Diarrea neonatal bovina

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Diarrea neonatal bovina
Introducción
Cuando se superan las enfermedades que impiden la reproducción del ganado
lechero y nace una becerra, el siguiente reto es conseguir que esa becerra llegue a
la edad adulta, sana y con las posibilidades de manifestar su potencial genético
para reproducirse y producir leche.
El valor de una becerra al momento de nacer es difícil de calcular, pero los
costos económicos incluyen:
Un mínimo de 4 dosis de semen.*
Un porcentaje del costo de la alimentación de la vaca durante la gestación.
La mano de obra destinada a la detección del celo y la inseminación.
La asistencia técnica del especialista en reproducción.
Otros valores no calculables en términos económicos se relacionan con el progreso
genético del hato y la conveniencia de evitar la introducción de reemplazos provenientes
de otros hatos por razones de bioseguridad. En términos económicos una becerra al
nacer tiene un valor en pesos para efectos de comercialización, sin embargo para el
ganadero productor de leche tiene un valor incalculable. Por esta razón debe darse una
atención especial a las becerras, ya que, cuando se enferman o mueren, esta valiosa
inversión se pierde y se compromete el futuro del hato.
*Estadísticamente sólo la mitad de las inseminaciones logran una gestación y de cada 2 gestaciones una es hembra.
MVZ. Fernando Íñiguez
Asesor técnico
División Bovinos de leche
Laboratorios Virbac
México S.A. de C.V.
Diarrea Neonatal Bovina
Las enfermedades que afectan a las becerras durante las primeras semanas de
vida están relacionadas con la diarrea y la neumonía. Los factores que predisponen
a la becerra son los siguientes:
1.-Pobre condición física de la madre durante la gestación y el parto.
Desnutrición.
Parásitos.
Parto distócico.
Vacunación inadecuada o ausencia de vacunas.
2.-Aporte inadecuado de calostro*
Administrado tarde (después de 18 hrs.).
En cantidad insuficiente (menos de 2 litros).
Calostro de bajo contenido de Inmunoglobulinas.
Con falta de higiene.
*Las becerras deben consumir 2-3 litros de calostro equivalente al 10% de
su peso, dentro de las primeras 6 horas de vida. El calostro debe contener al
menos 60 mg/ml de inmunoglobulinas, un máximo de 100 000 UFC/ml y un
máximo de 10 000 UFC de coliformes.
3.-Alimentación inadecuada de las becerras
Alimentos fermentados (leche descompuesta o alimento mojado).
Cambios bruscos de alimentación.
Sobrealimentación.
Carencias de vitaminas y minerales.
4.-Medio ambiente adverso
Frío o calor.
Ventilación inadecuada.
Exceso de humedad.
Sobrepoblación.
Microorganismos patógenos presentes en el medio ambiente.
La diarrea no es una enfermedad en si misma, sino más bien el resultado de
la alteración de la homeostasis intestinal en la cual se ve afectada la digestión y
la absorción de nutrientes, electrolitos y agua. Se caracteriza por una descarga
frecuente y anormal de heces en cuya fisiopatología están involucrados 4
mecanismos:
1.
2.
3.
4.
Hipermotilidad
Hiperpermeabilidad
Hipersecresión
Mala absorción
Publicación Trimestral de Actualización Científica y Tecnológica
No.19 Guadalajara Jalisco México. Realizado por VIRBAC MÉXICO S.A. de C.V.
División Bovinos de Leche
La diarrea neonatal produce la muerte de muchas becerras, genera gastos por tratamiento y las becerras
que sobreviven presentan retraso en el crecimiento y bajo desempeño productivo.
Cualquiera de estos cuatro mecanismos es suficiente para
alterar la homeostasis intestinal y provocar diarrea, pero en la
mayoría de los casos se ven involucrados más de uno.
La diarrea neonatal produce la muerte de muchas becerras,
genera gastos por tratamiento y las becerras que sobreviven
presentan retraso en el crecimiento y bajo desempeño productivo.
Acelera también la eliminación de inmunomoglobulinas, lo cual
predispone al desarrollo de neumonía.
