“NUEVAS FORMAS DE RELIGIOSIDAD: ENTRE LIBROS

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Revista Culturas Psi/Psy Cultures
Buenos Aires, setiembre 2015, Nº5, 13-39
ISSN 2313-965X, culturaspsi.org
Nuevas formas de religiosidad: entre libros, sacerdocios y terapias/New Forms of
Religiosity: between Books, Priesthood and Therapies
Maria Agustina Battaglia (*)
Resumen: El presente artículo, que surge de una investigación sobre literatura masiva, ofrece
material para pensar la relación entre terapia, autoayuda, espiritualidad y religión en un momento
de fusión de elementos que provienen de la Nueva Era, la psicología, el mundo evangélico y el
católico. La producción y la recepción de esta literatura, denominada desde un circuito comercial
como autoayuda, interfieren en las representaciones de lectores y autores. Recorreré la
trayectoria de tres autores: Claudio Maria Domínguez, Ari Paluch y Bernardo Stamateas.
Profundizaré en uno de los casos para analizar la forma que toma este proceso dentro del
campo evangélico. Stamateas, autor y pastor, integra al campo evangélico preceptos de la
Nueva Era y de la psicología. En estos pasajes se registra una transformación en las formas
tradicionales de sacerdocio y una posibilidad, a través de sus libros, de transcendencia del
mundo evangélico al secular en una experiencia híbrida.
Palabras Clave: Literatura masiva, Terapia, Espiritualidad, Sacerdocio.
Abstract: This paper, originating in an investigation on massive literature, seeks to analyze the
relations between therapy, self-help, spirituality and religion in a time when languages from New
Age, psychology, evangelical and catholic worlds are combined. The production and reception of
this literature have influenced the self-representation of authors and readers alike. The article
explores de trajectories of three authors: Claudio María Domínguez, Ari Paluch and Bernardo
Stamateas. It focuses in particular on Stamateas, a writer and evangelical pastor, exploring how
he integrates notions from New Age and psychology into the evangelical world. He thus
transforms accepted forms of traditional religious leadership. His books suggest the possibility of
a displacement from the evangelical to the secular worlds in an hybrid experience.
Keywords: Massive Literature, Therapy, Spirituality, Priesthood.
Recibido: 27 de mayo de 2015/Aceptado: 15 de agosto de 2015.
(*) IDAES/UNSAM, Buenos Aires, Argentina. [email protected]
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Introducción:
“Con esta charla te ahorrás diez años de terapia”, prometía Claudio María Domínguez en el
teatro de una biblioteca una noche calurosa del año 2011. La eficacia de esta frase estaba
garantizada por una serie de claves que el autor repetía siguiendo un patrón exacto que abunda
en las presentaciones de sus libros, en sus programas de radio o en las charlas que da en todo
el país. ¿Qué concepciones y qué valoraciones de la psicología se encuentran subyacentes en
esta frase?; ¿Qué confrontaciones se manifiestan con los saberes psi?; ¿Qué narrativas circulan
en relación a lo terapéutico y a lo espiritual entre difusores y entre audiencias de estos nuevos
referentes de la cultura masiva?; ¿Qué valor tiene la terapia para los diferentes públicos de un
best-seller?; ¿Qué nos dice esta frase acerca de los autores de literatura de autoayuda?
En las redes sociales, en grupos católicos, en grupos de meditación, en grupos
evangélicos y en los medios masivos la intimidad parece haberse instalado en la narrativa
cotidiana de los sujetos. La autonomía y el bienestar personal se recuperan como elementos
terapéuticos así como también la reflexión sobre la propia subjetividad. Esta narrativa que circula
sobre las experiencias subjetivas y que implica repensar las propias trayectorias de vida se
difunde, se masifica y populariza de modos singulares. Este fenómeno se configuró sobre todo a
través del lenguaje de la terapia, cuestión que es posible debido a ciertas condiciones culturales
de la sociedad argentina. Algunos autores han señalado que el vocabulario del psicoanálisis se
ha incorporado a la vida cotidiana de los argentinos (Plotkin 2003), mientras otros han analizado
la repercusión que tienen las interpelaciones orientadas al dominio de las emociones, como la
literatura de autoayuda (Papalini 2007; Béjar 2011) 1.
La producción y la recepción de esta literatura, denominada desde un circuito comercial
como autoayuda, interfiere en las representaciones de lectores y autores. Recorreré la
trayectoria de tres autores contemporáneos: Claudio Maria Domínguez, Ari Paluch y Bernardo
Stamateas. Profundizaré en el caso de Stamateas, autor y pastor que integra al campo
evangélico preceptos de la Nueva Era y de la psicología, para analizar la forma que toma este
proceso dentro del campo evangélico. Este trabajo quiere poner de manifiesto una
transformación en las formas tradicionales de sacerdocio y una posibilidad, a través de los libros
1 Mariano Plotkin se ocupa del fenómeno conocido como el boom psicoanalítico de los años sesenta en el marco de
un trabajo que historiza los orígenes y el desarrollo de una cultura psicoanalítica. Creemos que ese proceso puede
ampliarse y diversificarse en una lectura más amplia sobre los modos de subejtivación en la cultura argentina de la
segunda mitad del siglo XX.
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de la llamada autoayuda, de transcendencia del mundo evangélico al secular en una experiencia
híbrida2.
Culturas terapéuticas, autoayuda y espirtualidades Nueva Era:
El discurso terapéutico se ha constituido en la modernidad como uno de los principales
códigos con los cuales expresar y guiar al yo. Se ha denominado nuevo estilo terapéutico
emocional a los modos en que la cultura del siglo XX llego a preocuparse por la vida emocional y
a desarrollar técnicas específicas para comprender y manejar las emociones. Eva Illouz propone
a las prácticas terapéuticas como nuevos estilos emocionales. En un trabajo sobre la sociedad
norteamericana plantea el modo en que la terapia se convierte en una estructura cultural
representada en las microprácticas de los actores (Illouz 2010, pp. 202). Según esta autora, el
lenguaje de la terapia ha reformulado los símbolos de identidad en un proceso que involucra
tanto al conocimiento científico como a las industrias culturales. Asimismo, este cambio requiere
una nueva imaginación interpersonal, es decir, una nueva manera de imaginar la relación del yo
con los otros y con el propio pasado, posibilidades de imaginar que dan sentido a nuevas formas
de proximidad o distancia sociales (Illouz 2007, pp. 24). Illouz plantea que existe una
yuxtaposición de elementos provenientes de la psicología (traumas de la infancia, conflictos
inconcientes, patrones de conducta) y de la autoayuda, la cual asume como objetivo el
mejoramiento del sí, y es en esta articulación donde, según la autora, se produciría una narrativa
del yo que transformaría la identidad del sujeto.
Como ha señalado Pablo Semán para el caso argentino, en una coyuntura en la que el
discurso psicológico ha incrementado el alcance de su influencia y en la que la autoayuda
aparece como un esquema cultural internalizado que organiza la percepción del yo y de los
2La investigación a la que refiero se dio en el marco del PICT “Lectores y lecturas: la recepción de la literatura
masiva contemporánea” dirigido por el Dr. Pablo Semán. Se benefició también de mi participación en el Grupo de
Estudios sobre Pluralismo Religioso (GIEPRA). Desde la perspectiva de la antropología sociocultural he utilizado la
técnica etnográfica, es decir la participación en eventos y la convivencia prolongada con los participantes de redes
de lectores de best -sellers espirituales. Se realizó observación participante de eventos masivos, en presentaciones
de libros, en clubes, bibliotecas, teatros municipales, sociedades de fomentos, cultos, grupos de autoayuda así
como también realizamos entrevistas abiertas a más de 60 lectores de libros espirituales. Inicié el trabajo etnográfico
en la Feria Del Libro de Buenos Aires en 2010, asistiendo a presentaciones y a firmas de libros catalogados como
Nueva Era. Participé también en el Ministerio Presencia de Dios que lidera Bernardo Stamateas. Finalmente,
también trabajé con el grupo “Amigos del Alma”, cuyos integrantes se reunieron como seguidores de Claudio Maria
Dominguez. Asimismo, para el análisis de las trayectorias y perfiles de autores se realizó una búsqueda exahustiva
de sus participaciones en medios de comunicación (gráficos, radiales y televisivos), de sus páginas web y se
utilizaron técnicas de análisis del discurso.
