REPARTIDO 2 LISTO.

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Prof. Ana Singlàn Filosofía 5to C1, C2, DA1, BD5
Repartido 2.Platón- introducción- “paso del mito al logos”-contexto histórico- selección de texto- material
complementario- glosario
Principales ciudades de las que son originarios los primeros filósofos y/o en las que se desarrolla la filosofía antigua.
EL LLAMADO PASO “DEL MITO AL LOGOS”….
Se suele decir que el inicio de la filosofía radica en el paso del mito al logos, es decir, en el paso de explicaciones o respuestas
fantásticas o de intervención de seres sobrenaturales por ende, arbitrarias a explicaciones lógicas y racionales.
Los mitos son relatos fabulosos que explican o dan respuesta a interrogantes o cuestiones importantes para los humanos; en segundo
lugar, los mitos son relatos que pretenden dar modelos de actuación. Los mitos se imponen como relatos llenos de autoridad pero sin
justificación; se apela, emotivamente, a que las cosas siempre han sido así. Los mitos griegos, por ejemplo, explican como se hizo el
mundo, como fue creado el primer hombre y la primera mujer, como se obtuvo el fuego, como apareció el mal en el mundo, qué hay tras
la muerte,…; al mismo tiempo, las actuaciones extraordinarias de los personajes míticos son un ejemplo o pauta a seguir. Los griegos
disponían de gran número de mitos; nosotros, también. Disponemos de mitos que cumplen tanto la función explicativa como la función
ejemplificadora.
En Grecia, en el siglo VI antes de Cristo, unos hombres emprendedores, los primeros filósofos, empezaron a cuestionarse tanto las
explicaciones que daban los mitos como las pautas de conducta que ofrecían. Eran unos hombres a quien los atraía hacerse preguntas,
que notaban incoherencias en los relatos míticos de su entorno, que constataban relatos diferentes en pueblos diferentes. Estos
hombres, dominados por una plural curiosidad y por una actitud crítica, son los que protagonizaron lo que se conoce como milagro
griego: el paso del mito al logos. Para ellos, este paso significaba desconfiar de las imaginativas narraciones o explicaciones populares
y, con una mirada nueva, observar y analizar la naturaleza, intentando descubrir en ella las causas de los acontecimientos; por ello,
en vez de hablar de divinidades empezaron a en inventar conceptos. Con los mitos, el mundo era caótico y arbitrario: nada estaba
sometido a leyes naturales fijas; con la visión racional del mundo, éste deviene ordenado y regido por unas leyes estables y fijas que se
pueden descubrir. Este paso fundacional de la filosofía, acontecido en Grecia y explicable por una confluencia de factores, no es algo
«natural» y definitivamente adquirido, es un paso que tiene que realizar toda persona que quiera mantener una actitud despierta e
investigadora.
PLATÓN (- 428 a - 347)
Platón nació en Atenas, (o en Egina, según otros, siguiendo a Favorino), probablemente el año 428 o el 427 a. c. de
familia perteneciente a la aristocracia ateniense, que se reclamaba descendiente de Solón por línea directa. Su
verdadero nombre era Aristocles, aunque al parecer fue llamado Platón por la anchura de sus espaldas, según recoge
Diógenes Laercio en su "Vida de los filósofos ilustres", anécdota que ha sido puesta en entredicho. Los padres de
Platón fueron Aristón y Perictione, que tuvieron otros dos hijos, Adimanto y Glaucón, que aparecerán ambos como
interlocutores de Sócrates en la República, y una hija, Potone. A la muerte de su padre, siendo niño Platón, su madre
contrajo nuevas nupcias con Pirilampo, amigo de Pericles, corriendo la educación de Platón a su cargo, por lo que se
supone que Platón pudo haber recibido una enseñanza propia de las tradiciones democráticas del régimen de Pericles.
