Papeles el tiempo de los derechos LOS DERECHOS SOCIALES EN TIEMPOS DE CRISIS ECONÓMICA Adoración Galera Victoria. Profesora Doctora de Derecho constitucional Universidad de Granada (España) Email: [email protected] Palabras Clave: Crisis económica, políticas de austeridad, constitucionalismo del Estado social, derechos sociales. Número: 19 ISSN: 1989-8797 Año: 2014 Comité Evaluador de los Working Papers “El Tiempo de los Derechos” María José Añón (Universidad de Valencia) María del Carmen Barranco (Universidad Carlos III) María José Bernuz (Universidad de Zaragoza) Manuel Calvo García (Universidad de Zaragoza) Rafael de Asís (Universidad Carlos III) Eusebio Fernández (Universidad Carlos III) Andrés García Inda (Universidad de Zaragoza) Cristina García Pascual (Universidad de Valencia) Isabel Garrido (Universidad de Alcalá) María José González Ordovás (Universidad de Zaragoza) Jesús Ignacio Martínez García (Universidad of Cantabria) Antonio E Pérez Luño (Universidad de Sevilla) Miguel Revenga (Universidad de Cádiz) Maria Eugenia Rodríguez Palop (Universidad Carlos III) Eduardo Ruiz Vieytez (Universidad de Deusto) Jaume Saura (Instituto de Derechos Humanos de Cataluña) 2 LOS DERECHOS SOCIALES EN TIEMPOS DE CRISIS ECONÓMICA1 Adoración Galera Victoria. Profesora Doctora de Derecho constitucional Universidad de Granada (España) Email: [email protected] SUMARIO: 1. INTRODUCCIÓN 2. CRISIS ECONÓMICA Y CONSTITUCIONALSMO DEL ESTADO SOCIAL 3. LAS POLÍTICAS Y LOS DERECHOS SOCIALES DE LA CRISIS 4. VALORACION FINAL. 5. BIBLIOGRFÍA 1.INTRODUCCIÓN La crisis económica oficialmente instalada en Europa en 2008, ha conducido a la adopción de medidas orientadas a limitar y reducir los gastos y la deuda pública. En este contexto económico estas políticas públicas claramente identificadas por los criterios de austeridad en los gastos públicos, han evolucionado en un sentido negativo para la efectividad de los derechos sociales. En España no resulta difícil advertir el importante cambio experimentado en las líneas de actuación de las políticas sociales en los últimos años. Frente al importante desarrollo y compromiso adoptado para la efectividad de los derechos sociales durante los primeros años del siglo XXI, la tendencia iniciada a finales de esa primera década se caracteriza por una clara suspensión e incluso retroceso de las políticas y los derechos sociales en España. El hito que marca ese radical cambio de tendencia no será otro que la irrupción de la crisis económico-financiera en España que en este, como en otros muchos ámbitos, produce unos efectos opuestos al modelo del constitucionalismo del Estado social. En efecto, en el periodo comprendido entre los años 2000-2007 se produce en España una muy rápida y oportuna operación de actualización e integración normativa en el 1 Este trabajo tiene su origen en una comunicación presentada en el Congreso Internacional "El tiempo de los derechos. Los derechos humanos en el siglo XXI", organizado en el marco del proyecto ‘El tiempo de los derechos. Consolider-Ingenio 2010’ y celebrado en la Universidad de Cádiz del 5 al 7 de junio de 2014. 1 ámbito los derechos sociales y, notablemente, en la efectividad del principio de la igualdad de todas las personas y colectivos sociales. En esos años se desarrollaron políticas de igualdad avanzadas, ambiciosas, que se traducen en instrumentos jurídicos de gran repercusión desde el plano de los derechos sociales y, en particular, de la igualdad efectiva entre todas las personas. Recordemos por ejemplo que es en este momento cuando se aprueba la Ley 13/2005, de 1 de julio, mediante la cual se reconoce el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, o la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en situación de Dependencia. Como también en este periodo, se desarrolla un muy destacable proceso de actualización de la legislación estatal y territorial, en materia de igualdad efectiva entre mujeres y hombres, que incluirá los más diversos ámbitos de proyección, social, laboral, económica y política de la igualdad de género 2. Sin embargo, esta tendencia compatible con los objetivos y los presupuestos del Estado social ha sido frenada, desplazada a un segundo plano por los poderes públicos debido a la situación generada por la crisis económica. Esto es, los criterios de austeridad en el gasto público marcados desde instancias europeas e internacionales como vía para afrontar la crisis, se han mostrado contrarios a los valores y principios que sustentan el Estado social y democrático de Derecho y, de modo particular, en las exigencias de igualdad material propias del Estado social Desde estas premisas, se pretende ofrecer un análisis jurídico sobre el impacto de la crisis económica en el ámbito de las políticas y los derechos sociales en España. Para desarrollar esta posición, se parte de las exigencias de igualdad material derivadas directamente de la fórmula constitucional que consagra el Estado español como un Estado social. Por otra parte, se recuerda la política legislativa previa a la crisis en materia de derechos sociales con el fin de contrastarla con la situación generada por la crisis al amparo de las exigencias de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad 2 La primera de estas leyes sería la Ley 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras. Más tarde, se aprobaría la Ley sobre medidas para incorporar la valoración del impacto de género en las disposiciones normativas que elabore el Gobierno, Ley 30/2003, de 13 de octubre, sobre medidas para incorporar la valoración del impacto de género en las disposiciones normativas que elabore el Gobierno. (BOE de 14 de octubre de 2003). Posteriormente se aprobaría la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, la Ley orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género (BOE de 29 de diciembre de 2004). Y. finalmente con un transversal se aprueba la Ley orgánica para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, Ley orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres (BOE de 23 de marzo de 2007). 