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otros, la narrativa del cuidado de sí interactúa con otros marcos que participan en la constitución
de la agencia y la subjetividad (Semán 2008). En esa interacción, formas de atención a la
aflicción resignifican también los principios de la Nueva Era y la psicologización. La espiritualidad
vinculada a la Nueva Era parece atravesar un proceso similar al explicitado anteriormente en
relación a la terapia; se incorpora a la cotidianeidad como un elemento que trasciende los
espacios específicamente asignados a lo alternativo. Aparece omnipresente, siempre circulando
en discursos eclécticos, y ha sido incorporada a un registro masivo: la energía sacralizada, la
meditación, la autonomía, y el crecimiento personal son elementos que marcan una constante.
El movimiento de la Nueva Era es caracterizado como un movimiento socio cultural que
se define por el cambio y la transformación personal y que puede ser advertido entre las clases
medias urbanas de occidente a partir de la década de 1960 (Carozzi 1999). Dicho movimiento ha
puesto el acento sobre la transformación individual, la sanación expresada en el lenguaje de la
energía y, en general, reivindica la espiritualidad oriental concebida como un espejo invertido de
occidente. Más conocida en su forma anglosajona como New Age, la Nueva Era está enraizada
en una red de redes vasta y compleja, que tanto en el discurso como en la práctica combina
como direcciones de cambio la transformación individual, la sacralización del ego y la naturaleza.
Asimismo, se concentra en la sanación, la espiritualidad, la circulación, la liberación del cuerpo,
el anti autoritarismo y la autonomía. Dicho movimiento abarca desde dietas hasta ejercicios de
respiración y prácticas de la meditación. Siguiendo la perspectiva de Maria Julia Carozzi, este
movimiento es de carácter religioso en la medida en que las transformaciones individuales y
sociales se explican a través de recursos sobrenaturales y en tanto se produce un proceso de
sacralización de la autonomía individual (Carozzi 1999).
En el contexto de un trabajo etnográfico que pretende entender la relación entre la
literatura y la religión, podemos afirmar que los principios terapéuticos de la Nueva Era y de la
psicología son retomados también por iglesias evangélicas. Tal es el caso de los libros escritos
por pastores de iglesias como Stamateas, leídos en distintas actividades seculares propuestas
por la iglesia. Este ejemplo demuestra una apertura de estas iglesias a patrones menos
tradicionales de religiosidad, dado que hasta hace algunos años no hubiera sido legítimo para la
tradición bautista la recuperación de preceptos de la Nueva Era o categorías psicoanalíticas
como elementos constitutivos de la prédica. La autonomía y el bienestar personal se constituyen
en recursos terapéuticos para pastores y fieles, pero además la forma en que estos principios se
retoman y difunden adquiere un carácter innovador en relación con lo que es considerado
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tradicional en el movimiento evangélico. Atendiendo a la propuesta contemporánea de algunos
antropólogos argentinos y brasileros de entender la religiosidad en relación con la cultura, es
decir más allá de las concepciones institucionalizadas de lo religioso como sinónimo de una
organización eclesial, intentare aportar referencias para dar cuenta de la existencia de una
renovación de las formas en que se vivencia la religión3.
Renovación de las formas de religiosidad:
Una serie de trabajos recientes sobre religiosidad, cultura y subjetividad han mostrado
que discursos aparentemente diferentes pueden articularse de diversos modos en diversas
coyunturas, con la particularidad de que muchos recursos psicoterapéuticos se relacionan con la
religiosidad (Semán 2008; Viotti 2014).
Semán se pregunta por las formas en que las clases trabajadores se representan el
sufrimiento psíquico, en un caso en el que las expectativas individualistas y cosmológicas se
combinan. De esta manera, el autor cuestiona ciertos presupuestos de una cultura moderna que
supone la psicologización como intrínseca al individualismo partiendo de una coyuntura histórica
moderna en la que surgen determinadas claves de interpretación. Para ello propone tres claves
de interpretación de la religiosidad popular. Una de ellas es el carácter cosmológico que supone
que la dimensión de lo sagrado es una instancia más de lo real. En este sentido, las distinciones
entre lo trascendental y lo inmanente o entre lo natural y lo sobrenatural se difunden en la
experiencia vivida. Por su parte, el carácter holista de las prácticas religiosas populares se
relaciona con la continuidad entre los fenómenos físicos o morales, por ejemplo en la experiencia
de sanación, y finalmente, el carácter relacional refiere a la experiencia religiosa en tanto
comunidad de seres iguales frente a un principio sobrenatural o divino. El carácter relacional se
contrapone según el autor al carácter individual propio de la modernidad. En esta última el yo,
En una serie de publicaciones recientes, algunos autores han avanzado en la discusión sobre el concepto de
religión y sus relaciones con la cultura. Por ejemplo, Pablo Semán (2013) revisa la idea de campo religioso
planteando la necesidad de relacionar “lo religioso” y “lo cultural” aceptando las relativizaciones que corresponden a
estos dos términos. Retomando a Bourdieu (1986), el campo religioso es dimensionado como un campo de disputa
en el que se expresan y refuerzan nociones de persona y alteraciones de las que las religiones son un elemento
coparticipante junto a doctrinas “alimentarias”, “psicológicas” y “clínicas”. Asimismo, Frigerio (2013) en su
cuestionamiento a las categorías y presupuestos sobre la diversidad religiosa recupera la concepción de Sanchis
(2001) acerca de una inexistencia de bordes precisos entre grupos religiosos, y la prevalencia entre ellos de
tránsitos y pasajes que permiten conciliar una identificación común. Por su parte, Ceriani (2013) reflexiona sobre las
categorías de religión, monopolio católico y diversidad religiosa y nos acerca la noción de “pluralismo espiritual” para
referir a una tendencia contemporánea.
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sus deseos y libertades son resaltados mientras que en la experiencia relacional, se trata de una
red de individuos en la que unos influyen espiritualmente sobre otros (Semán 2006). La
experiencia religiosa de los sectores populares, que es entonces holista cosmológica y
relacional, está marcada por una corriente de representaciones que trascienden las prácticas
autónomas y es en este sentido que el autor relativiza un modelo de psicologización definiendo
al agente desde su configuración social, sus experiencias colectivas en las que representaciones
psi están presentes.
Asimismo, Semán analiza las compatibilidades entre las formas de experiencia religiosa
y las psicologizadas, alertando sobre una incipiente tendencia a la psicologización dentro de los
cultos evangélicos, entendida como la generación de una concepción que construye la persona
en términos de la individualidad y la profundidad interior (Semán 2008). Muestra también que en
la experiencia colectiva de los sujetos se incorporan ciertas prácticas derivadas de tradiciones
modernas que interactúan con los procesos de individualización y racionalización que tematizan
el yo, la búsqueda interior y la autoestima. Indaga acerca de la conexión existente entre nociones
como la Teología de la Prosperidad y la autoayuda en grupos católicos y pentecostales. Analiza
los discursos de la Teología de la Prosperidad y de la Sanidad Interior como prácticas en las que
la experiencia psicologizante interviene generando nuevos modos de leer y vivir lo sagrado
(Semán 2008) 4.
El trabajo de Viotti analiza los procesos de psicologización de la religiosidad en relación
con las clases medias en un barrio de la Ciudad de Buenos Aires, dentro de una trama en que
expresiones de la Nueva Era y el Catolicismo conviven. Desde un análisis de la noción de
persona, el autor recupera los trabajos de Sanchis (Sanchis 2005) en relación al cuidado de sí, y
las psicologías heterodoxas, y de Carozzi (Carozzi 2000) en relación a la cosmización del self y
la corporalidad. Reconoce la transformación personal como una categoría recurrente en la
experiencia de los actores y la psicologización de la religión como un modo que adquiere formas
específicas que contrastan con el mundo popular urbano en la medida en que existen
trayectorias culturales diferenciadas, donde la cultura del yo supone una presencia relativamante
La Teología de la Prosperidad, entre los pentecostales, y la Sanidad Interior practicada e instituida en
agrupamientos pentecostales y católicos son doctrinas que han sido centrales en las concepciones teológicas y
rituales de los sectores populares. La primera sostiene la existencia de una relación intrínseca entre la comunión
con Dios y el bienestar material. Este último está ligado a la idea de que la donación será retribuida con creces, de
la que se desprende que la bendición divina implica éxito material. La sanidad interior conjuga conceptos y
prácticas religiosas y psicoterapéuticas, que se dirigen a la construcción de una experiencia religiosa que incluye la
idea de sufrimiento inconsciente, deseos obsesivos, angustias, traumas y de que Cristo a partir de un
reconocimiento del trauma otorgará liberación.
