Capítulo 700 Contaminantes químicos & e700-1 Los niños se muestran especialmente vulnerables a los contaminantes químicos por varias razones: 1. Los niños tienen una exposición a numerosos contaminantes ambientales proporcionalmente mayor que los adultos. Dado que beben más agua, ingieren más alimentos y respiran más aire por kilogramo de peso, están más intensamente expuestos a los contaminantes del agua, los alimentos y el aire. Las conductas mano-boca de los niños cuando juegan cerca del suelo aumentan aún más su exposición. 2. Las vías metabólicas de los niños, especialmente en los primeros meses de vida, se encuentran inmaduras. Aunque en algunos casos están más capacitados que los adultos para hacer frente a los tóxicos medioambientales porque no pueden metabolizarlos a sus formas activas, los niños suelen tener más dificultades para la desintoxicación y eliminación de los contaminantes químicos. 3. Los lactantes y los niños están en período de crecimiento y desarrollo, unos procesos que pueden interrumpirse fácilmente por los contaminantes químicos. La discapacidad resultante de las exposiciones a productos químicos durante los períodos de vulnerabilidad temprana puede ser grave y para toda la vida (tabla 700-1). 4. Dado que los niños tienen muchos años de vida por delante, tienen tiempo para el desarrollo de enfermedades crónicas de desarrollo en varias fases que pueden ser desencadenadas por exposiciones precoces. © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Un problema fundamental en el entorno pediátrico es que sólo se ha estudiado el posible riesgo para la salud humana en el 65% de los productos químicos HPV, y en menos del 30% se ha evaluado su toxicidad en niños o durante el crecimiento. En Estados Unidos, los productos químicos están regulados por la Ley de control de sustancias tóxicas (Toxic Substances Control Act, TSCA) de 1976, según la cual los productos químicos no causan daños hasta que no se demuestre que son peligrosos y pone la carga de la prueba en el gobierno para demostrar efectos nocivos para la salud. Este abordaje ha sido ineficaz en la protección de la infancia frente a la toxicidad de los productos tóxicos. Por el contrario, según la ley REACH (Registration, Evaluation, Authorization and restriction of Chemicals) aprobada por la Unión Europea en 2006, es necesario demostrar la seguridad de los productos químicos antes de que se comercialicen, y se pone la carga de la prueba en la industria para demostrar la seguridad química. La Ley de seguridad de productos químicos en la infancia (Kids Safe Chemicals Act), introducida por el Congreso de los Estados Unidos en 2009 pero que no pudo ser aprobada, adopta un abordaje para la regulación de productos químicos parecida a la ley REACH. En 2009 la Agencia de Protección Ambiental (EPA) requirió por primera vez a los fabricantes de 67 agentes pesticidas que determinasen si esos productos químicos podían causar anomalías en el sistema endocrino. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (United Nations Environment Programme, UNEP) es la agencia de las Naciones Unidas responsable de las actividades interTabla 700-1 EFECTOS DE DETERMINADOS CONTAMINANTES QUÍMICOS SOBRE LACTANTES Y NIÑOS EXPOSICIÓN QUÍMICA Dietilestilbestrol Talidomida Tricloroetileno Alcohol Plomo Nitrosaminas, cloruro de vinilo, radiación ionizante Insecticidas organofosforados Humo de tabaco ambiental EFECTO(S) Adenocarcinoma de vagina tras exposición uterina Focomelia después de la exposición intrauterina Riesgo elevado de leucemia tras exposición intrauterina Síndrome alcohólico fetal después de exposición intrauterina Toxicidad neuroconductual por exposición a dosis bajas Mayor riesgo de cáncer tras exposición intrauterina nacionales relacionadas con una gestión acertada de los productos químicos. En el marco del UNEP se promueve la seguridad de los productos químicos mediante información, asesoría política y orientación técnica sobre los productos químicos dirigidas a los países en desarrollo y en transición. El UNEP defiende el establecimiento de tratados internacionales para proscribir y controlar los productos químicos. El UNEP coordina sus actividades con otras organizaciones internacionales, como la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas. En los últimos cuatro decenios se ha ido acumulando una gran cantidad de datos sobre los contaminantes químicos del medio ambiente que causan enfermedad y disfunción en la infancia. La exposición en dosis altas causa enfermedad aguda clínicamente manifiesta, mientras que la exposición en