PREFERENCIAS SOCIOPOLÍTICAS, OPINIONES SOBRE JUSTICIA SOCIAL Y PERCEPCIONES DE BIENESTAR EN COLOMBIA ALEJANDRO GAVIRIA URIBE FELIPE VALENCIA CAICEDO UNIVERSIDAD DE LOS ANDES BOGOTÁ D.C. SEPTIEMBRE DE 2007 1. Introducción Al tratarse de temas tan importantes, sorprende la ausencia de evidencia empírica y estudios académicos sobre las preferencias frente al rol del Estado, las opiniones sobre justicia social y las percepciones de bienestar en Colombia. Aunque abundan los estereotipos y muchas veces se recurren a estas fórmulas simples para catalogar y señalar, es difícil saber de forma rigurosa qué opinan los colombianos sobre temas de actualizad y polémica como las privatizaciones, el conflicto interno, la participación política, la meritocracia, la distribución de oportunidades y la movilidad social. De manera similar, a pesar de los comentarios que se oyen casi a diario en conversaciones y medios de comunicación, en realidad no es fácil saber qué tan felices son los colombianos y qué perfil tienen aquellas personas que disfrutan de un mayor bienestar. Es por esto que la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, de la mano de la compañía de investigación y asesoría de mercados Invamer Gallup, viene aplicando de forma mensual desde el mes de Abril del presente año la Encuesta Social y Política (ESP). Esta encuesta pretende investigar la opinión de los colombianos sobre diversos aspectos económicos, políticos, sociales y de bienestar personal, en las principales ciudades del país y en hogares de todos los estratos. El objetivo primordial de este documento es el de describir la ESP, en gran medida siguiendo el enfoque de la misma. Después de exponer iniciativas similares en otras partes del mundo, así como algunos aspectos metodológicos relevantes (secciones 2 y 3 respectivamente), los principales apartes de este escrito exponen los resultados, hasta el momento, de los temas claves de la encuesta: preferencias sobre el papel del Estado, opiniones sobre justicia social y las percepciones de bienestar subjetivo. La sección 4 cubre los resultados sobre el Estado en cuanto a preferencias económicas, sociales y políticas. La sección 5 trata temas de justicia social como son la meritocracia, la distribución de oportunidades y la movilidad social. La sección 6 contiene los resultados sobre las percepciones de felicidad y bienestar categorizados por características tanto demográficas como socioeconómicas. Finalmente, la sección 7 concluye con los patrones generales encontrados en los resultados de la encuesta y los hallazgos más importantes del análisis de la misma. 2. Antecedentes Internacionales Diferentes iniciativas en diversas partes del mundo preceden a la encuesta ESP y justifican aún más su pertinencia. Entre ellas se pueden encontrar iniciativas como los barómetros, The World Values Survey (WVS) y el Pew Global Attitudes Project (PGAP). Los barómetros Tal vez la primera iniciativa de este tipo se remonta a 1962 en donde el servicio de prensa e información de las Comunidades Europeas1 encargaron a Gallup Internacional un estudio en los países miembros sobre actitudes hacia la unificación europea. Posteriormente, en 1974, después de la creación de la Comisión Europea, se publicó por primera vez el Eurobarómetro. Esta encuesta se constituye el primer esfuerzo para medir las percepciones sobre un determinado grupo de ciudadanos frente a distintos temas relacionados con su contexto económico, político, social y cultural; para este caso, las percepciones y actitudes frente a lo europeo. Hoy en día el Eurobarómetro no es solo una encuesta, sino un grupo de encuestas que incluye a todos los países de la actual Unión Europea. Existe un Eurobarómetro estándar que es una encuesta longitudinal aplicada en todos los países miembros con módulos preestablecidos sobre los temas de tendencia regular y módulos ocasionales que permiten evaluar percepciones sobre temas tan diversos como biotecnología, trafico, entre otros. Adicionalmente están: el Eurobarómetro Flash que busca opiniones sobre temas específicos, relevantes en la coyuntura vigente, mediante entrevistas telefónicas aleatorias y, el Eurobarómetro para países candidatos a ingresar a la organización, que busca examinar las opiniones de los ciudadanos de estas naciones con respecto a la integración, 1 Alemania, Belgica, Francias, Italia y Luxemburgo eran los países que conformaban la organización en la época. la democracia y otros temas pertinentes para la Unión Europea en el proceso de evaluación. Empero, esta tendencia de medición no es solo europea. En 1988 se realiza un estudio pionero en Brasil, Argentina, Uruguay y Chile con el objeto de evaluar las percepciones sociales de los ciudadanos en el contexto de las transiciones democráticas de la época. La iniciativa, así como los resultados, fue de tal éxito y motivación que se emprendió un proceso que, contando con el apoyo técnico y financiero de la Comunidad Europea, culmino en el año 1995 con la primera edición del Latinobarómetro. Esta encuesta, es una “iniciativa privada sin fines de lucro que es producida, diseñada y usada principalmente en la región por actores sociales y políticos, no tiene vínculos de dependencia con ninguna institución externa”2. Siguiendo al Eurobarómetro, busca indagar sobre las opiniones de los Latinoamericanos frente aspectos como la aceptación de la economía de mercado, su sensación de bienestar personal, su percepción sobre la democracia, la corrupción, entre otros múltiples aspectos relevantes en la dinámica del contexto latino. Desde su comienzo en 1995, los países del área se han venido involucrando hasta que en 2005, 18 países del área se encuentran dentro del espectro de la encuesta que hoy en día es representativa de 400 millones de personas. Los resultados de esta iniciativa, si bien, por ahora, no tienen la misma connotación de relevancia dentro de la dinámica institucional del continente, se ha convertido en insumo de importantes análisis sociológicos y económicos en medios como el Wall Street Journal (1998) y The Economist (2001) , así como de artículos académicos de gran impacto como Gaviria (2007). El movimiento barómetro ha seguido su expansión con la apertura del Afrobarómetro en 1999, del Barómetro Asiático en 2001, y de la conformación de Global Barometer que agrupa los 4 barómetros mencionados anteriormente. De acuerdo con su sitio web, las 2 http://www.latinobarometro.org/index.php?id=8#19 encuestas aquí agrupadas cubren alrededor del 48% de la población mundial y se pretende en el corto plazo llegue a otras regiones como el medio oriente3. WVS y PGAP La encuesta WVS, a diferencia del movimiento barómetro, es un esfuerzo unificado de una red de científicos sociales en todo el mundo desde sus orígenes en 1981. No obstante, el objetivo no difiere en gran medida de las iniciativas anteriormente citadas así como de la ESP: se pretende investigar la transformación socio cultural y política en todo el mundo. Con cuatro rondas aplicadas desde su fundación en 80 países del mundo en los 6 continentes, puede ser catalogada como la más grande al incluir dentro de su desarrollo la representatividad de casi el 85% de la población mundial. Esto lleva a que la encuesta proporcione un “broader range of variation than has ever before been available for analyzing the impact of the values and beliefs of mass publics on political and social life. This unique data base makes it possible to examine cross-level linkages, such as that between public values and economic growth; or between environmental pollution and mass attitudes toward environmental protection; or that between political culture and democratic institutions.”4 La encuesta ha sido insumo para más de 400 publicaciones en más de 20 idiomas incluyendo artículos en medios de comunicación como en revistas académicas de alto nivel como por ejemplo, el trabajo realizado por Tabellini (2005) para investigar la relación entre cultura e instituciones y su impacto en el desarrollo. Por su parte el PGAP es una iniciativa del Think Tank Pew Research Center que comparte en esencia sus objetivos con las encuestas anteriormente descritas. Con más de 150000 entrevistas en 54 paises el PAGP “aims to gauge attitudes in every region towards globalization, trade and an increasingly connected world; to measure changes in attitudes 3 4 http://www.globalbarometer.net/background.htm http://www.worldvaluessurvey.org/ toward democracy and other key issues[….], to measure attitudes about terrorism; to examine the intersection between the Islamic faith and public policy in countries with significant Muslim populations; and to more deeply probe attitudes toward the United States in all countries. Recent Global Attitudes surveys have gauged worldwide opinion about international news developments.”5 Los precedentes internacionales son claros en el mensaje. Encuestas que investiguen sobre la percepción de las personas sobre sus propias vidas y el contexto económico, político, social y cultural que las rodea son insumos vitales para la toma de decisiones de las instituciones así como para la producción de conocimiento y análisis de coyuntura. En este sentido, la encuesta ESP se enmarca perfectamente dentro de la tendencia mundial y la necesidad de la sociedad colombiana de vencer la asimetría de información sobre la manera como sus propios integrantes perciben y conciben su entorno personal y colectivo. 3. Algunos Aspectos Metodológicos La encuesta se realiza sobre una muestra de hombres y mujeres de 18 o más años de edad de los niveles socioeconómicos de 1 a 6 en las 4 ciudades más grandes del país: Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla. La selección de la muestra se dio mediante un procedimiento aleatorio a partir de bases de datos telefónicos de la empresa Invamer Gallup en cada una de las ciudades en mención. Se respetaron cuotas previamente establecidas en cuanto a tamaño por ciudad, estrato y grupos de edad, haciendo la muestra representativa para cada uno de estos aspectos. Consecuentemente, las entrevistas fueron realizadas de forma telefónica mediante el sistema CATI – Computer Asssited Telephone Inverview --. Mensualmente se realiza el trabajo de campo completando una muestra de 200 observaciones distribuida de la siguiente manera6: 5 6 http://pewglobal.org/about/ Tabla tomada del reporte de Invamer Gallup a la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes. Ciudad Número de Encuestas Porcentaje Bogotá 100 50% Medellín 40 20% Cali 40 20% Barranquilla 20 10% Total 200 100% Las muestras se acumulan mes a mes de modo que es posible analizarlas como trimestres móviles (600 entrevistas), semestres móviles (1200) entrevistas o como años móviles (2400 entrevistas) con márgenes de error de 4%, 3% y 2% respectivamente para un nivel de confianza de 95%. A la fecha, se cuenta con una muestra de 1000 observaciones, por lo que los análisis agregados aquí presentados tienen un margen de error de entre 4 y 3%. Conforme lo permite el tamaño de muestra, se presentan resultados desagregados por varios aspectos como lo son: riqueza, género, nivel educativo y localización geográfica. El cuestionario de la encuesta se encuentra en el anexo 1 a este documento. Además de la encuesta, en donde diversos tipos de pregunta pretenden capturar todo el espectro de opinión, se da también una caracterización socioeconómica de los individuos en cuanto a edad, género y otras variables usuales. Adicionalmente, como parte fundamental del cuestionario se tiene una sección de tenencia de activos del hogar, que permite construir, mediante un análisis estadístico de factores7, los quintiles de riqueza en los que se distribuye la muestra. 