Dictamen nº: Consulta: Asunto: Sección: Ponente: Aprobación: 188/09 Alcalde de Madrid Responsabilidad Patrimonial V Excmo. Sr. D. Ismael Bardisa Jordá 15.04.09 DICTAMEN de la Comisión Permanente del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid, emitido por unanimidad, en su sesión de 15 de abril de 2009, sobre consulta formulada por el Vicealcalde de Madrid (por delegación del Alcalde mediante Decreto de 1 de septiembre de 2008), a través del Consejero de Presidencia, Justicia e Interior, al amparo del artículo 13.1.f).1º de su Ley Reguladora, 6/2007, de 21 de diciembre, en el asunto antes referido y promovido por J.A.H.C. sobre responsabilidad patrimonial del Ayuntamiento de Madrid por los daños causados por el deficiente estado de la valla perimetral de instalaciones deportivas municipales. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO.- Por escrito dirigido al Ayuntamiento de Madrid, presentado en el Servicio de Correos el 8 de mayo de 2008, y registrado el 26 del mismo mes y año, se reclama responsabilidad patrimonial del referido Ayuntamiento por el accidente sufrido en el campo de fútbol-7 de la Instalación Deportiva “Ontanilla” el día 9 de mayo de 2007, con ocasión de quedar su brazo izquierdo atrapado entre los barrotes de la valla perimetral de dicho campo, cuando realizaba “un pase de la muerte” durante la disputa del partido, corrió hacia la línea de fondo y el espacio de 204 cm. que separa la misma de la valla, resultó ser insuficiente para evitar 1 el impacto a la vez que la separación entre los barrotes rígidos de la valla metálica resultó ser excesiva, al permitir que el brazo se encajara en ellos, ocasionando la fractura del húmero izquierdo y la parálisis del nervio radial. Cifra la cuantía indemnizatoria en diecinueve mil seiscientos treinta y tres euros con diecisiete céntimos (19.633,17 €). A la reclamación acompaña poder general para pleitos, recibo de pago de alquiler de la instalación deportiva durante unos determinados días del mes de diciembre de 2006; relación de los integrantes del equipo de fútbol en el que juega el reclamante; fotografías del brazo del reclamante, de la radiografía del mismo y de la instalación deportiva; informes médicos; parte de alta laboral e informe pericial de valoración de secuelas. SEGUNDO.- De la documentación obrante en el expediente se derivan los siguientes hechos: El reclamante, de 34 años de edad en el momento de los hechos, forma parte de un equipo de fútbol sala que entrena en las instalaciones deportivas “Ontanilla”. El día 9 de mayo de 2007, cuando se encontraba disputando un partido de entrenamiento, como consecuencia de la inercia que llevaba en un lance del juego, sale por la línea de meta e impacta con la valla perimetral del campo que, al decir del perjudicado dista 204 centímetros de la línea de meta. Como consecuencia del accidente sufre fractura oblicua desplazada de 1/3 medio distal del húmero izquierdo y neuroapraxia radial, siendo intervenido quirúrgicamente el 11 de mayo de 2007 para realizar osteosíntesis con placa DCP de 8 agujeros, y se libera el nervio radial del foco de la fractura (folio 16). Fue dado de alta hospitalaria el 14 de mayo, permaneciendo de baja laboral desde el 17 de mayo de 2007 hasta el 11 de octubre de ese mismo 2 año (folio 22). Comenzó tratamiento rehabilitador el 7 de junio de 2007, continuando con él a fecha de 13 de agosto de ese año (folio 21). En informe de electromiografía realizada el 19 de junio de 2007 se aprecian signos de axonotmesis intensa del nervio radial izquierdo, próxima a la inervación del triceps (folio 19). TERCERO.- Ante la reclamación se incoa procedimiento de responsabilidad patrimonial de la Administración. Con fecha 27 de mayo de 2008, notificado el 5 de junio, se requiere al reclamante para que en el plazo de quince días complete su solicitud y aporte justificantes que acrediten la realidad y certeza del accidente y su relación con el servicio público; declaración en la que se manifieste expresamente que no ha sido indemnizado, ni va a serlo, por ninguna entidad pública o privada como consecuencia del accidente, indique si por los mismos hechos se siguen otras reclamaciones, y los partes de baja y alta médicas. Mediante escrito presentado en el Servicio de Correos el 23 de junio de 2008 cumplimenta el requerimiento manifestando