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EXP. N.° 04184-2012-PHC/TC
LIMA NORTE
JOSE ORIOL
ANAYA OROPEZA
RAZÓN DE RELATORÍA
En la presente causa la resolución sólo es suscrita por los
magistrados Urviola Hani, Vergara Gotelli, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez
Miranda y no por el señor magistrado Beaumont Callirgosdebido a que, a pesar
de que estuvo presente en la vista de la causa, no llegó a votar y mediante
Resolución Administrativa Nº 66-2013-P/TC de fecha 3 de mayo de 2013,
publicada en el diario oficial “El Peruano” el 6 de mayo de 2013, se ha
declarado la vacancia de dicho magistrado por la causal establecida en el artículo
16º, inciso 4, de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 8 días del mes de mayo de 2013, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los señores magistrados Urviola Hani, Vergara
Gotelli, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente
sentencia
ASUNTO
Recurso
de
agravio
constitucional
interpuesto
por
doña
Isabel Magaly Anaya Hilario y don William Lyndon Anaya Hilario a favor de
don José Oriol Anaya Oropeza contra la resolución de fojas 188, su fecha 3 de
setiembre del 2012, expedida por la Segunda Sala Penal con Reos en Cárcel de la
Corte Superior de Justicia de Lima Norte, que declaró infundada la demanda de
autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 21 de junio del 2012, los recurrentes interponen demanda de
hábeas corpus a favor de don José Oriol Anaya Oropeza y la dirigen contra los
jueces supremos José Lecaros Cornejo, Víctor Prado Saldarriaga y Hugo Príncipe
Trujillo, integrantes de la Sala Penal Especial de la Corte Suprema de Justicia de
la República; y contra los jueces supremos Javier Villa Stein,
Josué ParionaPastrana, Inés Felipa Villa Bonilla, Francisco Miranda Molina y
José Neyra Flores, integrantes de la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema
de Justicia de la República, solicitando que se declaren nulas: i)la Resolución
Suprema de fecha 11 de febrero del 2011, que condena al favorecido a cinco años
de pena privativa de la libertad por los delitos de falsificación de documentos y
peculado pero lo absuelve por el delito de falsa declaración en procedimiento
administrativo (A.V. 08-2008); ii) la resolución suprema de fecha 3 de
noviembre del 2011, que declara no haber nulidad de la referida sentencia
condenatoria; y que, en consecuencia, se declare nula toda la investigación, se
realice un nuevo juicio oral considerándose los términos de la acusación
constitucional, y se deje sin efecto cualquier medida coercitiva que le haya sido
impuesta al favorecido. Alega la vulneración del derecho a la libertad individual
en conexidad con los derechos a la tutela procesal efectiva, al debido proceso, a
la prueba, a la debida motivación de resoluciones judiciales, a la prerrogativa del
antejuicio político y del principio de presunción de inocencia.
Sostienen que se ha condenado al favorecido, congresista don José Oriol
Anaya Oropeza, mediante la cuestionada sentencia pese a que no se ha acreditado
que el Congreso de la República haya reembolsado el importe correspondiente a
las boletas de venta emitidas por el restaurante Yorlas por las sumas de S/.
369.00 (boleta de venta N.° 00951, de fecha 16 de abril de 2007); S/. 428.00
(boleta de venta N.° 00970, de fecha 25 de abril del 2007) y S/. 397.00 (boleta de
venta N.° 00979 de fecha 27 de abril del 2007) y la suma de S/. 4,574.90 por la
compra de un pasaje aéreo de ida y vuelta a Italia; que tampoco se ha probado
que dichas boletas sean falsas ni que las boletas emitidas por el referido
restaurante hayan sido presentadas por el favorecido al Congreso para su
reembolso, por lo que no se ha probado en el procedimiento de acusación
constitucional ni en el proceso judicial que al favorecido se le haya reembolsado
los importes de dichas boletas, correspondiendo al Congreso y/o al Ministerio
Público acreditar en juicio que los importes solicitados por el favorecido le hayan
sido realmente reembolsados, por lo que no se cumple con los elementos
esenciales de la tipicidad del delito de peculado.
