Revista de Prensa

Anuncio
O.J.D.:
E.G.M.:
Tarifa:
Área:
96515
599000
7256 €
489 cm2 - 46%
del Departament de Educació de
la Generalitat. También cuentan
con un servicio de atención telefónica las 24 horas del día con la
audióloga clínica para resolver
cualquier incidencia, tanto médica como de programación del
implante.
«El pre y el posoperatorio de
un implante implica un trabajo
conjunto entre Sanitat y Educació. Primero hay que adaptar una
prótesis auditiva, audífonos, y estimular logopédicamente, para
asegurar la necesidad del implante», explica María Antonia Clavería, jefa de sección de Hipoacusia y directora del Centro de Implantes Cocleares del Servicio de
Otorrinolaringología del Hospital Maternoinfantil Universitari
Sant Joan de Déu, con más de 800
implantes cocleares hechos. « E n
Al mes siguiente
del implante, y
con la ayuda del
especialista, el
paciente debe
empezar a
reconocer sonidos
progresivamente
casa y en el parvulario, especialistas del Creda trabajan la estimulación auditiva de los niños», explica Clavería.
Tras un implante coclear, el
cuentakilómetros de la audición
de una persona se pone a cero.
«Debe empezar a reconocer sonidos paulatinamente, cuya entrada se va programando a partir del
primer mes después de la colocación del implante, y en diferentes sesiones. El procesador del sonido está en la parte externa del
implante, y mediante ondas de
radiofrecuencia desde ahí se estimulan los electrodos en la parte
interna del implante, que hacen
llegar el sonido a las áreas auditivas del cerebro a través del nervio
auditivo», detalla la especialista
clínica en implantes auditivos de
Sant Joan de Déu Natalia Coll.
«La estimulación eléctrica es
gradual. Los programadores, con
un ordenador, creamos mapas
progresivos con parámetros de
programación que vamos adaptando a cada persona según su
avance en la detección y procesamiento de los sonidos y sus necesidades diarias», añade Coll.
«La coordinación educativa,
sanitaria y familiar ha sido una
gran ayuda», destacan los padres
de Joan, paciente de María Antonia Clavería y Natalia Coll de 14
años y con un implante coclear
desde hace un año. «Por una meningitis a los 5 años y medio pasó de ser un niño oyente a ser sordo profundo del oído izquierdo y
sordo severo del derecho. Tras el
implante, sigue necesitando apoyo escolar, pero su comunicación
es mejor», aseguran. H
Fecha: 03/06/2014
Sección: SALUD
Páginas: 87
3
EL APARATO AUDITIVO
1
ENTRE LOS 45 Y 50 AÑOS SE INICIA EL PROCESO DEGENERATIVO DE LA CÓCLEA
Tres mundos dentro de la oreja
El aparato auditivo está formado por tres partes: el oído externo, el oído medio –la caja del
tímpano– y el oído interno, o
laberinto. En el oído externo se
encuentra el pabellón –la oreja– y el conducto auditivo externo. En el oído medio está la
membrana timpánica, las ventanas oval y redonda, la trompa
de Eustaquio y la cadena de los
huesecillos –martillo, yunque y
estribo–. El vestíbulo, los canales semicirculares y el caracol se
localizan en el oído interno.
El martillo, el yunque y el estribo se mantienen en su sitio
y se mueven mediante articulaciones, músculos y ligamentos que ayudan a la transmisión
del sonido. En el oído interno,
que se encuentra alojado pro-
2
fundamente en el hueso temporal, están las estructuras que
se encargan de la audición y el
equilibrio del ser humano. Por
ello, cuando un niño presenta
hipoacusia, no únicamente la
evolución de su capacidad intelectual, emocional y social están en alerta. También su desarrollo motor, y su movilidad
pueden verse afectados.
La cóclea y los canales semicirculares constituyen el laberinto óseo, la forma de caracol
que se localiza en el oído interno. Entre los 45 y los 50 años,
aproximadamente, se inicia el
proceso degenerativo de la cóclea en todas las personas, aunque la intensidad y la progresión del deterioro dependerá
de cada individuo.
TRAS EL IMPLANTE COCLEAR EL ESPECIALISTA PROGRAMA POCO A POCO EL MAPA DE SONIDOS
Un procesador y unos electrodos
El implante coclear es un aparato electrónico, de adaptación
quirúrgica, que transforma las
señales acústicas en eléctricas,
que estimulan el nervio auditivo. Está indicado en personas
–adultos y niños– afectadas de
hipoacusia neurosensorial severa o profunda bilateral –en
ambos oídos–, a las que las prótesis auditivas, adaptadas en las
mejores condiciones y durante el tiempo necesario para evaluar su rendimiento tanto tonal
como funcional, no les proporcionan el beneficio adecuado
para poder oír suficientemente
bien para aprender el lenguaje
y entenderlo, para poder comunicarse correctamente.
El implante coclear consta
3
Ilustraciones
Francina Cortés
de una parte externa, el procesador del habla, y otra interna,
un dispositivo con una guía de
electrodos que se introducen en
el oído interno mediante una
operación quirúrgica con anestesia general. El sonido entrará
por los micrófonos del procesador, se digitalizará y pasará a la
parte interna implantada mediante una bobina que transmite radiofrecuencia. De allí, esta estimulación será conducida por los electrodos al nervio
auditivo, donde la información
finalizará su recorrido en el cerebro. Tras la cirugía, el especialista en implantes programa el
mapa de los sonidos habituales
del entorno de cada paciente de
manera progresiva.
ESTAR EXPUESTO A MÁS DE 85 DECIBELIOS DURANTE OCHO HORAS ELEVA EL RIESGO DE LESIÓN
Los primeros daños no se perciben
La hipoacusia es el aumento del
umbral auditivo considerado
normal, que provoca una discapacidad para oír. «Una persona
es normoacúsica cuando su umbral auditivo es igual o menor
de 20 decibelios en todas las frecuencias representadas en un
audiograma», informa la otorrino María Antonia Clavería. Una
conversación está entre los 45
y 50 decibelios, y el ruido de un
camión o una máquina trabajando en la calle supera los 85.
«Estar expuesto a más de 85 decibelios más de ocho horas seguidas eleva el riesgo de lesión
en el oído; con más de 100 decibelios, la lesión es segura», explica el doctor César Orús. «La
repercusión en el oído de escuchar música sobre los 85 decibe-
lios se verá en el futuro. El trauma acústico o hipoacusia inducida por el ruido atribuida a los
cascos se da porque la fuente sonora se sitúa muy cerca del órgano auditivo y no hay amortiguación, dañando progresivamente el oído, y las pérdidas
iniciales se dan en frecuencias
auditivas muy altas que suelen
pasar desapercibidas», añade.
«Además de los cocleares, para
pérdidas no tan severas existen
ya dispositivos como el implante osteointegrado percutáneo y
subcutáneo o los implantes activos de oído medio, que son una
muy buena alternativa a los audífonos convencionales. Hoy
no queda ningún tipo de sordera sin una solución apropiada»,
concluye César Orús.
Descargar