Programa educacional Moderador: Dr. Antonio Fernández Montoya Centro Regional de Transfusión Sanguínea Granada-Almería. Granada PE-1 El Síndrome Hiperhemolítico Dr. José Manuel Vagace PE-2 Técnicas de preparación de componentes sanguíneos y sus principales indicaciones Dr. Luis Larrea PE-3 El riesgo de transmisión de infecciones por transfusión en la actualidad Dr. Manuel Álvarez PE-4 Hepatitis B oculta y donación de sangre Dra. María Isabel González Fraile PE-5 Enfermedad de Chagas y bancos de sangre Dra. María Piron Programa educacional PE-1 El Síndrome Hiperhemolítico El Síndrome Hiperhemolítico PE-1 Dr. José Manuel Vagace Médico Adjunto de Hematología. Hospital Materno Infantil. Badajoz Introducción El Síndrome Hiperhemolítico (SHH) es una grave reacción transfusional descrita en 1997 por Petz como una complicación de la drepanocitosis (HbSS). El autor presentaba 5 pacientes, todos ellos aloinmunizados, que desarrollaron un brusco descenso en la cifra de Hb después de una transfusión hasta niveles inferiores a los pretransfusionales, hemólisis intravascular y descenso en la cifra de reticulocitos. Los síntomas empeoraban con las sucesivas transfusiones de hematíes, aunque estos fueran compatibles con los anticuerpos detectados. Petz proponía en estos casos evitar la transfusión e iniciar tratamiento con corticoides. (1) (tabla.1). El SHH constituye una auténtica emergencia hematológica, que no es exclusiva de la drepanocitosis, y que es en general poco conocida por los hematólogos. En esta charla revisaremos el tema que ilustraremos con un caso detectado en un paciente con talasemia intermedia. Incidencia del SHH El SHH es muy raro. En un análisis retrospectivo sobre 78 pacientes pediátricos y 62 pacientes adultos con drepanocitosis que fueron transfundidos a lo largo de una década, se observaron dos episodios en niños y tres en adultos. La mitad de estos pacientes no estaban aloinmunizados y no se identificó ninguna circunstancia que permitiera predecir el riesgo de padecerlo. (2) El SHH ha sido descrito también en pacientes con talasemia mayor, talasemia intermedia, mielofibrosis, y en la anemia de trastorno crónico. Esto significa que no es, ni puede considerarse una complicación exclusiva de la drepanocitosis. (3) Clínica del SHH La clínica aparece en la primera semana después de la transfusión en las llamadas formas agudas o después de la primera semana en las formas retardadas denominadas también por algunos Reacción hemolítica Transfusional Tardía con Hiperhemólisis (RHTT/HE). El paciente comienza con fiebre, síndrome anémico severo, ictericia, hemoglobinuria y en los casos más graves, insuficiencia cardíaca como consecuencia de la anemia. Los pacientes con drepanocitosis suelen presentar dolor durante la crisis, lo que hace que pueda confundirse con una crisis vasooclusiva. Un hecho característico del SHH, es que la transfusión de sangre, aún siendo compatible, puede empeorar el cuadro e incluso precipitar un desenlace fatal. El cuadro puede recidivar en posteriores transfusiones. Hallazgos de Laboratorio La Hb postransfusional puede bajar a niveles de hasta 3 gr/dl, siempre por debajo de la Hb pretransfusional. Hay aumento de la LDH, hiperbilirrubinemia indirecta, haptoglobina indetectable, hemoglobina libre en plasma y/o hemoglobinuria pero, a diferencia de otras hemólisis intravasculares con la que podría confundirse, estos pacientes presentan reticulocitopenia. El Coombs directo e indirecto es con frecuencia negativo salvo en las formas retardadas, que suelen verse en pacientes politransfundidos, en la que pueden detectarse uno o varios alo-anticuerpos y un Coombs Directo débilmente positivo en el momento de la reacción. Sin embargo, la transfusión de sangre compatible con estos anticuerpos no evita la caída progresiva de la hemoglobina. Diagnóstico Para poder sospechar un SHH es necesario que se den al menos tres circunstancias en el contexto de una reacción transfusional: 1. hemólisis intravascular 2. reticulocitopenia. 3. Hb postransfusional siempre menor a la previa, lo que sugiere la hemólisis de los hematíes transfundidos y propios. En el diagnóstico diferencial de este síndrome, hay que considerar otras causas de hemólisis intravascular, algunas de ellas, como la transfusión de sangre ABO incompatible, la deficiencia de G6PDH (muy común en la población negra) o infecciones como la malaria, pueden originar un cuadro clínico de hemólisis catastrófica similar a un SHH. Por último, no hay que olvidar a la anemia hemolítica autoinmune (AHAI), que es una complicación relativamente común en pacientes aloinmunizados como consecuencia de la transfusión. (2) Hipótesis fisiopatológicas del SHH: En la actualidad se desconoce aún cual es el mecanismo fisiopatológico que origina el SHH. Tabla 1. Características del Síndrome Hiperhemolítico -modificado de Petz (1)SINDROME HIPERHEMOLÍTICO Hemólisis intravascular severa tras la transfusión de sangre. Síntomas sugestivos de una crisis dolorosa en pacientes con drepanocitosis La Hb postransfusional, cae por debajo del nivel pretransfusional ( hiperhemólisis ) Cursa con reticulocitos bajos El estudio inmunohematológico es negativo o no explica el cuadro hemolítico Cuando se detecta un anticuerpo la transfusión de sangre compatible no evita el cuadro Las transfusiones empeoran el cuadro que puede ser mortal. La Hb se recupera y aparece reticulocitosis al evitar las transfusiones y añadir esteroides El cuadro puede recidivar con sucesivas transfusiones. 22 Congreso Nacional de la SETS 9 Dr José Manuel Vagace El cese total de la hematopoyesis propuesto por Petz y cols para explicar la caída de la Hb. (1) fue descartado por Win en un trabajo posterior en el que se describían dos pacientes con HbSS que desarrollaron hemólisis y reticulocitopenia postransfusional. En uno de ellos se obser vó hiperplasia eritroide en la médula ósea y en ambos pacientes se demostró por HPLC HbA y HbS en la orina, indicando así hemólisis de los hematíes transfundidos y de los hematíes propios. La hipótesis a manejar, por tanto, debería explicar la hemólisis de los hematíes transfundidos y de los hematíes del paciente (especialmente los reticulocitos) en ausencia de un anticuerpo antieritrocitario causante. (4) ¿Cómo puede explicarse una hemólisis inmune sin anticuerpos detectables? Este hecho ha sido comunicado previamente en otros síndromes hemolíticos. Garratty sugiere que podría deberse a anticuerpos anti HLA pero esto no ha sido probado en el SHH. (5) La hipótesis más atractiva en la actualidad es la de una hemólisis independiente del complemento directamente producida por el macrófago. Este mecanismo, que ha sido demostrado a nivel experimental por Jasinski y cols, (6) explicaría porqué algunos casos parecen precipitados por una infección. Hoy se sabe que el macrófago “activado” sobreexpresa la molécula de adhesión vascular VCAM-1, que podría interaccionar con su receptor α4β1 expresado de forma anormal en los reticulocitos drepanocíticos y quizás también en los talasémicos que han desarrollado esta complicación. Una vez producida esta