panchonomist_003 - Universidad San Francisco de Quito

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El sueño de Starnesville
o la inmoralidad del Socialismo
C
uando los hermanos Starnes
iniciaron su utopía en la Twentieth Century Motor Company de
Starnesville, parecía que, por fin,
el hombre sería capaz de alcanzar
una sociedad superior a sí mismo.
El principio proclamado fue “a
cada cual según su necesidad, de
cada cual según su capacidad”, tal
vez el principio más noble que la
humanidad podía evocar y que se
alcanzaría a través de la redistribución socialista.
Pero la comuna de Starnesville empezó a decaer al poco
tiempo. No solo las autoridades,
encargadas de la nueva redistribución, empezaron a realizar actos
de corrupción. Algo más sucedía
en la empresa. Se generó una especie de degradación moral de los individuos. El celo, la envidia y hasta
el odio eran los móviles del día a
día. Cada cual velaba por su botín
dentro de la repartición de miseria
de los Starnes.
Poco a poco todos abandonaron el sueño, demostrando una
vez más que el hombre no era capaz de tan noble forma de vivir, y
dejando al pueblo en ruinas.
Sí, ésta es una historia de
L
“
a consecuencia de
todo el control estatal por una
mejor redistribución fue más
enfrentamientos entre ciudadanos, cada uno valiéndose de
cualquier medio para conservar
lo que consideraba suyo”.
(Courtois et al., 1998, 186-187).
2
+
@thepanchonomist
ficción que narra la fatídica caída
de un sueño socialista. (Rand, 1996,
607-618).
Asistimos a una era en que
los filósofos e intelectuales se miran a las caras desconcertados. Ven
con frustración cómo el egoísmo
del hombre no le permite organizarse en una sociedad utópica.
Los humanos no pueden alcanzar
un nivel de nobleza que los haga
dignos de ejecutar a plenitud una
agenda socialista basada en la moralidad de la redistribución. Sus
vicios y conflictos son la causa del
deterioro, no sólo económico sino
también espiritual, que se narra en
la caída de la Twentieth Century.
Corrupción, mentira y confrontación son el triste final de todo noble
emprendimiento en este sentido.
Pero, ¿es esto algo malo? ¿Es
el hombre naturalmente malvado e
incapaz de alcanzar esta máxima
moral? ¿O es acaso el poco entendimiento de la naturaleza humana
y el arbitrario enunciar de una moral equivocada lo que ha llevado a
estas conclusiones?
Ningún principio es un valor
moral en sí mismo, sino que debe
ser valorado en relación a un fin.
Entonces, ¿bajo qué parámetros se
mide el ideal redistributivo como
una ideal moral?
Para Marx, el padre del socialismo científico, la respuesta no
admitía cuestión, pues a través del
materialismo dialéctico, él alega
haber descubierto el fin al que nos
lleva la historia y cómo estamos
determinados por los medios de
producción y la lucha de clases. En
el mundo capitalista, los medios
son controlados por la burguesía
que somete al proletariado. La úni-
ca forma de acabar con esto era
instaurando un nuevo sistema de
producción. (Mises, 2006a, 5).
Bajo estos lineamientos,
Marx convirtió lo aparentemente
deseable del principio redistributivo en un imperativo moral. A partir
de él, y en mayor o menor medida,
todos los pensadores socialistas se
defienden bajo el mismo esquema:
el Socialismo es necesario para
eliminar el abuso de clases que de
otra manera sería inevitable.
Pero los socialistas quedan
cortos de entendimiento, pues el
hombre no es un ente sin una naturaleza específica y, por tanto, no
puede estar sujeto a vivir en una
sociedad diseñada. El hombre actúa a través de la razón y esta facultad debe ser entendida como el
medio para su subsistencia. Es a
través de la razón, a diferencia del
animal, que descubre que los bienes necesarios para su subsistencia
no existen, sino que deben ser fabricados. (Peikoff, 1993, 194).
La propiedad privada no es
más que un corolario de lo anterior,
pues si el hombre debe producir los
bienes que necesita para vivir, por
ley de causalidad, debe poder disfrutar de ellos, de lo contrario no
los produciría. (Reisman, 1998, 19-20) La
no producción de bienes lleva a la
pobreza y, eventualmente, a la extinción de la raza. Si la vida debe
ser el fin perseguido por todo organismo vivo, pues no es automática
y debe mantenerse, se entiende que
la propiedad, en relación a ella, es
un valor. La redistribución, que no
es más que el desconocimiento de
la propiedad privada, es un antivalor que eventualmente destruye
la vida humana.
Las consecuencias de la
aceptación de la naturaleza racional del hombre se pueden constatar
en el desarrollo económico actual,
a pesar de los esfuerzos socialistas
por evitarlo. La sociedad moderna,
sobre todo los pobres, depende de
la división del trabajo para que la
mayor cantidad de bienes sea producida a menor costo. Ésta presupone la propiedad privada, y sin
ella es imposible su existencia. (Reisman, 1998, 135-136).
En el capitalismo, además,
es el consumidor, en su mayoría
población media y baja, el soberano, que con su demanda elige qué
se debe producir. (Mises, 2006b, 1).
No existe un enfrentamiento
de clases ni un perjuicio a los pobres, sino un beneficio social neto,
contrario a lo que los socialistas
buscan hacernos creer. (Mises, 2006b,
28).
El capitalismo no tiene en su
raíz más que la aceptación filosófica de la moral racional y el conocimiento de la naturaleza humana.
No es moral porque ofrece una
mejor sociedad, sino que la ofrece justamente porque es el único
sistema moral. El socialismo, además de pobreza económica, trae
pobreza espiritual, justamente por
su desconocimiento del hombre y
su esencia.
Y es así que los intelectuales
se enfrentan con la realidad cuando por fin comprenden que no es
el hombre quien no es digno para
el socialismo, sino que el socialismo no es digno para el hombre. Es
esta indignidad la que corrompe el
alma, queriéndolo hacer vivir en
un orden moral que no le es natural.
Se documenta que la hambruna del 32-33 en la Unión Soviética, causada por la expropiación socialista de la producción
agrícola, tuvo extrañas respuestas
por parte de los agricultores. Los
ciudadanos optaron por el robo
para evitar que el régimen tome
¿
Es el hombre naturalmente
malvado e incapaz de alcanzar esta máxima moral?
