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EL CONTRATO
El contrato está considerado como la expresión de la libre voluntad de dos o más
personas capaces mediante la cual se crean o modifican obligaciones exigibles
mediante la intervención de organismos públicos dotados de la capacidad
imponerles coercitivamente.1 De igual manera, podríamos mencionar que la
simple voluntad de dos o más personas, pueden ser suficiente para celebrar un
contrato, es decir, para crear y hacer exigible diversas obligaciones.
Analizando a diversos autores, entre ellos, Ramón Sánchez Medal, dentro de su
obra, hace referencia a la diferencia que existe entre el convenio y el contrato,
manifestando lo siguiente: "convenio es el acuerdo de dos o más personas para
crear, transmitir, modificar o extinguir obligaciones" mientras que los contratos
"son los convenios que producen o transfieren las obligaciones y derechos"2
Así mismo, Manuel Bejarano Sánchez, manifiesta que el contrato es una especie
de convenio, donde hay un acuerdo entre dos o más personas para crear,
transferir, modificar o extinguir obligaciones, por lo que los convenios que
producen o transfieren las obligaciones y derechos toman el nombre contratos.3
El contrato puede ser considerado adecuado para lograr varios fines, sin embargo
la doctrina norteamericana, tiende a considerarlos como un instrumento para
alcanzar fines económicos.
1
Trigo Represas Felix A., Stigltz Rubén S., Contratos, Ediciones La Rocca, Buenos Aires 2001, pág. 31
Sánchez Medal Ramón, de los contraros civiles, Porrúa, México 2005, pág. 4
3
Bejarano Sánchez Manuel, Obligaciones civiles, Oxford, 2004, pág. 26
2
1
LA FORMA.
La forma del contrato presenta diversos significados y puede ser planteada desde
diversos puntos de vista, persiguiendo distintos objetivos, por ejemplo De Gásperi
señala que la forma puede ser concebida como el molde en que la voluntad
sustancial del acto se vacía y se hace sensible, adquiriendo un sentido mediante
el cual los terceros la pueden reconocer, ponderar sus alcances y prever las
consecuencias.
Otros juristas, consideran que se habla de forma en sentido estricto o técnico
cuando en virtud de la ley o de la voluntad en el acto jurídico se hace necesaria
una modalidad exterior determinada y se requiere para que la manifestación
consiga su efecto un modo particular más o menos riguroso, es la "forma
impuesta".4
En Roma, la forma de los contratos tienen su carácter formal y sacramental, sin
embargo, la necesaria es la oral, denominada la stipulatio (contrato verbal típico),
o bien puede ir acompañados de determinados rituales externos, como el
mancipatio.
La forma escrita tuvo un valor secundario, sirviendo de modo probatorio. El
formalismo ofrecía el inconveniente de no permitir aterrizar la voluntad por la
rigidez excesiva que llevaba a que en ocasiones no se acomodaban exactamente
voluntad y forma, con ello viene a relucir la siguiente diferencia;
a) Formales. Son aquellos respecto de los cuales el orden jurídico prescribe a las
parte una forma necesaria para expresar la voluntad, por lo que, si ella no es
observada, el negocio no existe. Sin embargo, cabe mencionar que el contrato
forma es el más arcaico de los contratos existentes en Roma
4
Cifuentes, Santos, Negocio Jurídico, Astraea, Buenos Aires, 1986, pag. 192
2
b) No formales. Son aquellos en los que las partes pueden expresar su voluntad
en cualquier forma, siempre que ella quede clara y manifiesta.5
Por lo anterior, el contrato, a lo largo de toda la historia, ha sido y continuará
siendo una de las herramientas jurídicas más importantes que posee el hombre
para poder satisfacer sus necesidades; podríamos decir que el contrato, resultó
ser una de las instituciones jurídicas que más ha acompañado al hombre desde
que comenzó a comunicarse con sus semejantes, por ello podría resultar más
sencillo, comprender que para que las relaciones jurídicas contractuales pudieran
cumplir su cometido, era necesario ir modificando y moldeando los vaivenes del
individuo.
5
Álvarez Suárez, Ursicino, el negocio jurídico en derecho romano, Revista de Derecho Privado, Madrid, 1954,
serie G, vol. XXVIII.
3
LOS ELEMENTOS.
Es importante mencionar, que los contratos deberán cumplir con determinados
elementos, tales como los elementos de existencia, de validez y de eficacia.
Los elementos de existencia, es aquel elementos que contempla vaya dentro de
estos mismos, dos elementos que de manera conjunta debe tener un acto jurídico
para que pueda ser contrato, de tal manera que la ausencia de cualquiera de esos
dos elementos mencionados impide la existencia del contrato, siendo el
consentimiento y el objeto.
El consentimiento, es entendida como la voluntad del deudor para obligarse y
como concurso o acuerdo de voluntades, por lo que a falta de la voluntad de éste
para obligarse, se convierte en nulo.
La voluntad debe ser real, seria y precisa, así como deberá ser extriorizada, de tal
manera que no quepa la menor duda de que el sujeto que se obliga no se
encuentre en un estado de incapacidad para someterse a dicha obligación, así
como debe ser seria y precisa en virtud de que a la obligación que se somete no
es en broma, sino una obligación real; y deberá de exteriorizarse en cuanto a que
se deberá de manifestar ya sea de manera verbal, escrita o por signos
inequívocos, de tal manera que deberá ser expresada la voluntad de querer
contraer dicha obligación.
