1985, documento cambiario, silencio del deudor, presunción de

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JURISPRUDENCIA PROVINCIAL
DOCTRINA PLENARIA
A los efectos de tener por acreditar la presentación para el pago de un documento
cambiario, resulta suficiente el silencio del deudor frente a la afirmación que realiza el
acreedor en su Demanda Ejecutiva de haber cumplido con tal presentación.
CAUSA: “MARTINEZ EFREN vs. GOMEZ, CARLOS ALBERTO – EJECUTIVO –
RECURSO DE INAPLICABILIDAD DE LA LEY PLANTEADO POR LA ACTORA”
Expte. N° A-57.804 del Juzg. De 1ª Inst. en lo Civil y Com., 9ª Nom.; N° 1063/85 de la
Sala Primera y N° 14/85 de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial.
LA CÁMARA DE APELACIONES EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE LA
PROVINCIA DE SALTA:
I.- RESUELVE que a los efectos de tener por acreditada la presentación para el
pago de un documento cambiario resulta suficiente el silencio del deudor frente a la
afirmación que realiza el acreedor en su demanda ejecutiva de haber cumplido con tal
presentación.
II.- En consecuencia, deja sin efecto el fallo que motivó el recurso, dictado a fs.
46/48 y vuelta por la Sala Primera, mandando pasar las actuaciones a la Sala que
resulte sorteada para que pronuncie nueva sentencia, de acuerdo a la doctrina
plenaria establecida.
III.- CÓPIESE, regístrese, notifíquese y estese a lo dispuesto en el punto
precedente.
NOTA AL FALLO:
Si al promover la acción ejecutiva el portador sostiene que presentó el documento y
el deudor no controvierte la afirmación, el hecho queda probado. Para restarle eficacia a la
“ficta confesio” no convence el argumento de que el ejecutado ignora el texto de la
demanda, porque de la misma no se corre traslado como en los procesos de conocimiento;
el juicio ejecutivo tiene una etapa contradictoria que permite al deudor acceder a la
información de los hechos en los cuales se funda la ejecución, y de ejercer en plenitud el
derecho de defensa oponiendo excepciones o impugnando la planilla si fuere el caso, dicha
solución tiene perfecta cabida en la presunción genérica del art. 356, inc. 1°, C.P.C.C.
A los efectos de tener por acreditada la presentación para el pago de un documento
cambiario, resulta suficiente el silencio del deudor frente a la afirmación que realiza el
acreedor en su demanda ejecutiva de haber cumplido con tal presentación (Del voto de la
mayoría).
A los efectos de tener por acreditada la presentación para el pago de un documento
cambiario “no resulta suficiente el silencio del deudor frente a la afirmación que realiza el
acreedor en su demanda ejecutiva de haber cumplido con tal presentación” (Del voto de la
minoría).
FALLO COMPLETO
En la ciudad de Salta, a los veintinueve días del mes de octubre de mil novecientos ochenta
y seis, en la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de la ciudad de Salta, integrada
por los Vocales titulares, Dres. Oscar G. Koehle, Eduardo E. González, Liliana T. Loutayf
de Genovese, Milton Morey, Luis R. Casermeiro, Alfredo R. Amerisse, Roberto G. Loutayf
Ranea, Luis A. Boschero, Alberto López, Guillermo A. Gómez Augier y como vocal “ad
hoc” el señor Juez de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de Sexta Nominación, Dr.
Guillermo A. Posadas –por no haberse obtenido mayoría con los Vocales titulares -, bajo la
Presidencia del Dr. Alfredo R. Amerisse, formando tribunal en Pleno en autos:
“MARTINEZ EFREN vs. GOMEZ, CARLOS ALBERTO – EJECUTIVO – RECURSO
DE INAPLICABILIDAD DE LA LEY PLANTEADO POR LA ACTORA” Expte. N° A57.804 del Juzg. De 1ª Inst. en lo Civil y Com., 9ª Nom.; N° 1063/85 de la Sala Primera y
N° 14/85 de ésta Cámara, con el objeto de decidir: “Si a los efectos de tener por acreditada
la presentación para el pago de un documento cambiario, resulta suficiente el silencio del
deudor frente a la afirmación que realiza el acreedor en su demanda ejecutiva de haber
cumplido con tal presentación”.
I.- Los Dres. LÓPEZ, LOUTAYF DE GENOVESE, GONZÁLEZ, KOEHLE y
LOUTAYF RANEA, dijeron:
El art. 919 del Código Civil establece que “el silencio opuesto a actos, o a una
interrogación, no es considerado como una manifestación de voluntad, conforme al acto o
la interrogación, sino en los casos en los que haya una obligación de expedirse por la ley o
por las relaciones de familia, o a causa de una relación entre el silencio actual y las
declaraciones precedentes”. Y el art. 920 expresa que “la expresión de voluntad puede
resultar igualmente de la presunción de la ley en los casos que expresamente lo disponga”.
