Cuaresma 2009

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Miércoles de Ceniza
N
os disponemos a iniciar
Cuarenta días de marcha. La MOCHILA va a ser el
signo que represente, durante estos días de Cuaresma,
nuestro caminar.
Y ¿caminar hacia dónde? Hacia Dios, claro, hacia nuestra
meta. Pero sin movernos del
sitio, porque nuestra meta es
que Dios se instale en nuestra
vida, dentro de nosotros, para
poder instalarlo nosotros en
el mundo.
Es tiempo para ponerse en
marcha, en camino con Jesús,
Él nos anima a avanzar por el
camino de la vida a pesar de
las dificultades y los miedos.
En el camino vamos a conocer
a Jesús y su mensaje: y también
nos vamos a conocer mejor a
nosotros mismos, y vamos a
aprender cómo poner en práctica lo que Jesús nos dice.
< Lectura del santo evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los
hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro
que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu
limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en
las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo
escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.
Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a
la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la
gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará”.
PREPARAMOS NUESTRA “MARCHA” DE 40 DÍAS
C
uarenta días de esfuerzo, porque estamos interesados en cambiar nuestro corazón. Un “entrenamiento” que nos hará estar
preparados para la mayor fiesta del año: la Pascua, la Resurrección
de Jesús. Y no lo hacemos por quedar bien, como los hipócritas,
tampoco como borregos, porque lo mandan, ni porque otros lo hacen. Lo hacemos de corazón y sin chulearnos de nada, porque queremos agradar a Jesús.
Señor, hoy
queremos empezar
a caminar contigo.
Sabemos que es
el tiempo de cambiar
lo que nos impide
hacer el bien.
Es un tiempo
de marcha
por el camino del bien.
Solos no podemos.
Tú eres el Camino.
°Q
Queremos caminar
contigo, Jesús!
Aunque nos cueste,
como te costó a Ti
ir a la cruz.
°Q
Queremos caminar
contigo, Jesús!
Aunque a veces
el pecado nos ensucia
la blancura
del bautismo.
°Q
Queremos caminar
contigo, Jesús!
Para aprender de Ti
el amor y la constancia
en hacer el bien.
°Q
Queremos caminar
contigo, Jesús!
Haz, Señor, que
no te abandonemos
en el camino de la Cruz
para que no perdamos
la esperanza
y la alegría
que nos lleve
a la resurrección.
Amén.
Primer Domingo de Cuaresma
< Lectura del santo Evangelio según San Marcos 1, 12-15
E
n el camino tenemos que
ESFORZARNOS para superar muchas dificultades
(piedras, barro, pendientes,
clima...) que representan las
tentaciones.
La blandura y la cobardía
ante lo que supone esfuerzo,
está muy presente en nuestra
vida: en el colegio, en la parroquia, en casa...
Hacen falta unas buenas BOTAS y ropa adecuada para hacer el camino; por eso, para
vencer las tentaciones, vamos
a ponernos las “botas de Jesús”, como signo de dureza,
aguante y preparación para
lo que pueda acontecer. Y
esas “botas” son nada menos
que el Evangelio que Él nos
anunció.
En aquel tiempo el Espíritu empujó a Jesús al desierto.
Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían.
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: “Se
ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia”.
ESFUERZO
E
l “desierto” es nuestra vida diaria. A veces, estudiar, hacer las tareas, ayudar en casa... se nos hace muy pesado. ¿Qué son alimañas y tentaciones? ¿Cuáles pueden ser nuestras alimañas y tentaciones? ¿Cómo andamos de ESFUERZO, de ganas para vencer esas piedras, el barro, la arena, las alimañas?
Jesús no nos deja solos, nos da (se hace) BOTAS enormes, fuertes,
que nos ayudan a superar las dificultades de nuestro desierto. Por
medio de su Palabra, del Evangelio, nos acompaña, sin dejarnos ni
un momento, en nuestro caminar.
Señor, tú quieres que yo sea feliz.
Me has hecho libre para amar y servir,
pero a veces me dejo llevar de la tentación.
Elijo tener cosas, nunca me conformo
porque creo que por tener más valgo más.
Elijo ser un chulito que se cree el mejor
y desprecio a los demás.
