116339 El tesoro del Gran Sultan 8/7/08 15:59 PÆgina 1 SEBASTIANO RUIZ MIGNONE ilustraciones de MANUELE FIOR 4 PERSONAJES PRINCIPALES 116339 El tesoro del Gran Sultan 8/7/08 15:59 PÆgina 4 HALCÓN Bergantín, tres mástiles, 26 cañones. COÍMBRA Drifter con velas rojas, dos mástiles, 18 cañones, con un gran aquilón desde el que un vigía puede observar el vasto mar. CAPITÁN MONGARD Ex barbero y sacamuelas. Alto, moreno, elegante, viste como el capitán Kidd y lleva un sombrero negro con una pluma roja. Tiene una espada llamada Maribela, heredada de su abuelo. Solo bebe té. Es originario del Luberon, en Provenza. Nació en Gordes. TIMMY Muchachito despierto, moreno. Sabe tocar el tambor y dibuja muy bien. MARCELINO Contramaestre. Viejo lobo de mar, gigantesco, parlanchín, con barba gris y un pañuelo rojo en la cabeza. Su exclamación favorita es: «¡Por mil bombardas explosivas!». 116339 El tesoro del Gran Sultan 8/7/08 15:59 PÆgina 5 INUIT Cocinero gordísimo. Sueña con irse a vivir con los esquimales y cazar osos blancos. Ha sido cocinero en muchísimos barcos por todo el mundo... excepto en Groenlandia. EL INDIO Viejo pirata de más de sesenta años. Mide uno noventa y tiene una gran nariz aguileña y anchas espaldas. Parece hijo de un jefe piel roja. GAMBOA Ex luchador. Rapado, con un gran mostacho, un anillo en la oreja y manos de acero. Sabe coser y es un estupendo sastre. Sobre su torso desnudo lleva un chaleco decorado a mano que se ha hecho él mismo. BOGARD Islandés alto y con una buena melena rubia: una especie de vikingo. EL NOTAS Irlandés. Toca el acordeón y fuma la pipa más apestosa de los siete mares. También compone canciones, plagiando a troche y moche. 5 6 PERSONAJES PRINCIPALES 116339 El tesoro del Gran Sultan 8/7/08 15:59 PÆgina 6 VOLVER Espadachín español. Elegante, cojo, lleva lentes de miope y viste siempre de negro. Su apodo le viene de que, tarde o temprano, siempre vuelve... para vengarse. KIKUCHIRO GOROBEI Samurái sin amo (un ronin). Lleva largos hábitos orientales multicolores y tiene dos espadas. Solo bebe té. PUCHO Espadachín portugués. Su verdadero nombre es Isidoro Carvalho Rodriguez de Cabril de Queiroz São Joaneira Couceiro de Noronha de Zuzarte. Charlatán y muy excéntrico, viste siempre con chaqueta a rayas. VALLON Contramaestre. Hombretón bigotudo con una gran panza. Dice ser hijo de un famoso mosquetero del rey de Francia. TAMBUNÁN Malayo, buen marinero, con un único defecto: no sabe taparse la boca cuando hace falta, y siempre acaba diciendo la verdad. 116339 El tesoro del Gran Sultan 8/7/08 15:59 PÆgina 7 LA ROUGE Espadachín francés zurdo, afectado y extravagante. Viste de rojo y también son rojos su cabello y su bigote. Tiene un lunar en la mejilla derecha. PANAJOTIS Ladrón griego muy flaco, menudo, con un bigotito negro y ojillos como cabezas de alfiler, muy vivos. Tiene muchos tics, habla muchas lenguas y canta y baila muy bien. SABATINI Italiano, bigote espeso, un parche en un ojo. Baila muy bien; tanto, que le llaman Bailarín. 7 8 OTROS PERSONAJES 116339 El tesoro del Gran Sultan 8/7/08 15:59 PÆgina 8 OMAR AL TARIKA Príncipe y pirata árabe, alto, con largos bigotes curvados hacia abajo como cimitarras. Lleva un caftán blanco rebordeado en oro, como un príncipe de Las mil y una noches, y dos puñales de oro y marfil. Vive en Melilla. TEÓLOGO MANGOS Erudito griego, estudioso de las cartas geográficas, filósofo e historiador. ALMIRANTE DE TOURVILLE Comandante de la escuadra naval del rey de Francia, astuto y excelente marino. KASSAR MALUF Anticuario y alquimista. UNO 116339 El tesoro del Gran Sultan 8/7/08 15:59 PÆgina 11 El Halcón, seguido por el Coímbra, bordeaba las costas de África en dirección a las islas Canarias. Desde que habían rescatado a Panajotis, el ladrón griego, en aquella isla perdida en el océano, no habían visto más que alguna pequeña embarcación camino de Madagascar, la tierra que acababan de dejar. La fatalidad quiso que los únicos barcos que merecían ser atacados fuesen franceses y que Mongard quisiese a toda costa respetarlos. La patente de corso que había recibido del almirante De Tourville, en efecto, los había convertido 116339 El tesoro del Gran Sultan 12 8/7/08 15:59 PÆgina 12 de piratas en corsarios, así que ahora solo podían abordar para saquearlos barcos que no lucieran la bandera del rey de Francia. A cambio, lógicamente, habían recibido plena garantía de que ningún buque de guerra de su majestad los molestaría, y no solo esto: el Halcón y el Coímbra encontrarían abrigo y víveres en cualquier puerto francés. Las