Salvo el caso particular en que existieran algunas declaraciones precedentes del
ejecutado que pudieran determinar un criterio contrario, tratándose de juicio ejecutivo, la
situación del demandado no encuadra en ninguno de los supuestos en que las normas
transcriptas otorgan eficacia al silencio del ejecutado; no hay obligación legal de explicarse,
ni tampoco hay norma legal que haga presumir una manifestación de voluntad derivada del
silencio del demandado.
Debe destacarse que, tratándose de un juicio ejecutivo, no se corre traslado de la
demanda, sino que sólo se intima al ejecutado el pago del crédito reclamado (art. 541
C.P.C.C.), que importa la citación para oponer excepciones (art. 552); y, además, sólo se
deja al ejecutado copia del mandamiento (art. 541 inc. 1°) y de su diligencia (art. 552). Bajo
tales circunstancias, no puede atribuírsele ningún significado al silencio del ejecutado.
La solución propuesta guarda coherencia con la norma del art. 356, inc. 1° del
C.P.C.C., en cuanto establece que el silencio del demandado “podrá estimarse como
reconocimiento de la verdad de los hechos pertinentes y lícitos”; pero no exime al acreedor
de la carga de probarlos fehacientemente, mediante la prueba corroborativa (Conf.
PALACIO: “Derecho Procesal Civil”, Bs. As., Abeledo-Perrot, 1977, VI, pág. 170).
Si esto es así para el juicio ordinario, donde existe la carga procesal de expedirse,
con mayor razón en el ejecutivo, en que esa carga no existe, aunque el ejecutado pueda
acceder al conocimiento de lo expresado en la demanda ejecutiva.
En virtud de lo expuesto, damos nuestra opinión por la negativa, es decir, que “no
resulta suficiente el silencio del deudor frente a la afirmación que realiza el acreedor en su
demanda ejecutiva de haber cumplido con tal presentación”.
II.- El Dr. AMERISSE, dijo:
La doctrina del plenario votada por mayoría el 04-marzo-1985, estableciendo que en
la ejecución de un pagaré con la cláusula sin protesto y fecha de vencimiento convenida en
día determinado pagadero en el domicilio del deudor, el acreedor no tiene a su favor la
presunción de haberlo presentado al cobro en la fecha fijada (Fallos Plenarios, Año 1985,
fs. 39/45), supone una controversia expresamente planteada por el deudor que niega el
hecho de la presentación.
Por consiguiente, si al promover la acción ejecutiva el portador sostiene que
presentó el documento y el deudor no controvierte la afirmación, el hecho queda probado.
Para restarle eficacia a la “ficta confesio” no convence el argumento de que el ejecutado
ignora el texto de la demanda porque de la misma no se corre traslado como en los procesos
de conocimiento. Dentro del esquema previsto por la ley, el juicio ejecutivo tiene su etapa
contradictoria que permite al deudor acceder a la información de los hechos en los cuáles se
funda la ejecución, y de ejercer en plenitud el derecho de defensa oponiendo excepciones, o
impugnando la planilla si fuere el caso.
Tampoco son de aplicación los alcances del silencio legislado por el Código Civil
para las cuestiones de fondo (art. 919). En materia procesal sus efectos están previstos por
el art. 356, inciso primero del C.P.C.C., que permite reputar ese silencio como
reconocimiento de la verdad de los hechos pertinentes y lícitos.
Exigir además la prueba del hecho de la presentación vale tanto como consagrar
judicialmente la inoperancia de la norma que dispensa el protesto en los pagarés librados
con esa cláusula (art. 50, primera parte, Dec.-Ley 5965/63), pues para cubrirse de una
eventualidad semejante, el acreedor no tiene otro recurso que acudir al protesto para probar
fehacientemente la mora del deudor (art. 48, párr. 1º, D-L cit.). El empleo de “cualquier
otro medio” sustitutivo que menciona el plenario de referencia sería siempre más complejo
porque su eficacia probatoria dependería del reconocimiento de la parte, o de los trámites
procesales que en su caso debe arbitrarse para que sean judicialmente declarados
auténticos.
En la opinión de los señores vocales que ya opinaron por la negativa la cuestión
propuesta para este plenario, el silencio del deudor frente a la afirmación del acreedor nada
prueba. Ergo, para no fracasar en la contienda el portador tiene que abrir la ejecución
probando imperativamente que presentó el documento. Las consecuencias pueden llevar a
soluciones extremas, como ya ocurrió en la práctica, cuando fundándose en esa tesitura se
rechazó “in limine” la ejecución puntualizando que la deuda no era exigible por no constar
que el acreedor presentó el pagaré al cobro. El caso está registrado en la Sala Primera de
esta Cámara, año 1985, fs. 4/5.