De igual manera y de acuerdo al segundo elementos, que es el objeto, o de igual
manera, puede ser llamada cosa, se refiere básicamente a que la misma debe
existir en la naturaleza, debe ser determinada o determinable e cuanto a su
especie, así como deber estar dentro del comercio. Lo anterior, significa que la
cosa o el objeto materia del contrato que se está elaborando, deberá de existir, por
lo que si dicha cosa u objeto no existe, el contrato será nulo, puesto que no
4
podemos adquirir obligaciones sobre cosas u objetos que ya no son parte del
comercio o bien que los mismos ya no existen.
Sin embargo, cabe mencionar, que las cosas futuras, es decir que en este
momento no están dentro del comercio y son inexistentes, también pueden ser
materia de un contrato, esto es como cuando se compra una cosa que apenas se
va a fabricar o bien una cosecha que se espera para recoger, exceptuándose las
cosas futuras en el caso de hipoteca, así como los bienes futuros del donante e n
una donación.
De igual manera la cosa deberá ser determinada determinable, esto no solo en lo
que se refiere en cuanto a su especie, sino también en cuanto a la cuota o
cantidad, lo que implica, que deberá de establecerse en el contrato que cantidad o
cantidades son las que se están sometiendo al contrato, lo anterior, toda vez que
si sólo se menciona que se entregará algún producto, por mencionar, que se
entregará aceite de olivo, pero no se menciona que cantidad será la que se deberá
entregar, pues será suficiente con entregar unas gotas o un litro del mismo, para
cumplir con la obligación contraída, por lo anterior, es que es necesario que se
cumpla con este elemento, a fin de cumplir con lo establecido en ello.
Otro punto que es de suma importancia dentro de los contratos, es la capacidad
jurídica que deben de tener las partes que se involucran en la participación de un
contrato, siendo pues la aptitud que la ley le reconoce a la persona para adquirir y
tener derechos, esto puede ser llamado la capacidad de goce, que es utilizada
para usar o poner en práctica esos derechos y ejercer la denominada capacidad
de ejercicio.
Sobre lo antes mencionado, el Código Civil maneja dos principios:
1. La "capacidad de goce" la tiene toda persona, sin excepción, esto desde el
momento de que es concebida hasta su muerte. Lo anterior, implica que es un
hecho que va inherente al ser humano.
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2. La "capacidad de ejercicio", ésta la posee toda persona, sin embargo la ley
manera sus excepciones, como por ejemplo los incapaces, que son sujetos que
por así establecerlo la ley, los mismos no pueden ser sujetos a contraer
obligaciones, tales como comprometerse en un contrato.
6
INTERPRETACION.
Manuel Ossorio, en su Diccionario de ciencias jurídicas políticas y sociales,
manifiesta que la interpretación resulta pues ser la acción y el efecto de
interpretar, de explicar o de declarar el sentido de una cosa, principalmente el de
los textos faltos de claridad. Por lo que, podemos definir que la interpretación será
la aclaración sobre aquello que requiere de claridad para la comprensión de los
términos o conceptos empleados, ya sea en la ley o en algún acto jurídico.
Entonces, el intérprete y la labor interpretativa será la consecuencia necesaria,
lógica de la oscuridad de la ley, del acto jurídico o bien del contrato que se trate.
Para resaltar lo presente, cabe mencionar que se cuenta con la interpretación de
la ley, siendo éste el acto emanado del poder público que rige las relaciones de
quienes están sometidos territorialmente a su vigencia.
Es dable establecer, que existen normas para interpretar otras normas jurídicas,
éstas se enfocan básicamente en la interpretación esencialmente objetiva de la
ley; así como existen normas para interpretar los contratos, las cuales tienen una
función más compleja, porque llevan a cabo una interpretación subjetiva y a la vez
objetiva.
En cuanto a la interpretación subjetiva, para que quede más claro, se refiere a el
hecho que sirve para interpretar el contrato si es la voluntad interna o la intención
que las partes han exteriorizado a través de las palabras, es decir, aquella
intención que efectivamente tienen las partes en celebrar dicho contrato.
En cuanto a la interpretación objetiva, es para eliminar dudas o ambigüedades ya
sean las palabras, términos o en las cláusulas del contrato.
7
Es importante mencionar, que el contrato deberá ser interpretado de acuerdo a la
buena fe, que consiste en esa lealtad de conducta de las partes de manera
recíproca.
8
CONCLUSIONES
El desarrollo del presente tema, refiere acerca de lo que el contrato implica, desde
lo que el contrato por sí mismo, la forma que los mismos deben llevar, no sin
resaltar la importancia de los elementos que cada uno de ellos deberá incluir, no
sin dejar de mencionar lo esencial que cada uno de esos elementos deberán de
ser, puesto que si bien es cierto, al no cumplir con dichos elementos, el contrato
carecerá de valor o bien se consideraría nulo.
De igual manera, se habla un poco de lo que implica la interpretación, mismo que
se refiere a aquella cuando se trata básicamente de la interpretación desde el
contenido de los mismos contratos, así como la interpretación que la ley le otorga.
Considero que el análisis de este tema, puede llegar a ser aún más profundo,
pues si bien es cierto, en lo personal al tratarse de temas selectos de derecho civil,
en los que no me encuentro muy relacionada, me pareció interesante puesto que
si bien es cierto para la validez de los mismos se deberá cumplir con determinados
requisitos y la infinidad de elementos que existen para la interpretación de ellos.
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BIBLIOGRAFIA
-
Sánchez Medal Ramón, De los Contratos Civiles, editorial Porrúa, México
2005.
-
Trigo Represas Félix A. Stiglitz Rubén S., Contratos, ediciones La Rocca,
Buenos Aires, 2001.
-
Rojina Villegas Rafael, Compendio de Derecho Civil, Teoría General de las
Obligaciones, editorial Porrúa, México 2000.
-
Bejarano Sánchez Manuel, Obligaciones Civiles, Oxford, 2004.
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