Las causas de diarrea pueden ser infecciosas (virus y
bacterias), parasitarias (protozoarios), tóxicas (fármacos
u otros químicos) nutricionales o congénitas (errores del
metabolismo y desórdenes inmunológicos).
Los microorganismos que comúnmente se relacionan con
el Síndrome Diarréico Neonatal Bovino son:
Rotavirus, Coronavirus, Escherichia coli, Clostridium perfringens,
Salmonella spp, Criptosporidium spp y Coccidias.
ROTAVIRUS: Es frecuente durante los primeros 6 días,
después de la ingestión de materiales contaminados
con heces y tiene un periodo de incubación de 12 a 36
horas. Produce diarrea acuosa de color amarillo, verde
o café, que puede durar desde 1 a 2 días en infecciones
simples o hasta 6 días cuando se complica con otros
microorganismos. Se disemina rápidamente a otros
animales susceptibles. La morbilidad puede ser del
90% y la mortalidad del 5 % en ausencia de infecciones
secundarias. Puede ser alta cuando se complica con
cepas enterotoxigénicas de Escherichia coli.
CORONAVIRUS: Es común en animales de 7 a 10 días
de edad.
El periodo de incubación es de 36-60 horas. Los becerros
afectados muestran ligera depresión y diarrea amarillenta
con moco y coagulos de leche no digerida.
Después de 2 a 4 días, los becerros se ven deprimidos,
débiles, demacrados y eventualmente mueren. La infección
se disemina rápidamente a otras becerras susceptibles.
La morbilidad puede ser del 90 % y mortalidad del 30%
aún en ausencia de infecciones secundarias.
La infección por E. coli o colibacilosis enterotoxigénica,
inicia cuando los filamentos (K99) que se encuentran
en la pared celular se adhieren a la superficie de
las células de la mucosa intestinal. Las cepas más
patógenas de E. coli contienen este antígeno K99.
Una vez adheridos a la superficie intestinal, E. coli libera
toxinas LT, que alteran la permeabilidad de las células de
las vellosidades intestinales y provocan el paso de líquidos
y electrolitos del epitelio hacia el lumen intestinal.
Al principio puede observarse diarrea amarillenta o
blanquecina, luego diarrea acuosa.
La pérdida de bicarbonato y fluidos provoca deshidratación y acidosis en la sangre y tejidos, la cual es agravada
por vómito. La acidosis puede ser tan severa que produce
falla renal y muerte.
Costridium perfringens tipo C, produce enterotoxemia en
becerras recién nacidas como resultado de la liberación
de toxinas alfa y beta, que causan hemolisis y necrosis
respectivamente en la mucosa intestinal.
Los signos clínicos son diarrea hemorrágica, cólico,
depresión y muerte súbita. En los casos hiperagudos
no se observa diarrea. En el examen post mortem el
intestino delgado está hemorrágico y con severa necrosis
de la mucosa. La morbilidad es baja, pero la mortalidad
es alta. La sobrealimentación de las becerras pueden ser
un factor predisponente.
LA SALMONELOSIS en las becerras recién nacidas
es causada por las cepas: S. typhimurium y S. dublin. Las
becerras se infectan por la vía fecal- oral.
Después de la ingestión la bacteria coloniza la mucosa
del ileon terminal y el colon, luego penetra el tracto
intestinal a través de las placas de Peyer, se replica en
los macrófagos dentro de los nódulos linfáticos locales,
para luego alcanzar los nódulos linfáticos mesentéricos
regionales y de ahí a la circulación sanguínea causando
bacteremia. Si la bacteria no es controlada por el huésped
puede infectar otros órganos viscerales.
Pueden observarse 3 diferentes formas de salmonelosis
en las becerras: Hiperaguda o septicémica, aguda o
entérica y crónica.
En la forma hiperaguda la muerte ocurre sin signos
clínicos previos, hasta justamente antes de la muerte.
Cuando se observan signos, estos incluyen hipotermia,
depresión severa, debilidad, opistótonos y diarrea.
Ocasionalmente, las becerras presentan cólico por
distensión intestinal. El curso de esta forma clínica
es muy corto, desde unas cuantas horas hasta 2 días
máximo.
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Pueden observarse 3 diferentes formas de salmonelosis en las becerras:
Hiperaguda o septicémica, aguda o entérica y crónica.
