Alfonso Fernández Carbajal* VEINTICINCO AÑOS DE POLÍTICA DE VIVIENDA EN ESPAÑA (1976-2001): UNA VISIÓN PANORÁMICA La instauración en nuestro país de un régimen democrático ha supuesto cambios importantes en lo que se refiere a las distintas políticas desarrolladas por las administraciones públicas. En este sentido, el derecho de todos los ciudadanos a una vivienda digna recogido en la Constitución de 1978 ha favorecido la inclusión de objetivos sociales a la hora de configurar la política desarrollada en este ámbito, en la que se observa además un mayor grado de descentralización como consecuencia del traspaso de competencias a las Comunidades Autónomas. Partiendo de estas consideraciones, en este trabajo se realiza un recorrido por la evolución que ha experimentado la política de vivienda en España entre los años 1976 y 2001, para lo cual se divide este período de tiempo en cuatro etapas que abarcan, respectivamente, la transición democrática (1976-1981), los planes plurianuales de la década de los ochenta (1981-1987), el «boom inmobiliario» posterior (1987-1990) y el ciclo residencial del último decenio (1991-2001). Del análisis de todas ellas se derivan una serie de conclusiones que se recogen en el apartado final. Palabras clave: mercado inmobiliario, política de la vivienda, viviendas sociales, España. Clasificación JEL: I38, R31. 1. Introducción La intervención pública en los distintos ámbitos de la actividad económica suele justificarse habitualmente utilizando tres tipos de argumentos: fomento de la eficiencia, incremento del grado de equidad en la distribución de la renta y atenuación de los ciclos económicos * Departamento de Economía Aplicada. Universidad de Oviedo (Samuelson y Nordhaus, 1999, páginas 34-38). Desde este punto de vista, la mercancía vivienda y el mercado en el que se realizan las distintas transacciones en torno a la misma poseen una serie de características que permiten justificar la intervención pública en este ámbito tomando como referencia cualquiera de ellos. Así, la vivienda es considerada habitualmente como un bien preferente, es decir, esencial para el desarrollo de una vida digna (Albi et al., 2000, página 317), por lo que facilitar el acceso a la misma a las familias con menores ingre- TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 ICE 145 ALFONSO FERNÁNDEZ CARBAJAL sos contribuye a reducir las desigualdades existentes. Por otra parte, cuando se analiza el funcionamiento del mercado inmobiliario suele plantearse la posible existencia de algunos fallos que hacen que su funcionamiento se aleje del modelo de mercado perfectamente competitivo —el ideal desde el punto de vista económico—, entre los que se puede citar a modo de ejemplo los efectos externos que el estado de conservación de la vivienda genera sobre las que la circundan —positivos si está rehabilitada y negativos si está degradada—. Finalmente, hay que tener en cuenta que la construcción residencial, como conjunto de actividades cuyo objetivo básico es la producción y conservación de este tipo de bienes, constituye un sector clave en la economía de cualquier país por su capacidad para generar empleo y por los efectos de arrastre que tiene sobre otras muchas actividades económicas, lo que hace que a menudo sea utilizado como instrumento de política anticíclica en momentos de recesión económica. Todo lo anterior trae como consecuencia que la intervención pública en materia de vivienda —en definitiva, la política de vivienda— persiga tres tipos de objetivos —sociales, urbanísticos y macroeconómicos (Leal, 1992, páginas 18-23)— cuya consecución simultánea no es nada fácil, dado que se requieren medidas diferentes para el logro de cada uno de ellos. Especialmente complicado resulta compatibilizar los objetivos sociales con los macroeconómicos, dado que los primeros suelen requerir la adopción de medidas de carácter selectivo —de cara a garantizar que sean los estratos de población con menores ingresos los beneficiarios de las ayudas— en tanto que el logro del segundo tipo de objetivos, en la medida en que buscan incentivar la actividad del sector, suele traducirse en medidas de carácter más indiscriminado, dirigidas a todos aquellos agentes con interés en desarrollar un determinado tipo de operación relacionada con el mismo —construcción o compra, por ejemplo—. Teniendo en cuenta todas estas consideraciones, el presente trabajo trata de ofrecer una visión panorámica —y, por tanto, necesariamente resumida— de la evolu- 146 ICE TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 ción que ha experimentado la política de vivienda en nuestro país a lo largo de los últimos 25 años y entendida ésta en sentido amplio, es decir, tomando en consideración no sólo aquellas medidas que tienen su reflejo en los presupuestos de las administraciones públicas —los subsidios que, de forma directa o por vía fiscal, se conceden para facilitar la construcción de viviendas o el acceso a las mismas—, sino también aquellas normas establecidas por la administración que, aún sin tener contenido presupuestario, regulan el funcionamiento bien del mercado de la vivienda directamente o el de otros íntimamente relacionados con él —por ejemplo, las relacionadas con el control de los alquileres, la ordenación urbana ó el mercado hipotecario—1. La fecha elegida como punto de partida no es en absoluto casual como puede entenderse fácilmente, dado que el año 1976 es el punto de partida que llevará a la instauración de un régimen democrático en nuestro país. No obstante, para entender y valorar correctamente la evolución de la política de vivienda a partir de esa fecha es necesario tener en cuenta la desarrollada en el período precedente, de cara a comprender la importancia de los cambios que progresivamente se van introduciendo en la misma. Esta circunstancia es la que nos obliga a referirnos, siquiera sea brevemente, a la política de vivienda de la etapa franquista. 2. Los antecedentes: la política de vivienda durante el franquismo Finalizada la Guerra Civil, el patrimonio inmobiliario español se encuentra en una situación de grave deterioro. Las numerosas destrucciones de inmuebles que se produjeron, unidas a la prácticamente nula actividad constructora desarrollada durante los años de contienda, van a agravar notablemente el ya crónico déficit de 1 Un análisis más detallado en relación con los objetivos e instrumentos de las políticas públicas de vivienda puede verse en JAÉN y MOLINA (1993, páginas 103-114) y FERNÁNDEZ CARBAJAL (2000, páginas 83-92). VEINTICINCO AÑOS DE POLÍTICA DE VIVIENDA EN ESPAÑA (1976-2001) viviendas que se arrastraba en nuestro país desde hacía tiempo, lo que va a hacer necesario acometer, a partir de 1939, un gran esfuerzo constructor cuya coordinación y planificación va a ser encomendada al Instituto Nacional de la Vivienda (INV), creado precisamente poco después de terminada la contienda (Ley de 19 de abril de 1939). El logro de este objetivo condicionará de manera clara la política de vivienda desarrollada durante toda esta etapa. Durante los primeros años de la posguerra, sin embargo, el contexto económico autárquico en el que se desenvuelve nuestro país no va a permitir que dicho esfuerzo pueda materializarse con la intensidad requerida, dada la importante escasez de algunos materiales de construcción y las dificultades que para su importación se presentaban2. El progresivo abandono de este modelo en favor de otro más abierto al exterior durante los años cincuenta y, sobre todo, sesenta —una vez aprobado el Plan de Estabilización y Liberalización de 1959— a la vez que impulsa el crecimiento y desarrollo económico español va a permitir superar los problemas anteriores lo que, unido al mejor conocimiento del problema de la vivienda que van a permitir los Censos de 1950 y 1960, mueve al Gobierno a intervenir de una manera más activa en esta materia. Concretamente, el marco de actuación en materia de política de vivienda va a quedar definido por los siguientes rasgos: · En primer lugar, se establece un sistema de ayudas o subsidios a la vivienda que —en el marco de planes plurianuales— busca, ante todo, incentivar la construcción de las mismas dejando en un segundo plano las características socioeconómicas de sus destinatarios, de tal forma que la mayor parte de dichas viviendas podían ser objeto de compra o alquiler por cualquier familia