DISCURSOS METAFÓRICOS. EL RACISMO Y LA XENOFOBIA COMO INTOLERANCIA Autora: Irene García Aguilera Contacto: [email protected] Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, UAM Introducción La Teoría Política y los conceptos. El caso de los conceptos racismo y xenofobia Desde la primera vez que leí a Koselleck (1993, 1997, 2001) quedé convencida de que una de las tareas más valiosas que la Teoría Política puede ofrecernos es su trabajo con los conceptos. Los conceptos son unidades de análisis privilegiadas a la hora de abordar las experiencias humanas. El lenguaje y la realidad se relacionan de una forma inexorable. Con el lenguaje damos nombre -y forma a la vez- a lo que vivimos. Vivir las experiencias humanas supone de hecho esto mismo. El hombre se acerca activamente al mundo a través del lenguaje/ categorías conceptuales aprendidas –horizontes de la experiencia posible (Koselleck, 1993: 118; y Koselleck, 1997: 73). Con el lenguaje o conceptos aprehendemos e interpretamos así a un mundo en el que estamos, y lo que es también muy importante: lo reflexionamos y podemos cuestionar. La transformación del mundo conocido humano tiene o pasa necesariamente por expresiones lingüísticas. Por esto el gran maestro de Koselleck – Gadamer1– parece que afirmó que “el lenguaje es lo genuino humano… permite a los hombres estar en el mundo… experimentar el poder de la distancia con las cosas que nombramos y, por lo mismo, la posibilidad de dejar algo incierto, sin decidir…” (Gadamer, 1997: 101; véase también Gadamer, 1977: 554 y 539). Se nos revela la dimensión profundamente política del estudio de los conceptos, del lenguaje, los discursos. Es político nombrar a las experiencias humanas en cuestión si con ello les damos forma y posibilidad de reflexión y cuestionamiento. Precisamente las leyes, sistemas políticos, los modos de producción económicos… no dejan de filtrarse a través de pensamientos humanos articulados lingüísticamente. En línea foucaltiana se forjan o pueden forjar pues relaciones de poder en el lenguaje. Asistimos por ello a desacuerdos en las formas de nombrar las experiencias, configurándose diversos usos y significados de los conceptos. Dar cuenta de tal diversidad y disputas resulta esencial. Lo es para la Teoría Política o una 1 Sobre la importancia de la Hermeneútica de Gadamer para Koselleck, véase Richter (1990: 45) teoría política que aspire a desnudar relaciones de poder. En este punto, con el presente paper quiero perfilar los debates en torno a dos conceptos -racismo y xenofobia, cuyos significados, usos y expresiones no están claros, habiendo política, relaciones de poder implicadas: “El racismo no es una noción transparente y bien definida… se trata de una palabra cuya formación histórica es singularmente esclarecedora sobre la confusión o la indeterminación de sus usos contemporáneos… su oscuridad se enmascara por un sobreempleo polémico”2 (Taguieff, 1995: 151) Varios autores desde diversas disciplinas – sea Derecho, Historia, o Filosofía política, o Sociología3 – han coincidido en la tesis de que el racismo y la xenofobia presentan un cierto marasmo de ideas y acepciones con contenidos variables. Y esto cobra tanta relevancia hoy en nuestro mundo. Se pueden estar sucediendo experiencias que nombrar –o no – como racistas/xenófobas. El debate se encuentra por ejemplo en lo referente al endurecimiento de las políticas migratorias para los extracomunitarios en el continente europeo (Me voy a centrar en este continente o mejor dicho en la UE porque es lo más próximo a lo que conozco: vivo en un Estado fronterizo de la Unión). Mientras hay voces que identifican o afirman en el endurecimiento de las políticas migratorias la presencia de un racismo de Estado y/o xenofobia, otras lo niegan. Las experiencias objeto de disputa en su calificación son no obstante las que son. A grandes rasgos4: 22 Pierre-André Taguieff, director actual de Investigación del Centre Nacional de la Recherche Scientifique, incluye la xenofobia dentro del concepto general de racismo. En realidad esto está muy discutido en la literatura. Retomaré el asunto más adelante. 3 Sin ningún ánimo de exhaustividad, véase por ejemplo Jon Landa Gorostiza (2001), Christian Delachampagne (2000), Etienne Balibar (1995), Juan Alvite (1995), Michel Wieviorka (1992), Pierre Bordieu (1981) … 4 Las medidas se condensan parcialmente en el texto de la Directiva de Retorno aprobada en junio de 2008 por el Parlamento europeo. Véase el texto en: http://eurlex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=COM:2005:0391:FIN:ES:PDF. Para un resumen de los puntos más señalados de la Directiva, cotéjese la prensa en general. Para la propia web del Parlamento Europeo: http://www.europarl.europa.eu/news/expert/infopress_page/018-31787-168-06-25-902- 20080616IPR31785-16-06-2008-2008-true/default_es.htm -Aumento de las trabas legales-administrativas a los inmigrantes económicos nocualificados extracomunitarios; -Aumento de las trabas legales-administrativas para la reagrupación familiar; -Aumento de las expulsiones de personas extranjeras en situación de ilegalidad, y crecimiento de los subsiguientes controles policiales para su identificación; -Posibilidad del llamado “retorno voluntario”: se denomina “voluntario” en cuanto a que sea el inmigrante/ la inmigrante –y no las fuerzas del Estado – quien “ejecute” la orden de expulsión en un periodo de entre 7 y 30 días una vez emitida la orden; -Prohibición al expulsado de intentar volver a países de la UE durante cinco años; -Existencia de los CIES (Centros de Internamiento de Extranjeros), donde el periodo de encierro tiene un máximo de duración de 6 meses, ampliable a 18 en caso de “falta de cooperación” del inmigrante para su repatriación o problemas en el proceso. Niega la presencia de xenofobia y/o racismo de Estado la voz amplia institucional europea que elaboró y aprobó la Directiva de Retorno. Lo afirman por su parte voces institucionales en Latinoamérica5 y voces procedentes de redes sociales, movimientos y colectivos de 5 Denunciando xenofobia véase MERCOSUR, la Comunidad Andina de Naciones, y la Unasur. Fue muy significativa la celebración de la cumbre de San Miguel De Tucumán, julio de 2008, en relación a los países de MERCOSUR -Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay- y los asociados a esta alianza -Venezuela, Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia, Perú y México-. La presidenta argentina dijo con motivo de la Directiva europea