unión podría darse la lisis directa o la fagocitosis del reticulocito. La hemólisis de los hematíes transfundidos podría estar mediada por la interacción entre ICAM-4 (expresado por hematíes Figura 1. normales) y CD11C-CD18, también sobreexpresado por el macrófago activado. (7) (fig. 1) Tratamiento del SHH En estos pacientes debe evitarse la transfusión e instaurarse de inmediato tratamiento con corticoides e inmunoglobulinas IV (IgS) a dosis altas. En el caso de que no quede más remedio que transfundir, porque la intensidad de la anemia ponga en peligro la vida del paciente, ha de instaurarse tratamiento previamente con corticoides + IgS. Otros tratamientos ensayados en estos pacientes han sido la eritropoyetina, inmunosupresores, rituximab o esplenectomía. En conclusión, el SHH es una rara y grave reacción transfusional que deberíamos incluir en el diagnóstico diferencial de los cuadros hemolíticos agudos. El caso que presentamos aporta nuevos datos que apoyan el papel del bazo en la patogenia de esta enfermedad y demuestra que esta complicación no es exclusiva de la drepanocitosis. j Referencias 1. 2. 3. 4. 10 Petz LD, Calhoun L, Shulman JA, Jonson C and Herron RM. The sickle cell haemolytic transfusion reaction syndrome. Transfusion. 1997; 37: 382-92 Aygun B, Padmanabhan S, Paley C, Chandrasekaran V. Clinical significance of RBC alloantibodies and autoantibodies in sickle cell patients who received transfusions. Transfusion. 2002 Jan; 42(1): 37-43. Vagace JM “El Síndrome Hiperhemolítico” Revista de la Sociedad Española de Transfusión y Terapia Celular. 2008; 20 (2): 6-9 Win N, Doughty H, Telfer P, Wild BJ, Pearson TC. Hyperhemolytic 22 Congreso Nacional de la SETS 5. 6. 7. transfusion reaction in sickle cell disease. Transfusion. 2001 Mar; 41(3): 323-8. Garratty G, Arndt P, Postoway N, Nance S. Severe haemolytic transfusion reactions associated with antibodies not detectable by routine methods (abstract). Transfusion 1996; 36 (Suppl): 23S. Jasinski M, Pantazopoulos P, et al. A novel mechanism of complement-independent clearance of red cells deficient in glycosyl phosphatidylinositol–linked proteins. Blood. 2004;103:2827-2834 Win N. Hyperhemolysis syndrome in sickle cell disease. Expert Rev Hematol. 2009; 2 (2):111-115 Programa educacional PE-2 Técnicas de preparación de componentes sanguíneos y sus principales indicaciones Técnicas de preparación de componentes sanguíneos y sus principales indicaciones PE-2 Dr. Luis Larrea, Dra. Mabel Ortiz de Salazar Centro de Transfusión de la Comunidad Valenciana. Valencia Introducción Los componentes sanguíneos, es decir, hematíes, plasma, plaquetas y granulocitos se obtienen, o bien, de una donación de sangre total o, por medio de una aféresis automática, retornando al donante los componentes no deseados. En el pasado, la terapia transfusional estaba basada en el uso de sangre total (ST), sin embargo, la hemoterapia moderna trata de sustituir sólo aquel componente o fracción que necesite el paciente, es decir se transfunden componentes sanguíneos específicos en función de las indicaciones clínicas. Con ello se realiza un mejor aprovechamiento de la sangre, se mantienen mejor sus propiedades puesto que se tienen en cuenta consideraciones específicas para el almacenamiento y se evitan riesgos asociados a transfusión de componentes no necesarios. El procesamiento de la sangre total permite que cada uno de los componentes sea almacenado bajo las condiciones óptimas para cada componente. La preparación de componentes comprende distintos pasos de elaboración que comienzan desde la extracción se continúan con el transporte y acaban con el procesamiento en sí de la ST en los distintos componentes. Tras la separación, los distintos componentes sanguíneos pueden sufrir ulteriores modificaciones tales como la leucorreducción, irradiación o el lavado. La idea de utilizar en terapéutica componentes obtenidos de la sangre total nació en 1932 en la Unión Soviética donde se puso en práctica un método de obtención de concentrados de hematíes (CH) a partir de sangre extraída en botellas de vidrio conservándola con diversos antisépticos. En 1948, Dr. Carl W. Walter, desarrolló una bolsa de plástico para la recogida de sangre total que evitaba la fragilidad y susceptibilidad de contaminación de las botellas de cristal utilizadas hasta la fecha. La introducción en rutina del uso de sistemas cerrados de extracción de sangre con bolsas múltiples para permitir la preparación estéril de hemoderivados, dio origen en los años 70 al concepto de transfusión selectiva por medio de componentes, con el fin de aportar al enfermo únicamente la fracción del hemoderivado que necesita, en su forma de pureza y concentración máxima y limitando la presencia de células o proteínas contaminantes de efecto terapéutico no deseado o incluso nocivo. El objetivo de cualquier sistema de hemofraccionamiento debe ser el aprovechamiento óptimo de la donación de sangre con el fin de obtener CH, plaquetas (CP) y plasma, utilizando una metodología que asegure que el producto final cumple con unas normas establecidas previamente y mantiene las propiedades terapéuticas que se desean derivadas de la función fisiológica propia de cada componente. Se puede definir el procesamiento o fraccionamiento sanguíneo como el proceso por el cual se separan los componentes sanguíneos de una unidad de sangre total mediante una centrifugación diferencial, aprovechando las diferentas densidades de las células sanguíneas. Factores que intervienen en la preparación de componentes sanguíneos Todos los procesos que intervienen en la elaboración de componentes y que incluyen la extracción, la preparación, la conservación y el transporte deben tener como objetivos mantener la viabilidad y función de los componentes, evitar cambios físicos perjudiciales, minimizar la proliferación bacteriana y no introducir elementos nocivos artificiales. A continuación enumeraremos algunos factores relacionados con la extracción, con las soluciones, con los tipos de bolsas y con la centrifugación que pueden influir enn la preparación de los componentes. ASEPSIA. Se debe minimizar el riesgo de contaminación bacteriana por medio de equipos de extracción adecuados y con la desinfección de la zona de venopunción. En los últimos años se realiza el desvío de los primeros mL de ST a una bolsa intermedia consiguiendo disminuir la posibilidad de infección bacteriana en la sangre total y en sus componentes. Esta asepsia debe mantenerse durante la manipulación y procesamiento de las bolsas para lo cual la ST debe recogerse en bolsas que lleven adosadas bolsas satélites que mantengan el sistema cerrado durante la separación de los componentes. La apertura del sistema modifica las caducidades (los componentes que se almacenan entre 1 y 6ºC deben utilizarse antes de transcurridas 24 horas y los que se almacenan entre 20 y 24ºC antes de 6 horas). AGITACIÓN. La mezcla con el anticoagulante se consigue mediante agitación manual o automática con balanza. Estas balanzas posibilitan un cierto grado de automatización del proceso, ya que