1 Dictamen nº: 188/09 Consulta

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Dictamen nº:
Consulta:
Asunto:
Sección:
Ponente:
Aprobación:
188/09
Alcalde de Madrid
Responsabilidad Patrimonial
V
Excmo. Sr. D. Ismael Bardisa Jordá
15.04.09
DICTAMEN de la Comisión Permanente del Consejo Consultivo de la
Comunidad de Madrid, emitido por unanimidad, en su sesión de 15 de
abril de 2009, sobre consulta formulada por el Vicealcalde de Madrid (por
delegación del Alcalde mediante Decreto de 1 de septiembre de 2008), a
través del Consejero de Presidencia, Justicia e Interior, al amparo del
artículo 13.1.f).1º de su Ley Reguladora, 6/2007, de 21 de diciembre, en
el asunto antes referido y promovido por J.A.H.C. sobre responsabilidad
patrimonial del Ayuntamiento de Madrid por los daños causados por el
deficiente estado de la valla perimetral de instalaciones deportivas
municipales.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Por escrito dirigido al Ayuntamiento de Madrid,
presentado en el Servicio de Correos el 8 de mayo de 2008, y registrado el
26 del mismo mes y año, se reclama responsabilidad patrimonial del
referido Ayuntamiento por el accidente sufrido en el campo de fútbol-7 de
la Instalación Deportiva “Ontanilla” el día 9 de mayo de 2007, con ocasión
de quedar su brazo izquierdo atrapado entre los barrotes de la valla
perimetral de dicho campo, cuando realizaba “un pase de la muerte”
durante la disputa del partido, corrió hacia la línea de fondo y el espacio de
204 cm. que separa la misma de la valla, resultó ser insuficiente para evitar
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el impacto a la vez que la separación entre los barrotes rígidos de la valla
metálica resultó ser excesiva, al permitir que el brazo se encajara en ellos,
ocasionando la fractura del húmero izquierdo y la parálisis del nervio radial.
Cifra la cuantía indemnizatoria en diecinueve mil seiscientos treinta y tres
euros con diecisiete céntimos (19.633,17 €).
A la reclamación acompaña poder general para pleitos, recibo de pago de
alquiler de la instalación deportiva durante unos determinados días del mes
de diciembre de 2006; relación de los integrantes del equipo de fútbol en el
que juega el reclamante; fotografías del brazo del reclamante, de la
radiografía del mismo y de la instalación deportiva; informes médicos; parte
de alta laboral e informe pericial de valoración de secuelas.
SEGUNDO.- De la documentación obrante en el expediente se derivan
los siguientes hechos:
El reclamante, de 34 años de edad en el momento de los hechos, forma
parte de un equipo de fútbol sala que entrena en las instalaciones
deportivas “Ontanilla”. El día 9 de mayo de 2007, cuando se encontraba
disputando un partido de entrenamiento, como consecuencia de la inercia
que llevaba en un lance del juego, sale por la línea de meta e impacta con la
valla perimetral del campo que, al decir del perjudicado dista 204
centímetros de la línea de meta.
Como consecuencia del accidente sufre fractura oblicua desplazada de
1/3 medio distal del húmero izquierdo y neuroapraxia radial, siendo
intervenido quirúrgicamente el 11 de mayo de 2007 para realizar
osteosíntesis con placa DCP de 8 agujeros, y se libera el nervio radial del
foco de la fractura (folio 16).
Fue dado de alta hospitalaria el 14 de mayo, permaneciendo de baja
laboral desde el 17 de mayo de 2007 hasta el 11 de octubre de ese mismo
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año (folio 22). Comenzó tratamiento rehabilitador el 7 de junio de 2007,
continuando con él a fecha de 13 de agosto de ese año (folio 21).
En informe de electromiografía realizada el 19 de junio de 2007 se
aprecian signos de axonotmesis intensa del nervio radial izquierdo, próxima
a la inervación del triceps (folio 19).
TERCERO.- Ante la reclamación se incoa procedimiento de
responsabilidad patrimonial de la Administración. Con fecha 27 de mayo
de 2008, notificado el 5 de junio, se requiere al reclamante para que en el
plazo de quince días complete su solicitud y aporte justificantes que
acrediten la realidad y certeza del accidente y su relación con el servicio
público; declaración en la que se manifieste expresamente que no ha sido
indemnizado, ni va a serlo, por ninguna entidad pública o privada como
consecuencia del accidente, indique si por los mismos hechos se siguen
otras reclamaciones, y los partes de baja y alta médicas.