¿O es acaso el poco entendimiento de la naturaleza humana
y el arbitrario enunciar de una
moral equivocada lo que ha
llevado a estas conclusiones?
(Courtois et al., 1998, 186-187).
lo que ellos habían producido. La
respuesta socialista fue la fuerza
y la sanción para implementar su
plan agrario. La consecuencia de
todo el control estatal por una mejor redistribución fue más enfrentamientos entre ciudadanos, cada
uno valiéndose de cualquier medio
para conservar lo que consideraban suyo, (Courtois et al., 1998, 186-187).
El cuento de la Twentieth
Century Motor Company ya no
suena tan ficticio.
Bibliografía
Courtois, S., Werth, N., Panné, J.-L., Paczkowski, A.,
Bartosek, K., & Margolin, J.-L. (1998). El Libro Negro
del Comunismo. Barcelona: Editorial Planeta.
Marx, K. (1973). El Capital. (P. Lafarge, Trans.). México D.F.: Editores Mexicanos Unidos.
Mises, von, L. (2006a). Marxism Unmasked. (B. B.
Greaves, Ed.). New York: Foundation for Economic
Education.
Mises, von, L. (2006b). The Anti-capitalistic Mentality. (B. B. Greaves, Ed.). Indianapolis: Liberty Fund.
Peikoff, L. (1993). Objectivism: The Philosophy of
Ayn Rand. New York: Meridian.
Rand, A. (1996). Atlas Shrugged. New York: Signet.
Reisman, G. (1998). Capitalism. Ottawa: Jameson
Books.
Esteban
Pérez
[email protected]
Vol.3 No.3 Enero 2013
3
El Socialismo Nazi
P
arecería que estas dos palabras
son diametralmente opuestas, por
la tendencia en el lenguaje coloquial de relacionar las sistemáticas
violaciones a los derechos humanos con ideologías de derecha.
Sin embargo, la realidad del pensamiento va en sentido contrario:
el liberalismo procura el respeto
de las libertades individuales y la
propiedad privada en un entorno
de economía de mercado. Por eso,
este corto artículo pretende presentar los orígenes del socialismo en
Alemania y demostrar que el Nazismo fue una ideología más socialista que capitalista.
Los inicios del
Socialismo en Alemania
El Estado moderno de Bienestar comenzó en la Alemania dirigida por Bismarck: seguridad social nacional, planes de pensiones
gubernamentales, regulaciones de
las industrias y la interiorización
de una filosofía que planteaba que
el bienestar nacional resultaba un
fin primordial por encima de cualquier interés individual. Se originó una idiosincrasia paternalista
en Alemania, dos generaciones
enteras que sentían la necesidad
de tener el respaldo de un Estado
E
n el modelo Nacionalsocialista, este rol lo asumía el
gobierno central. La autoridad
incluso determinaba los salarios
que se pagarían y las rentas
que estos “propietarios” podían
recibir
(Reisman, 2005).
4
+
destinado a cuidar de ellos. Incluso
acuñaron la frase “de la cuna a la
tumba”, para referirse a su sistema
de seguridad social. La ideología
liberal que perseguía el derecho a
la propiedad privada y la libertad
de intercambio fue socavada por
un Estado regulador y redistributivo encargado de gestionar, cada
vez más, las actividades económicas de la sociedad para el «interés
nacional de la patria alemana”. En
1933, cuando Hitler llega al poder,
el pueblo alemán no sólo aceptó
la idea del «principio del Führer»,
pero muchos lo querían y creían
que lo necesitaban (Hayek, 1944). En
efecto, el premio Nobel de economía F.A. Hayek, en su libro The
Road to Serfdom, ya advirtió los
vicios de la ideología socialista y
tituló al capítulo 12 «Las raíces socialistas del nazismo». Las nociones acerca de la libertad individual
y la responsabilidad habían sido
destruidas por la filosofía del colectivismo y las ideologías del nacionalismo y el socialismo.
La Llegada del Nazismo
y su filosofía colectivista
Es muy común encontrar en
los libros de historia, y en el pensamiento general de las personas,
Club Economía USFQ
que el terrible experimento Nazi se
basó en una ideología de derecha
o incluso capitalista. La izquierda
ha querido evitar incluir entre sus
fallidos procesos a este terrible capítulo de la historia. Sin embargo,
la evidencia nos permite asegurar
que el régimen Nazi era socialista.
F. A. Hayek ya había planteado
que el movimiento nazi se había
desarrollado a partir de ideas progresistas socialistas y colectivistas
del período de entre-guerras. Empecemos con un elemento concreto y clave, como es el nombre mismo del partido político de Hitler, el
Partido Nacional Socialista Obrero
Alemán, cuya base militante fueron los obreros. Los nazis defendían los conceptos fundamentales
de los ideales de izquierda como,
por ejemplo, que el bien común
está por encima del bien privado
y que el individuo existe como
medio para los fines del Estado.
Los que aseveran que la Alemania
Nazi propició un modelo capitalista, basan su afirmación en que la
mayoría de las industrias estaban
a nombre de propietarios privados.
sin embargo no eran estos los que
decidían ni la producción, ni sus
niveles, peor aún los precios. En el
modelo Nacionalsocialista, este rol
lo asumía el gobierno central. La
autoridad incluso determinaba los
salarios que se pagarían y las rentas que estos “propietarios” podían
recibir (Reisman, 2005).
Políticas económicas socialistas
Uno de los rasgos que caracteriza a la Alemania Nazi como socialista, fue la implantación de controles de precios y salarios en 1936,
como una forma de contrarrestar
la inflación. Esta tenía su origen en
la expansión de la oferta monetaria
por parte del Banco Central para
poder financiar el enorme gasto
público en obras públicas, subvenciones y rearme (Reisman, 2005). Pero,
la inflación combinada al control
de precios propicia la escasez. El
gobierno del Reich intentó resolver este fenómeno racionando la
demanda de alimentos y de bienes
de primera necesidad. En una economía de libre mercado, la escasez
se traduce en un ajuste de los precios al alza. Sin embargo, en un
régimen socialista, al existir control de precios, la escasez provoca
una disminución de la producción
porque la rentabilidad de los productores disminuye. Los mercados
negros comenzaron a surgir, como
era de esperarse, al limitarse la producción. Una de las mayores ambiciones del programa económico de
Hitler era instaurar el proteccionismo, para esto requería expandir las
fronteras del territorio alemán con
el fin de hacer viable la autarquía
y construir enormes barreras a las
importaciones. El objetivo era convertir a Alemania en un productor
autosuficiente para que no se viera influenciado por la política exterior de otros países y no dejar el
destino de su economía vulnerable
a las crisis de los demás.
