La regulación de la distribución comercial en España

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La regulación de
comercial en España
la
distribución
MADRID, 26 de MAYO de 2014 – LAWYERPRESS
Por Xavier Altirriba i Vives y Juan Cuenca Márquez. Socio Derecho Mercantil y
Abogado en Roca Junyent
La distribución comercial siempre ha generado numerosos conflictos entre
empresarios de ambos bandos: concedentes y distribuidores. El alto grado de
conflictividad referido se ve especialmente agravado por el impacto que la figura de la
distribución
tiene
en
la
economía
española.
El Gobierno ha intentado regular el Contrato de distribución en varias ocasiones,
siendo una de las más aplaudidas el Proyecto de Ley de Contratos de Distribución,
número 121/138, de 29 de junio de 2011, publicado en el BOCG. Pero, a fecha de hoy,
España continúa sin disponer de una normativa específica al respecto.
El 21 de junio de 2013, el Ministerio de Justicia publicó una Propuesta de Código
Mercantil elaborada por la Sección de Derecho Mercantil de la Comisión General de
Codificación, que llegó con una doble intención: (i) modernizar la regulación jurídicoeconómica; y (ii) regular materias que hasta ahora quedaban fuera de la regulación
legal, como los contratos electrónicos, turísticos, de distribución o financieros
mercantiles.
La
reforma
es,
sin
lugar
a
dudas,
de
calado.
La distribución comercial es de suma importancia en España pues el sector de la
distribución comercial (en gran medida, gracias al sector de vehículos a motor) supone
alrededor del 30% del PIB español. No es casualidad que uno de los sectores de la
economía que más ha hecho evolucionar la regulación jurídica de la distribución
comercial
haya
sido,
precisamente,
dicho
sector.
La Propuesta de Código Mercantil ha generado una ardua polémica so pretexto de que
no se puede regular por una misma ley, y de manera concreta, sectores tan distintos
como lo son los de la automoción, la prensa o el textil. Ahora bien, el gran caballo de
batalla
es,
y
será,
la
“indemnización
por
clientela”.
Hasta la fecha, se ha logrado unificar la doctrina jurisprudencial sobre la indemnización
por clientela en muchas sentencias, siendo una de las más relevantes la Sentencia del
Tribunal Supremo de 15 de enero de 2008. Jurisprudencia del Tribunal Supremo más
reciente (Sentencia de 8 de octubre de 2013) se ha pronunciado en sentido negativo
sobre la procedencia de la indemnización por clientela (por falta de prueba de los
requisitos del artículo 28 de la Ley del Contrato de Agencia). Si bien, sí reconoce la
procedencia de la indemnización por falta de preaviso en la denuncia unilateral.
El punto de partida debe ser siempre el de examinar si las partes han acordado ese
extremo, en el contrato. A falta de pacto expreso, la jurisprudencia más reciente ha
iniciado una tendencia (no exenta de vacilaciones) a reconocer al distribuidor, aparte
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del derecho a ser resarcido de los daños y perjuicios provocados por una rescisión
unilateral injustificada del concedente o por su incumplimiento, indemnizaciones
inspiradas en los mismos principios que la indemnización por clientela prevista en la
legislación comunitaria para la terminación del contrato de agencia.
Ello no supone admitir, sin más, la aplicación automática a todos los contratos de
distribución de las reglas imperativas que en esta materia establecen las normas
respecto al contrato de agencia. Los Tribunales son los que deben decidir si procede o
no reconocer al distribuidor sustituido una indemnización por clientela. En caso de
aplicación analógica a la agencia, deben reunir los mismos requisitos que, para tener
derecho
a
esta
indemnización,
se
le
exigen
al
agente:
a) que se haya producido la terminación del contrato de distribución, y que ello no
haya
sido
por
causa
de
incumplimiento
del
distribuidor;
b) que este último haya aportado nuevos clientes al concedente o haya incrementado
sensiblemente las operaciones con los preexistentes, debiendo así probarlo el
distribuidor;
c) que la actividad del distribuidor pueda seguir aportando ventajas sustanciales al
empresario; lo cual no siempre ocurre, al menos totalmente, pues a veces, y sobre
todo en la distribución de vehículos automóviles, es la atracción de la marca la que
opera
en
la
captación
de
los
clientes;
y
d) que el pago de la indemnización resultara equitativo, bien por la pérdida por el
distribuidor de la clientela conseguida, bien por habérsele limitado la competencia con
otras marcas una vez terminado el contrato, resultando, a sensu contrario, no
equitativo si, por ejemplo, el distribuidor pasa a distribuir otras marcas competidoras.
