DERECHO COMERCIAL II TÍTULOS VALORES

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UNIVERSIDAD JOSE CARLOS MARIATEGUI
DERECHO COMERCIAL II
TÍTULOS VALORES
LECCIÓN Nº 1
ASPECTOS GENERALES
1. CONCEPTO DE TÍTULO VALOR
Se denomina títulos valores aun conjunto de documento típicos, como letras
de cambio, pagarés, cheques, certificados de depósitos, vales de prenda, acciones
de sociedades, obligaciones, cartas de porte, conocimientos de embarque, etc.,
que contribuyen a promover la actividad económica, agilizando y dando fluidez al
tráfico patrimonial.
La distinta época de la aparición y los diversos fines para los que fueron
creados, así como su propio desenvolvimiento, son la causa de que sólo
recientemente se haya elaborado un cuerpo de doctrina y una sistemática que los
comprende a todos, sin que, de otro lado, exista uniformidad de criterio en cuanto
a su denominación, pues se les designa como ‘papeles valores” o “instrumentos
negociables” “efectos de comercio”, “títulos de crédito” y, más recientemente,
‘títulos valores”.
Una de las denominaciones más aceptadas es la última de todas las
menciona das: “títulos valores”, pues hace referencia a los aspectos más
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característicos de esta clase de instrumentos. La palabra “título” alude al
documento acreditativo de un derecho y, unida a la palabra “valor”, significa que
ese derecho, que puede no ser únicamente crediticio, está contenido en el
documento, como transfundido en él, resultando una unidad indisoluble, de modo
que resulta el elemento indispensable para ejercer los derechos que incorpora.
De otro lado, estos documentos tienen el destino común de la circulación, lo
que explica que se les haya denominado también “títulos circulatorios”.
Por otra parte estos documentos permiten al acreedor la fácil realización del
crédito que ellos contienen. Si bien los créditos comerciales otorgan a sus titula res
determinados beneficios que no se confieren en el ámbito del derecho civil, se
hace necesario, dada la movilización propia del derecho comercial, que el acreedor
pueda disponer fácil y rápidamente del derecho que le concierne y que pueda
permitirle liberarse de otras obligaciones transfiriendo a su acreedor el crédito del
que él, a su vez, es titular frente a terceros.
2. CARACTERÍSTICAS DE LOS TÍTULOS VALORES
Los principios comunes que rigen los “títulos valores” son: a) la
incorporación, b) la literalidad e) la autonomía, d) la legitimación activa y pasiva; y,
e) la buena fe del tenedor como condición de legitimación.
El art. 1 de la Ley peruana (N 27287) destaca como notas caracterizadoras de
estos documentos: a) que representan y contienen derechos patrimoniales de
carácter económico, b) su destino circulatorio y, c) su carácter formal.
La ausencia de algunos de los requisitos formales no invalida la relación
causal que pudo haberlos originado, ni las acciones emergentes de esa
vinculación básica o fundamental, pero sí destruye la eficacia de la relación típica
emergente del título.
La incorporación supone que el título valor, como documento probatorio,
constitutivo y dispositivo, contiene una declaración unilateral de voluntad, de la que
deriva un derecho en favor del beneficiario y una carga respecto a los obligados.
La circunstancia de considerarse que el derecho está incorporado o compenetrado
con el título determina que el documento sea indispensable para que el legítimo
tenedor pueda reputarse titular de tal derecho y, en consecuencia, habilitado para
reclamar las prestaciones incorporadas en el título. Si bien tratándose de algunos
de estos instrumentos, como son las acciones de las sociedades anónimas, hay
casos en que puede ejercitarse los derechos que de ellas derivan sin la tenencia
material del documento, como ocurre cuando aún no se han expedido los títulos
definitivos o cuando han sido entregados en prenda, lo que se admite porque en el
primer caso existe una imposibilidad material que deberá salvarse a la mayor
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brevedad y, en el segundo, se trata de una medida sustituiría de carácter
transitorio, que debe ser debidamente comprobada, según lo prevé el apartado
segundo del art. 109° de la LGS.
