un simple culturista - Pumping Iron Magazine

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UN SIMPLE CULTURISTA
por José María García
Carlos estaba levantado, aún era de noche y las luces del alba todavía no tardarían un rato en
acudir. Acostumbraba desde hacia mucho tiempo a ir al gimnasio, para preparar el local o reparar
aquí y allí, los aparatos que, sin embargo, a pesar de su diseño tan antiguo y decadente, funcionaban
aún como el primer día.
Este viejo entrenador era metódico, gustaba de tener la misma rutina, jornada tras jornada, le
daba una regularidad, necesitaba esa disciplina para poder tener razones por las cuales hacer el día a
día más llevadero.
En la jornada de hoy, pocas cosas necesitaban de su atención, quizás debería de pintar un
poco las paredes, tal vez, cambiar algún panel de luces, pero eso necesitaría de ayuda, cosa que,
evidentemente a esas horas, era difícil de encontrar.
Tras entrenar los grupos musculares que hoy tocaban, alzó la vista y oyó golpes en la puerta
de cristal de una pieza que formaba parte de un todo en el edificio de vidrio, que era lo que, en el año
2.042, privaba como arquitectura actual...
“¿Quien demonios sería?” Aún no eran las ocho de la mañana y no esperaba visita. Carlos
pasaba de largo la edad en la que su curiosidad se veía desafiada e ignoró los golpes. Estos
volvieron, e incluso, se incrementaron, provocándole un sentimiento de repulsa que le hizo titubear
un instante. “¿Quién sería el despistado?” agudizó la vista y creyó identificar a un hombre joven, le
resultaba conocido; era normal, a un dueño de gimnasio que ha contemplado pasar a miles de
personas por su puerta, le era fácil reconocer a alguien a quien apenas haya visto con regularidad. El
individuo comenzó a mover los labios intentando que el veterano entrenador le abriese la puerta.
“Vaya por Dios” pensó el entrenador, “pero si era uno de los nuevos... Juan, creo recordar”
seguramente se había olvidado de algo en su taquilla y viene a recogerlo, hoy en día nadie puede
estar sin su módulo personal. Desde luego, que cabeza”. Estos curiosos aparatos eran fruto de la
unión del ordenador y el móvil, siendo como se puede imaginar, imprescindible para la vida de estos
urbanitas del futuro. Los había de todos los tamaños y formas, pero normalmente con la moda de
ahora eran unos brazaletes desplegables, estos ‘gadgets’ eran los últimos juguetitos con que los
ejecutivos se vanagloriaban entre ellos de poseer.
El gimnasio de Carlos era una de las últimas reliquias que permanecían abiertas desde finales
del siglo pasado. La época de los gimnasios pasó a mediados de los años veinte, cuando la ingeniería
farmacéutica logró resultados increíbles hasta ahora, gracias a los resultados con los inhibidores del
crecimiento (miostatina), supresores del apetito y alguna que otra novedad en otros campos de la
investigación. Tales hechos permitieron, a los que tenían mucho dinero primero y a la gran
generalidad de gente después, disfrutar de la masa muscular elegida, a la vez que podía elegir la
cantidad de grasa que ellos quisieran, pidiéndoselo tranquilamente a su ingeniero corporal,
descendiente directo de esos médicos y nutricionistas que comenzaron a proliferar en el nacimiento
del nuevo siglo.
La cara del joven dejaba ver que su insistencia en los golpes era, de alguna manera,
injustificada; no obstante para él era necesario hablar con aquel tipo. La vida de la gente de su edad
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pasaba entre fiestas en donde las drogas de diseño circulaban con plena normalidad, si no fuera por
sus efectos en la personalidad... gracias a sus módulos interconectaban y consumían sus raciones de
TV, en cualquier momento y sitio. Estudiaban hasta casi la treintena, preparados para gestionar
cualquier puesto de trabajo que, gracias a su cualificación y a su posición social, se le otorgase.
Carlos era para él un tipo raro, cualquiera con su edad hacía años que ya no trabajaba y se dedicaba
a viajar por el sur, viviendo en verano todo el año.
-
“Hola, buenos días”
“Buenos días, se te ha olvidado algo, hijo”
El dueño del gimnasio puso una cara que terminó de ironizar la pregunta que, como una
protesta, lanzó nada más abrir la puerta.
-
“No, verá, es que quería hablar con usted”
“No soy tan mayor como para que des un tratamiento, ¿verdad Juan?”
El uso de la tercera persona hacía muchos años que solo se le concedían a los muy mayores,
el uso por respeto también marcaba que el que lo recibía, ya era alguien que, de alguna manera, no
podía igualar las prestaciones de alguien más joven.
-
“Bueno, no quería decir eso… Carlos, solo que no hemos hablado casi nunca y bueno...,
quisiera hacerle unas preguntas...”
