ANEXO 5- La Cenicienta

1
Autor/Autora: Jennifer Chorro Echevarría
Director/ Directora: Urtza Garay Ruiz
Trabajo Fin de Grado. Grado de Educación Primaria
Curso 2014-2015
Esta obra está bajo una licencia de Creative
Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0
Internacional
Hace muchos, muchos años, en un país muy lejano, vivía
en un castillo un caballero y su preciosa hija, llamada
Cenicienta.
El padre de Cenicienta sintió que el necesitaba el amor de
una mujer y al poco tiempo, se volvió a casar con una
mujer viuda que tenía dos hijas.
1
Su madrastra estaba empeñada en dar todas las
atenciones a sus propias hijas y al morir el padre, obligó
a Cenicienta a trabajar como sirvienta en la casa.
La recluyó en una pequeña habitación y los animalitos de
la casa, se convirtieron en sus únicos amigos.
2
Un día, mientras Cenicienta barría los suelos del castillo,
llamaron a la puerta. Era un mensajero de Palacio que
llevaba una carta del Rey. Anunciaba la celebración de
un baile de gala en honor al Príncipe e incluía una
invitación para asistir.
3
Cuando Cenicienta mostró la invitación a su madrastra,
sus hermanastras se rieron de ella.
-Pero dice todas las doncellas que puedan casarse- les
recordó Cenicienta.
-No veo razón por la que no puedas ir- interrumpió su
madrastra. Siempre y cuando termines todo tu trabajo.
4
En su habitación, Cenicienta recuperó uno de los viejos
vestidos de gala de su madre, y pensó que con unos
arreglos, quedaría perfecto para el baile. En ese
momento, su madrastra la llamó.
-Bueno, mi vestido tendrá que esperar- se lamentó
Cenicienta.
Pero mientras ella terminaba sus tareas, sus amigos los
animales aprovecharon para preparar el vestido.
5
Cenicienta terminó su tarea y fue a vestirse al cuarto.
Entró y vio un precioso vestido. Cuando sus
hermanastras la vieron aparecer tan preciosa, se
pusieron muy celosas y comenzaron a rasgar su vestido
hasta dejarlo hecho jirones.
Mientras tanto, su madre no hacía nada para evitarlo
y las tres salieron dando un portazo.
Los sueños de Cenicienta se habían desvanecido.
6
Cenicienta corrió al jardín y llorando sin parar se dejó
caer. Cuando miró hacia arriba, encontró a una viejecita
a su lado.
-Soy tu Hada, deja las lágrimas, no puedes ir a
un baile con esa cara- dijo la viejecita.
7
Con un movimiento de su varita mágica, el Hada
Madrina transformó una calabaza en un hermoso
carruaje, y vistió a Cenicienta con un maravilloso
vestido y unos delicados zapatos de cristal. Pero la avisó
de que debía volver a casa antes de dar las doce
campanadas. Cenicienta rápidamente fue hacia palacio.
8
Al llegar al salón de baile, Cenicienta estaba muy
nerviosa. Nada más verla el Príncipe, se quedó
enamorado de ella y la invitó a bailar durante
toda la noche.
9
Al bailar juntó a él, Cenicienta sentía que estaba flotando
en el aire. De repente, escuchó las primeras campanadas
de medianoche.
-¡Oh, debo irme!- pensó angustiada, y corrió escaleras
abajo.
Ni siquiera se detuvo cuando perdió uno de sus zapatos.
10
Al regresar a casa y escuchar la última campanada, se
encontró de nuevo vestida con el traje que sus
hermanastras le habían roto. Mientras, en Palacio, el
Príncipe declaró desolado que sólo se casaría con la mujer
que calzara el zapato de cristal.
11
Por orden real, el Gran Duque comenzó la búsqueda.
Todas las mujeres del reino debían probarse el zapato,
hasta encontrar el amor verdadero del Príncipe. Pero la
madrastra, encerró a Cenicienta en su habitación para
que no pudiera salir.
12
Por fin, el Gran Duque llegó a casa de Cenicienta. Sus
hermanastras estaban muy inquietas y una a una
trataron de apretujar sus pies dentro del zapato. ¡Pero
tenían unos pies enormes!
13
Mientras tanto, los ratones se desesperaban por ayudar a
Cenicienta. Lograron sacar la llave del bolsillo de la
madrastra, y con cuidado consiguieron llegar a la puerta.
Finalmente, alcanzaron la cerradura y pudieron liberar
a su amiga.
14
Cuando Cenicienta apareció en el salón, el Gran Duque le
cedió el asiento y llamó al zapatero real. La madrasta le
puso la zancadilla y el delicado zapato se rompió en
mil pedazos.
15
-¡Oh, no!- exclamó el Gran Duque.
-Quizás esto pueda ayudaros...- susurró Cenicienta.
Y buscando entre su ropa, sacó el otro zapato de cristal.
Sus hermanastras miraban con asombro mientras veían
cómo su delicado pie encajaba perfectamente en el
zapato.
16
Al poco tiempo, Cenicienta y el Príncipe se casaron, y
vivieron felices para siempre. Sus fieles amigos fueron
testigos de cómo un sueño puede convertirse en realidad.
17
Las ilustraciones que aparecen en este cuento se han utilizado con propósitos educativos
para elaborar un Trabajo de Fin de Grado. Este cuento no tendrá ningún uso comercial
o lucrativo. Las ilustraciones se han obtenido de:
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El texto se ha adaptado de: Walt Disney Company (1998). Ediciones Gaviota.