Las Leyes de Reforma: su actualidad Ministro Sergio A. Valls Hernández La autonomía universitaria y el Estado Organización Editorial Mexicana 9 de mayo de 2013 Como es sabido, en días pasados personas no identificadas mantuvieron tomada la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); algunos apuntan que fue con el propósito de manifestarse contra la actualización del plan de estudios del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) y por la expulsión de cinco estudiantes del CCH Naucalpan, y otros, por la instalación de cámaras de video en dicho plantel que controlan el acceso. En términos claros, la Rectoría de la UNAM fue usurpada a través de actos que causaron destrozos en sus instalaciones y que no permitieron el desarrollo normal de sus actividades. De esta situación, surge un tema trascendente que me gustaría tratar en la presente publicación, pues, entre la ocupación y el desalojo del inmueble, las autoridades de la UNAM presentaron denuncia por los daños sufridos en el edificio, así como por la ocupación ilegítima, y algunos sectores de la población argumentaron que si las autoridades federales correspondientes intervenían, se estaría vulnerando la autonomía universitaria. Es conveniente mencionar que el artículo 3, fracción VII, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, señala que las universidades y las demás instituciones de educación superior a las que la ley otorgue autonomía, tendrán la facultad y la responsabilidad de gobernarse a sí mismas; que realizarán sus fines de educar, investigar y difundir la cultura de acuerdo con los principios contenidos en dicho artículo, respetando la libertad de cátedra e investigación, de libre examen y discusión de las ideas; que determinarán sus planes y programas, fijando los términos de ingreso, promoción y permanencia de su personal académico; y que administrarán su patrimonio. De esta forma, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha dicho que la autonomía universitaria se refiere a la atribución de autogobierno a través de la cual se les confiere independencia académica y patrimonial a las universidades públicas para fijar los términos y condiciones en que se desarrollarán los servicios educativos, los requisitos de ingreso, promoción y permanencia de su personal académico y la forma en que administrarán su patrimonio, siempre sujetándose a lo establecido por la Constitución Federal y en la leyes respectivas. Así, el hecho de que la corporación pública de referencia sea un organismo descentralizado del Estado conforme al Estatuto y la Ley Orgánica de la Universidad Nacional Autónoma de México, esto es, dotado de personalidad jurídica y patrimonio propio, así como de autonomía técnica y orgánica para impartir educación superior, no quiere decir que dicha institución no forme parte del Estado ni que altere el orden de la Administración Pública Federal, ya que su función, cimentada en la libertad de enseñanza, debe ser congruente con lo establecido en la Ley Fundamental y las leyes respectivas, es decir, seguir los principios y reglas predeterminadas por el propio Estado. Por tanto, no podría argumentarse que una intervención de las autoridades correspondientes en la ocupación ilegítima de la Rectoría de la UNAM vulnerara su autonomía, pues, como ya se dijo, ésta se encuentra encaminada a dotar a dicha Institución de independencia académica y patrimonial para desarrollar los servicios educativos y sus relaciones con su personal, lo cual no significa que las autoridades facultadas por el Estado no puedan tomar las medidas pertinentes ante la comisión de hechos delictivos denunciados por el Rector y el abogado general de la UNAM, siendo el primero el jefe nato de la Universidad y representante legal, y el segundo, también como representante legal en asuntos judiciales, los cuales deberán velar por la defensa de los intereses de la Institución. Cabe aclarar que una posible intervención por parte de las autoridades del Estado, sería independiente a las medidas tomadas por las autoridades escolares, tal como lo refuerza el contenido del artículo 101 del Estatuto General de la UNAM, que establece la aplicación de sanciones por parte del Tribunal Universitario y la Comisión de Honor, especificando que si al investigar las faltas de carácter universitario aparecen responsabilidades penales, deberá hacerse la consignación respectiva, sin perjuicio de que se impongan las sanciones previstas en dicho Estatuto, las cuales son de carácter académico. Finalmente, la falta de intervención del Estado en estos hechos, aún impuesta la citada denuncia penal, desde mi punto de vista demuestra la prudencia de las autoridades ante los hechos delictivos perpetrados a nuestra máxima casa de estudios; que si bien, la Rectoría de la UNAM ya fue desocupada por los manifestantes, acordándose un diálogo con el Rector; lo anterior es independiente a las consecuencias penales que pudieran resultar por la comisión de los hechos, pues recordemos que todos tenemos el derecho a manifestar libremente nuestras ideas y desacuerdos pero no a través de la violencia y, en el caso, conforme al artículo 87, fracción V, del Estatuto General de la UNAM, los alumnos tienen asegurado el derecho de expresar libremente, dentro de la Universidad, sus opiniones sobre todos los asuntos que a la institución conciernen, sin más limitaciones que el no perturbar las labores universitarias y ajustarse a los términos del decoro y del respeto debidos a la Universidad y a sus miembros. *[email protected]