Intervención del señor Canciller Rodolfo Nin Novoa en Sesión de apertura de la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos de las personas LGBTI, “No Violencia, No Discriminación e Inclusión Social” Montevideo, 13 de julio de 2016 Honorable Señor Ministro de Relaciones Exteriores del Reino de los Países Bajos, Albert (Bert) Koenders, Honorables Ministros, Viceministros y Altas Autoridades presentes en esta ceremonia inaugural, Excelentísimos Embajadores y representantes diplomáticos, Señoras y señores parlamentarios, Representantes y expertos de Organismos Internacionales, así como representantes de Fundaciones, instituciones académicas, sector privado y de la sociedad civil, Señoras y señores, Sean todos ustedes bienvenidos a nuestro país y a esta Conferencia Mundial sobre los derechos humanos de las personas LGBTI, bajo el lema “No Violencia, No Discriminación e Inclusión Social”, que coorganizamos junto al Reino de los Países Bajos y las ONG Ovejas Negras y COC Netherlands. Este no es un dato azaroso. En efecto, nos congratulamos de hacerlo conjuntamente, un país del Sur y uno del Norte, como forma de mostrar la significación que tienen las alianzas y los esfuerzos compartidos, en temas tan sensibles para nuestras sociedades. De igual modo, en mi rol de Canciller de la República Oriental del Uruguay, me enorgullece inaugurar esta cuarta Conferencia Mundial en Montevideo, ya que es la primera realizada en la región de América Latina y el Caribe. Hoy estamos aquí reunidos a efectos de ratificar cambios culturales muy caros para nuestros países, recordando la universalidad de los derechos humanos y las libertades fundamentales, los cuales son inherentes a toda persona sin excepción. Al mismo tiempo, destacamos la labor esencial de la sociedad civil, cuyo espacio de participación hay que preservar y reforzar en el ámbito nacional e internacional, para contribuir a ese monitoreo permanente que nos guíe a un desarrollo verdaderamente sostenible. En este sentido, considero de principal importancia resaltar que el logro de este cometido supone el goce pleno de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas, sin discriminación, incluyendo aquella en razón de su orientación sexual y/o identidad de género, o aún por sus características sexuales. Nos entristecen particularmente y condenamos los crímenes de odio, como el recientemente acaecido en la ciudad de Orlando, Estados Unidos, que son una expresión de las distintas formas de violencia, discriminación y marginación, que tantas personas LGBTI sufren en el mundo y que tantas veces pueden pasar desapercibidas en todas nuestras sociedades. Es preciso, por tanto, visibilizar las realidades, desafíos y necesidades específicas de la población LGBTI, con la diversidad propia de cada grupo, buscando estrategias de superación de obstáculos que tengan como norte la plena realización personal de cada individuo. Tenemos ante nosotros algunas oportunidades en lo internacional, como ser, la Agenda 2030 de Naciones Unidas para el Desarrollo, aprobada por la Asamblea General de NNUU en setiembre de 2015, con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas universales e indicadores de medición de su implementación. Estos pilares fueron pensados desde una perspectiva de derechos, para atender prioritariamente a grupos o personas en situación de vulnerabilidad o desigualdad, para que nadie quede rezagado, fuera de ese desarrollo. Objetivos estos que deben inspirarnos para identificar medidas concretas prioritarias, realizables y costo-efectivas, y también otras más ambiciosas. Celebramos por otra parte el hecho que, en junio, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas haya aprobado el mandato de un Experto Independiente en materia de protección contra la violencia y la discriminación basada en la orientación sexual y/o identidad de género. A estos efectos, Uruguay, junto a otros 6 países latinoamericanos, Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile y México, y con el apoyo de muchos otros países del mundo hoy presentes, lideraron el esfuerzo diplomático en Ginebra y diversas capitales, de concientización respecto a la necesidad de este procedimiento especial que aportará una visión integral, tanto temática como para monitorear situaciones concretas de violaciones a los derechos humanos de las personas LGBTI. Esta Resolución consolida iniciativas previas, como la de setiembre de 2014 con una actualización del informe del Alto Comisionado, relevando diversas violaciones e incumplimientos, o la Resolución inicial de 2011 promovida por Sudáfrica, que puso formalmente en la agenda multilateral la temática de derechos humanos y la orientación sexual y/o identidad de género, convocando a un panel de discusión. Recordemos que las particularidades nacionales y regionales, así como los diversos contextos históricos, culturales o religiosos deben tenerse presentes, pero no pueden invocarse para escudar violaciones a ciertas garantías y libertades fundamentales, o para denegar dichos derechos y libertades. No se trata de imponer valores culturales, sino de concientizar sobre las obligaciones que los Estados tienen a la hora de promover y proteger los derechos humanos en toda su diversidad (civiles, políticos, económicos, sociales, culturales, y el derecho al desarrollo), al tiempo que asegurar libertades fundamentales para todos. Por otra parte, cabe recordar que existe una amplia coincidencia a nivel de la comunidad internacional respecto a la necesidad de condenar y combatir toda forma de violencia y discriminación, cualquiera sea su motivo. Aprovechemos esta oportunidad entonces para mostrar caminos por los cuales es posible avanzar en este sentido, de forma gradual, y con la convicción de estar haciendo lo mejor para todos los individuos y la sociedad en su conjunto. Son procesos que pudiéramos asimilar a tantas otras luchas por la igualdad que se han dado y se dan aún en el mundo, como la de derechos civiles y políticos para minorías excluidas por motivos raciales, como la de los derechos de las mujeres y la equidad de género, o contra la esclavitud -aún en sus formas contemporáneas-. Estos procesos requieren de líderes, no solo políticos (como los gobernantes o parlamentarios), sino también comunitarios; destacando que todos los actores pueden contribuir de alguna forma, menor o mayor. Por ello hoy, junto al Ministro Koenders, invitaremos a los gobiernos a unirse a la Coalición por la igualdad de derechos de las personas LGBTI, para dar continuidad a los esfuerzos de esta Conferencia y otras previas. Hemos reservado a continuación un espacio para que las altas autoridades presentes, que así lo entiendan, puedan sumarse, subiendo al podio para la firma de los principios fundacionales. Podrán, de igual modo, a lo largo de la Conferencia, sumarse las demás delegaciones gubernamentales interesadas y expresar su apoyo Organizaciones Internacionales que deseen secundar esta iniciativa. Sin más, y deseándoles todo el éxito que el tema merece, le cedo el uso de la palabra al señor Ministro de Relaciones Exteriores del Reino de los Países Bajos. Muchas gracias. -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-