La Actitud 2.0 No Es Importante

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La actitud 2.0 no es importante: lo es todo
Experiencias de educación 2.0
Iván Loredo
Resumen
Esta ponencia intenta explicar cómo se puede conseguir la actitud necesaria para
emplear de forma transparente los recursos tecnológicos en el proceso de aprendizaje
en la denominada aula 2.0. Para ello se realiza el análisis de dos casos para
confrontarlos y deducir las características. El primero se refiere a dos aulas en
distintos contextos donde se intenta impartir la clase 2.0 en forma de aproximación con
relativo y esforzado éxito. En el segundo caso el contexto es muy favorable y la actitud
conseguida en la experiencia es auténtica 2.0. Al final se exponen los criterios que
harán posible obtener una actitud 2.0 en los estudiantes para lograr una educación 2.0
adecuada.
Palabras clave
Actitud 2.0, aula 2.0, docente 2.0
Introducción
Tengo dos grupos de estudiantes en diferentes contextos: unos que tienen cierta
actitud hacia emplear recursos tecnológicos y los otros no. Tanto los primeros como
los segundos provienen en su mayoría de escuelas fiscales. Unos usan todos los
recursos tecnológicos que poseen… los otros poseen pocos recursos tecnológicos.
Los primeros están entre 17 y 24 años. Los segundos entre los 17 y 28 años. Si doy
un trabajo en clases que incluye tecnología, el primer grupo responde al día siguiente.
El segundo tarda en su respuesta y en muchos casos aún sigo esperando
respuesta…un año después.
Ante esta situación me pregunté el porqué de esta diferencia. Luego de experimentar
en aula aplicando el método de ensayo y error, me doy cuenta de que no basta con
ser nativo digital. En realidad se trata de tener una “actitud diferente”, de responder
activamente y con entusiasmo ante un proceso de aprendizaje donde la tecnología
forma parte.
El aula 2.0
Incorporar las TICs en el aula puede ser ventajoso si se desea: una variedad de
métodos; facilidad para el tratamiento, presentación y comprensión de información;
lograr que el estudiante sea protagonista de su aprendizaje; optimizar el trabajo
individual así como el colaborativo; y sobre todo abrir la clase a nuevas situaciones
para el alcance del estudiante (Gutiérrez 1997, citado por Gonzáles 2000). Pero, toda
esa disposición puede llegar a ser frustrada si no conseguimos desarrollar un
componente fundamental de actitud en los estudiantes.
Hoy son varias las habilidades humanísticas que los jóvenes deben de adquirir, según
Cobo y Moravec (2011), como tecnologías personales y sociales: pensar
sistémicamente; pensar simulando; prosperar en medio de cambios, retos e
incertidumbres; crear y manipular pasados, presentes y futuros alternativos; adquirir y
responder a las metas y desafíos; entender y utilizar eficazmente la información
existente; construir y utilizar conocimiento aplicable a nivel individual; construir y
utilizar nuevos conocimientos relacionados con los contextos, procesos y culturas;
utilizar eficazmente las actuales y emergentes tecnologías de información y
comunicación; adquirir y evaluar el conocimiento de diversas tendencias globales;
escribir y hablar de manera independiente; asumir compromiso personal de hacer las
cosas bien. Y aún esta lista no está completa. Claramente damos cuenta de que estas
habilidades requieren de una redefinición de las actividades en el aula.
La web 2.0 ha reducido la distancia entre los navegantes y los publicadores de
contenido. La cualidad importante que hace a la web 2.0 es que ahora cualquiera
puede acceder de forma gratuita y sencilla a un gestor de contenidos bajo apariencia
de blog, que es la aplicación más difundida (Peña, Córcoles, Casado 2006) y con ella
la actividad de compartir.
Más adelante Peña y Córdoba destacan que el aspecto más relevante de los blogs es
la universalización del acceso a una herramienta sofisticada de publicación. En
enseñanza, esto quiere decir que la publicación de información de pocos a muchos es
accesible tanto a profesores como a estudiantes, con la posibilidad de extender el aula
más allá de sus límites físicos y temporales.
Rondando el aula de pruebas
En un análisis producto de la comparación de experiencias de aula donde se intenta
incluir herramientas 2.0 a dos grupos de estudiantes de dos instituciones de educación
superior diferentes, conseguí algunos datos interesantes.

Ósmosis tecnológica. Quien está expuesto a más tecnología posee ventaja
para tener una actitud diferente. Si empleamos computadoras y celulares con
acceso a internet en el aula, la respuesta no se deja esperar. Los grupos de
estudio trabajan auto motivados por la propia herramienta. Sacan sus portátiles
y no solo investigan sino que su mente se encuentra ocupada en múltiples
tareas: juegan, utilizan redes sociales, ven videos y al mismo tiempo participan
más activamente. En la otra institución, muy pocos cuentan con una portátil y el
acceso a internet es limitado. Su trabajo se centra principalmente en tratar de
darle utilidad a lo “poco” que encontraron en la web ya que tuvieron reducido
tiempo para navegar a lo que se suma el “copiar pegar” que no siempre les
deja un texto llano de fácil lectura.

