20 de julio de 2005 Núm. 9 Vicepresidencia de Desarrollo y Capacitación Profesional Comisión Fiscal Internacional “Enajenación de Cuentas por Cobrar por Residentes en el Extranjero” Directorio C.P.C. Manuel C. Gutiérrez García Presidente C.P.C. José Besil Bardawil Vicepresidente de Desarrollo y Capacitación Profesional C.P. Juan Francisco Fernández Andrea Director Ejecutivo Comisión Fiscal Internacional C.P. Raúl Federico Aguilar Millán Presidente C.P. Alejandro Aceves Pérez Vicepresidente C.P. Armando Pérez Sánchez Secretaria Integrantes: C.P. Roberto E. Aiza Haddad C.P. Gabriel Amante Domínguez Lic. Mauricio Ambrosi Herrera C.P. Fernando Arauzo Herrera Lic. Alejandro Barrera Fernández C.P. Fred J. Barret Lic. Alejandro Calderón Aguilera C.P. Adolfo Calatayud V. C.P. Rodolfo Calvo Gallegos C.P. Layda Cárcamo Sabido C.P. Ignacio Ceballos Juárez C.P. Salvador Cruz Flores C.P. Moisés Curiel García L.C. María Teresa de Jesús Chávez Iniestra L.C. Jesús Alejandro De la Torre Ferreira C.P. Xavier Escobedo y Escobedo C.P. Alejandro Gaona Rosete C.P. Abraham Gómez Rivas L.C. Cintia González Flores C.P.C. Norma Estela Hernández Viveros Lic. Octavio Lara Hernández C.P. Luis Liñero Colorado C.P. Erick Magos Acosta C.P. Agustín Mercado López Lic. Luis Eduardo Meurinne Martínez Lic. Raúl Moreyra Suárez C.P.C. Gabriel Oliver C.P. Ricardo Paullada Nevares C.P. Armando Pérez Sánchez C.P. José Edgar Pérez Solórzano C.P. Manuel Rico Loyola L.C. Edgar Shaadi Shaadi Lic. Sergio Arturo Tiburcio Tiburcio C.P. Carlos Vargas Vallejo COLEGIO DE CONTADORES PÚBLICOS DE MÉXICO. Presidente: CPC Manuel C. Gutiérrez García. El Material aquí reproducido es propiedad del CCPM, queda estrictamente prohibida su reproducción total o parcial sin previa autorización por escrito. © DERECHOS RESERVADOS Prohibida su reproducción total o parcial. 2 Antecedentes El artículo 195 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta (LISR) establece el régimen aplicable a los residentes en el extranjero que obtengan ingresos por concepto de intereses cuya fuente de riqueza se encuentre en territorio nacional. A estos efectos, el primer párrafo de este precepto señala: “Artículo 195. Tratándose de ingresos por intereses se considerará que la fuente de riqueza se encuentra en territorio nacional cuando en el país se coloque o se invierta el capital, o cuando los intereses se paguen por un residente en el país o un residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país.” El Título V de la LISR prevé una definición particular para el concepto de intereses distinta a la contenida en el artículo 9° relativo a las Disposiciones Generales de la Ley. Esta definición será aplicable cuando los ingresos por intereses sean obtenidos por personas residentes en el extranjero sin establecimiento permanente en el país, o cuando teniéndolo dichos ingresos no sean atribuibles a éste. La definición contenida en el artículo 195 no sólo se limita a establecer una definición de tipo civil para el concepto de intereses, sino que en repetidas ocasiones amplía su alcance de manera tal, que asimila cierto tipo de rentas a este concepto cuando quizá su naturaleza podría ser distinta a la de los intereses. En cualquiera de los casos, el argumento del legislador es tratar a estos conceptos como intereses por tratarse en lo general de rendimientos de crédito de cualquier clase. A partir del 1° de enero de 2005, se adicionó un sexto párrafo al citado artículo 195 para señalar: “En el caso de la ganancia derivada de la enajenación de créditos a cargo de un residente en México o un residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país, efectuada por un residente en el extranjero a un residente en México o un residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país, el impuesto se calculará aplicando a la diferencia entre el monto que obtenga el residente en el extranjero por la enajenación del crédito y el monto que haya recibido por ese crédito el deudor original del mismo, la tasa de retención que corresponda de acuerdo con este artículo al beneficiario efectivo de dicha ganancia.” La reforma anterior incorpora un nuevo supuesto de gravamen a la amplia gama del concepto de intereses, tratándose de la enajenación