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más intensa (Viotti 2014). Asimismo, señala que la heterogeneidad de experiencias y
construcciones de la experiencia sagrada es constitutiva de este fenómeno, reconociendo que la
idea de psicologización no remite única y necesariamente al psicoanálisis (Viotti 2014, pp. 1419). Viotti nos muestra diversas formas en que grupos de clase media sintetizan lo psicológico en
clave espiritual y reflexiona sobre las ofertas psicológico-espirituales como una síntesis entre
nuevas espiritualdiades y nuevos saberes psicológicos centrados en la experiencia y la
pragmática vital que contrastan con las concepciones más abtractas, tanto del Catolicismo
romano como del psicoanálisis más ortodoxo.
Estos procesos dan cuenta de una nueva emergencia de la noción de espiritualidad, que
comienza a aparecer en los discursos y las trayectorias de los sujetos tanto de clases populares
como de clases medias y se vincula principalmente a la experiencia cotidiana de los actores,
incorporando representaciones terapéuticas, psicológicas y
doctrinas propias del mundo
católico, evangélico y la Nueva Era. La idea de pluralismo espiritual propuesta por César Ceriani
Cernadas (2013) resulta esclarecedora para comprender esta cuestión: la espiritualidad es una
categoría trans-religiosa, que es significada por los sujetos como una actitud que implica
amabilidad, fraternidad, pensamientos positivos y aparece como un término secularizado en la
medida en que puede ser universal y a la vez religioso en relación a la experiencia íntima del
sujeto.
Nos referimos entonces a un movimiento que implica una sacralización de diversos
elementos que trascienden marcos religiosos determinados y que incluye elementos propios de
la autoayuda como un subgénero de la Nueva Era, elementos propios de la la psicología
retomados en la experiencia psicologizada de los sujetos, y a la espiritualidad como una
experiencia ecléctica que involucra la creatividad del sujeto. A continuación desarrollaremos la
forma en que este movimiento aparece en la literatura espiritual.
Espiritualidad en la literatura: entre difusores, facilitadores y pastores:
Los libros genéricamente nombrados como autoayuda, por librerías y editoriales, o
denominados comercialmente como literatura Nueva Era ocupan un papel prominente en las
ventas nacionales e internacionales, revelándose una problemática que resulta significativa,
tanto en relación a las condiciones de su emergencia como a sus formas de circulación y de
recepción.
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Los lectores han referido a este tipo de lecturas como: “libros para una buena calidad de
vida”, “puntos de partida para pensar el lenguaje de las emociones de manera académica”,
“libros espirituales” o “libros de autoayuda”. Dentro de esta categorización, a su vez, la
autoayuda se asocia con textos psicológicos-psicoanalíticos y manuales de acción para la vida
cotidiana. Estas categorías no siempre son compartidas por las personas que producen, circulan
o consumen tales bienes culturales. En muchas ocasiones, ni lectores ni autores consideran a
los libros como autoayuda. Algunos analistas, sin embargo, utilizan esos términos por considerar
que existe algo común en las prácticas a las que conducen estos textos, identificando
dispositivos comunes de gestión de la subjetividad y las significaciones que estos transitan. En
esa tarea, quedó comprendida la descripción de un espacio más amplio: el de la literatura
espiritual contemporánea. Según la entendemos, la literatura espiritual involucra un conjunto
diverso de géneros que trabajan sobre la transformación personal, ayudan a los sujetos que se
constituyen como lectores a superar inconvenientes personales generados por problemas
cotidianos o sociales y, fundamentalmente, proponen vivir la vida desde la espiritualidad,
planteando experiencias de orden religioso (Seman 2002).
En lo que sigue recorreremos brevemente la trayectoria de tres autores de literatura
espiritual que nos servirán como ejemplo para dar cuenta de las formas en que la autonomía y el
bienestar personal se constituyen como recursos literarios y terapéuticos en una experiencia
religiosa/espiritual más amplia.
La Batidora: el caso de Ari Paluch.
La siguiente frase, extraída de uno de los libros del comunicador devenido escritor Ari
Paluch, sintetiza su concepción de espiritualidad:
Cuando dejamos de ser canales de Dios, para creernos la fuente, la inspiración expira,
pasamos de la inspiración (recibir a Dios) a la expiración. Así como los medicamentos o
los lácteos vienen con fecha de expiración, lo mismo puede pasar con nuestro don
(Paluch 2009a, pp. 84).
Hijo de padres judíos, Aaron Fabian Paluch nació en 1962. A los 21 años hizo su primera
incursión en la meditación y consultó a una “maestra espiritual” que hoy es especialista en
milagros. Figura controvertida, en la década del 2000 Paluch logró sintetizar sus formas poco
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cordiales y sus amistades con el menemismo y con el macrismo5 con un discurso que apela a la
paz interior, que habla de Dios, de la energía, de la conciencia, del ser interior, de la inspiración y
de los milagros. En el año 2007 introdujo una sección llamada “Combustible Espiritual” dentro de
su programa radial que para ese entonces llevaba ya once años de emisión ininterrumpida. Con
la editorial Planeta publicó tres libros. Tanto en las reseñas de sus libros como en las
contratapas se evoca al mundo “vertiginoso” y a una época “de vértigo y ansiedad” en los que el
autor propone un “camino de sabiduría” y de introspección para encontrar la paz y la plenitud
(Paluch 2008, 2009a).
Paluch señala que su llegada a los cuarenta años representó un punto de inflexión en su
vida. Describe que la pérdida de una persona cercana, la lectura de libros de superación
personal, el cambio de terapeuta y un gran vacío espiritual constituyeron lo que él denomina
“crack”, un momento que lo llevó a volcarse a la espiritualidad, a “hacer un click”. El estilo
informal de sus expresiones caracteriza también su modo de presentarse en público: con saco
de vestir, jeans y zapatillas de lona. De ese modo se presenta en el Teatro Astral primero como
hijo de un comerciante y después como judío. Permanentemente hace chistes sobre el dinero y
cuenta anécdotas de amigos empresarios. Con una voz nasal marcada dice: “Don es nacer con
un cheque que se acredita en nuestra cuenta (…) La vida es como la bolsa: las buenas acciones
siempre terminan dando buenos dividendos” (Paluch 2012).
Una actitud de adoración a sí mismo permanece, pero ya no desde la figura de rockero
insatisfecho que marcó su estilo como conductor de programas radiales. Ahora, a través de sus
libros y de “Combustible Espiritual”, Paluch acerca conceptos propios de la Nueva Era a un
público ávido. Desde un discurso plagado de anécdotas de su propia vida, Paluch ofrece un
testimonio con el cual identificarse, y es desde este lugar de autorreferencialidad que el autor
construye su personaje de difusor espiritual:
Soy, por vocación y formación, periodista, pero esta nueva etapa me ha permitido
acercarme a un nuevo rol, el de facilitador y difusor espiritual. Afortunadamente ambas
tareas son compatibles, y una enriquece la otra. Mi acercamiento a la espiritualidad y a la
sabiduría ha potenciado mi capacidad de análisis de los temas cotidianos y coyunturales
5 Se trata de los movimientos políticos de centro-derecha asociados al neoliberalismo dirigidos por Carlos Menem
(que fue Presidente de la República entre 1989 y 1999) y Mauricio Macri (jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires entre 2007 y 2015)
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(…) solo quiero ser un puente para que más personas puedan encontrar respuesta a
cuestiones que a diario los afligen (Paluch 2009a, pp. 14 y 62).
Paluch dice compartir su camino espiritual y lo hace utilizando un registro que, en los
libros así como en la radio, incluye citas a celebridades cinematográficas, estrellas del rock
internacional y grandes empresarios. Crea teorías y conceptos como “felicidad rehén” o “mi
concepto del además” (Paluch 2009a, pp. 42), y los adapta a experiencias traumáticas o de
sufrimiento de personas cercanas a su entorno. En uno de sus libros, por ejemplo, dice:
“Josefina nunca hubiera deseado haber tenido que asistir a la experiencia de enterrar a una hija,
pero con el hecho consumado (sucede) da lo mejor de sí y transforma su dolor en amor
(conviene)” (Paluch 2009a, pp. 131).