2 financiera. En definitiva, en las páginas que siguen se pretende dejar de nuevo constancia de la separación actual entre las exigencias inherentes a la cláusula del Estado social y la efectivdad de los derechos sociales. Como alternativa a estas medidas de austeridad centradas en la reducción del gasto social, compartimos las propuestas que defienden el fortalecimiento del Estado social y, con ello un incremento de las políticas sociales como medio para afrontar la crisis que resulta compatible con la voluntad transformadora del Estado social y con la necesidad de eliminar desigualdades sociales y construir una sociedad más igualitaria. 2. CRISIS ECONÓMICA Y CONSTITUCIONALISMO DEL ESTADO SOCIAL Para analizar esta cuestión, conviene partir de la relación entre crisis económica y Estado social en el contexto de la Unión Europea, análisis que resulta particularmente interesante para considerar los efectos de la crisis en la efectividad de los derechos sociales. Para ello, debemos partir de una premisa que compartimos: la Unión Europea es una comunidad política con ideología. No es ideológicamente aséptica, no es neutral en sus opciones políticas3. Esta constatación se agudiza en el contexto de la crisis económica. Con el marco europeo de estabilidad y gobernanza económica, se somete a los Estados, al conjunto de sus administraciones públicas a un régimen jurídico rígido orientado al cumplimiento de los límites de déficit y deuda pública. El Estado actúa como garante último del logro de esos objetivos, limitando incluso, el pleno desarrollo de sus funciones más básicas. Parece pues, que el compromiso europeo en materia de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera y su consiguiente reflejo en los ordenamientos jurídicos internos, pretende garantizar la sostenibilidad del Estado frente a poderes externos4. Pero, el coste de esa operación de garantía del Estado lo está sufriendo el propio Estado con el paulatino deterioro de una de sus funciones esenciales. Sin embargo, debilitar al Estado por la vía de la reducción del gasto social y de los servicios esenciales para los individuos y los grupos sociales (como educación, sanidad o servicios sociales), no es asumible desde el constitucionalismo del Estado social. Las 3 C. DE CABO, “Constitucionalismo del Estado social y Unión Europea en el contexto globalizador”, Revista de Derecho Constitucional Europeo, núm. 11, 2009, Texto disponible en http://www.ugr.es/~redce/REDCE11/articulos/01CarlosDeCabo.htm (última consulta 16/05/2015). 4 J. ESTEVE, La nueva relación entre Estado y sociedad. Aproximación al trasfondo de la crisis. Madrid, Marcial Pons, 2013, pp. 140 y ss. 3 respuestas a la crisis pueden y deben resultar compatibles con las políticas de crecimiento económico y con el mantenimiento de la función social del Estado. Es más, en esta dialéctica entre mercado y Estado social, se han planteado soluciones de política económica5 que defienden precisamente un mayor desarrollo del Estado social mediante una mayor inversión en el gasto social, para relanzar la economía y, con ello, una mayor protección y efectividad de los derechos sociales. Es necesario pues, buscar un camino que permita remontar la situación de crisis económica garantizando a su vez, los derechos individuales y colectivos en general y los derechos sociales en particular. *** Desde estos parámetros constitucionales y por lo que ahora interesa destacar, conviene recordar que la constitucionalización del Estado social constituye un elemento material central de la Constitución, al definir el Estado a partir de sus componentes social, democrático y de Derecho, si bien, “el elemento determinante es el primero, el Estado social, desde el que se configuran los otros dos”6. Es el Estado social el componente que introduce el principio de Intervención-Transformación que se convierte en el principio informador de toda la Constitución y transforma la categoría de los derechos, reconociéndoles una dimensión objetiva y colectiva junto a la clásica dimensión subjetiva e individual. Esta transformación, indudablemente se proyecta sobre los ámbitos de actuación de los poderes públicos. El Estado social constitucionaliza la intervención de lo público que conducen a la “socialización del Mercado”, a la existencia de espacios de intervención pública7. 5 Vid., entre otras, las aportaciones de C. OCHANDO, “Estado del bienestar, crisis económica y nuevos riesgos sociales”, publicado en www.econonuestra.org (el 15/12/2011); Igualmente, son ilustrativas las propuestas expuestas en el Manifiesto por Europa propuestas por Economistas frente a la crisis texto disponible en http://www.economistasfrentealacrisis.com/ (última consulta 07/05/2014). 6 C. DE CABO, “El tratado constitucional europeo y el constitucionalismo del Estado social”, Teoría y Realidad Constitucional, núm. 19, 2007, pp. 199-213, p. 201. En todo caso, como advierte este autor, la interrelación entre los componentes social-democrático y derecho, resulta inherente, si bien no es “estrictamente equilibrada, ya que uno de sus elementos, el estado social, en cuanto procede de componentes más profundos (el pacto Capital-Trabajo) es un condicionante (…) de los otros dos”, Ibidem, p. 207. 7 Ibidem, pp. 202 y 203. 