A.y S.t.231 p.60-65 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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Reg.: A y S t 231 p 60-65.
Santa Fe, 25 de marzo del año 2009.
VISTA: La queja por denegación del recurso de inconstitucionalidad interpuesto por la
Sindicatura contra la sentencia nro. 84 de fecha 8 de abril de 2008, dictada por la Sala Civil
Segunda -integrada- de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de la ciudad de Santa Fe
en autos “BANCO DEL INTERIOR Y BUENOS AIRES S.A. -Quiebra- (Expte. 346/06)” (Expte.
C.S.J. nro. 196, año 2008); y,
CONSIDERANDO:
1. Surge de las constancias de la causa que por resolución nro. 84 de fecha 8.04.2008, la
Sala Civil Segunda -integrada- de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de la ciudad de
Santa Fe, decidió rechazar los recursos de apelación interpuestos por la Sindicatura y por los
beneficiarios de la regulación practicada, confirmando el pronunciamiento inferior.
Contra tal decisorio dedujo la Sindicatura de la quiebra del Banco del Interior y Buenos
Aires S.A. recurso de inconstitucionalidad, encuadrando su impugnación en el inciso 3 del artículo
1° de la ley 7.055.
Alega el recurrente que el fallo atacado aparenta contar con fundamentos, pero de su
análisis profundo surge la carencia de razonabilidad. Es por ello que entiende que se vulneran sus
derechos al debido proceso, defensa en juicio y de propiedad, como síndico de la quiebra cuya
función principal consiste en resguardar que la misma arribe al final que más convenga a los
acreedores.
En cuanto al “aspecto sustancial” del recurso, explica el quejoso que el Tribunal efectuó un
razonamiento lógico equívoco, aplicando erróneamente el derecho y determinando
defectuosamente los hechos; es decir que, a su criterio, incurrió en “error in judicando”. Sostiene
que ello es así, en virtud de que vinculó forzadamente la base regulatoria de la incidencia
planteada por los profesionales en este expediente principal, con la base regulatoria de la acción
de responsabilidad que oportunamente promovió la Sindicatura y en la que se ordenó el archivo.
Afirma que, por lo tanto, la Alzada debió considerar la aplicación de las pautas arancelarias de los
sub incidentes y no la de los incidentes.
Señala que el planteo fue efectuado en el expediente principal y no en la acción de
responsabilidad, por lo que, objetivamente, no tuvo monto propio. Agrega que no puede
desconocer que el resultado de la “incidencia ganada en el principal tuvo consecuencias sobre la
acción de responsabilidad, pero no se puede ignorar que, estrictamente, el planteo fue una
incidencia sin monto”. Explica que la cuestión fue planteada incidentalmente en el principal
(pedido de archivo por no existencia de las conformidades exigidas por el artículo 119 de la
L.C.Q.), mientras que lo debatido en la acción de responsabilidad, tenía envergadura, contenido,
argumentaciones y consecuencias, totalmente independientes de aquella. Es por tal razón que
asegura que el a quo debió aplicar las pautas del artículo 5 de la ley 6.767.
Asevera que la Sala, pese a reconocer lo real y concretamente acontecido en autos, definió
el tipo de proceso tramitado para ventilar lo atinente a las conformidades por la forma en que las
partes calificaron el trámite. Afirma que ello determinó una regulación de honorarios exorbitante,
desproporcionada e irrazonable. Relata que la misma supera los dos millones de pesos, por una
incidencia que “implicó la presentación (en todo concepto) de un escrito (de dos carillas y media,
...)”, resultando evidente que no guarda la más mínima relación con la labor desarrollada por los
letrados. Es así que remarca la inequidad que encierra la cuestión, y el incumplimiento de las
pautas de razonabilidad que pregona la ley nacional 24.432.
Aduce que el pronunciamiento que impugna efectuó consideraciones que prescindieron de
una adecuada valoración de las constancias de la causa, soslayando la consideración de normas
constitucionales y la normativa vigente.
2. Por auto nro. 153, de fecha 9.06.2008, la Sala denegó la concesión del recurso de
inconstitucionalidad, frente a lo cual acude el quejoso en vía directa ante esta Corte.