La forma en que Paluch escribe sus libros es desordenada, aparecen anécdotas, citas,
elaboraciones a partir de letras de canciones o fragmentos de libros. Según afirma, su condición
de periodista garantiza la credibilidad que el público le otorga a la hora de crear conceptos
espirituales. Sobre este punto, en una entrevista Paluch dice ser “un tipo que intelectualiza
poco”. “Soy un tipo rústico. Yo escribo lo que me sale (…) Pero no es que planifico” (Paluch &
Stamateas 2011). Para Paluch, el libro como objeto es un instrumento de autoridad y
legitimación. A diferencia de otros autores no es convocado por los medios masivos como
panelista especialista en temáticas relacionadas con la aflicción, sino que es convocado desde la
categoría de “asesor espiritual” por figuras del ámbito político empresarial como Mauricio Macri.
En uno de sus libros, en un capítulo sobre la felicidad, el autor da como ejemplo de lo que
denomina “ser positivo” a Gabriela Michetti, una aliada política de Mauricio Macri: “[Q]uien fuera
vice-jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Gabriela Michetti (…que…)
postrada en una silla de ruedas por un accidente automovilístico es una persona feliz” (Paluch
2009a, pp. 19).
Si bien Paluch plantea que intelectualiza poco, a su vez, dice ofrecer un producto “más
analítico” como consecuencia de su trayectoria. Su experiencia espiritual es referenciada como
un elemento “humano” que enriquece el producto que brinda a la audiencia, y la articulación
entre lo periodístico y lo humano es la causante de su éxito. En relación a esto, en una entrevista
dice:
[E]n los últimos años hubo un clic, la gente se ha fanatizado (…) valoran la mezcla de un
tipo que es periodista, y al que consideran creíble, con una persona que ha evolucionado
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espiritualmente y que les puede dar un producto más analítico, menos apasionado
(Paluch 2009b).
En intervenciones más recientes, reformula esta idea. Ya no se trata del público que
capta una articulación sino de asumir un don. En referencia a esta cuestión, en una entrevista
explica que:
[Y]o siempre fui un difusor. (…) Ya no te quedás solamente en los síntomas, sino que
trabajás más en las causas. Eso me permitió mejorar a la hora de escribir, de analizar un
tema y ser didáctico. Me dio otro prestigio, porque escribo de una manera que me dio el
mundo espiritual. (…) tengo el don de la comunicación; después, Dios dirá con qué
utilidad y con qué objetivo (Paluch 2011).
La idea de “facilitación” y el término “consultor”, que aparecen con frecuencia en el
discurso de Paluch, resuenan en las redes sociales dentro de grupos que comparten su
experiencia espiritual.6 En relación al contenido del mensaje, Paluch retoma principios de la
Nueva Era: el concepto de “energía” y la idea de una fuerza impersonal que excede a los
individuos, que vibra y fluye en el universo, atraviesan todas sus producciones. Las nociones de
“conciencia interior”, de “amor” y de “felicidad” están presentes en su discurso, asi como también
la noción de “ego” y “la necesidad de eliminarlo” marcan una constante en su discurso y en sus
escritos. Dedica varios apartados al reiki, al yoga, a la meditación y a la respiración. A lo largo de
sus obras habla de un Dios con el que uno puede conectarse en el proceso de “inspiración”,
concepción que proviene de su participación en cursos que brinda la Fundación neohinduista El
Arte de Vivir7.
El camino espiritual transitado por el autor está definido por el cambio y la
transformación personal. Vemos en el siguiente pasaje que el “llamado espiritual” es definido
como el llamado a trabajar con la interioridad:
Elegir la espiritualidad es elegir elevar el espíritu, la inspiración nos conduce por el
sendero espiritual: cuando recibimos inspiración, comprendemos nuestro mero rol de
intérpretes. No tenemos otro merito que buscar en el lugar apropiado (el estado de
conciencia) (Paluch 2009a, pp. 85).
6 Vinculados con lo que podríamos describir como grupos de niveles socio-económicos altos, contrastan con lo que
registramos en otros grupos analizados más cercanos a los sectores populares, como es el caso de un grupo de
seguidores de Claudio María Domínguez. En este último se utilizan otras categorías como “maestro”, “guía” o
“mago”.
7 La Fundación El Arte de Vivir es un movimiento socio-religioso con fuerte presencia pública en Argentina. Sus
actividades en las últimas dos décadas han adquirido una singular visibilidad pública y tienen que ver también con la
transformación y masificación de los modos de vida autonomistas de Nueva Era (Viotti 2015).
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Paluch acerca una serie de conceptos que trae de diversos circuitos que tematizan lo
espiritual, como por ejemplo ONGs y fundaciones internacionales, a un público que en general
no tiene trayectorias dentro del mundo de la espiritualidad. Con una performance que pone en
primer lugar su autosuficiencia y éxito progresivo, su mensaje no deja de ser una historia de vida:
su experiencia de “abandono del ego” cifran lo que él denomina como “un camino de
introspección”. En una entrevista aclara:
Hoy por hoy (…) estoy más en paz. Y es eso lo que yo considero espiritualidad: una
sabiduría aplicada a la vida cotidiana que te permite una mejor calidad de vida, estar en
paz, disminuir un poco el ego. (…)Te pasan cosas, estás insatisfecho, te das cuenta que
tampoco tenés la vida comprada y empezás a ser más humilde (Paluch 2009b).
También se refiere al destino y a un dios católico fusionado con una idea de divinidad
propia del orientalismo: un dios que, en sus propios términos, le “sopla la letra”, “le baja el
contenido” y “la inspiración”. La inspiración es vivida como el camino que lleva a la espiritualidad,
categoría asociada a “estar en paz” y el dios es poroso, atravesado por al menos por el
catolicismo y el budismo, un dios asociado a la liberación del ego, a la creatividad, a la
inspiración, a la fuerza interior. Parecería existir una fusión entre el catolicismo y la Nueva Era,
que aparenta ser natural o al menos se expresa como algo espontáneo: los milagros, la idea de
dios, la inspiración, la energía, la paz y la historia de vida son los elementos que centrífuga para
elaborar un discurso que intenta integrar sin densidad una serie de movimientos de larga data.
La verborragia aparece en sus escritos como el elemento que lo caracteriza como periodista
radial, la página escrita parece medirse con la misma medida temporal que la radio, las
tantísimas palabras por minuto necesarias para mantener la sintonía con la audiencia parecen
marcar el ritmo espiritual de Paluch, un ritmo en el que la espiritualidad, reconociendo la síntesis
de recursos que hace, se expresa desde las formas más llanas y cotidianas.
Un mundo mejor. El caso de Claudio María Domínguez:
A continuación y para introducir este apartado presentaré fragmentos de charlas en las
que Domínguez oferta su propia producción para dar cuenta de su estilo:
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A ver, de todo lo que pidieron, lo más barato, lo que es mitad de precio en las librerías
(…) Sé tu propio Héroe. Ese es el más completo. Tiene una primera parte simple,
práctica y una segunda parte jodida y brutal pero muy grata. El más fuerte es Todo es
Uno. Un poquito más light, aquellos que son ideales para cuando empiezan, el más
chiquito… ese adorable, ¿Cómo se llama? (Mira hacia las bambalinas) El desafío de ser
feliz ése. Es taca taca (mueve su mano derecha hacia arriba y hacia abajo). Más light
pero no berreta. No es muy brutal, es karma, compasión, incondicionalidad, muy lindo.
Más profundo Despertemos ya Mismo. Más fuertes que los míos… los no míos.
Los genuinos lleven estos. Los que yo traduzco de los genios. El de la ira ese… los
calentoncitos… es tremendito. Elimina la ira antes de que la ira te elimine a ti (baja el
tono de voz y se pone serio, habla entre dientes). Este es para los que son calentoncitos,
chotitos, amame que te cuido no me la hagas que te la devuelvo (Domínguez 2011a).
Entre la complejidad y la simpleza, la brutalidad y la practicidad, la teoría y la
cotidianeidad, Domínguez construye su estilo desacartonado recurriendo a elementos anclados
en el sentido común de quienes nombra como las “señoras del barrio” que lo rememoran como el
niño genio de la argentina8.