La literalidad significa que los derechos y las correlativas obligaciones
deben constar por escrito en el documento porque son los términos señalados en
éste los que determinan el contenido y los efectos de tales derechos, así como la
titularidad del tenedor legítimo y las prestaciones a cargo del obligado.
No puede considerarse que el principio se vea infringido porque algunos
títulos valores no contienen la integridad de los derechos que de ellos derivan,
como es el caso de las acciones de las sociedades anónimas, pues en el título
accionario se incluye sólo las referencias necesarias a los instrumentos en los que
consta la totalidad de los derechos incorporados en la acción. El hecho de que un
título valor, emitido en forma incompleta, se complete con posterioridad, no puede
servir de fundamento a la opinión, que se ha infringido este principio salvo que
haya sido adquirido de mala fe (art. 9° de la Ley N 16587).
La autonomía determina que cada uno de los sucesivos titulares del
documento resulte vinculado en forma originaria con el obligado y no como un
sucesor de quienes lo antecedieron en la titularidad del instrumento. Es, en
consecuencia, una relación real, objetiva e instrumentalizada, independiente de las
relaciones extra documentales, o sea, de las causas que pudieran haber
determinado la creación del título, olas transmisiones efectuadas antes de llegar al
último tenedor.
La legitimación tiene dos facetas: la activa, que concierne a la posición del
titular como habilitado para exigir el cumplimiento de la obligación y para transmitir
válidamente el documento; y la pasiva, en el sentido que el obligado que, sin dolo
o negligencia, cumple las prestaciones contenidas en el título frente al legítimo
poseedor queda liberado aunque se trate de un titular aparente y no de la persona
a quien, en el fondo, pudiera corresponder el derecho a la prestación.
Para los efectos de la legitimación activa es necesario tener en cuenta la
clase del título, según su ley de circulación, o sea, si se trata del título al portador,
a la orden o nominativo. En el primer caso, la titularidad corresponde a quien
materialmente tenga el titulo en su poder; en el segundo, a aquel a cuya orden se
hubiera emitido y lo tuviera en su poder o a quien, teniéndolo, lo hubiere recibido
mediante endoso; y si es nominativo, el titular deberá figurar como tal en el título y,
además, en los registros del emisor.
La buena fe como condición de legitimación, comporta que al hacerse la
adquisición del título deben tomarse las elementales y acostumbradas
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precauciones para asegurarse que el trasmitente tiene poder de disposición del
documento. El tercero de buena fe al adquirir el título adquiere con él la propiedad.
El destino circulatorio del título quiere decir que ha sido creado para ser
trasmitido, movilizando bienes patrimoniales, sean mercancías, dinero o crédito, lo
que no obsta para que, eventualmente, pueda permanecer en poder de su titular
inicial- Esto es lo que lo distingue, fundamentalmente, de otros instrumentos que,
por no estar destinados a la circulación, sino a identificar a quien tiene el derecho a
exigir determinada prestación vinculada en forma directa a un contrato, como
ocurre con los boletos, contraseñas, fichas u otros documentos análogos, están
excluidos de la Ley de títulos valores (art. 277°,4)
La existencia de cláusulas que limiten la circulación del título, o que este no
haya circulado, ya que puede ser que se prefiera mantener el título en lugar de
transferirlo, no afecta la calidad de título valor.
3. LOS TÍTULOS VALORES EN LA LEGISLACIÓN
3.1 Valores Materializados
La Ley N 27287 ha contemplado la regulación de los títulos valores
materializados y los desmaterializados los ha regulado de forma tal que para
que tengan lo mismos efectos que los valores expresados en el título, deben
anotarse en cuenta 3 registrados ante una Institución de Compensación y
Liquidación de Valores.