Agregan que dichas boletas han sido consideradas falsas en la sentencia
condenatoria a mérito de las declaraciones de la propietaria del referido
restaurante y de su conviviente, prestadas luego de más de un año y luego del
cierre del año fiscal, por lo que existe la posibilidad de que las boletas emitidas
por dicho restaurante no hayan sido registradas legalmente y por tanto son
inexistentes; asimismo aducen que tampoco debió considerarse la declaración del
asesor del favorecido porque existe una enemistad entre ambos; que debió
solicitarse y exhibirse los originales de las boletas con su numeración
correspondiente, que en la acusación constitucional se comprobaron los datos que
aparecen en las boletas del restaurante por lo que era razonable presumir que eran
verdaderas, que no puede enervarse con la declaración de la propietaria del
restaurante (deudora tributaria) la inexistencia de memorándum o documento
alguno que hayan sido presentados a la Oficina del Departamento de Tesorería y
Contabilidad del Congreso de la República o a otra dependencia que acredite que
el favorecido solicitó el reembolso por las boletas de venta emitidas por el
restaurante; que no se ha merituado el reembolso del pasaje de ida y vuelta a
Italia como elemento esencial para condenar al favorecido por el delito de
peculado; que el hecho de que el importe por dichos pasajes haya sido cargado a
la cuenta de una tercera persona no niega la posibilidad de que haya sido pagado
por el favorecido; pero aun cuando haya sido pagado por otra persona constituiría
una donación y a pesar de que la acusación constitucional no fue formulada por
el delito de peculado respecto al reembolso de los pasajes aéreos, los hechos por
los que fue condenado no cumplen con los elementos típicos del delito de
peculado; que las pruebas fedateadas carecen de legalidad, pero la sentencia se
basa en que los documentos que sustentan los pedidos de reembolso fueron
devueltos entre otros cuestionamientos a temas probatorios.
Alegan que los hechos delimitados en la acusación constitucional se
circunscriben únicamente al delito de peculado por las boletas de venta del
restaurante Yorlas y la falsificación de documento referido a la boleta de venta de
la empresa IDA SERVICE SAC; por lo que resulta inconstitucional el haber sido
condenado por el delito de peculado en relación al reembolso de la boleta de
venta de la razón social Ida Service S.A.C. y por falsificación de documentos en
lo que respecta a las boletas de venta del restaurante Yorlas, lo cual debe ser
corregido mediante la presente demanda de hábeas corpus.
Alegan también que el favorecido niega que el pasaje aéreo haya sido
financiado y pagado por la Liga de Amistad Perú-Parlamento Europeo o por
terceras personas, y que según el “trip summary andreceipt” adjuntado a su
demanda se constata que el pago fue hecho al contado, lo que sumado al hecho
de que conforme a la comunicación de fecha 10 de setiembre del 2007 emitida
por la citada Liga en el sentido de que dicha agrupación, no realiza ni gestiona
pasaje alguno para cualquiera de sus integrantes, deja claro que no hubo indicios
que lleven a la conclusión de que dicho pasaje haya sido pagado por terceros ni
que el favorecido haya pedido de modo ilegal el reembolso del mismo.
A fojas 103 el demandado Hugo Herculeano Príncipe Trujillo refiere que
el favorecido interpuso el medio impugnatorio de nulidad contra la sentencia
condenatoria por los delitos de falsificación de documentos y peculado, la cual
fue resuelta por la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la
República, siendo que la resolución suscrita por su persona se encuentra
motivada; que la alegación respecto a que el favorecido fue condenado por un
delito que no fue materia de la acusación constitucional no tiene asidero alguno
máxime que en segunda instancia la Sala Penal Transitoria se expresó sobre tal
supuesto, por lo que el favorecido solicita se efectúe una valoración de los
medios probatorios y se ordene su inmediata libertad como si el hábeas corpus
fuera una instancia más que permita valorar lo actuado en un proceso ordinario;
asimismo, sostienen que la sentencia está sustentada en medios probatorios que
en conjunto determinaron la responsabilidad del favorecido, lo que lo hizo
merecedor de una condena expedida dentro de un proceso regular, por lo que no
se ha vulnerado ningún derecho fundamental que amenace su libertad individual
o sus derechos conexos.