independientemente de su nivel de ingresos. Esta cir- 2 Para un análisis más detallado de la política de vivienda desarrollada durante la década de los cuarenta y cincuenta véase COTORRUELO (1960). cunstancia va a ser aprovechada por promotores y constructores para atender prioritariamente las necesidades de vivienda de los estratos de población con mayores ingresos, lo que va a provocar que al finalizar este período persista un claro déficit de viviendas destinadas a proveer de alojamiento a las familias con menores niveles de renta —fundamentalmente viviendas públicas (Cuadro 1)—. La satisfacción de este último segmento de la demanda se convierte, por tanto, en una asignatura pendiente que tendrá que ser abordada a partir de 1975. · En materia urbanística hay que señalar que pese a la aprobación, en 1956, de la Ley sobre régimen del Suelo y Ordenación Urbana, van a persistir durante este período problemas importantes, entre los que hay que destacar el importante grado de anarquía que caracteriza el intenso proceso de urbanización llevado a cabo y las prácticas especulativas que se desarrollan al amparo de la buena coyuntura económica3. Se hace, por ello, inevitable la reforma de la normativa anterior, la cual se realiza mediante la Ley 19/1975. De su contenido, destaca el intento de establecer un control más exhaustivo del llamado suelo urbanizable programado —aquel que el plan general de ordenación urbana (PGOU) tiene reservado para absorber el crecimiento previsto de una ciudad o municipio— de cara a evitar, por una parte, que el volumen edificado sea excesivo y, por otra, que se produzcan retenciones de suelo, estableciéndose a este respecto plazos concretos para la urbanización del mismo. Pese a todo, esta reforma resulta incompleta entre otras razones porque la mayor parte de sus preceptos se refieren al suelo urbanizable, mientras que todo lo referente al suelo urbano queda en un segundo plano4. 3 Para un estudio más pormenorizado del desarrollo urbano de nuestro país en esta etapa puede consultarse TERÁN (1982). 4 Esto es debido a que cuando la Ley se elaboró —a principios de los años setenta— el país vivía aún inmerso en una etapa de crecimiento económico, por lo que el problema fundamental a resolver era cómo generar suelo suficiente para atender las necesidades derivadas de dicho crecimiento. TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 ICE 147 ALFONSO FERNÁNDEZ CARBAJAL CUADRO 1 CUADRO 2 VIVIENDAS PROGRAMADAS Y CONSTRUIDAS: PERÍODO 1961-1975 (En miles de viviendas) EVOLUCIÓN DEL PARQUE DE VIVIENDAS SEGÚN EL RÉGIMEN DE TENENCIA (En %) Total Período 1961-1975 Tipo de vivienda P C % Promoción privada . . . Promoción pública 1 . . 2.292,1 838,5 2.302,4 369,9 100,4 44,1 Libres . . . . . . . . . . . . . . 494,2 1.400,2 283,3 Totales . . . . . . . . . . . . . 3.624,9 4.072,6 112,4 Protegidas NOTAS: 1 En esta época recibían la denominación de «promoción oficial». Asimismo, y con el fin de facilitar las comparaciones entre objetivos y resultados, a partir de 1968 se incluyen en esta categoría todas las viviendas incluidas en el denominado «Grupo II», pese a que una parte de las mismas es de promoción privada. Claves: P: Programadas; C: Construidas; %: (C/P) ´ 100 (Grado de cumplimiento de los planes establecidos en este período). FUENTE: Elaboración propia a partir de: Plan Nacional de Vivienda 1961-1976. Planes de Desarrollo Económico y Social 1968-1971 y 1972-1975. INV, memoria de actividades, varios años. · En materia de alquileres hay que destacar la existencia de una legislación claramente favorable al inquilino frente al arrendador, como lo prueban: i) el derecho a prórroga forzosa a favor del primero de ellos una vez finalizado el plazo de duración estipulado para el contrato y ii) las restricciones existentes a la hora de actualizar los alquileres, que en muchos casos llegan a suponer la congelación de los mismos. Estas y otras limitaciones adicionales van a provocar que este régimen de tenencia pierda gran parte de su atractivo, sesgando claramente el mercado inmobiliario a favor de la vivienda en propiedad y provocando, en consecuencia, un significativo descenso en el porcentaje que suponen las viviendas en alquiler sobre el total (Cuadro 2). · Finalmente, en lo que respecta a la financiación hay que destacar que el insuficiente grado de desarrollo del sistema financiero español se traduce en una clara escasez de recursos a largo plazo canalizados hacia este sector, sobre todo en el caso de las viviendas libres, 148 ICE TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 Censo Propiedad Alquiler Otros 1950 1960 19701 1981 1991 2001 45,9 51,9 63,4 73,1 78,3 82,0 51,3 41,3 30,1 20,8 15,2 11,5 2,8 6,8 6,5 6,1 6,5 6,5 NOTAS: 1 A partir de 1970 inclusive, los porcentajes se han calculado teniendo en cuenta sólo las viviendas principales. FUENTE: Elaboración propia a partir de INE, Censos de Población y Vivienda. obligando tanto a promotores y constructores como a adquirentes a un elevado esfuerzo de autofinanciación. Parte importante de la financiación ajena disponible procede de los coeficientes de inversión que obligan a las Cajas de Ahorro a destinar un porcentaje de los fondos que captan a financiar la construcción y adquisición de viviendas (Santillana, 1980, páginas 836-837). 3. Crisis económica y transición democrática (1976-1981): la configuración de una nueva política de vivienda La importante expansión del sector inmobiliario que se produce durante los años sesenta y primeros setenta al amparo de la buena coyuntura económica general llega a su fin al cambiar esta última de signo y desencadenarse una profunda crisis que va a tener su reflejo, lógicamente, en el mercado inmobiliario. En éste, la recesión económica va a producir una importante disminución de la demanda que coincide en el tiempo con la salida al mercado de numerosas viviendas iniciadas en la fase expansiva anterior, lo que va a provocar situaciones de claro exceso de oferta —sobre todo en el mercado de la vivienda libre— que se traducen en la aparición de un importante stock de VEINTICINCO AÑOS DE POLÍTICA DE VIVIENDA EN ESPAÑA (1976-2001) viviendas sin vender y, consecuentemente, en una paralización de las nuevas promociones. El resultado no puede ser otro que una notable caída de los niveles de actividad del sector, claramente perceptible desde 1978 (Cuadro 3). Esta profunda crisis va a traer como consecuencia el desarrollo de una política de vivienda en la que van a estar muy presentes objetivos de tipo macroeconómico o coyuntural, de cara a estimular la actividad del subsector para incentivar la actividad económica general —teniendo en cuenta los ya citados efectos de arrastre que tiene sobre otras actividades económicas— y reducir los crecientes niveles de desempleo. Sin embargo, hay que destacar también que durante esta etapa, en la que se produce la transición de nuestro país hacia un nuevo régimen democrático, comienzan a tomarse en cierta consideración las características socioeconómicas de los adquirentes o usuarios de las viviendas a la hora de conceder las ayudas. Así ocurre, por ejemplo, en el llamado «Programa de Viviendas Sociales» (Real Decreto 12/1976) y en la nueva normativa que, sobre viviendas protegidas, se recoge en el Real Decreto-Ley 31/1978 sobre Viviendas de Protección Oficial (VPO). Esta última, que se va a convertir en un referente importante de toda la normativa posterior, presenta, entre otras, dos novedades importantes: — Establece un sistema de ayudas más orientado hacia la demanda que el vigente en la etapa franquista, es decir, se trata de un sistema destinado a financiar fundamentalmente la adquisición o el acceso a la vivienda a diferencia del anterior, que tenía como objetivo financiar fundamentalmente la promoción y construcción de las mismas —es decir, la oferta—. — Aunque el derecho a la obtención de ayudas en forma de financiación privilegiada —a bajo tipo de interés— queda condicionado básicamente a que la vivienda en cuestión cumpla determinados criterios que permitan su calificación como vivienda de protección oficial5, en cuyo caso puede 5 En concreto que su superficie útil máxima no supere los 90 metros cuadrados, su precio por metro cuadrado no supere un determinado nivel —o módulo— y que se destine a vivienda habitual. accederse a ella independientemente del nivel de ingresos que se posea, se