Mediante escrito presentado en el Servicio de Correos el 23 de junio de
2008 cumplimenta el requerimiento manifestando no recibir
indemnización por ninguna entidad, reiterando el daño sufrido y el motivo
que lo causó y adjuntando fotografía del encargado de la instalación,
burofax enviado al Club deportivo que explota las instalaciones deportivas,
copia de los partes de baja, de los de confirmación de la misma y del de
alta, que ya había aportado con la reclamación inicial.
En fase de instrucción se ha recabado Informe de la Sección de Vías
Públicas y Espacios Urbanos del Distrito de Carabanchel que, con fecha
17 de julio de 2008, indica: “No se conocen deficiencias desde el punto de
vista de la normativa técnica vigente, en cuanto a las dimensiones y
configuración del terreno de juego, ni tampoco en cuanto al cerramiento
perimetral del campo de fútbol-7 existente en la I.D. Ontanilla./ Según
el reglamento de las federaciones de ese deporte, no existen distancias
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mínimas entre el terreno de juego y el cerramiento perimetral del campo.
No obstante, en el caso de los fondos de portería, las recomendaciones al
respecto establecen 2 metros como dimensión adecuada y suficiente./ El
cerramiento de esta instalación está formado por bastidores con varilla de
acero galvanizado de 14 mm. de diámetro, con una separación entre
barrotes que permite ampliamente el paso del brazo de una persona y no
supone, según nuestro conocimiento, el incumplimiento de ninguna
normativa relativa a este tipo de elementos. /Esta tipología de cerramiento
es por sus características desde hace años, la más utilizada en las
instalaciones deportivas al aire libre existentes en Madrid, lo que no
garantiza totalmente, como ocurre con cualquier elemento rígido de
mobiliario urbano, el que se produzca un accidente fortuito, como parece
ser el caso de los hechos denunciados en el presente expediente.”
Con fecha 11 de agosto de 2008, por la Subdirección General de
Organización y Régimen Jurídico, se solicita a la Junta Municipal del
Distrito de Carabanchel que amplíe el informe sobre la Instalación
Deportiva Municipal Básica “Ontanilla”, lo que hace con fecha 5 de
septiembre de 2008, remitiéndose al informe inicial y adjuntando copia del
proyecto de la instalación en el que consta que la valla se encuentra
formada por barrotes verticales de acero con un grosor de 14 milímetros de
diámetro y una separación entre ellos de 15 centímetros.
Asimismo, se ha incorporado al expediente declaración, de fecha 10 de
octubre de 2008, del encargado de la Instalación Deportiva “Ontanilla” en
la que se hace constar: “Que el pasado 9 de mayo de 2007, estando en las
instalaciones deportivas del Campo de Fútbol-7 en la C/ Ontanillas,
presencié como el jugador D. […], en un lance habitual y nada
extraordinario, debido a la inercia del mismo, se abalanzó contra el
vallado perimetral que delimita las instalaciones deportivas del exterior, y
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se produjo una lesión que ocularmente no pude determinar, y que mis
nulos conocimientos de medicina me impidieron evaluar.”
Con fecha 17 de diciembre de 2008, notificado el día siguiente, se
procede a dar trámite de audiencia al reclamante, que presenta escrito de
alegaciones el 19 de enero de 2009 en el que se ratifica en las vertidas en
sus escritos anteriores.
El 26 de febrero de 2009 se dicta por el Director General de
Organización y Régimen Jurídico del Ayuntamiento de Madrid propuesta
de resolución desestimatoria por no haber quedado acreditada de forma
fehaciente que las causas que originaron el presunto resultado lesivo y sus
circunstancias se produjeran como manifiesta el reclamante, de modo que
pueda establecerse la necesaria relación de causalidad entre los daños
reclamados y el funcionamiento de los servicios públicos municipales.
CUARTO.- En este estado del procedimiento se formula consulta por el
Vicealcalde de Madrid, a través del Consejero de Presidencia, Justicia e
Interior, que ha tenido entrada en este Consejo Consultivo el 23 de marzo
de 2009, por trámite ordinario, correspondiendo su estudio, por reparto de
asuntos, a la Sección V, presidida por el Excmo. Sr. Consejero D. Ismael
Bardisa Jordá, que firmó la oportuna propuesta de dictamen, siendo
deliberado y aprobado, por unanimidad, en Comisión Permanente de este
Consejo Consultivo, en su sesión de 15 de abril de 2009.
