SP12792-2016 - Corte Suprema de Justicia

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RELEVANTE
SALA DE CASACIÓN PENAL
M. PONENTE
: LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
NÚMERO DE PROCESO
: 42477
NÚMERO DE PROVIDENCIA
: SP12792-2016
CLASE DE ACTUACIÓN
: CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA
: SENTENCIA
FECHA
: 07/09/2016
DECISIÓN
: CASA PARCIALMENTE
DELITOS
: Lesiones personales
FUENTE FORMAL
: Ley 599 de 2000 art. 31, 83, 84, 116 y
117 / Ley 906 de 2004 art. 189, 292 y
340
TEMA: PRESCRIPCIÓN - Lesiones personales / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Prescripción: después de la formulación de imputación
«A través de prueba idónea objeto de estipulación, el proceso determinó que,
como consecuencia de los hechos objeto de juicio, a LH se le causaron lesiones
que le produjeron una incapacidad para trabajar de 20 días y deformidad
física que afecta el rostro, cuyo carácter transitorio o permanente no se
estableció ante la imposibilidad de practicar un tercer dictamen, no obstante
que en el segundo se precisó que la víctima presentaba “fisura leve en
comisura labial derecha poco visible no ostensible”; a GATC y a JCQA unas
que les ocasionaron incapacidad definitiva para trabajar de 15 y 12 días
respectivamente y a CJPC lesiones que le generaron incapacidad para laborar
de 45 días y como secuelas “deformidad física que afecta el cuerpo de carácter
permanente, pérdida anatómica del miembro inferior derecho de carácter
permanente y perturbación funcional de miembro inferior derecho y
perturbación funcional de órgano de la locomoción…”.
Significa lo anterior que, desde el punto de vista de la sanción, la conducta
cometida contra LH, dada la unidad punitiva de que trata el artículo 117 de
la Ley 599 de 2000 y que por lo menos la deformidad física en el rostro a ella
producida debe calificarse como transitoria, se pune con privación de libertad
máxima de 12 años; las ejecutadas contra TC y QA con prisión máxima de 3
años y aquella de que fue víctima PC, según el artículo 116 del Código Penal,
con 20 años de prisión como tope superior.
Luego, para efectos de prescripción y entendido de conformidad con el artículo
83 ídem que antes de la formulación de la imputación el lapso que la configura
equivale al máximo de la pena fijada en la ley y que después de dicho acto
corresponde a la mitad, sin que en ningún caso sea inferior a 3 años, según
lo señala el artículo 292 de la Ley 906 de 2004, quiere decir que en este
evento, como lo pretende el casacionista y avalan la Fiscalía y la Procuraduría,
el fenómeno prescriptivo se concretó en relación con las conductas de que
fueron sujetos pasivos TC y QA.
Es que si a dichos comportamientos corresponde un máximo punitivo de 3
años de prisión, la extinción de su acción penal acaece, luego de la
formulación de la imputación y hasta antes de que se dicte sentencia de
segunda instancia, (dado que con ésta y por virtud del artículo 189 del Código
de Procedimiento Penal se suspende el término de prescripción), por el paso
de un tiempo no inferior a 3 años, el que ciertamente transcurrió entre aquél
acto, celebrado el 10 de septiembre de 2009 y la fecha de emisión del fallo de
segunda instancia que lo fue el 22 de julio de 2013.
Por ende, en esas condiciones los cargos examinados resultan fundados, de
modo que se casará parcialmente la sentencia impugnada en cuanto hace
relación a los delitos de lesiones personales de que fueron víctimas GATC y
JCQA imputados a los acusados y en su lugar se declarará extinguida, por
prescripción, la acción derivada de ellos, se cesará todo procedimiento que
por los mismos se adelante en contra de los procesados y se disminuirá la
pena en los cuatro meses que por su concurrencia aumentó el juzgador, así
como dos tercios de un salario mínimo equivalentes al incremento de la
sanción pecuniaria, tal como lo solicita el demandante».
PRESCRIPCIÓN - Lesiones personales
«Carece de sustento la apreciación de la agencia del Ministerio Público cuando
aborda el examen de los tres cargos finales, acerca de que la acción penal por
las lesiones causadas a LH también prescribió, a no ser que solamente y de
modo equívoco se tenga en cuenta el resultado lesivo referido a la incapacidad
para trabajar, pero no la secuela que, según ya se dijo, lo fue de deformidad
física en el rostro de carácter transitorio, tal como lo revelan los dictámenes
médicos practicados a la agredida, evento al cual se asigna, según ya quedó
reseñado, una pena máxima de 12 años de prisión, luego es evidente que su
prescripción se produciría por el transcurso de un período no inferior a 6
años, el que desde luego no ocurrió».