establece con carácter complementario una ayuda específica —en forma de préstamos complementarios o ayudas al alquiler en caso de arrendamiento— para aquellas familias cuyos ingresos no superen en 2,5 veces el salario mínimo interprofesional (SMI) y que recibe el nombre de «ayuda económica personal». Se trata, por tanto, de un sistema en el que empiezan a vislumbrarse objetivos de carácter social, al tomarse en cierta consideración las características socioeconómicas de las familias. La segunda novedad importante de este período se deriva de la reforma fiscal iniciada en nuestro país a partir de 1977 y con la que se busca implantar un sistema impositivo moderno. A este respecto, hay que destacar de manera muy especial el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), creado por Ley 44/1978. En lo que a vivienda se refiere, se establecen en el mismo dos tipos de deducciones que van a adquirir una notable importancia dentro del conjunto de instrumentos que conforman la política de vivienda (González-Páramo y Onrubia, 1992, páginas 200-201): — Deducción en la base imponible de los intereses de los capitales ajenos (préstamos) invertidos en la compra de viviendas. — Deducción en la cuota íntegra del 15 por 100 de las cantidades anuales invertidas en la adquisición de vivienda que constituya o vaya a constituir residencia habitual del contribuyente. Como se puede observar, este tipo de ayudas son escasamente selectivas, dado que la simple adquisición de la vivienda ya da derecho a la deducción, por lo que cualquier contribuyente puede beneficiarse de ellas independientemente de su situación socioeconómica. Esto hace que predomine en ellas objetivos de carácter macroeconómico o coyuntural, característica que se va ver acentuada a partir de 1985, cuando se elimine el requisito de «domicilio habitual del contribuyente» para tener derecho a la deducción en la cuota íntegra6. Ade- 6 A partir de esa fecha, las deducciones citadas anteriormente se aplican también en el caso de rehabilitación de vivienda. TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 ICE 149 ALFONSO FERNÁNDEZ CARBAJAL CUADRO 3 VIVIENDAS INICIADAS: DETALLE POR TIPO DE VIVIENDA, SERIE HISTÓRICA 1975-2001 (En miles de viviendas) Viviendas protegidas1 Año 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 Viviendas libres Total Rehabilitaciones financiadas2 (4) (5) (6) = (1) a (5) (7) 28,6 33,9 4,8 8,5 18,9 26,6 30,6 19,4 29,2 14,0 29,0 13,3 10,2 9,8 9,3 13,3 8,3 9,6 7,8 11,3 4,8 2,9 4,5 4,1 2,3 2,0 1,9 136,2 139,9 224,0 170,1 129,3 118,7 103,0 91,0 91,8 79,8 80,5 92,2 151,3 194,1 228,8 190,8 160,6 160,6 143,2 179,6 234,6 224,3 258,3 351,4 453,1 487,8 475,1 332,5 347,3 368,7 314,5 255,9 250,3 241,1 218,0 226,9 202,1 222,7 214,8 252,9 269,5 283,3 239,7 204,5 207,9 197,4 234,6 302,3 287,2 323,2 407,9 510,8 533,6 523,8 – – – – – – – – – 23,7 36,1 56,1 46,1 30,5 42,9 44,0 29,8 32,5 31,2 42,7 38,4 38,2 43,3 36,1 51,5 62,4 80,8 Normativa estatal Régimen especial Normativa autonómica Promoción pública (1) (2) (3) 11,6 13,3 12,9 167,7 173,4 140,0 135,9 107,7 104,9 107,6 107,6 105,8 108,3 113,2 109,3 91,3 64,0 43,2 33,1 33,0 33,3 38,3 33,2 44,3 41,5 40,0 40,2 34,2 23,5 26,3 1,5 2,1 2,5 2,5 4,4 8,1 10,5 18,7 18,5 20,4 12,3 9,6 7,1 7,6 NOTAS: 1 Hasta 1998 recibían el nombre de Viviendas de Protección Oficial (VPO). 2 Rehabilitaciones acogidas a protección, en número de viviendas. Hasta 1995 se incluyen, además de las rehabilitaciones del patrimonio privado financiadas, las del patrimonio público iniciadas cada año. FUENTE: Dirección General de Vivienda y Arquitectura, Ministerio de Fomento. más, no son neutrales respecto a la forma de tenencia, ya que incentivan el acceso a la vivienda en propiedad frente al alquiler. Finalmente, en materia financiera hay que destacar la aprobación de la Ley 2/81 de Regulación del Mercado Hi- 150 ICE TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 potecario, con la que se pretende solucionar uno de los problemas fundamentales que afectaban al mercado inmobiliario en al etapa anterior: la escasez de recursos financieros comprometidos a medio y largo plazo. Para tratar de incrementarlos, la ley establece la creación de unos VEINTICINCO AÑOS DE POLÍTICA DE VIVIENDA EN ESPAÑA (1976-2001) activos financieros —títulos hipotecarios: las cédulas, los bonos y las participaciones— con el fin de que las entidades financieras autorizadas a emitirlos puedan conseguir los fondos que cuantitativa y cualitativamente necesitan. Además, facilita su liquidez a través de diversos mecanismos, tales como la Bolsa, los Fondos de Regulación y la autocartera permitida a las propias entidades emisoras (Góngora, 1988, páginas 38-39) lo que, unido a las ventajas fiscales de las que van a disfrutar en los primeros años de aplicación de la Ley, confiere a estos activos unas características ciertamente atractivas. 4. La reacción contra la crisis: los planes trienal (1981-83) y cuatrienal (1984-87) Pese a las novedades y aspectos positivos que supone la nueva legislación sobre viviendas protegidas aprobada en 1978 y a la que nos hemos referido anteriormente, su aplicación va a verse notablemente dificultada por la escasez de recursos financieros derivada del proceso de liberalización del sistema financiero español iniciado a mediados de los setenta, y que va a implicar, entre otras cosas, la progresiva reducción de los coeficientes obligatorios existentes, entre ellos el destinado a financiar las actuaciones en materia de vivienda (Torrero, 1984, páginas 283-286). Esta situación mueve al Gobierno a reaccionar elaborando, dentro del marco establecido por la legislación sobre VPO de 1978, planes plurianuales de vivienda en los que aparecen recogidos, por un lado, los objetivos cuantitativos que se desean alcanzar y, por otro, los recursos financieros necesarios para ello. Especial relevancia tienen a este respecto las medidas introducidas para tratar de garantizar una adecuada financiación a este tipo de viviendas, la cual va a apoyarse en dos pilares básicos: · Establecimiento de convenios entre la Administración y las entidades financieras, al objeto de lograr que dichas entidades aporten un volumen de recursos financieros suficiente y a un tipo de interés sensiblemente inferior al de mercado para financiar la construcción y adquisición de VPO. En ellos, las cajas de ahorro jugarán un papel fundamental como oferentes de fondos para financiar las actuaciones en materia de vivienda protegida7 (Cuadro 4). · Aplicación de subsidiaciones de tipos de interés, consistentes en una reducción adicional del tipo de interés del préstamo, de tal forma que el finalmente abonado por el adquirente sea inferior al de convenio, es decir, al acordado entre la Administración y las entidades financieras. Los recursos necesarios para financiar dicha subsidiación proceden de los Presupuestos Generales del Estado. Estos dos instrumentos (convenios y subsidiaciones) van a estar muy presentes en el desarrollo de los planes de vivienda vigentes en el período 1981-1987: el Plan Trienal (1981-1983) y el Cuatrienal (1984-1987). No obstante, ambos presentan algunos rasgos específicos que conviene resaltar. En el Plan Trienal (Real Decreto 2455/1980) se fijó como objetivo cuantitativo la construcción de 571.000 VPO para el período 1981-83 divididas en promoción privada —481.000— y promoción pública —90.000—. Además, la profunda crisis que afectaba al sector motivó que se produjese un progresivo reforzamiento de los objetivos coyunturales a lo largo de su vigencia (Carreras, 1984, página 320), de tal forma que las ayudas se van a extender —bajo determinadas condiciones— a las viviendas libres, en un intento de frenar la fuerte caída que se estaba produciendo en aquellos momentos en la construcción de este tipo de viviendas. También se observan durante su vigencia intentos de diversificar las actuaciones protegibles introduciendo la figura de la rehabilitación de viviendas en el Plan (Real Decreto 375/1982), aunque los resultados en esta materia fueron más bien escasos. Por su parte, en el Plan Cuatrienal (Reales Decretos 2329 y 3280/1983), elaborado con una importante aportación de estudios de base8 (Carreras, 1984, pági- 7 Véase a este respecto la explicación dada por Julio Rodríguez y recogida en VV.AA. (1990, página 144). 