INSTITUCIONES DE DERECHO

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Facultad de Ciencias Económicas
Licenciatura en Hotelería
Instituciones del Derecho
N° 5
Profesor:
Dr. Eduardo Varela
Fascículo Nº 5
Universidad de Belgrano
Instituciones del derecho
Licenciatura en Hotelería
Eduardo D. Varela.
Facultad de Ciencias Económicas.
Virginia E. Urdangarín
FASCÍCULO NRO 5.CORRESPONDE A LAS UNIDAD NUMERO CINCO DEL PROGRAMA DE LA
MATERIA INSTITUCIONES DEL DERECHO DE LA LICENCIATURA EN
HOTELERIA.PRIMERA PARTE: TEORIA GENERAL DEL DEPOSITO. EL DEPOSITO Y LA HOTELERIA.
INTRODUCCIÓN. CONCEPTO. DEFINICIÓN. LA FUENTE LEGAL DEL
DEPÓSITO. NOCIONES GENERALES.
I]. INTRODUCCIÓN. IMPORTANCIA DE LA CUESTIÓN:
Diremos que, como lo ha entendido la doctrina extranjera (Libro de hospitality law citado en la
bibliografía del programa de la materia) refiriéndose a las obligaciones del hotelero, pesan sobre el posadero
u hotelero dos obligaciones básicas y principales como son: la de dar el alojamiento u hospedaje incluyendo
el amoblamiento de la habitación y, el cuidado de las pertenencias con las que viaje el viajero o huésped.
Nosotros agregamos que a estas prestaciones básicas que definen y caracterizan al contrato de hospedaje
podrán adicionarse otras prestaciones adicionales que deberán ser debidamente informadas al momento de
la contratación y/o con posterioridad (esto tendrá que ver con las características del hotel en cuanto
confort/servicios incluidos o no, como estacionamiento, sala de Internet, comidas incluidas, servicio a la
habitación, etc).
Si ello es así tendremos que desde una visión legal habremos de vincular a la actividad hotelera con
dos contratos que van de la mano o que son escindibles el uno del otro, así hablaremos de los contratos de
depósito y de hospedaje/alojamiento como propios de la actividad hotelera. Y así los pasaremos a explicar.
Par el desarrollo de este tema hemos consultado las siguientes fuentes:
Spota contratos. Tomo: VIII, paginas 367 a 412. Código civil comentado Belluscio. Tomo: V. Borda.
Contratos. Contratos. Ripert. Tomo: VIII. Pagina 508 a 520. En la segunda parte de este trabajo, utilizaremos
jurisprudencia aplicada a estos temas hoteleros, así como resaltaremos las normas significativas y relevantes
en el tema, con notas o comentarios ya publicados en sitios especializados, virtuales y en revistas jurídicas de
ten soporte papel.
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•
•
Obligaciones del hotelero:
Dar alojamiento
Cuidar las pertenencias del huésped
Cumplir con las prestaciones adicionales
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II].NOCIONES GENERALES:
Muchos son los contratos que obligan a una de las partes a guardar y conservar la cosa de otro. En
el contrato de depósito, la finalidad esencial es precisamente la guarda de la cosa.
En nuestro ordenamiento legal decimos que lo atinente a la figura contractual del depósito se encuentra
legislado en el Código civil. Dicho de otro modo no aparece una legislación sobre depósito en materia
comercial, como si aparece en materia de mandato. Entendemos sin embargo que si bien el carácter del
depósito no habrá de variar, si cambiará en tanto que según la intervención de las partes contratantes podrá
ser competencia la justicia comercial y ende de aplicación la legislación comercial.
En nuestro derecho, la cosa objeto de depósito puede ser mueble o inmueble (así surge del Art. 2182
del código civil).
El Art. 2182 del código civil dice: “El contrato de depósito se verifica, cuando una de las partes se
obliga a guardar gratuitamente una cosa mueble o inmueble que la otra le confía, y a restituir la misma e
idéntica cosa.”
Parece preferible limitar la esfera de acción del contrato de depósito a las cosas muebles. Esta
limitación hoy aceptada por la doctrina, obedece a la estructura especial de este contrato, cuyas reglas tienen
como finalidad asegurar la restitución de las cosas que serian susceptibles de desaparición.
Caracteres: diremos que el depósito es;
•
Es en principio gratuito (art. 2183 del código civil), pero puede ser oneroso si las partes lo acuerdan
así. El art. 2183 del código civil dice: “Una remuneración espontáneamente ofrecida por el
depositante al depositario, o la concesión a éste del uso de la cosa al celebrar el contrato, o
después de celebrado, no quita al depósito el carácter de gratuito.”
•
Siendo gratuito, es también unilateral, ya que las obligaciones recaen solamente sobre el
depositario, que debe cuidar de la cosa y luego restituirla al depositante. El depositante estará
obligado a reintegrarle los gastos, si los hubo. El contrato es bilateral sin tiene carácter oneroso.
•
Es un contrato real que no queda concluido sino con la entrega de la cosa (art. 2190 del código
civil). Dice el art 2190 del código civil que: “El contrato de depósito es un contrato real, y no se
juzgará concluido, sin la tradición de la cosa depositada.”
•
Es un contrato de confianza del depositante en el depositario.
-Remarcamos que en el contrato de depósito la guarda y la conservación de la cosa
entregada es la obligación única o casi única.
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El depósito tiene en mira el interés del depositante, cuyas cosas se dan a guardar.
También decimos que el depositario puede ser obligado a devolver la cosa depositada en cualquier
momento, siendo esto consecuencia de lo antedicho. Dicho de otra manera el depositante tiene la facultad de
solicitar o requerir la entrega de la cosa dada en depósito en cualquier momento.
El art. 2217del código civil dice: “Aunque se haya designado un término para la restitución del
depósito, ese término es siempre a favor del depositante, y puede exigir el depósito antes del término.”
Por último decimos que el incumplimiento de la promesa de depósito sólo da lugar, a una acción de daños y
perjuicios.
III]. DISTINTAS CATEGORÍAS DE DEPÓSITO:
Según lo previsto en el codigo civil el deposito puede ser: voluntario (regular o irregular) o forzoso.
Gráficamente lo podemos vera asi:
Regular a)
Voluntario (1)
Irregular b)
DEPÓSITO
Forzoso o necesario (2)
(1)El voluntario, es aquel que resulta del nacimiento del acuerdo de voluntades y no estatuido por la
ley o por las circunstancias. El art. 2187 del código civil primera parte así lo dice: “El deposito es
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voluntario o necesario. Será voluntario cuando la elección del depositario dependa meramente de la
voluntad del depositante;...”
(2)El forzoso o necesario, es el que resulta de los equipajes introducidos por los pasajeros en los
hoteles, casas de hospedaje, etc conforme lo prevé el art. 2187 de código civil. Aunque ese no es el
único caso. Adelantaremos que a éste tipo de depósito le daremos significativa importancia por estar
vinculado en forma directa al contrato de hotelería o contrato de hospedaje.
El art. 2187 del código civil segunda parte dice: “...y es necesario, cuando se haga por
ocasión de algún desastre, como incendio, ruina, saqueo, naufragio u otros semejantes, o de los
efectos introducidos en las casas destinadas a recibir viajeros.”
Dijimos que el depósito voluntario podía ser regular o
irregular y en consecuencia
remarcaremos y precisaremos lo siguiente.
a) El depósito voluntario es regular, cuando las cosas sobre objeto de cuidado
pueden
individualizarse, es decir hablamos de cosas no fungibles. El art. 2188 del código civil dice al
respecto: “El depósito voluntario es regular o irregular.
Es regular:
1º Cuando la cosa depositada fuere inmueble, o mueble no consumible, aunque el depositante
hubiere concedido al depositario el uso de ella;
2º Cuando fuere dinero, o una cantidad de cosas consumibles, si el depositante las entregó al
depositario en saco o caja cerrada con llave, no entregándole ésta; o fuere un bulto sellado, o con
algún signo que lo distinga;
3º Cuando represente el título de un crédito de dinero, o de cantidad de cosas consumibles, si
el depositante no hubiere autorizado al depositario para la cobranza;
4º Cuando representase el título de un derecho real, o un crédito que no sea de dinero.”
b) El depósito voluntario es irregular cuando las cosas objeto de cuidado son fungibles o
consumibles que una vez entregadas no se pueden individualizar. Al respecto del art. 2189 del
código civil dice: “Es irregular:
1º Cuando la cosa depositada fuere dinero, o una cantidad de cosas consumibles, si el
depositante concede al depositario el uso de ellas o se las entrega sin las precauciones del
articulo anterior, núm. 2º, aunque no le concediere tal uso y aunque se lo prohibiere;
2º Cuando representare crédito de dinero, o de cantidad de cosas consumibles, si el depositante
autorizó al depositario para su cobranza.”
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IV]. FORMACIÓN DEL CONTRATO DE DEPÓSITO:
Para la formación del contrato de depósito diremos que deberemos tomar en consideración los
siguientes elementos a saber: capacidad, consentimiento, forma y prueba.
Respecto de la capacidad diremos, en principio que tanto el depositante como el depositario deben tener
capacidad para contratar, tal como lo prevé el art. 2192 del código civil. Para este tipo de contrato no se
requiere que el depositante sea el dueño de la cosa (es decir puede ser un mandatario, un transportador, etc).
El art. 2192 del Código Civil dice: “La validez del contrato de depósito exige de parte del depositante
y del depositario la capacidad de contratar.”
En cuanto al consentimiento diremos que se aplican lo principios generales sobre formación de los
contratos. Para esto remitimos a lo dicho en contratos parte general, actos jurídicos, recordando que el acto
jurídico es un acto voluntario(es decir con libertad intención y discernimiento) lícito.
En lo que respecta a la forma, se dirá que para la celebración del contrato de depósito no se exige el
cumplimiento de formalidad alguna (art. 2200 del código civil). En consecuencia, aplicando los principios
generales respecto de la forma de los contratos diremos que se puede hacer de cualquier forma, aun verbal.
El art. 2200 del Código Civil dice: “La validez del contrato de depósito, no está sujeta a la
observancia de ninguna forma particular.”
De la prueba diremos, que el contrato de depósito no puede ser probado por testigos, a menos que
el valor de la cosa depositada no exceda de doscientos pesos (art. 2201 del codigo civil).
El art. 2201 del Código Civil dice: “El contrato de depósito no puede ser probado por testigos, sino
cuando el valor de la cosa depositada no llegare sino hasta doscientos pesos. Si excediese esta suma, y el
depósito no constase por escrito, el que es demandado como depositario, es creído sobre su declaración,
tanto sobre el hecho del depósito como sobre la identidad de la cosa y restitución de ella.”
Dice la doctrina autorizada que, en la práctica, el depositario que quiera asegurarse la prueba de su
depósito, deberá munirse de un instrumento escrito.
Se ha considerado que el ticket que se entrega en los guardarropas sirve de principio de prueba por
escrito; el que lo presenta en juicio puede probar libremente (incluso por medio de testigos) en que consistía
el depósito, siendo este hecho relevante y de aplicación a la hotelería, tomando en cuenta a su vez que en
muchas oportunidades no se entrega ninguna constancia de la entrega de la cosa (abrigos por ejemplo)
entregada en depósito en un hotel. Pensemos en el caso de una conferencia, jornadas, congresos, en algún
salón del hotel u otro evento por ejemplo en el restaurante del hotel, donde los invitados necesiten entregar
sus pertenencias para su custodia y cuidado. En estos casos normalmente no se entrega constancia alguna.
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V]. EFECTOS O CONSECUENCIAS DEL CONTRATO DE DEPÓSITO:
Obligaciones del depositario en:
A. el depósito regular
Efectos
B. el depósito irregular:
.
.
C. obligaciones del depositante:
a)guarda...gastos de conservación
b)guardar secreto.
c)no hacer uso de la cosa.
d)restitución.
-entrega de una suma
equivalente o una cantidad,
especie y calidad igual
de cosas fungibles.
a)reembolso al depositario de
todos los gastos
b)indemnizar los perjuicios
ocasionados
c)pagarle la suma pactada
d)recibir la cosa
A. Obligaciones del depositario en el depósito regular:
a) Obligación de guarda. Esta es la principal y esencial obligación de depositario, es aquella que constituye el
objeto principal de este contrato bajo análisis. Esto es, la guarda –custodia- de la cosa.
Sostiene la doctrina que el depositario está obligado o debe poner en ella la misma diligencia que la
que pone para el cuidado de sus propias cosas. Es decir al depositario le basta demostrar que no pone no
pone mas esmero en el cuidado de sus cosas que las en aquellas dadas en depósito.
El Art. 2202 del Código Civil dice: “El depositario está obligado a poner las mismas diligencias en la
guarda de la cosa depositada, que en las suyas propias.”
Más aún el propio codificador en la nota al art. 2202 del Código Civil, dando una explicación sobre
dicho artículo señala tomando al Código Francés, el Código Italiano, y doctrina que: “...Pero no se puede
decir del depositario lo que se dispone respecto del comodatario, que en un caso de peligro para sus cosas y
las cosas depositadas, deba como al comodatario salvar primero las cosas ajenas que las suyas porque el
comodato es a favor del comodatario, y el depósito a favor del deponente, y no del depositario...contiene una
disposición singular, ordenando que si en un caso dado, se pierde la cosa depositada, y no se pierde ninguna
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cosa del depositario, debe éste pagar al deponente la cosa perdida.” Es decir dicho de otra manera le exige
mayor cuidado en las cosas dadas en uso en el contrato de comodato, que las cosas dadas en guarda en el
contrato de depósito. En el primero se debe poner mayor cuidado que para las propias, en el segundo caso se
debe poner el mismo cuidado que para las de uno mismo.
El cuidado de la cosa debe ser personal, es decir es un contrato intuito personae, no es secundario
la elección de la persona del depositario mas bien todo lo contrato, puesto que el depósito es una relación de
confianza.
Respecto de los gastos de conservación, el depositario está obligado a hacerlos, es decir debe hacer
los gastos que se consideran urgentes en función de mantener la conservación de la cosa, sin perjuicio de
exigir luego el reintegro de dichos gastos al depositante.
El Art. 2204 del Código Civil dice: “Es obligación del depositario dar aviso al depositante de la
medidas y gastos que sean de necesidad para la conservación de la cosa, y de hacer los gastos urgentes,
que serán a cuenta del depositante. Faltando a estas obligaciones, es responsable de las pérdidas e intereses
que su omisión causare.”
b) Obligación de guardar secreto. Cuando el depósito consiste en una caja o bulto cerrado, el depositario
debe abstenerse de abrirlo, a menos que estuviera autorizado por el depositante.
El art. 2205 del Código Civil dice: “La obligación del depositario de conservar la caja o bulto cerrado,
comprende la de no abrirlo, si para ello no estuviere autorizado por el depositante.”
El depositante también está obligado a no divulgar el secreto si por cualquier acontecimiento llegare
a conocer su contenido.
El art. 2207 del Código Civil dice: “Si por autorización expresa, o presunta del depositante, o por
cualquier otro acontecimiento, el depositario llegare a saber el contenido del depósito, es de su obligación
guardar el secreto, so pena de responder de todo daño que causare al depositante, a menos que el secreto
por la cantidad de la cosa depositada, lo expusiere a penas o multas.”
c) La obligación de no hacer uso de la cosa. El depositario está obligado a no hacer uso de la cosa dada en
custodia o depositada, a menos que el depositante lo hubiera autorizado expresa o tácitamente.
Al respecto el art. 2208 del Código Civil dice: “El depósito no transfiere al depositario el uso de la
cosa. No puede servirse de la cosa depositada sin el permiso expreso o presunto del depositante.”
Si a pesar de lo dicho hasta aquí el depositario violando obligaciones legales, usare la cosa, debe
por su accionar resarcir o responder por los daños y perjuicios ocasionados.
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Prescribe el art. 2209 del Código Civil al respecto: “Si el depositario usare la cosa depositada sin
consentimiento del depositante, es responsable por el alquiler de ella desde el día del contrato como locatario,
o pagará los intereses de ley como mutuario a título oneroso, según fuese la cosa depositada.”
d) La obligación de restitución o de devolución. Se sostiene que la restitución o la devolución de la cosa debe
ser en especie, es decir debe restituirse la misma cosa que se dio en depósito -art. 2182 C.C-.
El art. 2182 del Código Civil dice: El contrato de depósito se verifica, cuando una de las partes se
obliga a guardar gratuitamente una cosa mueble o inmueble que la otra le confía, y a restituir la misma e
idéntica cosa.”
También debe restituir (junto con la cosa dada en depósito) sus accesorios y frutos.
El art. 2210 del Código Civil dice: “El depositario debe restituir la misma cosa depositada en su
estado exterior con todas sus accesiones y frutos, y como ella se encuentre, sin responder de los deterioros
que hubiese sufrido sin su culpa.”
La cosa depositada debe entregarse o restituirse al depositante o al mandatario que éste instituya.
El art. 2211 del Código Civil dice: “El depositario debe hacer la restitución al depositante, o al
individuo indicado para recibir el depósito, o a sus herederos. Si el depósito ha sido hecho a nombre de un
tercero, debe ser restituido a éste o a sus herederos. Si hubiere muerto el depositante o el que tiene derecho
a recibir el depósito, debe restituirse a sus herederos si todos estuviesen conformes en recibirlo. Si los
herederos no se acordasen en recibir el depósito, el depositario debe ponerlo a la orden del juez de la
sucesión. Lo mismo debe observarse, cuando fuesen dos o más los depositantes, y no se acordasen en
recibir el depósito.”
-El depositante no tiene la necesidad de justificar su derecho de propiedad sobre la cosa para exigir su
devolución (art. 2215 del Código Cvil). Esto se justifica porque su acción de restitución no surge del dominio
que tenga sobre la cosa sino del contrato de depósito.
El art. 2215 del Código Civil dice: “El depositario no puede exigir que el depositante pruebe ser suya
la cosa depositada. Si llega sin embargo a descubrir que la cosa ha sido hurtada, y quien es su dueño, debe
hacer saber a éste el depósito para que lo reclame en un corto término. Si el dueño no lo hiciere así, el
depositario debe entregar el depósito al depositante.”
-En cuanto a donde debe restituirse la cosa, se debe restituir la cosa en el lugar en que se hizo el depósito,
salvo que el contrato designe un lugar distinto en donde restituir la cosa.
Al respecto dice el art. 2216 del código Civil: “El depositario debe restituir la cosa depositada, en el
lugar en que se hizo el depósito. Si en el contrato se hubiese designado otro lugar, debe transportar la cosa a
éste, siendo de cuenta del depositante los gastos que el transporte causare.”
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-En lo que hace al tiempo de duración del contrato de depósito, se debe tener en cuenta lo siguiente. Si el
contrato fija un término o un plazo (es decir un tiempo para la restitución de la cosa), el plazo se supone fijado
a favor del depositante. De manera tal que el depositante puede pedir o exigir la restitución de la cosa en
cualquier momento, va de suyo aún antes del vencimiento del plazo o sin esperar a que el plazo se cumpla
para que la cosa le sea restituida.
El art. 2217 del Código Civil dice: “aunque no se haya designado un término para la restitución del
depósito, ese término es siempre a favor del depositante, y puede exigir el depósito antes del término.”
-Si el contrato no tiene un término de finalización, es decir empieza pero no se sabe cuando terminara,
cualquiera de las partes puede ponerle fin cuando quiera.
Al respecto el art. 2226 del Código Civil dice: “El depósito se acaba:
1º Si fue contratado por tiempo determinado, acabado ese tiempo. Si lo fue por tiempo indeterminado,
cuando cualquiera de las partes lo quisiere;
2º Por la pérdida de la cosa depositada;
3º Por la enajenación que hiciese el depositante de la cosa depositada.”
-Derecho de retención. Este derecho que la ley le acuerda al depositario procede por los gastos de
conservación de la cosa y los de traslado al lugar indicado por el depositante.
Dice al respecto el art. 2218 del código Civil que: “El depositario tiene el derecho de retener la cosa
depositada, hasta el entero pago de lo que se le deba por razón del depósito; pero no por el pago de la
remuneración que se le hubiese ofrecido, ni por perjuicios que el depósito le hubiese causado, ni por ninguna
otra causa extraña al deposito.”
En lo que respecta al derecho de retención diremos que vinculado con la hotelería que el mismo
puede ejercerse sobre las pertenencias del viajero, en tanto estas no sean las consideradas esenciales para
su persona. Así no se podría ejercer este derecho sobre las vestimentas del huésped, si son estas esenciales.
Pero si podría ejercer este derecho de retención sobre cosas suntuarias como por ejemplo tapados de pieles
o joyas.
Por lo tanto podemos decir, en resumen, que los efectos en el depósito
regular para el depositario son los siguientes:
a)obligación de guarda.
b)obligación de guardar secreto.
c)obligación de no hacer uso de la cosa.
d)obligación de restitución.
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B. Obligaciones del depositario en el depósito irregular:
En este tipo de depósito se transfiere la propiedad de las cosas dadas en guarda o depositadas al
depositario. Recordamos que se trata de cosas fungibles o consumibles, es decir cosas que son
intercambiables, no individualizables. Aquí al depositante no le interesa lo que el depositario haga con el
dinero o con las cosas fungibles que le entregó. Si le interesa que al término señalado se le entregue una
suma equivalente o una cantidad, especie y calidad igual de cosas fungibles dadas en depósito.
Ésta es la única obligación que la ley impone al depositario, en este tipo de depósito.
Al respecto el art. 2220 del Código Civil dice: “Si el depósito fuese irregular, de dinero o de otra cantidad de
cosas, cuyo uso fue concebido por el depositante al depositario, queda éste obligado a pagar el todo y no por
partes, otro tanto de la cantidad depositada, o a entregar otro de la cantidad de cosas depositadas, con tal
que sean de la misma especie.”
Finalmente diremos que el depositario tiene el uso de las cosas dadas en depósito, salvo que se diga
o se pacte lo contrario. Al respecto dice el art. 2221 del Código Civil que: “Se presume que el depositante
concedió al depositario el uso del depósito, si no constare que lo prohibió.”
C. Obligaciones del depositante.
El depositante tiene las siguientes obligaciones respecto del depositario que son las siguientes a
saber:
-i) Reembolso al depositario de todos los gastos que hubiera hecho para la conservación de la cosa
depositada. La ley se refiere a los gastos considerados como necesarios. Se entiende que también se le
deben al depositario los gastos de transporte o de traslado.
El art. 2224 del Código Civil dice al respecto que: “El depositante está obligado a reembolsar al depositario,
todos los gastos que hubiere hecho para la conservación de la cosa depositada, y a indemnizarle de todos los
perjuicios que se le hayan ocasionado por el depósito.”
-ii) La segunda obligación que pesa sobre el depositante es la de indemnizar al depositario por los perjuicios
que le ha ocasionado el depósito. Véase el art. 2224 del Código Civil trascripto más arriba.
-iii) También tiene la obligación de pagar la remuneración pactada, si es que la hubiera.
-iv) Por último tiene la obligación de recibir la cosa que le restituye el depositario en tiempo oportuno.
Podemos resumir estas obligaciones en el siguiente cuadro:
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Obligaciones del depositante:
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(cuadro)
i)Reembolso de gastos necesarios.
ii)Indemnizar por daños.
iii)Pagar la remuneración.
iv)Recibir la cosa.
VI]. FIN O CESACIÓN DEL DEPÓSITO:
Se dan varias hipótesis que se pueden que se pueden esquematizar de la siguiente manera.
a- Si el contrato fue por tiempo determinado, el contrato de depósito finaliza al vencimiento del plazo
estipulado. Si por otro lado, el contrato fue por tiempo indeterminado el mismo finaliza cuando cualquiera
de las partes lo quisiere y así lo hiciere saber a la otra. Esto concuerda con lo previsto en el art. 2226 inc 1°
del C.C.
b- También se extingue o fenece el contrato de depósito por la pérdida de la cosa depositada. Aquí la
doctrina sostiene que esta disposición no es aplicable al contrato de depósito irregular. Esto tiene una
explicación, y es que si la cosa es fungible o intercambiable, no hay modo que impida que se entregue otra
similar de la misma especie calidad y cantidad. Esto aparece previsto en el art. 2226 inc 2° del C.C.
c- También se extingue el contrato de depósito por la enajenación o por el acto de disposición (como la
venta) de la cosa dada en depósito. El art. 2226 inc 3° del C.C contempla esta hipótesis.
d- También finaliza por el mutuo disenso, es decir cuando ambas partes del contrato se ponen de acuerdo
para la finalización del mismo, es decir cuando se rescinde el contrato, o concretan el distracto. Sostiene la
doctrina que la enumeración del art. 2226 del Código Civil no es taxativa, es decir no se agota en si misma
sino que admite otros casos o supuestos que no aparecen contemplados directamente en dicha norma. Esos
casos podemos mencionarlos siguiendo a Spota del siguiente modo: la confusión de las condiciones de
depositante y depositario, el cumplimiento de la condición resolutoria, el descubrimiento de la circunstancia de
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cosa hurtada o robada de la cosa depositada, el error padecido por el depositario, la reivindicación de la cosa
depositada, en los casos de anulación del contrato de depósito por incapacidad del depositario, por ejemplo.
e- Como un modo autónomo también se puede decir que este contrato se extingue por la consignación de
la cosa hecha por el depositario cuando descubre que la cosa es robada o hurtada. El art. 2215 del
Código Civil prevé esta situación. Dicho artículo fue trascripto más arriba por lo que remitimos al lector al
mismo.
El artículo 2226 del Código Civil dice: “El depósito se acaba:
1° Si fue contratado por tiempo determinado, acabado ese tiempo. Si lo fue por tiempo indeterminado, cuando
cualquiera de las partes lo quisiere;
2° Por la pérdida de la cosa depositada;
3° Por la enajenación que hiciese el depositante de la cosa depositada.”
f- Por último el contrato de depósito NO se extingue o no se resuelve por la muerte de ninguna de las
partes.
Dice el art. 2225 del Código Civil que: “El depósito voluntario no se resuelve, ni por el fallecimiento
del depositante, ni por el fallecimiento del depositario.”
Habrá que hacer alguna salvedad al respecto diciendo que sin perjuicio del elemento de contrato
intuito personae que tiene el depósito, este lo es en cuanto es invocable por el depositario por el error en la
persona del depositante o por error en la calidad de la cosa por ser fuente de peligro.
Al respecto reza el art. 2184 del Código Civil “El error acerca de la identidad personal del uno o del
otro contratante, o a causa de la sustancia, calidad o cantidad de la cosa depositada, no invalida el contrato.
El depositario sin embargo, habiendo padecido error respecto a la persona del depositante, o
descubriendo que la guarda de la cosa depositada le causa algún peligro, podrá restituir inmediatamente el
depósito.”
Gráficamente se lo puede resumir de la siguiente manera:
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a- por tiempo determinado al finalizar el plazo, por
tiempo indeterminado cuando cualquiera de las partes
lo quiere
b- por pérdida de la cosa
Fin del depósito
(Cuadro)
c- por enajenación de la cosa hecha por el depositante.
d- por mutuo disenso, otros supuestos.
e- por consignación de la cosa, si descubre que es robada.
f- no se resuelve por la muerte de ninguna de las partes
VII].DEPOSITO NECESARIO O FORZOSO:
En este punto habremos de tomar en cuenta o consideración especial lo previsto en los artículos
2227 a 2239 del Código Civil, así como seguiremos en cuanto a las explicaciones de los mismos y de este
instituto al maestro Spota, sin perjuicio de nuestra opinión al respecto. Esta normativa es de aplicación a la
hotelería, al contrato de hotelería o contrato de hospedaje.
El mencionado autos al dar el concepto del depósito necesario sostiene que en este tipo de depósito
la persona del depositario aparece impuesta por las circunstancias: ya sea por el acontecimiento de un
desastre o catástrofe –según la enumeración meramente ejemplificativa que nos da el art. 2187 del Código
Civil- diciéndose lo mismo o siendo extensivo para lo dicho en el art. 2227 del mismo cuerpo normativo por el
codificador, o bien tratándose de los efectos introducidos “en las posadas por los viajeros -art. 2227 in fine
del C.C-.
El art. 2227 del Código Civil dice: “Será necesario, el que fuese ocasionado,
por incendio, ruina, saqueo, naufragio, incursión de enemigos, o por otros
acontecimientos de fuerza mayor, que sometan a las personas a una imperiosa
necesidad; y de los efectos introducidos en las posadas por los viajeros.”
Reiteramos que esta enunciación es meramente enunciativa, o dicho de otro modo no es taxativa, o
sea que no se agota con la descripción dada por la norma trascripta.
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Así, esa enumeración hecha de los distintos acontecimientos de fuerza mayor que pueden poner a
una persona en la necesidad de hacer un depósito.
En cuanto al régimen de estos depósitos se rigen por lo previsto para los depósitos voluntarios,
siempre que no se oponga a lo expresamente normado en el Capítulo VI, de la Sección III, del Libro II del
Código Civil. (arts. 2227 a 2239).
Al respecto dice el art. 2239: “En todo lo demás el depósito necesario es regido por las disposiciones
relativas al depósito voluntario.”
Este tipo de depósito es válido aún cuando las personas de los depositarios sean incapaces o sin
plena capacidad, lo que normalmente derivaría en la nulidad o invalidez del acto. Haremos la salvedad que
la incapacidad es de derecho y no de hecho.
El art. 2228 del Código Civil dice: “El depósito necesario en ocasión de peligro o de fuerza mayor,
puede hacerse en personas adultas aunque incapaces por derecho, y éstas responden del depósito, aunque
no estén autorizadas por sus representantes para recibirlo.”
Para acreditar o probar este tipo de depósito es admisible todo medio de prueba. Al respecto dice el
art. 2238 del Código Civil que: “En el depósito necesario es admisible toda clase de pruebas.”
-Sobre este punto Spota, al hablar sobre el depósito necesario referido a la hotelería o más bien al contrato
hotelero, puntualmente señala lo siguiente. Corresponde insistir en que nos hallamos ante un contrato pese
a que resultan limitadas la libertad para contratar y la libertad contractual, lo cual puede ser considerado
como un fenómeno de nuestros tiempos, teniendo en cuenta los contratos en masa o masivos o también
llamados de adhesión. Particularmente indica la siguiente crítica: con respecto al contrato de hotelería ya no
corresponde exagerar esa situación de desigualdad. La severidad primitiva ha disminuido y resulta no
justificable que el hotelero se “obliga a asegurar, con más cuidado que un depositario, la seguridad de los
efectos del viajero”, salvo en aquello de que la circulación en el hotel, torna necesaria la vigilancia del
hotelero, ya que el “el viajero no puede ejercerla en forma eficiente por sí mismo” (Planiol, Ripert y
Lepargneur, traité practique, t. XI, p. 476, núm. 1187).
Dijimos que el depósito necesario se observa o se configura ante casos imprevistos (art. 2187 del
C.C), es decir en supuestos de fuerza mayor a que se haya sometido el depositante; tan así que en esa
situación “por ocasión de peligro o de fuerza mayor”, explica que ante un depositario adulto pero sin plena
capacidad, el contrato tanga validez, contrariando la normativa general (art. 2228 del C.C, ya citado
anteriormente). Ahora bien, Spota critica esta previsión legal, diciendo que: todo ello no aparece en el
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contrato de hotelería, en cuanto a los efectos que introduce en la posada u hotel el viajero, el cual se rige, en
lo atinente a la capacidad del hotelero o posadero, conforme a las leyes mercantiles o civiles y, dentro de
estas últimas, las que han otorgado capacidad laboral al menor de 18 años, sin perjuicio de los requisitos que
impone la ley mercantil y el derecho laboral.
Termina este punto diciendo que: finalmente, el contrato de hotelería no se agota en el depósito
de los efectos del viajero, ya que nos hallamos ante un contrato sustentado en un acto objetivo de
comercio (art. 8 C. Com.), implicando prestaciones locativas y, en su caso, de suministro de
comestibles. Esa combinación de obligaciones, frente a la obligación única del viajero, o sea, pagar
el precio, nos enfrenta ante el contrato combinado, pero en el cual lo decisivo es el aspecto locativo,
sin perjuicio de la aplicación de las normas sobre depósito necesario, tratándose del viajero que no
se subsume en el art. 2223. Y concluye afirmando que no todo contrato de hotelería implica un
depósito necesario. Destacamos que este último no es un criterio compartido por nosotros, siendo
que este contrato combinado de hospedaje, hotelero no puede verse desprovisto del de depósito
necesario, es decir el contrato de hospedaje o de hotelería presupone el contrato de depósito
necesario.
Véase, Instituciones de derecho civil, Contratos, tomo: VIII, pag. 407, Ediciones Depalma, Buenos
Aires.
VIII].DEPÓSITOS EN HOTELES O POSADAS:
En este tema habrá que tomar en consideración lo previsto en los artículos 2227 a 2239 del Código
Civil. Decimos que las previsiones legales referidas al contrato de hotelería, de posada o también llamado de
hospedaje se encuentran dentro del capítulo correspondiente al depósito necesario Cap VI, tit XV, Sec III, Lib
II del Código Civil.