dosis más bajas causa lesiones subclínicas, que son reales pero que sólo pueden detectarse mediante pruebas especiales (como descenso de la inteligencia, limitación del ámbito de atención y alteraciones de la conducta). Como se indica en las secciones siguientes de este capítulo, se han relacionado definitivamente la enfermedad y la disfunción de los niños con los metales pesados, los pesticidas, los contaminantes ambientales y los productos químicos plásticos. CONTAMINANTES QUÍMICOS MÁS PELIGROSOS Contaminantes atmosféricos Los contaminantes del aire libre más peligrosos son los oxidantes fotoquímicos (en especial, el ozono), los óxidos de nitrógeno (NOX), las micropartículas, los óxidos de azufre y el monóxido de carbono. Estos contaminantes proceden principalmente de la combustión de hidrocarburos. La fuente principal de contaminación atmosférica a escala mundial son las emisiones de los automóviles, seguida de las fuentes fijas como las centrales eléctricas. Los valores elevados de contaminantes atmosféricos, sobre todo micropartículas, ozono y NOX, se asocian a problemas respiratorios en los niños, tales como disminución del flujo espiratorio pulmonar, sibilancias y reagudizaciones asmáticas. La contaminación atmosférica por micropartículas, incluso con niveles bajos, se relaciona con pequeños incrementos de la mortalidad cardiopulmonar y con un incremento de la mortalidad por el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) (cap. 367). Las pruebas de un estudio de cohortes prospectivo en California sobre contaminación atmosférica y desarrollo de cáncer de pulmón demostraron un menor crecimiento del pulmón entre los 10 y los 18 años de edad, el cual lleva a disminuciones clínicamente significativas en la función pulmonar que persisten en la edad adulta. Es interesante que esos efectos se observaran con concentraciones tóxicas en aire por debajo de los límites NAAQS (National Ambient Air Quality Standards) establecidos en la Ley de aire limpio (Clean Air Act), lo que resalta el hecho de que los estándares reguladores gubernamentales no son los umbrales por debajo de los cuales las exposiciones tóxicas son inocuas. El aire interior de recintos cerrados también puede constituir una fuente importante de irritación respiratoria, ya que muchos niños pasan el 80-90% de su tiempo en sitios cerrados. La contaminación del aire interior se ha tornado especialmente importante en Estados Unidos desde la crisis de la energía de los años setenta, que llevó a la construcción de casas mejor aisladas y más eficientes desde el punto de vista energético. El tabaquismo pasivo es un componente especialmente peligroso del aire cerrado, y es un potente desencadenante del asma. Los alérgenos del aire interior, procedentes de cucarachas, ácaros, mohos y gatos y perros, pueden contribuir a la aparición de problemas respiratorios. Algunos mohos del interior de las casas sintetizan toxinas químicas denominadas micotoxinas. El humo del tabaco es otro de los principales desencadenantes de las reagudizaciones del asma infantil. Peligro de los vertidos de crudo Neurotoxicidad del crecimiento Mayor riesgo de asma y de síndrome de muerte súbita del lactante A lo largo de 2010 se han producido al menos 17 vertidos de crudo en todo el mundo. Desde el primer vertido registrado en 1917 se han vertido más de 110 millones de litros de crudo; 10 de ellos han tenido lugar desde 1980 y el mayor fue en 2010. Aunque la e700-2 & Parte XXXIII Riesgos medioambientales para la salud composición y la concentración específica varían, el crudo contiene muchos productos químicos tóxicos que son motivos de preocupación para la salud del ser humano, incluidos los metales pesados (p. ej., cinc, cadmio y plomo) (caps. 701 y 702), los compuestos orgánicos volátiles (benceno, tolueno, etilbenceno y estireno) y los compuestos orgánicos semivolátiles (como compuestos aromáticos policíclicos). Para degradar un vertido se utilizan dispersantes químicos (mezclas de detergentes y disolventes orgánicos) que también pueden tener efectos adversos en la salud. Los efectos tóxicos pueden presentarse desde la exposición por contacto con la piel, los ojos, el aparato respiratorio o la dieta (p. ej., al beber agua contaminada o comer marisco contaminado). Los síntomas habituales atribuidos a la exposición directa al crudo son rubor y quemazón oculares, erupciones cutáneas, dolor de garganta, dificultad respiratoria y síntomas neurológicos agudos, como cefalea y náuseas. Los niños con asma son especialmente vulnerables a la toxicidad respiratoria. La cantidad y