4 El constitucionalismo del Estado social se construye pues sobre la fórmula del Estado social y democrático de Derecho (art. 1.1. CE) 8 que, por su naturaleza, implica consecuencias claras para la igualdad y la dogmática de los derechos. La consagración constitucional del Estado de Derecho impone la necesidad de establecer las medidas necesarias que hagan posible el respeto al principio de igualdad, pero también su consecución y garantía como parámetro de actuación y objetivo que debe inspirar la actividad de los poderes normativos. El Estado de Derecho se muestra así compatible con las exigencias de igualdad material derivadas de la definición social del Estado, cuya voluntad transformadora de la realidad reformula esta noción liberal para ofrecer respuestas a las nuevas demandas sociales9. El concepto de igualdad formal contenido en el artículo 14 de la Constitución, y su conexión con el mandato de igualdad promocional establecido en el artículo 9.2 de la Constitución, adquiere una dimensión transformadora de la realidad dirigida al logro de la igualdad real y efectiva. Y es que, desde los postulados del Estado social el concepto de igualdad se reformula como derecho a la diferenciación que legitima tratamientos diferenciados y la adopción de medidas de promoción y fomento de la igualdad real a favor de todos los individuos y grupos sociales que encuentren en situaciones reales de desigualdad. La cláusula social del Estado condiciona la actividad del poder público en la medida en que deberá tener en cuenta las situaciones reales de desigualdad con el fin de establecer medidas concretas destinadas a conseguir una equiparación real y efectiva entre todos los sujetos o grupos sociales que se encuentran en situaciones de desigualdad. Y es que en el Estado social de Derecho, la igualdad no sólo exige un trato igual entre los sujetos individuales y colectivos de derechos sino que, por su sentido finalista, comporta el establecimiento de medidas correctivas de desigualdades sociales. 8 Sobre la definición del Estado como social y democrático de Derecho y la eficacia de los valores superiores del ordenamiento jurídico, vid. el clásico trabajo de A. GARRORERA, El Estado español como Estado social y democrático de Derecho, Tecnos, Madrid, 1984; del mismo autor “Valores superiores y principios constitucionales”, en VVAA Estudios de Derecho público en homenaje a Juan José Ruíz-Rico, op. cit. vol. I, 1997. Vid. igualmente el trabajo de F. BALAGUER CALLEJÓN “El Estado social y democrático de Derecho. Significado, alcance y vinculación de la cláusula del Estado social”, en J. L. MONEREO (Coord.) Comentario a la Constitución socio-económica de España, Comares, Granada, 2002. 9 Y es que el Estado social conduce a la adaptación de uno de los clásicos elementos del lema que inspiró la Revolución francesa y con ella su Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, cuya vigencia aún hoy resulta indiscutible. Sobre el carácter intemporal de los dogmas de la Revolución francesa y su valor como referente axiológico y presupuesto en la evolución del derecho constitucional vid. especialmente, P. HÄBERLE, Libertad, igualdad, fraternidad. 1789 como historia, actualidad y futuro del Estado constitucional, (traduc. esp. por I. Gutiérrez Gutiérrez), Trotta, Madrid, 1998, págs. 87 y 88. 5 El logro de este objetivo, traducido en el reconocimiento de un derecho desigual igualatorio, permite la adopción de medidas correctoras de las situaciones sociales discriminatorias preexistentes para lograr una sustancial y efectiva equiparación todos los sujetos individuales y colectivos de derechos. La concurrencia de los requisitos y el respeto a los límites constitucionales a la hora de la adopción de las medidas destinadas a corregir las situaciones de desigualdad son determinantes en la actuación del poder público10. Como también resulta exigible el cumplimiento de una exigencia básica en el constitucionalismo democrático actual: la garantía a todos los titulares de los derechos del pleno ejercicio de todos sus derechos en condiciones de igualdad. La crisis económica sin embargo, ha puesto en evidencia la enorme distancia que existe actualmente entre realidad y norma, entre estos presupuestos básicos asumidos en las constituciones que, como la española, proclaman un modelo de Estado transformador y garantizador de los derechos individuales y colectivos11. En el contexto actual a la ya prolongada situación de crisis del Estado social se añade un hecho coyuntural, pero condicionante para el poder público, una crisis económica y financiera en el seno de la Unión Europea y particularmente intensa en algunos Estados miembros. Los objetivos económicos están marcando y determinado las políticas europeas y nacionales, de manera que hoy, el poder de los Estado aparece condicionado por el poder económico12. La economía interviene en los espacios de decisión pública condicionando las decisiones adoptadas en este contexto y alterando las fórmulas y mecanismos tradiciones de adopción de las decisiones públicas europeas. La democracia es alterada por la irrupción de la economía. Las decisiones públicas son adoptadas en función de su capacidad para alcanzar un resultado fijado por la economía. En este contexto, la voluntad política expresada por las vías democráticas sólo resulta válida si logra alcanzar los objetivos requeridos para resolver la situación económica. Las voluntades expresadas democráticamente por los ciudadanos de los Estados 10 Sobre estos elementos, Mª A. MARTÍN VIDA, Fundamento y límites constitucionales de las medidas de acción positiva, Civitas, Madrid, 2002, en especial, págs. 109 y ss. 11 C. DE CABO Dialéctica del sujeto. Dialéctica de la Constitución. Trotta, Madrid, 2010. 12 F. BALAGUER CALLEJÓN, “Una interpretación constitucional de la crisis económica”, Revista de Derecho Constitucional Europeo, nº 19, 2013. Texto disponible en http://www.ugr.es/~redce/REDCE19/articulos/15_F_BALAGUER.htm, (última consulta 21/03/2014). 