Seguridad humana en los laboratorios veterinarios de

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CAPÍTULO I.1.6.
SEGURIDAD HUMANA EN LOS LABORATORIOS
VETERINARIOS DE MICROBIOLOGÍA
INTRODUCCIÓN
El tipo de trabajo de laboratorio que se describe en este Manual debería realizarse en condiciones
de mínimo riesgo para la salud del personal. Esto supone una cuidadosa consideración de los
riesgos relacionados con cada procedimiento particular y la toma de las medidas adecuadas para
minimizar la posibilidad de enfermedad en humanos. Tal asunto es un tema complejo que solo
puede ser tratado de forma somera en un capítulo introductorio. Este capítulo se refiere casi
exclusivamente a los riesgos de los agentes infecciosos, pero también deben evitarse en el
laboratorio de microbiología las lesiones físicas y químicas. Las probabilidades de infección se
reducen mediante buenas técnicas de laboratorio y equipamientos seguros, que ayudan a controlar
los patógenos. Es importante destacar que el control de los patógenos cumple dos objetivos. Uno
es evitar la enfermedad en humanos, y el otro evitar la enfermedad en los animales. Con
frecuencia, se usan los mismos métodos de control para evitar la adquisición de infecciones en
humanos en el laboratorio y para impedir la diseminación de patógenos que podrían causar un
brote de enfermedad en los animales. Pese a que los métodos, técnicas e instalaciones que se
necesitan pueden ser las mismas, la lista de patógenos y su ordenación en cuanto a niveles de
riesgo puede diferir en función de si el objetivo fundamental es controlar una enfermedad en
humanos o en animales.
Los laboratorios nacionales e internacionales de referencia existentes tienen una experiencia
considerable en la práctica del trabajo seguro y en el suministro de instalaciones apropiadas.
Cuando se establezcan laboratorios nuevos, resultaría prudente pedir consejo a las autoridades
competentes en los institutos ya establecidos. Es importante cumplir con las normas legislativas.
A. DETERMINACIÓN DE RIESGOS DE LOS PATÓGENOS
En primer lugar, es necesario determinar el riesgo de un patógeno, de modo que pueda asignarse a un grupo de
riesgo. El trabajo con dicho patógeno puede relacionarse luego con una categoría de contención apropiada. Para
determinar el riesgo que plantea un patógeno particular para el hombre es necesario conocer si la infección con
dicho organismo puede provocar la muerte, una enfermedad, o molestias a la gente que lo manipula, y además si
es susceptible de fácil diseminación de modo que pueda causar enfermedad a la población en general. (Existen
aspectos adicionales que hay que considerar respecto a la contención de los patógenos animales y a la
prevención de la extensión de sus infecciones, lo que constituye un tema separado, aunque relacionado. Puede
encontrarse información al respecto en el Código Sanitario de Animales Terrestres de la OIE, capítulo 1.4.6, que
por comodidad se reproduce al final de este capítulo como Apéndice 1). Para determinar el riesgo hay que saber
aspectos epidemiológicos del organismo y también propiedades suyas tales como infectividad para los humanos,
estabilidad en el medio, capacidad de infectar por diferentes rutas, y su sensibilidad a tratamientos específicos o
profilaxis (1, 2, 5, 6). Es relativamente sencillo disponer de esta información cuando se trabaja con un patógeno
conocido, pero el problema es mucho mas complicado cuando un laboratorio de diagnóstico recibe material
clínico que puede estar infectado con diversos patógenos desconocidos, algunos de los cuales pueden ser
extremadamente peligrosos para la salud humana. Algunos de los aspectos a tener en cuenta cuando se evalúa
el riesgo son:
1.
Existencia conocida de infección humana por el organismo, o por organismos relacionados con
características similares, cualquier historia que lo relacione con una infección adquirida en laboratorio, dosis
infectiva y gravedad de la enfermedad; producción de toxinas o sustancias alergénicas.
2.
El volumen del cultivo que se maneja y la concentración del organismo que esta probablemente presente.
(Algunos procedimientos como la producción de antígenos o vacunas, que requieren grandes cantidades de
organismos, tienen normalmente mas riesgo que las técnicas que intentan el aislamiento del organismo).
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3.
El origen de la muestra, ya que, por ejemplo, muestras procedentes de animales salvajes es probable que
contengan patógenos humanos del tipo de los no encontrados normalmente.
4.
La historia del aislamiento que se está procesando. Los patógenos en aislamiento primario o durante los
pases iniciales en cultivo son a menudo más peligrosos que los patógenos con un nivel de pases en cultivo
mas elevado. En algunos casos, en cambio, la patogenicidad puede aumentar por pases o subcultivos en
diferentes medios nutritivos.
5.
La posibilidad de formación de aerosoles debe ser tenida especialmente en cuenta cuando se manejan
muestras líquidas o, por ejemplo, durante fases de trituración, homogenización o centrifugación.
6.
La amenaza que el organismo pueda representar en animales de consumo o de compañía o para la vida
salvaje, independientemente de la que represente para el personal del laboratorio. Se necesitan
precauciones adicionales para el manejo y el almacenamiento de agentes transmisores de enfermedades
animales que provengan del extranjero.
7.
El estado físico de los empleados. Por ejemplo, en el caso de embarazo, inmunodeficiencia o alergia,
pueden requerirse precauciones especiales. En ocasiones, se tienen que excluir algunos individuos de
algunos tipos particulares de trabajo que puedan resultar especialmente peligrosos para ellos.
8.
Se puede producir un elevado nivel de riesgo cuando algunos agentes, como Brucella o Mycobacterium, se
inoculan en animales. A fin de evaluar tal inoculación, debería valorarse el riesgo que entraña y tener en
cuenta los siguientes factores:
a) La especie hospedadora en contraposición a la especie inoculada.
b) La cepa/tratamiento y la concentración del inóculo.
c) La ruta de la inoculación.
d) El tipo de alojamiento de los animales.
e) Tipos de recolección de muestras.