de Retorno que se “intenta hacer responsables de la crisis a los inmigrantes”, lo que consideró "francamente inadmisible, nos remite a épocas de xenofobia que creíamos superadas". El presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva, declaró que "el viento frío de la xenofobia sopla otra vez con las falsas respuestas a los desafíos de la economía y de la sociedad". [Información extraída de prensa: http://www.elmundo.es/elmundo/2008/07/01/internacional/1214934645.html; http://www.elpais.com/articulo/internacional/Mercosur/Bolivia/critican/directiva/retorno/elpepiint/20080702e lpepiint_3/Tes?print=1 a 25 de febrero 2009; y http://www.adn.es/mundo/20080701/NWS-1784-AmericaEuropea-Latina-Union-endurecimiento.html, a 10 de junio de 2009] inmigrantes, diversas ongs… Al respecto se destacan por ejemplo la plataforma Migreurop6 en Europa y la red ENAR7 (European Network Against Racism) [En España en concreto, citemos la Federación Panafricanista-APLA, Asociación de los Sin papeles, Ferrocarril Clandestino, Sindicato Obrero Inmigrante (SOI), Federación Estatal de Asociaciones de Inmigrantes y Refugiados de España (FERINE)… 8] No es mi intención aquí poder ser exhausta con los sujetos implicados en España y en otros países de Europa y más allá de Europa que afirman -o niegan- que las políticas migratorias de la UE presenten rasgos xenófobos y-o racistas. Lo que sí quiero subrayar es que existen en definitiva voces que disienten hoy en los usos y significados de los conceptos. Y hay o puede haber por ello un debate conceptualpolítico que replantearnos: ¿Qué se entiende por racismo y/o xenofobia cuando afirmamos o negamos la presencia o la ausencia de sus elementos en unas experiencias u otras? ¿Qué criterios conceptuales miden o califican –a modo de barómetro, por así decirlo – las experiencias como racistas y/o xenófobas? ¿De dónde proceden esos criterios? ¿Cómo se construyen las características o elementos de un concepto? ¿Ha habido o puede haber una evolución de esos elementos? ¿Cómo se identifica la esencia o identidad de un concepto/s? Lo que sigue a continuación ha de responder perfilando los subsiguientes debates en torno a los significados del racismo y/o xenofobia hoy. Se trata de entender qué hay en ellos, qué elementos conceptuales hacen posible los diversos usos o acepciones, estirando o 6 A nivel europeo la red Migreurop fue creada en 2005 para luchar contra los CIE -los “Centros de Internamiento de Inmigrantes”- en todo el continente europeo. En la actualidad trabajan en una “campaña de fiscalización y transparencia en los Centros de Internamiento de Inmigrantes”. Ver la web: www.migreurop.org/ 7 ENAR engloba a más de 600 organizaciones de los Estados europeos miembros de la UE (http://www.enar- eu.org/Page_Generale.asp?DocID=15279&la=1&langue=EN, a 18 de febrero, 2009) 8 Véase: http://www.madridiario.es/2009/Febrero/canal-social/127594/protesta-lavapies-racismo institucional.html estrechando las definiciones. Éste es el objeto del paper. Por lo mismo, la finalidad es dilucidar al paso a qué elementos se “agarran” o “pueden agarrar” quienes constituyen o participan de relaciones de poder a propósito de las definiciones. Quedará entonces para la lectora o lector en su propio criterio –espero– reflexionar sobre los elementos conceptuales en cuestión y valorar, asimismo, cuál o cuáles de ellos le parecen más esenciales o importantes a la hora de identificar lo que es un fenómeno racista y/o xenófobo. * La “metodología” de trabajo va a seguir en gran medida al mencionado antes historiador de las ideas R. Koselleck (1993, 1997, y 2001), en lo que él llamó Histórica –intento de integración de la filosofía e historia de los conceptos9: i) Filosofía en cuanto a lo que permanece o puede resultar estable e inmanente de las experiencias que se nombran a través del concepto; ii) Historia por lo que cambia de esas experiencias, en atención a las transformaciones de las sociedades, sus valores, culturas, modos de producción-economías … Integrar o relacionar filosofía e historia en cierto modo da luz al proceso inexorable que notamos al principio que es la relación entre el lenguaje y las experiencias humanas. Justamente el lenguaje tiene gran motivo de de su razón de ser en los cambios y permanencias de las experiencias humanas. Si bien las experiencias que vivimos reciben forma a través de los conceptos/lenguaje, son de una forma esencial también las experiencias las que dan forma a los conceptos. Les suministran sus características 9 El estudio histórico de los conceptos surgió en el siglo XVIII, si bien fue a mediados del siglo XX cuando alcanzó rango filosófico entendiéndose la historia conceptual como un método para la teoría filosófica (Cfr. Villacañas y Oncina, 1997: 9). Los representantes de este estudio han sido varios, pero se destaca R. Koselleck, junto a Otto Brunner y Werner Conze. Subrayaron los aspectos extralingüístico/experiencias que retroalimentan a lo lingüístico/lenguaje para la construcción de los conceptos. Se embarcaron a finales de la década de 1960 en la elaboración de un prodigioso y vasto Diccionario de conceptos político-sociales/ Geschichtliche Grundbegriffe, que analiza la construcción de los significados de los principales conceptos político-sociales modernos. Para un balance sobre el significado de esta obra, véase Villacañas y Oncina (1997), Abellán (1991), Richter (1990) y Palti (2001). Para el debate sobre las metodologías en general en Teoría Política, véase Richard Ascraft (1975) y Fernando Vallespin (1990) básicas a partir de experiencias modelo: aquellas en las que se identifican elementos estables o repetibles a su vez en otras experiencias. De esta manera, fijando entonces la mirada en los elementos considerados repetibles desde esas experiencias modelo los conceptos se construyen con un afán estabilizador, con una pretensión de generalidad (Cfr. Koselleck, 1993: 116) [El asunto se reconoce como realmente complejo, remontable a las diferencias filosóficas entre Platón y Aristóteles sobre el “mundo de la ideas” y las experiencias. Y no dispongo aquí de las condiciones y conocimiento propicio en realidad para abordarlo. Pero pido que nos quedemos al menos con la premisa kosselleckiana de que los conceptos humanos no parecen “surgir del aire”. Hay un mundo que nombrar con nosotros en él y con el que mantenemos por tanto una relación activa. Nos manejamos, comprendemos en gran medida a ese mundo construyendo conceptos con los que estabilizarlo