6 miembros son relegadas en la medida en que no cubren los intereses generales13 subyacentes en los objetivos económicos fijados por Bruselas. En este escenario, el impacto de estas decisones sobre los derechos sociales ha sido evidente. Desde el comienzo de la crisis, los derechos sociales se han visto afectados por las medidas de austeridad y de desregulación y flexibilización del mercado de trabajo 14. El caso de España, como los otros países del sur de Europa especialmente afectados por la crisis (Grecia, Italia, Portugal o Chipre) es un buen ejemplo. Los objetivos del Estado social y con él, la efectividad y garantía de los derechos sociales se han visto claramente devaluados o directamente relegados por la economía. La situación económica financiera ha puesto de manifiesto de nuevo los grandes “enemigos” a la generalización y efectividad plena de los derechos sociales en el marco constitucional español15. La clásica contraposición entre derechos individuales y derechos colectivos, entre derechos civiles y políticos y derechos sociales, entre derechos de abstención y derechos de prestación marca el distinto grado de efectividad de los derechos en el texto constitucional. Su ubicación en el capítulo III del Título primero, con la denominación “principios rectores de la política social y económica”, determina su grado de exigibilidad. Pues, conforme al artículo 53.3 de la Constitución la plena efectividad de estos preceptos está condicionada a su desarrollo legal, en la medida en que sólo “podrán ser alegados ante los jueces y tribunales de acuerdo con lo que dispongan la leyes que los desarrollen”. Así pues, encontramos en el texto de la constitución un elemento de distinción claro entre uno y otro tipo de derechos: su plena efectividad se condiciona a la existencia de una ley. Los derechos sociales no son pues tales derechos, derechos subjetivos directamente exigibles ante los tribunales, sino sólo principios, objetivos, líneas de actuación para los poderes públicos, a no ser que exista una intervención del legislador dirigida a su regulación concreta. Sin embargo, la falta de actividad en ese sentido no resta eficacia a los principios rectores que informan la actuación del conjunto de los poderes públicos. 13 J. ESTEVE, La nueva relación entre Estado y sociedad. Aproximación al trasfondo de la crisis, Marcial Pons, 2013, p. 183 y ss. 14 AL respecto vid. S. CLAUWAERT et I. SHÖMANN, “The protection of fundamental social rights in times of crisis: A trade union battelefielld”, Arbaitsvölkerrecht, vol. 2013, pp. 239-256. 15 G. PISARELLO, “Los derechos sociales y sus “enemigos”: elementos para una reconstrucción garantista”, en Los derechos sociales en tiempos de crisis, Observatori DESC, diciembre de 2009, disponible en http:// descweb.org (última consulta 29 de marzo de 2014). 7 El carácter prestacional de estos principios y derechos sociales y la subordinación de su exigibilidad a la existencia de desarrollo legal condiciona su efectividad. Son derechos, pero sólo podrán exigirse en la medida en que exista un desarrollo legislativo del precepto constitucional que los reconoce y en cuanto sean asumibles en términos económicos, por el Estado. Estamos pues, ante derechos “débiles”, a pesar de referirse a contenidos esenciales del Estado social (sanidad, educación, servicios sociales) y de proteger a sectores de la población más vulnerables. Y en una situación económica donde impera los criterios de austeridad y contención en el gasto público, la adopción de políticas públicas orientadas a la realización de esos derechos se muestran “innecesarios”, cuando “extravagantes”. En suma, precisado de este modo el marco constitucional de referencia, la actividad de los poderes públicos debe ser entendida como reflejo del triple contenido del Estado constitucional de Derecho y, con mayor intensidad de su carácter social, cuya concreción más inmediata se traduce en el mandato de igualdad material contenido en el artículo 9.2 de la Constitución y, en el plano de los derechos sociales, en su recepción en el capítulo III del título primero de la Constitución. En la confluencia de ambas previsiones constitucionales es donde se asienta la legitimidad constitucional de las políticas públicas dirigidas al logro de la efectividad de la igualdad real entre todos los sujetos titulares de derechos. Y será en este marco donde cabe insertar las políticas públicas adoptadas con este objetivo. E igualmente, y por consiguiente, este es el marco constitucional de referencia en virtud del cual no pueden asumirse como legítimas aquellas medidas adoptadas en un sentido opuesto al trazado desde los postulados básicos del Estado social de Derecho. 3. LAS POLÍTICAS Y LOS DERECHOS SOCIALES DE LA CRISIS Como ha sido adelantado al principio de estas páginas, durante casi toda la primera década del siglo XXI, la línea de actuación de las políticas públicas se destacaría por un claro compromiso hacia la efectividad de la igualdad material y el logro de los derechos sociales. Las políticas públicas y las medidas legislativas adoptadas durante estos años realizarán una destacable labor de desarrollo del mandato constitucional de igualdad promocional del artículo 9.2 de la Constitución española, precisando su significado y contenido en sectores materiales del ordenamiento 8 particularmente importantes. Conforme a este mandato, la actividad de los poderes públicos y, de forma destacable, las políticas legislativas se orientan a lograr la equiparación real entre todos los sujetos individuales y colectivos titulares de derechos. En este contexto, conviene recordar