Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México EL NUEVO SISTEMA DE COMUNICACIÓN POLÍTICA Y EL FRAUDE DE LEY: UN BOTÓN DE MUESTRA DE LAS RELACIONES ENTRE DERECHO Y POLÍTICA Caridad Guadalupe HERNÁNDEZ ZENTENO I. INTRODUCCIÓN El artículo de investigación que ahora presento, se deriva de una serie de estudios que con motivo de la elaboración de la tesis para obtener el grado de Maestra en Derecho, dentro del Programa de Posgrado en Derecho de la Universidad Nacional, realizo en el presente periodo. Inicialmente el espectro de estudio era muy amplio, en tanto, el objeto problematizado se refería, a lo que cierto sector de la doctrina filosófica jurídica ha denominado “Ilícitos atípicos”, esto es, conductas que prima facie parecen estar permitidas por la ley, pero que considerados todos los elementos (a través del juicio de proporcionalidad) su estatus deóntico cambia a una conducta ilícita, de ahí su atipicidad. Así dentro de esta categoría se encuentran las figuras del abuso del derecho, la desviación del poder y del fraude de ley. La importancia práctica de los ilícitos atípicos se vincula a que pone de relieve el importante papel que juegan los principios jurídicos en el nuevo paradigma constitucional. Sin embargo, por la serie de implicaciones que conlleva el estudio de cada una, la investigación actual, se enfoca únicamente a la figura de fraude de ley, en el marco de la normativa electoral. Así encuentro en este estudio un puente metodológico entre el derecho y la política. Hemos visto en el escenario político situaciones como las siguientes: A cierto candidato “lo entrevistan” en pleno partido de fútbol pero sin “hacer propaganda electoral”; candidatas electas renuncian dentro del marco de cuotas de género y sus suplentes son esposos, primos y demás; o incluso, ante la prohibición de que familiares puedan suceder al presidente en turno, quien es su esposa se divorcia de este para que ella pueda asegurar su postulación a la presidencia; en fin, se trata de un afán de eludir el cumplimiento de un deber jurídico, y se configura en tanto, en .fraude de ley. 1 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México Cuestiones sobre la metodología de la investigación A. Planteamiento del problema Tenemos que en la figura del fraude de ley encuadran todos aquellos actos que están permitidos prima facie por una regla pero resultan, consideradas todas las circunstancias, prohibidos como consecuencia de la acción de los principios que delimitan el alcance justificado de la regla en cuestión. Así, el fraude de ley se configura como un mecanismo para combatir el formalismo jurídico y para asegurar la coherencia valorativa de las decisiones jurídicas.1 Es decir, sostengo en línea de principio, que las normas tienen un elemento justificativo, esto es, las normas contienen principios que incorporan valores que se consideran últimos. Para tener claro el concepto de fraude de ley, debo insistir en los postulados generales, esto es, suele presentarse como un supuesto de infracción indirecta de la ley, consistirá, en una conducta que aparentemente es conforme a una norma pero que produce un resultado contrario a otras normas o al ordenamiento jurídico en su conjunto. Así por un lado encontramos una norma llamada de “cobertura” y otra denominada “defraudada”. En un desmenuzamiento de la idea, la norma defraudada, es una norma regulativa de mandato2 –que recordando la clasificación propuesta por Atienza-Ruiz Manero, son reglas y principios– ineluctablemente del tipo de los principios. Así los ilícitos atípicos, y en este caso, el fraude ley, ponen en evidencia el resquebrajamiento de la estructura formalista de aplicación del Derecho. Su estudio está inseparablemente añadido al análisis de la norma en su dimensión explicativa, justificativa y legitimadora de los principios. Como segundo plano y a manera de ejercicio práctico, el tema –de fraude de ley– lo abordo desde el marco de las leyes electorales y de las reglas del juego de la política. Sabemos que la democracia es, por mucho, la forma de gobierno que como método permite la renovación de los poderes públicos; y como sistema, garantiza el ejercicio de los derechos fundamentales y representa el escaparate del pluralismo político de las sociedades 1 Atienza, Manuel y Ruiz Manero, Juan, Ilícitos atípicos, Madrid, Trotta, 2a. ed., 2006, p. 67. Atienza, Manuel y Ruiz Manero, Juan, Las piezas del Derecho. Teoría de los enunciados jurídicos, 3a. ed., Madrid, Ariel, 2005, 215 pp. Este es una primera entrega de su teoría general del Derecho, donde explica todos los enunciado jurídicos que integran el Derecho. 2 2 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México modernas. La democracia plantea el esquema de reglas del juego que actores políticos, instituciones y ciudadanos deben atender para garantizar la efectividad del Estado de Derecho. De antaño sucede un fenómeno en los sistemas jurídicos, que afecta su efectividad, se trata del fraude de ley, eludir artificiosamente el cumplimiento de un deber jurídico, y esto en el contexto del Estado Democrático de Derecho, se agudiza pues en la actualidad la política se ha convertido en un sistema de competencia, es decir, se habla de una política de intereses; en donde el peor de los escenarios se plantea como la utilización de la ley para generar condiciones de desigualdad política, con tal de resultar vencedores en la contienda. A mi juicio, la réplica que acontece en el ámbito de las leyes electorales, es mucho más preocupante en tanto que no sólo se viola el principio de buena fe que impera en el Derecho, sino que en todo caso se defrauda al sistema democrático que aspira entre otros a garantizar los valores de igualdad, libertad y no violencia en una sociedad. De ahí, la importancia de abordar esta figura jurídica desde el terreno de las reglas del juego de la democracia en nuestro país y contribuir al análisis y critica del estado que guarda la cultura política y de la legalidad de quienes participan en ella, así como en el mejor de los escenarios posibles, construir una teoría del fraude de ley poco indagada en esta materia y en su caso, diseñar los mecanismos necesarios para que nuestro Estado que se precia de ser democrático y de Derecho haga frente a estos actos que tratan de desvirtuarlo. B. Hipótesis de la investigación Hi: Las percepciones de los actores políticos respecto a la observancia de las normas regulativas y del desarrollo de la cultura política varían, en tanto, sus instituciones electorales gocen de legitimidad política derivada de sus resultados más que de su configuración jurídica. 