinos de los pueblos altos del Valle del Huerna y el propio Ayuntamiento. Concretamente este estudio se realiza por en­ cargo de los mencionados ganaderos, que piden una certificación científica sobre el estado de explotación y su intensificación, ale­ gando que en estos puertos se pasteaba con el ganado tradicional­ mente hasta los meses de agosto y septiembre. Después queda biomasa pastable suficiente en el puerto para el caballar hasta la llegada de las primeras nieves, mientras que en la actualidad hacia mediados de julio el puerto está ya totalmente pasteado y sin ca­ pacidad de rebrote de la vegetación herbácea. 2. H ISTO R IA DE LA EXPLOTACION DE PASTOS La utilización de los recursos pascícolas en los puertos de vera­ no presenta en la actualidad una notoria crisis, debido principal­ mente al despoblamiento y la ocupación mixta de la población de montaña cantábrica. Este tipo de explotaciones ganaderas en régimente extensivo se resienten aún más de la crisis de la agricultura por ser áreas con unas condiciones climáticas duras y relieve abrup­ to, donde sólo unos pocos meses al año es posible su utilización. La investigación sobre estos ecosistemas de montaña es más bien escasa en todo el sector atlántico-centroeuropeo, ya que se ha pres­ tado más atención a zonas bajas con vegetación relativamente uni­ forme, donde resulta sencillo conocer los niveles de producción y establecer un sistema de pastoreo racional. No hay que olvidar que los niveles de productividad pueden ser muy estimables si se tienen en cuenta las peculiaridades ecológicas de estas zonas y se estable­ ce un equilibrio entre la vegetación, el ganado que allí se alimenta y el suelo que sirve de sustrato a ambos. Los diversos trabajos y publicaciones periódicas que poseemos nos proporcionan documentación sobre el problema, pero somos conscientes que no se puede llegar a una generalización. Los fac­ tores locales juegan un papel decisivo. La necesidad de estudios concretos que pongan las bases para una ordenación y gestión de estos recursos parece urgente, interesando a quienes utilizan tra­ dicionalmente estos sistemas pascícolas con su experiencia de mu­ chas generaciones. — 35 — 2.1. USO DESDE TIEMPO INMEMORIAL Siguiendo las normas de uso y costumbres, las comunidades rurales que se asentaron en el Valle del Huerna (Lena) han venido utilizando desde tiempo inmemorial los pastos situados en la parte más alta del valle, donde mediante una trashumancia corta lleva­ ban en los meses de verano sus rebaños. La transmisión de padres a hijos de este quehacer ganadero fue proporcionando unos niveles de organización sencillos y útiles, que comprendían los elementos básicos de un buen aprovechamiento y manejo de los pastos de forma comunal. El sistema dinámico que se fue creando permitió el desarrollo de unas formas de vida adaptadas a las condiciones ambientales, con la utilización de los pastos en beneficio y fomento de la gana­ dería, así como de las leñas para combustible, aperos de labranza y construcción de las casas del vecindario. 2.2. CONCESIONES REALES Y SU EVOLUCION Estas zonas de montaña, cubiertas en casi su totalidad por un espeso hayedo, fueron concedidas por Alfonso X en 1304 al concejo de Lena, a fin de aumentar la población en los valles de Pajares y Huerna, con la carga real de 900 maravedíes, cesión que fue con­ firmada y ampliada por los sucesivos reyes Enrique I I en 1406, Fernando V I en 1758 y Carlos I I I en 1776 y que comprendía la dehesa de Valgrande, donde se fueron asentando nuevos pueblos, lugares y caserías cuyos moradores...«ahuyentaron o exterminaron los animales dañinos, mejoraron con el cultivo las praderías para alimentar sus ganados y hallaron los viajeros en el tránsito hospe­ derías, continuamente necesarias para su abrigo y reparación de las fuerzas perdidas en las tormentas y lucha con las nieves»... (documento del Alcalde y Ayuntamiento del concejo de Lena al Go­ bernador civil de la provincia, 1861). El aclareo de algunas áreas de bosque se produjo de manera paulatina y con buen sentido conservacionista, ya que se conoce una Real Orden expedida por Isabel II en 30 de septiembre de 1858, que dejaba sin efecto otra de 29 de junio anterior, por la que se concedía permiso al representante de una fábrica para cortar cierto número de hayas en sus montes, porque comprendiendo las funes­ tas consecuencias que iba a producir y que quizá la primera sería la despoblación de los lugares que hallaban en ellos combustibles, — 36 — se apresuró a atender a la protección del vecindario antes que al interés particular (del documentos anteriormente citado), encon­ trándose en la actualidad un sistema reticular de áreas de pastos y bosques (productivas) con otras áreas marginales de piornales, gorbizales y chaguazos (improductivas). La utilización del territorio ha sufrido a menudo la carga de ga­ nados no pertenecientes al concejo, existiendo ya de 1867 un do­ cumento que certifica el arriendo del puerto de La Ballota desde el año 1836 hasta 1855 y posteriores con destino a ganados trashu­ mante, cuyo arriendo da principio el día 24 de junio de cada año y termina el 9 de septiembre inmediato. Es de suponer que se haría la subasta de los pastos sobrantes, que se llevaba a cabo con ex­ preso permiso de los ganaderos, exigiéndose a los trashumantes que sólo aprovechen la hierba que crece entre las peñas y sitios escabrosos a donde no pueda subir el ganado caballar y vacuno. El aprovechamiento de las rastrojeras en los puertos de la Cordi­ llera Cantábrica por lanar procedente de la provincias castellanas fue una práctica muy extendida, aunque la carga ganadera del puer­ to de La Ballota parecía ser ya excesiva, pues los ganaderos de Casorvida, Herías y otros pueblos del concejo llevaban a cabo el arriendo anual de los pastos de Brañillín (León). Parece que el Ayuntamiento de Lena permitía la entrada de trashumantes con merinos por falta de fondos, siendo exigidos por los ganaderos posteriormente estos pastos para su única utilización. Del año si­ guiente, 1868, existen datos del perito agrimensor nombrado por el Gobernador civil de la provincia para la medición y clasificación de los terrenos de aprovechamiento común de los ayuntamientos de Lena y Mieres, en donde se detalla que el arriendo se produce después de haber bajado del puerto los ganados, o sea, después del 15 de agosto hasta fin de septiembre...«porque es incompatible la presencia de ambos ganados a la vez, debido a los desprendimien­ tos de piedras que ocasiona el ganado menor en las alturas que aniquilaría al mayor si se hallase en las faldas»... En un censo llevado a cabo en junio de 1896 se asegura que todos los pastos que producen los montes y puertos del concejo de Lena no son aún suficientes para mantener las 24.300 cabezas de ganado vacuno, cabrío, lanar y caballar exclusivamente destinado a la cría y que precisan comprarse otros pastos fuera del concejo. En este censo no se desliga el número de cabezas de cada clase de ganado y corresponde a una estimación global del concejo y no del puerto. — 37 — 2.3. ORDENACION ACTUAL Los datos más recientes corresponden a abril de 1964, en que se aprueba el plan de aprovechamiento de pastos por la Subdirección de Montes y Política Forestal, redactado por la Jefatura del Distrito Forestal de Oviedo, donde se detalla para el monte número 243, denominado Navaliegos, Curuzal y Ballota, perteneciente al pue­ blo de Telledo, con las clases de ganado siguiente: Vacuno .................... Caballar .................. Lanar ....................... Total reducido a lanar ...... Alquilado a forasteros: Lanar ....................... 1.000 cabezas 200 » 214 » 7.014 4.000 Siendo el número total de cabezas reducidas a lanar 11.014 y la ta­ sación en pesetas 50.084, correspondiendo para el lanar alquilado a forasteros 8.000 pesetas. Estos topes son máximos y únicamente el Distrito Forestal de Oviedo tiene facultad para autorizar las sustituciones de clases de ganado con las siguientes equivalencias: Vaca ................ Caballar .......... 6 lanares 8 » En la actualidad se dan estos mismos datos por la Jefatura Pro­ vincial del I.C.O.N.A. de Oviedo en los planes de aprovechamiento anual con la denominación de aprovechamiento de pastos por gana­ dos propiedad de los vecinos. Se da una extensión aprovechable de 2.600 Has., dada ya en 1890 cuando se hizo la clasificación y deslinde de las parcelas que forma­ ban la dehesa de Valgrande, de cuya extensión, según consta, 1.000 Has. son calificadas de peñas inaccesibles y agudas estribaciones peladas de las mismas. Hay que pensar que en casi un siglo la distribución del terri­ torio habrá sufrido muchos cambios. La utilización del mismo en función de conseguir mayores áreas de pastos, con eliminación de monte bajo, la presencia de una vía de acceso reciente y otras con­ sideraciones sobre la evolución del puerto nos llevan a plantear la necesidad de un estudio cartográfico de las distintas áreas de ve­ getación a una escala adecuada, así como la vocación y gestión del suelo de cara a un manejo eficiente y adecuado del territorio y pos­ terior ordenación al pastoreo. — 38 — 3. 3.1. DESCRIPCION ECOLOGICA DE LA ZONA GEOMORFOLOGIA Y CLIMA El puerto de La Ballota se encuentra situado a 1.600 m./s.n.m. en sus cotas más bajas, presentando algunas lomas suaves y otras elevaciones que alcanzan los 1.800 m. con pendientes fuertes y roca aflorante en las partes altas. De entre los puertos de montaña de la Cordillera Cantábrica, es probablemente uno de los más elevados y desde luego el que mayor altitud presenta dentro de la región asturiana. Estas condiciones altitudinales le confieren unas carac­ terísticas climáticas y unos procesos de formación del suelo pecu­ liares. La flora es rica y diversa, pero con unas condiciones de adaptación fisiológica a la altitud que hace más corto el período pastable y más rápido el rebrote primaveral. Se pueden distinguir áreas de rebrote temprano en majadas poco expuestas a los vientos y orientación Sur y otras más tardías. Prácticamente todo el año se halla cubierto por la nieve, con vientos fuertes, helados y húme­ dos, siendo muy frecuentes en verano las nieblas, con un corto período de insolación. El puerto de La Ballota se asienta sobre terrenos del Carboní­ fero, estando bien representados el Westfaliense y el Namuriense, con pizarras, areniscas y a veces conglomerados finos y blancos de caliza, así como calizas oscuras (caliza de montaña). Así que la diversidad de sustrato litològico está en concordancia con la diversidad de suelos y de vegetación. En las partes altas aflora frecuentemente la caliza, situándose por debajo los diferentes per­ files de cuestas de pendientes moderadas o acusadas. La potencia de suelo en las partes altas es muy escasa y por lavado se va enri­ queciendo las partes bajas en elementos finos, formándose suelos más evolucionados y de mayor potencia o profundidad. 3.2. AMBIENTES VEGETALES En el puerto nace el riachuelo de La Ballota, que se sume bajo tierra y reaparece más abajo para unirse al de los Pontones y más tarde al de Huerna. Los diferentes arroyos y riachuelos que atra­ viesan el puerto mantienen un grado de humedad edàfica grande, sobre todo en zonas bajas donde el nivel freático elevado mantiene áreas casi siempre encharcadas (chaguazos) e improductivas, con especies invasoras sin valor agronómico como Rumex crispus, Se­ necio aquaticus. El pastizal se mantiene reticulado, principalmente con gorbiza, Calluna vulgaris, en la umbría y por piornales Genista — 39, — florida, Genista obtusirrámea en la solana, siendo ésta la única ve­ getación de tipo arbustivo, ya que el bosque apenas existe debido a la altitud y al pastoreo. Aunque la composición florística del pas­ to es diversa y presenta una buena proporción de gramíneas y le­ guminosas, se pueda considerar un cervunal ( Nardus stricta), por la presencia frecuente del cervuno, gramínea poco apetecible por el ganado y que apenas es comida, apreciándose en manchas color verde intenso cuando el resto del pasto ya ha sido comido. El cer­ vuno aparece asociado a veces con Festuca ovina var. glacua. 3.3. INTERACCION PASTO-GANADO El tipo de ganado que pastea en este puerto está bien adaptado a las condiciones climáticas y geomorfológicas, es decir, a las con­ diciones de bajas temperaturas, humedad permanente, nieblas muy frecuentes y microrrelieve escarpado en algunas áreas. Representa una muestra de ejemplares rústicos con aceptables niveles de fer­ tilidad y rendimiento cárnico. Las razas que más frecuentemente se ven en el puerto son, entre el vacuno, la Asturiana de los valles y de montaña, con algunos ejemplares que mantienen una carac­ terísticas bastante puras, la Pardo-alpina y sobre todo cruzamientos diversos entre ambas. El vacuno pastea con el caballar (Bretón), adaptado para el tiro y con buenos rendimientos cárnicos. Las ye­ guas con el vacuno aprovechan en primer lugar las camperas fér­ tiles y productivas y cuando se agotan los pastos en estas zonas bajas van pasando a partes más altas, a veces de pendientes fuertes y rocas aflorantes o sueltas, donde ya suelen ir acompañadas del pastor, que en los últimos días del verano se instala en el puerto con el ganado, después de recogida la hierba en la montaña media. Los lugares de sesteo del ganado y debido a la falta de vegeta­ ción arbolada suelen estar en las partes altas de algunas lomas suaves donde la brisa les permite ahuyentar las moscas y unas con­ diciones aptas para rumiar. Vacas y caballos sestean juntos. Los matorrales de piornos, que alcanzan bastante altura (de 1 a 2 m.), les sirven de refugio ocasional y sobre todo cuando hay tormentas. Estos lugares de querencia del ganado así como los itinerarios fi­ jos que utilizan en sus desplazamientos son del mayor interés a la hora de utilizar el ganado como mejorante del puerto, eliminando por pisoteo áreas de gorbiz o de monte bajo. — 40 — 3.4. TIEMPOS DE OCUPACION DEL PUERTO El tiempo de permanencia del ganado en el puerto suele ser desde S. Juan a S. Miguel, tres meses escasos que pueden sufrir variaciones cada año, siempre en función de los factores meteoro­ lógicos. La trashumancia corta, que se lleva a cabo desde los pueblos altos del valle del Huerna, principalmente, hasta el puerto, se rea­ liza por itinerarios fijos, siendo estos desplazamientos relativamen­ te breves y cómodos; de ahí el interés de que la utilización y el manejo del puerto lo lleven a cabo precisamente los ganaderos locales, que conocen perfectamente las necesidades del ganado y el estado de los pastos en cada estación. Una utilización racional de la trashumancia permitiría aprovechar totalmente el potencial pascícola a diferentes altitudes, haciendo el pasteo gradiental con los factores meteorológicos (temperatura y precipitaciones) esta­ cionales. 4. 4.1. GESTION ACTUAL DEL PUERTO EL PROBLEMA DE LA CARGA GANADERA Y LAS ESPECIES INDICADORAS Los inventarios que llevamos a cabo (julio, 1979) sobre la ve­ getación, el suelo y la fauna existentes nos señalan el impacto ecológico producido por sobrepastoreo, que trajo como consecuen­ cia el agotamiento del pasto, derivándose de esto la necesidad de urgente revisión de la carga ganadera existente. La presencia de especies indicadoras de sobrepastoreo y piso­ teo excesivo ( Hemiaria glabra, Sedum anglicum ssp. pirenaicum, Plantago media) en grandes áreas del puerto, así como una cober­ tura herbácea que oscila entre 60% y 80% de promedio y el pasto agotado y amarillento eran las muestras más aparentes. También rebrotan Juniperus communis ssp. nana y bajo la Calluna vulgaris y asociado con ella el arándano ( Vaccinium uliginosus), así como la merenderà o espantapastores ( Merenderà montana) de bulbos tó­ xicos y que cubría muy densamente el pastizal. Otras especies que destacamos encontradas en la zona son: Festuca glauca, Hieracium pilosella, Carex fiacca y Carex oederii ssp. demissa, entre las más abundantes. La falta de cobertura del pasto, donde por su adaptación a la altitud (vientos) la vegetación presenta normalmente un césped apretado y denso, es una indicación grave del sobrepastoreo. Las — 41 — especies de interés agronómico, de alta apeticibilidad y digestibilidad, se van cambiando por otras invasoras, sin valor alimenticio o tóxicas. 4.2. ESTADO DE DETERIORO La carga de ganado en el puerto de La Ballota es excesiva. En un censo real, llevado a cabo por los propios ganaderos con sus firmas, nos hace pensar que esta carga sería suficiente y óptima para el buen estado de conservación de los pastos, para mantener unos niveles de fertilidad buenos durante mucho tiempo. Cuando existe sobrepastoreo, como en este caso, las vegas y camperas mos­ traban un grado bastante avanzado de empobrecimiento vegetal y edáfico ya a mitad del verano, forzando al ganado a buscar ali­ mento en zonas más altas, entre rocas. Estas comunidades rupícolas de Festuca histrix y otras especies de interés bromatológico deberían ser aprovechadas únicamente por ovejas y/o cabras, ya que el vacuno, debido a su mayor volumen, está expuesto a des­ peñarse con facilidad, a pesar de la protección más continua del pastor en esta última parte del verano. Hay que mencionar tam­ bién que parte del vacuno había salido ya del puerto y estaba recibiendo ayudas alimentarias con hierbas compradas en las pro­ vincias castellanas próximas y en sus caserías de origen. Quedaban sobre todo las yeguas, a pesar de que escaseaba el pasto incluso para ellas. Las medidas de altura del pasto oscilaron de 1 a 2 cms. con áreas de suelo desnudo como ya mencionamos. Y por último contemplaremos los aspectos edáfico-evolutivos en estas regiones con suelos que están frecuentemente descalcificados en superficie (pH ácido) y el suelo desnudo es un síntoma indiscu­ tible de degradación. El volumen del sistema radicular se hace mu­ cho más pequeño con enraizamiento débil, que hace disminuir la producción pascícola, con mayor sensibilidad por lo tanto a la se­ quía y a la erosión, que se van incrementando. 5. BASES PARA UNA ORDENACION DEL TERRITORIO El mantenimiento de unos niveles de fertilidad necesarios ha de llevarse a cabo con unas técnicas de pastoreo adecuadas y una carga de ganado bien evaluada en cada especie (vacuno, caballar y ovino). El reciclaje de nutrientes que se realiza en el pasto con el estiércol que los animales adicionan «in situ» puede ser enrique­ cido con aportes de elementos minerales. La carencia de sales con — 42 — que el ganado sube a los puertos ha sido constatada en los pastos de altura asturianos durante varios años. La adición de sales en la dieta con complejos minerales permitirán a largo plazo el enri­ quecimiento del sustrato edáfico y el aumento de fertilidad. En la evolución del suelo y del pasto intervienen otros factores, de entre los que destacamos el aumento de especies animales des­ favorables para el crecimiento herbáceo, como son saltamontes y ratones de campo, que resulta un efecto del sobrespastoreo cons­ tatado en el puerto de La Bellota. En esta breve descripción hemos querido poner de manifiesto algunas de las características diferenciales más aparentes de estas áreas de pastos en relación con otros de la Cordillera Cantábrica, donde existe el fenómeno inverso de abandono y progresiva inva­ sión de matorral por existir deficiencia de carga ganadera. 5.1. LTM1TAR EL NUMERO DE CABEZAS DE GANADO La premisa fundamental sería limitar el número de cabezas de vacuno, caballar y ovino exclusivamente a las pertenecientes a los pueblos altos del valle, que tradicionalmente han utilizado el puer­ to y que en una trashumancia corta pueden mantener unos acep­ tables niveles de sanidad, fecundidad y rendimiento cárnico. De todas formas un estudio sobre el valor pastoral y la carga máxima nos podría reafirmar en esta primera evaluación, precisándola con más exactitud. 5.2. APROVECHAMIENTO CON APOYO EN VEGAS Estudiar un mejor aprovechamiento con rotación por vegas (tem ­ pranas y tardías), para lo que se haría necesario acotar los lindes con cercas reforzadas por seto natural de especies arbustivas y arbóreas autóctonas, que a la vez servirían en algunos casos de protección o/y sesteo al ganado. 5.3. ORDENACION DE LAS DISTINTAS CLASES DE GANADO Y SU EPOCA DE SUBIDA Debe hacerse rotación de ganados si, como pensamos, esto fuera mejorante. El caballar, que sube al puerto inmediatamente después de quitarse la nieve, debería acotarse más tarde en vaguadas natu­ rales de cierres sencillos, para hacer después la rotación. — 43 — 5.4. SANEAMIENTO DE ZONAS ENCHARCADAS Conviene el drenaje superficial o profundo de los chaguazos, donde la flora espontánea presenta generalmente características invasoras y no son especies apetecibles por el ganado. Algún valla­ do inicial sencillo en el entorno de estas superficies sería otro aspecto a considerar, a fin de mejorar las condiciones sanitarias del ganado. 5.5. OTRAS MEJORAS La contratación de un guarda-pastor, que puede cumplir un im­ portante papel en la sanidad del ganado, así como en la vigilancia y cuidados; la utilización de sales minerales, abrevaderos bien dre­ nados en evitación de infecciones... son parte de las cuestiones más urgentes. Las sales deberían colocarse a media ladera como atrac­ tivo, en zonas que se desee eliminar el matorral, ya que la pezuña del animal sobre las matas leñosas tiene un efecto desbrozador muy efectivo, como se constató en varias ocasiones. 6. CONCLUSIONES Con los antecedentes históricos enunciados se deduce una con­ tinua sobrecarga, debido principalmente al alquiler a forasteros. Sobrecarga que en la actualidad tiene unas características bastante alarmantes, con inicios de erosión fuerte. El ambiente del pastoreo en el puerto de La Ballota supone la necesidad de saneamientos y refugios. En la situación actual cabe aconsejar: — Una ordenación que siga las bases indicadas anteriormente. — Una participación de los propietarios tradicionales en la gestión de estas zonas de montaña. — La confección de planes parciales a corto plazo, así como otros planes globales a largo plazo para la mejora inmediata y futura del puerto. Bol. Cien. Nat. I. D. E. A., n.° 39: 45 - 58.(1988) TIPIFICACION HIDROQUIMICA Y CONSIDERACIONES PREVIAS DEL IMPACTO MINERO EN LA CUENCA DEL RIO TRUBIA. J. XlBERTA A ya la J. M. En este trabajo se establecen los tipos de agua fundamen­ tales de los ríos que integran la cuenca del río Trubia, así como su evolución a lo largo del ciclo estacional. Los resultados ob­ tenidos confirman la existencia de las tres zonas hidroquímicas fundamentales propuestas en un estudio anterior. Las alteraciones de la calidad natural de estas aguas, cuando se presentan, tienen su origen en las explotaciones de la mine­ ría del carbón ubicada en la cuenca. Se evalúa, por último, el carácter y magnitud de este impacto en las corrientes fluviales que forman parte de esta subcuenca del Nalón. S u m m ary: The fundamental types of water occurring in the rivers lying in the Trubia river basin and its dependence upon the sea­ sonal cycle are settled. Results agree with the ocurrence of three hydrochemical zones claimed in a previous paper. Alterations in the natural quality of this water come from coal mining industry. The character and size of this impact on the waters running in this region of the Nalon basin are eva­ luated. R esu m en: Departam ento de Energía, E.T.S.I. de Minas.— Universidad de Oviedo. P alabras K c l a v e : H idroquím ica, calidad del agua, impacto ambiental, m inería del carbón, río Trubia, subcuenca del Nalón, Asturias (Es­ paña). e y w o r d s : Hydrochem istry, w ater quality, environm ental impact, coal m i­ ning, river Trubia, Nalón tributary river, Asturias (Northern Spain). — 46 — INTRODUCCION En un trabajo anterior, encaminado a establecer las caracterís­ ticas salinas esenciales de la red fluvial del río Trubia, se llegó a la conclusión de que esta cuenca estaba constituida por tres zonas hidroquímicas fundamentales y bien diferenciadas (1). Posterior­ mente, y a lo largo de un ciclo estacional, se llevó a cabo un estudio pormenorizado de cada una de las mencionadas zonas en el que, además de aquellos parámetros salinos, se determinaron los cons­ tituyentes iónicos fundamentales; de este modo ha sido posible tipificar la hidroquímica de estos cursos de agua y, como es nor­ ma en este tipo de trabajos, evaluar la incidencia que en aquélla ejercían el entorno natural, los cambios estacionales y los efectos derivados de la actividad humana (2, 3, 4). En este estudio se pretende, en primer lugar, determinar el gra­ do de validez de la conclusión del primero de los trabajos (1), a partir de un análisis comparativo de los resultados obtenidos en los estudios ya mencionados (2, 3, 4), los cuales fueron realizados — como se indicó— siguiendo la normativa propia de este tipo de investigaciones. El segundo objetivo ha sido establecer una evaluación previa del impacto ejercido en estas aguas por las explotaciones mineras que se desarrollan, o se han desarrollado, en la cuenca por la que discurren. Señalemos, por último, que este estudio, al igual que los ya in­ dicados (2, 3, 4) y junto con otros anteriormente realizados (5, 6, 7), forma parte de un Proyecto más amplio en el que se pretende configurar la naturaleza salina propia de los ríos que integran la cuenca del Nalón. El interés del Proyecto radica en que esta cuenca constituye el recurso hídrico natural más importante del Principa­ do de Asturias. DESCRIPCION DE LA ZONA S IT U A C IO N Los ríos Quirós, Teverga y Trubia son los cursos de agua prin­ cipales de la red fluvial del Trubia, la cual abarca unos 490 K m 2 ubicados en la margen izquierda de la cuenca del Nalón, es decir, un 10% de la amplitud global de la misma (8). Estos ríos, junto con sus afluentes más significativos, vienen recogidos en el esque­ ma de la figura 1. ---- MAPA GEOLOGICO FIGURA 2 — 48 — G E O L O G IA Desde el punto de vista hidroquímico, figura 2, hay que señalar la presencia en toda la cuenca de diversas variedades de calizas. Estas coexisten con las dolomías en los tramos geológicos de ori­ gen devónico (9). ACTIVIDAD HUMANA Los vertidos urbanos se deben a los pequeños núcleos de po­ blación asentados en sus riberas y son, a excepción de los generados por el municipio de Trubia, de poca importancia. Es una zona de relevancia en lo que respecta a la minería del carbón. Dentro del capítulo de vertidos de esta última merecen señalarse los efluentes de los lavaderos de Santa Marina, en la con­ fluencia de los ríos Lindes y Ricabo, y de Santianes-Entrago, en las proximidades de la desembocadura del Taja en el Teverga. En cuan­ to a los restantes vertidos industriales sólo hay que tomar en con­ sideración los de la factoría metalúrgica situada en la confluencia del Trubia con el Nalón. Dentro del factor humano es preciso señalar la presencia de dos embalses. Uno en la zona alta del río Quirós, pantano de Valdemurio o de las Agüeras, y el otro en el tramo final del río Teverga, entre Caranga y Entrago (figura 1). ZONAS HIDROQUIMICAS FUNDAMENTALES En un estudio anterior (1) se propusieron tres zonas hidroquímicas fundamentales. La zona A.l, formada por la unión de los ríos Lindes y Ricabo, así como por el tramo del Quirós que atraviesa cauces calizos, en los que no existen dolomías en cantidades significativas. La zona A.2, en la que se integran los ríos Páramo, Val de Carana, Taja y Teverga. La zona B, constiuida por el río Trubia y el tramo del Quirós no ubicado en la zona A.l. Estos cursos fluviales discurren por cauces en los que, en unos tramos, están presentes las calizas y, en otros, estas últimas coexisten con las dolomías. Es preciso señalar que en la zona A.2 el tramo del Teverga, que atraviesa un cauce calizo-dolomítico, presentaba un comportamien­ to tan singular que requería un estudio particularizado (1). Se incluyó en la zona señalada en virtud de su corto recorrido y por — 49 — FIGURA 1 — 50 — form ar parte del río Teverga. En este estudio lo omitiremos, en principio, de la mencionada zona en la discusión de resultados y, en función de estos últimos, se ubicará en el lugar de la cuenca que proceda. PROCEDIMIENTO OPERATORIO TOMA DE MUESTRA Las tomas de muestra se han realizado en los puntos más signi­ ficativos de la red hidrográfica, de acuerdo con los criterios apun­ tados en un trabajo anterior (1). Estos puntos vienen señalados en la figura 1 y su ubicación exacta se detalla en la Tabla 1. Las muestras de agua se recogieron en botellas de plástico de 2 litros, las cuales se transportaron y almacenaron siguiendo la normativa analítica establecida al efecto. TABLA 1 Río Punto 1 2 3 4 5 Lindes Ricabo Quirós Quirós Páramo 6 7 Val de Carana Teverga 8 Taja 9 10 11 12 13 Teverga Trubia Trubia Trubia Trubia Localización Bajo el puente de Santa Marina. Bajo el puente de Santa Marina. Agüeras en la unión con la presa. Bajo el puente en Caranga de Abajo. Carretera San Martín-Puerto Ventana (a 1 Km. de San Martín). Bajo el puente en la Plaza. Carretera Sar_ Martín-Entrago (a 1 Km. de San Martín). Carretera Entrago-Taja (a 2 Km. de Entrago). Entre Caranga y la presa. Bajo el puente de Proaza. Bajo el puente de San Andrés. Trubia (antes de la Fábrica). Trubia (después de la Fábrica). — 51 — M E D ID A S Q U IM IC O -F IS IC A S Se determinaron los parámetros químico-físicos correspondien­ tes a la temperatura, pH, conductividad y residuo seco, utilizando el método y aparatos de medida indicados en el primero de los es­ tudios apuntados (1). M E D ID A S Q U IM IC A S Entre las determinaciones químicas de las muestras de agua analizadas hay que señalar, por su interés en este trabajo, la de los constituyentes iónicos mayoritarios (2, 3, 4). En el grupo de las es­ pecies aniónicas se cuentan los carbonatos, bicarbonatos, sulfatos y cloruros. En cuanto a los cationes, además del calcio y magnesio, se han cuantificado el sodio y el potasio. A partir de estos resulta­ dos ha sido posible establecer la tipificación hidroquímica de estas aguas. La metodología seguida en las volumetrías clásicas y técnicas espectrofotométricas utilizadas vienen descritas en los estudios ya realizados en la cuenca (5, 6, 7). RESULTADOS EXPERIM ENTALES En la Tabla 2 se recogen los tipos de agua obtenidos en cada uno de los puntos de muestreo, así como su correspondencia con los meses del ciclo estacional del año 1985. Al igual que en estudios anteriores, se ha seguido la clasificación de Shchoukarev (10). Para esta última se ha utilizado una notación simplificada que consiste en designar los tipos amónico y catiónico mediante un par de nú­ meros, tomadas en este mismo orden y de acuerdo con el diagrama triangular de la figura 3. Caracterización Aniónica Clasificación Catiónica 1.— Bicarbonatada 2.— Sulfatada 3.— Clorurada 4. Bicarbonatada-Sulfatada 5.— Sulfatada-Clorurada 6.— Bicarbonatada-Clorurada 7.— Bicarbonatada-Clorurada-Sulfatada 1.— Cálcica 2.— Magnésica 3.— Sódica 4.— Cálcica-Magnésica 5.— Magnésica-Sódica 6.— Cálcica-Sódica 7.