El crecimiento económico
en el modelo nazi se basaba en la
expansión del gasto del gobierno.
Entre 1933 y 1936, el “PIB alemán
aumentó a una tasa media anual
del 9,5 por ciento, y el índice de
producción anual de la industria
y la artesanía se elevó en un 17,2
por ciento” (Baerwald, 1934). ...pero la
fuente principal de este crecimiento, lo que impulsó a la economía
alemana de una profunda depresión al “pleno empleo” en menos
de cuatro años, fue el aumento de
la demanda por parte del sector
público, definido por los economistas alemanes de la época como
Staatskonjunktur (prosperidad del
Estado) (Barkai, 1990). El crecimiento
medio anual del consumo público
durante estos cuatro años fue de
18,7 por ciento, mientras que el
consumo privado aumentó sólo un
3,6 por ciento anual (Baerwald, 1934).
Estos datos por sí solos demuestran que los nazis afrontaron el
desempleo principalmente a través
del gasto gubernamental – política
muy característica de un gobierno
socialista – pero en este caso particular destinado a financiar la carrera armamentista.
Lo que nos queda es reflexionar
De ninguna manera el régimen Nazi tuvo rasgos capitalistas.
El capitalismo promueve la defensa de la libertad y la propiedad privada que, en el caso alemán, fueron sistemáticamente violadas. Su
manejo de la economía tiene claramente la esencia del socialismo.
Es necesario reflexionar acerca de
si las etiquetas que han recibido estos gobiernos van de acuerdo con
los hechos, No se puede asociar
únicamente a la derecha con la falta de sentido de humanidad, pues
han sido muchos los experimentos
de izquierda realizados en nombre
del “bien común”, como el socialismo y el comunismo, que se han
E
l objetivo era convertir
a Alemania en un productor
autosuficiente para que no
se viera influenciado por la
política exterior de otros países
y no dejar el destino de su
economía vulnerable a las crisis
de los demás.
convertido en penosos capítulos de
nuestra historia. Los más graves
crímenes contra la humanidad sucedieron en gobiernos catalogados
como de izquierda. Ex soviéticos,
camboyanos, chinos, cubanos, alemanes, todos deberán aprender algún día los engaños y peligros de
los gobiernos totalitarios para no
permitir que se les arrebate una vez
más su libertad.
Bibliografía
Baerwald, Friedrich. How Germany Reduced Unemployment. The American Economic Review. Vol. 24,
No. 4 (Dec., 1934), pp. 617-630. Published by:
American Economic Association. Stable URL: http://
www.jstor.org/stable/1808217
Barkai A, Nazi Economics - Ideology, Theory, and
Policy (London, 1990), pp.158-172, 183-196,
225-235
Hayek, Friedrich. The Road to Serfdom. 1944.
George. Why Nazism Was Socialism and Why Socialism Is Totalitarian. Mises Daily. Friday, Nov. 2005.
Web.
http://mises.org/daily/author/143/George-
Reisman José Ibarra
[email protected]
Vol.3 No.3 Enero 2013
5
Socialismo, fe y adivinanza
“
Ludwig von Mises demuestra,
de una vez por todas, que, bajo una
planificación central socialista, no hay
manera de lograr el cálculo económico y que, por lo tanto, la economía
socialista como tal es “imposible”
(“unmöglich”), no solo ineficiente o
poco innovadora o llevada a cabo sin
el beneficio del conocimiento descentralizado, sino que es real, verdadera y
literalmente imposible.” (Salerno, 1990)
Cuando las cortinas aún eran
de hierro, Rafa Arkadievich, líder
de la revolución y encarnación del
Nuevo Hombre, apareció milagrosamente frente a mí en las calles de
San Petersburgo. Quien lo hubiese
escuchado no dudaría jamás de la
importancia de la revolución, de
la caída de los Zares, del fin de la
opresión y la propiedad privada,
del nuevo mundo sin injusticias,
de mayor igualdad. Había llegado
la era de Rafa, la era del hombre
nuevo.
Con estas ideas salí a recorrer la ciudad, una ciudad de hombres nuevos, de barrenderos felices
y empresarios humildes. Carlos y
Alexis Karamazov, dos empresarios conocidos míos (hombres nuevos por supuesto), se hallaban en la
feliz tarea de crear empresas a par-
A
l no existir la propiedad
privada sobre dichos factores,
no hay cabida para la búsqueda de lucro, y el resultado es
el no surgimiento de precios de
mercado.
6
+
@thepanchonomist
tir de estos conceptos revolucionarios. Sin embargo, al reunirme con
ellos me di cuenta que se hallaban
frente a un gran problema. Ambos
me hablaron de sus proyectos: el
primero quería fabricar chompas,
el segundo botas. El problema era
que ninguno sabía qué material
utilizar. Alexis, haciendo uso de su
bolita de cristal, decidió comprar
cuero para producir botas. Cuando su hermano Carlos decidió lo
mismo, se encontró con que la
ausencia de precios, causada por
la eliminación de la propiedad
privada, provocó que el material
se agotara. Su proyecto se hizo
humo. El problema familiar llegó
a un punto de quiebre. Carlos dejó
de lado su idea de usar cuero y, tras
consultarlo con su propia bolita de
cristal, empezó a fabricar chompas
de lana. El resultado fue terrible.
Las calles se plagaron de Hombres
Nuevos obligados a combinar sus
botas de cuero con chompas de
lana. Era ridículo, un crimen contra la moda.
Entre tanta insatisfacción,
ajena a los ideales de este nuevo
mundo, decidí que Rafa el salvador, debía conocer el problema.
Aprovechando nuestra nueva amistad, concerté una reunión entre todos. Rafa parecía muy preocupado. Sin embargo, supo manejar la
situación a la perfección. Ordenó
la presencia de Fander Rasputín,
aclamado economista de la revolución, y además gran adivino.
Fander llegó como un iluminado.