3. Sabido es que las cuestiones relativas a honorarios son, como regla, insusceptibles de
revisión mediante la vía extraordinaria del recurso de inconstitucionalidad (A. y S. T. 95, pág. 259;
T. 97, pág. 403; T. 152, pág. 243, T. 189, pág. 152, etc.), quedando también comprendidas en
este principio las que refieren a las bases computables a tal fin, a la apreciación de los trabajos
realizados, y a la interpretación y aplicación de las normas arancelarias pertinentes (Corte
Suprema de Justicia de la Nación, Fallos 283:22; 304:501; 308:881; 310:566, etc.; Corte local, A.
y S. T. 115, pág. 252; T. 116, pág. 208; T. 156, pág. 458; T. 189, pág. 201, entre muchos otros).
En el presente, la respuesta dada por la Alzada no importa la configuración de un agravio
constitucional que autorice a apartarse de aquellas pautas por cuanto, pese a los argumentos
expuestos por el recurrente, no se demuestra la existencia de manifiesta arbitrariedad, ni tampoco
se advierte que lo resuelto genere una restricción indebida del derecho de defensa.
En efecto, frente a la sentencia impugnada, los cuestionamientos del quejoso, pese al
matiz constitucional que aspira otorgarles, no resultan suficientes para acreditar que los criterios
expuestos por el Tribunal resulten ilógicos o irrazonables o en su labor la Sala haya desvirtuado
los hechos para arribar a una aplicación equivocada del derecho, tal como pretende hacer ver el
compareciente.
Y ello es así, en tanto, en primer lugar debe destacarse la ausencia de un relato de los
antecedentes que determinaron la regulación impugnada por vía del recurso extraordinario local.
Y no obstante que de la lectura de las constancias de la causa pueda llegar a comprenderse este
vital aspecto para la apreciación de los agravios que trae el recurrente, es de ver que en su escrito
sólo alude de modo genérico a los errores en que, según afirma, habría incurrido la Alzada por
vincular “forzadamente” la base regulatoria de la incidencia que los profesionales plantearon en el
expediente principal, con la base regulatoria de la acción de responsabilidad -que oportunamente
promovió la Sindicatura y respecto de la cual se ordenó su archivo por improponibilidad de la
demanda-.
Esta carencia en la fundamentación de las quejas que endereza a fin de cuestionar la
determinación del piso computado para la regulación, no se advierte superada con los restantes
planteos, relativos todos a demostrar que el a quo arribó a un resultado exorbitante e irrazonable
por encuadrar la actividad de los letrados como incidencia y no como sub incidente sin contenido
económico, con lo cual se apartó también -según alega- de las pautas de razonabilidad que
establece la ley 24.432.
Es que mediante estos reproches no consigue el quejoso desmerecer lo razonado en la
sentencia al confirmar la regulación efectuada en baja instancia, destacando la Alzada lo
sostenido por la jueza inferior en cuanto a que la actividad realizada por los abogados se originó
“...en la demanda ordinaria de responsabilidad que la Sindicatura de esta quiebra promovió contra
determinadas personas físicas y jurídicas, a quienes imputó supuestas conductas ilícitas en
detrimento del Banco, determinándose como cuantía de tal hipotético daño la suma de U$S
91.200.000 por su incorporación al pasivo del B.I.B.A. ..., sin perjuicio de los mayores daños que
se determinarán en el curso de la acción...” y que “...los representantes legales del B.I.B.A.
denunciaron la inexistencia de uno de los presupuestos o requisitos de proponibilidad de esta
acción como la inexistencia de la mayoría de las conformidades que deben prestar los acreedores
quirografarios (art. 119 LCQ)...”.
Advierte la Cámara en esta reseña que tal demanda fue resuelta por la magistrada
ordenándose “...su archivo por objetiva desaparición del presupuesto de proponibilidad requerido
por el art. 174 in fine LCQ y que recurrida por el Órgano Funcional fue confirmada por la Sala y a
su vez desestimado el recurso de inconstitucionalidad articulado contra la misma...”. En relación a
la estimación de la cuantía, resaltó la Sala que la jueza observó que “...se encuentra determinada
por la suma antes indicada, puesto que se identifica en el relato introductorio que aquél es el
perjuicio consolidado y admitido por los administradores del B.I.B.A. en octubre de 1986 y que se
plasma a la fecha en que ... decide asumir el pasivo emergente de la ‘operatorio marginal’ en
enero de 1990, la que es tomada como ‘valor base referencial’ por tratarse de lo efectivamente
determinado al iniciar el reclamo, la que pesifica sin intereses por cuanto, independientemente de
que no fueron solicitados, su naturaleza accesoria y su carácter esencialmente indemnizatorio
impiden considerarlo integrativo del valor de la demanda en este supuesto de rechazo de la
misma...”.