B. AGRUPACIÓN DE LOS MICROORGANISMOS
Las consideraciones anteriormente expuestas se han tenido en cuenta por varias autoridades nacionales para
agrupar los microorganismos en cuatro grupos de riesgo (2,3) que representan una clasificación en función del
peligro creciente para la salud humana. Esta clasificación no considera que haya gente particularmente
susceptible, debido, por ejemplo, a una enfermedad previa, a un sistema inmune deprimido o a un embarazo. Los
cuatro grupos pueden resumirse del siguiente modo:
Grupo 1- Organismos que no es probable que ocasionen enfermedad en humanos.
Grupo 2- Organismos que pueden causar enfermedad pero que son incapaces de dispersarse por la comunidad
y frente a los cuales se dispone de tratamientos eficaces y profilaxis.
Grupo 3- Organismos que originan enfermedad grave en humanos y que pueden extenderse por la comunidad
pero frente a los cuales hay tratamientos eficaces y profilaxis.
Grupo 4- Organismos que causan enfermedad grave en humanos y que pueden suponer un alto riesgo por su
extensión por la comunidad, frente a los cuales no existe ni tratamiento adecuado ni profilaxis.
A los agentes productores de enfermedades animales que están bajo el control de las autoridades veterinarias se
aplican principios adicionales, siendo necesario evitar su difusión entre los animales domésticos o salvajes. Estos
aspectos se tratan en el Código Sanitario de Animales Terrestres de la OIE; el capítulo 1.4.6 del Código trata de
los grupos de contención y se presenta como apéndice del presente capítulo. Estas Normas de la OIE son
similares a las publicadas por la Unión Europea para la contención en laboratorio de los agentes que afectan a
los animales.
Los microorganismos infecciosos que pueden encontrarse en el trabajo de laboratorio se han incluido por las
autoridades de los diversos países en los Grupos de Riesgo del 1 al 4 (2, 4). Algunos ejemplos de los patógenos
peligrosos que pueden detectarse en los laboratorios veterinarios se indican en la Cuadro 1. La encefalopatía
espongiforme bovina ha sido situada por la Unión Europea en el grupo 3. Además, algunos agentes muy
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peligrosos del grupo 4, como Hendra y Nipah, se han aislado de muestras para su utilización en diagnóstico en
laboratorios veterinarios.
Cuadro 1. Ejemplos de algunos microorganismos de los Grupos de Riesgo 2 y 3 capaces de causar enfermedades
humanas y que pueden encontrarse en un laboratorio veterinario
Grupo 2
Virus: Virus de influenza tipos A, B y C; virus de la enfermedad de Newcastle; virus Orf (parapoxvirus).
Bacterias: Alcaligenes spp.; Arizona spp.; Campylobacter spp.; Chlamydia psittaci (no aviar);Clostridium tetani;
Clostridium botulinum; Corynebacterium spp.; Erysipelothrix rhusiopathiae;Eschericihia coli; Haemophilus spp.;
Leptospira spp.; Listeria monocytogenes; Moraxella spp.;Mycobacterium avium; Pasteurella spp.; Proteus spp.;
Pseudomonas spp.; Salmonella spp.;
Hongos: Aspergillus fumigatus; Microsporum spp.; Trichophyton spp.
Grupo 3
Virus: Virus de la rabia; virus de la encefalomielitis equina (tipo Este, tipo Oeste, tipo Venezolano); virus de la
encefalitis japonesa B; virus de la encefalitis ovina.
Bacterias: Bacillus anthracis; Burkholderia mallei (Pseudomonas mallei); Brucella spp.; Chlamydia psittaci (solo
cepas aviares); Coxiella burnetti; Mycobacterium bovis.
C. REQUISITOS PARA TRABAJAR CON AGENTES INFECCIOSOS
A. Patógenos conocidos
Después de determinar el nivel de riesgo de un trabajo determinado, es posible decidir luego el “nivel de
contención” adecuado que se precisa para minimizar el riesgo de enfermedad en humanos. El nivel de
contención queda definido por la combinación de las instalaciones físicas y las prácticas de trabajo utilizadas. Los
organismos de los cuatro grupos de riesgo indicados anteriormente se pueden colocar en niveles de contención
apropiados para un trabajo seguro (ver más adelante). Con frecuencia, los laboratorios nombran un oficial de
seguridad responsable de asegurar que los microorganismos se manipulan en el nivel adecuado de contención.
Deben poseer la suficiente experiencia y edad como para supervisar y aconsejar todo lo relativo a asuntos de
seguridad. En grandes organizaciones que incluyan una red de laboratorios es adecuado nombrar un oficial de
seguridad central para coordinar los asuntos de seguridad de una manera corporativa, lo que es luego aplicado
en los laboratorios de cada sitio por los oficiales de seguridad locales. Los métodos de trabajo para un
procedimiento o estación de trabajo particular deben ser escritos y estar fácilmente disponibles. El personal debe
estar bien entrenado y enterado por completo de cualquier riesgo para la salud asociado con su trabajo, así como
de los procedimientos para informar de cualquier incidente o accidente. También se debería suministrar al
personal una tarjeta médica con indicación de los patógenos a los que puede estar expuesto. En algunos casos,
el personal puede ser vacunado de modo especial para suministrarle protección adicional, por ejemplo, si trabaja
con el virus de la rabia; esto también debería indicarse en la tarjeta médica. Tal información resulta útil en la
práctica médica en caso de que se presente una enfermedad. Se recomiendan los exámenes médicos periódicos
de los empleados y la realización de pruebas en aquellos que trabajan con organismos que causan
enfermedades graves en humanos, tales como brucelosis y tuberculosis.