8 Hay que señalar a este respecto que, previamente a su aprobación, se elaboraron diversos estudios con el fin de fijar los objetivos a cumplir TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 ICE 151 ALFONSO FERNÁNDEZ CARBAJAL CUADRO 4 FINANCIACIÓN DE ACTUACIONES DE POLÍTICA DE VIVIENDA CONCESIONES DE CRÉDITO: DETALLE POR INSTITUCIONES, SERIE HISTÓRICA 1981-2001 (En miles de millones de pesetas) Planes1 Banca Cajas de Ahorro y Rurales2 Crédito Oficial (BHE)3 Total Plan 1981-83 Plan 1984-87 1988. . . . . 1989. . . . . 1990. . . . . 1991. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227,7 139,5 10,2 3,4 1,3 20,7 414,0 1.032,5 208,1 99,4 82,3 111,3 270,7 398,0 95,1 87,9 105,0 107,9 912,5 1.583,2 313,4 190,8 188,5 239,9 Plan 1992-95 1992. . . . . 1993. . . . . 1994. . . . . 1995. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 266,1 30,8 58,4 65,3 111,6 1.853,9 281,0 456,0 520,3 596,6 652,9 109,8 183,3 146,7 213,1 2.772,8 421,6 697,6 732,3 921,3 Plan 1996-97 . . . . . . . . 1996. . . . . . . . . . . . . 1997. . . . . . . . . . . . . 247,7 115,4 132,3 999,9 579,2 420,7 353,4 194,2 159,2 1.601,1 888,8 712,3 Plan 1998-2001 1998. . . . . . . 1999. . . . . . . 2000. . . . . . . 2001. . . . . . . 638,8 214,5 166,6 106,9 150,8 1.282,7 356,4 338,1 256,1 332,1 68,4 7,8 25,3 16,9 18,4 1.989,8 578,8 529,9 379,8 501,3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . NOTAS: 1 Para el período 1988-1991 no se aprueba ningún plan plurianual de vivienda, fijándose únicamente objetivos anuales. 2 Hasta 1990 incluye los créditos concedidos por la Caja Postal. A partir de esa fecha, y como consecuencia de la transformación de esta entidad en banco previa a su integración en el grupo Argentaria, sus créditos se incluyen en los de la banca. 3 Hasta 1997 incluye los créditos concedidos por el Banco Hipotecario de España (BHE). A partir de esa fecha, y como consecuencia de la fusión de esta entidad con otras del grupo Argentaria, sus créditos pasan a incluirse en los de la banca, recogiéndose en esta columna sólo los datos relativos al Instituto de Crédito Oficial (ICO). FUENTE: Elaboración propia a partir de: Dir. Gral. Vivienda y Arquitectura, Ministerio de Fomento. Banco Hipotecario de España, Memoria Anual, 1990. na 331), se cifra como objetivo la construcción de 150.000 VPO al año (120.000 de promoción privada y 30.000 de promoción pública) y —como novedad importante— la rehabilitación anual de 20.000 viviendas. Pero, sin duda, el aspecto de mayor relevancia hay que buscarlo en los cambios que experimentan los subsidios establecidos, y que dan paso a un sistema de ayudas directas más personalizado. En primer lugar, la y los instrumentos a utilizar en materia de política de vivienda, recogiéndose las conclusiones en un documento conocido popularmente como «libro amarillo». 152 ICE TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 subsidiación de intereses se va a estratificar en función del nivel de ingresos de los adquirentes, siendo mayor cuanto menor sea éste. Además, va a ser más intensa en los primeros años del período de amortización, disminuyendo paulatinamente después. En segundo lugar, se introduce un sistema de subvenciones personales a fondo perdido para aquellas familias cuyos ingresos no superen en 3,5 veces el SMI, y que se establecen en forma de una cantidad fija cuya cuantía también se estratifica en este caso en función del número de miembros de la familia (García y Mas, 2000, página 209). VEINTICINCO AÑOS DE POLÍTICA DE VIVIENDA EN ESPAÑA (1976-2001) En lo referente a los resultados obtenidos con estos planes, podemos decir que son bastante aceptables, alcanzándose un grado de cumplimiento en relación a los objetivos previstos en torno al 90 por 100 en el Plan Trienal y al 85 por 100 en el Cuatrienal (Guillén et al., 1988, páginas 33 y 43). No obstante, en lo que se refiere a este último se perciben algunos problemas. Así, al iniciarse a mediados de la década de los ochenta un nuevo ciclo expansivo en la economía española la oferta comienza a reestructurarse —sobre todo a partir de 1987— a favor de la vivienda libre, dado que al no estar sometidas a las restricciones de las protegidas —en lo referente al precio máximo, por ejemplo— permiten a promotores y constructores aprovechar mejor las oportunidades de negocio generadas por las favorables expectativas económicas. En segundo lugar, hay que destacar el bajo grado de cumplimiento de los objetivos en materia de Vivienda de Promoción Pública, y cuyas causas están ligadas, según diversos autores, a problemas derivados del traspaso de competencias en materia de vivienda a las Comunidades Autónomas. En este sentido, cabe citar la insuficiente dotación financiera de las mismas (Rafols, 1988, páginas 43-46) y el desvío, por parte de dichas Comunidades, de parte de los fondos transferidos y en principio destinados a vivienda hacia otro tipo de inversiones (Guillén et al., 1988, páginas 40-41). 5. El «boom inmobiliario» de la segunda mitad de los ochenta (1987-90): las limitaciones de la política de vivienda Como ya se ha comentado anteriormente, a mediados de la década de los ochenta el ciclo económico español experimenta un importante cambio de tendencia iniciándose, tras un largo decenio de crisis, una etapa de recuperación. En este contexto, hay que señalar que en el mercado inmobiliario se producen dos hechos destacados: por un lado, un fuerte incremento en la demanda de viviendas y oficinas —derivada de unas expectativas económicas más favorables y de una mejora en las condiciones de los préstamos hipotecarios9— y, por otro, un reforzamiento de la ya tradicional inelasticidad de la oferta —debido a la escasez de suelo disponible—. El resultado no podía ser otro que la aparición de un exceso de demanda de tal magnitud que va a provocar una escalada sin precedentes en los precios. Estamos, por tanto, ante un claro ejemplo de «boom inmobiliario» (Rafols, 1989, página 90). El sistema de ayudas a la vivienda protegida en el contexto del boom inmobiliario Coincidiendo con esta nueva etapa expansiva en la economía española, hay que destacar las sensibles modificaciones que se introducen en la política de vivienda protegida a partir de 1988, recogidas en el Real Decreto 1494/1987. Entre las más significativas se pueden citar las siguientes: · En primer lugar, el sistema de ayudas no va a instrumentarse a través de planes plurianuales de vivienda, sino que van a establecerse cupos anuales de actuaciones a financiar y de recursos disponibles para ello. · Por otra parte, superada la crisis económica y habiéndose constatado que el mercado inmobiliario presentaba un fuerte dinamismo, la Administración va a tratar de centrar las ayudas en los adquirentes con menores ingresos. Así, aunque se elimina la estratificación de las subsidiaciones establecida en el Plan Cuatrienal, se restringe el acceso a las mismas a aquellas familias cuyos ingresos familiares ponderados (IFP) no sobrepasen en 2,5 veces el SMI, y siempre que se cumplan los requisitos habituales que se le vienen exigiendo respecto a las características de la vivienda. Precisamente, la nueva figura de los IFP tiene también un objetivo clara- 9 Mejora motivada no sólo por los efectos de la anteriormente citada Ley de Regulación del Mercado Hipotecario, sino por factores tales como el control de la inflación, la irrupción de la banca como oferente de fondos en el mercado inmobiliario —ambos favorecen la disminución de los tipos de interés— y la introducción del crédito a tipo de interés variable —que, a su vez, favorece la ampliación de los plazos de amortización— (LEVENFELD, 1988, página 102). TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 ICE 153 ALFONSO FERNÁNDEZ CARBAJAL mente personalizador, ya que para su cálculo se tienen en cuenta, además de los ingresos, otras circunstancias familiares tales como número de miembros que la componen, número de perceptores de ingresos y lugar de residencia. · Finalmente, hay que destacar que la nueva normativa establece dos nuevos regímenes para VPO: i) Régimen especial —dirigido a las actuaciones llevadas a cabo por promotores públicos para familias con IFP inferiores a 2 veces el SMI10— y ii) Régimen general —el resto—. Pese a todas estas novedades, van a ser otros los factores que condicionen —negativamente— el desarrollo de esta política en el período que estamos analizando: la falta de financiación suficiente —por el escaso interés de las