Num. J4fj ^n CORREO DE MADRID DEL MIÉRCOLES 19 Cattclusion del Discarso, Avergonzada la ambición , alejado el furor de la guerra de la mejor porción de la Europa , ya empezaban á respirar los Pueblos , y ;;el benéfico Felipe á continuar el comenzado empeño de hacer felices á las Naciones, que le obedecían. Solamente Barcelona , la ciega y alucinada Barcelona quiso endurecerse mas, y persistir en su engaño, mortificando las paternales entrañas de su digno Monarca. A la cabexa de un exército lucido, y triunfante marcha Felipe á reduciría ; la embiste , y nunca mostró mas descubiertamente el amor que conservaba á estos vasallos, aunque tercos y obstinados. Los terribles bronces , y los «taques bien dirigidos hablan derrivado ya dilatadas porciones de los rebeldes muros, y aun aspiran los incautos moradores á desviar de sí al benéfico Rey, que les combida con el perdón y con sus piedades. Montan las brechas los enfurecidos batallones , y quando les incita el derecho de las armas á derramar la sangre, á incendiar las casas , y saquear los bienes de los obstinados defensores , olvidan esta crueldad , por coadyuvar á los piadosos sentimientos de su Monarca y padre común. i,Pcr),donadlus (dijo Felipe á sus soldados) y^no castiguéis con el cuchillo y las lla^mas un error de la imaginación preocunpada. Yo obligare á estos descarriados „vasallos i fuerza de bondad y de pieedades á que reconozcan en mí su <»Soberano, á que sean uno de los adórennos principales de mi Corona. La ceí,niza y ruinas, que podrían resultar •ndcl libre uso de vuestro enojo , acrei>dltarian , s í , vuestro vencimiento y DE MARZO DE i^8S. „de su corazón fuimos injustos y tor„pes en no seguir el partida del Rey ,,humano , que ha sabido perdonarnos, ^y esparcir sobre nosotros los beneficios ),que no podíamos aguardar. Haced Ss^,pañoles , que llegue á mis oídos est» f,expresion tan agradable.*^ Obedecieron las tropas las humanas órdenes de su Soberano , rinden la Ciudad, y desarman al Pueblo feroz , que vio admirado la moderación y triunfan, te entrada de su Augusto conquistador. Mallorca se sujeta igualmente , y dueña de su península y de las vastas posesiones , sobre que reyna , ya no pien» sa Felipe, sino en remediar el desóra den de la contienda civil , y los males acarreados por la encenada guerrft sobstenida ontra tantas Naciones. Europeos , si habéis admirado á Felipe de Barbón á la frente de los exercitos entre los peligros y horrores de U muerte, venid , examinad sus cuidados paternales , sus decretos , con los que corrige los descarríos de sus Pueblos , la infelicidad y tristeza de los hombres. Desembarazada ya de la turbación pasada sigue Felipe sus gloriosas miras : es tablece Tribunales en las Provincias conquistadas : favorece la agricultura y población , haciendo que cese la tercera parte del valimiento de las yervas, quitando enteramente el impuesto de servicio de milicias , perdonando en fin todos los atrasos y deudas de los Pueblos ; y últimamente protege la marina , las artes ) y todo ginero de industria. Al favor de tanto apoyo y tan grandCj iba creciendo el poder del Imperio y respetábase ya entre las Naciones el nombre Español. \ Quién creerla que llega- S50 niinentcs había de ceder todas las glorias y acatamiento , que rodean al trono , un Rey , que debiera mirar como justo pago de su sudor los lionores é incienso debidos á la Magestadí Nadie , sino Felipe , que en su corazón estaba leyendo que sé habla verificado yá la execuclon de sus desinteresados pensamientos. Quiso defender de los males , que amenazaban á España, y consolar k los Pueblos que lo hablan elegido su Rey , nuestro animoso