La diferencia entre ambos títulos radica en su forma de presentación, el valor
materializado está representado en soporte de papel o título, mientras el valor
desmaterializado prescinde de dicho soporte, y en su lugar está representado
por una anotación en cuenta, requiriéndose en este último caso para el ejercicio
de lo derechos la emisión de un certificado por parte de la respectiva Institución
d Compensación y Liquidación de Valores.
En lo que se refiere a los valores materializados, sus características se
consideran en el art. 1.1 de la Ley, siendo:
a) que representan o contienen derechos patrimoniales, lo cual les confiere
carácter de instrumentos con contenido económico;
b) el destino a que están dedicados, vale decir, la circulación, pues existen
para movilizar valores;
c) su carácter formal que obliga a otorgarlos de conformidad con las
prescripciones legales que les imponen determinados requisitos.
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El carácter imperativo de los requisitos formales resulta del art. 1°.2 cuando
establece que la falta de alguno de ellos hace perder el carácter de título valor
a documento.
Sin embargo, existen requisitos formales que tienen el carácter de esencia les,
es decir, si faltare se le suprime el carácter de título, y el tenedor no podrá
hacer valer las acciones cambiarias que nacen del título valor, sino que tendrá
que recurrir al negocio subyacente, alternativo o causal. Uno de esos requisitos
esenciales ha sido la incorporación del Documento Oficial de Identidad, su
omisión acarrea la pérdida del derecho cartular, aunque no el error en la
consignación de algunos de sus números.
La Ley ha regulado ‘os requisitos esenciales formales en cada uno de los
títulos, sin perjuicio de aquellos otros, que son aplicables a todos los títulos.
Con el ánimo de no caer en una sanción extremadamente drástica como sería
la pérdida del carácter de título valor por la omisión de ciertos requisitos, la Ley
ha determinado aquellos requisitos que no los considera esenciales, como es el
caso del requisito de la indicación del vencimiento de la letra de cambio, que,
ante su omisión, se considera pagadera a la vista (art. 121°.5)
Puede por otra parte mantenerse el título en cartera, hasta su vencimiento,
sin que sea materia de transferencia, o como el cheque que el tenedor, lo cobra
o deposita sin transferirlo a tercero. Esta falta de circulación, así como las
cláusulas que la restrinjan, precisa el art. 1°.1, no afecta su calidad de título
valor
De lo expresado en el art. 1.2 se descubre la doble relación jurídica que vincula
a quienes intervienen en la relación documental o cartular: una relación causal,
básica o fundamental, que es el negocio jurídico subyacente que generó la
relación entre las partes, que puede ser una compraventa, un préstamo, una
donación, etc.; y por otra parte, la relación cartular, resultante del documento
emitido, con características y efectos propios, que origina acciones también
diversas de las que resultan de la relación fundamental o básica.
Por ello, la falta de un requisito formal destruye la eficacia del título valor como
tal, pero no invalida el acto jurídico que dio origen a la creación o transferencia
del documento.
El carácter de la acción causal, distinto al de la acción cartular, explica la norma
contenida en el numeral 94 que alude a dicha acción causal, permite hacerla
valer entre el acreedor y el deudor si a éstos corresponden las calidades de
tenedor y obligado principal del título valor.
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La Ley N° 16587, dentro de la misma línea conceptual, señalaba en su art. 18
que la acción causal, se podía hacer valer entre el acreedor y el deudor si a
éstos corresponden las calidades de tenedor y obligado principal del título
valor.
Se revela, así, el doble aspecto de los títulos valores. De un lado, como
documento del cual derivan acciones propias o típicas; de otro, la obligación
subyacente que originó la emisión del documento. Esta relación originaría sólo
puede hacerse valer en la medida que el acreedor y el deudor de la obligación
subyacente coincidan en la misma posición de acreedor y deudor que
emergen del propio título. En la medida que el tenedor del título sea un
tercero, que no guarda relación con la posición de acreedor y deudor de la
relación subyacente, no puede verse perjudicado al ejercer el derecho que
nace del título valor Distinto será el caso, si el tenedor es a su vez acreedor
del deudor, y ocupan la misma posición en el negocio subyacen te, en tal
caso, podrá contradecir al tenedor del título valor, proponiendo las defensas
que se deriven de sus relaciones personales.