Existe mucha información sobre contención de patógenos y se pueden construir sofisticados aparatos y edificios
enteros para controlar los organismos más peligrosos según requieran las directrices, estándares y regulaciones
de cada país. Las necesidades dependen de la contención requerida, desde el nivel más básico al más alto.
Requisitos esenciales de todos los trabajos. Las necesidades esenciales de cualquier trabajo con agentes
infecciosos, por muy inocuos que puedan ser, son las siguientes:
1.
El laboratorio debe ser fácil de limpiar, con superficies impermeables al agua y resistentes a agentes
químicos. Deben tener una pila de lavado de manos y una ducha de emergencia, incluyendo también un
lavador de ojos en cada laboratorio para los peligros de tipo químico y de otro tipo presentes.
2.
El acceso de personal al laboratorio debe ser restringido.
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3.
En el laboratorio se debe de llevar puesta ropa adecuada de protección, incluyendo guantes, máscaras (o
mejor, respiradores) y gafas protectoras apropiadas, que debe uno quitarse cuando abandona el laboratorio.
4.
La puerta del laboratorio debe cerrarse cuando hay trabajo en curso y debe existir ventilación por extracción
del aire de la habitación. (Cuando se usan cabinas de bioseguridad se debe tener cuidado en equilibrar los
sistemas de ventilación).
5.
No se pueden guardar ni consumir alimentos o bebidas en el laboratorio.
6.
No se debe fumar o aplicarse cosméticos en el laboratorio.
7.
No se debe pipetear con la boca.
8.
Debe tenerse cuidado en reducir la producción de aerosoles.
9.
Deberían implementarse planes de respuesta de emergencia para el caso de derramamiento de materiales
de peligro biológico. Entre los elementos de ese plan deben figurar desinfectantes efectivos para limpiar los
vertidos, descarte y descontaminación de la ropa de protección contaminada, lavado de manos y limpieza y
desinfección de las mesas de trabajo.
10. El material de vidrio usado y cualquier otro material de laboratorio debe ser guardado con seguridad antes
de su desinfección. Los materiales de desecho deben transportarse sin vertido en contenedores fuertes. La
basura debe ser esterilizada en autoclave, incinerada o convertida en material seguro antes de su
evacuación. El material reutilizable debe ser descontaminado por medios adecuados.
11. Nunca se eliminará material infeccioso por las pilas de laboratorio ni ningún otro tipo de escape similar.
12. Cualquier incidente o accidente debe ser registrado y comunicado al Oficial de Seguridad.
En el nivel de contención de patógenos del Grupo 2 (ver Apéndice 1), además de los puntos indicados
anteriormente, se deben de utilizar cabinas microbiológicas de seguridad que pueden ser usadas con modo de
apertura frontal (cabinas de Clase I). También se pueden usar cabinas de clase II cuando exista la posibilidad de
que se generen aerosoles o cuando se manejen grandes cantidades de cultivo o exista una necesidad real de
proteger el producto biológico (ver sección D). Es necesaria la colocación de señales en las puertas de entrada
para indicar el peligro existente y el nombre y número de teléfono de las personas responsables. Deberían
colocarse dentro del laboratorio indicaciones de emergencia para advertir al personal sobre los procedimientos a
seguir en caso de vertidos del patógeno o cuando exista la necesidad de evacuar el laboratorio debido a un fuego
o a otra emergencia.
En el nivel de contención de patógenos del Grupo 3 (ver Apéndice 1), es aconsejable que el laboratorio esté
situado de modo aislado y restringir la entrada a personal con cualificación de nivel 3. Se necesita una adecuada
señalización en todas las puertas de entrada, indicando los peligros presentes y el nombre y número de teléfono
de la persona o personas responsables. Dentro del laboratorio deben colocarse indicaciones de emergencia
señalando al personal los procedimientos a seguir en caso de vertidos del patógeno o ante la necesidad de
evacuar el laboratorio por fuego. El nivel 3 de contención de la OIE rebasa las directrices de bioseguridad 3 (BSL3) delineadas por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (DHHS) (15) y del
Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) (14).
Además de las exigencias anteriores, el laboratorio debe estar bajo presión negativa y los diferenciales de
presión deben vigilarse; debe desarrollarse un procedimiento que de la alarma en caso de un problema. Se
necesita un sistema de ventilación que extraiga el aire del laboratorio mediante un filtro de aire particulado de alta
eficacia (filtros HEPA). Los filtros HEPA deben ser revisados regularmente (usualmente anualmente); esto incluye
los filtros HEPA en los gabinetes de bioseguridad y en los ductos de salida de las habitaciones y equipo. El
laboratorio debe poder ser cerrado por completo para fumigación y contener una entrada con bloqueo de aire.
Existe la necesidad de tratar los líquidos efluentes en función del patógeno. Deben estar disponibles cabinas de
clase I, II o III (13). El laboratorio debería estar bajo presión negativa respecto a zonas circundantes donde se
realiza trabajo menos peligroso. Además, puede ser necesario que el personal se duche a la salida del
laboratorio y que dicho personal vista ropa especial de laboratorio que se deja en el mismo cuando se abandona
el edificio.
Nota. Debido a la relación entre la encefalopatía espongiforme bovina (BSE) y la nueva variante de la
enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en humanos, el agente productor de la BSE y otros agentes relacionados se
clasifican en el Grupo 3 de riesgo. Por tanto, los veterinarios y trabajadores de laboratorio que lleven a cabo
necropsias de animales sospechosos de BSE o que manejen tejidos procedentes de tales animales deben
realizar su trabajo bajo condiciones estrictas de contención adecuada, a veces con las limitaciones impuestas por
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la naturaleza del trabajo y los resultados de la valoración del riesgo local. Resulta importante que se vista ropa
adecuada y que se siga un código práctico estricto para evitar contacto con el patógeno. Los laboratorios que
realizan trabajos con BSE deben cumplir las normativas nacionales sobre biocontención y bioseguridad.