Recordó haber leído un manuscrito de Mises, economista de la occidentalizada y opresora Europa,
que hacía manifiesto el problema
de la falta de precios como clave de
la discrepancia entre mis amigos.
La solución se volvió clara: Fander
sería quien determine los precios,
haciendo uso de su magia y de su
bola de cristal. El problema se había resuelto. Ya no era necesario
que los Hombres Nuevos adivinen,
el planificador central lo haría por
ellos. Mis amigos se reconciliaron. Carlos pudo producir sus tan
deseadas chompas de cuero y la
reunión concluyó con un agradecimiento público a Mises.
Fue increíble, la apariencia
de los ciudadanos era impecable.
¡Chompas y botas de cuero para
todos! Circulaban como pan caliente. Era necesario festejar. Fue
entonces cuando nos enteramos
que Justin Bieveritch, ídolo de las
masas, daba un concierto en la
cuidad. Decidimos ir todos juntos.
No podíamos controlar la emoción cuando lo vimos aparecer entre nubes de humo. Cuando estas
se disiparon, se desató el infierno.
¡Oh sorpresa! ¡Estaba usando una
chompa de lana! El público quedó
boquiabierto, de un instante a otro
la combinación de cuero y lana ya
no parecía tan desagradable. Todos
necesitaban responder al nuevo llamado de la moda. Pero Carlos ya
no producía chompas de lana. Una
vez más, estábamos en problemas.
Esta vez, ni siquiera Fander podía
ofrecer una solución, Bieveritch
nunca apareció en su bola de cristal. La moda les jugó una mala pasada.
La historia contada, aunque
ficticia, ilustra el principal problema del socialismo, el del cálculo
económico.
En el socialismo se elimina
la propiedad privada sobre los factores de producción, que pasan a
estar en manos del Estado Central.
Los Precios de Mercado surgen
cuando existe una genuina búsqueda de lucro por parte de los propietarios privados. (Rothbard, 1991).
Al no existir la propiedad privada
sobre dichos factores, no hay cabida para la búsqueda de lucro, y el
resultado es el no surgimiento de
precios de mercado.
“El cálculo económico es
la indispensable herramienta racional para escoger el proceso de
producción óptimo, en el vasto
universo de posibilidades disponibles para emplear los factores de
producción, dentro del marco de
la división social del trabajo” (Mises,
1990). Como quedó ilustrado en la
historia, los hermanos Karamazov
no podían decidir los métodos de
producción pues, al no existir precios de mercado, se escogen aleatoriamente tanto los bienes a producir como los procesos que llevan a
su producción. En la Unión Soviética la abolición de los precios de
mercado llevó a que la distribución
de recursos se convirtiera en un
acto de fe. Fue gracias a que Mises ilustró el problema del cálculo
económico que el Estado designó
planificadores centrales para llevar
a cabo este azaroso proceso.
A partir de los precios designados por los planificadores centrales, las empresas aparentemente
podían determinar, de manera racional, los procesos de producción
y los bienes a producir. Sin embargo, esta solución no reflejaba lo
que hubiera sido el movimiento
real de los precios de mercado,
ya que, cuando estos surgen, se
crea una estructura maleable, un
universo donde los precios varían
constantemente respondiendo a la
oferta y a la demanda de bienes escasos. Esta creación y destrucción
de precios nunca es estable y no
puede ser predecible para un individuo (ni para nadie), aunque éste
posea una mente milagrosa o divina, pues estas variaciones responden a las valoraciones individuales
de cada uno de los miembros de
una sociedad. Desde las preferencias en ropa y comida, hasta los valores culturales de los individuos,
todo puede generar cambios en la
estructura. En la historia antes relatada, la preferencia y moda de un
artista fue suficiente para que toda
la valoración de los bienes planteada por los individuos cambie súbitamente.
Finalmente, ¿es el Socialismo realmente imposible? Muchos
podrán argumentar que la Unión
Soviética existió por varias décadas o que la Cuba socialista sigue
vigente, por lo que el argumento
de que el Socialismo es imposible
quedaría sin sustento. Sin embargo, estos dos ejemplos no pueden
considerarse como verdaderos
estados socialistas, sino más bien
como islas socialistas en un mundo
capitalista. Esto quiere decir que
estos países podrían determinar
los precios de los factores de pro-
E
n una sociedad en la que
no se permite el desarrollo natural de los precios de mercado
y la asignación racional de
bienes, en la que la adivinanza,
con todas sus limitaciones, se
convierte en la única manera
de tomar decisiones, el sueño
socialista se vuelve irrealizable.
ducción a partir de las economías
capitalistas, brindándoles la posibilidad de, mediocre e ineficientemente, planificar sus economías
(Mises, 1990).
En una sociedad en la que
no se permite el desarrollo natural de los precios de mercado y la
asignación racional de bienes, en
la que la adivinanza, con todas
sus limitaciones, se convierte en la
única manera de tomar decisiones,
el sueño socialista se vuelve irrealizable. El aporte de Ludwig Von
Mises se encarga de poner en evidencia que el socialismo, económicamente hablando, es imposible.
Este argumento fue planteado en
la década de los 30s, por lo que seguir insistiendo en el Socialismo se
convierte en un acto de fe, más no
racional. Solo queda entonces una
pregunta : ¿Una economía de bolita de cristal o una economía racional de precios?
Bibliografía
Mises, L. V. (1990). Economic Calculation In The Socialist Common Wealth. Ludwig Von Mises Institute.
Rothbard, M. (1991). The End of Socialims and the
Calculation Debate Revisited. The Review of Austrian Economics.
Salerno, J. T. (1990 Abril). Why a Socialist Economy
is “Impossible”. Pace University.
José A. Espinosa
[email protected]
Vol.3 No.3 Enero 2013
7
Suecia y el discurso político
Gráfico 1: Carga tributaria como porcentaje del PNB, 1950-2004
L
a supuesta lógica
Estimado lector: ¿ha escuchado hablar del gran éxito sueco y
de su forma de manejar socialmente a la economía? Pues, si lo ha hecho, seguramente piensa que esto
es gracias a su modelo del “Estado
de Bienestar” (Crecimiento económico y equidad en la misma proporción), basado en el rol efectivo
del Estado financiado por altas tasas de impuestos. De hecho, líderes
políticos alrededor del mundo utilizan este discurso para convencer
a las masas de que el camino a la
prosperidad y al desarrollo es por
medio de esta receta. Y claro, si tienen un ejemplo tan concreto como
el de Suecia, ¿quién se atrevería a
contradecirlos?