“¿Que tipo de preguntas necesitan estas horas?”
Juan miró al suelo, evidentemente para él era cosa de suma importancia, lo único que le
preocupaba era hacérselo saber a aquel veterano culturista, que comprendiera lo importante que para
él era esa visita, tan inoportuna.
-
“Me contaron que venías muy temprano, antes de abrir el gimnasio, y pensé... bueno si no
está muy ocupado, tal vez no le importaría tener una charla conmigo… de algunos temas
que me intrigan...”
La mente del veterano se quedó en blanco, “si no había olvidado nada... qué era lo que quería
este chico”. Frunció el ceño, el silencio se hizo entre los dos...
-
“Pasa y me cuentas... había terminado ya de entrenar”
Carlos dio media vuelta y se dirigió al pequeño despacho-oficina que tenía la puerta a escasos
metros de la entrada. Su físico seguía siendo digno de admiración. , y no para una persona de su edad
si no, para la edad de cualquiera. El joven lo siguió y calculó que debía estar entre los ochenta y
cinco o noventa kilos, lo que, para el uno setenta y cinco centímetros del master, daba como
resultado un físico con el que muy bien se podía adquirir en unas cuantas sesiones con el ingeniero
corporal. Sin embargo sabía, de lejos, que Carlos jamás había visitado a uno de aquellos
“diseñadores”; es más, sospechaba que no les caían muy bien semejantes individuos.
-
“Siéntate ahí si quieres. Espero que no te importe que desayune mientras me hablas de lo
que quieras”
“No en absoluto, por favor...”
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Carlos mezcló unos polvos con agua en un aparato parecido a un microondas, pero que tenía
una abertura en la parte superior; era un termomanufacturador. Tecleo un par de veces y salió un
líquido que cayó en un vaso, recogió la mezcla desde una salida lateral, a la temperatura y textura
indicada. Tenía preparadas además unas tortas de avena hechas en el mismo aparato. Cuando se
dispuso a recoger toda esta comida de la plataforma que tenía en la pared lateral, se preguntó si este
visitante inoportuno tendría hambre, pero recordó que hoy en día, solo se comía cuando los
inhibidores del apetito se abandonaban. Supuso que, como todos, él los tomaría y se sentó sin decirle
a Juan nada sobre la comida. Colocó la bandeja en el escritorio, bajó antes su módulo que, a pesar de
los años funcionaba, colocando los pies irrespetuosamente en una esquina de la mesa.
Carlos le miró a los ojos y escupió:
- “Pues tú dirás”
- “Bonito gimnasio, ¿de que época son la máquinas?”
El adulto lo miró con asombro, después de 50 años en un gimnasio, su paciencia hacía tiempo
que se agotó para algunas cosas..., se incorporó bajando los pies y le miró fijamente
-
-
“No me dirás que estás aquí para decirme eso, ¿verdad?”
“Pues no, no es eso lo que quería preguntarte... bueno... verás, viendo páginas del pasado
por la red..., la historia de los antiguos MR. OLYMPIA...”
“¡Vaya! ¿Conoces lo que significa eso, quien te lo ha contado tu padre, tu abuelo?”
“No hace tantos años que no se celebra, ¿no? El último fue en el 2.027.”
“Se sigue celebrando, pero de otra manera..., tal y como lo conocimos , el
Fisicoculturismo murió en esa fecha, si... bueno, ya sabes: después de lograr el
crecimiento en tejidos por implantes de células madre, de la manipulación genética
deportiva... ya no tenía mérito el tamaño, y después, encima lo de los inhibidores, para
que contarte... si cualquiera puede tener la masa muscular que quiera suprimiendo la
miostatina, pues ya me dirás que hay de increíble en pesar 180 kilos de músculo. Para uno
ochenta.”
“De todas maneras el culturismo ya estaba moribundo, si te fijas, los campeones de
principios de siglo ya comenzaban a perder cortes, definición (un aceite llamado synthol)
comenzó a desarrollar antiestéticamente los cuerpos de aquellas personas... ¿Y esto que
tiene que ver contigo?”
“Yo quiero ser culturista...”
Ahora si que Carlos abrió los ojos, hacía muchos, muchos años que no escuchaba esa frase,
puede que cuarenta años o tal vez más. Se preguntó si este tío estaba bien de la chaveta.
-
“Pero que me cuentas, chaval.... Llevas escasamente 3 meses en el gimnasio, no te veo
demasiado en las máquinas de cardio, supongo que no harás más que pasar el tiempo en
la zona húmeda, relajándote, y ¿me saltas con eso?”
“No he ido ni una vez al Aqualón. Y no me gustan los simuladores de competiciones, los
años de jugar con los videojuegos ya los pasé... Ahora quiero desafíos de verdad.”