duración de la exposición influyen, junto a la variabilidad genética individual, en la intensidad de los síntomas. Es importante mencionar que la mayor parte de la información sobre los efectos en la salud procede de estudios en trabajadores adultos expuestos; hay algunos estudios sobre los efectos en la salud en niños, a corto o largo plazo. Algunos de los productos que contienen los vertidos se clasifican como carcinógenos posibles o potenciales, desestabilizadores endocrinos y neurotoxinas. En trabajadores expuestos a vertidos de crudo se han encontrado concentraciones elevadas de metales pesados en sangre, como plomo y cadmio, indicios de efectos genotóxicos y alteraciones endocrinas (manifestadas por alteraciones de prolactina y cortisol). Los niños y los adolescentes corren riesgo de exposición en varias situaciones, por ejemplo, durante actividades recreativas como la natación y la navegación, o durante actividades de limpieza. No debe permitirse que los niños jueguen en áreas en las que el agua o la playa contengan chapapote, ni en sus alrededores. Ante la propensión de los adolescentes a saltarse las normas de seguridad laboral, igual que los adultos, los adolescentes no deben participar directamente en las actividades de limpieza. Plomo La exposición al plomo tiene lugar en todo el mundo (cap. 702). La exposición es especialmente frecuente en los países que todavía permiten la gasolina con plomo. En Estados Unidos, las concentraciones sanguíneas de plomo en los niños han descendido más del 90% en los últimos 20 años, principalmente por la eliminación del plomo de la gasolina. Sin embargo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) calculan que más de 310.000 niños de 1-5 años de edad todavía presentan cifras de plumbemia de 10 mg/dl o superiores. La prevalencia es especialmente alta entre los niños de minorías étnicas de los barrios céntricos pobres. Las concentraciones sanguíneas de plomo tan bajas como 5 mg/dl se han asociado con una amplia variedad de déficits cognitivos, como disminución de la inteligencia, disminución de la atención y mayor riesgo de conducta asocial. Aunque la magnitud de la lesión es directamente proporcional a la dosis de plomo, el impacto relativo del plomo sobre la inteligencia parece ser mucho mayor con niveles de plumbemia inferiores a 10 mg/ dl. La pintura con base de plomo es la principal fuente de exposición en Estados Unidos. Debido a que las superficies intactas pintadas con plomo siempre se descomponen para producir polvo de plomo, los esfuerzos para reducir en Estados Unidos los casos de niños intoxicados por plomo deben dirigirse a la identificación y eliminación definitiva de los domicilios de todas las pinturas con base de plomo, estén o no intactas. La gasolina con plomo, los contaminantes industriales y las industrias rurales continúan siendo las mayores fuentes de contaminación por plomo en muchos países en desarrollo. Mercurio Los niños pueden estar expuestos al mercurio tanto orgánico como inorgánico (cap. 701). El mercurio inorgánico provoca dermatitis, gingivitis, estomatitis, temblor y acrodinia. El metilmercurio o mercurio orgánico es liposoluble, penetra fácilmente en el sistema nervioso central (SNC) y es neurotóxico. La exposición al mercurio orgánico se debe principalmente al consumo de pescado que ha acumulado mercurio depositado en lagos y océanos procedente de la contaminación atmosférica por la combustión de carbón; el carbón normalmente contiene pequeñas cantidades de mercurio. Incluso las exposiciones a dosis bajas de mercurio orgánico han demostrado ser peligrosas para el desarrollo del cerebro fetal y, por tanto, se debe advertir a las embarazadas que restrinjan el consumo de pescado que contiene mercurio, como el atún y el pez espada. Aunque no se han relacionado efectos neurológicos adversos con la exposición al conservante timerosal, éste se ha eliminado de las vacunas infantiles habituales y la vacuna Rh materna como medida de precaución. Amianto Entre 1947 y 1973, se roció amianto como aislante en las paredes y techos de aproximadamente 10.000 escuelas de Estados Unidos. El deterioro posterior de este amianto provocó la liberación de fibras microscópicas hacia el aire con el consiguiente riesgo para los niños. El amianto es un carcinógeno humano y los dos tipos principales de cáncer que ocasiona son el de pulmón y el mesotelioma. Las leyes federales de Estados Unidos obligan a inspeccionar periódicamente todas las escuelas para detectar la presencia de amianto y a que los resultados se hagan públicos. Sólo hay que