de créditos a cargo de un 3 residente fiscal en nuestro país, por parte de un residente en el extranjero pero cuando el adquirente sea también un residente fiscal en México. Cesión de Derechos de Crédito El artículo 14 del Código Fiscal de la Federación (CFF), establece los supuestos bajo los cuales se considera que existe una enajenación para efectos fiscales, señalando que se considera enajenación, entre otros: “I. Toda transmisión de propiedad, aun en la que el enajenante se reserve el dominio del bien enajenado, con excepción de los actos de fusión o escisión a que se refiere el artículo 14-A.” En relación con la transmisión en propiedad de derechos de crédito (cuentas por cobrar), esto debe considerarse como un acto de enajenación en los términos de la fracción I antes transcrita, al considerar dicha cuenta por cobrar como un bien mueble. La enajenación de cuentas por cobrar o cesión de derechos crediticios es un acto regulado expresamente en el Código Civil Federal (CC), señalando en su artículo 2029 que habrá cesión de derechos cuando: “... el acreedor transfiere a otro los que tenga contra su deudor.” Asimismo, el artículo 2030 del CC establece lo siguiente: “El acreedor puede ceder su derecho a un tercero sin el consentimiento del deudor, a menos que la cesión esté prohibida por la ley, se haya convenido no hacerla o no le permita la naturaleza del derecho.” Por lo anterior se puede definir que el hecho de enajenar una cuenta por cobrar por un residente en el extranjero a un residente en México o residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país, se considera como una cesión de derechos o enajenación de títulos de crédito, dependiendo de la forma en que estén documentados, para fines del CFF y el CC. Derivado de una operación de estas características, el adquirente residente en México o residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país, adquiere el derecho de cobro de las cuentas por cobrar incluyendo, en su caso, los intereses devengados a cargo del deudor. El impuesto sobre la renta es un tributo cuyo objeto son los ingresos percibidos por los contribuyentes. En el caso de residentes en el extranjero sin establecimiento permanente en el país, las reglas de tributación se establecen en el Título V de la LISR. 4 En términos del artículo 179 de la LISR, los residentes en el extranjero que obtengan, de fuente de riqueza mexicana, ingresos en efectivo, bienes, en servicios o en crédito, están obligados al pago del impuesto sobre la renta. Con el propósito de determinar si un residente en el extranjero causa el impuesto sobre la renta por la cesión de derechos de crédito que hagan en favor de un residente en México o residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país, primero debe analizarse si existe un ingreso desde un punto de vista jurídico y fiscal; si éste es gravable para efectos del impuesto sobre la renta y, en su caso, los elementos esenciales de dicha contribución (sujeto, objeto, base, tasa o tarifa). La cuenta por cobrar es un derecho de crédito incorporado en el patrimonio del acreedor. Este derecho es cuantificable desde un punto de vista económico y se asume que, al momento de la cesión de derechos, los cedentes perciben a cambio de su derecho de crédito una contraprestación. La contraprestación que perciben los cedentes por la cesión de las cuentas por cobrar, no necesariamente representa un ingreso para efectos del impuesto sobre la renta, dado que la percepción del flujo puede no incrementar el patrimonio de los mismos. Esto ha sido sostenido incluso por la Suprema Corte de Justicia de la Nación: INGRESOS EN CRÉDITO Y ENTRADAS DE EFECTIVO. DIFERENCIAS PARA EFECTOS DE LA LEY DEL IMPUESTO SOBRE LA RENTA. Todo ingreso, entendido como la modificación positiva registrada en el patrimonio de una persona, susceptible de valoración pecuniaria, produce un derecho de crédito, que coloca a quien lo obtiene como sujeto del impuesto sobre la renta, aun cuando no produzca como consecuencia inmediata una entrada de efectivo. Este último supuesto no produce una modificación en el patrimonio, aun cuando se produzca al mismo tiempo que la percepción del ingreso. Así, toda enajenación de bienes o prestación de servicios, que se celebra por personas físicas o morales, constituye un acto jurídico que reporta ingresos en crédito susceptibles de ser gravados por la ley, pues éstos derivan de contratos sinalagmáticos en los que las partes se obligan a satisfacerse prestaciones recíprocas, independientemente de que dicho derecho de crédito se satisfaga en el momento mismo en que se entrega la cosa o se presta el servicio (operaciones de contado) o se difiera su entrega (operaciones a plazo). (El énfasis es del autor) Localización: Pleno de la Suprema Corte de Justicia. 