4. Preferencias Sobre el Rol del Estado Las preferencias sobre el rol del Estado se entienden como aquellas que están relacionadas con la experiencia individual y el contexto económico, social y político en el que se desenvuelve la persona. Estas resultan de vital importancia pues reflejan los 7 Factor STATA. imaginarios colectivos de la sociedad en los aspectos ya mencionados y, dan indicios sobre las motivaciones de decisiones individuales como el voto, la construcción de redes sociales, entre muchos otros aspectos de interés en ámbitos académicos e institucionales. En esta sección, así como en todas las subsiguientes, se hará una descripción escalonada de los resultados. Primero, se tomaran unas algunas de las preguntas más representativas de cada apartado y se expondrán los resultados para la muestra total. Posteriormente se desagregaran los resultados, tomando como referencia los niveles socioeconómicos y educativos y; posteriormente, se expondrán los resultados por género y ciudad. Resulta imperante recordar al lector que las conclusiones presentadas a nivel desagregado permiten establecer con certeza tendencias pero que los análisis cuantitativos deben ser tomados con cautela, por el momento, debido a la restricción de tamaño de muestra al momento de escritura de este documento. 4.1. Preferencias Económicas En materia económica, pueden tomarse tres aspectos importantes: las privatizaciones, el libre mercado y el papel del Estado como promotor de la inversión extranjera. Para conocer las preferencias sobre estos temas, el enunciado de las preguntas fue el siguiente: “Está usted muy de acuerdo, algo de acuerdo, algo en desacuerdo o muy en desacuerdo con las siguientes frases:…..”. Por ejemplo, para el caso de las privatizaciones, a la frase “las privatizaciones de empresas estatales, es decir, ventas de empresas del Estado al sector privado, han sido beneficiosas para el país”. Al respecto, los encuestados respondieron de la siguiente manera: Muy de acuerdo 19%, algo de acuerdo 24%, algo en desacuerdo 19%, muy en desacuerdo 32%. El 6% restante no sabe o no responde. Para facilitar el análisis de los resultados en términos desagregados, las respuestas fueron dicotomizadas para reflejar apoyo (muy de acuerdo y algo de acuerdo) o rechazo (en desacuerdo y muy en desacuerdo) a las privatizaciones. Los resultados por nivel socioeconómico muestran una tendencia creciente, aunque no lineal, en el nivel de riqueza (Figura1). Mientras el quintil 1 (el más bajo) apoya las privatizaciones en promedio en un 35%, el quintil 5 (el más alto) tiene el 56% de opinión favorable frente al tema. Con respecto al nivel educativo, la aceptación muestra un comportamiento ascendente: a nivel primario se tiene una aceptación promedio de 29% mientras que a nivel técnico y superior dicha preferencia oscila alrededor de 50%. (Figura 2) En cuanto a distribución geográfica de los resultados se encuentra que Bogotá tiene una menor aceptación por las privatizaciones (Figura 3). Los quintiles 1,3 y 4 de las otras ciudades tienen aceptación significativamente superior mientras los más ricos tienen una aceptación similar. Desde la perspectiva de género, son los hombres los más proclives a aceptar la privatización salvo en el último quintil (Figura 4). Las mujeres en tienen una aceptación promedio de 41% mientras que los hombres un 46%. El panorama anterior puede obedecer a distintos aspectos. En primera medida puede suponerse que son los más ricos quienes tienden a beneficiarse más de las privatizaciones. Por otra parte, puede que exista un sesgo ideológico de izquierda acentuado en los sectores menos favorecidos de la sociedad en donde las privatizaciones se ven como algo negativo, independientemente de los resultados de los análisis técnicos o los resultados agregados. Desde otra perspectiva, el grado de conocimiento de los beneficios económicos y administrativos involucrados en las privatizaciones puede ser conocimiento exclusivo de aquellos más educados. En cuanto a la visión de género, la aversión al riesgo intrínseca puede jugar un papel importante en la explicación de las tendencias como se ha observado en literatura del tema8. Como se observa, las dimensiones de análisis que permite la encuesta para un mismo fenómeno son variadas y diversas. 8 Insertar referencia de paper sobre el tema. Con respecto al apoyo al libre mercado, la pregunta se formuló sobre la conveniencia de la economía capitalista para el país. El 23% de los encuestados están muy de acuerdo con que es conveniente, el 28% está de acuerdo, el 18% está en desacuerdo y el 22% está muy en desacuerdo. El 9% restante no manifestó opinión. Siguiendo la estrategia de agrupación de la respuesta como en la pregunta anterior, el análisis por niveles socioeconómicos refleja una tendencia creciente aunque con variaciones en ciertos quintiles (Figura 5). El 50% de las personas del quintil más bajo consideran conveniente el libre mercado para el país mientras que el 57% de aquellas en el quintil más alto opinan lo mismo. No obstante, las personas del quintil 2 y 4 consideran que esta idea es aceptable en un 44% y 45% respectivamente. Empero, la desagregación por nivel educativo si muestra una tendencia netamente creciente (Figura 6). Mientras quienes poseen educación primaria se manifiestan de acuerdo en un 49% quienes poseen educación superior lo hacen en un 54%. De nuevo Bogotá muestra un menor nivel de apoyo a la idea capitalista tanto a nivel agregado como en cada quintil, 48% comparado con 55% en el resto (Figura 7) . Los hombres se muestran más de acuerdo que las mujeres y la tendencia se mantiene en la mayoría de los quintiles (Figura 8) . El género masculino tiene una aceptación promedio de 54% mientras que el género femenino de 48%. Es de particular importancia observar que la tendencia con altibajos entre los quintiles se mantiene, sugiriendo que la relación entre las preferencias y la riqueza no es del todo directa entre estos dos aspectos. Además de los causales anteriormente mencionados, dos puntos importantes surgen para comparar con la pregunta anterior: el nivel de apoyo y la tendencia. Con respecto al nivel de apoyo se observa que, en promedio, el libre mercado tiene un nivel de favorabilidad 10 puntos porcentuales mayor que a las privatizaciones. Parece ser que los colombianos están a favor de la economía de mercado, un aspecto ideológico, pero no respaldan las privatizaciones de la misma forma, una consecuencia directa de la ideología en términos de la provisión de bienes. La hipótesis anterior puede ayudar a explicar el segundo aspecto importante: la relación entre riqueza y apoyo al libre mercado no es del todo creciente y es menos pronunciada que la de las privatizaciones. Es de suponer que la relación sea creciente puesto que las personas de los quintiles superiores tienen mejores mecanismos de integración al mercado y por esto tengan una mayor aceptación ideológica; así mismo, las personas de los quintiles inferiores no son tan renuentes pues la idea del libre mercado no amenaza directamente su bienestar como si, en teoría, lo amenaza las privatizaciones por el cambio en el mecanismo de provisión. Más directamente relacionado con las variaciones entre quintiles, es posible que esto sea el reflejo de la sensación de trampas de movilidad. Quienes están en quintiles intermedios pueden tener una sensación de estancamiento en su ascenso social, lo que los motiva a expresar desagrado por el sistema. Este comportamiento surgirá reiterativamente en próximas secciones de este documento. Por último, en materia económica, está el tema del Estado y la inversión extranjera directa. En este caso, el 40% de los entrevistados está muy de acuerdo con que el Estado debe incentivar la inversión extranjera. Por su parte, el 27% de los encuestados están de acuerdo con esta función del Estado, el 13% están en desacuerdo y el 14% están muy en desacuerdo. El 6% no tiene una posición clara frente al tema. Siguiendo el procedimiento de adición indicado en la pregunta de privatizaciones los resultados por nivel de riqueza muestran de nuevo la relación, no lineal, creciente entre la variable observada y la riqueza (Figura 9). No obstante, el nivel promedio de aceptación es aún mayor, el 54% de las personas encuestadas del primer quintil están de acuerdo con la función del Estado como propulsor de inversión extranjera. Por su parte, el 83% de aquellas personas en el quintil más alto están de acuerdo con esta misma idea. En cuanto al nivel educativo, la tendencia es creciente aunque no del todo lineal. A nivel primaria la aceptación esta en el 54% mientras que a nivel superior en el 81%. (Figura 10) Sistemáticamente los Bogotanos se muestran, de nuevo, menos de acuerdo con la idea de mercado: 66% contra 70% del resto. No obstante, se destaca que las tendencias son casi idénticas en sus respectivos niveles (Figura 11). Por su parte, el género masculino se muestra más proclive que el femenino: 75% V.S. 62%. La tendencia se mantiene en todos los quintiles salvo en el 5, donde la diferencia se hace estadísticamente marginal (Figura 12) . La presencia de caídas en ciertos quintiles es persistente, para los hombres en el quintil 2 y en las mujeres en el quintil 4 muestran comportamientos atípicos. La causas puede que sean muy parecidas a las de los puntos anteriores: o bien los de los más favorecidos en términos de riqueza tienen mejores posibilidades de aprovechar la inversión extranjera por ser mano de obra más calificada, por ejemplo; o bien los de los quintiles inferiores tienen un sesgo ideológico de “izquierda” anti inversión extranjera por la propaganda de imagen extractiva y explotadora de los agentes foráneos. En cuanto al nivel de aceptación mayor, cabe especular que los colombianos reconozcan que la inversión extranjera juegue un papel importante en la creación de riqueza en el país. De nuevo, las diferencias en la manera de afrontar el riesgo a nivel de género, así como el grado de conocimiento sobre la situación que proporciona el nivel educativo surgen como explicaciones importantes. En conclusión de esta sección es posible mencionar cuatro cosas fundamentales que refleja la encuesta. En primer lugar, se encuentra que la relación entre la aceptación de las ideas y prácticas de la economía capitalista y la riqueza es directa. Esto puede obedecer, como se expuso anteriormente, a que las personas más acomodadas se vean más favorecidas por el sistema pues tienen mejores mecanismos de inserción y a un posible sesgo de izquierda presente arraigado en los menos favorecidos. Esta relación también se presenta en el nivel educativo en donde la educación superior, en particular, se muestra como un grupo especial dentro de la población. La ventaja que tienen los más educados de generar ganancias privadas en el futuro mediante los retornos al capital humano puede producir un sentimiento anti intervencionista del Estado9. Finalmente, la correlación entre la educación y la riqueza medida por quintiles es de 0.559, por lo que los resultados de causalidad deben ser juzgados con suma cautela. Adicionalmente, como se observó en muchas de las desagregaciones, existen variaciones importantes a la baja en ciertos quintiles reflejando que quienes tienen posiciones intermedias a veces están más desencantados del sistema. Es posible conjeturar 9 Mencionar POUM. que las personas perciben trampas de movilidad en los niveles intermedios de la escala socioeconómica. Por otra parte, existe un ordenamiento de lo que está relacionado con las ideas de mercado. Las privatizaciones están en el último lugar, lo cual puede estar relacionado a que este fenómeno amenaza directamente la provisión de ciertos bienes característicamente públicos. Por su parte, la promoción de la inversión extranjera encabeza el ordenamiento, posiblemente por el entendimiento de sus consecuencias positivas en términos de generación de riqueza y empleo. Finalmente, existen claras diferencias en las tendencias y el nivel de las preferencias en las ciudades estudiadas, elemento que se seguirá viendo al lo largo de los resultados. Factores como la estructura productiva, su posición dentro del sistema económico nacional, la desigualdad y la cultura, pueden ser las causas posibles de estas divergencias en