y también transformarlo en su caso] En el caso de los rasgos estabilizadores del concepto racismo, las experiencias modelo que han sido suministradoras de rasgos para Europa han sido sobre todo las experiencias del antisemitismo nazi y lo que ha llegado de noticias sobre apartheid y tratamiento a los afroamericanos en Estados Unidos (en Wieviorka, 1992, y Alvite, 1995). Esto no significa que no haya habido así ni mucho menos otras experiencias racistas que Europa pudiera tomar como referencia general del concepto racismo –véase el trato con los indígenas y el colonialismo en Latinoamérica precisamente- pero sí significa que el antisemitismo nazi sobre todo ha sido la experiencia más impactante y dolorosa en el imaginario colectivo europeo: “El racismo pasó a constituirse como un objeto primordial de estudio en Europa al final de la Segunda Guerra Mundial y el descubrimiento de Auschwitz (Wieviorka, 1992: 35). Es de suponer que en otros continentes o áreas las experiencias de referencia de racismo de alcance universal puedan ser también otras más cercanas a esas áreas, como las experiencias coloniales a manos de Europa. Encontramos la descripción del racismo colonial bajo la mirada de Frantz Fanon (1960 y 1971) o Edward Said, 1978 y 1993). La cuestión que subrayar es que las experiencias de referencia de los conceptos pueden ser cuestionadas en lo que de referencia tienen a la luz de otras experiencias, nuevas experiencias que, aunque presenten algunos elementos de los considerados estables o ya conocidos, presenten asimismo elementos nuevos o diferentes. Las experiencias humanas conocen cambios, no sólo continuidades. No es raro encontrar así en un mismo fenómeno la mezcla de elementos asumidos en un concepto, pero también elementos nuevos o diferentes que se apartan del concepto (se apartan de sus experiencias de referencia). Justo este tipo de fenómenos parcialmente viejos y nuevos nos pone en la tesitura de valorar, decidir qué es lo importante o esencial que querer nombrar de ellos. Dónde fijar la mirada –en lo viejo o en lo nuevo–, y cómo hacerlo. En otras palabras, ¿qué concepto usar y/o acuñar en su caso al respecto? O, ¿qué reconsideración hacer del concepto tradicional replanteando lo que de referencia tienen sus experiencias modelo hasta ahora? A la luz de evoluciones en las experiencias humanas se pueden establecer evoluciones en los conceptos- su re-construcción o re-consideración de rasgos considerados estables que nombrar. Pero yo añadiría algo más que lo estables: añadiría importantes que nombrar. La clave finalmente que liga experiencias a conceptos -creo- es lo que de los conceptos nos importa: lo que consideramos importante o esencial retener e identificar por si se repite. En la historia de las ideas, los conceptos suelen evolucionar en sus significados y usos debido a esto. Se estiran o estrechan los elementos de los conceptos porque se estiran o estrechan los considerados más importantes o esenciales que nombrar en las experiencias si se repiten10. En el racismo veremos por ejemplo el debate de un posible desplazamiento del elemento decimonónico raza en un sentido pretendidamente biologicista al elemento cultura11 en el último tercio del siglo XX cuando cumple ésta funciones análogas de deshumanización del otro (“De la pureza racial a la preservación de la cultura auténtica”, analizado por Taguieff (1995: 182). Este debate es muy delicado, pero ilustra que el elemento deshumanización del otro en este caso y subsiguientes actuaciones cometidas en su nombre con violencia, 10 Para que no se repitan justamente las experiencias racistas y/o xenófobas cuya conceptualización nos ocupa, véase la reflexión del filósofo Carlos Thiebaut (1999:17) -su “¡Nunca Más!” arraigado en T. Adornocon motivo de las cotas de horror singular del racismo antisemita nazi. 11 Véanse los criterios (“grounds”) racistas manejados por la Declaración de la Conferencia Mundial sobre Racismo en Durban (2001), Sudáfrica, y por la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Racismo (1965). Y véase asimismo los criterios manejados por las 11 Recomendaciones de ECRI, Comisión Europea de Lucha contra el Racismo y la Intolerancia; y otros textos en los que debo profundizar en la tesis doctoral. humillación, segregación, expulsión… sería lo que se considera para algunos esencial o clave que nombrar a través del concepto racismo. La metodología para este escrito consiste en relacionar, entonces, los significados y usos de los conceptos con los cambios y/o continuidades de las experiencias que les sirven de modelo –modelo en sus elementos repetibles e importantes que nombrar. Esto pone en juego un análisis verdaderamente sincrónico-diacrónico de los conceptos (véase Koselleck, 1993: 286; y Koselleck, en Richter, 1990: 42; y en Villacañas y Oncina, 1997: 43): i) Sincrónico, en referencia a los significados que están circulando o manejándose en un momento dado de racismo y/o xenofobia –hoy mismo; y la vez ii) Diacrónico, por cómo esos significados arraigan en una red de definiciones tejida a lo largo de la historia de los conceptos desde experiencias modelo o de referencia (Cfr. Koselleck, en Palti, 2001: 15). Lo histórico-diacrónico llega o alcanza pues al presente de un concepto, por el afán estabilizador que tuvo-tiene en principio la construcción de conceptos. Resulta curioso pensar en ello. Los significados actuales y plurales de los conceptos racismo y/o xenofobia procede de una red tejida históricamente desde experiencias y contextos diversos. La red podría continuar tejiéndose entonces a la luz de voces que, por cambios en las experiencias y contextos del presente, replanteen o cuestiones los elementos esenciales que nombrar (Véase Koselleck, 1993: 350; y 2001: 35). Al respecto, Koselleck acuñó una categoría fundamental -los estratos del tiempo- en los conceptos para estudiar sus diferentes usos o significados, aquellos que se pueden “arrastrar”, llegan hasta el presente: “(Los estratos del tiempo) son las formaciones sedimentadas de significados que alcanzan distintas dimensiones y profundidades en el uso del concepto” (Ibidem) Excede a este paper realizar debidamente el trabajo que se apunta desde lo anterior de estudio sincrónico-diacrónico de las redes semánticas-lingüísticas de racismo y xenofobia en relación a las experiencias-extralingüísticas que a su vez las filtran y filtraron; sus cambios y continuidades. La documentación adecuada a la que recurrir para ello exige ser