M o narca : logrado era su fin ; y despojándose de corona y cetro , deposita en su augusto hijo Luis el derecho de reynar y el universal mando. ^Reconoced (dijo „ la Nación junta) Españoles á Luis I ,,por vuestro Rey. Felipe de Borbon su ^ a d r e cumplió ya con lo que le en,^argó la providencia , y exigia el amor ^,á unos Pueblos , qu^ le han sido lan ^constantemente ticlei. En San Ildéfon,,so emplearé los años , que me quedan ^de vida entre reflexiones , que no tuY,ve tiempo de hacer en mi destino an^tecedente. Luis sabe que su felicidad ^está pendiente de la de su Reyno.*^ Retirase Felipe á su escogida están» cía , y viéronse transformados por el espíritu de arreglo , que le acompañó siempre , los peñascos en animadas estatuas, en vistosas columnas y chapitelas : las malezas y bosques inmediatos en deliciosos jardines que anunciaban la Magestad del heioc, que allí reposa. Los arroyos , las numerosas fuentes , que precipitadas por el eterno peso qué sufren , bajaban humedeciendo la empinada falda del guadarrama , sujetadas á canales , ó conductos cientificamente colocados por el a r t e , (que save hermosear aun la misma naturaleza) levantaron sus orgullosas aguas , disputando á las nubes la elevación, que con espantosa violencia , é ímpetu no conoció do adquieren én sus >ucgos. Mas digna y majestuosa se hizo de dia en dia la augusta morada , y tuvo que sufrir tival el sobervio Versalles , monumento ^ r a d e r o de la magnificencia y poder ven Rey , quando la muerte fría vino á desacer las justas esperanzas de la Nación , y las reflexiones de Felipe, conseqücncia de su retiro y soledad. El ver malogradas tantas virtudes, como adordaban á Luis , y las felicidades ciertas, que aguardaba de su Rey nado á favor de los Españoles, obligó á su augusto padre á enternecerse al ver la crecida perdida y una muerte tan anticipada. Afligidos los Pueblos con el temprano fallecimiento de su digno Monarca , luego se acordaron que aun vivía Felipe, su padre cumun , su restaura* dor , y acudiendo al augusto retiro „nue,,vamente , ó Felipe generoso , ( l e dije-: , , r o n ) necesitamos de vuestros paterna^,le8 esfuerzos. Murió L u i s , y con él „los bienes que nos habias dado. Vol„ve4 por Vuestra causa: Subid al trono ^,enlutado : dadle aquel resplandor bC" „ncfico que le rodeaba ; y no mueran ^nuestras esperanzas, concebidas no en ^,vano, porque aprendimos á fuerza de „apreciables experiencias , que sabéis ha^,cer el mas violento sacrificio , quando „se trata de nuestro sosiego y dicha.^^ Demaslademente poderosas craa las razone* , que produjo el sincero afecto de los vasallos entristecidos , para que no conmovieran el corazón de Felipe que los amaba. Avandona su deseada quietud , se olvida de sí mismo , y sube nuevamente al trono el animoso Rey, que estaba destinado también para completar y hacer permanente el bien estar de las dilatadas Provincias, que componían su Imperio respetable y grande. Viéronse arreglados mas escrupulosamente todos los ramos de la Monarquía^ y l)36ta los mas pequeños Intereses de la política y adorno de la Nación, recibieron nuevos fomentos y reglas seguras. La ignorancia, este asqueroso origen, y manantial de la pobreza , esclav tud y debilidad del hombre, y de las Naciones , fue perseguida principalmente desde que subió Felipe segunda vez 3 esparcir bienes sobre la tierra. Favoreciendo ios maestros de primeras letra?, v los coleeios : llamando artistas y botn- to de las ciencias practicas, de las observaciones phisicas , de los cálculos y descubrimientos Mathematicos ; y estableciendo escuelas públicas de estas admirables indagaciones atacó el torpe dominio , que estaba disfrutando la imaginación que como otro Critias , habia desterrado de entre nosotros el arte y costumbre de raciocinar. Ya habían recibido también la marina y el excrcito los auxilios y ordenani a s , (que hicieron glorioso y temible el nombre español) quando tuvo Felipe que conquistar para sus augustos hijos del segundo matrimonio la herencia de los estados que les tocaba en Italia. Negaba les investiduras la Corte de Viena, pero los Rey nos de Sicilia y Ñapóles fueron el premio de la derrota cumplida que sufrió el exercito Alemán , combatido por el Español en la llanura de Bitonto. Quedo Rey de las Provincias conquistadas el Infante Don Carlos que habia mandado la gloriosa espedicion: (muestra de las virtudes marciales, como lo fue de su arte en el reynar el contento que supo esparcir entre los adquiridos inquietos vasallos, que aprendieron á ser constantes en amar á sus Soberanos desde que les han mostrado esta virtud sus paternales cuidados) ¡feliz anuncio fue también para tí , patria mia , de las generosas acciones con que habia de alcanzar en la dirección de tus dilatadas Provincias el sobrenombre de padre de los Pueblos esa victorioso joven , ese Carlos , destinado por el cielo para acabar de hacerte venturosa y de poner en execucion las huma•^'simas ¡deas de su animoso padre y tu Restaurador! Los altivos Ingleses que quisieron turbar la bien empicada quietud de Fe^'Pe, en las esquadras españolas, en ^••rtagena de Indias, hallaron desenga*^os que no esperaban. Oran , que la situación de Felipe en los primeros años ^s su Rcynado no permitió salvar del poder de los Sarracenos , fue recobra*^-» en estos dias de gozo , siendo pa"•> las nabes y tropa (que conlió á gró de una jornaáa la aniquilación de las huestes moras, y la tonii de las fortalezas redimidas con su esfuerzo. Aun en medio de tan arduos asuntos pensaba Felipe en dar hombres á la España , y como esto pende de la educación , ya se criaba la nobleza y juventud nacional en el Real Seminario y establecimientos que habia erigido el cuidado de su Monarca en Madrid, j otros Pueblos, en donde se habia da-^ do acogida grata á la phisica experimental , puerta , luz y camino para U sana Filosofía. Enobleció la pharmaci* y chímica : atendió á los progresos de la Medicina , y la anatomía del cuerpo humano mereció también U proteo» cion de nuestro solicitó del Rey| Las Academias Nacionales , que hof vemos ser el asiento del buen gusto j fomento de la lu^a , que hace sociables y dichosos á los hombres , fueron otr» de los útiles establecimientos de nuestro Monarca. De una de ellas de la que limpia , fija , y dá explendor sale hoy la idea fel'z de dar á conocer á las Naciones quien fué y quan digno de ser amado su glorioso fundador. Con la influencia de las nuevas leyes y establecimientos de España , clima feliz (en que nacen espíritus é ingenios sólidos, los coraizones mas constantes, los brazos mis robustos, y todos los auxilios imaginables para conseguir la mayor perfección de la agricultura , del comercio, y de las ai tes) iba realizando bajo los auspicios de su genio tutelar de Felipe^el animoso , los contentos , abundancia , y dicha , que serán eternamente un sueño de las encncendidas imaginaciones de los poetas en qualquier otro suelo , no tan favorecido. Las ciencias , hijas de la felicidad de los hombres , tomaban incremento y lustre considerable con h discreta corrección , y critica fina de los Diaristas hispanos, piotexijos de su M o narca Augusto. ¡Por qué fatalidad han de perecer los mas útiles, santos establecimientos! Ya la dominación española mostra- «5 pecto pafia alucinada? i Qué razón? ; Que