no recibir indemnización por ninguna entidad, reiterando el daño sufrido y el motivo que lo causó y adjuntando fotografía del encargado de la instalación, burofax enviado al Club deportivo que explota las instalaciones deportivas, copia de los partes de baja, de los de confirmación de la misma y del de alta, que ya había aportado con la reclamación inicial. En fase de instrucción se ha recabado Informe de la Sección de Vías Públicas y Espacios Urbanos del Distrito de Carabanchel que, con fecha 17 de julio de 2008, indica: “No se conocen deficiencias desde el punto de vista de la normativa técnica vigente, en cuanto a las dimensiones y configuración del terreno de juego, ni tampoco en cuanto al cerramiento perimetral del campo de fútbol-7 existente en la I.D. Ontanilla./ Según el reglamento de las federaciones de ese deporte, no existen distancias 3 mínimas entre el terreno de juego y el cerramiento perimetral del campo. No obstante, en el caso de los fondos de portería, las recomendaciones al respecto establecen 2 metros como dimensión adecuada y suficiente./ El cerramiento de esta instalación está formado por bastidores con varilla de acero galvanizado de 14 mm. de diámetro, con una separación entre barrotes que permite ampliamente el paso del brazo de una persona y no supone, según nuestro conocimiento, el incumplimiento de ninguna normativa relativa a este tipo de elementos. /Esta tipología de cerramiento es por sus características desde hace años, la más utilizada en las instalaciones deportivas al aire libre existentes en Madrid, lo que no garantiza totalmente, como ocurre con cualquier elemento rígido de mobiliario urbano, el que se produzca un accidente fortuito, como parece ser el caso de los hechos denunciados en el presente expediente.” Con fecha 11 de agosto de 2008, por la Subdirección General de Organización y Régimen Jurídico, se solicita a la Junta Municipal del Distrito de Carabanchel que amplíe el informe sobre la Instalación Deportiva Municipal Básica “Ontanilla”, lo que hace con fecha 5 de septiembre de 2008, remitiéndose al informe inicial y adjuntando copia del proyecto de la instalación en el que consta que la valla se encuentra formada por barrotes verticales de acero con un grosor de 14 milímetros de diámetro y una separación entre ellos de 15 centímetros. Asimismo, se ha incorporado al expediente declaración, de fecha 10 de octubre de 2008, del encargado de la Instalación Deportiva “Ontanilla” en la que se hace constar: “Que el pasado 9 de mayo de 2007, estando en las instalaciones deportivas del Campo de Fútbol-7 en la C/ Ontanillas, presencié como el jugador D. […], en un lance habitual y nada extraordinario, debido a la inercia del mismo, se abalanzó contra el vallado perimetral que delimita las instalaciones deportivas del exterior, y 4 se produjo una lesión que ocularmente no pude determinar, y que mis nulos conocimientos de medicina me impidieron evaluar.” Con fecha 17 de diciembre de 2008, notificado el día siguiente, se procede a dar trámite de audiencia al reclamante, que presenta escrito de alegaciones el 19 de enero de 2009 en el que se ratifica en las vertidas en sus escritos anteriores. El 26 de febrero de 2009 se dicta por el Director General de Organización y Régimen Jurídico del Ayuntamiento de Madrid propuesta de resolución desestimatoria por no haber quedado acreditada de forma fehaciente que las causas que originaron el presunto resultado lesivo y sus circunstancias se produjeran como manifiesta el reclamante, de modo que pueda establecerse la necesaria relación de causalidad entre los daños reclamados y el funcionamiento de los servicios públicos municipales. CUARTO.- En este estado del procedimiento se formula consulta por el Vicealcalde de Madrid, a través del Consejero de Presidencia, Justicia e Interior, que ha tenido entrada en este Consejo Consultivo el 23 de marzo de 2009, por trámite ordinario, correspondiendo su estudio, por reparto de asuntos, a la Sección V, presidida por el Excmo. Sr. Consejero D. Ismael Bardisa Jordá, que firmó la oportuna propuesta de dictamen, siendo deliberado y aprobado, por unanimidad, en Comisión Permanente de este Consejo Consultivo, en su sesión de 15 de abril de 2009. El escrito solicitando el dictamen fue acompañado de la documentación que, numerada y foliada, se consideró suficiente, y de la que se ha dado cuenta en lo esencial en los antecedentes de hecho anteriores. A la vista de tales antecedentes, formulamos las siguientes 5 CONSIDERACIONES EN DERECHO PRIMERA.