Novedades Jurisprudenciales RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL POR RUPTURA DE NEGOCIACIONES SENTENCIA DE LA SECCIÓN 14ª DE AUDIENCIA PROVINCIAL DE MADRID DE 20 DE MARZO DE 2012 (LA “SENTENCIA”) La Sentencia objeto de nuestro comentario analiza la naturaleza jurídica de las llamadas “cartas de intenciones” o “protocolos de intenciones” y de las consecuencias jurídicas de la ruptura de las negociaciones una vez suscritos estos documentos. En el supuesto que resolvió la Sentencia, Arifield, S.L. (la “Compradora”) suscribió un protocolo de intenciones (el “Protocolo de Intenciones”) con los socios de la compañía que pretendía comprar, denominada Canteras y Sondeos, S.L. (“C&S”), propietaria a su vez de minas y canteras. Antes de la firma del Protocolo de Intenciones la Compradora y los socios vendedores habían llevado a cabo negociaciones que duraron varios meses. En ese momento del proceso, los vendedores ya facilitaron cierta documentación a la Compradora. No obstante, la partes suscribieron el Protocolo de Intenciones, en virtud del cual la Compradora realizó una propuesta de adquisición que quedaba condicionada a la elaboración de una due diligence financiera, fiscal y legal y pagó 150.000 euros a C&S para el sostenimiento de los niveles de pasivo. Las partes incluyeron la siguiente cláusula: “si los compradores consideran que la revisión revela información que genera inquietud con respecto al hecho de proseguir la propuesta de comprar, se lo comunicará inmediatamente al representante de los vendedores”. Tras esa comunicación las partes podrían: (i) simplemente resolver las “inquietudes” del comprador sin que los vendedores asumieran responsabilidad adicional; (ii) modificar el precio de compra u otras condiciones de la adquisición; o (iii) en caso de falta de acuerdo, podrían decidir continuar o no con la operación sin perjuicio del derecho de la Compradora a exigir la formalización de la compraventa. En el marco de la due diligence, la Compradora recabó un informe técnico elaborado por unos empleados suyos, dos ingenieros de minas y una geóloga, que establecía que había circunstancias que dificultaban la explotación de las canteras, de forma que las mismas no resultaban económicamente viables. A la luz de ese informe, la Compradora entendió que concurría una circunstancia susceptible de causarle “inquietud” y comunicó dicha “inquietud” a los socios vendedores mostrando su intención de dar por resuelto el Protocolo de Intenciones y desistir de la compra de C&S. C&S (no los socios vendedores) contestó a dicha comunicación emplazando a la Compradora a mantener una reunión pero al no obtener respuesta, C&S remitió un burofax oponiéndose al desistimiento y resolución del Protocolo de Intenciones y argumentando que no se había realizado la due diligence ni el proceso pactado para la resolución de “inquietudes”, tal y como establecía el Protocolo de Intenciones. La Compradora contestó ratificándose en sus anteriores manifestaciones y requiriendo a C&S la devolución de los 150.000 euros entregados por la Compradora. En primera instancia, se estimó la demanda interpuesta por la Compradora contra C&S, declarando extinguido y sin efecto el protocolo de intenciones y condenando a C&S al reembolso y devolución a la Compradora de la suma de 150.000 euros, aunque desestimó la demanda contra el resto de demandados 1 (los socios vendedores). 