La forma aguda o entérica es la más común, los signos
incluyen fiebre, anorexia, depresión, deshidratación,
seguidas de diarrea abundante de olor fétido.
Inicialmente las heces son acuosas, pero luego pueden
contener sangre, moco o fragmentos de mucosa.
Los signos clínicos incluyen diarrea, tenesmo, anorexia,
pérdida de peso y depresión. Las heces son amarillo
cremosas, similares a las observadas en diarreas virales.
La morbilidad puede ser muy alta pero la mortalidad
es baja.
La forma crónica se observa en becerras de más de dos
meses. Las becerras afectadas se observan retrasadas
con heces acuosas o diarrea muy leve.
La morbilidad es variable, pero la mortalidad es alta,
casi del 75 % especialmente en las formas hiperaguda
y aguda. Las becerras que sobreviven desarrollan la
forma crónica y se convierten en una fuente constante
de infección.
La coccidiosis es otra causa de diarrea en becerras. Las
coccidias más comunes son Eimeria bovis y Eimeria zuernii. La
enfermedad se transmite a través de la ingestión de agua
y alimentos contaminados.
Las infecciones por Cryptosporidium spp son comunes en
el primer mes de edad y con mayor frecuencia durante
la primera semana de vida.
Los animales mayores pueden infectarse pero no desarrollan diarrea. Las becerras se contagian al ingerir
materiales contaminados con heces que contienen
oocistos esporulados. La diarrea ocasionada por estos
microorganismos es temporal y no es letal mientras
no se complique con otros microorganismos. Inicia 2
a 7 días después de la ingestión de los oocistos y puede
continuar por 1 ó 2 semanas.
3
Los signos clínicos aparecen 2 semanas después de la
ingestión de materiales contaminados con oocistos. Los
primeros signos son heces líquidas, mezcladas con moco
y pequeñas cantidades de sangre, que pueden aumentar
con el curso de la enfermedad. Prácticamente todas las
becerras experimentan un cierto grado de infección por
coccidias durante el primer año de vida.
Esto puede llegar a agravarse cuando el nivel de
inmunidad baja por causa del estrés, la sobrepoblación
y las condiciónes higiénicas deficientes. Cuando el nivel
de infección es alto, las coccidias destruyen una gran
cantidad de enterocitos, lo cual provoca una pérdida
acelerada de sangre, agua y electrolitos que puede ser
mayor al 12 % del total del agua corporal. La muerte
sobreviene como resultado de la anemia, deshidratación,
acidosis metabólica y shock.
El tratamiento oportuno y eficaz del Síndrome Diarréico Neonatal Bovino,
puede salvar la vida de muchas becerras.
Tratamiento:
El tratamiento oportuno y eficaz del Síndrome Diarréico
Neonatal Bovino puede salvar la vida de muchas becerras.
Debe basarse en el conocimiento de la fisiopatología. Es
importante entender que la diarrea es una condición común
a varias enfermedades.
Las diarreas virales son infecciones autolimitantes que
no requieren un tratamiento dirigido a la eliminación del
microorganismo. Algo semejante sucede en la diarrea por
Cryptosporidium spp la cual es controlada por la inmunidad
mediada por células y otros mecanismos de defensa de la
becerra al paso de algunos días.
El uso de medicamentos antimicrobianos es útil en los
casos de diarreas bacterianas, especialmente en aquellas que
producen cuadros septicémicos. Para controlar la infección
se debe elegir el medicamento que resulte más efectivo contra
el tipo de microorganismos involucrados. En la práctica, la
terapia antibiótica, se basa más en la experiencia clínica que
en estudios de susceptibilidad en el laboratorio.
La estrategia de tratamiento varía en cada caso individual,
dependiendo de la severidad de la infección, el tiempo
transcurrido, el microorganismo involucrado y el grado de
deshidratación. Cuando se trata de una diarrea leve, puede
ser suficiente el tratamiento oral con antibióticos, protectores
de mucosa y absorbentes. Se utilizan para este fin, bromuro de
homatropina, caolín, pectina y carbón activado. El bromuro
de homatropina actúa como un modulador de la motilidad
intestinal. El Caolín y la Pectina tienen un efecto protector de
la mucosa. El carbón activado absorbe las toxinas bacterianas
y previene sus efectos, pero también puede interferir en la
absorción de otros medicamentos.