eliminar el amianto cuando se encuentre visiblemente deteriorado o esté al alcance de los niños. En la mayoría de los casos, la colocación de barreras (tabiques de yeso o falsos techos) ofrece una protección adecuada. Humo del tabaco ambiental Fumar durante el embarazo supone un riesgo para el feto (cap. 90). Los hijos lactantes de mujeres fumadoras son, en promedio, un 10% más pequeños que los de madres no fumadoras. Los hijos de padres fumadores tienen un riesgo más elevado de síndrome de muerte súbita del lactante. La nicotina del tabaco parece ser una neurotoxina durante el desarrollo. La inhalación pasiva de humo del tabaco también es un riesgo para los niños. En Estados Unidos, el 43% de los menores de 12 años vive en hogares en los que hay al menos un fumador. Los niños expuestos al humo del tabaco ambiental experimentan un aumento de enfermedades de vías respiratorias bajas, derrames en el oído medio y enfermedades respiratorias víricas que los no expuestos. Pesticidas Los pesticidas son un grupo diverso de sustancias químicas utilizadas para controlar los insectos, las malas hierbas, los hongos y los roedores. En la Agencia Medioambiental de EE.UU. hay registrados alrededor de 600 pesticidas. La alimentación es la principal vía de exposición de los niños, debido a que están expuestos a residuos de múltiples pesticidas existentes en las frutas y hortalizas. Los niños también pueden estar expuestos en los hogares y las escuelas, el césped y los jardines. La exposición puede producirse por el desplazamiento de estas sustancias desde las zonas de cultivo donde se esparcieron. Los niños que trabajan en la agricultura o que viven en campamentos de trabajadores temporales del campo están expuestos a numerosos pesticidas. Los pesticidas pueden ocasionar varios efectos tóxicos crónicos: polineuropatía y alteraciones funcionales del SNC (organofosforados), trastornos hormonales y alteraciones de la reproducción (DDT, clordecona, dibromocloropropano), cáncer (aldrina, dieldrina, herbicidas clorofenoxi [2,4,5-T]) y fibrosis pulmonar (paraquat). La exposición de los niños a los pesticidas puede reducirse al disminuir las aplicaciones en céspedes y jardines, adoptar técnicas de tratamiento integral de pestes y reducir la aplicación de pesticidas a las cosechas de alimentos. También pueden producirse sobreexposiciones agudas a los pesticidas (cap. 58). Los órganos foforados y los carbamatos causan neurotoxicidad porque inhiben la acetilcolinesterasa y son los que ocasionan el mayor número de casos de intoxicación aguda. Los síntomas incluyen miosis (aunque no en todos los casos), salivación excesiva, retortijones abdominales, vómitos, diarrea y fasciculaciones musculares. En los casos graves, el niño puede sufrir pérdida de conocimiento, arritmias cardíacas y muerte por parada respiratoria. El gas sarín de uso militar es un organofosforado. Véase en el capítulo 58 el tratamiento de la intoxicación por fármacos, productos químicos y plantas. Capítulo 700 Contaminantes químicos & e700-3 Bifenilos policlorados, DDT, dioxinas y otros hidrocarburos clorados Los hidrocarburos clorados se emplean como insecticidas (DDT), plásticos (cloruro de polivinilo [PVC]), aislantes eléctricos (bifenilos policlorados [PCB]) y disolventes (tricloroetileno). Durante la síntesis de los herbicidas clorados o en la combustión de los plásticos pueden formarse dioxinas y furanos muy tóxicos. Todos estos materiales se dispersan ampliamente en el medio ambiente. El DDT, los PCB y las dioxinas son sumamente persistentes. El embrión, el feto y los niños pequeños presentan un riesgo especial de alteraciones por PCB, DDT y dioxinas. Todos estos compuestos son liposolubles. Atraviesan fácilmente la placenta y se acumulan en la leche materna. La exposición intrauterina a los PCB se ha relacionado con una disfunción neuroconductual persistente en los niños. El pescado procedente de aguas contaminadas es la fuente más importante de exposición de los niños a los PCB. Esta exposición puede tener lugar intraútero o a través de la leche materna. Para proteger a los niños y las mujeres embarazadas contra los PCB, los organismos gubernamentales de Estados Unidos publican avisos sobre el consumo de pescado procedente de determinados lagos y ríos. Las principales fuentes prevenibles de dioxinas ambientales son la combustión de residuos médicos con PVC y la decoloración del papel con productos que contienen cloro y deben ser evitadas. Compuestos con acción endocrina © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Algunos productos químicos han demostrado