EXTRAMUROS Extramuros mayo / 2012 En esta sección periódica buscamos difundir los puntos de encuentro entre la tributación y las diversas manifestaciones de la cultura, en especial la literatura, la filosofía, el arte y la religión, entre otros. “Del capricho al disparate” es una muestra gráfica original de Salvador Dalí (son 80 grabados a color producidos entre los años 1973 y 1977) inspirada en polémicos grabados de Francisco de Goya(1). Cada uno de estos grabados puede mostrarnos una doble perspectiva artística de la condición humana, inclusive la parte de ella que atañe al fenómeno tributario. El ensamble afiatado El precedente (modelo base) y la propuesta (un nuevo producto) pueden ser ilustrados nítidamente en los grabados de Francisco de Goya y Salvador Dalí. El primero, un romántico y decepcionado de la humanidad, que denuncia los vicios y las malas prácticas, y el segundo, un destructor de la razón que busca nuevas rutas para salvar la convivencia (o la soledad). El sentido original de Goya y la intervención de Dalí dan actualidad a la creación para reprochar aquello que éticamente es reprochable. Ambos enfoques pueden ser válidos y configurar una misma esencia, aunque responden a dos épocas. De un mismo grabado se lee: “Si amanece, nos vamos” o, “Si no amanece nos quedamos”. ¿Hay acaso una verdad o dos verdades en una misma frase?, ¿importa más el mensaje base o la expresión que afecta a cada uno? La interpretación habrá de dar el sentido correcto a cada grabado. El curador de la muestra, Fernández Diez, explica que Dalí nos presenta sincrónicamente Capricho y Disparate en cada lámina: la crítica social del capricho integrada en el mundo surreal al sueño de la razón, del disparate goyesco-daliniano. Dalí va al encuentro de Goya 100 años después, con lo fantástico y quizás absurdo. ¿Para retocar, agregar, modificar o reformar el grabado? El sueño de la razón produce monstruos Hay un grabado que lleva a su pie la frase “El sueño de la razón produce monstruos” con la cual se complementa perfectamente las imágenes que contiene y, asimismo, nos invita a las siguientes reflexiones sobre reforma tributaria y razón. Tenemos a un hombre dormido o rendido al cansancio que representaría a la razón, y unos animales que lo rodean, los mismos que cuanto más alejados se ubican parecerían sombras, quizá los verdaderos monstruos. Cuando una reforma tributaria se asoma pueden identificarse expectativas y también temores respecto a las nuevas modificaciones legales. El punto de partida es la duda sobre la actuación del legislador, que debía ser el creador de la razón normativa. Una preocupación actual de la Teoría del Derecho es buscar los parámetros racionales de las leyes, algunos apelando al anclaje decimonónico del principio de Legalidad y, en cambio, otros más contemporáneos bajo el control constitucional. Parece haber consenso en que la libre configuración del legislador está superada por el legislador que actúa atendiendo a fines constitucionales. Ciertamente, el prestigio y racionalidad de las nuevas leyes tributarias habrán de partir y concluir con la justificación de los ajustes o replanteamientos a la realidad de las cosas. Nada puede objetarse al sentido lógico y al precepto constitucional. Por eso, un hoyo impositivo (ausencia de imposición) que manifiesta capacidad contributiva deberá ser cubierto con el gravamen, la negación de una deducción legítima deberá ser liberada, el abuso de las formas deberá ser controlado y un derecho recortado habrá de ser garantizado. La ley correctora busca solucionar esto cuanto menos. Entonces, la nueva ley tributaria no debería dejar el problema original que busca solucionar (efecto cero), tampoco superponerse (efecto parche), ni mucho menos abonarlo o cultivarlo (efecto inverso). Si hubo un capricho, no esperamos un disparate. El enfoque de racionalidad legislativa evitará este gran riesgo. “El sueño de la razón produce monstruos” tiene además el mensaje de que la actuación natural (los animales que acompañan al hombre) debe ser acercada a la razón (luz y transparencia del hombre, aunque durmiente o en ausencia de vigilia más exactamente), de lo contrario puede desbocarse y proliferarse la monstruosidad (léase fraude y evasión). El legislador debe estar muy despierto para ser razón viva y cumplir así su función reguladora atendiendo a fines constitucionales. –––––– (1) Estarán en exhibición hasta el 27 de mayo en el centro cultural de la PUCP. MAYO 2012 Análisis Tributario Información contable, financiera y tributaria DEL CAPRICHO AL DISPARATE 67