3.2. Valores desmaterializados
3.2.1. Concepto
La doctrina contemporánea viene tratando con énfasis la desmaterialización
de los derechos negociables y ello trae como consecuencia la necesidad de
incorporar en la Ley de títulos valores su referencia legal, e introducir la
regulación de los valores mobiliarios, los mismos que se emiten en forma
masiva, y a los cuales está dirigida la desmaterialización de los derechos
negociables.
La gran difusión en el tráfico jurídico-mercantil de los títulos valores, y en
especial de los valores mobiliarios, ha puesto de manifiesto la insuficiencia
de mecanismo tradicional de la incorporación del derecho al título o soporte
documentado en papel para atender a las actuales necesidades, iniciándose
así un pro ceso de crisis. La incorporación del derecho al documento, que
desde la aparición de los títulos valores permitió su transferencia de modo
que agilizaba su circulación, fue revelando grandes distinciones causadas
por la ingente multiplicación de los propios documentos y el creciente
aumento de los tiempos y costos para la manipulación masiva.
Los valores representados por anotaciones en cuenta tienen la misma
naturaleza y efectos que los Títulos Valores materializados.
La anotación en cuenta es la expresión del título valor desmaterializado, en
tendiéndose este último como ‘el valor que prescinde del soporte papel y, en
su lugar está representado por anotación en cuenta cuyo registro está a
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cargo de una Institución de Compensación y Liquidación de Valores” (ICLV),
a diferencia del concepto del valor materializado que se concibe como “el
título valor emitido en soporte papel, generándose una inmanencia e
identidad entre el derecho patrimonial y dicho soporte”.
Las ICLV facilitan la liquidación de las operaciones, además de prestar
servicios a emisores e Inversionistas a través de sus participantes, y tienen
por objeto exclusivo el registro, custodia compensación, liquidación y
transferencia de valores.
3.2.2. Legislación
Los valores representados por anotaciones en cuenta actualmente se
encuentran formados en el Decreto Legislativo N° 861, Ley del Mercado de
Valores (estos fueron regulados por primera vez en la anterior Ley del
Mercado de Valores, Decreto Legislativo N 755), en la Ley N° 26887 (Ley
General de Sociedades) y en la Ley N 27287 (Ley de Títulos Valores).
3.2.3. Requisitos
Para que existan los valores en cuenta se requiere:
a) La decisión voluntaria del emisor,
b) Ser una condición de la emisión,
c) La inclusión de la totalidad de los valores integrantes de la misma
emisión, clase o serie; y,
d) Registrar los valores ante una Institución de Compensación y Liquidación
de Valores.
Los aspectos referentes a su emisión, transmisión y registro, así como su
transformación a valores en títulos y viceversa se rigen por la ley de la
materia, este caso la Ley del Mercado de Valores, y por la Ley de Títulos
Valores en todo lo que no resulte incompatible con su naturaleza.
Si bien en los títulos representados por anotaciones en cuenta no se
dan los requisitos formales de los valores representados en un documento,
le es aplicable el aspecto referente a la circulación que menciona el art. 1.1.
3.2.4. Ventajas
Entre las ventajas de los títulos valores representados por anotaciones en
cuenta se puede mencionar:
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1. Evita trasladar físicamente en cada operación los títulos, aspecto que re
viste particular importancia cuando se trata de emisiones masivas.
2. Permite determinar a los titulares de los valores y la cantidad que cada
uno de ellos posee.
3. La rapidez en el tratamiento de la información.
4. Elimina los riesgos de destrucción, robo o extravío de los títulos.
5. Evita las falsificaciones.
6. Agiliza la transferencia de los valores.
7. El reparto de los beneficios se efectúa a través de la Institución de
Compensación y Liquidación de Valores.