1 La demanda se interpuso también contra los socios vendedores de C&S: Nuevos Espacios Jurídicos, S.L., Planes Familiares, S.L., Inversiones Benalcid, S.L., D. Constancio; y D. Joaquín. Novedades Jurisprudenciales La sentencia en primera instancia fue apelada por C&S 2 . C&S alegó que el Protocolo de Intenciones tenía naturaleza de precontrato (no una mera declaración de voluntades) pues las negociaciones previas ya habían durado ocho meses. En su opinión la due diligence ya se había realizado antes de la firma del Protocolo de Intenciones, de manera que en aquel momento la Compradora tuvo la oportunidad de recabar los informes técnicos que estimase necesarios. Así pues, la tesis de C&S es que admitir el desistimiento por la Compradora supone una vulneración del artículo 1256 Cc al dejar el cumplimiento de los contratos al arbitrio de una de las partes. Pues bien, la Sentencia desestimó el recurso interpuesto por C&S. La Audiencia Provincial, al igual que ya había hecho el Juzgado de Primera Instancia, estableció que el Protocolo de Intenciones es un trato preliminar, cuya eficacia queda sometida a la necesidad de un posterior acuerdo. Sin ese acuerdo posterior, los tratos preliminares devienen ineficaces al haberse concedido las partes recíprocamente la facultad de desistir de sus compromisos si no alcanzaban un acuerdo en un momento posterior 3 . Para llegar a esta conclusión, la Sentencia hace referencia a los pasos que deben seguirse en un proceso de “compraventa de empresa”, a la luz de lo establecido en la sentencia de la Audiencia Provincial de Navarra de 4 de octubre de 2010 [JUR 37201, 2011], a saber: (i) un acuerdo de intenciones, por el que las partes reconocen la intención de llevar a cabo la adquisición, sin comprometerse a realizarla efectivamente; (ii) una comprobación por el posible adquirente de cuál es la situación real de la empresa (normalmente a través de un proceso de due diligence); (iii) una decisión final acerca de la adquisición, que si es positiva cristaliza en un acuerdo en el que son muy importantes las manifestaciones y garantías; y (iv) una fase final de cierre del acuerdo, en la que se ejecutan las operaciones precisas para hacer efectiva la adquisición. Es importante destacar de este proceso el hecho de que en el acuerdo inicial (en nuestro caso, en el Protocolo de Intenciones) las partes no se comprometen aún a la adquisición, pues la potencial adquirente desea comprobar de forma detallada la situación de la compañía antes de comprometerse a la compra. Es una vez finalizada la fase de due diligence y alcanzado el acuerdo entre las partes cuando se plasman las manifestaciones y garantías, es decir, los aspectos o características que el vendedor garantiza que cumple la empresa, y de las cuales responde. Llegados a ese punto, en el caso de que no se cumpliese alguna de las afirmaciones o representaciones del vendedor no sería necesario demostrar mala fe ni conocimiento por parte del vendedor de la incorrección 4 . Se trata pues, de un mecanismo de distribución del riesgo entre el vendedor y el comprador (distinto del establecido legalmente: periculum est emptoris). Partiendo de los hechos expuestos en la Sentencia cabe concluir que el Protocolo de Intenciones es un acuerdo de intenciones, a la luz de una interpretación literal y sistemática, de 2 La sentencia dictada en primera instancia también fue apelada por la Compradora, si bien estimamos de mayor interés el análisis del recurso de C&S. 3 Dice textualmente la cláusula quinta: “y si no existiera tal acuerdo de las partes quedarán en libertad para continuar o no con la operación de compraventa sin perjuicio del derecho del comprador a exigir la formalización de la compraventa en los términos aquí convenidos”. 4 Se trata así de “asignaciones contractuales de riesgo” que facilitan la reclamación. 2 Novedades Jurisprudenciales conformidad con los artículos 1.281 y 1.285 del Código Civil (“CC”), y no de un contrato perfecto de compraventa ni un verdadero contrato preparatorio o precontrato. Esta calificación debe realizarse teniendo en cuenta que este tipo de negociaciones no pueden ser examinadas de manera aislada, sino desde la perspectiva global de un proceso de adquisición de empresas 5. Se entiende que esta actividad negociadora presenta ordinariamente riesgos, lo que explica que vaya precedida de una fase compleja y dilatada en el tiempo que incluye una serie de pasos 6 . Por ello, el hecho de que en el caso concreto sobre el que resolvió la Sentencia las negociaciones estuvieran muy avanzadas y que además estuviesen