Efectivamente, Suecia es de
los países más desarrollados del
mundo, y ocupa la décima posición dentro del índice de Desarrollo Humano (IDH, 2011). No obstante, ¿cuáles son los antecedentes
históricos de la economía sueca,
tan a menudo ignorados por la
economía? ¿Fue siempre un modelo estatista digno de servir como
ejemplo a líderes socialistas?
Suecia y su historia
Ubiquémonos en el año
1864, cuando se comienza a vivir
la Etapa Liberal Sueca, la cual
empezó con la Declaración de la
Libre Industria y Comercio (Rojas,
2005). Esta ayudó a que el país escandinavo aprovechara los beneficios de la Revolución Industrial.
¿Por qué llamamos a esta época
8
+
@thepanchonomist
Fuente: Rojas, Mauricio. “Sweden after the Swedish Model: From Tutorial State to Enabling State”, pp. 84
liberal? Porque varias de las empresas suecas más famosas y competitivas fueron fundadas entre
1860 y 1932 (Karlsson, 2006). Pero no
solo fue un gran auge para el sector
empresarial sueco, sino también
para la promulgación de ideas e
inventos que incentivaron el surgimiento de emprendedores quienes
se convirtieron en los pilares de la
economía privada. Entre dichos inventos destacan los relacionados a
químicos (por ejemplo frigoríficos)
o mecánicos, como piezas de automóviles.
La política internacional
pacífica sueca permitió que no
existiesen conflictos bélicos importantes con otros países. Esta
característica evitó que se incurra
en gastos extremos relacionados a
guerras, a diferencia de otros países europeos que soportaban conflictos armados. En esta época se
vivió un auge de producción real
sustentado por las practicas liberales, lo cual llevó a Suecia a ser uno
de los países mas ricos del mundo
a finales del Siglo XIX y principios
del Siglo XX.
Para 1932, el partido SocialDemócrata (que aún existe y es el
más grande de Suecia) propuso un
ambicioso proyecto de desarrollo
llamado “Folkhemmet” – Folk
(personas),
hem(hogar)– (Rojas,
2005) Esto marcaría el fin de la próspera época liberal sueca. Este proyecto puede ser catalogado como
un plan de desarrollo centralizado,
manejado mayoritariamente por
el estado, que tenía como objetivo
esencial una reforma estructural
para dar mayor importancia a los
sindicatos de trabajadores, mejorando los salarios reales más allá
de la productividad y aumentando
las tasas de impuestos (Rojas, 2005).
Este punto de inflexión fue consecuencia de la Gran Depresión y del
flujo de nuevas ideas en materia
macroeconómica.
En 1950, Suecia era de los
países con mayor crecimiento del
sector público. El Nobel de economía sueco, Gunnar Myrdal, afirma
en 1974 que “la ideología de la planificación domina hoy totalmente,
aunque sólo sea de manera superficial(…) proporciona los términos
de referencia de una gran parte de
la discusión pública” (Myrdal, 1974).
El centralismo estaba ocupando
espacios importantes y se adjudica-
ba el éxito previo con el que nada
tenía que ver.
En el gráfico 1 observamos
la tendencia creciente de la carga
tributaria desde 1950 hasta 1990.
Esto evidencia el tránsito de Suecia
a una nueva etapa de su historia.
La crisis de 1990
Para 1990, el modelo sueco
era inestable e insostenible, y sufrió
una de las peores crisis económicas
experimentadas por un país europeo. Es precisamente esta crisis la
que marca otro punto de inflexión
en la historia económica sueca.
El desempleo subió de 2.6% en
1989 a 12.6% en 1994 (Rojas, 2005).
Como resultado, la recolección de
impuestos por parte del Gobierno
decayó masivamente. El gasto público aumentó a un 72.8% del PIB
y se abandonó el tipo de cambio
fijo (Rojas, 2005). Davis & Henrekson
(2006) nos muestran el estancamiento de Suecia desde 1950, sintetizada en el gráfico 2.
adoptaron varias políticas con el
fin de reducir el Estado de Bienestar que se había vuelto insostenible. El modelo que rigió en Suecia
durante gran parte de la segunda
mitad del Siglo XX mostró su ineficacia.
Una de las políticas adoptadas fue la austeridad fiscal, es
decir reducir el gasto público de
una manera sostenida y fuerte. Las
políticas de esta naturaleza fueron
rechazadas por el pueblo, acostumbrado a vivir con un alto gasto
público. En consecuencia, y a manera de compensación, sobrevino
una reducción de la carga tributaria que puede ser apreciada en el
gráfico 1 anterior (de 1990 en adelante). Aunque la carga siga siendo
mayor a la de 1980, la tendencia
decreciente es lo importante. Esta
fue una medida difícil pero necesaria. Resultó en una reorganización
fiscal, que logró reducir efectivamente la relación Gasto Público/
PIB del 70% del PIB en 1993 al
54% en 2001.
La recuperación sueca
A partir de la gran crisis
económica sufrida por Suecia, se
Gráfico 2. - PIB per capita en Suecia como porcentaje del PIB promedio
de la OECD. (Paridad Poder Adquisitivo)
La verdadera lógica
Algunos dicen: “Si un país
como Suecia tiene altos impuestos, entonces ¿por qué nosotros
no?”. Hemos revisado el proceso
que da cabida a la estructura de
la economía sueca. Como vemos,
no se trató de una decisión política coyuntural, sino de un proceso
de reestructuración y ajuste mucho
más complejo.
Suecia es un país que se vio
beneficiado por los atributos del liberalismo económico para después
ser manejado por un modelo de
carácter más socialista relacionado
al Estado de Bienestar. Esta combinación desembocó en una grave
crisis económica. Actualmente,
la tendencia de carga tributaria y
gasto público ha sido decreciente a
causa de la ya mencionada crisis.
No nos engañemos, todos seríamos felices con más vacaciones
y menos trabajo. Pero la clave no
es cobrar más impuestos, y darle
mayor participación al estado. El
sistema económico sueco es consecuencia de su historia, por lo cual
no puede ser tomado como un modelo universal. Y, sobre todo, hay
que entender los elementos que generaron su éxito, y los que le causaron severos problemas.