3.2.5. Institución de Compensación y Liquidación de Valores (ICLV)
Las ICLV facilitan la liquidación de las operaciones, además de prestar ser
vicios a emisores e inversionistas a través de sus participantes, y tienen por
objeto exclusivo el registro, custodia, compensación, liquidación y
transferencia de valores.
Estas deben de constituirse como sociedades anónimas, debidamente
autorizadas por la Comisión Nacional Supervisora de Empresas y Valores
(CONASEV).
Las ICLV no pueden ejercer derecho alguno sobre los valores o disponer de
los mis ya que el titular del valor es aquel que figura en su registro contable.
En este sentido el art. 237 de la Ley del Mercado de Valores considera que
de disolverse y liquidarse una ICLV en ningún caso los valores inscritos en
el registro contable formarán parte del patrimonio en liquidación.
El registro que administra la ICLV tiene un carácter privado, aunque éste se
rige por algunos principios de los registros públicos, teniendo en cuenta que
los mismos se desprenden de la Ley del Mercado de Valores y del Código
Civil, este último de aplicación supletoria a la citada ley.
3.2.6. Consecuencias
Las consecuencias que se derivan de los valores mobiliarios anotados en
cuenta, tienen una relación directa con los efectos de su transmisión, las
excepciones, la legitimación, constitución de gravámenes, pago y mérito
ejecutivo, todo lo que se resume seguidamente.
La transmisión de los valores representados mediante anotaciones en
cuenta opera por transferencia contable, basta en consecuencia la
inscripción en el registro contable que lleva la ICLV del titular, en mérito del
documento donde conste la transferencia con la firma del cedente y demás
formalidades que señala el art. 30° de la Ley N 27287.
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Quien aparezca con derecho inscrito en los asientos del registro contable de
la ICLV es reputado titular legítimo y puede exigir al emisor el cumplimiento
de las prestaciones que se derivan del valor.
En este sentido, el emisor que, de buena fe y sin culpa, realice la prestación
en favor de quien figure con derecho en el registro contable, queda libera do
de su obligación aún en el caso de que el receptor no sea el titular del valor
(art. 215 LMV).
La titularidad para la transmisión y el ejercicio de los derechos derivados de
los valores representados por anotaciones en cuenta o de los derechos
limitados o gravámenes constituidos sobre ellos, pueden ser acreditados
con certificados otorgados para el efecto por la correspondiente ICLV (art.
216 LMV).
Para efectos de la constitución del derecho de usufructo, de gravámenes y
de embargo sobre los valores representados por anotaciones en cuenta,
debe inscribirse en el correspondiente registro contable. En cuanto a la
inscripción de la Prenda equivale al desplazamiento posesorio del título (art.
217 LMV). De acuerdo a lo señalado por el art. 255°.8 de la Ley de Títulos
Valores, las medidas cautelares, embargo y demás mandatos de autoridad
competente surten efecto desde su inscripción en el registro
correspondiente.
En lo que respecta al pago de los valores representados por anotación en
cuenta, se verificará a través de la respectiva Institución de Compensación y
Liquidación de Valores o en la forma señalada en e registro. Se reputa titular
legítimo pudiendo exigir al emisor el cumplimiento de las prestaciones que
se derivan del valor a quien aparezca con derecho inscrito en los asientos
del registro contable de la institución de compensación y liquidación de
valores.
En lo que concierne al mérito ejecutivo de los valores mobiliarios
representados por anotaciones en cuenta, tendrán dicho mérito los
certificados de titulan dad emitidos por la respectiva Institución de
Liquidación y Compensación de Valores. Además no se requiere de su
protesto para el ejercicio de las acciones derivadas de ellos (LMV art. 75°).