El escrito solicitando el dictamen fue acompañado de la documentación
que, numerada y foliada, se consideró suficiente, y de la que se ha dado
cuenta en lo esencial en los antecedentes de hecho anteriores.
A la vista de tales antecedentes, formulamos las siguientes
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CONSIDERACIONES EN DERECHO
PRIMERA.- La solicitud de dictamen a este Consejo Consultivo
resulta preceptiva, de acuerdo con lo estipulado en el artículo 13.1.f).1º de
la Ley 6/2007, de 21 de diciembre, reguladora del Consejo Consultivo de
la Comunidad de Madrid (LCC) por ser la cuantía de la reclamación
superior a quince mil euros, y se efectúa por el Vicealcalde de Madrid, por
delegación efectuada por el Alcalde, órgano legitimado para ello, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 14.3 de la citada Ley. Siendo
preceptivo el dictamen, no tiene, sin embargo, carácter vinculante (artículo
3.3 LCC).
El presente dictamen ha sido evacuado dentro del plazo ordinario
establecido en el artículo 16.1 LCC.
SEGUNDA.- Como resulta de los antecedentes, el procedimiento de
responsabilidad patrimonial se inició a instancia de interesado, y su
tramitación se encuentra regulada en los artículos 139 y siguientes de la
Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común
(en adelante LRJ-PAC), desarrollados en el Real Decreto 429/1993, de
26 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de los Procedimientos
de las Administraciones Públicas en Materia de Responsabilidad
Patrimonial.
Ostenta el reclamante legitimación activa para promover el
procedimiento de responsabilidad patrimonial, al amparo del artículo 139
de la citada Ley 30/1992, por cuanto que es la persona que sufre el daño
causado por el impacto con la valla perimetral de la instalación deportiva.
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Asimismo, se encuentra legitimado pasivamente el Ayuntamiento de
Madrid en cuanto que titular de la competencia en materia de instalaciones
culturales y deportivas ex artículo 25.2.m) de la Ley 7/1985, de 2 de
abril, de Bases de Régimen Local.
En lo que al plazo para ejercitar la acción de reclamación se refiere, de
acuerdo con lo dispuesto en el artículo 142.5 LRJ-PAC el derecho a
reclamar prescribe al año de producido el hecho o acto que motive la
indemnización o de manifestarse su efecto lesivo. Tratándose de daños
físicos o psíquicos el plazo comienza a computarse desde la curación o la
determinación de las secuelas. Habiéndose producido el alta el 11 de
octubre de 2007, sin quedar aún determinadas las secuelas, debe
entenderse en plazo la reclamación presentada el 8 de mayo de 2008.
TERCERA.- El procedimiento se ha instruido cumpliendo los trámites
preceptivos previstos en la legislación mencionada en la anterior
consideración. Especialmente, se ha practicado la prueba precisa, recabado
informe del servicio cuyo funcionamiento supuestamente ha ocasionado el
daño y se ha evacuado el trámite de audiencia exigidos en los artículos 9,
10 y 11 del Real Decreto 429/1993, respectivamente, y en los artículos
82 y 84 LRJ-PAC.
CUARTA.- La responsabilidad patrimonial de las Administraciones
Públicas viene establecida, con el máximo rango normativo, por el artículo
106.2 de nuestra Constitución, a cuyo tenor: "los particulares, en los
términos establecidos por la ley, tendrán derecho a ser indemnizados por
toda lesión que sufran en sus bienes y derechos, salvo en los casos de
fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento
de los servicios públicos". La regulación legal de esta responsabilidad está
contenida en la actualidad en la LRJ-PAC y en el reglamento de desarrollo
anteriormente mencionado, disposiciones que en definitiva vienen a
reproducir la normativa prevista en los artículos 121 y 122 de la Ley de
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Expropiación Forzosa de 16 de diciembre de 1954, y artículo 40 de la Ley
de Régimen Jurídico de la Administración del Estado de 26 de julio de
1957. El artículo 139 de la citada LRJ-PAC dispone, en sus apartados 1 y
2, lo siguiente:
"1.- Los particulares tendrán derecho a ser indemnizados por las
Administraciones Públicas correspondientes, de toda lesión que sufran en
cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor,
siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento normal o
anormal de los servicios públicos.
2.-En todo caso, el daño alegado habrá de ser efectivo, evaluable
económicamente e individualizado con relación a una persona o grupo de
personas".