3 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México Variable Definición Conceptual Operacional Observancia de La afectación de los miembros de la las normas sociedad para cumplir las normas jurídicas, Segunda regulativas entendidas como la expresión de la voluntad Encuesta Nacional de Cultura general, y por tanto, antepuesta a los Constitucional intereses particulares o de grupo. En un sentido amplio debe entenderse también a Resultados de políticas públicas de fomento de la los principios jurídicos. cultura de la legalidad y Desarrollo de Conjunto de elemento que configuran la política la cultura percepción subjetiva que tienen una política población respeto del poder Legitimidad política de las instituciones en cuanto a sus resultados La forma como las autoridades electorales Casuístico, análisis (Instituto Federal Electoral y Tribunal resoluciones Electoral del Poder Judicial de la Federación) implementan la normativa electoral, atendiendo a los principios y valores del sistema democrático de C. Enfoques Se trata de un estudio analítico-empírico. Inicialmente el análisis es conceptual pero se complementa necesariamente con uno fáctico. Así, en una primera parte, el desarrollo de la investigación es conforme al enfoque cualitativo. Allegarme de los conceptos que configuran el capital teórico de la dicotomía Estado de Derecho y Democracia. En este apartado y utilizando el recurso de los tipos ideales weberiano –construcciones que no son ciertas o falsas, sino únicamente fructíferas o inservibles– pretendo obtener el material interpretativo que me permita, asimismo, contextualizar de forma debida el fenómeno. Por otra parte, la importancia que tiene formar relaciones de causa y efecto en las variables de mi hipótesis, así como sustentarlo con elementos empíricos, me lleva a recurrir al enfoque cuantitativo, tal como espero reflejarlo en mis conclusiones. 4 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México II. DESARROLLO 1. Construcción conceptual. Precisando sentidos A. Estado de Derecho y democracia Con el Estado absolutista comienza la Edad Moderna. Se trata de entes territoriales, sometidos a la autoridad única de un monarca absoluto. Esta unificación y homologación de los territorios se aplicó también al campo de las relaciones económicas. En el campo jurídico-político, el Estado absolutista es la primera manifestación del territorium clausum, dentro del cual el monarca posee el monopolio de la violencia, éste, al ser soberano, está por encima del derecho que él mismo crea. El monarca absoluto es legibus solutus.3 A la caída de este modelo de Estado, la discusión se prolonga al punto culminante de que si ya no es el monarca el detentador de la soberanía, entonces, ¿en quién residirá ahora? Así el siglo XIX ofrece tres soluciones: la inglesa, en la que la soberanía queda depositada en la convergencia y control mutuo de la Corona y el Parlamento. La segunda es la solución revolucionaria francesa, que deposita la soberanía en la nación, en el conjunto de ciudadanos, sentando así las bases del Estado democrático. Y la tercera es la alemana, que define al Estado como persona jurídica y por tanto, la soberanía descansa en el Estado mismo. El Estado se fundamenta en el Derecho, a la vez que es fundamento del Derecho, así se empieza hablar de Estado de derecho.4 En una acepción, incluso canónica, que nos aporta Elías Díaz: el Estado de Derecho, implica el sometimiento del Estado al Derecho, regulación y control de los poderes y actuaciones todas del Estado por medio de leyes, creadas éstas además según determinados procedimientos de alguna abierta y libre participación popular, con respeto pues para derechos fundamentales concorde con la organización institucional.5 3 Cfr. En forma sintética, las transformaciones del Estado, desde el estado absolutista hasta el Estado social y democrático de Derecho, son reseñados con meridiana claridad por Cotarelo, Ramón, “Teoría del Estado”, en Díaz, Elías y Ruiz Miguel, Alfonso (eds.), Filosofía política II. Teoría del Estado, Madrid, Trotta, Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Ministerio de Ciencia y Tecnología, 1996, pp. 18-23. 4 Véase Sotelo, Ignacio, “Estado Moderno”, en Ibidem, p. 34. 5 Díaz, Elías, “Estado de Derecho”, en Idem y Ruiz Miguel (eds.), Filosofía política II, op. cit., p. 63. 5 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México En este Estado de Derecho, tantas veces llevado en distintos discursos, muchas veces sin conocer su entrañada esencia, encuentra en el principio de legalidad uno de sus ejes basilares. Haciendo una regresión, encontramos que el gobierno de las leyes, es un postulado que encontramos en la Grecia Clásica, principalmente en los textos políticos de Platón y Aristóteles. Respecto a Platón, existe una situación histórica bien marcada que incide de manera contundente en el reconocimiento que hace de las leyes, este es, el regreso de los viajes a Siracusa. El Político, es un diálogo hecho en la última etapa de vida de Platón, donde reconsidera su actitud asumida en La República, es en esta obra donde termina afirmando: Cuando los ricos imitan al verdadero gobierno, llamamos al suyo aristocracia; y cuando se burlan de las leyes, oligarquía. La monarquía es el mejor de los gobiernos; sin leyes, es el más duro y el más insoportable. 