determinadas las bases esenciales de la compraventa no supone la existencia de un contrato. Según la Sentencia, lo esencial para determinar que el Protocolo de Intenciones no tiene fuerza vinculante es que: (i) no existe pago previo de parte del precio por parte de la Compradora; (ii) no se otorgan garantías por los futuros vendedores a la fecha de la firma del Protocolo de Intenciones; y (iii) se establece la imposibilidad de negociar la venta con terceros, lo que implica la inexistencia de un acuerdo vinculante de adquisición de participaciones. De la lectura de la cláusula quinta del protocolo de intenciones 7 se deduce que el proceso de due diligence supone un principio de acuerdo que no puede identificarse con un contrato perfecto de compraventa de participaciones sociales, lo que es congruente con el razonamiento de la Sentencia. Es más, no llega tampoco a ser un verdadero precontrato, pues ya la existencia de un plazo hasta el otorgamiento de la escritura pública de compraventa de participaciones 8 parece obedecer a la necesidad por parte de la futura compradora de un proceso más o menos exhaustivo de due diligence. En efecto, la cláusula quinta del protocolo de intenciones recoge expresamente que a falta de acuerdo en relación con los criterios de ajuste (derivados del proceso de due diligence), las partes quedan facultadas para continuar o no con la operación de compraventa, sin derecho a indemnización a favor de ninguna de las partes, y con devolución de la cantidad entregada por la Compradora, lo que demuestra la voluntad de las partes de preservar la facultad de desistir o apartarse de las negociaciones 9 . La Compradora nunca llegó a prestar su consentimiento a la propuesta de compra, por lo que estuvo facultada para apartarse y desistir del Protocolo de Intenciones, tal y como permitía la cláusula quinta, una vez se determinó merced al resultado de la due diligence que la viabilidad del negocio era escasa. La Sentencia descarta el argumento de C&S de atender a los actos anteriores, coetáneos y posteriores de las partes para indagar la intención de las mismas a la luz del artículo 1.282 CC, ya que las cláusulas del Protocolo de Intenciones son claras y no dejan dudas sobre la intención de las partes de habilitar un periodo para la realización de la due diligence (por lo que debe 5 La Sentencia se remite en este punto a la sentencia dictada por el Juzgado de Primera Instancia nº 8 de A Coruña de 21 de octubre de 2010 6 Por ejemplo, el acuerdo de confidencialidad, la carta de interés, el acuerdo de intenciones, el acuerdo de exclusividad, la due diligence, el pago del precio aplazado y garantías de cobro, etc. 7 “Esta propuesta queda expresamente condicionada y sujeta a revisión del negocio, financiera, fiscal y legal por los compradores por sí mismos o a través de asesores externos”. 8 Fecha límite el 7 de mayo de 2007 en las cláusulas cuarta y sexta del documento de intenciones. 9 Dice textualmente la cláusula quinta: “y si no existiera tal acuerdo de las partes quedarán en libertad para continuar o no con la operación de compraventa sin perjuicio del derecho del comprador a exigir la formalización de la compraventa en los términos aquí convenidos”. 3 Novedades Jurisprudenciales entenderse que ésta aún no se había realizado). Es decir, se resalta en la Sentencia el carácter subsidiario del criterio interpretativo del artículo 1.282 frente al criterio del artículo 1.281 CC 10 . En conclusión, la Sentencia establece unos criterios orientativos que pueden ser de utilidad para determinar si alguno de los documentos que las partes firmen en el marco de un proceso de compraventa puede o no tener carácter vinculante, recogiendo además de una manera bastante ajustada a la práctica los pasos típicos de una compraventa de empresa. Laura Ruiz Abogada del Área de Contencioso, Público y Regulatorio 10 Ver SSTS de 22 de junio de 1984, 29 de julio de 1996, 28 de marzo de 1996, 18 de mayo de 1998 y 10 de junio de 1998, entre otras. 4