Se dice en principio, que la introducción de efectos y equipajes hecha por el viajero (huésped
externo en la terminología hotelera por oposición al llamado huésped interno cual es el personal o staff del
hotel), en un hotel o posada está sujeta al régimen general del depósito (depósito forzoso o necesario)
conforme lo estatuido en el art. 2229 del Código Civil. Se agrega que siguiendo una costumbre tradicional, la
ley ha agravado considerablemente la situación del depositario (en este caso el hotel o posada).
El artículo 2229 del Código Civil dice que: “El depósito hecho en posadas se verifica por la
introducción en ellas de los efectos de los viajeros, aunque expresamente no se hayan entregado al
posadero o sus dependientes, y aunque ellos tengan la llave de las piezas donde se hallan los efectos.”
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Así se puede señalar como características salientes de este tipo particular de depósito ligado al
hotel lo siguiente:
a) El depósito en el hotel (de los efectos de las cosas introducidas por el viajero o huésped) se lo
considera como necesario. Ello surge del art. 2227 del Cód. Civil, que fue trascripto mas arriba, a donde
remitimos al lector. Tiene importancia o interés en la prueba de los efectos introducidos en el hotel por el
huésped, de los cuales debe velar el hotelero.
A modo de justificación o fundamento para la redacción del artículo 2227 el codificador, autor del
Código Civil, a pie de página remarca en la nota a dicho artículo lo siguiente, la que reproducimos en este
trabajo a modo de ilustración, no tanto por el valor legal de la inclusión de la nota en puridad jurídica, tema de
debate de juristas desde largo tiempo atrás.
A modo de ilustrarnos al respecto trascribimos la Nota al artículo 2227 del Código Civil: “En cuanto a
la primera parte, L.L. 1 y 8, tít. 3, párt. 5ª . L.L. # 3 y 4, tít. 3, lib. 16, Dig. En cuanto a la primera y segunda,
Cód. francés, arts. 1949 y 1952; italiano, 1864 y 1866; napolitano, 1821 y 1824; holandés, 1740 y 1746. Las
leyes romanas y las de Partida no consideraban como depósito necesario el de los efectos introducidos en
las posadas por los viajeros, sino como un cuasi-contrato. La asimilación del depósito en las posadas con el
depósito necesario, está fundada en que los viajeros que se hospedan en ellas, están en cierto modo
forzados a confiar sus efectos a la fe del posadero. La misma ley romana decía: Quia necesse est plerunque
eorum fidem sequi et res custodiae eorum committere. L.1, Dig., “Nautae”, etc. Ellos las más veces no están
en estado de elegir la posada, o puede no haber sino una posada en los lugares a que lleguen: no conocen
las localidades, o son llevados a los hoteles por la administración que los conduce.
La responsabilidad al parecer extraordinaria, que se exige en este capítulo de los posaderos, nace también
de las circunstancias especiales del acto de introducción en las posadas de los efectos de los viajeros. El
posadero en el hecho de abrir una posada al público, se ofrece a recibir el depósito de lo que lleve el viajero,
y este depósito no es sólo en interés del depositante, sino también en el interés del depositario: el posadero,
que lleva un precio por la persona y efectos de los que se alojan en su casa.”
Se puede concluir o esto confirma o refuerza la idea de que el contrato de hotelería o de posada/hospedaje,
lleva consigo indefectiblemente al de depósito en tanto y en cuanto éste es de carácter necesario o forzoso,
destacando la salvaguarda del interés del depositario. Quizá como dice la doctrina moderna una situación
demasiado extrema impuesta al hotelero en estos días, en el siglo XXI.
b) El concepto de depósito se amplía, pues no comprende sólo las cosas entregadas al hotelero o sus
dependientes, sino también las introducidas por el viajero, que las ha conservado consigo sin
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entregarlas en momento alguno. Esta sin lugar a dudas es una particularidad singular que se da en el
contrato de hospedaje, es decir se custodia aquello que no se detenta o que no está bajo el control directo
del depositario, es decir del hotelero.
c). La responsabilidad del hotelero es mas grave que en otros casos, que la del derecho común, desde
que responde inclusive por el hecho de personas extrañas. Ajenos a la relación contractual entre el viajero o
huésped y el hotelero o posadero.
Gráficamente lo podemos delinear de la siguiente manera:
Características
Del contrato
De hospedaje
(gráfico)
a) El depósito se lo considera
necesario
b) El concepto de depósito se amplia
c) La responsabilidad el hotelero es
más grave
-Concepto de posadero y concepto de viajero:
Se entiende por posaderos y hoteleros a todos aquellos cuyo negocio consista en dar alojamiento a
viajeros.
Así lo prevé el art. 2230 del Código Civil que dice: “El posadero y todos aquellos cuya profesión consiste en
dar alojamiento a los viajeros, responden de todo daño o pérdida que sufran los efectos de toda clase
introducidos en las posadas, sea por culpa de sus dependientes o de las mismas personas que se alojan en
la casa; pero no responden de los daños o hurtos de los familiares o visitantes de los viajeros.”
El concepto de responsabilidad objetiva implica que acreditado el hecho dañoso y la relación de causalidad
entre el hecho y el daño, la responsabilidad en los casos previstos en el art. 1113 del C.C ser presume, no
siendo necesario acreditar la culpabilidad de autor.
Sin embargo la ley no trata con igual rigurosidad otras situaciones que aunque análogas merecen
ciertos reparos al menos desde el punto de vista legal, en lo que respecta a las obligaciones que se asumen
y a las responsabilidades que pueden generarse.
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Ello así, no están comprendidos los dueños o administradores de fondas, cafés, sanatorios,
clubes, teatros, etc; ni los que alojan accidentalmente a una persona en su propia casa
aunque sea cobrando una pensión, pero si las pensiones de familia (porque se trata de
negocios regulares).
El sostén legal de estos supuestos lo da el art. 2233 y 2234 del Código Civil.
El art. 2233 del C.C dice: “La responsabilidad impuesta a los posaderos, no se aplicar a los
administradores de fondas, cafés, casas de baños y otros establecimientos semejantes, ni respecto de los
viajeros que entren en las posadas, sin alojarse en ellas.”
Complementa este artículo el art. 2334 que dice: “Tampoco se aplica respecto de los locatarios de
piezas, a particulares que no fuesen viajeros, o que no estén como huéspedes, ni respecto a las personas
que viviendo o pudiendo vivir en los pueblos, alquilan piezas como locatarios en las posadas.”
En definitiva no se benefician con este sistema de depósito necesario impuesto al hotelero en
el contrato de hotelería los viajeros, u otras personas que entran al hotel o a la posada sin
alojarse en ellos (arts. 2233 y 2234 trascriptos mas arriba). Se puede señalar como ejemplo,
las visitas, o las personas que van a comer o simplemente a tomar un café al restaurant del
hotel, sin ser huéspedes del hotel en un sentido estricto legal.
-Objetos por los cuales responde el hotelero:
Legalmente el hotelero responde por los daños y pérdidas sufridas en todos los efectos introducidos
en las posadas u hoteles (art. 2230 del C.C). Esa responsabilidad se hace extensible a los vehículos de
cualquier clase dejados o introducidos en las dependencias del hotel.
En lo que hace a la guarda de vehículos, ello corresponde encuadrarlo en el denominado contrato de
garage, del cual damos algunos ejemplos en la segunda parte correspondiente a jurisprudencia aplicada.
Al respecto dice el art. 2231 del Código Civil que: “El posadero responde de los carros y efectos de
toda clase que hayan entrado en las dependencias de las posadas.”
Habrá que hacer una salvedad respecto de lo precedentemente expuesto. Es decir ese principio de
que se responde por todas las pertenencias introducidas por el huésped o viajero tiene una limitación o una
excepción. No alcanza a las cosas de gran valor (económico) introducidas por el huésped al hotel.
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Al respecto dice la doctrina que, sin embargo si se trata de cosas o de objetos de gran valor (como
puede ser el caso de joyas), el viajero es el que debe hacer saber al posadero y hotelero que las tiene en su
poder, y mas aun debe mostrárselos si es que el hotelero se lo exige. De no proceder el huésped de esta
forma el posadero no responde de su pérdida, según lo prevé el art. 2235 del Código Civil. Vease al
respecto, en lo que hace a la responsabilidad del hotelero en el caso Melnyck, citado como apéndice de
jurisprudencia.
El art. 2235 del Código Civil expresamente dice: “El viajero que trajese consigo efectos de gran valor,
de los que regularmente no llevan consigo los viajeros, debe hacerlo saber al posadero, y aun mostrárselos
si éste lo exige, y de no hacerlo así, el posadero no es responsable de su pérdida.”
Aquí la carga de informar le cabe al huésped, es este el que debe realizar un acto positivo y hacer
saber ciertamente sobre que tipo de bienes de gran valor va a introducir al hotel, para que el hotelero pueda
o sepa que recaudos tomar al efecto de cumplir con su deber de depositario, o mas aun para no celebrar el
acuerdo o desistir del mismo porque sobrepasa sus posibilidades de cumplimiento. Lisa y llanamente no se lo
puede obligar a contratar sobre aquello que desconoce y que si lo conociera pudiera desistir, o al menos
tendría la posibilidad de decir que no.
Entendemos esto es una aplicación de lo que en derecho se conoce como el principio de buena fe
consagrado en el art. 1198 del Código Civil.
El art. 1198 del Código Civil que en su primera parte dice: “Los contratos deben celebrarse,
interpretarse y ejecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o
pudieron entender, obrando con cuidado y previsión....”
A modo de ilustrar más este punto, quizá como curiosidad mas que por el valor legal que pueda
tener, se transcribe la nota hecha por el propio codificador al artículo 2235 del Código Civil dice: “La L. 26, tít.
8, párt. 5ª, que habla de las cosas introducidas en las posadas, exige que lo sean con conocimiento de los
posaderos, para imponerles la responsabilidad por su pérdida o daño que en ella se causaren. Lo mismo la
ley romana 1, tít. 19, lib. 4, Dig. Por esto los escritores, sobre el Derecho romano, como POTHIER y VOET,
imponen al viajero la necesidad de dar conocimiento al posadero de las cosas que introduce en la posada. El
Derecho francés varió esta legislación y yéndose a otro extremo, pues impone la responsabilidad al
posadero, aun cuando no se hubiese hecho saber lo que se introducía en la posada. TROPONG, que ha
tratado este punto largamente en el comentario al art. 1954, aconseja al viajero que avise al posadero de los
objetos de gran valor que introduzca en la posada, por las dificultades que de otro modo se presentan en los
juicios. Nosotros, siguiendo el Cód. de Chile, imponemos al viajero la obligación de dar conocimiento al
posadero de los efectos de gran valor que introduzca, para que pueda cuidarlos de una manera más segura.”
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En este punto hay que remarcar que la responsabilidad del hotelero nace, comienza y se torna
exigible, adquiriendo legalmente relevancia la figura de custodia del depositario en la que se convierte, tan
pronto como las cosas han sido introducidas en el hotel o posada, sea que la cosas fueron introducidas por
sus empleados o por el propio viajero. (Véase el art. 2229 del C.C, ya trascripto más arriba).
Por último no cesa la responsabilidad de hotelero por el hecho o la circunstancia de que le viajero
tenga la llave de su habitación consigo. Agregamos nosotros que tampoco cesa su responsabilidad por el
hecho de que se le proporcione cajas de seguridad (individual en cada habitación o individual o general en el
lobby u otro lugar mas privado del hotel). El hotel sigue siendo responsable de la pérdida o extravío de la
cosa o cosas sobre las que pesa su deber de custodia. El hecho de que tenga u ofrezca cajas de seguridad
no es, legalmente hablando, para seguridad del huésped o cliente, sino y en todo caso también, para tomar
mas recaudos o para realizar con mayor cuidado su deber de custodia de los bienes dejados e introducidos
en el hotel. (véase caso Melnyck, objeto de tratamiento en capitulo siguiente).
La posibilidad de que responda el hotelero por sus dependientes, tiene que ver con lo previsto en el
art. 1113 del Código Civil, también aplicable a este punto, en lo que hace a la responsabilidad objetiva por el
hecho del dependiente.
El art. 1113 del Código Civil dice: “La obligación del que ha causado un daño se extiende a los daños
que causaren los que están bajo su dependencia, o por las cosas de que ser sirve, o que tiene a su cuidado.
En los supuestos de daños causados con las cosas, el dueño o guardián, para eximirse de
responsabilidad, deberá demostrar que de su parte no hubo culpa; pero si el daño hubiere sido causado por
el riesgo o vicio de la cosa, sólo se eximirá total o parcialmente de responsabilidad acreditando la culpa de la
víctima o de un tercero por quien no debe responder.
Si la cosa hubiese sido usada contra la voluntad expresa o presunta del dueño o guardían, no será
responsable.”
Finalmente agregamos que entendemos que eventualmente el hotelero también puede ser
responsable (ende responder), por el daño ocasionado por las cosas, como por ejemplo si se cae algún
objeto como un letrero indicador de la marca del hotel y lesiona a un transeúnte. Por ejemplo si el hotel
tiene pileta de natación, por la actividad que realiza que pudiera engendrar peligro, siendo considerada esta
como una actividad riesgosa.
-Responsabilidad por la persona del huésped:
Debemos destacar que también existe responsabilidad del hotelero, entendida en el sentido de
garantizar el deber de indemnidad de su huésped, en atención al cuidado o protección de la persona y no de
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las cosas del huésped alojado en el hotel, para ello diremos que sería factible la aplicación del fallo Ballardo
(fallo nro. 6 de esta segunda parte, jurisprudencia). Podemos decir que este cuidado o deber emana de la
norma genérica prevista en el art. 1198 del Código Civil.
-Personas de cuyos hechos responde el hotelero:
El hotelero responde por sus propios hechos y también responde por los hechos de sus
dependientes.
En este orden de ideas el art. 1118 y el art. 1120 del C.C establecen, en consonancia con los
artículos ya estudiados y los que resaltaremos mas adelante que: Art. 1118 C.C: “Los dueños de hoteles,
casas públicas de hospedaje y de establecimientos públicos de todo género, son responsables del daño
causado por sus agentes o empleados en los efectos de los que habiten en ellas, o cuando tales efectos
desaparecieren, aunque prueben que les ha sido imposible impedir el daño.”
Art. 1120 C.C: “Las obligaciones de los posaderos respecto a los efectos introducidos en las posadas
por transeúntes o viajeros, son regidas por las disposiciones relativas al depósito necesario.” El art. 11222
del mismo cuerpo legal citado, nos dice que si el hotel perteneciere a dos o más dueños, no serán
solidariamente obligados a la indemnización del daño, sino que cada uno de ellos responderá en proporción
a la parte que tuviere, a no ser que se probare que el hecho fue ocasionado por culpa de uno de ellos
exclusivamente, y en tal caso sólo el culpado responderá del daño.
La doctrina entiende que estos artículos debieron haber sido colocados a continuación de los
estudiados en el depósito necesario y no citados en otro capítulo en forma aislada.
El art. 2230 del C.C así lo prevé; responde también de los hechos de los terceros, es decir, ya sean
de otro viajero o cualquier persona extraña, por su deber de vigilancia.
El art. 2330 del Código Civil dice: “El posadero y todos aquellos cuya profesión consiste en dar
alojamiento a los viajeros, responden de todo daño o pérdida que sufran los efectos de toda clase
introducidos en las posadas, sea por culpa de sus dependientes o de las mismas personas que se alojan en
la casa; pero no responden de los daños o hurtos de los familiares o visitantes de los viajeros.”
Vamos a decir entonces que la regla general es que el hotelero, como todo depositario se presume culpable de
toda pérdida o daño sufrido por las cosas del viajero a menos que demuestre que se ha originado en:
a)
culpa del propio viajero (art. 2236 del C.C).
b)
en un hecho de los familiares o visitantes de los viajeros damnificados (art. 2230 del C.C).
c)
en un acontecimiento de fuerza mayor (art. 2236 del C.C).
d)
en la naturaleza misma de la cosa.
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Complementando lo previsto en el artículo 2230 del Código Civil está el artículo 2236 del mismo
cuerpo legal que dice lo siguiente: “El posadero no es responsable cuando el daño o la pérdida provenga de
fuerza mayor, o de culpa del viajero.” Al respecto vease el caso Fernández citado en el capítulo siguiente
como jurisprudencia aplicada.
En particular se determina que significa aquello de fuerza mayor en este tipo de situaciones o
relaciones contractuales y en consecuencia dice el art. 2237 del Código Civil que: “no es fuerza mayor la
introducción de ladrones en posadas si no lo hiciesen con armas, o por escalonamiento que no pudiese
resistir el posadero.”
-Cláusulas exonerativas de responsabilidad o cláusulas de no responsabilidad:
Podemos decir conforme la doctrina dominante en este punto que son nulas todas las disposiciones,
estipulaciones o cláusulas contractuales por las cuales el hotelero intente o pretenda limitar la responsabilidad
que la ley le atribuye. Dicho de otra manera, son ineficaces, carentes de valor legal, los anuncios o avisos
puestos en lugares visibles con el mismo propósito, como por ejemplo cuando se dice: el hotel no se hace
responsable por las pertenencias del huésped. Igual suerte correría, es decir la de nulidad, si en lugar de la
utilización de carteles, se confeccionan preimpresos en donde se consigna que el hotel no se responsabiliza
por los bienes introducidos por el viajero. Aunque se firmado por el huésped, sigue siendo sin ningún valor
legal, ende un acto viciado que lleva a su nulidad. Es decir, si a pesar de firmar ese documento se decidiera
reclamar por las cosas perdidas no sería oponible ese papel firmado o esos carteles de que hablamos más
arriba. Esto es tratado en el art. 2232 del Código Civil cuyo texto se transcribió más arriba, a donde remitimos.
Siguiendo con esta idea se ha considerado que el depósito en hoteles tiene un carácter necesario
(por oposición al voluntario), atento a que el viajero no está en condiciones de discutir libremente sus
cláusulas o condiciones. Por otro lado nada obsta o nada se opone a que el hotelero asuma
responsabilidades mayores que las prevé o le impone la ley.
-Aplicación de otras normas:
Si bien se deben aplicar las normas mencionadas recientemente, y sabemos que estamos en presencia de un
depósito necesario o forzoso del cual el hotelero no se puede desentender, la ley dice que supletoriamente se
aplicarán las normas del deposito voluntario en tanto y cuanto no se contradiga o no esté expresamente
previsto en lo que respecta al depósito necesario.
Al respecto el art. 2239 del Código Civil dice: “En todo lo demás el depósito necesario es regido es
regido por las disposiciones relativas al depósito voluntario.”
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-Prueba en el contrato de hospedaje o contrato de hotelería:
Al respecto se dice que la prueba de la pérdida, la calidad, cantidad y valor de los objetos perdidos
puede hacerse por cualquier medio de prueba, es decir de cualquier manera o medio, sin limitación alguna.
Concordantemente con lo antedicho el art. 2238 del Código Civil dice: “En el depósito necesario es admisible
toda clase de pruebas.”
-El derecho de retención en el contrato de hotelería:
Haremos una salvedad o una aclaración al respecto en este punto cual es, que este derecho de retención fue
pensado o tuvo en miras la de proteger al posadero u hotelero ante la falta de pago o incumplimiento de la
prestación debida por parte del deudor, es decir por parte del huésped o viajero.
En la actualidad hay otros medios para garantizar el pago o futuro cumplimiento del huésped. Una manera el
utilizando la tarjeta de crédito del viajero completándose un cupón con un importe aproximado a lo estimado
de consumo, con la autorización correspondiente por parte del emisor de la misma. El método o sistema
puede variar según los casos y las modalidades operativas de cada hotel. De esta manera se evita utilizar o
ejercer el derecho de retención que deviene ante un incumplimiento del deudor. Digamos que una protección
que se otorga con posterioridad al hecho de la falta de pago. En el otro caso el recaudo es previo a que el
pago sea exigible, salvo que se pacte que el pago sea por adelantado, lo que dependerá de las condiciones
específicas de contratación.
Estos recaudos no serán necesarios si por ejemplo el huésped viene a través de agencia de viajes o
de turismo y con previo acuerdo con la agencia, se recibe del viajero el voucher correspondiente, que
después es canjeado con la agencia de turismo por el hotel. En general en la actualidad se le pide al
huésped o que acompañe una seño con la reserva de habitación, vigente hasta la fecha que estipule el
hotelero, o que pague por anticipado el pago de la habitación, o bien se estila que mediante la tarjeta de
crédito a la que se le pide autorización, se acredite el importe correspondiente a su estadía como una
garantía frente a un eventual incumplimiento en el pago de la tarifa de la habitación. Estos son medios mas
modernos que los tenidos en miras al momento de la sanción del Código Civil que data de 1869. Recordemos
que por ejemplo la ley de tarjeta de crédito es de 1999.
Volviendo al tema del derecho de retención diremos lo siguiente. Ello aparece en los artículos 2218,
2223, 3339 a 3346 del Código Civil. Señalaremos los más relevantes para nosotros.
El hotelero tiene el derecho de retención o el derecho de retener sobre todos los bienes o efectos
introducidos por el huésped en el hotel hasta ser pagado por su crédito.
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El art. 2223 del Código Civil dice: “El depositario puede retener el depósito por compensación de una
cantidad concurrente que el depositante le deba también por depósito; pero si se hubiese hecho cesión del
crédito, el cesionario no puede embargar en poder del depositario la cantidad depositada.” Esto tiene razón
de ser por aplicación del art. 2239 del C.C, ya trascrito mas arriba.
Ahora bien, esta facultad de ejercer el derecho de retención que detenta el hotelero no es absoluta.
Queremos decir que habrá ciertas limitaciones a ese derecho, las que surgen del art. 1° de la ley
12.296, que corresponde a la segunda parte del art. 3878 del C.C. Esa ley 12296 recibe el nombre de: ley
de inembargabilidad de ropas y objetos de uso indispensable.
Vincularemos con dicha normativa lo previsto en los artículos 2883 y 3886 del C.C.
Esa limitación al derecho de retención es sustancial al disponerse que, no puede recaer –esa
retención- sobre las ropas y cosas muebles consideradas como de uso indispensable, y los instrumentos
necesarios para su profesión, arte u oficio, es decir los de trabajo en general.
Al hablar sobre los privilegios en la segunda parte del art. 3878 –texto agregado y según al ley
12296- del Código Civil dice: “...Cualquiera sea el privilegio del acreedor, no podrá ejercerse sobre le lecho
cotidiano del deudor y de su familia, ropas y muebles de su indispensable uso y los instrumentos necesarios
para su profesión, arte u oficio. Sobre estos bienes tampoco podrá ejercerse el derecho de retención.”.
IX].CONTRATO DE HOTELERIA:
En este tema remitimos a lo dicho pertinentemente en el fascículo nro 1, al hablar de la hotelería,
acepciones, conceptos de hotelería, resaltando algún concepto vertido por la doctrina, en el derecho
argentino.- (Albeto G. Spota Contratos, tomo VIII. Editorial De Palma)
En este aspecto al contrato de hotelería se lo trata o estudia dentro del contrato de depósito (contrato
éste que será estudiado en la unidad número cinco). Lo cierto es que en el depósito necesario, nos hallamos
ante un contrato, pese a que se encuentra limitada la libertad para contratar y la libertad contractual. Esta
limitación se da en virtud de la existencia de los contratos masivos –en masa- o contratos de adhesión.
En lo que hace al contrato de hotelería Spota entiende que en este contrato no corresponde exagerar esa
situación de desigualdad. Es decir no corresponde imponer al hotelero la condición de depósito necesario o
forzoso.
Señala expresamente el citado autor que, el contrato de hotelería no se agota en el depósito de los
efectos del viajero (agregamos del huésped, como una terminología más propia de la industria de la
hospitalidad), ya que dice nos hallamos ante un contrato sustentado en un acto objetivo de comercio (de
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conformidad con lo previsto en el art. 8 del Cód. Com), -implicando este tipo de contrato de hoteleríaprestaciones locativas y, en su caso, de suministro de comestibles –en este caso decimos que en las
prestaciones básicas de contrato de hospedaje usualmente el servicio de desayuno se encuentra incluido en
la tarifa del contrato de hotelería-.
Continúa explicando el citado autor que, esa combinación de obligaciones, frente a la obligación
única del viajero, cual es la de pagar el precio, nos enfrenta ante el contrato combinado, pero en el cual lo
decisivo es el aspecto locativo, sin perjuicio de la aplicación de las normas sobre el depósito necesario,
tratándose del viajero –huésped- que no se subsume en el art. 2233 del C.C. Dicho de otra manera, no todo
contrato de hotelería implica un depósito necesario.
A este efecto es necesario transcribir el art. 2233 del C.C que dice: “La responsabilidad impuesta a
los posaderos, no se aplica a los administradores de fondas, cafés, casas de baños y otros establecimientos
semejantes, ni respecto de los viajeros que entren en las posadas, sin alojarse en ellas.”
Al efecto la nota a dicho artículo del Código Civil nos ilustra al decir que: si limitamos al posadero que recibe
efectos de viajeros, la responsabilidad impuesta en los artículos anteriores, es porque sólo los viajeros se ven
en la necesidad de llevar consigo a las posadas las cosas con que viajan. Una persona, por ejemplo, que va a
un café, no tiene necesidad de llevar consigo una bolsa de dinero ni de sacar su reloj y ponerlo en una mesa
de café. Cita de Aubry y Rau, ·406, nota1.- Esta es la explicación por la cual en palabras de Spota, no todo
contrato de hotelería implica un depósito necesario. Deberíamos decir que el contrato de hotelería típico
incluye el contrato de depósito, o lo presupone. En los casos en los que el viajero no se hospeda en el hotel la
situación es distinta. En consecuencia hay un distinto tratamiento legal, al huésped que hace uso de las
instalaciones de la cafetería del hotel, o del restaurante, en donde no se aplica la figura y la responsabilidad
del contrato de depósito, en virtud de la norma legal citada, ello no empece a que si el hotelero quiere asumir
una responsabilidad mas gravosa lo pueda hacer, si se quiere hacer responsable de las cosas introducidas al
restaurante del hotel, por los “huéspedes” del restaurante (que está dentro del hotel).-
Podemos decir que hotel u hotelería se traduce en el aspecto legal en un contrato, vinculando, al
hospedaje, alquiler de habitación, más un contrato de depósito, adicionados otras obligaciones
(servicios adicionales que preste el hotel, como estacionamiento, spa, gym,room service,
lavandería, restaurante,etc. ), a cambio de un pago de precio por el huésped.
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SEGUNDA PARTE: JURISPRUDENCIA APLICADA A LA ACTIVIDAD HOTELERA.
1) DAÑOS Y PERJUICIOS. Responsabilidad por la sustracción de cosas. Contrato de hospedaje.
SENTENCIA NÚMERO: doscientos once.- (sentencia de primera instancia). 196.-
Córdoba, uno de Abril de mil novecientos noventa y ocho.
Y VISTOS: Estos autos caratulados “La Metro S.R.L. c/Ducal Suites Hotel S.A. y otro –Ordinario-”, de los
que resulta:
I) Que a fs. 26/29 comparece el Sr. Victor Edgardo Pinkas en nombre y representación de La Metro S.R.L.,
personería que es acreditada en autos, quien deduce demanda ordinaria contra de Ducal Suites Hotel y/o
Ducado S.A. persiguiendo el cobro de la suma de Pesos treinta y cuatro mil cuarenta y cinco con mas
intereses y costas.Expresa el compareciente que el día nueve de mayo de mil novecientos noventa y seis en el carácter de
representante de La Metro S.R.L. rentó el salón y los servicios del Ducal Suites Hotel de Ducado S.A., y que
dicha locación tenia como objetivo practicar en el salón rentado (entrepiso) una exhibición consistente en una
demostración de Edición no Lineal (mediante placa electrónica Vincent de Tada Traslation, para compresión
de video y Sonido) asimismo difundir las cualidades educativas y técnicas de La Metro S.R.L. mediante
material único audiovisual, la que se llevaría a cabo durante las horas de la mañana y de la tarde en forma
ininterrumpida con concurrencia de numeroso publico, y que para realizar la exhibición debió llevarse una
serie de instrumental que detalla en la demanda a la que me remito y cuyo valor asciende a la suma
reclamada, y que al finalizar la exhibición y en circunstancias en que se aproximaba a la caja para liquidar las
cuentas mientras personal uniformado del hotel identificado procedía a trasladar los enceres que se llevó a la
demostración debidamente acomodados y embalados para su traslado desaparece el bolso arriba descripto
con los efectos detallados, por lo que se labraron actuaciones en la justicia del crimen, Fiscalía del Tercer
Turno, las que no dieron resultados, por lo que entendiendo que la responsabilidad por la pérdida de dichos
enceres recae en la demandada, dirige la acción contra la misma reclamando la suma antes relacionada.II) Admitida la presente acción y citada la demandada de comparendo cumple con el emplazamiento a fs. 36
otorgándosele participación de ley a la vuelta de dicha foja, solicitando se cite en garantía a la aseguradora
Instituto Italo Argentino de Seguros Generales S.A.III) Que a fs. 40 comparece la citada en garantía y se le otorga participación de ley a fs. 41.197.IV) Que a fs. 42/44 contesta el traslado de la demanda la demandada y la citada en garantía quiénes solicitan
el rechazo de la demanda con costas, reconocen la existencia del contrato celebrado con la actora, negando
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la pérdida de los objetos reclamados por la actora y negando tener cualquier tipo de responsabilidad toda vez
que en autos, no es de aplicación la normativa relativa al depósito y a la responsabilidad del posadero, toda
vez que la relación que la vinculó con la actora, no hace a la actividad hotelera, por lo que insisten en el
rechazo de la demanda con costas en función de los demás argumentos que vierten en el escrito en cuestión
al que me remito.V) Abierta la causa a prueba obra en autos la que fuera ofrecida y diligenciada por las partes.VI) Clausurado el término de prueba y corridos los traslados para alegar la actora lo evacúa a fs. 176/179 y la
demandada y citada en garantía hace lo propio a fs. 180/182 vta.VII) Dictado y consentido el decreto de autos queda la causa en estado de ser resuelta.Y CONSIDERANDO:
I) Que conforme quedara trabada la litis según fuera detallado en la relación de causa a la que me remito a fin
de abreviar, se impone adelantar desde un comienzo que el vínculo contractual, invocado por la actora en su
demanda y que la vincula con la demandada no se encuentra controvertido, toda vez que esta última lo
reconoció en ocasión de contestar el traslado de la demanda al igual que su aseguradora.Ahora bien, en lo que si existe controversia es en las condiciones que se realizó la contratación, es decir que
servicios, además del uso del mismo, incluía, toda vez que el pago del precio por parte de la actora por el
uso del salón, y el uso del salón por parte de esta tampoco es motivo de controversia.Pues bien, la actora afirma que además del uso del salón, la demandada tomó a su cargo obligaciones tales
como servicios de fax, recepción, y seguridad entre otros; extremo que es resistido por la demandada.II) Corresponde así marcar los limites dentro de los que debe encuadrarse la contratación celebrada por las
partes.- Es regla de interpretación de los contratos que los mismos deben celebrarse, interpretarse y
ejecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender,
obrando con cuidado y precaución. (arg. art. 1198 CCC).198.Conforme con lo dispuesto por la norma legal transcripta y atento a la documental obrante en autos, queda
acreditado que la demanda contaba con servicio de vigilancia las veinticuatro horas del día, más resta saber
que alcance tiene el servicio de vigilancia.En ese orden de ideas, entiendo, que el servicio de vigilancia tiende a resguardar la seguridad de las
personas y de las cosas mismas, dentro del hotel de propiedad de la demandada. Dicho de otro modo, tiende
a evitar sobresaltos entre las personas que se alojan o se encuentran en el mismo.Siendo así las cosas, a mi modo de ver, el servicio de vigilancia con que cuenta el hotel, según fuera
confesado por la propietaria de la misma, no es responsable de la custodia de las personas o de los bienes de
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la misma en otros términos que no fueran los señalados, es decir vigilar quién entra y quién se retira del hotel,
o porqué y a que entra en el hotel, nada más.Ahora bien, la actora pretende ser indemnizada por el hurto de los bienes que denuncia en la demanda, pero
es del caso que su reclamo no puede ser recibido y ello es así:
a. porque conforme surge de autos, en primer término no se encuentra suficientemente acreditado el hurto de
los bienes de la actora, puesto que a mi juicio, la prueba testimonial rendida, no alcanza a formar convicción
al respecto, toda vez que en las actuaciones labradas ante la Justicia del Crimen ni siquiera se llegó a
corroborar dicho extremo, ni se ubicaron a los posibles responsables, y lo mismo se infiere de las
testimoniales arriba relacionada.b. porque en autos y como bien se sostiene en la contestación de la demanda, no es de aplicación la
normativa del art. 1118 del Cód. Civil, puesto que la dicha norma regula la responsabilidad de los hoteleros
por los bienes de las personas que se alojan en los mismos. Y en autos, la contratación con el hotel no versó
sobre hospedaje sino sobre el arriendo de un salón para un determinado evento.c. porque tampoco es de aplicación es autos la normativa del art. 1113 del Cód. Civil en cuanto regula la
responsabilidad por el hecho del dependiente, toda vez que tampoco se encuentra acreditado que los bienes
del actor fueran sustraídos y/o extraviados por culpa de un dependiente de la demandada.
d. porque aún teniendo por acreditado el servicio de vigilancia del hotel de propiedad de la demandada, no
aparece que el servicio sea deficiente como para achacar //
199.responsabilidad a ésta última, puesto que si el organizador del evento fue la propia actora, es en su cabeza
en quien recae la responsabilidad respecto del cuidado y traslado de los bienes que ingresó en el hotel, como
por las personas invitadas al evento en cuestión. Cabe a ello agregar que como se dijo ni siquiera se
encuentra acreditado donde se produjo la pérdida de los objetos de la actora, ni en que circunstancias ello
ocurrió.Tampoco se encuentra acreditado que el traslado de dichos bienes estuviera a cargo de la demandada,
puesto que dicho servicio no se encuentra enumerado dentro de la oferta que brindara la misma y que obra
agregada en autos.A modo de conclusión cabe adelantar que en autos sólo quedó acreditado la existencia de la contratación
entre las partes respecto del salón del hotel de propiedad de la demandada y los servicios que esta debía
prestar, más no se acreditó ni el hurto que sirve de plataforma al reclamo de la actora, ni mucho menos los
responsables del mismo; y por lógica consecuencia tampoco se acreditó, que fallara el servicio de vigilancia
con que contara el hotel.-
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III) Conforme lo expuesto se advierte que la demanda incoada en autos debe ser desestimada en todas sus
partes, lo que así queda decidido.