El Séptimo Juzgado Especializado en lo Penal de Lima Norte, con fecha
30 de julio del 2012, declara infundada la demanda al considerar que el
favorecido pretende una nueva valoración de los medios probatorios que
sustentaron las sentencias condenatorias, las cuales se encuentran debidamente
fundamentadas.
La Segunda Sala Penal con Reos en Cárcel de la Corte Superior de
Justicia de Lima Norte, de fojas 188, su fecha 3 de setiembre del 2012, confirma
la apelada al considerar que en la demanda no hace referencia a que el favorecido
fue condenado excediéndose los términos de la acusación constitucional, por lo
que no es posible que se conozca un nuevo pedido; que está acreditado que el
favorecido solicitó el reembolso del pasaje a Italia; que es el autor de los delitos
de peculado y falsedad genérica; que en la acusación constitucional se expresa
que se deberá acusar al favorecido por los delitos de falsificación de documentos
y peculado; que la fiscalía, interpretando el contenido de la acusación, lo acusó
en los términos que la sentencia condenatoria explica; que los jueces supremos
demandados resolvieron de manera congruente respecto al contenido de la
acusación constitucional, por lo que no existió infracción alguna al artículo 100
de la Constitución Política, y que la sentencia condenatoria fue mínimamente
motivada.
En su recurso de agravio constitucional (fojas 203) el favorecido señala
que se abrió proceso penal y se le condenó por hechos que no fueron materia de
acusación constitucional; alega, además, que las sentencias cuestionadas
contravienen normas constitucionales y que el favorecido no fue acusado
constitucionalmente por peculado en relación al reembolso de la boleta de venta
de la empresa Ida ServiceS.A.C. por lo que es inconstitucional haberlo
condenado por dicho delito y que no hubo acusación constitucional ni imputación
concreta por el delito de falsificación de documentos respecto a las boletas de
venta por el restaurante Yorlas, sino únicamente respecto a las boletas de venta
con relación a la empresa Ida Service S.A.C., por lo que se ha vulnerado el
artículo 100° de la Constitución Política.
FUNDAMENTOS
Delimitación del petitorio
1.
El demandante solicita que se declaren nulas: i) la Resolución Suprema de
fecha 11 de febrero del 2011, que condena al favorecido a cinco años de pena
privativa de la libertad por los delitos de falsificación de documentos y
peculado, pero lo absuelve por el delito de falsa declaración en procedimiento
administrativo (A.V. 08-2008), ii) la resolución suprema de fecha 3 de
noviembre del 2011, que declara no haber nulidad de la referida sentencia
condenatoria; y que, en consecuencia, se declare nula toda la investigación y
se realice un nuevo juicio oral considerándose los términos de la acusación
constitucional; asimismo se deje sin efecto cualquier medida coercitiva que le
haya sido impuesta al favorecido. Alega la vulneración del derecho a la
libertad individual en conexidad con los derechos a la tutela procesal
efectiva, al debido proceso, a la prueba, a la debida motivación de
resoluciones judiciales, del principio de presunción de inocencia y del
derecho a la prerrogativa del antejuicio político.
Consideraciones previas
2.
Respecto a las alegaciones destinadas a cuestionar los medios probatorios
que sustentaron las sentencias condenatorias (fojas 50 y 29), la calificación
jurídica de los hechos imputados y la tipificación respecto del delito de
peculado (temas de mera legalidad). Al respecto, se arguye que se le ha
condenado al favorecido mediante la cuestionada sentencia pese a que no se
ha acreditado que el Congreso de la República haya reembolsado al
congresista José Oriol Anaya Oropeza el importe correspondiente a las
boletas de venta emitidas por el restaurante Yorlas por las sumas y por el
pasaje aéreo; que no se ha probado que dichas boletas sean falsas, aun
cuando en la sentencia han sido consideradas falsas por las declaraciones de
la propietaria del citado restaurante y por su conviviente, que no debió
considerarse la declaración del asesor del favorecido por existir una
enemistad entre ambos; que debió solicitarse y exhibirse los originales de las
boletas con su numeración correspondiente, entre otros cuestionamientos a
temas probatorios. Asimismo, se alegan cuestiones de mera legalidad
señalándose que no se cumple con los elementos esenciales de la tipicidad
del delito de peculado. Al respecto, este Tribunal considera que dichos
cuestionamientos son materias ajenas al contenido constitucional protegido
de los derechos tutelados por el hábeas corpus, puesto que la revisión de una
decisión jurisdiccional final que implica un juicio de reproche penal
sustentado en actividades investigatorias y de valoración de pruebas y
asuntos de mera legalidad como la tipificación del delito de peculado son
asuntos propios de la jurisdicción ordinaria y no de la justicia constitucional,
por lo que resulta de aplicación de la causal de improcedencia contenida en el
artículo 5º, inciso 1, del Código Procesal Constitucional.