que desde finales de la década de los noventa, se inicia un periodo caracterizado por el impulso y desarrollo de una actividad legislativa claramente comprometida con la igualdad entre los individuos y los grupos en los que integran y la efectividad de los derechos sociales. Será en este momento cuando se aprueben leyes plenamente consecuentes con la función transformadora del Estado y de un repercusión indudable para la efectividad de los derechos sociales. Y así, junto a la aprobación de la emblemática ley 13/2005, de 1 de julio, que se reconoce el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo16, se aprueba la muy celebrada ley 39/2006, de 14 de diciembre, para promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en situación de Dependencia. O, también de este periodo el impulso y desarrollo otorgado desde todas las administraciones públicas, estatal, autonómica y local, en materia de igualdad efectiva entre mujeres y hombres. En este contexto, será emblemática la aprobación de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres17, norma de alcance global y contenido trasversal18, cuyo acierto técnico y oportunidad política resultan, a nuestro juicio, difícilmente discutibles19 16 Ley sería objeto de control de constitutionalidad en STC 190/2012 de 26 de noviembre. Comentarios a esta decisión vid., entre otros, M PRESNO LINERA “Comentario a la Sentencia 198/2012 del Tribunal Constitucional español el matrimonio entre personas del mismo sexo”, en Diritti Comparati, http://www.diritticomparati.it/2013/02/comentario-a-la-sentencia-1982012-del-tribunal-constitucionalespa%C3%B1ol-sobre-el-matrimonio-entre-pers.html (última consulta 30/03/2014). Igualmente P. BANVENTE, “Constitucionalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo”, Revista Jurídica de la Universidad Autónoma de Madrid, nº 27, 2013, pp. 327 y ss.; M. PRESNO LINERA, “El matrimonio entre personas del mismo sexo en el sistema constitucional español” Revista General de Derecho constitucional, nº. 17, 2013, pp. 13 y ss.; E. EXPÓSTO, “El derecho a contraer matrimonio entre personas del mismo sexo” Revista General de Derecho constitucional, nº 17, 2013, pp. 22 y ss. 17 Boletín Oficial del Estado de 23 de marzo de 2007. 18 Cabe recordar que la actividad legislativa del Estado en esta materia de igualdad de género se inicia con la Ley 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras. Más tarde, se aprobaría la Ley 30/2003, de 13 de octubre sobre medidas para incorporar la valoración del impacto de género en las disposiciones normativas que elabore el Gobierno, (BOE de 14 de octubre de 2003), así como la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género (BOE de 29 de diciembre de 2004). 19 Para un detallado comentario de los distintos aspectos regulados en la Ley de Igualdad, vid. entre otros los trabajos de R. VALPUESTA FERNÁNDEZ, en Actualidad, 19, septiembre de 2007. Igualmente J. CRUZ VILLALÓN, “Significación general y principios informadores de la Ley para la Igualdad”, Temas Laborales, nº 91, 2007, págs.9 y ss.; A. FIGUERUELO (Coord.) Igualdad ¿para qué? A propósito de la Ley Orgánica para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, Comares, 2007, en particular, vid. Mª L. BALAGUER CALLEJÓN, “El derecho a la igualdad de género: la LO 3/2007, de 22 de marzo para la 9 Sin embargo, esta tendencia política legislativa a favor del reconocimiento y aplicación de medidas destinadas a lograr el disfrute pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos para todos los sujetos titulares, el contexto de la crisis económica ha reorientado las políticas en un sentido inverso y muy criticable desde el plano de la efectividad de los derechos. En efecto, desde 2008, ámbitos de actuación del sector público protagonistas años antes de las políticas públicas, como la igualdad entre mujeres y hombres o la atención a las personas en situación de dependencia, entran en estado de parálisis20 e, incluso, en retroceso21. Desde el comienzo de la crisis, la actividad del poder público en España ha estado marcada por objetivos de carácter económico que suplantan la función social del Estado a favor de una gestión más eficaz de los recursos económicos y las finanzas públicas. Este efecto es particularmente inquietante en un contexto social y económico donde la intervención del poder público es más que recomendable para garantizar necesidades básicas de los individuos y colectivos sociales. Desde la constatación de la situación de crisis y recesión económica, las prioridades políticas cambian radicalmente, a tenor de los datos macroeconómicos y los objetivos de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera fijados por la troika y asumidos en el ámbito nacional desde la igualdad efectiva entre mujeres y hombres”, en ibidem, págs. 51 a 70, A. GALERA VICTORIA, “Mujer y participación política. El nuevo marco legal”, Revista jurídica de igualdad de género, nº 2, 2007. 20 En España, mediante la criticable suspensión de la aplicación de la ley de Dependencia, suspensión o congelación en su aplicación prevista primero para principios de 2014 y, más tarde para julio de 2015. Sobre el contenido y aplicación de la en su día, celebrada Ley 39/2006, de 14 de diciembre, para promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en situación de Dependencia y los efectos suspensivos en su aplicación provocados por las medidas de austeridad en el gasto público y dificultades de articulación del sistema entre el Estado y las Comunidades Autónomas, vid. entre otros, S. GONZÁLEZ ORTEGA (Dir.), La aplicación de la Ley de Dependencia en España, Consejo Económico y Social de España, Madrid, 2012. 