“¿Qué pretendes diciéndome eso?”
“Yo he estado por la sala de pesas, mirando a los culturistas que estaban allí, no pretendo
ponerme como los otros chicos que vienen aquí a perfeccionar su fuerza, no quiero hacer
con 280 kilos en el Press de Banca con músculos de diseño. Quiero obtener resultados de
mi propio esfuerzo.”
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El silencio halló un hueco entre ambos... pasó un ángel..., dos..., quizás unos cuantos; ahora
los ojos de los dos tenían la misma abertura, pero los de Juan desafiaban a los de Carlos.
-
“Me estás diciendo que quieres entrenar como hace 50 años, sin drogas, sin genética
alterada, sin pastillas supresoras, ni nada de nada... Y quieres que me lo crea en el año
2.042... ¿me has tomado por tonto?”
“No voy a ser el único que lo haga, cuando voy a la sala veo a gente que parece
esforzarse, que suda, fallan en su levantamientos, respiran jadeando y tienen muy buen
aspecto a pesar de su edad...”
“¡¡El único no, pero si con menos de 40 años!! esos que ves pertenecen a otra época,
tienen otro estilo de vida, además como los has descrito, son una pandilla de trasnochados
perdedores.”
¡¡¡¡¡Como tú!!!!!
“Jodido niñato” pensó el entrenador; volvió a dejarse caer en el cómodo sillón pasándose su
dedo índice izquierdo por el labio superior, sopesando lo que haría con aquel pesado que se atrevía a
darle problemas que, por otra parte, bien sabía que era la salsa de la vida... Era lo que transformaba
una vida ociosa y sin sentido, en algo en el que ocupar tu tiempo de una manera positiva, daba
sentido a lo que no lo tenía.
Lo miró de arriba abajo, Juan vestía elegantemente con ese uniforme de la multinacional, que
le daba un aire entre diplomático y militar. Impecablemente peinado, lucía un bonito módulo
personal, como brazalete con un aire deportivo, de color negro. Adivinó que debía de andar por la
treintena sin necesidad de ver su cara, el reciente trabajo le dio una idea más exacta de ello. Su ficha
además, contenía datos que él recordaba, 1,82 m ni alto ni bajo, unos 73 Kilos, algo delgadito para lo
que los chicos de su edad solían pedir al ingeniero estético, y unas buenas proporciones. Acababa
hacía unos cuatro o cinco años de terminar su proceso de crecimiento, recordaba Carlos que él a los
21 y ano creció nada más y se preguntaba de que manera la raza humana había llegado a ralentizar
tanto su desarrollo.
De nuevo, puso los pies encima de la mesa, y las manos fueron a parar a su nuca...
-
“Bien, y qué pinto yo en ese “proyecto” ¿tuyo?”
“Tú eres de los últimos entrenadores que conozco, hace unos dos años que renuncié a
ponerme inyecciones y las píldoras apenas las tomo.”
“¿Y por qué tengo que ayudarte?”
“Supongo que por dinero, ¿no?”
“¡FALLO! Te equivocas, crees que me hace falta más dinero del que ya gano; podía estar
retirado viviendo 6 meses en Puerto Plata y otros 6 meses en Benidorm, pero verás... aquí
me tienes, pero no por dinero.”
“Entonces..., ¡porque lo deseo con toda mi alma y sé que solo tú me podrás enseñar lo que
me hace falta!
¿Has probado con libros o la red?
Sabes que hay mucha información, pero contradictoria, y no quedan muchos expertos en
todo el mundo vivos que puedan enseñar como tú. He investigado y sé que eres de los
mejores entrenadores, que tú mismo fuiste competidor... Aunque nunca ganaras nada
importante, debido a... tu renuncia a tomar las primeras sustancias para mejorar el físico.
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-
Esteroides... casi me da la risa, comparado con que hay hoy, son caramelos para los
niños... y pensar que algunos creían que era la solución a sus problemas. ¡Ay Dios mío!
¿Y que gano yo perdiendo el tiempo contigo?
Pues la verdad, si no quieres dinero... dime algo que quieras y que yo te pueda dar.
Conozco a varios genetistas que podrían usarte en sus investigaciones sobre la
inmortalidad. Sabes que estamos muy cerca...
No déjalo, todavía no sé si merece la pena vivir para siempre...
Entonces...
Verás, para poder perder el tiempo contigo necesito estar seguro de que tienes la
suficiente motivación por tu parte...
Si te doy mi palabra....
Hace décadas que no confío en la palabra de nadie, muchacho...
De repente se dio cuenta de que el batido y las tortas seguían allí, los miró de soslayo y
comenzó a comer las tortas mirando a Juan.
-
Sabes que el culturismo no es solo entrenar verdad.
Si, algo había leído, creo que es necesario tomar una especie de rudimentarios preparados
nutricionales ¿no?