algunas de ellas son capaces, por ejemplo, de adquirir datos y transmitirlos o incluso de una manera inteligente dosificar la cantidad necesaria de anticoagulante ajustada al volumen de extracción. En un futuro próximo todos estos dispositivos transmitirán inalámbricamente dichos datos, ayudando a mejorar la trazabilidad de los procesos. TIEMPO DE SANGRIA. Para evitar la activación de la coagulación, la recolección de sangre debe efectuarse rápidamente. TRANSPORTE. Para los Centros de Transfusión la logística del procesamiento de la sangre total depende de los componentes finales que se intenten obtener. Además, existen discordancias entre la normativa europea (CE) y americana (AABB) sobre la temperatura de conservación de la ST previa al fraccionamiento, según los hemoderivados que se desee obtener. Las normativas europea y española permiten un tipo de almacenamiento prolongado de la ST previo al fraccionamiento. La posibilidad de demora en 24 horas ofrece como ventaja, entre otras, la 22 Congreso Nacional de la SETS 11 Dr Luis Larrea, Dra Mabel Ortiz de Salazar mejora logística de la producción permitiendo el trabajo en turnos diarios. Si de la ST tan sólo se planea conseguir plasma y CH la ST se transporta refrigerada, pero, si además se quieren obtener plaquetas, la ST se ha de mantener a temperatura ambiente hasta la separación en sus distintas capas. En EEUU para la producción de plasma fresco congelado (PFC) el plasma se ha de separar en las primeras 8 horas tras la extracción y almacenar a una temperatura inferior a -18ºC. Si se quiere congelar el plasma en las primeras 24 horas tras la extracción (PF24) éste se procesa y congela entre 8-24 horas tras la extracción. La conservación a 4°C en las 8h. post-extracción, permite una recuperación de Factor VIII de un 80% y mantiene el nivel de 2,3-DPG en los GR en unos niveles aceptables durante un período de aproximadamente 10 días (CPD). Sin embargo, invalida la utilización de estas unidades para la obtención de plaquetas, que pierden rápidamente su viabilidad a esta temperatura. La refrigeración de la ST conduce a cambios en la membrana plaquetar que dan lugar a una recuperación plaquetar in vivo pobre tras la transfusión. Así que si necesitamos obtener plaquetas de la ST su transporte se hará en un contenedor que preserve al máximo la viabilidad plaquetar, es decir, con una temperatura de 22ºC a 24ºC, permitiendo la obtención de la plaqueta en las primeras 8 horas tras la sangría. En 1989, Pietersz y cols., demostraron que un enfriamiento de la sangre en 2 horas a 22±2°C empleando unidades refrigerantes de 1,4-butanodiol, permitía diferir el fraccionamiento por un período de 18 a 24 horas con el único efecto indeseable de un descenso del 2,3-DPG de los GR a un 50% de las tasas iniciales en las primeras 24 horas. Con este método podemos obtener PF y CP porque recuperamos un 80% de de Factor VIII, con una recuperación similar de plaquetas. Existe un nuevo diseño en las placas de butanodiol, en el cual las unidades de ST se encuentran verticales y no horizontales, mostrando un enfriamiento más rápido y uniforme, con niveles de hemólisis y ATP en los CH similares y un ligero descenso de FVIII en plasma. Investigaciones recientes sugieren que los CH y el PFC obtenido de ST que se ha almacenado a temperatura ambiente con o sin enfriamiento activo tienen una calidad similar. SOLUCIONES. Las soluciones anticoagulantes-conservantes evitan la coagulación y proporcionan los nutrientes adecuados para mantener el metabolismo celular durante el almacenamiento, permiten unos periodos largos de almacenamiento de los componentes sin efectos significativos en la calidad de los glóbulos rojos. Las soluciones más frecuentes son ácido cítricocitrato-dextrosa (ACD), citrato-fosfato-dextrosa (CPD), citrato-fosfato-dextrosa-dextrosa (CP2D) y citrato-fosfato-dextrosa-adenina (CPDA-1). El citrato (citrato sódico y ácido cítrico) actúa como anticoagulante y el fosfato (fosfato sódico monobásico y fosfato trisódico) la adenina y la dextrosa son sustratos para el metabolismo celular. La viabilidad de las células durante el periodo de conservación está en relación con la conservación de los niveles de ATP. El fosfato mantiene el pH y los niveles de ATP. El CPD contiene la suficiente cantidad de dextrosa como para mantener la producción de ATP. La adenina contenida en el anticoagulante CPD-A proporciona un sustrato 12 22 Congreso Nacional de la SETS para que los hematíes puedan sintetizar ATP durante el almacenamiento y prolongar la viabilidad. ACD,CPD y CP2D permiten el almacenamiento de 21 días mientras que los hematíes almacenados en CPDA-1 tienen una vida media de 35 días. Existen otras soluciones aditivas que permiten una caducidad de 42 días minimizando la lesión de almacenamiento del glóbulo rojo, entre ellas destacan: Adsol 1, 3 y 5 La cantidad de solución anticoagulante-conservante presente en las bolsas de extracción de STes de aproximadamente 63 ml, que es la cantidad adecuada para la extracción de 450 ml ± 10% de sangre, 70 mL posibilitan la recogida de 500 mL. El ACD es un anticoagulante que puede ser utilizado para la extracción de sangre, compuesto por ácido cítrico, citrato sódico y glucosa, pero que tiene desventajas respecto al CPD y CPD-A para la conservación de componentes celulares. La heparina sólo sirve como anticoagulante, no como conservante debido a que no contiene dextrosa. La sangre heparinizada debe transfundirse en las 48h siguientes a la extracción y preferiblemente en las primeras 8 horas. Las soluciones de nutrientes contienen ácido cítrico y glucosa y pueden tener además adenina, guanosina fosfato, sacarosa y manitol. Los sistemas de bolsas que contienen estas soluciones constan de una bolsa de extracción primaria que contiene un anticoagulante del tipo CPD y otras bolsas satélites unidas a ésta, una de las cuales contiene 100 ml de solución conservante. Para aumentar la caducidad hasta 42 días los GR se suspenden en 100 mL de solución aditiva tras la eliminación de parte del plasma. Las soluciones aditivas disminuyen la hemólisis in vitro mediante el manitol o el citrato. Los CH con soluciones aditivas tienen un hematocrito más reducido (alrededor del 60%) facilitando el flujo y disminuyendo el tiempo de administración debido a su menor viscosidad. Dentro de las soluciones aditivas cabe destacar las soluciones basadas en salino-adeninaglucosa-manitol (SAGM), AS-1 o Adsol y AS-5 (Optisol) y sin manitol AS-3 (Nutricel). Existen diversas soluciones aditivas en investigación que pretenden aumentar la caducidad de los glóbulos rojos más allá de las 6 semanas pero que muestran la incapacidad de conservar niveles adecuados de 2,3 DPG ya que el almacenamiento nocturno de la ST se asocia con aumentos de ATP y niveles reducidos de 2,3-DPG y de pH en los CH almacenados en SAG-M. La utilización de eritrosol puede mejorar los niveles de 2-3-DPG, aunque diversas experiencias niegan este hecho con almacenamientos largos previos al fraccionamiento y lo apoyan para almacenamientos inferiores a 8 horas. Se han empleado soluciones