IV) Las costas del presente deben ser soportadas por la actora que reviste el carácter de vencida en los
términos del art. 130 del C. de P.C., no corresponde regular los honorarios a su letrado patrocinante conforme
lo dispuesto por el art. 25 del Cód. Arancelario.
Por lo hasta aquí expuesto y lo dispuesto por las normas legales citadas y concordantes:
RESUELVO:
I) Desestimar la demanda incoada por La Metro S.R.L. en contra de Ducal Suites Hotel y Ducado S.A.
II) Imponer las costas a la actora a cuyo fin regulo los honorarios del Dr. Mario Carrer en conjunto y
proporción de ley con el Dr. Juan Apacilo en la suma de Pesos siete mil quinientos y los del Dr. Gustavo
Viramonte (h) por la asistencia técnica de la citada en garantía en la suma de Pesos siete mil quinientos, y no
regular honorarios a los letrados de la actora Dres. Julio Cesar Roncella y Marcelo Oviedo conforme lo
dispuesto por el art. 25 del Cód. Arancelario. PROTOCOLICESE, HAGASE SABER y DESE COPIA.JUEZ
LA. LEY. REVISTA JURIDICA. CORDOBA. ARGENTINA.
DAÑOS Y PERJUICIOS. Responsabilidad por el hecho del dependiente- Alcances- Hotel- Traslado de
equipaje.
1. El principio genérico establecido en la primera parte del art. 1113 del Cód. Civil, se explica con la misma
razón que la responsabilidad por el hecho propio: la culpa, y a los fines de imputar tal responsabilidad
corresponde determinar la antijuridicidad del hecho dañoso del dependiente –la existencia del cuasidelito
imputado al mismo- y, en su caso, el nexo entre sus funciones y el hecho.
2. La doctrina de la garantía legal –que explica el fundamento de la responsabilidad consagrada en la
primera parte del art. 1113 del Cód. Civil –constituye al principal en garante de las culpas de sus
subordinados en el ejercicio de sus funciones, y si no procede la acción contra el dependiente tampoco
puede proceder contra el comitente.
3. Si la desaparición de equipaje ocurre a manos de un portamaletas que en ese momento trasladaba el
mismo, el hotel para el cual trabaja debe responder por los daños ocasionados, en los términos de la
primera parte del art. 1113 del Cód. Civil, ya que el deber de vigilancia de las cosas surge desde el
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instante en que el empleado –maletero se avocó al traslado, y sobre la base de que el hotel aseguro
mediante la oferta tener servicio de seguridad y vigilancia.
C7ªCC Córdoba, noviembre 12-998(*).- La Metro S.R.L. c. Ducal Suites Hotel S.A. y otro.(*) Citas legales del fallo núm.....: ley 24.432 (Adla, LV-A, 291).2ª Instancia.- Córdoba, noviembre 12 de 1998.
1ª ¿Es justo el pronunciamiento apelado? 2ª ¿Qué corresponde decidir?
1ª cuestión.- El doctor Flores dijo:
1. En contra de la resolución denegatoria de la pretensión cuya parte resolutiva ha sido antes
transcripta, se agravia la actora, en primer lugar, por cuanto considera que la a quo no da el alcance debido al
servicio de vigilancia que le compete a la demandada y que comprende la custodia de personas y cosas.
Critica la afirmación del sentenciante en relación a que las funciones de vigilancia están limitadas a “ver”
como el simple hecho de mirar quien entra, se retira, o por qué y a qué entra al hotel. En este sentido, señala
que tal conclusión resulta arbitraria, toda vez que padece de fundamentación alguna; y afirma que la
demandada omitió denunciar la existencia de un servicio de seguridad; denunciando marcadas
contradicciones en la resolución recurrida pues en ella se postula “...que el servicio de vigilancia tiende a
resguardar la seguridad de las personas y de las cosas de las mismas, dentro del hotel de propiedades de la
demandada...”. Siendo que luego dice que “...el servicio de vigilancia con que cuenta el hotel, según fuera
confesado por la propietaria del mismo, no es responsable de la custodia de las personas o de los bienes de
las mismas en otros términos que no fueran los señalados, es decir vigilar quién entra y quién se retira del
hotel, nada más...”. Se queja también porque estima que es errado el decisorio en cuanto a que en él se
sostiene “que de las testimoniales rendidas y de las actuaciones labradas ante la justicia del crimen no se
alcanza a formar convicción respecto de la acreditación del hurto...”. Expresa que el hurto fue debidamente
probado con las testimoniales aportadas a fs. 105, 112, y 114, y, sostener la falta de ubicación de los
responsables por parte de la justicia del crimen importa una afirmación dogmática que carece de sustento
legal. Además se agravia en cuanto el inferior expone que no son aplicables en el caso de autos los arts.1118
y 1113 del Cód. Civil.
En cuanto a la primera de las normas citadas comparte con la juzgadora dicho
criterio, pero expone su crítica en cuanto a que el argumento sirva como base para dar la visión de una
correcta y completa fundamentación del fallo. En cuanto al eximente de responsabilidad (art. 1113, Código
Civil) se interpreta erróneamente dicho dispositivo, toda vez que para la determinación de la misma no se
exige la concurrencia de culpa. Otro agravio surge, en cuanto la sentenciante pone a cargo de su
representada el cuidado y traslado de las cosas, ya que esta tarea debe ser llevada a cabo por la demandada
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surgiendo de la propaganda que ésta efectúa, asegurando que cuenta con servicio de vigilancia las 24 horas
del día. Reprocha la condena al pago de honorarios de los profesionales de la citada en garantía, ya que
dicha citación fue realizada por la demandada. Y por último entiende que es injusta la imposición de costas en
su totalidad y a su cargo, debiendo soportarse según lo establecido en el art. 1º de la ley 24.432.2. Entrando al examen de la cuestión cabe señalar, que si bien la parte demandada sostiene que la
relación contractual mantenida entre las partes jamás pudo implicar una obligación de “garantía” o de “guarda”
por los bienes introducidos al salón del hotel, la pretensión tiene fundamento en la responsabilidad indirecta o
refleja del principal por los hechos dañosos causados por personas que están bajo su dependencia. La
expresa mención que formula el actor de la demanda en cuanto alude a que la “desaparición” del bolso
ocurrió a manos de un botones (portamaletas) que en ese momento trasladaba los bultos en cuestión, permite
interpretarlo de ese modo (v. aparts. V y VI a fs. 27 vta.). Se trata del principio genérico establecido en la
primera parte del art. 1113 del Cód. Civil que se explica con la misma razón que la responsabilidad por el
hecho propio: la culpa. La demandada debería responder –a juicio del demandante- porque ha incurrido
personalmente en una culpa que la ley presume; ya en la elección del empleado, o en su vigilancia, o en
ambas a la vez. No obstante he de reconocer que de acuerdo a la doctrina de la garantía legal que también
explica el fundamento de la responsabilidad consagrada en esta primera parte de la norma, el cuadro fáctico
tampoco le es ajeno, porque el empleador se halla en la situación jurídica en que se encontraría el empleado
si fuese demandado. Y como no se responde por el hecho propio sino cuando a su autor se le puede imputar
culpa o dolo, la ley constituye al principal en garante de las culpas de sus subordinados en el ejercicio de sus
funciones. Obviamente que si no procede la acción contra el dependiente, tampoco puede proceder contra el
comitente. En definitiva, cualquiera sea la teoría que fundamente la responsabilidad consagrada en la primera
parte del primer párrafo del art. 1113, corresponde determinar la antijuridicidad del hecho dañoso del
dependiente (la existencia del cuasidelito imputado al mismo), y, en su caso, el nexo entre sus funciones y el
hecho.
Como primera medida cabe destacar que la documental agregada por el accionante a fs. 62/64
(folleto que acompaña la carpeta y cotización del Hotel Ducal) resulta demostrativa de que la demandada es
una empresa hotelera que además ofrece sus salones para reuniones de trabajo, conferencias exposiciones,
desfiles, fiestas y cualquier evento que fueran requeridos, incluyendo el personal de vigilancia las 24 hs.
ininterrumpidas del día. Con las testimoniales de fs. 138 y 142 se alcanza un grado de certeza respecto a las
circunstancias en que desaparece el bolso; es decir, corre bajo el ámbito de custodia del personal del hotel,
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más precisamente cuando era trasladado para ser cargado en un vehículo. Se trata de un descuido imputable
a título de culpa del dependiente. A tal efecto véase la testimonial de Liendo cuando señala, “...que sabe que
desapareció un bolso, el que había quedado con un montón de valijas...”; “...que el conserje actuó aceptando
que estaba el bolso y después desapareció ...”; y cuando afirma “...que los bolsos donde se encontraban los
materiales utilizados por la Metro, fueron dejados por personal del hotel en la puerta de salida del mismo, a
poca distancia de la Recepción...”. Del interrogatorio de Vega Steiner surge que al llegar a la Planta Baja del
hotel, cuando él estaba con Pinkas, el maletero del hotel se le acercó a este último a informarle que el bolso
no estaba frente a la recepción. Por su parte el testigo ofrecido por la demandada, Küning, botones del Ducal
Suites Hotel, respondió que ese día como a las 6 o 7 de la tarde le pidieron que acercara unos bolsos desde
la recepción hasta la puerta de afuera, que sabía que era gente que había alquilado el Salón de
Convenciones; una vez puestos los bolsos afuera y al no haber lugar en el vehículo en el que debían cargar
los mismos, le pidieron que buscara otro vehículo, que era de las otras personas que habían estado en la
Convención; que estaba estacionado en la cochera; que antes de ir a buscar el otro auto vuelve a poner los
bolsos restantes dentro del hotel; y al llegar con el otro vehículo a la puerta, entra y advierte que le faltaba uno
de los bolsos; pregunta a los responsables de la Convención si ellos lo habían tomado; al tener una respuesta
negativa comunica al gerente del hotel, sugiriéndole éste que lo siga buscando; luego el gerente, Sr.
Gonorovsky se hizo cargo de la situación. Conforme todas esas declaraciones resulta claro que el bolso
desaparece dentro del Ducal Suites Hotel y bajo la custodia del personal del mismo.
No obstante, frente a cualquier duda sobre la exacta configuración de culpa en la conducta del
subordinado, la ley protege a la víctima inocente por un legitimo interés social. Debe entenderse que ante el
conflicto del damnificado y la demandada, se pronuncia a favor de aquél; pues mientras la víctima es ajena al
hecho de la “desaparición”, la demandada, en mayor o menor medida, ha puesto una condición para que se
produzca (la falta de seguridad y vigilancia ofrecida). Cobra aquí importancia la doctrina citada por la actora
en su importancia la doctrina citada por la actora en su alegato y en la expresión de agravios, que señala que
hay casos en los que existen una serie de falencias por parte del prestador de servicios o de sus agentes y
dependientes, las que sumadas y en su conjunto, se erigen en causa adecuada del suceso. El deber de
vigilancia de las cosas surge desde el instante en que el empleado-maletero se avocó al traslado, y sobre la
base de que el hotel aseguró mediante la oferta tener servicio de seguridad y vigilancia. De ahí, al asumir la
tarea de trasladar o transportar las cosas desde el interior del hotel hasta el exterior, asumió implícitamente el
deber de garantizar que las mismas no se extraviaran en el camino.
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Por esas razones corresponde declarar la responsabilidad de la demandada.
3. En cuanto a la determinación del importe de los daños, corresponde acoger las puntualizaciones
postuladas por la accionante a fs. 215; pues conforme la doctrina sentada por el Tribunal Superior de Justicia,
si un extremo de la demanda no ha sido negado por la accionada, la inexistencia de una prueba en contrario
debe llevar a su aceptación como extremo incontrovertible de la litis. (Sentencia Nº 20 del 22/9/87). El
desconocimiento del valor de los bienes por el demandado, no importa negación categórica, e implica una
confesión por parte de la demandada respecto del monto denunciado por la actora en su escrito de demanda.
Por lo tanto resulta aplicable lo dispuesto en el art. 192 del Cód. Procesal Civil. Por ello y de conformidad a lo
dispuesto por los arts. 333, 334 y 335 del Cód. de Proced. Civil, ha de estarse a la estimación practicada en la
demanda coincidentemente con lo declarado por los testigos Liendo y Cuestas. Por todo ello, y contestando
al interrogante que inquiere sobre la justicia del pronunciamiento, respondo negativamente al mismo.
El doctor González dijo:
Adhiero a los fundamentos y conclusiones arribados por el vocal preopinante, votando en
consecuencia en idéntico sentido.
El doctor Mooney dijo:
Adhiero a los fundamentos y conclusiones arribados por el vocal Flores, votando en consecuencia en
idéntico sentido.
2ª cuestión.- El doctor Flores dijo:
1) Corresponde revocar la sentencia de primera instancia en todo cuanto decide. 2) Hacer lugar a la
demanda incoada por la Metro S.R.L., condenando a la accionada a pagar al actor la suma de $34.045, con
más los intereses moratorios a computarse desde la fecha del hecho, a una tasa equivalente a la pasiva
promedio que publica el Banco Central incrementada en el 0.5 % nominal mensual. 3) Imponer las costas de
ambas instancias a la accionada.
El doctor González dijo:
Adhiero a los fundamentos y conclusiones arribados por el vocal preopinante, votando en
consecuencia en idéntico sentido.
El doctor Mooney dijo:
Adhiero a los fundamentos y conclusiones arribados por el vocal Flores, votando en consecuencia en
idéntico sentido.
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Por el resultado de la votación que antecede y por unanimidad, se resuelve: 1) Revocar la sentencia
de primera instancia en todo cuanto decide. 2) Hacer lugar a la demanda incoada por la Metro S.R.L.,
condenando a la accionada a pagar al actor la suma de $ 34.045, con más los intereses moratorios a
computarse desde la fecha del hecho, a una tasa equivalente a la pasiva promedio que publica el Banco
Central, incrementada en el 0.5 % nominal mensual. 3) Imponer las costas de ambas instancias a la
accionada.- Jorge M. Flores.- José E. González. –Alfredo E. Mooney.
CITAS LEGALES: Fallos de 1ª y 2ª Instancia
Art. 1113 del CC: “La obligación del que ha causado un daño se extiende a los daños que causaren los que
están bajo su dependencia, o por las cosas de que se sirve, o que tiene a su cuidado.
En los supuestos de daños causados con las cosas, el dueño o guardián, para eximirse de responsabilidad,
deberá demostrar que de su parte no hubo culpa; pero si el daño hubiere sido causado por el riesgo o vicio de
la cosa, sólo se eximirá total o parcialmente de responsabilidad acreditando la culpa de la víctima o de una
tercero por quien no debe responder.
Si la cosa hubiese sido usada contra la voluntad expresa o presunta del dueño o guardián, no será
responsable”.
Art. 1118 del CC: “Los dueños de hoteles, casas públicas de hospedaje y de establecimientos públicos de
todo género, son responsables por el daño causado por sus agentes o empleados en los efectos de los que
habiten en ellas, o cuando tales efectos desapareciesen, aunque prueben que les ha sido imposible impedir el
daño”.
Art. 1198 del CC: “ Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y de acuerdo con
lo que verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender, obrando con cuidado y previsión.
En los contratos bilaterales conmutativos y en los multilaterales onerosos y conmutativos de ejecución diferida
o continuada, si la prestación a cargo de una de las partes se tornara excesivamente onerosa, por
acontecimientos extraordinarios e imprevisibles, la parte perjudicada podrá demandar la resolución del
contrato. El mismo principio se aplicará a los contratos aleatorios cuando la excesiva onerosidad se produzca
por causas extrañas al riesgo propio del contrato.
En los contratos de ejecución continuada la resolución no alcanzará a los efectos ya cumplidos.
No procederá la resoluciónm si el perjudicado hubiese obrado con culpa o estuviese en mora.
La otra parte podrá impedir la resolución ofreciendo mejorar equitativamente los efectos del contrato”.
LA ACTIVIDAD HOTELERA Y EL DEBER DE CUSTODIA. (material publicado en la revista La Ley
Córdoba) Revista Jurídica Argentina LA LEY Córdoba. Año 16/número 10/ noviembre de 1999. Pág.
1465/71. Por Eduardo David Varela.
Introducción
La plataforma fáctica
La cuestión a debatir. El marco legal.
Conclusión
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I)Introducción: Preciso es hacer una introducción a la cuestión a desarrollar para adentrarnos en lo que
efectivamente sucedió, o al menos lo que se cree acaeció a la luz de lo que finalmente se resolvió en el caso.
Dejamos a salvo que si bien pudo haber acontecido algo distinto, lo resuelto fue en base a lo que luce del
expediente judicial, del cual creímos prudente tomar partes de la sentencia de primera instancia que fijan los
hechos, analizando las pruebas, su valoración y contraste con las conclusiones hechas por la Cámara. No
hacemos juicio de valor sobre el porque de una postura u otra atento a que la interpretación de hechos, de un
contrato y mas aun los fundamentos de una sentencia pueden variar. El derecho no es una ciencia exacta.
II) La plataforma fáctica: Conveniente es determinar y acotar el marco de los hechos para poder ahondar en
la cuestión legal, materia del capitulo que sigue. Para ello nos adentraremos en la sentencia de primera
instancia que diagrama en los resultandos de la misma los aspectos que en este capítulo nos interesa
delinear.
Así, La Metro S.R.L., deduce demanda ordinaria contra de Ducal Suites Hotel y/o Ducado
S.A. persiguiendo el cobro de la suma de Pesos treinta y cuatro mil cuarenta y cinco con mas intereses y
costas. Expresa que el día nueve de mayo de mil novecientos noventa y seis en el carácter de representante
de La Metro S.R.L. rentó el salón y los servicios del Ducal Suites Hotel de Ducado S.A., y que dicha locación
tenía como objetivo practicar en el salón rentado (entrepiso) una exhibición consistente en una demostración
de Edición no Lineal (mediante placa electrónica Vincent de Tada Traslation, para compresión de video y
Sonido) asimismo difundir las cualidades educativas y técnicas de La Metro S.R.L. mediante material único
audiovisual, la que se llevaría a cabo durante las horas de la mañana y de la tarde en forma ininterrumpida
con concurrencia de numeroso público, y que para realizar la exhibición debió llevarse una serie de
instrumental y cuyo valor asciende a la suma reclamada ($34.045), y que al finalizar la exhibición y en
circunstancias en que se aproximaba a la caja para liquidar las cuentas mientras personal uniformado del
hotel identificado procedía a trasladar los enceres que se llevó a la demostración debidamente acomodados y
embalados para su traslado desaparece el bolso arriba descripto con los efectos detallados.
Partiremos de la premisa de que esto fue lo que ocurrió, más allá del tenor puesto por el
reclamante. Sin perjuicio de ello es oportuno recrear que contestan el traslado de la demanda la demandada y
la citada en garantía quiénes solicitan el rechazo de la demanda, reconociendo la existencia del contrato
celebrado con la actora, negando la pérdida de los objetos reclamados por la actora y negando tener
cualquier tipo de responsabilidad toda vez que sostienen no es de aplicación la normativa relativa al depósito
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y a la responsabilidad del posadero, toda vez que la relación que la vinculó con la actora no hace a la
actividad hotelera.
Hasta aquí los hechos que aunque controvertidos nos dejan entrever sobre que habrá luego
de recaer el derecho, destacando que el hecho generador de responsabilidad se produce cuando el bolso era
trasladado para ser cargado en un vehículo, desde la recepción del hotel, habiendo desaparecido dentro del
hotel.
Alguien a dicho que los hechos preceden al derecho y luego se interpreta el derecho en
función de lo ocurrido, y agregamos también desde el punto de vista de lo probado en el orden procesal.
III ) La cuestión a debatir. El marco legal.
No parece estar en discusión el vínculo contractual, circunscripto en una locación de cosa, diríamos los
términos del art. 1493 y concordantes del C.C. Sin embargo las condiciones de contratación al decir del juez
de primera instancia fueron motivo de controversia, y a la postre marco o definió el tema a dilucidar con las
consecuentes responsabilidades que ello generó.
Existió un arrendamiento entre las partes, pero los servicios que esta incluía deben ser
interpretados a la luz de los principios de interpretación de los contratos, además de cómo pudo haberse
pactado antes de su efectiva celebración, así como por los hechos posteriores a su celebración, es decir por
como se desarrollo el cumplimiento del mismo. Pondremos de resalto la circunstancia que el contrato se
celebró, ejecutó o desarrolló, y finalmente se cumplió en un hotel. El locador era una empresa dedicada a la
hotelería, materia en la que son de aplicación los arts. 2182, 2187, 2227, 2229 y concordantes del código
civil (deposito necesario, hospedaje) , y aunque la contratación que dio origen al reclamo judicial no guarda
estricta relación con la actividad especifica del hotel no puede descartarse sin mas su influencia al menos en
la interpretación del contrato y en el contexto en el cual el mismo tuvo ejecución.
Otra cuestión a debatir es el ilícito y su influencia con la relación contractual, a su vez la
relación o no entre el delito y su influencia para la suerte de la acción civil, art. 1096 y sstes del C.C.
Entendemos que ninguna relación existe entre el delito y el reclamo de daños y perjuicios civil, atento a que la
segunda no depende de la suerte de la primera, atento a que el hecho generador es un incumplimiento
contractual en el ámbito del art. 1113 C.C. Por analogía -permitida en derecho civil- cito: “el art. 1101 solo es
aplicable en los supuestos en que el pronunciamiento civil se encuentra vinculado a la sentencia a dictarse en
sede criminal, en relación a la calificación de los hechos en que se funda la acción civil, condición que no se
configura cuando la motivación del reclamo de resarcimiento no se halla en cabeza de los autores del ilícito –
robo- sino del banco que debía responder por la guarda de los efectos depositados en dichas cajas.”
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CNCom, sala B, junio 10-1998.- Goldszer, Salomón c. Banco Mercantil Argentino, S.A. s/sumario.
ED.11/nov,1998.- En nuestro caso, no se demanda al autor del robo/hurto del bolso, sino al hotel que tenía
la custodia del mismo, sobre la base de un incumplimiento contractual.
Dicho en otros términos, creemos que no es de aplicación la normativa del art. 1102 y 1103
del C.C al caso en cuestión. No hubo ni condena ni absolución. Esta aplicación de normas devendría
aplicables si se fuera a reclamara el daños y perjuicios al autor del robo o hurto del bolso en cuestión. No es
el caso aquí, La Metro reclama a quien cree incumplió un deber derivado de un contrato, acto jurídico licito, y
en ese marco solicito la reparación del daño, lo cual tiene acogida favorable por aplicación del art. 1113,
hecho del dependiente, maletero del hotel.
Volviendo a la cuestión, la locadora pago el precio de la locación del salón a la demandada,
en la forma estipulada, siendo que el salón se encontraba dentro del hotel. Efectivamente ese salón se utilizó
para los fines propuestos, es decir llevar a delante esa conferencia y exhibición del producto de La Metro.
Si La metro sostiene que además del uso del salón, la demandada tomó a su cargo
obligaciones tales como servicios de fax, recepción, y seguridad entre otros, no parece esto desacertado o
fuera del contexto en el que se desarrolló el contrato. No tenemos un contrato escrito –es usual en el ámbito
hotelero la contratación verbal-, aunque si contrato, por lo que el contexto y como se llevó a cabo el mismo
adquieren relevancia. Si hablamos de un Hotel hablamos de una organización de medios técnicos y
humanos, con un sentido económico, en donde habitualmente en el marco de una contratación típicamente
hotelera el contrato de deposito y de hospedaje es o son los actos jurídicos por excelencia que lo vinculan con
el llamado huésped o huésped externo (por oposición al llamado huésped interno o dependiente). En estos
casos la cuestión de la seguridad toma relevancia como consecuencia de las obligaciones inherentes al
contrato de hospedaje y al de depósito necesario ya señalados.
Hecha esta aclaración, pudo haberse entendido y pactado que la locación de ese salón de
conferencias sólo se limitaba al alquiler de la cosa en si sin ningún tipo de accesorio, o más bien que
contratado de alquiler incluía este plus con el que cuenta una organización hotelera, que a su vez lo oferto a
través de publicidad escrita.
Para ser mas preciso quedó acreditado que la demanda contaba con servicio de vigilancia
las veinticuatro horas del día. Aunque su alcance fue materia de discusión también.El hecho generador de la responsabilidad de la demandada fue el hecho ilícito cometido por
un tercero, (el hecho delictivo no fue cometido por uno de sus dependientes o al menos no fue probado ni
nadie lo sostuvo siquiera) o más bien un incumplimiento contractual por el cual deba responder a tenor de ser
una inobservancia de uno de sus dependientes.
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De cualquier manera si bien el ilícito aparece como generador de responsabilidad, o el
percutor del reclamo judicial la responsabilidad del hotel se da en el marco contractual aun por la perdida de
un equipaje o bolso como en este caso, y que no necesariamente degenera en un ilícito del código penal
(pérdida no es robo o hurto).
A modo de ilustración señalamos que en el contrato de hospedaje que conlleva al de
depósito el deber de custodia de las cosas y de los bienes del huésped hace que el hotel responda por el
hecho propio, de terceros y de los de sus dependientes a tenor del art. 2230 C.C. Así dicho, nótese la
similitud con la responsabilidad por el robo o pérdida del bolso que se le atribuyó al hotel demandado.
Es claro que el hotel puso a disposición del locatario de los servicios extras que cuenta un
hotel (incluidos en su contrato típico de hospedaje-depósito), y que también aquí fue incluido aunque en una
contratación -locación de cosa- que no se limitó a esta última forma contractual descripta y prevista en el
código civil, sino que fue mas allá –custodia/ depósito- y esto fue lo que motivó y movió a La Metro a contratar
con el Hotel y no con otro. La seguridad estaba incluida, el deber de custodia del que habla el contrato de
depósito estaba incluido aunque esto no surja de los fundamentos de ambas instancias.
Si bien, atento a que la contratación con el hotel no versó sobre hospedaje sino sobre el
arriendo de un salón para un determinado evento, no es de aplicación el art. 1118 del Cód.
Civil(responsabilidad de los hoteleros por los bienes de las personas que se alojan en los mismos) hay puntos
que lo acercan con aquellos contratos aunque no los absorbe, mas si tenemos en cuenta que según la lectura
de las pruebas la alzada encuentra acreditado que los bienes del actor fueron sustraídos y/o extraviados por
culpa de un dependiente de la demandada, aunque una lectura de la sentencia de primera instancia resalta lo
contrario.Por ultimo, si bien el art. 1113 C.C, es el marco legal para sustentar la responsabilidad del
locador por los hechos del dependiente –portamaletas-, esa responsabilidad por el hecho de este se
circunscribe en la órbita contractual. Habrá que diferenciar: por un lado el hecho ilícito, el robo o hurto (si es
que el mismo existe como delito) o la simple desaparición, el cual genera responsabilidad al autor del delito
(un tercero o un personal del hotel) art. 1109 C.C; por el otro la responsabilidad contractual que se produce a
consecuencia de ese hecho ocurrido, lo que se incumple es un contrato que incluía la vigilancia de cosas y
personas asegurando tal fin la contratación de vigilancia (que de por sí ya contaba el hotel y que hace más
verosímil su inclusión en el contrato de locación).
Señalemos finalmente que de acuerdo a los hechos ya fijados y a efectos de inteligir
ciertamente que aconteció en el ámbito contractual los arts. 217, 218 C. CO, arts. 16 y 1198 C.C, son
herramientas jurídicas validas para determinar la responsabilidad del hotel.
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IV) CONCLUSION: Ambas dos instancias aplican el art. 1198 del C.C con resultados distinto, norma que
estipula que es regla de interpretación de los contratos que los mismos deben celebrarse, interpretarse y
ejecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender,
obrando con cuidado y precaución, regla a la que sugerimos complementar con los ats. arts. 217, 218, 219 C.
CO, por aplicación del art. 16 C.C.
Otro punto a tener en cuenta es la valoración de la prueba que hace la cámara en
contraposición con la que hace la primera instancia, dado que los hechos son los mismos, solo que cambia la
interpretación de ellos a al luz de la prueba producida y de la interpretación que de ella hace el derecho.
Puede interpretarse que si el organizador del evento fue la propia actora, es en su cabeza
en quien recae la responsabilidad respecto del cuidado y traslado de los bienes que ingresó en el hotel, como
por las personas invitadas al evento en cuestión, mas esto parece propio de un contrato de locación
efectuado y cumplido en otro contexto y no en el marco de un hotel en donde este mismo cuenta con sistema
de vigilancia a efectos de cumplir con aquellos contratos habituales como el de hospedaje y deposito. Siendo
así, y dado que dicho servicio ya es prestado y ofrecido por el hotel parece más razonable que este último
haya asumido tal custodia de bienes y personas siendo un medio más eficaz para cumplir ese cometido el
hecho que tenga seguridad contratada.
La luz que arroja la resolución de cámara, es tarea que ahora nos ocupa. Asi, se vislumbra que la
vigilancia existía y que era un servicio con el que contaba el hotel con el fin de cumplir sus obligaciones
contractuales propias de su actividad hotelera. Tambien que el bolso desapareció conforme testimonial
emergente del caso. Mas precisamente la “desaparición” del bolso ocurrió a manos de un botones
(portamaletas) que en ese momento trasladaba los bultos en cuestión, por lo que la aplicación del art. 1113
primera parte del C.C es de aplicación.
Ahora bien, se desprende del decisorio final que la responsabilidad se centra en una culpa
que se le puede imputar al principal por el hecho propio, como a la del dependiente suyo, porque como bien
se sostiene en el pronunciamiento de alzada el empleador se halla en la situación jurídica en que se
encontraría el empleado si fuese demandado. Mas tal responsabilidad la centra en la responsabilidad por el
hecho dañoso del dependiente , en el marco de un cuasidelito imputado al mismo. Señalamos nosotros que
entendemos esa responsabilidad refleja del hotel por el actuar negligente de su dependiente empleadomaletero es en el marco contractual, dentro del contrato de locación de cosa (que incluía el de
vigilancia/custodia). (1)
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(1) En igual sentido nota a fallo Fernando Sagarna. Diario LL 13/sep/99. Pag. 4,5,6. Daños causados por
custodios privados. Responsabilidad de las discos por el hecho de sus dependientes.
2) Fallo de primera instancia. “FERNÁNDEZ FABIO DANIEL c/FEDERACIÓN ARGENTINA SINDICAL DE
PETROLEO y GAS PRIVADO s/daños y perjuicios”.Buenos Aires, Mayo 3 de 2001.- Fallo de primera instancia.
Y VISTOS:
Estos autos caratulados: “Fernández Fabio Daniel c/Federación Argentina Sindical de Petroleo y Gas
Privado s/daños y perjuicios”, (Expte. Nro. 77.251/97), de los que:
RESULTA:
1.-A fs. 13/15 se presenta FABIO DANIEL FERNÁNDEZ, por su propio derecho, con patrocinio
letrado, promoviendo demanda por daños y perjuicios contra la “FEDERACIÓN ARGENTINA SINDICAL DE
PETROLEO y GAS PRIVADO”, reclamando la suma de pesos ocho mil setecientos ($8.700), con más sus
intereses y costas.Dice que se alojó en forma onerosa, junto a su esposa y sus dos hijas menores, durante los días 20
a 25 de Agosto (inclusive) de 1996 en el Hotel Presidente Perón, de San Carlos de Bariloche, provincia de
Río Negro, el cual dice es propiedad de la demandada, la que lo explota comercialmente.Que el 23 de agosto de 1996, entre las 23,00 y las 24,00hs, se encontraba con su familia en el
comedor del mencionado hotel, y que al regresar a la habitación (01) que ocupaban, advierten que personas
desconocidas habían forzado la ventana, y que se les había sustraído dinero y otros elementos de valor.Agrega que esto le produjo angustia y violencia moral, dando aviso al personal del hotel y a las
autoridades policiales. Estas realizaron amplias investigaciones, instruyendo el correspondiente sumario,
interviniendo el Juzgado de Instrucción II, a cargo del Dr. Juan Manuel García Bruno.Añade que, por la situación sufrida, permanecieron dos días más en el hotel, los que ya estaban
pagos, pero no los pudieron disfrutar, viéndose obligados a cancelar el resto de sus vacaciones las cuales se
habían programado en ocho días en San Martín de los Andes, y esta circunstancia repercutió en él y en su
familia.