6 De tal forma, la obra se interpreta a la sazón, de que el imperio de la ley es preferible al imperio sin ley de hombres no sabios ya que las leyes, por malas que sean, de un modo u otro, son el resultado de cierto razonamiento.7 Así, estamos todos convencidos de apegarnos a este principio porque deseamos que las normas que regulan la convivencia social tengan una vigencia real y eficaz, de tal forma que permitirá que todos los miembros de la sociedad desarrollemos nuestros proyectos personales sobre una base de igualdad. Pero debe quedar claro aquí, que no se trata de una legalidad fundamentada en el cumplimiento de las leyes y ya, de que la ley es la ley y hay que cumplirla, de leyes vacuas digamos. Si no que desde este punto se pretende decir, que en el Estado de Derecho y en la postulación del principio de legalidad está en juego la verificación de su contenido. Es decir, la versión de legalidad que aquí se sustenta es aquella que está comprometida con el consenso y el respeto de los derechos fundamentales, y cuando nos referimos a la cultura, entonces se trata de que los individuos incorporen reflexivamente un cierto conjunto de reglas y principios a su actuar en la vida democrática. 6 Platón, Diálogos. El Político. Obras completas, trad. de Patricio de Azcárate, t. 6, Madrid, Medina y Navarro Editores, 1872, pp. 106-110. 7 Strauss, Leo, “Platón”, en Idem y Cropsey, Joseph, Historia de la Filosofía política (comps.), trad. de Leticia García Urriza et al., México, Fondo de Cultura Económica, 1993, p. 83. 6 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México En este sentido, nos dice Pedro Salazar, la legalidad democrática no solamente se funda en la eficacia de un conjunto de reglas jurídicas, sino que descansa sobre algunos principios como la igual dignidad política de los ciudadanos, la pluralidad y las libertades (personal, de expresión, de asociación y de reunión) sin los cuales perdería naturaleza y sentido. Por lo mismo, la cultura de la legalidad democrática debe hacer eco (al menos) de esos principios.8 El otro movimiento del péndulo, es el dado por la Democracia, sobre la cual se han creado teorías únicas y alternativas de explicación, así resulta ser un concepto bastante bien definido; de tal forma que no me detengo sino sólo para lo necesario, el sentido que en este trabajo pretende dársele. En una versión a veces poco recurrida de la democracia, la social, apunta uno de los críticos de la modernidad, que: La democracia es la forma política que garantiza la compatibilidad y la combinación de lo que con demasiada frecuencia se manifiesta como contradictorio y puede conducir al conflicto entre los aparatos de dominación y las dictaduras de la identidad, conflicto moral cualquiera que sea el vencedor.9 Así la democracia responde a la pregunta de quién es el portador o el titular del poder que ejerce el dominio estatal, no a la de cuál es su contenido; y, por tanto, se refiere a la formación, a la legitimación y al control de los órganos que ejercen el poder organizado del Estado y que llevan a cabo las tareas encomendadas por éste. Es así un principio de cráter orgánico y formal. Por su parte, el Estado de Derecho, por el contrario, responde a la cuestión del contenido, del ámbito y del modo de proceder de la actividad estatal. Tiene a la limitación y vinculación del poder del Estado, con el fin de garantizar la libertad individual y social, y en esa medida es un principio configurador de naturaleza material y procedimental.10 8 Salazar, Pedro, Democracia y (cultura de la) legalidad, México, Instituto Federal Electoral, 2006, p. 31. 9 Alain Touraine, Crítica de la modernidad, trad. de Alberto Luis Bixio, 2a. ed., México, Fondo de Cultura Económica, pp. 336. 10 Böckenförde, Ernest Wolfgang, Estudios sobre el estado de Derecho y la Democracia, trad. de Rafael de Agapito Serrano, Madrid, Trotta, 2000, p. 119. 7 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México Otra relación que sostiene la democracia, es con el Estado social, el cual se plantea como un fin del mismo Estado y como mandato de acción de sus órganos, que se orientan hacia la desaparición del antagonismo y la desigualdad social, así como asegura para todos los supuestos sociales imprescindibles para la realización de la libertad. Forman parte de él, pues, el equilibrio social y la redistribución social, así como la garantía de un mínimo en la participación en los bienes necesarios para la vida, y mantiene una relación unilateral de impulso y apoyo con la democracia.11 Esta es la clásica dicotomía de democracia política y social. Lo cierto es no puede haber un concepto para distintas realidades, es así que aquí nos referimos a ambas, pese a como dice Santiago Nino; hay quienes creen que la crisis es causada por una sobrecarga de demandas populares sobre un sistema que no las puede satisfacer y recomiendan el uso de mecanismos que limiten la expresión de esas demandas.12 Ubicados en estas coordenadas, paso a ubicar estos conceptos en un contexto descriptivo, es decir, a una confrontación con la realidad que me determine su pertinencia o no en el estado mexicano. B. El desafío de la realidad Tal como lo indica el título de este trabajo, el modelo de comunicación política diseñado por la reforma de 2007-2008, puede tomarse como el botón de muestra de la relación Estado de Derecho y Democracia. Es decir, la pretensión plus ultra, con lo que queremos ir más allá, para llegar a la meseta de esta investigación, la cual entraña que: Enarbolar el principio de legalidad, conlleva no sólo la observancia de ley en términos llanos. En el escenario político existen diversas formas de “negociar” las normas y de “obtener beneficios indebidos” por medio de subterfugios, de 11 Böckenförde, Ernest Wolfgang, Estudios… op. cit., p. 129. 12 Nino, Carlos Santiago, La constitución de la democracia deliberativa, trad. de Roberto P. Saba, Barcelona, Gedisa, 2001, p. 214. 