A diferencia de Paluch, Claudio María Domínguez tiene una larga trayectoria mediática
asociada a un camino espiritual: los medios fueron constitutivos de su liderazgo espiritual. Como
niño debutó en la televisión. Durante su adolescencia fue entrevistador de estrellas de Hollywood
y guionista de telenovelas, llegando finalmente a ser entrevistador de maestros espirituales.
Domínguez reivindica una capacidad de transmisión de los saberes de otros líderes
espirituales. Sin embargo, contemplando su popularidad, su función termina siendo análoga a la
de los grandes maestros. Por otro lado, y también desarrollando un aspecto que es propio de la
espiritualidad de la Nueva Era, define las enseñanzas de los maestros y la propia como un
camino que debe conducir a los practicantes a enseñarse y orientarse y a partir de sí mismos.
Dado que la trayectoria de este autor ya ha sido analizada en otro trabajo, donde se mostraba
que su performance construye una forma novedosa de sacerdocio en la medida en que se
nombra como difusor de enseñanzas de maestros espirituales sin reivindicar saberes o doctrina
propios, y que es reconocido como líder de opinión espiritual en un proceso en el que aproxima
las nociones de la Nueva Era al circuito masivo de la difusión (Seman & Battaglia 2012),
veremos a continuación algunos aspectos acerca de la recepción de su mensaje.
El público de Domínguez refleja la constitución que el autor hace de sí mismo: el
mediático autor tiene seguidores que lo escuchan en la radio, lo ven en los programas de TV y,
En 1970 cuando tenía 8 años concursó en un programa de preguntas y respuestas llamado Odol Pregunta en el
que, con su triunfo, adquirió un aura de niño prodigio de la Argentina.
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generalmente, lo conocen desde sus apariciones juveniles en la televisión y los medios. En mi
trabajo he observado una forma de seguirlo que implica la participación en los distintos circuitos
y marcos masivos en los que se presenta y que, a su vez, implica también una adoración que es
propia de la fama tal como lo es lo efímero de la relación9. Los seguidores de Domínguez
transitan por espacios en los que circula el autor y siguen hacia otros espacios asociados con
alguna escuela oriental o terapias alternativas específicas. Por ejemplo, algunos comienzan a
participar en alguno de los centros de seguidores de Sai Baba y otros en una Academia de
Psicología espiritual10. El pasaje/la continuidad es un postulado. Así lo profesa el propio autor:
“Con tres de estas charlas ya están hechos mis amores, si no te entró después de tres charlas
que en todas digo lo mismo (…), ¿Entendieron mis gauchitos?” (Domínguez 2011b).
La interacción con el público es permanente, Domínguez maneja perfectamente el
espacio escénico y parece reproducir la lógica del mundo del espectáculo televisivo: se desplaza
por el escenario, habla sin parar durante una hora y media, intercala frases espirituales con
chistes que se apartan de un lenguaje formal apelando a malas palabras y alusiones sexuales.
Se ríe permanentemente y logra una complicidad con el público desde la recurrencia “al barrio”.
El repertorio de las presentaciones es exactamente igual: relata los mismos chistes y anécdotas
con las mismas palabras, interpela al público y les hace completar frases que él repite en sus
programas. El lenguaje desacartonado es parte de ese arsenal de recursos que comparte con
los animadores televisivos y con los consejeros psicológicos mediáticos; los medios son la
autoridad y la meta para este autor. También genera una sensación que desacomoda al desafiar
permanentemente a su audiencia haciendo aparecer la dimensión espiritual en momentos
inesperados donde el chiste marcaba el terreno. Desde la fama y lo mediático, el autor toma
elementos de diversas religiones, culturas y prácticas y construye un discurso que las fusiona.
Resulta interesante reparar sobre la forma en que llega el mensaje al público. Este proceso
puede ser ampliado en trabajos posteriores pero merece ser relatado brevemente.
Aunque el caso de este autor resulta poco institucional, en el sentido de que no hay
“fieles” ni iglesia, existen marcos de sociabilidad muy fuertes. El público se autoconvoca y la
espiritualidad se construye como un elemento que penetra la vida cotidiana de sus seguidores.
Los lectores no se constituyen como lectores sino como seguidores. El libro es un elemento más, y a veces ni
siquiera, del repertorio del seguidor que como fan asiste a todos los eventos en los que el autor participa y luego se
constituye en seguidor de otro personaje mediático.
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Sobre el movimiento neohinduista de Sai Baba y su relación con la sensibilidad Nueva Era ver Puglisi (2014).
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Un grupo de seguidores del autor perdura en el tiempo, se encuentra con la excusa de
escucharlo y se esfuerza por incorporar el mensaje en la experiencia diaria. Muchos de sus
integrantes son reconocidos por el autor y se convierten en difusores de sus mensajes a través
de la web. Existe una compleja red de actores que arman un sistema de interpretación del
mundo a partir de un mensaje que sintetiza una vasta serie de creencias diversas. Esta
apelación a frases de distintos maestros espirituales del hinduismo, el budismo, el catolicismo o
de personajes de la mitología es reapropiada por actores que conforman nuevas redes de
líderes.
El mensaje habilita una variedad heterogénea de interpretaciones. Los seguidores de
Domínguez recurren a un nuevo dispositivo de interpretación que implica un ejercicio práctico
que logre transformar la vida cotidiana. A pesar del carácter principalmente autonomista del
cambio, existe una cadena de actores que acuden a un superior en busca de respuestas y otra
cadena de actores que responden a esa demanda. La religión, palabra utilizada por los
entrevistados para hablar del catolicismo, es entendida negativamente como sinónimo de lo
institucional, construyéndose un nuevo esquema de comprensión del universo y de la
experiencia donde la institucionalización es desestimada. Lo religioso es lo opuesto a la
espiritualidad, categoría que aparece en el discurso de sus seguidores como un saber sobre la
vida. Sin embargo, la relación con lo religioso, que en su discurso es lo católico, es el parámetro:
la institución parecería ser el límite a partir del cual construyen el discurso sobre la espiritualidad.
Asimismo, es importante señalar que existe una fuerte asociación entre la espiritualidad y la
práctica de la misma. La última parece definir a la primera. Al respecto, en una entrevista
realizada a Juan, miembro de un matrimonio que integra el grupo “Amigos del alma”, me decía:
[Y]o, en realidad, cuando empecé a hacer estas cosas, tenía 20, lo que pasa es que yo
no lo entendía (…) yo no sabía lo que era la ley de atracción… no sabía que en tu
cabeza vos podés crear lo que vos quieras, el tema de que todo vuelve, entonces si vos
escuchás una charla de espiritualidad, como habla Claudio y no entendés todas esas
cosas, no te queda mucho y después está la práctica.
Para que yo logre comprender su esposa Ramona ampliaba:
Es decir, todo el mundo pasa por esto, porque uno vive así siempre consciente de que
está Dios, se supone ¿No? Yo pienso, si Dios creó todo, los árboles, la lluvia, el viento,
uno tiene que estar conectado con eso y agradecer… La práctica es lo más importante
siempre.
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A partir de una trayectoria católica Ramona llega a lo que ella llama camino de la
espiritualidad de la mano de su marido. Allí ella asocia una idea de un dios creador, vinculada a
un mundo cristiano, con la de conexión y conciencia, vinculadas a un mundo oriental. Sobre ello
aseveraba que alguien es realmente espiritual en tanto pueda poner en práctica, hacer carne
ciertos preceptos sobre el amor, la conciencia del ser, la felicidad y el ego. Existe una idea de
repetición que remite a la noción de práctica y quizás de apropiación como mecanización de una
práctica: “Es hasta que lo agarrás”, dice Flavio, otro integrante del grupo.
La meditación es otro elemento definitorio, meditar es aprender a respirar y la práctica de
la espiritualidad está asociada al control de la respiración según muchos de los integrantes de
este grupo. Hablamos de una concepción de espiritualidad que distingue teoría, asociada a la
escucha, y práctica, asociada a la experiencia. Esta idea del “ser consciente” implica una noción
de interioridad propia de filosofías orientales reivindicadas por la Nueva Era. Los seguidores
incorporan a su concepción de espiritualidad las formas propuestas por el autor un amplio
repertorio de creencias que integran cuestiones propias de la religión católica, del Budismo y de
la New Age. Asimismo, en los relatos de Jorge y Ramona hablamos de un repertorio que
incorpora, desde los márgenes, el psicoanálisis en tanto introducen la idea de “subconsciente”.