alcalinas (aumento de fosfato) para preservar el 2,3-DPG pero con el problema del pH inicial. En los casos en los que se utilizan soluciones con nutrientes, su adición a los hematíes debe realizarse después de la separación del plasma y lo antes posible (nunca después de 72h desde la flebotomía si se refrigeró la sangre inmediatamente después de la extracción). BOLSAS. La disponibilidad de sistemas de bolsas conectadas desde el momento de la fabricación y esterilizadas previamente a su uso, facilita el fraccionamiento de la ST en sus diferentes componentes manteniendo el circuito cerrado y reduciendo así las posibilidades de contaminación bacteriana. Existen además sistemas de bolsas que Programa educacional PE-1 tienen integrados filtros de desleucocitación para ST o para hematíes o para hematíes y plasma. Todas las bolsas de colecta y las bolsas de almacenamiento están confeccionadas con plásticos desechables, pero sólo unos pocos materiales plásticos cumplen las características necesarias para la manipulación y almacenamiento de la sangre y sus componentes. Los plásticos han de tener la flexibilidad y fuerza adecuada para soportar la centrifugación, resistencia a la temperatura (esterilización y congelación), toxicidad limitada para el receptor, compatibilidad con células y plasma para reducir la adulteración del componente, permeabilidad selectiva para el intercambio gaseoso, impermeabilidad para patógenos y agua y transparencia para una visualización efectiva del producto. De todos los polímeros disponibles, el cloruro de polivinilo (PVC) ha demostrado ser el más compatible con el procesamiento de componentes. Los plastificantes más comunes actualmente en uso con las bolsas sanguíneas de PVC son el dietilhexileftalato (DHEP) y el trietilhexiltrimelitato (TEHTM). Los plastificantes tienen como misión dar flexibilidad al PVC, mejorar el intercambio gaseoso y estabilizar la membrana del hematíe durante su almacenamiento (disminuyendo la hemólisis en comparación con el cristal). La bolsa primaria puede tener unidas diversas bolsas satélites para el procesamiento en CH, plaquetas, plasma y/o crioprecipitados. Para los CH el único plástico utilizado es el PVC-DEHP. En el caso de las plaquetas las bolsas se pueden fabricar con PVC o utilizar mezclas de poliolefinas, consiguiendo así bolsas para el almacenamiento de plaquetas durante 5 días al utilizar plásticos de alta permeabilidad que permiten un alto grado de intercambio gaseoso favoreciendo el metabolismo aerobio de las plaquetas, la expulsión del CO2 y el mantenimiento del pH. CENTRIFUGACIÓN. Gracias a las diferentes y densidades específicas de los glóbulos rojos (1,08-1,09), plasma (1,03-1,04) y plaquetas (1,023), podemos utilizar la centrifugación diferencial de la ST para el procesamiento en componentes sanguíneos. La separación óptima de los componentes requiere variables específicas de centrifugación tales como el diámetro del rotor, velocidad y duración de la centrifugación. El principio básico de la separación de componentes es la centrifugación. La sedimentación de las distintas células sanguíneas, está influenciada por su tamaño, densidad, viscosidad y temperatura, siendo la temperatura más idónea entre 20 y 22º C. Dependiendo de las condiciones de centrifugación (fuerza centrífuga, perfiles de aceleración y frenado y el tiempo de centrifugación) podemos separar las distintas células en la bolsa primaria donde más nos interese. Simplificando, podemos centrifugar de forma: “Suave”: para obtener plasma rico en plaquetas (PRP) y concentrados de hematíes “Media”: para obtener plasma “acelular”, capa leucoplaquetar o buffy-coat (BC) y concentrado de hematíes pobre en leucocitos “Fuerte”: para separar plasma “acelular” y concentrado de hematíes. La proporción de leucocitos y plaquetas en cada componente varía según la forma de centrifugación así como el volumen de plasma y el hematocrito del concentrado de hematíes. Una vez centrifugada hemos de trasvasar Técnicas de preparación de componentes sanguíneos y sus principales indicaciones las diferentes fracciones obtenidas, de forma manual, semiautomática o automática Para la separación de componentes sanguíneos se utilizan centrífugas refrigeradas con el objetivo de evitar el sobrecalentamiento de las bolsas de sangre debido a la fricción. Se recomienda utilizar centrífugas con cubetas basculantes porque producen líneas de separación células-líquido más nítidas que las cubetas de ángulo fijo para separar la máxima cantidad de plasma. El tamaño, velocidad y tiempo de giro son las variables fundamentales en la preparación de componentes sanguíneos por centrifugación. Técnicas actuales de fraccionamiento primario En los CT, para la planificación del procesamiento de la ST, además de tener en cuenta el transporte y almacenamiento de la ST hay que elegir el método de separación. La ST se separa por centrifugación diferencial basándose en la densidad relativa de los constituyentes sanguíneos, de los más densos (hematíes y leucocitos) a los menos densos (plasma y plaquetas) Podemos dividir las técnicas de separación en dos grupos: Técnicas de PRP: Se utiliza una centrifugación suave para separar el PRP y después una centrifugación fuerte de éste para obtener las plaquetas y el plasma. Mayoritaria en Estados Unidos. Técnicas de BC: Se centrifuga la sangre a velocidad media-alta, separando el plasma acelular, BC y concentrado de hematíes pobre en leucocitos. Aquí puede haber dos posibilidades: j Bolsas convencionales (top-top): se extrae primero el plasma a una bolsa y después el BC a otra. El concentrado de hematíes queda en la bolsa primaria. j Bolsas “top&bottom”: Se extrae por la salida superior el plasma y por la inferior el concentrado de hematíes sobre una bolsa que contiene la solución aditiva. El concentrado de hematíes se queda en la bolsa primaria. En Estados Unidos se emplean los siguientes métodos para la separación de la ST: j Si se pretende obtener plaquetas, la temperatura de la centrífuga se fija a 20ºC y se hace una centrifugación “suave” para obtener un PRP y un CH. Posteriormente el PRP, mediante un desplasmatizador manual se expresa a través del puerto superior a una bolsa satélite. El CH permanece en la bolsa primaria y se refrigera entre 1 y 6ºC. El PRP de la bolsa satélite es sometido a una segunda centrifugación, en este caso “fuerte” (fuerza g elevada) para separar el plasma de las plaquetas. Este método es el denominado “método del PRP” j Si no se pretende obtener plaquetas, la unidad de ST se centrifuga a 4ºC con una fuerza g elevada y obtener así un plasma pobre en plaquetas (PPP), una capa leucoplaquetar y una capa de concentrado de hematíes. El PPP se desplasmatiza a una bolsa satélite , dejando la mayoría de las plaquetas y leucocitos con los hematíes en la bolsa primaria. Método del Buffy-Coat (BC): j En la mayor parte de los países europeos y Canadá se emplea el método del Buffy-coat (capa leucoplaquetar). La ST es centrifugada a alta velocidad para generar un BC, utilizando fraccionadores semiautomáticos el plasma se envía por el puerto