8 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México simulación dicen unos, de prácticas subrepticias, aquí decimos de actos en fraude de ley. La democracia, siendo forma de estado y de gobierno; también, es una forma de ser de quienes participan de ella. El concepto de democracia, vale por lo que significa. Y hoy en día, está haciendo frente a indecibles luchas, aquellas que Bobbio reseña como las promesas incumplidas. En este sentido, Umberto Cerroni, evoca unas sentidas palabras: Ese desamor por los valores universales de la democracia distancian a la política de la sociedad civil y pocos se arriesgan para defenderla del acecho de los problemas del mundo actual como el terrorismo –la violencia– y de los “minotauros del poder invisible que se mueven muy ágilmente en el laberinto tecnificado de la política”.13 a) Del zoon politikon al homo economicus: la cuestión del dinero en la política Remontándonos a la obra clásica de referencia para hablar del ciudadano, esto es, el Libro III y en sí toda la Política de Aristóteles, nos refiere: Pues bien, el ciudadano en sentido absoluto por ningún otro rasgo puede definirse mejor que por su participación en la judicatura y en el poder. La definición que se tiene depende de cada forma de gobierno, y la que se ha dado, tiene cabal cumplimiento en la aplicación de la democracia. Llamaremos pues, ciudadano al que tiene el derecho de participar en poder deliberativo o judicial de la ciudad; y llamaremos ciudad, hablando en general, al cuerpo de ciudadanos capaz de llevar una existencia autosuficiente.14 Nos sigue diciendo Aristóteles respecto al ciudadano, que: Obra de todos los ciudadanos es la salvaguarda de la comunidad; y como comunidad es la constitución, necesariamente la virtud del ciudadano habrá de ser relativa a la Constitución. 15 13 Cerroni, Umberto, Política. Método, teorías, procesos, sujetos, instituciones y categorías, trad. de Alejandro Reza, México, Siglo XXI, 1992, 74. 14 Aristóteles, Política. Libro tercero, México, 22ª. ed., Porrúa, 2010, pp. 262-263. 15 Ibidem, p. 265. 9 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México El salto cuántico de importancia entre aquel ciudadano y el actual, es su distinta fundamentación, el principio de igualdad para el ciudadano de la antigüedad (basados en los principios de isonomia, isegoria e isocratia, lo que convirtió a la institución ciudadana, por primera vez en la historia de la humanidad, como instrumento de igualación entre las personas que la ostentan) y el de la libertad para el ciudadano moderno, así se entiende que el individuo se vuelve beneficiario de un amplio conjunto de prerrogativas y en esta forma adquiere su calidad de ciudadano. Lo que provoca en segundo término ver la ciudadanía desde un plano individual y menos comprometido con la ciudad o comunidad, que en términos primordiales es de donde proviene. Otros apuntes que nos sirven para ilustrar esta dicotomía, es el concepto trascedente de representatividad. Aristóteles dice que no resulta posible gobernar una polis con 100 mil habitantes; hoy en día, a través de los mecanismos de representación y gracias a los medio de comunicación podernos darnos el lujo de tener democracias en donde son gobernados 200 veces más seres humanos que la cifra que Aristóteles, en un ejercicio de imaginación considera como un límite ridículo e imposible. Esto es algo notable pero también riesgoso, en tanto su alto costo y graves distorsiones. La más impactante, es la cantidad de recursos económicos que por lo general, hay que movilizar para obtener un puesto de elección popular. El problema de la democracia moderna en este punto, es la constante y pujante injerencia de la lógica de mercado. Cerroni, es puntual en este tema, así nos dice que: Esta cultura del homo oeconomicus reduce la democracia a la competencia por el poder entre fuerzas que representan intereses distintivos luchando entre ellos sin que se presente un programa de unificación.16 Nos sigue diciendo, la democracia está todavía ligada, por el mecanismo cuantitativo del voto, al sistema de intereses particulares y solo en los momentos de emergencia se arriesga a hacerse valer como sistema de valores. 16 Cerroni, Umberto, Política… op. cit., p. 74. 10 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México Y nos hace, una contundente invitación: las reglas de juego, el mecanismo representativo y el espíritu igualitario, como elementos históricos de la democracia, no deben ser sustituidas ni invertidos, de ser fines a medios. Las reglas del juego tienden a transformarse de voz del pueblo a instrumentos de corrupción clientelar, la igualdad de la ley se rebaja a formalismo burocrático y la igualdad frente a la ley en demagogia negadora de la ley y de todo interés superior.17 Las palabras del politólogo italiano suenan en este ambiente donde vemos que los llamados poderes invisibles, muestra cada vez más su rostro. Dice otro de los estudios del tema del dinero en la política, Michels, que la democracia no está amenazada por el régimen de partidos, sino por el financiamiento de éstos. 18 Esto es que esta relación parece ser destructiva. Alain Touraine, en su obra de ¿Qué es la democracia? se pregunta acerca del contenido social y cultural de la democracia de hoy en día. Considera el debate cerrado, mientras tanto la democracia se degrada en libertad de consumo, en un supermercado político.19 b) El auge de los medios de comunicación y la propaganda política Para ilustrar este tema, traigo las cifras que nos aporta los estudios de Raúl Trejo, respecto a la forma como ha incrementado la “utilización” de medios electrónicos de comunicación para hacer política. Así nos dice que: En 1994 solamente el 25.3% de los gastos de los partidos políticos en sus campañas estuvo orientado a la compra de tiempos en esos medios. En 1997 esa proporción creció al 55%. En 2000 el 54.3% del dinero que recibieron los partidos fue a parar a las chequera de radiodifusoras y televisoras. En 2003 el 49% de las erogaciones de los partidos políticos tuvieron el mismo destino. Y en las campañas de 2006 el porcentaje del gasto en contratación de espacios mediáticos fue 17 Cerroni, Umberto, Política…op. cit., p. 50. Michels, Robert, Los partidos políticos, vol. I, Buenos Aires, Amorrortu, 1972, p. 165. 19 Touraine, Alain, ¿Qué es la democracia?, trad. de Horacio Pons, 2a. ed., México, Fondo de Cultura Económica, 2000. 