PRESCRIPCIÓN - Concurso de conductas punibles
«Deviene sin sustento jurídico la solicitud de la apoderada de la víctima, en
su condición de no recurrente, acerca de que se desestimen estas censuras,
porque a su entender el lapso prescriptivo no corresponde al señalado en el
artículo 83 del Código Penal, sino al que es posible calcular a partir del
artículo 31 de la misma obra debido a que se trató de un concurso delictual,
puesto que desconoce un esencial parámetro legal fijado para estos propósitos
y establecido en el inciso final del artículo 84 del Código Penal, de conformidad
con el cual “Cuando fueren varias las conductas punibles investigadas y
juzgadas en un mismo proceso, el término de prescripción correrá
independientemente para cada una de ellas”».
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Juicio oral: facultades de las víctimas, no
pueden interrogar a los testigos, efectos cuando lo hacen / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Víctimas: facultades, límites / SISTEMA PENAL
ACUSATORIO - Principio de igualdad de armas: efectividad en la etapa del
juicio / NULIDAD - Principio de trascendencia
«Es cierto que de conformidad con la jurisprudencia constitucional contenida
en la Sentencia C-209 de 2007, en el ejercicio de las facultades por parte de
la víctima “existe una razón objetiva que justifica la limitación de los derechos
de la víctima, como quiera que su participación directa en el juicio oral implica
una modificación de los rasgos estructurales del sistema penal acusatorio que
comporta una alteración sustancial de la igualdad de armas y convierte a la
víctima en un segundo acusador o contradictor en desmedro de la dimensión
adversarial de dicho proceso […]”.
[…]
También es cierto que la víctima no tiene condición de parte (solamente lo son
Fiscalía y acusado), sino de un interviniente especial, esto es, aunque carece
de las mismas facultades del procesado y del acusador, sí está dotada de unas
características especiales que la facultan a participar de manera activa en el
desarrollo del proceso, lo cual es más directo en las etapas anteriores y
posteriores al juicio oral, porque en éste es pasiva, dado el carácter del debate
probatorio que solamente se da entre adversarios, lo cual impone la
intervención exclusiva del acusador y la defensa.
Todo lo cual indica, en principio, que la argumentación expuesta al efecto por
el censor se evidencia idónea ya que como él lo resalta, la Sala (Auto del 28
de noviembre de 2012, Rad. No. 35676) ha entendido que “La Corte
Constitucional en la sentencia C-209/07, …al referirse a las facultades
probatorias de las víctimas en el proceso regido por la Ley 906 de 2004, fijó
las fronteras de este ejercicio en las distintas etapas del proceso, sentando
como principio general que en las fases precedentes al juicio esta potestad
puede ser ejercida directamente por la víctima o su representación judicial de
manera autónoma, pero que en el desarrollo del juicio oral sólo puede hacerlo
en forma indirecta y limitada, a través del titular de la acción penal.
[…]
También esta Sala se ha referido al punto, en decisiones en las que ha
destacado igualmente la necesidad de que la intervención directa de la víctima
en el juicio oral se limite a los alegatos de conclusión, y que sus aportes o
inquietudes probatorias se canalicen a través de la fiscalía.
[…]
Con el fin de evitar este tipo de situaciones, es precisamente que no se le
permite a la víctima presentar por separado teoría del caso, ni intervenir de
manera independiente en la incorporación y contradicción de la prueba, y que
solo está autorizada para hacerlo a través del fiscal, a condición de que lo
haga respetando su autonomía, pues como sujeto interviniente no puede
pretender sustituirlo en su carácter de parte, ni desplazarlo, ni asumir sus
funciones, ni direccionar sus intervenciones, ni imponerle la forma como debe
conducir el debate probatorio o la solución que debe darle al asunto […]”.
[…]
No obstante lo anterior y si bien se comprende constituida una irregularidad
en este asunto en la medida en que se permitió por el juzgador durante la
audiencia de juicio oral la participación ilimitada de los apoderados de
víctimas en el interrogatorio a los testigos, es claro, por un lado, que en
relación con la misma, como lo señalan la Delegada de la Fiscalía y la abogada
de P, el censor no acreditó su trascendencia y de otro, según lo sostiene el
Ministerio Público, de asignársele dicho carácter la solución no es ciertamente
la anulación del juicio oral.
