Luis García-Guijarro Ramos es Profesor titular del Departamento de

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Luis García-Guijarro Ramos es Profesor titular del Departamento de Historia
Medieval de la Universidad de Zaragoza, con una larga trayectoria en el estudio de
las Cruzadas y las Órdenes Militares. También es secretario de la SSCLE (‘Society
for the Study of the Crusades and the Latin East’ - ‘Sociedad para el Estudio de
las Cruzadas y del Oriente Latino’), entidad internacional que agrupa a los
estudiosos de las cruzadas y las órdenes militares.
*¿Fue la Orden del Temple la más importante en el proceso de las cruzadas o es
solo una impresión al ser hoy la más mediática?
No hay que identificar cruzadas y órdenes militares. Cruzados eran guerreros que
adquirían un voto temporal de guerrear por la fe, retornando tras ese lapso a su vida
cotidiana. Los freires no eran cruzados. Habían profesado en una orden religiosa de
nuevo cuño y, por tanto, su adscripción era vitalicia y quedaban insertos en el
entramado eclesial, aunque, salvo los freires clérigos, todos ellos, caballeros o
sargentos, eran laicos. El Temple, como orden militar, tiene vida reducida, 1120-1312,
aunque, trazos mediáticos aparte, es muy emblemática de lo que supusieron estos
nuevos institutos.
*¿Qué es lo que les distingue del resto de las Órdenes Militares?
Con relación a las órdenes de ámbito universalista, su carácter exclusivamente guerrero,
pues hospitalarios y teutónicos poseían también un carisma asistencial primigenio. Con
respecto a las órdenes de menor radio de acción, especial pero no únicamente las
ibéricas, la diferencia residía en la extensión templaria a la lo largo y ancho de la
cristiandad latina, cualidad que las podía permitir, en situaciones determinadas, tener un
mayor grado de autonomía respecto a las monarquías de las que las órdenes de filiación
ibérica, por ejemplo, dependían en mayor medida.
*¿Se puede hacer algún paralelismo entre las Cruzadas y la Reconquista de esta
zona?
En absoluto. Hay hoy en día una corriente historiográfica que subsume la Reconquista
en la Cruzada a partir del segundo decenio del siglo XII. Esta postura ignora las
peculiaridades específicas de la Reconquista hispana que es el motor ideológico que
contribuye a las expansiones en al-Andalus, y, en este caso la que tiene lugar en la
Extremadura turolense en el siglo XII tardío. Elementos formales comunes, sí;
convergencias temporales, también; de ninguna manera, paralelismos, ni mucho menos
fusión de expresiones que poseen raíces distintas.
*¿Realmente las encomiendas de Castellote y Cantavieja tuvieron cierta relevancia
dentro de las posesiones de la Orden en España?
Hay que partir de la base que Temple y Hospital fueron órdenes militares dominantes en
la Corona de Aragón, pero no en la leonesa-castellana. Formaban parte ambas en
aquélla de un denso entramado de dominios sustancialmente templarios y hospitalarios enteramente de estos últimos a partir de 1317/1318- en el Bajo Aragón, la Cataluña
Nueva y el norte del reino de Valencia. Así como en el Aragón septentrional dominaba
Monzón, en el sur de la Corona había varios puntos estratégicos de gran valor:
Castellote, Miravet y, aunque por muy poco tiempo (1294-fines de 1307) Peñíscola.
*¿Qué relación había entre estas Encomiendas Templarias y Tierra Santa?
¿Tenían movilidad o relación y contacto con estos territorios lejanos?
La razón de la existencia de estos dominios templarios en el Occidente europeo era
proveer de hombres y recursos de todo tipo al Oriente latino. La transferencia de los
mismos era continua en mayor o menor escala y con regularidad grande o espasmódica.
A ello también contribuyó la Península Ibérica, a pesar de que, con gran intensidad
hasta mediados del silgo XIII, existió una lucha propia contra el Islam andalusí que
requería importantes aportaciones de las órdenes militares.
*Y para finalizar, ¿Es tal la leyenda negra que los Templarios llevan aparejada?
La leyenda, trufada de esoterismos de todo tipo, es una mistificación fantasiosa que no
se atiene en nada al pasado templario. No hay nada extraño en el devenir de la orden.
Incluso, su trágico final es perfectamente explicable en el contexto del tránsito del siglo
XIII al XIV. La leyenda obedece más a derivas esotéricas y ocultistas del presente que
al mundo del pleno medioevo.
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