18 11 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México todavía mayor.20 Durante las elecciones intermedias de 2009, conforme a los datos que el propio IFE dio a conocer, el financiamiento público para las actividades ordinarias permanentes de los partidos políticos fue de de $ 2 731 629 587.70. Este escenario, también es reproducido en otros términos pero abonando en el mismo sentido por Manuel Guerrero, 21 que detalla retrospectivamente la relación de los medios de comunicación con el régimen político. Por ser un estudio minucioso de esta relación, traigo a colación diversas premisas, en cuanto a la época y contexto que más nos resultan propicias al tema, así podemos relacionarlo de la siguiente manera: Como con muchos otros sectores empresariales, el Estado posrevolucionario creó las condiciones para establecer con los medios de comunicación una relación de intercambio que podría caracterizarse por sus rasgos de tipo corporativo. En esta relación, el Estado otorgó diversos beneficios técnicos y económicos que favorecieron el desarrollo de negocios rentables a cambio del apoyo irrestricto al régimen político. Sobre este modelo se desarrolló una relación de tipo corporativo en la que cada uno de los actores tenía muy claro lo que deseaba intercambiar y en la que se produjo una simetría relativa en la distribución de los beneficios. Los elementos a distinguir de relación, es un gobierno hegemónico y una industria incipiente. Una relación de beneficios y prebendas. De una u otra forma la experiencia de 1968 supuso un cambio en las políticas informativas. El proceso de liberación política trago, consigo una mayor competencia y una participación más activa de la oposición. Las empresas del ramo, tenían claro que una arena política abierta significaría mayores ingresos en publicidad. Los partidos se convirtieron en una clientela que las televisoras difícilmente podían rechazar. Un ámbito electoral cada vez más competitivo que canalizaba enormes recursos hacia la mediatización de las campañas. 20 Trejo Delarbre, Raúl, “Democracia y medio de comunicación en la reforma electoral de 2007”. Guerrero, Manuel Alejandro, “Los medios de comunicación y el régimen político”, en Loaeza, Soledad y Prud´homme, Jean-François, Los grandes problemas de México. Instituciones y proceso políticos. t. XIV, México, Colegio de México, 2010, pp. 231-300. 21 12 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México Uno que resulta toral, la época de alternancia. En este contexto, durante el gobierno de Vicente Fox, los grandes consorcios mediáticos privados –sobre todo la televisión– adquirieron un poder simbólico enorme frente a una clase política fragmentada y con gran necesidad de “obtener pantalla”. Es decir, en un momento próximo encontramos, tal vez, el origen del poder desmedido que los medios electrónicos de comunicación, ejercen hoy en día. La alternancia en el poder no estuvo acompañada de una adecuada configuración legal para implementarla. Algo así como la falta de coordinación en los cambios políticos de la Reforma y la organización política de la Constitución que expone Emilio Rabasa en “La constitución y la dictadura”. Seguidamente, puesto el escenario tan adverso, el poder desbocado de los medios de comunicación unió las diversas fuerzas políticas que en su momento han estado confrontadas para tratar de frenar este suceso. En este momento coyuntural se dio la reforma electoral de 2007-2008, que diseñó el contexto actual de la relación medios de comunicación-régimen político. Como presupuesto inicial se tiene la prohibición a los particulares de adquirir tiempos en radio y televisión, y que es por tanto, facultad exclusiva del IFE la administración de tiempos en estos medios, su determinación técnica y la solución de controversias que con motivo de esta materia se susciten. El fin de la reforma, es tratar de verificar una contienda limpia y justa entre las ofertas políticas. En este tenor, la naturaleza de la contienda es un escenario de competencia, lo cual no es malo en sí mismo, lo que previene la ley y debe garantizar el sistema democrático es que se fundamente en los principios de equidad y transparencia. Hasta aquí podemos hacer una apunte importante, se hizo un diseño por demás escrupuloso de la forma en la cual sé pudiese garantizar los principios democráticos de la contienda, y ante eso resulta, lo que tenemos hoy en día, un escenario de fuego cruzado (partidos políticos, poderes mediáticos e instituciones electorales) atacando la reforma electoral. 13 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México Es decir, se tiene a la reforma electoral de 2007-2008 como marco normativo y las elecciones intermedias de 2009 como marco de contención práctica, pero los grandes ausentes, los garantes de la democracia, los implementadores de la reforma, fallaron en su compromiso con la legalidad democrática. Dejaron la puerta abierta a los enemigos de la democracia y del Estado de Derecho mismo. Por ello, es importante que al menos desde el foro académico y si no más allá de él podamos incidir en el tema. Al menos es necesario romper el silencio como dicen los coordinadores de la obra “La democracia sin garantes”. Abonando a este punto, dice Lorenzo Córdova, respecto al paradigmático caso de los informes de labores del Partido Verde Ecologista: La pretensión del IFE de regular directamente el contenido del artículo 134 de la Constitución (que establece las modalidades y prohibiciones de la propaganda gubernamental) o la decisión de no sancionar la intensión de programas para transmitir en paquete los spots pautados por el IFE antecedidos de cortinillas por parte de Televisa y TV Azteca, son sólo un par de casos que evidencian cómo el sentido de la reforma puede alterarse por una sobre o sub interpretación de sus normas por parte de los órganos encargados de aplicarlas.22 Córdova atisba el punto de inflexión de esta relación Estado de Derecho y Democracia, no basta una excelsa formulación jurídica, es necesario verificar que los operadores del sistema jurídico actúen en correspondencia con el mandato del nuevo paradigma constitucional, dar coherencia a todo el sistema a través del reconocimiento de un sistema de principios. Realizar este ejercicio –sin contar con el hecho de que tengan o no la “voluntad de hacerlo”– es el requerimiento, in nuce, de toda la corriente argumentativa del Derecho. Hay posturas como las de Alejandro Madrazo, que sostienen que en un régimen de propaganda no regulado, el poder adquisitivo se traduce directamente en poder político y si no queremos que nuestra democracia se convierta, literalmente, en un tianguis, que se rija 22 Córdova Vianello, Lorenzo, “La reforma trastocada: El caso de los “informes de labores” del PVEM”, en Idem y Salazar, Pedro (coords.), Democracia sin garantes. Las autoridades vs, la reforma electoral, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2009, p. 61. 