Si... algo así, supongo que entonces, si quieres ser culturista, también has de comer y
vivir como uno de nosotros... y eso significa privaciones, nada de píldoras, nada de
comidas basura, ni de pastillas, ni de inyecciones de células madre, ni aceleradores del
crecimiento ni nada de nada... ¡NADA!
El neófito se lo pensó un momento, esto no lo había calculado, suponía que tendría que
entrenar de una manera que ya apenas existía, pero no sabía que además debía de hacer comidas
“especiales” y pasar de las comidas de siempre.
-
Eso quiere decir que no puedo tomar nada que no existiese hace 50 años
No, significa que no puedes tomar nada que yo te diga que está prohibida.
No lo había tenido en cuenta.
Juan pensó en aquello, sabía que era algo que iba a requerir más de 2 horas al día. Desde su
infancia estaba habituado a los sabores dulces y a los atracones impulsivos que, de vez en cuando
todavía hoy, se veía obligado a satisfacer su ansiedad. Y aquel tipo parecía estar chantajeándole con
no ayudarle si no hacía ese sacrificio culinario, parecía estar hablando en serio, incluso lo creía capaz
de hacerle la prueba de sangre para detectar todos los productos que alteraban el estado natural.
Aunque aquellos aparatos no estaban creados para detectar sustancias si no para saber los niveles en
sangre, a fin de ingresar nuevas dosis o validarlas como óptimas.
-
Pues dímelo ahora ¿si o no?
Aquella situación empezaba a divertir al experimentado maestro. Él era un cascarrabias en
ese sentido y ver como alguien se debatía entre seguir su vida cómoda y apacible o realizar algo que
otra persona, él mismo, le imponía, realmente le divertía. Era una primera prueba de voluntad fácil y
rápida.
-
Está bien, lo haré.
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Una media sonrisa circulaba por los labios de Carlos, a la vez que empezaba beber el batido.
-
Sabes que te haré mirar los niveles de sangre con el módulo personal.
Si, lo sé, pero lo haré.
El hombre joven no sabía bien a lo que iba a hace frente, en su vida, salvo alguna escapada de
jovencito o alguna ocasión en excursiones escolares, jamás había pasado verdadera hambre, ni sed,
ni conocía lo que eran las privaciones de alimentos.
-
Pues bien, suponiendo que digas la verdad, y que yo por alguna rara decisión astral,
acceda y que perseveres en tu idea, debo ponerte condiciones.
Juan miraba hacia el suelo, perder la mirada le hacía buscar su sitio en aquel tablero que
Carlos le ofrecía.
-
¿Y ahora qué más quieres?
Para empezar, tú sabes que lo que me pides requiere de tiempo, por mi parte… además de
que sin duda, un chico como tú dará que hablar si empieza a entrenar a la antigua usanza
entre los otros mastodontes de tu edad, eres consciente de que no irías a pasar inadvertido.
Por lo tanto, seremos discretos, vendrás cada día a las seis de la mañana a entrenarte bajo
mi supervisión, en realidad no todos los días, solo 3 veces a la semana bastaran.
El principiante alzó la mirada pausadamente, “bueno” pensó para si; “podía haber sido peor,
lo malo es que si no voy a tomar nada, voy a tener problemas para acostarme tan pronto, y tendré
que grabar mis programas de TV”.
-
-
Me parece bien, lo de la hora es porque no hay nadie en el gimnasio, ¿no? Lo que no
entiendo bien es porque solo 3 días, normalmente todos vienen casi diariamente.
Si, pero chico, tú eres un novato, y a menos que te metas la misma mierda que los otros
de tu edad o tengas el nivel de entreno de los míos, tú no debes entrenarte así. Tu sistema
inmunológico es perezoso y no está capacitado por si mismo para recuperar tal cantidad
de entrenamientos a la semana, recuerda que no vas a tomar nada de nada.
Por eso mismo, parece lógico que deba entrenar más, si no, no les alcanzaré.
No es esa la cuestión, ¡¿ves como eres un novato?! Precisamente tu cuerpo no crece
cuando entrenas; entrenar no es más que encender el motor del cuerpo, es provocar una
respuesta de un sistema de defensa innato en el ser humano, al menos en el ser humano de
mis tiempos.
Una leve sonrisa apareció en los labios de Juan. Carlos le miró, y de repente, tuvo deseos de
ayudar a este chico. Nunca había hablado más de tres o cuatro conversaciones intrascendentes con el
nuevo, pero ahora se establecía un vínculo que le provocaba situarse en el otro lado del diálogo.