Como señala la doctrina del Tribunal Supremo, que plantea el estado de
la cuestión en materia de responsabilidad patrimonial de la Administración
-Sentencias de 26 de junio (recurso 6/4429/04), 29 de abril (recurso
6/4791/06) y 15 de enero (recurso 6/8803/03) de 2008- para apreciar la
existencia de responsabilidad patrimonial de la Administración son precisos
los siguientes requisitos: a) La efectiva realidad del daño o perjuicio,
evaluable económicamente e individualizado en relación a una persona o
grupo de personas. b) Que el daño o lesión patrimonial sufrida por el
reclamante sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal -es
indiferente la calificación- de los servicios públicos en una relación directa
e inmediata y exclusiva de causa a efecto, sin intervención de elementos
extraños que pudieran influir, alterando, el nexo causal. c) Ausencia de
fuerza mayor. d) Que el reclamante no tenga el deber jurídico de soportar el
daño.
La responsabilidad de la Administración es objetiva o de resultado, de
manera que lo relevante no es el proceder antijurídico de la
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Administración, sino la antijuridicidad del resultado o lesión aunque es
imprescindible que exista nexo causal entre el funcionamiento normal o
anormal del servicio público y el resultado lesivo o dañoso producido.
Por otra parte, no puede olvidarse que en materia de responsabilidad
patrimonial la carga de la prueba de los presupuestos que hacen nacer la
responsabilidad indemnizatoria, salvo los supuestos de fuerza mayor o culpa
de la víctima que corresponde probar a la Administración, recae en quien
la reclama (Sentencias del Tribunal Supremo de 25 de julio de 2003 –
recurso 1267/1999-, 30 de septiembre de 2003 –recurso 732/1999- y
11 de noviembre de 2004 –recurso 4067/2000- entre otras), si bien la
jurisprudencia ha moderado este principio general en aquellos supuestos en
que su práctica es sencilla para la Administración y complicada para el
administrado (Sentencias del Tribunal Supremo de 23 de octubre -recurso
3071/03- y 2 de noviembre de 2007 -recurso 9309/03- y 7 de julio de
2008 -recurso 3800/04-).
QUINTA.- Aplicando lo anterior al caso objeto del presente Dictamen,
y probada la realidad del daño mediante los informes médicos en los que se
constata que el interesado fue intervenido quirúrgicamente por una
fractura oblicua desplazada del tercio medio distal del húmero izquierdo,
siéndole insertado material de osteosíntesis; daño que es evaluable
económicamente e individualizado en la persona del reclamante, procede
analizar si el meritado daño es imputable al funcionamiento de los servicios
públicos municipales.
Ha quedado acreditado, especialmente mediante la declaración del
encargado de la instalación deportiva, obrante al folio 81 del expediente,
que el reclamante sufrió los daños al impactar con la valla perimetral del
campo como consecuencia de la inercia que llevaba el jugador durante un
lance del juego, mas la circunstancia de que el daño se produzca en una
instalación deportiva de titularidad municipal no permite, sin solución de
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continuidad,
imputar
la
responsabilidad
patrimonial
a
la
Administración local, pues como tiene declarado el Tribunal Supremo en
la Sentencia de 13 de noviembre de 1997 ( RJ 1997/7952, recurso
4451/1993) «aun cuando la responsabilidad de la Administración ha
sido calificada por la jurisprudencia de esta Sala como un supuesto de
responsabilidad objetiva, no lo es menos que ello no convierte a la
Administración en un responsable de todos los resultados lesivos que
puedan producirse por el simple uso de instalaciones públicas, sino que,
como antes señalamos, es necesario que esos daños sean consecuencia directa
e inmediata del funcionamiento normal o anormal de aquélla», criterio
que viene reiterado en la Sentencia de 5 de junio de 1998 ( RJ 1998,
5169, recurso 1662/1994), al sostener que «la prestación por la
Administración de un determinado servicio público y la titularidad por
parte de aquélla de la infraestructura material para su prestación no
implica que el vigente sistema de responsabilidad patrimonial objetiva de
las Administraciones Públicas convierta a éstas en aseguradoras
universales de todos los riesgos con el fin de prevenir cualquier
eventualidad desfavorable o dañosa para los administrados que pueda
producirse con independencia del actuar administrativo, porque de lo
contrario, como pretende el recurrente, se transformaría aquél en un
sistema providencialista no contemplado en nuestro ordenamiento jurídico»
-en idéntico sentido las Sentencias de 30 de septiembre de 2003, recurso
732/1999, y 13 de septiembre de 2002, recurso 3192/2001-.