21 Sobre el impacto de la crisis en términos de igualdad entre mujeres y hombres en los países de la Unión Euroea vid, el Informe elaborado por F. BETTIO, M. CORSI, C. D’IPPOLITI, A. LYBERAKI, M. SAMEK LODOVICI y A. VERASHCHAGINA, The impact of the economic crisis of the situation of women and men and on gender equality politices, Comisión Europea, Dirección General de Justicia, 2013. Vid. igualmente el Informe sobre los efectos de la crisis económica en la igualdad entre hombres y mujeres y en los derechos de la mujer (2012/2301(INI) de 25 de febrero de 2013, elaborado por la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género del Parlamento Europeo. Texto disponible en http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?type=REPORT&reference=A7-20130048&language=ES (última consulta 05/05/2014). Sobre los efectos particulares de la crisis en la situación de la mujer en España, vid. Entre otros, L. GÁLVEZ MUÑOZ y P. RODRÍGUEZ MADROÑO, “La desigualdad de género en las crisis económicas”, en Investigaciones Feministas núm 2, 2011, págs. 113 y ss. M. A. BALLESTER PASTOR, “Legal Effects of the Economic Crisis on Gender Equality in Spain: Effects on the Right to Reconciliate Work and Family after the 2012 Labour Law Reform, European Gender Equality Law Review, núm, 2, 2012, págs. 20 y ss.). M. PAZOS MORÁN, Frente a la crisis económica: el papel de la igualdad de género en un New Deal global, texto disponible en http://attacmadrid.org/d/10/090501123645_php/090501123645.php, 10 reforma constitucional de septiembre de 2011 (artículo 135 CE)22. La Economía inunda la escena política española, imponiéndose sobre cualquier otra variable o interés. Es el mercado quien se impone a la política relegando a un muy segundo plano, el objetivo trasformador de la realidad inherente al modelo social del Estado. Las variables, objetivos y criterios macroeconómicos fijados por Bruselas (y Frankfurt) dan cobertura a las decisiones nacionales de políticas económicas centradas en reducir el gasto social. Según los datos ofrecidos por el gobierno de España23, la crisis produciría efectos inmediatos claros en la actividad financiera y económica, con una disminución del 3,7% del PIB en 2009, un notable incremento de la tasa de desempleo, que pasa del 8,6% de la población activa en 2007 al 22,5% en 2011, o del 24,6% en la actualidad. De forma paralela se produce una reducción de ingresos fiscales y un incremento del gasto público, que genera un déficit público del 8,9% del PIB en 2011, frente al superávit existente del 1,9% del PIB en 2007). La deuda pública aumenta hasta el 68,5% del PIB en 2011, el 72,1% en junio de 2012, frente a los datos registrados en años anteriores (por ejemplo el 40,2% en 2008). Con el fin de hacer frente a la crisis, desde finales de 2011, la acción del Gobierno adoptará una política económica orientada, entre otros, por los principios y objetivos siguientes: 1. La reducción del gasto público y la austeridad y el rigor en la gestión económica. 2. La aplicación de medidas de austeridad en todas las Administraciones Públicas, especialmente en las Comunidades Autónomas. 22 Unos primeros análisis sobre los aspectos más polémicos de esta reforma de la Constitución vid. la encuesta sobre “La reforma del artículo 135 CE” publicada en la Revista Española de Derecho Constitucional, núm. 93, 2011, donde se contiene la respuesta inmediata de los profesores E. ÁLVAREZ CONDE, (pp. 160 y ss); E. ALBERTÍ ROVIRA (pp. 164 y ss); M. ARAGÓN (pp. 169 y ss.); F. J. BATIDA, (pp. 172 y ss). G. CÁMARA VILLAR (pp.176 y ss), F. DE CARRERAS SERRA (pp. 181 y ss.); J. L. CASCAJO CASTRO (pp. 192 y ss.); J. DE ESTEBAN, (195 y ss.); J. PÉREZ ROYO (pp. 198 y ss.); F. RUBIO LLORENTE (pp. 203 y ss.). Asimismo, vid. R. FALCÓN Y TELLA, Revista General de Derecho Europeo, nº 25, 2011, pp. 1 y ss., disponible en www.iustel.com/v2/revistas/; como los trabajos de R. BLANCO VALDÉS “La reforma de 2011” y J. TAJADURA, “Reforma constitucional e integración europea”, ambos en Claves de Razón Práctica, núm. 216, 2011, pp. 8 y ss y 20 y ss. respectivamente 23 Las reformas del Gobierno de España. La determinación frente a la crisis.- Secretaria de Estado de Comunicación del Ministerio de la Presidencia. Septiembre de 2012. Texto disponible en www.lamoncloa.gob.es/ (última consulta 21/03/2014) 11 3. La sostenibilidad, mediante medidas de racionalización y ahorro, del sistema del Bienestar. 4. La flexibilidad y competitividad de la economía, para estimular el crecimiento y la creación de empleo. El apoyo a las pequeñas y medianas empresas y a los emprendedores como motores de la recuperación económica. Los resultados de esta política económica marcada por el objetivo último de cumplir con los compromisos europeos de reducción del déficit público han sido estimados en términos económicos en un valor de más de 90.000 millones de euros hasta 2014 para situar en el 2,8% el déficit público en este año. Como también las reformas económicas realizadas en muy diversos ámbitos de la economía (sector público, mercado laboral, sector financiero, etc.) con las que se pretende introducir mayor flexibilidad, competitividad y liberalización en estos sectores de actividad económica. A lo que se suman medidas adicionales con las que aumentar la recaudación tributaria (aumento del Impuesto sobre el Valor Añadido, Impuesto de Sociedades, Impuestos Especiales e IRPF) o medidas concretas destinadas a disminuir el gasto público en diversos sectores, todos ellos muy vulnerables a los efectos de esta política económica: congelación del empleo público, reducción del salario de los empleados públicos, revisión de las políticas de empleo y seguridad social, la suspensión de las ayudas para personas dependientes, la reducción de los presupuestos públicos en sanidad y en educación