— Cálcico-Sódica-Magnésica F IG U R A 3 TABLA 2 CUENCA Punto 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 D E L T R U B IA : C L A S IF IC A C IO N H ID R O Q U IM IC A SHCHOUKAREV DE Febrero A b ril Junio Agosto Octubre 1.1 4.1 4.1 1.4 1.1 1.4 1.4 1.4 1.1 1.4 1.1 1.1 1.1 1.1 4.1 4.1 1.4 1.4 1.4 1.4 1.4 1.1 1.4 1.1 1.1 1.1 4.1 4.1 4.1 1.4 1.1 1.4 1.4 1.1 1.1 1.4 1.1 1.1 1.1 4.1 2.1 4.1 1.4 1.1 1.1 1.1 4.6 1.1 1.1 4.1 4.1 4.1 4.1 2.1 4.1 1.4 1.1 1.4 1.1 1.1 1.4 1.1 4.1 4.1 4.1 — 53 — DISCUSION DE RESULTADOS C O N S ID E R A C IO N E S G E N E R A LE S De un análisis del medio natural de la cuenca, figura 2, se infie­ re que a las zonas hidroquímicas A.l y A.2 debiera corresponderles, de acuerdo con la clasificación de Shchoukarev, un agua BICARBONATADA CALCICA. No se excluye, en este caso, que el tipo catiónico fuera el CALCICO-MAGNESICO en virtud de la solubilidad notablemente más elevada de las dolomías frente a las calizas y a causa de la presencia de las primeras en los materiales devónicos próximos a estos cursos fluviales. Obsérvese a este respecto, que el cauce del río Páramo atraviesa un corto tramo de origen devónico (figura 2). En cuanto a la zona hidroquímica B, al discurrir por tramos de lechos calizos y calizo-dolomíticos, son de esperar los tipos BICARBONATADO CALCICO y BICARBONATADO CALCICO-MAGNESICO. En la Tabla 3 se recoge esta correspondencia entre las zonas y los tipos hidroquímicos previstos, tras excluir el punto 9 por las razones apuntadas en el apartado de Zonas Hidroquímicas Funda­ mentales de este estudio. TABLA 3 THP* Zona A .l Zona A.2 Zona B 1.1 1.1 1.1 (1.4) (1.4) 1.4 T H P * : Tipos Hidroquím icos Previstos. Frente a estas previsiones nos encontramos con los tipos de aguas observados a lo largo del ciclo estacional que vienen recogi­ dos en la Tabla 4. TABLA 4 T IP O S H ID R O Q U IM IC O S DE L A C U E N C A D E L T R U B IA Zona A .l Punto Febrero A b ril Junio Agosto Octubre 1 1.1 1.1 4.1 4.1 4.1 2 4.1 4.1 4.1 2.1 2.1 Zona A.2 Zona B 3 5 6 7 8 9 4 10 11 12 13 4.1 4.1 4.1 4.1 4.1 1.1 1.4 1.1 1.1 1.1 1.4 1.4 1.4 1.1 1.4 1.4 1.4 1.4 1.1 1.1 1.4 1.4 1.1 4.6 1.1 1.1 1.1 1.1 1.1 1.4 1.4 1.4 1.4 1.4 1.4 1.4 1.4 1.4 1.1 1.1 1.1 1.1 1.1 4.1 4.1 1.1 1.1 1.1 4.1 4.1 1.1 1.1 1.1 4.1 4.1 — 54 — Z O N A H ID R O Q U IM IC A A .l La principal particularidad de esta zona, Tabla 4, es la de pre­ sentar a lo largo del ciclo estacional un tipo de agua que desde el punto de vista ANIONICO es distinto del previsto por el medio na­ tural. Esta alteración es extensiva a aquellos meses (Febrero y Abril) en los que concuerdan las previsiones teóricas y los resultados ex­ perimentales, pues se observan unos valores medios de sulfatos de 22 ppm., muy superiores a los previstos ya que, atendiendo a la similitud del medio por el que discurren los cursos fluviales de esta zona y los de la A.2, cabría esperar que aquellos valores fueran del orden de los obtenidos en el punto 7, en donde el contenido medio de los sulfatos es inferior a las 9 ppm. (2). Ello concuerda, por otra parte, con las irregularidades de salinidad apuntadas en el estudio realizado en Enero (1), en donde las diferencias de valo­ res entre aquellas zonas eran muy notables. Digamos, finalmente, que en este último trabajo (1) ya se demostró que este comporta­ miento no cabía referirlo, al menos en un grado significativo, al lavadero de carbón situado en Santa Marina. Frente a esta última afirmación cabe señalar que la incidencia local de los efluentes, que se generan en aquel lavadero, determinan una alteración aniónica en las proximidades de su localización (punto 2) más acusada que en el resto de esta zona hidroquímica, tal como se pone de mani­ fiesto en la Tabla 4. Z O N A H ID R O Q U IM IC A A.2 Los tipos de agua son los previstos por el medio en el que dis­ curren. Señalemos a ese respecto que cuando presentan el carácter CALCICO-MAGNESICO no se debe tanto a este último ion, como al bajo contenido en CALCIO de estas aguas, muy diluidas en vir­ tud de la naturaleza geológica de los terrenos por los que discurren. En este sentido es interesante señalar que el contenido medio de magnesio en los tipos hidroquímicos 1.4 es de 6 ppm., sin que en ningún caso alcance las 8 ppm. Se ha omitido de esta evaluación el punto 8 por su carácter puntual, ya que muy cerca del mismo se ubica, tal como indicamos anteriormente, un lavadero de carbón. En lo que atañe a este pun­ to, cuyo estudio se llevará a cabo en el trabajo correspondiente a la cuenca del Teverga (3), es interesante observar que no da lugar a un tipo hidroquímico distinto del previsto si se exceptúa el del — 55 — mes de Agosto en que mantiene, por otra parte, su carácter puntual con respecto al resto de la cuenca de la que forma parte. Merece señalarse, asimismo, la conveniencia de incluir el pun­ to 9, Tabla 2, dentro de esta zona hidroquímica, ya que los tipos de agua que presenta son los previstos en la misma. Ello no quita que, siguiendo las indicaciones apuntadas (1), este punto deba ser objeto de un tratamiento especial en el estudio correspondiente de la subcuenca del Trubia a la que pertenece (3). Z O N A H ID R O Q U IM IC A B En general, en esta zona también existe acuerdo entre las consi­ deraciones teóricas y los resultados experimentales, si bien ocasio­ nalmente se observa un tipo ANIONICO no esperado en el último tramo del curso fluvial. Es preciso apuntar que cuando se presenta el carácter CALCICO-MAGNESICO previsto, este último catión juega un papel distin­ to al observado en la zona A.2 a causa de su mayor concentración, valores siempre superiores a las 10 ppm. y contenidos medios de 12 ppm., medidas que cabe vincularlas con la coexistencia en esta zona de las calizas y las dolomías. En lo que respecta a los tipos no previstos BICARBONATADO-SULFATADOS, es preciso señalar su carácter estacional. Así, frente a diferencias máximas de las concentraciones de los sulfatos a lo largo de esta zona que no superan las 15 ppm. cuando los tipos hidroquímicos son los esperados, en los meses de Agosto y Octubre aquellas diferencias se multiplican por cuatro (4). CONCLUSIONES Los tipos de aguas obtenidos vienen a confirmar la existencia de las tres zonas hidroquímicas fundamentales, propuestas en el primero de los estudios realizados en esta subcuenca del Nalón (1). Por otra parte, puesto que las alteraciones hidroquímicas son de carácter ANIONICO y se deben al ion sulfato, es preciso asignar­ les un origen minero. Recordemos a este respecto que en las explo­ taciones de carbón de la cuenca abunda la pirita, compuesto que en presencia de oxígeno y agua se descompone de acuerdo con la reacción (11): 4 FeS2 (s ) + 15 0 2 (g ) + 6 H 20 (1 )— > 8 S 0 4= + 4 F e 3 + + 4H30 + — 56 — De las consideraciones formuladas en la Discusión de Resulta­ dos, cabe concluir que el impacto minero de tipo hidroquímico es mucho más intenso en las subcuencas de los ríos Quirós y Trubia que en la del Teverga. En cuanto a las subcuencas de los primeros hay que señalar que: a) En la zona A.l este impacto se extiende a toda la subcuenca estudiada y se pone de manifiesto en todo el ciclo estacional. b) En la zona B esta acción tiene un carácter significativo única­ mente en un tramo de la subcuenca y es de carácter estacional. Estos resultados, que constituyen una primera evaluación del impacto minero en la hidroquímica de la cuenca del río Trubia, serán objeto de una consideración especial en los estudios particu­ larizados de las subcuencas que la integran. AGRADECIMIENTOS Al profesor Dr. D. José A. Martínez por poner a nuestra disposi­ ción el Espectrofotómetro de A.A. de los laboratorios cuya dirección ostenta. Al Dr. D. José A. Corrales sus acertadas indicaciones en la revisión del texto original. A D. Francisco Morí sus puntualizaciones en la redacción del resumen en inglés. A D. Fernando Blanco la tarea que comporta la composición y comprobación del escrito final. — 57 — BIBLIOGRAFIA (1) X ib e r t a , J., A yala, J.M. y F e r n a n d e z , A .M . : I.D.E.A., Boletín de Cien- cencías de la Naturaleza, 37-38, 77 (1986-87). (2) X ib e r t a , J. y A y a l a , J .M .: I.D.E.A., Boletín de Ciencias de la Natura­ leza, 37-38, 57 (1986-87). (3) X ib e r t a , J. y A y a l a , J.M. (en preparación). (4) X ib e r t a , J. y A y a l a , J.M. (en preparación). (5) X ib e r t a , J. y A y a l a , J .M .: Revista de Minas, 5. 111 (1985). (6) X ib e r t a , J. y A y a l a , J .M .: I.D.E.A., Boletín de Ciencias de la Natura­ leza, 35, 27 (1985). (7) X ib e r t a , J. y A y a l a , J .M .: I.D.E.A., Boletín de Ciencias de la Natura­ leza, 36, 49 (1985). (8) “ A tla s de Asturias: Geográfico, Histórico, Económico y Tu rístico” , Edi­ ciones A yalga, 36, Asturias (1977). (9) Instituto G eológico y M inero de España, Mapa Geológico de España 1:50.000, 1.a edición, H oja n.° 72, La Plaza (Teverga). Instituto G eológico y M inero de España, Mapa Geológico de España 1:50.000, 2.a edición, H oja n.° 52, Proaza. M adrid (1976). (10) C a t a la n L a f u e n t e , J . : “ Química del A gu a” , Editorial Blume, 1.a edi­ ción, Barcelona, 323 (1969). (11) F e r n a n d e z , R., F e r n a n d e z , S. y E s t e b a n , J .: “ Abandono de Minas. Im pacto H idrológico” , IG M E y E.T.S. Ingenieros de Minas de M adrid, Im pren­ ta Ideal S.A., M adrid, 24 (1986). Bol. Cien. Nal. I. D. E. A., n.° 39: 59 - 70. (1988) DETERMINACION DE FENOLES EN EL RIO TURON MEDIANTE CROMATOGRAFIA DE PERMEACION EN GEL Y CROMATOGRAFIA DE LIQUIDOS DE ALTA EFICACIA. * P. ** J. A larcón y A . B usto s X ib e r t a y J.M. A y a la R esum en : Se ha puesto a punto un m étodo analítico de fenoles compuestos por tres etapas: E xtra cción y concentración, separación p revia p o r crom ato­ grafía en gel e id entificación y cuantificación p o r crom atografía de líquidos. E l m étodo aplicado a l río T urón (Asturias, España} ha p e rm itid o id en tifica r el 2,4-D im etilfenol — mg.dm - s), el F en ol — mg.dm - 3), los y -M e tilfe n o l — m g .d m -8), y 2 -M etilfen ol — m g.dn - 3). L a presencia de estas sustancias se atribuye a la in corpora ción al río T u ró n de efluentes procedentes de lavaderos de carbón, confirm ándo­ se el origen de esta polu ción mediante la determ inación de otros índices: D Q O , conductividad, sólidos en suspensión, etc. Se puede com probar tam ­ bién la dism inución paulatina de estos compuestos fenólicos aguas abajo de los vertidos del lavadero, a causa probablem ente de fenóm enos sim ul­ táneos de degradación biológica y adsorción física sobre los maeriales del cauce del río. 3 4 (0.107 0.36 (0.047 0.138 (0.071 0.145 (0.037 0.080 Sum m ary: A n analytical m ethod o f phenols has been set up in three steps: E xtra ction -con cen tra tion , G P C separation and H P L C analysis. The method ve phenols have been id en tified : 2,4-Dim ethylphenol — m g.dm ‘ 8), has been applied at several places in T u rón riv e r (A sturias, S pain) and f iP h en ol — & -D im ethylphenol — mg.dm - 8) and 2-M ethyyphenol mg.dm The phenol p o llu tio n has been a ttribu ted to the in corpora tion o f coal preparation waste effluents to the riv e r. The p o llu tio n source has been confirm ed by oth er in d ice s : C O D , con­ d u ctivity, suspended solids... The slow decrease of p h en olic compounds concentration a fte r the waste efflu en t incorporation, has been proved. The decrease has been explained by biological degradation and adsorption on riv e r bed materials. (0.071 0.145), 3 4 (0.037—0.080 - 8). (0.107 0.36 (0.047 0.138 * Centro de Investigaciones del Agua (C.S.I.C.).— Arganda del Rey, M adrid. ** D epartam ento d e Energía, E.T.S.I. Minas.— Universidad de Oviedo. K ey w o r d s : Environm ental m ining P alabras impact, coal mining, waste phenolic effluents, phenolic compounds analysis, G PC and H P L C analy­ sis, riv e r Turón, Nalón basin, Asturias (N orthern Spain). c lave : Im pacto ambiental, m inería del carbón, aguas residuales fenólicas, análisis de compuestos fenólicos, análisis G PC H P L C , río Turón, cuenca del Nalón, Asturias (España). y — 60 — INTRODUCCION. BREVE COMENTARIO SOBRE LA CONTAMINACION DEL AGUA POR FENOLES Tradicionalmente los compuestos fenólicos han sido considera­ dos como polucionantes de las aguas potables de abastecimiento y de las aguas naturales. La presencia de fenol y sus derivados en aguas potables afecta a sus propiedades organolépticas, haciéndo­ las inútiles para su consumo. Por otra parte, su presencia en aguas naturales contribuye en gran medida a la degradación de las mis­ mas por su efecto negativo sobre los organismos que viven en ellas (1). Algunos autores consideran que existe contaminación fenólica cuando las concentraciones son superiores a lOxlO-6 g.dm-3 expre­ sadas en fenol total, que es un nivel mayor que los habituales de las aguas naturales (2). Los organismos oficiales se muestran más restrictivos y así, la EPA (United States Environmental Protection Agency) considera unas concentraciones máximas permitidas de sólo lx lO 6 g.dm-3 (3) tanto en aguas naturales como potables. La vigente legislación española considera también unos niveles máxi­ mos de lx lO 6 g.dm-3 para aguas potables (4). La presencia de fenoles en el agua se debe principalmente a fe­ nómenos de polución industrial (factorías químicas, coquerías, in­ dustria papelera, industria petroquímica, refinerías, etc.). También los revestimientos bituminosos de las canalizaciones para su impermeabilización pueden introducir en las redes de abastecimiento ligeras concentraciones de compuestos fenólicos. La descomposi­ ción de productos vegetales como la lignina y celulosa puede dar lugar a la aparición de compuestos fenólicos. Asimismo puede exis­ tir una contaminación fenólica en las aguas provocada por los dese­ chos del metabolismo humano. Se considera que cada persona arroja diariamente de 0.2 a 0.3 gramos de derivados hidroxilados, los cuales sufren procesos de degradación más o menos complejos. Por otra parte la contaminación del agua natural por fenoles ori­ gina dos efectos concretos: 1.— Impiden la cloración de estas aguas para su desinfección, ya que se forman clorofenoles persistentes de sabor y olor muy desagradables. 2.— En pequeñas cantidades deprecia el sabor del pescado, ha­ ciéndolo incomestible. En grandes dosis es tóxico y provoca su muerte. — 61 — CARACTERISTICAS DE LA CONTAMINACION ORIGINADA EN LA M IN E R IA Y UTILIZACION INDUSTRIAL DEL CARBON Actualmente y debido a la denominada «crisis del petróleo» el carbón ha vuelto a ocupar, como fuente de energía, el lugar desta­ cado que tuvo en tiempos pasados. Es muy probable que el carbón mantenga, e incluso aumente, su importancia como fuente de ener­ gía por combustión directa y como materia prima para la produc­ ción de combustibles líquidos y gaseosos. Los efluentes de minería o de las industrias que manejan carbón tienen una gran importancia desde el punto de vista de la contami­ nación ambiental. Por ejemplo, los efluentes de plantas de pirólisis de carbón contienen fenoles en concentraciones superiores a 100 ppm en alguna de sus especies (5). De hecho, el tratamiento de estos efluentes ha sido objeto de diversas investigaciones y ha dado lugar a varias publicaciones (6, 7). También se han detectado feno­ les en efluentes de centrales térmicas que utilizan combustibles fósiles (8). La minería de los yacimientos de carbón que, como los ubicados en la cuenca del río Turón, contienen piritas produce unas aguas de drenaje ácidas, a causa de la oxidación de los sulfuros metáli­ cos (9). Estos sulfuros están contenidos en diversas formas en el carbón y estratos de rocas adyacentes. La exposición al aire y a las bacte­ rias da lugar a la oxidación de la pirita y a la aparición de ácido sulfúrico con arreglo a la conocida reacción: 4 FeS2 + 15 0 2 + 2 H 20 — > 2 Fe2(S 0 4) :i + 2 H 2S 0 4 Otro de los factores asimismo representativos de estas aguas, principalmente las que provienen de los lavaderos de carbón, son los sólidos en suspensión que imprimen la coloración, más o menos oscura a la corriente fluvial, que estos últimos determinan en sus efluentes (10), formados principalmente por carbón. Otra característica de estas aguas, aunque en orden de impor­ tancia inferior frente a los sólidos en suspensión, es el contenido variable de materias orgánicas (11) que les confiere un carácter redox de tipo reductor. Una alteración adicional de la primitiva calidad del agua, que también hay que tener en cuenta, es la que deriva del tratamiento del carbón mediante reactivos químicos (11) y que tiene lugar en los lavaderos de las instalaciones mineras. Dentro de la amplia ga­ ma de aquellos reactivos merecen señalarse, por su peculiar inci­ — 62 — dencia ambiental, los derivados fenólicos. La toxicidad de estas sustancias afecta a la vida acuática, con un límite máximo permi­ sible variable según los autores; se estima que, a partir de 0.5 ppm (12), estos compuestos pueden dar lugar a un efecto retardan­ te en el proceso natural de depuración biológica. En resumen, la calidad del agua original experimenta una alte­ ración química, de carácter esencialmente inorgánico, que va unida a una modificación físico-química vinculada a los materiales en suspensión y compuestos orgánicos presentes. OBJETIVO DEL TRABAJO El río Turón, situado en la cuenca minera de Asturias, es un pequeño afluente del río Caudal en el que desemboca junto a la población de Figaredo. El río nace en las vertientes orientales del «cordal» de Urbiés, en el Concejo de Mieres (17). Su cauce discurre íntegramente por el mencionado Concejo (18), atravesando peque­ ños núcleos de población entre las que se encuentran Urbiés, San Andrés, Turón y Figaredo (Figura 1), recibiendo sus aguas residua­ les así como las procedentes de algunos lavaderos de carbón. Ello determina que las aguas del último tramo del río bajen muy con­ taminadas, con abundante materia en suspensión y con un color marrón-negruzco muy acusado. Este problema no es exclusivo del río Turón y, con características similares, se presenta en todos los ríos o arroyos que atraviesan zonas mineras o de preparación de carbones. El trabajo se planteó con el fin de alcanzar tres objetivos: 1.— Demostrar la aplicabilidad de un método desarrollado para el análisis de algunas especies de fenoles contaminantes (13). 2.— Fijar el verdadero alcance de la contaminación en el río Tu­ rón, debida a los efluentes de lavaderos de carbón. 3.— Efectuar recomendaciones para eliminar o disminuir esta contaminación. PARTE EXPERIM ENTAL EQ U IPO S La cromatografía de exclusión molecular se ha efectuado en columna de vidrio borosilicatado de d.i. = 9.8 mm y h=500 mm rellena de gel Bio-Beads S-X4 (Bio-Rad Lab., Richmond, EE.UU.) esponjado en cloroformo-hexano 2:1 (v/v). La columna se acopla — 63 — a un Espectrofotómetro UV-V Hitachi 101 (Japón) con cubeta de flujo continuo Hellma 178.721-80 ul (Barcelona), con un registra­ dor Electronik-19 (Honeywell, EE.UU.) y un colector de fracciones Fracc-100 (Pharmacia Fine Chemicals, Suecia). Las determinaciones por HPLC se han efectuado en un equipo Waters (M ilford, EE.UU.) con Inyector U6K, una Bomba 510, De­ tector Lambda-Max 481, Detector de 254 mm Serie 440 e Integrador 730. La columna cromatogràfica fue Nucleosil 5 C 18 de 120 mm con 4 mm de d.i. (Knauer, Berlín, Alemania). R E A C T IV O S Se han utilizado diclorometano, cloroformo, hexano, ácido clorhí­ drico, ácido acético y acetato amónico de calidad reactivo analítico y, en las extracciones, cloruro sódico y sulfato sódico acondiciona­ dos a 600° C durante 3 h. La fase móvil en HPLC se ha preparado con acetonitrilo y metanol, especiales para HPLC, y agua acondi­ cionada por el sistema Milli-Q (Millipore, Francia). — 64 — muestra 500 ml EXTRACCION COM CH CI 2 2 ( 30% CINa, pH= 2 ) FASE ACUOSA FASE ORGANICA PATRON INTERNO 'l-Diafcilaminobonnaldohido CROMATOGRAFIA DE PERMEACION EN GEL Bio-Beads S-OM/CHCLj* Hexaiio 2:1 FENOLES DETERMINACION RP Figura 2: Esquema - HPLC de la metodología analítica para la determ inación de fenoles. P R O C E D IM IE N T O A N A L IT IC O Las muestras se han tomado en envases de vidrio de 1 litro de capacidad y se han conservado adicionando 1 g.dm-3 de sulfato de cobre y suficiente ácido fosfórico para alcanzar un pH = 4, según las recomendaciones del Standard Methods (14), cuyos métodos se han utilizado en la determinación de los otros parámetros. Los fenoles se han analizado según se expone en el esquema de la Figura 2 y el método descrito en (13). La separación por HPLC se efectúa en condiciones isocráticas con una mezcla ternaria de — 65 — 54% 30 mM acetato amónico-ácido acético pH = 5.1, 36% acetonitrilo y 10% metanol. La identificación de los fenoles se lleva a cabo comparando los tiempos de retención con los de patrones conoci­ dos, así como la relación de alturas de pico a 280 y 254 mm. DESCRIPCION DE LOS PUNTOS DE MUESTREO EN EL RIO TURON.— RESULTADOS DE LOS AN ALISIS QUIMICOS El río Turón discurre por terrenos constituidos por pizarras y areniscas en los que abundan los yacimientos de carbón, algunos de los cuales se encuentran actualmente en fase de explotación. Junto con estas rocas merece señalarse por su importancia hidro­ lógica la presencia de calizas pertenecientes, al igual que los mate­ riales anteriores, al sistema carbonífero (15). Durante los días 5 y 17 de marzo de 1986 se tomaron muestras de aguas en cinco puntos del río Turón. El primero de éstos (punto de referencia) se situó aguas arriba de las explotaciones mineras y los cuatro restantes, distanciados entre sí unos 300 metros, des­ pués de los vertidos de los lavaderos de carbón Estas muestras se tomaron exclusivamente para efectuar en ellas el análisis de fenoles. Debido a la necesidad de añadir sul fato de cobre “y ácido fosfórico para su conservación, en condiciones relativamente altas, se decidió tomar otra muestra para realizar el análisis químico de parámetros generales, con el fin de caracterizar las aguas desde el punto de vista geoquímico. En las Tablas I, II y I I I se encuentran los resultados de los aná­ lisis químicos de fenoles y de parámetros de caracterización. TABLA I ------ A N A L IS IS DE L A S M U E S TR A S D E L D IA 5-3-1986 P U N T O S DE M U ESTREO COMPUESTOS FENOL 4— M ETILFENO L Y 3— M ETILFENOL 2— M ETILFENO L 2,4— D IM ETILFEN O L Unidades en ppb. -------------------------------1 2 3 4 5 5 n.d. n.d. n.d. — — — — 103 75 58 169 100 64 55 156 71 47 37 107 n.d. = N o detectado. — 66 — TABLA II A N A L IS IS DE L A S M U E S T R A S D E L D IA 17-3-1986 P U N T O S DE M U E STR E O COMPUESTOS ---------------------------------1 2 3 4 5 FENOL n.d. 4— M ETILFENO L Y 3— M ETILFENOL n.d. 2— M ETILFENO L n.d. 2,4— DIM ETILFENOL_____________________n.d. Unidades en ppb. 145 138 78 360 102 94 80 355 100 78 66 285 100 74 60 255 n .d .= N o detectado. TABLA I I I A N A L IS IS DE L A S M U E S T R A S D E L D IA 3-11-1986 Punto 1 5 S 0 42- Cl- HCO 3- CO32- Da RSb Oxdc 67 136 8 13 207 341 — 12 18 25 260 566 0.8 5 275.0 3328 SSd PH 8.1 8.4 Da: Dureza expresada en grados franceses. RSb: Residuo Seco expresado en mg.dm-3. Oxdc: Oxidabilidad al Permanganato expresada en mg O 2 dm-.3 SSd: Sólidos en Suspensión expresados en mg,.dm-3. Aniones: Expresados en ppm En la Figura 3 se han representado, en diagrama de columnas, las diversas concentraciones de las distintas especies fenólicas identificadas. COMENTARIOS SOBRE LOS RESULTADOS OBTENIDOS 1.— A lo largo de este trabajo se ha demostrado la utilidad del método analítico empleado; con él se ha logrado la identificación y determinación cuantitativa de las distintas especies de fenoles considerados por la EPA como contaminantes prioritarios. El mé­ todo es muy sensible y permite el seguimiento a lo largo del río de fenoles con distintos sustituyentes. — 67 — Figura 3: Representación gráfica de los análisis de las muestras del día 17-3-1986. 2.— Se han identificado Fenol, 2-Metilfenol, 3-Metilfenol, 4-Metilfenol y 2,4-Dimetilfenol en diferentes puntos y concentraciones variables (Tablas I y II). Hay que destacar la presencia de Fenol (entre 145— 71 microgramos dm-3) y 2,4-Dimetilfenol (entre 360— 107 microgramos dm-3) en los cuatro puntos situados después de los lavaderos de carbón. 3.— Se ha comprobado que a lo largo del curso del río Turón se produce una disminución apreciable de la concentración de estos fenoles debido, probablemente, a la acción simultánea de fenóme­ nos de adsorción física y degradación biológica. 4.— La incorporación al río Turón de los efluentes de lavaderos de carbón se manifiesta, sobre todo, en el notable y espectacular aumento de la materia en suspensión, compuesta principalmente por carbón finamente dividido. Otras modificaciones observadas son el fuerte aumento de la demanda química de oxígeno y de salinidad, tanto en conjunto co­ mo en lo que afecta a cada uno de los componentes mayoritarios. Otro aspecto destacable es que, después de los vertidos de los lavaderos, no se ha observado acidificación en las aguas del río como podía esperarse de las características de estos vertidos. Las causas pueden ser puramente naturales, puesto que el río discurre por terrenos calizos o, como sucede frecuentemente en esta mine­ — 68 — ría, que las aguas del lavado se hayan neutralizado, con un trata­ miento adecuado, para minimizar los fenómenos de corrosión. 5.— Aunque en el último punto controlado del río Turón, muy próximo ya al río Caudal, se ha detectado claramente la presencia de compuestos fenólicos, no hay que esperar una gran incidencia de los aportes fenólicos en la calidad del río principal, ya que por un lado la descarga del río Caudal es mucho mayor que la del río Turón y, por otra parte, ya se ha puesto de manifiesto a lo largo del río Turón que estos compuestos están sujetos probablemente a fenómenos de degradación biológica y adsorción física, con lo que su concentración irá disminuyendo progresivamente. No obs­ tante, el llegar a conclusiones definitivas exigiría ampliar este estudio a otros puntos de la cuenca, objetivo que no se ha plantea­ do al efectuar este trabajo. RECOMENDACIONES PARA LA RECUPERACION DEL RIO TURON Como se ha visto a lo largo de este trabajo, el aspecto más destacado de la contaminación provocada por los vertidos de la­ vaderos de carbón es la elevada aportación de sólidos en suspensión (principalmente carbón), que en el caso estudiado supera los 3 Kg m-3 de efluente. A pesar de que indudablemente se produce también una incor­ poración de sustancias orgánicas e inorgánicas en disolución, es claro que los lavaderos de carbón originan una contaminación de las aguas fundamentalmente de tipo físico, por lo que, aunque muy aparatosa y espectacular por su aspecto (color negro), es suscepti­ ble de un tratamiento relativamente sencillo, con lo que se pueden evitar sus efectos negativos sobre las corrientes receptoras La literatura especializada (16) describe tres métodos generales, que pueden utilizarse para reducir la cantidad de sólidos que se descargan en los ríos: 1.— Construcción de instalaciones de sedimentación y almacena­ miento de los efluentes de lavado, a fin de recoger las partículas más finas de carbón. 2.— Hacer una política comercial para aumentar la demanda de aquellas fracciones más finas de carbón y, así, disminuir el porcen­ taje de carbón que se desecha en el lavado. 3.— Adopción de métodos más eficaces para la limpieza de las partículas ultrafinas como es, por ejemplo, la flotación por es­ pumas. — 69 — La literatura también menciona la posibilidad de recuperar, me­ diante dragado, los depósitos acumulados de carbón a lo largo del tiempo. En general, para el tratamiento de los efluentes de los lavaderos pueden aplicarse los mismos procedimientos de purificación que se utilizan en el tratamiento de las aguas residuales de las minas de carbón. Uno de los más empleados es la coagulación. Los mejores resultados se alcanzan con reactivos clásicos coagulantes inorgá­ nicos, como es el A12(S 0 4)3 mezclado con un polielectrolito orgá­ nico. Otros procedimientos son la flotación, centrifugación, filtra­ ción, etc. La solución más asequible, desde el punto de vista económico, podría ser la instalación de dos estanques de sedimentación en serie, volviendo a reutilizar el efluente del segundo estanque, con lo que, al final de la campaña de lavado, el volumen de agua que se arrojaría al río podría ser muy pequeño. BIBLIOGRAFIA (1 ) B u ik e m a (Jr.), A .L., M e G i n n i s s , M.J. & C a ir n s (Jr.). J . : Mar. Eviron. Res., 2, 87 (1979). ” “ Phenolics in Aquatic Ecosystems: A Selected R eview o f Recent L i­ terature” . (2) T h u r m a n , E .M .: “ Organic Geo-Chemistry o f N atural W aters” , M artinus N ijh o ff, Dr. W. Junk Publishers (Dordrecht-Netherlands) 143 (1985). (3) “ Quality C riteria fo r W ater” ; EPA-440/9-76-023, U S A (July, 1976). (4) B.O.E., 16316, 9 junio (1982). (5) P it t (Jr.), W .W . et alt.: “ Identif. Anal. Org. Pollut. W a ter” , Ed. L.H. Keith., Ed. Ann. A rb o r Science (EE.UU.) 215 (1976). ” “ Separation and Analysis of R efractory Pollutant in W ater by High Resolution L iqu id Chrom atography” . (6) M e l c e r , M ., N u it t , S ., M a r v a n t , I. & S u t t o n , P . : J. W ater Pollut. Con trol Fed., 56, 192 (1984). (7) L u t h y , R.G. & J o n e s , L.D .: J . Eviron. Eng. D iv. (A m . Soc. Civ. Eng.) 106, 847 (1980). ” “ B iological Oxidation o f Coke P lan t Effluents” . (8) A n d r e n , A . et a lt.: Technical Report EPA-600/3-80-076, U S A , 96 (1980). ” “ Elem ent F lo w in Aquatic Systems Surrounding Coal-Fired P ow er Plants. 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(18) “ A tla s de Asturias: Geográfico, Histórico, Económico, Tu rístico” , Edi­ ciones A y a lg a S.A. (Asturias) 68 (1977). Bol. Cien. Nal. I. D. E. A., n.° 39: 71 - 90.(1988) ECOLOGIA DEL PASTOREO EN LA MONTAÑA CANTABRICA VIII. Composición florística en la pradería del valle de Pajares y los alrededores M a r ía A d o r a c io n A b e l l a G a r c ía R esum en: Se presenta un catálogo de 335 especies vegetales situadas en el valle de Pajares, con especial atención a las situadas en las áreas de los prados de siega y diente que constituye la ocupación del te rrito rio más am pliam ente representada. Además de la especie con su nom bre latino se cataloga la F a m ilia corres­ pondiente expresada en castellano para una m ayor com prensión, así com o e l nom bre local o e l nom bre castellano de la mencionada especie. Tam bién la situación p referen te en la zona de trabajo, que con carácter marcada­ m ente montañoso, presenta características muy variadas y hábitats bastante diferentes, prin cipa lm en te en lo que se refiere a la altitud y tam bién a los efectos locales de m ayor humedad, zonas de sombra o suelos más o menos potentes. De las 335 especies citadas para este valle, corresponden la m ayoría al estrato herbáceo y las demás arbustivas o arbóreas form a n parte gen era l­ m ente de las sebes o setos de separación de los prados, así com o tam bién de las pequeñas superficies ocupadas p o r bosquetes. Todas ellas se encuentran en las laderas del valle de Payares ( Pajares) y alrededores, form ando unos céspedes entramados y m uy diversos que dan una gran estabilidad e interés ecológico a las áreas de prados de siega de esta zona de m ontaña media cantábrica. Con este trabajo finaliza la serie “ Ecología del pastoreo en la montaña cantábrica” , cuya prim era entrega se publicó en el núm ero 30 del Bol. Cien. Nat., I.D .E .A . (1982). Departam ento de Biología de Organismos y Sistemas (Ecología).— U n iver­ sidad de Oviedo. P alabras c l a v e : Composición florística. Ecología de prados. Montaña cantá­ brica. Adenocarpus complicatus Subsp. complicatus P. Couth. Dandy. Acinos 4. L. 3. Aira Ajuga Alchemilla 7. 8. 9. stolonifera 6. L. L. Anagallis 14. tenella (L.) L. L. retroflexus (Bieb.) (L.) arvensis Amaranthus Anagallis 12. 