- La solicitud de dictamen a este Consejo Consultivo resulta preceptiva, de acuerdo con lo estipulado en el artículo 13.1.f).1º de la Ley 6/2007, de 21 de diciembre, reguladora del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid (LCC) por ser la cuantía de la reclamación superior a quince mil euros, y se efectúa por el Vicealcalde de Madrid, por delegación efectuada por el Alcalde, órgano legitimado para ello, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 14.3 de la citada Ley. Siendo preceptivo el dictamen, no tiene, sin embargo, carácter vinculante (artículo 3.3 LCC). El presente dictamen ha sido evacuado dentro del plazo ordinario establecido en el artículo 16.1 LCC. SEGUNDA.- Como resulta de los antecedentes, el procedimiento de responsabilidad patrimonial se inició a instancia de interesado, y su tramitación se encuentra regulada en los artículos 139 y siguientes de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (en adelante LRJ-PAC), desarrollados en el Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones Públicas en Materia de Responsabilidad Patrimonial. Ostenta el reclamante legitimación activa para promover el procedimiento de responsabilidad patrimonial, al amparo del artículo 139 de la citada Ley 30/1992, por cuanto que es la persona que sufre el daño causado por el impacto con la valla perimetral de la instalación deportiva. 6 Asimismo, se encuentra legitimado pasivamente el Ayuntamiento de Madrid en cuanto que titular de la competencia en materia de instalaciones culturales y deportivas ex artículo 25.2.m) de la Ley 7/1985, de 2 de abril, de Bases de Régimen Local. En lo que al plazo para ejercitar la acción de reclamación se refiere, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 142.5 LRJ-PAC el derecho a reclamar prescribe al año de producido el hecho o acto que motive la indemnización o de manifestarse su efecto lesivo. Tratándose de daños físicos o psíquicos el plazo comienza a computarse desde la curación o la determinación de las secuelas. Habiéndose producido el alta el 11 de octubre de 2007, sin quedar aún determinadas las secuelas, debe entenderse en plazo la reclamación presentada el 8 de mayo de 2008. TERCERA.- El procedimiento se ha instruido cumpliendo los trámites preceptivos previstos en la legislación mencionada en la anterior consideración. Especialmente, se ha practicado la prueba precisa, recabado informe del servicio cuyo funcionamiento supuestamente ha ocasionado el daño y se ha evacuado el trámite de audiencia exigidos en los artículos 9, 10 y 11 del Real Decreto 429/1993, respectivamente, y en los artículos 82 y 84 LRJ-PAC. CUARTA.- La responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas viene establecida, con el máximo rango normativo, por el artículo 106.2 de nuestra Constitución, a cuyo tenor: "los particulares, en los términos establecidos por la ley, tendrán derecho a ser indemnizados por toda lesión que sufran en sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos". La regulación legal de esta responsabilidad está contenida en la actualidad en la LRJ-PAC y en el reglamento de desarrollo anteriormente mencionado, disposiciones que en definitiva vienen a reproducir la normativa prevista en los artículos 121 y 122 de la Ley de 7 Expropiación Forzosa de 16 de diciembre de 1954, y artículo 40 de la Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado de 26 de julio de 1957. El artículo 139 de la citada LRJ-PAC dispone, en sus apartados 1 y 2, lo siguiente: "1.- Los particulares tendrán derecho a ser indemnizados por las Administraciones Públicas correspondientes, de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos. 2.