este caso. 4.2. Preferencias Sociales En cuanto a las preferencias sociales tres aspectos polémicos que cubre la encuesta son: la legalización de la droga, la severidad de la justicia y la financiación de la reparación a las víctimas del conflicto armado. Como en el caso de las preferencias económicas, patrones importantes surgen con los datos. En cuanto a la legalización de la droga se les pregunto a los encuestados si estaba de acuerdo o no con esta medida. El 21% de las personas respondieron que sí y el 77% respondieron que no. El 2% restante no sabe o no responde. Pero hay más, la reacción negativa disminuye con el nivel de riqueza (Figura 13) . Mientras el 10% de los más pobres está de acuerdo con la legalización, el 41% de los más ricos se muestra favorable. En cuanto al nivel educativo, el patrón es creciente y de nuevo la educación superior se distingue de los otros grupos (Figura 14) . Mientras quienes poseen educación primaria apenas aprueban la afirmación en un 11%, quienes tienen estudios universitarios lo hacen en un 41%. Si bien la relación creciente se conserva en la desagregación por ciudades, las clasificaciones usuales muestran relaciones importantes. Los Bogotanos tienen mayor apertura que el resto de ciudades en todos los quintiles, su aceptación promedio es de 27% frente a 19% del resto (Figura 15). En cuanto al género, los hombres son más proclives que las mujeres en todos los quintiles (Figura 16). En cuanto a aceptación promedio, el género masculino aprueba la legalización en un 30% mientras las damas en un 17%. Cabe destacar en este último aspecto la diferencia importante en el quintil 5 en donde la aprobación masculina llega casi al 50% mientras que la femenina no sobrepasa el 30%. El efecto de la riqueza es diferente en hombres y mujeres en cuanto a preferencias se refiere. Las hipótesis que expliquen estos resultados pueden ser variadas. Puede que el nivel socioeconómico este reflejando distintos niveles de conocimiento sobre el tema o una preferencia sobre soluciones de mercado a un problema social. Se observó en la sección anterior que estas últimas tienen más favorabilidad en los niveles más altos de ingreso y educación. Por otra parte, estas diferencias pueden estar reflejando divergencias en el arraigo religioso o en la moral y ética de los entornos sociales. El narcotráfico es un fenómeno que tiene múltiples facetas y distintas maneras de permear la sociedad. Los resultados en cuanto a la severidad de la justicia también resultan de particular interés. En la encuesta se preguntó por la pena que debería imponérsele a una persona que reincide en el delito de hurto, incurriendo en el robo de un televisor. Un 52% de las personas opinaron que el infractor debería ir a la cárcel, un 26% lo enviaría a hacer servicio comunitario, un 11% le impondría una multa, un 4% una amonestación y un 4% otra pena distinta. El 3% no mostro una posición clara. Para facilitar el análisis desagregado, las respuestas fueron divididas para reflejar preferencias por un sistema de justicia más severo (multa y cárcel) o menos severo (servicio comunitario y amonestación). La tendencia con respecto a la riqueza es decreciente (Figura 17) . Mientras que el 81% de los más pobres apoyan una justicia severa, esta cifra es del 62% para los más ricos. En cuanto a la tendencia con respecto al nivel educativo, esta guarda coherencia con la riqueza mostrando un comportamiento decreciente (Figura 18). Empero, se destaca el aumento en severidad en quienes poseen educación técnica. Estos últimos tienen un apoyo a la dureza del 74% mientras que los de educación primaria lo tienen en un 75%. La desagregación muestra que existe una tendencia decreciente en los quintiles pero ya no es del todo uniforme. En promedio la idea de severidad es igual para Bogotá y el resto. El quintil 1 del resto es el más severo de la muestra con un 85% de apoyo a una justicia dura (Figura 19). Entre hombres y mujeres en promedio no hay diferencias distinguibles, no obstante en los sectores menos favorecidos son ellos quienes se manifiestan más proclives a la severidad (Figura 20). Es el quintil 2 el que muestra la diferencia más marcada: 80% para los hombres y 66% para las mujeres. Dicha diferencia desaparece en los quintiles superiores en donde los dos géneros tienen opiniones parecidas. Las posibilidades para explicar este comportamiento son múltiples. En primer lugar, los resultados pueden estar reflejando el hecho de que los menos favorecidos estén expuestos ante más injusticias y la preferencia por la severidad sea un reflejo de la necesidad de la presencia más fuerte del Estado que garantice sus derechos. De otro lado, la riqueza y el nivel educativo puede estar mostrando el conocimiento y la confianza sobre el sistema judicial y la utilidad real de ciertas sanciones. Finalmente, la severidad puede estar revelando el costo de oportunidad de los activos, conseguir un televisor es mucho más costoso para una persona pobre. El último tema sobre preferencias sociales en la encuesta está relacionado con el conflicto interno. En particular, la pregunta fue sobre quién debería financiar la reparación de las víctimas en los procesos de paz. El 60% de los encuestados respondió que el encargado debería ser el Estado, el 23% opinó que los grupos armados, el 10% dijo que la comunidad internacional y el 7% no manifestó respuesta frente a la pregunta. Los actores involucrados en la respuesta son todos relevantes; empero, con el fin de capturar la percepción de responsabilidad del Estado en el conflicto se creó una variable en donde se indica aquellos quienes consideran que el Estado debería financiar los procesos de reparación y aquellos que opinan lo contrario. Es cuestionable agrupar a los grupos armados con la comunidad internacional, pero para el análisis planteado no tiene implicaciones importantes. Las respuestas categorizadas por quintiles muestran que el 68% de los encuestados del quintil 1 creen que el Estado debería financiar los procesos de reparación, mientras que el 52% de los del quintil 5 apoyan una reparación financiada oficialmente. El nivel socioeconómico tiene una relación inversa con la responsabilidad del Estado (Figura 21). La pauta que marca la educación es consistente con los resultados anteriores, las opiniones de los primeros 3 niveles son homogéneas y la educación superior marca un caída importante. En cifras, el 67% de quienes tienen educación primaria asignan la responsabilidad al Estado mientras que los poseedores de educación superior lo hacen en un 52% (Figura 22). Dicha relación inversa se mantiene en la desagregación. Bogotá tiene dicha tendencia más contundente mientras que en el resto las opiniones de los primeros cuatro quintiles son estadísticamente iguales (Figura 23). Además, mientras que el resto asigna la responsabilidad al Estado en un 67%, los bogotanos lo hacen en un 59%. En cuanto a hombres y mujeres podemos decir que los primeros piden menos al aparato estatal: 58% V.S. 67% de sus contrapartes femeninas. Empero, es importante destacar que las diferencias importantes se dan en los primeros 3 quintiles de riqueza en donde llega a existir una diferencia de 14 puntos porcentuales en el tercer quintil (Figura 24). Tomando en cuenta los sesgos de la agregación anterior, los resultados merecen algunos comentarios. Es posible que estas referencias estén marcando una pauta sobre preferencias políticas e ideológicas de la población, el sesgo de izquierda anteriormente mencionado y la demanda por la presencia del Estado en los quintiles más bajos entra de nuevo en escena. Por otra parte, una hipótesis más economicista afirmaría que las preferencias están mostrando asignaciones de derechos de propiedad de la guerra en el conflicto. Se deduce entonces que los derechos de propiedad son asignados a agentes distintos, mientras los quintiles más bajos responsabilizan al Estado de la guerra, los más ricos piensan que los responsables son otros actores. Más allá de los resultados particulares, es posible hacer algunas generalizaciones sobre las preferencias sociales. En primer lugar, los datos sugieren que las personas de los quintiles más bajos y menos educadas apoyan la presencia de un Estado más fuerte no solo en las leyes y su cumplimiento, sino también en temas más políticos y de responsabilidad moral como la reparación de las víctimas del conflicto armado. Por su parte, las personas más acomodadas e ilustradas prefieren un Estado menos protagónico dentro del escenario, le ven menor importancia a la severidad y a la participación del estado en a compensación material a los involucrados en el conflicto. Estas tendencias pueden ser consistentes con las preferencias de los más ricos a soluciones de mercado para los problemas, y por ende un rol menos protagónico para el Estado. No obstante, el grado de conocimiento y desconfianza del sistema, y la asignación de los derechos de propiedad de la guerra pueden ser elementos importantes en el análisis. En términos de ciudad, una vez más queda evidenciado que existen diferencias culturales entre las ciudades que no solo afectan los resultados promedio, sino también entre los distintos niveles socioeconómicos. Dichas diferencias también se observan desde una perspectiva de género en donde los hombres tienden a ser más liberales que sus contrapartes femeninas. 4.3. Preferencias Políticas Las preferencias políticas muestran el sentir de los ciudadanos frente a la democracia. Dichas opiniones se evidencian en 3 preguntas primordiales: el grado de interés frente al tema, la votación en elecciones presidenciales y la votación para el congreso. La conclusión más evidente es la inconsistencia, los colombianos manifiestan desinterés pero aún así van a votar. Con respecto al interés en política, como se dijo anteriormente, sorprende un nivel bajo y generalizado. A la pregunta de ¿qué tan interesado está usted en política?, el 7% de los encuestados respondió que muy interesado y el 4% de los interesados dijo estar bastante interesado mientras que el 40% expresó solamente interesado y el 47% manifestó desinterés. El 1% no sabe o no responde. De nuevo las respuestas fueron dicotomizadas para expresar interés (las primeras dos opciones) y desinterés general en política (las últimas dos). Bajo un contexto de apatía, el interés por la política y la riqueza tienen una relación creciente (Figura 25). Concretamente el 4% de las personas del primer quintil manifestó interés en política mientras que el 23% de las personas del último quintil opinó de la misma manera. Este escenario es aún más dramático cuando se examina por niveles educativos. En los primeros 3 niveles el interés no sobre pasa el 10% mientras que quienes poseen algún grado de educación superior manifiestan un 28% de interés (Figura 26). Cuando estos resultados se desagregan por ciudades la tendencia creciente se mantiene pero ha diferencias importantes. En Bogotá el interés promedio y la incidencia de la riqueza son mayores que en el resto (17% VS 13%). Así mismo, el efecto de la riqueza es más pronunciado en los quintiles mayores (Figura 27). Mientras que en las otras ciudades el quintil 5 manifiesta un interés del 13% sus contrapartes bogotanas lo hacen en un 29%. Esta también se mantiene desde la perspectiva de género. Los hombres se interesan en promedio más que las mujeres (10% VS 18%) y las diferencias se acentúan con la riqueza, en el quintil 5 hay una diferencia a favor del género masculino de 18 puntos porcentuales (Figura 28). Para interpretar los datos es importante anotar que el enunciado de la pregunta puede no haber sido tan efectivo para discriminar las opiniones y que por eso mismo la dicotomización pudo haber sido arbitraria; no obstante, los resultados son ilustrativos. Es posible que las personas más ricas y más educadas tengan más posibilidades de ser elegidos, tengan mejores mecanismos de búsqueda de rentas en el sistema o posean una mayor cultura ciudadana. Por otra parte, los más