La destrucción de células produce atrofia de las vellosidades
intestinales, inflamación del intestino y mala absorción de
líquidos y nutrientes. La hipermotilidad, aumento gradual
de la actividad peristáltica, acelera el flujo en dirección
caudal, reduce el tiempo de tránsito intestinal y aumenta la
frecuencia de evacuaciones y la cantidad de heces.
Para el control de la inflamación intestinal se recomienda la
aplicación de agentes antiprostaglandínicos como la meglumina
de flunixin. El bloqueo de la síntesis de prostaglandinas inhibe la
hipersecresión en el intestino, reduce la severidad de la diarrea y
elimina el dolor y la inflamación.
La parte más importante del tratamiento consiste en
restituir los líquidos y electrolitos perdidos. Las becerras recién
nacidas con diarrea se deshidratan en poco tiempo, debido
a que pierden grandes cantidades de agua desde el espacio
intravascular hacia el exterior a través del intestino.
Hay también una pérdida importante de electrolitos (sodio,
potasio y cloro), bicarbonato, inmunoglobulinas y glucosa.
En casos muy severos de diarrea los contenidos intracelulares
de electrolitos y agua disminuyen a tal grado que sobreviene
la muerte.
La cantidad de agua que se necesita para hidratar una
becerra, puede ser estimada multiplicando su peso por el
porcentaje de deshidratación. Por ejemplo una becerra de
40 kilogramos con un 5 % de deshidratación requiere 2 litros
de agua. Esto no incluye las necesidades de agua generadas
por la diarrea, la cual en el caso de una diarrea moderada
provoca una pérdida de agua equivalente a 50 ml/kg/día.
Esto quiere decir que una becerra con diarrea de 40 kg
pierde cuando menos 2 litros diarios de agua.
Cuando la infección ha sobrepasado la barrera intestinal y
se ha establecido una septicemia, la administración oral de
antibióticos resulta ineficaz. En estos casos los antibióticos
deben ser administrados por vía parenteral.
En todos los casos de diarrea, durante la fase aguda o inicial,
sucede una rápida pérdida de enterocitos maduros. Una vez
establecida la infección, las enterotoxinas bacterianas provocan
hipersecresión de electrolitos y agua por parte de las células de
la cripta.
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La prevención de las diarreas en las becerras depende de buenas prácticas zootécnicas, instalaciones,
nutrición, inmunidad calostral y programas de vacunación de la vaca.
El volumen de agua administrada debe ser ajustado
diariamente de acuerdo con la severidad de la diarrea y el
grado de deshidratación.
Una solución oral de electrolitos debe contener iones de
Na+, K+, Cl+ y HCO3-, compuestos alcalinizantes para la
corrección del pH (HCO3- o equivalentes del bicarbonato
como citrato, acetato o lactato) y fuentes de energía para
corregir las deficiencias y para el mantenimiento (glucosa y
aminoácidos). En algunas preparaciones se incluye la glicina
para favorecer la absorción intestinal de sodio y agua.
Cuando el daño a las células de las vellosidades intestinales
es extenso, la hidratación por vía oral puede ser insuficiente.
En estos casos se recomienda la administración de fluidos,
electrolitos y glucosa por vía endovenosa. Durante la fase
aguda de la diarrea, la mucosa intestinal está severamente
dañada. Por esta razón se aconseja no alimentar con leche a
las becerras y solo administrar soluciones orales de electrolitos
que le aporten suficiente energía. Pasados estos días se reinicia
el consumo de leche, al principio diluida al 50% con agua,
incrementando gradualmente la concentración hasta regresar
a una dieta de leche sin diluir.