superior a una bolsa satélite y el CH por el puerto inferior a otra bolsa satélite. En la bolsa 22 Congreso Nacional de la SETS 13 Dr Luis Larrea, Dra Mabel Ortiz de Salazar primaria permanecen la mayor parte de plaquetas y leucocitos de la unidad junto con plasma (alrededor de 25 mL) y hematíes (unos 25 mL). Posteriormente y, mediante un sellador estéril, se unen 4-6 BC para hacer un pool (BC-PC) junto con o bien, una unidad de plasma o una solución aditiva de plaquetas. Este pool obtenido es centrifugado y el sobrenadante rico en plaquetas se trasvasa a otra bolsa donde finalmente se almacena. Con esta metodología obtenemos al menos una media de 3 x 1011 plaquetas en el producto final, por lo tanto, los viejos conceptos de transfundir 1 unidad de plaquetas (referentes al método del PRP) por cada 10 kg de peso deben olvidarse y pensar que los concentrados de plaquetas obtenidos actualmente son suficientes para adultos de alrededor de 70 kgs. Comparada con la metodología del PRP, el método del BC proporciona un mayor volumen de plasma en la unidad de plasma, una recuperación del 90% de las plaquetas en el BC, detecta la presencia de coágulos en el CH, reduce al máximo la contaminación de leucocitos en los CH y plasma, permite realizar escrutinio de contaminación bacteriana y una mejoría de la estabilidad metabólica de las plaquetas. La gran desventaja del método del BC es la pérdida de hematíes (en torno a un 10%). Metodologia de fraccionamiento Sistemassemi-automáticosdefraccionamiento Actualmente se dispone de varios sistemas de fraccionamiento automático como por ejemplo Compomat (NPBI) u Optipress (Baxter). En los sistemas tipo Compomat la capa leucoplaquetar se desplaza hasta que su presencia es detectada por las células fotoeléctricas y, siguiendo una serie de instrucciones de programación y mediante la apertura y cierre de cabezales selladores, se envían, en el caso de los sistemas top-top, los distintos componentes, BC, PF y solución aditiva, a sus destinos respectivos. La filosofía del sistema Optipress difiere en que una serie de células fotoeléctricas mantienen la capa leucoplaquetar nivelada mediante la apertura alterna de los cabezales de salida superior e inferior de la bolsa con el fin de enviar el plasma a la bolsa satélite (superior) y desplazar los GR a la solución aditiva (inferior). El sistema Compomat con la bolsa T&B desplaza la capa leucoplaquetar hasta su detección, separa la cámara que contiene el BC, aunque sin estabilizarla y mediante compresión, primero con la prensa superior envía el plasma y posteriormente con la prensa inferior envía los GR a la bolsa de solución aditiva. Ambos sistemas obtienen hemoderivados de similares características de calidad, las diferencias entre ambos radican en la velocidad del proceso, el tamaño, sonoridad, existencia de compresores neumáticos, etc. Sistemasautomáticosdefraccionamiento Desde mi punto de vista, el futuro cercano del fraccionamiento de la ST y elaboración de plaquetas pasa por 14 22 Congreso Nacional de la SETS la automatización. Uno de los grandes inconvenientes que presentan los productos que realizamos es su gran variabilidad que hace que muchas veces sea impredecible, para el médico prescriptor, su eficacia terapéutica. Simplificando las cosas esta variabilidad tiene dos orígenes: por una parte en la variabilidad fisiológica del donante y por otra parte en la manipulación de la ST durante el proceso. Evidentemente sobre la primera parte no tenemos ninguna opción de mejorar pero sí en la segunda, ¿cómo podemos mejorar?: disminuyendo el número de pasos del proceso y evitando al máximo la subjetividad de los procesos (relacionado directamente con el personal). La automatización nos permite disminuir procesos, disminuir manipulaciones y toma de decisiones erróneas por parte de nuestro personal. Recientemente se han desarrollado e incluso comercializado diversos sistemas completamente automatizados con resultados más que satisfactorios. Hasta el momento el único sistema automatizado comercializado para el fraccionamiento de ST es Atreus (Caridian BCT) en un futuro cercano se le unirán otros sistemas basado en plataformas automáticas de elaboración de plaquetas como TACSI (Terumo). Dispositivos tipo Atreus evitan labores de pesado y equilibrado de unidades o carga de centrífugas proporcionando tras la colocación de la bolsa de ST un concentrado de hematíes, un plasma leucorreducido acompañado o no de un BC en un tiempo de 9 minutos. El desarrollo actual, y que es ya una realidad comercial, del Atreus contempla la realización en un solo proceso de un concentrado de hematíes, un plasma leucorreducido y una plaqueta unitaria. Este tipo de logros no sólo puede aumentar la calidad de los productos sino que también podría ayudar a disminuir los tiempos de manipulación lo que implicaría importantes ventajas logísticas y organizativas. Diversas casas comerciales se interesan en la automatización, ya que el no hacerlo probablemente les excluya del mercado en un medio plazo. Los enfoques que se darán serán probablemente diferentes, podremos ver aparatos “inteligentes” que seleccionarán por si solos los productos a elaborar según las condiciones iniciales, aparatos que eviten lesiones en los trabajadores con apertura automática de cánulas, control de los productos mediante etiquetas de radiofrecuencia, intentos de trasladar la producción al mismo equipo móvil… Una de las consecuencias de este proceso de mejoras será, aunque ya está ocurriendo en parte, una mejora de las capacidades terapéuticas de los componentes sanguíneos. Paralelamente a este hecho quedarán obsoletas las indicaciones, sobre todo en cuanto a dosificación, de los componentes sanguíneos de los libros “clásicos”, lo que obligará a una re-educación de nuestros compañeros. Aquí el hematólogo hemoterapeuta tendrá un papel fundamental. j Programa educacional PE-3 El riesgo de transmisión de infecciones por transfusión en la actualidad El riesgo de transmisión de infecciones por transfusión en la actualidad PE-3 Dr. Manuel Álvarez Servicio de Tipificación. Centro de Transfusión de la Comunidad Valenciana Los dos factores más importantes para que disminuya el riesgo de infecciones por transfusión son el descenso del número de donantes infectados y la mejora de las medidas preventivas. Estas medidas son: selección de donantes, cribado de las donaciones para agentes transmisibles, atenuación de la carga infecciosa de los hemoderivados y transfusión de lo estrictamente necesario. Durante casi cincuenta años, las pr uebas para prevenir la síf ilis fueron la única forma de cribado de las donaciones. En 1971 se introdujo la determinación del antígeno de superf icie del vir us de la hepatitis B (HBsAg) en muestras de las donaciones de sangre. (1) Apenas cuatro años más tarde, se demostró que existía una hepatitis postransfusional que no estaba producida por el vir us de la hepatitis B (V HB) ni por el vir us de la hepatitis A (V H A), motivo por el que se denominó hepatitis no A no B (HNA NB). (2) En 1981 apareció el SIDA, cuyos primeros casos asociados