jornadas transcurrían lentas y perezosas, el mar se mantenía en calma y, afortunadamente, el viento no presagiaba borrasca. El capitán había retomado sus lecciones matutinas de esgrima con los tres espadachines. Ya se había convertido en un gran luchador como ellos, o casi. En el puente de la nave corsaria, los marineros asistían a los duelos entre su jefe y los espadachines. Aquella mañana, bajo una luz intensísima y un cielo límpido del que llegaba una suave brisa, se había introducido una variación en las lecciones. Ahora que Mongard estaba prácticamente a la par con sus maestros, 116339 El tesoro del Gran Sultan 8/7/08 15:59 PÆgina 13 habían decidido batirse en parejas, de dos en dos. De un lado, Mongard y La Rouge (los franceses), y del otro, Volver y Pucho (los ibéricos). Calico Jack se encargó de recoger las apuestas mientras los esgrimistas se quitaban las chaquetas: de rayas la de Pucho, negra la de Volver, roja la de La Rouge y verde la de Mongard. Los cuatro hicieron algunos ejercicios de calentamiento para preparar los músculos; después, el contramaestre dio el «¡En garde!» y los contendientes se lanzaron al primer asalto. Timmy Kid estaba sentado sobre su acostumbrado barril, y a su lado estaban el musculoso Gamboa y Tambunán, el malayo. Él, naturalmente, estaba de parte de su amigo Mongard. Pero también Pucho le caía muy simpático, y también Volver; y, por qué no, también el último en llegar, La Rouge. Total, que todos le gustaban y a todos admiraba, porque en el arte de la espada eran realmente grandes. Ojalá él pudiera un día llegar a ser 13 116339 El tesoro del Gran Sultan 14 8/7/08 15:59 PÆgina 14 como ellos. Era su sueño, y no precisamente secreto, porque andaba repitiéndolo por el barco a diario. Los piratas le tomaban el pelo, y él respondía: «¡Esperad, panda de bribones! ¡Esperad y veréis!». Después se iba por su camino, que casi siempre era el que lo llevaba a la cocina de su amigo Inuit, el cocinero que soñaba con irse a vivir con los esquimales (a los que jamás había visto) y cazar osos blancos. Tras los primeros asaltos, seguían en liza Volver, que había tocado en la espalda a La Rouge, y, sorprendentemente, Mongard, quien a su vez había tocado a Pucho, el cual no conseguía creerse que había sido vencido. La verdad era que había sido un golpe realmente curioso e imprevisible. Mongard había parado la estocada de Pucho y, con una pirueta sobre sí mismo, había conseguido tocar el costado del portugués. Acercándose a Timmy Kid, Pucho repetía, como si rezase el rosario, todos sus nombres, que, por otra parte, no le habían servido para evitar la derrota. 116339 El tesoro del Gran Sultan 8/7/08 15:59 PÆgina 15 –Isidoro Carvalho Rodriguez de Cabril de Queiroz São Joaneira Couceiro de Noronha de Zuzarte... ¡Malditos sean todos mis nombres y maldito sea yo! ¡Maldita sea mi estampa! A Timmy Kid le costó aguantar la risa; tanto, que tuvo que simular un ataque de tos para que el portugués no se diera cuenta. La Rouge, por su parte, se lo tomó con filosofía y, saludando a Volver con una gran reverencia, se retiró dando fin al juego. Mongard saludó con la espada, y lo mismo hizo Volver. Y así empezó el duelo final. Volver salió rápido con una estocada a fondo que rozó la espada del capitán. Y repitió el ataque enseguida con una estocada desde abajo, pero Mongard estuvo hábil en pararla. Ya quedaba claro que el más hábil de los dos, es decir, el espadachín español, dirigía el baile y marcaba el ritmo. Pero el francés esquivaba 15 116339 El tesoro del Gran Sultan 16 8/7/08 15:59 PÆgina 16 todos los golpes con gran habilidad y parecía que su táctica era la de ganar tiempo, a la espera de pillar a su rival con la guardia descubierta. Pero, de repente, todo cambió. Mongard partió con una serie de estocadas directas al bulto. Volver, sorprendido, tuvo que retroceder algunos pasos. No se dio cuenta de que en su camino había una barrica, tropezó con ella, perdió el equilibrio y acabó tirado en el suelo cuan largo era. Mongard se le acercó sonriente y, con toda delicadeza, apoyó la punta de la espada sobre su corazón. Todos los piratas explotaron en un «¡Hurra!» por su capitán victorioso. Mongard tendió la mano a Volver para ayudarle a levantarse. El español la aceptó y, una vez en pie, dijo: –Mis felicitaciones, capitán Mongard. Pero aclaradme una curiosidad: la barrica esa… ¿es, por casualidad, francesa? Todos rieron mientras los dos contendientes se estrechaban las manos. Y enseguida quedaron en que habría una revancha. Y en ese momento, hasta Pucho esbozó una sonrisa.