Elijo muchas veces mandar a todos,
ser el primero a costa de cualquier cosa;
pero todo esto no me hace feliz.
Enséñame a vencer la tentación, como tú,
a poner a Dios en el centro de mi vida,
a amar y servir
a los demás en todas las cosas.
Tú eres el "camino de la libertad".
Enséñame a caminar por él. Amén.
Segundo Domingo de Cuaresma
E
n nuestra vida podemos
tener metas muy diversas:
de comodidad, de egoísmo,
materialistas, generosas, amigables, de estudios...
Pero nuestra meta como cristianos es tener un corazón
nuevo, un corazón bueno
que nos lleve a seguir a Jesús,
para que el mundo cambie,
para que en él haya alegría,
paz y amor entre todos.
Jesús es nuestra brújula, el
que nos dirige hacia esa meta.
<
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 9, 1-9
En aquel tiempo Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador,
como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo
a Jesús: “Maestro. °Qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”.
Estaban asustados y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: “Este es mi Hijo amado; escuchadlo”.
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: “No contéis a nadie lo que habéis visto hasta que
el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos”.
Esto se les quedó grabado y discutían qué querría decir aquello de resucitar de entre los muertos.
TRAS UNA META
J
esús nos motiva, nos nuestra que está lleno de amor por nosotros,
y nos hace ver qué grande puede ser nuestra felicidad si lo seguimos, si dejamos que, como la brújula, nos marque el camino, si nos
dejamos contagiar de su amor. Por eso debemos escucharle con
atención en su Palabra.
°Q
Queremos ver tu rostro, Padre!
Como lo vieron
tantos hombres y mujeres buenos.
°Q
Queremos ver tu rostro, Padre!
Como lo vio Jesús en la oración.
°Q
Queremos ver tu rostro, Padre!
En los demás, más allá de los prejuicios.
°Q
Queremos ver tu rostro, Padre!
En los momentos difíciles.
°Q
Queremos ver tu rostro, Padre!
En los momentos alegres.
°Q
Queremos ver tu rostro, Padre!
En los miedos y en la esperanza.
°Q
Queremos ver tu rostro, Padre!
Cuando lleguemos a tu Reino.
°Q
Queremos ver tu rostro, Padre! Amén.
Tercer Domingo de Cuaresma
N
ecesitamos hablar, comunicarnos con nuestros amigos, con nuestros padres, profesores, con nuestro
grupo.
De la misma manera necesitamos comunicarnos con Dios,
como lo hacen los amigos.
Esta comunicación se da en la
ORACIÓN, y la representamos con un móvil.
<
Lectura del santo Evangelio según San Juan 2, 13-25
En aquel tiempo se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el
templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un
azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las
monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: “Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”.
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: "el celo de tu casa me devora".
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: “¿Qué signos nos muestras para obrar así?”
Jesús contestó: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré”.
Los judíos replicaron: “Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se
acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la Palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los
signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba
el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.
NECESITAMOS HABLAR CON DIOS EN LA ORACIÓN
J
esús sabía lo que había dentro de cada hombre, sabe lo que hay
en el corazón de cada uno de nosotros. Sabe que necesitamos,
como decíamos el primer domingo, “un corazón nuevo”.
Necesitamos hablar con Él, pero sin ruido (el de la tele, la consola, el
ordenador...), para poder escuchar cómo está nuestro corazón.
¿Cómo encontraría Jesús nuestro corazón si entrara dentro de él,
como entró aquel día en el templo? Seguro que tiene mucho “alboroto”: pereza, comodidad, egoísmo, falta de respeto, insultos, intolerancia, orgullo, falta de perdón, chismes...
Necesitamos hablar con Jesús, orar sin ruidos, para descubrir todas
estas telarañas, y con Él, con su ayuda, empezar a quitarlas.
°G
Gracias por
tu paciencia, Señor!
Cuando sigo
mis caprichos.
°G
Gracias por
tu paciencia, Señor!
Cuando no trabajo
en los estudios.
°G
Gracias por
tu paciencia, Señor!
Cuando no
escucho tu Palabras.
°G
Gracias por
tu paciencia, Señor!
Cuando no ayudo
a los demás.
°G
Gracias por
tu paciencia, Señor!
Cuando no
doy frutos de amor.
°G
Gracias por
tu paciencia, Señor!