En todo caso,Platón recibió la educación propia de un joven ateniense bien situado, necesaria para dedicarse de lleno
a la vida política, como correspondía a alguien de su posición. Según Diógenes Laercio llegó a escribir poemas y
tragedias, aunque no podamos asegurarlo. También fue discípulo del heracliteano Cratilo, noticia esta que tampoco
parece posible confirmar.
Contexto histórico, sociocultural y filosófico de Platón

Contexto histórico-cultural:
Platón (-V/-IV) desarrolla su obra filosófica en la primera mitad del siglo -IV. ... Una época marcada por la decadencia
general de las polis griegas, debida a las continuas guerras entre ellas.
o
o
o
Políticamente, los hechos más importantes de la época en que vivió Platón son las Guerras del
Peloponeso (entre Esparta y Atenas), el Gobierno de lo Treinta Tiranos (impuesto en Atenas por
Esparta) y la rápida renovación de la democracia. … Platón, debido a su ascendencia familiar
(aristocrática), estaba llamado a la política, pero una serie de hechos, entre los que destacan la
corrupción, los métodos de gobierno violentos y, sobre todo, la injusta condena a muerte de Sócrates,
su maestro, le llevaron a renunciar momentáneamente a la política y a dedicarse a la Filosofía para
tratar de encontrar una forma de gobierno justa, una forma de Estado Ideal; sólo después de esto
intentaría volver a la política para poner en práctica sus ideas. …
Socialmente, la Atenas en que nació Platón era una sociedad clasista: existía una clase
alta (aristócrata), una clase media (formada por la mayoría de los ciudadanos, de cuyo status estaban
excluidos las mujeres y los esclavos) y una clase baja (formada, en su mayor parte, por esclavos) …
Platón pertenecía a la clase alta, a la aristocracia. …
Económicamente, Atenas había llegado a ser la polis más rica de toda la Hélade, sobre todo en la etapa
inmediata a Platón (“Siglo de Pericles”). Pero las Guerras del Peloponeso llevaron el empobrecimiento a
toda la Hélade, y en especial a Atenas. ... Platón fue contemporáneo, pues, de la ruina económica de su
patria, circunstancia que acentuaría su deseo de un Estado mejor y más justo. … La economía
ateniense, como la de la mayoría de las polis, se sustentaba, sobre todo, en el comercio marítimo y en
el trabajo de los esclavos. ... Platón, que como hemos dicho, pertenecía a la clase aristocrática, no tuvo
o

nunca problemas económicos, ni necesitó trabajar para vivir, por eso, podía disponer de casi todo su
tiempo para la investigación filosófica. ...
Culturalmente, aunque la época en que transcurre la vida de Platón coincide, como hemos dicho, con el
declive de la civilización griega, hay que reseñar, sin embargo, que la época inmediatamente anterior a
Platón había sido la de mayor esplendor cultural de Atenas (“Siglo de Pericles”). Atenas había
adquirido la hegemonía cultural y política tras el triunfo griego en la guerra contra los persas (“Guerras
Médicas”): todas sus instituciones y realizaciones artísticas eran imitadas por el resto de las polis. … En
el arte, por ejemplo, se impuso un ideal de belleza que se plasmó en un estudio de las proporciones en
todos los órdenes. En concreto, en el terreno de la arquitectura se dio una búsqueda incesante de
la armonía, y en el terreno de la escultura se buscaba un canon de belleza. … Esta búsqueda de
modelos ideales por parte de los artistas, influirá de forma decisiva en Platón, llevándole a buscar
tambiénmodelos ideales en el terreno de la Ética y en el de la Política.
Contexto filosófico:
o
Filosóficamente, a Platón le tocó vivir, la disputa entre los sofistas y Sócrates en torno a la
existencia o no de “absolutos”, que servirían como fundamento o base para construir una sociedad
absolutamente justa. … Los sofistas negaron la existencia de tales “absolutos” (para ellos, todo era
relativo); Sócrates, en cambio, estaba convencido de su existencia. … La posición de Platón, será una
síntesis de esas dos posturas contrarias:
1. Por un lado le dará la razón a los sofistas, al sostener que en este mundo sensible todo
es relativo...