vulnerables, pobres y mujeres, muestran su desilusión en el sistema político mediante su apatía. Dicha desilusión también se manifiesta de maneras diferentes por ciudades. La percepción de una mayor eficacia en la provisión de bienes públicos en Bogotá frente a las otras ciudades, puede ser un determinante fundamental del grado de interés. Sin embargo, los hechos reflejan algo completamente diferente a la apatía del punto anterior. Primero, con respecto a la votación en elecciones presidenciales, el 63% de los encuestados respondió que sí voto y el 36% respondió que no lo hizo.10 El 1% no sabe o no responde. En cuanto al congreso, el 46% de los encuestados manifestaron haber votado en estos comicios mientras que el 53% no lo hicieron.11 El 1% restante no dio respuesta alguna. Y si bien, el hecho de votar no es equivalente a un compromiso con lo político per se, la participación refleja que el interés por el juego electoral es relevante. Tal vez, los colombianos vivan en una dualidad política: una cosa es lo que realmente desean y no observan, y otra es aquella en la que viven y de la que necesitan. El análisis socioeconómico no resulta esclarecedor. En los dos casos se observa una tendencia en forma de U, aunque menos pronunciada para el caso de las elecciones parlamentarias (Figuras 29 y 30). Los extremos muestran la mayor homogeneidad en intereses para las elecciones presidenciales, el quintil 1 voto en un 63% y el quintil 5 el 70%. Para el caso de las parlamentarias los menos acomodados votaron en un 44%, mientras que los más ricos lo hicieron en un 57%. La educación confirma este patrón de U para los dos casos. El valor mínimo se alcanza en el nivel de secundaria en donde la votación declarada es de 60% para presidenciales y 36% para parlamentarias mientras que el máximo se observa en la educación superior en donde los porcentajes son 72% y 64% respectivamente (Figuras 30 y 31) La desagregación muestra consistencia con los resultados de interés. Son los bogotanos y los hombres quienes en promedio más votan. En cuanto a los primeros se tiene 66% VS 61% del resto en las presidenciales y 49% VS 46% en las parlamentarias (Figuras 33 y 34). Los hombres, por su parte, declaran haber votado en un 65% VS 63% frente a sus contrapartes femeninas en la elección del jefe de Estado y 51% VS 45% en la elección del Congreso (Figuras 35 y 36). En cuanto a la tendencia por quintiles dentro de este análisis es importante destacar que las diferencias están en su mayoría en los sectores menos favorecidos y hay una convergencia en los niveles superiores. 10 Para poner estas cifras en contexto, la tasa de abstención en Colombia para las elecciones presidenciales del año 2006 fue del 54.89 %. 11 Lasa de abstención en Colombia para las elecciones de Senado y Cámara del año 2006 fue del 66 %. Como se ha hecho notar durante este documento, las causas de estos resultados pueden ser múltiples. El hecho de que el acto de votar sea más popular refleja que o bien los ciudadanos perciben una posibilidad real de cambio, o a través de prácticas clientelistas el voto tiene un retorno privado. Estas últimas afirmaciones puede que se complementen con la apatía para configurar la diferencia entre las elecciones presidenciales y las parlamentarias. Se percibe que las primeras tienen mayor impacto en términos de los destinos del país y que, por otra parte, las elecciones parlamentarias están más permeadas de acuerdos clientelistas para acaudalar votos locales. En alguna medida, la participación electoral refleja las esperanzas de los colombianos en sus instituciones así como su confianza en las mismas. Análogamente a la pregunta de interés, la tendencia convexa en el nivel de riqueza y educación que alcanza su máximo en los más ricos y mas ilustrados, mientras que el mínimo está en los niveles intermedios. Esto puede ser reflejo de que el sistema permite derivar rentas e involucrarse a quienes poseen las dotaciones más altas excluyendo a capas intermedias de la población que creen tener la posibilidad y el derecho de beneficiarse. Dicha esperanza también se refleja en las ciudades, en donde la provisión efectiva de bienes públicos e impactos directos sobre el bienestar individual, pueden estar marcando la pauta que pone a Bogotá como la más interesada y participativa. En materia política el resultado general es la inconsistencia y la apatía. A nivel agregado los niveles de desinterés son bastante pronunciados; pero las votaciones declaradas en las elecciones parlamentarias y presidenciales son mucho más altas que lo que permitiría predecir el desencanto. Del dicho al hecho hay mucho trecho dice el refrán y es esto lo que se observa a nivel agregado. Por otra parte, el resultado socioeconómico muestra que la relación entre ingreso e interés es convexa. Una mayor conciencia y responsabilidad política así como mayores posibilidades de derivar beneficios privados del proceso, que son excluyentes para algunos que creen tener derecho a los mismos, pueden ser las razones de fondo. En cuanto a la legitimidad de las instituciones, la votación efectiva muestra que el ejecutivo le gana al legislativo. Si bien la elección del jefe de Estado es un evento relevante para toda la nación, la participación en las parlamentarias también debería ser nutrida no solo por la importancia de la institución, sino también por su naturaleza más cercana a los electores. Finalmente, parece que a pesar de la variabilidad ya observada en las regiones y género, a este nivel si se observa consistencia en el interés declarado y la votación efectiva. Hombres y rolos son los más interesados y más participativos. De manera más general, podemos decir que las preferencias sociopolíticas frente al rol del Estado están atadas a las condiciones de vida de los individuos, así como del contexto en donde residen. Son los más pobres y menos educados (ricos e ilustrados) quienes menos (mas) respaldan al mercado y más (menos) demandan del Estado. Son ellos, de acuerdo con lo que manifiestan y hacen, los más (menos, así sea en términos relativos) desencantados del sistema. Es imperante destacar a quienes poseen educación superior como un grupo a destacar dentro del análisis, sus preferencias son de particular intensidad frente al resto de niveles educativos. Una vez más, estas preferencias, si bien muestras tendencias generales, el contexto regional y el género es determinante. Los Bogotanos son los menos proclives al mercado, menos conservadores y los más participativos en la política. Los hombres por su parte, son más proclives a los mecanismos de mercado, más liberales y más interesados en la democracia. 5. Opiniones sobre Justicia Social El segundo gran tema de esta encuesta es el de las opiniones de los colombianos sobre la justicia social. Estas opiniones son de suma importancia al expresar la manera como los ciudadanos se sienten sobre el funcionamiento y la dinámica de la sociedad. En particular, este análisis se enfoca en los temas de meritocracia, distribución de oportunidades y movilidad. Las opiniones de los colombianos sobre cada uno de estos temas a su vez pueden dar pistas importantes sobre quiénes, y por qué razón, apoyan las políticas económicas y sociales imperantes. 5.1. Opiniones sobre Meritocracia Bajo el contexto de justicia social, las opiniones sobre meritocracia incluyen temas como la importancia de las conexiones, el trabajo duro como garantía de éxito y las oportunidades de superación económica. El enunciado para las preguntas sobre meritocracia fue si: “Está usted de acuerdo o en desacuerdo con las siguientes opiniones:…” Para el caso de las conexiones, la frase fue: “el éxito en la vida depende de las conexiones.” En términos generales, un 72% de las personas estuvo de acuerdo, un 25% estuvo en desacuerdo y un 3% no sabe o no responde. Es evidente que una mayoría importante de los encuestados cree que el éxito depende de las conexiones, quizás una confirmación empírica de una percepción generalizada sobre la sociedad colombiana. La desagregación socioeconómica muestra una tendencia decreciente (Figura 37). 79% de los encuestados del quintil uno creen en la importancia de las conexiones mientras que un 70% de las personas del quintil cinco consideran lo mismo. Este comportamiento se mantiene en los niveles de educación. Estadísticamente los primeros 3 niveles no difieren en su percepción que oscila alrededor del 76%, mientras que en el nivel de educación superior las conexiones son importantes para el 69% de los encuestados (Figura 38). Los bogotanos piensan que los contactos son importantes en un 74%, opinión idéntica en el resto. No obstante, la tendencia decreciente es más acentuada en las otras ciudades pues mientras en el quintil 1 el 82% estuvo de acuerdo con la afirmación frente al 76% en Bogotá, el quintil 5 invierte el orden con un 64% para el resto y 73% para la capital (Figura 39). La desagregación por género muestra algo similar. Mientras que los hombres consideran que las conexiones son clave en un 75%, las mujeres lo hacen en un 73%. No obstante, mientras en los quintiles intermedios (2, 3 y 4) la diferencia es entre 6 y 7 puntos porcentuales a favor de ellos, en los quintiles extremos hay convergencia (Figura 40). El resultado no es sorprendente, probablemente las personas que están en los quintiles más bajos, le achacan su situación desfavorable a conexiones sociales de las que probablemente carecen. Por su parte, las personas en los quintiles más altos pueden percibir cierto grado de seguridad sobre su status económico que les permite prescindir de conexiones que quizás les hayan permitido salir adelante en el pasado. La educación muestra otra cara de esta misma situación. Los menos educados consideran que los contactos son importantes ante la carencia de capital humano que les permita competir frente a los más educados. Adicionalmente, los resultados anteriores pueden ser reflejo del tipo de mercado laboral al cual se tiene acceso. Los más pobres (menos educados) tienen condiciones que hacen que los mercados a los cuales puedan acceder sean mucho más informales y personalizados que los más acomodados (más educados). En este caso, las conexiones son un activo fundamental. El segundo tema de meritocracia es el de si el trabajo duro es garantía de éxito. El 61% de los encuestados está de acuerdo con que sí mientras que el 36% opina que no. El 3% restante no sabe o no responde. Aunque importante el nivel de valoración que tiene el trabajo, este es menor que la importancia de las conexiones. La división por quintiles arroja resultados paradójicos que contrastan con la importancia de las conexiones (Figura 41). Quienes en teoría gozan de los mayores beneficios del sistema son los menos creyentes en la disciplina. Por una parte, el 72% de las personas del primer quintil creen en el trabajo duro como garantía de éxito mientras que el 58% de las personas del último quintil lo hacen. Los más educados también son los más inconformes con sus esfuerzos. El 55% de ellos se muestran de acuerdo con la afirmación mientras que quienes poseen educación primaria aprueban la frase en un 75% (Figura 42). Quienes se encuentran en “provincia” confían más en el trabajo que los bogotanos: 64% VS 61%. Esta tendencia se mantiene en todos los quintiles salvo en el último en donde la relación se invierte (Figura 43). En cuanto a hombres y mujeres, son ellos los más confiados con un 63% frente a un 61% de ellas. Este comportamiento se mantiene en todos los quintiles menos en el primero en donde las mujeres manifiestan en promedio un 74% de confianza en el trabajo duro mientras los hombres un 67% (Figura 44). Puede pensarse que las personas de los quintiles más bajos siguen con la esperanza de que sus esfuerzos laborales, presumiblemente considerables, y les permitan salir algún día de la pobreza. Para las personas en los quintiles más altos, sería interesante saber que si ni las conexiones ni el trabajo duro son garantía de éxito, qué determinantes como la