Cuesta admitir que quien es portador de un pagaré con la cláusula sin protesto sea
obligado a demostrar “por cualquier medio” que ha llevado a cabo la presentación,
colocándolo así en igual situación a la que se encuentra el beneficiario de un documento
que no tiene esa cláusula. Más le valdría al acreedor no aceptar nunca un pagaré que
contenga la dispensa del protesto.
No debe olvidarse que el régimen cambiario pretende facilitar las cosas al portador
sin menoscabar los derechos del obligado, y que la misión del intérprete consiste en dar
adecuada armonización a las normas que rigen este tipo de documentos de crédito, teniendo
en cuenta las particularidades propias del tráfico mercantil.
La experiencia enseña que en la mayoría de los casos, si no en todos, las defensas
que plantea el deudor tienen el mero propósito de ganar tiempo. Dejemos entonces que sea
él quien asuma la defensa de sus derechos, y si no lo hace, respetemos su silencio que por
algo será. En consecuencia, voto por la afirmativa convencido como estoy que la solución
tiene perfecta cabida en la presunción genérica del art. 356 inc. 1º del C.P.C.C., en cuanto
autoriza a tener el silencio como prueba de la verdad del hecho de la presentación afirmada
por el acreedor al promover la demanda ejecutiva.
III.- Los Dres. MOREY, CASERMEIRO, GÓMEZ AUGIER y BOSCHERO,
adhieren al voto del Dr. AMERISSE.
IV.- El Dr. POSADAS, en su carácter de Vocal “ad hoc”, dijo:
Una afirmación expresa del ejecutante –y no cualquier afirmación, sino la
típicamente cartular de haber presentado el pagaré al cobro-, a la que sólo se ofrece el
silencio de quien ha sido citado para oponer excepciones, tiene consecuencia trascendental
en el desarrollo del pleito. La actitud de callar ante la aseveración de un hecho por el
contrario, sea que se lo tome como “acto de conocimiento” o como “expresión significante”
según los distintos criterios de la doctrina, está en contradicción con el deber de definirse y
de ser explícito, que es una de las formas de la jurisdicción que coloca al hombre bajo la
autoridad del Estado, creándole la carga de colaborar en el desarrollo del proceso, en tanto
éste funciona para servir al interés público de componer el conflicto y concluir la litis.
Bajo el principio rector de la eficacia del proceso, resulta difícil imaginar que
alguien que se considere molestado por una demanda apoyada en hechos falsos,
permanezca taciturno y sin defenderse. Por eso, si el ejecutado calla frente al dicho del
actor en el sentido de que le presentó el pagaré al cobro, tal presentación ha de considerarse
acreditada en plenitud, revistiéndose así el silencio de un valor probatorio innegable (Atilio
Carlos González: “Silencio y Rebeldía en el Proceso Civil”, ed. Astrea, pág. 44), incluso
como uno más de los medios justificatorios que la mayoría del plenario “Cornejo c/
Carrizo” (4/3/85) estimó para tener por cierta la presentación cambiaria, al decir que tal
prueba puede hacerse por “cualquier medio”.
Exigir otra prueba suplementaria de ese hecho cartular, es establecer un privilegio a
favor del silente, que no tiene excusa. El juez es sólo juez y no tutor o curador de los
litigantes.
Enseñaba Amílcar A. Mercader hace ya más de cuarenta años, que el silencio es
inexpresivo cuando aparece aislado, pero en la actividad jurisdiccional de la justicia, esa
inexpresividad es absolutamente imposible, porque el proceso constituye una unidad
sistematizada y correlacionada que se regula y organiza sobre la base del conocimiento
pleno de la actividad que antecede lo que, al excluir la idea de ignorancia como sinónimo
de información no recibida, permite establecer una relación constante y necesaria entre el
momento de ese silencio y los momentos procesales que le preceden y que están destinados
a recibirlo (“El Silencio en el Proceso”, en “Estudios de Derecho Procesal en Honor de
Hugo Alsina”, pág. 500).
En consecuencia, y adhiriéndome al criterio fundadamente desarrollado por el Dr.
Amerisse, doy mi voto por la afirmativa.
En virtud de la votación que antecede y conforme lo dispone el art. 292 del
C.P.C.C.,
LA CÁMARA DE APELACIONES EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE LA
PROVINCIA DE SALTA:
I.- RESUELVE que a los efectos de tener por acreditada la presentación para el
pago de un documento cambiario resulta suficiente el silencio del deudor frente a la
afirmación que realiza el acreedor en su demanda ejecutiva de haber cumplido con tal
presentación.
II.- En consecuencia, deja sin efecto el fallo que motivó el recurso, dictado a fs.
46/48 y vuelta por la Sala Primera, mandando pasar las actuaciones a la Sala que resulte
sorteada para que pronuncie nueva sentencia, de acuerdo a la doctrina plenaria establecida.
III.- CÓPIESE, regístrese, notifíquese y estese a lo dispuesto en el punto
precedente.
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