Luego de preguntarme mi edad Juan me explica que “cuando empezás con esto, ya tenés 26
años de la cabeza formada” y que entonces “como que tu cabeza no quiere estas nuevas cosas,
como que las rechaza porque, tengo entendido que es el subconsciente”. Asimismo, afirma que:
[E]so vendría a ser práctica, es como que vos querés enderezar algo, acomodar las
cosas de determinada manera y la mente como que está sellada, con cómo tus padres te
formaron, con una religión, con los límites.
La práctica está asociada a un hábito mental, a un cambio a partir de volver consciente y
ejercitar, que puede llegar a modificar la forma de comprender lo cotidiano. Asmimismo, “ser
espiritual” tiene que ver con lograr asimilar ciertos ejercicios cotidianos que cambien los
esquemas de pensamiento instituidos a lo largo de la vida de una persona. En la entrevista
vemos cómo este matrimonio, intenta sintetizar, con ciertas complejidades trayectorias de lo más
diversas. Ramona, por ejemplo, contaba que:
[H]ace 7 años que estamos casados y él siempre fue de meditar y yo no le daba
importancia, yo estaba con mi rosario, mi velita y la virgen […] me dormía todas las
noches con la virgencita, la vela, el rosario y dejaba ahí, se consumía la velita. Y él, todas
las tardes, la meditación, que el sahumerio, y yo nada.
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El ejemplo de estos seguidores es retomado para dar cuenta de cómo distintos textos
convergen a la hora de formar esta noción de ser espiritual: meditaciones guiadas de internet,
películas que enseñan leyes metafísicas como por ejemplo El Secreto o Ley de atracción, misas
de infancia, símbolos católicos, símbolos hindúes, la idea de un dios omnipresente pero también
la de un dios más cercano, presente dentro de uno mismo, se integran en la experiencia de Juan
y Ramona.
Domínguez, en una escala mucho más amplia, se parece a muchos de sus lectores:
escribe blogs, produce mensajes en medios concretos y virtuales, acude a reuniones e incluso
organiza algunas para hacerse escuchar. Domínguez ha sido, antes que un escritor del género,
un consumidor del mismo. Leer, interpretar, encarnar el mensaje y realizar esto en el marco de
una constelación de medios que tiene al libro como un punto de apoyo, pero no un canal
exclusivo y muchas veces ni siquiera central, es un momento de la construcción de un liderazgo
religioso (Semán & Battaglia 2012). Este momento incluye a la relación con los libros como una
parte cuyo sentido como actividad práctica e interpretativa está en relación a ese todo, y ésta es
por lo tanto una manera posible de interpretar el resultado de la circulación y uso de esa
literatura.
Intoxicados por la fe. El caso de Bernardo Stamateas:
En un programa televisivo, Bernardo Stamateas dice que no hay nada más espiritual que
la ciencia, que “una persona que recurre al médico es una persona que ama a dios”.
Analizaremos en este apartado el modo en que el autor integra la psicología y la pastoral
evangélica.
Este es el caso de un pastor que, a través de la escritura, integra al campo evangélico
preceptos propios de la Nueva Era y de la psicología acercando nuevas formas a la experiencia
de la religiosidad de sus fieles. Analizaremos en profundidad el perfil de este autor de bestsellers que transforma los modos tradicionales de sacerdocio. Sus libros plantean la posibilidad
de transcendencia del mundo evangélico hacia el mundo secular y, a diferencia de los casos
anteriores, el trabajo de este autor se hace por fuera, y a la vez al interior de una institución
religiosa que es el Ministerio Presencia de Dios. El foco estará puesto en el análisis de su
formación histórica y del recorrido de su trayectoria personal que también incorpora la fama y la
masividad a la experiencia de lo sagrado pero se distingue por su formación como psicólogo y
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sexólogo. Analizare la constitución de su figura como pastor, como autor y las formas en que
estas dimensiones se entrelazan.
Bernardo Stamateas reúne a cientos de personas en distintos eventos como la
presentación de sus libros, charlas en distintos espacios provinciales o municipales y a través de
su participación en diversos medios masivos de comunicación. Con una reconocida trayectoria
mediática comenzó a reivindicar y propagar argumentos y experiencias espirituales que se
retroalimentan con publicaciones de gran éxito comercial. Este carácter masivo y popular se
construye a través de la escritura de literatura masiva y de sus intervenciones en los medios de
comunicación.
Hijo de padres griegos, Stamateas estudió psicología en la Universidad John F. Kennedy
de Buenos Aires. A los 21 años comienza a estudiar teología en el Seminario Internacional
Teológico Bautista. Años más tarde, se especializa en sexología clínica en la Universidad de
Buenos Aires con el Dr. Juan Carlos Kusnetzoff, un médico sexólogo devenido consejero
meditático en las últimas décadas. Luego se doctora en Psicología por la Universidad de El
Salvador, una de las universidades católicas más importantes de Argentina. Entre sus
actividades institucionales se destacan la fundación de la iglesia Presencia de Dios, el Instituto
de Aconsejamiento Pastoral y la coordinación y dirección de grupos de autoayuda de la
Fundación Volver a Empezar. Respecto de su actuación en los medios, se ha desempeñado
como conductor de programas de cable y es invitado asiduamente como panelista en noticieros y
programas televisivos.
En lo que refiere a su rol como autor, su primera incursión en la escritura fue como
pastor. Ha publicado más de cuarenta y cinco libros, muchos de los cuales son libros cristianos.
A partir de mediados de la década del 2000 comienza a escribir libros considerados
comercialmente como best-sellers. Asimismo, sus ejemplares pueden incluirse en la literatura
que, a veces considerada como autoayuda, incorpora a este género un discurso religioso sin
explicitarlo. Dentro de la psicología pastoral sus libros fueron un éxito. Entre su repertorio de
libros cristianos, Stamateas tiene manuales de liderazgo, libros con modelos para ministrar
sanidad interior, libros de consejos para alcanzar a mejorar el potencial propio, libros con leyes
sobre el éxito y en los que se enumeran principios de fe. Muchos fragmentos son
autorreferenciales y en general se escriben en un plural que refiere al ministerio. Fueron editados
por la propia Iglesia Presencia de Dios y por otras editoriales cristianas de España y
Latinoamérica. A partir del año 2006 las editoriales Ediciones B y Grupo Planeta comienzan a
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editar libros bajo la temática de la “toxicidad” catalogados por las librerías como literatura de
autoayuda11. Existe un cambio de registro entre los distintos grupos de libros que se relaciona
con el público al que va dirigido el texto: una comunidad de fieles en el primer caso y un público
masivo en el segundo. En el último, es significativo que no se nombra a dios tanto como en el
primero.
Los fieles entienden que la no explicitación de dios en sus libros es una estrategia del
autor. Estela, una entrevistada que participa en la iglesia evangélica y asidua lectora de la obra
de Stamateas, dice al respecto:
Es una estrategia para llegar a todos. A la gente le hablas de religión y huye. Él va a
lograr un cambio de mentalidad, va a llevar el espíritu santo a todos a través del accionar
en el mundo natural.
A partir de este recorrido que solo nombra los caminos que atravesó a lo largo de su
trayectoria, surgen varios interrogantes: ¿Cómo sintetiza su experiencia como pastor y como
psicólogo?; ¿De qué manera convive lo racional y lo espiritual en su experiencia?; ¿Es un
sacerdote?; ¿Qué nos dice este fenómeno respecto de la estructura contemporánea del campo
religioso?
Apasionado por la lectura y en constante formación, podríamos decir que Stamateas
habla varios idiomas y maneja varios lenguajes: desde la teología hasta la psicología,
universidades públicas y privadas, noticieros y programas de chimentos. Maneja un público
heterogéneo que incluye a los fieles de su iglesia, audiencia televisiva, lectores de libros de
autoayuda que no conocen su pertenencia religiosa y personas con sensibilidad hacia esos
temas.
