22 TAPIAS_39 HOMS.qxd 05/05/16 17:04 Página 22 TRIBUNA Por José Antonio Pérez Tapias* L as izquierdas españolas estarán cavando su tumba –por un buen rato, hasta que haya una futura resurrección– si no contribuyen a que el próximo 26 de junio, fecha de las anticipadas elecciones generales, sea día del acontecimiento que ha de ser la posibilidad real de una alternativa a la derecha. ¿Podrá lograrse? La multitud de los escépticos, sin contar a los ya descreídos, es cuantiosa entre la misma ciudadanía que se ubica a la izquierda del espectro político. La cuestión, entonces, radica en ofrecer buenas razones, respaldadas por decisiones que las hagan convincentes, para transmutar ese escepticismo y convertirlo en exigencia crítica que opere como acicate para lo que las izquierdas deben hacer. Si el conservadurismo gana la partida cuando se recita con resignación aquello de que “no hay nada nuevo bajo el sol” –ya lo recogía aquel escarmentado Qohelet bíblico, en su caso para distanciarse de las vanidades del mundo–, lo que procede, si se quiere ganar democráticamente a la derecha, es afrontar el compromiso político de que debe haber algo nuevo bajo el sol. Hay que ser consecuentes con la conclusión del análisis acerca de lo ocurrido desde las pasadas elecciones generales hasta ahora: las cosas no pueden ser una pura repetición de lo mismo, toda vez que ciudadanos y ciudadanas ya están llamados a pronunciarse de nuevo en las urnas. No dejará de ser un hándicap que la mayor parte de los candidatos repitan, destacando cómo es así en el caso de los mismos líderes de los diferentes partidos. Pero si a eso 22 9–15 de mayo de 2016. nº 1154 se añadiera que se reiteraran modos prepotentes y discursos evasivos, o mensajes falaces y propaganda huera, entonces no avanzaremos un milímetro. Sabemos que quien se adentre en la crítica sin nada de autocrítica no consigue credibilidad; igualmente somos conscientes de que quien anda en la cuerda floja de la indefinición, no gana confianza. Los programas electorales son los que son desde las elecciones que se celebraron hace sólo meses, pero eso no obsta para que se perfilen mejor los puntos de los mismos que en el debate de las pasadas semanas han destacado ya como referencias indispensables, ya como objeto de polémica. Y si lo que haya habido de debate en medio de una sobrecarga de exposición mediática, la cual, sin duda, ha condicionado todo el proceso en una especie de campaña electoral permanente desde que se cerraron las urnas la última vez, ha girado en gran medida en torno a la política de pactos que en cada caso se seguía, es necesidad insoslayable clarificar ante la ciudadanía qué pactos se pretenden firmar, y con quiénes y para qué. La experiencia del PSOE con el pacto suscrito con Ciudadanos –la hipoteca blindada que se echó al cuello–, y con el no firmado con partidos de izquierda y nacionalistas como el PNV, da a entender que es necesaria una mayor claridad estratégica, por bien del proyecto que el Partido Socialista quiera llevar adelante, así como por respeto a su electorado, a su militancia y a la ciudadanía en general. Cabe decir que razonamientos análogos se pueden hacer respecto a otras fuerzas políticas, EUROPA PRESS Debe haber algo nuevo bajo el sol La experiencia del pacto suscrito con Ciudadanos da a entender que es necesaria una mayor claridad estratégica por bien del proyecto que el Partido Socialista quiera llevar adelante, así como por respeto a su electorado, a su militancia y a la ciudadanía en general y cabe esperar que de lo vivido se aprenda de cara a las fases preelectorales y poselectorales en torno a los inmediatos comicios. Sobre todo en estas últimas habrá que aplicarse de nuevo a la búsqueda de alianzas para conformar Gobierno. Una vez más se hablará de estar a la altura de las circunstancias, ¿mas al modo usualmente retórico o de verdad? Porque estar a esa altura será abrir paso a algo efectivamente nuevo –en el sentido de aquel novum invocado por Ernst Bloch en El principio esperanza, que no se confunde con lo meramente novedoso, sino que tiene que ver con lo que en un determinado momento histórico aflora como punto de inflexión de una realidad en proceso que se impulsa hacia metas de solidaridad y emancipación. Ahora bien, ¿cómo dar ese salto hacia lo nuevo que emerge de condiciones favorables a la posibilidad real de un cambio social que abarque desde lo económico al orden simbólico, desde la hoy triste realidad de Europa a la preocupante situación del Estado español? Cualquiera podría decir que se está pidiendo el máximo a una política que está en el mínimo de su prestigio. Es ésta una contradicción que afecta a todos los partidos políticos, cierto, pero la izquierda, si quiere verificar su razón de ser en el radicalismo democrático que debe acompañarla, no puede dejar de afrontarla. Es decir, los partidos de la izquierda se juegan su ser o no ser en cómo aborden sus propias contradicciones para que en ellas no naufrague la posibilidad de lo nuevo que deben alumbrar. l *Miembro del Comité Federal del PSOE