En el nivel de contención de patógenos del Grupo 4 (ver Apéndice 1), se exigen las precauciones más
estrictas, incluyendo un sistema de acceso al edificio a través de compartimentos estancos y el mantenimiento
del edificio bajo presión negativa. El aire que penetra en el laboratorio debe ser filtrado a través de un filtro HEPA
sencillo, y el aire extraído a través de un filtro HEPA doble. Todo el trabajo realizado con material infectivo debe
hacerse en cabinas de tipo II o III conjuntamente con el uso de trajes personales de trabajo de presión positiva.
Todas las aguas residuales del laboratorio, los efluentes normales y los de salida del autoclave, deben tratarse
por medios adecuados para asegurar la destrucción de todo material infeccioso antes de que alcance el sistema
público de alcantarillado. El personal debe tomar una ducha y cambiarse de ropa antes de salir del edificio.
También son aplicables otras precauciones descritas para el Grupo 3. En la actualidad, el uso de trajes de una
pieza con presión positiva es una norma internacionalmente aceptada para lograr una contención de nivel 4.
Las directrices de la OIE para el nivel de contención de los patógenos del Grupo 4 son, en general, iguales a las
directrices Ag. para el nivel 3 de bioseguridad de USDA (14). La diferencia entre una y otra es que en la segunda
se especifica que el laboratorio debe ser hermético y debe superar una prueba de diferencial de presión para
asegurarse de que no sobrepasa la cantidad máxima de escape prescrita.
B.
Muestras para diagnóstico
Los centros de diagnóstico veterinario reciben muestras que son enviadas porque se sospecha la presencia de
una variedad de enfermedades. La naturaleza infecciosa de las muestras es normalmente desconocida, pero
potencialmente presentan agentes biológicos que pueden ocasionar enfermedad en el hombre y los animales. Se
requiere seguir prácticas y procedimientos que disminuyan al mínimo el riesgo de la exposición ocupacional de
los trabajadores a tales patógenos. A menos que se sospeche que contienen un patógeno que requiera un nivel
de contención más elevado, es recomendable que el procesamiento inicial de todas las muestras desconocidas
se realice como si el material contuviera un patógeno del Grupo 2. Los aspectos más importantes son aquellos
que evitan la exposición percutánea y la de las membranas mucosas. Las cabinas de seguridad biológica deben
usarse en todas las manipulaciones que puedan generar aerosoles. Las de clase I y II son adecuadas, en función
de la necesidad de protección de las muestras de contaminación. Además, no se debe realizar el pipeteo con la
boca, se debe llevar puesta ropa protectora y, en algunos casos, protección respiratoria y para los ojos,
dependiendo del nivel previsto de exposición. Aunque las etapas iniciales del diagnóstico se pueden realizar en el
nivel 2, toda vez que se aísle un organismo del Grupo 3 (o que se sospeche su presencia), el trabajo ulterior se
debe llevar a cabo en el régimen superior de contención.
D. CABINAS DE SEGURIDAD MICROBIOLÓGICA
Se utilizan para los diferentes niveles de contención, según se describe en la anterior sección C.A. Son de tres
tipos:
Clase I: cabinas de apertura frontal diseñadas de modo especial para suministrar protección al operador y sin
proteger el producto.
Clase II: cabinas de apertura frontal, a veces llamadas cabinas de flujo laminar recirculante. Están destinadas
fundamentalmente a dar protección al producto, pero también protegen al operador.
Clase III: cabinas cerradas, con acceso frontal mediante guantes, que proporcionan el mayor grado de
contención mediante separación completa del trabajador y del trabajo realizado. Algunas cabinas tienen extraíble
la parte frontal con los guantes y se conocen como cabinas de clase III/I, es decir, se pueden utilizar de ambos
modos.
Se han publicado descripciones de cabinas de seguridad y de prácticas operativas de seguridad (8, 10, 16).
E. ALMACENAMIENTO DE PATÓGENOS
El almacenamiento de patógenos vivos requiere contención y seguridad adecuadas para evitar los riesgos
derivados de fugas por el uso no autorizado de material. El equipamiento en que se mantienen debe ser marcado
como corresponde, indicando la naturaleza del patógeno (es decir, su grupo) y la persona o personas
responsables de tal equipamiento. Debe mantenerse un completo inventario, actualizado y disponible, acerca de
los patógenos almacenados. Se debe tener un cuidado particular cuando se abran los viales de vidrio de
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patógenos liofilizados, ya que se fragmentan con frecuencia. Igualmente hay que tener cuidado cuando se trabaja
con nitrógeno líquido.
Muchas de las explicaciones dadas arriba no son solo de aplicación para la seguridad humana sino que también
son aplicables para evitar la extensión de la infección a los animales. En un laboratorio veterinario, el eliminar
riesgos de escape de patógenos hacia animales salvajes o domésticos de la comunidad es una importante
responsabilidad. Debe mantenerse una estrecha comunicación con las autoridades veterinarias. Para trabajar
con algunos microorganismos, se requiere disponer de licencias especiales.
F. RIESGOS QUÍMICOS Y FÍSICOS
El trabajo de laboratorio incluye muchas manipulaciones que son potencialmente peligrosas, como el manejo de
material de vidrio, el uso de agujas y otros instrumentos cortantes. Deben de existir dispositivos especiales para
desechar adecuadamente las agujas y otro instrumental cortante.
