ENTREGAR NUESTRA VOLUNTAD A DIOS

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LA JORNADA: el camino por recorrer. Libro 2: Cargar la cruz. Unidad 1: Progresar en el camino. Lección 3
ENTREGAR NUESTRA VOLUNTAD A DIOS
Por Andrew Maves
La preparación del líder:
Esta lección trata del tema de entregarse. Presenta una buena oportunidad para tomar un
inventario espiritual de parte del líder primeramente. Ore para que Dios le revele áreas en su
vida que no le ha entregado a Él. Esto requiere sinceridad y un examen a fondo del corazón.
Para mí, el entrar en un tiempo de adoración personal es beneficioso. Pase suficiente tiempo
para de veras dejar que el Espíritu escudriñe su corazón. No podemos esperar que los jóvenes se
entreguen si nosotros mismos no lo hemos hecho.
El propósito:
Vivimos en un mundo dominado por el “yo”. Esta lección llama a los jóvenes a mirar
adentro y decidir si están permitiendo que Dios ocupe Su sitio en el trono de su corazón.
Podemos muchas veces identificar quiénes somos por comprender de quién somos. En una
sociedad egocéntrica... hay libertad para soltarnos de las cosas del mundo y entregarnos a Dios.
El enfoque:
Andrew Murray, el autor de varios libros sobre la vida cristiana, dice, “Dios está listo
para asumir toda la responsabilidad para una vida completamente entregada a Él.”
Todos hemos leído historias de personas abandonadas o que se sentían solas o
abandonadas. Dios nos hizo para tener comunión con otros y con Él. ¿Por qué, entonces,
tratamos de hacer las cosas a solas, aparte de Dios? Si el grupo está acostumbrado a adorar a
Dios con cantos, que canten algunos que hablan de la grandeza de Dios y de nuestra dependencia
de Él.
La base bíblica: (NVI)
Isaías 64:6 -- -- -- --Nuestra justicia es como trapos sucios.
Juan 8:19 -- -- -- -- Jesús les dice a los “religiosos” que ellos no lo conocen.
Juan 10:10 -- -- -- -- Satanás quiere destruir mientras que Jesús anhela dar vida.
Juan 8:44 -- -- -- -- -- Satanás es “el padre de la mentira”.
1 Corintios 1:25-31 -- Nuestra sabiduría y fuerza son como locura para Dios.
Gálatas 2:20-21 -- -- Nosotros debemos “morir” y Cristo debe vivir en nosotros.
1 Pedro 5:8 -- -- -- -- Satanás busca a quién devorar.
La enseñanza:
Satanás está tratando de superarnos con sus juegos, su astucia y su persistencia. ¿Qué
podemos hacer para sobrevivir a sus ataques? 1 Pedro 5:8 nos dice que “el diablo ronda como un
león rugiente, buscando a quién devorar.” Satanás quiere utilizar a nosotros para vengarse de
Dios. Satanás odia a Dios y como no puede hacerle nada a Dios, intenta destruir a aquellos a
quienes Dios ama - a nosotros. Juan 10:10 compara al diablo con el ladrón que viene para robar,
matar y destruir – su plan malicioso de destruirnos. ¿Cómo podemos sobrevivir?
LA JORNADA: el camino por recorrer. Libro 2: Cargar la cruz. Unidad 1: Progresar en el camino. Lección 3
Se puede decir que hay un “monstruo” que vive en la naturaleza humana, asignado por
Satanás. Este monstruo puede existir aun dentro de la iglesia.
EL MONSTRUO DE LA RELIGIÓN
Algunos tienen el concepto de que Dios es uno de sus amigos favoritos, como si estuviera
en el mismo nivel. Tienen la idea de que tal como los buenos amigos se necesitan unos a otros,
Él nos necesita para llevar a cabo Su obra. ¡Dios es tanto más grande que nosotros! Dios no nos
necesita. Mientras que Él anhela usarnos para dar gloria a Sí mismo, ¡ciertamente no nos
necesita para satisfacer una necesidad! (Asegúrese que los jóvenes captan en qué sentido
decimos que Dios no nos necesita.)
Nuestra propia justicia es como “trapos de inmundicia” (Isaías 64:6).
En Juan 8:19 Jesús respondió a los religiosos cuando le preguntaron, “¿Quién es tu
padre?” “Si supieran quién soy yo, sabrían también quién es mi Padre.” Luego, en Juan 8:44 les
dijo, “Ustedes son de su padre, el diablo... un mentiroso... ¡Es el padre de la mentira!” Ellos,
orgullosos de ser descendientes de Abraham, se jactaban de su propia “justicia”. Fueron los
“religiosos” de su día, pero estaban bastante lejos de ser hijos de Dios.