Discrimina su reclamo de la siguiente forma: A) Daño materiales: $4.700; B)Daño moral: $4.000.-
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Entre otras consideraciones a las cuales me remito en orden a la brevedad procesal, funda su
derecho, ofrece prueba y solicita que oportunamente se dicta sentencia haciendo lugar a la demanda, con
costas al demandado.
2.-A fs. 37/39, se presenta por apoderado y con patrocinio letrado la “FEDERACIÓN ARGENTINA
SINDICAL DEL PETROLEO Y GAS PRIVADOS”, contestando la demanda entablada, negando todos y cada
uno de los hechos articulados en el escrito de inicio, con excepción de aquellos que sean de su especial
reconocimiento.
En especial niega que, tanto la sustracción de los objetos personales que denuncia el actor como el dinero en
efectivo, fuera realizada por dependientes suyos, y que se trate de los bienes enumerados por el actor en su
demanda. Asimismo, desconoce que estos tengan el valor que el actor establece.
Niega que no se hubieran aportado medidas efectivas y eficientes para proteger los bienes de las
personas que se hospedan en la Colonia de Vacaciones Presidente Perón, negando además que haya
existido responsabilidad subjetiva y objetiva de ella en el hecho descripto por el demandante, y que del mismo
haya derivado un daño moral.
Expresa que, en cumplimiento con los fines estatutarios, la demandada, adquirió la Colonia de
Vacaciones Hotel Presidente Perón, ubicada en el kilómetro siete del camino a Llao-Llao, en Bariloche, Pcia.
de Río Negro, sobre las márgenes del lago Nahuel Huapí.
Que dichas instalaciones están exclusivamente destinadas al descanso y a la recreación de los
trabajadores sindicales y sus grupos familiares y que el Sr. Fernández no ostenta dicho carácter.
Que en el rubro alojamiento, el mismo se brinda en habitaciones con baño privado y con pensión
completa. El servicio, en principio, dice era gratuito, y que luego se impuso un pequeño costo.
Añade a todo ello que, el actor accede al uso de la mencionada colonia, por recomendación
personal, eligiendo los servicios de la misma por el simbólico valor económico exigido como contraprestación,
y que esto no puede ser de otra manera, toda vez que se encuentra inhibida de ejercitar actos con fines de
lucro, dada su calidad de organización sindical de trabajadores.
Niega la responsabilidad que se le imputa en los términos del art. 1118 del Código Civil, diciendo
haber agotado todos los recursos para dotar de seguridad a sus instalaciones, impugnando el importe
reclamado, como así también el daño moral.
Entre otras negativas y consideraciones que realiza a las cuales me remito “brevitatis causa”, funda
su derecho, ofrece prueba y solicita que oportunamente se rechace la demanda con costas al actor.
Debo destacar que los presentes actuados fueron iniciados por ante el Juzgado Nacional de Primera
Instancia en lo Comercial Nº 1 Secretaría Nº 2, y ante el planteamiento de la excepción de incompetencia
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opuesta por la demandada a fs. 38/39, el juez interviniente se declaró incompetente, remitiéndose los
actuados a este Juzgado y Secretaría.
A fs. 104, se abren las actuaciones a prueba, y producidas las que obran en autos, previa
certificación del Actuario, quedaron estos en estado de dictarse sentencia, y
Y CONSIDERANDO:
I.- a) El actor Fabio Daniel Fernández promueve demanda reclamando por daños y perjuicios que
dice haber sufrido, con motivo de la sustracción de bienes y dinero de su propiedad, durante su alojamiento
en el Hotel Presidente Perón de propiedad de la accionada.
b) La demandada “Federación Argentina Sindical del Petróleo y Gas Privados”, reconociendo ser
propietaria del mencionado hotel niega tener responsabilidad en el hecho manifestando haber adoptado
medidas efectivas y eficientes para proteger a las personas y bienes que en él se hallan.II.- Descriptos los hechos en los que el actor fundamenta su reclamo y expuestas las razones por las
que la accionada solicita su rechazo, se hace necesario analizar las pruebas producidas a efectos de
esclarecer lo ocurrido y determinar eventuales responsabilidades.
Previo a ello debo poner de manifiesto que la accionada en su responde no ha negado que le actor
accediera al uso de la Colonia de Vacaciones Hotel Presidente Perón, alojándose en el mismo durante los
días 20 a 25 de agosto de 1996 junto a su esposa e hijas menores.
Con motivo de los hechos se instruyó la causa: Fernández, Fabio Daniel s/denuncia robo, que
tramitara por ante el Juzgado de Instrucción Nro II, de San Carlos de Bariloche, Provincia de Río Negro a
cargo del Dr. Juan Manuel García Berro, que en fotocopias certificadas obra glosada a fs. 151/163 de autos.En ella se resolvió: “...Habiéndose practicado las diligencias tendientes al esclarecimiento del hecho
e individualización de los presuntos autores del mismo sin que hasta la fecha arrojare resultado positivo,
procédase a reservar la presente causa en Secretaría hasta que nuevos elementos permitan la prosecución
de la misma”.- Fdo: Juan Manuel García Berro. Juez de Instrucción. (ver fs. 163 y vta. de autos).Debo señalar que el art. 1101 del Código Civil, dispone que: “si la acción criminal hubiere precedido
a la acción civil o fuera intentada pendiente ésta, no habrá condenación en el juicio civil antes de la
condenación del acusado en el juicio criminal...”, estableciendo a continuación excepciones a dicha regla.Sin embargo, se ha establecido que no tiene efectos de la cosa juzgada del auto que ordena el
archivo de las actuaciones por no existir mérito para la formación del proceso (conf. SCMendoza 12/5/43; JA
1943-IV-278; ST San Luis 3/5/57; LL 94-V, Cosa Juzgada, 7, citado por Salas “Código Civ. Anotado”. Tº I, páf.
567/8) y “que tanto la absolución como el sobreseimiento definitivo, el provisorio, el archivo de las actuaciones
o la prescripción de la acción penal, no impiden que, a fin de determinar la responsabilidad civil, se juzgue la
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culpa cuasi-delictual de los partícipes del hecho (cf. Cseaux-Trigo Represas, en “Derecho de las
Obligaciones”, Tº 4, pág. 577, ss., entre muchos otros).De la investigación llevada a cabo ante la denuncia efectuada por el actor Fabio Daniel Fernández,
en la Comisaría 27ª del Barrio Melipal, San Carlos de Bariloche, cabe extraer lo siguiente:
Señalo previo a ello, que la foliatura original de la causa no guarda correlativo orden, motivo por el
cual citaré la misma, conforme la asignada en autos.A fs. 153 de dicha causa, el actor dice que el 23 de agosto de 1996 entre las 23,00 a 24,00., autor/es
ignorado/s previo romper vidrio del sanitario ingresaron al interior de la habitación nro. 01 del Hotel Presidente
Perón en circunstancias que no había persona alguna, y le sustrajeron la suma de quinientos pesos
discriminados en billetes de cien y cincuenta pesos, una filmadora marca “JVC”, color negro con estuche gris,
dos camperas de color marrón oscuro de cuero, y la restante blanca con vivos, verdes, rosado y violeta, ropas
varias para nena de dos y tres años, pantalones en cantidad de tres, uno de vestir color marrón claro y los
restantes vaqueros color azul, pulloveres dos, poleras dos color blanco y otra gris, siendo lo que ha notado su
ausencia y una valija chica de color oscura.- Asimismo manifestó en dicha oportunidad, que no podía
determinar el valor de lo denunciado y que no sospechaba de alguien en particular.A fs. 155 obra “Acta de Procedimiento Policial” realizado por el Sargento José Luis Guerrero,
secundado, por el Cabo Primero Daniel Hernández, quienes constituidos en el lugar –escenario de los
hechos- y en presencia del administrador del hotel, Sr. Mario Messana, arriba a la siguiente conclusión: “...hay
una ventana rota, que pertenece a una habitación, mide 1,16 x 0,63mts., es de una de las habitaciones del
hotel, pero al ser una ventana con doble vidrio, sólo fue roto el exterior, razón por la cual se concluye que a
esa habitación el/los autores del hecho no entraron, luego está la habitación del damnificado, el cual se
prescinde de la firma en razón que al momento de la confección de la presente, ya que no se encontraba en
esta localidad. El vidrio tiene una medida de 1,17 x 0,48 mts. y la ventana dista de la tierra estimativamente
1,5 mts., la habitación da al vértice noroeste del hotel Presidente Perón...La habitación en donde se perpetró
el ilícito, consta de un dormitorio con tres estructuras de camas, una cama matrimonial sobre la cual estaba el
dinero sustraído y dos camas cuchetas. Un baño el cual tiene el vidrio roto ya descripto, y hay un placard
dentro del cual había parte de los elementos sustraídos...”.- A fs. 160 obra un croquis del lugar y a fs. 161, la
descripción de éste.Con posterioridad a fs. 162, obra el informe del comisionado para la investigación del hecho,
Sargento Marcelino Collir, el que declara que, de todo lo investigado arroja resultados negativos, y prosigue
con su cometido.-
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Elevadas que fueron las actuaciones, por la Comisaría 27ª del Barrio Melipal, de San Carlos de
Bariloche, al Magistrado interviniente, este se pronuncia como ya se ha señalado up-supra.La prueba confesional oportunamente ofrecida por ambas partes, fue desistida recíprocamente a fs.
148.De la prueba testimonial rendida en autos surge que a fs. 149 el testigo Luis Alberto Caccaviello, dice
que: “...fueron a Bariloche en agosto del 96, que se alojaron en el hotel Presidente Perón...por una
semana,...con su mujer, su hijo, con Fabio Fernández, la mujer, las dos hijas y una hermana del
dicente,...dice que estaba cenando y la mujer de Fernández decide ir a cambiar el pañal a una de las nenas, y
cuando llega a la habitación se encuentra con todo revuelto y el vidrio de la ventana roto, y que habían
entrado a robar,...que medidas de seguridad no tenía, simplemente un encargado del lugar y un sereno,...que
las ventanas no tenían ningún tipo de protección, principalmente la del baño...”- Asimismo la testigo Susana
Andrea Fornoni, en su declaración de fs. 150, manifiesta que: “...fue de vacaciones con el Sr. Fernández, en
agosto del 96, a Bariloche, al hotel del Sindicato de petroleros,...que estaban un día en el comedor de noche,
y la esposa de Fernández, bajó al cuarto a cambiarle el pañal a la hija más chica, subió corriendo diciendo
que les habían robado...que no contaban con medidas de seguridad, que no tenían rejas las ventanas de las
habitaciones, que no había personal de vigilancia,...que había un señor que venía muy tarde, y supone que se
quedaba adentro, porque después no lo veían,...que las ventanas de la habitación del actor, daban al frente,
es decir a la entrada del hotel, y la del baño a la parte trasera, dice que no tenían rejas...que fueron por su
cuñado, que trabajaba en una empresa de petróleo o de gas, y les comentó que era lindo, y que como no
conocían fueron allí, dice que tuvieron que pagar, para acceder a las instalaciones del hotel...”.Conforme al análisis antes realizado debo concluir expresando que, es factible que por la ventana del
baño de la habitación que ocupaba el actor, personas extrañas ingresaran y cometieran el ilícito que motivara
su denuncia.Dicha ventana tenía el vidrio roto, careciendo de rejas en su exterior.La demandada diciendo haber agotado los recursos necesarios para dotar de seguridad a las
instalaciones no ha probado en forma alguna que ello fuera así.II.-El actor fundamenta la responsabilidad que imputa a la demandada en lo establecido por el art.
1118 del Código Civil y posteriormente en los arts. 1120, 2236, 2237 y concordantes del mismo cuerpo legal.La accionada por su parte interpreta que no es de aplicación al caso la norma citada, expresando
que la cuestión debe ser contemplada desde la óptica del art. 2237 del Código Civil.Dispone el art. 1118 del Cód. Civil que: “Los dueños de hoteles, casas públicas de hospedaje y de
establecimientos públicos de todo género, son responsables de daño causado por sus agentes o empleados
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en los efectos de los que habiten en ellas, o cuando tales efectos desapareciesen, aunque prueben que les ha
sido imposible impedir el daño”.Ha entendido reiteradamente, tanto la jurisprudencia como la doctrina que el legislador ha seguido en
este sentido la tradición romana y las leyes de Partidas, ante el desprestigio que antiguamente tenían los
mesoneros u hoteleros.- Por ello, se establecieron sanciones rigurosas para proteger los bienes de los
pasajeros, evitando así sus delictuosas artimañas (conf. Cammarota, Responsabilidad Extracontractual, nº
374, nota 156, en idéntico sentido ver las expresiones efectuadas en la nota al art. 2227 del Código Civil).En nuestros días, las normas establecidas hace más de un siglo conservan todo su valor, pues lo
que se persigue es suministrar la seguridad al pasajero mientras permanezca en el albergue, que por no ser
suyo, no está en condiciones de proveerse por sí mismo de los medios indispensables para evitar daños,
(conf. obra mencionada precedentemente, citada en Código Civil Comentado, Anotado y Concordado,
Belluscio, Zannoni, tomo 5, pág. 644).Por ello, considero al igual que parte de la doctrina que, se trata de una responsabilidad desprovista
de la idea de culpa, porque el hotelero responde aunque demuestre que le ha sido imposible evitar el daño,
siendo un caso de responsabilidad objetiva, no sólo porque no hay liberación con la prueba de la ausencia de
culpa, sino también porque responde
aunque no se pueda atribuir imputación subjetiva a persona
determinada, aún cuando no se individualice el autor del daño, (conf. Borda, Obligaciones, II, nº 1416, Mosset
Iturraspe, Responsabilidad por daños, II, A, Nº 194, p. 400, 1º Inst. Cap. 17/11/59, Dig LL, III. 1056, sum 2289,
cit. Código Civil Comentado Anotado y Concordado, Belluscio, Zannoni, tomo V, pág. 644).La jurisprudencia ha entendido que el robo o hurto de las cosas depositadas no constituye fuerza
mayor, a menos que fuera a mano armada o con empleo de violencia irresistible (conf. Cám. Com. Cap.
11/10/1935, J.A., t, p. 859), hecho que no ha ocurrido en el caso.Por todo ello considero que la demandada al no haber acreditado su falta de culpa en el hecho
ocurrido, es responsable del daño causado; por lo que la acción promovida en su contra debe ser admitida.IV.- Establecida la responsabilidad de la demandada, analizaré los rubros reclamados por el actor en
su demanda.a) Daños materiales.Reclama el actor por tal concepto la suma de $4.700, correspondiente a distintos enseres que fueran
sustraídos: prendas de vestir, una videofilmadora marca “J.V.C.”, una valija y la suma de $500, en efectivo.El accionante no ha acreditado en autos en forma alguna el valor de dichos enseres, prendas de
vestir y videofilmadora. La jurisprudencia admite en el caso de análisis, todo tipo de pruebas (art. 2238 del
Código Civil), para determinar su valor; pro ello no ha ocurrido en autos.-
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En lo que se refiere al dinero que se dice, fuera sustraído –pesos quinientos ($500-, se discute si ello
está comprendido dentro de los efectos del art. 1118 del Código Civil.Al retener el viajero o huésped el dinero en su poder, sin entregarlo al hotelero, en calidad de
depósito la responsabilidad del art. 1118 del Código mencionado, no es de aplicación al caso (conf. Llambías,
Obligaciones IV, A. 2549, pág. 436).Al respecto también se ha entendido por la jurisprudencia que si no se le entregó el dinero en calidad
de depósito al hotelero, no se puede aplicar el art. 1118 del Código Civil, pues no existiría razón para cargar
sobre el hotelero una responsabilidad tan gravosa, ya que no tiene posibilidad de controlar esos fondos,
(conforme Llambías, obra ut-supra citada).En consecuencia por las razones expuestas, corresponde rechazar el reclamo en lo que a este rubro
se refiere.b) Daño moral.En este sentido debo decir que el mismo supone la privación o disminución de bienes que tienen un valor
precipuo en la vida del hombre y que son la paz, la tranquilidad de espíritu, la libertad individual, la integridad
física, los más sagrados afectos, etc. (cf. Dalmartello A. “Danni Moralli Constrattuali”, en Riv. de Dir. Civile,
1933, pág. 55, Enneccerus- Lehmann, Tratado Tº II, 2º, 240, Mosset Iturraspe, “Responsabilidad por daños”,
Tº I, pág. 150, Brebbia “El Daño resarcible”, pág. 183; ED 58-352, 59-362, 59-207, 59-130, etc.).Por lo demás como recuerda Orgaz, la mirada del juez tiene que abarcar todo el caso a juzgar con
sus elementos: el autor del daño para apreciar su responsabilidad, la gravedad de la culpa y el daño, la
posición económica y social, etc. y desde luego, al damnificado, la índole y extensión de su perjuicio, su
situación patrimonial, las repercusiones que el hecho ha tenido y tendrá en su sensibilidad, seguridad, dicha,
honor, etc.Esta visión conjunta del responsable y de la víctima, con particular atención a esta última es la que
caracteriza a la justicia que administran y deben administrar los jueces: “justicia de los dos ojos...” (El daño
Moral: pena o reparación” pub. en ED del 28-8-78).En estas condiciones y merituando en este caso correctamente la desazón, la inquietud y los
sentimientos de inseguridad que ha de haber experimentado el actor, fijo por tal concepto la suma de pesos
dos mil quinientos ($2.500), con más sus intereses, que se calcularán de acuerdo con la tasa pasiva promedio
del Banco Central y que regirán a partir de la fecha en que ocurrió el hecho de marras.c) Las costas se imponen a la demandada por ser vencida (art. 68 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación).-
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Por todo ello, FALLO: Admitiendo la demanda entablada por Fabio Daniel Fernández, contra la
“Federación Argentina Sindical del Petróleo y Gas Privado”, debiendo ésta última abonar al actor la suma de
pesos dos mil quinientos ($2.500), con más sus intereses y costas del juicio, dentro del plazo de diez días,
que comenzarán a correr a partir del momento en que este pronunciamiento quede firme.- Difiérese para su
oportunidad la regulación de honorarios, hasta el momento de practicarse la liquidación definitiva de la
deuda.- REGISTRESE, NOTIFIQUESE Y ARCHIVESE.- CARLOS FELIPE BALERDI. JUEZ NACIONAL EN
LO CIVIL.
CONTRATO DE HOSPEDAJE. Responsabilidad del hotelero por robo dentro de las instalaciones del
hotel. Art. 1118 Código Civil. Fallo de segunda instancia.
"Fernandez, Fabio Daniel c/Federación Argentina Sindical de Petroleo y Gas Privado s/ daños y perjuicios" CNCIV - SALA M - 11/03/2002
"El Art. 1118 del Código Civil, sanciona la responsabilidad de los dueños de hoteles, hospedajes y
establecimientos de acceso público por los daños que sufrieren los efectos confiados por los clientes.Se trata de una responsabilidad contractual, como lo considera la generalidad de la doctrina.Los requisitos de la responsabilidad que emerge de la norma enunciada son los siguientes: a) que el
damnificado se aloje en el establecimiento del demandado, en calidad de viajero, huésped o residente
accidental, b) que el daño incida en los efectos del damnificado, sea porque hayan sido destruidos o
deteriorados, sea que hayan desaparecido.Considero que, ambos aspectos se han configurado en la causa, que por lo demás no fueron desvirtuados
mediante prueba en contrario.En este sentido se ha expuesto que, aunque el Art. 1118 parece exigir que se identifique como autor del
daño, a un empleado del hotelero, etc; no es así pues rigen los principios de la responsabilidad contractual u
ordinaria, en virtud de los cuales al damnificado le basta probar los dos extremos antes mencionados que
evidencian el deber de custodia (alojamiento) del demandado y el incumplimiento (daño) de éste. Por lo tanto
el demandado sólo puede eximirse de responder demostrando que, el daño es obra del propio damnificado; o
que el daño es resultado de un caso fortuito o fuerza mayor.En suma, pesa sobre éste la carga de la prueba a fin de eximirse de responder."
"No constituye una "causal de exoneración de la responsabilidad establecida por el Art. 1118 del C. Civil, la
mera ausencia de culpa que intente acreditar el hotelero, o dueño de hospedaje."
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En Buenos Aires, a los 11 días del mes de marzo del año dos mil dos, hallándose reunidos los señores jueces
de la Sala "M" de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Gladys S. Álvarez, Hernán Daray y Miguel
A. Vilar, a fin de pronunciarse en los autos "FERNANDEZ, Fabio Daniel c/ Federación Argentina Sindical de
PETROLEO y GAS Privado s/ daños y perjuicios", el Dr. Vilar dijo:
Ambas partes recurren la sentencia de fs.223/229. La parte actora lo hace por el rechazo del rubro daño
material y lo exiguo del monto otorgado en concepto de daño moral. Expresa agravios a fs.239/ 241, sin
respuesta de su oponente. Por su parte la demandada lo hace por la forma en que se resolviera la
responsabilidad y por la procedencia del daño moral. Sus agravios constan expresados a fs.244/ 248vta, sin
mediar respuesta de la parte actora.//1. Responsabilidad.Se trata en el caso de un hecho ocurrido el día 23 de agosto de 1996 dentro de las instalaciones del Hotel
Presidente Perón, de San Carlos de Bariloche cuando el actor, junto con su grupo familiar, encontrándose en
el salón comedor del mencionado hotel al regresar a su habitación advierten que personas desconocidas
habían forzado la ventana y que se les había sustraído dinero y otros elementos de valor, situación que les
produjo angustia y daño moral el cual fundamenta al iniciar las presentes actuaciones.El Sr. Juez de grado en base a lo dispuesto en los arts.1.118, 2.236 y 2.238 del Código Civil entendió que,
correspondía imponer la responsabilidad por este hecho al accionado.El demandado centra su agravio en cuatro aspectos, que estima no fueron considerados en el
pronunciamiento: 1) la falta de relación contractual y/o comercial entre éste y la actora. 2) la configuración de
lo previsto en el Art. 2237 del C. Civil. 3) mérito de la prueba testimonial y 4) falta de acreditación del perjuicio
sufrido por la accionante.Cabe poner de resalto que, el presente caso fue objeto de pronunciamiento en sede comercial conforme
consta a fs.59, en virtud del cual se declaró la incompetencia del fuero para entender en el presente
proceso.Ahora bien, del análisis de los elementos de prueba aportados por las partes se ha acreditado,
contrariamente a lo sostenido por el demandado, la relación contractual vinculante entre las partes del cual
resulta el llamado contrato de hospedaje, definido como aquel acuerdo de voluntades que se celebra entre
empresario- hotelero que, actuando profesionalmente en esa cualidad, presta habitualmente y de manera
organizada a otro, denominado huésped o viajero que paga un precio, el servicio de uso de habitación y
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demás servicios complementarios incluido la utilización de lugares y comodidades comunes, con o sin
prestación del servicio de comidas.Por consiguiente, comparto el encuadre jurídico efectuado por el sentenciante, en cuanto sitúa el hecho
dentro del ámbito de aplicación del Art. 1118 del Código Civil.El Art. 1118 del Código Civil, sanciona la responsabilidad de los dueños de hoteles, hospedajes y
establecimientos de acceso público por los daños que sufrieren los efectos confiados por los clientes.Se trata de una responsabilidad contractual, como lo considera la generalidad de la doctrina.Los requisitos de la responsabilidad que emerge de la norma enunciada son los siguientes: a) que el
damnificado se aloje en el establecimiento del demandado, en calidad de viajero, huésped o residente
accidental, b) que el daño incida en los efectos del damnificado, sea porque hayan sido destruidos o
deteriorados, sea que hayan desaparecido.Considero que, ambos aspectos se han configurado en la causa, que por lo demás no () fueron desvirtuados
mediante prueba en contrario.En este sentido se ha expuesto que, aunque el Art. 1.118 parece exigir que se identifique como autor del
daño, a un empleado del hotelero, etc; no es así pues rigen los principios de la responsabilidad contractual u
ordinaria, en virtud de los cuales al damnificado le basta probar los dos extremos antes mencionados que
evidencian el deber de custodia (alojamiento) del demandado y el incumplimiento (daño) de éste. Por lo tanto
el demandado sólo puede eximirse de responder demostrando que, el daño es obra del propio damnificado;;
o que el daño es resultado de un caso fortuito o fuerza mayor. En suma, pesa sobre éste la carga de la
prueba a fin de eximirse de responder.El otro aspecto planteado por el apelante, la configuración de lo previsto en el Art. 2237 del Código Civil,
sobre la base de lo expuesto precedentemente no fue probado. De las fotocopias de la causa penal
agregadas a fs. 151/165 como de las pruebas aportadas en esta instancia, el hecho exonerativo invocado por
el demandado, esto es que el delito se haya perpetuado con escalamiento, no quedó plenamente
demostrado, teniendo en cuenta que los autores del hecho no fueron posibles de individualizar.Las circunstancias que describen los hechos no permiten concluir de forma acabada que ello (escalamiento),
se produjo. Lo que sí surge es el accionar configurado por la rotura de los vidrios del baño correspondientes
a la habitación del damnificado, lo cual bien pudo ser producto del actuar de uno de los dependientes del
hotel que, valiéndose de la ausencia de los huéspedes irrumpió en la habitación, rompiendo los vidrios para
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simular un robo llevado a cabo por personas ajenas al establecimiento. Conjeturas estas como la evaluada
por el juzgador que, por cierto si bien no se acreditaron no fueron esclarecidas por el demandado a través del
aporte de pruebas que descarten estas como otras posibles formas del desarrollo de los hechos.Es menester recordar que, no constituye una "causal de exoneración de la responsabilidad establecida por el
Art. 1118 del C. Civil, la mera ausencia de culpa que intente acreditar el hotelero, o dueño de hospedaje. Esta
conclusión resulta de última parte final del articulo en mención, donde luego de determinar la mentada
responsabilidad, la mantiene en el texto al decir: "aunque prueben, los responsables que les ha sido imposible
impedir el daño". Ello deviene de la naturaleza misma de la obligación que, en el caso de lo hoteleros, es
ordinaria o contractual referente al incumplimiento de una obligación de resultado, consistente en el
mantenimiento en el mismo estado de los efectos del viajero o huésped. No ha de extrañar, pues, que
comprobada por el acreedor la infracción a esa obligación de resultado, tenga el deudor, para quedar exento
de responsabilidad, que llegar hasta la prueba del caso fortuito o fuerza mayor, no bastando la simple
ausencia de culpa, que no borra el configurado incumplimiento. Son los principios elementales de la
responsabilidad contractual los que dirimen la cuestión.El otro aspecto sustentado por el recurrente, en cuanto a la falta de valoración de lo declarado por los testigos
propuestos por la actora (fs. 149/50), debo decir que los mismos no fueron objetados por el demandado ni
contrarrestados con otros testimonios que otorgasen una mayor fuerza de convicción en cuanto a los hechos.
Tengo en cuenta para ello, la negligencia en que quedó incurso el accionado respecto a la prueba testimonial
ofrecida, resuelta a fs.196.Finalmente corresponde esclarecer que, el juzgador al analizar el daño material peticionado por los
damnificados determinó su rechazo ante la falta de acreditación del valor de los bienes que al accionante le
fueron sustraídos, lo que no significa- cual es la interpretación del quejoso- que el ilícito no se haya
perpetuado, ya que conforme a lo expuesto y demás datos que surgen de la causa, el mismo se configuró. Lo
que sucede es que, en virtud de lo establecido por el Art. 2238 del Código Civil, del cual el sentenciante
hiciese mérito, era menester que el actor demuestre y precise los alcances, desde el punto de vista
patrimonial, del perjuicio sufrido.En consecuencia, considero que no existen en la causa mayores elementos de convicción que permitan
apartarse de lo acertadamente decidido por el a quo, por lo que en atención de las consideración expuestas,
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voto por la confirmación de la sentencia apelada en relación a la responsabilidad que corresponde imponer a
la demandada.2. Daño material.La parte actora se agravia del rechazo dispuesto en la sentencia del rubro en examen.Conforme a lo expuesto en el punto anterior, el juzgador consideró que el accionante no había probado en
autos el valor de los distintos enseres, prendas de vestir y video filmadoras, en base al Art. 2238, el cual
establece todo tipo de pruebas para determinar el valor de las mismas.Considero, no obstante la estimación que efectuó el actor en su demanda de los elementos sustraídos que
debió, teniendo en cuenta el valor, especialmente de la esgrimida Video filmadora, marca VC como asimismo
de los otros enseres (prendas de esquí) discriminar el valor de cada uno de ellos, aportando la prueba
pertinente a fin de poder determinar los alcances del perjuicio experimentado. En razón de ello y ante la falta
de elementos de prueba que permitan su estimación considero que debe desestimarse el rubro en examen y
propiciar se confirme la sentencia apelada en este punto.3. Daño Moral.Ambas partes de agravian del concepto enunciado. La parte actora porque considera exigua la suma fijada en
la sentencia de grado, en tanto que el demandado se agravia de su procedencia.Habida cuenta que para la procedencia de la indemnización por agravio moral la ley no determina exigencias
acerca de la prueba específica sobre su existencia o extensión, atento a que el daño surge "in re ipsa
loquitur", corresponde concluir que se acredita por el mero hecho de la acción antijurídica y la titularidad del
derecho en cabeza del reclamante (similar sentido CNCiv Sala L "Vampeborgh de Paine, Dorotea c/ Cozzani,
Carlos J. y otro s/ daños y perjuicios" del 27/11/95).En este sentido, el hecho ilícito en el caso quedó perpetuado atento a lo expresado al resolver la
responsabilidad, y por consiguiente configurado el daño moral infligido en el ánimo de los damnificados. Por
ello, he desestimar la queja interpuesta por el demandado en relación a la procedencia del perjuicio.-
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Ahora, en cuanto a la suma establecida, sabido es que el "quantum" de la indemnización por daño moral más
que cualquier otro rubro, queda librado a la discrecionalidad del órgano judicial, considerando cuál pudo ser el
estado de animo de una persona común colocada en las mismas condiciones concretas en que se halló la
victima del acto lesivo (conf. esta Sala "Ring, Laura y otro c/Potel, Norberto y otro s/ daños y perjuicios" del
28/12/98). Teniendo en cuenta las circunstancias vividas por los damnificado, estimo que la suma de $2.500fijada en la sentencia resulta reducida y propongo se eleve a la suma de $4.000-.Por las consideraciones vertidas, propongo se modifique la sentencia apelada en cuanto al monto fijado en
concepto de daño moral, el que se eleva a la suma de $4.000-, confirmándosela en lo demás que decide.
Costas de alzada a cargo del demandado (Art.68 del Código Procesal).Los Dres. adhieren por análogas consideraciones al voto precedente. Con lo que terminó el acto, firmando los
señores jueces por ante mi que doy fe.Los Dres. Alvarez y Daray adhieren por análogas consideraciones al voto precedente. Con lo que terminó el
acto, firmando los señores jueces por ante mi que doy fe.FDO.: MIGUEL ANGEL VILAR - GLADYS STELLA ALVAREZ - HERNAN DARAY
MARIO JORGE ISOLA
///nos Aires, 11 de marzo del 2.002.Y Visto:
Lo deliberado y conclusiones establecidas en el Acuerdo precedente, el Tribunal Resuelve: modificar la
sentencia apelada en cuanto al monto fijado en concepto de daño moral, el que se eleva a la suma de
$4.000-, confirmándosela en lo demás que decide. Costas de alzada a cargo del demandado (Art.68 del
Código Procesal).Diferir el pronunciamiento sobre los honorarios de la Alzada para su oportunidad.Regístrese, notifíquese y devuélvase.//Fdo: Miguel A. Vilar, Gladys S. Alvarez, Hernán Daray
Mario J. Isola (Secretario)
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CITAS LEGALES: Fallo 1ª Instancia.
Art. 1101 del CC: “Si la acción criminal hubiere precedido a la acción civil, o fuere intentada pendiente ésta, no
habrá condenación en el juicio civil antes de la condenación del acusado en el juicio criminal, con excepción de
los casos siguientes:
1º Si hubiere fallecido el acusado antes de ser juzgada la acción criminal, en cuyo caso la acción civil puede ser
intentada o continuada contra los respectivos herederos;
2º En caso de ausencia del acusado, en que la acción criminal no puede ser intentada o continuada”.
Art. 1118 del CC: Ya ha sido citado precedentemente.
Art. 1120 del CC: “Las obligaciones de los posaderos respecto a los efectos introducidos en las posadas por
transeúntes o viajeros, son regidas por las disposiciones relativas al depósito necesario”.
Art. 2236 del CC: “El posadero no es responsable cuando el daño o la pérdida provenga de fuerza mayor, o de
culpa del viajero”.