Bibliografía
Davis, S., & Henrekson, M. (Diciembre de 2006).
Economic Performance and Work Activity in Swedenafter the crisis of the early 1990s. Massachusets,
EEUU.
Karlsson, S. (Agosto de 2006). Ludwig Von Mises
Institute. Recuperado el 2012, de Sweden Myth:
http://mises.org/daily/2259
Myrdal, G. (1974). La Pobreza de las Naciones.
Barcelona: Ariel.
Rojas, M. (2005). Sweden after the Swedish Model:
From Tutorial State to Enabling State. Estocolmo,
Suecia: Timbro.
Fuente: Davis & Henrekson, “Economic Performance and Work Activity in Sweden after the crisis of the early
1990s”
Nicholas Gachet
[email protected]
Vol.3 No.3 Enero 2013
9
Socialismo:
el sueño de eliminar el poder
E
l Comunismo es una Utopía.
Marx demostró que toda la historia de la humanidad, es una historia de luchas de clases, que todas
las luchas políticas giran en torno
al poder social y político de unas u
otras clases sociales: las viejas para
conservar el poder, y las nuevas
clases ascendentes, para conquistarlo (Carlos Marx & Federico Engels, 2005).
El sueño comunista es la
abolición de esta lucha de clases, la
cual, como ellos mismos explican,
es una característica inherente a la
condición humana y su desarrollo histórico. Por lo tanto, Marx y
Engels plantean una sociedad que
funcione sin su motor: la búsqueda del poder. Pero el ser humano
necesita el poder, y la sociedad necesita organizaciones de control y
dominación. Esta no solo es una
característica del ser humano, es
una necesidad del mismo.
El Estado es la institución
de poder tradicional que ha existido como organización social en
la mayoría de sistemas políticos.
Podemos remontarnos al Antiguo
Egipto y sus Faraones, el Imperio
Romano y sus Césares, las Dinastías Chinas y sus Emperadores,
las monarquías de la Edad Media
y sus Reyes, la Democracia y sus
Presidente. El poder de cada una
de estas instancias estaba respaldado por alguna forma de Estado. Esta institución, normalmente
amparada en la religión o el misticismo, utiliza la fe como lealtad,
mezcla lo divino con lo terrenal,
brindando así, amparo en la inseguridad. “La función que cumple
10
+
@thepanchonomist
la religión es la de capturar la imaginación de las masas y servir, por
lo tanto, a los propósitos del orden
político” (Zizek, 2005).
El Estado, consciente de la
vulnerabilidad humana, cumple
con la función de protección de
riesgos, manteniendo así su relación permanente con lo esotérico.
La falta de seguridad propia de
la realidad y de lo material suele
ser reemplazada por la seguridad
virtual que puede brindar la divinidad. Esta premisa básica del
comportamiento social es usada
sabiamente por la política.
“Nada promueve más el
crecimiento del Estado que una
emergencia nacional, la guerra u
otra crisis comparable a la guerra
en la gravedad de los peligros que
ésta impone” (Higgs, 2012). El poder
conoce la necesidad humana de
buscar una protección superior, se
alimenta y sobrevive gracias a ella.
“Todos los animales sienten miedo, tal vez los seres humanos más
que ninguno. […] Las personas
que se llaman a sí mismos nuestros
gobernantes, entienden este aspecto básico de la naturaleza humana” (Higgs, 2012). El Estado explota
y cultiva este miedo. Ya sea que
instauren un Estado de Bienestar
o un Estado de Guerra, dependen
de él para asegurar la aceptación
popular. “Ningún gobierno duraría más de 24 horas sin el miedo
generalizado” (Higgs, 2012).
La historia está plagada de
gobiernos que ejemplifican el control sobre el miedo generalizado.
Durante la Edad Media, la Iglesia
dependía de la aprensión al castigo
divino y la pena de muerte cuando se contradecía la verdad de la
Biblia. La ignorancia generalizada
secundaba la mantención del poder y la riqueza de una institución
como la Iglesia, que determinaba
la mayoría de comportamientos
sociales, marcando una línea entre
aquello que era correcto y lo que
no. En los años veinte, después
del Tratado de Versalles, la hiperinflación (gran subida de precios
impulsada por la impresión de dinero para indemnizar a Francia
e Inglaterra por los daños de la
guerra), alcanzó el 1.000.000% en
Alemania. Más tarde, con la Gran
Depresión encima y la amenaza
comunista latente, Hitler declaró
un Estado de Emergencia. El miedo generalizado, la crisis económica y el hundimiento moral después
de la Primera Guerra Mundial,
llevaron a Hitler al poder absoluto,
aboliendo la intervención del parlamento. El resto de la historia ya
la conocemos.
En Japón, en los años setenta, empieza a configurarse el Estado de Bienestar. El Estado empezó
a responsabilizarse de la seguridad
laboral, subsidios de desempleo,
asistencia social, servicios sanitarios, pensiones, atención a viudas,
menores y minusválidos, salud
gratuita, seguros contra accidentes
personales y materiales, entre otros
(Ferguson, 2009). Un terremoto descomunal devastó a Tokio. Una nueva
idea empezó a emerger en Japón:
el Estado debería cubrir los riesgos
de la población. “La instauración
de un Estado de Bienestar en realidad perseguía la promoción de
un Estado de guerra imperialista.
Fueron los deseos de un ejército
sano y fuerte los que promovieron
la creación de un sistema de cuidados médicos gratuitos dentro del
Estado de Bienestar” (Ferguson, 2009).
El tratar de ocultar al poder
detrás de una máscara de búsqueda de organización social, de organización política, de búsqueda del
bienestar, resulta una hipocresía.
“Nosotros sabemos que nunca na-
die busca el poder con la intención
de cederlo. El poder no es el medio,
es el fin” (Orwell, 1949). El Estado es
una forma de dominación social:
entre mayor sea su intervención en
la sociedad, mayor control ejerce
sobre nuestras vidas. Sin embargo,
la sociedad busca para sí misma
este tipo de cánones, le teme a la
falta de organización, regulación y
dominio.