Sobre la afectación al derecho al Antejuicio Político (artículo 100 de la
Constitución)
Argumentos del demandante
3.
Los recurrentes señalan que se ha condenado al favorecido mediante la
cuestionada sentencia por los delitos de peculado y falsificación de
documentos, pese a que el favorecido no fue acusado constitucionalmente por
dichos delitos en cuanto a los reembolsos tanto de la boleta de venta de la
razón social Ida Service S.A.C. como de los comprobantes de pago
expedidos por el restauranteYorlas, por lo que resulta inconstitucional que se
lo haya condenado por el mencionado delito y por hechos por los cuales no
fue acusado constitucionalmente.
Argumentos del demandado
4.
El demandado Hugo Herculeano Príncipe Trujillo, respecto a la alegación de
que el favorecido fue condenado por un delito que no fue materia de la
acusación constitucional, alega que ello no tiene asidero alguno máxime si en
segunda instancia la Sala Penal Transitoria se expresó sobre tal supuesto;
asimismo, que el favorecido solicita que se efectúe una valoración de los
medios probatorios y se ordene su inmediata libertad como si el hábeas
corpus fuera una instancia más que permita valorar lo actuado en un proceso
ordinario; finalmente, considera que la sentencia está sustentada en medios
probatorios que en conjunto determinaron la responsabilidad del favorecido.
Consideraciones del Tribunal Constitucional
5.
En el proceso de inconstitucionalidad Expediente N.° 0006-2003-AI el
Tribunal Constitucional sobre el Antejuicio Político y la Acusación
Constitucional ha considerado lo siguiente:
(…) artículo 89° del Reglamento del Congreso, el cual tiene una vinculación directa con la
institución de la acusación constitucional regulada en los artículos 99° y 100° de la
Constitución, resulta pertinente ingresar en el análisis de estas disposiciones constitucionales.
Así, es posible advertir que, en los artículos 99° y 100° de la Norma Fundamental, el
constituyente ha recogido dos procedimientos de acusación constitucional de distinta naturaleza
y, por ende, de distintos alcances: el antejuicio político y el juicio político.
El antejuicio político
(…) Del privilegio del antejuicio político son beneficiarios el Presidente de la República, los
Congresistas, los Ministros de Estado, los miembros del Tribunal Constitucional, los
miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, los Vocales de la Corte Suprema, los
Fiscales Supremos, el Defensor del Pueblo y el Contralor General de la República (artículo 99°
de la
Constitución).
En virtud de dicho privilegio, los referidos funcionarios públicos tienen el derecho de no ser
procesados penalmente por la jurisdicción ordinaria, si no han sido sometidos
previamente a un procedimiento político jurisdiccional, debidamente regulado, ante el Congreso
de la República, en el cual el cuerpo legislativo debe haber determinado la verosimilitud de los
hechos que son materia de acusación, así como su subsunción en un(os) tipo(s) penal(es) de
orden funcional, previa e inequívocamente establecido(s) en la ley.
En ese sentido, en el antejuicio sólo caben formularse acusaciones por las supuestas
responsabilidades jurídico-penales (y no políticas) de los funcionarios estatales citados en el
artículo 99° de la Constitución, ante los supuestos delitos cometidos en el ejercicio de sus
funciones. Una vez que el Parlamento ha sometido a investigación la denuncia (que puede
provenir de su propio seno) y ha determinado la existencia de suficientes elementos de juicio
que, desde su perspectiva, configuran la comisión de un delito en el ejercicio de las funciones,
actúa como entidad acusadora, dejando sin efecto la prerrogativa funcional del dignatario,
suspendiéndolo en el ejercicio de sus funciones, y poniéndolo a disposición de la jurisdicción
penal.