14 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México por las reglas del mercado; si no queremos que nuestra participación en el debate público dependa de nuestro poder adquisitivo, tenemos que asegurarnos de que la lógica del mercado no regule el proceso electoral y la comunicación política durante las elecciones.23 En parte es cierta, pero si atendemos a la regulación por materias, crearemos un engorroso marco normativo electoral de partidos políticos, de propaganda política, etcétera, el cual, con cierta probabilidad esté destinado a no cumplirse. Es necesario me parece en abonar, sobre el punto que plantea el modelo argumentativo del Derecho, en que los jueces estén obligados a interpretar y argumental con base en principios jurídicos. El fraude de ley es una figura que emerge en este contexto y garantiza restablecer el principio vulnerado, en todo caso, aquellos sobre los que se justifica la ley. Digamos se requiere una estructura más consiste y vertebrada desde el Derecho, que atienda con mayor cobertura, este fenómeno que está poniendo en crisis a la democracia y al Estado de Derecho. En antaño, nos reseñaba González Casanova que los verdaderos factores del poder eran: a) los caudillos y caciques regionales y locales; b) el ejército; c) el clero; d) los latifundistas y los empresarios nacionales y extranjeros. Y respeto de este último decía, es un sector que tiene instrumentos efectivos que influyen en la legislatura y la administración gubernamental, que modifican las decisiones del Ejecutivo…24 Hoy en día nos aquejan el desmedido incremento del poderío de los medios de comunicación, y su descarada violación de las leyes electorales, o bien un tanto disimulada, como las coberturas noticiosas o publicidad disfrazada, los informes de labores, etcétera, pero siguen siendo, ante todo, la acción de los poderes fácticos. Debemos actuar antes que lamentar, ya que otro tema se encuentra latente en la agenda, como nos lo hace ver Chacón Rojas; esto es que, ante la inevitable relación que existe entre dinero, partidos políticos y campañas electorales continúa la amenaza por la influencia del crimen organizado, los grandes grupos económicos, los particulares 23 Madrazo Lajous, Alejandro, “De la aspirina electoral a la cirugía mediática: estrategias para contener el desmedido poder político del empresariado”, en Alcocer, Jorge y Córdova, Lorenzo, Democracia y reglas del juego, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Nuevo Horizonte, 2010 , p. 24. 24 González Casanova, Pablo, La democracia en México, México, Era, 1967, p. 67. 15 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México adinerados, las agencias internacionales, las fundaciones políticas y los fondos secretos, dispuestos a violentar la transparencia y la equidad en las contiendas. En particular, el debate ha adquirido mayor relevancia en los últimos años, a raíz del empoderamiento de las bandas delincuenciales vinculadas al negocio del narcotráfico en algunas democracias, y su interés por influir financieramente en los procesos de renovación del poder.25 Los enemigos de la democracia, a decir de Bobbio o los minotauros, en el dicho de Cerroni se diversifican en estas sociedades complejas. Es necesario refundar una política para ciudadanos, por una parte, y garantizar el desempeño correcto de nuestros representantes. Sin embargo, ese es otro tema de gran calado. Nos dice el filosofo turinés, que jamás una norma constitucional ha sido tan violada como la prohibición del mandato imperativo; jamás un principio ha sido tan menospreciado como el de la representación política. Además de todo, esta prohibición es una regla sin sanción.26 En este sentido puede decirse que la representación debe incorporar orientaciones ético-normativas que son las que han de dirigir el proceso abierto de la política, pero también es necesario articular el elemento imperativo que consiste en una voluntad proveída de fuerza, y esto sólo puede darse a través del Derecho, es decir, el sistema democrático se complementa con el jurídico para articular entre ambos la legitimación de decisiones. Por supuesto, no se puede esperar del sistema jurídico que resuelva el problema central del sistema político democrático. Sin embargo, si se desea una legitimación a través del proceso, habrá que plasmar en reglas jurídicas los postulados éticos del comportamiento político propio de la representación (normas sobre causas de inelegibilidad e incompatibilidades, duración del mandato, transfugismo político, función de los partidos en la relación representativa, corrupción, etc.). Sobre este asunto quiero apuntar lo siguiente, el cumplimiento de la moral a través del Derecho, es un tema ampliamente tratado desde la Filosofía del Derecho, la ruta en la 25 Chacón Rojas, Oswaldo, Dinero del crimen organizado y fiscalización electoral, México, Fontamara, COFEL, 2011, p. 13. 26 Bobbio, Norberto, El futuro de la democracia, trad. de José Fernández Santillán, 3ª. ed., México, Fondo de Cultura Económica, 2001, p. 31. 