que afectan negativamente a los sistemas endocrinos de animales y seres humanos, tales como dietilestilbestrol (DES), DDT, PCB y dioxinas. Otros productos, como otros pesticidas y ftalatos (plastificantes), también son sospechosos de causar alteraciones endocrinas. Los ftalatos se han relacionado con la obesidad en experimentos con animales. Una concentración de bisfenol A más alta en orina se ha asociado a las consecuencias de la obesidad, como la enfermedad cardiovascular, en un análisis transversal de la encuesta NHANES 2003-2004 en adultos. Los muchos efectos que producen en la fauna consisten en adelgazamiento de la cáscara del huevo en los pájaros, esterilidad en las focas, feminización y criptorquidia en las panteras y tasas bajas de incubación en los caimanes. En los seres humanos, se han relacionado alteraciones endocrinas con observaciones epidemiológicas tales como una tendencia hacia la telarquia y menarquia precoz en las niñas, tasas crecientes de cáncer de testículo e hipospadias y el descenso del recuento de espermatozoides. Los efectos más observados son el adenocarcinoma de vagina en las mujeres y la criptorquidia en los varones cuyas madres tomaron DES. Las concentraciones plasmáticas elevadas de ésteres de ftalato se han asociado a telarquia precoz en niñas de Puerto Rico. Algunos de estos productos con acción endocrina pueden originar efectos adversos en el desarrollo del cerebro. La investigación continuada en este campo es de gran importancia debido a la exposición generalizada del ser humano y a la persistencia biológica a largo plazo de muchos de estos productos químicos. Carcinógenos ambientales Los niños pueden estar expuestos en el útero o después del nacimiento a contaminantes cancerígenos. Además, parecen más sensibles que los adultos a determinados carcinógenos químicos y también a la radiación (cap. 699). La posible carcinogenia en el útero fue reconocida por primera vez con el descubrimiento de que el adenocarcinoma de células claras puede desarrollarse en mujeres tras la exposición intrauterina a DES. Hay varios ejemplos de carcinogenia asociada a exposiciones en el hogar y la comunidad. Los hijos de trabajadores del amianto y los niños que han crecido en comunidades próximas a plantas de producción de amianto tienen una incidencia más elevada de mesotelioma que las poblaciones no expuestas. Los niños que viven y crecen en granjas presentan tasas altas de leucemias; los pesticidas podrían desempeñar una función etiológica. La exposición intrauterina al tricloroetileno por beber agua contaminada se ha asociado a un aumento de la incidencia de leucemia en las niñas que viven cerca de instalaciones industriales y vertederos de basura. El Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de EE.UU. ha comunicado que la incidencia de leucemia y glioma cerebral, las dos formas más frecuentes de neoplasia maligna en la infancia, han aumentado en las 3 últimas décadas, a pesar de haber mejorado en gran medida los tratamientos y disminuido la mortalidad. El incremento acumulado de la incidencia de glioma es actualmente del 30%. En el Reino Unido se han observado aumentos similares en la incidencia de cáncer infantil. Las investigaciones en curso pretenden determinar si los contaminantes químicos medioambientales han contribuido a esta incidencia creciente de cáncer en la infancia. Melamina La melamina es un compuesto heterocíclico que contiene nitrógeno y que ha sido añadido ilegalmente a alimentos y fórmulas infantiles para aumentar de forma fraudulenta el contenido de «proteínas» del producto. Cuando la melamina se combina con ácido cianúrico forma cristales insolubles que producen insuficiencia renal aguda al precipitar en los túbulos renales. El tratamiento es sintomático y puede requerir diálisis. Se han descrito casos mortales. Los niños más afectados no presentan las manifestaciones típicas de litiasis renal (cap. 703.4). VÍAS DE EXPOSICIÓN Transplacentaria Los metales pesados, como el plomo y el mercurio, y los compuestos liposolubles, como el PCB y el DDT, atraviesan fácilmente la placenta y tienen efectos tóxicos graves e irreversibles en los órganos nerviosos, endocrinos y genitales en desarrollo, incluso en concentraciones muy bajas. Agua En los suministros de agua se han encontrado alrededor de 200 productos químicos en diversas cantidades. El plomo es especialmente frecuente. En algunos barrios antiguos, el plomo procede de las tuberías fabricadas con este metal. Lo más habitual es que el agua blanda ácida lo lixivie de las soldaduras. Las concentraciones son