9a. Época. Instancia: Pleno. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: V, Junio de 1997 Tesis: P. XCIX/97 Página: 159 Materia: Administrativa. Por otra parte, derivado de las cuentas por cobrar cedidas, un residente en el extranjero podría tener dos ingresos diferentes: El primero, los intereses que en su caso las mismas devengaron durante el periodo en el que el citado residente en el extranjero fue acreedor respecto del crédito cedido, y el segundo, una posible 5 plusvalía obtenida por la cesión de las cuentas por cobrar al residente en México o residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país. Los intereses percibidos por residentes en el extranjero son objeto del impuesto sobre la renta de acuerdo al artículo 195 de la Ley de la materia, siempre que su pago sea realizado por un residente en México o por un residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país o bien cuando en México se haya colocado o invertido el capital. Bajo este último caso se encontrarían los intereses devengados por las cuentas por cobrar. En relación con lo que debe considerarse como intereses de acuerdo al Título V de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, se establece la siguiente definición: “Se consideran intereses, cualquiera que sea el nombre con que se les designe, los rendimientos de créditos de cualquier clase, con o sin garantía hipotecaria y con derecho o no a participar en los beneficios; los rendimientos de la deuda pública, de los bonos u obligaciones, incluyendo primas y premios asimilados a los rendimientos de tales valores, los premios pagados en el préstamo de valores, descuentos por la colocación de títulos valor, bonos, u obligaciones, de las comisiones o pagos que se efectúen con motivo de la apertura o garantía de créditos, aun cuando éstos sean contingentes, de los pagos que se realizan a un tercero con motivo de apertura o garantía de créditos aun cuando éstos sean contingentes, de los pagos que se realizan a un tercero con motivo de la aceptación de un aval, del otorgamiento de una garantía o de la responsabilidad de cualquier clase, de la ganancia que se derive de la enajenación de los títulos colocados entre el gran público inversionista a que se refiere el artículo 9o. de esta Ley, así como la ganancia en la enajenación de acciones de las sociedades de inversión en instrumentos de deuda a que se refiere la Ley de Sociedades de Inversión y de las sociedades de inversión de renta variable a que se refiere el artículo 93 de esta Ley, de los ajustes a los actos por los que se deriven ingresos a los que se refiere este artículo que se realicen mediante la aplicación de índices, factores o de cualquier otra forma, inclusive de los ajustes que se realicen al principal por el hecho de que los créditos u operaciones estén denominados en unidades de inversión. Asimismo, se considera interés la ganancia derivada de la enajenación efectuada por un residente en el extranjero, de créditos a cargo de un residente en México o de un residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país, cuando sean adquiridos por un residente en México o un residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país.” Los intereses devengados a favor de un residente en el extranjero constituyen el objeto del gravamen, con independencia de que hayan sido exigibles o pagados con anterioridad a un acto de sesión de créditos. 