-En todo caso, el daño alegado habrá de ser efectivo, evaluable económicamente e individualizado con relación a una persona o grupo de personas". Como señala la doctrina del Tribunal Supremo, que plantea el estado de la cuestión en materia de responsabilidad patrimonial de la Administración -Sentencias de 26 de junio (recurso 6/4429/04), 29 de abril (recurso 6/4791/06) y 15 de enero (recurso 6/8803/03) de 2008- para apreciar la existencia de responsabilidad patrimonial de la Administración son precisos los siguientes requisitos: a) La efectiva realidad del daño o perjuicio, evaluable económicamente e individualizado en relación a una persona o grupo de personas. b) Que el daño o lesión patrimonial sufrida por el reclamante sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal -es indiferente la calificación- de los servicios públicos en una relación directa e inmediata y exclusiva de causa a efecto, sin intervención de elementos extraños que pudieran influir, alterando, el nexo causal. c) Ausencia de fuerza mayor. d) Que el reclamante no tenga el deber jurídico de soportar el daño. La responsabilidad de la Administración es objetiva o de resultado, de manera que lo relevante no es el proceder antijurídico de la 8 Administración, sino la antijuridicidad del resultado o lesión aunque es imprescindible que exista nexo causal entre el funcionamiento normal o anormal del servicio público y el resultado lesivo o dañoso producido. Por otra parte, no puede olvidarse que en materia de responsabilidad patrimonial la carga de la prueba de los presupuestos que hacen nacer la responsabilidad indemnizatoria, salvo los supuestos de fuerza mayor o culpa de la víctima que corresponde probar a la Administración, recae en quien la reclama (Sentencias del Tribunal Supremo de 25 de julio de 2003 – recurso 1267/1999-, 30 de septiembre de 2003 –recurso 732/1999- y 11 de noviembre de 2004 –recurso 4067/2000- entre otras), si bien la jurisprudencia ha moderado este principio general en aquellos supuestos en que su práctica es sencilla para la Administración y complicada para el administrado (Sentencias del Tribunal Supremo de 23 de octubre -recurso 3071/03- y 2 de noviembre de 2007 -recurso 9309/03- y 7 de julio de 2008 -recurso 3800/04-). QUINTA.- Aplicando lo anterior al caso objeto del presente Dictamen, y probada la realidad del daño mediante los informes médicos en los que se constata que el interesado fue intervenido quirúrgicamente por una fractura oblicua desplazada del tercio medio distal del húmero izquierdo, siéndole insertado material de osteosíntesis; daño que es evaluable económicamente e individualizado en la persona del reclamante, procede analizar si el meritado daño es imputable al funcionamiento de los servicios públicos municipales. Ha quedado acreditado, especialmente mediante la declaración del encargado de la instalación deportiva, obrante al folio 81 del expediente, que el reclamante sufrió los daños al impactar con la valla perimetral del campo como consecuencia de la inercia que llevaba el jugador durante un lance del juego, mas la circunstancia de que el daño se produzca en una instalación deportiva de titularidad municipal no permite, sin solución de 9 continuidad, imputar la responsabilidad patrimonial a la Administración local, pues como tiene declarado el Tribunal Supremo en la Sentencia de 13 de noviembre de 1997 ( RJ 1997/7952, recurso 4451/1993) «aun cuando la responsabilidad de la Administración ha sido calificada por la jurisprudencia de esta Sala como un supuesto de responsabilidad objetiva, no lo es menos que ello no convierte a la Administración en un responsable de todos los resultados lesivos que puedan producirse por el simple uso de instalaciones públicas, sino que, como antes señalamos, es necesario que esos daños sean consecuencia directa e inmediata del funcionamiento normal o anormal de aquélla», criterio que viene reiterado en la Sentencia de 5 de junio de 1998 ( RJ 1998, 5169, recurso 1662/1994), al sostener que «la prestación por la Administración de un determinado servicio público y la titularidad por parte de aquélla de la infraestructura material para su prestación no implica que el vigente sistema de responsabilidad patrimonial objetiva de las Administraciones Públicas convierta a éstas en aseguradoras universales de todos los riesgos con el fin de prevenir cualquier eventualidad desfavorable o dañosa para los administrados que pueda producirse con independencia del actuar administrativo, porque de lo contrario, como pretende el recurrente, se transformaría aquél en un sistema providencialista no contemplado en nuestro ordenamiento jurídico» -en idéntico sentido las Sentencias de 30 de septiembre de 2003, recurso 732/1999, y 13 de septiembre de 2002, recurso 3192/2001-. Alega el perjudicado que la instalación deportiva en la