educación, la financiación inicial, la suerte o una combinación de los mismos sirven para alcanzar este objetivo. De hecho, este último aparte es de vital importancia para los más educados pues ellos, en teoría, tienen los mayores retornos en el mercado laboral y son los menos confiados en el trabajo duro. En cuanto a la ciudad, la pregunta está abierta. Puede que existan mayores posibilidades de triunfar en las otras ciudades con el trabajo o sea simplemente la percepción de ciudadanos más optimistas. Sobre el género, los resultados pueden ser más fáciles de explicar. Las restricciones en los mercados laborales así como la discriminación de la mujer en diferentes aspectos de la vida económica y social pueden estar causando estas respuestas. La tercera y última pregunta de meritocracia interroga sobre si es posible para un colombiano nacer pobre y morir rico. Para esta pregunta el 59% está considera que sí es posible y el 38% considera que no. El 3% restante no sabe o no responde. A grosso modo, los resultados apoyan la posibilidad de superación económica. El contexto del nivel socioeconómico permite observar una tendencia (Figura 45). Mientras que el 49% de los entrevistados del quintil uno cree en esta superación, el 69% de aquellos en el quintil cinco piensan de la misma manera. Sorprende el análisis por nivel educativo en donde la curva toma una forma de U que tiene su mínimo en la educación técnica con un 56% frente a un 68% de la educación superior (Figura 46). El comportamiento creciente en los quintiles de riqueza se mantiene cuando se divide la muestra por localizaciones geográficas. Bogotá muestra una aceptación promedio del 61% mientras que el resto del 63%. La diferencia particularmente importante se da en el primer quintil en donde los capitalinos d este grupo aceptan la frase en un 44% frente a un 56% de los de las otras ciudades (Figura 47). En cuanto a hombres y mujeres la tendencia creciente también se mantiene pero es más notoria en el género masculino. De hecho, los datos al momento muestran que dicha percepción es bastante homogénea en los 3 últimos quintiles de las mujeres sugiriendo tal vez, un posible estancamiento de la meritocracia para ellas en los niveles superiores de la escala socioeconómica. En promedio, el 67% de los hombres cree en la posibilidad de nacer pobre y morir rico mientras esta cifra es del 61% en las mujeres (Figura 48). La relación evidentemente positiva entre creencia en la superación económica y quintil no es extraordinaria. Simplemente, las personas que están el los quintiles más altos pueden haber vivido en carne propia el paso de la pobreza a la riqueza. Para aquellos en los quintiles más bajos, esa vivencia puede seguir siendo una mera ilusión. Así mismo, la presencia de un mínimo en la opinión analizada en por niveles educativos sugiere de nuevo la existencia de una percepción de una trampa de movilidad a niveles intermedios. Adicionalmente, quedan explicitas de nuevo las dificultades particulares de los capitalinos y las mujeres. Conjeturas frente al caso ya han sido expuestas en la pregunta anterior. Finalmente, la pregunta abre la puerta a una duda importante: este resultado de superación no es coherente con la percepción de la importancia del trabajo duro y de las conexiones en donde la tendencia es decreciente en la riqueza y la educación. ¿Cómo creen entonces los más acomodados que se logra la movilidad social si no es con el trabajo o los contactos? En materia de meritocracia, los resultados descritos varían tanto por nivel como por tendencia. A nivel general, la creencia en las conexiones como garantía de éxito es mayor que la importancia del trabajo duro para ser exitoso. Así mismo, los colombianos si creen en las posibilidades de superación económica. La importancia de las conexiones para el éxito es menor para las personas en los quintiles altos y con mayor educación, quienes tampoco creen en el trabajo duro como garantía del éxito pero sí consideran posible nacer pobre y morir rico. Para las personas de los quintiles bajos y menos educadas sucede lo contrario pues priman las conexiones y el trabajo duro para lograr el éxito. Posiblemente, esto se deba a las expectativas y la historia que tienen en el sistema así como al tipo de mercado laboral al que tengan acceso. Sin embargo, no deja de ser inquietante que sean los más ricos quienes menos crean en uno de los valores más tradicionales para el triunfo económico. El análisis por ciudades y género de nuevo refleja de nuevo la heterogeneidad de la realidad colombiana. Las mujeres y los bogotanos hacen manifiesto su descontento con el sistema mediante la mayor desconfianza en el trabajo duro y la superación económica que sus respectivas contra partes. Una perspectiva de género en el análisis económico así como un estudio particular sobre los bogotanos y la manera como enfrentan los mercados son imperativos. Tomados en conjunto, los resultados sobre meritocracia plantean una disyuntiva interesante entre expectativas y realidades. Por una parte los más ricos no creen en factores determinantes para el éxito pero sí lo consideran alcanzable, mientras que los más pobres se aferran a estos factores para obtener una conquista posiblemente falaz. 5.2. Opiniones sobre Distribución de Oportunidades El segundo tema relacionado con las opiniones sobre justicia social es el de la distribución de oportunidades. En particular, en esta encuesta se incluyeron preguntas sobre las causas de la pobreza, la desigualdad de oportunidades y la distribución de la riqueza. En cuanto a las razones de la pobreza, el enunciado cuestionaba si la pobreza es causada por falta de esfuerzo o por circunstancias externas. A esta pregunta, el 60% de los encuestados respondió que se debe a circunstancias externas y el 37% que a falta de esfuerzo. El 3% restante no sabe o no responde. Según parece, los colombianos le achantan el problema de la carencia a su entorno. Por quintil socioeconómico, un 64% de las personas del primero le atribuyen la pobreza a circunstancias externas y también un 67% de las personas del último hacen lo mismo (Figura 49). No obstante, los valores extremos ocultan niveles menores del 60% y 63% para los quintiles dos y tres respectivamente. Por otra parte, si se toma como referencia el nivel educativo se observa que la tendencia es creciente y que los cuatro niveles se agrupan en dos fases. Los dos primeros comparten la opinión en un porcentaje que oscila sobre el 61% mientras que los dos últimos consideran que las circunstancias son la causa de la pobreza en un 67% (Figura 50). La desagregación por ciudades tampoco deja clara una tendencia. En cuanto a Bogotá se observa la forma de U con un mínimo en el quintil 3 con un 62% de aceptación de la afirmación y un máximo en el quintil 5 con un 71% de acuerdo. El resto, por su parte, no muestra una tendencia clara en la evolución frente a la riqueza (Figura 51). El quintil 2 tiene el valor mínimo de acuerdo con un 55% y el máximo esta en el quintil 3 con un 63%. Lo que si se puede afirmar es que, en promedio, los Bogotanos creen ser más dependientes del entorno que el resto de ciudades: 66% vs 60% son las cifras a comparar. Un patrón tampoco es evidente en el análisis por género. Los hombres reiteran la forma convexa con un mínimo en el quintil 2 con un 58% mientras que el máximo esta en el quintil 5 con un 69%. Las mujeres ofrecen una perspectiva más homogénea. El mínimo se encuentra en el quintil 2 de nuevo con un 60% de acuerdo y el máximo esta en el quintil inmediatamente posterior con un 66% de aprobación. Además, la diferencia entre los valores promedio apenas supera 2 puntos porcentuales: las mujeres están de acuerdo en un 63% y los hombres en un 65% aproximadamente (Figura 52). Es posible que estos resultados se deba a que por un lado los quintiles intermedios “bajos” han experimentado o están experimentando procesos de movilidad social fruto del esfuerzo individual, lo que lleva a otorgar menos peso al contexto. Mientras los quintiles intermedios “altos” experimentan, en algunos casos, un proceso de estancamiento que achacan a las circunstancias. Este sería el caso de las mujeres y el resto. Sin embargo, aún es difícil establecer con certeza una forma funcional definida. Es posible que el tamaño de muestra este jugando un rol fundamental en las cifras, en particular en el caso de la agrupación resto en donde seguramente hay diferencias estructurales entre las ciudades allí conglomeradas. Para indagar sobre las oportunidades para salir de la pobreza se le preguntó a la gente si estas oportunidades están igual o desigualmente distribuidas en el país. De nuevo las respuestas fueron contundentes, pues un 23% de la gente considera que las oportunidades están distribuidas de igual manera, mientras un 74% cree que esta distribución es desigual. Un 3% no sabe o no responde. Esta percepción de desigualdad persiste al hacer el análisis por quintiles; de hecho, la relación es creciente con una ligera forma de U invertida (Figura 53). En este caso el 76% de los encuestados del primer quintil consideran que las oportunidades están distribuidas inequitativamente y el 81% de aquellos en el quintil más alto piensan de la misma manera. Tanto ricos como pobres creen que la desigualdad esta a la orden del día. Este comportamiento se confirma en el análisis por nivel educativo en donde la variable toma una forma cóncava más definida con un máximo en la educación técnica con un 85% y un mínimo en el nivel de primaria con un 66% (Figura 54). Desde la perspectiva de ciudad, el 81% de los capitalinos cree que las oportunidades están desigualmente distribuidas frente al 75% de aprobación que dan a la misma frase los ciudadanos del resto de ciudades. En cuanto al comportamiento, Bogotá muestra una tendencia creciente en la riqueza pero esta no es estricta. El valor máximo esta en el quintil 4 con un 88% de aprobación frente al 72% del quintil 1 en la misma ciudad. El resto muestra una tendencia cóncava con un valor máximo en el quintil 3 y un 79% de acuerdo con la afirmación (Figura 55). En cuanto al género los datos reflejan patrones claramente diferentes. Las mujeres perciben una mayor desigualdad de oportunidad que los hombres: 80% VS 76%. Ahora bien, esta tendencia es más acentuada en los primeros 3 quintiles lo cual hace más critica la situación (Figura 56). De hecho, en el tercer quintil la diferencia es de 16 puntos porcentuales a favor de las mujeres. Sobre la forma funcional, en los dos casos se distingue una forma cóncava que es más clara en el caso femenino. Para ellas, el máximo esta en el quintil 3 con un 86% mientras que para ellos está en el cuarto con un 85%. Para ambos grupos el mínimo lo manifiestan los menos favorecidos con un 71% para ellas y un 67% para ellos. La conclusión resulta contundente. Los colombianos piensan que la desigualdad de oportunidades es evidente. No obstante, resulta interesante destacar que son los menos favorecidos quienes piensan que la desigualdad es menor. El desconocimiento de la situación o la vivencia en un contexto social de carencia equitativa pueden ser hipótesis atrevidas aunque plausibles. Así mismo, los máximos se encuentran en niveles intermedios tanto a nivel de riqueza como de educación. De nuevo evidencia preliminar que permite pensar en la existencia de trampas de movilidad en cierto nivel de la distribución económica de la sociedad colombiana. Finalmente, la situación es percibida como más desigual por los bogotanos y las mujeres, hecho que se había advertido y explicado anteriormente en este documento. Finalmente, la pregunta sobre distribución de oportunidades concierne la justicia o injusticia en la distribución de la riqueza. El 54% de los encuestados respondieron que la riqueza está distribuida injustamente, el 34% dijeron que muy injustamente, el 8% que justamente y tan sólo el 1% que muy justamente. El 3% restante no sabe o no responde. De nuevo, para analizar las variables por quintil, se