6 Otro aspecto que gira alrededor del impuesto, es su temporalidad, es decir, el momento preciso en que surge la situación jurídica o de hecho que da lugar a la causación del tributo, y en consecuencia la obligación para el residente en el extranjero de llevar a cabo su entero, o bien, a través de un retenedor como es el supuesto que en lo general el artículo 195 de la LISR prevé para el caso de los intereses. Bajo una operación de cesión de créditos, es probable que su monto se constituya tanto por el monto original del crédito como por lo intereses que en su caso se hayan devengado, y que a la fecha de la sesión no hubiesen sido exigibles ni pagados. Tratándose de residentes en el extranjero sin establecimiento permanente en el país, la LISR prevé una categorización de los ingresos que obtengan; por regla general, se establece la obligación en el sentido de que el pago del impuesto se efectúe por el sujeto pagador de la renta, y mediante el mecanismo de la retención. En casos excepcionales se permite al contribuyente (residente en el extranjero) presentar una declaración y a través de ésta llevar a cabo el entero de la contribución correspondiente. El Título V de la LISR prevé un supuesto general de temporalidad en materia de causación de las contribuciones señalando el artículo 179, cuarto párrafo, primera oración que “cuando en los términos de este Título esté previsto que el impuesto se pague mediante retención, el retenedor estará obligado a enterar una cantidad equivalente a la que debió haber retenido en la fecha de exigibilidad o al momento en que efectúe el pago, lo que suceda primero.” Además del supuesto general de temporalidad, se establece un caso de excepción a la obligación general establecida para el agente pagador en materia de retención del impuesto, en el sentido de que ante la ausencia de pago de una contraprestación, cuya exigibilidad ya se hubiera presentado, el citado agente estará obligado a efectuar el entero de un monto equivalente a la contribución que de dicha contraprestación se derive, desde luego echando mano de sus propios recursos financieros. Ahora bien, bajo una segunda interpretación del texto arriba trascrito, se podría pensar que lo que se establece en el artículo 179 es una norma estrictamente encaminada a la época de pago, bajo un contexto general, de las contribuciones que se causen conforme a las disposiciones del Título V de la LISR, y no es una regla que pretenda establecer el momento de causación de las mismas. En efecto, bajo esta posición se podría afirmar que las distintas normas establecidas a lo largo del Título V de la LISR prevén para cada caso en lo particular el ingreso que se considera de fuente de riqueza en el país, y en consecuencia, una vez que éste se obtiene, se estaría ante la causación del impuesto sobre la renta correspondiente; adicionalmente, se podría señalar el momento o época de su pago. Ambas posiciones cobran relevancia en el caso analizado, como más adelante se comenta. 7 En el supuesto de intereses pagados al extranjero, le corresponde al agente pagador cuando éste es residente en México o residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país, el efectuar la retención correspondiente, según se prevé en el párrafo sexto del artículo 195 de la LISR. Cuando se está ante la cesión de un crédito el cual incluye, además del principal, un interés devengado a lo largo de un periodo de tiempo, el cual no había sido ni exigible ni pagado, es importante determinar si por virtud de dicho acto se estaría ante la causación del impuesto sobre la renta respectivo. El cuarto párrafo del artículo 179 de la Ley del Impuesto sobre la Renta señala: “Cuando en los términos de este Título esté previsto que el impuesto se pague mediante retención, el retenedor estará obligado a enterar una cantidad equivalente a la que debió haber retenido en la fecha de la exigibilidad o al momento en que efectúe el pago, lo que suceda primero. Tratándose de contraprestaciones efectuadas en moneda extranjera, el impuesto se enterará haciendo la conversión a moneda nacional en el momento en que sea exigible la contraprestación o se pague. Para los efectos de este Título, tendrá el mismo efecto que el pago, cualquier otro acto jurídico por virtud del cual el deudor extingue la obligación de que se trate.” Del numeral anterior se desprende que en el caso particular existirá obligación de retener el impuesto sobre la renta en cualquiera de los siguientes momentos, en