13. Alliaria petiolata Cavara Grande 11. glutinosa Alnus 10. plicatula reptans praecox L. Gaud. L. (Lam.) tenuis Sibth. Agrostis Agrostis 5. arvensis millefolium Achillea 2. L. Acer campestre 1. E specie (Ladera DE ESPECIES ” Primuláceas Amarantáceas Cruciferas Betuláceas Compuestas Labiadas Gramíneas ” Gramíneas Papillonáceas Labiadas Compuestas Aceráceas F amilia N ombre local media Hierba Mujares Bledos Aliaría gallinera Aliso-humeru Consuelda Escobas-piurnu Milhojas o c astellano Arce-Pliéganu Pláganu N ombre S ituación a l t it u d in a l entorno y del alta, muy alta ” y media. y media. baja Repartida, zonas húmedas. y media, ruderal. ladera. baja M edicinal. Zona Media Zona Zona alta, enclaves de fuerte pen­ diente secos, arenosos y con insola­ ción acentuada. Zona baja, lugares húmedos y um­ brosos. M edicinal. Zona de en pra­ extensos abundante Parte alta, en parches monte bajo. Zona dos. Zona media, ejemplares aislados y escasos, formando sebes o en borde de caminos. El Pando) ENCONTRADAS desde San Miguel del Río hasta LISTA — 72 — Angélica Anthemis Anthoxantum 18. 19. nemorosa L. Compuestas Arrhenatherum elatius (L.) Beauv ex J. C. Prel. var. bulbosum (Willd) Spenner. Artemisia Asphodelus 25. 26. Asplenium Asplenium Astragalus Atriplex Avena Avena Ballota 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. muraría nigra Gay. L. L. L. glyciphyllus trichomanes ruta sulcata fatua subsp. major Hill. L. L. L. adiantum-nigrum major patula Astrantia Asplenium 27. albus L. Bernh. vulgaris minus L. L. Gramíneas Arctium L. 24. vulgaris Umbelíferas Labiadas Gramíneas Chenopodiáceas Papillonáceas ” ” Aspleniáceas Umbelíferas Liliáceas Compuestas Ranunculáceas Papillonáceas 23. Hoffm. Aquilegia (L.) L. 22. sylvestris vulneraria Anthriscus Anthyllis Gramíneas Compuestas Umbelíferas Ranunculáceas Escrofulariáceas 20. L. (L.) 21. odoratum arvensis L. L. bellidifolium sylvestris Anemone 16. W illd. Anarrhinum 17. 15. de olor de hembra loca Marrubio Avena negro Tricomanes Sanícula Gamón Artemisia Rabo gato de olor Vulneraria Grama Manzanilla bastarda. M anzanillón Angélica Nem erosa Acicates baja. alta. baja. baja Zona baja. Zona Fondo valle. media, nuderal ” ” ” de que de y escasa. fueron húmedos y roca. lugares baja. Muros baja. Repartida. Zona Parte en baja, seco. Repartida, quemados Zona y media. ladera. media, lugares del bosque. Repartida, Zona Parte Zona Zona Media Zona borde 73 — Betula Bilderdykia Bilderdykia 39. 40. 41. Campanula Campanula Capsela Cardamine Cardamine Cardamine 50. 51. 52. 53. 54. 55. L. L. flexuosa Pourret. With. raphanifolia impatiens Tnell. (L.) Medicus L. L. (Asso) rapúnculus patula glomerata L. bursa-pastoris Campanula 49. palustris K eller. Caltha irregularis Calepina in Schinz 48. 47. Calamintha sylvática subsp. ascendens (Jordán) P. W. Ball. L. 46. L. sterilis media Briza Bromus 45. (Huds.) (L.) Roth. slyvaticum 44. P. Beauv. Brachypodium 43. (L.) L. Henry. convolvulus auberti spicant Blechnum 42. Dumort. Bor. Ehrh. Roth. L. pubescens péndula perennis Bellis Betula 37. intermedia 38. Barbarea 36. ” ” ” Cruciferas " ” Campanuláceas Ranunculáceas Cruciferas Labiadas Gramíneas Gramíneas Gramíneas Blechnáceas ” Poligonáceas ” Betuláceas Compuestas Cruciferas Bellorita espada centella de pastor ” M astuerzo Bolsa Rapinchos Hierba mas Tembladeras-Lágri- Punta Abedul-Abidul Margarita, Zona alta. baja en baja y encharca­ caminos y media, lugares enchar­ abundante. lugares media, no muy media, cados. Repartida. Zona Zona Zona dos. Repartida. de media, en prados. Zona baja, en bordes zonas ruderales. Zona y umbrosa. la abandonados. baja Lugares Parte de casería. M alas abundante. y media. baja. Muy Proximidades hierbas. ” Zona Zona — 74 — Chelidonium 74. Clematis Chenopodium 73. 78. Chenopodium 72. Cirsium Chenopodium 71. 77. Chamae-espartium sagittale P. Gibbs. Papillonáceas 70. Circaea Chamae-melum 69. Cirsium Chaerophyllum aureum Chaerophyllu hirsutum 67. 68. 75. Cerastium 76. Cerastium 65. vitalba palustre arrense lutetiana L. L.Papaveráceas L.” Scop. L.Ranunculáceas Scop. (L.) L.Oenotheráceas majus (L .) Pie media, ” hierba. alta. M edicinal. media, cultivos, mala Zona y media. y baja. prados. Zona Zona baja, invasora ladera. Ornamental. baja. en prados. entorno de estercole­ ros y cultivos abandonados. Alrededores de la casería. Medicinal. Zona ganso Zona media abundante. Zona ladera, en seco, en prados. Parte baja bajas. alta bajos, muy ladera. del Media pordiosero Cardo Areas Parte romana de Meda Manzanilla ratón Clemátide, hierba ” Compuestas Onizo ” de Prados Media inundados. encharcados. media, lugares alta, lugares chamargas. Castaño-castañar Celedonia-cirigüeña Oreja ” con Zona Zona baja. Cominera Zona ” ” Prados Garbanzón. Maza coral Fagáceas ” Alcaravea All. Compuestas L.Chenopodiáceas (L.) polyspermun múrale álbum novile L.Umbelíferas L.” Thuill. L.Cariofiláceas glomeratum arvense L.Compuestas Miller. Koch. 66. nigra sativa (L.) Castanea verticillatum carvi L.Umbelíferas Centaurea Carum 62. L. ” Lamk.” C. Vicioso” Retz. subsp. demisa (Horm.) 63. Carum 61. virens Murray.Cyperáceas Schurb.” vesicaria oederi jlacca echinata 64. Carex Carex Carex 58. 60. Carex 57. 59. Carex 56. — 75 — Colchicum Conium Conopodium Convolvulus 80. 81. 82. 83. Crepis 89. L. L. Wallr. Jacq. L. subsp. haense- Cruciata Cuscuta Cynosurus Cymbalaria muralis B. Meyer, Scherb. Cynosurus Cytisus 92. 93. 94. 95. 96. 97. Reichenb. cantabricus cristatus elegans (Willk.) L. P. Gaertner, Desf. L. Opiz. europaeae laevis (L.) Ehrend. Cruciata 91. glabra Crocus nudiflorus Smith. 90. D.C.i P.D. Se. vesicaria Cosson. L. L. L. L. D.C. (L.) lapsanoides capillaris monogina leri (Bss. ex Crepis Crepis 87. Crataegus avellana 86 bourgali arvensis sanguínea Comus Corylus 84. 85. 88. vulgare autumnale maculatum Clinopodium 79. ^ Labiadas Papillonáceas Gramíneas Escrofulariáceas Gramíneas Convolvuláceas ” Labiadas Iridáceas Compuestas Rosáceas Coriláceas Cornáceas Convolvuláceas ” Umbelíferas Liliáceas Cornejo de de muro perro Piorno-piurnu Cola Palomilla Azafrán-espantapastores Chicoria espinera alta Zona de separación baja y media, muy seto poco en años de parches. de y re­ de prados. ’v- camino y en um brófilos piedra. prados alta, bordes paredes Zona En ” Repartida. en ladera. Repartido Media abun- abundante abundante media, Zona baja y media, en setos brotes en prados. como y baja, muy sequía. Zona de Avellano-ablanu ” Zona baja dante. Correhuela-campa- mayor-mexa- Zona nina Cicuta cán silvestre Clinopodio Azafrán — 16 — Deschampsia Dianthus Digitalis 102. 103. 104. Link. Epilobium Epilobium Equisetum Equisetum Equisetum Erica Erica Erica Erica vagans L. Eriophorum latifolium Euphorbia Euphorbia Euphorbia 110. 111. 112. 113. 114. 115. 116. 117. 118. 119. 120. 121. 122. L. L. Schreb. Bab. L. Hoppe. Ehrh. L. L. amygdaloides L. dulcís L. helioscopica L. mackaiana cinerea ciliaris palustre telmateia arvense parviflorum montanum L. vulgare Echium 109. L. Schott. plantaginemum Echium (L.) filix-mas Dryopteris 108. L. 107. pardalianches borreri Newman. Doronicum Dryopteris 105. L. L. 106. purpúrea monspessulanus L. Trin. (Hudson) L. flexuosa L. glomerata 101. carota Dactylis Daucus 100. (L.) Daboecia cantábrica C. Koch. 99. scoparius Cytisus 98. ” Euforbiáceas ” ” ” Cyperáceas ” ” Ericáceas ” ” Equisetáceas ’’ Oenotheráceas ” Borragináceas ” D riopteridáceas Compuestas Escrofulariácea Cariofiláceas Gramíneas Umbelíferas Gramíneas Ericáceas ” silvestre menor macho de caballo Lecherina ” Algodón taños ” ” de ” los pan- Brezo-gorbiza Argaña Cola Equiseto Vivorera Helecho Dorónico Digital-restachón Clavel de monte Zanahoria Dáctilo ” Zona y alta. baja. ladera. alta. abundante. alta. media media. media, lugares ” alta. de y media. baja, bordes baja Rural. Zona Zona Parte Zona Zona Repartida, ruderal. Zona Media Zona Muy Zona encharcados. los prados — 77 — Euphrasia 124. excelsior tetrahit L. L. aparine Festuca Festuca Fragaria Fraxinus Galeopsis Galium Galium. mollugo Galium Galium Galium 126. 127. 128. 129. 130. 131. 132. 133. 134. 135. L. L. L. Geranium Glechoma 147. L. L. hederacea L. sanguineum robertianum L. L. L. L. L. pyrenaicum molle L. urbanum Geranium Geum 145. L. hispanica florida 146. Geranium Geranium 141. 142. Geranium Geranium 140. 144 lucidum Genista 139. 143. dissectum Genista L. L. 138. lútea verna Gentiana Gentiana 136. L. 137. verum uliginosum palustre vesca rubra pratensis Fagus sylvatica L. L. ex L. L. Burm. Jordán Huds. hybema hirtella 125. Reuter Euphorbia 123. Labiadas Rosáceas ” ” ” ” ” Geraniáceas ” Papillonáceas ” Gentianáceas ” ” ” Rubiáceas Rubiáceas Labiadas Oleáceas Rosáceas ” Gramíneas Fagáceas Escrofulariácea ” lisa del hortelano menuda Hierba Hierba Geranio Geranio Geranio terrestre ” de S. Roberto blando cuarto cortado Retama-piurnu Gitanilla Genciana-xanzaina Cuajaleche, presera Rubia Amor Galeópside Fresno-frisnu Fresa-miruégano ” Festuca Haya-faya Zona Zona Zona Media Zona Zona alta. baja, bordes media, rural. baja. ladera. alta, escasa. ” Pasto de altura. de bosquetes. y media. media. baja baja. media Prados. Zona Zona Zona Zona alta. del bosque. Zona media. Cerca — 78 — Helianthemum 150. Heracleum pyrenaicum Helleborus Hemiaria Hieracium 152. 153. 154. 155. foetidus L. Hordeum Hyacinthoides Rothm. Hypericum Hypericum Hypericum Hypericum Hypochaeris Ilex Inula Iris Isolepis Jasione 158. 159. 160. 161. 162. 163. 164. 165. 166. 167. 168. 169. L. L. montana setácea pseudacorus L. (L.) L. L. D.C. aquifolium radicata Fries. (L.) L. L. (L .) Vahl. R.B. tetrapterum montanum linarifolium androsaemun non-scripta murinum L. pilosella 157. lanatus Hieracium Holcus 156. L. Laypeyr. sabaundum latifolia coniza (L .) subsp. numularium Lainz. croceum Breb. sphondylium subsp. (Lam.) Bamier Lavens. Helianthenum M iller. 151. cantabricum L. declinata helix Gliceria Hederá 148. 149. Gramíneas Campanuláceas Cyperáceas Iridáceas Compuestas Aquifoliáceas Compuestas ” ” ” Hipericáceas Liliáceas ” Gramíneas Compuestas Compuestas Cariofiláceas Ranunculáceas Umbelíferas Cistáceas Hederáceas Zubón de gochos calzuna Lirio Ala campana amarillo de Acebo-carrascu Lechuga Hierba Pericón bastarda-cebá lanudo Jacinto Cebada Holco Vellosina, cerillejo H eleboro Yedra baja media baja. alta. altos. media. Zona alta. Zona media arroyo. Zona Zona Prados Zona inundadas. y alta, en bordes y medios, entorno y alta, trepadora. y media y abundante. media. Repartida Zona Prados bajos fuentes. Zona Partes de de — 79 — Juncus Knautia Lagurus Lamiun Lamiun Laserpitum Lathyrus 174. 175. 176. 177. 178. 179. 180. articulatus L. L. Ehrh. L. L. Laurus L. Lepidium Leucanthemun Linaria Linum Linum Lithodora 188. 189. 190. 191. 192. L. (Lag.) L. Miller. diffusa J.M. Johnston. Bentham. Lamk. (L.) Chaz. catharticum bienne Supina vulgare heterophyllum saxatilis Lam. 187; L. hispidus L. Leontodon Leontodon 185. 186. nobilis clandestina Lathraea 183. 184. Bernh. L. Coult. (L.) Bernh. 182. niger Lathyrus Lathyrus pratensis 181. montanus L. (L.) latifolium maculatum álbum ovatus L. arvensis inflexus efusus L. var. compactus. Juncus Juncus 172. 173. regia Juglans Juncus acutiflorus 170. 171. Juglandáceas Borragináceas ” Lináceas Escrofulariáceas Compuestas Cruciferas ” Compuestas Lauráceas Escrofulariáceas ” ” Papillonáceas U m belíferas ” Labiadas Gramíneas Dipsacáceas ” ” ” Juncáceas Nogal-nozal ” Carrasquilla ” peñas azul becerra Linaza, lino Linaria, las de león de Margarita Diente Diente Laurel “ Hierba ” blanca de sotierra” muerta blanca de liebre Arbeyos Ortiga Ortiga Cola del campo fino Escabiosa Junco Junco-xuncu Zona Zona alta. Sobre Zona Zona ladera baja. alta. rocas alta. media. baja, aflorantes cultivada. baja, parásita. en Se la en parte usa de los prados. y escaso. media, bordes cocina. Zona Zona Zona Media Parte y media. escasa, seco. baja. baja. baja Medicinal. Muy Zona Parte — 80 — Lotus Lychnis Lycopus Lysimachia Malus Malva 196. 197. 198. 199. 200. 201. Medicago Medicago 204. 205. Mentha Mentha 209. 210. Misopatos Moehringia Myosotis 214. 215. 216. L. nemorosa (L.) Clairv. L. Ratin. L. Ehrh. Besser. L. trinervia orontium effusum Milium 213. L. L. L. Hudson. perennis suaveolens Mentha Mercurialis 211. 212. pulegium longifolia L. pratense officinalis Melisa 208. L. (L.) polymorpha Medicago Melanpyrum 206. 207. lupulina arabica L. Hudson. _ L. (var. g e ra n iji- Vallr. sylvestris Malva Malva 202. negleta moschata L. Borkh. nemorum europaeus L. flos-cuculi L. domestica L. Schkuhr. corniculatus L. uliginosus 203. folia). Lotus 195. L. peryclymenum Lonicera 194. perenne Lolium 193. Gramíneas Borragináceas Cariofiláceas Escrofulariáceas Gramíneas Euforbiáceas ” ” ” Labiadas Escrofulariáceas ” ” Papillonáceas ” ” Malváceas Rosáceas Prim uláceas Cariofiláceas ” Papillonáceas Caprifoliáceas del cuco del rey silvestre “ No me A ren aria Poleos Menta man- olvides” silvestre vacuno Abeyera Trigo Lupulina chado Mielga, trébol Malva Malva Manzano-manzanal Flor Corona Cuernecillo Madreselva Ballico baja. ladera. baja. baja media Areas Zona ladera. de humedades. media, cultivos abandonados. sombríos. ruderal. prados baja. Hayedos, Zona ” M edicinal. ” Repartida. baja. prados. Zona En Zona Medicinal, media Media Parte Zona Zona y media. baja, trepadora. Repartida. Zona Lolio. — 81 — L. Origanum Origanum Omithorpus perpusillus Oxalis Pamassia Pedicularis 223. 224. 225. 226. 227. 228. R. Br. Phleum Phyteuma Pimpinella Pinguicola Plantago 233. 234. 235. 236. L. L. lanceolata L. Lam. Leresche. grandiflora siifolia spicatum pratense Lange. 232. lancifolium Peucedaneum L. 231. verticillata Pedicularis Pentaglotis sempervirens L. Tausch ex L.H. Bailey. L. 229. L. L. Link. 230. sylvatica L. L. Hoffmann palustris acetosella vulgare virens ustulata mascula L. Orchis L. Orchis L. 222. L. 221. repens maculata Oncmis Orchis 219. officinale 220. Nasturtium strida Nardus 217. 218. Gramíneas Plantagináceas Lentibulariáceas Umbelíferas Campanuláceas Gramíneas Umbelíferas Borragináceas ” Escrofulariáceas Ranunculáceas Oxalidáceas Papillonáceas ” Labiadas ” ” Orquidáceas Papillonáceas Cruciferas Cervuno Llantén Tirigaña Piñuelas de gato menor Fleo, cola Acederilla Orégano-uriégano Orquídea Berro, masturezo amático y media. altos. media, lugares encharcados. media. baja. Muy abundante. parches alta. Poco de humedad abundante. media, bordes umbrosos y hú­ alta. Más de 1.000 m./s.n.m. Zona media, permanente. Zona Zona Zona hayas, umbrófila. media. medos. Zona Zona Zona Zona Entre utilizada. Zona meda, medicinal (floritos) muy ” altura. encharcadas. de baja ” Prados Zona Zonas Pasto — 82 — Polygala Polygala Polygonum Polygonum Polygonum Polypodium Polystichum Polystichum Wovnar. Potentilla Potentilla Prímula Prímula 240. 241. 242. 243. 244. 245. 246. 247. 248. 249. 250. 251. Prunus Pteridium aquilinum (L.) Kuhn. Pulmonaria angustifolia L. 258. 259. L. 257. spinosa L. laurocerasus L. Prunus L. 256 avium domestica Prunus L. Jacqu. Huds. L. Prunus vulgaris (F orsk äl) L. Roth. L. L. L. (L.) Rauschel. grandiflora vulgaris veris L. reptans erecta setiferum lonchitis vulgare persicaria hidropiper L. J.A.C. Hose. 254. 253. L. aviculare vulgaris serpyllifólia L. 255. Prunella Prunella 252. L. L. var. vivipera media bulbosa Plantago Poa 238. major 239. Plantago 237. Hipolepidáceas Borragináceas ” ” ” Rosáceas ” Labiadas ” Primuláceas ” Rosáceas ” D riopteridáceas Polipodiáceas ” ” Poligonáceas ” Poligaláceas Gramíneas ” ” mayor Tomentilla agua sin tallo nisal Helecho-felechu Pruno-pirusiechos Laurelcerezo Ciruelo Cerezo-cerezal panquisu Prímula Primavera Cinco en rama de blanquecino Picaculos Pimienta Poa Llantén Llantén media. alta ” Zona media media, escasa. Zona Zona alta. media. Plantado, ornamental. Zona baja. alta, umbría. baja. ” ' ■ media, lugares encharcados. Repartida. Parte Zona Zona abandonados. encharcados. media, cultivos baja, lugares Repartida. Zona Zona Zona Repartida. Zona — 83 — 270. 271. 272. 273. 274. 275. 276. 277. 278. 279. 280. 281. 266. 267. 268. 269. 263. 264. 265. 260. 261. 262. angustifolius canina ” L. Rosáceas Rubia peregrina L. Rubus ulmifolius Schott.Rosáceas Rumex acetosa L.Poligonáceas Rumex acetosella L.” Rumex conglomeratus Mur.” Rumex crispus L.” Rumex obtusifolius L. ” Salix atrocinerea Brot. Salix elaeagnos Scop.” Salix fragilis L. ” Sambucus nigra L. Rosa C.C. Gmelin. Rhinanthus ” Rosal ” Rubiáceas Zarza-artos Repartida. Acedera-vinagrera Zona baja. Acedera-achetas Zona baja y media. Paniega Zona baja, en caminos y nitròfilo. ” Zona media, nitròfilo. Carbazas Salicáceas Sauce Zona baja. ” ” ” ” Capriloliácea Saúcu-xabú Zona baja y media, abundante en setos. (Mat.) Lieblein.Fagáceas Roble albar-rebuchu Zona alta y media. L. ” Carbayo-rebuchu ” Ranunculus acris subsp. friesianus , (Jordan) (Rony Fonc.Ranunculáceas Botón de oro Zona baja. Ranunculus bulbosus L.” Pie de chubu-cazoleta Zona media baja. Ranunculus flamula L.” Zona media, lugares encharcados. Ranunculus nemorosus A.C.” Abrojos Zona baja y media de bordes um­ brosos. Ranunculus parviflorus L. ” Ranunculus repens L. ” Ranúnculo rastrero Rhinanthus minor L.Escrofulariáceas Cresta de gallo-pitín Zona media. petraea Quercus robur Quercus — 84 — 297. 298. 299. 300. 301. 302 303. 304. 305. 282. 283. 284. 285. 286. 287. 288. 289. 290. 291. 292. 293. 294. 295. 296. officinalis L. Sanguisorba Repartida. Sanguisorba minor Scop. Rosáceas Sanguisorba menor Zona media. Saponaria officinalis L. Cariofiláceas Saxífraga granulata L. Saxifragáceas Saxífraga hirsuta L. ” Scraphularia auriculata L. Escrofulariáceas Escrofularia acuáatica Zona media, lugares encharcados. Sedum álbum L. Crasuláceas Malvavisco Sedum forsteranum Sm.” Oreja de burro Senecio aquaticus Huds.Compuestas Zuazón real '" Zona baja. Silene dioica (L.) Clairv.Cariofiláceas Colleja Repartida. Silene legionensis Lag. ” ” Silene nocturna L. ” ” Silene nutans L. ” ” Silene vulgaris (Moench) Garcke.” Collejas-restachones Zoná media'y baja. Sisymbrium officinale (L.) Cruciferas Erísimo, hierba de los cantores Sonchus óleraceus L. Scop.Compuestas Achicoria dulce Zona media. Sorbus aria (L.) Crants.Rosáceas Serbal Stachys germanica L.Labiadas Matagallos ■ * ^. Stachys officinalis (L.) Trevisan.” Betónica Stellaria alsine Grimm.Cariofiláceas Zona baja, lugares húmedos. Stellaria holostea L. ” Estrella < Stellaria media (L.) Vill.’I Pajarera -v> X v, . Symphytum tuberosum L. •Boragináceas Consuelda Tamus communis L. x r Dioscoreáceas Nuez negra Sanguisorba 85 Thesium Thymus Thymus Torilis Trifolium Trifolium Trifolium Trifolium Trifolium Trifolium Trifolium Trifolium 310. 311. 312. 313. 314. 315. 316. 317. 318. 319. 320. 321. scorodonia pulegioides Trisetaria Ulex Ulex 324. 325. 326. Striatum gallii L. Planchón ” Parte En Zona ” A liaga Ave Zona amarillenta roca aflorante. baja. y media. te pendiente. frecuente. baja media. Repartida. ladera. alta. Media con Zona media, enclaves secos de fu er­ baja, muy Zona prados Zona alta. de los prados de Salamanca Tojo-árgoma ” Trébol Trébol blanco Trébol de los prados ” pequeño Trébol grande Trébol Zona enano Perejil de prados tomillo Escaso. y abundante. Matricaria Repartida Pie de liebre Serpillo, Santaláceas Labiadas Tejo-tixu león (L.) Maire.Gramíneas L.” L.” Hudson.” L. ” L.Papillonáceas flavescens subterraneum europaeus Trifolium Trifolium 322. 323. L.” L.” resupinatum repens pratense ochroleucon glomeratum Sibth. Schreber.” L.Papillonáceas campestre arvense dubium L.Labiadas L.” * de (Huds.) Link.Umbelíferas serpyllum Pourret. L. in Diente (L.) Schultz.Compuestas Weber L.Taxáceas pyrenaicum arvensis Teucrium 309. w baccata Taxus 308. Wiggrs. Taraxacum 307. officinale Tanacetum parthenium 306. — 86 — Verónica Verónica Verónica Verónica L. chamaedry L. officinalis L. serpyllifolia L. beccabunga 342. Verónica spicata L. 343. Vicia cracca L. 344. Vicia faba L. 345. Vicia hirsuta (L.) S.F. Gray. 346. Vicia orobus D.C. 347. Vicia pyrenaica Pourret. 348. Vicia sativa L. 338. 339. 340. 341. arvensis Verónica L. '” Papillonáceas ” ” ” ” ” ” ” ” Escrofulariáceas ” anagallis-aquatica Verónica L. 336. 337. campestris L. Ulmáceas Umbilicus rupestris (Salisb.) Dandv. Crasuláceas Urtica dioica L. Urticáceas Vaccinium myrtillus L. Ericáceas Valeriana pyrenaica L. Valerianáceas Valerianella carinata Lois. ” Veratrum álbum L. Liliáceas Verbascum pulverulentum Vill. Escrofulariáceas Verbena officinalis L. Verbenáceas Ulmus 327. 328. 329. 330. 331. 332. 333. 334. 335. baja. media, en muros. baja y media. Nitrófila. media y alta. Zona media. Enorla de bosque Pasto de altura. Repartida. Arbeya Arbeja, garrobilla Zona media, escasa. Zona media. Cultivada. Repartida. Zona baja. Zona media. Zona media, ruderal. Medicinal. Zona baja y media. Zona Parte Zona Zona Arbeja de caballo Haba-faba Verónica común Verónica, hoja de to­ millo Verbena, hierba sagrada Verónica acuática Verónica de los pra­ dos Falso Heléboro Olmo Ombligo de Venus Ortiga Arándano-arandanera — 87 _ Viola reichembachiane Boreau. Viola Viscum Zea 353. 354. 355. mays L. album riviniana L. Reichemb. Jordan ” Lorantáceas ” Violáceas Gramíneas ex (L.) Schreber. 352. tetrasperma Vicia 351. (Bieb.) Schinz Vicia tenuissima Thell. L. 350. sepium Vicia 349. Maíz Veza Muérdago ” Violeta llas ” ” media. A lta. media, cultivada. Repartida. Zona Zona semi­ Zona de cuatro — SB­ — 89 — NOTA BIBLIOGRAFICA L a serie “ Ecologia del pastoreo en la montaña cantábrica” fue publicada en los siguientes números y años del B oletín de Ciencias de la Naturaleza del I.D.E.A. : I. II. III. IV. V. VI. V II. Am biente actual y antecedentes históricos en los valles de Pajares y V aigrande (Lena, Asturias). 30: 75-92. 1982. Caracterización edàfica y vegetación de los valles Pajares y Vaigrande, Asturias. 31: 135-152. 1983. Influencia del régim en de cortes en la producción en pastos de montaña media (V a lle de Pajares, Asturias). 32: 113-126. 1983. Dinám ica de la composición de los pastos en el V alle de Pajares (Lena, Asturias). 33: 83-94. 1984. Com portam iento del ganado en el pasto durante las cuatro estaciones del año en Pajares/Lena, Asturias. 34: 79-90. 1984. V ariación de la calidad nutritiva de los pastos de verano y prados de siega con e l m anejo ganadero. 35: 183-190. 1985. Aplicación de componentes principales a la caracterización de prados. Relación con la diversidad floristica. 36: 151-162. 1985. Bol. Cien. Naí. I. D. E. A., n.° 39: 91 - 96. (1988) MIGRACION DEL PATO COLORADO ASTURIAS (Netta rufina) EN C é s a r M a n u e l A l v a r e z L aó La migración del Pato Colorado en Asturias es escasa en paso otoñal e irregular en cantidad de aves, apareciendo a veces en invierno. Frecuenta, fundamentalmente, zonas húmedas pró­ ximas a la costa. La falta de mejores biotopos quizás sea la res­ puesta al escaso flujo migratorio en la región. R esu m en: C/. Juan X X I I I , 12, 3 .°-D . 33400 A vilés. Asturias. P a la b r a s c la v e : M igración. P ato Colorado N etta rufina. Status. Zonas húme­ das. Paso otoñal. A ves invernantes. — 92 — INTRODUCCION Nos encontramos ante una especie sobre la que hay escasa in­ formación en el norte peninsular. Tan sólo hallamos referencias para Asturias en IGNACIO GAMEZ (1980) y ALFREDO NOVAL (1986), los cuales señalan la presencia divagante, ocasional o rara del Pato Colorado. Este status contrasta con las citas de otros observadores de la región, por lo que intentaremos clarificarlo en la presente nota. M ATERIAL Y AREA DE ESTUDIO Las áreas de observación son principalmente zonas húmedas costeras (embalses y rías). Destacan, por su frecuencia de muestreo a lo largo de todo el año, las de la zona central asturiana (debido a su proximidad a los núcleos de mayor número de observadores): embalses de Trasona, La Granda y San Andrés, y ría de Villaviciosa. El resto de la región costera se escapa a un mayor control, por lo que posiblemente sea superior la cantidad de aves que se esta­ ciona durante la migración (sobre todo en la ría del Eo). Las zonas húmedas donde se controlaron Patos Colorados vienen representa­ das en el mapa de la Figura 1, indicando en cada una de ellas el número de observaciones registradas. Esta nota se nutre de citas personales de varios ornitólogos (mencionados en la Tabla), inéditas salvo la segunda y tercera re­ copiladas por I. GAMEZ ( op. cit.). Fig. 1.— Zonas húmedas de Asturias donde ha sido observado P ato Colorado (N e tta ru fina). Entre paréntesis, número de observcaiones. — 93 — TABLA: Observaciones de Pato Colorado ( Netta ru jina) en Asturias. N.°’ individuos Fecha ? ?? ?-VIII-70 10 aves 27- X II-76 5 aves ?w 11-78 3- IX-78 ?- 1-80 ?- X II-80 19- 111-81 ?- 1-83 1 1 1 Observadores Rioseco A . N ova l ? M. A . García D ory San Andrés I. Gámez h. Villaviciosa J. A . Diego García m. Trasona M. Quintana m. y 1 h. San Andrés J. A. Diego García 1 h. San Andrés J. A. Diego García 5 mm. V illaviciosa M. Quintana 1 m. V illaviciosa J. A . Diego García 1l-V III-8 4 2 2 27- IX-84 2 mm. 29- IX-84 5 mm. 29- IX-84 h. 5-VIII-84 Localidad 1 hh. o juvs. Mácua C. M. A lv a re z Laó hh. o juvs. Mácua-Zeluán M. Quintana Trasona C. M. A lv a re z L aó y 3 hh. o juvs. Trasona C. M. A lv a re z Laó La Granda E. García Sánchez, J. Jáuregui Campos, D. A lv a re z Fernández 29- IX-84 30- IX-84 1 h. 1 h. San Andrés L. A . A lv a re z Usategui San Andrés L. A . A lv a re z Usategui 3- X-84 5 hh. o juvs. L a Granda M. Quintana 12- X-84 1 m. Villaviciosa E. García Sánchez, eclipse D. A lv a re z Fernández, F. Alvarez-B albuena 29- XII-84 3 mm. Eo E. García Sánchez, D. A lv a re z Fernández, F. Alvarez-Balbuena, L. M. A rce Velasco 30. XII-84 4 mm. y 1 h. Eo E. García Sánchez, D. A lv a re z Fernández, F. Alvarez-Balbuena, L. M. A rc e Velasco ?- 1-85 ?- 111-86 16-VIII-86 1 h. 1 m. 1 m. San Andrés J. A . Diego García y 1 h. V illaviciosa J. A . Diego García eclipse L a Granda M. Quintana J. A . García Fernández IX-86 3 hh. V illaviciosa 25- IX-86 5 hh. Villaviciosa 8- E. García Sánchez, D. A lv a re z Fernández, S. Carbajal Carcedo 4-VIII-87 1 h. o juv. Trasona C. M. A lv a re z L aó — 94 — RESULTADOS Y DISCUSIONES En la Tabla se constata un aumento de observaciones de Patos Colorados en los últimos años. Esto puede deberse a varios moti­ vos: que su presencia comience a ser más regular, como cita I. GAMEZ (1980); desechamos esa opción porque, a pesar del gran incremento de observaciones de 1984, han seguido siendo escasas posteriormente. La migración atípica de ese año (44% del total de las observaciones) puede tener su origen por anomalías en las la­ gunas frecuentadas regularmente cada año. Otro puede ser el auge de la Ornitología en Asturias, en cuanto a número de observadores, en los últimos años, controlando más las zonas húmedas. Quizá sea ésta la m ejor explicación. Respecto a las observaciones en paso otoñal (75% de las obser­ vaciones), su status puede considerarse como irregular, pues la cantidad de aves y número de apariciones fluctúa de un año a otro, siendo siempre escaso. Aun así, pudiera interpretarse una cierta regularidad en agosto y septiembre, con alguna observación la ma­ yoría de los años. Con relación al sexo y edad de los Patos en esta época, cabe admitir un pequeño error en los datos aportados en la Tabla, debido a la gran similitud entre hembras y jóvenes, y con machos en eclipse vistos desde lejos. Las aves invernantes (20% de las observaciones) no se pueden considerar como tales, sino como pequeños grupos que se despla­ zan durante esa estación desde sus áreas de invernada, destacando la más cercana (Embalse del Ebro), con gran cantidad de residen­ tes; GAMEZ (1980) señala que hay algunas citas invernales más, destacando en mayor medida la invernada que la migración otoñal, y alega que quizás procedan esas aves de áreas de invernada fran­ cesas. Las observaciones en paso primaveral podemos calificarlas de raras, aunque ya NOVAL (1986) lo cita en marzo. Por lo expuesto, no concordamos con los status dados por GA­ MEZ (1980) — divagante de quizá mayor aparición— y por NOVAL (1986) — ocasional o raro— . Aparecen individuos solitarios o pequeños grupos, no superando las cinco aves generalmente. La explicación a tan escasa migración del Pato Colorado en As­ turias puede ser debido a la falta de biotopos adecuados. AMAT, LUCIENTES y FERRER (1987) señalan la preferencia de dicha anátida por grandes y profundas lagunas, con disponibilidad de alimento. En la región no existen ese tipo de lagunas, supliéndose — 95 — por embalses que no tienen dimensiones equivalentes ni la protec­ ción suficiente frente a la presión humana (cazadores, piragüistas, etc). En sus permanencias migradoras, frecuenta siempre zonas hú­ medas no muy alejadas de la costa (salvo el embalse de Rioseco, citado por NOVAL, op. cit.), tanto grandes rías (Eo, Villaviciosa), como embalses (San Andrés, La Granda, Trasona), e incluso peque­ ñas charcas (Mácua, Zeluán). Cuidando y mejorando esas áreas, quizás consigamos estabili­ zar el débil flujo de Patos Colorados que nos visitan. AGRADECIMIENTOS A todos los ornitólogos de la Coordinadora Ornitolóxica d’Asturies que me prestaron sus citas sobre la especie, sin las cuales sería imposible realizar esta nota. BIBLIOGRAFIA A m at, J .A .; L u c ie n t e s , J., y F e r r e r , X. (1987). L a m igración de muda del Pato Colorado (N etta ru fin a ) en España. Ardeola, 34 (1 ): 79-88. G am ez, I. (1980). Relación actualizada de las citas de aves en Asturias (has­ ta diciem bre de 1979). B oletín de Ciencias de la Naturaleza, I.D .E.A ., 25: 145-211. N o v a l, A . (1986). Guía de las aves de Asturias. A lfred o N oval, editor. Bol. Cien. Nat. I. D. E. A., n.° 39: 97-106.(1988) CAPTURA DE AVES MARINAS EN ARTES DE PESCA: APROXIMACION A LA SITUACION EN ASTURIAS J o sé A n g e l D ie g o G a r c ía J o sé R a m ó n P r ie t o I n c l á n B erta F er n án d ez S ánch ez D urante 1987 se ha realizado una encuesta en las 19 Cofradías de Pescadores de Asturias (norte de España}. Se estima en 6.000 las aves cap­ turadas accidentalm ente durante las faenas de pesca en aguas asturianas. E l 34.38% de las aves capturadas son pardelas y el 27,48% alca tra ces; además aparecen gaviotas, álcidos, cormoranes, paíños y charranes. Contrariam ente a lo hallado en otros lugares, los anzuelos son los res­ ponsables de la m ayoría de las capturas (I.C. = 46,40 y 82,18% de las aves capturadas), superando a las redes (I.C . = 23,02 y 17,83%). N o todas las aves capturadas m ueren necesariamente, pues se sabe que una cierta cantidad es lib era d a ; n o obstante, no se tiene in form a ción de las condiciones en que se sueltan estas aves n i de su grado de supervivencia. R e su m e n : Through the year 1987 a survey was carried out am ong the 19 In­ dustrial Fishery Associations in Asturias ( N orth e rn Spain). The findings yield a tota l o f o v e r 6.000 birds accidentally caught w hile fish in g w in th in asturian fishing grounds. 34,38% o f captured birds are Shearwaters and the 27,48% are Gannets", the rem a in in includes Gulls, Auks, Corm orants, Storm -petrels and Terns. C ontrary to what is often thought, fishing hooks are responsible fo r m o­ re bird captures {I.C .