Art. 2237 del CC: “No es fuerza mayor la introducción de ladrones en las posadas si no lo hiciesen con armas, o
por escalamiento que no pudiese resistir el posadero”.
CITAS LEGALES: Fallo 2ª Instancia.
Art. 1118 del CC: Fue citado precedentemente.
Art. 2236 del CC: Citado más arriba.
Art. 2237 del CC: Citado más arriba.
Art. 2238 del CC: “En el depósito necesario es admirable toda clase de pruebas”.
NOTA AL FALLO.
ARTICULO PARA IBAHRS CONSULTORA:
Autor: Eduardo David Varela, con la colaboración de las Dras. Virginia Urdangarín y Laura Cetera.
TITULO: Responsabilidad del hotelero con referencia a un reciente fallo judicial.
I.-EL CASO:
Con la llegada del huésped al establecimiento hotelero comienza la ejecución del
contrato de hospedaje. En ese momento nacen las primeras obligaciones: ubicar al huésped en el espacio
reservado “habitación”, proveer los servicios mínimos necesarios y aquellos que surjan específicamente del
acuerdo arribado, ej. caja de seguridad, estacionamiento, alimentación, lavandería, etc.
Pero quedarnos únicamente con esta primera percepción es una simplificación
interpretatitva. El hotelero debe además proveer de seguridad a los bienes del huésped y así lo ha resuelto
recientemente la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil en el caso
“Fernández, Fabio Daniel
c/Federación Argentina Sindical del Petróleo y Gas Privado s/daños y perjuicios” Sala M.
En el caso mencionado se determinó que la relación entre el hotel y el huésped es
una relación contractual basada en el contrato de hospedaje nombrado.
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El contrato de hospedaje genera en cabeza del hotelero, básicamente, las
siguientes obligaciones: deber de alojamiento del huésped y deber de custodia de sus bienes.
En el caso en análisis el huésped sufrió la pérdida de parte de sus efectos
personales, los que se encontraban dentro de la habitación al momento de la sustracción.
Además para que nazca la responsabilidad del hotelero deben existir los siguientes
requisitos: a) que el damnificado se aloje en el establecimiento en calidad de viajero, huésped o residente
accidental, y b) que el daño incida en los efectos del damnificado, sea porque hayan sido destruidos o
deteriorados, sean que hayan desaparecido.
Ahora bien en este estado cabría preguntarse ¿cuál es la extensión del mencionado deber de custodia?
II.-ALGUNAS PRECISIONES:
El mismo nace del denominado depósito necesario o forzoso, siendo este un
depósito impuesto por la propia ley con independencia del acuerdo de voluntades de los particulares.
Así
el legislador, hace más de un siglo, estableció sanciones rigurosas para proteger los bienes de los pasajeros.
La doctrina jurídica ha sostenido que estas normas, a pesar del tiempo transcurrido
desde su dictado, conservan todo su valor pues lo que se persigue es suministrar seguridad al pasajero
mientras permanezca en el albergue, que por no ser suyo, no está en condiciones de proveerse por sí mismo
de los bienes indispensables para evitar daños.
Así se trata de una responsabilidad desprovista de la idea de culpa, siendo un caso
de responsabilidad objetiva, no sólo porque no hay liberación con la prueba de la ausencia de culpa, sino
también porque se responde aunque no se pueda atribuir imputación subjetiva a persona determinada,
aunque no se individualice al autor del daño.
Podemos decir que la responsabilidad objetiva está exenta de la idea de culpa y
atribuye responsabilidad a una persona (en este caso al hotelero) ya sea porque deba responder por la cosa
de la que se sirve, por sus dependientes (tomados estos en un sentido amplio, más allá del derecho laboral) o
porque la actividad se considere riesgosa.
Cabe aclarar que en el caso en cuestión no logró determinarse al autor del robo.
Por último, en fallo mencionado, los sentenciantes condenaron al hotelero a
responder por daño moral frente al huésped, entendiendo al daño moral como “...la privación o disminución de
bienes que tienen un valor precipuo en la vida del hombre y que son la paz, la tranquilidad de espíritu, la
libertad individual, la integridad física, los más sagrados afectos, etc.” Esto es una creación jurisprudencial
que se agregó como rubro resarcible al viajero damnificado con posterioridad a la responsabilidad prevista
para estos caso en el Código Civil.
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En consecuencia el empresario no sólo responde por el valor económico de los
bienes sustraídos sino por el padecimiento que el hecho dirimido produjo en el pasajero.
•
Como conclusión se menciona que las únicas excepciones a la responsabilidad analizada son: la
fuerza mayor, perpetrada esta en el caso del robo con armas.
•
que el daño se hubiese producido por la culpa del huésped.
•
que el daño se le hubiese producido a terceros ajenos introducidos por el huésped.
III.- CONCLUSIÓN:
La responsabilidad del hotelero, es una responsabilidad objetiva, vinculada con un
deber de depósito necesario, establecido por la propia ley, y por otro lado con el deber de habitación de
acuerdo a lo específicamente pactado entre el hotelero y el viajero o huésped. Esto así, la responsabilidad del
hotelero se ve agravada porque no sólo responde por los dependientes sino por terceros, salvo que sean
familiares o amigos introducidos por el propio viajero. Dicho de otra manera no se exonera de responder
porque él no tuvo culpa sino que debe demostrar que la culpa es de la propia víctima o damnificado (es decir
del propio viajero) un tercero por el cual no deba responder.
Debemos decir que la existencia de cajas de seguridad o fuertes provistas por el
hotelero, son para asegurar su cumplimiento en su deber de custodia de los bienes introducidos en el hotel
por el huésped, no para evitar responder ante una perdida de tales bienes. Finalmente la ley impone la
custodia de los bienes del viajero, tomando esta distinción: para los bienes habituales de escaso valor –los
que lleva el viajero- son objeto de custodia del hotelero los denuncie o no el huésped; parra los bienes de
valor poco habituales -como joyas o una video filmadora, grandes sumas de dinero- la ley impone la
obligación al huésped de informar de tal hecho al hotelero para que este tome los recaudos del caso para la
custodia de los mismos.
IV.- REFERENCIAS JURISPRUDENCIALES:
-C7ªCC Córdoba, noviembre 12-998(*).- La Metro S.R.L. c. Ducal Suites Hotel S.A. y otro.- con Nota a
fallo: 3044- C7ªCC Córdoba, noviembre 12-988.- La Metro S.R.L. c. Ducal Suites Hotel S.A. y otro.Jurisprudencia. DAÑOS Y PERJUICIOS. Responsabilidad por el hecho del dependiente- Alcances- HotelTraslado de equipaje. “LA ACTIVIDAD HOTELERA Y EL DEBER DE CUSTODIA.” Revista Jurídica Argentina
LA LEY CORDOBA. Año 16/número 10/ noviembre de 1999. Pág. 1465/71.
Diario LA LEY, del 22 de julio de 1998, Pág. 13.-
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- Responsabilidad de los dueños de hoteles –Sustracción de objetos de escaso valor y de suma de dinero –
Ofrecimiento de cajas de seguridad por el hotelero –Culpa de la víctima –Recurso de apelación y monto de la
condena apelada. Diario LA LEY, del 22 de julio de 1998, Pág. 13.- 97.526- CNCom., sala D, abril 24-997.Melnyk, Miguel E. c. Esmeralda Palace Hotel.
-"Fernandez, Fabio Daniel c/Federación Argentina Sindical de Petroleo y Gas Privado s/ daños y perjuicios" CNCIV - SALA M - 11/03/2002. Referencia jurisprudencial vinculada con la presente nota.V.- REFENCIAS LE GALES:
Los siguientes artículos están vinculados con la presente nota a saber: art. 1101,
1118, 2236, 2237, 2238 del Código Civil.NOTA: el presente artículo se cede para la publicación en el newsletter hotelero de octubre de 2002 para su
publicación en ese medio electrónico, sin que implique cesión-transferencia del derecho de los autores del
mismo.-
3) DAÑOS Y PERJUICIOS Responsabilidad de los dueños de hoteles –Sustracción de objetos
de escaso valor y de suma de dinero –Ofrecimiento de cajas de seguridad por el hotelero –
Culpa de la víctima –Recurso de apelación y monto de la condena apelada.
Diario LA LEY, del 22 de julio de 1998, Pág. 13.-
1. Cuando se trata de objetos de gran valor, tales como joyas, sumas de dinero muy importantes,
etcétera, el viajero debe hacer saber al posadero que los tiene en su poder, y aun, mostrárselos, si
éste lo exige y, de no proceder así, el posadero no responde de su pérdida.
2. Para que el posadero responda por la pérdida de dinero, la introducción de esa suma de dinero en
efectivo de gran valor debe ser puesta en conocimiento del personal del hotel.
3. No existe incongruencia en una sentencia cuando responsabiliza al dueño del hotel por la
sustracción de efectos de escaso valor y exime de responsabilidad por un monto dinerario de gran
valor, pues se aplica un régimen legal distinto para cosas distintas en cuanto a su valor.
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4. Importa una evidente imprudencia del pasajero dejar un monto de dinero guardado en una valija
dejada en un hotel, sin avisar de ello al hotelero.
5. Cuando el hotelero ofrece cajas de seguridad para la guarda de dinero, no se autoexime de
responsabilidad, sino que la no aceptación de ese ofrecimiento –de uso gratuito por el pasajeroconduce a la aplicación de la previsión del art. 2236 del Cód. Civil, según la cual el posadero no
responde de cuando la pérdida se produce por culpa del viajero.
6. Es doblemente imprudente el pasajero que deja una suma de dinero en una valija, dejada en un
hotel, cuando podía guardar ese dinero en un lugar más seguro –cajas de seguridad ofrecidas por el
hotelero- y sin costo alguno para él.
7. La ponderación de la apelabilidad en razón del monto comprometido en el recurso –en el caso el
monto de la condena apelada-, es solución reiteradamente aplicada por la causa “Dyckstein”,
resuelta el 15 de agosto de 1983, pues ella se adecua a la “ratio legis” del art. 242 del Cód. Procesal,
orientada a evitar la intervención de la alzada en cuestiones nimias.
97.526- CNCom., sala D, abril 24-997.- Melnyk, Miguel E. c. Esmeralda Palace Hotel.
2° Instancia.- Buenos Aires, abril 24 de 1997.El doctor Cuartero dijo:
1. Relató el actor en su demanda de fs. 24/28 que le fue sustraído de la habitación del Esmeralda
Palace Hotel, donde se hospedaba, la suma de $ 11.600, y dos bolsas y un paquete que contenían tres
auriculares y varios juguetes por un valor de $ 63 y $734,90, respectivamente.
El demandante reclamó en autos a Esmeralda Palace Hotel la reparación de esa pérdida, y la
indemnización del daño moral sufrido por tal causa.
En su contestación, obrante a fs. 68/72, Esmeralda Palace Hotel S.R.L. resistió a tales pretensiones.
La defensa afirmó que el actor no puso en conocimiento de las autoridades del hotel la circunstancia de
traer esa suma de dinero, y que esa era su obligación; asimismo, sostuvo que en todas las habitaciones
del hotel y en la conserjería “...Hay carteles en los que se hace saber que el hotel posee cajas de
seguridad para guardar valores, todo ello, sin cargo” (sic., en fs. 69 vta., con generoso uso de
mayúsculas).
2. La sentencia definitiva de primera instancia dictada en fs. 252/261 admitió parcialmente la
demanda: condenó a la accionada al pago de $ 734,90 (correspondiente al valor de los juguetes
sustraídos), y desestimó los restantes reclamos.
Contra dicha sentencia dedujeron recursos de apelación ambas partes.
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La actora expresó agravios en fs. 272/3, contestados en fs. 281/4; de su lado, la demandada
mantuvo su recurso en fs. 274/9, actuación que no mereció contestación de la contraparte.
3. Para mejor comprender el alcance de los agravios del actor, interesa comentar brevemente los
fundamentos de la decisión que desestimó mayormente la demanda.
3.a)En fs. 257, consid. 4º, la sentencia destacó que los efectos que un viajero ingresa a un hotel
están sujetos al régimen del depósito necesario (art. 2227 y 2239, Cód. Civil). Agregó que conforme con tal
previsión, el dueño del hotel es responsable del daño causado a esos efectos, como también en caso de
desaparición de los mismos.
3.b).De otro lado, en fs. 258 y sobre la base de lo normado por el art. 2235 del Cód. Civil, la
sentencia sostuvo que “…cuando se trata de objetos de gran valor, tales como joyas, sumas de dinero muy
importantes, etc.., el viajero debe hacer saber al posadero que los tiene en su poder y aún, mostrárselo, si
éste lo exige y, de no proceder así, el posadero no responde de su pérdida”.
3.c) A partir de lo anterior, la conclusión, es obvia: la introducción de dinero en efectivo por $11.600,
debió ser puesta en conocimiento del personal del establecimiento por ser esa una suma de gran valor. Dado
que el pasajero no informó de ello, el posadero no responde por la pérdida de ese dinero.
4. Descrita así, esa conclusión aparece como inconmovible.
Empero la actora intentó conmoverla mediante su expresión de agravios.
4.a) En primer lugar, en fs. 272, la apelante destacó que la sentencia incurrió en una incongruencia
en el sentido de que “...frente a una situación única, el robo, se dé cabida al reclamo de los juguetes, valuados
en $734,90, dejando de lado el dinero en su totalidad”.
No existe en la sentencia tal incongruencia. En efecto: aun frente al mismo hecho, cupo
responsabilizar a la dueña del hotel por la sustracción de efectos de escaso valor –de cuya existencia el
pasajero no tenía el deber de informar-, y juzgar que no tuvo igual responsabilidad por el monto dinerario de
gran valor. No medió, pues, incongruencia alguna sino aplicación de un régimen legal distinto para cosas
distintas en cuanto a su valor.
4.b) De otro lado, el apelante sostuvo que dadas las características del hotel y la “probada solvencia
económica” del actor, la suma de $ 11.600 no se puede considerar como importante”.
4.b)1. Comento, ante todo, que la suma resulta objetivamente “importante”, de modo que no puede
sostenerse que ella sea llevada consigo aun por pasajeros de alto nivel económico, quienes ya en época de
los hechos de autos –y desde largo tiempo antes, ciertamente- tenían a su disposición medios de pago
distintos del dinero contante y sonante –que son tan obvios que omito mencionar aquí-.
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Desde este enfoque, no tiene demasiado sentido discutir si $11.600 son un “gran valor” para algunas
personas, o una suma ínfima para otras: lo cierto es que constituyó una evidente imprudencia dejar ese monto
de dinero guardado en una valija dejada en el hotel, sin avisar de ello al hotelero.
4.b)2. Lo expuesto se vincula con una defensa de la demandada: la referida a la existencia de
carteles que ofrecían al pasajero el uso de cajas de seguridad para la guarda de dinero en efectivo –avisos
cuya existencia es sencillamente notoria, al menos en hoteles de categoría algo superior a la peor-.
Desde luego, no ignoro que conforme con el art. 2232 del Cód. Civil, el hotelero no se exime de
responsabilidad por el hecho de que coloque avisos que así lo anuncien y declaren. Empero, en el caso de
autos no medió esa declaración de auto-eximición de responsabilidad, sino algo distinto: el ofrecimiento de
cajas de seguridad para la guarda de dinero.
La aceptación de ese ofrecimiento de cajas de seguridad –de uso gratuito por el pasajero- conduce a
la aplicación de la previsión del art. 2236 del Cód. Civil, según el cual el posadero no responde de cuando la
pérdida se produce por culpa del viajero.
He dicho antes que constituyó una imprudencia dejar una elevada suma de dinero dentro de una
valija dejada en el hotel, sin dar al hotelero noticia de ello. Fue doblemente imprudente esa conducta cuando
el actor podía guardar ese dinero en lugar más seguro y sin costo alguno para él.
Es decir: más allá del la magnitud grande o escasa del valor de $ 11.600, constituyó una imprudencia
del actor haber dejado dinero –cualquiera fuese su monto- en la habitación del hotel, cuando tenía a su
disposición el acceso gratuito a un modo más seguro de guarda.
4.c) En otro orden de cosas, el actor criticó la desestimación de la pretensión indemnizatoria del daño
moral.
Tal decisión desestimatoria se fundó en el criterio jurisprudencial según el cual “...además de probar
la existencia del agravio, debe probarse, de alguna manera, su cuantía o, cuanto menos, las pautas de
valoración que permitan al juzgador proceder a la determinación de conformidad con lo que establecen los
arts. 522 del Cód. Civil y 165 del Cód. Procesal. De otra manera, la indemnización podría configurar una
confiscación o enriquecimiento sin causa a favor del reclamante (CNCom., sala E, “Piquiero, Hugo c. Banco
del Interior y Buenos Aires”, 6/9/88)”.
Adelanto mi juicio en el sentido de que el presente agravio no contiene crítica concreta y razonada
que el art. 265 Cód. Procesal exige como necesario para la viabilidad de la apelación.
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El recurrente manifestó: “Si tenemos que el resarcimiento por daño moral, refiere a las afecciones
que la víctima sufra, como relación (sic., parecería ser `como consecuencia`) del evento en sí mismo,
habremos de concluir que ellas se tienen por ocurridas por la existencia objetiva del hecho generador en sí
mismo”.
En otras palabras, el actor afirmó que a) como la indemnización del daño moral se refiere a las
afecciones que sufra la víctima, b) cabe concluir que esas afecciones resultan de la existencia del hecho
generador en sí mismo.
Nótese que el razonamiento vincula a) el objeto de la indemnización del daño moral (indemnizar las
afecciones de la víctima), lo cual nadie discute aquí, con b) la producción en abstracto de esa especie de
daño (que deriva del hecho generador del daño), lo cual es obvio y aquí tampoco nadie discute. Pero ese
razonamiento no demuestra que aquí se haya producido daño moral, tema éste que es el que interesa, pues
la sentencia juzgó no probado el padecimiento de ese daño moral.
En síntesis: la sentencia juzgó no probada en autos la existencia –ni cuantía, claro- del daño moral, y
la demandada no demostró que el proceso exhibiese tal probanza, o que ella fuere innecesaria para la
admisión del reclamo al respecto.
Resulta fatal, en consecuencia, colocar este aspecto de la impugnación en la situación regulada por
el art. 266 del Cód. Procesal.
5.El recurso de la demandada se presenta como inaudible por esta sala.
En efecto: el monto de la condena impuesta a esta recurrente ($734,90) es menor que el umbral de
la apelabilidad dispuesta por el art. 242 del Cód. Procesal, que al tiempo de la sentencia de primera instancia
era de $5160.
Comento que la condenación de la apelabilidad en razón del monto comprometido en el recurso -en
el caso, el monto de la condena apelada-, es solución reiteradamente aplicada por la sala desde la causa
“Dycksztein”, resuelta el 15/8/83, pues ella se adecua a la “ratio legis” del citado art. 242 del Cód. Procesal,
orientada a evitar la intervención de la alzada en cuestiones cuantitativamente nimias.
Por tanto propondré al acuerdo declarar mal concedido en fs. 264 vta. el recurso de apelación
deducido por la parte demandada en fs. 264.
6. Finalmente, considero que dado el resultado de ambos recursos –igualmente negativo, bien que
por motivos deferentes-, procede aplicar un criterio global y sincrético respecto de las costas, y distribuir por
su orden las íntegras generadas en esta instancia.
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7. Por tanto, propongo al acuerdo: a) desestimar el recurso fundado en fs. 272/3, b) declarar mal
concedida en fs. 264vta. la apelación deducida por la demandada y c) distribuir por su orden las costas
generadas por ambos recursos en esta instancia. Así voto.
Los doctores Rotman y Alberti adhieren al voto que antecede.
Concluida la deliberación los jueces de cámara resuelven: a) desestimar el recurso fundado por el
actor en fs. 272/3; b) declarar mal concedido en fs. 264 vta. la apelación deducida por la demandada, y c)
distribuir por su orden las costas generadas por ambos recursos en segunda instancia. -Felipe M. Cuartero. Carlos M. Rotman. -Edgardo M. Alberti.
CITAS LEGALES:
Artículo 2227 C.C: “Será depósito necesario, el que fuese ocasionado, por incendio, ruina, saqueo, naufragio,
incursión de enemigos, o por otros acontecimientos de fuerza mayor, que sometan a las personas a una
imperiosa necesidad; y el de los efectos introducidos en las posadas por los viajeros.”
Artículo 2232 C.C: “El posadero no se exime de la responsabilidad que se le impone por las leyes de este
capítulo, por avisos que ponga anunciando que no responde de los efectos introducidos por los viajeros; y
cualquier pacto que sobre la materia hiciese con ellos para limitar su responsabilidad, será de ningún valor.”
Artículo 2235 C.C: “El viajero que trajese consigo efectos de gran valor, de los que regularmente no llevan
consigo los viajeros, debe hacerlo saber al posadero, y aún mostrárselos si éste lo exige, y de no hacerlo así, el
posadero no es responsable de su pérdida.”
Artículo 2236 C.C: “El posadero no es responsable cuando el daño o la pérdida provenga de fuerza mayor, o de
culpa del viajero.”
Artículo 2239 C.C: “En todo lo demás el depósito necesario es regido por las disposiciones relativas al depósito
voluntario.”
Artículo 522 C.C: “En los casos de indemnización por responsabilidad contractual el juez podrá condenar al
responsable a la reparación del agravio moral que hubiere causado, de acuerdo con la índole del hecho
generador de la responsabilidad y circunstancias del caso.”
Comentario al fallo: Es dable resaltar que este es un caso típico de responsabilidad del hotelero. En donde es
esencial la diferencia de tratamiento legal si hablamos de cosas que trae el huésped, consideradas de poco valor
(o regulares o habituales), de las que se consideran de gran valor. En el primer caso responde el hotelero con un
responsabilidad objetiva, mientras que en el segundo supuesto la responsabilidad de poner en conocimiento al
hotelero de las cosas de gran valor le corresponde al huésped. Por último no hay en la actualidad un valor fijo de
que se considera poco o mucho valor, ateniéndose la jurisprudencia no a como lo considere el huésped, sino a
como debe considerarse objetivamente. En la práctica los hoteleros fijan (de acuerdo a la costumbre, tipo de
huésped, etc), un monto que aseguran con una compañía aseguradora para cosas de poco valor, a partir de ahí
podemos decir que son de mucho valor.
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4) CONTRATO DE HOSPEDAJE. CUPONES EN GARANTIA. TARJETA DE CREDITO.
CASO: Cruzado Roberto Angel c/ American Express Argentina S.A s/daños.Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, Sala A. Buenos Aires, 6 de marzo de 2007.Extracto del fallo, aspectos sobresalientes del mismo:
No resulta atribuible al actor la creación del cupón, pues ni él ni su tarjeta de crédito
estaban en el lugar al tiempo de la emisión. Por consiguiente, carece de sustento suficiente
tener por válida la causa de la obligación invocada por la administradora. Se tienen por no
cumplidos los requisitos de emisión del cupón, como así también la pretensa suscripción
del mismo en base a una garantía por pago de estadía de hotel. Se acredita que el actor
abonó el monto del hospedaje en efectivo al agente de viaje y el incorrecto débito del
mismo en el resumen de la tarjeta administrada por la defensa. Se hace lugar al cobro de
las sumas de dinero reclamadas, mas no respecto del daño moral.
Fallo de segunda Instancia:
En Buenos Aires, a los 6 días del mes de marzo de dos mil siete, se reúnen los Señores Jueces de
Cámara en la Sala de Acuerdos, con asistencia de la Señora Secretaria de Cámara, para entender
en los autos caratulados "CRUZADO ROBERTO ANGEL C. AMERICAN EXPRESS ARGENTINA
S.A." (Expte. N° 99.603, Registro de Cámara N° 8.896/2003), originarios del Juzgado del Fuero Nro.
3, Secretaría Nro. 5, en los cuales como consecuencia del sorteo practicado de acuerdo con lo
establecido por el art. 268 C.P.C.C., resultó que debían votar en el siguiente orden: Vocalía N° 3 (a
cargo de la Doctora María Elsa Uzal), Vocalía N° 2 (a cargo del Doctor Alfredo Arturo Kolliker Frers)
y Vocalía N° 1 (a cargo de la Doctora Isabel Míguez).
Estudiados los autos, se planteó la siguiente cuestión a resolver:
¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada?
A la cuestión propuesta la Señora Juez de Cámara, Doctora María Elsa Uzal dijo:
I.- Los antecedentes del caso:
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1) Roberto Angel Cruzado inició demanda contra American Express Argentina S.A. (en lo sucesivo,
American Express) requiriendo el cobro de $ 10.405,18 (pesos diez mil cuatrocientos cinco con
dieciocho centavos) y U$S 222 (dólares estadounidenses doscientos veintidós) -o lo que en más o
en menos resultase de la prueba a producirse en autos-, con más sus respectivos intereses y costas.
Relató que, en el mes de agosto de 2001, contrató un alojamiento por tres (3) noches en el hotel
Fantasy World Club Village de la Ciudad de Orlando, Estados Unidos.
Expresó que el importe del alojamiento fue por $ 344, suma que habría sido abonada en su totalidad
con fecha 17.08.01 y 31.09.01 en las oficinas de Market Group S.A.de esta ciudad, que operaba en
plaza con el nombre de fantasía era Dynasty Club como operadora responsable en el país del
prestador del servicio.
Adujo, al respecto, que la indicada sociedad recibió las sumas abonadas "a nombre propio y por
cuenta y orden del prestador del servicio", es decir, del Hotel Fantasy World Club Village, según
recibos Nros. 49926 y 50434, extendidos en concepto de "pago de seña de hotelería en Orlando Htl. Fantasy World Club Villas por 3 noches" y "pago de saldo de hotelería en Orlando",
respectivamente (v. fs. 7 y 8).
Sostuvo así que, en enero de 2002, al recibir el resumen de cuenta con vencimiento para el pago el
02.01.02, advirtió que le habían incluido erróneamente en su débito un importe de U$S 285,60,
emanado de Fantasy World Club, gasto que ya había sido cancelado por su parte, por lo que realizó
el correspondiente reclamo ante la emisora de la tarjeta de crédito, American Express.
Posteriormente, en el mes de febrero del indicado año, en oportunidad de recibir el nuevo resumen,
la demandada le acreditó la suma de $ 285,60, bajo la denominación "crédito temporario",
reconociendo el error en el que había incurrido.
Sin embargo, en el mes de marzo recibió una nota del sector Servicios al Cliente de la accionada
mediante la cual se le informó que la acreditación temporaria del importe señalado sería revertido,
debiendo abonar los U$S 285,60, suma que se incluyó en el resumen de cuenta con vencimiento el
04.03.02.
Indicó que una vez realizados los reclamos correspondientes, le informaron que el motivo por el cual
debía abonar el mentado importe era que la firma Market Group S.A.-que en su oportunidad había
percibido los pagos del actor- se encontraba en Concurso Preventivo de Acreedores y que los
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importes abonados en Buenos Aires nunca habían sido rendidos por dicha empresa al prestador del
servicio en Estados Unidos.
Señaló que la documentación respaldatoria de la nota enviada por la accionada a fin de revertir el
crédito otorgado en el mes de febrero era un cupón "sin firmar" del que surgía el importe reclamado y
la leyenda "Signatura on fila" (firma en archivo).
Aclaró, en tal sentido, que nunca suscribió tal instrumento y que en el mismo figuraba como fecha de
arribo y salida del hotel el día 18.12.01, cuando su entrada a Estados Unidos databa del 10.09.01 y
su egreso el 20.09.01, es decir, que a la fecha denunciada en el cupón ya no se encontraba en
Estados Unidos y, por ende, tampoco en el hotel Fantasy World Club, por lo que nunca pudo haber
efectuado el consumo que indebidamente pretendido.
Denunció el accionante que, además de haberle incluido indebidamente en los resúmenes de cuenta
cargos ya abonados, American Express le cobró intereses por supuestos cargos deudores.
Destacó que las gestiones extrajudiciales tendientes a clarificar el reclamo indebido no tuvieron
respuesta hasta el 27.08.02, fecha en que la sociedad accionada envió misiva a su parte,
pretendiendo liberarse de responsabilidad, con fundamento en el art. 43 de la Ley 25.065.
Finalmente, hizo referencia a los rubros indemnizatorios pretendidos, por los que reclamó: USS 220
y $ 405,18, con más sus respectivos intereses en concepto de daño material (importes estos últimos
que fueran abonados el 28.11.02, al presentarse en la sede de la demandada para efectuar el pago
del saldo existente hasta esa época) y $ 10.000 por daño moral.
2) Corrido el traslado de la demanda, compareció al juicio American Express S.A., oponiéndose al
progreso de la pretensión y solicitando el rechazo de la acción, con costas (v. fs.199/205).
Opuso excepción de falta de legitimación pasiva, con fundamento en que su parte no podía ser
demandada toda vez que el actor había abonado el alojamiento a un tercero ajeno a la relación
usuario -comercio adherido - emisor, quien supuestamente tendría un vínculo comercial con el hotel
Fantasy World Club Village.
Argumentó que la relación contractual del actor con Market Group S.A. o con el Hotel Fantasy World
Club Village excedía la órbita de responsabilidad de su parte.
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Subsidiariamente, contestó demanda, señalando que, frente al reclamo del actor por haberse
incluido en el resumen de cuenta de su tarjeta los gastos de alojamiento, su parte le remitió copias
del cupón remitido por el hotel y la garantía suscripta por Cruzado al ingreso al mismo. Agregó que
el mentado instrumento cumplía con los requisitos necesarios para efectuar el pertinente reclamo
ante el titular de la tarjeta, por lo que se procedió de acuerdo a lo que era de práctica habitual, esto
es, abonando el monto al comercio adherido y reclamando luego el pago al cliente.
Indicó que, según información brindada por el hotel, el operador turístico contratado por el actor
nunca abonó su estadía y que, por tal motivo, procedieron a hacer efectivo el pago mediante el
cupón respectivo. Aludió al cupón como instrumento hábil para que el emisor registre en la cuenta
del cliente un gasto, agregando que el hecho que el cupón no estuviera suscripto no era óbice para
considerar que el mismo era ilegítimo.
Por último, se refirió a la procedencia de los rubros indemnizatorios reclamados.
3) A fs. 207 el actor contestó la defensa planteada por la contraria, solicitando su rechazo, habida
cuenta de que American Express era titular de la relación jurídica sustancial, razón por la cual no
resultaba aplicable al sub-lite la norma del art. 43 de la ley 25.065.
II.- El pronunciamiento apelado:
A fs.558/65 el a quo emitió su pronunciamiento, haciendo lugar parcialmente a la demanda
instaurada contra American Express y condenó a esta última a abonar al accionante la suma de USS
222 (dólares estadounidenses doscientos veintidós) y $ 1.500 (pesos mil quinientos), a las que se le
adicionarían los respectivos intereses calculados desde la fecha en que fue cancelada la deuda 28.11.02- y hasta su efectivo pago, aplicando la tasa al 8 % anual, por resultar adecuada habida
cuenta la moneda contemplada.
Para así, resolver, el Señor Juez de grado entendió que: i) la excepción de falta de legitimación
pasiva opuesta por la demandada no podía tener favorable recepción, toda vez que no se trataba de
incumplimientos que pudieran atribuirse a un tercero -proveedor de comercio adherido- sino a la
inclusión indebida de un cargo en los resúmenes de cuenta emitidos por la demandada, cuya
desatención provocó los daños que aquí se pretenden; ii) que la accionada no logró acreditar la
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suscripción por el actor de garantía alguna -como sostuviera en su responde- y no cabría atribuir
ningún efecto probatorio a la copia agregada a fs. 187, desde que dicho instrumento fue
expresamente desconocido. Argumentó que el cupón allegado a la causa -que contenía los datos de
la tarjeta de Cruzado- obligaba a su titular en virtud de otro instrumento, cual era la garantía de pago
que supuestamente habría firmado el actor a su ingreso al hotel y, como tal instrumento no fue traído
a juicio, la estrategia defensiva sobre la cual se pretendió la desestimación de la acción no tenía
validez. Como consecuencia de ello, concluyó en que no existió, por parte del actor, expresión de
voluntad que lo obligara, al no haberse acreditado la existencia del instrumento que -según la
postura del demandado-conformaba conjuntamente con el cupón -no firmado- un plexo documental
no escindible, iii) que en lo atinente al daño material, por el cual se peticionó U$S 222 y $ 405, no
advirtió que lo debitado en pesos tuviera su origen en la inclusión errónea cuestionada, razón por la
cual el monto del daño reconocido por este concepto quedó reducido a la suma de USS 222.
Entendió el a quo que esa suma devengaría intereses en la forma explicitada supra y, finalmente, iv)
en lo relativo al daño moral, concluyó en que el accionar de la demandada perturbó el ánimo del
actor, debiendo ser indemnizado por el importe de $ 1.500, por este ítem.
III.- El recurso:
Contra dicho pronunciamiento se alzaron la demandada y el actor. Sus recursos de apelación fueron
fundados a fs. 613/21 y 625, respectivamente. La pretensor contestó el recurso a fs. 630, mientras
que la empresa accionada hizo lo propio a fs. 634.
1.- Recurso deducido por American Express Argentina S.A.