Rechazo 1.0. En la mayoría de los casos existe un sentimiento adverso por
parte de los propios estudiantes ante las exigencias de emplear la tecnología
en el proceso de enseñanza aprendizaje. Emplear formas de aprendizaje más
activas donde participación y creación son fundamentales van en contra del
modelo tradicional que tanta comodidad les brindó: estar sentado con vista al
frente sin tener que pensar. El primer grupo consiguió una gran ventaja
respecto del segundo.

Minusvalía en responsabilidad. El capital de actitudes que los estudiantes
poseen a consecuencia de provenir de la escuela 1.0 ha conseguido poner en
silla de ruedas a la oportunidad de ser el sujeto responsable de su propio
aprendizaje de co-crear la clase. Cuando les doy la libertad de ser “uno mismo”
cunde el desconcierto general, a tal punto que no entienden cómo es posible
caminar por sí solos.

Miedo en jefe. Fui sorprendido al verificar que la edad no es un factor relevante
para el uso de tecnología en el proceso de aprendizaje. Es la actitud personal
hacia la tecnología la que consigue vencer el miedo a lo nuevo y desconocido
que es causa de parálisis en mis estudiantes.

¿Profe, y los contenidos? “Nuestro cuaderno está vacío”, me insinuó algún
estudiante. Y es que con tanto video, presentaciones rápidas, dinámicas
grupales, charlas de análisis, relatos de experiencias, dinámicas de
descubrimiento, autoevaluaciones, blogs, vlogs y otras actividades se me
olvidó “dictar” la materia – le dije. Luego le pregunté: es que los cuadernos
¿son la constancia de habilidades adquiridas? Más bien creo que cargamos
personalmente con lo aprendido, en la mente… en los huesos.
Aula de pruebas 2.0
Ahora bien, me voy a otro contexto un tanto particular. La maestría en tecnologías
educativas y recursos digitales del proyecto NOMA del cual formo parte como
estudiante. Los 19 miembros de la misma median los treinta y tantos años. No somos
nativos digitales propiamente, pero hemos conseguido emigrar con marcado éxito al
uso de la tecnología en nuestra educación. Veamos algunas probables causas que
pude identificar para comprender la actitud 2.0:

Evangelización. Tuvimos docentes muy comprometidos y apasionados con su
labor apostólica de reformar nuestra propia forma de aprender; de explorar
nuestras capacidades dormidas a causa de sistemas educativos obsoletos; de
ir más allá de una reforma educativa y arriesgarnos hacia formular una
transformación educativa (Alvin Toffler). No hacen faltan muchos en una
maestría. Diría con dos o tres es más que suficiente.

Menú tecnológico. Luego de una etapa de exploración e interacción con
diferentes herramientas tecnológicas en el proceso de aprendizaje, la magia de
lo imposible se hizo posible: videoconferencias que borran distancias; medios
virtuales que materializan compañeros de estudio en la pantalla del
computador; formas nuevas de aprender activamente; tecnología brindando
posibilidades antes desconocidas; aplicaciones y herramientas online y offline
de las más diversas para aprendizaje colaborativo, referencias bibliográficas,
presentaciones, líneas de tiempo, plataformas virtuales, videojuegos, juegos
serios, pizarras virtuales, redes sociales, edublogs, eduwikis, etc.

Futuro en construcción. Conocer lo que se prepara para el futuro en materia de
tecnologías de información y comunicación hizo que entendiéramos que somos
partícipes del mismo en tiempo presente. Los caminos está trazados y
debemos utilizarlos y reinventarlos.

Non-confort. El largo letargo de conformismo del que somos presos necesita de
un detonador para ponernos en acción. La acción autocrítica de nuestras
prácticas habituales es una actividad que debe cuestionar estados latentes y
promover el avance hacia nuevos y mejores territorios.

Retransmisión ininterrumpida. Han pasado muchos meses desde que
concluimos algunas materias, sin embargo la información sobre los temas
vistos y otros nuevos nos siguen llegando gracias a las redes de aprendizaje
tejidas con docentes, compañeros e instituciones. Este medio de retransmisión
interrumpido es ideal para nuestro aprendizaje continuo.

Actuar antes de hablar. La premisa de que se educa con ejemplo, promovida
por nuestros docentes, ha sido determinante para poder convertirnos en
docentes 2.0, con habilidades suficientes, pero principalmente con actitud 2.0.
La actitud no se enseña, se pega.
Consiguiendo una actitud 2.0 en los estudiantes
Ante todo, considero que primero uno debe ser un docente 2.0 con todo lo que esto
conlleva: guiar a los estudiantes en el uso de los medios; potenciar en ellos una actitud
más activa y comprometida con su propio aprendizaje; y gestionar los nuevos recursos
tecnológicos y entornos de aprendizaje para facilitar su adecuada incorporación en la
acción formativa (Salinas 1999).
Estas son las características extraídas de las experiencias exitosas para promover una
actitud 2.0 en los estudiantes.