dicotomizaron las respuestas dividiendo aquellos que piensan que la distribución es injusta o muy injusta y aquellos que piensan que es justa o muy justa. Los resultados son abrumadores. El 87% de los integrantes del primer y último quintil piensan que la distribución de la riqueza es injusta. (Figura 57). Los porcentajes para las personas de los quintiles intermedios son similares e incluso mayores. El consenso persiste cuando se discrimina por nivel educativo. A nivel de primaria la percepción es del 85% y el resto de niveles oscila sobre el 88% (Figura 58). En cuanto a las ciudades, los capitalinos son quienes perciben mayor desigualdad: 90% VS 86% en promedio. Así mismo, la distribución de la percepción por quintiles el completamente diferente. Mientras en Bogotá la desigualdad es reconocida en los mismos niveles por todos los sectores sociales en el resto de ciudades hay mayor variabilidad. Para este último grupo, el quintil 5 tiene una opinión favorable a la afirmación en un 81% mientras que el quintil 2 está de acuerdo en un 90% (Figura 59). Algo parecido sucede en la desagregación por género en donde, en promedio, la percepción es igual: 86% para las mujeres y 87% para los hombres. Sin embargo, al interior del grupo masculino hay mayor homogeneidad que en el conglomerado femenino. En este último caso el quintil 5 está de acuerdo en un 83% mientras que los quintiles 2 y 4 en un 90% (Figura 60). Finalmente, el resultado termina reflejando que la gente, rica y pobre, se da cuenta que Colombia es una de las sociedades más desiguales del planeta12. No obstante, si bien los niveles en todos los casos superan el 80%, es importante notar que hay grupos con ciertas diferencias que pueden ser importantes en el momento de analizar en detalle las causas y consecuencias de las percepciones aquí expuestas. En materia de distribución de oportunidades los resultados para el caso colombiano son contundentes. La mayoría de personas cree que la pobreza se debe a causas externas y no a falta de esfuerzo. En materia de igualdad de oportunidades, así como de riqueza, la gran mayoría de las personas encuestadas cree que son desiguales. Todas estas opiniones pesimistas se repiten en los análisis por quintil y por distribución 12 El coeficiente GINI para Colombia es 0.586 geográfica. Personas de todos los sectores socioeconómicos consideran que la distribución de oportunidades en el país es altamente inequitativa. Un panorama desolador, pero no muy alejado de la realidad de un país campeón en materia de desigualdad socioeconómica. 5.3. Opiniones sobre Movilidad El tercer y último tema bajo el marco de opiniones sobre justicia social es el de movilidad. En la encuesta se incluyeron preguntas sobre la posición relativa de los padres, los entrevistados y los hijos. Con base a las respuestas a estas preguntas se construyeron índices de movilidad pasada y futura. Estos datos se clasificaron tanto por quintil socioeconómico como por grupos de movilidad relativa. Las preguntas de la encuesta son una escala socioeconómica relativa donde las personas se ubican del uno al diez de acuerdo a si se consideran muy pobres o muy ricos respectivamente y luego repiten el ejercicio para ubicar a sus padres y sus hijos.13 Aunque el ejercicio es claramente subjetivo, más que los niveles como tal es interesante analizar los cambios entre las percepciones personales, las retrospectivas para los padres y las prospectivas para los hijos. En términos generales, las percepciones son ascendentes con respecto al quintil socioeconómico tanto para los individuos como para sus padres y sus hijos (Figura 61, 62 y 63). Para generar la variable de movilidad pasada simplemente se restaron los valores de la posición de los individuos menos los valores para la posición de los padres. De esta manera, si la posición individual es alta con respecto a la de los padres, el resultado es positivo y si es menor, el resultado es negativo. El análisis según el nivel de riqueza revela que existe una relación creciente (Figura 64). Las personas más pobres tienen un valor de movilidad pasada de -.37 mientras que aquellas más ricas tienen un valor de .26 . De hecho, sólo para las personas del cuarto y quinto quintil los valores de movilidad histórica son positivos. Ahora bien, en 13 Estas preguntas son semejantes a las realizadas por Latinobarómetro en el año 2000. cuanto del nivel educativo los datos arrojan un comportamiento totalmente diferente (Figura 65). Si bien en términos de magnitud no hay diferencias tan considerables en los niveles, el patrón de U muestra de nuevo que los grupos intermedios de la clasificación siguen teniendo problemas. El valor mínimo esta en quienes tienen educación secundaria con -0.054 y el máximo esta en la educación superior con 0.046. Para los bogotanos la situación es completamente diferente a los del resto de ciudades. En primer lugar, su valor promedio de movilidad es positivo mientras que el resto tiene un valor negativo: 0.076 VS -0.12. Así mismo, el valor es positivo en los 3 últimos quintiles mientras que en el grupo de las otras ciudades es negativo en 4 de los 5 incluyendo el quinto quintil. Finalmente, como la gráfica lo muestra, la relación entre riqueza y movilidad es en su mayoría creciente y mucho más definida que en el resto (Figura 66). Hombres y mujeres también muestran divergencias importantes. Son ellas quienes en promedio tienen un valor de movilidad pasada positiva (0.01) frente a ellos que tienen un valor negativo ( -0.035). Por otra parte, la riqueza tiene impacto estrictamente creciente en los hombres a diferencia de las mujeres que presentan un pico en el cuarto quintil. El valor máximo de movilidad para los hombres esta en el quinto quintil con 0.4 mientras que el de las mujeres en el cuarto con 0.28. Así pues, los hombres presentan mayor desigualdad en términos de la percepción subjetiva de movilidad pasada según el nivel de riqueza. Los más ricos son los más positivos y los más pobres, los más negativos (Figura 66). En términos generales llama la atención el pesimismo generalizado con respecto a la movilidad pasada. Casi todas las personas entrevistadas perciben mejor la situación de sus padres que la suya propia. Es de suponer que las personas que actualmente están en los quintiles más altos de la distribución son los que mejor perciben su situación en la escala socioeconómica y por ende son los más propensos a sobrepasar a sus padres en esta medida. Sorprenden las diferencias entre ciudades y género. Es posible que el efecto Bogotá capture el hecho de que muchos habitantes hoy de la capital migraron de sus tierras natales en busca de oportunidades. Mediante la utilización de los resultados sobre la escala socioeconómica subjetiva también se construyó un indicador de movilidad futura. En este caso se restaron los valores para la posición en la escala socioeconómica para los hijos menos los mismos valores para los individuos. De esta manera, si las personas creen que sus hijos estarán mejor, el indicador es positivo y si consideran que estarán peor el valor es negativo. De nuevo, el enfoque es el análisis por quintiles y este muestra una tendencia ligeramente negativa (Figura 68). En éste, se observa un valor de 1.12 para las personas del quintil uno y un valor de 0.99 para las personas del quintil cinco. Todos los valores intermedios son positivos y en algunos casos mayores. Los entrevistados son optimistas en términos de movilidad futura, consideran que sus hijos estarán mejor que ellos socioeconómicamente. Este comportamiento contrasta con el nivel educativo, pues en promedio, una mayor capacitación hace que los entrevistados sean más optimistas frente al futuro de sus hijos. 0.83 para quienes poseen educación primaria y 1.05 para los poseedores de educación superior (Figura 69). Los bogotanos son ligeramente más optimistas en promedio que el resto, 1.06 VS 1.04. Así mismo, la distribución de esta variable sigue una tendencia distinta (Figura 70). Mientras que en la capital existe una forma convexa con un mínimo en el quintil 3 con 0.81 en las otras ciudades hay una forma cóncava con un máximo en el quintil 2 con 1.25, una señal más de que hay diferencias estructurales (Figura 71). Desde la perspectiva de género, son más optimistas las mujeres que los hombres: 1.14 para ellas y 0.96 para ellos. Las distribuciones también siguen comportamientos diferentes. Los hombres presentan una forma bastante homogénea y cóncava con su máximo en el quintil 3 tomando un valor de 1.09. Las mujeres siguen una forma más irregular con un valor mínimo en el mismo quintil (0.8). Aunque la diferencia entre los más ricos y los más pobres es pequeña, es posible pensar que las personas del último quintil consideran que están en el máximo lugar que pueden alcanzar que es difícil que sus hijos estén mejor. Por ejemplo, si ellos se ubican en las posiciones nueve o diez, incluso si creen que sus hijos estarán en el extremo superior de la escala socioeconómica, el índice de movilidad futura sería a lo sumo de un punto. Por su parte, para aquellos en posiciones más bajas de la escala socioeconómica, considerar que sus hijos estarán mejor puede llevar a índices relativamente altos de movilidad futura. De forma sofisticada, la movilidad social tiene rendimientos marginales decrecientes en el nivel de riqueza. Para concluir el análisis de movilidad, se hizo un análisis de clusters para identificar si había grupos de personas con ciertos patrones marcados de movilidad. En particular, se dividió la muestra buscando agrupar personas con tendencias similares con respecto a su posición individual así como la asignada para a sus padres y sus hijos.14 Los resultados arrojan tres grupos marcadamente distintos (Figura 72). El primer cluster está constituidos por personas que calificaron medianamente a sus padres (con un valor promedio de 5.34 en la escala socioeconómica relativa) que perciben su situación como buena aunque un poco peor (con un valor de 4.85) y que consideran que sus hijos estarán mejor que ellos pero peor que sus padres (con un valor de 6.63). En términos generales el primer cluster contiene aquellas personas que a pesar de algunos altibajos permanecen en niveles intermedios a través de las generaciones. El segundo cluster contiene aquellas personas que calificaron altamente a sus padres (con un valor promedio de 6.8), se calificaron a ellos mismos mejor (con un valor 7.43) y tienen expectativas todavía más altas para sus hijos (con un valor de 8.27). A grosso modo este segundo grupo constituye una clase media que empezó a bien y considera que terminará mejor. Por último, está el tercer cluster, con personas que posicionaron mal a sus padres (con un valor promedio de 3.14), que creen que están todavía peor (con un valor de 2.93) y que ven el futuro de sus hijos apenas un poco más favorable (con un valor de 3.43). Este tercer cluster es el de las personas que están atrapadas en la parte más baja de la escala 14 Explicar técnica de conglomerados en dos etapas. socioeconómica. Así pues, el panorama de los clusters de movilidad muestra un grupo optimista que se coloca en los niveles más altos, otro grupo autoposicionado en niveles intermedios y un tercero estancado en los niveles más bajos. En términos generales, exceptuando las personas de los últimos quintiles, la gente es pesimista con respecto a la movilidad pasada, consideran que sus padres estuvieron mejor que ellos. A diferencia de lo anterior, para los indicadores de movilidad futura todos son optimistas aunque se observa una tendencia ligeramente negativa con respecto al nivel de ingresos. La retrospectiva pesimista de movilidad pasada contrastan las expectativas optimistas de movilidad futura. Dichas percepciones difieren un cuando son discriminadas por nivel educativo pues en cuanto a la movilidad pasada se presenta una tendencia de U y frente a la movilidad futura las expectativas se incrementan con la capacitación. En cuanto a las ciudades, sobre sale el caso de Bogotá como el de mayor optimismo frente a los padres, posiblemente por causa de la migración de aéreas menos favorables. El optimismo de las mujeres frente a los hombres también es importante. Finalmente, al agrupar las personas de acuerdo a las percepciones sobre su posición y la de su familia, emergen tres grupos claves constituidos por personas que permanecen en los niveles intermedios y bajos de la escala socioeconómica así como por aquellos individuos optimistas que consideran estar mejorando aun más su condición a lo largo de tres generaciones. En conjunto, en términos de movilidad, el panorama es el de un presente desfavorable con respecto al pasado y un futuro ostensiblemente mejor, especialmente para aquellos que viven o creen estar viviendo una transición socioeconómica positiva. Para concluir, con respecto a las opiniones sobre justicia social, el panorama colombiano es a lo menos sombrío. En términos de meritocracia, se cree más en las conexiones que en el trabajo duro para lograr el éxito, éxito a su vez ilusorio para todos, exceptuando las personas de los quintiles más altos y de mayor educación. En cuanto a la distribución de oportunidades todos creen que ésta es desigual, pues consideran que la pobreza se debe a causas externas al control individual, que las oportunidades para salir de la misma son desiguales y que la riqueza está injustamente distribuida. En el tema de movilidad, el panorama de movilidad pasada es negativo excepto para las personas del quintil más alto y de mayor educación mientras que la única luz de esperanza para salir del estancamiento la brindan las generaciones futuras. 