2. Pero por otro lado, también le da la razón a Sócrates, al sostener que hay un mundo
suprasensible en el que todo es absoluto...
Los sofistas pensaban que no existía nada absoluto ni a nivel ontológico, ni epistemológico, ni ético, ni político
… Sócrates comparte con los sofistas la idea de que no existe nada absoluto a nivel ontológico, pero, al contrario que
ellos, está convencido de que sí existen absolutos a nivel epistemológico, ético y político. … Platón irá más allá que su
maestro Sócrates, pues pensará que si admitimos la existencia de absolutos epistemológicos, éticos y políticos,
necesariamente debemos admitir también la existencia de absolutos ontológicos; eso sí, Platón situará esos
absolutos en otro mundo distinto al mundo sensible: un mundo suprasensible, al que sólo podemos acceder
mediante la inteligencia. ...
SELECCIÓN DE TEXTO:
LA REPÚBLICA Libro VII “Alegoría de la caverna”
I - Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra
naturaleza.
Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la
caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar
únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano
superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo
parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
- Ya lo veo-dijo.
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y
estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural,
unos que vayan hablando y otros que estén callados.
- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las
sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
- ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
- ¿Qué otra cosa van a ver?
- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
- Forzosamente.
- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían
ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
- No, ¡por Zeus!- dijo.
- Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
- Es enteramente forzoso-dijo.
- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo
siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al
hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que
contestaría si le dijera d alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto
de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus
preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más
verdadero que lo que entonces se le mostraba?
- Mucho más-dijo.
II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos
que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra .?
- Así es -dijo.
- Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado
hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que
no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras;
luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil
el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le
es propio.
- ¿Cómo no?
- Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio
dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
- Necesariamente -dijo.
- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y
que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se
consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?
- Efectivamente.
- Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con
mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con
otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o
que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría
decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de
lo opinable?
- Eso es lo que creo yo -dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.
- Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas,
como a quien deja súbitamente la luz del sol?
- Ciertamente -dijo.
- Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas
que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no
daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una
semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?.
- Claro que sí -dijo.
III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región
revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del. sol. En cuanto a la subida al mundo de
arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la. región inteligible no errarás con respecto a
mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece:
en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa
de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el
inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su
vida privada o pública.
- También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.
Según la versión de J.M. Pabón y M. Fernández Galiano, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1981 (3ª edición)
MATERIAL COMPLEMENTARIO…
Con Platón aparece por primera vez en la historia de la filosofía occidental un sistema de pensamiento, esto es, un
conjunto completo que aborda la totalidad de lo que serán los temas filosóficos centrales.
Lo central dentro del sistema platónico de la filosofía sería, según confiesa él mismo la preocupación política: son los
acontecimientos que le toca vivir- los gobiernos ineficaces, corruptos, la injusticia dominante, la muerte de Sócrateslo que conducen a la teorización política. De lo que se trata, lo que verdaderamente importa es definir en qué
consiste un gobierno justo, lo cual implica la formación de leyes por las que éste haya de regirse, y la determinación
de aquél o aquellos en los que ha de recaer el poder, el control, el gobierno. Siguiendo al pie de la letra el
intelectualismo moral de Sócrates, Platón considera que sólo quien conoce el bien puede llegar a ejecutarlo, a
hacerlo efectico, por tanto, habrá de gobernar el sabio, esto es, el filósofo, que ha dedicado su vida al cultivo y
búsqueda de la sabiduría. Esta doctrina ética implica a su vez una determinada teoría de la realidad u ontología, a
saber: existen cosas- ideas, dirá Platón- tales como el bien y la justicia, también la verdad, que, además de existir,
pueden ser conocidas, lo cual supone una teoría del conocimiento o gnoseología. Esta ontología y gnoseología, se
basan por su parten en un determinada concepción del hombre (antropología), cuya peculiar constitución- mental o
intelectual, diríamos hoy (psicología) le permite obtener un conocimiento absoluto, instaurar un gobierno justo y
alcanzar la felicidad junto a otros seres racionales.