el que se presente primero: a) Sea exigible el interés; b) Sea pagado el interés; c) La obligación de pagar el interés se extinga por cualquier medio. Desde un punto de vista jurídico, “pago o cumplimiento es la entrega de la cosa o cantidad debida, o la prestación del servicio que se hubiere prometido”. Conforme a lo anterior, no puede considerarse que en el supuesto de una sesión de créditos bajo el contexto analizado en el presente documento se configure el pago, pues no existe una entrega de la cosa debida por parte de un deudor a su acreedor (cedente residente en el extranjero); por el contrario, lo que acontece es el surgimiento de un nuevo acreedor en lugar de aquél que lleva a cabo la sesión de los créditos, incluyendo dentro de la cesión, los intereses devengados que en su caso hubiesen estado incluidos dentro del monto de lo cedido. El concepto de “pago”, como medio de extinción de obligaciones, puede materializarse a través de mecanismos diversos, según se prevé en el CC: i) compensación; ii) confusión; iii) remisión de la deuda y iv) la novación. En este sentido, el Nuevo Diccionario Jurídico Mexicano señala, bajo la voz “Extinción de obligaciones” lo siguiente: 8 “El modo normal de extinguir la obligación es la realización de la prestación por el deudor, es decir mediante el pago o cumplimiento. Sin embargo, la extinción puede producirse, también, por la pérdida de la cosa debida, por la condonación de la deuda, por la confusión de los derechos de acreedor y deudor, por la compensación, por la novación, por la condición resolutoria, por el término final y la prescripción extintiva”.1 Luego entonces, resulta que efectivamente la cesión de créditos, incluidos los intereses que pudiesen haberse devengado, no quedaría comprendida dentro de ninguno de los supuestos establecidos en el CC para que se hubieran considerado pagados. Como se comentó con anterioridad, esta figura únicamente implica una sustitución de acreedor, con lo que subsiste la obligación jurídica primaria. De acuerdo con lo anterior, en el caso de cesión de derechos, no se actualiza el supuesto previsto en el artículo 179 de la LISR, toda vez que no existe una extinción de obligaciones sino una transmisión de activos. Si la postura de que lo regulado en el cuarto párrafo del artículo 179 de la LISR es el aspecto temporal del hecho generador, el cedente residente en el extranjero sin establecimiento permanente en el país no causaría el impuesto sobre la renta en México por virtud de dicho acto. Las autoridades fiscales podrían intentar sostener la posición de que lo que efectivamente se establece el cuarto párrafo del artículo 179 de la LISR, es la época de pago del impuesto, respecto de ingresos por intereses de fuente de riqueza ubicada en el país, que al momento de haberse devengado a favor del acreedor (residente en el extranjero) ya fueron objeto del tributo, cuyo entero estaría supeditado a que el interés fuere exigible, o fuere pagado, o la obligación fuere extinguida por cualquier medio por parte del deudor, lo que suceda primero. Otro elemento de relevancia en la discusión a efecto de concluirla, lo representa el acreedor sustituto, es decir, la persona que lleve a cabo la adquisición de los derechos de crédito de parte del cedente. Como se comentaba en el apartado de antecedentes, a partir del 1° de enero de 2005 se adicionó un sexto párrafo al artículo 195 de la LISR para señalar: “En el caso de la ganancia derivada de la enajenación de créditos a cargo de un residente en México o un residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país, efectuada por un residente en el extranjero a un residente en México o un residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país, el impuesto se calculará aplicando a la diferencia entre el monto que obtenga el residente en el 1 Nuevo Diccionario Jurídico Mexicano, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México y Editorial Porrúa. 