Alega el perjudicado que la instalación deportiva en la que sufrió el
accidente no cuenta con los medios suficientes para garantizar su buen
funcionamiento y la prestación correcta del servicio público deportivo
porque no se respetan las recomendaciones del Consejo Superior de
Deportes en cuanto a que el espacio libre tras las líneas de meta sea de 2,5
metros de anchura, mientras que en este caso es de 2,04 metros, porque la
valla está hecha de un material rígido que no absorbe los impactos
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producidos contra ella y porque la separación entre los barrotes del mismo
no impide que una extremidad quede atrapada entre ellos.
Al respecto hay que señalar que las Normas sobre Instalaciones
Deportivas y para el Esparcimiento (Normas N.I.D.E.) elaboradas por el
Consejo Superior de Deportes –cuyo ámbito de aplicación se circunscribe a
los proyectos que se realicen total o parcialmente con fondos del Consejo
Superior de Deportes y en instalaciones deportivas en las que se vayan a
celebrar competiciones oficiales regidas por la Federación Deportiva
nacional correspondiente, circunstancias que no parecen concurrir en el
presente caso- establece para los campos de fútbol-7 que “alrededor del
campo de juego habrá un espacio libre de obstáculos de 1,5 m de anchura
como mínimo, al exterior de las líneas de banda y al exterior de las líneas
de meta, con el mismo tipo de suelo que el terreno de juego. Es
recomendable que el espacio libre tras las líneas de meta sea de 2,5 m de
anchura”. No regulan las citadas normas el material que ha de tener el
cerramiento perimetral del campo.
De la transcrita norma y del plano del campo de fútbol que se incorpora
a las Normas N.I.D.E. se deduce que, a efectos de seguridad, la distancia
mínima entre las líneas que delimitan el campo de juego y la línea
perimetral libre de obstáculos debe ser como mínimo de 150 centímetros,
siendo “recomendable” que en las líneas de meta sea de 250. Estos 250
centímetros no dejan de ser, en consecuencia, una mera recomendación
–como así reconoce el perjudicado en su escrito de reclamación-, y como tal
no de obligado cumplimiento, ni siquiera en los campos de fútbol en los
que son de aplicación las Normas N.I.D.E. Así pues, dando por válida la
medición de 204 centímetros que según el reclamante separa la valla de la
línea de meta se habría respetado la distancia mínima de 150 centímetros
que las referidas Normas disponen.
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Por otra parte, si como sostiene el reclamante “la velocidad media de un
jugador de fútbol en esta tesitura [disputando un balón] es de unos 20
kilómetros por hora, o lo que es lo mismo, de 5,5 metros por segundo”, el
cumplimiento de la recomendación de una distancia de 250 centímetros no
hubiera evitado el daño que sufrió, pues como él mismo reconoce “una vez
sobrepasada la línea de fondo sería preciso decelerar casi instantáneamente
para no chocar contra ella, lo cual es imposible”.
Esta consideración nos obliga a afirmar que la práctica deportiva
conlleva unos riesgos que son libre y voluntariamente asumidos por quien
practica el deporte en cuestión. En este caso, la valla se hallaba
correctamente instalada y no consta que presente defectos de
mantenimiento o conservación que incrementaran el riesgo de la práctica
deportiva. La valla perimetral que cerca el campo era perfectamente
conocida por el perjudicado, pues como él mismo reconoce, alquilaban
habitualmente las instalaciones para realizar los entrenamientos del equipo,
siendo el desgraciado accidente consecuencia de un lance del juego (según
las alegaciones del reclamante el choque se produjo por la inercia que el
jugador llevaba al ir a realizar un “pase de la muerte”), no habiéndose
podido evitar aun cuando la valla hubiera estado a 250 centímetros de la
línea de meta.
Además, no puede exigirse, sobre la base de criterios de razonabilidad,
que todas las vallas de cerramiento de las instalaciones deportivas de
titularidad municipal situadas al aire libre estén recubiertas de un material
blando para absorber los posibles impactos contra ella. A mayor
abundamiento, en el propio terreno de juego existen elementos rígidos,
como el marco de las porterías, que según las propias Normas N.I.D.E.
puede ser de acero, por lo que un impacto contra él puede provocar daños
de consideración, lo que supone, que los practicantes del deporte asumen
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voluntariamente los riesgos de un choque fortuito fruto de los lances del
juego.