— 46,40 and 82,18% o f captures) than nets (I.C . = 23,02 and 17,83% o f captures). The figures obtained fro m the survey do not necessarily m ean that a ll the birds are killed, and it is known that a certain am ount o f them is re­ leased ; how ever little in form a tion is available as to the condition in w hich birds are released and th e ir chances o f survival. S u m m a ry : Asociación Asturiana de A m igos de la Naturaleza (A .N .A .). P a la b r a s c la v e : A ves marinas en redes de pesca. Asturias. — 98 — INTRODUCCION La captura accidental de aves marinas en artes de pesca consti­ tuye, desde hace algunos años, un problema de importancia para la conservación de las poblaciones de algunas especies. Las primeras noticias surgen a finales del siglo pasado y se refieren a la costa E. de Escocia, donde se calculaba en miles las aves muertas anualmente en redes a la deriva (Me Intosh, 1903, en Evans y Nettleship, 1985). En la década de los años cincuenta, en la costa del N. de Noruega, las muertes de aves como consecuencia de las faenas de pesca se hicieron más frecuentes con la introduc­ ción de las redes de nylon de monofilamento (Holgersen, 1961, en Evans y Nettleship, op. cit.). En los últimos veinte años, varios millones de aves marinas se han ahogado en aparejos de pesca en los caladeros del Océano Atlántico (Whilde, 1979; Piatt et al., 1984; Oldén et al., 1985; Piatt y Nettleship, 1985; Teixeira, 1985; Piatt y Nettleship, en prensa) y del Océano Pacífico (Ainley et al., 1981; Heneman, 1983, 1984; Cár­ ter y Sealy, 1984). Durante estos años se han investigado los factores que influyen en las capturas, su magnitud y composición específica, y el impacto que este problema ocasiona a las poblaciones de aves marinas afec­ tadas (véase referencias ya citadas). El conocimento que se tiene de la magnitud de este problema en la Península Ibérica es muy escaso y concierne, únicamente, a las costas portuguesas (Teixeira, op. cit.) y gaditanas (De Juana, 1984); sobre la situación en el resto de la costa peninsular no existe información. La presente contri­ bución pretende una aproximación a la situación en las pesquerías asturianas, centrándose en las especies de aves que son capturadas, aparejos en que esto sucede e importancia de las capturas. AREA DE ESTUDIO Y METODOS El trabajo se ha llevado a cabo en las dieciocho cofradías de pesca y una cooperativa de pescadores que existen en Asturias (Mapa 1). Las embarcaciones correspondientes, 782 según datos facilitados por la Dirección Regional de Pesca del Principado de Asturias, faenan, fundamentalmente, en una zona comprendida en­ tre los 43° 30'-44° 10' N. y los 4o 2.0'-7° 15' O., en donde están catalo­ gados 299 caladeros de pesca, de los cuales 229 se encuentran localizados en profundidades inferiores a los 100 m., distribuyén­ — 99 — dose los 70 caladeros restantes entre los 100 y los 1.000 m., a excep­ ción de uno de ellos que alcanza una profundidad de 3.000 m. El caso de la pesca del Bonito ( Sarda sarda) es una excepción, puesto que, a lo largo de la temporada, las embarcaciones van faenando desde las Islas Azores hasta la costa SO. francesa. Durante una primera fase, en el verano-otoño de 1987, se ha realizado una encuesta postal, enviando 450 formularios a las co­ fradías, y una encuesta oral, entrevistando a 35 pescadores. Los formularios iban acompañados de una hoja con dibujos de aves marinas, para solventar la diferencia entre los nombres oficiales castellanos y los utilizados en cada puerto; además, se adjuntaba una carta de presentación. Toda la documentación era enviada a los patrones mayores, para que la repartiesen entre los pescadores. Se incluían también sobre franqueados. El informe resultante de esta fase ha sido parte integrante de las acciones españolas con motivo del Año Europeo del Medio Ambiente, y realizado gracias a una subvención de la C.E. En una segunda fase, invierno de 1987-88, se ha entrevistado a otros 33 pescadores. Con la información y las estimaciones de capturas para cada especie y arte, tanto positivas como negativas, contenidas en las respuestas a las encuestas, se ha obtenido el valor medio estimado para cada arte, de las capturas por embarcación y especie al año, y se ha considerado como índice de captura (I.C.). Este índice se ha multiplicado por el número de embarcaciones dedicadas a cada arte, obteniendo así una estimación global de las aves capturadas. RESULTADOS Y DISCUSION El total de cuestionarios recibidos ha sido de 41, lo que supone un porcentaje de respuesta del 9,11% que, evidentemente, es muy bajo. Como causas de esta escasa respuesta pueden esgrimirse las siguientes: — Nula colaboración por parte de algunos patrones mayores y se­ cretarios de cofradías; — absoluta falta de interés de buena parte de los pescadores; — el recelo con que, en bastantes casos, eran acogidas las en­ cuestas. — 100 — Reuniendo la información de las encuestas escritas y de las 68 entrevistas hechas a pescadores se han obtenido 116 estimaciones de las aves capturadas por embarcación, que se reparten desigual­ mente entre las diferentes artes de pesca (Tabla 1). Los I.C. obteni­ dos de estas estimaciones figuran en la Tabla 2 y las estimaciones globales de las aves capturadas aparacen en la Tabla 3. Las aves que mayor I.C. acumulado tienen (26,02) son las pardelas, Puffinus gravis y Puffinus griseus según las descripciones de los pescadores, y les corresponde también el mayor volumen de capturas, con 2.094 aves (34,38%). La práctica con mayor inciden­ cia es la pesca a la cacea con curricán, en ella las pardelas se tiran al cebo o señuelo (curricán), que es arrastrado por la superficie del agua y quedan enganchados en los anzuelos. En principio, no cabe suponer la muerte de las aves, teniendo en cuenta que se retiran con premura del aparejo para que no entorpezcan la pesca; sin embargo, no es infrecuente que las aves se destinen al consumo humano. En la pesca con palangre, de menor incidencia, la situación es distinta. Las aves se tiran al cebo que va en los anzuelos cuando se larga el aparejo. Si se trata de palangre de fondo, las aves enganchadas mueren ahogadas; en el palangre de superficie, además de cuando se larga, también pueden engan­ charse a lo largo del día o días que permanece el arte en la mar, pudiendo influir en su supervivencia el estado del oleaje. En el caso de aparejos de red, la única ocasión para engancharse es cuando se larga a la mar, momento en que se tiran a los restos de pescado que hayan podido quedar prendidos en la malla; al ir las redes al fondo, las aves enmalladas mueren ahogadas. Sigue en valor de I.C. el Alcatraz Común ( Sula bassana), con un total de 20,56 y unas capturas globales de 1.674 aves (27,48%). La práctica con mayor incidencia también es la pesca a la cacea, su­ cediendo lo mismo que con las pardelas. En el caso de la pesca con palangre, sólo tiene incidencia el de superficie, ya que las aves se tiran a los cebos o a los peces capturados que flotan entre dos aguas y no cuando se larga el aparejo. Sorprende, en este sentido, que se capturen alcatraces con artes de red, pues la única oportu­ nidad que tienen es cuando se larga el arte en que, al ir el barco a cierta velocidad, se mantiene en superficie unos metros antes de hundirse; cuando se recogen las redes, el barco maniobra muy despacio y apenas se mantiene el arte en superficie, salvo el trozo que se está izando, pegado a la borda. Las gaviotas ocupan el tercer lugar, con un I.C. acumulado de 7,12 y unas capturas globales de 854 aves (14,02%). La pesca al 203 CACEA 75 15 69 10 NASA 13 E NM ALLE 60 M IÑ O 9 VO LANTA 50 10 P IN C H O 117 7 PALANG RE 2.— Especies de aves Species ofseabirds — — 0,46 0,40 marinascapturadas en artes catched in fishing tackles PIN C H O TABLA — 14,62 — 16,15 — CACEA 3,24 — 0,26 — 1,60 — 2,02 — 1,08 4,85 0,39 — 0,39 — 1,34 — tackles/nets — TR ASM ALLO 0,50 0,50 1,15 1,80 0,25 0,50 0,25 M IÑ O VO LANTA RASC O 3 5 2,802,56 0,250,56 0,750,56 0,510,56 0,510,28— 0,28 — 0,28 — 0,510,28 de pesca: índices de captura por embarcación. and nets: ratio of captures of every boat. 0,20 0,10 1,28 0,50 0,20 0,50 0,70 BETA 0,50 0,50 0,50 — — 0,50 0,50 1,00 — — — — + — — — using 20 9 2 BETA 50 0 2 ABAREQUE 1.— Nivel de información obtenido para cada arte, en relación al número de embarcaciones que la utilizan. Level of information obtained for every fishing tackle and net, in relation to the number of boats that are them. 85 PALANG RE 19 TRASM ALLO PRO CELLARIID AE HYDROBATIDAE SULIDAE PH ALACRO C O RID AE LARINAE Rissa tridactyla STERNINAE ALCIDAE artes fishing R A SC O 25 ARRASTRE ABAREQUE TABLA n.° de estimaciones number of ratios n.° de embarcaciones number of boats tackles/nets CERCO CERCO artes fishing + — + — — — — — 101 — NASA — — — — — — — — 102 artes fishing tackles aves 658 53 325 410 219 79 79 272 567 9,31 — — — — 567 — — — 2.343 38,47 1.097 — 1.211 — — — — 35 332 5,45 43 17 43 60 34 17 9 109 de 2.095 34,40 en artes R A SC O capturadas CACEA marinas PIN C H O 131 25 32 25 8 23 23 43 175 0 2,87 25 25 25 — — 25 25 50 — — — — — — — — 140 13 38 26 26 — — 26 310 5,09 BETA totales ENM ALLE pesca: capturas 269 4,42 VO LANTA + — + — + — — — + + CERCO estimadas ABAREQUE — — — — — — — — 0 NASA Species of seabirds catched in fishing tackles and nets: total number ofestimated captures. 3.— Especies de PR O C E LLA R IID A E H YD RO BATID AE SULIDAE PH A LA C R O C O R A C ID A E LARINAE Rissa tridactyla STERNINAE ALCIDAE TOTAL % TABLA PALANG RE TOTAL 2.094 133 1.674 521 854 144 136 535 6.091 % 34,38 2,18 27,48 8,55 14,02 2,36 2,23 8,78 — 103 — pincho es la de mayor incidencia; las aves se prenden en los an­ zuelos cuando se recoge el aparejo, al tirarse a los peces que van saliendo. La faena es rápida y las gaviotas llegan vivas en su ma­ yoría y son desenganchadas y liberadas; se sabe, sin embargo, que pesqueros vascos que faenan en estas aguas las incluyen en la dieta de los tripulantes. En la pesca con palangre la situación es similar a la de las pardelas. Los álcidos, sin poder distinguir entre Alca torda y Uria aalge, pero descartando a Fratercula arctica, ocupan el cuarto puesto, con un I.C. acumulado de 6,02 y unas capturas globales de 535 aves (8,78%). Contrariamente a las especies anteriores, existe una mayor similitud entre los índices de captura con anzuelo y con red, aun cuando, por término medio, siguen siendo más importantes los primeros. La entrada de los álcidos al palangre parece ser mayor en el de superficie que en el de profundidad, y en éste parece que únicamente lo hace buceando, cuando el arte ya está largado. Con un I.C. semejante se sitúa el rasco, la red con mayor luz de malla de las de un solo paño, la que mayor tiempo permanece en la mar (entre dos y cuatro días) y la de mayores dimensiones (entre 2.000 m. y 3.000 m.). Sorprende que estas aves puedan caer en la cacea, y no se ha podido averiguar cómo entran a este arte. M A P A 1.— Situación en Asturias de los puertos en donde se ha efectuado la encuesta durante 1987-88. Map showing the study area in Asturias, North Spain. Fishing har­ bours inquired during the field w ork in the 1987-88 are indicated. — 104 — Los cormoranes ocupan el quinto lugar, con un I.C.=4,04 y unas capturas globales de 521 aves (8,55%); no se ha podido distinguir entre Phalacrocorax carbo y Phalacrocorax aristotelis. La práctica que más les afecta es el palangre, hasta el punto de ser el segundo grupo en importancia para este arte y de igualar el I.C. global de las redes; parece ser que entra más en el palangre de superficie que en el de fondo, lo que parece lógico, pues este arte se larga cerca de la costa, en donde son más frecuentes estas aves. El resto de las especies afectadas: Paíños, Gaviota Tridáctila y Charranes, lo son en muy pequeñas cantidades. A nivel de capturas globales, el palangre es el arte más importante, no así a nivel de I.C., en que para los Paíños es el miño, y el trasmallo para los Cha­ rranes y la Gaviota Tridáctila. El arte que más capturas produce es la cacea, con el 38,47% del total y un I.C. acumulado de 31,23; le sigue en importancia el pa­ langre, con un 34,40% de las capturas totales y un I.C. acumulado de 10,32. Ninguna de las otras artes llega a unas capturas de 600 aves ni a un I.C. de 6. Se observa, por tanto, una situación en que la mayor incidencia o capacidad de captura la tienen las artes de anzuelo, con un I.C. acumulado de 46,40, por un I.C. de 23,02 para las redes; más acentuada es la diferencia a nivel de capturas, aun­ que aquí interviene el tipo de actividad pesquera de la flota, con el 82,18% de las capturas para el anzuelo, frente al 17,83% para las redes. Esta proporción es contraria a la observada por otros auto­ res (Oldén et al., 1985, 1986; Nettleship, in lit., entre otros), que encuentran básicamente todas las capturas en redes. Si bien, como ya se ha indicado, la situación en Asturias está muy condiciona­ da por el mayor número de embarcaciones que utiliza el anzuelo (Tabla 1), los I.C., que deberían ser independientes de este hecho, confirman la mayor importancia de estas artes. Es de destacar la importancia de las pardelas en el total de capturas, mientras que en otras pesquerías las aves más afectadas son los álcidos, Olden et al. (1985) obtiene un 95% de capturas para Uria aalge y en parecidos términos están Whilde (1979) y Teixeira (1986), entre otros. Además de la diferente distribución de especies y sus abundancias relativas que pueda haber en otras pesquerías, la no coincidencia obedece al tipo de pesca con mayor incidencia: la cacea, que se practica muy alejada de la costa y en meses vera­ niegos, principalmente. El total de capturas estimado, alrededord e las 6.000 aves, si bien no se puede comparar con la situación en las pesquerías del E. de Canadá y de Groenlandia, donde llegan a m orir más de medio — 105 — millón de aves al año (Evans y Nettleship, 1985), se aproxima a la situación de las pesquerías europeas. No obstante, se desconoce qué porcentaje de estas aves mueren realmente, pues en ocasiones son liberadas, como hemos indicado, y también se desconoce el grado de supervivencia de éstas. BIBLIOGRAFIA A i n l e y , D .G .; D e G a n g e , A . R . ; J o n e s , L.L. y B e a c h , R.J. 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R esu m en: Analysis of 58 ringing recoveries of Phalacrocorax carbo found along the Spanish north coast, show taht most wintering birds are juveniles or immatures, and most ringed Cormorants originate from colonies around the Ireland Sea. The shot is the main cause of the mortality, in spite of to be a protégée species; next the fishing tackles. S u m m ary: A .N .A . (Asociación Asturiana de Am igos de la Naturaleza). C/. Peñalba, 11. 6 .°-Izd a . — 33205 Gijón (Asturias). P a la bra s c la v e : Corm orán Grande. Recuperaciones. Costa cántabro-atlántica. — 108 — INTRODUCCION La invernada del Cormorán Grande ( Phalacrocorax carbo) en la Cornisa Cantábrica y Galicia parece ser la más importante de la Península Ibérica. Sin embargo, hasta hace poco tiempo no se ha prestado mucha atención a esta especie, ignorándose, en conse­ cuencia, numerosos detalles sobre su invernada, tales como pro­ porción de edades, subespecies, preferencias de hábitat, etc. Este trabajo pretende aportar información sobre algunos de estos aspectos, basándose en el análisis de las recuperaciones de aves, producidas en el norte de la Península Ibérica en los últimos diez años. MATERIALES Se ha utilizado la información de 58 recuperaciones, ocurridas entre enero de 1979 y abril de 1988, en Galicia, Asturias, Cantabria y Euskadi, facilitada por la Oficina de Anillamiento del ICONA y perteneciente a su archivo. RESULTADOS DISTRIBUCION TEMPORAL De las 58 aves recuperadas desde 1979 en el norte de la Penín­ sula Ibérica (Tabla 1), la mayoría lo ha sido entre los meses de T A B L A 1: Calendario de recuperaciones de P h a la crocora x carbo AÑO N.° DE A V E S 1979 1980 1981 5 8 9 1982 1983 1984 1985 1986 1987 6 9 7 3 9 2 1988 T ota l 0 58 de octubre y enero, ambos inclusive (Figura 1). La recuperación más temprana, después de la estación reproductora, comprendida, de acuerdo con Marión (1983), entre el 1 de marzo y el 31 de agos­ to, corresponde a un ave en su primer año de vida, cazada el 21 de julio de 1983. La fecha más tardía antes del período reproduc­ tor, corresponde, también a un ave en su primer año de vida (se­ gundo año-calendario), recuperada el día 5 de diciembre de 1983. Las aves adultas, más de 4 años-calendario según Kortlandt (1942) en Marión (1983), fueron todas ellas recuperadas entre los meses de octubre y enero, ambos inclusive. NÚMERO DE RECUPERACIONES — 109 — J A S O N D E F M A M J INMADURO < 4 AÑOS ADULTO 5 AÑOS Figura 1.— Distribución mensual de las recuperaciones de Corm orán Grande (Ph a la crocora x carbo) en la Cornisa Cantábrica y Galicia. — 110 — CIRCUNSTANCIAS DE LA RECUPERACION NÚMERO DE RECUPERACIONES La principal causa de mortalidad de las aves recuperadas es la caza, que resulta ser responsable del 74,13% de las muertes; a con­ tinuación se sitúan las faenas de pesca, con el 13,79% de las recu­ peraciones; las aves muertas por embadurnamiento en petróleo (una sola) únicamente suponen el 1,72%; el restante 12,07% co­ rresponde a causas varias (Figura 2). De las 8 aves capturadas durante faenas de pesca, la totalidad estaba en su primer invierno de vida. Todas las aves adultas, me­ nos una, fueron cazadas. E F M A M J OT ROS PETRÓLEO J A S O N D PESCA CAZA Figura 2.— Distribución mensual de las circunstancias de recuperación de los cormoranes grandes ( Phalacrocorax ccirbo) en la Cornisa Cantábri­ ca y Galicia. — 111 — EDAD La mayoría de los cormoranes recuperados fue anillada como pollo (55 aves, 94,83%); 2 aves fueron anilladas en su primer vera­ no y 1 más, en edad desconocida. La distribución por edades de las recuperaciones aparece en la Tabla 2. T A B L A 2: Edad* de los Phalacrocorax carbo recuperados E D AD 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 Total N.° DE A V E S 32 12 4 2 1 2 0 0 3 1 0 1 58 * años calendario. Las aves recuperadas dentro del mismo año-calendario en que fueron anilladas suponen el 55,17%, y el conjunto de aves inmadu­ ras (hasta el cuarto año-calendario inclusive) constituyen el 87,93% ORIGEN El origen de las aves recuperadas en el área de estudio se mues­ tra en el Mapa 1. La mayoría de las aves proviene del Mar de Irlanda, repartién­ dose entre la costa este de Irlanda (39 aves, 67,24%) y el tercio central de la costa oeste de Gran Bretaña (15 aves, 25,86%). Ade­ más, un ave proviene del Departamento francés de Manche; otra más fue anillada en el Estado alemán de Niedersachsen (Baja Sa­ jorna) y, finalmente, otras dos aves lo fueron en el Condado danés de Svendborg, en Fionia. LOCALIZAZION DE LAS RECUPERACIONES Dentro del área estudiada, las recuperaciones se sitúan, mayoritariamente, en la costa atlántica de Galicia (36 aves, 62,07%); la costa cantábrica gallega capta 10 aves (17,24%) y el resto de la costa cantábrica tiene 12 aves (20,69%) (Mapa 2). Las aves capturadas accidentalmente en artes de pesca se re­ gistran en su totalidad en las costas gallegas, coincidiendo con el mayor número de recuperaciones en la costa atlántica. — 112 Mapa 1.— Localidades de anillamiento para los cormoranes grandes (Phalacrocora x carbo) recuperados en la Com isa Cantábrica y Galicia (área rayada). DISCUSION De los resultados expuestos podría deducirse una migración más temprana de los jóvenes que de los adultos, que aparecerían básicamente para invernar. Esto parece coincidir con lo observado por Quintana (1985), que registra una mayor proporción de jóve­ nes que de adultos, entre los migrantes, hasta noviembre. Por su parte, Bernis (19.66) considera que la migración la realizan bá­ sicamente los jóvenes y los inmaduros, y que las aves adultas sólo realizan desplazamientos de corto alcance. Quintana ( op. cit.) está en desacuerdo al afirmar que entre las aves invernantes son más abundantes los individuos adultos. El 87,93% de aves inmaduras recuperadas, encontradas por nosotros, parece dar la razón a Bernis. — 113 — CANTÁBRICO OCEANO ATLANTICO MAR Mapa 2.— Localización de las recuperaciones de Cormorán Grande (P halacrocora x carbo) en la Cornisa Cantábrica y Galicia, desde 1979 hasta abril de 1988. Una posible causa de esta discordancia puede ser el hecho de que los jóvenes sean piezas de caza más fáciles y caigan en las artes de pesca con más facilidad que los adultos, con lo que aparecería un sesgo en las recuperaciones. Sin embargo, es más posible que sea debida al error de considerar como adultas a las aves a partir de su segundo invierno de vida, quienes pueden mostrar plumajes muy parecidos al de aquéllas, a partir del mes de agosto (Ginn y Melville, 1983 y Harrison, 1983). De acuerdo con esto, casi el 45% de las aves podrían parecer adultas, por ser ésta la proporción de aves capturadas a partir de su segundo año-calendario de vida. Esto se acerca más a lo encontrado por Quintana ( op. cit.). No obstante, como muestran las recuperaciones, también invernan adultos en la costa cántabro-atlántica, existiendo observaciones tan tempranas como el 23-7-77 en el islote Vilán de Fora (Camariñas) o el 3-8-75 en el puerto de Caión (Arteixo) (Souza in litt.); por otra parte, no es infrecuente observar, a partir del mes de enero, aves con la mancha blanca en los muslos, propia del plumaje nupcial. — 114 — Las recuperaciones consideradas en este trabajo ponen de ma­ nifiesto una mayor proporción de aves de la subespecie carbo (94,8%), procedentes del mar de Irlanda y de Francia, que de la subespecie sinensis (5,2%), procedentes de Dinamarca y Alemania. Esta relación es muy diferente de la encontrada por Bernis (op. cit.), con un 58,2% para carbo y un 41,8% para sinensis, en las costas cántabro-atlánticas. Además, tampoco existe coincidencia en el ori­ gen, pues para carbo, Bernis encuentra su principal procedencia de Inglaterra y Escocia, y secundariamente de Irlanda, siendo inversa la situación hallada por nosotros. En el caso de sinensis, las recu­ peraciones tratadas aquí pertenecen a los países con menos impor­ tancia en los resultados de Bernis. Es de destacar, en ambos casos, la escasez de aves francesas; Marión (1983) sólo menciona tres recuperaciones en la Península Ibérica y todas ellas en el área cántabro-atlántica, de un total de 39 aves francesas recuperadas en el extranjero. Ignoramos cuál puede ser el motivo de la importante diferencia en la proporción carbo/sinensis entre los resultados de Bernis y los obtenidos por nosotros, pero además de un posible cambio en el esfuerzo de anillamiento en los diferentes países, cabría pensar en una conducta migratoria distinta en los últimos años. En este sentido, si bien no tiene significado estadístico, parece haber una evolución alcista en los efectivos invernantes de esta especie en Asturias durante los últimos diez años (Diego García, 1988). En lo que sí coinciden nuestros resultados con los obtenidos por Bernis (op. cit.) es en localizar en la costa atlántica de Galicia la mayor concentración de invernantes del norte peninsular. El gradiente creciente hacia el oeste de los efectivos invernales, en­ contrado en Asturias (Diego García, op. cit.), está en clara conexión con este hecho. En cuanto a las condiciones de las recuperaciones, la principal causa de muerte de Phalacrocorax carbo, en el área estudiada, es la caza, a pesar de estar protegida esta especie desde 1980. Las aves muertas en las faenas de pesca, casi un 14% del total de aves recuperadas, hacen de esta actividad la principal causa de morta­ lidad no intencionada. Todas las aves recuperadas de este modo lo han sido en Galicia (lo que supone más del 17% de las muertes en esta zona). Se carece de otros datos acerca de la incidencia de la pesca sobre esta especie, únicamente existe la estimación para Asturias de unas 500 aves anuales, entre Ph. carbo y Ph. aristotelis (artículo del autor en este mismo número de la revista). — 115 — BIBLIOGRAFIA B e r n i s , F. (1966): A ves migradoras ibéricas, vol. 1. S.E.O. Madrid. (1988): D ie z años de censos de aves acuáticas in ver­ nantes en Asturias (1978-1987). A stum atura, vol. 7, fase. 2. G i n n , H.B. y M e l v i l l e , D.S. (1983): M ou lt in birds. B T O guide 19. Tring. H a r r i s o n , P . (1983): Seabirds: an identification guide. C ro o m H e lm Ltd. D ie g o G a r c í a , J.A. B eckenh am . M a r i o n , L . (1983): Problèm es biogéographiques, écologiques et taxonomiques posés par le Grand Cormoran Phalacrocorax carbo. R ev. Ecol. ( Terre V ie), 38: 65-99. Q u in t a n a , M. (1 9 8 5 ): M igración visible de aves marinas frente al cabu Peñes (Asturies). A stu m a tu ra , 4: 3-9. Bol. Cien. Nat. I. D. E. A., n.° 39: 117 - 118 (1988) VARIACION DE LAS FRECUENCIAS DE INVERSIONES EN UNA POBLACION NATURAL DE Drosophila melanogaster B. V il l a r E. G a r c í a V á z q u e z J.I. I z q u ie r d o A . G u t ié r r e z Se ha estudiado una población natural asturiana de Dro­ sophila melanogaster capturada en un lagar de Villaviciosa. Dicha población se encontró en equilibrio de Hardy-Weinberg para cuatro inversiones cromosómicas cosmopolitas; las frecuen­ cias de las inversiones permanecieron constantes a lo largo de los tres meses muestreados. Se concluye que las inversiones no están sometidas a selección natural, y se descarta la ventaja evolutiva de los heterocariotipos. R esu m en: Estudióse una población natural asturiana de Drosophila melanogaster coyia nun llagar de Villaviciosa. La población atopóse’n equilibriu de Hardy-Weinberg pa cuatru inversiones cosmopolites; les frecuencies de les inversiones fueron constan­ tes en tolos meses muestreaos. Sácase que les inversiones nun tan sometíes a seleición natural, y puede descártase la ventaxa evolutiva de los heterocariotipos. Dpto. B iología Funcional (A rea Genética).— U niversidad de Oviedo. C/. J. C lavería, s/n. — 33006-Qviedo. P a l a b r a s c l a v e : D rosophila melanogaster. Polim orfism o cromosómico. In ver­ siones cosmopolitas. Población natural. — 118 — INTRODUCCION El polimorfismo para inversiones, aunque de grado variable, puede ser observado en más de las dos terceras partes de todas las especies de Drosophila (Sperlich y Pinsker, 1980). En Drosophila melanogaster hay un importante polimorfismo cromosómico, sobre todo en los cromosomas II y I I I (Ashburner y Lemeunier, 1976; Aulard, 1986). El efecto principal de las inversiones consiste en la supresión de la recombinación en los heterozigotos. Sin embargo, la recom­ binación puede producirse libremente en los homozigotos. El re­ sultado es que los alelos contenidos en una inversión permanecen como bloques de genes o supergenes a lo largo de las generaciones, si la inversión no es eliminada de la población. La selección natural puede mantener en las poblaciones complejos génicos favorables dentro de cada inversión. Según muchos autores, el mantenimien­ to del polimorfismo cromosómico se debe a que cada ordenación cromosómica representa un grupo coadaptado de genes. Estos ge­ nes interaccionan y producen sobredominancia de los heterocario­ tipos bajo condiciones ambientes particulares (Dobzhansky, 1970). Trabajos como los de Laurie-Ahlberg y Merrell (1979) o Singh y Chatterjee (1986) apoyan esta hipótesis, ya que encuentran que los heterozigotos para determinadas inversiones están favorecidos en las poblaciones estudiadas. Hay resultados que no están de acuerdo con la superioridad de los heterocariotipos sobre los homozigotos estructurales. Por ejemplo, Inoue y Watanabe (1979) encontraron en poblaciones na­ turales del Japón un exceso de homozigotos frente a los heterozi­ gotos para las inversiones. Merrell (1981) indica que un exceso de heterozigotos estructurales en poblaciones naturales, respecto al nú­ mero esperado en el equilibrio de Hardy-Weinberg, no es suficiente para afirmar que dichos heterozigotos tengan ventaja selectiva sobre los homozigotos. Es necesario el análisis de más de una generación para determinar si una población está o no en equili­ brio de Hardy-Weinberg, estudiando la evolución de los valores de las frecuencias p y q de la ordenación cromosómica invertida y de la estándard. Este tipo de análisis se ha seguido en poblaciones de laboratorio (por ejemplo, Dobzhansky y Pavlovsky, 1953), pero hay escasos datos de poblaciones naturales, en las cuales más bien se atiende a la variación cíclica estacional de las frecuencias de in­ versiones (Merrell, 1981). — 119 — En este trabajo se ha estudiado la variación de las inversiones cosmopolitas en una población natural Drosophila melanogaster, capturada en un lagar durante los meses de abril, mayo y junio de 1988. Se analiza la frecuencia de las inversiones In(2L)t, In(2R)NS, In(3L)P, In(3R)P e In(3R)C, y se estudia su ajuste al equilibrio de Hardy-Weinberg, que sería lo esperado si sobre las inversiones no existieran presiones selectivas. También se estudia la variación de la frecuencia global de in­ versiones con objeto de comprobar si ésta sufre cambios impor­ tantes. M ATERIAL Y METODOS Los estudios se realizaron con moscas de la especie Drosophila melanogaster. Las moscas fueron capturadas en el lagar del Centro de Experimentaciones Agrarias de Villaviciosa (Asturias) durante los meses de abril, mayo y junio de 1988. Se realizó una captura cada mes mediante el método de trampeo. Las trampas consistieron en tarros de vidrio cilindricos de unos 500 mi de capacidad. En su interior se deposita plátano machaca­ do con levadura de pan que actúa como cebo. La boca del tarro se tapa con una rejilla que permite el paso únicamente de indivi­ duos de igual o menor tamaño que los de las especies del género Drosophila. Aunque para estas especies el plátano no es un recurso habitual en la naturaleza, este método ha demostrado ser eficaz para su captura (Parsons y Stanley, 1981). Las trampas permanecían en el lagar 3 ó 4 días, al cabo de los cuales se retiraban y se trasladaban al laboratorio. Allí se recogían los individuos de su interior y se clasificaban. Las hembras de D. melanogaster se colocaban cada una en un tubo con papilla estándard del laboratorio con el fin de obtener líneas isomaternas. En abril se obtuvieron 56 líneas isomaternas y 52 en cada uno de los meses de mayo y junio. Los análisis cromosómicos se realizaron en células de las glán­ dulas salivales de larvas del tercer estadio, eligiendo una larva de la primera generación de descendientes en cada línea isomaterna. Se demuestra (V illar y col., 1988 y referencias allí) que es suficiente analizar 1 larva por línea isomaterna para obtener una estimación representativa de la frecuencia de inversiones en la población. — 120 — Las glándulas salivales se extraen siguiendo el método de Levine y Schwartz (1970) y se tiñen con orceina acetoláctica al 2% durante un tiempo que oscila entre 45 minutos y 3 horas. La se­ cuencia de bandas se analiza tomando como ordenación estándard el mapa fotográfico de Lefévre (1976) basado en el de Bridges (1935). En este trabajo se estudia la variación de las frecuencias de las siguientes inversiones clasificadas como cosmopolitas por Asburner y Lemeunier (1976) y Mettler y col. (1977): Inversión Localización In(2L)t In(2R)NS In(3L)P In(3R)P In(3R)C 22D ■ 34A 52A - 56F 63C - 72E 89C- 96A 92D - 100F La variación de la frecuencia global de inversiones se estudia analizando la frecuencia de brazos cromosómicos que llevan al me­ nos una inversión. Para ello se consideran sólo los brazos cromo­ sómicos de los cromosomas 2 y 3 ya que el cromosoma X presenta, en general, una bajísima frecuencia de inversiones y, en el cromo­ soma 4, hasta ahora no se ha descrito ninguna inversión. RESULTADOS En las tablas aparecen datos únicamente de 4 inversiones ya que en ninguna de las muestras estudiadas se encontró la presen­ cia de la In(3R)P. En la tabla 1 se da el número de individuos portadores de or­ denación estándard (ST/ST), heterocigotos estructurales (S T / IN ) o portadores de inversión en homocigosis (IN / IN ), para las inversio­ nes analizadas correspondientes a la captura del mes de abril. En dicha tabla se muestran también las frecuencias esperadas en la hipótesis de equilibrio de Hardy-Weinberg, para las tres ordena­ ciones. Mediante el cálculo de los correspondientes X 2 se deduce que las frecuencias observadas para las inversiones In(2L)t, In(2R)NS e In(3L)P no se apartan significativamente del equilibrio de Hardy-Weinberg, mientras que las frecuencias observadas para la In(3R)C se apartan significativamente (P<0,01) de dicho equilibrio. Esta — 121 — falta de equilibrio se debe a un exceso de homocigotos y consiguien­ te defecto de heterocigotos respecto a los valores esperados. En las tablas 2 y 3, se dan los números de individuos