La sociedad cree ciegamente que en la ausencia del Estado,
necesariamente caeríamos en la
anarquía. Compartimos el miedo
generalizado al comportamiento
irracional de los individuos en la
ausencia de una ley, el miedo a la
revolución en la ausencia del ejército, el miedo a los desastres en la
ausencia de los servicios de ayuda
de emergencia, el miedo a la explotación en ausencia de la regulación
a los salarios mínimos, el miedo
al estancamiento económico en
ausencia de un plan de desarrollo
central, el miedo a la locura en ausencia de la moral, el miedo a la
muerte en la ausencia de la vida
eterna.
En el Ecuador, hemos llegado a temerle al alcoholismo en
ausencia de la regulación a la venta de alcohol, a la contaminación
en ausencia de los impuestos a la
importación de automóviles, al
sobre endeudamiento en ausencia
de una regulación a los créditos,
a la desinformación en ausencia
de la regulación a los medios, al
analfabetismo en ausencia de una
Ley de Educación, a la falta de recursos de inversión en ausencia de
una mayor intervención del SRI,
al descontento generalizado en
ausencia de una consulta popular,
a la destrucción de la industria en
ausencia de proteccionismo, y así
podría seguir.
“Todo pueblo tiene el gobier-
L
a sociedad cree ciegamente
que en la ausencia del Estado,
necesariamente caeríamos en la
anarquía. Compartimos el miedo
generalizado al comportamiento irracional de los individuos en
la ausencia de una ley
no que se merece” (Maquiavelo, XV). El
comportamiento del poder refleja
aquello que la sociedad espera de
sus gobernantes. Incluso sin democracia, las revoluciones populares lograban matar, desterrar o
destituir a los reyes y emperadores que no actuaban de acuerdo a
lo esperado. Por lo tanto, la existencia de un Estado controlador y
regulador parte de la sociedad que
teme comportarse con libertad. El
Estado de Bienestar y el Estado de
Guerra surgen de la búsqueda de
protección del riesgo en todos los
aspectos sociales, y ambas búsquedas tienen una sola razón de ser: el
miedo generalizado. El Estado no
es un ente divino capaz de dispersar el miedo, la religión tampoco,
pero son el mejor consuelo para las
sociedades.
Bibliografía
Carlos Marx & Federico Engels. (2005). El Manifiesto Comunista. Prólogo, explicado, anotado y glosado. http://www.abogadonotariopr.com/images/
SP/el_manifiesto.pdf.
Ferguson, N. (Director). (2009). The Ascent of Money [Motion Picture].
Higgs, R. (2012 - 22-7). Welfare, Warefare and the
State. Auburn, Alabama, EEUU.
Orwell, G. (1949). 1984.
Zizek, S. (2005). El títere y el enano. Buenos Aires:
Editorial Paidós SAICF.
María
A. Martínez
[email protected]
Vol.3 No.3 Enero 2013
11
Socialismo del Siglo XXI,
de la teoría a la práctica: Venezuela
Gráfico 1
D
e Heinz Dieterich Steffan a
Hugo Chávez
El Socialismo del Siglo XXI
es una corriente ideológica que
nace con Steffan Dieterich como
una alternativa al socialismo clásico, y que en los últimos años ha
cobrado fuerza en Latinoamérica.
Líderes como Hugo Chávez han
profesado (o así al menos lo dicen)
un modelo basado en las ideas de
Dieterich y, en la práctica, alianzas político-económicas como el
ALBA (Alianza Bolivariana Para
los Pueblos de Nuestra América),
son un intento por difundirlas a
través de la región. El presente artículo pretende resumir brevemente estas ideas, para proceder a una
evaluación empírica del modelo y
su desarrollo en Venezuela, país
pionero en su implantación.
Para analizar la base de la
teoría nos servimos de la paráfrasis
de un fragmento del libro en donde
se plasma la ideología del Socialismo del Siglo XXI. Esta teoría busca rescatar a los sujetos de la “denigración” a la cual los somete la
burguesía. Para lograrlo se establece una nueva democracia que permita desarrollar las capacidades de
cada individuo, misma que deberá
dejar atrás la división del trabajo,
cualquier tipo de discriminación y
deberá borrar las barreras que se
asume existen entre el campo y la
ciudad. De tal forma, se establece
“O
tomamos el camino del
socialismo o se acaba el mundo”
Hugo Chávez
12
+
Fuente: Banco Mundial Elaboración: Autores
que el ser humano deberá realizarce en las tres fuentes del ser: trabajo, eros y saber.
El nacimiento del “nuevo
hombre” parte del cambio de instituciones que establece el cambio del dinamismo económico y
político tradicional. Los principales fundamentos ideológicos del
Socialismo del Siglo XXI son: a)
la Democracia Participativa, originada en el principio de involucramiento general en el proceso de
toma de decisiones, y b) la denominada Economía de Equivalencias,
sistema que establece el salario en
proporción al tiempo que se requiere para crear valor, más medidas económicas de planificación
central y la expansión del modelo
en forma regional.
Ahora bien, ¿cuál ha sido
el nivel de aplicabilidad de la teoría por su mayor promotor, Hugo
Chávez, en el ámbito político y
económico? El discurso oficialista
promulga los valores del Socialismo del Siglo XXI como fundamento básico de desarrollo, y se ha
visto evidencia del mismo en los
Club Economía USFQ
constantes referéndums y alianzas regionales en búsqueda de la
Patria Grande. Sin embargo, estas
son herramientas que responden
a bases ideológicas y no prácticas
del modelo, que no confirman su
aplicabilidad ya que son cualidades necesarias pero no suficientes
para probar el funcionamiento de
la teoría. Económicamente, Venezuela ha vivido durante los años
de régimen chavista una variedad
de políticas que responden al programa de planificación central y
determinismo económico popular,
al mismo tiempo que ha gozado
de grandes ingresos petroleros. El
punto crítico en el análisis del funcionamiento de la teoría está en
la verificación de la existencia de
una relación más allá de la retórica
entre las políticas económicas del
chavismo, justificada siempre en la
ideología del Socialismo del Siglo
XXI, y sus resultados.
Ejemplos concretos: Salud y Crecimiento Económico Real
La salud es un índice fundamental de medición de desarrollo.
Gráfico 2
Fuente: Banco Mundial Elaboración: Autores
Se puede analizar los resultados
del modelo venezolano en este
ámbito y compararlos con los obtenidos por el resto de naciones.