El personal de laboratorio corre el riesgo de sufrir quemaduras por sólidos o líquidos calientes. Los autoclaves
deben de estar equipados con mecanismos de seguridad para evitar su apertura accidental cuando funcionan a
presión y sometidos a servicios de mantenimiento y pruebas regulares. Deben suministrarse guantes de
protección frente al calor. El frío extremo puede suponer también un riesgo, por ejemplo cuando se trabaja con
nitrógeno líquido; las salpicaduras sobre la piel no protegida pueden ser muy peligrosas. Se deben de utilizar
guantes que permitan aislamiento del frío y que sean resistentes al agua para evitar la penetración del nitrógeno
líquido. Se debe también llevar máscara para la cara y botas cuando se trabaja con nitrógeno líquido.
La radiación es un riesgo serio para la salud que puede estar presente debido al uso de aparatos de rayos X, o al
empleo de emisores de rayos gamma u otras fuentes. Tales equipos deben estar sometidos a mantenimiento y
a pruebas periódicas. Todo uso de material radioactivo ha de ser meticulosamente anotado. Todo el personal
debe disponer de un dispositivo de control de radiación y pasar controles sanitarios anuales. Deben tenerse en
cuenta las regulaciones locales y nacionales al respecto (10).
En los laboratorios veterinarios se emplea una amplia gama de compuestos químicos, muchos de los cuales
pueden ser tóxicos o mutagénicos, y algunos incluso carcinogénicos. Debería recordarse que es la dosis la que
determina el peligro (por ejemplo, en cantidades suficientes, incluso una sustancia “inocua” puede llegar a ser
tóxica). Los vapores son especialmente peligrosos, y algunas sustancias se pueden absorber por penetración a
través de la piel intacta. Siempre deben tomarse suficientes precauciones para proteger a trabajadoras
embarazadas. Debe disponerse de una lista de sustancias químicas peligrosas y de un archivo de sustancias a
las que puede estar expuesto el personal del laboratorio. Esto constituye en la actualidad normativa legal en
muchos países. Las sustancias químicas deben guardarse en contenedores apropiados y a la temperatura
debida. Aquellas que sean muy inflamables deben mantenerse en armarios a prueba de fuego. Debe llevarse un
inventario de compras y de uso del material químico peligroso que indique cuánto se ha usado, cuándo, por
quién, y con qué fines. La eliminación de sustancias químicas está regulada oficialmente.
Se puede obtener más información sobre precauciones de seguridad frente a agentes físicos y químicos en la
literatura sobre el tema (10, 11).
G. INFRAESTRUCTURA DEL LABORATORIO DE ANIMALES
El trabajo con patógenos en animales de laboratorio tiene riesgos especiales (ver Apéndice 1). Los habitáculos
para los animales deben estar construidos teniendo en cuenta los estándares y niveles de contención apropiados,
como en el caso de los propios laboratorios. La contención en estos habitáculos es muy importante porque
pueden generarse en ellos una gran cantidad de agentes infecciosos. Consideraciones similares son también de
aplicación en cuanto al entrenamiento del personal, ropa de protección e inventario de procedimientos de trabajo.
Debe tomarse especial cuidado en evitar daños al personal, por ejemplo a través de mordeduras o coces por
parte de los animales. Cualquier incidente de ese tipo debe ser documentado y las heridas curadas
adecuadamente. Deben existir equipos de incineración o eliminación de cadáveres y sistemas que hagan posible
una cuidadosa limpieza y desinfección de los habitáculos animales. Estos recintos deberían suministrar al animal
no solamente un ambiente adecuado sino que deberían construirse y ventilarse de tal modo que se asegure una
determinada comodidad para el personal que los atiende. Este es un tema muy amplio que solo puede tratarse
aquí de forma breve (4, 7). Recientemente se ha publicado un libro excelente sobre salud y seguridad en el
equipamiento de laboratorios animales (17).
H. DISPOSITIVOS DE EMERGENCIA
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En las proximidades de toda estación de trabajo debe existir un equipo de primeros auxilios; pero debe guardarse
un lugar que no pueda ser contaminado por el trabajo de laboratorio (p. Ej. en una cámara de aire o en una
antesala). Este equipo debe estar en relación con el tipo de trabajo, y tiene que ser mantenido limpio y sujeto a
un adecuado mantenimiento. Debe estar dispuesto y disponible para usos inmediatos de emergencia y contener
vendas, ropas y medicinas usuales. Parte del personal debería recibir entrenamiento en procedimientos de
seguridad y primeros auxilios por parte de autoridades reconocidas y estar en posesión de un certificado válido
que evidencie su competencia. Sus nombres y localización deben ser conocidos por todos y figurar en los
tablones de anuncios. Todo el personal de plantilla debe ser consciente de la importancia de la seguridad. Deben
considerarse procedimientos apropiados y equipos para tratar casos de vertidos y descontaminaciones. Además,
debe mantenerse un registro de todos los accidentes.
Deben existir por escrito procedimientos a seguir en caso de emergencia debida al fallo de los sistemas de aire,
por ejemplo, en cabinas de bioseguridad o habitaciones de biocontención que pueden originar una pérdida de
contención.
Muchos laboratorios disponen en plantilla de un comité de seguridad para desarrollar la comprensión del
concepto de seguridad por parte del personal y para comentar temas relacionados con la dirección. Los
directores son responsables de la seguridad en cada una de sus áreas de competencia, y no deberían permitir
que asuntos tales como la rapidez o los costes del trabajo primaran sobre la seguridad de los trabajadores.
Por si fuera necesario, debería existir un procedimiento de emergencia para disponer de asistencia médica así
como de hospitalización cuando ello se requiriese. Las alarmas de fuego deben estar en funcionamiento, y
sometidas a pruebas con regularidad. Cada unidad debería nombrar a un bombero para dirigir ejercicios
periódicos con el fin de hacer conocer al personal qué hacer y donde reunirse en caso de un incendio. El
bombero es el responsable de comprobar que todas las personas abandonan el edificio. La existencia de normas
para el caso de existir otros desastres naturales, como huracanes y terremotos, es también pertinente cuando
representen un riesgo. Todas estas directrices deben ser indicadas por escrito y revisadas periódicamente.