3.2.7. Solicitud de la desmaterialización
Corresponde al emisor decidir la forma de representación de los títulos
valores, constituyendo una condición de la emisión susceptible de
modificación. Para tal efecto se requiere que se adopte el acuerdo
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respectivo, según lo dispuesto en su estatuto, pacto social, contrato de
emisión u otro documento legal.
4. AMBITO DE APLICACIÓN DE LA LEY
A diferencia de la Ley N° 16587, que se ocupaba únicamente de la letra de
cambio, el pagaré, vale a la orden y el cheque, la Ley N° 27287 comprende los
mismas títulos, excepto el vale a la orden que lo suprime como título valor, por su
poca utilización, incorpora aquellos títulos valores normados en la Ley N° 26702
Ley General del Sistema Financiero de Banca y Seguros y Orgánica de la
Superintendencia de Banca y Seguros, tales como: las Letras Hipotecarias, la
Factura Conformada, el Título de Crédito Hipotecario Negociable, la Cédula Hipote
caria, así mismo los incluidos en el Código de Comercio, como el Conocimiento de
Embarque y la Carta de Porte (en este sentido las disposiciones derogatorias de la
Ley N°27827 deroga los arts. 344° a 374° y 719° a 731° del Código de Comercio) y
el Warrant que se encontraba normado por la Ley N 2763 y el Decreto Supremo N
85 de 20 de diciembre de 1963, los mismos que la Ley N°27287 deroga, además
precisa aspectos referentes a los títulos que se transan en el mercado de valores
(Decreto Legislativo N° 861).
Existen otros documentos destinados a la circulación que están excluidos de
la Ley, pero por otras motivaciones, como ocurre con los billetes que emite el
Banco Central de Reserva y con los títulos de la deuda pública, que quedan
sujetos a su legislación especial (art. 210°) debido a que ellos se emiten en virtud
de normas que señalan su régimen propio, aunque en lo no previsto se aplicarán,
supletoriamente, las normas respectivas de la Ley de títulos valores.
5.
CLASIFICACIÓN DE LOS TÍTULOS VALORES
Hay muchos criterios para la clasificación de los títulos valores. Así, en
orden a la persona del emisor, se clasifican en títulos privados o títulos públicos,
según si son emitidos por personas de derecho privado o de derecho público.
Los títulos valores pueden ser nacionales y extranjeros, según si son
creados dentro del territorio de un país determinado o fuera de él.
De acuerdo a su ley de circulación, los títulos se clasifican como: al portado
a la orden y nominativos. Son al portador, aquellos en los que no aparece el
nombre de persona determinada como titular, sino que están girados con la
cláusula “al portador”. Son a la orden, si figura el nombre de la persona en cuyo
favor se emite el título, y, además, la cláusula “a la orden”. Son nominativos, si
también figura el nombre de persona determinada como titular, pero sin la cláusula
‘a la orden”, por lo que no son endosables sino trasmisibles mediante la cesión,
que debe ser notificada al emisor y registrada por éste, en su caso.
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Por la forma de extinción de los derechos que emergen del título, se
clasifican en títulos de ejercicio instantáneo o de ejercicio continuado. En los
primeros, el ejercicio del derecho origina de inmediato su consunción, como ocurre
con el título de cambio; en los segundos, la relación jurídica, emergente del título,
no des aparece con el ejercicio de los derechos que de él se derivan; por ejemplo,
las acciones de las sociedades, que representan un vínculo asociativo.
De acuerdo con las exigencias formales, se clasifican en títulos de
formalidad rigurosa o de formalidad atenuada. En el primer caso, la falta de
determinadas indicaciones origina la pérdida de su naturaleza y eficacia, como
ocurre con el titulo de cambio. En el segundo, esa omisión no determina la
invalidez del título, como sucede con las acciones de las sociedades, porque éstas
no son la fuente de donde deriva el derecho del titular, sino el pacto social, al que
el título debe hacer referencia, por no ser, tampoco, título completo.