a todos los niveles de la formación. La adopción de esas medidas con las que se pretende revitalizar la economía y hacer frente a la situación de crisis han supuesto una reducción del gasto social más que destacable en sectores donde las prestaciones sociales son esenciales para el pleno disfrute de los derechos. Por eso, debemos llamar la atención en que la actuación del poder público debe ser compatible con el modelo de Estado constitucionalmente asumido. La política económica no puede poner en suspenso funciones esenciales del Estado o plantear en términos de conflicto el modelo social del Estado y el crecimiento económico. Y es en la definición del Estado como un Estado social el presupuesto del que hay que partir para abordar la crisis en general y el mantenimiento de las medidas 12 de promoción y garantía de la igualdad24. El Estado social exige una acción de conjunto de los poderes públicos orientada a asegurar que todos los individuos y los grupos o colectivos sociales se encuentren en una situación real de igualdad. Es un modelo de Estado de carácter prestacional, donde la acción del poder público se orienta a garantizar la prestación de los servicios esenciales para los individuos (educación, sanidad o servicios sociales), a satisfacer las exigencias básicas del individuo y donde los derechos sociales adquieren fuerza normativa como directrices de la acción de poder público25. Para hacer compatibles los postulados del Estado social y la necesaria recuperación económica en condiciones de igualdad, es necesario replantearse las políticas económicas de reducción del déficit público que han supuesto una limitación y recorte de los derechos sociales. Porque, al margen de las dudas que pueda generar la rapidez o la oportunidad de los mecanismos empleados para llevarlas a cabo, es fácilmente constatable que las políticas de reducción del déficit adoptadas hasta ahora en España, han afectado de forma intensa al gasto social y a los derechos sociales. Y es que, según ha sido expuesto, “la realidad es que cada año, el Estado ha necesitado más recursos y, concretamente, en 2014 las partidas de gasto suponen 40.000 millones de euros más que en 2008 al inicio de la crisis”26. Las partidas que más han aumentado entre 2008 y 2014 han sido las de las pensiones, el desempleo y la deuda pública representan el 54,6% de los gastos del presupuesto de 201427. Los esfuerzos económicos realidados en este snetido desde el comienzo de la crisis, han generado mayores desigualdades sociales con un menoscado y pérdida incluso de derechos, sin que ello, sin embargo, haya supuesto una reducción significativa del gasto público. 24 En este contexto sería recordado por M. VAQUER CABALLERÍA, “Derechos sociales, crisis económica y principio de igualdad”, Informe Comunidades Autónomas 2011 El Estado de las Autonomías en 2011: Temas monográficos, Instituto de Derecho Público, Barcelona, 2012, p.76. 25 J. J. SOLOZÁBAL, “El Estado social como Estado autonómico”, cuya exposición destaca la recepción del Estado social en los Estatutos de Autonomía a través de las cláusulas directivas, en Teoría y Realidad Constitucional nº 3, 1999, pp. 61 y ss. en especial, pp. 67 y 68. Advierte también las implicaciones de la descentralización territorial del poder para la garantía de los derechos sociales J. L. CASCAJO, “Los derechos sociales hoy”, Revista catalana de dret públic, nº 38, 2009, pp. 21 y ss. p. 24. Sobre esta cuestión, vid. igualmente, G. CÁMARA VILLAR y J. CANO BUESO (ed. y coord.) Estudios sobre el Estado social (El Estado social y la Comunidad Autónoma de Andalucía), Tecnos. Madrid, 1993. 26 Expansión http://www.expansion.com/2013/09/30/economia/1380562172.html (última consulta 23 de marzo de 2014). Al respecto, son interesantes los datos y reflexiones contenidas en el informe coordinado por M. LAPARRA y B. PÉREZ, Crisis y fractura social en Europa. Causas y efectos en España, publicado por la Obra Social «La Caixa», colección «estudios sociales», nº 35, Barcelona 2012. 27 Ibidem. 13 Es cierto que la adopción de esas políticas y medidas de ajuste se enmarcan en las obligaciones europeas asumidas por el Estado español en el propio texto constitucional. Pero también debe recordarse que en un Estado social de Derecho, la adopción de cualquier medida que signifique la limitación de derechos aún adoptada en un contexto de crisis económica como el actual, exige superar un control de legitimidad que permita comprobar su necesidad para el logro de unos fines legítimos y la proporcionalidad entre los medios empleados y los efectos que produce su adopción en el ámbito de los derechos sociales28. Esto es, en esa ponderación entre los derechos y principios sociales y el principio de estabilidad presupuestaria requerida por el constitucionalismo social, en un contexto de crisis económica los poderes públicos deben adoptar medidas racionales, necesarias y proporcionadas al fin que se pretende. El poder público debe realizar un juicio riguroso sobre la necesidad de adoptar una medida de control o limitación del gasto social y las consecuencias negativas que puede conllevar para el logro de la igualdad real (art. 9.2 CE) y los derechos sociales constitucionalmente garantizados29. En definitiva, es necesario buscar soluciones para restablecer la economía, pero éstas deben resultar compatibles con el constitucionalismo del Estado social. El binomio entre igualdad y riqueza económica no debe ser entendido como términos contradictorios, sino que como ha sido observado, es posible establecer una relación proporcional entre crecimiento económico y una sociedad más igualitaria30. En el análisis de la aparente tensión entre crisis financiera-derecho sociales, debe subrayarse la perspectiva constitucional (y no la económica) pues, es la esencia del modelo de Estado, del Estado social y democrático de Derecho, lo que parece puesto en entredicho. Por eso, compartimos las tesis económicas que defienden precisamente un fortalecimiento del Estado del bienestar como vía para salir de la crisis económica31. En 28 Al respecto, M. VAQUER CABALLERÍA, “Derechos sociales, crisis económica y principio de igualdad”, op. cit. pp.84 y ss. 29 Ibidem p. 90. 