además muy extensa, abarcando desde obras de historiadores, filósofos, académicos reconocidos en general… a prensa, leyes, tratados, documentos de partidos, movimientos sociales, el testimonio de participantes o implicados en las experiencias-conceptos, sus memorias 12 (Mención de estas fuentes en Koselleck, 1993: 180; 2001: 121; y Koselleck, en Richter (1990: 47) y Abellán (1991: 55). Por mi parte sólo emplearé aquí algunas, pocas realmente de estas fuentes. Será sólo pues un acercamiento de respuestas lo que se obtenga en relación a las preguntas planteadas al principio –recordemos–: ¿Qué hay en los conceptos de racismo y/o xenofobia -qué elementos - hacen posible sus diversos usos y entendimientos hoy? Y ¿a qué se “agarran” o “pueden agarrar” de los conceptos quienes (re)constituyen o participan de relaciones de poder? * En cuanto a la estructura del trabajo, ésta equivale a otra herramienta sobre la que reflexionar: la herramienta “mapa”. Y es realmente importante -creo-. Se trata de aquella que permita exponer de forma comprensible, o más o menos ordenada, los análisis propuestos antes (que comprenden las operaciones metodológicas de estudio sincrónicodiacrónico de las redes semánticas-lingüísticas del racismo y la xenofobia en relación a sus experiencias-extralingüísticas de referencia). Una posibilidad de mapa, entonces, la podemos encontrar en los elementos de la intolerancia. La intolerancia es un concepto en el que se subsumen en principio semánticamente el racismo y la xenofobia. La observación no es arbitraria, si recordamos cierto consejo de Gadamer sobre la legitimación de origen y validez de las opiniones: “La comprensión sólo alcanza sus verdaderas posibilidades cuando las opiniones previas con las que se inicia no son arbitrarias” (Gadamer, 1977: 336) 12 En el asunto de las fuentes de documentación Koselleck no descartó manejar incluso los sueños de las personas como expresión de sus experiencias de terror sociopolítico clave para ciertos conceptos: “los sueños son modos de ejecución del terror mismo que persigue al hombre hasta cuando duerme; remiten a las condiciones que los han hecho posibles” (Koselleck, 1993: 274). Hay un trabajo al respecto muy significativo de recopilación de sueños en los primeros tiempos del Tercer Reich, de Charlotte Beradt, Das Dritte Reich des Traumes, Munich, 1966, (en Koselleck, 1993: 273) Textos y conferencias internacionales del ámbito de la ONU esenciales en la lucha antirracista vienen ubicando explícitamente al racismo y xenofobia en el terreno de la intolerancia (Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, Durban, Sudáfrica, 2001; Declaración de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de 1993, Viena -en su párrafo 15; y la más reciente y frágil Conferencia de Examen de Durban, de abril de 2009; en 13 http://www.un.org/spanish/durbanreview2009/) La intolerancia presenta dos elementos formales-generales cuyos contenidos que concretar en el racismo y la xenofobia -como fenómenos específicos-, permite exponer de forma bastante ordenada los estudios sincrónico-diacrónicos de los significados de racismo y xenofobia en relación a sus experiencias de referencia. Veamos, la intolerancia presenta dos elementos generales14: i) Una desaprobación/sentimiento de rechazo u hostilidad contra algo/alguien; y/o 13 En relación a nombrar no sólo fuentes de carácter político- “institucional” procedentes de encuentros o foros internacionales, hay teóricos-académicos que han ubicado explícitamente en sus obras al racismo y la xenofobia dentro del campo general de la intolerancia. En España se destaca Javier de Lucas (1992b: 22; y 1992c: 39 y ss), presidente desde noviembre de 2008 de CEAR –Comisión Española de Ayuda al Refugiado– y catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Valencia. De Lucas ejerce en esta universidad de director del Grupo de Estudios sobre Ciudadanía, Inmigración y Minorías, y colabora con la Universidad Carlos III de Madrid como miembro del Consejo Científico del Instituto de Derechos Humanos 'Bartolomé de las Casas' y del Consejo Científico del Instituto de Derecho Internacional. 14 Elementos alrededor de los cuales giran la literatura moderna y contemporánea sobre tolerancia- intolerancia. Entre los clásicos, se pueden destacar John Locke (manejada la edición de 1991), John Milton (manejada la edición de 1956), y John Stuart Mill (manejada la edición de 1971). Del siglo XX se destacan Herbert Marcuse (1977), Norberto Bobbio (1988), Susan Mendus (1989), Susan Mendus y John Horton (eds.) (1985) (1988) (1991) (1999), Susan Mendus y David Edwards (eds.) (1987), John Horton y Peter Nicholson (1992), Ernesto Garzón Valdés (1993), Joseph Raz (1994), David Heyd (1996), Michael Walzer (1997), Carlos Thiebaut (1999), Francisco Tomás y Valiente (1998), Rafael del Águila (2003) (2004), Elena García Guitián (2002), Anna Elisabetta Galeotti (2002), Sebastián Escámez Navas (2004), Catriona Mckinnon (2006), Wendy Brown (2006), Slovak Zizek (2007). ii) Una actuación contra lo desaprobado, con la subsiguiente cuestión de la disposición del poder para actuar. Desde estos elementos generales 15 de la intolerancia podemos derivar una estructura de estudio para el racismo y la xenofobia, si bien subrayando que se trata sólo de un mapa - un punto de partida- con el que ordenar y presentar los debates aplicando la metodología koselleckiana (Esto significa que la propia consideración del racismo y la xenofobia como intolerancias se podrá acaso cuestionar o revisar en el transcurso del camino): PRIMERA PARTE) Sobre la dimensión de desaprobación/sentimiento de rechazo u hostilidad por algo o alguien La actitud racista y/o xenófoba SEGUNDA PARTE) Sobre el comportamiento dirigido contra lo desaprobado y el poder de hacerlo La actuación xenófoba y/o racista * 15 Un pensador maestro en emplear la herramienta-estructura de lo general a lo concreto, y precisamente en atención a sus posibles cambios y continuidades históricas, fue Karl Marx. En su caso, des destacó el estudio de la economía (con la economía esclavista, la economía feudal, la mercantil, la economía mercantilcapitalista…) Véase Gill (2002) 1. Sobre la dimensión de intolerancia relativa a la desaprobación/sentimiento de rechazo u hostilidad por algo o alguien. La actitud racista y/o xenófoba Xenofobia: Odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros Racismo: 1. Exacerbación del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros. 2. Doctrina