I. TRANSPORTE DE MATERIAL INFECCIOSO
Se debe tomar una precaución especial en la preparación y embalaje de muestras diagnósticas que se van a
transportar, para asegurarse de que no hay roturas de los recipientes ni derrames de contenido que pudieran
suponer un riesgo para los trabajadores de correos, transportistas o personal del laboratorio que lleva a cabo la
recepción (ver Capítulo I.1.1. Métodos de muestreo). Deben seguirse las normas locales, nacionales e
internacionales sobre el transporte de materiales peligrosos y sobre la importación de patógenos.
J. CONCLUSIONES
Una de las prioridades más importantes del laboratorio es disponer de altas cualificaciones de seguridad que
aseguren unas condiciones sanas de trabajo a toda la plantilla del personal. Esto solo puede lograrse después de
un cuidadoso estudio de los principios que conlleva y mediante su aplicación práctica en los edificios, equipos,
procedimientos operativos e higiene. El entrenamiento de todo el personal del laboratorio es una cuestión clave, y
ninguna persona debería estar autorizada a trabajar hasta haberlo completado de forma documentada. Existe
una literatura muy amplia sobre todos y cada uno de los aspectos de este tema, y se recomienda su ulterior
lectura (6, 9, 13, 14, 15).
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14. WOOD M. & SMITH M.W. (EDS) (1999). Health and Safety in Laboratory Animal Facilities. Royal Society of
Medicine Press, London, UK, pp. 249.
15. US DEPARTMENT OF HEALTH AND HUMAN SERVICES, CENTRES FOR DISEASE CONTROL AND PREVENTION AND
NATIONAL INSTITUTES OF HEALTH (1999). Biosafety in Microbiological and Biomedical Laboratories, Fourth
Edition. Catalogue number 017-040-00547-4. United States Government Printing Office, Washington DC,
USA.
16. U.S. Department of Health and Human Services, Public Health Service, Centers for Disease Control and
Prevention, and National Institutes of Health (2000). Primary Containment for Biohazards: Selection,
Installation and Use of Biological Safety Cabinets, Second Edition. United States Government Printing
Office, Washington DC, USA.
17. WOOD M. & SMITH M.W. (EDS) (1999). Health and Safety in Laboratory Animal Facilities. Royal Society of
Medicine Press, London, UK, pp. 249.
56
Manual de la OIE sobre animales terrestres 2004
APÉNDICE I.1.6.1
TRANSPORTE INTERNACIONAL Y CONTENCIÓN
DE AGENTES PATÓGENOS DE ORIGEN ANIMAL
EN EL LABORATORIO1
A. OBJETIVO
Prevenir la introducción y propagación de enfermedades animales causadas por agentes patógenos.
B. INTRODUCCIÓN
1.
La introducción de una enfermedad infecciosa, de un agente patógeno de origen animal o de una cepa
nueva de agente patógeno de origen animal en un país libre de ellos hasta entonces puede tener
consecuencias muy graves, en la medida en que puede perjudicar en mayor o menor grado la salud animal,
la salud pública, la economía agropecuaria y el comercio. Para evitar que el comercio internacional de
animales vivos y productos de origen animal sea causa de esa introducción, los países deberán prever una
serie de medidas que impongan, por ejemplo, las pruebas veterinarias y la cuarentena antes de la
importación.
2.
No obstante, existe también el riesgo de que una enfermedad aparezca como consecuencia de la liberación
accidental de agentes patógenos por laboratorios que los utilizan con distintos fines, como por ejemplo la
investigación, el establecimiento de diagnósticos o la elaboración de vacunas. Esos agentes patógenos
pueden existir ya en el país o haber sido importados voluntaria o involuntariamente. Por consiguiente, es
imprescindible disponer de medidas para evitar su liberación accidental. Las medidas pueden aplicarse en
las fronteras nacionales, mediante la prohibición o el control de las importaciones de determinados agentes
patógenos o de sus portadores (véase el Artículo 1.4.6.7.), o en el territorio nacional, mediante la
especificación de las condiciones que deben respetar los laboratorios para manipularlos. En la práctica se
combinarán probablemente los controles internos y externos, en función del riesgo que suponga para la
salud animal el agente patógeno considerado.
C. PROPÓSITO
1.
Hacer recomendaciones sobre la contención en laboratorios de agentes patógenos de origen animal en
función del riesgo que suponen para la salud animal y la economía agropecuaria de un país, sobre todo
cuando la enfermedad que causan no es enzoótica.
2.
Hacer recomendaciones sobre las condiciones de importación de agentes patógenos de origen animal.
3.
Si los agentes patógenos de origen animal suponen también un riesgo para la salud pública, las
recomendaciones relativas a su contención en los laboratorios se hallarán en el Manual Terrestre y en los
demás documentos pertinentes publicados.
D. CLASIFICACIÓN DE LOS AGENTES PATÓGENOS DE ORIGEN ANIMAL
1.
1
Los agentes patógenos de origen animal serán clasificados por categorías, en función del riesgo que
suponen para la salud animal, si son introducidos en un país o liberados accidentalmente por un laboratorio.
Al proceder a la clasificación de los agentes patógenos en cuatro categorías, según el grado de contención
que requieren, se tendrán en cuenta los siguientes factores: patogenicidad del agente considerado, riesgos
biológicos que representa, capacidad de propagación, aspectos económicos y disponibilidad de
tratamientos profilácticos y terapéuticos.
Este Apéndice está tomado del Capítulo 1.4.6 del Código internacional de sanidad animal de la OIE, 2001.