entidades financieras en comprometer recursos en esta materia11 y por el deseo de la Administración de no incrementar la carga que aún suponían en este sentido los planes anteriores (Paniagua, 1990, página 283)—, el excesivo precio que en un contexto de «boom inmobiliario» alcanza un input fundamental como es el suelo —que dificulta la construcción de viviendas cuyo precio por metro cuadrado no supere los límites establecidos para ser consideradas VPO—, y la falta de colaboración entre la Administración del Estado y la de las Comunidades Autónomas —debido a la existencia de conflictos de competencias entre ambos niveles de gobierno—. Todo ello va a traer como consecuencia que los resultados en cuanto a número de viviendas financiadas sea bastante escaso, incrementándose por ello de forma notable las dificultades de acceso a la vivienda de los segmentos de población con más bajos ingresos. Este problema se agrava aún más al afectar incluso a los que poseen ingresos de nivel medio, que se 10 Este régimen no sustituye sino que, en principio, viene a complementar la tradicional promoción pública de viviendas, que a partir de ahora es competencia de las Comunidades Autónomas al igual que la gestión de los planes estatales de vivienda en sus respectivos territorios. 11 Entre otras razones al ofrecer el favorable contexto económico oportunidades de negocio más rentables 154 ICE TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 encuentran prácticamente fuera del mercado al no poder acceder a una vivienda libre por sus elevados precios ni tampoco a una de protección oficial por su escasez ya citada y, además, porque una parte de ellas se destinan a adquirentes cuyos niveles de IFP no superan en 2,5 veces el SMI —que son los destinatarios de ayudas estatales directas en forma de subvenciones y subsidiaciones—, límite que ellos superan. Si el acceso a una vivienda en régimen de propiedad resulta difícil, la situación no es mucho mejor en el caso de optar por una vivienda en alquiler. El contexto en el que se desenvuelve este segmento del mercado se va a ver afectado por la liberalización que se produce en el mismo a raíz de la aprobación del Real Decreto-Ley 2/1985, más conocido como Decreto Boyer. Entre otros aspectos, esta norma modifica la legislación sobre arrendamientos urbanos vigente hasta entonces —la de 1964— eliminando, para los contratos posteriores a su fecha de aprobación, la prórroga forzosa que hasta entonces disfrutaba el inquilino y estableciendo en un año la duración mínima del contrato. Aunque estas medidas se aprueban al objeto de fomentar la oferta de este tipo de viviendas la realidad muestra que sus efectos no fueron los deseados, dado que no ha impedido que continúe el descenso del porcentaje que suponen respecto al stock total (Cuadro 2) y, en consecuencia, tampoco ha contribuido a abaratar el precio de los alquileres. La reacción de la Administración ante la espiral inflacionista La situación generada, que alcanza gran repercusión en los medios de comunicación y se convierte en una de las principales preocupaciones de los ciudadanos, mueve al Gobierno a modificar parcialmente distintos aspectos relacionados con la política de vivienda. Los cambios introducidos afectan, en primer lugar, al sistema vigente de ayudas a la vivienda protegida y van en dos direcciones (Real Decreto 224/1989): · Ampliar aún más las actuaciones protegibles (siguiendo la tendencia ya iniciada a principios de la déca- VEINTICINCO AÑOS DE POLÍTICA DE VIVIENDA EN ESPAÑA (1976-2001) da), incluyéndose entre las mismas i) la adquisición de vivienda usada —aunque bajo ciertas condiciones referidas a antigüedad mínima, superficie y precio máximo de la vivienda y niveles de ingresos de los adquirentes—, en un intento de ofrecer una alternativa de acceso a la vivienda dada la escasez de VPO que se construyen y ii) la adquisición de suelo para su inmediata urbanización o de suelo ya urbanizado cuyo destino sea la construcción de VPO, dado que la escasez y consecuente carestía de este input era uno de los principales obstáculos que se oponían a la construcción de viviendas protegidas. · Restringir aún más la posibilidad de acceso a financiación cualificada, de tal forma que, a partir de ahora, para poder tener acceso a la misma a tipo de interés de convenio —es decir, sin subsidios— no basta con que la vivienda en cuestión cumpla los requisitos exigidos para ser catalogada VPO. Será necesario además que los IFP de los adquirentes no superen un determinado límite —5 veces el SMI es el establecido en esta normativa—. No obstante, pese al establecimiento de estas medidas los resultados van a continuar siendo poco llamativos, al no solventarse el problema de la escasez de recursos financieros. Por otra parte, hay que tener en cuenta que los problemas que afectan al segmento de viviendas protegidas se derivan, en buena medida, de la situación en la que se encuentra el mercado libre. En éste, la presión ejercida sobre todo por la llamada demanda especulativa —la que busca básicamente conseguir rentabilidad de la inversión realizada— interacciona con una oferta que incrementa notablemente su inelasticidad debido a la escasez de suelo, provocando un alza espectacular en los precios que tiende, a su vez, a reforzar ese componente especulativo. Para tratar de desactivarlo, la Administración va a adoptar una serie de medidas con incidencia directa en este mercado tanto por el lado de la demanda —eliminando, por ejemplo, la deducción fiscal en el IRPF por adquisición de segundas residencias (Real Decreto-Ley 7/1989)— como de la oferta —refor- mando la normativa sobre suelo y ordenación urbana vigente (mediante la Ley 8/1990) para, entre otros objetivos, favorecer el cumplimiento de los plazos para edificar establecidos en los PGOU e incrementar el grado de participación pública en el suelo urbano12 (Leal, 1992, páginas 66-69)—. Sin embargo, pese a todas las medidas anteriores, será el cambio en el ciclo económico general que se produce a principios de los noventa el principal factor que contribuye a poner fin a esta situación. Los negativos efectos que la nueva etapa de recesión económica tiene sobre la demanda de viviendas, en unos momentos en los que se produce la salida al mercado de un buen número de inmuebles iniciados cuando la coyuntura era aún favorable, provocan la aparición de situaciones de exceso de oferta y con ello la ruptura de la espiral inflacionista que se estaba produciendo en este mercado. El «boom inmobiliario» tocaba, pues, a su fin. 6. Ciclo inmobiliario y política de vivienda en el decenio 1991-2001 Los indicios de recesión económica que se vislumbran a principios de los noventa van a confirmarse plenamente durante la primera mitad de esta década. Como ya viene siendo habitual, esta nueva etapa de crisis va a afectar con especial intensidad al sector de la construcción, dada su tendencia a amplificar las oscilaciones cíclicas que se producen en la coyuntura económica general del país (Taltavull, 2000, página 149). Concretamente, y centrándonos en el mercado inmobiliario, el rasgo que mejor lo va a caracterizar va a ser su dualidad, existiendo un exceso de oferta de viviendas libres con precios elevados y un exceso de demanda para viviendas de precio coherente con los ingresos familiares medios españoles (Rodríguez, 1992, página 317). 12 Algo difícil hasta entonces, dado que la Ley de 1975 centra fundamentalmente su atención en el suelo urbanizable, como ya se ha explicado antes. TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 ICE 155 ALFONSO FERNÁNDEZ CARBAJAL El Plan Nacional de Vivienda 1992-1995 Dada la gravedad del problema social planteado en la etapa anterior y la incapacidad demostrada por la política de vivienda vigente para solucionarlo, el Gobierno decide poner en marcha un nuevo paquete de medidas para tratar de corregir esta situación. Dichas medidas van a aparecer recogidas en una Declaración que, sobre política de vivienda, va a realizar el propio Gobierno el 10 de mayo de 1991. En ella, se establece que el objetivo básico de ésta ha de ser facilitar el acceso a la vivienda a quien no puede obtenerla, para lo cual se anuncia la adopción de una serie de medidas, entre las que hay que destacar la elaboración de un Plan de Vivienda para el período 1992-95, con el objetivo de financiar la promoción o adquisición de 460.000 viviendas13. Esta decisión gubernamental supone la vuelta al sistema de planificación plurianual en materia de vivienda, poniéndose fin al criticado sistema vigente en el cuatrieno anterior, basado en el establecimiento de objetivos anuales (VV.AA., 1990). Lo primero que hay que destacar en este nuevo Plan es la mayor sintonía que se observa entre las distintas administraciones con competencias en la materia, como lo prueba en hecho de que todas las Comunidades Autónomas14 firmen un convenio con el entonces Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) en el que se recoge el reparto entre todas ellas de las actuaciones protegibles financiadas con ayudas estatales. Respecto al tipo y características de las actuaciones protegibles, recogidas en los Reales Decretos 1668/91 y 1932/91, se incluyen bastantes novedades —algunas de las cuales permanecen hasta nuestros días—, entre las que cabe citar las siguientes15. 