antropológica o política basada en este sentimiento y que en ocasiones ha motivado la persecución de un grupo étnico considerado como inferior Racial: Perteneciente o relativo a raza (Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, 2001: 1579 y 1282; por tomar un ejemplo. Hay que tomar muchos más diccionarios y enciclopedias no restringidas al ámbito español) En definiciones como la de arriba, la dimensión de intolerancia relativa al sentimiento de rechazo u hostilidad por algo o alguien aparece presente, o parcialmente presente. En todo caso nos encontramos sentimientos, pensamientos… actitudes… doctrinas que estudiar, y ello en torno a dos conceptos clave: i) Extranjero, por lo que toca a la xenofobia; ii) Lo racial -que remite a raza-, en el racismo. Con tan sólo esta presentación inicial o básica de elementos en la que se identifican una posición, actitud, pensamiento… que estudiar (llamémosla A) ante alguien/algo extranjero y raza, respectivamente (llamémoslo B)-, se derivan algunos de los más importantes debates conceptuales sobre racismo y xenofobia. Son debates planteados precisamente a la luz de diversas experiencias y valoraciones sobre A y B, y también sobre si llega a proceder más de B o de A -o exclusivamente combinaciones específicas de éstos- lo importante o esencial que querer nombrar como xenofobia y/o racismo. Para verlo, lo que prosigue es la presentación de: 1) Los debates respectivos sobre extranjero y raza como conceptos-objeto de la xenofobia y el racismo; y 2) Los debates sobre la posición considerada xenófoba y/ racista ante los conceptosobjeto en cuestión (extranjero y raza) 1.1.Debates sobre los conceptos-objeto Extranjero Vale la pena comenzar esbozando los debates sobre los significados del concepto-objeto al cual se dirige presuntamente, o en torno al cual gira, la posición xenófoba. Se trata de la mencionada antes categoría extranjero (B). Sus significados no son claros cuando de lo que se trata es de analizar extranjero justamente como elemento constituyente de la xenofobia. En principio, una definición al uso de extranjero representativa de lo que circula en diccionarios actualmente es la siguiente: -Que es, o, viene de país de otra soberanía; -Natural de una nación con respecto a los naturales de cualquier otra; -Toda nación que no es la propia (Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, 2001; 22ª edición, versión digital: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=cultura) Catálogo semántico: Exterior. Alienígena, bárbaro, carcamán, exótico, extraño, de fuera, gringo, levente, meteco. Criollo, emigrante, exiliado, expatriado, guiri, inmigrante, naturalizado, peregrino, refugiado… *Derecho internacional, *diplomacia. Barbarismo, extranjerismo. Cocoliche. Divisas. Frontera. Hospitalidad. Nostalgia. Pasaporte. *Xenofobia. *Extraño. *Foraster (Diccionario de María Moliner, en versión digital, http://www.diclib.com/cgi-bin/d1.cgi?base=moliner&page=showpages) Extranjero es un término lleno de voces. Hay definiciones más jurídicas y/o socioculturales, informadas según se puede deducir del catálogo semántico por referencias históricas y geográficas (Por ejemplo: meteco, el extranjero en las polis griegas de la Antigüedad; gringo, el extranjero procedente o sobre todo ligado a Estados Unidos con respecto a Latinoamérica…). En extranjero se pueden distinguir voces incluso de tipo psicoanalítico y existencialistas interesadas en nombrar la alteridad y la alienación, de acuerdo a títulos como El extranjero (1942) de Mario Camus, o, Extranjeros para nosotros mismos (1991) de Julia Kristeva (1991). Y el elemento de alteridad parece estar presente ciertamente aun en las definiciones o voces pretendidamente más institucionales-jurídicas y socio-culturales. Veámoslo haciendo un subrayado a las definiciones al uso anteriores: 1. Que es, o, viene de país de otra soberanía; 2. Natural de una nación con respecto a los naturales de cualquier otra; 3. Toda nación que no es la propia Catálogo semántico: Exterior. Alienígena, bárbaro, carcamán, exótico, extraño, de fuera … Quién es extranjero, o mejor dicho, a quién se califica de extranjero, y quién se siente como tal, resulta complejo. Las respuestas dependen en gran medida de los planos – mezclados en la realidad- en los que los sujetos se manejen: planos institucional-jurídico y/o socio-cultural, más filosófico, psicológico… La cuestión es que analizando extranjero a la luz de su posibilidad de elemento-objeto constituyente de la xenofobia, importa subrayar que sus significados están dependiendo hoy –parece– sobre todo de dos conceptos clave: nación y país. Y tales conceptos y su relación no son precisamente fáciles. Nación es un término extremadamente controvertido en contenidos e historia. Sobre todo desde el último tercio del siglo XX se viene discutiendo en la academia la formación y recorrido histórico de las naciones y Estados modernos16 y, por lo mismo, la posibilidad de su superación o combinación con otras formas de organización territorial del poder (¿Uniones 16 verdaderamente supranacionales/supraestatales?). Las comunidades de A grandes rasgos, hay un debate entre los enfoques modernistas-constructivistas sobre el concepto de nación y quienes tratan de rescatar enfoques más primordialistas-esencialistas. Véase Anthony D. Smith (1976), Eric Hobsbawm (1991), Benedict Anderson (1991), Ernest Gellner (1993), Elie Kedourie (1993), John Breuilly (1998), Adrian Hastings (2000), Dominique Schnapper (2001)…En España se destacan como obras completas sobre teorías del nacionalismo, Andrés de Blas Guerrero(1999) y Luis Rodriguez Abascal (2000) referencia en la historia humana para la organización del poder político no han sido siempre las mismas (tribus, polis griegas de la Antigüedad, imperios, ciudades medievales, Estados modernos, Estados-Nación contemporáneos…). Notar esto puede ser esencial en la consideración de extranjero como concepto objeto de la xenofobia, porque convierte en frágiles los criterios de la identificación de tal concepto-objeto. Si son controvertidas y cambiantes las propias articulaciones de las comunidades que las personas tomamos de referencia para distinguir a quien viene/ procede/ o /es natural de otras, devienen controvertidas también y cambiantes las identificaciones del extranjero. Sin embargo, algo estable puede nombrarse en este concepto en su relación con el de xenofobia, y parece tener que ver con dos pares antitéticos: “interno-externo” y “adentro-fuera”, así