De esta forma, en los casos de antejuicio, las funciones del Congreso pueden ser, en cierta
medida, asimiladas a las del Ministerio Público (porque acusa), e incluso a las del juez
instructor (porque previamente investiga), pero nunca a las del juez decisor (porque nunca
sanciona). Y es que la facultad de aplicar sanciones sobre la base de argumentos jurídicopenales, es exclusiva del Poder Judicial.
En síntesis, el antejuicio es una prerrogativa funcional de la que gozan determinados
funcionarios, con el propósito de que no puedan ser procesados ante la judicatura penal por los
delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones, sin que medie un procedimiento con
las
debidas garantías procesales ante el Congreso de la República y la consecuente
acusación del propio Legislativo (…)
(…) El procedimiento de acusación constitucional contra los funcionarios enumerados en el
artículo 99° de la Constitución, por los supuestos delitos cometidos en el ejercicio de sus
funciones (antejuicio), se encuentra regulado en el artículo 89° del Reglamento del Congreso.
Queda ello meridianamente claro, cuando dicho artículo, ab initio, establece que “[...] mediante
el procedimiento de acusación constitucional se realiza el antejuicio político, al que tienen
derecho los altos funcionarios del Estado comprendidos en el artículo 99° de la Constitución
Política. [...]” (el subrayado es nuestro) (…)”.
6.
El Tribunal Constitucional ha interpretado el artículo 99° de la Constitución
Política en el sentido de que el antejuicio político es una prerrogativa
funcional de la cual gozan determinados funcionarios al objeto de que no
sean investigados, procesados y eventualmente sancionados por el Ministerio
Público y el Poder Judicial por los delitos que cometan durante el ejercicio de
sus funciones sin ser previamente sometidos a un procedimiento político
jurisdiccional al interior del Congreso de la República.
7.
Asimismo, este Colegiado en el citado Expediente N.° 0006-2003AI/TC interpretó que la prerrogativa del antejuicio político no puede afectar
la independencia y autonomía tanto del Poder Judicial como del Ministerio
Público, precisando lo siguiente:
(…) El antejuicio político no puede dar lugar a la afectación de la independencia autonomía
del Poder Judicial y del Ministerio Público
(…) Por otra parte, este Tribunal considera que no existen criterios razonables que permitan
concluir que la prerrogativa del antejuicio deba dar lugar a algún grado de interferencia con la
independencia y autonomía de los poderes públicos encargados, por antonomasia, de la
persecución e investigación del delito. Por ello, este Colegiado observa con preocupación lo
expuesto en el tercer y quinto párrafo del artículo 100° de la Constitución. El primer párrafo
establece: “En caso de resolución acusatoria de contenido penal, el Fiscal de la Nación formula
denuncia ante la Corte Suprema en el plazo de cinco días. El Vocal Supremo Penal abre la
instrucción correspondiente”. Por su parte, el tercero prevé: “Los términos de la denuncia fiscal
y del auto apertorio de instrucción no pueden exceder ni reducir los términos de la acusación
del Congreso”.
El Tribunal Constitucional considera que las referidas disposiciones son contrarias al aludido
principio fundamental sobre los que se sustenta el Estado democrático de derecho: la
separación de poderes. Si bien dicho principio no puede negar la mutua colaboración y
fiscalización entre los poderes públicos, impone la ausencia de toda injerencia en las funciones
esenciales y especializadas que competen a cada una de las instituciones que diagraman la
organización del Estado. En tal sentido, en modo alguno puede restringirse la autonomía que
corresponde al Ministerio Público en el desenvolvimiento de las funciones que la Constitución
le ha conferido en su artículo 159°; menos aún puede aceptarse la limitación de los principios
de unidad, exclusividad e independencia de la función jurisdiccional (incisos 1 y 2 del artículo
139°), la que, desde luego, alcanza también al juez instructor encargado de evaluar la
suficiencia de elementos de juicio que justifiquen la apertura de instrucción y de conducir la
etapa investigativa del proceso (…)”.
8.