-
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Debes tener en cuenta – siguió hablando- que tu meta, el incremento de la masa muscular,
se producirá solo si, una vez puesto en marcha el proceso de respuesta mediante el
entrenamiento, le das al cuerpo el tiempo y los materiales necesarios para que se recupere
de ese ataque que ha sufrido, y se fortalezca. Hasta los más niños sabían antes que no se
podía entrenar todos los días, y las divisiones de entreno, que más tarde adoptarás, lo que
hacen es establecer rotaciones periódicas para facilitar la recuperación.
Sigo sin tener claro lo de solo tres días...
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Y además, menos lo vas a tener, cuando te diga que vas a hacer todos los días siempre lo
mismo. Tú cuerpo necesita aprender a adaptarse y los primeros pasos van a ser fáciles.
Pero no creas que no vas a tener resultados, probablemente nunca igualarás la eficacia de
estos primeros meses.
Comprendo. ¿Y qué es lo que voy a entrenar Carlos?
¿A que te refieres? ¿al entrenamiento? ¿O a la comida?
¡La comida!, si claro es muy importante
No, es lo MÁS importante, de esto dependerá verdaderamente si vas a progresar o no.
¿Hace mucho que no tomas drogas?
Te refieres a las corporales ¿verdad?
Si, las psíquicas también afectan pero creo que tú no las necesitas, después de tener
semejante idea se ve que no las usas a menudo...
¡Hace una hora que estoy hablando contigo y ya me has calado hasta ese punto! Bueno
verás, las corporales las he abandonado paulatinamente, ahora solo tomo de vez en
cuando unas nuevas que hay, que impiden la absorción de los alimentos.
Desde luego, ya no saben que inventar, eso no es más que la bulimia perfeccionada.
Sabes que tienes que dejar, ¿verdad?
Si, lo sé, lo sé.
Pues sabiendo un poco más de ti, como sé por tu ficha, creo que vamos a empezar por la
dieta. Empezarás el día comiendo algo de leche desnatada con copos de avena integral.
Un momento que lo grabe en mi módulo.
El ejecutivo dio un giro a su muñeca izquierda y apareció un haz de luz que se abrió hacia
arriba formando una especie de cono-pantalla en tres dimensiones, le pareció un poco irrespetuoso
hablar con su módulo en presencia del viejo entrenador y optó por los mandos manuales.
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Ahora, puedes seguir que tomaré nota.
Aparte de ese ‘bowl’ de cereales, tomarás un par o tres de tostadas de pan integral de lo
que quieras, trigo, avena o lo que prefieras con un poco de mermelada o aceite de oliva
virgen; y por si acaso, te tomarás una fruta que bien pudiera ser una manzana o un kiwi.
Además de una porción de queso desgrasado o en su caso un batido de proteína de suero
Y eso todas las mañanas, no puedo variar.
Puedes variar la fruta, o de tipo de pan, si quieres incluso puedes prepararte un buen puré
de patatas y sustituir el ‘bowl’. Eso si el sabor del batido te lo dejo a tu elección. Después
de entrenar te tomarás otro batido con unos ochenta gramos de un Weight Gainer y 40 de
proteína de suero, la marca me da igual, le añadirás un poco de glutamina, potasio y algo
de vitaminas.
¿Eso en casa?
No el batido un segundo después de tu última serie, eso si, tómalo despacio y tranquilo.
Desconozco las razones de la dieta que me estás poniendo.
Yo te las diré. Tu objetivo es que pongas peso magro, pero lo más limpio posible ya que
para disminuir la grasa no podrás tomar nada tampoco, majete. Ahora viene la comida de
las diez de la mañana: un buen sándwich con pan del mismo tipo del que comiste antes y
unos ciento veinte gramos de atún en agua, o cualquier producto marino que iguales la
cantidad de proteína de esa cantidad de atún, incluso pollo, pero este lo dejaría para más
adelante. Para terminar un yogurt natural sin azúcar. El azúcar es, a partir de ahora, tu
enemigo.
¿Y eso por qué?
Un Simple Culturista - Jose María García García
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De momento te diré que los carbohidratos simples provocan la salida de una hormona
llamada insulina, que tenemos que tener bajo control.
Pero el Weight Gainer de antes, del batido post entreno lleva azúcares rápidos y
bastantes.
Ya, pero eso está controlado; por donde iba... ah si, a eso de las doce y media o la una, te
comerás un buen plato de arroz o pasta, además de un cuarto de kilo de ternera limpia, si
quieres puedes echarle especias, pero que no lleve demasiadas calorías. De nuevo a las
cuatro de la tarde volverás a comer, en esta ocasión repetiremos el sándwich de las diez, o
tal vez prefieras un plato de legumbres, aunque tú no creo ni que las conozcas, bueno ya
te pasaré un libro de cocina del siglo pasado.
¿Y eso? ¿Tendré que hacer un curso de cocinero de los tiempos del CD?