como entonces con el elemento “alteridad” (Con independencia de cómo se defina o se quiera definir los contenidos de interno, externo, afuera y adentro). Koselleck como estudioso de los conceptos y de ciertas categorías heideggerianas estables-estructurales de historias, prestó mucha atención justamente a estos pares –interno-externo, afuera-adentro– considerándolos una antinomia metódica en cuya repetibilidad estructural se encuentra la posibilidad de incorporar diversos y nuevos contenidos (Cfr. Koselleck, 1993: 210; y Koselleck, 1997: 77 y 84) * Si se establece lo anterior, ¿podrían determinados contenidos usados para identificar lo externo respecto a lo interno y acusar adentro y afuera de la comunidad, tener que ver con la actitud misma xenófoba (A) que estudiar? En la presentación del concepto xenofobia vimos -acordémonos- que se identificaba una posición/actitud que estudiar (A) ante el extranjero (B). Como fuere, se apunta que el posible núcleo del concepto xenofobia, parece exigir abordar la posición en cuestión (A) considerada xenófoba en relación con la categoría extranjero. Raza Ahora, apunta ser muy delicado asomarse al caso de los significados de raza y su papel constituyente dentro del concepto racismo. El tipo de voces que encontramos en raza son hoy: 1. Casta o calidad del origen o linaje. 2. Cada uno de los grupos en que se subdividen algunas especies biológicas y cuyos caracteres diferenciales se perpetúan por herencia. 3. Grieta, hendidura. 4. Rayo de luz que penetra por una abertura. 5. Grieta que se forma a veces en la parte superior del casco de las caballerías. 6. Lista, en el paño u otra tela, en que el tejido está más claro que en el resto. 7. Calidad de algunas cosas, en relación a ciertas características que las definen. Expresiones relacionadas: Raza humana. humanidad (‖ género humano) De raza. Dicho de un animal: Que pertenece a una raza seleccionada. (Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, 2001; 22ª edición, versión digital: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=cultura) ¿Qué se puede subrayar de estas acepciones para presentar –al menos presentar– los debates sobre la relación de raza respecto al concepto racismo? En principio parecen vitales –por lo que vamos a ver continuación– atender a las acepciones 1) y 2). Desmenuzando sus elementos: Acepción 1) Elementos origen, linaje, y el elemento valorativo de su calidad; Acepción 2) Elemento-objeto grupos que suponen subdivisiones-clasificaciones dentro de algunas especies. Son grupos cuyos caracteres diferenciales se reproducen-perpetúan en clave científica-genetista (por herencia) Pues bien, hay una historia o historias detrás de estas acepciones y sus elementos y relaciones. Hay experiencias de referencia concretas que importa notar por lo que toca al racismo. El término mismo racismo se acuñó de hecho por primera vez en el periodo de entreguerras del siglo XX para designar en un sentido peyorativo a las teorías e ideologías políticas que, desde el XIX, venían girando en torno a la acepción 2) considerando la especie humana como una de las especies biológicas subdivisible en razas (Véase Wieviorka, 1992: 27). Las teorías e ideologías racistas arraigadas en la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX intentaban trasladar los estudios científicos de razas en los animales17 al ser humano en las ciencias sociales: “Durante la segunda mitad del siglo XIX toda Europa se interesaba por la medida de los cráneos, la pigmentación de la piel, el color de los ojos y del cabello; es entonces cuando se elaboran clasificaciones raciales… La medicina, la biología, la química y la genética, pero también la antropología, la etnología, la psiquiatría, las ciencias jurídicas y la demografía, acabaron participando en la tarea de clasificar poblaciones” (Wieviorka, 1992: 33 y 34) Tras la Segunda Guerra Mundial, el término racismo se extendió paralelo al descrédito precisamente del de raza, o mejor dicho, razas, dentro de la especie humana. No es fortuita en este sentido la expresión que recoge actualmente la RAE en 2001 de raza humana (humanidad (‖ género humana), en contraste claro con los usos del XIX: “El retroceso del concepto raza jamás fue tan brutal como inmediatamente después de la segunda guerra mundial y del descubrimiento de Auschwitz; por esos mismos años la UNESCO se lanzó a denunciar científicamente las doctrinas racistas y numerosos sabios – entre ellos algunos de los más eminentes biólogos- sostuvieron que la idea de raza era un sinsentido” (Wieviorka, 1992: 72; véase esto también contado por (Taguieff, 1995: 144 y 164) En consecuencia, ¿se concluiría que tiene un enorme peso para el concepto racismo el de raza (cuando es usado en plural con colectivos de personas en un pretendido sentido biologicista)? Si la respuesta es que sí, por lo que toca a definir al concepto racismo no habría mucho a su vez que ahondar en la posición que llamábamos “A” en relación con la categoría raza(s) (B). La posición racista se presupondría constituida, o más bien, se 17 Genética, como parte de la biología que trata de la herencia y lo relacionado con ella. Consúltense las enciclopedias de ciencias naturales al respecto. Tengo que proporcionar la lista… sospecharía presente en estar interesado en nombrar colectivos de personas como “razas” en un sentido biologicista, más allá de raza humana. No obstante, el asunto se complica considerando que, para la constitución de la posición racista, hay voces que cuestionan que sea tanto necesario como suficiente el uso del concepto-objeto plural razas en el sentido biologicista. En lo relativo a que no sea suficiente, el texto de la ONU –precisamente de intención antirracista– Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación racial (1965) emplea en su articulado el concepto razas: (Artículo 2) Los Estados partes condenan la discriminación racial y se comprometen a … promover el entendimiento entre todas las razas, y con tal objeto… (Artículo 1) En la presente Convención la expresión "discriminación racial" denotará toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública. (Texto disponible en 18 http://www2.ohchr.org/spanish/law/cerd.htm; el subrayado es del presente paper ) Otro texto procedente de la lucha antirracista, en el ámbito del Consejo de Europa, con ECRI (Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia19), explica que, aun 18 Véanse también en el ámbito de la ONU a este respecto del uso de raza en los