Es que, dada la realidad procesal, si bien es cierto los citados intervinientes
interrogaron a los testigos en el juicio, no menos lo es que ello por sí mismo
no incidió en el sentido de la sentencia recurrida, es decir no se advierte de
qué manera, por haber tenido lugar los interrogatorios aludidos, tal práctica
fue determinante para el sentido de la decisión de fondo. Baste simplemente
con eliminar la irregular actuación y el resultado no se acredita que pudiera
ser diferente; no demostró el censor que si no hubieren existido los irregulares
interrogatorios la situación de sus defendidos habría sido sustancialmente
diversa a la declarada en el fallo cuestionado.
[…]
Es patente por eso que de la actuación procesal debe surgir
incuestionablemente que la corrección de la irregularidad denunciada es
propicia para conseguir un efecto benéfico cierto, no apenas hipotético, en el
sentido del fallo, o al menos representar una mejora sustancial a la situación
del procesado.
En ese orden, el censor ni demostró cuál fue la afectación irrogada a los
procesados, más allá de la irregularidad por sí misma, con el hecho de que
los apoderados de víctimas hubieren intervenido del modo que lo hicieron en
la práctica de pruebas durante el juicio oral, ni acreditó cuál sería el beneficio
que le habría reportado a los acusados de no haberse verificado tal anomalía.
[…]
De otro lado, el examen de la sentencia impugnada permite determinar que
su principal sustento probatorio lo conforman los testimonios de las víctimas
y del ingeniero LEGD y que si bien acude a las declaraciones de JHS, PG y
VJS no es para individualizar con las mismas la responsabilidad de alguno
de los procesados sino para construir un hecho indicante a partir de
considerar la oposición de la comunidad en la construcción del relleno, una
precedente confrontación con funcionarios de Tecnoambientales, los ruidos
de disparos y la presencia de WU en el lugar de los sucesos, todo lo cual se
estableció a través de los cuestionamientos que válidamente hicieron la
Fiscalía y la defensa, de modo que la participación de los apoderados de las
víctimas nada nuevo aportó, ni introdujo algún suceso desconocido que
trascendiera en la declaración de condena, tal como se puede apreciar al
analizar la sesión del juicio oral llevada a cabo el 17 de octubre de 2012.
La irritualidad denunciada no resulta entonces idónea para determinar el
sentido de la decisión cuestionada, la falencia que se invoca aunque evidencia
un yerro de actividad, no se reflejó en la parte dispositiva del fallo; nada de
ello fue acreditado por el demandante, como tampoco de qué manera la
corrección de aquella habría necesariamente modificado la decisión objeto de
impugnación.
[…]
Pero además de que la irregularidad aducida es intrascendente, también es
claro que el remedio no es la invalidez del juicio oral porque aquella fue
verificada en el recaudo de los testimonios, luego el efecto no puede ser sino
el reseñado por el Ministerio Público, esto es, la exclusión de todas aquellas
preguntas formuladas directamente por los apoderados de víctimas y las
consiguientes respuestas, sin que con ello se afecte la vigencia del juicio oral
con todas sus consabidas fases.
[…]
Significa lo anterior que de haber resultado trascendentes las preguntas así
formuladas por los apoderados de las víctimas y sus consiguientes respuestas
la solución no podría ser la de anular el juicio oral, según lo demanda el
casacionista, sino la de excluir unas y otras de la valoración judicial.
En este evento, por carecer de tal carácter, deviene improcedente su
exclusión».
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Víctimas múltiples: «el juez podrá
determinar igual número de representantes al de defensores para que
intervengan en el transcurso del juicio oral», efectos cuando no se cumple con
esta disposición / NULIDAD - Principio de trascendencia
«Como indudable expresión del equilibrio de partes acusadora y acusada y de
la igualdad de armas que entre las mismas ha de existir en el sistema procesal
adversarial, el artículo 340 de la Ley 906 de 2004 dispone que “de existir un
número plural de víctimas, el juez podrá determinar igual número de
representantes al de defensores para que intervengan en el transcurso del
juicio oral”.
Tal norma fue hallada exequible por la Corte Constitucional en sentencia C516 de 2007 bajo el entendido de que “la potestad que se confiere al juez de
limitar el número de apoderados de las víctimas a un umbral que no podrá
exceder al de defensores, promueve finalidades que son legítimas como la de
asegurar la eficacia del procedimiento, y establecer un equilibrio entre la
acusación y la defensa compatible con el componente adversarial del sistema
acusatorio que se proyecta en el juicio oral […]”.