Para que las cosas cambien, uno tiene que cambiar primero. Pretender tener
resultados diferentes haciendo lo mismo es una locura, lo decía Einstein. Es
fundamental el proponerse ser un agente de cambio: ante la clase, ante los
colegas docentes, ante la institución donde uno trabaja y para cuanta persona
se tope en su camino. El cambio se debe llevar en la sangre y con ella a todas
partes.

Sembrar lo imposible. Hacer lo imposible posible en los corazones de nuestros
estudiantes. Con frecuencia escuchamos a nuestros estudiantes decir “conocer
bien” la tecnología por lo que han oído en los medios. Pero vivirlo es diferente.
Realizar unos ejemplos donde los estudiantes experimenten recursos
tecnológicos innovadores “en vivo” pueden ayudar a destapar sus mentes y
tocar su corazón. Que tengan una verdadera “experiencia” educativa va a
contribuir en gran manera a despertar su interés y más adelante su actitud.

Asumir el riesgo. Desapegarse de lo tradicional y arriesgarse por lo
desconocido. Repensar el aula hecha de paredes por un aula aún no
inventada, donde docente y estudiantes son co-creadores del aprendizaje.
Ponerse en estado beta permanente para ensayar y corregir e intentarlo
nuevamente. Explorar diferentes herramientas todo el tiempo.

Multiplicar los enfoques. Hacer un pacto interno de jamás creer en únicos
puntos de vista. Cada estudiante es único en su forma de ser y por tanto de
pensar. Es importante hacerles comprender que es imposible que el docente
sea portador de toda la verdad y que ellos tampoco lo harán. El entendimiento
radicará en consensuar ideas y respetar los enfoques personales.

Aprendizaje mutuo. Si el docente no está aprendiendo, es que se ha perdido el
verdadero sentido de la educación. Un sentido de doble vía. Aprender de los
estudiantes renueva el espíritu de la actitud docente. Y los estudiantes tienen
que estar enterados, pues el ego es el principal enemigo de la actitud 2.0.

Crear futuro. La curva del avance científico es cada vez más acelerada. Es
menester el plantear nuestro ahora teniendo siempre presente el futuro. Un
futuro en constante cambio. Dejar claro al estudiante que lo que enseñamos
hoy en el aula será obsoleto en unos cuantos años, por lo que deben de estar
programados para el aprendizaje permanente. Activemos el instinto de
actualización continua en los estudiantes como si de conservación se tratase.
Estimularlos a que mejoren y amplíen sus redes de aprendizaje. Tener
momentos para conocer y explorar nuevas tecnologías y sus aplicaciones en
las áreas que les competen.

Activar talentos. Hoy los medios tecnológicos nos permiten expresarnos de
diversas formas. Es esencial colaborar a que el estudiante descubra y
redescubra sus aptitudes. Seamos agentes para que sus necesidades de
expresión personales encuentren vías de desarrollo en nuestra aula. Incluir
realización de videos, audios, música, pintura, teatro, performing y cuanto arte
y juego contribuya a que se expresen genuinamente. La tecnología hará lo
suyo puesto que se encuentra en forma de herramienta en todas las áreas de
la ciencia y el arte.

Aclarar objetivos. Cuando practicamos el 2.0 nos encontramos que a veces
inventamos actividades que son muy movidas o que carecen de sentido a los
ojos del estudiante. Explicar el objetivo de las actividades, en especial las muy
dinámicas o alternativas, puede salvar dudas. El estudiante debe de estar
seguro de los pasos que da con su orientador (nuevo rol docente). Al final del
curso debe ser capaz de reconocer evidenciando las habilidades y
capacidades logradas.

Compartir. Los productos conseguidos en clase deben ser difundidos
empleando la web. De seguro una clase 2.0 habrá consumido gran cantidad de
información extraída de la red entonces es bueno dar algo a cambio. Aprender
a compartir es primordial para crear conciencia y actitud 2.0. Comentar
artículos, retroalimentar blogs, compartir enlaces en las redes sociales, tener
blogs personales, enlazar con otros blogs, etc.

Pasión. Este punto es sin duda el más importante, puesto que las pasiones se
contagian. La actitud 2.0 en definitiva es un “estilo de vida”. No se aplica solo a
la clase, se la vive el día entero. Asumirla habrá de cambiar nuestra forma de
ser, de ver el mundo y de cómo actuar en él.
Conclusiones

Es relativamente fácil construir una clase 2.0 frente a sembrar actitud 2.0 en los
estudiantes. Para lo primero basta con conocer las herramientas y saber
disponerlas, sin embargo lo segundo es casi un proceso de evangelización.

La actitud es una conducta de respuesta producto de creencias internas y de
nuestra particular apreciación del mundo. Para crear una conducta nueva, por
tanto, es necesario realizar el ejercicio repetidas veces por un período
determinado hasta que se manifieste dicha conducta.

Actitud 2.0 es una forma de vida. Al asumirla, hemos de cambiar nuestra forma
de ser. No se puede ser 2.0 en el aula y 1.0 en la vida. La actitud es una
conducta propia de cada uno.

No es suficiente contar con herramientas tecnológicas para crear una clase 2.0
el docente debe estar consciente del camino que ha de seguir para guiar a sus
estudiantes.
Bibliografía
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