La queja se centró en que: i) que no existió conducta antijurídica de su parte; ii) el a quo omitió
valorar la relevancia del cupón y iii) no se probó la existencia de los daños o perjuicios alegados por
el actor.
2.- Recurso deducido por el actor. De su lado, Cruzado se agravió por la exigüidad conferida a los
montos reconocidos por el Magistrado de grado en concepto de daño moral y daño material.
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Señaló, en torno este último ítem, que el importe de $ 405 -abonado por su parte con fecha
28.11.02- correspondía a "intereses moratorios" cobrados indebidamente por la demandada, por lo
que debía ser restituido.
IV.- La solución propuesta:
1°) Trazado el cuadro de situación de la controversia, observo que el thema decidendum de esta
Alzada consiste en determinar si el débito efectuado por la demandada en el resumen de cuenta de
tarjeta de crédito del actor fue -o no- legítimo y, en caso de que no lo haya sido, si la accionada debe
responder -y en qué medida- por los perjuicios denunciados por Cruzado.
2°) Antes que nada, estimo conducente señalar que la Ley Nacional de Agentes de Viajes 18.829,
en su art.1° , establece que quedan sujetas a las disposiciones de esta ley todas las personas físicas
o jurídicas que desarrollen, en el territorio nacional, con o sin fines de lucro, en forma permanente,
transitoria o accidental, algunas de las siguientes actividades vinculadas a lo que aquí nos interesan:
a) La intermediación en la reserva o locación de servicios en cualquier medio de transporte en el
país o en el extranjero.
La intermediación en la contratación de servicios hoteleros en el país o en el extranjero.
La organización de viajes de carácter individual o colectivo, excursiones, cruceros o similares, con o
sin inclusión de todos los servicios propios de los denominados viajes "a forfait", en el país o en el
extranjero.
La recepción y asistencia de turistas durante sus viajes y su permanencia en el país, la prestación a
los mismos de los servicios de guías turísticos y el despacho de sus equipajes.
La representación de otras agencias, tanto nacionales como extranjeras, a fin de prestar en su
nombre cualesquiera de estos servicios.
La realización de actividades similares o conexas a las mencionadas con anterioridad en beneficio
del turismo, las cuales se expresarán específicamente en la licencia respectiva. Será requisito
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ineludible para el ejercicio de estas actividades, el obtener previamente la respectiva licencia en el
Registro de Agentes de Viajes que llevará el organismo de aplicación que fije el Poder Ejecutivo, el
que determinará las normas y requisitos generales y de idoneidad para hacerla efectiva.
De su lado, el Decreto N° 2.182 del 19 de Abril de 1972, reglamentario de la ley argentina n° 18.829
-que derogó el Decreto 2254/70-, en su art. 14 dispone que las agencias de viajes son responsables
por cualquier servicio que hayan comprometido ellas, sus sucursales o sus corresponsales. Solo
quedan eximidas las agencias de toda responsabilidad frente al usuario, no mediando culpa, dolo o
negligencia de su parte, cuando negocian como intermediarias entre las empresas de servicios y los
mencionados usuarios, siempre y cuando tales empresas desarrollen sus actividades sujetas a un
reglamento o legislación aprobado por autoridad competente, que establezca las modalidades de la
contratación entre esas empresas y los usuarios.
Así pues, ha de asumirse que Market Group S.A. se desempeñaba como operador de turismo
responsable en el país, del prestador del servicio que operaba en Estados Unidos, es decir, del Hotel
Fantasy World Club Village ya que ninguna circunstancia eximente esa responsabilidad ha sido
probada en autos -véase el tenor del oficio del síndico del concurso de Market Group S.A. de fs. 244.
En ese plano, y como dato trascendente a tener en cuenta, ha de considerarse, en principio, que la
relación contractual existente entre Market Group S.A. y el indicado hotel no resultaba oponible al
actor, toda vez que a este último ha de tenérselo por ajeno al vínculo suscitado entre ambas
compañías.
La recepción y asistencia de turistas durante sus viajes y su permanencia en el país, la prestación a
los mismos de los servicios de guías turísticos y el despacho de sus equipajes.
La representación de otras agencias, tanto nacionales como extranjeras, a fin de prestar en su
nombre cualesquiera de estos servicios.
Ahora bien, lo que interesa destacar es que con motivo del viaje concretado por el actor, éste utilizó
los servicios prestados por el referido hotel.
Respecto al pago de la estadía, la misma accionada reconoció que "el actor abonó el alojamiento a
un tercero ajeno a la relación usuario-comercio adherido - emisor, quien aparentemente" tendría un
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vínculo comercial con el hotel mencionado, el cual -no obstante ello- procedió a efectuar el débito del
cupón enviado por el hotel porque el operador en el país nunca abonó la estadía de Cruzado al Hotel
Fantasy World Club Village. (fs. 193 vta.y 194).
Adviértase como primera cuestión relevante a determinar, que la demandada concretó la imputación
en la cuenta del actor sobre la base de que el cupón emitido por el hotel que no cumplía con los
requisitos necesarios para efectuar el reclamo ante el cliente; con base en el cual luego de abonar el
importe al comercio adherido, requirió su pago a Cruzado (v. fs. 194 vta.).
En efecto, a poco que se examine el cupón agregado a fs. 30, se observan dos variantes a tener en
cuenta: a) por un lado, que éste no posee la firma del accionante y que, en su lugar, aparece la
leyenda "Signatura on file" y, b) lo que es más objetable aún, que el cupón presentado por el
accionante denota una fecha posterior a la correspondiente a su estadía en Estados Unidos. Esto
último se corrobora luego de constatar que el cupón cuestionado fue emitido en fecha "18/12/01'' (fs.
30), mientras que, de la contestación del oficio del Ministerio del Interior - Dirección Nacional de
Migraciones (fs. 264/66) se desprende que el actor salió del país el 10.09.01 para reingresar al
mismo el 25.09.01.
Por ello, estimo que difícilmente Cruzado hubiese podido consentir la emisión de dicho cupón con su
tarjeta, pues para esa fecha no estaba en Estados Unidos. Esto último resulta acreditado a partir de
lo declarado por el testigo Gustavo Vaucheret, al manifestar que a la fecha del cupón el demandante
se encontraba trabajando en Argentina (véase respuesta a pregunta 8° de fs. 367).
De lo anterior debe extraerse, en principio al menos, que no resulta atribuible a Cruzado, sin más, la
creación del cupón, pues ni él ni su tarjeta estaban en el lugar al tiempo de la emisión.Por
consiguiente, carece de sustento suficiente tener por válida la causa de la obligación invocada por
American Express.
Por si ello fuera poco, adviértase que el mentado instrumento poseía -según la postura de la
demandada- la correspondiente garantía de pago suscripta por Cruzado a su ingreso al hotel.
Obsérvese que American Express argumentó que "el actor firmó una garantía de pago a su ingreso
al hotel autorizando al mismo a hacer efectivo el cupón en caso de que la agencia de turismo con la
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que contratara el actor no abonara el servicio" (véase fs. 213 vta.). Sin embargo, dicho extremo y el
compromiso que se dice asumido en esos términos, no fue debidamente acreditado, toda vez que si
bien la accionada acompañó copia de un formulario de garantía de pago, presuntamente firmado por
el demandante (v. fs. 187), el instrumento en cuestión fue desconocido categóricamente por el
pretensor a fs. 208, en los términos del art. 356, inc. 1° del CPCCN. Dicha circunstancia impide tener
por acreditada la autenticidad del mismo, por lo que su apreciación por este Tribunal deviene
improcedente a los fines probatorios.
En otro orden de ideas, tampoco paso por alto que American Express fue declarada negligente de la
prueba informativa dirigida al Hotel Fantasy World Village, probanza ésta que hubiese resultado
dirimente a los fines de allegar a la causa los supuestos documentos sobre los cuales fundó su
defensa (fs. 525).
3°) Lo anterior basta para sellar la suerte adversa de la defensa de la demandada, pues la
inconsistencia de la causa invocada para justificar la imputación realizada indebidamente al actor
obsta para asumir la existencia de una obligación exigible (art. 499 del Cód. Civil).
Sin perjuicio de ello -y a mayor abundamiento- no paso por alto que Cruzado acreditó haber
realizado a Market Group S.A. el pago del cargo de alojamiento que indebidamente debitó la
demandada.Tal extremo surge del recibo N° 00049926 (emitido con fecha 17/08/01, por el importe
de $ 100, en concepto de "pago de seña de Hotelería en Orlando. Htl. Fantasy") y del comprobante
N° 00050434 (del 31/08/01, por $ 244, en concepto de "pago de saldo de hotelería en Orlando").
Nótese, sin embargo, que si bien la accionada desconoció la autenticidad de dichos recibos, lo cierto
es que en su contestación de demanda reconoció expresamente que el actor abonó a un tercero el
alojamiento (v. fs. 193 vta.). Ello constituye un claro indicio de que American Express tuvo
conocimiento del desembolso concretado por la contraria.
4°) Daño material.
De los resúmenes de tarjeta de crédito que lucen agregados a fs. 33/85 se observa, en forma
diferenciada, un saldo de deuda en dólares estadounidenses y otro en pesos.
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Así pues, de los mentados saldos se extrae que, con fecha 02.01.02, se efectuó un débito por el
importe de U$S 285,60, en concepto de "Fantasy World Club" (v. fs. 77/8) y, luego, el 01.02.02, se
acreditó nuevamente el indicado importe como "crédito temporario", quedando el saldo de la cuenta,
por ese concepto, en cero (v. 72/3). Repárese, sin embargo, que en el resumen del 04.03.02 se
produjo la "reversión del crédito temporario" por U$S 285, volviéndose a incluir -una vez más- la
mentada suma (v. fs. 67/8).
Asimismo, se advierte que a partir de esta última fecha, y hasta el 01.10.02, el accionante cuidó de
realiza r mes a mes pagos mínimos del crédito en dólares, que fueron reduciendo la deuda por
capital e intereses en dicha moneda de pago (v. fs.36, 38, 39, 43, 44, 48, 47, 51, 52, 56, 57, 61, 62),
sin incurrir en incumplimiento.
De su lado, no se acompañó a la causa el resumen de tarjeta de crédito correspondiente al mes de
noviembre de 2002; mes éste en el que el accionante abonó las sumas de U$S 222 y $ 405,18 -tal
como se desprende de los comprobantes de pago de fs. 32- apareciendo dicho saldo en el resumen
de 02.12.02. De la secuela fáctica de dichos resúmenes es clara la exposición separada y el distinto
tratamiento de las deudas en pesos y en dólares y el último monto -$ 405- constituye -precisamenteel saldo por intereses de financiación de una deuda en pesos que venía arrastrando el actor, pero
que en nada coincide y nada tiene que ver, con el saldo generado en dólares por la estadía en el
Hotel Fantasy World Club Village".
Consecuentemente, la afirmación de Cruzado en cuanto a que la suma de $ 405, abonada con fecha
28.11.02, corresponde a "intereses moratorios del débito cuestionado", resulta improcedente, toda
vez que los intereses y la tasa aplicable a una deuda en dólares surge de los citados resúmenes y
se ha devengado y cancelado también en dólares y no, en pesos como se pretende en el sub-lite.
Ergo, si bien debe reconocerse el importe por U$S 222 en concepto de capital, no corre la misma
suerte lo reclamado por intereses -$ 405-, razón por la cual no cabe sino que desestimar lo
pretendido por este último ítem. Ello así, y toda vez que no se encuentran apelados los intereses
conferidos por el a quo, ni tampoco la tasa aplicable, han de confirmarse los mismos por no constituir
materia de agravio en esta instancia. Ha de admitirse en cambio, por intereses de la acreencia en
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dólares, la suma de U$S 75,94 cancelada por el accionante, estando a los resúmenes glosados en
autos de fs.33 a 37).
5º) Daño moral.
Por este concepto el actor requirió diez mil pesos ($ 10.000).
Sabido es que para que resulte procedente la reparación moral es necesario considerar la
repercusión que la acción dañosa provoca en la persona afectada. Las molestias, así como los
reclamos extrajudiciales o la necesidad de accionar judicialmente para obtener el reconocimiento de
su derecho indemnizatorio, no constituyen daño moral: para que así sea, es menester alegar y
probar -razonablemente- la modificación disvaliosa en la capacidad del espíritu de querer o sentir,
del damnificado para, así, admitir tal rubro indemnizatorio (cfr. esta CNCom., Sala D, 26.05.87, in re.
"Sodano de Sacchi c/ Francisco Díaz S.A. "). Es que el agravio moral importa una lesión a las
afecciones legítimas: entre otras, la paz, la tranquilidad de espíritu, la libertad individual, el honor, la
integridad fisica, los afectos familiares, aunque no cualquier inquietud o perturbación del ánimo
derivados de la privación de bienes materiales son suficientes para justificarlo (cfr. esta CNCom.,
Sala B, 12.08.86, in re: "Katsikaris, A. c/ La Inmobiliaria Cía. de Seguros ").
En esta línea de ideas pues, no existe necesaria vinculación proporcional entre el daño moral y el
perjuicio que afecte la persona de la víctima, pudiendo la indemnización variar en razón de las
circunstancias de cada caso (cfr. CNCom., Sala D, 28.08.87, in re: "Sa¡gg de Piccione Betty c/
Rodríguez, Enrique").
El daño moral existe cuando se lesionan derechos de las personas que son extraños a valores
económicos y su reparación tiene un carácter resarcitorio y no meramente sancionatorio o ejemplar,
en tanto lo que se trata de lograr a través de la indemnización, es una compensación que, en alguna
medida, morigere los efectos del agravio moral sufrido (CNCom., Sala C, 25.06.87, in re:"Flehner,
Eduardo c/ Optar S.A.").
Como consecuencia de lo expresado, la reparación del agravio moral, derivado de la responsabilidad
contractual queda librada al arbitrio del juez, quien libremente apreciará su procedencia. Sin
embargo, se debe conceder con cierta estrictez y es a cargo de quien lo reclama su prueba
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concreta. Así las cosas, además de probar la existencia del agravio, debe acreditarse, de alguna
manera, su cuantía o, cuanto menos, las pautas de valoración que permitan al juzgador proceder a
la determinación de conformidad con lo que establece el art. 165 CPCCN, de otra manera la
indemnización podría configurar una confiscación o enriquecimiento sin causa a favor del reclamante
(véase: esta CNCom., Sala E, 06.09.88, in re: "Piquero, Hugo cI Bco. del Interior y Buenos Aires ").
Ahora bien, estudiadas las constancias de la causa -y atendiendo a las particularidades de la
especie-, la realidad es que el accionante no ha aportado elementos de convicción suficientes que
autoricen a considerar configurado el daño moral que alegó haber padecido, no obstante
corresponder a dicha parte la carga de la prueba referida a ese extremo por ser quien tenía a su
cargo el onus probandi (arg. art. 377 CPCCN; esta CNCom., esta Sala A, 14.11.06, in re "B. V.R.
S.A. c/ Banco Itaú Buen Ayre S.A.
Con lo que terminó este Acuerdo que firmaron los Señores Jueces de Cámara Doctores: Ante mí,
María Verónica Balbi. Es copia del original que corre a fs. de la materia.
Ha de repararse en que la mera alteración del ritmo normal de vida "supuestamente padecidos como
consecuencia de los "falsos reclamos, los constantes reclamos telefónicos y personales, el envío
mensual de cartas documento, las consultas con abogados" y aún, el tener que demandar para
obtener el reconocimiento de su derecho indemnizatorio, no constituyen daño moral (v. fs.167 vta.).
Ergo, la reparación por este rubro tampoco puede tener favorable recepción.
A todo evento, la exigüidad del monto pretendido en concepto de daño material no permite inferir los
padecimientos, angustias y mortificaciones que aduce el actor y, ende, no justifica la concesión del
mentado ítem por el Tribunal.
6°) Finalmente, en cuanto a las costas de la anterior instancia, corresponde confirmar la sentencia
apelada en lo que a este punto se refiere, toda vez que no fueron materia de agravio y, en atención a
la suerte de ambos recursos, las relativas a la Alzada serán impuestas por su orden al verificarse la
existencia de vencimientos parciales, recíprocos y mutuos entre los litigantes (art. 71 y 279 del
C.P.C.C.N.).
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7°) Por todo lo expuesto, propicio a este Acuerdo:
Acoger parcialmente el recurso interpuesto por la demandada y por ende modificar la sentencia
apelada en lo atinente a los intereses por el crédito en dólares (U$S 75,94) y el rubro daño moral
expuestos en el considerando V. puntos 4°) in fine y 5°) y confirmándola en lo demás por las
razones explicitadas en los considerandos precedentes.
Imponer las costas de Alzada por su orden dada la existencia de vencimientos parciales, recíprocos
y mutuos entre los litigantes (art. 71 y 279 del C.P.C.C.N.).
He aquí mi voto.
Por análogas razones, el Señor Juez de Cámara Dr. Alfredo Arturo Kólliker Frers y la Señora Juez
de Cámara Dra. Isabel Míguez adhieren al voto precedente.
Buenos Aires, 6 de marzo de 2008
Y VISTOS:
Por los fundamentos del Acuerdo precedente, se resuelve:
Acoger parcialmente el recurso interpuesto por la demandada y por ende modificar la sentencia
apelada en lo atinente a los intereses por el crédito en dólares (U$S 75,94) y el rubro daño moral
expuestos en el considerando V. puntos 4°) in fine y 5°) y confirmándola en lo demás por las
razones explicitadas en los considerandos precedentes.
Imponer las costas de Alzada por su orden dada la existencia de vencimientos parciales, recíprocos
y mutuos entre los litigantes (art. 71 y 279 del C.P.C.C.N.). Ante mí, María Verónica Balbi. Es copia
del original que corre a fs. de la materia.
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CITAS LEGALES:
ARTÍCULO 43 Ley 25065, de Tarjeta de Crédito: “Controversias entre el titular y el proveedor. El emisor es
ajeno a las controversias entre el titular y el proveedor derivadas de la ejecución de las prestaciones convenidas
salvo que el emisor promoviera los productos o al proveedor pues garantiza con ello la calidad del producto o del
servicio. ”
ARTICULO 1º Ley Nacional de Agentes de Viajes. Ley 18.829: “Quedan sujetas a las disposiciones de esta ley
las personas físicas o jurídicas que desarrollen, en el territorio nacional con o sin fines de lucro, en forma
permanente, transitoria o accidental, algunas de las siguientes actividades:
a) La intermediación en la reserva o locación de servicios de cualquier medio de transporte en el país o
en el extranjero.
b) La intermediación en la contratación de servicios hoteleros en el país o en el extranjero.
c) La organización de viajes de carácter individual o colectivo, excursiones, cruceros o similares, con o
sin inclusión de todos los servicios propios de los denominados viajes a “forfait”, en el país o en el extranjero.
d) La recepción o asistencia de turistas durante sus viajes y su permanencia en el país, la prestación a
los mismos, de los servicios de guías turísticos y el despacho de sus equipajes.
e) La representación de otras agencias, tanto nacionales como extranjeras a fin de prestar en su nombre
cualquiera de estos servicios.
f) La realización de actividades similares o conexas a las mencionadas con anterioridad en beneficio del
turismo, las cuales se expresarán específicamente en la licencia respectiva. Será requisito ineludible para el
ejercicio de estas actividades, el obtener previamente la respectiva licencia en el registro de agentes de viaje que
llevará el organismo de aplicación que fije el Poder Ejecutivo, el que determinará las normas y requisitos
generales y de idoneidad para hacerla efectiva.”
ARTICULO 14 Dec. 2182/72: “Las agencias de viajes serán responsables por cualquier servicio que hayan
comprometido ellas, sus sucursales o sus corresponsales, siempre que no estén comprendidas en el párrafo
siguiente.
Quedan eximidas las agencias de toda responsabilidad frente al usuario, no mediando culpa, dolo o
negligencia de su parte, cuando sean intermediarias entre las empresas de servicios y los mencionados usuarios,
siempre y cuando tales empresas desarrollen sus actividades sujetas a un reglamento o legislación aprobado por
autoridad competente que establezca las modalidades de la contratación entre esas empresas y los usuarios.”
ARTICULO 499 del Código Civil: “No hay obligación sin causa, es decir, sin que sea derivada de uno
de los hechos, o de uno de los actos lícitos o ilícitos, de las relaciones de familia, o de las relaciones
civiles.”
Comentario al Fallo:
Hemos decidido reemplazar el fallo anterior sobre garaje, dado que ya contamos con uno de la temática
en este trabajo, y por otro lado porque este que hemos incorporado es de la temática hotelera, si bien
está en la línea de tarjeta de crédito, entendemos que está íntimamente vinculado con el contrato de
hospedaje, dentro del genérico de hotelería. Así es que el contrato principal en este caso es el de
hospedaje, y dentro de accesorio de garantía de éste, para lo cual se utilizó un cupón de una tarjeta de
crédito. Tengamos presente que no es la función de la tarjeta de crédito garantizar una obligación
principal, lo que ha quedado demostrado con el fallo reseñado. Finalmente es grato ver que los jueces
hacen uso de normativa específica relativa a la actividad turística y hotelera, sin perjuicio de la
aplicación de la norma genérica del Código Civil o la particular de Tarjeta de Crédito. Por último,
aparece el daño moral, que a consecuencia de un incumplimiento contractual, no es ordinaria su
consideración y reconocimiento como un tipo de resarcimiento por la jurisprudencia.
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5) GARAJE. Responsabilidad del garajista –Robo con arma –Exención de responsabilidad
–
Improcedencia.
1. El garajista no queda exento de responsabilidad en un caso de robo –a mano armada en el caso- por
cuanto la asunción de la guarda del rodado le impone tener una organización apta para dar
cumplimiento a los servicios que ofrece y acorde con la importancia de los bienes que le son
confinados para su cuidado.
2. La principal motivación del propietario de un vehículo de confiarlo en depósito a un garaje, es evitar
que sea sustraído por terceros. Tal propósito, que constituye la cusa fin en el contrato, se presume
conocido por el guardador, quien por ello no puede omitir la adopción de las medidas de seguridad
necesarias y conducentes para el eficaz cumplimiento de sus obligaciones.
3. El robo a mano armada del vehículo guardado en un garaje demuestra la insuficiencia de las
medidas de seguridad adoptadas, sobre todo si estaban limitadas a la existencia de reja de
seguridad que no habían sido cerradas, y a la presencia de un cuidador que sólo se encargaba de
acomodar los vehículos, entregar tickets y limpiar y lavar los vehículos.
4. La causal exoneratoria de la responsabilidad invocada por el garajista –robo a mano armada, en el
caso- es precisamente el riesgo propio y específico que asume quien explota comercialmente un
garaje. De modo que quienes desarrollan estos emprendimientos deben necesariamente prever
estos ilícitos y responder por las consecuencias del riesgo empresario asumido.
Revista de Responsabilidad Civil y seguros. LA LEY, Año: I, N° 2, Marzo-Abril de 1999, pág. 115, 116, 117.29 –CNCom., sala C, agosto 11-998 (*).- Acuario Cía. de seguros c. Gestoso Carracedo, Manuel.
2ª Instancia.- Buenos Aires, agosto 11 de 1998.
¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada?
El doctor Caviglione Fraga dijo:
I. Viene apelada por la parte demandada la sentencia de fs. 175/178 que hizo lugar a la demanda
promovida y condenó a Manuel Gestoso Carracedo y Claudina L. Carracedo Campos de Gestoso a pagar a
Acuario Compañía de Seguros S.A una suma de dinero en concepto de reembolso por las erogaciones que
esta última debió realizar a favor del titular de un vehículo que fue sustraído del garaje de los demandados.
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Cuestionan los apelantes que se haya desestimado la defensa de fuerza mayor que opusieran a la
demandada y que se fundó en el robo a mano armada que dio lugar a la sustracción del rodado en cuestión.
En tal sentido, sostienen que el garaje tenía todos los elementos necesarios para custodiar los rodados en
forma eficiente, como alarmas y rejas, pero que el cuidador fue reducido con un arma de fuego y que ello
resultó irresistible. Destaca asimismo que el robo se produjo por la tarde y que en este horario, por tratarse de
un local que alquilaba cocheras por hora, la intensidad del movimiento de vehículos no permitía mantener las
rejas cerradas constantemente como lo exige la sentencia apelada.
Subsidiariamente, se agravia por el rechazo de la aplicación de la ley de desindexatoria y por el
“dies a quo” establecido para el cálculo de los accesorios de condena, que se fijó en la fecha de pago de la
indemnización por la aseguradora.
II. Sustancialmente, fundan sus quejas los apelantes en la presunta configuración de un supuesto de
fuerza mayor. Al respecto, corresponde precisar que la jurisprudencia tiene dicho que el garajista no queda
exento de responsabilidad en un caso de robo, por cuanto la asunción de la guarda del rodado le imponía
tener una organización apta para dar cumplimiento a los servicios que ofrecía y que resulte acorde con la
importancia de los bienes que le son confiados para su cuidado (cfr. Sala A, “Caja Nacional de Ahorro y
Seguro c. Garaje Melian”, 20/5/87; esta sala, “Mitrochnick, Jaime c. Fernández, José”, 9/12/85; íd. “Sud
Atlántica Cía. de Seguros c. Escandinarini, Davil”, 20/2/92; entre otros).
Esa solución se funda en que la principal motivación que induce al propietario de un vehículo a
confiarlo en depósito a un garaje, es precisamente la de evitar que sea sustraído por terceros, y tal propósito,
que constituye la causa fin en el contrato, se presume conocido para el guardador, quien por ello no puede
omitir la adopción de las medidas de seguridad necesarias y conducentes para el eficaz cumplimiento de sus
obligaciones.
En el caso, la sola concreción del siniestro basta para demostrar la insuficiencia de las medidas de
seguridad para cumplir acabadamente con la custodia asumida, no obstante lo cual cabe añadir el deficiente
resguardo que ofrecía el establecimiento de los demandados que, si bien contaba con rejas que franqueaban
el acceso al interior, sólo se cerraban en horario nocturno y no proporcionaban seguridad alguna durante el
día. Repárese en que no existían otros medios de seguridad que limitaran el acceso de extraños en ese lapso
y que la tarea del cuidador que laboraba en el garaje se limitaba a acomodar los vehículos, atender a la gente
que viene por horas, dar tickets y efectuar limpieza y lavado de los vehículos. En esas condiciones, cabe
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interpretar que el establecimiento no contaba con medidas suficientes para asegurar el resguardo de los
bienes confinados en custodia o prevenir, cuanto menos, la comisión de ilícitos como el que aconteció en la
especie.
Agréguese a ello que la causal exonerativa invocada –robo a mano armada- es precisamente el
riesgo propio y específico que asume quien explota comercialmente un negocio de garaje, de modo que
quienes desarrollan estos emprendimientos deben necesariamente prever estos ilícitos y responder por las
consecuencias del riesgo empresario asumido (cfr. esta sala “Caja Nacional de Ahorro y Seguro c. Alvarez,
Manuel”, 16/3/90). Por consiguiente, debe entenderse que la situación expuesta no libera de responsabilidad
a l os demandados.
III. En cuanto a la aplicación de la normativa desindexatoria, corresponde señalar que la ley 24.283
fue instituida para evitar o subsanar los desfasajes que pudieran arrojar las liquidaciones en las que debía
“actualizarse” el valor de una cosa o bien o cualquier otra prestación, aplicándose índices u otro mecanismo
establecido por acuerdos, normas o sentencias (art. 1º).
Sin embargo, en el caso ocurrente no existe “actualización” de la prestación debida y reclamada, por
cuanto la demanda se funda en hechos acontecidos con posterioridad a la entrada en vigencia de la llamada
“ley de convertibilidad” (23.928), que excluye la aplicación de mecanismos indexatorios. Por consiguiente,
habida cuenta que no se verifica en el caso el supuesto de hecho contemplado por la norma mencionada en
primer término y toda vez que ello constituye un requisito ineludible para su aplicación no cabe sino concluir
en la desestimación de la pretensión deducida en ese aspecto.
IV. Por lo demás, en lo que atañe al “dies a quo” del cálculo de los accesorios del capital de condena,
corresponde señalar que en el presente proceso se exige la responsabilidad del garajista por el
incumplimiento del deber de restitución del vehículo confiado en depósito (art. 2210, Cód. Civil) y tal
responsabilidad no nace con la notificación de la demanda –como lo pretenden los apelantes- sino a partir del
momento en que se produjo el incumplimiento contractual. De ese modo, los demandados se encuentran en
mora desde que el asegurado concurrió a retirar el vehículo en cuestión, pues allí debieron reintegrar el
rodado o, en su defecto, otorgar una indemnización sustitutiva.
Cierto es que quien demanda no es el propietario del vehículo sino un tercero ajeno al contrato de
depósito, pero el art. 80 de la ley de seguros establece un supuesto de subrogación legal de la aseguradora
en los derechos de sus asegurados, de modo que, en la medida de las indemnizaciones a ellos pagadas y a
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partir del momento en que efectúan esas erogaciones, las aseguradoras gozan frente a los terceros de los
mismos derechos de sus asegurados. Por consiguiente, desde el pago de la indemnización cuyo reembolso
aquí se persigue y por el monto pagado, la aseguradora puede exigir del garajista –al igual que lo haría su
asegurado- el resarcimiento de los perjuicios que la mora le causa. En consecuencia, no cabe admitir las
quejas deducidas sobre el particular.
V. Por lo expuesto, voto por la afirmativa. Las costas de alzada se impondrán a los recurrentes
vencidos (art. 68, cód. Procesal).
Por análogas razones el doctor Di Tella adhiere al voto anterior.
Por los fundamentos del acuerdo que antecede se confirma en todas sus partes la sentencia
apelada. Las costas de esta instancia se imponen a los apelantes.
El doctor Monti no suscribe la presente por hallarse en uso de licencia (art. 109, Reglamento para la
Justicia Nacional). –Bindo B. Caviglione Fraga. –Héctor M. Di Tella.
1
(*) Citas legales del fallo núm. 30: leyes 12.990 (Adla, VII-302), 17.418 (Adla , XXVII-B, 1677); 20.266
(Adla, XXXIII-B, 1384); 22.171 (Adla, XL-A, 65).
CITAS LEGALES:
Artículo: 2210C.C: “El depositario debe restituir la misma cosa depositada en su estado exterior con todas sus
accesiones y frutos, y como ella se encuentre, sin responder de los deterioros que hubiese sufrido sin su culpa.”
Artículo 80 -subrogación- (ley de seguros): “Los derechos que correspondan al asegurado contra un tercero, en
razón del siniestro, se transfieren al asegurador hasta el monto de la indemnización abonada. El asegurado es
responsable de todo acto que perjudique este derecho del asegurador.
Excepciones
El asegurador no puede valerse de la subrogación en perjuicio del asegurado.
Seguros de personas
La subrogación es inaplicable en los seguros de personas.”
Comentario al fallo:
Es prudente destacar que el contrato de garage es una especie del de depósito, de manera tal que lo
esencial en este contrato es la entrega de la cosa al garagista y el cuidado que este asume al recibirla.
Que el contrato puede ser oneroso o gratuito, siendo este un elemento que no cambia el deber de
custodia del garagista (comerciante, en este caso). Que este puede ser un contrato que involucre al hotel,
si es que presta el servicio de estacionamiento, (mas si ello se compadece con la categorización del
hotel); y que también lo puede hacer responsable cuando deriva el vehículo del huésped a un
estacionamiento de otro comerciante, con quien realiza un contrato de colaboración empresarial. En
suma, en este último caso también será responsable por ese vehículo del huésped estacionado en un
garage que técnicamente no le pertence, pero con quien compartirá la responsabilidad por su custodia.
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6) RESPONSABILIDAD DE LAS EMPRESAS DE ESPECTÁCULOS. Responsabilidad del propietario del
restaurante por los daños causados a un comensal durante una despedida de solteros – Disturbios
producidos por terceros – Obligación de seguridad – Procedencia.
Hechos: La sentencia de primera instancia condenó a la sociedad propietaria de un restaurante a abonar a la
actora una indemnización por el daño sufrido cuando terceros generaron disturbios en el lugar, en el cual la
actora se encontraba realizando un festejo familiar. Apelaron ambas partes. La demandada cuestionó la
responsabilidad que le fue atribuida, afirmando que no puede ser responsable por la agresión de un cliente a
otro. La alzada confirma la sentencia en cuanto a la responsabilidad atribuida a la demandada, eleva las
sumas fijadas por daño moral y lesión estética y reduce la indemnización por daño futuro.
1.- Es responsable la propietaria de un restaurante por el daño sufrido por la actora a causa de los disturbios
ocurridos en el local – en el caso, la actora sufrió una herida cortante en región frontal –, ya que no satisfizo la
obligación tácita de seguridad que pesaba sobre ella, en tanto obligación exigible a las empresas
organizadoras de espectáculos respecto de los asistentes mientras estos permanecen en el lugar.
2.- La responsabilidad que emerge de la organización de espectáculos públicos, cualquiera sea su finalidad,
es contractual, pues surge del contrato innominado que lo vincula con el asistente – en el caso, sufrió lesiones
mientras se encontraba en el restaurante de propiedad de la demandada –, entre cuyas cláusulas implícitas,
por razón de su naturaleza, debe considerarse comprendida la que atañe a la seguridad personal de los
concurrentes, por la que está obligado a velar.