observados y esperados, en la hipótesis de equilibrio de Hardy-Weinberg, que presentan ordenaciones estándard, son homocigotos para la inver­ sión o son heterocariotipos, en relación a cada una de las inversio­ nes estudiadas. La tabla 2 se refiere a la captura correspondiente al mes de mayo y la tabla 3 a la de junio. En estas capturas de mayo y junio, y mediante el cálculo de los correspondientes X 2, se comprueba que las frecuencias observadas no difieren significativamente del equilibrio de Hardy-Weinberg pa­ ra ninguna de las inversiones analizadas. En la tabla 4 se da la frecuencia de cada una de las inversiones estudiadas ( p ) respecto a la frecuencia de la correspondiente orde­ nación estándard ( q ), en cada una de las capturas realizadas. Mediante las correspondientes pruebas estadísticas se comprue­ ba que no hay diferencia significativa entre las frecuencias de los meses consecutivos, para tres de las inversiones estudiadas. Unica­ mente las frecuencias de la In(3L)P encontradas en los meses de mayo y junio difieren significativamente. De este modo, dada su homogeneidad en estos meses, las fre­ cuencias encontradas pueden considerarse representativas de esa población en esa época del año, ya que no sufren variaciones im­ portantes. En la tabla 5 se dan las frecuencias de brazos cromosómicos con al menos una inversión, así como las de los que no presentan ninguna inversión, encontradas en los análisis realizados en las tres capturas. El cálculo del correspondiente X 2 de contingencia revela que no existe diferencia significativa en cuanto a la proporción glo­ bal de inversiones encontrada en los meses estudiados. DISCUSION Las frecuencias de las cuatro inversiones presentes en las mues­ tras de abril, mayo y junio no se apartan significativamente de las esperadas en el equilibrio de Hardy-Weinberg, excepto las frecuen­ cias de la In(3R)C en el mes de abril. El mantenimiento del equi­ librio parece ser una constante en la mayoría de las poblaciones naturales estudiadas, aunque no son raros los casos de falta de equi­ librio, bien por exceso de homocariotipos (Watanabe y Watanabe, 1977; Inoue y Watanabe, 1979) o bien por exceso de heterocriotipos (Laurie-Ahlberg y Merrel, 1979; Singh y Chatterjee, 1986). — 122 — Sin embargo, los autores citados que encuentran exceso de homocariotipos en las poblaciones naturales, encuentran también superioridad de los heterocariotipos en estudios de componentes de la eficacia biológica (Watanabe y Watanabe, 1973, 1977) y atri­ buyen el exceso de homocariotipos a errores de muestreo. Por otra parte, Merrel (1981) indica que un exceso de heterocariotipos en un muestreo puntual en poblaciones naturales no es suficiente pa­ ra demostrar su superioridad. De los resultados obtenidos en nuestro trabajo, no puede dedu­ cirse la superioridad de los heterocigotos para la inversión ya que cuando se produce una falta de equilibrio es por exceso de homocigotos. Pero aún este caso, encontrado para la In(3R)C en el muestreo de abril, no parece muy representativo dado que en los muestreos de mayo y junio se restablece el equilibrio. Este desvío del equilibrio de Hardy-Weinberg encontrado en abril puede atribuirse a la merma sufrida por la población en el invierno. En este sentido, en un muestreo realizado en el mismo lagar en el mes de marzo, se obtuvieron sólo una docena de indiduos. Puede suponerse, por tanto, que en el mes de abril la pobla­ ción estaba iniciando su recuperación postinvernal y podía presen­ tar aún algún caso de falta de equilibrio como el encontrado. Pero una vez recuperado el tamaño y condiciones ambientales normales de la población, el equilibrio es rápidamente restablecido. El equilibrio alcanzado parece bastante estable ya que el nivel global de inversiones, medido por la presencia o ausencia de las mismas en los distintos brazos cromosómicos, no presenta diferen­ cias significativas en los distintos meses estudiados (tabla 5). F decir, se llega a un cierto nivel de inversiones que caracterizará a esa población en la estación estudiada y ya sólo soportará cambios estacionales si los hubiere. Las frecuencias de las inversiones In(2L)t, In(2R)NS e In(3L)P encontradas en este trabajo son mucho menores que las encontra­ das por Roca y col. (1982) en estudio de una población natural próxima a Oviedo con muestreos realizados en septiembre de 1980 y mayo y junio de 1981 y también mucho menores que las encon­ tradas en poblaciones del valle del Nalón en agosto de 1982 por García Vázquez y col. (1988). Salvando las diferencias de años y las que pudiera haber entre una población de lagar y las poblacio­ nes naturales, las frecuencias que se dan en este trabajo se parecen más a las que dan García-Vázquez y col. (1988) para las poblacio­ nes de la costa (con excepción de las de Avilés), y en especial a las de Villaviciosa, y las que dan Roca y col. (1982) para el mes de — 123 — mayo. Esto sugiere, por una parte, la influencia de las poblaciones naturales próximas sobre la población del lagar (situado en Villaviciosa) y, por otra, una posible variación estacional de dichas frecuencias. Para la In(3R)C, Roca y col. (1982) encuentran una variación estacional altísima y, teniendo en cuenta la baja frecuencia encon­ trada por ellos en mayo para esta inversión, no es de extrañar que no se detecte su presencia en la población del lagar en la época estudiada. ST/ST ST/IN Obs. 48 7 1 Esp. 47.362 8.276 0.3616 Obs. 49 6 1 Esp. 48.286 7.429 0.286 Obs. 54 2 0 Esp. 54.018 1.964 0.018 Obs. 43 9 4 Esp. 40.29 Inversión IN /IN In(2L)t In(2R)NS In(3L)P In(3R)C 14.42 X2 P 1.33 N.S. 2.07 N.S. 0.019 N.S. 7.912 < 0.01 1.29 Tabla 1: Número de individuos con ordenación estándard (ST/ST), heterocigotos para la inversión (S T / IN ) o con inversión en homocigosis (IN / IN ), para las cuatro inversiones es­ tudiadas en la captura de abril. Frecuencias esperadas en la hipótesis de Hardy-Weinberg. Resultados de los respec­ tivos X z y sus correspondientes probabilidades. ST/ST ST/IN Obs. 41 10 1 Esp. 40.61 10.62 0.69 Obs. 44 8 0 Esp. 44.31 7.38 0.31 Inversión IN /IN In(2L)t In(2R)NS X2 P 0.172 N.S. 0.361 N.S — 124 — Obs. 50 2 0 Esp. 50.02 1.96 1.92 Obs. 41 10 1 Esp. 40.61 10.62 0.69 In(3L)P In(3R)C 1.999 N.S. 0.171 N.S. Tabla 2: Número de individuos con ordenación estándard (ST/ST), heterocigotos para la inversión (S T / IN ) o con inversión en homocigosis (IN / IN ) para las cuatro inversiones es­ tudiadas en la captura de mayo. Frecuencias esperadas en la hipótesis de Hardy-Weinberg. Resultados de los respec­ tivos X 2 y sus correspondientes probabilidades. IN /IN ST/ST ST/IN Obs. 40 11 1 Esp. 39,81 11.38 0.81 Obs. 45 7 0 Esp. 45.24 6.53 0.24 Obs. 52 0 0 Esp. 52 0 0 Obs. 49 12 1 Esp. 48.79 12.42 0.79 Inversión In(2L)t In(2R)NS In(3L)P In(3R)C X2 P 0.057 N.S. 0.271 N.S. 0.000 N.S. 0.071 N.S. Tabla 3: Número de individuos con ordenación estándard (ST/ST), heterocigotos para la inversión (S T / IN ) o con inversión en homocigosis (IN / IN ) para las cuatro inversiones es­ tudiadas en la captura de junio. Frecuencias esperadas en la hipótesis de Hardy-Weinberg. Resultados de los respec­ tivos X 2 y sus correspondientes probabilidades. — 125 — IN V E R SIO N MES q P AB RIL 0.080 0.920 MAYO 0.115 0.885 JUNIO 0.125 0.875 ABRIL 0.071 0.929 MAYO 0.077 0.923 JUNIO 0.067 0.923 AB RIL 0.018 0.982 MAYO 0.019 0.981 JUNIO 0 1 ABRIL 0.152 0.848 MAYO 0.115 0.885 JUNIO 0.135 0.865 8 0.625 In(2L)t 1.401 0.656 In(2R)NS 0.679 1.35 In(3L)P 1.99* 0.518 In(3R)C 0.518 Tabla 4: Frecuencia de cada una de las inversiones estudiadas (q ) respecto a la frecuencia de su respectiva ordenación es­ tándar (p ) en las capturas realizadas en los tres meses indicados. Valores de s en las respectivas pruebas de comparación de frecuencias. i 1 1 1 1 1 1 1 1 ABRIL MAYO JUNIO 1 1 TOTALES 1 i i i i i i i 1 1 1 1 1 BRAZOS 2L 9 12 1 1 1 13 1 1 1 34 I I I I I I 1 1 1 1 1 1 1 1 1 C R O M OS O MI C OS 2R 8 8 7 23 I I I I I I 1 1 1 1 1 1 1 1 1 CON INVERSIONES I 3L 3R I TOTALES I I 2 18 2 12 0 14 I I I I I I I 4 54 I I I I 37 34 34 105 1I B.C.SIN I 1I 1 I INVERS I I I I I I I I I I I I I I I ST I 4 11 I 382 I 3 82 I 1175 I I I I I I Tabla 5: Frecuencias de brazos cromosómicos con al menos una in­ versión, y de brazos con ordenación estándard. — 126 — REFERENCIAS A s h b u r n e r , M. y F. L e m e u n i e r . 1976: Relationships eithin the m elanogaster species subgroup of the genus Drosophila ( Sophophora). I. Inversion polmorphisms in D rosophila melanogaster and D rosophila simulans. Proc. R. Soc. Lond. Ser. B 193: 137-157. A u l a r d , S. 1986: Chromosome inversion polym orphism in a Tunisian na­ tural population of Drosophila melanogaster. Jpn. J. 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W a t a n a b e . 1977 : Enzyme and chromosome polymophisms in Japanese natural populations of Drosophila melanogaster. Ge­ netics 85: 319-329. Figura 1.— M etafase de Salm o salar. Figura 2.— Cariotipo de una célula 2n = 57. fig u r a 3.— Cariotipo de una célula 2n = 58. Bol. Cien. Nat. I. D. E. A., n.° 39: 129 - 136. (1988) ESTUDIO CARIOTIPICO DE JUVENILES DE EN RIOS ASTURIANOS Salmo salar E. G a r c í a V á z q u e z A . M . P endás G. B lanco J. A . S á n c h e z E. VÁZQUEZ J. R u b i o Se han caracterizado cariotipicamente distintas muestras de salmones asturianos: alevines empleados en la repoblación en 1987, adultos obtenidos en el río Sella el m ism o año y juve­ niles de dicho río del año 1988. Los resultados obtenidos indican que la distribución cromosomica de los salmones asturianos si­ gue un patrón característico, que es necesario respetar cuando se plantean repoblaciones. R esu m en: Carauterizáronse cariotipicamente distintes muestres de sal­ mones asturianos: alevines empregaos na repoblación en 1987, adultos garraos nel ríu Sella’l mesmu añu y pintos d'esi mesmu ríu l’añu 1988. Los resultaos indiquen que la distribución cro­ mosomica de los salmones asturianos tien un modelu carauterísticu, que ye necesariu respetar nel intre de plantegar les repoblaciones. Dpto. B iología Funcional (A rea Genética).— U niversidad de O viedo. C/. J. C lavería, s/n. — 33006-Qviedo. P a l a b r a s c l a v e :- Salm o salar. Polim orfism o cromosomico. Repoblación. - 130 — INTRODUCCION La caracterización genética de las poblaciones naturales, cara a preservar su variabilidad genética, es fundamental cuando se trata de especies sometidas a explotación comercial por parte del hombre (FAO-PNUMA, 1984). Un caso muy evidente de explotación de una especie por el hombre es el del salmón asturiano, Salmo salar. Estos salmones forman parte de la fauna autóctona de los ríos asturianos; pero la presión de pesca a la que están sometidos, y, más importante aún, el deterioro de las condiciones ambientales de su hábitat, han hecho necesaria la repoblación de los ríos desde el año 1969, generalmente con alevines procedentes de huevos embrionados importados de diferentes países. Resulta imprescindible la caracterización genética de los stocks repobladores, así como de los ejemplares juveniles y de los adultos, para realizar un estudio completo de las poblaciones de esta especie de enorme interés para la región asturiana. Una forma de caracterizar genéticamente las poblaciones de salmónidos se basa en el polimorfismo cromosomico que presentan todas las especies de este grupo (Hartley y Horne, 1984). Este po­ limorfismo consiste en una variación del número cromosomico (2n), generalmente sin cambios en el número fundamental o núme­ ro de brazos cromosómicos (N F), y ha sido atribuido a transloca­ ciones Robertsonianas (fusión de dos cromosomas acrocéntricos para formar un cromosoma metacèntrico) por numerosos autores (Roberts, 1968, 1970; Hartley y Horne, 1984), o a asociaciones de cromosomas acrocéntricos en metafase (Bolla, 1987). El polimorfis­ mo se encontró en prácticamente todas las poblaciones estudiadas de Salmo salar, tanto a nivel interindividual como intraindividual; también en las poblaciones asturianas (García-Vázquez y col., 1988). El número cromosomico es heredable (Ueda y Ojima, 1984), y por lo tanto se puede utilizar la distribución de números cromosómicos para caracterizar poblaciones, ya que en distintas especies de sal­ mónidos se ha encontrado que cada población tiene su distribución cromosomica peculiar, y diferente en las distintas poblaciones es­ tudiadas (Gold y Gali, 1975; Thorgaard, 1976, 1983). En este trabajo se empleará, pues, dicho polimorfismo para caracterizar genética­ mente los salmones que se encuentran, en distintos momentos, en los ríos asturianos. Desde el año 1986 se ha repoblado con alevines de dos orígenes distintos: unos importados y otros procedentes de freza artificial de adultos capturados ~en ríos asturianos: Los stocks~ empleados — 131 — han sido genéticamente distintos en los sucesivos años en que se han muestreado (García-Vázquez y col., 1988 y datos aún no pu­ blicados); es fundamental conocer la incidencia de cada uno de los stocks empleados en la constitución genética de la población del río. También cabe preguntarse si dicha constitución genética varía a lo largo de los distintos estadios vitales del salmón (alevín, juvenil en el río, esguín, adulto que retorna). Los polimorfismos cromosómicos son caracterizadores genéticos de las poblaciones, pero no está comprobado si son o no adaptativos. En este sentido Thorgaard (1976, 1983) concluyó para Salmo gairdneri que las translocaciones Robertsonianas juegan un importante papel en la diferenciación genética de las poblaciones, con lo cual, si ése es el origen del polimorfismo cromosómico, éste tendría de alguna for­ ma un carácter adaptativo, y podría variar a lo largo de las distin­ tas etapas vitales de los salmones. Todas estas cuestiones serán abordadas en este trabajo. M ATERIAL Y METODOS Se han caracterizado cariotipicamente muestras de salmones de tres estadios vitales diferentes: alevines empleados en la repobla­ ción el año 1987, tanto procedentes de freza autóctona (Au-87) como importados (Im-87); adultos capturados en el río Sella en 1987 (Ad-87), que representan una muestra de la población que ese año dejó frezas naturales en el río; y, por último, juveniles captu­ rados en el tramo medio-alto del río Sella (Sellaño) en el verano de 1988 (Jv-88). Estos juveniles tienen aproximadamente año y medio de edad, y serían una muestra de la población que queda en el río y que fue originada a partir de freza natural y repoblación; es decir, a partir de las poblaciones cuyas muestras se analizaron en 1987. Los cariotipos de alevines y juveniles se obtuvieron según el mé­ todo empleado por Chourrout (1984) y Chourrout y Happe (1986) respectivamente; para la obtención de cariotipos de adultos se si­ guió el método de cultivo de células sanguíneas de Hartley y Horne (1984). La tinción de los cromosomas se realizó siempre con Giemsa al 5% en tampón fosfatos a pH 6.8 . La figura 1 es una metafase obtenida mediante este procedimiento. — 132 — RESULTADOS Y DISCUSIONES Los resultados se presentan como el número de células encon­ tradas de cada número cromosómico, en cada muestra analizada. Se analizó una media de 6.0 metafases por individuo en Au-87, 6.07 en Im-87, 5.8 en Ad-87 y 10.0 en Jv-88. Al tratarse de muestras de pocos individuos (en el caso de Ad-87 y Jv-88), se debe tener siem­ pre en cuenta que las conclusiones que se obtengan son indicativas de la tendencia de la especie en el río, pero no forzosamente las únicas posibles. El número cromosómico (ver Tabla 1) varía en las cuatro mues­ tras analizadas, mostrando un polimorfismo interindividual. El polimorfismo intraindividual también apareció, pero en proporción Número cromosómico Muestra 2n = 56 2n = 57 2n = 58 Au-87 Im-87 Ad-87 Jv-88 6 0 0 0 26 26 82 12 112 26 27 31 0 0 8 29 2n=59 X 2 = 36.874, 6 g.l., p<0.001 Tabla 1.— Núm ero de células de cada número cromosómico encontradas en las muestras analizadas. Au-87: alevines autóctonos; Im-87: alevines im portados; Ad-87: muestra de adultos del río S ella ; Jv-88: mues­ tra de juveniles del río Sella. Test de la diferencia entre las cuatro muestras. muy escasa: en dos individuos de Im-87 y uno de Jv-88 (una sola célula divergente del número cromosómico del individuo en cada caso), por lo que no se va a tener en cuenta al analizar los datos. Como se observa en la Tabla 1, en ambos stocks de alevines apare­ cen células de 2n = 59, mientras que en los individuos capturados en el río (adultos y juveniles) sólo se encuentran células con 2n = 57 (figura 2) y 2n = 58 (figura 3). Estos números cromosómicos son los más frecuentes en todas las poblaciones de Salmo salar anali­ zadas (Grammeltvedt, 1975; Hartley y Horne, 1984). En el stock Au-87 aparecen, además, células de 2n = 56. En todos los casos se trata de un polimorfismo típico de salmónidos, cambiando el nú­ — 133 — mero cromosómico sin variación del NF, que es siempre 74, el más habitual de las poblaciones europeas (Hartley, 1987). Por el bajo nivel de polimorfismo intraindividual encontrado, se puede supo­ ner que dicho polimorfismo se debe probablemente a asociaciones de los cromosomas en la metafase, según la hipótesis de Bolla (1987). Las cuatro muestras analizadas difieren significativamente en su polimorfismo cromosómico (X 2= 36.874, 6 g.l., p <0.001), lo que indica que son genéticamente heterogéneas. En la Tabla 2 se en- Muestras comparadas X2 g.l. Im-87 / Au-87 Im-87 + Au-87 / Ad-87 Im-87 + Au-87 + Ad-87 / Jv-88 5.533 5.194 25.202 2 2 2 Valor de N. S. N. S. p< 0.001 Tabla 2.— Tests estadísticos de comparación entre las muestras analizadas, g.l.: grados de lib ertad ; p : n ivel de significación estadístico. cuentra la descomposición del X 2. En ella se puede observar que las tres muestras del año 1987 no son estadísticamente diferentes, siendo los juveniles del 88 los que presentan una distribución ale­ jada de las otras. Esta distribución se caracteriza por una propor­ ción muy similar de las dos clases de número cromosómico, 2n = 57 y 2n = 58. En las otras tres, la moda es siempre 2n = 58. Hay una tendencia en Au-87 y Ad-87 a una mayor proporción de las clases inferiores a 2n = 58 que a la superior 2n = 59, mientras que Im-87 tiene igual proporción de 2n=57 que de 2n = 59. Esta tendencia es más clara en los juveniles, donde las dos clases presentes son prác­ ticamente iguales. Ya en los análisis de los alevines de 1986 (García-Vázquez y col., 1988) se constataba la mayor proporción de individuos de 2n infe­ rior a 58 en las muestras de origen autóctono. Todos los demás análisis realizados (ver muestras Ad-87, Jv-88; y datos no pu­ blicados) apuntan a que las distribuciones cromosómicas de los salmones asturianos presentan mayores frecuencias de números cromosómicos bajos. No se puede hablar de una distribución cromosómica exclusiva de las poblaciones asturianas con los datos de que se dispone, sino más bien de una tendencia que las diferencia en muchos casos de los stocks empleados para repoblar proceden­ tes de otros países. — 134 — Es evidente que la distribución cromosómica de los juveniles de 1988 es muy diferente de las de los stocks que el año anterior le dieron origen. Podría haber varias explicaciones para este hecho. No parece probable que se deba al pequeño número de individuos muestreado, ya que en todo caso aumentaría la proporción de in­ dividuos 2n = 58, según las leyes de probabilidad, si esa clase fuera la moda. La explicación más probable parece ser que el número de individuos con números cromosómicos superiores ha sido redu­ cido en el año de permanencia en el río. Esto no quiere decir que los salmones de 2n = 59 sean adaptativamente inferiores por el número cromosómico en sí, sino por proceder de poblaciones o stocks no adaptados a las condiciones del río. La distribución de los juveniles se parece más a la de los adultos del año anterior que a los stocks repobladores, lo que sugiere una escasa eficacia de la repoblación efectuada; en todo caso, el stock repoblador más se­ mejante a los juveniles es el Au-87, no el importado. Los resultados obtenidos están en consonancia con los de Thorgaard en Salmo gairdneri (1976, 1983), en el sentido de que los polimorfismos cromosómicos interindividuales evolucionan en los distintos estadios vitales del salmón y por tanto sugieren que for­ man parte de la diferenciación poblacional. Siendo esto así, es aún más importante caracterizar todos los stocks empleados en la re­ población, y utilizar solamente aquellos que se ajusten a las carac­ terísticas genéticas de las poblaciones asturianas de salmón. AGRADECIMIENTOS Deseamos agradecer a Paloma Morán-Martínez y a Juan Antonio Martín Ventura su importante colaboración en la obtención de las muestras y los resultados. v — 135 — BIBLIOGRAFIA B o l l a , S. (1987): Cytogenetic studies in A tlantic salmon and rainbow trout embryos. Hereditas 106: 11-87. C h o u r r o u t , D. (1984): Pressure-induced retention of second polar body and suppression o f firs t cleavage in rainbow trout: production of all-triploids, all-tetraploids and heterozygous and homozygous diploid gynogenetics. A qu a ­ culture 36: 111-126. C h o u r r o u t , D., H a p p e , A . (1986): Im proved methods o f direct chromosome preparation in rainbow trout, Salm o gairdneri. A quacultura 52: 255-261. F A O -P N U M A (1984): Conservación de los recursos genéticos de los peces: problem as y recomendaciones. F A O Doc. Tec. Pesca 217. 42 pp. G a r c í a - V á z q u e z , E., L i n d e , A.R., B l a n c o , G ., S á n c h e z , J.A., V á z q u e z , E., R u b i o , J. 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Los niveles de consanguinidad son comparativamente bajos, aún cuando tos de endogamia son altos y equiparables a los de otras poblaciones aisladas del N orte cantábrico. N o obstante, ni la parroquia ni el concejo son unidades poblacionales adecua­ das de referencia en este caso, sino el valle o pequeña comarca geográfica, unidad intermedia entre ambas. R esu m en : L aboratorio de Antropología.— Dpto. de Biología de Organismos y Siste­ mas.— Universidad de Oviedo. P alabr as c l a v e : Endogamia. Consanguinidad. Cangas del Narcea (Asturias). — 138 — INTRODUCCION El concejo de Cangas del Narcea se localiza en la parte suroccidental asturiana, y con un 7,8% de la superficie total de la región, es el mayor de los concejos asturianos. Su situación geográfica y su dura orografía lo hacen un concejo mal comunicado, con una única carretera de segundo orden que le atraviesa, la C-631 «La Espina-Ponferrada», a partir de la cual sur­ gen diversas carreteras locales. Tampoco presenta vía férrea. Demográficamente, el número de habitantes se sitúa alrededor de los 20.000. Según datos recogidos en censos oficiales desde 1900 a 1980, la población alcanza su máximo en 1920 y desciende pos­ teriormente, aunque hay en el último período una tendencia al aumento, sobre todo en Cangas capital, que pasa de 4.838 habi­ tantes en 1970 a 6.605 en 1980. La zona rural tiene una población dispersa, con cerca de 300 núcleos de población que raramente alcanzan los 100 habitantes; estos mínimos núcleos de población se hallan aglutinados en 46 parroquias además de Cangas. En cuanto a la producción, la población activa es del 72% del total censado, con un 45% dedicada a la agricultura y ganadería, aunque esto en cuanto a la ocupación, ya que la producción econó­ mica se debe en su mayor parte a la minería. La ocupación industrial es del 34%; el 32% es exclusivamente de la minería, sector de mayor potencial económico que genera por sí solo el doble de las rentas, así se ha creado un alto nivel de consumo que incide directamente en los precios, con gran carestía de vida. En el concejo podemos distinguir 4 zonas: La del valle que ter­ mina en el puerto de Leitariegos, la zona de Besullo la de Rengos (zona rural minera y también más próxima y comunicada con Can­ gas capital) y la cuarta zona, que es la de Sierra, más aislada y que presenta una base económica agrícola-ganadera. Debido a estas características se han elegido las dos últimas zonas para este es­ tudio, más la de Cangas, capital, zona 1. M ATERIAL Y METODOS Los datos para el trabajo que nos ocupa se han extraído de las actas matrimoniales de archivos eclesiásticos en 19 parroquias, con un total de 6.137 matrimonios estudiados, y para cada matrimonio se ha tenido en cuenta: — 139 — Fig. 1: Situación geográfica. — Lugar de nacimiento de cada uno de los contrayentes. — Residencia. — Estado civil. — Edad. — Grado de parentesco, si lo hubiera. El período estudiado abarca de 1860 a 1959, que se ha subdividido en períodos de 5 años para su estudio. En principio, de las 3 zonas elegidas, la zona 1 es semiurbana y las otras 2 corresponden a zonas rurales. — 140 — a) Zona 1, que corresponde a Cangas del Narcea, núcleo semiurbano, villa del concejo y capital del municipio cangués. b) Zona 2 ó Rengos, zona «a priori» interesante, pues en ella se localizan la mayor parte de las minas del concejo, bien comu­ nicada con Cangas, con un desarrollo socioeconómico impor­ tante en los últimos años; ocho parroquias integran la zona. c) Zona 3 ó de Sierra, que es la zona más islada del concejo, cuya economía está fundamentada en la agricultura y ganadería, con una menor incidencia de la minería. En este caso la zona incluye diez parroquias. En los grados de parentesco se tienen en cuenta hasta el cuarto grado o primos terceros, aunque también se han calculado las frecuecias sin este cuarto grado hasta 1918, ya que a partir de esta fecha la Iglesia deja de exigir dispensa matrimonial para este grado de parentesco. Se han utilizado parámetros estadísticos, como el test de signi­ ficación y~2 para valorar objetivamente los resultados. También se ha calculado el coeficiente de regresión lineal de las frecuencias de consanguinidad en relación con el tiempo utilizando el «Programa de Análisis de la recta de regresión», realizado Base 64 A. Para el estudio de la endogamia, se ha calculado el Coeficiente de endogamia que viene dado por: N.° matrim. endógamos Coeficiente de Endogamia = ----------------------------------x 100 N.° matrimonios totales entendiendo la endogamia a cinco niveles: de parroquia, de zona (en este trabajo serían 3 zonas), de concejo, de concejos del occi­ dente asturiano y, por último, del resto de Asturias y peninsular. Para la consanguinidad, se estudió el Porcentaje de Consangui­ nidad que viene dado por: N.° matrim. consanguin. Porcentaje de consanguinidad = ----------------------------------x 100 N.° matrimonios totales — 141 — También se ha calculado el Coeficiente de Consanguinidad de Berstein o Coeficiente a = siendo p f £ p¡ fj- = frecuencia relativa de los individuos. = coeficiente de consanguinidad individual. La información demográfica se ha tomado de las Reseñas Es­ tadísticas de los municipios asturianos. Las distancias al matrimonio se han tomado en línea recta entre el lugar de origen de los esposos sobre un mapa de escala 1:50.000, tomando como «cero» cuando ambos son del mismo nú­ cleo de población. RESULTADOS Y DISCUSION 1. ENDOGAMIA Y DISTANCIA MARITAL Como puede observarse en los cuadros 1 y 2, de las tres zonas estudiadas la de Cangas, capital, por su condición semiurbana se diferencia claramente de las zonas rurales de Rengos y Sierra y del resto del concejo fundamental y básicamente rural. Las otras dos zonas, aunque se observen algunas diferencias de detalle durante el período de estudio, pueden perfectamente incluirse dentro del mismo apartado por sus niveles y tendencias endogámicas. Cangas, capital, tiene unas características entre lo urbano y lo rural, con unos valores de endogamia tanto zonal, como concejil, notoriamente inferiores a los de las otras dos zonas e hipotética­ mente al resto de las zonas del concejo. Su área de influencia, a la que atribuimos inicialmente 5 kms. de radio para construir el cua­ dro 1, hay que extenderla a una longitud entre 10 ó 15 kms. con 57,38% de los matrimonios celebrados dentro del área en los cien años de estudio. Las frecuencias de cangueses casados con individuos de origen lejano, más de los 100 kms. de distancia, son ciertamente elevadas (22,70%), para su explicación además de los factores apuntados hay que tener en cuenta que Cangas fué sede de un destacamento real hasta finales del siglo pasado. Con el análisis de la endogamia parroquial y concejil por una parte y el de la endogamia de zona y distancias al matrimonio en­ tre el lugar de origen de los cónyuges por la otra, pretendemos — 142 — D A T O S G L O B A L E S DE E N D O G A M IA . TOTAL X SIERRA H2NGCS C AJI CAS (28,39 ÎÎ) 908 ( 32,36 í) 657 (34,42 * ) 1931 (32,01 Jt) Endogama da Zona 529 (39,42 i.) 2051 (73,07 5») 1493 (78,21 * ) 4048 (67,10 <C) Endogamia de Concejo 719 (53,58 55) 1612 (84,44 t) 4641 (76,93 * ) End. de Oceid. Astur. 984 ( 66,62 5',) 807 (89,78 55) 1818 (95,23 i) 5207 (86,31 f) Reato 448 (33,38 }í) 287 (10,22 JÍ) 91 ( 4,77 í) .'626 (13,69 Jf) oo 381 Î co £rdogaraia Parroquial 1909 2807 1342 6033 CUADRO 1 D IS T A N C IA A L M A T R IM O N IO . KMS CANOAS HSIGOS * Nn SIERRA * f,T to ta l * N_ T i 381 2 7 ,9 9 753 26,61 359 18 ,8 1 1493 2 4 ,4 8 230 16 , Ç0 1137 4 0 ,1 8 1046 5 4 ,7 9 2413 3 9 ,5 6 103 7 ,5 7 37C 13 ,0 7 286 1 5 ,0 9 761 12,48 15 67 4 ,9 2 lié 4 ,1 0 80 4 ,1 9 263 4 ,3 1 0 -■ 15 781 57 ,3 6 2375 8 3 ,9 6 92,88 4930 60,82 3,41 0 1 - 5 6 - 1 0 11 - 1773 16 - 25 72 5 ,2 9 102 3,60 34 1 ,7 8 208 2 6 -5 0 124 9 ,1 1 4c 1 ,7 3 25 1,31 198 3 ,2 5 63 4 ,6 3 3C 1,0 6 10 0 ,5 2 103 1 ,6 9 51 - 75 76 -1 0 0 12 0 ,8 6 12 0 ,4 2 0 0 ,0 0 2-, 0 ,3 9 +100 309 2 2 ,7 0 261 9 ,2 2 67 3 ,5 1 637 1 0 ,4 4 1361 9 9 ,9 9 26 3C 1C0 6100 100,01 TOTAL C U AD RO 2 1909 100 — 143 — marcar los límites y determinar los radios de las áreas y unidades bioantropológicas básicas y su desajuste con las unidades adminis­ trativas tanto eclesiásticas como civiles. Los diámetros de distancia tienen unos valores entre 10 y 16 kms., dentro de cuyo círculo se ha realizado casi el 84% de los ma­ trimonios en Rengos y próximo al 93% en la zona de Sierra. El área central básica se encuentra, en este caso, en un espacio circu­ lar de unos cinco kilómetros de radio, con el 66,79% de los matri­ monios celebrados en Rengos y el 73,60% de la zona de Sierra. No obstante dentro de las divisiones de distancias realizadas para este estudio, las frecuencias mayores no se encuentran a nivel cero, sino entre 1 y 5 kms. (Cuadro n.