9 extranjero por la enajenación del crédito y el monto que haya recibido por ese crédito el deudor original del mismo, la tasa de retención que corresponda de acuerdo con este artículo al beneficiario efectivo de dicha ganancia.” Con la reforma anterior, el legislador incorpora un nuevo supuesto de gravamen a la amplia gama del concepto de intereses, tratándose de la enajenación de créditos a cargo de un residente en México o residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país, por parte de un residente en el extranjero pero cuando el adquirente sea también un residente fiscal en México. En este caso, la ganancia se determinará de la diferencia que exista entre el precio de venta y el valor del crédito recibido por el deudor original. Con anterioridad a la reforma, el supuesto de intereses que recogía el artículo 195 estaba relacionado con la ganancia que se derivara de la enajenación de los títulos colocados entre el gran público inversionista a que se refiere el artículo 9o. de la Ley. La adición del sexto párrafo del artículo 195 de la LISR podría venir a confirmar lo anteriormente expuesto en el presente documento, al aparentemente afirmar de manera indirecta que efectivamente, el impuesto sobre la renta del artículo 195 de la Ley se causaría a la exigibilidad o pago del interés devengado a favor del acreedor residente en el extranjero. Antes de la reforma, si el adquirente hubiese sido una persona residente en México o residente en el extranjero con establecimiento permanente en el país, no se hubiera actualizado el supuesto previsto en el citado artículo 195 de la LISR ya que el beneficiario efectivo del interés ya no hubiera sido el residente en el extranjero por virtud de la cesión de los derechos de crédito, que incluirían los intereses que de dicho crédito se hubieran devengado. Con la reforma, el legislador pretende establecer, por lo menos, un nuevo supuesto de gravamen sobre el diferencial entre el precio de venta en la enajenación de créditos y el monto del crédito que hubiese recibido el deudor original, es decir, sobre el monto de los intereses que en su caso se hubiesen devengado con motivo del crédito, al tiempo que se pretende eliminar cualquier acto de planeación fiscal alrededor de este supuesto. Asimismo, al disponer la norma que la base del impuesto se determinará mediante la comparación del precio de venta de los créditos contra el monto del crédito que hubiera recibido “el deudor original”, se pretende abarcar incluso cualquier margen que se hubiera presentado con motivo de la enajenación del mismo derecho de crédito entre residentes en el extranjero, previa a la adquisición de éste por parte de un residente fiscal en México. En efecto, el supuesto de fuente de riqueza sólo se actualiza cuando el crédito es a cargo de un residente fiscal en México e igualmente el adquirente (o acreedor sustituto) es otro residente fiscal en México, por lo que cabe la posibilidad de que el adquirente sea otra persona residente en el extranjero sin establecimiento permanente en México, y con motivo de la celebración de una operación de cesión de créditos no se dé lugar a la causación del impuesto sobre la renta mexicano. Pareciera que el legislador consideró que la continuidad de la figura de un extranjero como 10 acreedor de un crédito mantuviera la posición recaudadora del fisco mexicano, pero aparentemente no consideró que mediante la cesión, un acreedor al que le pudo haber aplicado una tasa alta (40% ó 30%) pudo haber cedido la cuenta por cobrar a otro extranjero en una posición fiscal más favorable (15%, 10% o 4.9%) por virtud de la posible aplicación de un Convenio Fiscal que México tenga celebrado con otro país. Dada la complejidad jurídica y fiscal que ofrecen este tipo de operaciones, es recomendable que el contribuyente o agente retenedor efectúe un análisis detallado en cada caso en lo particular. Asimismo, este documento podrá no incluir la totalidad de los efectos fiscales que pudieran surgir alrededor de una operación de esta naturaleza, como lo es, por ejemplo, el caso del impuesto al valor agregado; ni todas las variantes jurídicas que pudieran presentarse alrededor de la cesión de derechos de crédito. COLEGIO DE CONTADORES PÚBLICOS DE MÉXICO. Presidente: CPC Manuel C. Gutiérrez García. El Material aquí reproducido es propiedad del CCPM, queda estrictamente prohibida su reproducción total o parcial sin previa autorización por escrito. © DERECHOS RESERVADOS Prohibida su reproducción total o parcial. 11