En la referida sentencia este Colegiado ha interpretado el artículo 100° de la
Constitución estimando que no resulta razonable que la prerrogativa del
antejuicio político dé lugar a interferencias del Congreso de la República
respecto a la autonomía e independencia de la que gozan tanto el Ministerio
Público como el Poder Judicial, porque a estas instituciones les corresponde
la investigación y el juzgamiento del delito conforme al principio de
separación de poderes que sustenta el Estado democrático de derecho.
9.
Dicha interpretación conlleva también considerar que, en su caso, el
Ministerio Público (Fiscalía de la Nación) al formalizar una denuncia
conforme a los términos de la acusación constitucional presentada ante su
despacho por el Congreso contra congresistas y otros altos funcionarios del
Estado, no está impedido de volver a calificar o recalificar jurídicamente los
hechos; es decir, podrá corregir, aplicar o cambiar la tipificación jurídica
sobre los mismos hechos materia de la acusación constitucional; ello
corresponde a sus atribuciones conferidas constitucionalmente, tal como se
encuentra previsto en el artículo 159 de la Constitución Política y en virtud
de la autonomía e independencia constitucional de la que goza.
10. Por su parte, el Poder Judicial (en este caso la Sala Penal de la Corte
Suprema respectiva), goza de plena autonomía no sólo para evaluar la
suficiencia de los elementos de juicio y requisitos puestos en su conocimiento
por la Fiscalía de la Nación para sustentar el auto de apertura de instrucción o
el auto aprobatorio que llevará a un proceso, sino que podrá calificar o
recalificar jurídicamente los hechos materia de acusación constitucional; es
decir, podrá corregir la tipificación jurídica sobre los mismos hechos materia
de la acusación constitucional; además podrá modificar la calificación
jurídica de los hechos materia de acusación constitucional y luego sobre esta
base podrá emitir sentencia; asimismo, también podrá condenar por un delito
distinto del que fue materia de acusación constitucional o sobreseer también
por un delito distinto que tampoco fue materia de dicha acusación
constitucional; todo ello en virtud de la autonomía e independencia
constitucional de la que goza.
11. Este Tribunal también considera que el único límite que tiene tanto el
Ministerio Público como el Poder Judicial para realizar la calificación o
recalificación jurídica de los actuados materia de la acusación constitucional
son los hechos expresados en la referida acusación; toda vez que al condenar
sobre esta variación de hechos se vaciaría de contenido constitucional al
derecho a la prerrogativa del antejuicio político.
12. En el presente caso, este Tribunal Constitucional considera que debe
analizarse si el favorecido fue procesado y sentenciado por los delitos de
peculado y falsificación de documentos por hechos que no fueron materia de
la acusación constitucional, lo cual a su criterio, significaría la vulneración
del derecho de la prerrogativa constitucional del antejuicio político de la que
gozan los congresistas de la República, entre otros funcionarios públicos
como el favorecido; en consecuencia, corresponde emitirse un
pronunciamiento de fondo.
13. Previamente, este Colegiado debe señalar que conforme al procedimiento de
acusación constitucional previsto en el artículo 89º del Reglamento del
Congreso de la República, la denuncia presentada contra el favorecido,
congresista de la República José Oriol Anaya Oropeza, fue derivada a la
Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, la cual luego de ser admitida
a trámite fue delegada al congresista de la República Carlos Bruce Montes de
Oca en su calidad de miembro de dicha comisión, para que determine los
hechos materia de investigación y evalúe la pertinencia de las pruebas.
14. Luego de la realización de las labores encomendadas el citado congresista,
mediante el Informe Final de la Denuncia Constitucional N.° 113 (fojas 124),
concluyó que se debe acusar constitucionalmente al favorecido por el delito
de peculado y otros, precisándose que dicho informe fue remitido a la
Comisión Permanente del Congreso, la cual aprobó dicho informe; a su vez,
la acusación constitucional fue aprobada por la Comisión Permanente dando
lugar a que el Pleno del Congreso se pronuncie a favor de la formación de
causa a consecuencia de la citada acusación, y la Presidencia del Congreso de
la República emitió la Resolución Legislativa del Congreso N.° 001-2008CR (fojas 16 del cuaderno del Tribunal Constitucional) declarando haber
mérito para la formación de causa contra el favorecido congresista de la
República José Oriol Anaya Oropeza por los delitos de falsa declaración en
procedimiento administrativo y falsificación de documentos y peculado,
poniendo así fin al procedimiento constitucional, luego de lo cual el
expediente conteniendo la citada acusación fue remitido a la Fiscalía de la
Nación.