Manual de la OIE sobre animales terrestres 2004
57
Apéndice I.1.6.1.— Transporte internacional y contención de agentes patógenos
de origen animal en el laboratorio
2.
Algunos agentes patógenos necesitan ser transmitidos por determinados vectores o terminar sus fases de
desarrollo en huéspedes intermediarios antes de infectar a los animales y provocar una enfermedad. En los
países en que esos vectores o esos huéspedes intermediarios no existen o en que las condiciones
climáticas o ambientales no propician su supervivencia, esos agentes patógenos suponen menor riesgo
para la salud animal que en los países en que esos vectores o esos huéspedes intermediarios viven
naturalmente o pueden sobrevivir.
3.
Al proceder a la clasificación de los agentes patógenos de origen animal en grupos particulares se tendrán
en cuenta los siguientes criterios:
a)
Agentes patógenos de origen animal del grupo 1
Organismos que causan enfermedades enzoóticas pero no están sujetos a control oficial.
b)
Agentes patógenos de origen animal del grupo 2
Organismos que causan enfermedades exóticas o enzoóticas, sujetos a control oficial y con escasa
posibilidad de propagarse a partir de un laboratorio.
c)
i)
Su transmisión no depende de vectores ni de huéspedes intermediarios.
ii)
Su transmisión entre animales de especies distintas es muy limitada, incluso inexistente.
iii)
Su capacidad de propagación geográfica en caso de liberación accidental por un laboratorio es
limitada.
iv)
Su transmisión directa entre animales es relativamente limitada.
v)
La necesidad de aislar los animales enfermos o infectados es mínima.
vi)
Las consecuencias económicas y/o clínicas de la enfermedad son limitadas.
Agentes patógenos de origen animal del grupo 3
Organismos que causan enfermedades exóticas o enzoóticas, sujetos a control oficial y con moderada
posibilidad de propagarse a partir de un laboratorio.
d)
i)
Su transmisión puede depender de vectores o de huéspedes intermediarios.
ii)
Su transmisión entre animales de especies distintas puede producirse fácilmente.
iii)
Su capacidad de propagación geográfica en caso de liberación accidental por un laboratorio es
moderada.
iv)
Su transmisión directa entre animales es relativamente fácil.
v)
El aislamiento reglamentario de los animales enfermos, infectados o que han estado en
contacto con animales afectados es imperativo.
vi)
Las consecuencias económicas y/o clínicas de la enfermedad son graves.
vii)
Los tratamientos profilácticos y/o terapéuticos son escasos o tienen efectos limitados.
Agentes patógenos de origen animal del grupo 4
Organismos que causan enfermedades exóticas o enzoóticas, sujetos a control oficial y con alta
posibilidad de propagarse a partir de un laboratorio.
58
i)
Su transmisión puede depender de vectores o de huéspedes intermediarios.
ii)
Su transmisión entre animales de especies distintas puede producirse muy fácilmente.
iii)
Su capacidad de propagación geográfica en caso de liberación accidental por un laboratorio es
total.
iv)
Su transmisión directa entre animales se produce muy fácilmente.
v)
El aislamiento reglamentario de los animales enfermos, infectados o que han estado en
contacto con animales afectados es imperativo.
vi)
El control reglamentario de los movimientos de animales en un vasto perímetro es imperativo.
vii)
Las consecuencias económicas y/o clínicas de la enfermedad son sumamente graves.
viii)
No existe ningún tratamiento profiláctico y/o terapéutico satisfactorio.
Manual de la OIE sobre animales terrestres 2004
Apéndice I.1.6.1.— Transporte internacional y contención de agentes patógenos
de origen animal en el laboratorio
E. NIVELES DE CONTENCIÓN
1.
El principal objetivo de la contención es evitar que un agente patógeno se escape de un laboratorio y se
propague a la población animal del país. Algunos agentes patógenos de origen animal pueden infectar a las
personas y, en ese caso, la protección de la salud pública puede exigir una contención superior a la que se
considera suficiente para proteger la salud de los animales.
2.
El nivel de contención física y los procedimientos y prácticas de seguridad biológica dependerán del grupo
en que haya sido clasificado el agente patógeno y los requisitos deberán ser los apropiados para el tipo de
organismo considerado (bacteria, virus, hongo o parásito, por ejemplo). Para los agentes patógenos del
grupo 1 se necesitará el nivel de contención más bajo y para los del grupo 4 el más alto. En el Cuadro 1 se
indican los requisitos de contención para los grupos 2, 3 y 4.
3.
Algunos artrópodos pueden ser agentes patógenos o vectores de agentes patógenos. Si son vectores de un
agente patógeno que se utiliza en el laboratorio se respetará el nivel de contención que requiere dicho
agente patógeno y se respetarán, además, las condiciones de contención que se aplican a los artrópodos.