Asimismo, el Tribunal a quo examinó la normativa aplicada y lo razonado en la decisión
inferior en la que se reparó que “...el caso se asimila a todas aquellas cuestiones contenciosas
que se suscitan durante la quiebra del B.I.B.A. y que guardan algún grado de conexión con
cualquiera de los elementos que lo integran, es decir, con los sujetos, con el objeto o con las
dimensiones de lugar, tiempo y forma en que se escinde la actividad procesal, por lo que no
resulta aplicable el artículo 7 inciso 2) de la ley 6767 ... desde que se advierte en el planteo de la
Sindicatura un rasgo específico de conexidad o accesoriedad con el proceso falencial de la
entidad financiera...”.
En este punto, relató la Sala que, a juicio de la juzgadora resultó “...equitativo establecer el
30% de lo que corresponde considerar de la escala arancelaria, por tratarse de un proceso que
persigue un pronunciamiento sin incidencia económica directa...” y que recordó lo dicho por este
Cuerpo en relación a que “...’en aquellos casos que deben considerarse como carentes de
contenido económico (directo), esta Corte no ha descalificado constitucionalmente un
pronunciamiento por apartamiento del monto estipulado por la ley 6767, si con base en lo
dispuesto por los arts. 4 y 5 ha fundado una regulación de honorarios razonable y de acuerdo con
las circunstancias de excepción y la trascendencia del caso’ ...” concluyendo que correspondía
aplicar sobre la base regulatoria especificada “...-$ 91.200.000 un 8% según la tabla
correspondiente lo que arroja una cantidad de $7.296.000 y, aplicar a la misma el 30% referido, lo
que da el monto ya referido...”
Surge también de las constancias de la causa que la Cámara consideró lo analizado por la
jueza en cuanto a que se trata de una causa “...’sin incidencia económica directa ... pero que tiene
un contenido económico reflejo’...”.
Es de ver entonces que aquel cuestionamiento del quejoso relativo a la inexistencia de
vínculo de la incidencia que ahora se regula con la base regulatoria de la demanda entablada por
acción de responsabilidad, en modo alguno resulta admisible, desde que la respuesta brindada
por la Alzada, con sustento en lo razonado por la jueza de primera instancia y, obviamente en lo
acontecido en la causa, partió precisamente de la circunstancia de que esta acción fue
desestimada por falta de un recaudo de admisibilidad formal (las mayorías necesarias), lo cual
determinó su archivo, actuaciones éstas sobre las que recayó la regulación impugnada.
Así, y en razón de “la inidoneidad en abstracto de la causa petendi esgrimida” es que los
juzgadores consideraron improcedente la pretensión del apelante de no tener en cuenta a los
fines de la regulación el contenido económico que él mismo postuló en aquella demanda dado
que la retribución tiene “directa relación con la extinción declarada”.
A su vez, y en relación a la caracterización del trámite como incidente, no logra el
recurrente evidenciar los equívocos que aduce, toda vez que a tales fines en la sentencia se
detallan los motivos que los jueces evaluaron: las mismas partes calificaron el planteo como
incidente, su conexidad y accesoriedad con la causa principal, la trascendencia del archivo de la
misma, las pautas cualitativas precisadas en el artículo 4 de la ley 6.767. Estas razones también
encuentran su sustento en las mismas constancias de la causa y en la normativa que se
consideró aplicable, por lo que, tal como se señaló, los reproches del quejoso no traducen sino su
disenso para con la labor efectuada por el Tribunal.