Los conceptos de sufrimiento, culpas, estima, envidia, búsqueda interna, metas, duelo,
depresión, familia, fallas de fábrica, frustración, piedras en el camino, fracaso, sueños, vacío,
malestar, estrés, presión, inteligencia, sabiduría, humildad, errores, infancia, freno emocional
interno, virtud, deseo, felicidad, merecimiento, capacidad, éxito, potencial, entre tantos otros, son
parte de un horizonte semántico constante en su discurso. Atraviesan cada uno de los mensajes
El tema de la “toxicidad” es reiterado en la obra de Stamateas. Existe una abundante bibliografía dedicada a las
“emociones tóxicas”, al “gente tóxica”, los “amores tóxicos” que se refiere a los vínculos emocionales que son
degenerativos y agresivos o que, en un sentido amplio, rompen un ideal de equilibrio que supone el bienestar
personal.
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que el autor brinda en espacios de lo más heterogéneos y logra transmitir el mismo código,
muchas veces desde las mismas anécdotas pero con diferentes registros.
El traje, la seriedad, la postura erguida sin demasiado lenguaje corporal caracteriza la
formalidad de su posicionamiento en un noticiero o en una presentación multitudinaria de la Feria
del Libro de Buenos Aires. La camisa con los primeros botones desabrochados, sin traje de
vestir, la postura corporal distendida, la sonrisa y el lenguaje informal lo acercan al conductor del
programa de chimentos o de medianoche. Su habilidad discursiva, propia de un predicador, se
evidencia en cada uno de los eventos registrados y es sumamente eficaz. Las metáforas y los
chistes son parte constitutiva de su discurso en los casos más informales, mientras que la cita de
autoridad es la característica fundamental de los otros.
Maneja con extrema habilidad el pasaje de un registro discursivo a otro, interpreta al
público y se adapta a las características esperables del genero discursivo propio de cada uno de
los eventos en los que participa: en calidad de pastor, de entrevistado, de panelista o de
especialista. A diferencia de otros líderes espirituales, como Claudio María Domínguez, en
aquellas ocasiones en las que Stamateas es invitado como entrevistado generalmente no se le
pregunta por su biografía. Las entrevistas no son autorreferenciales. En la mayoría de los casos
analizados, Stamateas es entrevistado desde su prédica. Se le pregunta por la palabra, como
buen pastor. En general las notas o entrevistas son en medios audiovisuales. En los medios
escritos, en su mayoría periódicos y revistas, Stamateas es nombrado como el autor de bestsellers o como el psicólogo invitado como columnista orientador de secciones dedicadas al
ámbito íntimo como por ejemplo notas sobre amistad o sobre el amor de pareja.
Por otra parte, la anécdota es la protagonista cuando se trata de un ámbito informal. El
“cuento”, como él lo llama, es parte de su habilidad discursiva, propia de la predica de un pastor
pero también del registro propio de programas de media tarde. Los lectores que pertenecen a su
congregación religiosa resaltan la capacidad del autor de narrar como anécdotas de su vida
cotidiana pasajes del viejo y del nuevo testamento. Los que no son fieles, y a veces hasta
desconocen su pertenencia religiosa, rescatan la claridad en la forma de decir las cosas y lo
valoran como un comunicador.
Stamateas combina géneros discursivos. Un discurso muy llano que a veces habla de la
cotidianeidad está puesto en relación con ese andamiaje espiritual y psicoanalítico que el autor
maneja y que lo acerca a un público no académico. De esta forma, lo cotidiano se vuelve un
medio para lograr comunicar un mensaje más complejo en un tono que pueda llegar a un público
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masivo. Cuestiones propias de la comunicación discursiva inmediata son el piso sobre el que
Stamateas construye sus discursos para poder así absorberlas y reelaborarlas con cuestiones
propias del discurso del sí mismo, de la psicología y la Nueva Era.
Los principios terapéuticos de la Nueva Era son retomados en sus libros sin explicitarse,
proponiendo una apertura de las iglesias evangélicas a dispositivos menos tradicionales de
religiosidad. Los fieles se sienten liberados de las opresiones que sentían en otras iglesias que
juzgaban su accionar desde el deber en función de roles sociales determinados. Los casos
mayoritarios son de mujeres que querían terminar sus matrimonios, idea que la Iglesia a la que
asistían reprobaba y que el recurso de la literatura o los consejos de Stamatear permitieron
visibilizar empoderando su decisión autónoma.
El hecho de incorporar el discurso sobre sí mismo a la prédica del pastor es el resultado
de una combinación de experiencias religiosas y académicas de su propia trayectoria. Como
dijimos anteriormente, Stamateas es religioso primero, psicólogo después, teólogo, pastor y
sexólogo finalmente. ¿Cómo combina estas experiencias?, ¿Cómo puede ser pastor y psicólogo
a la vez? En un programa televisivo Stamateas habla de este encuentro:
Somos espíritu, no somos solo materia. Erik Fromm decía que él descubrió que (…) los
hombres buscamos dos cosas, un marco de orientación, una ética y un objeto de
devoción, llámese el sol, la luna, creer en algo o en alguien. Los cristianos creemos que
somos espíritu también y que hay una parte de nuestro ser que solo se satisface con
algo espiritual y de ahí viene la búsqueda de la experiencia espiritual ¿No? … Decimos
el alma, la mente… busca el placer; pero el espíritu busca una experiencia entonces uno
puede tener todos los placeres de los sentidos y tener el espíritu vacío y ahí entendemos
que está esa búsqueda (Stamateas 2011a).
En otro programa, frente a la pregunta si la suya es la mirada de un pastor o la de un
psicólogo, reflexiona:
La mirada del psicólogo entiendo que es la misma, porque los psicólogos creemos que
las respuestas están dentro de uno y nadie nos viene a ayudar desde afuera ni a
decirnos lo que tenemos que hacer sino que las preguntas están en nosotros y las
respuestas también y a veces necesitamos alguien que nos haga de espejo y desde la fe
creemos que el creador puso un enorme potencial dentro del ser humano y que podemos
liberar ese potencial que tenemos internamente […] de ahí viene que no hay nada más
espiritual que la ciencia. La fe no anula mi propia capacidad, mi propio trabajo, mi propia
búsqueda y puedo articular las dos, creer en dios pero moverme (Stamateas 2011b).
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Mucho tiempo antes, en un libro cristiano que circuló al interior de su iglesia, el autor
mencionaba su conflicto en relación a una tensión como psicólogo y como pastor entre ciencia y
religión (Stamateas 2006). Allí relata una experiencia mística en la que el espíritu santo a través
de una visión aclaró dicha tensión. El término “Sanidad Interior” reflejaba, según el autor, la obra
de dios. Allí surgió un modelo que apunta a cuatro áreas claves de la persona (en el que se
incorporan elementos de la religiosidad popular y de la psicología tales como el ocultismo, el
inconsciente, la herencia, traumas de la infancia y la magia) y que permitiría cumplir el rol de
ministro de la fé de forma más eficaz. En referencia a los momentos de malestar, el autor
relataba que:
[L]a sanidad interior llegó a mi ministerio como una necesidad. Con frecuencia atendía en
el consultorio personas con graves problemas emocionales que no encajaban en la lista
de trastornos de la personalidad, la conducta o las emociones que me habían enseñado
en la universidad. Como psicólogo había derivado a muchos de mis pacientes con
psiquiatras o les había sugerido que consideren un instituto para su internación. Como
pastor, nunca había olvidado el aspecto espiritual que presentan todas las afecciones
humanas, pero en ese momento no entendía por qué si la persona llegaba a verme ya
había tenido un encuentro con Jesucristo, y Él lo había hecho una nueva criatura, los
conflictos que atormentaban su vida no lograban resolverse luego de varias sesiones de
aconsejamiento pastoral. Lo cierto es que cuando los conocimientos científicos
resultaban inútiles, los años de pastor y la experiencia con el Espíritu Santo parecían
escasos. La respuesta llego a mi vida a través de una visión” (Stamateas 2006, pp. 1112).
Como pastor entendía que la elección de “seguir a Cristo aseguraba un futuro glorioso
en los cielos”, pero como psicólogo surgía la pregunta alrededor del pasado y la cura de las
heridas previas al encuentro con el espíritu santo. La visión le dio una respuesta: le permitió
reflexionar, dice, acerca del estado de los creyentes de hoy. Un estado que incluía pecados,
heridas, herencia y ocultismo. De allí surge el “modelo de las cuatro puertas”, propuesto “como
una herramienta más para el pueblo de Dios” (Stamateas 2006, pp. 13)12.