a transfusión se informaron en 1982. Durante el trienio 1981-83, en el área de San Francisco, la proporción de donaciones infectadas por el agente causal del SIDA, el vir us de la inmunodef iciencia humana (V IH) era superior a una de cada 100. El descubrimiento del vir us y la toma de conciencia de los donantes con riesgo de transmitirlo redujeron de forma espectacular su transmisión por transfusión, de forma que, cuando en 1985 se introdujeron las primeras pr uebas de cribado para anti-V IH, el SIDA postransfusional se había reducido alrededor de un 80 % . Actualmente en USA, puede transmitir la infección por V IH una de cada millón y medio de donaciones. (4) En 1989, inmediatamente antes de la introducción de las pr uebas de cribado para anticuer pos frente al vir us, contraían una hepatitis C postransfusional el 9.6% de los receptores en España, el 7.7% en Japón, el 3-4% en USA y el 0.5% en Reino Unido.5 En muy poco tiempo, debido al aumento de la sensibilidad y a la reducción del periodo ventana de las nuevas pr uebas para determinar anti-V HC, la hepatitis C postransfusional paso a ser una complicación infrecuente. (6) Si antes de 1990 era suf iciente seguir a unos 300 receptores de transfusiones durante 24 semanas para encontrar 30 casos de HNA NB, (7) solo tres años más tarde podía ser necesario seguir a más de cien mil receptores para tener una probabilidad razonable de encontrar uno con hepatitis C postransfusional. La imposibilidad de medir el riesgo de las infecciones para las que se hacen pr uebas de cribado, obligó a idear formas de estimación del riesgo residual mediante la aplicación de modelos basados en la epidemiología de esas infecciones. La publicación en 1996, por Schreiber y colaboradores, (8) del modelo basado en la incidencia de infecciones en donantes y en la duración del periodo ventana de las pr uebas utilizadas para detectarlas, supuso un hito en la disponibilidad de criterios para la introducción y supresión de pr uebas de cribado de las donaciones de sangre. Según este modelo, se obtiene un valor estimado del riesgo residual multiplicando la tasa de incidencia de las infecciones en donantes repetidores por la duración del periodo ventana. A pesar de la dificultad que supone el cálculo del denominador de la tasa de incidencia, el modelo demostró una buena aplicabilidad (9) que permitió estimar el riesgo residual en nuestro país, (10) con datos del trienio 2000-2002 y asumiendo que solo se usaran pr uebas de serología, en (aproximadamente): j Una de cada cien mil donaciones infectada por V HB. j Una de cada cuatrocientas mil donaciones infectada por V IH. j Una de cada doscientas cincuenta mil donaciones infectada por V HC. Suponiendo la utilización de serología y pr uebas basadas en la tecnología de ácidos nucleicos (NAT), con la reducción de los per iodos ventana que aportan estas pr uebas, el r iesgo residual sobre la base de los datos de incidencia del per iodo 2000-2002 es: (11) j Una de cada ciento ochenta mil donaciones infectada por V HB. j Una de cada ochocientas mil donaciones infectada por V IH. j Una de cada dos millones cuatrocientas mil donaciones infectada por V HC. Otra de las apor taciones del modelo es la posibilidad de hacer una estimación del rendimiento de las pr uebas NAT (donaciones con serología negativa y genoma vírico detectable). Esta estimación puede confrontarse con el rendimiento realmente obser vado y evaluar de esta forma la f iabilidad del modelo. Los valores de rendimiento estimado con datos de 2000-2002 y el obser vado a 31/12/2007 son: (11) j 1 / 242000 (estimado) y 1 / 165000 (obser vado), para V HB. j 1 / 806000 (estimado) y 1 / 525000 (obser vado) para V IH. j 1 / 284000 (estimado) y 1 / 442000 (obser vado) para V HC. Es decir: el modelo se adecua bien para la estimación del rendimiento de V HB, infravalora el de V IH y sobrevalora el de V HC. Casi Díez años después de la publicación del modelo de la incidencia-periodo ventana, el mismo gr upo para el Est udio de la Epidemiología de 22 Congreso Nacional de la SETS 15 Dr. Manuel Álvarez Retrovir us en Donantes (REDS) dio a conocer un modelo nuevo para la estimación del riesgo, basado en la cantidad de donaciones con serología negativa y pr ueba NAT positiva. (12) Este nuevo modelo apor ta dos ventajas sobre el anterior: tiene en cuenta el riesgo debido a los donantes repetidores y nuevos (el modelo antiguo no considera a los donantes nuevos) y además, mediante una ingeniosa línea de razonamiento, simplif ica el cálculo del denominador de la tasa de incidencia, consiguiendo una aplicabilidad mayor. El riesgo residual, según este modelo nuevo y con datos de rendimiento a 31/12/2007, es, en España: (11) j 1 / 750000 para V IH (1 / 800000 según el modelo tradicional). j 1 / 3000000 para V HC (1 / 2400000 según el modelo tradicional). Considerando separadamente algunas infecciones, su situación actual es la siguiente 1. El r iesgo de síf ilis es prácticamente nulo, debido a la fragilidad del treponema y a las pr uebas de cr ibado (cada vez se usan más las treponémicas, que apor tan mayor sensibilidad, en lugar de las no treponémicas) . No obstante, la prevalencia de síf ilis entre los donantes ha aumentado, por un aumento en la población general a par tir del año 2002 y por la utilización de pr uebas más sensibles. Se debe mantener el cr ibado para esta infección, porque puede ev itar la transmisión de otras enfer medades de transmisión sexual asociadas y porque per mite el tratamiento de un número impor tante de personas que de otra for ma no ser ían diagnosticadas o lo ser ían más tarde. (13) 2. De los vir us principales (V HB, V IH y V HC), el que presenta mayor riesgo de transmisión es el V HB, aunque hay que tener en cuenta que solo el 5% de los adultos infectados se convier ten en por tadores crónicos. (1) Con respecto a este vir us hay que considerar también la existencia de la denominada hepatitis B oculta (HBO) o hepatitis B negativa para antígeno de superf icie (HBsAg), positiva para A DN de V HB y con anticuer pos contra el antígeno del core (HBcAc) y/o de superf icie (HBsAc) presentes o ausentes. (14) La prevalencia de HBO es de 1 por 28000 donaciones (11) y un 3% de los receptores de productos de estas donaciones podrían resultar infectados por V HB. (15) 3. El V IH es actualmente una de las principales amenazas para la seguridad de las transfusiones. Su incidencia y prevalencia en donantes ha aumentado en los tres últimos años y el rendimiento de las pr uebas NAT para este vir us es superior al rendimiento de las pr uebas NAT para V HC. El riesgo residual de V IH en España es entre tres y cuatro veces superior al de V HC (datos recogidos por el Gr upo de Enfermedades Transmisibles de la SETS). No solo en España, sino también en USA, tiende a aumentar la incidencia de V IH en donantes repetidores. (4) Por otra parte, el 84% de los donantes masculinos V IH positivos de los que se obtienen datos en la entrevista son hombres que tienen sexo con hombres (Dr. S. Oyonarte, comunicación personal). 