disde una t'icrta bcupada por hom- culpa podrá jamás hallarse para el desbres , que pretenden poblarla , hacerla cuido y omisión que hemos tenido en feliz, y dar alavanzas en el conten- poner á los ojos de este vulgo , (que reto de sus almas al beneíico origen de cibió tantos bienes de su animoso Rey) tus satisfacciones, quando se presentó el examen que hizo este Monarca humaá nuestro animoso Rey la pálida, atre- no de todos los ramos y fuerzas del estavida muerte. Con aquella firmeza, con do • las paternales resoluciones que paso que la vio á su lado en los peligrosos al Supremo Consejo , para que acarreacombates y-sangrientos choques , la re- se» , practicadas , el remedio á tantas cibe Felipe, Busca alivio en el irresisti- equivocaciones : su valor y desprecio de ble tributo que exige la naturaleza de los peligros , que le rodearon quando los mortales , y consolándose con la re- huvo de salvar á sus Pueblos de la propresentación de los hechos con que es- yectada desmembración ; y finalmente las pera han de ¡lustrar la Nación sus augus- íigilias y afanes, con que compro la instos hijos y descendientes , el padre uni- trucción de sus vasallos, el auu.cn o de versal de todos los españoles , el do- la agricultura , de la población del comador de tantas y tan enconadas gentes, mercio de la marina , de las manufactuel que dio costumbres y sana moral á los ras y artes , con las que hallan hoy vasallos, y el que aseguró en fin con- el mendigo y el infeliz tantos rumbos patra la saña de los enemigos , y estragos ra comer y mantenerse : su constante de la ignorancia , el nombre é Imperio amor á los Españoles : la firmeza con nuestro , rodeado de su amable familia y que renunció el cetro de sus antepasados, de fieles vasallos acaba sus últimos alien- que con instantes suplicas le ofrecía su tos pronunciando dificultosamente ^,hi- augusto abuelo: el esfuerzo de abandonar ^^'|0s tengo que perfeccionarán la obra su delicioso retiro por afirmar, ocupando f,que yo comenzé: la felicidad de los nuevamente el trono, la dicha de los va,,Pueblos es el objeto que siempre les sallos ; y últimamente tantos rasgos de ,,puse delante. Se que la desean ; pie- virtud , como nos quedan en su memo^ciso es el que Reynen , derramando ria > : P o r qué no habían de estar paten^1a abundancia y Ja dicha sobre sus tes *á todo el m u n d o , á la curiosidad y exemplo de los extrangeros , y á * ^Provincias."admiración de todas las gentes í ; Solo Los ayes del palacio conturbado , las han de servir los mármoles, los sinceles, lagrimas y demostraciones de tristeza de los bronces para fomentar Ins extravaganla Corte, que hallaron pronto eco hascias del luxo , y r.o pava recordar a los ta en los mas remotos limites del exPueblos la virtud y gloriosos hechos de tendido Imperio, que adoraba el Mo- sus héroes, de los esforzados varones que narca difunto , fueron la señal de la ca- supieron merecer la atención de todos tástrofe y p e r d í a inmensa que hicisteis los siglos y un eterno renombre? ó Conciudadanos mios , en la muerte de vuestro amado Felipe , de vuestro SoEsta es la narración prometida , esberano y legislador. Entre suspiros y me- te el esfuerzo del deseo de obsequiaros. lancólicos sollozos fue transportado el au- Conciudadanos mios. i Qué POco meregusto cadavar á la Soledad y retiro de cedoras I : Quan lejos abran quedado di San Ildefonso , que no tuvo tiempo de desempeño que solicitabais mis clausuiat disfrutar en vida , por haberla empleado y reflexiones! Su mérito tienen no ob» toda en defender , y cuidar de los Pue- íante, yo lo se: la verdad las quiso dictar, V logré ya superabundante pago de