°G
Gracias por
tu paciencia, Señor!
Cuando desobedezco
a mis padres.
Tú sabes esperar,
confías en mí.
Sabes, Señor,
que puedo mejorar.
Sólo te pido tu amor
y tu paciencia,
y daré frutos. Amén.
Cuarto Domingo de Cuaresma
L
os hombres tenemos muchas clases de cegueras:
unas veces pasamos de largo
sin ver, otras veces solo vemos lo superficial y no lo
profundo; otras, deformamos
nuestra visión... Tenemos el
peligro de perdernos en la
vida, por falta de visión. El peligro de adentrarnos en caminos sin retorno por no mirar
bien y a tiempo.
Necesitamos ser buenos observadores, VER BIEN las cosas, con claridad y mirada penetrante.
Nuestro buen deseo de
aprender a mirar la vida y de
querer rechazar la ceguera y
la mirada superficial, lo significamos en las GAFAS.
<
Lectura del santo Evangelio según San Juan 3, 14-21
En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: “Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desiertos
así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que
creen en él, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él, no será condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el
nombre del Hijo único de Dios.
Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla
a la luz, porque sus obras eran malas.
Pues todo el que obra perversamente detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado
por sus obras.
En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas
según Dios”.
NECESITAMOS VER BIEN LA LUZ
L
a Luz vino al mundo y los hombres prefirieron las tinieblas a la
Luz. ¿Por qué no vemos la Luz, por qué no reconocemos a Jesús,
qué cosas nos impiden VER?
Jesús es la luz del mundo. Si queremos “ver”, Él nos comunica su
luz, estamos iluminados por Él. Y entonces nosotros nos convertimos en reflejos de la Luz que es Jesús para iluminar el mundo.
Me regalas tu perdón.
Cuántas veces me he portado mal.
Cuánta ingratitud,
olvidando el bien que me has hecho.
Gracias por tu perdón.
Gracias por esperarme
con los brazos abiertos de padre bueno.
Gracias porque me has rescatado,
con tu misericordia,
del odio y el deseo de venganza.
Jesús, me has enseñado a perdonar,
en los momentos más difíciles.
Setenta veces siete, muchas, siempre.
Has estado grande y te has alegrado
y has hecho una fiesta de perdón y de olvido.
Enséñame a perdonar
y a tener un corazón como el tuyo. Amén.
Quinto Domingo de Cuaresma
H
ay comida sana y comida
basura. Tanto para el
cuerpo como para el espíritu.
Abunda la propaganda de comida basura. Si no estamos
atentos, terminará siendo
nuestra preferida... nuestro
menú habitual, aunque sepamos que no es buena, y afecte
negativamente a nuestra salud.
Jesús nos quiere fuertes y sanos física y espiritualmente,
para poder luchar contra la enfermedad y la muerte. La necesidad de un buen alimento
para conservarnos sanos, la representamos en los alimentos.
<
Lectura del santo Evangelio según San Juan 12, 20-33
En aquel tiempo entre los que habían venido a celebrar la Fiesta había algunos gentiles; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: "Señor, quisiéramos ver a Jesús".
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
Jesús les contestó: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. Os aseguro, que
si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El
que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para
la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga y donde esté yo, allí también estará mi servidor;
a quien me sirva, el Padre le premiará. Ahora mi alma está agitada y, ¿qué diré?: Padre, líbrame de
esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre".
Entonces vino una voz del cielo: "Lo he glorificado y volveré a glorificarlo".
La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo: "Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí".
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.
ALIMENTADOS POR JESÚS PARA DAR TAMBIÉN FRUTO
J
esús es el Pan de Vida. Por eso se quedó en la Eucaristía, por eso es
tan importante, necesaria para un cristiano que quiera serlo de verdad. Con Él nos alimentamos. Él se hace alimento para darnos vida.
Nos lo dice muy claro: “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda infecundo, pero si muere da mucho fruto” ... “El que se ama
a si mismo, se pierde” ... “El que quiera servirme, que me siga”.
Alimentados con la Eucaristía, en nuestro camino hacia Él, ya tenemos en nuestra mochila todo lo necesario, pero...
A veces en toda caminata hay caídas, torceduras, heridas… por eso,
nos falta una cosa más: EL BOTIQUÍN, que representa el perdón que
nos devuelve la salud espiritual.