Y pensar que creíamos que lo del CD duraría... Pues, si, mejor así, por lo menos las
comidas sabrán a algo… que estoy del glutamato ¡que lo veo doble! No me interrumpas
que pierdo el hilo, las cuatro vale, vale, la siguiente comida es a las siete de la tarde, aquí
tomarás una tortilla con 6 claras y 2 yemas, las hechas si quieres en el
termomanufacturador y lo programas; la de tiempo que había pasado antes con la tortilla
para que saliera bien y ahora, con este cacharrito... ¡Plum! y sin problemas, bueno...
además de la tortilla una ensalada te puede venir muy bien, aderézala con aceite sin
miedo. La última comida, la de las diez de la noche; dependerá un poco de cómo lo
quieras, si quieres comida sólida, podrás tomar cualquier pescado, eso si, solo. Si
prefieres un batido, lo tomarás de caseína justo antes de acostarte. Además tomarás un
polivitamínico- mineral en la comida de las cuatro de la tarde. Se acabó.
No serán muchas comidas, son varias creo que he contado siete.
No son muchas son las que son, además ninguna te hará comer hasta el límite. Son
comidas abundantes pero que no forzarán la creación de grasa, si no que, sin embargo, te
ayudará a poner algo de músculo puro.
¿Y entrenar? ¿Cómo voy a entrenar?
Las luces del alba hacía tiempo que habían obligado a apagar las artificiales, que por el
gimnasio abundaban. Gracias al edificio construido en vidrio, la luz natural era aprovechada con
enorme eficiencia, además el propio calor del sol era la fuente de energía de las calefacciones.
-
Se acerca la hora de abrir, mañana a la seis nos vemos y te lo diré de primera mano y en
directo, te parece Juan.
Si, no quisiera molestar, me voy, muchas gracias por todo, Carlos mañana aquí estaré.
La decisión con la que pronunció esas palabras, causó en el experimentado culturista un
sentimiento de seguridad que no esperaba en alguien cuya generación era el colmo de la pasividad. A
él le exasperaba como estos chicos del 2.042, se conformaban con todo, ¿qué había pasado con el
espíritu rebelde de la juventud? Los videojuegos habían creado una nueva realidad para estos
jóvenes, con todo lo que ellos querían y no encontraban en la vida real. Un sitio donde vivir la vida
que la sociedad les negaba o ellos preferían por su facilidad de acceso. Los deportes de equipo eran
los que más éxito tenían, los atletas habían alcanzado tal grado de especialización que parecían
máquinas, eran en realidad los entrenadores los que de verdad manejaban a sus equipos. Eran
inmensos partidas de ajedrez...
El día siguiente miraba el reloj, las seis menos cinco, la idea de que todo fuera un sueño le
rondaba por la cabeza, no obstante la rotundidad del joven, y por que no, las ganas de entrenar le
hacían concebir esperanzas.
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Hola, ¡buenos días!
¡Hombre! Ya has llegado y veo que eres puntual. Eso está bien.
No quería empezar mal la cosa.
¿Que tal el desayuno?
Pues, verás, no he podido con todo pero prometo que mañana lo haré.
No te preocupes, se me olvidó decirte que alcanzaras a comer todo eso pero poco a poco,
añade cada dos días una de las comidas y así acostumbrarás a tu cuerpo.
Menos mal, porque pensaba que no iba a ser capaz hoy, de meter toda esa comida. Me
cambio en un minuto vale.
Bien, mientras iré escribiendo aquí tu rutina:
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Calentamiento – 5 min. Cardio
Prensa
3x15
Peso Muerto
3x15
Dominadas
3x10
Press Banca
3x12
Press Mancuernas 3x12
Encogimientos 3x20
-
Juan recibió la hoja con los ejercicios a bolígrafo.
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¿Sólo eso? Menos mal. Pensaba que ibas a ponerme dos hojas de ejercicios.
¡Sólo eso! Como se nota que no has entrenado en tu vida hijo. ¡Ay, Divina juventud!
Anda, calienta, que voy a ver un momento las poleas del cruce.
El entrenador se hacía el distraído pero su atención estaba puesta en cómo enfocar al
aprendizaje del alumno.
-
-
-
Ya has terminado, bien, ahora haremos piernas en la prensa, lo mejor será empezar
explicándote como hacerlo, coloca un peso medio, siéntate procurando pegar bien los
riñones al respaldo y no lo separes NUNCA. La zona entre el coxis y la mitad de la
espalda ha de estar totalmente pegada a la tabla de apoyo. Ahora separa tus pies a la
anchura de tus hombros y pon las punteras ligeramente hacia fuera, empuja fuerte y saca
el freno. Verás, harás el movimiento controladamente, despacio, flexiona las rodillas
hasta que haya 90º o 100º; es decir entre en fémur y la tibia, en ese momento te paras
completamente. Empuja hacia arriba pero no bloquees las rodillas, guarda siempre un
ángulo mínimo, para no colocarlos nunca en línea recta. Hoy como es el primer día solo
harás una serie, hasta día a día llegar a las tres que conforman tu rutina
¿Sólo? Creía que íbamos a entrenar algo más fuerte.