En la Exposición de Motivos de la Propuesta de Código Mercantil se menciona que la
mayor parte del Código incluye la regulación de materias que carecían de normativa
aplicable y que, por lo tanto, constituyen una innovación. En la regulación de materias
nuevas cabe mencionar muy especialmente los distintos tipos de contratos
(distribución,
suministro,
franquicia,
mediación,
etc…).
La regulación de los contratos de distribución ha sido novedosa. Contiene una
normativa básica sobre conclusión del contrato, la cual se ha configurado como
imperativa
para
favorecer
al
distribuidor.
Se incluyen disposiciones especiales para determinados tipos de contratos de
distribución, tales como la concesión o venta exclusiva, la distribución selectiva y la
franquicia. Y, por último, al regular la extinción del contrato, se da especial relevancia
al reconocimiento al distribuidor - solo con carácter excepcional y en razón de
determinadas circunstancias -, del derecho a una compensación por la transmisión o
aprovechamiento
de
la
clientela
por
el
proveedor.
Se define el Contrato de Distribución como: “cualquiera que sea su denominación, una
de las partes, denominada distribuidor, que actúa como empresario independiente y
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asume el riesgo de las operaciones que realiza, se obliga a adquirir de otra
denominada proveedor, bienes o servicios para comercializarlos de manera duradera y
estable.”
Se tipifican los contratos de distribución comercial, estableciendo las siguientes clases:
(i) Compra en exclusiva; (ii) venta en exclusiva; (iii) distribución autorizada; (iv)
distribución
selectiva
y
(v)
concesión
mercantil
i
franquicia.
Quedan excluidos de la figura de la distribución comercial los: (i) Contratos agencia; (ii)
Contratos franquicia industrial; (iii) Contratos de comercialización de productos o
servicios financieros; (iv) Contratos con objetos de actividad logística o de reparto de
mercancías y (v) Contratos de vinculación laboral entre proveedor y distribuidor.
Se regula un contenido mínimo que ha de tener el Contrato de Distribución (ej.
obligaciones de las partes, etc…), y se incorporan una serie de obligaciones
precontractuales (ej. suministro de información detallada entre las partes con un mes
de
antelación,
etc…).
Se prevé la extinción contractual, convirtiendo el contrato en indefinido si se prorroga
tácitamente; la regulación del preaviso de la terminación del contrato; el concurso de
acreedores es causa de resolución del contrato; no resolución si las inversiones
realizadas
por
el
concesionario
no
han
sido
amortizadas.
Por último, en relación con la indemnización por clientela, se aboga por la no
obligación del proveedor, salvo pacto en contrario, a compensar al distribuidor. Ahora
bien,
se
prevé
una
excepción,
siempre
y
cuando:
a) la naturaleza del contrato y la actividad del distribuidor hayan incrementado
sustancialmente el tipo de operaciones o el número de clientes;
b) el distribuidor haya facilitado al proveedor un listado de los clientes;
c) exista un pacto por el cual el distribuidor, una vez extinguido el contrato no pueda
hacer competencia al proveedor o al nuevo distribuidor. La duración del pacto de no
competencia
no
podrá
exceder
de
un
año.
Desconocemos cuál será el resultado final de dicho Código tras haber pasado por los
trámites de aprobación parlamentarios preceptivos y si, finalmente, esta Propuesta de
Código Mercantil será aprobada o no. Quedamos, por tanto, una vez más, a la espera
de la aprobación del Proyecto sabiendo que éste puede sufrir modificaciones
relevantes durante dicho trámite.
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