° 2). La parroquia como unidad intermedia no tiene gran significado aquí, ya que si restamos los valores de unidad básica, o núcleos de población inferiores con distancias cero, la endogamia parroquial supone sólo el 5,74% en Rengos y el 15,61% en la zona de Sierra. Todo ello diferencia estas zonas de otras estudiadas en el Norte cantábrico como los Aneares Leoneses geográficamente próximos a el concejo de Cangas (Rodríguez, H., 1984), las comarcas leone­ sas de Valdeón, Sajambre (Gómez, P., 1987), o la de Cabrales (Díaz, M. A., Gómez, P., 1988) de Asturias, las tres de la zona de los Picos de Europa, en estas poblaciones citadas y otras ya estudiadas en zonas rurales, las frecuencias máximas se realizan dentro del mis­ mo núcleo de población a distancias cero (Figura 2). La mayor frecuencia de individuos de Rengos respecto a los de la zona de Sierra que buscan pareja a distancias mayores de 100 kms. se debe, en gran medida, a la llegada a la zona en los últimos quinquenios de trabajadores desde puntos lejanos de la Península, e incluso fuera de ella, en busca de trabajo dentro de la mina. Los máximos niveles de endogamia dentro del período de estu­ dio se alcanzan entre 1905-1909 con segundos máximos en 1870-1874 y 1930-1934. Al igual que en otras regiones peninsulares, existe una tendencia al descenso desde principios de siglo, que se acentúa en algunos momentos concretos, como el período de la guerra civil, presumiblemente este descenso se acentúa a partir de 1959 en que termina el estudio, sobre todo en la zona de Rengos y Cangas, ca­ pital, debido a la minería (Figura 3). — 144 — d is t a n c ia s al m a t r im o n io en cangas de n arcea DISTANCIAS AL MATRIMONIO EN RENCOS DISTANCIAS AL MATRIMONIO EN SIERRA Fig. 2: Distancia al matrimonio. F.NDOGAM I A CONSANGUINIDAD COEFICIENTE DF. TO T AL CONSA N GUIN IDA D GI.OBAI. Of IC*S Fig. 3: Evolución de la endogamia y de la consanguinidad. — 146 — 2. CONSANGUINIDAD a) Niveles de consanguinidad y su evolución en el tiempo Considerando toda la zona en conjunto, nos da una consangui­ nidad del orden del 4,78%, aunque las diferencias entre las 3 zonas es significativa a un nivel de p = 0,001 según test de significación X 2 (Cuadros 3, 4, 5 y 6 ). Atendiendo a la evolución en el tiempo existe un máximo a principios de siglo, en el período 1905-1914 con un valor del 11,8%; y con un descenso a partir de 1930, con ligero aumento del valor 4,6% entre 1940-1949. Si atendemos a las zonas por separado, es la zona 2, o Rengos, la que presenta un mayor valor de consanguinidad con una media de 6,61% y con valores superiores a la media en los primeros años de siglo y finales del pasado sobre todo, el último aumento es en el período de 1945-1949, a partir de aquí experimenta un fuerte descenso que se mantiene hasta el final del período estudiado (Figura 3). La zona 3, o Sierra, presenta una media inferior, de un 4,97% con máximos que coinciden con los de la zona 2 , a partir de los años de postguerra los valores se sitúan por debajo de la media. En la zona 1, o Cangas, se encuentra la consanguinidad más baja, dato esperado al tratarse de núcleo semiurbano, con una me­ dia de 2,77%, con valores máximos entre 1910-1914 y por debajo de la media a partir de 1934. Se ha calculado el coeficiente de regresión de las frecuencias de consanguinidad total del concejo en relación al tiempo según lus­ tros a lo largo de todo el período estudiado (cien años). b = — 0,104 Educación de la línea de regresión y = 6,972 + (— 0,104 X ) Coeficiente de determinación r 2 = 0,037 Coeficiente de correlación r 2 = 0,193 Por tanto, se halla muy lejos del nivel de significación estadís­ tica, aunque la pendiente es ligeramente negativa, lo que supone un descenso en la consanguinidad por lustros de — 0,104%, pero que afecta desigualmente a lo largo del período, ya que aumenta hasta 1905, disminuyendo continua y seguidamente a lo largo de la segunda parte del período. — 147 — CONSANGUINIDAD: PARROQUIA DE CANGAS DEL NARCEA (Sin considerar 4.°) c sin 41 TC * Intervalos da t TN TC % 1850-54 28 0 0 1855-59 35 0 0 0 1060-64 44 0 0 0 1865-69 43 0 0 1670-74 40 1 2.50 1875-79 ♦53 0 0 2t 2x31 3* 3k4 41 ic-s 0 0 l 12,iZ) 1 a 1980-84 « 1 2.27 1 1885-89 54 4 7.41 2 1890-94 61 0 0 1895-99 55 0 0 1900-04 66 3 4,54 1 (2.27) 1 1 3 IS .Íi) C 3 1 1905-09 63 4 6Í35 1 1910-14 62 6 9,68 2 1 2 2 (3.C3J i (6,3!) 1 2 1 1 < • («.«) 1 2 (3.7T). 1915-19 ÌS3 3 5.67 1 1 1920-24 76 5 6,58 3 * 2 1925-29 62 4 6.45 2 2 S (6.C5). 1930-34 50 2 3,45 2 2 O ,«) 1935-39 56 0 0 1940-44 98 2 2.04 2 1945-49 89 2 2.25 1 1950-Î4 98 C C 0 1955-59 99 0 0 a 1.337 37 Total S I S.Si) 0 17 2 (2,04) X 2 2 (2,25) 13 2 2x3 3« 3 22 (2.30) 9S.11 SIERRA: CONSANGUINIDAD Intervalos oa t 1860-68% T« TC 39 0 « c 1x2 21 58 1 1.72 79 6 7.59 1875-79 69 1 1.45 1 1980-34 56 9 16.07 2 1955-!= *49 2 1 64 7 10.94 1 1895-95 82 10 12,19 4 1900-G4 £1 7 1905-09 55 4 11,48 1910-1« 62 7 11,29 1915-19 41 1 2,08 1920-24 71 6 8,<5 X 1925-25 77 4 5.19 X 1930-34 46 3 6.52 1935-39 39 1 2,56 178 4 8 X z 2 £ 2 1 2 2,56 1 3 126 3 2,38 1 2 1 2 1,69 3 3.19 1970-74 71 X 1.41 1975-79 30. 0 0 t 7 { 8.54) 2 1 (3:) 3 t ¿,92) 2 ( 3,74) 2 1 £ C 9.58) 1 ( 2,08) 2 156 94 i 1 1950-54 118 2 ( 3,13) 1 1955-59 1960-64 4 X 2 3 1 4.88 1965-69 1 C Z.04) 3 4 4 2.25 7 (12.50) 1 X 1 2 2 1 5:=ì a 1 l 3 ( 2,79) i ::=) 2 2 7,27 0 3 1 ( l.* 5 ) 4,08 1390-94 164 TC X 1 1865-69 1940-44 » 0 1870-74 1945-49 3x4 0 1 a 2 i x Cuadros 3 y 4 : Consanguinidad en Cangas de Narcea y Sierra. — 148 — C O N S A N G U IN ID A D : t f t t « r v « l o * d« t ..TH RENG O S - J C _____ f C 1660-64 102 1665-69 1070-74 1*2 2« -2 0 M 3x4 3 2.9^ 13? 3 2,27 111 10 9,01 1675-7? 103 9 8.74 2 16U0-P4 131 6 4 . S1) 1 2 4 ? 3 7 l 3 4* 1 « 4« ~ 1 0.76 3.60 4 5 6,74 3 2 2 1,53 1 6 S ,79 2 5 13 6,26 4 7 5,51 3 136 11 7.97 157 21 13.36 1 1695-99 127 8 6.29 1 1PU0-04 132 12 ,9.09 2 2 2 2 1905-09 99 16 16.16 4 1 S 1 1910-14 109 14 12.04 1 1915-19 96 7 7,29 1920-24 130 7 5,36 1 4 1925-29 101 13 12,67 1 5 1 2 1 101 4 3,96 61 1 1.64 1940-44 13S 7 5,19 1 4 1945-49 146 15 10.14 1 8 1950-54 132 3 2,27 1955-59 136 4 2,26 1960-64 146 1 0.66 1965-69 103 1 0,97 1970-74 US 1 0,67 1975-79 92 2 2.17 1 (4 d ) 1 4 1 (2 .3 1 ) 1 1(12 y 23) 2 0 1 1005-09 3 * 0 4 1690-94 1930-34 S*" ** Tc ? S 1935-39 -- - ? 1 (12 y 34) 3 4 6 6.06 4 11 11.11 6 10 9.17 4 5 5,21 4 2 1 (3<f*?d) 4 1 1 2 6 2 1 1 3 1 1 1 T O T A L C O N S A N G U IN ID A D D E L CONCEJO U Tn 1■2 21 2 « 3 3* 3*4 4« - Tc<5. 4<) 0 1 2 1 2 IO'5 1860-64 165 3 1,62 1665-69 233 4 1.72 1670-74 2 30 17 7.39 1076-79 225 10 4.44 2 c{20 ,0 ) 2.(20,0) 3 (3 0.0) 1000-64 231 16 6,93 3 <18,8) 1 ( 6 ,3 ) 5 (3 1,3) 2 4 1 (3 d) 10 ( 4 ,3 3) 155,00 1663-69 241 17 7,05 ) 6 (3 5 .3 ) 2 <1 1 . 8 ) 3 (1 7 ,6 ) 4 1 1 (3 d) 12 ( 4 ,9 8) 229,00 26 9,93 1 < 3.6) 6 (2 8 .6 ) 1 ( 3,6) 5 (1 7.9) 4 9 6,82 1 ( 5,6) 7 (38,9) 1 i 5 .6 ) 5 (2 7.8) * 1 (2 5 ,Ü) 1 < 5.9) 1 (4 d) 6 (35,3) 1 ( 5 ,9 ) 4 33,50 8 ( 3,46) 116.00 6 ( 2 ,6 7) 112 .0 0 264,00 14 ( 5.30) 266,00 1 (3 d) 13 ( 5.021 171.0ü 1 <12 y 34) 17 < 7.83) 342,00 4 1 <13 y 23) 20 < 6 , 5 8 ) 282,00 1 1 (12 y 23) 8 < 4.06) 1S6,00 282 264 1900-04 259 ¿8 22 8,4 9 3 (1 3.6) 2 ( 9 ,1 ) 7 (3 1 ,8 ) 1905-09 217 27 12,44 6 ( 21, 2 ) 3 <11.1) 8 (2 9 ,6 ) 7 2 1910-14 233 26 11,16 1 ( 3.8) 3 (1 1 ,5 ) 6 (2 3 .1 ) 6 (3 0 ,8 ) 2 1915-19 197 11 5,58 6 (5 4 ,5 ) 2 1920-24 277 16 6.49 2 ( 1 1 .1 ) 10 (5 5 .6 ) 1925-29 240 21 8,75 1 < 9 ,5 ) 9 (4 2,9) 2 < 9 ,5 ) 1930-34 205 4,39 3 (3 3,3) 1 1935-39 156 1.28 1940-44 397 17 4,28 1 (5 ,9 ) 12 (7 0 ,6 ) 1945-49 415 21 5,06 2 ( 9 ,5 ) 1950-54 366 7 1,81 1955-59 363 7 1.93 1 (1 4,3) 0 0 8,43 ( 0,43) 15 < 5,32) 1090-94 1095-99 1 ( 9 .1 ) i 349.00 6 (3 3 ,3 ) (1 1 ,1 ) 6 (2 8 .6 ) 1 (20*3d) 469,00 5 (5 5 ,6 ) 1-15,00 2 (11.8) ¿44,U0 10 (4 7 ,6 ) 9 (4 2 ,7 ) 215.U0 3 .(4 2 ,9 ) 4 <57,1) 64,70 5 (7 1.4) 47.50 30,60 1 (5U .ll) 2 ( 11.6 ) 1 (1 4,3) Cuadros 5 y 6: Consanguinidad en Rengos y total del Concejo. — 149 — b) Grados de parentesco y sus frecuencias Una primera diferencia de Cangas con respecto a las otras 2 zonas es que el número de matrimonios entre primos carnales (segundo grado) son superiores en proporción a los primos segun­ dos (tercer grado) que son mayoría en las otras 2 zonas, igual que en otras zonas rurales. En la zona 1 la proporción de matrimonios de segundo grado (primos carnales) es del 45,9% del total de consanguíneos, con un 35,1% de tercer grado, ningún matrimonio tío-sobrina, las combina­ ciones múltiples son escasas, alrededor del 5% sin tener en cuenta el cuarto grado y un 8,1% incluido. Las frecuencias de matrimonios consanguíneos son ciertamente bajas. En la zona de Rengos los del tercer grado (primos segundos) son un 30,9%, con un 26,5% de segundo grado, 6 casos de tío-sobri­ na con un 3,31% respecto al total de consanguíneos, con baja pro­ porción de distintas combinaciones con un 10,5% que se eleva al 14,4% teniendo en cuenta el cuarto grado. En la zona de Sierra, los matrimonios de tercer grado represen­ tan un 32,9% y los de segundo grado un 26,3%, 5 matrimonios de tío-sobrina que representan un 5,32% del total, un 8 % de matrimo­ nios de distintas combinaciones que se eleva a 13,8% teniendo en cuenta el cuarto grado. Los matrimonios en grado múltiple son muy escasos en las tres zonas. El porcentaje global de las tres zonas es del 4,78%, el 2,77% en Cangas capital, el 4,97% en Sierra y el 6,61% en Rengos, son valo­ res inferiores a los obtenidos en otras poblaciones aisladas como los Maragatos, geográficamente próximos a la zona en tierras de León, con frecuencias del 11,24%, o las poblaciones de los Aneares leone­ ses (Rodríguez, H., 1984), o las de Valdeón o Sajambre, con un 15% (Gómez, 1977) y un 15,8%, o la de La Cabrera con un 30,95%, sólo los valores de la zona de Sierra se acercan a los de Mondoñedo, 6,1% (Valls, A., 1967), o La Jara, 6,57% (Calderón, R., 1980). El valor más bajo de frecuencias de consanguinidad de Cangas ya eran esperadas inicialmente, por sus características dentro del concejo y sus condiciones semiurbanas, con lo que indudablemente está relacionado el menor nivel de consanguinidad dentro del con­ cejo y las mayores frecuencias de primos carnales que segundos. No se ha registrado en Cangas capital ningún matrimonio entre tío(a) sobrina(o) y las frecuencias en Rengos y Sierra son más bajos que los de Liébana (Gómez, 1984), las causas allí apuntadas por Gómez los hacen más frecuentes en zonas rurales. — 150 — El valor del coeficiente de consanguinidad para el conjunto de las tres zonas es de 17,5.10-4, repartido por zonas: el valor en Can­ gas es de 10,15.10-4, en Rengos 21,95.10- 4 y en Sierra 16,6.10-4, valores similares sólo se han hallado a nivel provincial o de comarcas más extensas que las estudiadas. Los valores de Lugo y Mondoñedo, de 22,1.10- 4 y 28,7.10-4 (Valls, 1978), son incluso superiores a los de Ren­ gos o Sierra, abarcando incluso períodos más recientes. Los niveles de la comarca de La Jara tienen un valor similar al hallado por nosotros en el conjunto de las tres zonas (Calderón, R., 1980). Los valores de frecuencias en algunas poblaciones aisladas geográfica­ mente próximas como La Maragateria ( a = 40.10-4, Bernis, 1975), o los Aneares leoneses ( a = 45,81.10-4, Rodríguez, H., 1984) o las de los valles de Valdeón o Sajambre ( o. = 45,2.10-4, 47,8.10-4, Gó­ mez, P., 1977) tienen valores muy superiores a las zonas aquí es­ tudiadas (Figura 3). 3. ENDOGAMIA Y CONSANGUININDAD Nos parecía interesante ver la relación entre estos dos paráme­ tros, para lo cual se tuvieron en cuenta a los matrimonios con­ sanguíneos, distinguiendo a los consanguíneos endógamos y no endógamos y ver si estos matrimonios consanguíneos confirmaban una mayor tendencia a la endogamia que los no consanguíneos. Los datos recogidos para la zona 1, Cangas, nos dan una mayor frecuencia de consanguíneos dentro de la parroquia, 51,4%, y los consanguíneos endógamos de la zona con un 2 1 ,6 % fuera de la pa­ rroquia, por tanto suponen el 73%; el 27% restante desborda en casi su totalidad los límites dle concejo. Las otras dos zonas presentan unos datos similares entre ellas, con un mayor porcentaje de matrimonios consanguíneos a nivel de núcleos primarios de población y de parroquia, con 63,5% en Ren­ gos y un 65,9% en Sierra, el valor correspondiente a los consanguí­ neos dentro de la zona alcanza el 93,30% en Rengos y un 95,7% en Sierra, y por último, los consanguíneos no endógamos, con un 6,6 % en la zona 2 y un 4,3% en la zona 3. Datos que comparados con los de endogamia general indican, como es normal, una mayor tendencia a la endogamia en los ma­ trimonios consanguíneos. — 151 — CONCLUSIONES — Según las características descritas de endogamia y consanguini­ dad se distinguen al menos dos zonas: Cangas capital, por una parte, y el resto del concejo, básicamente rural, por la otra. — Cangas capital, tiene unas características intermedias entre lo rural y lo urbano; aparte de niveles más bajos que el resto del concejo de endogamia y consanguinidad, tiene unas frecuencias mayores de primos carnales que segundos... — En la zona rural, de población dispersa en pequeños núcleos poblacionales, la parroquia no es la unidad básica de referencia más apropiada, sino el valle o pequeña comarca como unidad geográfica mínima, salvo en el caso de que ambas coincidan. — En el presente caso, exceptuando a Cangas capital con un nú­ cleo de población concentrada importante, el centro o núcleo básico de población, según el estudio de distancias maritales, se encuentra dentro de una superficie circular de unos cinco kms. de radio y su nivel de influencia se extiende a un radio de 10 a 15 kms., por lo que el concejo tampoco constituye una unidad básica de referencia, sino que debe subdividirse en uni­ dades más pequeñas. — Los niveles de consanguinidad son más bajos en estas dos zo­ nas rurales del concejo de Cangas que en otras zonas también rurales del Norte cantábrico. Este hecho posiblemente tenga que relacionarse con la forma de dispersión de la población en pequeños núcleos, lo que obliga a salir fuera de estas unidades básicas en busca de pareja. — 152 — BIBLIOGRAFIA B e r n i s , C. (1 9 7 5 ): Estudio Biodem ográfico de la población maragata. Pubc. Fac. Ciencias, M adrid serie A-n.° 231. C a l d e r ó n , R. (1980): N iveles de consanguinidad y densidad de población en la comarca natural de La Jara (1900-1979). A cta 11. Sugrup. A n trop . Biol. España (O vied o). Págs. 46-54. G a r c ía d e l C a s t il l o , E. (1 9 8 5 ): Cangas de Narcea. Mases Ediciones. G ó m e z , P. (1983): Componentes bioantropológicos de los asturianos. Conse­ je ría de Ed. y Cultura. Principado de Asturias. G ó m e z , P. (1977): Aislam iento y consanguinidad en una zona de la Mon­ taña Leonesa. Studium Legionense, 98. G ó m e z , P. (1982): Variación geográfica y evolución tem poral en el N orte de la Península Ibérica. 1918-1968 (León-España). R ev. 7 Tierras de L eón n.° 84. R o d r í g u e z , H. (1984): Bioantropología de la comarca de los Aneares leo­ neses. Inst. “ Fray Bernardino de Sahagún” (C.S.I.C.). D ip. P ro v . de León. V a l l s , A . (1978): Contribución al conocimiento de la consanguinidad en España. Una muestra de población gallega. A k a l Editor. Págs. 39-57. V a l l s , A . (1982): Antropología de la consanguinidad. Ed. de la U n iv. Com ­ plutense, M adrid. Bol. Cien. Nal. I. D. E. A., n.° 39: 153 -174. (1988) CAMBIOS ANUALES Y ESTACIONALES EN LAS CAPTU­ RAS DE LA PALOMETA, BESUGO, RAPE, BACALADA, MERLUZA Y BONITO EN LA COSTA ASTURIANA DESDE 1952 A 1985. M .a L u i s a V i l l e g a s C u a d r o s S u m m a r y : Captures of R ay’s B ream (Bram a brama), greater than 1500 t, f ill in 1956 to 970 t, and rem ained below 250 t u n til 196 t. In 1965 and 1973 they again reached 1000 t, but returned to less than 300 t u n til 1977 when they alm ost disappeared (50 t). They were caught u n til 1963 in W in ter and sporadically in A u tum n. Since 1964 they have m ainly been caught in August and Septem ber. Som etim es lasting u n til January. In 1972 and 1973 they were captured in S p rin g and W inter, and in 1974 and 1975 in S u m m er and A utum n. The C om m on Sea B ream (Pagellus bogaraveo) has show appreciable fluctuations w ith a generally increasing trend to a m a xim u m o f 2700 t in 1974. Captures have declined to only 500 t. in 1985. They are generally taken in W inter. The A lba core (Thunnus alalunga) fishery has been affected by fisheries restrictions and by the retirem en t o f the la rger vessels. Landings reashed 7500 t in 1953, 9700 t in 1958, but now do not exceed 2000 t. The season has n ot changed, and lasts fro m June to O ctober, sometimes in to N o v e m b e r (1982 and 1984). Landings o f B lue W h itin g (M icrom esistius poutassou) w hile flu ctu a tin g greatly have generally increased (e.g. 400 t in 1952, 4500 t in 1983). The largest quantities are generally taken in spring, but autum n is sometimes egually im portant. The Hake (M erluccius m erluccius) has shown a spectacular grow th fro m 355 t in 1958 to 3800 t in 1985. Im p orta n t decreases occured in 1958 and 1979. Highest catches occu r in A p ril, June and July. The M onkfish (Lophius piscatorius) was n o t m uch taken u n til 1962 (200 t), but th erea fter increased to 1700 t in 1971. F ro m 1973 to 1979, cat­ ches f i l l below 1000 t, and in 1981 they reached another m a xim u m 1800 t. Departam ento de B iología de Organismos y Sistemas. (Zoología). U n iv e r­ sidad de Oviedo. K e y w o r d s : Long-term changes. M arine fish. N orth of Spain. — 154 — Mediante la recopilación de las estadísticas de pesca suminis­ tradas por la Federación de Cofradías Asturianas hemos apreciado que desde 1952 a 1985 se han producido importantes oscilaciones en la captura de determinadas especies, algunas de las cuales se deben a la variación del esfuerzo pesquero, mientras que otras son debidas a causas propias de la especie o a cambios en los factores ambientales que en ocasiones regulan su presencia o abundancia. PALOMETA: Brama brama (Bonnaterre, 1788) Los conocimientos que sobre la biología de la palometa ( Brama brama) se poseen son escasos, al menos en las costas cantábricas, lo que aumenta la dificultad a la hora de interpretar las variaciones observadas en los desembarcos efectuados en nuestras costas du­ rante el período de estudio. Esta especie, que se extiende desde Sudáfrica a las Islas Faroe y Mar del Norte, forma cardúmenes numerosos, desplazándose grandes distancias siguiendo rutas migratorias poco conocidas y de difícil localización. Los cardúmenes frecuentemente están for­ mados por una sola clase de edad y son semipelágicos. La tempe­ ratura parece ser el factor limitante no situándose en aguas de temperatura inferior a 10°C, siendo el óptimo próximo a los 13°C; según esto su distribución batimétrica se sitúa entre la superficie y los 500 metros y frecuentemente cerca del talud donde desplaza incluso a la merluza (Fernandez, 1985). La reproducción parece ocurrir en verano y otoño en el Medi­ terráneo, apareciendo el huevo en superficie incluso en diciembre (Padoa, 1956 y Lo Bianco, 1909). Es una especie de gran voracidad, migrando en función de la temperatura hacia zonas ricas en alimento, por lo que constituye una pesquería insegura y de difícil localización; a veces se sitúa preferentemente en aguas africanas y otras en las portuguesas y gallegas e incluso irlandesas (Fernández, 1985). La captura de esta especie se realiza desde los años 60 con pa­ langres de deriva si está cerca de la superficie, o de fondo (500 m.) si se sitúa en aguas profundas, estando los caladeros situados entre las 12 y 42 millas de la costa. Antes de 1964 se capturaba con volantas, por lo que han sido frecuentes las escaramuzas entre pesca­ dores que faenan con estas artes de pesca. En Asturias el palangre destinado a esta especie, con anzuelos a distinta profundidad (entre 20 y 200 m.), ha desaparecido debido a la escasez de capturas, a — 155 — partir sobre todo de 1976. Cuando las capturas eran abundantes los palangreros faenaban preferentemente de octubre a abril. La palometa fue intensamente pescada en las costas asturia­ nas durante los años 50 (Fig. 1), alcanzando 2.500 Tm. en 1953; a partir de este año desciende hasta que en 1958 prácticamente des­ aparece. Se observa una cierta recuperación en 1964-66 y 1972-76, alcanzándose unas 550 Tm. de media, con máximos de 1.000 Tm. en 1965 y 1973, desapareciendo de nuestras aguas a partir de 1977. Fig. 1.— Distribución anual de los desembarcos de la palometa ( Bram a bram a), punto y g u ió n ; rape ( Lophius spp.), ralla discontinua; besugo (P a gellus bogaraveo), ralla continua (*). Las capturas en los años 50 fueron especialmente intensas du­ rante los meses de otoño-invierno (Fig. 2), pero en los años de recuperación de la pesquería (1965 y 1973) las mayores capturas se producen en los meses de verano. Actualmente esta especie es pescada sólo por gallegos y portu­ gueses y durante el otoño-invierno, si bien a veces también ha sido abundante en verano, como ocurrió en 1965, 1976 y 1977, años en los que se alcanzaron un total de 13.000 Tm., coincidiendo con los aumentos de capturas en Asturias y también en verano; en 1982 y 1983 se han alcanzado en Galicia mínimos de capturas, con tan sólo 3.000 y 4.000 Tm. (Fernández, 1985). Es una realidad que esta especie ya no frecuenta nuestras aguas con la intensidad de antaño, lo que, como hemos comentado, obligó a los pescadores a abandonar las artes específicas que empleaban en su captura, pescándose en la actualidad con artes destinadas a otras especies. Sería, sin embargo, necesaria una investigación in­ tensa para determinar cuáles son realmente las condiciones hidro(* ) P a ra la palometa, la escala de abundancia es distinta de rape y besugo: 500 T M debe interpretarse como 1.00, 1.000 como 1.500, etc. — 156 — Fig. 2.— Distribución bram a). mensual de los desembarcos de la palometa (B ram a — 157 — gráficas o ambientales que determinan su presencia o abundancia en una zona concreta y delimitar sus posibles rutas migratorias. BESUGO: Pagellus bogaraveo (Brünnich, 1768) El besugo se encuentra distribuido desde Noruega a las costas marroquíes, así como en el Mediterráneo. Frecuenta zonas batimétricas muy distintas; en la fase juvenil se sitúa en aguas poco profundas y no superior a los 50 m., siendo habitual encontrar en la zona Cantábrica larvas en fondos no superiores a esta profundi­ dad (Villegas, 1979). A partir de los dos años gana mayores profun­ didades y entre los 3 y 4 se le puede encontrar en fondos de la plataforma continental (100 m.); en edades mayores de 4 a 5 años se sitúa incluso en el cantil a profundidades entre 150-400 m. Rea­ liza frecuentes movimientos verticales, cuya amplitud depende de la intensidad luminosa, subiendo por la noche a zonas más super­ ficiales para alimentarse. Los ejemplares adultos son estenotermos (11-14°C) y estenohalinos, situándose en salinidades próximas a 35%, sin embargo los juveniles soportan mayor amplitud de Ta y salinidad. En la costa cantábrica la época de freza se sitúa desde enero a mayo, llegando a veces hasta junio y julio (Villegas, 1979 y Dicenta, 1984), con máximos a principios de primavera. El desove tiene lugar en profundidades próximas a los 100 m., acercándose los alevines a la costa para alimentarse y con el paso del tiempo alcanzar ma­ yores profundidades. La biología y pesca del besugo de la costa asturiana ha sido estudiada por Alcázar y col. (1987). El crecimiento en nuestras aguas cantábricas es rápido (Gonzá­ lez y col., 1986), alcanzando el primer año unos 11 cm. y 20 cm. el segundo; el crecimiento se ralentiza a partir del tercer año, en que alcanza unos 30 cm. La primera maduración se produce a los 5 años, con tamaños de unos 35 cm. La longitud máxima que alcanza es de unos 55 cm. y de 10 a 11 años. Se captura con artes de anzuelo (87%) y arrastre (8% ), aunque en Euskadi la mayor parte es capturada con arrastres y los ejenv piares, en este caso, están comprendidos entre 20 y 25 cm. y 2 ó 3 años (Igelm o y col., 1984); las capturas de palangre, mucho más selectivas, obtienen ejemplares de 40 a 45 cm. que ya han madurado al menos una vez. Actualmente existe una tendencia a rebajar el número del anzuelo empleado, por lo que los tamaños y edades capturados están disminuyendo (González y col., 1986): Cuando la — 158 — pesca es al arrastre las capturas se realizan cerca del fondo próximo al talud y en épocas de máxima reproducción; sin embargo, de febrero a marzo los bancos se sitúan entre dos aguas y no se cap­ turan al arrastre (Igelm o y col., 1985), volviendo a ser capturados con este arte a partir de abril. En Asturias se pesca esencialmente a palangre en profundidades próximas a los 100 m., y sobre todo en la parte occidental del rico cañón de Avilés. Las capturas de besugo en nuestras aguas aumentaron desde las 500 Tm. en ios años 1950 a las 1.500 de los años 60; un descenso importante se produjo en 1965, alcanzándose sólo las 500 Tm. A partir de 1970 se producen dos años de capturas máximas, 1972 y 1974, con 2.500 y 2.700 Tm.; a partir de 1976 el descenso es continuo, alcanzando actualmente niveles de tan sólo 500 Tm., semejante a las capturas de los años 50 (Fig. 1). Una situación similar se produce en Cantabria desde 1965 a 1984 (González y col., 1986) y en Eukadi entre 1977 y 1981 (Igelm o y col., 1984), donde también se observa un importante descenso desde 1975 y que es atribuido a causas varias, como son: la sobrepesca debida a la mejor posibilidad de localización de la pesca por la incorporación del sonar a la flota (1975), la mecanización de los palangres a partir de 1974, etc. También Bas y col. (1971) señalan que la sobrepesca en el banco sahariano fue la causa del agotamien­ to de la pesca. Estacionalmente y hasta 1970 en Asturias se pesca de noviembre a febrero, escaseando las capturas en marzo y siendo de nuevo im­ portantes en abril. A partir de este año se comienza en noviembre y aún son importantes en junio; desde 1978, año de caída de la pesquería, se vuelve a la situación de los años 50, con capturas preferentes en enero-febrero (Fig. 3). En Cantabria y durante los años 1980-84 también se captura de enero a abril (González y col., 1986), sin embargo en Euskadi se observa que las mayores capturas se producen de mayo a agosto y diciembre a enero, desapareciendo las mismas del arrastre en fe­ brero-marzo. Es un hecho que el besugo, que presenta un importante interés comercial, es activamente pescado allí donde se encuentra, por lo que el descenso de las capturas no se debe a la pérdida de interés ni descenso del esfuerzo pesquero dirigido a esta especie sino, co­ mo se ha señalado anteriormente, a una sobrepesca debida al em­ pleo de anzuelo cada vez más pequeño o a capturas de juveniles por el arrastre. ... ;• — 159 — Tn Fig. 3.— Distribución mensual de los desembarcos del besugo ( P a llellu s bogaraveo). — 160 — RAPE: Lophius spp El llamado comúnmente pixín o rape en Asturias engloba dos especies (L. piscatorius, rape blanco y L. budagessa o negro), siendo el L. piscatorius mucho más apreciado. Estas especies viven en fon­ dos de la plataforma y en el talud en profundidades variables. Se distribuye desde el N. de Europa al S. de Africa, así como en el Mediterráneo. Pez sedentario, se reproduce en el Cantábrico de marzo a julio, no realizando grandes desplazamientos. La meduración ocurre a los 50 cm. de L.T. y a los 4 años de edad, cuando pesan 1 kg. las hembras y 1,5 kg. los machos (González y col., 1986). Se captura con artes de arrastre, consiguiendo tamaños entre 15 y 100 cm. para el rape blanco, con mayor porcentaje entre 20 y 40 cm., antes por tanto de que se reproduzcan, y entre 15 y 80 para el negro, con mayor porcentaje entre 30 y 40 cm. (González y col., 1986). Se captura también con enmalle (rasco), pescando en este caso ejemplares mayores. En Asturias, desde 1952 a 1964 las capturas anuales se mantenían sobre las 100 Tm. anuales; a partir de este año aumentan, hasta al­ canzar en 1971 las 1.700 Tm.; desde 1972 desciende hasta niveles de 70 Tm. en 1979, produciéndose un nuevo incremento en 1981 con 1.800 Tm.; actualmente el descenso ha sido continuo (Fig. 1). En Cantabria, sin embargo, desde 1965 ha habido un continuo aumento de las capturas, atribuido al aumento de la flota artesanal de rasco y al cambio de los bous por bakas más capacitados para las capturas de determinadas especies bentónicas. En Euskadi ambas especies han sufrido un importante descenso desde 1977-78, obteniéndose al arrastre la mitad de lo que se obtenía en 1976 (Igelm o y col., 1984). En el período de estudio la pesca en nuestras aguas ha sido estacionalmente constante, con máximos en abril y mayo, y un mes más tarde en Euskadi. El aumento de capturas en Asturias a partir de 1962 parece deberse a una mejor estimación de estas especies por parte del consumidor, así como una sustitución de las parejas por las bakas que pescan más cerca del fondo. — 161 — BACALADA: Micromessistius poutassou (Risso, 1826) La especie se distribuye desde Noruega al Estrecho de Gibraltar y el Mediterráneo occidental. Especie demersal que vive en grandes bancos en profundidades de 100 a 500 m., pudiendo llegar hasta los 2.000 m.; se alimenta de sardinas o arenques y sirve a su vez de alimento a la merluza. La freza en el Cantábrico tiene lugar en los meses de febrero a mayo, con máximo en marzo a abril (Villegas, 1979), siendo espe­ cialmente abundante al W. del Cabo Peñas, con temperaturas pró­ ximas a 11°C y a profundidades de 150 m. (Dicenta, 1984 y Arbault y Boutin, 1968). La madurez sexual se alcanza a los 21-23 cm., lle­ gando a alcanzar tamaños de 40 cm. (Cendrero, 1979). Las capturas se realizan con arrastre semipelágico o de fondo, constituyendo una pesca accesoria. El potencial estimado en las Islas Faroe es de 2.000 millones de toneladas y 6.000 en todo el Atlántico (Cendrero, 1979). La malla utilizada es de 40 mm., que es la empleada para la merluza, especie a la que va destinada y junto con la cual llega el lirio o bacalada. Si, como se está reco­ mendando, se amplía la malla a 60 mm. para la captura de la mer­ luza gran parte de la bacalada escaparía (Fernández, 1985). Las capturas de esta especie representan el 50% del arrastre, pescán­ dose en Galicia 22.000 Tm. y en el Cantábrico 6.000 (Fernández, 1985). Los tamaños capturados al arrastre son de unos 15-25 cm., mientras los capturados a anzuelo son de 25 a 35 cm. El interés por esta especie para el consumo humano se inicia al desaparecer la anchoa (1973-76), utilizándose anteriormente co­ mo harina de pescado. El rendimiento actual por barco es máximo, al encontrar gran­ des bancos que son fácilmente capturados. Desde 1952 a 85 la bacalada ha sido pescada en Asturias en mayor cantidad, si bien con fluctuaciones apreciables (Fig. 4). Se observa una curva en dientes de sierra, mostrando que a años de capturas elevadas les siguen otros más débiles. Los años de mayo­ res capturas fluctúan entre las 2.500-3.000 Tm., superando en 1973 las 3.700 y en 1981 las 4.500. La situación de pesca en Cantabria, donde se captura de 1/2 a 1/3 que en Asturias, es similar; se superaron las 1.700 Tm. en 1965, descendiendo hasta alcanzar unos mínimos de 400 Tm. en 1971; en 1973 se observa otro máximo de unos 1.400 Tm., descendiendo hasta 1979 con 250 Tm. Actualmente se está produciendo otro im­ portante incremento. No conocemos datos de Euskadi. — 162 — años Fig. 4.— Distribución anual de los desembarcos de: bacalada o lirio ( M ic ro raessistius poutassou), punto y gu ión ; m erluza ( M erluccius m erluccius), ralla discontinua; bonito ( Thunnus alalunga), ralla continua. — 163 — Estacionalmente las capturas en Asturias se concentran sobre los meses de invierno, de enero a abril, algunos años de enero a marzo, y en octubre-noviembre (Fig. 5). No parece que se trate de una especie con probabilidades cer­ canas de sobrexplotación; si, como recomienda la CEE, se amplían las mallas a 60 mm. incluso se dejaría de pescar. Actualmente son 20 las bakas que faenan en Asturias, por lo que el esfuerzo pes­ quero para el potencial estimado es pequeño. MERLUZA: Merluccius merluccius (Linnaeus, 1758) La especie Merluccius merluccius es una de las que gozan de más aceptación y en las que se emplea mayor esfuerzo pesquero. Especie que se distribuye en todo el Atlántico Norte, desde No­ ruega a Mauritania, así como en el Mediterráneo. Vive desde la superficie hasta los 1.000 m., realizando movimientos migratorios diarios; permanece durante el día en el fondo o cerca de él y por la noche se acerca a la superficie en busca de alimento; a partir de los 200 m. su comportamiento es errático. El desove se realiza cerca del cantil continental. La freza en Asturias y en el Cantábrico en general se produce en los meses de invierno a principios de la primavera, lo cual que­ da avalado por los estudios ictioplanctónicos y biológicos de la especie (Villegas, 1979; Alcázar y col., 1983; Suau y Vives, 1979; Arbault y Boutin, 1968; Dicenta, 1984), y ocasionalmente en no­ viembre (Villegas y col., 1981). Las zonas preferentes de freza en el Cantábrico parecen ser la de Cabo Peñas, zona de Lastres, E. de Cantabria, Cap Bretón. La talla de primera maduración en nuestras costas es la com­ prendida entre los 40-45 cm. y a partir de los 6 años en los machos, y entre los 50-55 cm. y a partir de los 8 años en las hembras. Estas tallas y edades suponen solamente el 4% de las capturas totales de la flota, perteneciendo el resto de las capturas a tamaños infe­ riores. Por otro lado parece ser que la volanta captura preferente­ mente individuos a punto de desovar, mientras que el anzuelo incide sobre los que han desovado; el arrastre, aunque captura de todos los tamaños, incide preferentemente sobre los juveniles (Alcázar y col., 1983). Se alimenta preferentemente de peces (80%), si bien los crus­ táceos y moluscos también constituyen parte de la dieta (Alcázar y col., 1983). — 164 — Fig. 5.