Se recomienda no diluir la leche con la solución de
electrolitos, porque hay evidencia de que la alcalinidad de
la solución interfiere con la acción de la renina, provocando
una diarrea de tipo nutricional que puede agravar el cuadro
ya existente. Para prevenir este problema es recomendable
alternar la alimentación con leche diluida y la administración
oral de la solución de electrolitos con al menos 4 horas de
diferencia. Si no se tiene a la mano un producto comercial
para elaborar la solución de electrolitos, se puede improvisar
una solución de emergencia de la siguiente forma:
Bicarbonato de sodio:
1 cucharada sopera (20 g)
Miel de maíz:
2 cucharadas soperas (40 g)
Consomé de pollo:
2 cucharadas soperas (40 g)
Sal común:
1/2 cucharadita cafetera (5 g)
Agua:
2 litros
Dosificación:
1er DÍA: 6 litros en 3 tomas de 2 litros cada una.
2o. DÍA: 2 litros en la mañana, 2 litros en la tarde,
más 1 litro de leche al mediodía.
3er DÍA: 1 litro en la mañana, 1 litro en la tarde y
2 litros de leche al medio día.
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Prevención e higiene.
En todos los establos lecheros es importante diseñar y
aplicar un buen programa profiláctico que ayude a disminuir
el nivel de desafío, mejorar las condiciones de crianza, reducir
el estrés, optimizar la nutrición y mantener alejados los agentes
infecciosos y todos los demás factores predisponentes de
enfermedad que ponen en riesgo la vida de las becerras.
La prevención de las diarreas en las becerras depende
de buenas prácticas zootécnicas, instalaciones, nutrición,
inmunidad calostral y programas de vacunación de las
madres.
La higiene y el manejo adecuado de las instalaciones debe
garantizar que la becerra no tenga contacto con heces
contaminadas ya que cada ml de heces diarréicas contiene
suficientes microorganismos para infectar a muchas becerras.
Las becerreras o jaulas individuales de intemperie son la mejor
opción para manejar becerras, ya que facilita el aislamiento
entre animales sanos y enfermos. Deben ser construidas con
materiales de fácil limpieza y colocadas en áreas limpias con
buen drenaje.
Se pueden colocar sobre una capa de 20 cm de grava o
piedra quebrada para que se tenga un buen drenaje. Sobre
esta capa de grava se coloca una capa de arena, la cual debe
cambiarse con frecuencia para evitar la acumulación de heces
y la concentración de humedad. Esto da comodidad a las
becerras y las mantiene tibias, limpias y secas.
Cuando se maneja una becerra enferma, la jaula debe
lavarse y desinfectarse antes de alojar otra becerra en la
misma jaula. Deben separarse los utensilios usados para
cada becerra (biberones, botes para alimento y agua). Estos
deben estar elaborados con plástico o metal y deben de
ser de fácil desinfección y limpieza entre cada uso. Es muy
importante que el personal que cuida y alimenta las becerras
no lleve heces contaminadas de un lugar a otro. No importa
la cantidad de heces que se lleven, una pequeña cantidad
puede contagiar a otras becerras.
Las causas de la Diarrea Neonatal Bovina y la forma de
evitarlas son bien conocidas, sin embargo siguen siendo
una de las principales causas de pérdidas económicas
en los establos lecheros. El reto para cada productor es
aplicar medidas de prevención y elegir los tratamientos más
efectivos y adecuados que les ayuden a evitar la muerte de
sus becerras.
BIBLIOGRAFÍA
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VIRBAC MÉXICO, S.A. DE C.V.
Lote 30, Manzana I
www.virbac.com.mx
Parque Industrial Guadalajara
Tel (01 33) 50 00 25 00
El Salto Jalisco C.P. 45690
Fax (01 33) 50 00 25 15
Publicación Trimestral de Actualización Científica
y Tecnológica para Médicos Veterinarios.
Megludyne
REG. S.A.G.A.R.P.A. Q-0042-264
Desinflamatorio no esteroide
1 ml. / 45 Kg. c/24 hrs. 3-5 días.
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REG. S.A.G.A.R.P.A. Q-0042-011
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aminoácidos en solución acuosa
Potencil
REG. S.A.G.A.R.P.A. Q-0042-091
Antibiótico de amplio espectro en
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REG. S.A.G.A.R.P.A. Q-0042-164
Antidiarréico en suspensión oral
Ultra corn
REG. S.A.G.A.R.P.A.Q-0042-023
Estimulante de la inmunidad en
suspensión acuosa.
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