6. Percepciones de Felicidad Bienestar El tercer y último tema principal de esta encuesta es el de las percepciones de felicidad o bienestar. En particular, se estudió la manera como varían los grados de felicidad de acuerdo a características demográficas básicas, determinantes socioeconómicos y localización geográfica. Entre las características demográficas se encuentran variables como el género, el estado civil y la edad. Las características socioeconómicas incluyen variables como la ubicación en la distribución de quintiles socioeconómicos, la educación y la movilidad. 6.1. Percepciones por Características Demográficas En términos agregados, el 23% de los encuestados dijo sentirse muy satisfecho con su vida, el 12% bastante satisfecho, el 55% satisfecho y el 10% insatisfecho. Estas respuestas a su vez fueron dicotomizadas para reflejar satisfacción general (las primeras dos respuestas) o insatisfacción (las últimas dos). Hecho este proceso, los resultados se relacionaron con las variables de género, estado civil y edad. En materia de género existen diferencias. El 35% de las mujeres se sienten satisfechas mientras que el 39% de los hombres se sienten de la misma manera (Figura 73). Al parecer, los colombianos son más felices con sus vidas que las colombianas. Con respecto al estado civil, los resultados son similares a los ya descritos. Utilizando las mismas respuestas dicotomizadas de satisfacción, se observa una diferencia mínima entre casados y no casados (solteros, separados, divorciados o viudos). El 38% de los no casados dice estar satisfecho y el 36% de los casados manifiesta lo mismo (Figura 74). No obstante, puede que la similitud entre los grados de satisfacción de los dos grupos sea real o que la clasificación esté pasando por alto otras consideraciones. Por ejemplo, existe gran heterogeneidad entre los grupos pues así como no es lo mismo estar soltero que divorciado o viudo tampoco es lo mismo estar recién casado que haber cumplido varios años de convivencia. La última parte de la sección de felicidad y variables demográficas corresponde al análisis con respecto a la edad. La muestra fue dividida en cinco grupos con aproximadamente el mismo número de personas. Por una parte un 47% de las personas entre los 18 y 24 años de edad dicen estar satisfechos mientras que el 33% de las personas de 55 o más años expresaron sentirse del a misma manera (Figura 75). Sin embargo, estas cifras a los dos extremos de la distribución de edades ocultan un patrón en U entre felicidad y edad.15 En particular, los valores de felicidad descienden después del grupo de los 18 a los 24 años, llegan a un punto mínimo de 29% para las personas entre los 35 y los 44 años de edad y luego vuelven a subir para culminar en el grupo de las personas de 55 o más años. Parece ser que en materia de felicidad, los colombianos siguen un patrón convexo en el ciclo de vida en donde el mínimo se alcanza en la llamada crisis de la edad media. Con respecto a las características demográficas, los patrones de felicidad son ilustrativos. Las mujeres están menos satisfechas con sus vidas, así como los casados y quienes se encuentran en la etapa intermedia del ciclo de vida. En términos agregados, la distribución convexa de la felicidad en los grupos de edad es evidente. 6.2. Percepciones y Características Socioeconómicas Para estudiar los factores determinantes de felicidad desde otra dimensión, se revisaron determinantes de carácter socioeconómico y se consideraron de nuevo las desagregaciones posibles. En particular, se incluyeron variables como la riqueza, el nivel 15 Referencia bibliográfica para relacionar este patrón con hallazgos similares previos. de educación y los clusters de movilidad. De nuevo se utilizaron las respuestas sobre el grado de satisfacción con la vida. Con respecto a la felicidad y el quintil socioeconómico, los patrones son significativos y relevantes. Los resultados son congruentes con la hipótesis de Pambelé: es mejor ser rico que pobre. Las personas del quintil más bajo tienen un grado de satisfacción con la vida del 20% mientras que las personas del quintil más alto tienen un valor del 57% (Figura 76). La diferencia es notable, la relación entre felicidad y quintil socioeconómico positiva y significativa. Esta tendencia creciente se mantiene cuando se discrimina por género, ciudad y estado civil como lo muestran las graficas (Figuras 77, 78, 79). Empero, algunos de talles importantes surgen del análisis. Son más felices los hombres que las mujeres en los quintiles inferiores, mientras que ellas son más felices que ellos en los quintiles superiores (62% VS 55% en el ultimo quintil). Esta diferencia aplica para el caso del estado civil en donde en los casados menos favorecidos son más felices que sus contrapartes solteras, pero la tendencia se revierte de manera importante en la parte superior de la escala socioeconómica (64% VS 49% en el quintil 5). Aunque este patrón pueda parecer lógico, el resultado parecería contradecir algunas observaciones sobre el poco grado de sensitividad entre felicidad y riqueza. 16 Es como si el país no hubiera llegado todavía a un punto de inflexión en el cual la riqueza deja de ser fundamental para acceder a ciertos bienes y servicios que generan felicidad. Quizás las explicaciones a este fenómeno sobran en un contexto de desigualdad en la distribución de oportunidades como el descrito anteriormente. Para el caso de la educación, de nuevo se observa un patrón creciente y significativo (Figura 80). Esta vez, las respuestas sobre satisfacción con la vida se categorizaron de acuerdo a cuatro niveles educativos. De esta manera, el 20% de las personas con educación primaria expresaron satisfacción con sus vidas, lo mismo sucedió 16 Insertar referencias bibliográficas pertinentes como Kahneman y Taversky. con el 30% de las personas con educación secundaria, el 36% de las personas con educación técnica o tecnológica y el 54% con educación universitaria. La tendencia agregada es claramente positiva. La relación no es sorprendente y puede estar relacionada al patrón ya descrito para los quintiles socioeconómicos. Puede que el acceso a la educación sea una de las variables claves para la satisfacción personal, pero también es necesario tomar en cuenta que le nivel educativo es una variable que refleja el nivel de ingresos individual. Por tanto, un mayor nivel educativo, puede estar reflejando mayores ingresos que son a su vez los que otorgan bienestar. Esta hipótesis toma más de fuerza al observar la gran brecha entre la felicidad declarada por quienes poseen educación superior y el resto, es bien sabido que el paso clave dentro de la movilidad social en Colombia es el acceso a la educación superior. La última característica socioeconómica estudiada como determinante de felicidad es la movilidad (Figura 82). En este caso, se utilizaron los clusters de movilidad para determinar qué tan satisfechas estaban en promedio estos distintos grupos de personas. La gente del cluster optimista, aquella que está junto con su familia posicionada en lo más alto de la escala socioeconómica subjetiva, manifiesta tener en promedio un grado del 48% de satisfacción. Por su parte las personas del segundo cluster, aquellos que perciben una dinámica intermedia en su posición socioeconómica, tienen un grado de satisfacción del 34%. Finalmente las personas del último cluster, que están estacionadas en lo más bajo de la escala socioeconómica a través de las generaciones, sólo manifiestan tener un grado de satisfacción del 30%. En conjunto, estos resultados indican que hay una relación positiva entre felicidad percibida y movilidad hacia niveles altos de la escala socioeconómica. Estos resultados son coherentes con los del análisis entre felicidad y quintil socioeconómico. En términos de felicidad, primero están las personas consolidadas en lo más alto de la distribución económica, segundo los que aspiran llegar a estos niveles y tercero los que están atrapados en una especie de trampa de pobreza intergeneracional. En cuanto a las características socioeconómicas y la felicidad, es importante destacar algunas generalidades. En primer lugar, hay una relación marcada entre riqueza y felicidad. La minoría de las personas pobres están satisfechas con sus vidas y la mayoría de las ricas lo están. Algo similar sucede a nivel educativo, donde a mayor educación mayor felicidad. Finalmente, el patrón se repite con respecto a los clusters de movilidad. Entre mayor sea la posibilidad de mejorar socioeconómicamente, mayor es el grado de satisfacción con la vida. Estos resultados son indicativos de una sociedad en donde el posicionamiento socioeconómico es determinante para tener acceso a ciertas oportunidades, bienes y servicios que a su vez ayudan a determinar el grado de bienestar de las personas. Las ciudades una vez más, guardan coherencia con el agregado, pero los niveles de satisfacción y su interacción con los determinantes estudiados aguardan una investigación mucho mas dedicada. En términos demográficos, el género y el estado civil parecen determinar en alguna medida los grados de satisfacción con la vida. El grupo de edad aparece como determinante aun más importante con un patrón en U. Por su parte, en materia socioeconómica tanto el quintil como los niveles de educación y movilidad son determinantes para el bienestar subjetivo mostrando que finalmente en Colombia, las percepciones de felicidad sí parecen estar fundamentadas en realidades socioeconómicas tangibles. 