15. Debe precisarse también que el Congreso acusó constitucionalmente al
favorecido atribuyéndole la comisión del delito contra la fe pública en su
modalidad de falsificación de documentos por haber presentado ante el
Congreso de la República a través de memorándum N.º 017-2007-JOAO/CR
una boleta de venta falsa aparentemente emitida por la Empresa IDA
SERVICE SAC. por la compra de un pasaje aéreo a Italia para su
reembolso; también lo acusó constitucionalmente por el delito contra el
patrimonio en la modalidad de peculado por haber presentado ante el
Congreso de la República los comprobantes de pago falsos aparentemente
emitidos por el restaurante Yorlas por consumos de alimentos para su
reembolso.
16. Al ser remitidos los actuados a la Fiscalía de la Nación y a la Vocalía
Suprema de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia de la República se
formalizó denuncia penal con fecha 11 de noviembre del 2008 (fojas 24 del
cuaderno del Tribunal Constitucional) y se abrió instrucción por resolución
suprema de fecha 15 de diciembre del 2008 (fojas 29), respectivamente,
contra el favorecido por el delito de falsificación de documentos y peculado
conforme a los hechos y a los delitos detallados en la acusación
constitucional.
17. Pero mediante sentencia de fecha 11 de febrero del 2011, emitida por la Sala
Penal Especial de la Corte Suprema Penal de Justicia de la República (fojas
50), se condenó al favorecido por la comisión del delito de falsificación de
documentos y peculado, precisándose que respecto a la comisión de ambos
delitos se consideró que presentó al Congreso de la República para su
reembolso la falsa boleta de venta correspondiente al pasaje aéreo de la
empresa IDA SERVICE SAC así como los falsos comprobantes de pago
de consumos de alimentos del restaurante Yorlas para su reembolso.
18. De lo anterior se advierte que en la sentencia se recalificaron los mismos
hechos que fueron materia de la imputación inicial contenida en la acusación
constitucional, la formalización de denuncia y el auto de apertura de
instrucción, pues el favorecido fue condenado respecto a la comisión del
delito de falsificación de documentos por la presentación para su reembolso
de la boleta de venta del pasaje aéreo a Italia y comprobantes de pago falsos
del restaurante Yorlas; es decir que se consideraron falsas no sólo la boleta de
venta de la Empresa IDA SERVICE SAC, sino también las boletas del
restauranteYorlas, y respecto al delito de peculado se consideró que obtuvo
provecho económico ilícito no solo respecto de las boletas del
restaurante Yorlas sino también respecto a la boleta de pago de la Empresa
IDA SERVICE SAC; lo que en modo alguno significa que se hayan
introducido hechos nuevos ni que se hayan cambiado los que fueron materia
de la citada acusación, sino que solo se ha efectuado una recalificación de los
mismos hechos que fueron materia de la acusación constitucional;
consecuentemente, no se ha vulnerado su derecho a la prerrogativa
constitucional del antejuicio político; consecuentemente, la demanda debe ser
desestimada en este extremo.
19. Por lo expuesto, este Tribunal declara que en el presente caso no se violó el
derecho a la prerrogativa del antejuicio político, toda vez que se denunció,
procesó y sentenció a don José Oriol AnayaOropeza por el delito de peculado
y otros considerando hechos que fueron materia de la acusación
constitucional, la denuncia fiscal y el auto de apertura de instrucción.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le
confiere la Constitución Política del Perú
HA RESUELTO
1.
Declarar IMPROCEDENTE la demanda respecto a la valoración de los
medios probatorios y al cuestionamiento de temas de mera legalidad tales
como la tipificación del delito de peculado.
2.
Declarar INFUNDADA la demanda respecto al extremo en el que se alega la
vulneración del derecho a la prerrogativa constitucional del antejuicio
político.
Publíquese y notifíquese.
SS.
URVIOLA HANI
VERGARA GOTELLI
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA
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