13 Para una lectura detallada de la citada declaración véase BANCO HIPOTECARIO DE ESPAÑA (1991, páginas 87-88). 14 A excepción del País Vasco y Navarra, por razón de su singular régimen fiscal. 15 Un análisis más pormenorizado de todo lo relativo a este Plan —estrategia, tipos de ayudas— puede verse en NARBONA (1992). 156 ICE TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 · Se crea la denominada vivienda a precio tasado (VPT), destinada a facilitar la adquisición de viviendas, sean éstas nuevas o usadas, siempre y cuando su precio no supere determinados límites, superiores no obstante a los de las VPO. · Se refuerzan las ayudas para adquirentes por vez primera de vivienda. Para ello, se establece el llamado «Programa Primer Acceso», especialmente diseñado para los jóvenes. · Se intenta fomentar el ahorro previo de las familias que deseen acceder a una vivienda, de tal forma que aquellas que dispongan de una cuenta de ahorro-vivienda ven incrementada la subvención personal que reciben. · Finalmente, hay que destacar la inclusión en el sistema de ayudas de medidas específicas para fomentar la construcción de viviendas protegidas en régimen de alquiler mediante la concesión de subvenciones y subsidiaciones de intereses al promotor de las mismas, al objeto de frenar el ya comentado declive de esta modalidad de tenencia16. Además de las novedades que el nuevo Plan introduce desde el punto de vista cualitativo, hay que destacar también que, desde el punto de vista cuantitativo, la financiación comprometida en los convenios MOPT —entidades financieras— se incrementa de un modo sustancial. Esto se traduce en un mayor volumen de concesiones de crédito que permite corregir uno de los defectos fundamentales de la política de vivienda desarrollada en años anteriores: la escasez de recursos financieros (Cuadro 4). Esta mayor disponibilidad de fondos en unos momentos en los que la recesión económica comenzaba a afectar de forma muy negativa al mercado inmobiliario va a tener unos efectos claramente anticíclicos y dinamizadores para el mismo, de tal forma que su evolución se va a hacer claramente dependiente del sistema de 16 Para lo cual se van a adoptar también otras medidas, como la reforma de la legislación vigente sobre arrendamientos urbanos, a la que nos referiremos posteriormente. VEINTICINCO AÑOS DE POLÍTICA DE VIVIENDA EN ESPAÑA (1976-2001) ayudas públicas establecido, el cual va a dar cobertura a un número de viviendas equivalente a la mitad de las visadas por los Colegios de Arquitectos durante el período 1992-95 (Rodríguez, 1995, páginas 906-907). Esto supone que un porcentaje significativo de las viviendas que se van a construir y/o vender durante este período van a adoptar alguna de las modalidades que son objeto de protección, es decir, bien VPO o VPT, siendo esta última especialmente interesante para los promotores, ya que al permitir precios máximos de venta superiores a las de protección oficial será la fórmula utilizada para financiar parte de las viviendas libres, cuyos destinatarios no son, obviamente, los estratos de población con menores niveles de ingresos. Cabe intuir, por tanto, que en el Plan 1992-95 han estado muy presentes objetivos de tipo macroeconómico o coyuntural, basados en estimular la actividad del sector inmobiliario —facilitando la financiación del segmento libre— para utilizarlo como instrumento de política anticíclica en esta etapa de recesión económica, teniendo en cuenta sus ya citados efectos de arrastre y su capacidad para generar empleo. Los resultados globales muestran, en todo caso, un más que aceptable cumplimiento de los objetivos del Plan, financiándose —según datos de la propia Administración expresados en número de viviendas— un total de 597.481 actuaciones (el 117,7 por 100 del objetivo establecido), de las que 311.025 correspondieron a promoción y compra de VPO, 131.466 a VPT, 51.545 a rehabilitación y 103.445 a actuaciones en materia de suelo, alcanzándose unos porcentajes sobre los objetivos previstos de 122,2, 133,2, 110,6 y 96,1 por 100 respectivamente. del sistema de ayudas, siendo una de sus principales novedades el incremento de los precios máximos de venta para Madrid y Barcelona —de cara a facilitar que un mayor número de viviendas puedan recibir la calificación VPO en estas ciudades— (García y Mas, 2000, página 162). No obstante, este Plan no completa su vigencia, siendo sustituido por uno nuevo para el cuatrienio 1998-2001 (Real Decreto 1186/1998) que incluye como modificación de mayor relieve el cambio del tradicional sistema de subsidiación de intereses por uno nuevo en el que el subsidio se concede en forma de un determinado porcentaje de las cuotas de amortización —capital e intereses—, el cual viene motivado por la importante disminución experimentada por los tipos de interés de mercado en los años anteriores hasta situarse en niveles bastante reducidos17, lo que disminuye la utilidad de ese sistema. Dicho subsidio se incrementa en caso de tratarse del primer acceso o de que concurran determinadas circunstancias familiares, duplicándose durante un período que oscila entre 1 y 3 años (Alconchel y Antón, 1999, páginas 31-32). Por otra parte, hay que destacar que a partir de 1996 la economía española inicia una recuperación que se consolida claramente en los años siguientes, y que tiene entre sus principales características el importante ritmo de creación de empleo que se alcanza, más intenso que en otras etapas expansivas anteriores. Esta favorable coyuntura provoca un incremento de la demanda de viviendas y, sobre todo a partir de 1998, una importante escalada en los precios de las mismas, contexto que favorece un desplazamiento paulatino de la oferta de viviendas desde el segmento protegido al segmento libre18 (Rodríguez, 2000, página 866). La consecuencia lógica de todo ello es una disminución en el número de Los planes recientes La vuelta al esquema de planes plurianuales en materia de vivienda protegida establecido a partir de 1992 se ha mantenido hasta la actualidad. Así, el correspondiente al período 1996-1999 (Real Decreto 2190/1995) es muy similar al anterior en lo que respecta a la estructura 17 Debido a razones tales como la reducción de la tasa de inflación y del déficit público, de cara al cumplimiento de los criterios de convergencia para el acceso a la Unión Monetaria Europea 18 En este sentido, hay que destacar además que en los últimos años las cifras de viviendas libres que se están construyendo han alcanzado niveles tan elevados que cabe calificarlos de históricos (Cuadro 3). TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 ICE 157 ALFONSO FERNÁNDEZ CARBAJAL actuaciones protegibles financiadas, alcanzándose en el período 1998-2001 una cifra de 419.978 viviendas —inferior en un 29,7 por 100 a la del Plan 1992-1995 ya comentado—. En todo caso, hay que tener en cuenta que este fenómeno no es, en absoluto, novedoso: también se produjo durante la etapa del «boom inmobiliario» de la segunda mitad de los ochenta y, en general, vemos que tiende a producirse siempre que existan expectativas de revalorizaciones importantes en los precios inmobiliarios motivados, fundamentalmente, por fuertes aumentos en la demanda19. Cambios en el sistema de ayudas fiscales a la vivienda Dentro del componente presupuestario de la política de vivienda hay que mencionar también las novedades que se producen en el ámbito fiscal y que tienen una repercusión directa en el mercado inmobiliario. En este sentido, hay que destacar que la Ley 18/1991 de reforma global del IRPF introduce, en lo que a la vivienda se refiere, una deducción en la cuota íntegra del mismo del 15 por 100 de las cantidades satisfechas por alquiler de la vivienda habitual, lo que permite mejorar la neutralidad de este impuesto respecto a la forma de tenencia20, hasta entonces totalmente sesgado en favor de la vivienda en propiedad. Sin embargo, su eliminación en la posterior reforma de este impuesto (Ley 40/1998) hace que no se consolide esta mejora y se vuelva de nuevo a la situación anterior. Esta última norma citada incluye, por lo demás, una novedad importante: los intereses de los préstamos dejan de deducirse de la base imponible y pasan a deducirse de la cuota conjuntamente con el resto de las cantidades 19 «Esta nueva forma que adopta el subsidio se mantiene en el Plan de Vivienda 2002-2005 (Real Decreto 1/2002)». La razón es que se trata de un Plan que va a ser modificado en breve y además excede el período en el que se centra este artículo (1976-2001). 