16 22 Congreso Nacional de la SETS 4. En la actualidad la hepatitis C postransf usional es muy rara. En cambio, es relativamente frecuente su transmisión por deter minados procedimientos diagnósticos y terapéuticos que a veces se practican en pacientes que son transf undidos. En caso de comunicación de una hepatitis C supuestamente postransf usional, debemos estar seguros de que se han investigado otras posibles causas antes de molestar a los donantes que no tienen donaciones poster iores a la implicada. A l igual que ocur re con la hepatitis B, la hepatitis C es muy frecuente en inmigrantes procedentes de Europa Or iental. 5. Es conveniente conocer la prevalencia de infección por vir us de la leucemia de células T (HTLV) en el ámbito de cada centro de donación e implantar el cribado frente al mismo si los resultados de la prevalencia lo exigen. Estos resultados varían desde ningún caso conf ir mado (16) hasta una prevalencia en la población procedente de áreas endémicas que hace necesario el cribado de esta infección. (17) 6. El riesgo de transmisión del vir us de la hepatitis A (V H A) se ha estimado en uno por millón de donaciones. (1) El cribado para este vir us y para par vovir us podría estar indicado con objeto de disponer de hemoderivados para transfundir a gr upos concretos de receptores. 7. Los vir us transmitidos por ar trópodos (vir us del Nilo Occidental –V NO-, Chikungunya y Dengue) son una amenaza inmediata frente a la que debemos estar preparados, manteniendo un contacto permanente con los ser vicios de salud veterinaria y de salud pública en general. (18) 8. Hay que valorar de forma muy rigurosa las noticias y publicaciones sobre la transmisión por transfusión de vir us como el de la leucemia murina (XMRV). Se ha intentado asociar este vir us al síndrome de fatiga crónica, con resultados a veces contradictorios y que están pendientes de conf irmación. (19) 9. En la mayoría de los centros de donación de nuestro país se hace una pr ueba de cribado para anticuer pos frente a Tripanosoma cr uzi a los donantes que proceden de zonas donde la enfermedad de Chagas es endémica. Debe tenerse en cuenta que el riesgo de cometer un error administrativo siempre es mayor con las pr uebas que no se hacen a todos los donantes. 10. Se debe seguir previniendo la posibilidad de transmisión de malaria por transfusión, máxime después de que se haya encontrado el primer caso autóctono en nuestro país. (20) 11. Las bacterias continúan siendo un riesgo real de transmisión por transfusión, incluso con resultado de muerte del receptor. (21) 12. Una publicación reciente (22) estima un máximo de un caso de prionopatía adquirida por transfusión de plasma en tres años, en un país (Reino Unido) en el que la prevalencia de variante de enfermedad de Creutzfeldt-Jakob debe ser superior a la de España. j Programa educacional PE-3 El riesgo de transmisión de infecciones por transfusión en la actualidad Referencias 1. Dwyre DM, Holland PV. Hepatitis virases. En: Barbara JAJ, Regan FAM, Contreras M. Transfusion Microbiology. Cambridge: Cambridge University Press, 2008. 2. Feinstone SM, Kapikian AZ, Purcell RH, et al. Transfusion-associated hepatitis not due to hepatitis type A or B. N Engl J Med 1975; 292: 767-770. 3. Busch MP. Transfusion-transmitted viral infections: building bridges to transfusion medicine to reduce risks and understand epidemiology and pathogenesis. Transfusion 2006; 46: 1624-1640. 4. Zou S, Dorsey KA, Notari EP et al. 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En zonas de endemicidad intermedia, como la Mediterránea (2-7%) la vía de transmisión es una mezcla vertical/horizontal. Antes de los años 70, aproximadamente un 6% de los politrasfundidos adquirían hepatitis B y aunque el las últimas cuatro décadas se ha reducido considerablemente, sigue siendo la infección más frecuente relacionada con la trasfusión. Esta reducción ha ocurrido, entre otros factores como consecuencia de la introducción del cribado sistemático de VHB mediante NAT en todas las donaciones de sangre, pero esto ha hecho evidente también la importancia epidemiológica de una forma clínica de hepatitis B: la Hepatitis B oculta (OBI). En nuestra área geográfica dicha entidad tiene una prevalencia alta (entre 1:20.000 y 1:15.000 donaciones). En la conferencia consenso de Taormina (1) se definió la OBI como la persistencia DNA de hepatitis B en ausencia de HBsAg en suero (estudiado mediante análisis con la suficiente sensibilidad). Generalmente la concentración de DNA en plasma, si está presente, es muy baja, siempre por debajo de 200 UI/ml. Además se diferenciaron dos tipos de OBI: seronegativa, con ausencia de anti-HBs y anti-HBc y seropositiva en presencia de anti-HBc y/o anti-HBs. Es fundamental diferenciar esta entidad de un periodo ventana de VHB o mutantes de escape (mutaciones en el gen S del genoma viral), denominados falsos OBIs. La clave es el seguimiento analítico: ambos presentan cargas virales similares a las infecciones serológicamente evidentes, muy superiores a las del OBI. La presencia o ausencia de HBsAc en individuos con OBI, tiene gran relevancia, pues hay algunos autores que han señalado que aquellos que presentan títulos altos de HBsAc (por encima de 100 UI/ml) tienen menos posibilidades de transmitir la infección, aunque hay que tener en cuenta el estado inmune del huésped (2). Epidemiológicamente la OBI es más frecuente en varones mayores. Casi el 100% de los casos son OBIs seropostivas con presencia de HBcAc, y un 50% presentan HBsAc también positivo, sugiriendo que se trata de individuos que se han recuperado de la infección, pero no han sido capaces de erradicarla (3). En los casos seronegativos (OBI primarias) el individuo puede haber perdido los Acs o no haberlos tenido desde el inicio. Estos casos son más difíciles de estudiar y en la literatura hay poca información disponible. No están claros los mecanismos causantes de que algunos individuos desarrollen OBI tras una infección por VHB. Hay algunos autores que destacan la importancia de factores dependientes del virus, mientras que otros lo relacionan con factores dependientes del huésped. Entre los primeros se encuentran modelos de latencia-recurrencia del virus en el organismo o mutaciones en regiones críticas de DNA viral. Otras publicaciones sugieren la relación con determinados genotipos virales (en España genotipo D) (2). Entre los segundos se encuentran estados de inmunodeficiencia que produzcan depleción de linfocitos T o linfocitos T no funcionantes, o aquellos factores genéticos que afecten a la expresión de citocinas como IL-12 e IFN-γ, implicadas en la inmunidad celular frente a virus (4). En cuanto al riesgo de transmisión de VHB por trasfusión de un componente sanguíneo, procedente de un donante con OBI, hay datos contrapuestos en la literatura: hay estudios que sugieren que la infectividad en estos casos es mucho menor que la de aquellos casos en periodo ventana (19 y 81% respectivamente, según algunos autores), otros la relacionan con el título de anticuerpos neutralizantes o con el estado inmune del huésped. Y hay que tener en cuenta que la cantidad