Esta bien, si quieres agujetas... Te arrepentirás, una es más que suficiente el primer día,
solo pretendo que aprendas a hacer bien los movimientos. Pero bueno, haremos dos
series, entre cada una guardaremos un minuto o minuto y medio de descanso, puedes
aprovechar para beber agua, es altamente satisfactorio tomar agua para reponer líquidos
especialmente en verano por la transpiración.
Ya veremos…
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Tardó alrededor de minuto y medio en realizar las 15 repeticiones y su cara reflejaba que le
hubiera gustado haberse callado; pero pensó “ahora no me puedo echar atrás” y siguió con la
segunda, después de descansar noventa segundos.
-
-
Bueno ya está ¿y ahora?
Peso Muerto, un buen ejercicio que ya casi nadie hace, está dirigido a los músculos que
soportan la columna y a los Isquiotibiales, músculos que los culturistas siempre hemos
llamados femorales. Preparemos una barra olímpica y pongamos dos discos de 20 a cada
lado.
¿Que es esto del cinturón y por que me lo das?
Tú póntelo, y asegúrate de colocártelo en la cintura, por encima del ombligo, sirve para
asegurar tu espalda y aminorar posibles daños. Ahora agarra con una mano con la palma
hacia delante y la otra con la palma hacia atrás, con una abertura entre ellas como la
anchura de tus hombros o algo más. Esto se hace así porque más adelante usarás pesos
considerables que desgastaran mucho la fuerza de tu agarre y alternar entre las serie el
tipo de agarre permitirá que los músculos no se cansen tanto. Coloca la cadera más baja
que los hombros y aplana la espalda y levanta a pulso el peso, pero sin tirones violentos,
procura sacar los dorsales como en la pose de expansión; cuando llegues arriba no pases
de la perpendicular al suelo con el tronco. Y seguidamente, comienza a bajar tras una
breve pausa... lo primero es dejar caer el cuerpo hacia delante y rápidamente, doblar las
rodillas, baja hasta que la barra alcance las rodillas con eso bastará.
Cuando realizaba la serie, su cara enrojecía por momentos, pero efectuó las quince
repeticiones sin rechistar, el entrenador empezaba a creer en él. “Tiene orgullo”, pensó, espero que
pase a un grado más. Cuando acabó la segunda serie el sudor era más que patente en su rostro. ¿Por
qué lo hará? Con una simple dosis podría llegar a quintuplicar el peso usado (60 kilos) y haría el
doble de repeticiones, estaba claro que el chico estaba descubriendo algo que no conocía.
-
-
¿Y ahora que es lo que venía?
El rey del pecho, el Press de Banca, túmbate boca arriba en ese bando y coloca los pies
bien asegurados en el suelo. Ahora échate hacia atrás. Procura apoyar en el banco solo tus
glúteos y la parte superior de la espalda, deja que la curvatura natural de la columna
provoque un hueco bajo tus lumbares. Agarra fuerte la barra con una anchura un poco
superior a la anchura de tus hombros. Saca con energía la barra del soporte, y ahora bájala
controlada y lentamente hasta que casi toque tu pecho, detente ahí uno o dos segundos y
empuja fuerte hacia arriba, tienes que tener en cuenta que tus codos han de abrirse en un
ángulo perpendicular al tronco, si cierras este ángulo no estiras al articulación
convenientemente, y puedes hacerte daño en el hombro, como ocurrirá si abres
demasiado ese ángulo. Otra cosa chico, no estires los brazos totalmente hasta que se
bloqueen, en la parte superior si no los tríceps llevaran gran parte del ejercicio.
Si llego a saber que esto cuesta tanto...
Venga hombre que todavía te queda una serie.
¿Sabes una cosa que me molesta? El otro día vi a uno que entró casi a la vez que yo aquí,
y movía 200 kilos en mes y medio; pero lo mejor, es que se está engañando él solo.
Prefiero esto mil veces. Ahora sé que es lo que puedo realizar yo, no lo que las drogas
pueden hacer. Estoy harto de ser un peón que se mueve al son que nos marcan.
El viejo profesor le miró y pensó que este chico no era como los que tenían su misma edad,
tenía un halo de esa rebeldía que caracterizaba a la juventud a través de lo siglos, ese inconformismo
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que parecía extinguido, pero que era una seña de identidad básica en la juventud de cualquier
época... menos la actual. Años de publicidad habían moldeado la conducta a seguir, los hábitos de
vida que estaban de moda eran los que marcaban las grandes campañas de marketing, a las grandes
empresas les resultaban atractivos los adolescentes compradores compulsivos, tuvieran la edad que
tuvieran.