16 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México que han discurrido muchos autores está marcada por la propuesta de John Stuart Mill en el ensayo “On liberty”: El único propósito por el que el poder puede ser correctamente ejercido sobre cualquier miembro de una comunidad civilizada en contra de la su voluntad es el de prevenir el daño a los demás; y por otro lado, la desarrollada por el perfeccionismo, que postula que el legislador debe proteger ante todo la moralidad pública. Joseph Raz, en posición ecléctica de estos postulados, sostiene que la autonomía y la libertad deben conjugarse para limitar fuertemente las circunstancias en las que el paternalismo moral coercitivo estaría justificado, así también, los gobiernos tienen la obligación de asegurar que alternativas atractivas estén al alcance de sus ciudadanos.27 El sentido que dimos al principio de la legalidad en su momento, es planteado por Liborio Hierro en lo que se denomina la reformulación del “imperio de la ley”, donde la expansión de la fuerza normativa de la Constitución y de los principios, así como la labor interpretativa de los jueces es trascendental para ambos cometidos, este modelo de aplicación judicial del Derecho autoriza y requiere al juez para que, antes de aplicar una norma, sopese la conformidad de la norma con los principios pues no basta con que la decisión judicial este jurídicamente fundada, sino que es necesario que sea moralmente consistente, no basta con que la decisión judicial esté fundada en la norma, sino que es necesario que sea consistente con el “sistema de principios”.28 Por ello es importante destacar en este punto, que la independencia judicial garantiza el principio de legalidad, y en todo caso, la justicia es independiente en tanto es democrática, es decir, la democracia garantiza la independencia judicial. Pero aunque la independencia judicial no garantiza la Democracia si instrumenta la exigencia democrática del sometimiento de todos los poderes a la ley. Dicho de otra forma, un poder judicial independiente es el instrumento democrático adecuado para combatir el abuso, la desviación o la corrupción de cualquier detentador del poder.29 27 Brix, Brian, Filosofía del Derecho: ubicación de los problemas en su contexto, trad. de Imer Flores et al., México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2010, pp. 197-208. Los textos de referencia son Mill, John Stuart, “On liberty”, capítulo 1 de On liberty and Utilitarianism, Nueva York, Bantam, 1993, p. 12; y, Raz, Joseph, “Liberty and Trust”. 28 Hierro, Liborio, Estado de Derecho. Problemas actuales, México, Fontamara, 1998, pp. 36-39. 29 Ibidem, pp. 55-56. 17 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México En buena medida, nuestras democracias mantienen una inevitable tendencia plutocrática, no el sentido que los que gobiernan son los ricos, pero si en cuanto, si no las personas directamente, al menos los partidos requieren contar con enormes recursos. La tentación de desequilibrar la balanza poniendo en ella fondos distintos de los estatales es demasiado grande como para que pueda resistirse mucho tiempo por muchas personas.30 Sin embargo, no debemos quitar el dedo del renglón, así considerando el Derecho desde el punto de vista de su función, no hay teoría del derecho que no se avoque a dirimir controversias. El fin de las reglas de la democracia es la solución no violenta de conflictos. Pero lo que distingue el método democrático de los demás métodos para la resolución pacífica de los conflictos es el hecho de que involucra cuando no a todos, sí al menos un número muy alto de los miembros del grupo que se trate, de ahí la virtud de la democracia. III. CONCLUSIÓN La tensión/relación entre derecho y política, entre sociedad y estado, entre autonomía del sistema jurídico y su necesidad de conocimiento del medio social para su más adecuada adaptación y transformación del mismo, son los grandes movimientos del péndulo sobre los cuales quise puntualizar en líneas arriba. Uno de los postulados generales es que en la sociedad pluralista –o poliárquica en palabras del politólogo norteamericano, Robert Dahl – los intereses corporativos ponen en la sombra el interés general y la representación de los diversos segmentos de la sociedad predominan sobre la representación política. Así tratamos de ejemplificarlo con el caso del financiamiento de las campañas políticas y la utilización del dinero para hacerse una imagen en los medios. Se crea así, un círculo vicioso: entre elecciones mayormente competidas, mayor demanda de fondos para la campaña (súmese las contiendas intra partidarias en el nuevo contexto de las precampañas, el voto de los mexicanos en el extranjero, etc.) que en la 30 García-Huidobro, Joaquín, “Las forma de argumentación política”, en Enrique Cáceres et al. (coords.), Problemas contemporáneos de la filosofía del Derecho, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2005, p. 209. 18 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México mayoría de las veces, como está demostrado, los candidatos disparan sus gastos de campañas en los medios de comunicación, principalmente electrónicos, pues conforme al término acuñado por Giovanni Sartori, de video-política, la televisión condiciona fuertemente el proceso electoral, ya sea en la elección de candidatos, bien en su modo de plantear la batalla electoral, o en la forma de ayudar a vencer al vencedor.31 Estamos inmersos en una sociedad, donde la televisión es, por mucho, el medio de comunicación masiva más usado por para informarse sobre asuntos públicos. Así lo revela un estudio realizado por especialistas del Instituto de Investigaciones Jurídicas, los datos revelan que –tanto en 2003 como en 2011– aproximadamente siete de diez entrevistados seleccionaron esta opción. Uno de siete dijo que se enteraba por medio del radio, mientras que uno de dieciséis dijo que se enteraba por los periódicos. Es importante resaltar que solamente 3% de los entrevistados dice enterarse de los asuntos públicos primordialmente por Internet.32 A modo del pensamiento de Manuel Castells, estamos en presencia de un nuevo paradigma tecnológico (con el desarrollo de las técnicas de la información), que ha derivado en un nuevo modelo de desarrollo informacional en el último cuarto de siglo XX, es el de una sociedad dual, en la que las diferencias entre grupos sociales se harán cada vez mayores, en la que el estado del bienestar perderá progresivamente su papel redistribuidor.33 Tiene mucha razón, corremos el peligro de que se abra una brecha enorme de desigualdad social. Sostuve también que pese a que contemos con sofisticadas leyes que traten de abatir la opacidad, la desigualdad, la corrupción, es necesario un componente de mayor alcance como lo significa para mi postulación el hecho de dejar de entender al Derecho como un 31 Sartori, Giovanni, Homo videns. La sociedad teledirigida, trad. de Ana Díaz Soler, México, Taurus, 2001, p. 70. 