>> POLICY BRIEF ISSN: 1989-2667 Nº 87 - DICIEMBRE 2012 La reforma parlamentaria tras la primavera árabe Edward Burke >> Tras la disolución del parlamento egipcio por parte de la Corte Suprema del país en junio de 2012, las fuerzas de seguridad registraron la sede parlamentaria. Entre otros secretos “escandalosos”, se revelaron al público pruebas de que los parlamentarios, sobre todo del Partido de la Libertad y la Justicia afiliado a la Hermandad Musulmana, habían preparado un presupuesto alternativo al del Gobierno interino. En muchas democracias del mundo, esa función parlamentaria es una norma aceptada. En Oriente Medio y el norte de África es una gran excepción. Los parlamentos de la región han actuado, en el mejor de los casos, de manera reactiva y, en el peor, como herramientas maleables del ejecutivo. Después de la primavera árabe, es necesario empoderar a los representantes electos para que puedan exigir la rendición de cuentas al ejecutivo y abordar las preocupaciones de sus electores de manera eficaz. Steven Fish ha expresado en The Journal of Democracy que la fuerza de una legislatura nacional puede ser “la clave institucional para la democratización”. Al elegir qué sistema adoptar, los países de Oriente Medio y el norte de África pueden extraer lecciones de los parlamentos de otros países del mundo que recientemente han salido de dictaduras. LOS PARLAMENTOS EN ORIENTE MEDIO Y EL NORTE DE ÁFRICA No todos los parlamentos de la región son completamente inactivos o ineficaces. En Iraq, Kuwait, Líbano y Yemen las legislaturas tienen algunos poderes tangibles y a menudo se expresan fuertes críticas contra el ejecuti- C L AV E S • Por primera vez en décadas hay una ventana de oportunidad para que los parlamentos árabes puedan hacer rendir cuentas a sus gobiernos. • Para que el control parlamentario sea eficaz, se necesita abordar la debilidad de los parlamentos de la región dada la falta de experiencia, conocimiento y recursos. • Las redes informales de gobernanza o de resolución de conflictos no deben reemplazar a los parlamentos como la principal institución mediante la cual los ciudadanos piden la rendición de cuentas al ejecutivo. LA REFORMA PARLAMENTARIA TRAS LA PRIMAVERA ÁRABE 2 >>>>>> vo. Sin embargo, ninguno de ellos resulta un modelo a seguir por otros países. El parlamento kuwaití, que tiene la facultad de examinar los presupuestos, convocar a los ministros para interpelarles y proponer leyes, está bloqueado en una disputa casi permanente con el ejecutivo monárquico que, a veces, ha llegado a conllevar la paralización del gobierno del país. Las legislaturas de Líbano e Iraq parecen estar divididas en enconadas líneas sectarias, con la distribución proporcional de posiciones de patronazgo. Es sabido que el parlamento de Yemen en ocasiones ha llamado a los ministros a rendir cuentas, aunque, por lo general, actúa de manera más bien reactiva, y casi nunca ha tenido iniciativa legislativa a pesar de disfrutar de poderes nominales para hacerlo. En Egipto, tras muchos años de paralización, cooptación del régimen y acoso, el parlamento renació tras las primeras elecciones democráticas celebradas a finales de 2011 y principios de 2012. Los islamistas obtuvieron la mayoría en el parlamento, en el cual el Partido de la Libertad y la Justicia alcanzó el 47 por ciento de los escaños seguido por el partido Salafista al-Nour, con el 24 por ciento. Pero el nuevo parlamento egipcio no duró mucho: la cámara baja fue disuelta en una acción controvertida en junio de 2012 cuando la Corte Suprema estimó que la elección de representantes de partidos políticos para escaños reservados a candidatos independientes era inconstitucional. Sin embargo, las cortes egipcias se negaron a cerrar la nueva Asamblea Constituyente –el principal órgano encargado de redactar una nueva constitución– que había sido elegida por la ahora disuelta cámara baja. A la hora de escribir estas líneas, aún se estaba debatiendo qué poderes otorgar al parlamento bajo la nueva constitución. Mientras tanto, el nuevo presidente de Egipto, Mohammed Morsi, se está acostumbrando a gobernar sin ningún control parlamentario y muchos creen que no estará a favor de una fuerte supervisión legislativa sobre sus poderes en el futuro. En Libia, una enconada disputa sobre la formación de un gobierno interino en el verano de 2012 demoró el comienzo del proceso de redacción de la constitución. Asimismo, existen profundas sospechas sobre la composición del “Comité de los Sesenta” que se encargará de elaborar el borrador de la cons- titución. A los partidarios del federalismo en el este les preocupa, sobre todo, que sus rivales en el Congreso General de la Nación (CGN) estén intentando influir en la elección de los miembros del Comité