-
No te me despistes que ahora viene una buena, las dominadas con tu propio peso.
Será una broma lo de las diez repeticiones que has escrito, ¿no? Porque tal y como estoy,
y con suerte, puede que haga cinco o seis.
No importa, ya las harás, prefiero eso con tu peso, que te acostumbres a realizarlas con
ayuda o no las hagas porque son muy duras. Además de esta manera es diferente seguro,
pon las manos en la parte media de la barra no en el extremo ni tan juntas que no tenga ni
la anchura de tus hombros, empezaremos con las más fáciles y con el tiempo iremos
abriendo el agarre. Déjate caer en el aire y antes de nada alza tu pecho y échate hacia
detrás antes de subir, desde ese punto sube controladamente y sin tirones, es decir, como
siempre, hacia arriba, hasta que tu barbilla quede cerca de la barra, y deja caer tu peso
sintiendo que son los dorsales los que realizan el trabajo.
Cinco no fueron las que hizo, faltó poco para la quinta completa, pero el veterano culturista
no le ayudó a hacer ninguna con ayuda. Juan bajó de la barra, soltándose y le preguntó:
-
¿Por qué no me has ayudado a ejecutar la quinta y una sexta repetición?
Porque no eres más que un simple principiante y con ese nivel de entreno, no deberías de
realizar ni una sola repetición forzada, entiendes. Ese era uno de los mayores errores que
se cometían, creer que uno podía mejorar siempre usando esta táctica, que es provechosa
pero no siempre y menos usándola todos los días, y todavía peor por un principiante.
La segunda serie no pasará a la historia de las dominadas, tres y media no era una cifra para
vanagloriarse, pero es que Juan no estaba para unas Olimpíadas, precisamente. Al menos las ejecutó
estrictamente, tardando casi treinta segundos en completarlas.
-
-
Hombros, press con mancuernas, coge estas mismo, hay muchas versiones de este
ejercicio, pero te enseñaré una muy facilita de explicar. Coloca las mancuernas
dejándolas caer en los hombros, ahora álzala pero solo la izquierda, cuando llegues arriba
con un movimiento controlado, domínala y bájala hasta que toque tu hombro de nuevo y,
seguidamente, sube la derecha repitiendo la acción hasta veinticuatro, doce con cada
hombro.
Dios, como quema esto... veintidós, veintitrés... y veinticuatro. Acabé.
Si, la primera serie.
El sudor era más que abundante en el cuerpo del ejecutivo, pensaba que era lo que le quedaría
por delante y si no tendría razón el tipo que le dijo que porque no iba a visitar al diseñador suyo.
Pero había una sensación nueva, de derrota, de cansancio por un esfuerzo, que le empezaba a dar una
confianza en si mismo que hasta ahora pocos estímulos físicos habían logrado inflingirle. Sentía
como su cuerpo intentaba avisarle que estaba cerca de su límite, el sudor empezaba a enfriarse, su
cabeza no era tan fiel como siempre en su agilidad de pensamiento y eso... le encantaba.
-
Ya solo te queda uno, abdominales. ¿Cómo te encuentras?
Bueno, he estado mejor otras veces; pero acabaré tenlo por seguro.
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-
Tranquilo hombre, que vas a terminar el entreno. Túmbate en ese banco boca arriba y pon
las rodillas en 90º. Ahora sitúa tus manos y brazos cruzados sobre tu pecho, levanta el
cuello y antes de moverte, pega bien tu espalda baja al banco y no lo levantes por nada
del mundo, de acuerdo. Encógete apretando los abdominales hacia abajo y detente un
segundo arriba, llegarás a veinte, ya verás.
La cara de Juan dejaba traslucir el dolor que sentía en esa zona corporal, pero no aceleró ni
un segundo la velocidad de ejecución del ejercicio, hasta Carlos se apiadó de él y le dijo que no
hacía falta que hiciera la segunda serie. El joven se negó en redondo y la hizo como si de ello
dependiera su vida.
-
¿Qué tal lo he hecho?
Bueno, para ser producto del siglo XXI, me has dejado impresionado. Veo que tienes algo
dentro que necesita salir.
Y ahora mismo puede que salga, ¿puedo irme al vestuario?
Si hombre claro, ve.
Carlos no pudo evitar sonreír sin que Juan lo viera. Sin embargo, aquel hombre le había
enseñado algo que parecía que ya no existía; un espíritu de sacrificio. Un esfuerzo aparentemente
inútil que nadie que no hubiera pasado por ahí sabría que alimentaría todas y cada una de las
acciones que la vida depararía a Juan. Nadie que no hubiera sido antes... un simple culturista.
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