textos del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, de 1966, Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, de 1966, o la Declaración sobre los Derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas o lingüísticas, de 1992/ Resolución 47/ 135 de la Asamblea General de las Naciones Unidas 19 ECRI, organismo inserto en la estructura del Consejo de Europa, se autodenomina como “organismo que monitorea la lucha contra el racismo, la xenofobia, el antisemitismo e intolerancia en Europa desde la perspectiva de la protección de los derechos humanos. Su acción cubre todas las medidas necesarias para combatir la violencia, discriminación y prejuicio contra personas o grupos de personas en atención a su raza, color, lengua, religión, nacionalidad, u orígenes étnicos o nacionales” rechazando las teorías basadas en la existencia de “razas” diferentes, se utiliza el término en las Recomendaciones del organismo “para garantizar que la legislación protege igualmente a las personas que normalmente y, por error, se consideran pertenecientes a “otra raza” (Pie de página en p: 5, Recomendación 7 de ECRI, aprobada el 13 de diciembre de 2002, Estrasburgo. Ver web de ECRI: http://www.coe.int/t/dghl/monitoring/ecri/activities/GPR/EN/Recommendation_N7/REC7-2003-8- ESP.pdf). Asimismo, en el ámbito de la Unión Europea, Piet Leunis y Jan Niessen (2007) notan en su estudio -encargado para la propia UE- sobre la trasposición de dos directivas antirracistas20 el problema de definir “raza” y el de aceptar el término aun cuando se trate del contexto de luchar contra la discriminación racial. Realmente raza y racial son términos resbaladizos en sus usos y con ello parecen contar quienes luchan contra los comportamientos racistas. Los elementos que intervienen en la construcción-conceptual de razas son precisamente varios y complejos21. Pueden realizarse operaciones de posible asimilación o desplazamiento de los contenidos de sus significados, asociaciones de términos… y omisiones importantes, de tal manera que, por ejemplo, racial e incluso raza en sus usos sociales se reduzca o asimile con los diversos tonos del color de piel de las personas sin proceder a intentar categorizar grupos en que se subdivide la especie humana… En este sentido se afirma que el uso lingüístico del concepto-objeto plural razas puede no ser suficiente para constituir la posición racista. El asunto se visibiliza cuando la propia Declaración de la UNESCO sobre la raza y los prejuicios raciales (1978) subraya que determinados fines o intenciones de los usos de raza y racial son los constituyen a la posición racista (esa posición A que analizar). Se trata de los fines de construir, (http://www.coe.int/t/e/human_rights/ecri/1-ECRI/1-Presentation_of_ECRI/Default.asp#TopOfPage, a 3 de febrero de 2009) 20 Directiva 2000/43/CE relativa a la aplicación del principio de igualdad de trato de las personas independientemente de su origen racial o étnico y la Directiva 2000/78/CE relativa al establecimiento de un marco general para la igualdad de trato en el empleo y la ocupación 21 Recordemos, raza se compone entre otros de elementos como grupo, caracteres diferenciales, la consideración del modo de reproducción genetista de los caracteres… Definición de la RAE sostener, apoyar o justificar relaciones de poder, dominación, desigualdades de derechos humanos, jerarquías entre los grupos identificados como “razas”… (Véase sobre todo el artículo 2 de la Declaración; texto disponible en http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/d_prejud_sp.htm). La cuestión que se deriva de todo lo anterior es en fin muy delicada, porque son justamente experiencias de dominación constitutivas de la posición racista (A) las que se sospechan en la construcción del concepto-objeto razas (el elemento que venimos denominando B en el análisis). Y, entonces, ¿supone ello que la posición racista (A) se puede subsumir internamente en B (concepto razas)? La respuesta parece que depende a su vez ante todo de otra: la que se dé en definitiva a por qué querer nombrar razas más allá de raza humana. Y, en este punto, los organismos antirracistas y las políticas de discriminación positiva con las personas que sufren experiencias racistas se ven en la tesitura de necesitar ser muy cuidadosos en aclarar los fines e intenciones que tienen sus acciones en relación al lenguaje empleado. No parece gratuito que la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación racial (1965) en su artículo 2.2 establezca: “Los Estados Partes tomarán, cuando las circunstancias lo aconsejen, medidas especiales y concretas, en las esferas social, económica, cultural y en otras esferas, para asegurar el adecuado desenvolvimiento y protección de ciertos grupos raciales o de personas pertenecientes a estos grupos, CON EL FIN de garantizar en condiciones de igualdad el pleno disfrute por dichas personas de los derechos humanos y de las libertades fundamentales” (Los subrayados y mayúsculas son de este paper) * Debatir si es suficiente -para la constitución de la posición racista (A) estar interesado en nombrar colectivos de personas como “razas” (B) no cierra -si pudieran cerrarse en todo caso- las reflexiones que destacar en torno al posible papel que desempeña el concepto raza dentro del racismo. Antes se apuntó que hay voces que cuestionan que raza pueda ser incluso un elemento necesario. Es decir, que B no cuente para A. Nos encontramos, por tanto, con un posible “giro copernicano”- si se permite la expresión- en los análisis. ¿O tal vez no tanto giro? ¿Qué significa afirmar que para identificar racismo no tiene por qué apelarse necesariamente al concepto razas? André Taguieff es el autor clave al respecto que trabajar para contestar debidamente (por lo que he leído hasta ahora). De acuerdo a Taguieff (1995) la clave racista no exige la presencia de un discurso de razas. Veámoslo, muy brevemente. Al autor le llamó la atención que el descrédito científico de raza tras la Segunda Guerra Mundial no implicara el fin de las doctrinas racistas. El racismo prosiguió y prosigue aun cuando “los genetistas dieran la buena noticia de que la noción de raza no tiene sentido científico… es inaplicable a la genética de las poblaciones” (Taguieff, 1995: 164). Taguieff se fijó asimismo en que los racistas adaptaron no obstante su discurso desde la posguerra a la deseabilidad social de omitir raza, visto el descrédito general del concepto o, más bien, ¿del término? El autor explica