la lu blos y de su Imperio. ; Q u é í j n o hemos de ver erigido en dagaclon precisa en el delicioso placer, J Madrid un mounmento digno que publi- que fue inundada mi alma al registrar l" que los animosos esfuerzos con que se testimonios , decretos, cstablccimic-mos, 7 opuso Felipe á los inveterados errores, conducta de Felipe , d animoso, el g'-» •?o d e , que permanecerá en la imaginación „que Alexandro, yo tío quiero perder niia en mi pecho , como digno de amor, ^,la autoridad de filosofo ; no hay en y del eterno agradecimiento de los espa- „el mundo perdida mayor , como el „perdér el hombre la libertad propia."ñoles. Admirado Alexandro de oir esta resBetrato político de ^hxandro M-agno. Alexandro Magno hijo de Filipo Rey puesta de Diogenes , dijo en altas vode Macedonia , no mereció el renombre ces á los sabios que le cercaban. „Por de Magno por tener muchos millares ^,los inmortales Dioses }uro> y as¡,el Dios de hombres en su exercito , sino por- «Mazte rija mi mano en las batallas que tuvo en su Consejo mas filósofos „que si no fuera Alexandro quisiera que los otros Principes, Jamás este gran „ser Diogenes el filosofo. A mi parePrincipe emprehendió la guerra sin „cer no hay ahora otra felicidad igual consultar primero con los sabios y fi- ,,sobre la tierra , que ser uno el Rey lósofos el modo con que se había de or- ,,Alexandro que mande á todos , ó ser donar. Los historiadores tanto griegos ,,Diúgcnes que mande á Alexandro.,, Asi como Alexandro magno prefecomo latinos dejan problemática la hcroyca humildad con que este Principe ría unos filósofos á otros ; asi también jecibia los consejos , y la ferina inhu- tuvo por mas familiares á unos libros manidad con que hería á sus enemigos. que á otros. Tenía mucha afición en Entre el gran numero de filósofos que leer la Elíada de Homero , porque trata le acompañaban , se inclinó con mas de la destrucción de Troya ; cuyo 1I> particularidad á Aristóteles , Anatarco, bro , con la lanza y la espada , ponía y Onosicrates j conocía que aunque los en la cabezera de su cama quando que» Principes prudentes han de tomar con- ría descansar. Quando nació Alexansejo de muchos , han de resolver con dro , Filipo su Padre Rey de Maceel parecer de pocos. Nunca se contentó donia hizo dos cosas muy singulares. Alexandro con tener sabios consigo, sino Envió muchos , y mny ricos dones á que enviaba á visitar á los que no tenia Delfos á la Isla en que estaba el oraen su servicio , y aun iba él mismo á vi- culo de Apolo para que los presentatarlos en sus casos , y repetía con fre- sen en aquel templo , á fin de que tu> qúcncia „los Principes que son siervos de viese á bien el guardarle á su hijo. Es» los sabios , llegan a ser señores de todo cricribió también una Carta al gran Filosofo Aristóteles en que le decía lo los hombres.,, Deseaba mucho Alexandro , atraer- siguiente. se á DJogenes , y tenerlo en su comA tí el filosofo Aristóteles que lees pañía , y viendo frustradas todas sus di- en la gran Academia de Grecia , Filipo ligencias , fue á visitarlo en persona Rey de Macedonia salud , y paz te para ganarle : pero habiendo entendido desea. Hagote saber que Olimpias mi el filosofo los deseos de Alexandro le muger ha parido un hijo , del qual dixo! j Ah 1 «Alexandro • si tu quieres parto ella y yo , y toda Macedonia «ganar honra llevándome en tu compa- tenemos mucho gozo ; porque gran pla„ñia , no es justo que yo la pierda de- cer toman los Reyes , y los Reynos •MJando mi Academia. Siguiéndote a ti, quando nacen succesores i los Principes. «había de dejar de seguirme á mi , y Doy inmortales gracias á los Dioses , y Licndo tuyo , había de de)ar de ser he enviado á ofrecer grandes dones en ! mío. Tu has alcanzado el nombre de los Templos ; y esto no tanto porque !