que sufrió el accidente no cuenta con los medios suficientes para garantizar su buen funcionamiento y la prestación correcta del servicio público deportivo porque no se respetan las recomendaciones del Consejo Superior de Deportes en cuanto a que el espacio libre tras las líneas de meta sea de 2,5 metros de anchura, mientras que en este caso es de 2,04 metros, porque la valla está hecha de un material rígido que no absorbe los impactos 10 producidos contra ella y porque la separación entre los barrotes del mismo no impide que una extremidad quede atrapada entre ellos. Al respecto hay que señalar que las Normas sobre Instalaciones Deportivas y para el Esparcimiento (Normas N.I.D.E.) elaboradas por el Consejo Superior de Deportes –cuyo ámbito de aplicación se circunscribe a los proyectos que se realicen total o parcialmente con fondos del Consejo Superior de Deportes y en instalaciones deportivas en las que se vayan a celebrar competiciones oficiales regidas por la Federación Deportiva nacional correspondiente, circunstancias que no parecen concurrir en el presente caso- establece para los campos de fútbol-7 que “alrededor del campo de juego habrá un espacio libre de obstáculos de 1,5 m de anchura como mínimo, al exterior de las líneas de banda y al exterior de las líneas de meta, con el mismo tipo de suelo que el terreno de juego. Es recomendable que el espacio libre tras las líneas de meta sea de 2,5 m de anchura”. No regulan las citadas normas el material que ha de tener el cerramiento perimetral del campo. De la transcrita norma y del plano del campo de fútbol que se incorpora a las Normas N.I.D.E. se deduce que, a efectos de seguridad, la distancia mínima entre las líneas que delimitan el campo de juego y la línea perimetral libre de obstáculos debe ser como mínimo de 150 centímetros, siendo “recomendable” que en las líneas de meta sea de 250. Estos 250 centímetros no dejan de ser, en consecuencia, una mera recomendación –como así reconoce el perjudicado en su escrito de reclamación-, y como tal no de obligado cumplimiento, ni siquiera en los campos de fútbol en los que son de aplicación las Normas N.I.D.E. Así pues, dando por válida la medición de 204 centímetros que según el reclamante separa la valla de la línea de meta se habría respetado la distancia mínima de 150 centímetros que las referidas Normas disponen. 11 Por otra parte, si como sostiene el reclamante “la velocidad media de un jugador de fútbol en esta tesitura [disputando un balón] es de unos 20 kilómetros por hora, o lo que es lo mismo, de 5,5 metros por segundo”, el cumplimiento de la recomendación de una distancia de 250 centímetros no hubiera evitado el daño que sufrió, pues como él mismo reconoce “una vez sobrepasada la línea de fondo sería preciso decelerar casi instantáneamente para no chocar contra ella, lo cual es imposible”. Esta consideración nos obliga a afirmar que la práctica deportiva conlleva unos riesgos que son libre y voluntariamente asumidos por quien practica el deporte en cuestión. En este caso, la valla se hallaba correctamente instalada y no consta que presente defectos de mantenimiento o conservación que incrementaran el riesgo de la práctica deportiva. La valla perimetral que cerca el campo era perfectamente conocida por el perjudicado, pues como él mismo reconoce, alquilaban habitualmente las instalaciones para realizar los entrenamientos del equipo, siendo el desgraciado accidente consecuencia de un lance del juego (según las alegaciones del reclamante el choque se produjo por la inercia que el jugador llevaba al ir a realizar un “pase de la muerte”), no habiéndose podido evitar aun cuando la valla hubiera estado a 250 centímetros de la línea de meta. Además, no puede exigirse, sobre la base de criterios de razonabilidad, que todas las vallas de cerramiento de las instalaciones deportivas de titularidad municipal situadas al aire libre estén recubiertas de un material blando para absorber los posibles impactos contra ella. A mayor abundamiento, en el propio terreno de juego existen elementos rígidos, como el marco de las porterías, que según las propias Normas N.I.D.E. puede ser de acero, por lo que un impacto contra él puede provocar daños de consideración, lo que supone, que los practicantes del deporte asumen 12 voluntariamente los riesgos de un choque fortuito fruto de los