32 Este informe sintetiza los resultados de la Segunda Encuesta Nacional de Cultura Constitucional: legalidad, legitimidad de las instituciones y rediseño del Estado elaborada por especialistas del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM con el propósito de generar una línea base de información que permita conocer la extensión y modalidades del diseño institucional en la sociedad mexicana. 33 Castells, Manuel, La ciudad informacional. Tecnologías de la información, estructuración económica y el proceso urbano-regional, Madrid, Alianza, 1995. 19 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México puñado de normas que corren el riesgo de no ser cumplidas. El propósito es ambicioso, requerimos fomentar una cultura de la legalidad –en el sentido aquí expuesto– y cultura política de los actores políticos, pero requerimos también que nuestra instituciones cumplan con el compromiso que tienen de atender en cada decisión jurídica, los elementos justificativos y valorativos del Derecho que le aportan los principios. Conforme a la formulación de mi hipótesis, continuar este escenario adverso en que las instituciones electorales no están comprometidas por legitimarse democráticamente y en su lugar ceden a las presiones de los corporativos empresariales, estamos condenamos a que se inhiban otras formas de la democracia, como la participación ciudadana, la confianza en las instituciones y la solidaridad. Así lo demuestran las conclusiones, de la encuesta en mención: “Existe en México una cultura política de la legalidad, que se basa en la diferencia aceptada por los gobernados entre la normatividad jurídica y las prácticas políticas reales, lo que contribuye a una cultura de la permisividad, la aceptación y la complicidad de los gobernados con los gobernantes y la discrecionalidad. En materia de cultura de legalidad, sigue vigente la vieja tradición de negociar políticamente la ley, de la ley como un referente de la negociación o la presión... La larga tradición negociadora del sistema corporativo y clientelar ha permeado profundamente a la cultura política: pactar, ceder, negociar, incluir, y repartir espacios de poder mecanismos de control del sistema político se han trasladado al campo de la legalidad y obediencia a la ley. La pervivencia de redes clientelares y estructuras corporativas impiden que la organización colectiva de la sociedad establezca los parámetros de un cambio cultural y la conformación de un contexto ciudadano.34 Para robustecer esta conclusión, que en sí, dice mucho, se formuló una pregunta que decía: Por lo que usted ha visto, ¿Quién viola más las leyes? El significado de los datos es que las personas perciben que en cuanto al respeto de la legalidad, los policías y los políticos son los que consideran menos respetuosos de la ley. 34 Conclusiones de la Segunda Encuesta Nacional de Cultura Constitucional, auspiciada por el Instituto Federal Electoral y el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, 2011. 20 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México Por su parte la pregunta treinta y cinco, estaba formulada en los siguientes términos: ¿qué es más importante para usted? Teniendo como respuesta: a) Una sociedad donde se apliquen y respeten las leyes b) Una sociedad sin delincuencia c) Una sociedad más democrática d) Una sociedad donde haya menos diferencias entre ricos y pobres. Los porcentajes se repartieron de tal forma que existe una preponderancia por el inciso a) con el 67.1% seguido de un 61.3 % y la preferencia por una sociedad más democrática aumenta en menor medida en su comparativo con la encuesta realizada en 2003 y que de momento ocupa el tercer peldaño. Estos datos duros, deben hacernos reflexionar sobre el panorama que estamos obligados a mejorar desde el Derecho. Esperemos podamos seguir la ruta que nos marca Jürgen Habermas, al decir que: las formas de participación cambien no tiene por qué ser necesariamente un mal en sí, si los partidos políticos insisten en estatalizarse cada vez más, y al mismo tiempo siguen empeñados en comercializar su trabajo, lo que ocurrirá será que en la sociedad civil podrán empezar a formarse corrientes contrarias a eso.”35 Los postulados del modelo argumentativo del Derecho y la democracia deliberativa, pueden ser alternativas, que además de las que aquí sostuve, pueden cambiar el derrotero de nuestro contexto actual. En este mismo sentido, podemos abrevar de la teoría de la acción comunicativa, que plantea, las estructuras comunicativas de la esfera pública reaccionan como sensores a las presiones de los problemas que cruzan a toda la sociedad y estimula opiniones influyentes. La opinión pública, puede ser transformada en poder comunicativo, nos dice Habermas según los procedimientos democráticos. No puede regir el sistema administrativo pero sí 35 Habermas, Jürgen, Tiempo de transiciones, trad. de Rafael de Agapito Serrano, Madrid, Trotta, 2004, p.21. 21 Derecho y Política: el Fraude de ley en materia electoral Caridad Guadalupe Hernández Zenteno Universidad Nacional Autónoma de México orientarlo, así la esfera pública funciona, por lo tanto, como una “caja de resonancia” de los problemas que deben ser trabajados por el sistema político.36 Así mismo, es necesario plantearse el problema de la legitimidad de los fines, a modo de contrario de idoneidad de los medios.37 Es necesario repensar, que el planteamiento weberiano de que la ética absoluta, ni siquiera se pregunta por las consecuencias, y por eso no nos lleva a algo.38 No debemos claudicar en sostener, que la fuerza inspiradora de la democracia no reside tan sólo en que es un método que agrega fuerzas y voluntades disímbolas, sino también y quizá primordialmente en que es un valor o conjunto de valores que, como lo ha dicho Bobbio, convoca a la dignidad civil, política y social de los ciudadanos, a la tolerancia, a la no-violencia, a la renovación gradual de la sociedad mediante el debate libre de ideas y a la fraternidad.39 IV. 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