Cuadro 1.Recomendaciones relativas a las condiciones que deben respetar los laboratorios
para los distintos grupos de contención
Grupo de contención
Condiciones aplicables a los laboratorio
2
3
4
1. Alejamiento de cualquier peligro de incendio
notorio
Sí
Sí
Sí
2. Separación entre el lugar de trabajo y las demás
actividades
Sí
Sí
Sí
3. Acceso limitado del personal
Sí
Sí
Sí
4. Protección contra incursiones de roedores e
insectos
Sí
Sí
Sí
Sí, bajo vigilancia
Sí, bajo vigilancia
Sí
Sí
Simple a la salida
Simple a la entrada,
doble a la salida
8. Sistema mecánico de entrada de aire con
dispositivo antiavería
Sí
Sí
9. Posibilidad de cierre hermético en caso de
fumigaciones
Sí
Sí
Accesible
Sí
Sí, en el sitio
11. Campana extractora de seguridad de clase 1/2/3
Sí
Sí
Sí
12. Acceso directo al autoclave
Sí
Sí, con puertas
dobles
Sí, con puertas
dobles
13. Conservación de agentes patógenos en el
laboratorio
Sí
Sí
Sí
Preferible
Sí
A) Localización y organización del laboratorio
5. Esterilización de los efluentes líquidos
6. Aislamiento por esclusa de aire. Ventilación interna
continua
7. Filtración de la entrada y salida de aire con filtros
HEPA o similares
10. Incinerador de cadáveres y desechos
B) Instalaciones del laboratorio
14. Depósito con contenedor doble (aguas residuales)
15. Ropa de protección prohibida fuera del laboratorio
Manual de la OIE sobre animales terrestres 2004
Sí
Sí
Sí
59
Apéndice I.1.6.1.— Transporte internacional y contención de agentes patógenos
de origen animal en el laboratorio
Cuadro 1. Recomendaciones relativas a las condiciones que deben respetar los laboratorios para los distintos grupos
de contención (cont.)
Grupo de contención
Condiciones aplicables a los laboratorio
2
3
4
Sí
16. Ducha obligatoria antes de salir del laboratorio
17. Designación de un responsable de la contención
Sí
Sí
Sí
18. Formación del personal en la observancia de las
reglas
Sí
Sí
Sí
19. Fijación de carteles relativos a la zona de
contención
Sí
Sí
Sí
20. Posibilidad de cerrar el laboratorio con llave
Sí
Sí
Sí
21. Entrada exclusiva del personal autorizado
Sí
Sí
Sí
22. A la entrada, cambio de toda la ropa de calle por
ropa limpia
Sí
Sí
23. A la salida, cambio de toda la ropa de laboratorio,
ducha y entrada al sector limpio
Sí
C) Reglamento del laboratorio
24. Ducha obligatoria de las personas antes de entrar
en el sector limpio
Sí
Sí
Sí
Sí
26. Notificación de las condiciones de embalaje de las
muestras antes de su envío al laboratorio
Sí
Sí
Sí
27. Apertura de los paquetes por personal
experimentado
Sí
Sí
Sí
28. Traslado de agentes patógenos de un laboratorio
autorizado a otro previa autorización únicamente
Sí
Sí
Sí
29. Manual de procedimientos normalizados de
manejo que cubra todos los aspectos
Sí
Sí
Sí
25. Declaración de todos los accidentes
D) Manipulación de muestras
F. POSESIÓN Y MANIPULACIÓN DE AGENTES PATÓGENOS
1.
60
Un laboratorio sólo estará autorizado a poseer y a manipular agentes patógenos de origen animal que
pertenezcan a los grupos 3 ó 4 si puede demostrar a la autoridad competente que está dotado de las
instalaciones de contención apropiadas para dichos grupos. No obstante, según las circunstancias
particulares de cada país, la autoridad competente podrá decidir que la posesión y la manipulación de
determinados agentes patógenos del grupo 2 también deben ser objeto de control. La autoridad
inspeccionará en primer lugar las instalaciones, para cerciorarse de su conformidad, y otorgará después una
licencia que especifique todas las condiciones pertinentes. Una de ellas será que el laboratorio lleve un
registro en debida forma e informe a la autoridad en caso de que sospeche que el material utilizado contiene
un agente patógeno que no está cubierto por la licencia. La autoridad visitará periódicamente el laboratorio
para asegurarse de que respeta las condiciones de la licencia, pero velará por que el personal que efectúe
la visita no tenga ningún contacto con animales susceptibles a los agentes patógenos manipulados por el
laboratorio durante un período determinado después de haber visitado el laboratorio, período cuya duración
dependerá del tipo de agente patógeno.
Manual de la OIE sobre animales terrestres 2004
Apéndice I.1.6.1.— Transporte internacional y contención de agentes patógenos
de origen animal en el laboratorio
2.
Las licencias especificarán:
a)
las condiciones de transporte del agente patógeno y de eliminación de su embalaje;
b)
el nombre de la persona responsable del trabajo;
c)
si se va a utilizar el agente patógeno in vivo (y en ese caso, si en animales de laboratorio o en otros
animales) y/o solamente in vitro;
d)
las condiciones de eliminación del agente patógeno y de los animales utilizados para la
experimentación, una vez concluido el trabajo;
e)
las restricciones en materia de contactos del personal del laboratorio con animales susceptibles a los
agentes patógenos utilizados;
f)
las condiciones de traslado de agentes patógenos a otros laboratorios;
g)
las condiciones particulares relativas al nivel de contención apropiado y a los procedimientos y
prácticas de seguridad biológica.
G. IMPORTACIÓN DE AGENTES PATÓGENOS DE ORIGEN ANIMAL
1.
La importación de agentes patógenos de origen animal, de material patológico o de organismos portadores
de agentes patógenos estará supeditada a la concesión de una licencia de importación por la autoridad
competente. La licencia de importación especificará las condiciones pertinentes según el riesgo que
suponga el agente patógeno y, en caso de transporte aéreo, las normas pertinentes de la Asociación
Internacional de Transporte Aéreo en materia de embalaje y de transporte de sustancias peligrosas. La
licencia de importación de un agente patógeno de los grupos 2, 3 ó 4 se concederá únicamente a un
laboratorio autorizado expresamente a manipular ese agente patógeno, como se indica en el
Artículo 1.4.6.6.
2.
Al examinar las solicitudes de importación de material patológico, las autoridades tendrán en cuenta el tipo
de material, el animal del que proviene, la susceptibilidad de dicho animal a distintas enfermedades y la
situación zoosanitaria del país de origen. Podrá ser útil exigir un tratamiento del producto antes de la
importación para reducir al mínimo el riesgo de introducir inadvertidamente un agente patógeno.
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