Otra clasificación es la de títulos causales y títulos abstractos. Los primeros
son los que están vinculados a la causa que les dio origen, que se revela en el
Propio documento. Así ocurre, por ejemplo, con las acciones de las sociedades
anónimas v al pacto social; o con el conocimiento de embarque, vincula do al
contrato de transporte marítimo. Estos títulos están sujetos a la disciplina el
contrato que les dio origen.
Los títulos abstractos, no revelan vinculación con su causa generatriz.
Aparecen independizados de la relación jurídica a la que deben su origen, o en
virtud de a Cual se negocian. Aunque en el fondo de la relación que origina estos
títulos, existe una causa —pues nadie se obliga sin motivo—, la causa queda fuera
de la relación documental. En el documento no se hace referencia a ella en forma
algo Da. Este es el sentido de la abstracción en esta clase de títulos valores. Así
ocurre con el título de cambio y con el pagaré. El derecho existe con entera
independencia de la relación subyacente o fundamental.
En los títulos causa la causa del negocio fundamental se refleja sobre el
negocio que aparece del documento, revelando una relación necesaria de modo
que las vicisitudes sustanciales del contrato inciden en el derecho incorporado.
El distinto carácter de una y otra clase de títulos valores, abstractos o
causales, origina diversas consecuencias. Así, en los títulos abstractos, el titular
resulta protegido contra las excepciones u oposiciones fundadas en las relaciones
personales de quienes dieron origen a la creación o circulación del titulo. En los
títulos causales, el titular debe conocer el régimen particular a que esta sujeto el
título.
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Los títulos valores pueden ser simples, si incorporan un soto derecho y una
sola obligación cartulares; y compuestos, si incorporan un conjunto de derechos y
obligaciones correlativas.
Los títulos valores pueden clasificarse en títulos de tradición, o crediticios,
los primeros son representativos de mercancías, y permiten la movilización de las
cosas mercantiles, sin desplazamiento material de éstas, mediante la sola tradición
de los documentos. Estos títulos valores se reputan constitutivos, porque
incorporan el dominio sobre una cosa yen virtud de ellos una persona se obliga a
devolución de las mercancías, de modo que el título entregado por el que recibe
las mercancías, cuando se transmite, origina los mismos efectos que la tradición
de las cosas mercantiles, por lo que hace a la adquisición de los derechos sobre
ellas ya que el título valor legitima la adquisición de esos derechos. En cuanto a los
títulos crediticios, representa únicamente un crédito en dinero.
También se clasifican los títulos valores, según la época de vencimiento, en
títulos a: largo, mediano y corto plaza. Entre los primeros están las acciones,
obligaciones y titulas de beneficio de los fundadores de las sociedades anónimas.
Los titulares de estos documentos pueden disponer de ellos con facilidad,
procurándose rápida mente una suma de dinero, mediante una técnica jurídica
cuidadosamente elaborada
La clasificación en: títulos valores principales y accesorios, atiende así los
derechos que de ellos se derivan, corresponden a la prestación que originó la
emisión del título (y, para el ejercicio de los cuales es necesaria su presentación);
o si los derechos por ejercitar sólo son algunos de los que emergen de la
prestación originaria, o los que son atribuidos por la Ley. Entre los primeros
estarían las acciones de las sociedades, o os bonos, o los títulos obligaciones en
general; entre tos segundos, los Cupones para el cobro de las Utilidades o de los
intereses, según el caso. Aunque los cupones desprenderse de los títulos
principales y tener circulación propia, su existencia depende de los títulos
principales. En cuanto a su representación los va pueden estar contenidos en un
documento, a lo que la Ley de títulos valores denominado materializados o
mediante anotaciones en cuenta a los que denomina desmaterializado.
CUESTIONARIO 01
1. ¿Qué es el título valor?
2. ¿Cuáles son las características de los títulos valores?
3. ¿Qué son Valores Materializados?
4. ¿Qué son Valores desmaterializados?
5. ¿Cuál es el ámbito de aplicación de la ley?
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