En cierta entrevista Stamateas dice que vivió un quiebre teológico (Stamateas 2011c).
Primero la fe estaba puesta en el mal, en la culpa y en cómo obrar para llegar al cielo. En un
El concepto de Sanidad Interior viene a aclarar la tensión entre ciencia y religión. Como muestran análisis sobre
este proceso, la sanidad interior conjuga prácticas religiosas y psicoterapéuticas en tanto para esta nueva tecnología
cristiana de gestión del yo “el sufrimiento inconsciente no puede ser resuelto sin una terapia que concierte el
conocimiento de la subjetividad con el de la vida espiritual (Seman 2008, pp. 128).
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momento de su vida, relacionado con su formación profesional, tuvo un quiebre que le hizo
replantear sus ideas acerca de la fe, la religión y la espiritualidad. En referencia a esto explica:
Me replanteé volver a leer los evangelios. Y descubrí que la fe no era para prepararnos
para el Más Allá solamente, sino para el Más Acá. Que la fe tenía que ver con recuperar
la agenda divina de felicidad. Fue un quiebre grande porque fue dejar de poner el foco en
la agenda de la oscuridad, por graficarlo, para pasar a la agenda de Dios […] Entonces
descubrí un Jesús que estaba con la gente, un Jesús alegre. Un mensaje donde el foco
es el amor, el perdón, los sueños, la capacidad de conectarse con el otro. Estaba metido
dentro de un mensaje donde no era importante para Dios que seamos felices. Lo
importante era prepararnos para el Cielo, nuestro verdadero hogar. El gran
descubrimiento fue que la fe no era para aislarme "de" sino para prepararme "a". Fue un
insight espiritual muy grande. La fe me tenía que servir para ser mejor papá, mejor
periodista... y que a Dios le importaban los sueños y los proyectos. Y que el plan de Dios
[…] era que seamos felices. […] O sea, hice una articulación entre la psicología y lo
pastoral muy fuerte. […] Es decir, hice un cambio de paradigma: la fé es para la Tierra, y
para el Cielo. Cuando estamos allá se acabó la historia, y que mi fe no era para un
templo, mi templo era la ciudad. Pasé de lo religioso a lo espiritual. De lo dogmático
institucional a lo espiritual. […] La iglesia no es aislarse del mundo y la fe debe servir
para el diario vivir, no tiene que ser un anestésico ni una muleta, sino que tiene que dar
independencia (Stamateas 2011c).
En este pasaje de lo institucional a lo espiritual el autor hace un cambio de paradigma.
La espiritualidad es independencia, es libertad, se asocia con la felicidad, con el cuidado de sí
mismo, de la estima, con la sanación del cuerpo que asume una base emocional y del pasado
que asocia a una idea de familia disfuncional. En este sentido, en la misma entrevista, explica la
utilidad de la fé:
¿Si no creemos en nosotros cómo hacemos? La fé tiene que servir no solamente para el
mas allá sino para el más acá, en creer de que dentro nuestro esta la capacidad para
levantarnos de las crisis y así como la iglesia puede canonizar ciertos santos, el pueblo
también elige a sus santos y lo hace bajo una motivación que es la angustia, es decir
cuando hay angustia comienza una búsqueda. Ésa es la religiosidad popular que no
reconoce exclusividades (Stamateas 2011c).
Stamateas nos permite hablar de una religiosidad que se nutre de los conflictos
cotidianos y los reelabora en un nuevo sentido espiritual que retoma principios de la psicología y
la New Age. Una experiencia religiosa que entiende de los malestares sociales propios de la
modernidad y se actualiza. En un programa televisivo sostiene que:
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Hoy estamos en un mundo con mucho stress y las presiones cotidianas han despertado
[…] aunque siempre estuvo, una búsqueda de la interioridad, nuevamente volver a
conectar con la espiritualidad y la espiritualidad, la defino como una salida de emergencia
extraordinaria. Cuando uno tiene una crisis y tiene pocos recursos emocionales y
espirituales entonces queda atascado y el punto esta cómo la espiritualidad puede abrir
nuevas salidas de emergencia para que en situaciones difíciles sepamos a donde recurrir
[…] creo que la espiritualidad apunta a abrir salidas de emergencia […] (Stamateas
2011a).
El autor es capaz de entrelazar la terapia y la religión de una manera muy simple. Lo
espiritual, concepto por el que reemplaza lo religioso, está asociado a la estima. La idea de
potencial, de cambio, de estima está incorporada en el plan de dios. Según relata en otra
aparición mediática:
[D]etrás de todas las expresiones hay algo hermoso que es la fe, es la gente creyendo en
que algo mejor nos puede suceder y eso es la esperanza y la esperanza es un
sentimiento terapéutico muy importante y tener fe […] otro tema importante es que la
espiritualidad puede resolver o darme ayuda para levantarme de las crisis y no que me
mete más culpa, dios me creo para el sufrimiento y el sufrimiento me redime y el dolor es
mi gran amigo y todo es pecado […] ese pasaje de toda esa espiritualidad culpógena me
parece un pasaje muy positivo (Stamateas 2011b).
Vemos cómo dos discursos se entrelazan, la terapia aparece como sinónimo de la
religión, la fe y la esperanza son descriptos como sentimientos terapéuticos y la espiritualidad
incluye una estructura eclesiástica que determina qué es pecado y qué no y cómo se debe
actuar frente a una crisis. La espiritualidad aparece como una forma renovada de religión,
actualizada con términos psicológicos. Fe es espiritualidad y es estima, pasión, es búsqueda de
sentido y conexión con la interioridad.
Su propuesta de un cambio de la religión a la espiritualidad, de una religión que
incorpore el discurso sobre el sí mismo como una forma de leer los evangelios, como un
mensaje presente en la biblia es sumamente interesante. La Iglesia modifica el repertorio de las
situaciones y de los eventos de carácter religioso así como por ejemplo el estilo que asumen la
predica y los cultos. Por su parte, los fieles asumen nuevas prácticas, como la de la lectura, y
relaciones con lo terapéutico. De esta manera, los discursos de la psicología y de la Nueva Era
llegan a ámbitos en los que eran desconocidos tornándose parte constitutiva de la experiencia
religiosa.
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Conclusión:
La producción de agentes como Paluch, Domínguez y Stamateas se inscribe en, y da
origen a, un contexto en el que las figuras de la espiritualidad de la Nueva Era y la psicología se
han incorporado a una forma de sentido común masivo que abarca a periodistas, psicólogos y
miembros de instituciones religiosas cristianas. En ese sentido, emergen nuevas formas de
sacerdocio que despliegan un llamado a la transformación subjetiva desplazando su centro de
gravedad de la relación con la institución religiosa a la intimidad.
A lo largo de este artículo se presentaron sugerencias empíricas para dar cuenta de las
transformaciones existentes en el campo religioso a partir de la exposición de tres agentes que
son a la vez mediáticos, literarios y espirituales y que, desde diversas trayectorias, públicos y
síntesis propuestas, nos obligan a pensar en la probabilidad de que las lecturas de autoayuda
desencadenen no solo compromisos individuales sino apóstoles de esos consejos.
La lectura de este género es profundamente colectiva, desde la recomendación que
origina el recorrido de los libros, el proceso de comprensión de los mismos y su asimilación. Esta
última resulta estratégica, en tanto los libros de autoayuda desencadenan, como formas de
metabolización posible, tantas convicciones como sacerdocios.
El caso de Bernardo Stamateas muestra la forma en que se sacraliza la práctica
psicológica al mismo tiempo que se psicologiza la experiencia religiosa. La importancia del caso
se encuentra centralmente en la convergencia entre el mundo evangélico y parámetros
terapéuticos desarrollados fuera del mismo. A su vez, al tornarse parte constitutiva de la
experiencia religiosa de muchos fieles y al llegar a ámbitos antes desconocidos, los principios de
la psicología y de la Nueva Era se resignifican. Estos fenómenos permiten entrever la forma en
que el campo religioso se retroalimenta de la producción de las industrias culturales en un ciclo
en que se fortalecen las nociones de la Nueva Era y de la psicología.
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http://carlosabate.blogspot.com/2009/09/unavoz-en-el-telefono-ari-paluchnacio_
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http://ar.noticias.yahoo.com/blogs/cienciabruja/
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Paluch, Ari (2008) El combustible espiritual
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