^Alexandro Magno conquistando el me dieron hijo , quanto por dármelo r,mundo, y yo he logrado el nombre en tiempo de tan excelente filosofo. Yo „de buen filosofo huyendo del mundo. espero que tu le educarás de tal maTsi tü te persuades que has acertado, nera , que por herencia será señor de , yo tengo motivos para creer , que r.o mi Patrimonio en Macedonia , y por í h e errado. Si tú no quieres ser menos mérito de toda U Asia ; de modo que 854 , á él le Hamarln hijo m í o , y s ti su Padre , valie (eVix; itérumque vale. Conctuii'ón. Ya sabes cotíjo en la batalla pasada los Rodos fueron vencidos, y los nuestros quedaron vencedores, y en este ¿aso íne parece que no de^es Sublimar ttiucfho á los nuestros, porque al fin peleaban por vengar su injuria ,, ni debes abatir mucho á los rodos , porque ellos no peleaban sino por ayudar á Roma. Digo esto hermana mía, porque para defender tas cosas propias las mugcres se vuelven leones, y para defender tas agenas los corazones de los hombres se vuelven gan i q a s , qu9 últimamente aquél soló se puede llamar.fuerte , no el que defiende su casa propia , sino el que muere én demanda agena, no quiero negar el amor natural de m¡;pati¡a>nl quiero negar que no amo á los que escriben y dicen bien de ella ; pero no me parece bien que callen lo mucho y muy bueno que hay en tierras estiañas, y blasonen lo poco, y no muy bueno de sus tierras propias , porque no hay hoy en el mundo reyno tan estéril , que no haya en el que alabar, ni hay gente, ni haclon tap perfecta que ho haya en ella ,' que reprehender. Tu no me puedes negar que éntrelos tres hermanos que somos, soy el hermano mayor, y yo no te puedo negar que entre tus discípulos soy el discipulo menor , y pues yo por ser tu discípulo te tengo de obedecer ,,ní> menos par ser tu hermano may6r me has de creer en fi de esta creencia, te aviso hermana mía , trabajes niiucho en ser cuerda en tus palibras , recatada en tü vida , honesta en tu persona , y verdadera en tu escritura, porque te hago Siiber que si el cuerpo del hombre vale pocp ^in anima , yo te juró que la boca del hombre,sin veidaJ vale menos. Vale fellx. . En elogio del singular mérito de D . Tomís de Iriarte , con motivo de la publicación de sus obras. á lo alto del olimpo cercado de laureles, coronado de mirtos? {Aquel.á quien circundan las Gracias y» cupido, y en su triunfante carro lleva Apolo consigo? Qual suele el soplo suave del zéfiró benigno verter de entre las flíoret el ámbar exquisito^ • Asi su lirn vierte conceptos peregrinos que encantan melodiosos^ que halagan seduaivos. ¡Quál la atención arrastra de todos ¡ ¡con que brio suspende con su labio los ánimos altivos 1 En su harmoniosa lira reúne á un tiempo mismo lo juicioso de Horacio, de Marcial lo festivo. Et inmortal iVLantuano con su ingenioso auxtlio aun mas que el lacio Idiomv habla Español castizo. Las Musas placenteras, cmbldlando el destino de la feliz brminta, celebran su carino; y texen á porfía para el nuevo Narciso guirnaldas de laureles, de rosas , y de lirios. {Qulín es pues éste Oi-ftoí {quién este Arífidn divino que ejnbidia Ganimede desden el iupremo asilo? Asi preguntan todos: (_i) y el celebre Dalmiro, les contexta diciendo: Este és de Apolo el hijo predilecto : es IRIARTE mi caro y fiel Anvlg-o. > • ' 'Re^fiextones lohre el culto dt ios • aw tiguos pueblos. Asi que el universo salió de la nada? y cieado el liombre , tuvo Dios el piimer templo en el corazmi do este y succeíivamente eii el áíe Ab¿l v - s u s des- cendientes. "De allí