20 Ligeramente en todo caso, dado que la cuantía máxima que puede alcanzar dicha deducción es de sólo 75.000 pesetas anuales, ampliadas a 100.000 en 1995. 158 ICE TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 invertidas en la adquisición del inmueble, lo que puede considerarse positivo, ya que elimina en parte la regresividad del sistema anterior, en el que al deducirse los intereses de la base imponible lo hacían al tipo marginal del impuesto, lo que implicaba una ayuda fiscal cuya cuantía crecía con el nivel de renta de la unidad familiar21. Reformas y novedades en el marco regulador del mercado inmobiliario Los cambios que en materia de política de vivienda se introducen a lo largo de la década de los noventa afectan también con claridad a su componente más genuinamente regulador, lo que da a dicha política un carácter más «integral» en la medida en que se plantea la utilización de una gama de instrumentos más amplia para alcanzar los objetivos establecidos. Merecen destacarse a este respecto: — Las reformas en la legislación sobre suelo y ordenación urbana. — Las reformas en la legislación reguladora del mercado hipotecario. — La creación de las sociedades y fondos de inversión inmobiliaria. — La aprobación de una nueva Ley de Arrendamientos Urbanos. — La aprobación de la Ley de Ordenación de la Edificación. En relación con la ya comentada reforma, aprobada en 1990, de la Ley del Suelo hay que destacar que sus efectos han sido muy limitados al ser recurrida ante el Tribunal Constitucional por algunas Comunidades Autónomas, al entender que invadía sus competencias, y resolver dicho tribunal a favor de las mismas declarando inconstitucional más de la mitad de su articulado (Sentencia 61/1997). Esto ha supuesto que, en tanto en cuanto las Comunida- 21 Este nuevo sistema de deducción no ha experimentado cambios con la aprobación de la reciente reforma fiscal del IRPF (Ley 46/2002). VEINTICINCO AÑOS DE POLÍTICA DE VIVIENDA EN ESPAÑA (1976-2001) des Autónomas no aprobaran sus respectivas legislaciones en la materia en virtud de las competencias que les han sido otorgadas, volviese a ser de aplicación la Ley de 1975 en todo lo relacionado con los contenidos anulados por la citada sentencia. En este contexto, el Gobierno resultado de las elecciones generales de 1996 decidió aprobar una nueva Ley básica estatal sobre suelo —Ley 6/1998— que de nuevo volvió a ser recurrida, siendo en esta ocasión declarada constitucional a excepción de dos de sus artículos (Sentencia 164/2001). De su contenido hay que destacar de manera especial el intento de ampliar la oferta de suelo declarando, en principio, como urbanizable todo lo que previamente no haya sido declarado como no urbanizable —por razones de riqueza paisajística o natural, por ejemplo—. Un segundo grupo de reformas son las que afectan al mercado hipotecario, de cara a potenciarlo aún más para convertirlo en una vía importante de financiación del sector inmobiliario, lo que en cierta medida no se había conseguido con la Ley de 1981 al no alcanzar el éxito esperado los títulos destinados a este fin —cédulas, bonos y participaciones—. Los cambios introducidos buscan fomentar tanto la demanda de estos títulos —facilitando su adquisición por parte de las instituciones de inversión colectiva o su conversión en instrumentos negociables mediante procesos de titulización, por ejemplo— como su oferta —ampliando las entidades autorizadas a emitirlos— (Sousa, 1991, páginas 106-109; Parejo et al. 2001, páginas 204-207) Por otra parte, se ha decidido impulsar la creación de sociedades y fondos de inversión inmobiliaria (Leyes 19/1992 y 20/1998) al objeto de favorecer la canalización de recursos financieros hacia la inversión en inmuebles residenciales que posteriormente son cedidos en régimen de alquiler, en un intento de incrementar la oferta de este tipo de viviendas. En materia de arrendamientos urbanos, hay que destacar la aprobación de una nueva normativa (Ley 29/1994) con la que se trata de establecer una regulación intermedia entre la anterior a 1985 —claramente favorable al inquilino— y la posterior a esa fecha — clara- mente favorable al arrendador— de cara a lograr un mayor equilibrio entre los derechos y deberes de ambas partes. Para ello, la nueva ley establece un plazo de duración mínimo de 5 años aplicable a todos los contratos celebrados a partir del 1 de enero de 1995, sin que el inquilino tenga derecho a prórroga forzosa una vez finalizado éste. Los contratos anteriores a 1985, sin embargo, seguirán rigiéndose por la Ley de Arrendamientos de 1964, aunque con algunas modificaciones relativas, por un lado, a la posibilidad de actualizar sus desfasados alquileres22 y, por otro, a la limitación de las posibles subrogaciones una vez fallecido el arrendatario, de cara a evitar el mantenimiento a largo plazo de estos contratos. Todo ello no ha evitado, sin embargo, que continúe el descenso del porcentaje que supone esta modalidad de tenencia, como se pone claramente de manifiesto a partir de los datos del Censo de Población y Viviendas del año 2001 dados a conocer recientemente (Cuadro 2). Parece, por tanto, que estamos ante un problema más complejo de lo que parece y cuya solución requerirá medidas adicionales. Finalmente, no podemos dejar de citar como novedad importante en este apartado la aprobación la Ley 38/1999 de Ordenación de la Edificación, destinada a regular, como su propio nombre indica, el proceso de la edificación incluyendo como tal no sólo la obra nueva, sino también las operaciones de ampliación, reforma y rehabilitación. En ella, se establecen las funciones y responsabilidades de los agentes implicados, además de un sistema de garantías que se traducen en la suscripción de una serie de seguros por parte de dichos agentes. Todo ello incrementa, lógicamente, la protección de los usuarios o consumidores, algo muy necesario pese a que, probablemente, repercuta en el precio de la vivienda (Rodríguez, 2000, páginas 866 y 868). 22 Aunque de forma gradual y siempre y cuando los arrendatarios tengan unos ingresos superiores a 2,5 veces el SMI. TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 ICE 159 ALFONSO FERNÁNDEZ CARBAJAL 7. Conclusiones y consideraciones finales El contenido del presente trabajo pone de manifiesto que, entre los años 1976 y 2001, se han producido en nuestro país cambios significativos en lo que se refiere a la intervención pública en materia de vivienda. A modo de resumen, destacaremos a continuación los principales rasgos que han caracterizado su evolución durante el período analizado, a la vez que realizaremos algunas consideraciones sobre sus aspectos más problemáticos de forma que puedan servir de elementos para la reflexión a la hora de valorar los efectos de esta política. · Comenzando por el componente presupuestario de la misma y, en concreto, por el sistema de ayudas directas a la vivienda hay que destacar la creciente importancia que se otorga al lado de la demanda, lo que supone una clara ruptura con el de la época franquista, donde la financiación se otorgaba fundamentalmente al promotor y, por tanto, las ayudas se concedían de forma mayoritaria por el lado de la oferta. En este sentido, se observa además una tendencia clara a tomar en consideración las características de la