de plasma en el componente sanguíneo trasfundido es otro factor fundamental: a igual volumen de producto, el plasma fresco congelado o los concentrados de plaquetas son hasta 20 veces más infecciosos que los concentrados de hematíes en solución aditiva (3). Lo que es cierto es que van apareciendo cada vez mayor número de publicaciones que muestran casos clínicos o series de casos que demuestran transmisión de VHB a partir de donantes con OBI (5, 6, 7). Aunque el cribado generalizado mediante NAT en las donaciones de sangre es la medida fundamental, existen otras para disminuir la transmisión por trasfusión de VHB: los métodos de inactivación viral (aunque en la actualidad no hay métodos aplicables a los hematíes) o los programas de vacunación (4), que requieren tiempo para poder ser efectivos en donantes de sangre (la vacuna se aplica al nacimiento). Otros países han incorporado de rutina el cribado de HBcAc en todas las donaciones, lo que lleva a la exclusión de los OBIs seropositivos, pero no sería útil para OBIs seronegativos o las mutantes de escape. Sin embargo, es importante señalar que el riesgo real de transmisión de la infección y el coste/beneficio del cribado de todas las donaciones (NAT o HBcAc) o de la inactivación viral universal, en términos de morbilidad y mortalidad aún no ha sido evaluado. Para concluir, sabemos que el número de publicaciones y de estudios en donantes con OBI se ha incrementado en los últimos tiempos, pero hay muchos aspectos de esta entidad aún desconocidos, por lo que son necesarios estudios cooperativos que incluyan donantes y receptores (en especial estudios de look-back) para clarificar el diagnóstico, seguimiento y sobre todo la profilaxis de transmisión de VHB a partir de un donante con OBI. j Referencias 1. Statements from the Taormina expert meeting on occult hepatitis B virus infection. 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Programa educacional PE-5 Enfermedad de Chagas y bancos de sangre Enfermedad de Chagas y bancos de sangre PE-5 Dra. María Piron Facultativa del Laboratorio de Seguridad Transfusional Los cambios demográficos observados en España durante esta última década han llevado a los bancos de sangre a implementar nuevas técnicas de cribado para aceptar donantes nuevos y garantizar la seguridad de la sangre. En 2010, el 12% de las personas residiendo legalmente en España era extranjera (en 2000, la población extranjera representaba un 2%, según el Instituto Nacional de Estadística) (1). España, por razones lingüísticas sobre todo, acoge la mayor parte de la población inmigrante procedente de América Central y del Sur que se dirige a Europa, que representan una tercera parte de las personas de origen extranjero que residen en España. Por esta razón, la enfermedad de Chagas, o tripanosomiasis americana, endémica desde México hasta Argentina, se ha convertido en un tema de preocupación para el sistema de salud español en general, y para los bancos de sangre en particular. La enfermedad de Chagas fue descrita en 1909 en Brasil por el Dr. Carlos Chagas. Se calcula que en América Latina esta enfermedad afecta a 8-10 millones de personas y provoca la muerte de 14000 personas cada año (2). La enfermedad de Chagas es una zoonosis transmitida por el parásito protozoo Trypanosoma cruzi (T. cruzi), cuyo vector es un insecto hematófago de la familia de los Reduviidae llamado “vinchuca” en muchos países. En las zonas endémicas, la primera vía de transmisión del parásito es vectorial, por contacto de la piel lesionada por la picadura de la vinchuca, o de las mucosas, con las heces contaminadas del vector. En las zonas no endémicas, dónde no existe el vector, la transmisión vertical de madre infectada a hijo y la transfusión de sangre o trasplante de órganos de donantes infectados representan las vías de contagio principales. Después de una corta fase aguda, que muchas veces pasa desapercibida, las personas que no reciben tratamiento (eficaz en esta fase temprana de la infección) evolucionan hacía una fase crónica. Las personas infectadas pueden permanecer toda la vida asintomáticas, se habla entonces de fase crónica indeterminada de la enfermedad, que se puede diagnosticar por detección de anticuerpos frente a T.cruzi. De forma general, las personas infectadas aparentemente sanas no tienen consciencia de su estado de infección, y pueden ser candidatas a la donación de sangre. Después de muchos años, aproximadamente el 30% de las personas infectadas desarrollará síntomas que se caracterizan por alteraciones cardiacas (cardiopatía, insuficiencia cardiaca, muerte súbita…) o digestivas (megaesófago, megacolon…). En países no endémicos, se han descrito casos de transmisión del parásito por transfusión sanguínea que se identificaron cuando el receptor fue inmuno-suprimido para algún trasplante (3-7). Las plaquetas son el componente sanguíneo principalmente asociado a la transmisión por transfusión, aunque se ha descrito que el parásito puede sobrevivir a 4ºC en concentrados de hematíes, durante varios días. Es muy probable que muchos casos de transmisión del parásito por transfusión hayan pasado desapercibidos, al no presentar el receptor ningún síntoma asociado. En 2005, para adaptarse al incremento de la población de origen latino-americano en España, el Real Decreto 1088/2005 establece como obligatorio el cribado en los bancos de sangre españoles de los donantes de riesgo de ser portadores de la infección: personas nacidas en zonas endémicas, o cuya madre nació en zona endémica, y personas transfundidas en zona endémica de Chagas. No se pueden aceptar donantes de riesgo si el banco de sangre no dispone de una prueba validada de cribado (8). Por razones de coste, la detección de anticuerpos frente a T. cruzi en los donantes suele ser selectiva: el donante de riesgo es identificado durante la entrevista pre-donación. Muchos bancos de sangre españoles decidieron incluir también en el grupo de riesgo las personas no nacidas en zona endémica pero que residieron en zonas endémicas y fueron expuestas al parásito (9). Solamente en Cataluña, se han identificado durante un poco más de 5 años de cribado selectivo casi 140 donantes de sangre infectados. Algunos de ellos habían donado sangre antes de la implementación del cribado lo que supuso la búsqueda de los receptores y unos estudios de “Look-backs”. Desde 2005, varios casos de transmisión de la infección han sido detectados en España gracias al análisis de los receptores de componentes sanguíneos obtenidos de donantes de sangre habituales identificados a posteriori en el cribado en los bancos de sangre (10-11). El cribado de la infección por T.cruzi ha aumentado la seguridad de la sangre, y es un buen ejemplo de adaptación de los bancos de sangre españoles a una situación epidemiológica nueva que permite aceptar nuevos donantes de sangre y mantener una sangre segura. j Referencias 1. Instituto Nacional de Estadística, datos 1 de enero 2010. http://www. ine.es 2. Senior K. Chagas disease: moving towards global elimination. 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