La gnoseología y la ontología platónicas pueden considerarse como una síntesis superadora de determinados
resultados de la filosofía presocrática. También Platón distingue dos ámbitos de la realidad radicalmente diferentes,
pero unidos por el vínculo original-copia o causa-efecto: por un lado está el mundo sensible, la realidad aparente en
perpetuo cambio (como en Heráclito) de la que no puede haber conocimiento cierto, sino mera opinión, por otro, la
realidad verdadera e inmutable, el mundo inteligible (del que el mundo sensible es un simple es una simple copia
degradada), al cual se accede a través del conocimiento cierto, a través de la ciencia.
El mito de la caverna..
Es una fábula, un cuento, que es lo que originariamente significa la palabra según vimos, de carácter alegórico sobre
personajes y situaciones de la tradición mítica-religiosa griega.
En su alegoría Platón considera al género humano como prisionero encadenado de por vida en el fondo de una gruta
o caverna. Desde su nacimiento, este prisionero se ha limitado a ver las sombras que proyectan en la pared. De cara
a la cual se encuentra amarrando e inmóvil- diversos objetos que pasan a sus espaldas por una especie de teatro de
y que son iluminados por la luz precedente de alguna suerte de fuego. Se ha limitado también, desde su nacimiento,
a escuchar los ecos de las voces emitidas por los porteadores de estos objetos y reflejadas por la pared que
contempla. Si este prisionero de desencadenaran y pudiera girarse, comprendería que el mundo que hasta ese
momento ha tenido por real, no es más que un mundo de meras sombras, de simples reflejos de objetos más reales.
Y si pudiera abandonar la profunda caverna, subir hacia el exterior y salir hacia el exterior y salir a la luz del día,
comprendería que existe aún un mondo más real y luminoso que el mundo sombrío de la caverna.
La liberación y progresiva ascensión hacia el exterior de la caverna representa para Platón el tránsito del individuo de
un mundo de engaños y meras opiniones al mundo verdadero del conocimiento, de la ciencia, de la sabiduría. Una
educación apropiada es la encargada de romper las cadenas de la ignorancia: la filosofía aparece como la coronación
del proceso educativo, gracias a ella accede el individuo al mundo de las ideas, esto es, al conocimiento verdadero de
las cosas, conocimiento que las presenta como inmutables más allá de las fluctuaciones del espacio y el tiempo. Este
conocimiento es posible una vez que el alma humana, su facultad de conocer ha sido liberada.
Estas realidades inteligentes
fueron denominadas por
Platón idea, “eidos” (forma).
Las mismas no son
simplemente conceptos
(representaciones
puramente mentales) sino
que son entidades,
sustancias. Las ideas no son
simples pensamientos, sino
aquello que piensa el
pensamiento una vez que se
ha liberado de lo sensible,
son el verdadero ser, el ser
por excelencia. Son las
esencias de las cosas, es decir
aquello que hace que cada
cosa sea lo que es. Platón
parece entender siempre la idea como forma única de algo múltiple, sería el modelo arquetípico de una clase de
objetos. Cada una de ellas es una realidad única, eterna, inmutable, absoluta. No son de naturaleza material, pero
tampoco puros conceptos mentales. En cuanto a qué tipos de ideas puede haber, admite ideas que son formas
matemáticas-igualdad, unidad pluralidad- otras que son valores-justicia, bondad, belleza- y otras que son formas de
cosas naturales –agua, fuego, hombre- aunque a veces duda de la existencia de estas.
Para Platón las ideas están organizadas jerárquicamente aunque establece diferentes jerarquías entre ideas, en
función de los diferentes puntos de vista donde los enfoca la teoría.