[…]
Bajo dichas condiciones resulta innegable la comisión de la irregularidad
denunciada por el censor habida cuenta que se permitió la intervención de
un número mayor de apoderados de víctimas, frente a un defensor común de
los tres procesados, lo cual no implica automáticamente la invalidez de lo
actuado, cuando nuevamente incurre el libelista en grave omisión sobre la
acreditación de su trascendencia en el sentido del fallo o más específicamente
en el derecho de defensa de los acusados.
Más allá de haber denunciado tal anomalía, no demostró el casacionista de
qué manera se afectó el derecho de defensa de los acusados, o de qué modo
el mayor número de apoderados de víctimas en relación con los defensores
incidió en el sentido de la sentencia impugnada o de qué forma habría
impactado en el evento de no haberse cometido quella.
Las mismas consideraciones que sustentaron la indemostración de la
trascendencia del reproche en su parte primera, deben aducirse en esta fase
de la crítica».
SISTEMA PENAL ACUSATORIO - Audiencias: registro, daños, ausencia o
fallas en los registros
«Considera el censor infringida la estructura del juicio oral por el hecho de
que el testimonio de LH resulta en su concepto inaudible, especialmente en
el contrainterrogatorio, de modo que en tales circunstancias pudo vulnerarse
algunas garantías en tanto le habría sido imposible al ad quem conocer su
real contenido.
El reproche, sin embargo, resulta en esos términos especulativo e infundado,
no sólo porque el censor no demuestra la denunciada falla, sino porque
examinadas las sentencias de instancia en ninguna de ellas se advierte su
ocurrencia, mucho menos cuando el ad quem resume, sin problemas de
ninguna índole el testimonio de la mencionada LH, luego el aserto de que el
Tribunal no pudo conocer el real contenido de dicho testimonio es apenas una
opinión del demandante, carente de fundamento.
Por demás nuevamente incurre el libelista en la omisión de acreditar la
trascendencia del vicio invocado; ni siquiera señala cuál habría sido el
supuesto contenido dejado de apreciar, ni su incidencia en el sustento de la
sentencia».
SENTENCIA - Defectos de motivación: modalidades / SENTENCIA - Falta de
motivación: no se configura
«Tiene precisadas la Sala como situaciones que pueden dar lugar a la nulidad
de la sentencia por violación del deber de motivación, la ausencia absoluta de
ella, la incompleta o deficiente, la equívoca, ambigua, dilógica o ambivalente
y finalmente la sofística, aparente o falsa.
Ocurre la primera (ausencia de motivación), cuando el juzgador omite precisar
los fundamentos fácticos y jurídicos que sustentan la decisión; la segunda
(motivación incompleta), si deja de analizar uno cualquiera de dichos
supuestos, o lo hace en forma tan precaria que no es posible determinar su
sustento; la tercera (equívoca), cuando los argumentos que sirven de apoyo a
la decisión se excluyen recíprocamente impidiendo conocer el contenido de la
motivación, o las razones que se invocan contrastan con la decisión tomada
en la parte resolutiva y la última (sofística), si la sustentación expuesta por el
fallador contradice en forma grotesca la verdad probada.
También ha entendido que los tres primeros vicios constituyen en estricto
rigor técnico un error in procedendo y el cuarto uno in iudicando, de modo
que la vía de ataque de aquellos es la causal de nulidad y la del último la
violación indirecta de la ley.
Luego en principio resultaría adecuado el reparo que el censor hace en este
asunto, al acusar por la senda de invalidez la sentencia impugnada debido a
la aducida carencia de motivación, esto es, a la ausencia de fundamentos
fácticos y jurídicos que sustenten la decisión.
Empero, el defecto de motivación que se pretende se exhibe infundado, en
tanto que además de que el propio recurrente lo reconoce al transcribir los
argumentos del Tribunal, estos se verifican cuando en los cargos 5 a 7 le es
posible denunciar, en condición de principales, sendos falsos juicios de
existencia por suposición; todo eso permite colegir no que haya ausencia de
motivación, sino acaso que la expuesta fue insuficiente o sofística, lo cual es
sustancialmente diverso a lo denunciado y obviamente el censor no examina.