de los Sesenta para obtener una mayoría. Tras una reciente crisis en el CGN, que incluyó el cese del primer ministro sólo un mes después de haber asumido el poder, algunos ahora cuestionan la viabilidad de un sistema parlamentario de gobierno en Libia. Otros, entre ellos el nuevo primer ministro, Ali Zidan, se preguntan si alguna otra forma de gobierno –distinta a una basada en un compromiso transparente con el parlamento– puede funcionar en un país tan marcado por las divisiones regionales. Tras la primavera árabe, el rey Mohammed VI de Marruecos anunció varias reformas para fortalecer el parlamento y la reforma electoral. En los comicios parlamentarios de 2011, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) obtuvo la mayoría en la cámara baja. Tras la victoria del PJD el rey nombró primer ministro a su secretario general, Abdelilah Benkirán. No obstante, el rey puede gobernar por decreto y destituir ministros a su antojo, y su gabinete en la sombra de “consejeros reales” continúa decidiendo cuestiones importantes tales como la seguridad y la política exterior, suscitando dudas sobre la autonomía y el poder real del Gobierno de Benkirán. Los parlamentarios marroquíes no tienen todavía la libertad para criticar directamente al rey y los “comentarios injuriosos sobre la monarquía” son punibles por ley. La nueva relación entre el parlamento y los ministros es todavía incierta. El primer ministro puede disolver el parlamento a su antojo y convocar nuevas elecciones. Pero el grado de control del parlamento sobre las acciones del gabinete aún se está decidiendo, y el proceso está plagado de posibles dificultades dado el gran número de partidos políticos con representación en la cámara baja y el opaco y perdurable poder de palacio sobre el Gobierno. En Túnez, la Asamblea Constituyente, encargada de elaborar la nueva constitución y decidir sobre las funciones del parlamento, fue elegida en los primeros comicios libres celebrados en 2011. La Asamblea está dominada por el partido islamista Ennahda, que tiene 89 de los 217 escaños y gobierna en coalición con el izquierdista Ettakatol y el P O L I C Y B R I E F - Nº 87 - DICIEMBRE 2012 3 Congreso para la República. Hacia finales de 2012, el borrador existente de la constitución otorgaba grandes poderes a la legislatura del país, incluyendo estrictas limitaciones a los decretos presidenciales. Túnez no cuenta con una historia nacional para saber cómo debería trabajar un parlamento empoderado. Además, en el panorama fragmentado de partidos políticos tunecinos, los representantes parlamentarios de una serie de movimientos políticos tendrán que dejar de lado sus diferencias políticas y encontrar una forma de trabajar conjuntamente en la construcción de instituciones. Las provisiones constitucionales deben incluir mecanismos para resolver desacuerdos fundamentales entre el gobierno y el parlamento En Yemen, el Gobierno del anterior presidente Ali Abdullah Saleh a menudo conseguía aprobar leyes en el parlamento a través de una combinación de patronazgo tribal y elecciones fraudulentas. De vez en cuando, el Gobierno yemení simplemente publicaba nuevas leyes sin consultar al parlamento y las declaraba en vigor, una práctica anticonstitucional no cuestionada por el débil sistema judicial del país. Además, la cámara alta, que no era electa sino nombrada por el presidente, se reunía en sesión conjunta con la cámara baja (que sí era electa) para tratar leyes importantes. Con las dos cámaras juntas, era menos probable que el presidente perdiera votos clave. Desde la primavera árabe y la renuncia del presidente Saleh a principios de 2012, el parlamento yemení ha desempeñado un papel de utilidad en la reducción del conflicto. La improbable coalición de años anteriores –la Reunión Conjunta de Partidos– integrada por distintos partidos de la oposición, entre ellos islamistas suníes, representantes de Zaydi Shia y socialistas yemeníes del sur, ha ayudado a estas partes constituyentes de la sociedad del país a encontrar un terreno común y negociar con mayor coherencia con el nuevo Gobierno, aún cuando el resultado no ha sido siempre de su agrado. Todos los países de Oriente Medio y el norte de África aquí mencionados comparten algunas debilidades en materia de la reforma parlamentaria: 1) los parlamentos no pueden funcionar con eficacia sin pautas constitucionales claras y aplicables en sus relaciones con el ejecutivo; 2) la necesidad de un número amplio e inclusivo de partidos políticos debería ir a la par de una actitud responsable de presentar una coalición en el parlamento con vistas a presionar y negociar demandas; y 3) la escasez de experiencia institucional y de recursos constituye una grave amenaza al desarrollo parlamentario. Para abordar estos