familia beneficiaria —ingresos, número de miembros, primer acceso— a la hora de modular las ayudas, lo que supone un mayor grado de personalización de las mismas. Este carácter más «social» del sistema de ayudas directas no ha dado, sin embargo, los frutos esperados debido, por una parte, a los problemas que en ocasiones se han planteado a la hora de conseguir los fondos necesarios para financiar los planes de vivienda y, por otra, al escaso interés que promotores y constructores han mostrado por las viviendas protegidas en los períodos de expansión económica, al ofrecer el mercado libre oportunidades de negocio más rentables. · Por otra parte, hay que tener en cuenta que si bien las ayudas directas han incrementado sensiblemente su grado de personalización no ha ocurrido lo mismo con el otro gran paquete de ayudas que conforman la política de vivienda: las indirectas o fiscales, las cuáles se perciben fundamentalmente por el hecho de haber adquirido una vivienda y no tanto por las características socioeconómicas de la familia que lo hace. Esto supone que benefician so- 160 ICE TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 bre todo a las familias con mayores niveles de renta, es decir, se trata de ayudas con un carácter claramente regresivo. Además, y en la medida en que han favorecido el acceso a la vivienda en propiedad frente al alquiler, no han sido neutrales respecto a la forma de tenencia · También merece la pena destacar que se ha producido una progresiva diversificación de las actuaciones protegibles, de tal manera que a las tradicionalmente vinculadas con la construcción o compra de nuevas viviendas se han añadido como susceptibles de protección otras tales como la rehabilitación, la adquisición de vivienda usada, la promoción de viviendas en régimen de alquiler o la adquisición y urbanización de suelo destinado a la construcción de VPO, aunque en algunas de ellas no se hayan alcanzado los niveles deseados. · En lo referente al marco regulador del mercado inmobiliario hay que destacar las numerosas novedades y cambios legislativos que se han ido produciendo en el mismo, particularmente durante la década de los noventa, y que han afectado a materias tales como suelo y ordenación urbana, arrendamientos urbanos, mercado hipotecario y regulación del proceso edificatorio. Sin embargo, los resultados obtenidos no han sido, en algunos casos, todo lo positivos que cabría esperar, como lo prueba la persistente escasa oferta tanto de viviendas en régimen de alquiler como de suelo apto para edificar. En este último caso hay que destacar que los ya citados problemas de constitucionalidad de las reformas legislativas introducidas en 1990 han debilitado mucho la eficacia de las medidas adoptadas. · Finalmente, no podemos olvidar los efectos que se han derivado de la entrada en escena de las Comunidades Autónomas como nuevo nivel de gobierno. Es este sentido, los conflictos de competencias que, en materia de vivienda, se han planteado entre éstas y la Administración Central han impedido en buena medida que se haya logrado una adecuada coordinación, circunstancia que ha dificultado en ocasiones el cumplimiento, entre otros, de los objetivos establecidos en materia de construcción y financiación de VPO o de suelo. Por lo demás, y pese a las importantes competencias asumidas por los gobiernos autónomos —lo que permite que las medidas adoptadas se VEINTICINCO AÑOS DE POLÍTICA DE VIVIENDA EN ESPAÑA (1976-2001) ajusten mejor a la realidad de cada territorio—, hay que destacar que la política de vivienda desarrollada durante el período que hemos analizado ha seguido dependiendo en buena medida de los planes estatales, dado que al estar atribuidas a la Administración Central las competencias en materia de planificación económica general y ordenación del crédito es a través de dichos planes como se canalizan la mayor parte de los fondos destinados a financiar las actuaciones protegibles correspondientes. No obstante, en los últimos años muchas Comunidades Autónomas han comenzado a desarrollar planes de vivienda propios que sirven de complemento a las actuaciones establecidas en los citados planes estatales. Referencias bibliográficas [1] ALBI, E.; GONZÁLEZ-PÁRAMO, J. M. y ZUBIRI, I. (2000): Economía Pública I, Ariel, Barcelona. [2] ALCONCHEL PÉREZ, A. y ANTÓN GÓMEZ, G. (1999): «Financiación de actuaciones protegidas en materia de vivienda. Plan 1998-2001», Actualidad Financiera, año IV, número 5, páginas 29-36, Madrid. [3] BANCO HIPOTECARIO DE ESPAÑA (1991): «Declaración del Gobierno de la Nación de 10 de mayo de 1991», Revista Española de Financiación a la Vivienda, número 17, páginas 87-88, Madrid. [4] CARRERAS YÁÑEZ, J. L. (1984): «El ajuste del sector de la construcción en los años ochenta», Papeles de Economía Española, número 21, páginas 325-349, Madrid. [5] COTORRUELO SENDAGORTA, A. (1960): La política económica de la vivienda en España, Instituto Sancho de Moncada, C.S.I.C., Madrid. [6] FERNÁNDEZ CARBAJAL, A. (2000): «El mercado de la vivienda. Características y principales líneas de actuación pública», Gestión y análisis de políticas públicas, número 17-18, páginas 83-92, Madrid. [7] GARCÍA MONTALVO, J. y MAS, M. (2000): La vivienda y el sector de la construcción en España, Caja de Ahorros del Mediterráneo, Valencia. [8] GÓNGORA, M. (1988): «Mercados secundarios de títulos hipotecarios: la liquidez como bandera», Inversión y Finanzas, número 13, páginas 37-41, Madrid. [9] GONZÁLEZ-PÁRAMO, J. M. y ONRUBIA, J. (1992): «El gasto público en vivienda en España», Hacienda Pública Española, número 120-121, páginas 189-217, Madrid. [10] GUILLÉN, A. L.; SAN PEDRO, H. A. y TINAUT, J. J. (1988): «Evolución de la política de vivienda entre 1978 y 1987», Situación, número 2, páginas 7-47, Madrid. [11] JAÉN GARCÍA, M. y MOLINA MORALES, A. (1993): «La intervención gubernamental en el mercado de la vivienda», Hacienda Pública Española, número 127, páginas 103-114, Madrid. [12] LEAL MALDONADO, J. (Coord.) (1992): Informe para una nueva política de vivienda, Servicio de Publicaciones del MOPT, Madrid. [13] LEVENFELD, G. (1988): «Los cambios del marco de financiación a la vivienda libre», Situación, número 2, páginas 99-105, Bilbao. [14] NARBONA RUIZ, C. (1992): «Política de vivienda y territorio. El enfoque del Plan de Vivienda 1992-1995», Estudios Territoriales, número 40, páginas 17-26, Madrid. [15] PANIAGUA CAPARRÓS, J. L. (1990): «La vivienda en España», en ALBARRACÍN, J. et al.: Reflexiones sobre política económica, Popular, páginas 273-313, Madrid. [16] PAREJO GÁMIR, J. A. et al. (2001): Manual de Sistema Financiero Español, Ariel, Barcelona. [17] RAFOLS I ESTEVE, J. (1988): «Política de vivienda en el Estado de las Autonomías, 1981-1988», Revista Española de Financiación a la Vivienda, número 7, páginas 41-49, Madrid. [18] RAFOLS I ESTEVE, J. (1989): «Factores explicativos de la expansión del sector inmobiliario», Revista de Economía, número 1, páginas 90-92, Madrid. [19] RODRÍGUEZ LÓPEZ, J. (1992): «La vivienda. El año de las expectativas renovadas», Economistas, número 52, páginas 317-323, Madrid. [20] RODRÍGUEZ LÓPEZ, J. (1995): «El mercado inmobiliario en 1995. La producción crece, las ventas se moderan», Ciudad y Territorio. Estudios Territoriales, número 106, páginas 903-914, Madrid. [21] RODRÍGUEZ LÓPEZ, J. (2000): «La entonada coyuntura inmobiliaria de los primeros meses del año 2000», Ciudad y Territorio. Estudios Territoriales, número 122, páginas 863-867, Madrid. [22] SAMUELSON, P. y NORDHAUS, W. (1999): Economía, McGraw-Hill, Madrid. [23] SANTILLANA, A. (1980): «Política de vivienda», en Gámir, L. (Coord.): Política Económica de España, Alianza Editorial, páginas 817-848, Madrid. [24] TALTAVULL DE LA PAZ, P. (2000): Economía de la construcción, Civitas, Madrid. [25] TERÁN, F. DE (1982): Planeamiento urbano en la España contemporánea (1900-1980), Alianza Editorial, Madrid. [26] TORRERO MAÑAS, A. (1984): «Vivienda y mercado hipotecario», Papeles de Economía Española, número 18, páginas 283-291, Madrid. [27] SOUSA, R. (1991): «La reforma del mercado hipotecario», Revista Española de Financiación a la Vivienda, número 17, páginas 103-109, Madrid. [28] VV.AA. (1990): La vivienda en España. Bases para una nueva política de vivienda (ponencias y comunicaciones), Alfoz-Cidur, Madrid. TRIBUNA DE ECONOMÍA Julio-Agosto 2004. N.º 816 ICE 161