Para realizar el análisis se han seleccionado cuatro países: Brasil,
Perú, Chile y Venezuela. El año
inicial (2000), nos muestra que, de
este grupo, el que menos destinaba
recursos al área de salud era Venezuela (Gráfico 1), por debajo del
2.5% del PIB. Ahora bien, los últimos datos que presenta el Banco
Mundial en el año 2009, muestran
que Venezuela sigue gastando en
salud una cantidad inferior al 2.5%
del PIB, mientras tanto, Brasil ya
superó la barrera del 4% y Chile se
encuentra en el mismo camino.
El destinar una cantidad
mínima a un sector tan importante como la salud, tiene sus consecuencias. Como se aprecia en el
gráfico 2, la reducción en la tasa
de mortalidad en niños menores a
5 años por cada mil, en Venezuela,
es mínima. Un hecho interesante
es que en el año 2000, Venezuela
se encontraba en una mejor posición en la tasa de mortalidad con
respecto a otros países de la región
(Brasil y Perú por ejemplo), y no
pudo mantener esta “ventaja” relativa, ya que las cifras de países
como Perú mejoraron ostensible-
mente. El caso peruano muestra
que no necesariamente se deben
incrementar de manera abismal los
gastos en salud, por el contrario, si
el país crece a un ritmo sostenido,
aunque que se sigan destinando
los mismos porcentajes, la realidad
cambia: los recursos son cada vez
mayores.
En el aspecto económico, a
pesar de contar con un fuerte ingreso petrolero, la economía venezolana no muestra un crecimiento
constante (Gráfico 3). De hecho,
muestra fluctuaciones significati-
vas en el crecimiento real del PIB.
Como se puede apreciar, en los
años de gobierno chavista se han
visto varios periodos sostenidos
de contracción económica, que
en gran medida se revierten por el
aumento del precio del petróleo,
factor exógeno en el modelo de
desarrollo. La falla en el desarrollo
económico agregado de Venezuela
es una clara evidencia de las falencias del modelo del Socialismo del
Siglo XXI. Para evidenciarlo basta
revisar cifras de análisis económico básico: Venezuela tiene un déficit del 20% del PIB y una inflación
del 18%, escasez de alimentos y divisas, y una constante devaluación
del bolívar (El Hoy). Estos factores
evidencian la visión de corto plazo
de la administración de Chávez y
los defectos del modelo económico
implantado.
La Herencia de Chávez
Después de más de una
década de gobierno del régimen
actual, Venezuela se ha visto obligada a pensar en la probabilidad
real de una era post Chávez. La
Gráfico 3
Fuente: Banco Mundial Elaboración: Autores
Vol.3 No.3 Enero 2013
13
En números
sobredimensión del caudillo ha ligado todas las medidas económicas y políticas al carisma del líder. Las
acciones tomadas en el gobierno de Chávez pasarán
la cuenta a aquellos que vengan después, que no sólo
tendrán que lidiar con las consecuencias económicas
del modelo fallido, si no también tendrán que llenar
el vacío político que se crearía. El caudillo venezolano proyectó su figura más allá de los límites territoriales que le competen y se convirtió en la imagen
principal de una ideología que se ha esparcido en
algunos lugares de Latinoamérica, reemplazando al
decadente socialismo tradicional que parecía morir
al mismo tiempo que se apagaba la llama de la lucha
cubana. El reto venezolano no es sólo combatir las
consecuencias de las acciones de un sólo hombre,
es combatir el establecimiento de un modelo que
intentó revivir la ideología de la igualdad política y
económica y resultó siendo otro experimento fallido
que sobrevive por las dádivas del petropopulismo.
Establecidos estos elementos, debemos preguntarnos, dada la continuación del régimen actual,
¿cuántos años más tiene que esperar el modelo para
pasar de la teoría a la práctica? O, si lo hizo, ¿son
estos los resultados finales? El pueblo Venezolano
el 7 de octubre de 2012 determinó su voluntad de
continuar bajo el régimen que lidera el movimiento
de la “Nueva Ideología Latinoamericana”, la probabilidad real de un cambio de líder y modelo ha sido
presentada, está en la voluntad popular afrontarla o
rechazarla. Teniendo esto en cuenta y usando cifras
y datos sobre el ejemplo más puro del Socialismo
del Siglo XXI, podemos afirmar que la ideología no
ha mostrado ser más que alimento de podios y balcones.
SOCIALISMO
IDH
# en
(%)
PIB
crecimiento
vs.
clasificación
anual
2011
2011
4
9
12
20
23
24
28
1,70%
3,00%
-0,70%
1,70%
0,40%
0,40%
0,80%
51
101
128
n/e
2,70%
9,30%
5,90%
n/e
Polonia
Rumania
Rusia
39
50
66
4,30%
-0,40%
4,30%
Venezuela
Ecuador
Bolivia
73
83
108
4,20%
7,80%
5,20%
G7
Estados Unidos
Alemania
Japón
Francia
España
Italia
Reino Unido
Actuales estados socialistas
Cuba
China
Vietnam
Corea (RPD)
Antiguos estados socialistas
Gobiernos de tendencia socialista
Escala de clasificación del
(IDH) Índice de Desarrollo Humano
>Desarrollo humano muy alto
1 a 47
>Desarrollo humano alto
48 al 94
>Desarrollo humano medio
95 al 141
Bibliografía
Banco Mundial. s.f. <http://datos.bancomundial.org/>.
El Hoy. Venezuela está al borde del colapso económico. 9 enero 2013.
http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/pagina-570994.html
Dieterich Steffan, Heinz. El Socialismo del Siglo XXI. Mexico, s.f.
No existen índices en ninguna clasificación mencionada.
Datos tomados de: PNUD, Banco Mundial, Ecured.
Sharon
Marín
[email protected]
Esteban
Pérez
[email protected]
14
+
Club Economía USFQ
Publicación Semestral de los Estudiantes de la
Universidad San Francisco de Quito.
Pablo Lucio Paredes - Director del Instituto de Economía USFQ
José Antonio Espinosa - Coordinador Equipo Editor The Panchonomist
Paula Espinosa - Editora The Panchonomist
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María Alejandra Martínez - Coordinadora The Panchonomist
César Paúl Vaca - Ilustración portada y estilo gráfico
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