problemas, los países de la región pueden extraer lecciones de otras experiencias de transición en materia de reforma parlamentaria. LECCIONES DE OTRAS EXPERIENCIAS INTERNACIONALES Una legislatura puede tener diversas formas: la de un sistema parlamentario de gobierno, en la que el ejecutivo es nombrado (y puede ser destituido) por el parlamento; un sistema semi-presidencialista, en el cual el primer ministro y el gabinete, si bien son nombrados por el presidente, son también responsables frente a la legislatura, la cual puede por lo general destituirles del poder; o un sistema presidencial, en el cual el parlamento supervisa algunas de las actividades del ejecutivo (por ejemplo, el presupuesto) pero tiene poder limitado para controlar las cuestiones del gabinete, y nombrar y remover ministros. Lo más importante en los sistemas semipresidencialistas y presidencialistas, sin embargo, es el poder de gobernar mediante decretos presidenciales, veto y, en algunos casos, nombrar miembros de la legislatura. En los últimos veinte años, varios países latinoamericanos que han salido de dictaduras han lidiado con la reforma parlamentaria. Casi todos han favorecido un fuerte papel presidencial, aunque con varios grados de supervisión parlamentaria. En África, algunos países como Nigeria, Ghana y Malaui han pasado de un sistema parlamentario a uno presidencial, debido en parte a la percepción de que el parlamentarismo llevaba al estancamiento político, abonando el terreno para la intervención militar. >>>>>> LA REFORMA PARLAMENTARIA TRAS LA PRIMAVERA ÁRABE 4 >>>>>> Pero otros países, incluyendo algunos Estados de la antigua Unión Soviética, han reaccionado a la crisis política reduciendo el poder de la presidencia. Moldavia cambió su sistema semi-presidencialista por un régimen parlamentario. Mientras tanto, tras la crisis de las elecciones presidenciales de 2004, el parlamento ucraniano votó abrumadoramente en favor del cambio constitucional para diluir los poderes presidenciales, pasando de un sistema de gobierno presidencialista a uno semi-presidencialista. Una tendencia sostenida entre los actores políticos de alcanzar acuerdos a través de negociaciones en redes informales puede erosionar la legitimidad del parlamento y entronizar la corrupción. En Nepal, donde la monarquía fue depuesta en 2008, poniendo fin a doce años de guerra civil, el fracaso en acordar una nueva constitución llevó a la disolución de la Asamblea Constituyente en mayo de 2012. Se ha puesto en tela de juicio el propósito del parlamento nepalí, ya que los principales partidos políticos se reúnen cada vez más fuera del parlamento para debatir cuestiones clave tales como la constitución y la actuación gubernamental. Esta tendencia a llegar a acuerdos fuera del control parlamentario causó una alarma considerable entre aquellos que estaban preocupados con que su futuro estuviera siendo decidido por redes informales corruptas. La experiencia de América Latina remite a la necesidad de desarrollar las estructuras de los partidos políticos para mejorar la coherencia parlamentaria. En un informe titulado “Democracias en Desarrollo”, publicado en 2007, el Banco Interamericano de Desarrollo observó cómo la falta de “suficiente concentración de poder en la legislatura […] hace con que sea más difícil para los legisladores alcanzar el nivel de acuerdo necesario para promulgar las reformas requeridas”. Además, las negociaciones entre los gobiernos y un diverso abanico de representantes pueden a menudo derivar en la paralización de la actividad parlamentaria. Una definición detallada de las relaciones entre el ejecutivo y el legislativo reduce el riesgo de un estancamiento prolongado o del abuso de poder. Los fuertes poderes de veto presidenciales no garantizan la estabilidad política. Como regla general, el ejecu- tivo no debe suplantar al legislativo en la elaboración de leyes. El veto presidencial y los decretos, incluso en casos de emergencia nacional, deben estar claramente detallados en la constitución, incluyendo cuándo expiran y cómo pueden ser anulados o rechazados por el parlamento. Las provisiones constitucionales deben incluir mecanismos para resolver desacuerdos fundamentales entre el gobierno y el parlamento. En América Latina, en tales casos la práctica común permite anular el congreso mediante veto presidencial o gobernar mediante decreto por un período limitado. El veto presidencial más poderoso en la región es el que ostenta el presidente de Ecuador, el cual no puede ser anulado por el congreso y donde la legislación vetada no puede ser reintroducida hasta el año siguiente. Pese a ello, en las últimas décadas sucesivos presidentes ecuatorianos han sido depuestos, a menudo como consecuencia de protestas callejeras y