más altas en el agua que ha permanecido en las tuberías durante la noche; por tanto, se recomienda dejar correr el agua durante 2-3 minutos por la mañana antes de preparar el biberón. Los disolventes y componentes de la gasolina como el metil terbutil éter (MTBE) y el benceno se encuentran frecuentemente en el agua de la tierra. Los herbicidas como la atrazina son contaminantes frecuentes del agua potable en áreas agrícolas. Aire Las emisiones de los vehículos a motor son las fuentes más importantes de contaminación del aire de las ciudades. El gas procedente del escape de los motores diesel es un carcinógeno para el ser humano. En las zonas rurales, el humo de la madera puede contribuir a la contaminación atmosférica. Los niños que viven en los alrededores de fundiciones y fábricas de productos químicos pueden estar expuestos a emisiones industriales de tóxicos tales como plomo, benceno y 1,3-butadieno. Alimentos Muchos productos químicos se añaden de forma intencionada a los alimentos para mejorar su aspecto, sabor, textura o conservación. Muchos de ellos han sido poco estudiados en cuanto a su posible toxicidad. En los alimentos tanto crudos como procesados se encuentran residuos de numerosos pesticidas. Los niveles de pesticidas son mucho menores en los productos orgánicos que en las frutas y los vegetales que crecen de manera tradicional. Los niños que consumen alimentos orgánicos tienen concentraciones de pesticidas en orina mucho menores que los niños que reciben alimentos convencionales. Ropa de trabajo En algunas ocasiones, las enfermedades de los niños pueden deberse al polvo contaminado que hay en las ropas de trabajo de los padres y así se han descrito casos de toxicidad por plomo, berilio, dioxina, pesticidas organofosforados y amianto. Esta exposición e700-4 & Parte XXXIII Riesgos medioambientales para la salud (llamada «contaminación del nido») puede prevenirse proporcionando instalaciones para cambiarse y ducharse en el lugar de trabajo. Escuelas En las escuelas, los jardines de infancia y las guarderías, los niños pueden estar expuestos a pinturas con plomo, mohos, amianto, humo del tabaco, pesticidas y materiales peligrosos utilizados en las manualidades. En el ambiente escolar hay oportunidades importantes para la prevención y a menudo se solicita consejo a los pediatras sobre estos aspectos. Trabajo infantil En Estados Unidos, entre 4 y 5 millones de niños y adolescentes trabajan por un salario y el trabajo infantil está ampliamente extendido a escala mundial. Los niños que trabajan tienen un alto riesgo de presentar traumatismos y lesiones físicas. También pueden estar expuestos a una gran variedad de productos químicos, como los pesticidas en la agricultura y en los trabajos con césped, el amianto en la construcción y demolición de edificios y el benceno en el bombeo de gasolina. LA FUNCIÓN DEL MÉDICO Los pediatras siempre deben permanecer en alerta ante la posibilidad de que un contaminante químico haya causado una enfermedad en un niño. Al tener en cuenta las causas de una enfermedad no infecciosa, hay que interrogar sobre el entorno domiciliario, el trabajo de los padres, las exposiciones no habituales y la existencia de fábricas en el vecindario. Debe pensarse en una posible etiología medioambiental, sobre todo cuando aparecen varios casos graves de enfermedades o de hechos no habituales. Las lesiones traumáticas de los adolescentes pueden tener un origen laboral. La anamnesis es el instrumento más importante para obtener información sobre las exposiciones medioambientales. Siempre debe realizarse un breve cuestionario sobre exposiciones actuales o pasadas (incluyendo preguntas sobre el trabajo y viajes o residencia en países en desarrollo). Los cambios de los patrones de exposición o la aparición de nuevas exposiciones pueden ser especialmente importantes. Ante la obtención de un dato sospechoso, hay que seguir investigando con más detalle y puede estar indicada la remisión a una unidad pediátrica especializada en salud medioambiental (http://aoec. org/PEHSU/index.html). El diagnóstico exacto de una causa medioambiental de enfermedad puede conllevar una mejor asistencia del niño afectado y la prevención de la enfermedad en otros niños. BIBLIOGRAFÍA Aguilera F, Méndez J, Pásaro E, et al: Review on the effects of exposure to spilled oils on human health, Appl Toxicol 30:291-301, 2010. American Academy of Pediatrics: Handbook of pediatric environmental health, ed 2, Elk Grove Village, IL, 2003, American Academy of Pediatrics. 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