— Distribución mensual de los desembarcos de la bacalada o lirio (M icromessistius poutassou). — 165 — El arrastre captura sobre todo tamaños más pequeños, entre los 10 y 30 cm., estando más del 50% comprendidos entre los 10 y 15 cm.; la volanta captura entre 50 y 80 cm. y preferentemente entre 55 y 65 cm., mientras que el anzuelo captura entre 40 y 80 cm. y preferentemente entre 45 y 65 cm. (Alcázar y col., 1983). Como se aprecia, el arte que captura más incontroladamente es el arrastre, siendo responsable de la captura de carioca o pitillo (menor de 20 cm., menor de 200 gr. y menor de 2 años de edad) y que supone en número de individuos un 63,5% del total y sólo un 3,5% del peso global de las capturas con todas las artes. En Asturias hasta 1972 la media global de las capturas anuales fué de 1.200 Tm., con máximos en 1952-53, 1961 y 1968, con valores próximos a 1.500 Tm., y mínimos en 1957-58, con sólo 800 Tm. Des­ de 1973 el ascenso es casi continuo, situándose la media global en 2.700 Tm., con máximos en 1975, con 2.500 Tm., y mínímos en 1979, con 1.750 Tm. Los valores más elevados durante el período de estudio se producen en 1983-84, con 3.750 Tm.; en 1985 son 2.400 Tm. las capturadas (Fig. 4). En Cantabria la evolución de la pesca desde 1965 al presente es similar (González y col., 1985); el máximo de 1976 se produce un año antes en Asturias y el mínimo de 1978 se corresponde un año después que en nuestras aguas, no presentándose el máximo absoluto en 1983-84. En Euskadi, con capturas unas seis veces más elevadas que las de Asturias, la pesca al arrastre constituye el 80%, y la mis­ ma descienden desde 1972 a 1980 (Igelm o y col., 1984), coincidien­ do con la situación en Asturias y Cantabria; también se produce un máximo en 1976, mientras que el descenso es aún llamativo hasta 1980, si bien ya se había iniciado una recuperación en As­ turias y Cantabria. Estacionalmente la mayor abundancia ocurre en los meses de mayo a junio (Fig. 6); durante los años 50 se capturaba con igual intensidad a lo largo de todo el año, mientras que durante los años 60 la preferencia de las capturas es en mayo y junio. En 1973, año del comienzo ascendente de las capturas, los máximos se producen excepcionalmente en febrero-marzo y agosto, aunque en años pos­ teriores se pesca preferentemente en junio y julio. En Cantabria las capturas de palangre son máximas también en mayo-junio, y con arrastre ligeramente antes que en Asturias, mar­ zo y abril. En Euskadi, también como en Asturias, los máximos de captura al arrastre se producen en mayo-junio, si bien al pincho las mayores capturas se presentan de febrero a junio. — 166 — Fig. 6.— Distribución mensual de los desembarcos de la m erluza ( M erluccius m erlu cciu s). — 167 — Los aumentos de capturas que se han producido en Asturias desde 1952 a 1985, y a pesar de las restricciones impuestas por la CEE y las ordenadas en algunos caladeros para determinadas ar­ tes, son inexplicables. Pensamos que por un lado la estadística de pesca no es exacta y que antes de 1976 estaba muy subestimada, máxime cuando en opinión de los pescadores cada vez se captura menos y los tamaños de los ejemplares son menores. Ya durante 1975, 1983 y 1984 se vende una gran cantidad de merluza procedente de Gran Sol y cuyo tamaño es superior a los 5 Kg. Actualmente los tres barcos asturianos que pescan en la CEE, y que en realidad comparten licencia con otros, también aportan una cantidad de merluza considerable. Hasta 1953 parece no haber merluza o ésta no era pescada; la captura más efectiva comienza en 1958-60 al arrastre y en 1967-68 con anzuelo. El hecho de que las grandes merluzas vayan desapareciendo parece ser debido a la sobrepesca de pitillo al arrastre, ya que las mallas utilizadas, con sobrecopos prescritos para la bacalada (40 mm.), están excluidos de la CEE. Por otro lado, la zona fran­ cesa de Cap Bretón, rica en grandes merluzas, está siendo muy protegida por los franceses, impidiendo pescar a nuestros barcos. Ya Fernández (1985) señala que las capturas de ejemplares en­ tre 0 y 2 años en 1982 superan los 55 millones de ejemplares y que antes de que se reproduzcan (40-55 cm.) son capturados un 96% del total de los mismos, sobre todo al arrastre. Con palangre y volanta, por ser artes más selectivas, se capturan entre 40 y 75 cm., aunque el 30% está comprendido entre 50-55 cm., pero al menos se han reproducido una vez. Este mismo autor señala además fallos en el reclutamiento en los años 1975 y 1980, así como la convenien­ cia de observar vedas en zonas de alevinaje (200 m. y de octubre a marzo) cuando los juveniles tienen entre 12 y 20 cm., tamaño en que son muy vulnerables. Asimismo Cendrero (1979) señala que el pitillo o carioca desa­ parece del mar Cantábrico, por lo que se debería limitar las cap­ turas a 12.000 Tm., incluido Portugal, y prohibir la pesca en fondos de menos de 160 m., que es donde viven los juveniles, así como adoptar los 60 mm. de luz de malla, con lo que al menos los esta­ dos y edades inferiores estarían más protegidos. Todo lo anteriormente expuesto muestra un desgaste en la po­ blación a causa del empleo del arrastre no debidamente reglamen­ tado o controlado y que determina que el número de juveniles disminuya a corto plazo; mientras que en 1975 aún se conseguían — 163 — 2.000 ejemplares por hora de arrastre, en 1980 sólo se consiguieron en el mismo tiempo 250. Parece por tanto y aunque la estadística oficial muestre lo con­ trario, que existe una sobrepesca de la parte más joven de la población, lo que unido a fallos en el reclutamiento, determina una cada vez menor captura de ejemplares grandes. La lucha por una explotación adecuada del recurso choca al nivel mismo de los pescadores, con los problemas económicos que se traducen en las frecuentes escaramuzas entre arrastreros y volanteros o palangreros, ya que las zonas de capturas coinciden demasiado a menudo. BONITO: Tunnus álalunge (Bonnaterre, 1758) Especie migratoria que ocupa todo el Atlántico. Se reproduce de abril a septiembre en aguas tropicales (Madeira y Azores). Los juveniles, hasta 90 cm., migran en verano a latitudes templadas, donde son pescados por franceses y españoles; en otoño desapare­ cen, regresando a sus zonas de origen por vías no muy bien cono­ cidas. Existen según Alónele y Delaporte (1974) y Bard (1981) dos vías de migración: una clásica o Cantábrica (al E. del Meridiano 18°) y otra Azorina (al W. del 18° hasta el 25°-30° W.), que son espe­ cialmente patentes entre junio y julio. Los peces pescados a caña y arrastre en estas dos vías presen­ tan tres clases de tamaños: el llamado BONITO, con tallas de 47-57 cm., de 2 a 4 Kg. de peso y 2 años de edad; el llamado MEDIO, con 58-67 cm., 4 a 6 Kg. de peso y 3 años de edad, y final­ mente el GRUESO, con 8-80 cm., 6 a 10 Kg. y 4 años de edad. Esta especie parece vivir hasta los 13 años, siendo la relación talla-edad: 1=25 cm., 2 = 40 cm., 3 = 55 cm., 4 = 70 cm., 5 = 80 cm. Las capturas de estas tres clases de bonito para un mismo arte varían a lo largo de la estación, dependiendo de las isotermas (16-20°C), estando los más viejos en aguas más frías, si bien a ve­ ces se han pescado en el Golfo de Vizcaya fuertes cantidades de bonitos de 70 a 90 cm. con temperaturas de 19 a 21° C, concreta­ mente en agosto a octubre de 1977. En Canarias y Azores se capturan pocos ejemplares inmaduros; se piensa que las artes de palangre que se calan a 50 ó 100 m. no los capturan por estar a más profundidad y sí se pescan adultos preferentemente en los meses de invierno. — 169, — El desplazamiento migratorio es rápido en primavera y otoño, por lo que en esta época se ralentiza el crecimiento y migran más lentamente en verano e invierno. Las exigencias térmicas de los bonitos pequeños son superiores (15-20°C) a los de los adultos, los cuales viven por encima de los 10°C y con concentraciones de oxígeno superiores a los 2,5 ml/1. Por ello los inmaduros han de emigrar y siempre lo hacen por en­ cima de la termoclina, llegando hasta el Golfo de Vizcaya y alimen­ tándose de los peces pelágicos, mientras que los adultos pueden permanecer en aguas tropicales sumergiéndose en aguas por deba­ jo de la termoclina, para alimentarse de la fauna mesopelágica (Alónele y Delaporte, 1973). Los barcos a caña pescan preferentemente los bonitos medianos situados entre los 0 y 25 m. por encima de la termoclina y los gran­ des, que a veces se pescan en el Golfo, se capturan gracias a que en ocasiones se consigue hacerlos subir por encima de la misma. Antes de 1965 eran pescados en Asturias en cantidades superio­ res a las 5.400 Tm., con máximos de 7.700 y 9.700 Tm. en 1954 y 59, respectivamente (Fig. 4), descendiendo paulatinamente y manteniéndo desde 1972 a 1985 con capturas no superiores a las 2.500 Tm., si bien en los años 1967 y 71 hubo una ligera recuperación de la pesquería. En conjunto durante los 13 primeros años (1952-66) se capturaron 100.000 Tm. y sólo 22.000 en los otros 18 años (68-85), con máximos en 1971, 1974, 1978 y 1983. En resumen, esta especie ha sufrido un importante descenso en sus capturas, cuyas posibles causas comentaremos más adelante. La distribución por meses en las capturas es constante durante todo el período de estudio (Fig. 7). La costera del bonito comienza en junio y finaliza normalmente en octubre, como ocurre en Can­ tabria y Euskadi. Los máximos se producen en el mes de agosto o en julio y agosto y más escasa en septiembre. En Cantabria las capturas son similares a las de Asturias en el período 1965-85, con unas 22.000 Tm. anuales, y también se produ­ cen máximos en 1971 y 1983 y mínimos en 1975 y 1984 (González y col., 1986). En Euskadi se pesca sobre todo a cebo vivo y menos con curricán, y las capturas son muy superiores a las de Asturias, 6 a 8 veces (Igelm o y col., 1984). No existe una tendencia clara en la disminución observada en nuestras costas. En el Atlántico se dedican al bonito unos 500 buques (Fernán­ dez, 1985); desde Azores a Europa se faena desde julio a octubre, pescando inmaduros en el Golfo de Vizcaya y otras zonas. Los pa­ langreros japoneses y coreanos pescan en invierno en el océano — 170 — Fig. 7.— Distribución lunaa). mensual de los desembarcos de bonito ( Thunnus ala- _ 171 — abierto. A partir de 1960 desciende el esfuerzo pesquero, por lo que se considera que en la actualidad la especie está subexplotada. La mortalidad máxima se produce entre los 3 y 4 años, cuando se pescan a cebo vivo, y entre los 6 a 9 años, cuando se pesca con palangres. Las variaciones de las capturas son debidas no sólo a distinto esfuerzo pesquero, sino también a distinto reclutamiento y a cam­ bios en sus rutas migratorias, como se ha demostrado con las abundantes capturas de bonitos de 2 y 3 años durante la campaña de 1970. La captura a caña en el Golfo de Vizcaya hasta 1967 era sobre bonitos de 2 a 4 años (60% de 3 años) y a partir de 1972 se pescan ya algunos de 6 años; a cebo vivo también hay un aumento en la edad de las capturas, consiguiéndose bonitos de hasta 7 años (An­ toine y González-Garcés, 1981) y los rendimientos son mayores. Por esto las oscilaciones que se presentan en las capturas pueden deberse a la llegada de distintos efectivos, en cuanto a tamaño y edad se refiere. Los abundantes desembarcos hasta 1958 son debidos a que barcos de Bermeo venden en Asturias. La casi desaparición de la anchoa utilizada como cebo vivo o la muerte de la misma en los viveros contribuye a que exista un primer descenso, unido a que los barcos cántabros y vascos venden en sus puertos. Otra causa del descenso de capturas, al menos en Asturias, se debe a que ac­ tualmente los barcos no se alejan apenas de los puertos, ya que la tripulación no está dispuesta a estar embarcada tantos días como requiere la captura del bonito; por otro lado el bajo precio de venta a las fábricas y los bajos rendimientos contribuyen al aban­ dono de su pesca. La construcción de Ensidesa hizo descender el número de per­ sonas dedicadas a la pesca. Otras causas del descenso general parecen deberse a las capturas masivas por palangreros coreanos y japoneses y a las restricciones parciales a pescar con cebo vivo (1973) como medida para proteger la anchoa. Finalmente la flota atunera se vino abajo a partir de 1973 como consecuencia de la extensión a las 200 millas y sobre todo en 1976 con su aplicación por parte de la CEE. Resumiendo, cabe señalar que de las pesquerías analizadas en este trabajo las que más han descendido en Asturias, en el período de estudio, han sido las de la palometa, bonito y besugo; la mer­ luza, aunque las estadísticas no lo reflejan, han descendido sobre todo en el tamaño de los ejemplares capturados, mientras que la — 172 — bacalada, aún poco ríodos de las causas especie poco apreciada hasta ahora, es una pesquería explotada. El rape manifiesta unas fluctuaciones o pe­ abundancia de unos 10 años, sin que podamos conocer que producen esta situación. BIBLIOGRAFIA A l c a z a r , J. L . ; C a r r a s c o , J. ; L l e r a , E. ; M e n e n d e z , M . ; O r t e a , J.A. y V i z ­ c a ín o , A. (1983): B iología, dinámica y pesca de la m erluza en Asturias. R e c u rso s p e s q u e ro s d e A s t u r ia s 3. 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K e y w o r d s : O rcinus orca. Lagenorhynchus acutus. Cetaceae. Toothed-whales. Asturias. Cantábrico Sea. — 176 — Dos odontocetos ( Orcinus orca y Lagenorhynchus acutus) de los que, hasta el momento, no se tenían noticias de varamientos en la costa asturiana han aparecido muertos en esta zona en los prime­ ros meses del año 1988. En la mañana del 14 de febrero un odontoceto fue retirado de la zona de marea por C. De Miguel y R. Moyer de la playa de Peñarrubia, en el concejo de Gijón (43° 33'N. 5o 37’W). Una vez advertidos de su presencia nos dirigimos en el mismo día hasta el citado lugar. El ejemplar era un macho de orca, Orcinus orca (L IN N E , 1758), de 211 cm de longitud total. Presentaba un perfec­ to estado de conservación, tenía restos del cordón umbilical y los dientes todavía no le habían brotado. Una vez realizada la disección se le encontró leche en estómago así como en el trayecto desde la faringe hasta éste. Los pulmones estaban encharcados en un líqui­ do de apariencia muy similar a la leche que tenía en el estómago. No se localizó ninguna parasitosis externa ni interna. Las medidas referentes a este ejemplar se pueden ver en la tabla I. El varamiento de ejemplares de esta especie es extremadamen­ te raro, a pesar de haber sido citados de forma frecuente en este litoral (ÑORES y PEREZ, 1983; PEREZ y ÑORES, 1987). Para la costa cantábrica sólo existen dos únicas citas de varamiento; la primera es de una hembra, ocurrida el día 13 de diciembre de 1890 en la playa del Sardinero, en Santander (GARCIA-CASTRILLO, 1986). Otro ejemplar varado el 23 de febrero de 1985 en la playa de Baleo, en Valdoviño, La Coruña (Anónimo, 1986). Por otra parte, fuimos avisados por J. R. Hevia el día 24 de marzo de la presencia de un pequeño delfínido embarrancado des­ de el día 20 de marzo en la playa de La Espasa, perteneciente al concejo de Caravia. Nos dirigimos hacia allá encontrándonos con un individuo joven de delfín de flancos blancos, Lagenorhynchus acutus (GRAY, 1828). Se hallaba a unos 200 metros al este de la desembocadura del arroyo Duesos (43° 28’N, 5o 13’W). El ejemplar, macho de 1445 mm de longitud total, estaba algo hinchado y pre­ sentaba un avanzado estado de putrefacción interna y heridas en la parte externa. Se buscaron parásitos en cutícula, capa de grasa, orificios nasales, pulmones, corazón, riñones e hígado obteniendo un resultado negativo en todos los casos. En la tabla I se pueden ver las diferentes medidas externas que se realizaron al ejemplar. En la tabla I I se pueden observar las medidas craneales, tomadas según PE R R IN (1975). Según DUGUY y ROBINEAU (1987) el área de distribución de esta especie se sitúa en el Atlántico Norte hasta una línea hipoté- Fig. 1: Orcinus orca. Peñarrubia (Gijón), 14-11-1988. Fig. 2: Lagenorhynchus acutus. L a Espasa (C aravia), 24-III-1988 Fig. 3: Cráneo de L. acutus. Vista dorsal Fig. 4: Cráneo de L. acutus. Vista ventral. — 177 — tica que pasaría por Groenlandia, Islandia y Spitzberg. Su límitesur se encontraría, según estos autores, hacia los 52°N. No obstan­ te su presencia en latitudes más meridionales pudiera no ser tan sólo de individuos divagantes; el propio DUGUY (1978) cita ejem­ plares en las costas francesas: uno en Conquet, Finisterre; otro en Porspoder, Finisterre (DUGUY, 1980), en Fermanville, Canal de la Mancha (DUGUY, 1983), en Anglet, Pirineos Atlánticos (DUGUY, 1985) y dos más cerca de La Rochelle (DUGUY, 1987). Por su parte FRASER (1974) comenta que desde 1913 a 1966 no se localizó nin­ guno en las costas del sur y oeste de Inglaterra, aunque en una obra anterior (FRASER, 1953) cita, entre otros, uno varado en Birghington, al norte del Canal de la Mancha, aunque por debajo de los 52°N; asimismo, existe citado otro ejemplar para las costas españolas, concretamente en Galicia, varado en 1982 (DURAN, PE­ NAS y PIÑ E IR O , 1983). : : AGRADECIMIENTOS Además de las personas ya mencionadas, que me dieron aviso de los varamientos, quisiera mencionar también a A. Alvarez Peña, F. Pérez Barbería, A. Gil Gayol y C. García Sal por su ayuda ,en las disecciones y toma de datos y a C. Ñores Quesada por su cola*boración, sin la cual no hubiera sido posible la redacción de esta nota. — 178 — I. MEDIDAS desde - hasta la ¿XTERNAS la s u p e r io r aleta caudal (LT) .......... — I L. t 100 o vi. acutus . ,i 1445 . 0«» orea .. .................... 2110 de lá aleta . ......... .................... .................... genital ....................... .................... .................... ........ ............ pectoral dorsal o r if ic io comisura 250 275 62,3 54,7 17,3 19,0 1300 1255 5 9 ,5 3,5 2 ,0 50 42 b u c a l ... .................... .................... 0 ,8 10,8 1460 790 900 12,3 12,6 22,7 2 ,3 100 mandíbula de la de la lóbulos punta dos entre los media . zo^a del ............................................................................................... .................... .................... .................... .................... .................... .................... centro inseción del aleta la medip de la - hasta punto a la 227 ................. ..... .................... .................... .................... .................... .................... .................... 1006 69,6 punta ojo ano el del del la centro centro - hasta el el - hasta desde - hasta 61,6 69,2 - al ápice del panículo adiposo de la frente ............... ..... .................... .................... 30 2,1 48 - a la comisura bucal ............................................................ ............ .................... .................... .................... .................... .................... 173 12,0 260 265 - al espiráculo a lo largo de la línea m e d ia . 480 - al ojo . . ------------------------------------------------------------------------------------------------------ ..... TABLA Longitud Longitud - 17 3 7,0 5 1 ,9 1,4 7^0 1095 11,4 27,3 48,8 20 395 165 del .......... .................... 1,1 2 ,9 ..................................... .................... 61 ano axilas r e s p i r a t o r i o .. .................... .................... .................... .................... .................... .................... .................... 352,4 24 el 0,6 705 .............. .................... la con de las espiráculo in terseció n s u p e r i o r ..................... .................... .................... .................... sobre centro in terseció n al en la ojo .en la o r if ic io anterior r e sp ira to rio in fe rio r t r a n s v e r s a l, del de la t r a n s v e r s a l, del inserción mandíbula Proyección en un plano en un plano desde el centro P erím etro, Longitúd P erím etro, Amplitud la o r if ic io de la aleta pectoral hasta hasta la la punta punta 125 8,6 ..................................... .................... 20013,8 ................................... c o la 120 8,3 15,9 15,2 2 5 ,3 10,4 533 220 8 ,6 15,6 del pectoral 330 desde aleta de la 230 ............. .................... .................... .................... .................... .................... .................... 23015,9 lóbulos 320 .................. .................... .................... .................... .................... .................... .................... .................... 704,8182 de la 9 Longitud .. .................... .................... .................... .................... .................... Longitud posterior 12,2 inserción dorsal 258 la pectoral desde aleta máxima aleta de los del .................... .................... .................... .................... .................... anterior cola entre los lóbulos de la cola ..................... 10 0,7 26 1*2 20 15*2 28513,5 .. .................... .................... .................... .................... .................... .................... .................... .................... .................... 8 05,51939 i1 borde próximo más punto de la el lóbulos de la d o r s a l ...................... .................... .................... .................... .................... .................... de la Longitud aleta desde de los media de la base de la Anchura Altura Longitud D ista n cia Anchura hendidura inedia, la de la hendidura hasta Profundidad .. .. . MiCDIDAS i ..... II. del de los Anchura Anchura anchura Mayor Longitud de de la el in te rio r postemporal dental del ................ .................... .................... .................... de la fosa postemporal) los a la a n te rio r) 67 ............................. .................... . .................... .................... .................... .................... ..... ............................. .................... .................... izquierdo internas acutua 2 1 ,3 15,5 51,1 4 3 ,6 64,1 57*8 257,9 5015»9 802 5 ,4 4 7 ,3 100 m m # LG 51 9 132 41,9 16,2 5116,2 2 ,9 5316,8 237 ,3 .................... .................... .................... .................... .................... .................... .................... .................... ............................ .................... .................... .................... (perpendicular maxilares izquierda i z q u i e r d a ............ 49 202 derecho . . . . . . ......... pterigoide 182 . . . . . . . . . . . . ............................. .............. .................................... .................... .................... .................... .................... .................... sobre superior narinas izquierda premaxilares las posterior derecha ..... .................... .................... .................... .................... .................... externas postemporal (por margen externa 161 al narina r o s t r o ................. .................... .................... .................... .................... a la .. .................... .................... .................... .................... rostro premaxilares fosa del rostro . .................... .................... .................... .................... .................... 149 315 153 narinas fosa órbita de surco anchura del la de la ................. .................... .................... .................... ......................... .................... .................... .................... del del longitud L. . ■ ............................... .................... - ■ . Longitud del surco dental inferior izquierdo .... .............. ................................................................................................................................................ 13743,5 Longitud. m£icima de la rama mandibular izquierda .... ............................................................................................................... 259 32,2 993 1 ,4 Altura máxima de la rama mandibular izquierda (perpendicular a la anterior) ........... ...................................................... Numero de dientes - Serie dental superior derecha ....................................................................................................................................................... 31 - Serie dental superior izquierda ............. ......... ............................................................................................................ 29 - Serie dental inferior derecha ....................... ... .......................................................................................... 29 - Serie dental inferior izquierda ............................ ................. .................... .................... .................... .................... .................... .................... 30 Longitud Máxima de los de las p ostorb ital de los máxima extremo extremo p a rie tal máxima Proyección Anchura Longitud anchura anchura Mayor Mayor anchura Mayor el el de su a mitad mitad p re o rb ita l desde anchura D istancia Mayor desde D istancia a n te ro rb ita le s) — — —— — ■. ..................... .................... .................... .................... .................... .................... .................... .................... escotaduras .. .................... .................... las premaxilares a la base (hasta en la rostro rostral ro stral Anchura Longitud (LC) ... — CRANEALES Longitud, cóndilobasal .... - TABLA — 179 — — 180 — BIBLIOGRAFIA A n o n im o , 1 9 8 6 : A rroas. 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Su distribución en el Noroeste de la Península Ibérica se refleja en la figura adjunta, en base a los datos aportados por W ILLKO M M (in W ILLKOM M & LANGE, Prodr. F l Hispan. 1: 119. 1870), COLMEIRO ( Enum. Pl. Penins. Hisp.-Lusit. 5: 200. 1889), M ERINO {Fl. Galicia. 3: 162. 1909), JAUREGUI (Bol. Cien. Nat. I.D.E.A. 6: 40. 1958), HIDALGO ORDAS ( Estudio de Las comu­ nidades encharcadas y semiencharcadas de la comarca de Tierra D i s t r i b u c i ó n de C a r e x d i v i s a Hudson en e l N o r o e s t e de l a P e n í n s u l a de Campos {León). Mem. Tesis Doctoral. Universidad de León. 283. 1981), PEREZ GARCIA (Flora y vegetación de la comarca de Omaña. Mem. Tesis Doctoral. Universidad de León. 285. 1983), FERNANDEZ ALAEZ (Distribución de la vegetación macrófita y evaluación de factores ecológicos en sistemas leníticos de la P ro­ vincia de León. Mem. Tesis Doctoral. 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Carex divisa Hudson se localiza en Navia en prados no someti­ dos al influso directo de las mareas en la margen derecha de la ría próxima a la población. Bol. Cien. Nal. I. D. E. A.r n.° 39: 185 - 192.