30 Y es que, “Las sociedades más ricas suelen ser también más igualitarias: de un lado, es más fácil distribuir la abundancia que la escasez y, del otro, la igualdad de oportunidades favorece la creación de riqueza” “Derechos sociales, crisis económica y principio de igualdad”, Ibidem. pp. 89 y 90. 31 C. OCHANDO, “Estado del bienestar, crisis económica y nuevos riesgos sociales”, Publicado en www.econonuestra.org el 15/12/2011. Como también las propuestas del «Manifisto por Europa», formuladas por Economistas frente a la crisis, texto disponible en http://economistasfrentealacrisis.wordpress.com/ (última consulta 15 de mayo 2014). Postura a la que nos sumamos ya en nuestro trabajo “Crisis financiera e igualdad de género. Retos actuales de las políticas de 14 primer lugar porque las políticas económicas en una situación de crisis deben orientarse a crear más y mejor empleo, pero también a financiar los gastos públicos sociales. En segundo lugar porque, fortalecer servicios sociales, singularmente los de atención a la infancia y a personas dependientes, favorece el desarrollo económico activando el empleo en general y reequilibrando la posición de la mujer en el mercado laboral, en particular32. Es necesario pues apartarse de una afirmación muy extendida que atribuye la causa de la crisis al gasto social y que sitúa por tanto el origen de la crisis económica en el modelo social del Estado. Las posibilidades de solución a la coyuntura económica actual, especialmente agravada en el seno de algunos Estados miembros de la Unión, se muestran diversos. Pero también es cierto, que si las vías de solución a la crisis son plurales, algunas de ellas se muestran compatibles con un modelo de Estado que se caracteriza por su voluntad transformadora e intervencionista de la realidad y proclama como uno de sus objetivos esenciales la garantía de la igualdad. 4.VALORACIÓN FINAL Como hemos expuesto en el texto, la situación de crisis económica y financiera ha generado en el ámbito de los derechos y de los derechos sociales en particular, importantes consecuencias, derivadas de la reducción de las políticas sociales. Frente a la política desarrollada durante la etapa previa a la irrupción de la crisis, en que se produjo un importante desarrollo de políticas activas dirigidas a corregir situaciones de desigualdad entre los individuos y los grupos sociales, la situación de crisis económica ha dado cobertura a una tendencia política en sentido inverso. A pesar de la paradoja que ello genera respecto al modelo social europeo, las exigencias de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera impuestas por las instancias europeas a los gobiernos nacionales han generado importantes desigualdades sociales y una falta de cohesión social que resultan dificilmente compatibles con el carácter transformador e intervencionista del Estado social en aras a lograr la igualdad real. igualdad entre mujeres y hombres”, Revista de la Escuela Jacobea de Posgrado, núm. 4, 2013, págs. 27 y ss. 32 En el futuro, y según los expertos, especialmente, existen dos áreas que tienen un mayor potencial de crecimiento: la atención a la dependencia y la universalización de la educación infantil (0-3 años). Es evidente que, para que se de este efecto dinamizador sobre la economía y el empleo, se debe aumentar el gasto público y la inversión pública. C. OCHANDO, “Estado del bienestar, crisis económica y nuevos riesgos sociales”, op. cit, p. 2 15 La crisis económica en la Unión Europea ha puesto de manifiesto, entre otras cuestiones, problemas de integración entre la economía y la política, mostrando una posición prevalente de la primera frente a la segunda. Ámbos términos, han sido concebidos como contradictorios o excluyentes. Sin embargo, frente a esta concepción que se muestra hostíl a la efectividad de los derechos sociales ante la falta de recursos económicos, es necesario encontrar soluciones adecuadas a las exigencias del contexto económico actual y a los objetivos del Estado de bienestar. En esete sentido, debemos insistir sobre la idea de que la consagración de la definición de un Estado social y democráctico de derecho implica exigencias claras para los poderes públicos, cuyas políticas deben estar presididas por la efectividad de la igualdad material. Hemos destacado cómo los efectos de la aplicación de medidas de austeridad y la reducción del gasto público son claramente desfavorables a la adopción de políticas sociales orientadas a la efectividad de los derechos sociales. Una política económica que, a nuestro juicio, resulta criticable según los parámetros constitucionales y debería ser revisada a partir de los presupuestos y exigencias inherentes al constitutionalismo del Estado social. 5.BIBLIOGRAFÍA E. ALBERTÍ ROVIRA, “La reforma del artículo 135 CE”, Revista Española de Derecho Constitucional, nº 93, 2011. E. ÁLVAREZ CONDE, “La reforma del artículo 135 CE”, Revista Española de Derecho Constitucional, nº 93, 2011. M. ARAGÓN “La reforma del artículo 135 CE”, Revista Española de Derecho Constitucional, nº 93, 2011. F. BALAGUER CALLEJÓN “El Estado social y democrático de Derecho. Significado, alcance y vinculación de la cláusula del Estado social”, en J. L. MONEREO (Coord.) 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