[…]
Decir entonces que el fallo careció de motivación resulta exclusivamente una
afirmación conveniente al censor, pero infundada, porque lo que demuestra
la argumentación transcrita es que sí se exhibió una que examina los
fundamentos fácticos y jurídicos que sustentaron la condena».
COAUTORÍA IMPROPIA - Diferencia con la coautoría propia / COAUTORÍA
IMPROPIA - División del trabajo / COAUTORÍA IMPROPIA - Principio de
imputación reciproca / COAUTORÍA IMPROPIA - Se presenta / FALSO
JUICIO DE EXISTENCIA - Por suposición: no se configura
«El casacionista y en algunos pasajes la Delegada de la Procuraduría,
confunden coautoría propia con la impropia al exigir la existencia de prueba
que demuestre que fue éste o aquél procesado el que materialmente propinó
el golpe o el disparo a una u otra víctima, no obstante ser claro que la primera
se presenta cuando varios individuos mediante acuerdo previo o
concomitante realizan la conducta, pero todos actualizan el verbo rector
definido en el tipo; que en la segunda hay división de trabajo, al punto que
incluso algunos pueden realizar comportamientos objetivamente impunes,
pero que por el acuerdo expreso o tácito de voluntades y la identidad en el
delito se hacen responsables de todo.
En estos casos de coautoría impropia, la producción del resultado típico es
producto de la voluntad común, en forma tal que si bien en principio podría
afirmarse que cada conducta aisladamente valorada no posibilita su directa
adecuación, el común designio que ata a la totalidad de cuantos intervienen
con actos orientados a su ejecución, rechaza un análisis sectorizado de cada
facción e impone por la realización mancomunada que desarrolla el plan
urdido, que sólo pueda explicarse bajo la tesis de la coautoría impropia, en
tanto compromete a todos los copartícipes como si cada uno hubiere realizado
la totalidad del hecho típico y no, desde luego, por la porción que le fue
asignada o finalmente ejecutó.
Por ello el referido argumento del casacionista deviene inadmisible, porque
desconoce el principio de imputación recíproca propio de esta clase de
coautoría, según el cual los resultados lesivos que cada uno de los partícipes
realice les serán atribuibles a los demás.
Que en términos del demandante no se hubiere probado que fue alguno de
los tres procesados el que disparó un arma de fuego contra JP o que alguno
de ellos fue el que golpeó a LH, o que no hay, según la agencia del Ministerio
Público, prueba de que PR ejecutó aquél o este comportamiento, ello en nada
exime de responsabilidad a los sentenciados, porque de conformidad con el
citado principio de imputación recíproca que gobierna la coautoría, cuando
para la ejecución de la conducta existe acuerdo de voluntades, tácito o
expreso, los resultados lesivos que perpetre cada uno de los coautores en
orden a la realización del plan común son imputables a todos los demás,
incluyendo aquellas contribuciones que individualmente consideradas no
sean constitutivas de delito.
También desconoce el censor que en cuanto hace al acuerdo éste puede ser
previo o concomitante al hecho ilícito y tácito o expreso, no necesariamente
ha de ser antecedente ni explícito.
En tales condiciones y como ya se dijo, dado lo transcrito textualmente sobre
la argumentación del ad quem, no es cierto que éste haya dado por probados
unos hechos sin indicar cuál prueba los sustentaba, tampoco lo es que nunca
se señaló de donde derivó el acuerdo previo, o el aporte esencial en fase
ejecutiva, valga simplemente advertir cómo a su demostración llegó por la
conjunción de una vía directa y otra inferencial no sólo a partir de constatar
con las pruebas dichas la presencia de los acusados en el lugar y de su
personal agresión por algunos contra las víctimas, sino por las circunstancias
antecedentes que permitieron establecer su oposición al relleno sanitario y la
eventual incursión en vías de hecho violentas si se persistía en él, a juzgar
por las amenazas de que fue sujeto el ingeniero GD.
[…]
No hay en el anterior contexto elemento de juicio alguno que permita señalar
que el juzgador supuso la prueba del acuerdo y del aporte significativo en fase
de ejecución; por el contrario, lo que se observa es que a través de indicios,
ya antes explicados con suficiencia, dio por acreditados tales elementos
compositivos de la coautoría impropia a partir de la presencia de los acusados
en el lugar de los hechos, de la actitud de liderazgo asumida por los mismos,
del porte de un arma contundente por PR o de la pretensión de F de ocultar
infructuosamente su identidad.
Por eso, esta censura, ni la petición del Ministerio Público, pueden prosperar».
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