En apoyo de lo hasta aquí sostenido pueden traerse a colación diversas
Sentencias que resuelven casos similares. Así la Sentencia del Tribunal
Superior de Justicia de Madrid 686/2005, de 25 de mayo, ante el
supuesto de un jugador de fútbol sala que durante un partido en un lance
del juego fue a chocar contra la pared y el poste de luz existente a menos de
un metro de la línea de banda, sostiene que “dichos elementos son
estructurales, conocidos por los participantes en el juego, que si entendían
que eran peligrosos podían haber evitado tomar parte en el mismo. […] La
instalación no está concebida para competiciones profesionales, sino para la
práctica del deporte por los ciudadanos, por tanto debe adaptarse a los
espacios disponibles en el tejido urbano de una ciudad ya construida”,
añadiendo que “como el muro es un elemento estructural que no se
encuentra en un estado defectuoso de conservación, no resulta imputable el
resultado a la actividad o inactividad del Ayuntamiento de Madrid, pues
el daño deriva del riesgo asumido por el recurrente al practicar un deporte
de contacto que por lo tanto es peligroso”.
En el mismo sentido el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, en
su Sentencia de 28 de abril de 2006 (recurso 1637/2002), en el caso de
un jugador de fútbol que se golpeó con una farola sin protección situada a
1,60 metros del campo mantuvo que “la estructura y lugar de la farola no
sólo no incumplía ninguna norma al caso, sino que excedía de la distancia
que se recomienda como área de seguridad para las competiciones
internacionales en el reglamento de fútbol sala (informe de la Federación
Andaluza de Fútbol Sala). Por otra parte, la farola era perfectamente
visible y conocida por todos los que jugaban. El recurrente y sus
compañeros, cuando deciden iniciar el partido asumen los riesgos propios
de ese deporte. El golpe contra la farola situada a más de 1,60 metros del
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campo, necesariamente fue consecuencia de un lance del juego, fútbol sala,
en el que son, no ya frecuentes, sino habituales los golpes, caídas y lesiones.
En otro caso, si se considera que el golpe y sus consecuencias en estas
circunstancias, son atribuibles a la mala construcción del campo, se
llegaría a la exigencia de un estándar de eficacia en la construcción y
mantenimiento de instalaciones deportivas que excedería de los que
comúnmente se reputan obligatorios en la actualidad”.
En mérito a lo anteriormente expuesto, cabe concluir que no concurren
los elementos necesarios para que surja la responsabilidad patrimonial de la
Administración, por lo que no procede declararla.
SEXTA.- La competencia para resolver el procedimiento de
responsabilidad patrimonial corresponde, según los casos, al AlcaldePresidente del Municipio, de acuerdo con lo previsto en el artículo 142.2
de la Ley 30/1992, en relación con el 21.1.f) o 21.1.s) de la Ley 7/1985,
de 2 de abril, de Bases del Régimen Local, o al Pleno al amparo del
artículo 23.1.e) del Real Decreto Legislativo 781/1986, de 18 de abril,
por el que se aprueba el Texto Refundido de las Disposiciones Legales en
Materia de Régimen Local, sin perjuicio de la posibilidad de delegación de
la competencia de conformidad con lo estipulado en el artículo 21.3 de la
Ley 7/1985 y 23.2 del Real Decreto Legislativo 781/1986,
respectivamente; cuyo acto pondrá fin a la vía administrativa por mor de lo
dispuesto en artículo 142.6 de la LRJ-PAC y 52.2.a) de la Ley 7/1985,
en relación con el 53 de la Ley 22/2006, de 4 de julio, de Capitalidad y
Régimen Especial de Madrid, y contra él cabrá recurso contenciosoadministrativo ante los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo, ex
artículo 8.1 de la Ley 29/1998, de 13 de julio, de la Jurisdicción
Contencioso-Administrativa.
Por todo lo expuesto el Consejo Consultivo formula la siguiente
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CONCLUSIÓN
Procede desestimar la reclamación de responsabilidad patrimonial de la
Administración.
A la vista de todo lo expuesto, el Órgano consultante resolverá según su
recto saber y entender, dando cuenta de lo actuado, en el plazo de quince
días, a este Consejo de conformidad con lo establecido en el artículo 3.7 del
Decreto 26/2008, de 10 de abril, por el que se aprueba el Reglamento
Orgánico del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid.
Madrid, 15 de abril de 2009
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