La epistemología platónica está directamente relacionada con la metafísica. Ahora que ya sabemos cuál es la
verdadera realidad (el mundo de las Ideas) tendremos que cuestionarnos cómo nos es posible acceder a esta.
La dialéctica como modo de conocimiento
En los diálogos de madurez van desapareciendo las referencias a la reminiscencia, para dejar paso a un concepto que
irá tomando cada vez más peso: la dialéctica. Esta palabra tiene en Platón dos sentidos:
1. Entendida como método: en los diálogos iniciales consiste en el juego de preguntas y respuestas que pone
en práctica Sócrates con el fin de llegar a la verdad. El fin último de la dialéctica sería lograr la definición de
las cosas, o solucionar las cuestiones que se debaten en los diálogos.
2. Entendida como ciencia (como saber): sería el más alto grado de conocimiento y consistiría en la
contemplación intelectual de las Ideas. Aquel que logre conocer de un modo dialéctico es capaz de mirar con
su razón, con su inteligencia, directamente a las Ideas, y por ello, será el considerado “sabio”.
Platón expone las diferentes formas de conocimiento en un pasaje de la República, conocido como el “símil de la
línea”. Este fragmento es particularmente importante: en él no sólo aparecen todos los grados de conocimiento, sino
que también se explica la relación existente entre la metafísica (el ser, la realidad, duplicación de los mundos) y la
teoría del conocimiento. Platón distingue las siguientes clases de conocimiento:
1. Opinión (doxa): es el conocimiento sensible, cuyo objeto son las cosas materiales. Ésta a su vez se subdivide
en otros dos tipos de conocimiento: laimaginación y la creencia. La imaginación (eikasía) es el conocimiento
de imágenes, y es el conocimiento más imperfecto. Por encima de este (pero aún dentro de la opinión)
estaría la creencia (pístis), que sería el conocimiento de objetos. El mundo de la opinión es el propio de los
sofistas: éstos tendrían razón al decir que no existen verdades absolutas si la única realidad existente fuera
aquella a la que podemos acceder a través de la opinión. Sin embargo, como sabemos, Platón afirma la
existencia de otra clase de realidad y por tanto de un tipo de conocimiento superior.
2. Ciencia (episteme): es el conocimiento inteligible, cuyo objeto son las Ideas, el ser eterno e inmutable. La
ciencia también se divide en otras dos formas de conocimiento: la inteligencia discursiva (dianoia) y
el pensamiento (noesis). La inteligencia discursiva es el pensamiento propio de las matemáticas. Se trata,
efectivamente de un conocimiento superior a la opinión (es más abstracto), pero requiere aún de una
apoyatura sensible, sea una figura geométrica o las líneas de una demostración. La inteligencia discursiva es
la que “discurre” de una premisa a otra, la que razona con figuras. La matemática (y todo el razonamiento
lógico) necesitan apoyarse en presupuestos previos, por eso aplican un conocimiento discursivo descendente
(de los presupuestos a “lo deducido”). Sin embargo, el pensamiento (como resultado último de la dialéctica)
prescinde de cualquier apoyatura sensible, de cualquier referencia a algo material. Su conocimiento es
discursivo, sí, pero ascendente: se parte de la contemplación directa de una Idea, y a partir de ésta se va
descubriendo las relaciones que hay entre las distintas Ideas (la symploké de la que hablábamos antes). El
dialéctico no recurre de ningún modo a imágenes o cualquier otro material sensible. Además, la dialéctica
incluye un segundo momento (particularmente importante en su aplicación práctica) que es el descenso
desde la Idea Suprema al resto de Ideas, logrando así una visión conjunta de las todas las Ideas y sus
relaciones. De hecho, las implicaciones prácticas de este camino de descenso aparecen en el mito de la
caverna, donde Platón defiende que es necesario que el dialéctico esté dispuesto a descender al mundo
sensible y enseñar a los demás a alcanzar el conocimiento de las Ideas.
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