Señor, gracias
porque me has enseñado a perdonar.
Cuántas veces yo también he lanzado
la piedra de mis críticas,
he puesto motes humillantes
a mis compañeros.
Tú me has enseñado a despreciar el mal,
pero no a las personas.
Muchas veces he hecho lo mismo
que he criticado a otros.
Dame colirio a los ojos para ver
a los demás como tú los ves,
y así aprenderé a perdonar. Amén.
DOMINGO DE RAMOS
<
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 11, 1-10
T
ras el camino recorrido,
en este tiempo de cuaresma, llenos de ilusión y esfuerzo, hemos llegado ya al
domingo de Ramos. En este
día de fiesta, reconocemos
llenos de alegría que Jesús es
nuestro mejor Amigo, por
eso le vitoreaos con palmas y
ramos de olivo, porque estamos contentos. Jesús nos invita a celebrar la Eucaristía,
donde podamos saciar nuestra hambre y sed de felicidad.
Al acercarse a Jerusalén, cerca de Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, Jesús envió a
dos de sus discípulos, diciéndoles: "Id a la aldea de enfrente, y a la entrada encontraréis un pollino
atado, que nadie ha montado aún; soltadlo y traedlo. Y si alguien os dice: ¿Por qué hacéis eso?, decidle: El Señor lo necesita, y en seguida os lo devolverá".
Ellos fueron, encontraron el pollino atado a la puerta, afuera, en la calle, y lo desataron.
Algunos de los que estaban allí les dijeron: "¿Por qué desatáis el pollino?".
Ellos respondieron lo que les había dicho Jesús, y los dejaron.
Llevaron el pollino a Jesús, pusieron encima sus mantos y Jesús se montó en él.
Muchos alfombraban el camino con sus mantos, y otros con ramas que cortaban en los campos.
Los que iban delante y detrás gritaban: "°Bendito el que viene en el nombre del Señor! °Bendito el
reino que llega, de nuestro padre David! °Viva Dios altísimo!"
ALEGRES, NOS ACERCAMOS A JESÚS... QUE ES LA FUENTE
J
esús se queda con nosotros para que podamos descansar en Él, y
beber el agua de la vida. Al haber descubierto la fuente, debemos
comunicarlo a los demás, no nos lo podemos quedar para nosotros
solos.
Como los niños hebreos, el Domingo de Ramos, lo gritaron a los cuatro vientos, también nosotros ahora tenemos que ser sus testigos, y
alegres comunicarlo.
Jesús, quiero ser
tu testigo y anunciar tu palabra.
Quiero vivir como tú me enseñas
y transmitir a los que me rodean
tus enseñanzas y tu mensaje.
Quiero ser honesto, justo, solidario,
decir siempre la verdad
y vivir ayudando a los demás.
Dame mucha alegría
para repartir entre todos los que rodean.
Ayúdame a llevarte a las personas que
todavía no te conocen.
Quiero vivir como tú nos enseñas,
en mi casa, en mi escuela,
con mis amigos...
Dame fuerzas para lograrlo.
°Q
Que así sea, Señor!
CELEBRAMOS EL PERDÓN
<
T
ras el camino recorrido,
en este tiempo de cuaresma, llenos de ilusión y esfuerzo, hemos llegado ya al
domingo de Ramos. En este
día de fiesta, reconocemos
llenos de alegría que Jesús es
nuestro mejor Amigo, por
eso le vitoreaos con palmas y
ramos de olivo, porque estamos contentos. Jesús nos invita a celebrar la Eucaristía,
donde podamos saciar nuestra hambre y sed de felicidad.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 18, 21-35
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: "Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces
le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?"
Jesús le contesta: "No te digo hasta siete veces sino hasta setenta veces siete".
Y les propuso esta parábola: «Se parece el Reino de los Cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como
no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus
posesiones, y que pagara así.
El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo".
El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el
empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y agarrándolo lo estrangulaba diciendo: "Págame lo que me debes".
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: "Ten paciencia conmigo y te lo pagaré".
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo
sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "°Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné
porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?"
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda».
Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano".
Padre nuestro, que estás en el cielo
Santificado sea tu Nombre
Venga a nosotros tu Reino
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en la tentación
Y líbranos del mal
Amén
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