Debemos arrepentirnos y clamar, “PADRE DIOS, perdónanos por hacerte a TI apenas tan
grande como nosotros.” Sus caminos son más altos que los nuestros. Sus planes son más
grandes que los nuestros. ¿Podemos humillarnos y servir, reconociendo quién es Él? ¿Podemos
amar tanto a la gente que nos pregunte por qué amamos y servimos? No es por lo que nosotros
podemos hacer, sino por lo que Él ya ha hecho y hace en y a través de nosotros. El plan de la
salvación no originó en nuestras pequeñas mentes; es Su gran don que nunca podemos merecer.
Por eso servimos.
El “monstruo de la religión” puede hacernos poner a Dios en nuestro nivel. Puede
hacernos sentir “religiosos” por lo que hacemos, o por la iglesia, o por nuestro concepto de
quienes somos. El único remedio es humillarnos y entregarnos a Dios.
EL MONSTRUO DEL EGOCENTRISMO
Vivimos en una edad de egoísmo, de egolatría – del “hombre hecho a sí mismo” – de
libros y conferencias de autoayuda – una sociedad del “YO”. La vanidad puede bloquear el
camino a una relación continua con Dios. Nos encontramos atrapados en la adoración de
nosotros mismos. Miramos nuestra posición y dejamos que ésta determine nuestra utilidad en el
Reino. “Soy el mejor en el equipo de fútbol”. “Soy inteligente.” “Soy presidente de mi clase y
por eso, Dios puede usarme.” ¡Equivocado! No es QUIEN soy, sino DE QUIÉN. Un concepto
negativo de nosotros mismo puede impedir una relación con Dios: “No tengo ningún talento.”
“Soy torpe -- Dios no podría usarme a mí.” ¡Equivocado! Sí, Él puede. Los propósitos de Dios
no dependen de quiénes somos o cuáles son nuestros talentos. Dios puede usar cualquier persona
que se entregue a Él. Muchas veces las personas más populares se preocupan más por su imagen
que por la imagen de Dios, y esto es una tragedia.
Somos demasiado cautivados por lo que podemos hacer para Dios, hasta que el HACER
domina la razón. Dios se preocupa más por lo que somos verdaderamente – por el ser auténtico...
por ser santo... por ser Suyo. Si concentráramos nuestra atención en el SER más que en el
HACER, el Reino crecería. Si se da muerte a la vanidad, se deja que la iglesia avance. Sigamos
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el ejemplo de Pablo descrito en Gálatas 2:20-21 para que la gloria de Dios se irradie en todas
partes del mundo. Lean Gálatas 2:20 -21 y 1 Corintios 1:26-31.
EL MONSTRUO DE LA IDOLATRÍA
Este monstruo se manifiesta en las cosas que tenemos: los amigos, el dinero, la fama, los
deportes... cualquier cosa que reemplace a Dios como el gobernante de nuestro corazón.
Perseguimos las cosas de este mundo para encontrar seguridad y satisfacción. 1 Corintios 1:25
nos dice que la sabiduría humana es locura. Ningún sustituto debe ocupar el lugar de nuestro
Dios. Todos los trofeos y comodidades no pueden ser nuestra fuente de seguridad. ¿Somos
vulnerables a Satanás? ¡SÍ! ¿Es Dios vulnerable a Satanás? ¡NO! Dios no tiene vulnerabilidad
alguna. ¿Por qué, entonces, buscamos nuestra seguridad y satisfacción en algo fuera de Dios? A
veces nos desprendemos de Dios y confiamos en los “ídolos” que no nos ofrecen nada. Somos
vulnerables a Satanás cuando nos soltamos de Dios y nos aferramos a las cosas de este mundo.
Que nos sumerjamos en la seguridad del Padre y nunca nos encontremos fuera de esta seguridad.
¿Estás protegido en Dios? ¿O estás vulnerable?
Sobreviviremos a las acechanzas de Satanás solamente por entregar a Dios nuestra
voluntad y todo nuestro ser. El entregarnos es morir respecto a las cosas de este mundo para vivir
para Cristo. (Gálatas 2:20)
La conclusión:
1. ¿Estamos tratando de sobrevivir velando por nosotros mismos aparte de Dios?
2. ¿Qué monstruos hemos dejado gobernar nuestra vida? Cualquier de ellos es peligroso.
3. ¿Nos entregaremos al Padre quien sabe lo que es mejor?
El desafío:
Pídales a los jóvenes que escriban en su diario cada día esta semana. Pídales que anoten
cualquier “monstruo” que se presente y que traigan sus diarios la semana que viene para
compartirlos. (El líder puede hacerlo también y compartir sus apuntes con el grupo.) Cada uno
debe preguntarse a sí mismo, “¿Qué debo entregar a Dios para evitar y vencer las trampas de
Satanás?”
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