3.- Cuando se trata de una lesión estética, sólo se requiere para su reparación la existencia de una alteración
en el aspecto habitual que tenía la persona con anterioridad al hecho generador – en el caso, posee una
cicatriz en la zona frontopariental derecha –, sin que la ausencia de implicancias económicas sea definitoria
para rechazar el reclamo.
4.- Es procedente indemnizar el daño moral causado a la actora por las lesiones de la que fue víctima a causa
de los disturbios ocurridos en el restaurante de la demandada, ya que es más que presumible que
experimentó dolores espirituales, inquietudes en cuanto a su situación, necesariamente incidida por el golpe
sufrido en su rostro y la portación de una cicatriz – en el caso, en la zona frontopariental derecha –, que si
bien para el perito médico no configura una secuela significativa, no deja de constituir razón de sufrimiento
moral sin miras de recomposición integral.
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CNCiv., sala J, 2003/12/17.- Ballardo, María C. c. Buby Restaurante Concert y otro.
2° Instancia.- Buenos Aires, diciembre 17 de 2003.
El doctor Molmenti dijo:
I. 1. La sentencia de primera instancia condenó a la parte demandada al pago de los daños y perjuicios
derivados de las lesiones que la actora dice haber sufrido cuando terceros generaros disturbios en el
restaurante de propiedad de la accionada mientras se encontraba festejando la despedida de soltera de su
hermana.
2. Del decisorio apelaron ambas partes, expresando sus agravios la actora en el escrito que obra a fs.
261/264 y la demandada en el de fs. 256/257. Corrido el traslado fue contestado por ambos litigantes a fs. 266
y fs. 268/270, respectivamente.
A) En cuanto a la responsabilidad:
3. Se agravia la parte demandada de la atribución de responsabilidad en el evento pretendiendo su eximición
con imposición de las costas del proceso.
4. En ajustada síntesis puede decirse que los argumentos del recurrente hacen a la inexistencia de la acción
antijurídica y a la carencia de pruebas suficientes para imputar la responsabilidad a su parte. Expresa
además, que si bien procura por todos los medios necesarios de que exista orden y se evite cualquier tipo de
altercado entre los clientes, no puede achacársele responsabilidad por la agresión de un cliente a otro, por
escapar a de su poder de contralor.
5. Cabe señalar que la responsabilidad que emerge de la organización de espectáculos públicos es
contractual, cualquiera sea su finalidad: deportiva, artística, cultural, etc. Tal responsabilidad del empresario
surge del contrato innominado que lo vincula con el asistente, entre cuyas cláusulas implícitas, por razón de
su naturaleza, debe considerarse comprendida la que atañe a la seguridad personal de los concurrentes, por
la que está obligado a velar (conf. Bustamante Alsina, J., “Teoría de la responsabilidad civil”, Bs. As., 1972,
N° 970-81 y 1510-26).
6.- Las pruebas reunidas en autos deben analizarse a fin de esclarecer si la víctima fue lesionada mientras se
hallaba en el lugar disfrutando de la atención a la que habitualmente se compromete brindar la demandada.
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7. El análisis de las constancias del expediente permite obtener indicios concordantes en el sentido de inferir
además la presencia de la actora en el lugar.
8. Tales son los dichos de los testigos propuestos por ambas partes que, aun analizados con el máximo rigor
crítico, porque se trata de amistados de la actora o dependientes de la demandada, resultan una prueba
apreciable en su conjunto.
9. Los testimonios de fs. 123/vta y fs. 132 y vta resultan contestes y creíbles en cuanto a la producción del
disturbio y la forma en que ocurrió. Incluso el responsable de la prestación musical del lugar expresó que para
esa fecha hubo incidentes por los que debió intervenir para separar a dos personas (ver fs. 124 vta.).
10. Adunado a los testimonios, la contestación de oficio obrante a fs. 128/130 que informa acerca del ingreso
de la actora al Hospital Fernández con diagnóstico de herida cortante en región frontal y la constancia de
reserva, reconocida como prueba por la demandada, hace presumir con alto grado de certeza la presencia de
la víctima en el restaurante.
11. No resulta enervante a ello el desconocimiento que formula la demandad porque, en definitiva, tal como
reconoció en su responde, no registra en parte alguna el nombre de los concurrentes y por ello mal podría
recordar la presencia de alguna persona entre cien y ciento cincuenta que aproximadamente concurren por
noche (ver fs. 122 vta.).
12. Admitido lo anterior y por considerar, reitero, que la presencia de la accionante en el restaurante no pudo
haber sido de favor y clandestina, soy de opinión que la responsabilidad de los demandados se funda en el
hecho de no haber satisfecho la obligación tácita de seguridad que pesaba sobre ella, ya que se trata de una
obligación exigible a las empresas organizadoras respecto de los asistentes mientras éstos permanecen en el
lugar.
13. Por lo demás, no es suficiente la excusa que aduce el demandado respecto a que no puede endilgársele
responsabilidad por la agresión de un cliente a otro, pues resulta razonable pensar que la actora al contratar
tuvo en miras poder gozar de la cena y demás servicios; pero, por supuesto también no sufrir menoscabo
alguno en su persona. La demandada no tomó las medidas necesarias para procurar seguridad en el evento a
pesar de saber que en fiestas de ese tipo puede generarse algún disturbio; dicho conocimiento surge
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implícitamente de la prohibición de arrojar cosas que expresa la constancia de reserva y lo manifestado por el
testigo de fs. 124 vta en cuanto a las instrucciones de la casa para situaciones como las de autos.
14. Por lo que dejo referido y por no encontrar otros elementos en los agravios de la recurrente que hagan
pensar en una solución distinta a la propuesta por el señor juez de grado, propicio la desestimación de los
agravios respecto a este tema.
A) En cuanto a la lesión estética:
15. La sentencia de primera instancia desestimó el reclamo por el tema.
16. De ello se agravia la parte actora argumentando que se halla acreditado en autos la existencia de una
cicatriz; solicita se haga lugar a la pretensión.
17. Soy de opinión que, cuando se trata de una lesión estética, sólo se requiere para su reparación la
existencia de una alteración en el aspecto habitual que tenía la persona con anterioridad al hecho generador,
sin que la ausencia de implicancias económicas sean definitorias para rechazar el reclamo.
18. Es que la sola anomalía da derecho al reintegro aunque no queden secuelas incapacitantes o
mayormente deformantes, pues existió un menoscabo físico que no debe recaer exclusivamente sobre la
víctima (arts. 1068 y 1069 del Código Civil).
19. Considero que el daño ha sido corroborado al tiempo de producirse la peritación médica.
20. Allí el perito informó acerca de la existencia de una cicatriz ubicada en la zona frontopariental derecha,
que tiene cuatro centímetros de longitud, poco visible, sin edemas o infiltrados en su nivel, plana, sin
adherencias a los planos profundos e indolora a la palpación digital (ver fs. 192/vta).
21. En consecuencia, propicio que se haga lugar al rubro y se fije la indemnización en cinco mil pesos; ello
así, por entender que esa cantidad es equilibrada y prudente, dado que se trata de una mujer de treinta y tres
años al tiempo del evento, de estado civil soltera, empleada administrativa y de situación económico-social
que surge del incidente de litigar son gastos (art. 165 Código Procesal).
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B) En cuanto al daño moral:
22. La sentencia fijó para el rubro dos mil pesos.
23. De ello, se agravian ambas partes: la actora por considerar exigua la cantidad asignada y la demandada
por la procedencia del rubro.
24. Conocido es el concepto de daño moral y los factores que lo configuran, como asimismo que la
determinación de su cuantía queda librada al juzgador más que en cualquier otro rubro y que la fijación del
monto no tiene como exigencia guardar proporción con la de los daños materiales.
25. En el presente caso indudablemente es más que presumible que la accionante ha experimentado dolores
espirituales, inquietudes en cuanto a su situación, necesariamente incidida por los desagradables momentos
que ha debido soportar a causa del golpe sufrido en su rostro y la portación de cicatriz, que si bien para el
perito médico no constituye razón de sufrimiento moral sin miras de recomposición integral.
26. Sin perjuicio de los señalado creo que, las angustias propias de un evento como el ocurrido, con el
padecimiento propio de haber sido lesionada en un restaurante en ocasión de un festejo, la gravedad de las
lesiones, la necesidad de asistencia médica, el tiempo de recuperación h la aflicción espiritual en una mujer
joven derivada de la alteración de la armonía del rostro, la cantidad asignada para el rubro resulta a mi
entender reducida por lo que propicio su elevación a tres mil pesos (art. 165 Código Procesal).
D) En cuanto a los gastos por el daño futuro cierto:
27. La sentencia fijó para el rubro mil pesos.
28. Se agravian ambas partes de la cantidad asignada: la actora pretende se reajuste el monto fijado y la
demandada por elevado.
29. En cuanto que no se acreditó variación alguna del costo estimado por el perito médico para una operación
reparadora, salvo una posible actualización de valores vedada legalmente, propicio se fije el guarismo
asignado para el rubro por el experto.
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30. Cabe puntualizar que el perito no ha precisado si la intervención puede o no revertir plenamente la huella
de referencia.
II. Por todo lo que dejo expresado doy mi voto para que:
a) Se modifique la sentencia fijando en cinco mil pesos la indemnización por “lesión estética”, se eleve
a tres mil pesos el “daño moral” y se reduzca a seiscientos pesos la asignación por “gastos por daño
futuro cierto”.
b) Se confirme la sentencia en todo lo demás que dispone y fue motivo de apelación y agravio, con
imposición de las costas de alzada a la parte demandada vencida en lo principal.
Los doctores Wilde y Brilla de Serrat adhieren al voto precedente.
Y vistos: lo deliberado y conclusiones establecidas en el acuerdo precedentemente transcripto el tribunal
resuelve: 1) Modificar la sentencia apelada, fijando la indemnización por lesión estética en cinco mil pesos
($5000), elevando el daño moral a tres mil pesos ($3000) y reduciendo la asignación por gastos por daño
futuro ciento a seiscientos pesos ($600). 2) Confirmar la sentencia en todo lo demás que dispone y fue motivo
de apelación y agravio. 3) Imponer las costas de la alzada a la demandada vencida en lo principal. 4) Diferir la
regulación de honorarios para su oportunidad. Regístrese, notifíquese y devuélvase. – Mario A. Molmenti. –
Zulema Wilde. – Ana M. R. Brilla de Serrat.
CITAS LEGALES:
Art. 1068 del CC: “Habrá daño siempre que se causare a otro algún perjuicio susceptible de apreciación pecuniaria,
o directamente en las cosas de su dominio o posesión, o indirectamente por el mal hecho a su persona o a sus
derechos o facultades”.
Art. 1069 del CC: “El daño comprende no sólo el perjuicio efectivamente sufrido, sino también la ganancia de que
fue privado el damnificado por el acto ilícito, y que en este Código se designa por las palabras “pérdidas e intereses”.
Los jueces, al fijar las indemnizaciones por daños, podrán considerar la situación patrimonial del deudor,
atenuándola si fuere equitativo; pero no será aplicable esta facultad si el daño fuere imputable al dolo del
responsable”.
CUANTIFICACIÓN DEL DAÑO.
El hecho dañoso:
Herida cortante en región frontal.
Componentes del daño:
Daño extramatrimonial:
Daño moral genérico
Daño estético
Daño patrimonial:
Daños varios
Gastos por daño futuro cierto
Referencias de la víctima:
Sexo: Femenino
Edad: 33 años a la fecha del evento dañoso
Estado civil: soltera
Actividad: administrativa
Observaciones:
c/beneficio de litigar sin gastos
85
$ 3.000
$ 5.000
$ 600
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Comentario al fallo:
Este fallo es novedoso en la protección de la integridad física y moral de un restaurante, como
consecuencia de la organización de un espectáculo público. En el caso, el festejo de un
cumpleaños, el de la hermana de la víctima de lesiones y daño moral. Recordemos que el sistema
de responsabilidad en el restaurante, en principio no hace responsable al dueño del mismo, por las
cosas que introduce el comensal. Ahora bien, si lo hace responsable por el deber de seguridad o
de indemnidad de sus clientes. Este es un hecho diferenciador. Aunque el fallo no lo diga se está
haciendo aplicación del principio de indemnidad consagrado en el art. 1198 del Cód. Civil.
Entendemos que este fallo, en el ámbito de la restauración es de aplicación (por analogía) como
concepto a la activida hotelera, si bien a la fecha no se se conocen casos o fallos que consagren
esta afirmación. Por útlimo, algunos autores consideran que si el hotel presta el servicio de
seguridad, por ese hecho es responsable por los daños a las personas en el hotel. En nuestra
opinión, entendemos que de ser responsable el hotel por los daños en la persona, es por su deber
de velar y garantizar ese deber de indemnidad y de seguridad del que habla la norma referida mas
arriba, y que el contar con un sistema de seguridad es un medio para cumplir con tal fin.
7) DELITOS CONTRA LA SALUD PUBLICA. Suministro culposo de alimentos adulteradosResponsabilidad- Comida- Comisión por omisión.
1. En el tipo penal del art. 203 C.P, el verbo “adulterar” equivale a corromper, alterar o cambiar las
cualidades de los alimentos destinados a terceros intermediarios, y tal alteración, a diferencia del tipo
doloso, debe producirse de un modo negligente, imprudente, imperito o por inobservancia de reglamentos
y ordenanzas.
2. El socio gerente de la firma que explota el restaurante donde se ingirieron alimentos adulterados y el
encargado del mismo, tienen el deber de cuidado objetivo de preservar la salud ajena, controlando el
cuidado y diligencia con que el personal empleado trata y elabora los alimentos, generando su omisión
responsabilidad de autor.
3. Provoca daño a la salud reprimido por el art. 203 CP, la conducta omisiva del gerente y del encargado del
restaurante que, al omitir negligentemente vigilar y controlar el trato higiénico y diligente que las personas
a su cargo debían poner para conservar y elaborar los alimentos, permite que éstos se sirvan a los
clientes adulterados por agentes patógenos.
Revista J.A, diciembre 10 de 1997, N° 6067. pág. 55.C.NAC.CRIM.Y CORR., sala 1ª, 16/4/97 –Pietranera, Alejandro y otro.2ª INSTANCIA.- Buenos Aires, abril 16 de 1997.El Dr. Tozzini dijo:
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El fiscal, la querella y la defensa de los coacusados apelaron de los ptos. 1 y 2 del fallo de la
sentencia de fs. 451/457, y en los cuales se determinó la condena de Alejandro J. Pietranera y de Gustavo H.
Lausi a la pena de nueve meses de prisión, en suspenso y costas, como autores del delito de adulteración
culposa de sustancias alimenticias (art. 203 CP). Por su parte, el letrado apoderado de la querella apeló de
los honorarios que le fueron regulados en el pto.3 del mismo fallo, cuyo monto consideró bajo.
Concedidos los dichos recursos en relación, a fs. 462 el fiscal de Cámara desistió, a fs. 467, de la
apelación deducida por su inferior jerárquico, en tanto que la querella, a fs. 475/478, mejoró fundamentos y
pidió la elevación de las sanciones impuestas, y el letrado defensor de entrambos acusados presentó
memorial de agravios, a fs. 481/491, apoyados basilarmente en defectos de la prueba en cuanto a las
circunstancias de lugar, tiempo, modo y causalidad en que la querella apoyó sus incriminaciones, por lo que
terminó solicitando la absolución de los nombrados Pietranera y Lausi, y que, en caso contrario, se tenga
presente que mantuvo la reserva del caso federal.
Así las cosas, es obvio que la causa ha quedado en condiciones de ser analizada y resuelta por esta
alzada.
Sostiene la querella, sucintamente, y sobre la base de los relatos brindados por sus conferentes a fs.
10, 14, 20 y 52, que los señores Carlos A. Becker y su esposa, Silvana Campanini, y Mauro D. Dobruskin y
su cónyuge, Esther Jódice, la noche del 24/8/91, fueron juntos a comer al restaurante “La Robla”, ubicado en
la calle Montevideo 194, de esta ciudad Capital, y el cual –después se averiguó- estaba a cargo de los
querellados, ejerciendo Lausi las funciones de socio gerente, y Pietranera las de encargado. Allí habrían
ingerido, además de calamares adobados con especias y aceite, vino de la casa y agua mineral, una llamada
“tabla de pescados”, compuesta por cornalitos, rabas y pejerreyes, y, como postre, dos porciones de “Isla
flotante”, que dividieron entre los cuatro. En la noche del día siguiente, 25 de agosto, comenzaron a tener
retorcijones, fiebre y dolores en el estómago, para presentar finalmente, el dia 26 de agosto, todos los
síntomas de una enterocolitis que los obligó a buscar ayuda médica.
A mi juicio, tiene razón el colega de grado cuando afirma, sobre la base de una muy bien catalogada
y ponderada prueba, y a la que me remito íntegramente por razones de brevedad, que se ha acreditado
fehacientemente y legalmente que, en efecto, los querellantes, en la noche mencionada, comieron en el
negocio cuestionado los alimentos que se detallaron precedentemente y, de este modo, contrajeron una
enterocolitis.
Sin perjuicio de los mencionados razonamientos del a quo, quiero simplemente poner de relieve que,
en efecto, surge de fs. 1/ 4 que el día 27/8/91 se iniciaron estas actuaciones porque Dobrutkin notificó
telefónicamente
a la Dirección General de Política y Control Ambiental, Dirección Alimentos, de la
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Municipalidad capitalina, la ocurrencia de un brote de gastroenteritis de origen supuestamente alimentario,
ocurrido entre los precedentes días 25 y 26, y originado en determinados alimentos consumidos en el
restaurante “La Robla”. Por ello fue que personal del sector “Fiscalización” del municipio se constituyó en
forma inmediata en el nombrado negocio y extrajo muestras de calamares picados, postre isla flotante y agua
mineral, de las cuales las dos primeras resultaron contaminadas y no aptas para el consumo. Parejamente, y
conforme lo acreditan las constancias médicas de concurrencia a domicilio, obrantes a fs. 16/18, Dobruskin y
su esposa requirieron los dichos servicios profesionales el mismo día 26 de agosto. El Dr. Roque González,
quien los atendió ese día, ratificó, a fs. 30, haber extendido las recetas de fs. 16/18, aunque aclaró, como es
lógico, que el diagnóstico de enterocolitis o gastroenterocolitis efectuado en esa visita fue de carácter
presuntivo, y no definitivo, y que el cuadro podría haber sido provocado por infinidad de razones, no sólo por
la ingestión de alimentos en mal estado.
La estrecha cronología que acabo de mencionar, existente entre la denuncia del hecho, el secuestro
en el negocio en cuestión de alimentos de la naturaleza denunciada, y que resultaron no aptos para ser
consumidos, las necesidades de auxilio médico y la inexistencia absoluta de cuestionamientos o pruebas de
todo interés, afecto u odio por parte de los denunciantes, que permita siquiera inferir, más allá de una mera
suspicacia, la existencia de una conjura contra el restaurante, esta cronología –repito- basta en principio para
poder asegurar no sólo la realidad de la concurrencia de los denunciantes al negocio de marras, sino también
la existencia de una causalidad con relieve típico entre la ingesta de alimentos y las consecuencias de
patología gastrointestinal que sufrieron los querellantes.
A su vez, la existencia de los agentes patógenos en los alimentos secuestrados en “La Robla”
fueron acreditados por los análisis efectuados por la ya mencionada Dirección General de Política y Control
Ambiental, de la Municipalidad, obrantes a fs. 2/5 y 45/46, y de las que surge que las muestras de calmar
picado con cebolla acusaban la presencia de “escherichia coli” y “grupo coliforme”, mientras que en las islas
flotantes se observaba la presencia de “coliformes”. Por su parte, los médicos forenses, si bien afirmaron a fs.
85/87 que no podían establecer la correlación causa-efecto entre los alimentos ingeridos y el cuadro descripto
por los damnificados, debido al defecto técnico de no haberse efectuado pruebas de serificación de las
bacterias halladas, sí descubrieron el cuadro clínico producido por las bacterias y virus, entre ellos el
“escherichia coli”, similar al padecido por los damnificados, y agregaron, a fs. 107/108, junto con el perito de
parte de la querella, que alimentos en el estado en que se informó a fs. 45/46 pueden determinar un cuadro
de gastroenterocolitis aguda.
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Todo este conjunto de pruebas, directas algunas y presunciones otras, se ve avalado, a fs. 67 y 100,
por los dichos de los funcionarios municipales que tomaron las muestras peritadas después por la
Municipalidad; por la comprobación efectuada por el funcionario municipal Antonio L. Lavalle, quien relató a
fs. 67 que advirtió a dos empleados del restaurante, que tenían sendas heridas en las manos, que para
manipular alimentos deberían ponerse dédalos de goma (ver orden dada en este sentido por el art. 20 II, 4,
del Anexo I del Cód. alimentario argentino); por la falta de higiene en la cámara frigorífica del negocio que se
comprobó el 18/7/91, según consta a fs. 378; y por las reiteradas verificaciones de infracciones y sanciones
aplicadas a la empresa titular del restaurante desde agosto de 1990 hasta noviembre de 1991, constan a fs.
378, 347 y 352, la última de las cuales, de multa, lleva fecha del 2/11/91, y fue aplicada “por sentencia,
depósito, exposición, elaboración, expendio, distribución, etc., de alimentos, bebidas, o sus materias primas,
que se encuentran contaminados”.
Estas razones, y los demás elementos de juicio valorados por el a quo, me llevan a considerar, como
anticipé, que, no obstante los cuestionamientos de la defensa, efectivamente los damnificados cenaron en “La
Robla” y, tal como lo denunciaron, contrajeron gastroenteritis como consecuencia de haber ingerido en esa
ocasión alimentos contaminados, no aptos, por tanto, para el consumo humano.
Esto sentado, resta ponderar la responsabilidad que cupo a los querellados en este hecho.
En primer lugar, no cabe duda de que el encuadramiento típico dentro del art. 203 CP., efectuado en
la sentencia, es, a mi juicio, correcto, toda vez que, por un lado, el verbo “adulterar”, utilizado por el tipo,
equivales a corromper, alterar o cambiar las cualidades de una cosa, en este caso, de alimentos destinados a
terceros indeterminados, y, por el otrolado, que tal alteración, a diferencia del tipo doloso, deber producirse de
un modo negligente, imprudente, imperito o por inobservancia de reglamentos u ordenanzas.
En segundo lugar, es sabido que, parigual que el delito doloso, el delito culposo, a cuya categoría
pertenece el mencionado, tanto puede cometerse mediante acción como mediante omisión, diferenciándose
este último del de comisión en que el autor no infringe el cuidado debido con un acto positivo, sino, en
cambio, omitiendo el acto de cuidado exigido. Para lo cual es necesario que el actor tenga una posición de
garante con respecto a la preservación del bien jurídico de que se trate. De allí resulta que la omisión es
equivalente a la acción que causaría el resultado, en la especie, el daño a la salud de terceros
indeterminados.
Tampoco puede dudarse, en tercer lugar, que tanto a Lausi, en su calidad de socio gerente de la
firma que explota el restaurante cuestionado, como Pietranera, en su función de encargado, les incumbía el
deber de cuidado objetivo de preservar esa salud ajena, mediante la acción de contralor del cuidado y la
diligencia con que el personal empleado en la mencionada casa de comida trataba y elaboraba los alimentos
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destinados al consumo de los clientes. Con una primera norma general así dispone el Código alimentario
argentino: “Art. 1. Toda persona, firma comercial o establecimiento que elabore, fraccione, conserve,
transporte, expenda, exponga, importe o exporte alimentos, condimentos, bebidas o primeras materias
correspondientes a bebidas o primeras materias correspondientes a los mismos (con corrección idiomática
debió decir “a ellos”) y aditivos alimentarios, debe cumplir con las disposiciones del presente Código” (ver
también, por ejemplo y como derivados de este principio general, los arts. 16 y 137). Con ello otorga a los
responsables una indudable calidad de garante de la salud ajena, que les hace legalmente exigible los
cuidaos que en él se especifican.
Por consecuencia, pues, en último lugar, tratándose de quienes, como los acusados, desempeñan
tales funciones de modo tal que, conforme se lee a f. 489, poco menos que vivían en el restaurante y
controlaban permanentemente la mercadería, no puede sino concluirse que en el caso de autos los
querellados estaban vinculados de tal manera con la protección o custodia del bien jurídico de la salud ajena,
que la omisión de actuar en su cuidado les creó una verdadera responsabilidad de autor. Es obvio que,
cuando menos, al haber omitido por negligencia vigilar y controlar el trato higiénico y diligente que las
personas a su cargo debían poner para conservar y elaborar los alimentos, y permitido, de este modo que
estos fueran servidos a los clientes adulterados por agentes patógenos, también ellos, como ocurre en todo
delito impropio de omisión, con quienes tienen el deber de actuar como garantes, ocasionaron el daño en la
salud que en autos se trata.
Y como también juzgo que las sanciones aplicadas han sido correctamente mensuradas por el
juzgador de grado, teniendo en cuenta las culpabilidades concretas de los acusados, la magnitud de los
daños ocasionados y los fines preventivos, generales y especiales, ínsitos en ellas, propongo al acuerdo la
homologación, con costas, de las condenas infligidas a los querellados en los ptos. 1 y 2 del fallo.
En cuanto al recurso interpuesto por el letrado apoderado de la querella, contra los honorarios que le
fueron fijados en el pto. 3 de dicho fallo, considero que tiene razón el quejoso, toda vez que, en mi entender,
la suma de cuatro mil quinientos pesos no refleja económicamente la extensión, duración y profundidad de
las labores profesionales desarrolladas por el letrado, ni su doble calidad de letrado y de apoderado, como
tampoco el que ha intervenido en este largo proceso desde su inicio, ni, finalmente, el éxito que en él obtuvo.
Por ello, pues, propongo que le sean elevados a la suma de seis mil quinientos pesos, a los que
deberá adicionárseles una cantidad equivalente al treinta y cinco por ciento de dicha suma, en concepto de
honorario profesional por su trabajo en esta segunda instancia (art. 14 ley 21.839 [1], reformada por la ley
24.432 [2].
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De acuerdo a todo lo expuesto, en síntesis, voto por que: 1)se tenga por desistido de la apelación al
Ministerio Público Fiscal; 2)se confirmen los ptos. 1 y 2 del fallo, en todo cuanto deciden; 3)se impongan las
costas a los querellados; 4)se eleven los honorarios fijados en el pto. 3 del fallo en la forma que queda dicho,
con más el porcentaje por la alzada; y 5)se tenga presente la reserva del caso federal efectuada por la
defensa de los querellados.
El Dr. Donna dijo:
Que se adhería al voto precedente.
Por el mérito que ofrece el acuerdo que antecede, el tribunal resuelve:
1.Tener por desistido al fiscal de Cámara del recurso de apelación interpuesto en contra de los ptos.
1 y 2 dispositivos de la sentencia apelada de fs. 451/457 vta.
2.Confirmar el pto. 1 dispositivo de la sentencia apelada de fs. 451 vta., en cuanto condena a
Alejandro J. Pietranera, a la pena de nueve meses de prisión, cuyo cumplimiento se dejó suspenso y costas
en ambas instancias, por encontrarlo autor penalmente responsable del delito previsto y reprimido por el art.
203, en función del art. 201 CP. (arts. 26, 29 inc. 3 y 45 CP. y arts. 143 y 144 CPr. Cr. [3]).
3.Confirmar el pto. 2 dispositivo de la sentencia recurrida de fs. 451/457 vta., en cuanto condena a
Gustavo H. Lausi, a la pena de nueve meses de prisión, cuyo cumplimiento se dejó en suspenso y costas de
ambas instancias, por encontrarlo autor penalmente responsable del delito previsto y reprimido por el art.
203, en función del art. 201 CO. (arts. 26, 29 inc. 3 y 45 CP. y arts. 143 y 144 CPr. Cr.).
4.(Omissis...).
5.Tener presente la reserva del caso federal efectuada por la defensa de los querellados. –Carlos A.
Tozzini. –Edgardo A. Donna. –Déjase constancia de que el Dr. Rivarola no suscribe por hallarse en uso de
licencia al momento de sortearse la presente causa(1) LA 1978-b-1263 – (2) LA 1995-A-45 – (3) LA 1991-C-2806.
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CITAS LEGALES:
ARTÍCULO 929 del Código Civil: “El error de hecho no perjudica, cuando ha habido razón para errar, pero no podrá
alegarse cuando la ignorancia del verdadero estado de las cosas proviene de una negligencia culpable”.
ARTICULO 1137 del Código Civil: “Hay contrato cuando varias personas se ponen de acuerdo sobre una declaración
de voluntad común, destinada a reglar sus derechos.”
ARTICULO 2182 del Código Civil: “El contrato de depósito se verifica, cuando una de las partes se obliga a guardar
gratuitamente una cosa mueble o inmueble que la otra le confía, y a restituir la misma e idéntica cosa.”
ARTICULO 2190 del Código Civil: “El contrato de depósito es un contrato real, y no se juzgará concluido, sin la tradición
de la cosa depositada.”
ARTICULO 80 SUBROGACION del Código de Comercio: “Los derechos que correspondan al asegurado contra un
tercero, en razón del siniestro, se transfieren al asegurado hasta el monto de la indemnización abonada. El asegurado es
responsable de todo acto que perjudique ese derecho del asegurador.
EXCEPCIONES
El asegurador no puede valerse de la subrogación en perjuicio del asegurado.
SEGUROS DE PERSONAS
La subrogación es inaplicable en los seguros de personas.”
ARTICULO 118 PRIVILEGIO DEL DAMNIFICADO del Código de Comercio: “El crédito del damnificado tiene privilegio
sobre la suma asegurada y sus accesorios, con preferencia sobre el asegurado y cualquier acreedor de éste, aun en
caso de quiebra o de concurso civil.
CITACIÓN DEL ASEGURADOR
El damnificado puede citar en garantía al asegurador hasta que se reciba la causa a prueba. En tal caso debe
interponerse la demanda ante el juez del lugar del hecho o del domicilio del asegurador.
COSA JUZGADA
La sentencia que se dicte hará cosa juzgada respecto del asegurador y será ejecutable contra él en la medida del seguro.
En este juicio o la ejecución de la sentencia el asegurador no podrá oponer las defensas después del siniestro.
También el asegurado puede citar en garantía al asegurador en el mismo plazo y con idénticos efectos.”
1ARTICULO 26 Código Penal (texto según ley 23.057): “En los casos de primera condena a pena de prisión que no
exceda de tres años, será facultad de los tribunales disponer en el mismo pronunciamiento que se deje en suspenso el
cumplimiento de la pena. Esta decisión deberá ser fundada, bajo sanción de nulidad, en la personalidad moral del
condenado, su actitud posterior al delito, los motivos que lo impulsaron a delinquir, la naturaleza del hecho y las demás
circunstancias que demuestren la inconveniencia de aplicar efectivamente la privación de libertad. El tribunal requerirá las
informaciones pertinentes para formar criterio, pudiendo las partes aportar también la prueba útil a tal efecto.
Igual facultad tendrán los tribunales en los casos de concurso de delitos si la pena impuest al reo no excediese
los tres años de prisión.
No procederá la condenación condicional respecto de las penas de multa o inhabilitación.”
ARTICULO 29 inc 3° Código Penal: “La sentencia condenatoria podrá ordenar:...3° El pago de costas;”
ARTICULO 45 Código Penal: “Los que tomasen parte en la ejecución del hecho o prestasen al autor o autores un auxilio
o cooperación sin los cuales no habría podido cometerse, tendrán la pena establecida para el delito. En la misma pena
incurrirán los que hubiesen determinado directamente a otro a cometerlo.”
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CITAS LEGALES (Continuación):
ARTICULO 200 Código Penal: “Será reprimido con reclusión o prisión de tres a diez años, el que envenenare o
adulterare, de un modo peligroso para la salud, aguas potables o sustancias alimenticias o medicinales, destinadas al uso
público o al consumo de una colectividad de personas.
Si el hecho fuere seguido de la muerte de alguna persona, la pena será de diez a veinticinco años de reclusión
o prisión.”
ARTICULO 201 Código Penal: “Las penas del artículo precedente, serán aplicadas al que vendiere, pusiere en venta,
entregare o distribuyere medicamentos o mercaderías peligrosas para la salud, disimulando su carácter nociso.”
ARTICULO 203 Código Penal (texto según ley 23.077, multa según ley 24.286): “Cuando alguno de los hechos
previstos en los tres artículos anteriores, fuere cometido por imprudencia o negligencia o por impericia en el propio arte o
profesión o por inobservancia de los reglamentos u ordenanzas, se impondrá multa de dos mil quinientos a treinta mil
pesos, si no resultare enfermedad o muerte de alguna persona y prisión de seis meses a dos años, si resultare
enfermedad o muerte.”
ARTICULO 14 Ley 21.839 [conf. Ley 24.432]: “Por las actuaciones correspondientes a segunda o ulterior instancia, se
regulará en cada una de ellas del veinticinco por ciento (25%) al treinta y cinco por ciento (35%) de la cantidad que deba
fijarse para los honorarios de primera instancia. Si la sentencia apelada fuere revocada en todas sus partes a favor del
apelante, el honorario de su letrado se fijará en el treinta y cinco por ciento (35%).”