acciones militares. Se puede decir que la aparente incapacidad del parlamento para limitar los excesos presidenciales ha sido un factor importante en la frecuencia de la violencia callejera y la intervención militar, en términos comparativos, en la política ecuatoriana. Los presidentes de Argentina y México también tienen a su disposición un fuerte poder de veto y se requiere el voto de dos tercios de los legisladores para cancelarlo. En Brasil y Colombia, la mayoría absoluta es la que invalida el veto presidencial. En la mayoría de los países de América Latina el presidente también puede legislar por decreto, aunque existen diferencias considerables entre los distintos Estados sobre cómo y cuándo el parlamento puede anular un decreto. La transparencia presupuestaria –la completa y detallada publicación de las finanzas gubernamentales– es vital para que la población pueda evaluar las propuestas del parlamento y del gobierno. Los parlamentos deben ser empoderados para investigar posibles conflictos de interés o la corrupción por parte de los representantes del gobierno y recibir información sobre la gestión gubernamental de manera oportuna. En América Latina, los poderes de control presupuestario han sido muy controvertidos durante los procesos de democratización. No obstante, es bastante raro que algún parlamento de P O L I C Y B R I E F - Nº 87 - DICIEMBRE 2012 5 la región redacte un nuevo presupuesto para competir con el del presidente; los parlamentarios latinoamericanos a menudo se quejan de que carecen de los recursos básicos en materia de personal para intentar hacerlo y no cuentan con la información gubernamental necesaria. Una agencia estatal independiente de auditoría puede, a menudo, ayudar en gran medida al control parlamentario. En Brasil, Chile y Colombia, los parlamentos no pueden cambiar las asignaciones presupuestarias o aumentar las cantidades y sus poderes están limitados, sobre todo, a aprobar o rechazar el borrador enviado por el presidente. En Nicaragua y Uruguay, los parlamentos pueden modificar las asignaciones presupuestarias (cambio de montos y líneas) pero sin aumentar la cifra total del presupuesto. Los países latinoamericanos cuentan con diferentes medidas de contingencia en caso de estancamiento prolongado entre el ejecutivo y el legislativo sobre el presupuesto. En Chile, Colombia y Perú el presupuesto del presidente se considerará automáticamente aprobado si el parlamento no lo aprueba en el plazo estipulado o no propone un presupuesto alternativo en su lugar. En Argentina, se renueva el presupuesto del año anterior en caso de punto muerto entre el ejecutivo y el legislativo. En África, aunque el parlamento de Ghana es valorado por sus acalorados debates, su papel de control presupuestario es muy limitado, un problema que se replica en muchos otros países africanos. CONCLUSIÓN La actuación de los parlamentos –el puente entre el pueblo y el poder– es un indicador clave de la salud de una democracia. Las lecciones de las experiencias de otros países incluyen asegurar la claridad consti- tucional en la resolución de disputas entre el parlamento y el ejecutivo en cuestiones legislativas, presupuestarias y otros asuntos tales como la remoción de ministros; la necesidad de establecer salvaguardas eficaces contra el abuso del veto y los poderes excepcionales; y la necesidad de información presupuestaria y un acceso más amplio a la información sobre la gestión de gobierno. Quizás la mayor amenaza actual a los parlamentos de Oriente Medio y el norte de África sea la continua preferencia de gobernar a través de redes informales fuera del control institucional. Mientras tanto, las experiencias de Ucrania y Yemen muestran que los parlamentos pueden desempeñar un papel importante en la resolución de conflictos. Los donantes europeos deberían apoyar a los parlamentos de Oriente Medio y el norte de África en los que existe una voluntad y un potencial genuinos para la reforma. Institutos europeos especializados en democracia están llevando a cabo un importante trabajo con los parlamentos de la región –en Yemen y Túnez, entre otros–, aunque a menudo con presupuestos muy limitados. Los donantes deben tener particular cuidado de no reforzar la creencia de que Europa está intentando controlar los poderes ejecutivos y legislativos en los países de la región tras la primavera árabe. El parlamento egipcio ya ha rechazado el apoyo de algunos institutos internacionales especializados en democracia. Europa debería intentar aquietar esas preocupaciones a través de la realización de extensas consultas con un amplio abanico de movimientos políticos de la región sobre la reforma parlamentaria. Edward Burke es investigador asociado de FRIDE. e-mail: [email protected] www.fride.org