que sobre todo desde la década de los 70 asistimos a un desplazamiento del elemento-objeto raza al de cultura dentro del racismo, y centrado ello además en la atención a los extranjeros. Taguieff habla en este sentido de un neorracismo culturalista-diferencialista y xenófobo, en principio distinto del racismo biologicista decimonónico (Cfr. Ibidem: 184 y ss). Los discursos neorracistas desplazan el tema de la superioridad e inferioridad de razas al de pureza cultural e incompatibilidad subsiguiente de grupos-culturas, ¿lo que avisa de una ruptura a nivel de las representaciones y argumentaciones racistas contemporáneas?: “El nuevo racismo doctrinal se funda en el principio de inconmesurabilidad radical de las formas culturales diferentes” (Ibidem: 168) La experiencia de referencia que toma Taguieff para sus observaciones sobre el neorracismo actual está tomada de partidos considerados de tradición de extrema derecha en Europa, sobre todo el Frente Nacional francés de Le Pen. Taguieff afirma que sus discursos se articulan en un lenguaje de nacionalismo, en general de argumentos comunitaristas de identidad y del derecho a la diferencia, e incluso de supuesto republicanismo (en Ibidem). La discusión está servida con tan sólo estas observaciones y sus implicaciones. Indica Taguieff que los racistas-neorracistas aprovechan que “el asunto de la diferencia es probablemente uno de los más reconocidos en las últimas décadas” (Ibidem: 178) 22 22 Autores como Juan Alvite (1995) y el jurista Jon-Landa Gorostiza (2001) apoyan las tesis de Taguieff acerca del neorracismo. Y, como él -quien llega a acuñar el término antirracismo conmemorativo (Taguieff, La pregunta que asoma para nosotros ahora es dónde deja todo esto a cuanto se viene afirmando acerca del posible núcleo duro conceptual racista (y su concepto-objeto central del que derivó en principio, raza). Taguieff (1995: 183) no deja de plantearse él mismo esta pregunta, intentando explicar por qué afirma continuidades racistas en el desplazamiento de raza a cultura. Y al respecto explica que con la cultura hablamos de “raza mental” y, de hecho, esto estuvo siempre presente en el racismo biologicista nazi (Cfr. Ibidem). Se trata de “la raza-cárcel, del pueblo-organismo, de la sociedad-célula o de la cultura-prisión” (Ibidem: 171). Taguieff, concluyendo, por todo esto, nos viene a decir de alguna manera que lo estable e importante que nombrar -a su juicio- del concepto racismo -o sus derivados- no exige la consideración de la reproducción biologicista de las diferencias consideradas características de los “grupos”. De tal manera, ¿afirmar razas en el sentido de afán biologicista no es un elemento necesario para la constitución de la posición racista? Wieviorka (1995), un autor ya mencionado, recela de tal sugerencia. ¿Podemos identificar una posición racista (A) sin raza (B), es decir, sin precisamente el elemento de afán biologicista que “el racista clásico” usa en la justificación de relaciones de poder o jerarquías entre grupos-“razas”? Expresado esto con un símil, ¿puede ser racista una “habitación que omita o prescinda entre sus “muebles” del de “raza” en el sentido biologicista?23 1995: 151)- lamentan que la lucha antirracista trabaje de alguna manera “anclada” en los parámetros del racismo biologicista decimonónico (Véase Landa, 2001: 50 y 251; y Alvite, 1995: 104). He de ahondar no obstante en bibliografía de autores al respecto. Por presentar a Landa, al menos, es un jurista que hizo su tesis doctoral sobre el tratamiento penal de la xenofobia y ejerce actualmente como profesor de Derecho penal en la Universidad del País Vasco. En 2005 fue nombrado director de Derechos Humanos del Gobierno vasco. 23 Este símil de la habitación y sus muebles está tomado de una lectura de Michael Freeden acerca de los elementos constitutivos de las ideologías que por sus recorridos históricos y subsiguientes cambios parciales plantean la existencia de muebles-elementos esenciales centrales sin los cuales ya no se podría reconocer a la ideología en cuestión. Tengo que buscar la referencia bibliográfica… Necesitamos preguntarnos qué es lo que importa nombrar del concepto racismo a la hora de considerar-calificar la magnitud del papel que juega raza (en el sentido biologicista) como su supuesto concepto-objeto (¿o concepto-resultado?). En realidad necesitamos ya adentrarnos, por fin, en los debates sobre lo característico, esencial de las posiciones (A) consideradas racistas y/o xenófobas en su caso. Parcialmente lo hemos hecho de alguna manera ya, por las posibles relaciones íntimas entre esa posición que estudiar (A) y los elementos extranjero y raza (B). La mezcla de análisis se ha visto sobre todo tomar lugar ya en el racismo, como si aparentemente “raza” fuera más interno o constitutivo de la posición racista de lo que es extranjero para xenofobia. Pero es muy prematuro extraer conclusiones. Al analizar a continuación la posición xenófoba, vamos a ver justamente lo delicado que es dirimir qué tipo de actitudes, tratamientos… al extranjero -o con el extranjero- se conceptualizan xenófobas. [Dadas las exigencias de un paper, le pido encarecidamente al lector un esfuerzo para pasar al siguiente epígrafe y ver adónde nos dirigen las reflexiones. El “destino” o punto de llegada, si así puede llamarse, nos puede proporcionar claves valiosas con las que responder a las preguntas que se planteaban como objetivos al comienzo. Recordemos: ¿Qué se entiende por racismo y/o xenofobia cuando afirmamos o negamos su presencia o en unas experiencias u otras? ¿De dónde proceden los elementos conceptuales? ¿Cómo se construyen las características de los conceptos? ¿Ha habido o puede haber una evolución de esas características? ¿Cómo se identifica la esencia o identidad del concepto/s ante cambios posibles de los elementos en las experiencias? ¿A qué elementos se “agarran” o dónde focalizan la atención quienes constituyen o participan relaciones de poder a propósito de las definiciones?] (Lamento tener que decir que al final no me ha dado tiempo al redactado de los epígrafes pendientes. Lo siento. En la propia exposición del Congreso de IPSA presento su resumen de ideas. Muchas gracias a quien haya llegado a leer hasta aquí) Bibliografía Abellán, Joaquín (1991): “Historia de los conceptos” (Begriffsgeschichte) e Historia Social. A propósito del Diccionario Geschichtliche Grundbegriffe”, en Santiago Castillo (coord.) 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