ARTICULO 1° Código Alimentario Argentino: “Toda persona, firma comercial o establecimiento que elabore,
fracciones, conserve, transporte, expenda, exponga, importe o exporte alimentos, condimentos, bebidas o primeras
materias correspondientes a los mismos y aditivos alimentarios, debe cumplir con las disposiciones del presente Código.”
ARTICULO 16 Código Alimentario Argentino: “El titular de la autorización debe proveer a:
1.Mantener el establecimiento en las condiciones determinadas en la autorización y en buenas condiciones de higiene.
2.Que los productos elaborados o puestos en circulación se ajusten a lo autorizado.
3.Que tenga documentado el origen y procedencia de los productos y materias primas utilizadas en la elaboración, el tipo
de unidad de envase y marca, así como el fraccionamiento q que hubiesen sido sometidos para su expendio.
4.Que no se realicen procesos de elaboración sin la presencia del director técnico, cuando correspondiera.
5.Que el establecimiento cuente en forma permanente con los elementos destinados a la elaboración de los productos,
contralor y conservación de los mismos.
El titular del establecimiento es responsable también por el incumplimiento de toda otra obligación prevista en el
presente código”.
ARTICULO 137Código Alimentario Argentino: “En los locales, cafés, bares, lecherías, pizzerías, etc) donde se
consuman empanadas, sandwiches, productos de pizzería y menundencias, miniaturas o ingredientes de copetín, sólo se
admitirá sin cargo la devolución de los productos que se expendan protegidos con papel y cierres de seguridad (broche
metálico); en caso contrario los artículos devueltos por el cliente que los consumió deben inutilizarse en el acto, aun
cuando no se hayan abonado, haciéndose responsable el mozo, juntamente con el propietario del negocio, del
incumplimiento de esta disposición.
La autoridad sanitaria establecerá el período de aptitud para cada uno de estos productos.”
ARTICULO 20 Cap II, pto. 4 Código Alimentario Argentino: “....4. El lavado de las manos del personal se hará todas
las veces que sea necesario para cumplir con prácticas operatorias higiénicas. Las rozaduras y cortaduras de pequeña
importancia en las manos deberán curarse y vendarse convenientemente con vendaje impermeable adecuado. Deberá
disponerse de un botiquín de urgencia para atender los casos de esta índole.”
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Comentario al fallo:
El presente caso se origina por la ingesta de comida en mal estado en un restaurante. Vinculamos el caso con
el hotel, dado que bien podría éste tener un restaurante por lo que el caso y la responsabilidad sería de
aplicación. Es dable resaltar que aquí la cuestión se plantea en una causa penal, en donde se hace
responsables del delito de adulteración culposa de sustancias alimenticias, al socio gerente de la firma y al
encarado de la misma (no al que manipuló los alimentos), en tanto a aquellos les cabe el deber de cuidado
objetivo de preservar la salud ajena (la de sus comensales). Tengamos en cuenta que lo que aquí se impone es
una sanción o condena y que trae una responsabilidad de tipo penal. Atrás de esta causa vendrá el juicio por
daños y perjuicios en donde se reclame un resarcimiento económico para las víctimas de la mencionada
comida adulterada o en mal estado. En este aspecto serán responsables los empleados de la firma y el dueño
de la misma por los actos de sus dependientes. Por último,
es dable presumir que una tercera
responsabilidad se genere, a partir del mismo hecho, cual es la de índole administrativo, por la cual el Estado,
en este caso el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, proceda al control y eventual clausura y/o multa por la
condiciones en que se expende la comida, en función y aplicación de su deber de policía que ostenta.
8) DOMINIO. Leyes provinciales – Automotores menores – Acreditación – DEPOSITO –
Responsabilidad del depositario – Contrato de hospedaje – DAÑOS Y PERJUICIOS – Responsabilidad
del hotelero. Sumario.
1.- La ley provincial 8001 (Adla, XXXIII-A, 944) en su art. 4º dispone que le dominio de los automotores
menores se acredita fehacientemente por medio de un certificado expedido por las municipalidades; por tanto,
el recibo o instrumento privado puede tener consecuencias jurídicas entre las partes, pero no resulta oponible
a terceros (Del voto del doctor Montes de Oca).
2.- Cuando entre las partes existe un contrato de hospedaje en virtud del cual el hotelero se obliga a dar
alojamiento y brindar servicios auxiliares, como el de estacionamiento de los vehículos de los pasajeros,
queda configurado un depósito necesario en virtud de lo establecido en la última parte del art. 2227 del Cód.
Civil.
3.- La responsabilidad por el depósito en los hoteles constituye un supuesto de responsabilidad contractual
objetiva, fundada en el riesgo creado por la actividad; por ello y considerando que la demandada no acreditó
culpa de la víctima o caso fortuito y que estando probada la existencia del contrato de hospedaje no era
necesario acreditar la titularidad de la motocicleta, cabe adjudicar la responsabilidad al depositario.
Civil y Com. San Isidro, sala I, marzo 12-992.- Tesei, Fabio L. c. Hotel Norte S.R.L. Fallo de segunda
instancia.
San Isidro, marzo 12 de 1992.
1º ¿Es justa la sentencia apelada? 2º ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?
1ª cuestión.- El doctor Montes de Oca dijo:
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I. El pronunciamiento definitivo de primera instancia de fs. 128/129 repela la acción resarcitoria articulada por
Fabio L. Teseo, con motivo de la sustracción de una motocicleta que dejara estacionada en el hotel
emplazado, mientras compartía con su novia la estadía en el mismo, por entender que el actor carece de
legitimación para intentar dicha acción desde que, las pruebas aportadas no acreditan que éste revistiera, al
momento del robo o hurto del rodado el carácter de propietario.
II. Notificadas las partes del decisorio lo recurre el demandante, quien expresa sus agravios a fs. 141/142, los
que son respondidos a fs. 143/144.
Se disconforma el perdidoso con la sentencia porque no reparó que, tratándose de un contrato no formal, la
enajenación del vehículo puede acreditarse con cualquier medio de prueba; en este caso el recibo de venta
de fs. 15; también porque no hizo mérito de que los testigos de fs. 85 y vta. justificaron que, al momento de la
desaparición de la moto, el accionante estaba en posesión de ella; finalmente porque en su carácter de
depositante del vehículo era la persona legitimada para reclamar por el incumplimiento del contrato de
hospedaje.
III. La sentencia de grado anterior debe ser confirmada –lo adelantamos–, desde que el apelante no se ha
hecho cargo de la cita legar que contiene aquélla; nos referimos a la ley provincial 8001, cuyo art. 4º expresa:
“las municipalidades deberán expedir un certificado que sirva para acreditar fehacientemente el dominio de
los vehículos automotores menores, provenientes del Registro provincial…”.
El certificado de marras obra a fs. 13 y en él consta que la motocicleta ahora hurtada, patente 8644, otorgada
por la Municipalidad de Vicente López, figura inscripta a nombre de Mario Fernández Ponce de León. Es
decir, que ni siquiera lo está a nombre del enajenante a quien la adquiriera Teseo, que sería el padre de su
novia.
Desde otro ángulo, los testigos que deponen a fs. 85 y vta. ningún dato de interés aportan a la dilucidación del
carácter de propietario de la motocicleta que invocara Teseo en su demanda…”Que soy propietario de la
motocicleta marca Honda…Patente 8644…”; en efecto, Perna expresa que sabe que la adquirió el accionante
porque éste se lo dijo; Favez por su lado, dice que “no sabe si le pertenecía o no”.
Así las cosas, el recibo o instrumento privado de fs. 15 puede tener consecuencias jurídicas entre sus
celebrantes, pero no resulta oponible a terceros (arg. Arts. 1034 y 1035, Cód. Civil), por lo que quien estaba
legitimado para accionar por la supuesta sustracción del rodado era Fernández Ponce de León.
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Y podemos añadir que, pese a la condición de propietario que se atribuye el actor en su escrito inicial, las
constancias policiales de fs. 35/40, entre las que se cuentan la del propio demandante, su novio y el padre de
ésta, acreditan que el dueño es Barcella; ello sin perjuicio de lo que resulta del certificado ya mencionado de
fs. 13.
Las consideraciones del apelante respecto a la legitimación del depositante –en el contrato de hospedaje–
para reclamar en supuestos como el de autos, están subordinadas, en nuestra opinión, al cumplimiento de las
normas legales impuestas, tanto en el orden nacional, como provincial o municipal, dictadas para garantizar
el tráfico comercial y la seguridad jurídica, frente al alarmante robo de bienes muebles, particularmente los
automotores y “rodados menores” a que alude la ley 8001.
Con el criterio lato con que pretende revertir el fallo el apelante, cualquier persona –incluida su acompañante
en la habitación del hotel– podría munirse de un instrumento provado para reclamar el resarcimiento que aquí
es denegado.
Voto por la afirmativa.
El doctor Furst dijo:
1. La sentencia dictada a fs. 128 desestimó la demanda entendiendo que el actor carecía de legitimación para
efectuar el reclamo por la sustracción de la moto, hecho acaecido en el estacionamiento perteneciente al hotel
demandado.
El vocal ponente propicia la confirmatoria del fallo, coincidiendo con el juez de primera instancia, al considerar
que el actor no acreditó su condición de propietario de la motocicleta y por ende carente de acción para
reclamar el valor del rodado, descalificando la documentación que instrumentara la venta (recibo), haciendo
mérito a la falta de titularidad dominial del accionante.
2. Estimo necesario puntualizar antes del análisis jurídico de la cuestión, las circunstancias fácticas
acreditadas y que se refieren al ingreso y alojamiento del actor y su acompañante en el hotel demandado,
estacionamiento de la moto en la plaza existente en los fondos del predio y sustracción de la misma, todo lo
cual resulta de las constancias obrantes en la causa penal.
En base a las circunstancias aludidas, considero que el caso debe resolverse a la luz de la responsabilidad
contractual, que surge de los arts. 1180, 1120 y 2230 del Cód. Civil, que no se contradicen y se refieren a la
responsabilidad de los dueños de los hoteles –casas de hospedaje–.
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En la especie no cabe duda que entre el actor y la demandada quedó configurado un contrato de hospedaje
en virtud del cual el hotelero se obliga a dar alojamiento por meses, días u horas, brindando servicios
auxiliares entre los que se encuentra el estacionamiento de los vehículos correspondientes a los pasajeros,
configurándose de este modo, un depósito necesario de acuerdo a lo establecido en la última parte del art.
2227 del Cód. Civil.
Cabe señalar que el depósito en los hoteles comienza desde que los efectos son dejados bajo la guarda del
hotelero, su representante o auxiliares.
Ateniéndonos a la disposición del art. 1118 del Cód. Civil erróneamente ubicado entre os hechos ilícitos que
no son delitos, la responsabilidad en el depósito en los hoteles constituye una responsabilidad contractual
objetiva imputable al riesgo creado por su actividad, tal como surge del citado artículo al expresar “son
responsables del daño acusado por sus agentes o empleados en los efectos de los que habiten en ellas, o
cuando tales efectos desapareciesen, aunque prueben que les ha sido imposible impedir el daño”.
Sólo se exime demostrando “culpa del pasajero o la falta de relación causal adecuada entre le riesgo del
hotelero y el daño, vale decir, el caso fortuito con las características que enuncia el art. 2236 y 2237 el Cód.
Civil y 513 del mismo cuerpo legal.
3. La forma en que se produjo la sustracción de la moto está indicando está indicando que la playa de
estacionamiento no brindaba la seguridad total que el deber de custodia imponía al hotelero (conf. causa
penal).
En base a la responsabilidad contractual objetiva y teniendo en cuenta que la demandada no acreditó culpa
de la víctima o caso fortuito, limitándose a cuestionar el carácter de propietario del actor, cabe concluir su
responsabilidad atento encontrarse cumplimentadas las condiciones de responsabilidad, alojamiento del
damnificado en el hotel (conf. testimonio de fs. 37 y 38) y perjuicio ocasionado a los efectos introducidos en el
establecimiento, en el caso desaparición de la motocicleta.
En orden a los lineamientos señalados no es requisito acreditar la titularidad de la motocicleta, siendo
suficiente la prueba del contrato de hospedaje con la inherente responsabilidad que surge de los efectos
depositados en el hotel, como consecuencia del mismo.
A mayor abundamiento se desprende de los testimonios de fs. 36, 39, 84, 85 vta., que el actor usaba la
motocicleta hurtada, aun antes del evento y en este sentido es doctrina de la SCBA, que “cuando alguien
alega que es dueño de una cosa por implicancia se está afirmando que es poseedor, que es usufructuario,
que es usuario de la cosa, ya que tales derechos son inherentes a la propiedad de la cosa y en consecuencia
se halla amparado por el derecho que otorga el art. 1110 del Cód. Civil (Ac. 33.855 del 26/11/85).
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El Superior Tribunal, en el mismo acuerdo expresó: “no viola el art. 34, inc. 4 del Cód. Procesal ni quebranta
el principio de congruencia el fallo que considera legitimado para demandar la reparación del perjuicio a quien
invocó la calidad de propietario del automotor dañado al entender que, pese a no haber probado la calidad
invocada, se encuentra en situación asimilable a la de propietario al haber demostrado su carácter de
poseedor animus domini y de usuario”.
Por lo tanto el agravio debe acogerse.
4. Determinada la responsabilidad, corresponde ala consideración de los daños y perjuicios reclamados por el
accionante, que se integran con el valor de la moto sustraída y la privación de uso.
Para su cuantificación, ambos rubros han carecido de prueba, ya que referido al valor de la motocicleta, obra
a fs. 17 un informe donde la misma se cotiza en U$S 2300 y que corresponde a una Honda modelo 1982 en
tanto que la fotocopia de factura acompañada por la actora, menciona como modelo el año 1981; toda la
documentación fue desconocida por la demandada, sin que mediara diligencias probatorias para acreditar su
autenticidad.
Igual falencia se advierte respecto a la privación de uso ante el informe negativo obrante a fs. 59, adunado
ello a la falta de prueba atinente a la actividad que el actor desarrollaba con el rodado.
No obstante lo expuesto, el daño emergente de ambos rubros se encuentra acreditado, tanto lo referido a la
sustracción de la motocicleta y por lógica consecuencia la privación de uso (art. 1068, Cód. Civil), por lo que
corresponde, haciendo uso de la facultad conferida en el art. 165 del Cód. Procesal, fijar la suma de $ 1500,
como resarcimiento pr la motocicleta y $ 1000 en concepto de privación del vehículo, sumas establecidas a la
fecha del presente pronunciamiento.
Progresando la demanda por la suma de $ 2500, dichas sumas devengarán desde la fecha del evento hasta
el 31/3/91, el interés del 6% anual y a partir de la mencionada fecha serán liquidados a la tasa que pague el
Banco de la Provincia de Buenos Aires, en sus depósitos a 30 días vigentes en los distintos períodos de
aplicación (Ac. SCBA 43.858 del 21/5/91).
Las costas de ambas instancias a cargo de los demandados en su condición de vencidos.
Por las razones expuestas voto por la negativa.
A la misma cuestión el doctor Arazi, por los fundamentos dados por el doctor Furst, que comparte
plenamente, vota también por la negativa.
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2ª cuestión.- El doctor Montes de Oca dijo:
Dado lo resuelto en la cuestión anterior corresponde revocar la sentencia apelada, haciendo lugar a la acción
y condenando a los demandados a abonar a la actora dentro del término de 10 días la suma de $ 2500, con
intereses del 6% anual desde la fecha del evento hasta el 31/3/91 y a partir de la mencionada fecha deberán
ser liquidados a la tasa que pague el Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a 30 días,
vigentes en los distintos períodos de aplicación (Ac. SCBA 43.858 del 21/5/91). Las costas de 1ª y 2ª
instancia a cargo del demandado vencido (art. 68, Cód. Procesal), dejándose sin efecto las regulaciones
practicadas en 1ª instancia, difiriéndose las mismas para su oportunidad legal (arts. 274, Cód. Procesal y 31 y
51, ley 8904).
A la misma cuestión los doctores Furst y Arazi, por iguales fundamentos votaron en el mismo sentido.
Por ello, en virtud de las conclusiones obtenidas en el acuerdo que antecede y de los fundamentos expuestos
en el mismo, se revoca la sentencia apelada, haciendo lugar a la acción y condenando a la demandada a
abonar a la actora dentro del término de 10 días la suma de $ 2500 con intereses del 6% anual desde la fecha
del evento hasta el 31/3/91 y a partir de la mencionada fecha serán liquidados a la tasa que pague el Banco
de la Provincia de Buenos Aires en sus depósitos a 30 días, vigentes en los distintos períodos de aplicación
(Ac. SCBA 43.858 del 21/5/91). Las costas de 1ª y 2ª instancia a cargo de la demandada vencida (art. 68,
Cód. Procesal), dejándose sin efecto las regulaciones practicadas en 1ª instancia, difiriéndose las mismas
para su oportunidad legal (arts. 274, Cód. Procesal y 31 y 51, ley 8904).Alberto H. Montes de Oca. – Juan Furst. – Roland Arazi. (Sec: Alejandro Lesser).
CITAS LEGALES:
Art. 513. Cód. Civil. “El deudor no será responsable de los daños e intereses que se originen al acreedor por falta
de cumplimiento de la obligación, cuanto éstos resultaren de caso fortuito o fuerza mayor, a no ser que el deudor
hubiera tomado a su cargo las consecuencias del caso fortuito, o éste hubiere ocurrido por su culpa, o hubiese ya
sido aquel constituido en mora, que no fuese motivada por caso fortuito, o fuerza mayor.”
Art. 1034 Cód. Civil. “Los instrumentos privados, aun después de reconocidos, no prueban contra terceros o
contra los sucesores por título singular, la verdad de la fecha expresada en ellos.”
Art. 1035 Cód. Civil. “Aunque se halle reconocido un instrumento privado, su fecha cierta en relación a los
sucesores singulares de las partes o a terceros, será:1º La de su exhibición en juicio o en cualquier repartición
pública para cualquier fin, si allí quedase archivado;2º La de su reconocimiento ante un escribano y dos testigos
que lo firmaren;3º La de su transcripción en cualquier registro público;4º La del fallecimiento de la parte que lo
firmó, o del de la que lo escribió, o del que firmó como testigo.”
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CITAS LEGALES (continuación):
Art. 1068. Cód. Civil. “Habrá daño siempre que se causare a otro algún perjuicio susceptible de apreciación
pecuniaria, o directamente en las cosas de su dominio o posesión, o indirectamente por el mal hecho a su
persona o a sus derechos o facultades.”
Art. 1110. Cód. Civil. “Puede pedir esta reparación, no sólo el que es dueño o poseedor de la cosa que ha
sufrido el daño o sus herederos, sino también el usufructuario, o el usuario, si el daño irrogase perjuicio a su
derecho. Puede también pedirlo el que tiene la cosa con la obligación de responder de ella, pero sólo en
ausencia del dueño.”
Art. 1118. Cód. Civil. “Los dueños de hoteles, casas públicas de hospedaje y de establecimientos públicos de
todo género, son responsables del daño causado por sus agentes o empleados en los efectos de los que
habiten en ellas, o cuando tales efectos desapareciesen, aunque prueben que les ha sido imposible impedir el
daño.”
Art. 1120. Cód. Civil. “Las obligaciones de los posaderos respecto a los efectos introducidos en las posadas
por transeúntes o viajeros, son regidas por las disposiciones relativas al depósito necesario.”
Art. 1180. Cód. Civil. “La forma de los contratos entre presentes será juzgada por las leyes y usos del lugar en
que se han concluido.”
Art. 2227 Cód. Civil. “Será depósito necesario, el que fuese ocasionado, por incendio, ruina, saqueo,
naufragio, incursión de enemigos, o por otros acontecimientos de fuerza mayor, que sometan a las personas a
una imperiosa necesidad; y el de los efectos introducidos en las posadas por los viajeros.”
Art. 2230. Cód. Civil. “El posadero y todos aquellos cuya profesión consiste en dar alojamiento a los viajeros,
responden de todo daño o pérdida que sufran los efectos de toda clase introducidos en las posadas, sea por
culpa de sus dependientes o de las mismas personas que se alojan en la casa; pero no responden de los
daños o hurtos de los familiares o visitantes de los viajeros.”
Art. 2236. Cód. Civil. “El posadero no es responsable cuando el daño o la pérdida provenga de fuerza mayor,
o de culpa del viajero.”
Art. 2237. Cód. Civil. “No es fuerza mayor la introducción de ladrones en las posadas si no lo hiciesen con
armas, o por escalamiento que no pudiese resistir el posadero.”
Comentario al fallo:
En el presente caso algunas cuestiones merecen ser resaltadas. En primer lugar la demanda había sido
rechazada por el juez de grado, igual que ocurriera en el caso “La Metro”, reseñado precedentemente. Ya en
segunda instancia (revisada la sentencia por el tribunal superior, en aplicación del principio de la doble instancia
judicial), se produce la votación de los jueces y aparecen votos en disidencia. Por un lado uno de los jueces
resalta que la actora (el huésped del hotel) no tenía legitimidad para reclamar porque no era el dueño de la
moto, atento a que no había registrado la compra en el registro respectivo, conforme la normativa de la Pcia. de
Buenos Aires, en consecuencia le faltaba legitimación para reclamar. Recordemos que la inscripción es un
elemento constitutivo en materia de automotores, es decir la inscripción acredita titularidad.
Por otro lado los otros dos jueces hacen otra interpretación, entendiendo que el centro de atención debe ser el
contrato de hospedaje celebrado entre el huésped –alojado con su novia- y el hotel. En este orden de ideas se
destaca que la responsabilidad del hotel deriva de una responsabilidad contractual (no contractual por el robo
de la moto), que el contrato principal (acreditado en autos) es el de hospedaje el cual involucra el alojamiento
propiamente dicho, con mas sus accesorios –como el del estacionamiento-. Se resalta que la responsabilidad
en el depósito en los hoteles constituye una responsabilidad objetiva imputable al riesgo creado por la actividad.
Es decir hablamos de una responsabilidad contractual objetiva, que se ve configurada en el caso atento a la
existencia del contrato de hotelería (el alojamiento) y el perjuicio ocasionado (esto es la desaparición de la
motocicleta del huésped). Así, no es requisito acreditar la titularidad de la moto, siendo prueba suficiente el
contrato de hospedaje, con la responsabilidad que surge a partir de ese contrato en lo que hace a los efectos
depositados en el hotel, como una lógica consecuencia del mismo.
Finalmente el fallo hace uso de un fallo del Superior Tribunal de la Pcia. de Buenos Aires, aplicando la
jurisprudencia como fuente material del derecho.
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INDICE DEL FASCICULO NRO 5:
Primera Parte
TEORIA GENERAL DEL DEPOSITO. EL DEPOSITO Y LA HOTELERIA.
INTRODUCCIÓN. CONCEPTO. DEFINICIÓN. LA FUENTE LEGAL DEL DEPÓSITO.
NOCIONES GENERALES.
Pág. 1.……………….……………...…………………..I]. Introducción. Importancia de la cuestión.
Pág. 2……………………………………………………………………….. II]. Nociones generales.
Pág.3……………………..……………………………………III]. Distintas categorías de depósito.
Pág.3………………………………………………………………………………….(1)El voluntario.
Pág.4………………………………………………………………………..(2)El forzoso o necesario.
Pág.4…………………………………………………………..….a)El depósito voluntario es regular.
Pág.4……………………………………………………………b)El depósito voluntario es irregular.
Pág.5……………..…………………..……………………. IV]. Formación del contrato de depósito.
Pág.6…………………………………………..V]. Efectos o consecuencias del contrato de depósito.
Pág.6…………………………………………A. Obligaciones del depositario en el depósito regular.
Pág.6…………………………………………………………………………a) Obligación de guarda.
Pág.7…………………………………………………………………………-gastos de conservación.
Pág.7…………………………………………………………….….b) Obligación de guardar secreto.
Pág.7…………………………………………………….c) La obligación de no hacer uso de la cosa.
Pág.8.……………………………………………… d) La obligación de restitución o de devolución.
Pág.9.………………………………………………………………………….-Derecho de retención.
Pág.9.………………………………….Resumen, efectos en el depósito regular para el depositario.
Pág.10……………………………………….B. Obligaciones del depositario en el depósito irregular.
Pág.10……………………………………………………………….C. Obligaciones del depositante.
Pág.11………………………………………………………...Obligaciones del depositante (cuadro).
Pág.11…………………………..…………………………………...VI]. Fin o cesación del depósito.
Pág.11……………………………………………………………………..a- por tiempo determinado.
Pág.11…………………………………………………………..b- Por pérdida de la cosa depositada.
Pág.11……………………………………………………………….c- Por la enajenación de la cosa.
Pág.11………………………………………………………………………..d- Por el mutuo disenso.
Pág.12………………………………………………………………e- Por la consignación de la cosa.
Pág.12……………………………………………….....f- No se extingue por la muerte de las partes.
Pág.13……………………………………………………………………...Fin del depósito (Cuadro).
Pág.13…………………………………………………………… VII].Depósito necesario o forzoso.
Pág.15……………………………………… ……………………..VIII].Depósitos en hoteles o posadas.
Pág.16………………………………………………………………………a) El depósito en el hotel.
Pág.16…………………………………………………….…... b) El concepto de depósito se amplía.
Pág.17……………………………………………... c) La responsabilidad del hotelero es mas grave.
Pág.17……………………………………………Características del contrato de hospedaje (gráfico).
Pág.17………………………………………………....-Concepto de posadero y concepto de viajero.
Pág.18………………………………….……………….-Objetos por los cuales responde el hotelero.
Pág.20………………………………………………….-Responsabilidad por la persona del huésped.
Pág.21…………………………………….…….......-Personas de cuyos hechos responde el hotelero.
Pág.22………………-Cláusulas exonerativas de responsabilidad o cláusulas de no responsabilidad.
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Eduardo D. Varela.
Facultad de Ciencias Económicas.
Virginia E. Urdangarín
Pág.22…….…………………………………….………………………-Aplicación de otras normas.
Pág.22…….………………………..…...-Prueba en el contrato de hospedaje o contrato de hotelería.
Pág.23…….………………………………….…-El derecho de retención en el contrato de hotelería.
Pág.24…………………………………………………………………….. IX].Contrato de Hotelería.
Segunda Parte
JURISPRUDENCIA APLICADA A LA ACTIVIDAD HOTELERA.
Pág. 26…………………………………………………1)DAÑOS Y PERJUICIOS. Responsabilidad
por la sustracción de cosas. Contrato de hospedaje. Sentencia de primera instancia. Córdoba, 1ª abr,
1998, “La Metro S.R.L. c/Ducal Suites Hotel S.A. y otro –Ordinario-”
Pág.29…………….………………………………..Sumario. La Ley. Revista jurídica. Córdoba.
Argentina. DAÑOS Y PERJUICIOS. Responsabilidad por el hecho del dependiente- AlcancesHotel- Traslado de equipaje.
Pág.30………………………………………………..…Sentencia de segunda instancia. C7ªCC
Córdoba, noviembre 12-998(*).- La Metro S.R.L. c. Ducal Suites Hotel S.A. y otro.-, 2ª Instancia.Córdoba, nov 12, 1998.
Pág.34…………………………………………………..LA ACTIVIDAD HOTELERA Y EL
DEBER DE CUSTODIA. (material publicado en la revista La Ley Córdoba) Revista Jurídica
Argentina LA LEY Córdoba. Año 16/número 10/ noviembre de 1999. Pág. 1465/71. Por Eduardo
David Varela.
Paág. 34………………………………………..La actividad hotelera y el deber de custodia. E. D.
Varela.
Pág.35………………………………………………………………………………… I)Introducción.
Pág.35…….…………………………………………………………………II)La plataforma fáctica.
Pág.36…………………………………………………..…III ) La cuestión a debatir. El marco legal.
Pág.39………………………………………………………………………………...IV) Conclusión.
Pág.40……………………………………………………..2) Fallo de primera instancia. “Fernández
Fabio Daniel c/Federación Argentina Sindical de Petróleo y Gas Privado s/daños y perjuicios”.Buenos Aires, Mayo 3 2001, (Expte. Nro. 77.251/97).
Pág.47……………………………………………………...Sentencia
de
segunda
instancia.
CONTRATO DE HOSPEDAJE. Responsabilidad del hotelero por robo dentro de las instalaciones
del hotel. Art. 1118 Código Civil. "Fernandez, Fabio Daniel c/Federación Argentina Sindical de
Petróleo y Gas Privado s/ daños y perjuicios" - CNCIV - SALA M - 11/03/2002.
Pág.53………………………………………………………Nota
a
fallo
Fernández,
La
responsabilidad del hotelero con referencia a un reciente fallo judicial. Por E. D. Varela y
colaboradores.
Pág.53……………………………………………………………………………………….I.-El caso.
Pág.54………………………………………………………………………...II.-Algunas precisiones.
Pág.55………………………………………………………………………………....III.-Conclusión.
Pág.57…………..…………………………………………………IV.-Referencias jurisprudenciales.
Pág.56………………………………………………………………………....V.-Referencias legales.
Pág.56………………………………………………………..3) DAÑOS Y PERJUICIOS
Responsabilidad de los dueños de hoteles –Sustracción de objetos de escaso valor y de suma de
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dinero –Ofrecimiento de cajas de seguridad por el hotelero –Culpa de la víctima –Recurso de
apelación y monto de la condena apelada. Diario LA LEY, del 22 de julio de 1998, Pág. 13.Sumario.
Pág.57………………………………………………………………Sentencia de segunda instancia.
97.526- CNCom., sala D, abril 24-997.- Melnyk, Miguel E. c. Esmeralda Palace Hotel. Buenos
Aires, abril 24 1997.Pág.61…………………………………………………………………………………....Citas legales.
Pág.61…………………………………………………………………………….Comentario al fallo.
Pág.62……………………………………………………………4) CONTRATO DE HOSPEDAJE.
Cupón en Garantía. Tarjeta de Crédito. Extracto del fallo..
Pág.62…………………………………………………………Sentencia de segunda instancia. 905 –
CNApelCom., sala A, 6 de marzo de 2007.- Cruzado Roberto Angel c/American Express Argentina
S.A s/daños.-…………………………………………………………………………………………
Pág.75……………………………………………………………………………………Citas legales.
Pág. 75……………………………………………………………………………Comentario al fallo.
Pág.76……………………………………………………………..5) GARAJE. Responsabilidad del
garajista –Robo con arma –Exención de responsabilidad –Improcedencia. Sumario.
Pág.76……………………………………………………………..Sentencia de segunda instancia.
Revista de Responsabilidad Civil y seguros. LA LEY, Año: I, N° 2, Marzo-Abril de 1999, pág.
115, 116, 117.- 29 –CNCom., sala C, agosto 11-998 (*).- Acuario Cía. de seguros c. Gestoso
Carracedo, Manuel. Buenos Aires, agosto 11 1998.
Pág.79………………………………………………………………………………..….Citas legales.
Pág.79…………………………………………………………………………….Comentario al fallo.
Pág.80…………………………………………………………….6) RESPONSABILIDAD DE LAS
EMPRESAS DE ESPECTÁCULOS. Responsabilidad del propietario del restaurante por los daños
causados a un comensal durante una despedida de solteros – Disturbios producidos por terceros –
Obligación de seguridad – Procedencia.
Pág.81……………………………………………………………..Sentencia de segunda instancia.
CNCiv., sala J, 2003/12/17.- Ballardo, María C. c. Buby Restaurante Concert y otro. Buenos Aires,
diciembre 17 2003.
Pág.85……………………………………….………………………………………..….Citas legales.
Pág.85……………………………………………………….……..………...Cuantificación del daño.
Pág.86………………………………………………………………………….…Comentario al fallo.
Pág.86……………………………………………………………..7) DELITOS CONTRA LA
SALUD PÚBLICA. Suministro culposo de alimentos adulterados- Responsabilidad- ComidaComisión por omisión. Sumario.
Pág.86……………………………………………………………...Sentencia de segunda instancia.
Revista J.A, diciembre 10 de 1997, N° 6067. pág. 55.- C.NAC.CRIM.Y CORR., sala 1ª, 16/4/97 –
Pietranera, Alejandro y otro.- Buenos Aires, abril 16 1997.Pág.92…………………………………………………………………………..……….Citas legales.
Pág.93……………………………………………………………………Citas legales (continuación).
Pág.94………………………………………………………………………..……Comentario a fallo.
Pág.94…………………………………………………………….8) DOMINIO. Leyes provinciales
– Automotores menores – Acreditación – Depósito – Responsabilidad del depositario – Contrato de
hospedaje – Daños y perjuicios – Responsabilidad del hotelero. Sumario.
Pág.94……………………………………………………… …….Sentencia de segunda instancia.
Civil y Com. San Isidro, sala I, marzo 12-992.- Tesei, Fabio L. c. Hotel Norte S.R.L. San Isidro,
marzo 12, 1992.
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Virginia E. Urdangarín
Pág.99………………………………………………………..…….……..…..……………..Cita legal.
Pág.100………………………………………….………….....….……….Cita legal (continuación).
Pág.100………………………………………………………………………….Comentario al fallo.
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