La intención educativa En este camino, fue importante ir

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Educación y Nuevas Tecnologías
La intención educativa
César Carrizales Retamoza.
Fuente: Revista de educación /
nueva época núm. 03/ octubre
– diciembre 1997
En este camino, fue importante ir reconociendo los supuestos en los que basamos nuestra
práctica. La reflexión permitió significar muchos elementos escondidos y a veces
desconocidos que suponen intencionalidad específica en el hacer.
El concepto fundamental que orienta la búsqueda de las acciones educativas es el de la
“intención educativa”. Para este caso se comprende como la finalidad o meta de formación
y desarrollo último que cada docente se propone lograr con sus alumnos y que implica
tanto los conceptos que sobre educación tiene, como los correspondientes a la enseñanzaaprendizaje. En este sentido, es necesario reconocer que en el desarrollo de un programa
no solamente existen los objetivos del mismo, sino que el trabajo derivado de él está
mediado por los propósitos personales del educador respecto a metas de transformación y
superación señaladas para sus estudiantes, tanto en lo individual como en lo grupal. Son
estas intenciones educativas las que definen el rumbo que cada persona ha de tomar y por
la cuales cada profesor imprime su sello personal en su desarrollo, a pesar de que se
utilicen los mismos programas incluso los mismos materiales de apoyo para el proceso
enseñanza-aprendizaje entre otros factores intervinientes.
La intención educativa del conducto curso, programa o actividad, le lleva entonces a
proponer formas de trabajo que permitan al otro apropiarse de los contenidos,
principalmente. Pero este aprendizaje se refiere también a la adquisición de metodologías
de estudio, de trabajo, de comprensión, de habilidades para la transferencia y aplicación de
los contenidos, por señalar solamente algunas de las metas que proponemos los docentes.
Estas intenciones son, pues, muy variadas, con diferente nivel de amplitud y profundidad, y
dependen de la formación profesional y experiencia de los maestros.
Al hablar sobre el tema con otros docentes, se puede encontrar que hacen referencia a
intenciones educativas tales como, por ejemplo, el querer que un alumno aprenda a sumar
o restar no por la operación en sí misma, sino para resolver problemas de su vida diaria;
que- aprendan a escribir bien, porque les va a servir para comunicarse, etc. Las intenciones
son orientaciones o criterios de definición para el tipo de actividades que se realizan en el
proceso enseñanza-aprendizaje, las que representan el momento y la forma a través de las
cuales tienen su concreción. Es decir, cuando la intención se vuelve acción. Sin embargo,
como sucede con muchas de las motivaciones humanas, las intenciones educativas no son
del todo -a veces nada conocidas por el propio docente. Así, la actuación de este último
responde a roles que se definen y validan por la experiencia y el contacto con los iguales,
en el contexto de la institución en la que se desempeña, dejando de lado, voluntaria 0
involuntariamente, sus propias metas. Pero aun cuando sean conocidas, esto no da
ninguna seguridad de que se propongan y realicen las actividades necesarias para su
consecución. Sucede, entonces, que los docentes guiamos el proceso enseñanza-
aprendizaje con ciertos fines y, con demasiada frecuencia, los haceres y los productos son
diferentes en extremo a lo que nos proponíamos lograr.
Finalmente, la noción de enseñar que cada profesor se- forma estaría integrada por toda
una gama de intenciones educativas que se basan en una formación teórica, en la
experiencia personal y el contacto con otros docentes. De tal manera, las intenciones
educativas no son concepciones aisladas que orientan a la práctica docente, sino que se
integran en un cuerpo de saberes que permiten el hacer cotidiano en la docencia.
La metodología personal en la práctica educativa
La sistematización y caracterización de la práctica educativa permite reconocer la
metodología personal de trabajo, esto es, lo que se hace como pasos ordenados,
intencionados y que buscan un producto específico.
Ahora que ya se tiene la habilidad de reconocer y diferenciar lo que es educativo de lo que
no lo es, es posible que los pasos seguidos en la práctica se muestren gracias a su
recurrencia en los registros, y también es posible darles una secuencia. Es aconsejable, en
este momento, realizar esquemas, diagramas, gráficos u otro tipo de ayuda visual, como un
cuadro de doble o triple entrada, en los que podamos mostrar esos momentos o secuencia
metodológica, acompañados en el mismo espacio gráfico de lo que se produce y hasta de
su intención, es decir, ahora sí podemos reconstruir nuestra metodología y analizar su
lógica. Aún más, podemos constatar cuáles de esos pasos son los más necesarios o
imprescindibles en esa práctica, pasos sin los cuales no existiría como tal, y cuáles de ellos
producen o se acercan a lo educativo.
Bibliografía
Documento completo disponible en: http://www.masblogs.net/educadores/archives/33
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