lances del juego. En apoyo de lo hasta aquí sostenido pueden traerse a colación diversas Sentencias que resuelven casos similares. Así la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid 686/2005, de 25 de mayo, ante el supuesto de un jugador de fútbol sala que durante un partido en un lance del juego fue a chocar contra la pared y el poste de luz existente a menos de un metro de la línea de banda, sostiene que “dichos elementos son estructurales, conocidos por los participantes en el juego, que si entendían que eran peligrosos podían haber evitado tomar parte en el mismo. […] La instalación no está concebida para competiciones profesionales, sino para la práctica del deporte por los ciudadanos, por tanto debe adaptarse a los espacios disponibles en el tejido urbano de una ciudad ya construida”, añadiendo que “como el muro es un elemento estructural que no se encuentra en un estado defectuoso de conservación, no resulta imputable el resultado a la actividad o inactividad del Ayuntamiento de Madrid, pues el daño deriva del riesgo asumido por el recurrente al practicar un deporte de contacto que por lo tanto es peligroso”. En el mismo sentido el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, en su Sentencia de 28 de abril de 2006 (recurso 1637/2002), en el caso de un jugador de fútbol que se golpeó con una farola sin protección situada a 1,60 metros del campo mantuvo que “la estructura y lugar de la farola no sólo no incumplía ninguna norma al caso, sino que excedía de la distancia que se recomienda como área de seguridad para las competiciones internacionales en el reglamento de fútbol sala (informe de la Federación Andaluza de Fútbol Sala). Por otra parte, la farola era perfectamente visible y conocida por todos los que jugaban. El recurrente y sus compañeros, cuando deciden iniciar el partido asumen los riesgos propios de ese deporte. El golpe contra la farola situada a más de 1,60 metros del 13 campo, necesariamente fue consecuencia de un lance del juego, fútbol sala, en el que son, no ya frecuentes, sino habituales los golpes, caídas y lesiones. En otro caso, si se considera que el golpe y sus consecuencias en estas circunstancias, son atribuibles a la mala construcción del campo, se llegaría a la exigencia de un estándar de eficacia en la construcción y mantenimiento de instalaciones deportivas que excedería de los que comúnmente se reputan obligatorios en la actualidad”. En mérito a lo anteriormente expuesto, cabe concluir que no concurren los elementos necesarios para que surja la responsabilidad patrimonial de la Administración, por lo que no procede declararla. SEXTA.- La competencia para resolver el procedimiento de responsabilidad patrimonial corresponde, según los casos, al AlcaldePresidente del Municipio, de acuerdo con lo previsto en el artículo 142.2 de la Ley 30/1992, en relación con el 21.1.f) o 21.1.s) de la Ley 7/1985, de 2 de abril, de Bases del Régimen Local, o al Pleno al amparo del artículo 23.1.e) del Real Decreto Legislativo 781/1986, de 18 de abril, por el que se aprueba el Texto Refundido de las Disposiciones Legales en Materia de Régimen Local, sin perjuicio de la posibilidad de delegación de la competencia de conformidad con lo estipulado en el artículo 21.3 de la Ley 7/1985 y 23.2 del Real Decreto Legislativo 781/1986, respectivamente; cuyo acto pondrá fin a la vía administrativa por mor de lo dispuesto en artículo 142.6 de la LRJ-PAC y 52.2.a) de la Ley 7/1985, en relación con el 53 de la Ley 22/2006, de 4 de julio, de Capitalidad y Régimen Especial de Madrid, y contra él cabrá recurso contenciosoadministrativo ante los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo, ex artículo 8.1 de la Ley 29/1998, de 13 de julio, de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa. Por todo lo expuesto el Consejo Consultivo formula la siguiente 14 CONCLUSIÓN Procede desestimar la reclamación de responsabilidad patrimonial de la Administración. A la vista de todo lo expuesto, el Órgano consultante resolverá según su recto saber y entender, dando cuenta de lo actuado, en el plazo de quince días, a este Consejo de conformidad con lo establecido en el artículo 3.7 del Decreto 26/2008, de 10 de abril, por el que se aprueba el Reglamento Orgánico del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid. Madrid, 15 de abril de 2009 15