7. Conclusiones Este documento busca de alguna manera llenar el vacío empírico que existe con respecto a las preferencias sobre el rol del Estado, las opiniones sobre justicia social y las percepciones de bienestar en Colombia al presentar los resultados de la ESP realizada por la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes e Invamer Gallup. En cuanto a las preferencias sobre el Estado, se vio que las personas de los quintiles más altos apoyan más a las instituciones de mercado que al estado mientras que sucede lo contrario para aquellas en los quintiles más bajos. Existe también poco interés en la política aunque los más ricos tienden a participar más en las elecciones. Por su parte, en materia de justicia social, los más pobres creen en las conexiones y el trabajo duro como garantía de un éxito muchas veces inalcanzable en un país donde las oportunidades para salir adelante están distribuidas de manera desigual. Por eso se observa en la práctica un perfil de movilidad social mayoritariamente estático con sólo un grupo de clase media-alta mejorando su situación. En términos generales, en Colombia, más que de justicia se podría hablar de injusticia social. Con este panorama en mente, resulta más fácil entender e interpretar las preferencias económicas y sociales. En cuanto a las percepciones de felicidad o bienestar, importan el género y el estado civil, pero priman la edad y las características socioeconómicas. Este hecho muestra que a la hora de la verdad aunque las preferencias, opiniones y percepciones no dejan de ser subjetivas, sí se derivan de realidades palpables de abundancia o escasez. Pero más allá de ciertos patrones generales, lo más importante es entender este documento como un ejercicio descriptivo en busca de continuidad. En materia metodológica, hace falta refinar el estudio de manera que vaya más allá de estadísticas descriptivas y análisis básicos. Se necesita observar interacciones entre diversas variables e incluso descubrir relaciones de causalidad. También sería interesante ver de qué manera cambian las tendencias y los perfiles analizados a través del tiempo. En materia práctica, es de vital importancia profundizar en el análisis de ciertos temas para diseñar programas que tengan en cuenta idiosincrasias económicas, sociales y políticas. Finalmente esto no es más que un primer paso. Por eso, más que nada, este trabajo debería entenderse como un abrebocas que sirva de motivación e invitación para ahondar en la investigación de temas de vital importancia para el país y sus ciudadanos. Anexo 1. Cuestionario INVAMER S.A PERCEPCIONES Y PREFERENCIAS POLÍTICAS # 3 JUNIO - TELEFÓNICO - Ciudad: Sexo: Bogotá 1 Grupos de edad: Masculino ___ 1 Femenino ___ 2 Tipo de entrevistado 18-24 _______ 1 Medellín 2 25-34 _______ 2 Cali 3 35-44 _______ 3 B/quilla 4 45-54 _______ 4 CÓDIGO: 173-06-07 Original Reemplazó 1 2 55 ó más ____ 5 Estrato cuenta servicios: 6 5 4 3 2 1 Estrato base de datos: 6 5 4 3 2 1 Entrevistado(a): 0 /no sabe no dice ____________________________________________________ Barrio: _____________________________ Dirección: _________________________________________________ Teléfono: ______________________ Fecha entrevista: _____/_____/_____ Hora Inicio: _____:_____ Hora Fin:______:____ Total Minutos:_________ Encuestador: __________________( ___/___/___ Supervisor:___________( ) Fecha: ___/___/___ Revisor:________________( ) Fecha: __/__/___Codificador:( ) Fecha: )Fecha: __/___/__Grabador: ( ) Fecha: ___/___/___ (SOLICITE AL AMA DE CASA O A ALGÚN ADULTO MIEMBRO DEL HOGAR SI LA ENCUESTA ES DE REEMPLAZO). (SOLICITE LA PERSONA DIRECTAMENTE CON EL NOMBRE COMPLETO SI LA ENCUESTA ES ORIGINAL) Buenos (días/tardes/noches), mi nombre es _____ (PRESENTARSE) y trabajo para INVAMER S.A., una firma de investigación de mercados y de opinión pública. En estos momentos estamos haciendo un estudio sobre algunos aspectos de mucho interés y actualidad. ¿Podría usted colaborarme con unos minutos de su tiempo si fuera tan amable? (Incluyéndose usted), ¿cuántos(as) hombres (mujeres) que sean miembros de ese hogar y que tengan 18 ó más años están en este momento presente en casa? _____ - SI SOLO HAY UNA PERSONA, REPITA INTRODUCCIÓN Y CONTINÚE. - SI HAY MÁS DE UNA PERSONA, SOLICITE A LA QUE CUMPLIÓ AÑOS MÁS RECIENTEMENTE, REPITA INTRODUCCIÓN Y CONTINÚE. INGRESO SUBJETIVO 1. El total del sueldo que UD. percibe y el total del ingreso familiar, ¿le permite cubrir satisfactoriamente sus necesidades? ¿En cuál de estas situaciones se encuentra usted? (LEA) Les alcanza bien, pueden ahorrar 1 Les alcanza justo, sin grandes dificultades 2 No les alcanza, tienen dificultades 3 No les alcanza, tienen grandes dificultades 4 (NO LEA)NS/NR 0 MOVILIDAD SUBJETIVA 2. Tomando todo en cuenta, ¿diría UD. que sus padres vivían mejor, igual o peor que como vive UD. hoy? Mejor 1 Igual 2 Peor 3 NS/NR 3. 0 Y respecto de sus hijos, ¿cree UD. que vivirán mejor, igual o peor que como vive Ud. hoy? Mejor 1 Igual 2 Peor 3 NS/NR 0 MOVILIDAD PASADA Y FUTURA: 4. Imagínese una escala de 10 peldaños, donde en el “1” se ubican las personas más pobres y en el “10” se ubican las personas con mayor riqueza: (LEA) Muy pobres 1. Donde se ubicaría usted 2. Dónde se ubicarían sus padres 3. Y donde cree UD. que se encontrarán sus hijos Muy ricos No No sabe responde Ninguno 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 00 98 99 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 00 98 99 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 00 98 99 JUSTICIA SOCIAL 5. ¿De qué manera cree usted que la riqueza está distribuida entre los Colombianos? ¿Cuán justa cree UD. que es la distribución de la riqueza en Colombia? (LEA) Muy justamente 1 Justamente 2 Injustamente 3 Muy injustamente 4 (NO LEA)No sabe 8 (NO LEA)No responde 0 CONEXIONES, TRABAJO DURO Y OPORTUNIDADES: 6. Está usted de acuerdo o en desacuerdo con las siguientes opiniones: (LEA) DE EN ACUERD DESACUER O DO 1. El éxito en la vida depende de las conexiones 1 2 0 2. El trabajo duro es garantía del éxito 1 2 0 1 2 0 3. Es posible para un Colombiano nacer pobre y morir rico NS / NR DESIGUALDAD DE OPORTUNIDADES 7. Hay gente que opina que el sistema económico en Colombia permite que todos los Colombianos tengan iguales oportunidades para salir de la pobreza; otra gente opina que no todos los Colombianos tienen iguales oportunidades de salir de la pobreza. ¿Cuál de las dos opiniones se acerca más a su manera de pensar? Tienen iguales oportunidades 1 No tienen iguales oportunidades 2 (NO LEA)NS/NR 0 POBREZA CAUSADA POR CIRCUNSTANCIAS 8. Hay distintas opiniones sobre las causas de la pobreza en Colombia. Hay gente que opina que hay pobres porque ellos no se esfuerzan por mejorar sus condiciones de vida; otras personas opinan que hay pobres por circunstancias ajenas a la voluntad de ellos. ¿Cuál de las dos opiniones se acerca más a su manera de pensar? Falta de esfuerzo 1 Se debe a las circunstancias 2 (NO LEA)NS/NR 0 PRIVATIZACIONES, ECONOMÍA DE MERCADO Y PAPEL DEL ESTADO 9. Esta Usted muy de acuerdo, algo de acuerdo, algo en desacuerdo, ó muy en desacuerdo con cada una de las siguientes frases que le voy a leer. (LEA COMENZANDO POR SEÑALADA) Muy de No Algo de Algo en Muy en No acuerdo acuerdo desacuerdo desacuerdo Sabe Resp. ( ) 1.Las privatizaciones de empresas estatales, es decir, ventas de empresas del estado al sector privado, han sido beneficiosas para el país 1 2 3 4 8 9 1 2 3 4 8 2 3 4 8 9 1 2 3 4 8 1 2 3 4 8 1 2 3 4 8 9 1 2 3 4 8 9 ( ) 2.La economía capitalista es lo más conveniente para el país. 9 ( ) 3.El Estado debe ocuparse prioritariamente de reducir las diferencias entre los ricos y los pobres. 1 ( ) 4.El Estado debe hacerse cargo de la provisión de educación 9 ( ) 5.El Estado debe hacerse cargo de la provisión de salud 9 ( ) 6.El Estado debe dejar que el sector privado se encargue de la actividad productiva ( ) 7.El Estado debe incentivar la inversión extranjera SEVERIDAD DE LA JUSTICIA 10. La gente tiene diferentes opiniones sobre las penas que deben imponerse a quienes cometen actos criminales. Considere, por ejemplo, la pena que se le debería imponer a un individuo que fue encontrado “por segunda vez”, culpable del delito de hurto. La segunda vez se robó un televisor a color. ¿Cuál de los siguientes tipos de penas cree usted sería la más apropiada en este caso? (LEA) Multa 01 Cárcel 02 Servicio comunitario 03 Amonestación 04 Otra pena distinta a las anteriores (Esp.) ( ) (NO LEA)NS/NR 00 11. ¿Quien considera usted debería financiar en su mayoría la reparación de víctimas en los procesos de paz? (LEA) El Estado 1 Los grupos armados 2 La comunidad internacional 3 (NO LEA)NS/NR 4 Preferencias políticas y legalización de la droga 12. En política se habla normalmente de “ideas de izquierda o liberales” e “ideas de derecha o conservadoras ” . En una escala dónde “1" es lo más liberal y “10" lo más conservador, ¿dónde se ubicaría UD.? Más liberal 1 2 Más conservador 3 4 No sabe 00 No responde 98 5 6 7 8 9 10 Ninguno 99 13. ¿Está UD. de acuerdo con la legalización de la droga? Si 1 No 2 NS/NR 0 CARACTERÍSTICAS DEL ENTREVISTADO: FELICIDAD, CONFIANZA Y PARTICIPACIÓN POLÍTICA 14. En términos generales, ¿qué tan satisfecho está usted con su vida? ¿Diría UD. que está…(LEA) Muy satisfecho 1 Bastante satisfecho 2 Satisfecho 3 Insatisfecho 4 (NO LEA) No sabe 8 (NO LEA) No responde. 9 15. Hablando en general, ¿Diría UD. que se puede confiar en la mayoría de las personas o que uno nunca es lo suficientemente cuidadoso en el trato con los demás? Se puede confiar en la mayoría de las personas 1 Uno nunca es lo suficientemente cuidadoso en el trato con los demás 2 (NO LEA) NS/NR 16. ¿Votó UD. en las elecciones presidenciales del año anterior? 0 Si 1 No 2 NS/NR 0 17. ¿Votó UD. en las elecciones de cámara de representantes y senado del año anterior? Si 1 No 2 NS/NR 0 18. (SI VOTO EN AMBAS ELECCIONES) ¿Votó usted por el mismo partido en las Elecciones Presidenciales y en las de Cámara de Representantes y de Senado? Si 1 No 2 NS/NR 0 19. ¿Qué tan interesado está UD. en la política? (LEA) Muy interesado 1 Bastante interesado 2 Interesado 3 Desinteresado 4 (NO LEA) No sabe 8 (NO LEA) No responde. CARACTERÍSTICAS SOCIOECONÓMICAS: 20. Sexo del entrevistado: (NO LEA) 9 Masculino 1 Femenino 2 21. ¿Cuál es su edad exacta? ______________( ) 22. ¿Es UD. en la casa el que más contribuye al ingreso familiar? Si 1 No 2 23. ¿Es Ud. el jefe de familia? Si 1 No 2 24. ¿Cuál es su estado civil? (LEA) Casado/Conviviente 1 Soltero Separado/divorciado/viudo 2 3 (NO LEA)NS/NR 0 25. ¿Cuál es el último año cursado? (LEA) Nada ó algo de Primaria Primaria completa 01 02 Bachillerato incompleto Bachillerato completo 03 04 Formación técnica incompleta Formación técnica completa 05 06 Tecnólogo incompleto 07 Tecnólogo completo 08 Universitario incompleto 09 Universitario completo (NO LEA) NS /NC 10 00 26. ¿Cuál es su situación ocupacional actual? (LEA) Independiente/cuenta propia 01 Asalariado en empresa pública 02 Asalariado en empresa privada 03 No trabaja/ responsable de las compras y el cuidado de la casa 04 No tiene trabajo y está buscando activamente un empleo 05 Retirado/pensionado 06 Estudiante 07 (NO LEA) NS /NC 00 TENENCIA DE ACTIVOS: 27. ¿Tienen actualmente en casa? (LEA) NO SI NO 01. Televisión a color 1 2 0 02. Televisión por cable 1 2 0 03. Nevera 1 2 0 04. Casa propia 1 2 0 05. Computador 1 2 0 06. Lavadora 1 2 0 07. Carro 1 2 0 RESPONDE 08. Una segunda casa ó una finca de 1 2 0 09. Agua caliente 1 2 0 10. Conexión a Internet en su casa 1 2 0 recreo AGRADEZCA Y TERMINE Certifico que entrevisté a la persona cuyo nombre aparece arriba y que las respuestas registradas aquí Firma: fueron suministradas personalmente por la persona. _______________________________________ cc. __________________________________ Supervisé esta encuesta y es de la calidad exigida por Firma: INVAMER S.A. Autorizo el pago. _______________________________________ cc___________________________________ Anexo 2. Figuras Figura 1 Figura 2 Figura 3 Figura 4 Figura 5 Figura 6 Figura 7 Figura 8 Figura 9 Figura 10 Figura 11 Figura 12 Figura 13 Figura 14 Figura 15 Figura 16 Figura 17 Figura 18 Figura 19 Figura 20 Figura 21 Figura 22 Figura 23 Figura 24 Figura 25 Figura 26 Figura 27 Figura 28 Figura 29 Figura 30 Figura 31 Figura 32 Figura 33 Figura 34 Figura 35 Figura 36 Figura 37 Figura 38 Figura 39 Figura 40 Figura 41 Figura 42 Figura 43 Figura 44 Figura 45 Figura 46 Figura 47 Figura 48 Figura 49 Figura 50 Figura 51 Figura 52 Figura 53 Figura 54 Figura 55 Figura 56 Figura 57 Figura 58 Figura 59 Figura 60 Figura 61 Figura 62 Figura 63 Figura 64 Figura 65 Figura 66 Figura 67 Figura 68 Figura 69 Figura 70 Figura 71 Figura 72 Figura 73 Figura 74 Figura 75 Figura 76 Figura 77 Figura 78 Figura 79 Figura 80 Figura 81 Figura 82 Bibliografía