Y al respecto cabe destacar, por lo demás, lo sostenido por esta Corte en la causa
“Transporte Nueve de Julio S.A. contra Municipalidad de Rosario” (A. y S. T. 182, pág. 468, del
9.10.2002), si bien en el ámbito de un recurso contencioso administrativo y en relación a un
planteo de caducidad, en cuanto a que “...las graves consecuencias que genera la caducidad de
la instancia en el proceso contencioso administrativo, impiden a su vez considerar a ese artículo
como una mini-incidencia, pues en el éxito o fracaso del mismo le corría a la parte actora la vida
misma de su pretensión; de allí que, contrariamente, la doctrina lo califique como macroincidente...”. Tales apreciaciones son trasladables al presente caso, en tanto la presentación
efectuada por los abogados beneficiarios de la regulación determinó el archivo de las actuaciones;
en definitiva, la extinción de la litis.
En consecuencia, y como se señaló, con sus genéricas alegaciones el impugnante no
acredita la inequidad que invoca, desde que, y más allá del nombre que se imponga al trámite,
conforme surge de lo actuado queda clara la significación de su resultado al trascender e
involucrar al proceso principal (Jorge W. Peyrano, “Código Procesal Civil y Comercial de la
Provincia, Análisis doctrinario y jurisprudencial”, T. 4, pág. 381 y ss.).
Tampoco traspasa este nivel de disconformidad el planteo consistente en el incumplimiento
de la ley 24.432, por cuanto -además de introducirse recién en esta instancia, soslayando así el
recurrente el recaudo de oportunidad y mantenimiento de la cuestión constitucional-, las razones
que otorga en respaldo de su postura de modo alguno pueden entenderse suficientes para
acreditar la desproporción y el desequilibrio que meramente enuncia, argumentando en torno a la
exageración de la regulación practicada a través de la mención de cifras, pues deja sin acreditar
debidamente que la misma no sea acorde a las bases consideradas o resulte evidente y
notoriamente injustificada.
Así, lo decidido por el Tribunal a quo no aparece descalificable como acto jurisdiccional,
más allá del grado de acierto o error que pudiera atribuirse a los sentenciantes, por cuanto los
fundamentos que se explicitan en la resolución no lucen absurdos, inmotivados ni apartados de
los hechos de la causa, determinando ello que la aplicación de las normas evaluadas (artículos 4,
6 y 7 inciso 2, de la ley de aranceles) lejos está de configurar un desborde de las posibilidades
hermenéuticas que el caso presente.
Por las razones expuestas, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESUELVE:
Rechazar la queja y declarar perdido para el recurrente el depósito efectuado.
Regístrese, hágase saber y oportunamente remítanse copias al Tribunal de origen.
Fdo.: FALISTOCCO (en disidencia)-CORDINI-ERBETTA (en disidencia)-GASTALDI (en
disidencia)-GUTIÉRREZ-NETRI-SPULER- Fernández Riestra (Secretaria)
DISIDENCIA DE LOS SEÑORES MINISTROS DOCTORES GASTALDI Y ERBETTA Y DEL
SEÑOR PRESIDENTE DOCTOR FALISTOCCO:
La recurrente postula esencialmente y entre otras argumentaciones, que el planteo de los
letrados del Banco del Interior y Buenos Aires S.A. -que motivara la regulación de honorarios
cuestionada- fue hecho en el expediente principal de quiebra (como una incidencia “sin monto”) y
que no fue realizado en la acción de responsabilidad misma, por lo que entiende arbitraria la
vinculación que efectuara el Tribunal a quo para sustentar la base regulatoria considerada.
Partiendo de tal circunstancia, reprocha tanto la configuración de arbitrariedad normativa
(que concreta en la prescindencia del artículo 5 de la ley 6.767), como la existencia de una
evidente desproporción e irrazonabilidad entre el trabajo profesional efectivamente desarrollado
por los mentados curiales y la justipreciación de honorarios practicada, que asciende a la suma de
$ 2.188.800.
Toda vez que las alegaciones de la impugnante reseñadas ut supra -desde la apreciación
mínima y provisoria que corresponde a este estadio- cuentan prima facie con suficiente asidero en
las constancias de la causa e importan articular con seriedad planteos que exigen examinar, con
los principales a la vista, si la sentencia reúne o no las condiciones mínimas necesarias para
satisfacer el derecho a la jurisdicción que acuerda la Constitución provincial, no cabe sino
franquear la instancia extraordinaria.
Por ello, consideramos que corresponde admitir la queja deducida.
Fdo. FALISTOCCO-ERBETTA-GASTALDI- Fernández Riestra (Secretaria)
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