(1988) y Larus ESTATUS Y FENOLOGIA EN ASTURIAS Larus melanocephalus, Larus minutus sabini : M a n u e l Q u in t a n a B ecerra Se establece el estatus de tres especies de la familia Laridae para la región asturiana, en base a las citas conocidas de diversos ornitólogos. Se considera a Larus melanocephalus co­ mo regular en el paso otoñal, y escasa como invernante; Larus minutus sería regular en los pasos y com o invernante, pero siempre escasa, y Larus sabini se considera de probable apari­ ción contemporales coincidentes con su período migratorio. Se dan datos de edades y de hábitats frecuentados. Resum en: C/. Peña del Río, s/n. — Eilao (Illano). Asturias. P a l a b r a s c l a v e : Larus melanocephalus. Larus minutus. Larus sabini. Estatus. Fenología. Asturias. — 186 — INTRODUCCION Son estas tres especies, aparentemente poco regulares en nues­ tras costas. Por su parte, Larus melanocephalus se distribuye como nidificante por el Noreste del Mediterráneo y toda la cuenca del Mar Negro, con pequeños núcleos no estables en Europa Continen­ tal. Su invernada se destaca por todo el Mediterráneo, con solo una pequeña proporción fuera de este mar, que se repartiría por las costas atlánticas marroquíes e ibéricas (BERMEJO et al., 1986), lle­ gando en escaso número a las costas cantábricas (QUINTANA, 1985). Larus minutus se distribuye por una banda desde el Noreste de Europa hasta las costas del Pacífico, y parte de Norteamérica. In­ vernaría por las costas europeas, tanto atlánticas como mediterrá­ neas (TUCK y H EINZEL, 1978), aunque parece abundar más en las primeras, pero siendo más escasa en el Norte que en el Sur de Iberia (BERMEJO et al., 1986). Por último, Larus sabini, nidifica en latitudes árticas de Siberia, Norteamérica y Groenlandia, invernando en el mar, frente a las costas del Oeste de Africa y Sudamérica (TUCK y H E IN ZEL, 1978). Parte de sus poblaciones, por tanto, pasaría frente a las costas europeas occidentales, acercándose poco a tierra (DE JUANA et al., 1985). En relación con su situación en Asturias, ya fueron tratadas por algunos autores en el pasado (GAMEZ, 1980 y NOVAL, 1976) y, más recientemente (QUINTANA, 1985 y DIEGO, 1988) se establece su estatus en determinadas épocas. En este trabajo se intenta esta­ blecer su situación y fenología en base a los conocimiento actuales, estudiando a la vez diversas características de su aparición en As­ turias. METODOLOGIA Se han recopilado el mayor número de observaciones posible de cada especie hasta el año 1988. Para ello se utilizan en su ma­ yoría datos inéditos, y unos pocos ya publicados. También sirven de comparación las citas o trabajos publicados para otras zonas de la Península Ibérica. En cada cita se procuró recoger el mayor número de datos sobre las condiciones, tanto ambientales como del ave. Aunque estas citas no son producto de unas prospecciones me­ tódicas, se pueden considerar homogéneas en el tiempo, ya que los ornitólogos salen al campo con suficiente regularidad. — 187 — RESULTADOS Y DISCUSION Larus melanocephalus Se han recopilado 35 citas de la especie. De ellas, corresponden 2 a Clemente A. Usategui, y 4 ya estaban publicadas (ARCE, 1984 y 1987). El 66% de las citas corresponden a los meses considerados de paso (X , X I y X II), observándose en ese período el 69% de las aves, siendo significativo que, de las 31 aves, 21 son controladas en mi­ gración activa, y sólo 10 sedimentadas. El resto de las citas se reparten entre Enero y Mayo, y se supone que se refieren a inver­ nantes y a no reproductores en migración primaveral. Hay una sola observación correspondiente al mes de Septiembre, de un ave en migración. A la vista de los datos existentes, se supone que, la mayoría de las aves que se ven en Asturias son migrantes que se dirigen a las costas de Portugal, donde parece invernar en moderado número (BERMEJO, 1986). Por otra parte, unas pocas aves invernan en la región, generalmente en puertos importantes, lo que coincide con los datos de invernada en el Mediterráneo (CARRERA, 1981). Por edades, destacan los jóvenes, constituyendo el 82,2% de las aves datadas (45), sólo 3 aves son inmaduros de segundo invierno (6,7%) y 5 adultos (11,1%). Es destacable el hecho de que los adul­ tos no se observan hasta la segunda década de Diciembre, siendo todos los migrantes aves inmaduras (ver Fig. 1). Larus m inutus Se han recopilado 54 observaciones de esta especie, de las que 29 son propias y, otras 25 de otros ornitólogos (César M. Alvarez Laó, 4 citas; Víctor Alvarez Muñoz, 2; Elias Gcía. Sánchez, 17; Clemente A. Usategui, 1 y G. O. Mavea, 1). Djbvenes 2 º i nv i e r n o Adul tos Fig. 1: Distribución de las observaciones de Larus melanocephalus indicando el núm ero de aves en cada década del mes y sus edades. — 188 — Si se distribuyen las citas según las épocas (Fig. 2), puede apre­ ciarse su importancia en el paso otoñal, al que corresponden el 42,5% de las observaciones y el 45% de las aves vistas (n: 99). Este paso se puede encuadrar entre Octubre y Diciembre, si bien son pocas las aves observadas en migración activa (tan sólo un joven el 18-XII-83 y dos grupos de 10 y 6 aves, respectivamente, el 24-XI-87, ambos mezclados con Larus ridibundus), coincidiendo siempre con vientos del Noroeste. La invernada no es notoria, en claro contraste con lo que ocurre en el Mediterráneo (CARRERA, 1988 y BERMEJO, 1986) e incluso en las costas Cántabro-atlánticas (BERMEJO, 1986). No obstante, el 37% de las citas son plenamente invernales (Enero y Febrero), siendo el 40% del total de aves vistas. Es importante destacar que su observación es más probable después de los temporales, lo que podría estar relacionado con hábitos pelágicos (BERMEJO, 1986). Las citas de primavera sólo suponen el 18,5%, y son un 14% de las aves observadas. Estas, serían presumiblemente aves en mi­ gración prenupcial. Faltan observaciones desde la segunda década de Mayo hasta la última de Septiembre, ambas incluidas. Es por tanto una especie regular, con una media de más de 12 aves por año desde 1981, aunque escasa, teniendo en cuenta que los datos aquí estudiados son sólo de unos pocos ornitólogos. Fre­ cuenta en la costa puertos y rías principalmente (80% de las citas), y en ocasiones embalses cercanos al mas (14%), viéndose muy po­ cas veces en la costa acantilada, sólo en migración. En cuanto a las edades de las aves observadas (Fig. 2), durante el invierno (Di­ ciembre, Enero y Febrero) hay mayoría de adultos, constituyendo un 65% del total de aves, siendo menor su proporción en los pasos, con sólo un 25% en otoño y un 15,5 en primavera. Inmaduros Adultos Indeterminados Fig. 2: Distribución de las obsedvaciones de Larus m inutus indicando el nú­ m ero de aves en cada década del mes y sus edades. — 189 — Larus sabini Hasta el momento se conocen solamente 13 citas en Asturias, con 58 aves controladas (ver Tabla I). Es aparentemente una espe­ cie escasa en nuestras costas, aunque, como ya se apuntó con ante­ rioridad (DE JUANA et al., 1985 y QUINTANA, 1985), debe existir un importante flujo de aves que, en otoño, cruzan el mar Cantá­ brico, acercándose a la costa en contadas ocasiones. Esta afirmación se refuerza con las observaciones en mar abierto (dos de las citas) o, incluso con su aparición coincidente con grandes temporales, que arrastrarían a las aves hacia tierra. Aun siendo escaso el número de observaciones, se puede dedu­ cir que el paso otoñal tiene lugar principalmente entre Agosto y Octubre, época en la que coinciden otras observaciones del Norte de la Península (BARTOLOME HUSSON, 1985; GLEZ. NICOLAS y AJA, 1981; LORENZO, 1987). Hay, por otra parte, citas inverna­ les en el Sur de la Península, que serían lógicas hasta cierto punto, pero son extrañas las dos citas invernales en Asturias, pues es un ave que inverna en las costas africanas (TUCK y H E IN ZEL, 1978). Sólo se precisa la edad en 12 de las aves, siendo 8 jóvenes o inmaduros y 4 adultos, mientras en el resto de la Península hay citados 4 adultos y 1 joven. AGRADECIMIENTOS Mi agradecimiento a los ornitólogos que me cedieron desinte­ resadamente sus datos, y en especial a José Ramón Obeso, que además revisó y criticó un primer manuscrito del trabajo. — 190 — I.— Citas conocidas para Asturias de Gaviota de Sabine ( Larus sabini). AVES OTROS TABLA LOCALIDAD 2. — N O V A L, A., 1976 2. 1 A. y 1 J. En paso. Temporal A Y T H Y A , 1981 10. A. y J. A 2 millas de costa FDEZ. PAJU ELO , M. A. 3.A 5 millas de costa FDEZ. PAJU ELO , M. A. 10. A. En paso OBESO, J. R. 1. In. En paso OBESO, J. R. 4. In.En paso CAR R E R A, L., 1982 1. A.Sedimentada Q U IN T A N A , M. 21. A. y J. Ciclón Hortensia Q U IN T A N A , M. I. A.En paso GCIA. SANCHEZ, E. I. A.— ALVAREZ LAO, C. M. 1. In. — Q U IN T A N A , M. 1. J.En paso GCIA. SANCHEZ, E. O B SERVAD O RES FECHA Playa de Gijón Cabo Peñas Luanco Luanco El Musel, Gijón El Musel, Gijón Lianes Luanco Ría de Avilés Pta. de la Vaca Ría de Avilés Ría de Avilés Pta. de la Vaca DATOS l-V II-7 1 16-XII-78 14-IX-79 7-IX-80 5-IX-81 8-IX-81 9-IX-82 6, 7-X-82 4-X-84 23-IX-87 10-X-87 4-11-88 24-VIII-88 — 191 — BIBLIOGRAFIA A r c e , L . M . (1 9 8 4 ). 3 1 : 144. N oticiario Ornitológico (G aviota Cabecinegra). A rd e o la , --------- (1987). N oticiario Ornitológico (G aviota Cabecinegra). Ardeola, 28: 158. A ythya (1981). N oticiario Ornitológico (G aviota de Sabine). Ardeola, 28: 158. En B a r t o l o m é H u s s o n , A. (1985). N oticiario D e J u a n a et al. Ardeola, 32 (1 ): 137-143. B e r m e jo , A .; C a r r e r a , E .; D e J u a n a , E. Ornitológico (G aviota de Sabine). y M. T e i x e ir a , A. (1986). P rim er censo general de gaviotas y charranes (Laridae) invernantes en la Península Ibérica (Enero de 1984). Ardeola, 33: 47-68. C a r r e r a y G a l l is a , E. (1988). Invernada de gaviotas y charranes en la P e ­ nínsula Ibérica. En “ Invernada de A ves en la Península Ib érica” . Editada por J. L. T ellería. M onografía de la SEO n.° 1. M adrid: págs. 79-95. --------— ; F e r r e r , X .; M a r t ín e z -V il a l t a , A. y M u n t a n e r , J. (1981). In ver­ nada de Láridos en el litoral m editerráneo catalán y levantino. A rdeola, 28: 35-50. C a r r e r a , L . (1982). N oticiario Ornitológico (G aviota de Sabine\ A rdeola, 29: 186. D e J u a n a A., E. y el C o m it é de R a r e z a s de la S.E.O. (1985). Observaciones homologadas de aves raras en España. Inform e 1984. Ardeola, 32 (1 ): 137-143. D ie g o G a r c ía , J. A . (1988). Diez años de censos de aves acuáticas in ver­ nantes en Asturias (1978-1987). Asturnatura, 7 (2 ): 18 págs., 15 tablas. G á m e z , I. (1 9 8 0 ). Relación actualizada de las citas de aves en Asturias (has­ ta diciem bre de 1979). Bol. Cien. Nat. I.D.E.A., 25 : 145-211. G o n z á l e z N ic o l á s , M. y A j a , J. (1981). N oticiario Ornitológico (G aviota de Sabine). Ardeola, 34 (1 ): 158. L o r e n z o , M. (1987). N oticiario Ornitológico (G aviota de Sabine). En D e J u a n a et al. A rdeola, 34 (1 ): 123-133. N o v a l , A. (1 9 7 6 ). El lib ro de la fauna ibérica. Ediciones Naranco, Oviedo. — ------- (1981). Enciclopedia temática de Asturias. Tom o 2. Zoología: V e r­ tebrados. Ed. S ilverio Cañada, Gijón. Q u in t a n a , M. (1985). M igración visible de aves marinas frente a l Cabu P e ­ ñes (Asturies). Asturnatura, 4: 3-9. T u c k , G. y H e in z e l , H . (1978). Guía de campo de las aves marinas de Es­ paña y del mundo. Ediciones Omega. Bol. Cien. Naí. I. D. E. A., n.° 39: 193 - 196. (1988) LOS ENTORNOS SE TORNAN TURBIOS (*) J. A . M a r t í n e z - A l v a r e z (Catedrático) (* ) A rtícu lo publicado en e l diario “ L a Nueva España” (5-1-89); reproducido como com entario de la actualidad conexionada con la ciencia de la valo­ ración de la naturaleza. Escuela Técnica 33003-0viedo. Superior de Ingenieros de Minas. P a l a b r a s c l a v e : Opinión. Contaminación. Entornos. Independencia, 13. — 194 — -- — ¿LAS AGUAS BAJAN NEGRAS» Hace años que la turbiedad ennegrecedora de la industrializa­ ción del carbón de nuestro subsuelo hizo frase y forma de literaria denuncia en... «las aguas bajan negras». Desde entonces las aguas siguen bajando turbias; además por la turbiedad generada a par­ tir de todo tipo de desechos de industrialización. Actualmente, hay que constatar, que son los «entornos» inme­ diatos a cualquier actividad humana los que están cambiando desordenadamente, para adquirir una turbiedad múltiple y cóm­ plice; mucho más peligrosa que la de... las aguas que comenzaron a bajar negras. La suciedad-turbiedad inicial afectaba a una serie de lugares relacionados con cauces y cursos fluviales de valor inestimable; no obstante, por su clara identificación social, física y de las causas generadoras de la contaminación, la tecnología moderna permite — no sin esfuerzo— hacer el casi milagro de la restitución. Aunque con lentitud, se están planeando y ejecutando proyectos de reha­ bilitación de los ámbitos fluviales más estigmatizados; y veremos el día en que no bajarán turbios y consecuentemente tampoco con la escandalosa turbiedad negruzca que originan los desechos del carbón. Recientemente, el concepto y concepción práctica de «entorno» (ambiente que rodea a la actividad humana) se está complicando y ampliando inusitadamente, promovido por el — probablemente— «sociovirus» de la masificación-consumista, el cual parece tener cla­ ras connotaciones sindromizantes. En efecto, en este momento, el efecto de entorno creado, por un pequeño pueblo que masifica y desordena la gestión de lo consumido; grupo de excursionistas de montaña que consume sin respeto su deleite de caminante; agru­ pación circunstanciada de visitantes que invade cuevas prehistóri­ cas, monumentos, salas de exposiciones con el desmesurado deseo de devorar espacios sin pausa, etcétera, se está demostrando que tiene una importancia demoledora; de igual o mayor entidad que la denunciada y real del relato literario mencionado, compendiado en su titulación emblemática... «las aguas bajan negras». . «LOS ENTORNOS BAJAN TURBIOS» .... -....Hoy debemos decir que no son las aguas sólo las'que siguen bajando negras. Además constatamos que .son los. entornos rr-cualquieFOTtornórgrande o — 195 — por la presencia de elementos masificados, generadores de una tur­ biedad no menos peligrosa que la denunciada negrura de las aguas. Por eso, no me parece carente de importancia dejar escueta cons­ tancia de cómo el río se tornó entorno y el agua elemento o valor del entorno y por lo mismo parafrasear como... «los entornos (muchos o todos) se están tornando turbios». La turbiedad de los entornos por su característica de dispersión, extensión y multipli­ cidad de las variables que influyen en su desarrollo son difícilmente afrontables en lo que hace referencia a su caracterización y actua­ ción correctora. Pesa demasiado negativamente la complicidad, no sólo de colectivos lucrativos como en el caso industrial, sino la propia del individuo frivolizado por la carencia del sentimiento vivificante respecto a su entorno y deslumbrado, en cambio, por los sentimientos vitalicios que considera posee sobre el mismo entorno. Sólo puede ser auténticamente vitalicio aquello a lo que, con­ tinuamente, se le facilitan los valores necesarios para continuar siendo vital o viviente. Los entornos industriales de las aguas bajan negras, como los entornos masificados de acciones o frívolas omisiones de la masificación consumista, necesitan de la responsabilidad humana en forma de tecnología correctora y recuperadora; también, y con más intensidad, de la insustituible acción vivificante de cada per­ sona en su entorno. LO «V IT A L » Y NO «V IT A L IC IO » EN LA TIE R R A En unas fechas en que las circunstancias vacacionales festi­ vas producen uno de los más llamativos «accesos de masificación consumista», no viene mal recordar que las aguas... (de la indus­ trialización)... siguen bajando negras y corrigiéndose sus efectos demasiado lentamente; también y con igual o mayor énfasis por sus repercusiones, que asimismo los entornos (todos los entornos) se están tornando cada vez más turbios y que nuestra vitalizadora y correctora acción individual personal no se siente lo que debiera. Quizá porque nuestro personal entorno de la responsabilidad se está tornando turbio. Como deseo, hacemos votos porque los en­ tornos no se vuelvan turbios primero y negros después, como sucediera con aquellas aguas que se tornaron primero turbias y después bajaron negras. A tal labor están llamados todos los que tienen la voluntad de hacer vital la Tierra y no vitalicios los luga­ res grandes o pequeños de la misma. Bol. Cien. Nat. I. D. E. A., n.° 39: 197 - 206. (1988) PROFESIONALIZACION GEO-ORNAMENTAL * J. A . M a r t i n e z - A l v a r e z Se hace una presentación sintetizada de la valoración de las tradicionales «gem as» y nuevos materiales ornamentales de nexo geológico, dentro del ámbito técnico-profesional actual. Se aboga p or una profesionalización precisa en este campo y se define la acción que desde el ámbito de la Universidad de Ovie­ do se está haciendo en este sentido. Resum en: * Catedrático de “ G eología A p licada” ; Escuela Técnica Superior de Ingenie­ ros de M inas de O viedo. C/. Independencia, 13. O V IE D O (España). P a l a b r a s c l a v e : Gem ología. Ornamentación petrográfica y m ineralógica. P r o ­ fesionalización geo-ornamental. — 198 — 1— ANTECEDENTES El connatural sentido artístico del hombre, y quizá el más sutil del oriental, supo captar y aislar la presencia, en la corteza terres­ tre, de «piedras preciosas» (finas, duras, raras y transparentes-translúcidas de suave y vistosa coloración), agrupacionalmente conocidas como «gemas». La identificación y comercio circunstancional — de gran lucro— determinó un cierta profesionalización, que se mantuvo — como era uso entonces— en el ámbito profesio­ nal-gremial, ciertamente cerrado. La apertura que la «ciencia mineralógica» (de la que las gemas son un substancial apéndice) realizó, produjo una consideración menos mágica o secretista de éstas, la cual'no resultó esencial. Preocupada por los aspectos de la organización cristalina y cla­ sificación de la diversidad de los minerales, dejó relativamente relegadas estas variaciones preciosistas de las especies minerales, las cuales siguieron siendo objeto de especial aprecio del artesano gremial de la joyería. Las variaciones introducidas por la tecnolo­ gía, minera afectaron a ciertas de estas gemas (diamante, esméral­ a s , ..etc..) de mayores cualidades y consumo; pero su comercio y .valoración siguió quedando en grupos reducidos y ártesános 'tra­ dicionales. . . . La fuerza imparable del consumo dió lugar al desarrolló de los «sucedáneos o imitaciones» de distinta entidad y — también— a la ampliación del concepto y sobre todo conceptuación de lo que es una gema. Así se agregaron a la primitiva y relativamente restrin­ gida lista inicial de gemas otros grupos de minerales, «ro ca s » de diversa entidad e incluso «masas rocosas ornamentales». Más recientemente e incluso rondando con la actualidad se de­ sencadena la apetencia hacia los « minerales» y «roca s», marcadas por cualquier tipo de (1) sutileza (cristalización), (2 ) rareza (pre­ sencia de colores, inclusión, etc.) o (3) matiz especial, encuadrable en las difíciles premisas del coleccionismo y la ornamentación efectivista. Estas últimas aportaciones culturales de los minerales-piedra con valores de exquisitez diferente, no son objeto de esencial consideración científica y técnica. Consecuentemente, a todos los -efectos substanciales siguen en manos de una profesionalización gremial de (1 ) artesanos de la joyería, (2) construcción y (3 ) arte­ sanía decorativa. También al socaire del coleccionismo de todo tipo y entidad. . — 199 — Fig. 1.— Tipos de m ateriales geo-ornamentales de nexo gem ológico. — 200 — La profesionalización gremial-artesana y el coleccionismo, más popular que científico, tienen el mérito de haber valorado, emocio­ nal y comercialmente, estas gemas, masas ornamentales, substan­ cias biológicas e imitativas diversas que sustentaron y sustentan el amplio mundo de la ornamentación personalizada y civil más diversa. 2.— M ATERIALES GEO-ORNAMENTALES ACTUALES En el momento actual los materiales que derivan de la tradición relacionada con las gemas se multiplicaron y diversificaron; por la ampliación de lo que se entiende por «ornamentación» y sobre todo que «s irv e » a las necesidades y apetencias ornamentales de muy diversa índole. Se debe hablar de dos grandes «agrupaciones» de materiales de nexo gemológico; son éstos: (A ) agrupación de las «gem as» pro­ piamente dichas; (B ) agrupación de los « gema-ornamentos» (ma­ teriales gema) (Fig. 1). A.— En la agrupación de GEMAS se integran los materiales (mineralógicos-petrográficos) con las especiales y prototípicas cua­ lidades-gema. En el Cuadro adjunto se citan los elementos más representativos y principales características (Fig. 2). Hay que añadir al grupo inicial mencionado las derivaciones industriales incorporadas, susceptibles de ser calificados por afini­ dades múltiples; resultando los siguientes grupos: GRUPO T.G.M. (Tecno-gema-materiales). Forman parte del mis­ mo materiales obtenidos tecnoindustrialmente ya sea, ( i ) por sín­ tesis a partir de mezclas, soluciones, fusiones especiales, etc.; (ii) también mediante procedimientos complejos de imitación de cualidades gemológicas sobre bases artificiales, como vidrios, plás­ ticos, porcelanas, etc. Los productos gemológicos obtenidos por los mencionados procedimientos constituyen las denominadas «gemasíntesis» y «gemaimitaciones». Los materiales de síntesis e imitación pueden ser objeto de composiciones («gemacomposiciones») y utilizarse con finalidades ornamentales más generales (gemaimitaciones ornamentales). GRUPO B.G.M. (Bio-gema-materiales). Formado por materiales de cualidades gemológicos y contextura petreomineral, derivados de la actividad biológica natural (bioesqueletos y protuberancias esqueléticas diversas) de grupos especiales de seres vivos. Son co­ nocidas con la denominación de «biogemas» (biogemas naturales). — 201 — !---------------\ MINERALES GEMA 0 GEMAS MINERALES / ( G e m a s P e t r o m in e r a le s ) M i n e r a ló g ic a 0 DIAMANTE n«copaado pon j . a . MaiineiAivana V a r ie d a d e s y d e n o m in a c io n e s c o m e r c ia le s _ _ _ _ _ _ _ CORINDÓN BERILO_____________ _ _ C o m p o s ic ió n Diamante gema (tvillame) diamante industrial__________________ r (Topacio precioso)__________________________________________ SiO ^ I jIFjO H I;_______________ GRANATE ^_______________ _ _ \ G ru p o s Sintetizado » "brozón" / A“*’1'Ja,“° blanco, zaino oro, esmeralda oriental, topacio___ AI20 j ________________ \ofiental, amatista oiieniall . lEsmeralda, aguamarina, berilo amarillo u oro, moiganital_________ S¡ OaB e,W ,;________________ _ « » j i TOPACIO________________ „ _ \---------------v Sintetizada/ceconstiuida Sintetizadas esmeraldas mutaciones Imitaciones ISiO.lj ___________________ GROSSULARIA_____________ IHessonita, piedra canelal______________________________________ S0(Ca. 2H¡0_________________ PIROP O __________________ (Rubí del Cobo, tubi de Arizonal________________________________ ISiO()]MgjAI¿ _______________ ESPESSARTITA_____________ ' ALMANDINO_______________ (Carbunclo, mdnlital _ _ _ ISiO(ljMnjAlj _____________ ISK),l¡Fe]AI, _ _ _ _ _ _ _ UVAROV1TA_____________ _ . _ _ ISiO,lí CaJCi¡_______________ ANDRADITA_______________(Topazdita, demantoidel . _ ISiO .ljfajfej C IRCÓ N__________________ (Jacinto, jargón, ya c m to l______________________________________ SiOtZr______________________ Imitaciones V. Gemas propias OPALO____________________ lÓpalo precioso, ópalo blanco, ópalo negro, ópalo de juegol__________ Si02 nH20 __________________ ICrtstaJ de roca, amatista, cuario rosa, cuarzo ahumao. piedra de Cairngorm, topacio, topacio español, citrino, venturina, cuarzo tu- { ^ / titas tmpotlSttfe& Cristales no industriales 1~ tilado, ojo de gato, ojo de tigie, calcedonia, carneóla, sardónica, sintetizados imitaciones crisoprasa, heliotropo, ágata, ónice, piedra de sangrel (Nefrna. iad eital___________________________________________SiO¡NaAl___________________Imitaciones JADE ___________________ CRISOBERILO_______________lAlejandtita, ojo de gato, cimotanal_______________________________AljOjBe____________________ TURMALINA_______________IRubelita, indigolita. esmeralda de 8 r a s il|_________________________ _ (AlSi^O^Í^WXjB^AtjIO.OH, Fl^__ Sintetizado Imitaciones OLIVINO__________________ IPeridotol___________________________________________________ S 10 , 1M g, Fe 12 ESPINELA_________________(Espinela rubí, rubicela, espinela azul)____________________________ AI.O,Wg________________ ___ Sintetizada.'alejandtiW TURQUESA________________ _ _ (PO.I.CuAyOHI, 4H¡0 _____ FELDESPATO_______________ - _ Si,0 8AI, Na, K, Ca ------------- ORTOSA__________________ (Piedra de luna)________________________________________________SijO, K A l__________________ MICROCLINA_______________ (Piedra amazona, amazonita)____________________________________ Si¡0, K A l__________________ ALBITA____________________ (Piedra de tuna)________________________________________________SijO, Na Al-Ab^sAn# _________ LABRADORITA_____________ (Espato de labrador}_______ i____________________________________Si,0¡Al, Na, Ca •_____________ LAZURITA_________________(Lapislázuli)_________________________________________________ Sij012PJa, sAlj 5_______________ ANDALUCITA_______________ APATITO__________________ 'AZURITA . . CALCITA _ _ _ _ _ _ _ _ . CIANITA__________________ I / S i0 ¡A l¡ ---------------------------IP O .IjC a jIf.C I, QH)_______ lAnifmahqniul _ N (COjI, CujIOHIj ________ — (Espato satinado, mármol ónice; mármol mexicanol_______________COjCa, -------_ _ SiOsA I ¡ __________________ CORDIERITA_______________(Indita, rfistwiat S i ^ ^ A I , ------------------------- CRISOCOLA_______________ DATOLITA_________________ EPIDOTA__________________ _ _ _ _ SiO, Cu 2H,0 _____________ SiO, Ca BIOH)_____________ (SiO(ljC a2IAI, Felj(OH) ____ ESCAPOLITA_______________ _ _ ------------------- ESFENA__________________ ITitanita)________________________________ _____________________ Si04 CaTi ------------------------------ESTAURALITA______________ _ _ S i ^ f e " AI.IOHIj ---------------„ Cristales no indusuiales \"P ie d ra s gema" FLUORITA---------------------------- (John azul)----------------------------------------------------------------------------------------F ,C A -------------------------------------- en > “ofinmentales" HEM ATITES______________ _ _ F¡ O j _____________________ MALAQUITA Y AZURITA_____ (Matriz de malaquita, azurmalaquita) ____________ _________________ C03 Cu¡IOHI¡ (C0j)2 Cu3(OH), PIRITA____________________ _ _ S¡Fe _____________________ PIROXENO________________ _ _ Si40„AI. Mg, Ca, F e ________ HIPERSTENA______________ _ _ S i& IM g, F e),_____________ DIOPSIDO________________ _ _ Si¡ 0S Ca Mg ----------------------ESPODUMENA____________ IHiddenita, Kunzital____________________________________ _______Si¡0, Li Al-------------------------------RODONITA________________ R U T IL O __________________ _ _ SiO¡ M n___________________ ___ Ti O, ______________________ SERPENTINA______________ (Serpentina n o b le )____________________________________________Si)Os M gjIOHI------------------------VESU8IA NITA____________ IC a lilo m ta l_________________________________________________ (Si,0,l IOHI, Ca, Mg. Fe, Al _ YESO _____________________ (Espato nacarado) _ ____________________________________________SO,Ca 2 H ,0 ----------------------------- Sintetizado Fig. 2.—Principales tipos de gemas propiamente _______________________/ dichas. Cualidades ___________ sintéticas agrupacionales y mineralógicas. — 202 — GRUPO B.T.G.M. (Bio-tecno-gema-materiales). Grupo formado por la combinación» procesual de los anteriores. Comprende los materiales con cualidades gemológicas originadas por ( i ) la acele­ ración industrializada (cultivo) o (ii) tratamiento de materiales •producidos también naturalmente por seres vivos; se coñocerf con ■;la-denominación.de «biogemas cultivadas». Existen asimismo.pro-, cedimientos de génesis imitativa (im itación) de estos productos ge'mológicos producidos (naturalmente o ren cultivos acelerados) por! ¡seres vivos; en tal caso se habla de «biogemas de imitación».] | B.— Los materiales comprendidos en la amplia y abierta agru-j ■pación de GEMAORNAMENTALÉS pertenecen a las siguientes} [categorías: ’ ................... ..... " ■ j B .lJ Minerales” ornamentales.— Forman parte de la misma los |diversos minerales, sus variedades, formas o conformaciones agruipacionales, que manifiestan alguna cualidad de gema o especifismo jpoco abundante, el cual contribuye a que tenga un esteticismo par­ ticular apreciado y apreciable. • B.2.; Rocas ornamentales.— Constituyen esta unidad dé agrupa­ ción todas las rocas que — en estado natural o tratadas por seccioinamiento, pulido, etc.— tienen cualidades estéticas normalmente destacadas por coloraciones y estructuraciones granulométricas o ¡ !de trazados -estructurales m a y o r e s . " ” /: _____ _ í.'nrrr./.. , Los ¡caracteres'dé''rocas ornamentales más conocidos y utiliza­ dos quédan reflejados en los cuadros adjuntos (Figs. ■ ; B.3. Materiales petro-imitatiyos— Pertenecen a este grupo di-1 ¡versos tipos de materiales (i ) artificiales o (ii) mezcla de artificiales jy naturales que tratan de reproducir, imitar o desarrollar cuali-¡ jdades ornamentales propias de las masas rocosas naturales (m a-1 ¡tériales petro-industriales). . .... .............. ....... ... . . j El denominador común de estos gemaornamentos es su utiliza­ ción primordialmente estética u ornamental; complementariamente es también un valor su influencia en el desarrollo estructural de 'edificaciones y creaciones de interiorismo ornamentador civil, j Debe destacarse cómo la apreciación estético-ornamental se 'sustenta en algunas de las cualidades atributo de las gemas, in­ terpretadas más amplia o extensivamente; belleza por colorido o estructura llamativa y original, dureza por resistencia como sillar de mampostería, revestimiento, etc. Son pues materiales con «cua­ lidades gemológicas extensas» dedicadas a la ornamentación más amplia del entorno creativo y ambiental del hombre. No cabe duda que la ornamentación es un valor considerado por el hombre y consecuentemente también desarrollado hasta 203 — GEMAS MINERALÓGICAS a) NATURALES -> RECUPERACIÓN -* FACETADO -» PULIDO-BRILLO - b) ARTIFICIACIONES: CREACIONES SINTÉTICAS IMITACIONES VÍTREAS GEMAS COMPUESTAS GEOLÓGICA PROSPECCIÓN COMERCIO GEMAS RECUBIERTAS EXTRACCIÓN NATURAL GEMAS PÉTREAS RECUPERACIÓN - ADECUACIÓN - SECCIONAMIENTO - PULIMENTACIÓN-BRILLO - ROCAS ORNAMENTALES a) ROCAS NATURALES-» PREPARACIÓN-* PARTICIÓN SECCIÓNAMIENTO _ PULIMENTACIÓN-BRILLO ADECUACIÓN SUPERFICIAL b) ROCAS ARTIFICIALES' Fig. 3.— Secuencia cinetífica, técnica y tecnológica relacionada con el estudio d e los m ateriales geo-omamentales. — 204 — llegar a la extensión actual. La ampliación del aprecio-necesidad de la ornamentación justifica que resaltemos la importancia de los materiales geo-ornamentales de nexo geológico terrestre y también — más específicamente— de sus agrupaciones tecnológicas (A ) ge­ mas y (B )gemaornamentos. 3.— LA PR O FE SIO N ALIZAR O N GEMOLOGICA Y GEMAORNAMENTALOGICA La diversidad de los materiales-gema y problemas técnicos re­ sultantes de la consideración y utilización de éstos, exige que la tradicional profesión del «gemólogo artesano» se replantee con la intensidad que los modernos conocimientos y técnicas exigen. La fuerza adquirida por las tradicionales rocas ornamentales, más consideradas ahora, además, por sus caracteres gemaornamentales, exigen — también— una especialización en este aspecto. Un com­ plemento englobable en el tradicional nombre de «gem ólogo» que dualice las especialidades de gemología propia y gemaornamentología. Las necesidades — añadidas— de un coleccionismo respetable por su interés didáctico personal o colectivo (museos), pero rigu­ roso, respetuoso con estos materiales y abierto, debe de añadirse a las mencionadas necesidades. Este atisbo de necesidades de nueva profesionalidad o dimensionamiento de profesionalidades tradicionales, mediante el enri­ quecimiento de conocimientos, técnicas y servicios posibles a una sociedad múltiple y sensible, con nuevos derroteros por el fenóme­ no ornamental, es lo que determinó a crear en la Universidad de Oviedo a través de la Escuela de Minas de Oviedo cürsos de Gemo­ logía y Joyería en colaboración con el Centro Europeo de Gemolo­ gía y Joyería. Se pretende que sea el germen experimental de un título de la Universidad de Oviedo y futuro próximo de la Escuela de Gemología-Ornamentología-Joyería; la cual estará al servicio de una socie­ dad afortunadamente desarrollada en el aprecio de lo ornamental. Complemento de esta actividad docente es necesario desarrollar una labor de divulgación a través de certámenes y exposiciones populares, que formen al público y capten respetos y sentimientos. Esta iniciativa con carácter global se viene celebrando en la Es­ cuela de Minas de Oviedo mediante los llamados Certámenes de Minerales, Gemas y Fósiles. El último año (1988) se le dió forma de Certamen propio con la denominación de GEMAORNAMENTA- — 205 — CARACTERÍSTICAS TÉCNICO GEOLÓGICAS DE LAS ROCAS ORNAMENTALES CROMATISMO NORMAL CROMATISMO VARIABLE CROMATISMO ZONAL ALTERACIONES INTERNAS -PRESENCIA SALES PROPIEDADES GEOMECÂNICAS _ -PRESENCIA INCLUSIONES ALTERABLES POROSIDAD PERMEABILIDAD ALTERACIONES DEBIDAS HUMEDAD PLUVIOSIDAD DUREZA -LOCALES COMPRENSIÓN SIMPLE -GENERALES CIZALLAMIENTO DILATACIÓN TÉRMICA CONDUCTIVIDAD TÉRMICA ALTERACIONES DEBIDAS ACCIONES BIOGÉNICAS HUMEDAD -VEGETALES PARTICIÓN -ANIM ALES CRIODEFORMACIÓN DEFORMACIÓN PLÁSTICA ALTERACIONES DEBIDAS CONTAMINACIÓN AMBIENTAL INCLUSIONES PETROMINERALES ANORMALES Fig. 4.— Principales cualidades tecnológicas de los m ateriales gemaornamentales relacionables con e l cromatismo, alterabilidad y características geomecánicas. — 206 — LIA-88. Esperamos que con la ayuda de todos evolucione hacia una particular feria técnicoprofesional, divulgadora y captadora de intereses científicos, técnicos, económicos y derivados. El subsuelo de Asturias tiene una riqueza mineralógica-petrográfica ornamental muy apreciable, también una capacidad o po­ tencialidad técnico industrial que conivene reavivar para que pueda jugar su papel con el esfuerzo de todos. No se puede olvidar que la comunidad universal y nacional tiene un patrimonio gemológico y geo-ornamental esencial, el cual tiene que conservar y divulgar. El colofón de la actividad técnico profesional que se comenta será asimismo, reactivar esta parcela de la tecnología conservado­ ra y divulgadora. P r e s id e n t e d e l I n s t i t u t o de E s t u d io s A s t u r i a n o s : ILMO. SR. D. MANUEL FERNANDEZ DE LA CERA D i r e c t o r d e l I n s t i t u t o d e E s t u d io s A s t u r i a n o s : DR. D. JESUS EVARISTO CASARIEGO Y FERNANDEZ NORIEGA D i r e c t o r d e l B o l e t í n d e l I n s t i t u t o de E s t u d io s A s t u r i a n o s en fu n c io n e s D. MANUEL FERNANDEZ R. AVELLO D ir e c t o r A d j u n t o d e l B o l e t ín de C ie n c ia s de l a N a t u r a l e z a : PROF. DR. D. J. A. MARTINEZ-ALVAREZ C o r r e s p o n d e n c ia : Instituto de Estudios Asturianos Palacio Conde de Toreno Plaza de Porlier, s/n. Apartado núm. 9. OVIEDO (España). (Consejo Superior de Investigaciones Científicas - C. S. I. C.) . I. D E. A. Bol. Cien. Nat. I. D. E. A. - 1988 - 1989