ie exálaban continuamente las mas fervorosas oraciones. .. El culto debido á el hacedor de todas cosas se conservó mientras los hijos de No¿ se acordaron de la Arqa que les habia salvado y de los alisos divinos. Pero después de la iconfusioa de las lenguas , y dispersados los vivientes ; la Religión se alteró y se desfiguró enteramente^ Se siguió el mas rápido Politeísmo ; pues las mas, antiguas tradiciones, asi sagradas como pro-, fanas nos representan á podios.los ¿ u e - ; blps sumergidos cq la tdalatrLa;. , : £1 sol í'tte aoA dfi Us primeras divinidades de las naciones idolatras que buscaban en el fuego un siniliolo propio para representar su DivinidadA este se siguió, el de la Luna,. Astros , Cielos» tierrA y sus paftes : JSn. una palabra el culto se, dirigia 4 tod^ objeto sensible. La astionomia ha sido uno d« los> primeros estudios de las naciones Agrícolas. La necesidad hizo hacer Iqs pri» meros dcscubrimleiytos y la cur¡o$id44 nu«vas indagaciones,,, y, prqn«) s(S ^cre^ yó conocer perfectamente Jos .Qle}pf. Enr^ tonces se mezclaron las observaciones Aítronomicaj con los Diosas que eran adorados. La verdad y mentira se confundijEron , y del Politeísmo se hizo una ciencia. , Los Babilonios , Sirios , Asirios, y Egipcios qu£ fueron., los primeros cu)-, tivadores. de la astronomía ,, fueron tanV/. bien los primeros que dieron origeii á los sistemas de errores que los Idolatras adoptaron. Estos pueblos siempre poco capaces de apreciar,las expresJ07 nes d« que se servian , e^tipiaryía fl^Aipre los hipérboles y alegrías, ,, y, jcse gusto mantenido y aumentado, í%( fl uso de la letra geroglifica , ha sido \^ fuente de una multitud de opiniones absurdas. De modo que interpretando dlíerenteniente se tomó como verdad el sentido que la imaginación queria dar á todo oráculo. Entonces tfpdo se hizp Dios ; el cahos , el dia , la noche , el suefio , las pasiones , las virtudes . los di)i sec mirado como-objeto de tcnuc y de amor. A ese gusto por las alegorías se puede atribuir el origen del culto reservado á los animales. Estos no sirvieron en los primeros tiempos sino para, rpprcsenur y caracterizar á los Dioses., Pero pronto pareció ^atural la metamorpi)osis y íucron adqrados los animales. Es de conjeturar que: la oplnipn de I4 Metempsicosís ^s jgualiíieritc nacida de algunas alegorías, que h^D.dada lug4i' 4 ; J)epsar , qpe el misnío hombre babia pasado . por varias ipe^moi'^ phpS(S. . . :':.;. ' Pronto siguió el de íos hombres. A el principio de las sociedades se colocaba en el numero ,de los pÍ9ses al que l^abia hecho algún, jéryicló á" s» Patria, y no poco contribuyeron las alegorías empleadas .con los , caracteses jhier rogliíicos. Vemos pues por Ip djc^io que el culto idolatra se ha formado cpmQ todos los demás establecimientos. Es obra , de , ^ s ; (circunst4i}9¡gs. , Ha sido modifi<;ad9 dife^entfipeiitp, sfgun las oj^r niones que la casualidad ha bec^o qacei:j,.y; h^biisndo sido Mcijjldo ^CM: un cpnJsentimleBtpi., ^aqito, ,fue ¿éncraíraente admitido. ,, , . Rasgo histórico. Felipq Bey de M a cedonja tenia dos hijos ; el mayor llamado Persea ,«;ia jnacida de un^ conquT ^rio, era d?, uivi,,fígp<Í^ lfg)tíij)a, Há|)íendo sidp ^I^ep),íi>yp .fpjbladó á ^ 9<í*"* ^" reheoes,, j j . c o m p ^ar;^níe de, la .paí!, se habia ganado Ja benevpíencla de los Romanos ; los estimaba , y se habia hecho ,:;djgno, d'^ f}^' estimajciojn». Los Mac^dopios , le , refj^ierpn. .á sp regriesp cofl. él nuyor regocijo,í pero jse hia;,o spspecboío i.Piljpó! jue quería renpvar fa guerra , y odioso á Perseo, en quien no tenia ya sino un rival temible. Llcgp el di^ en que debía pasarse muestra de el exercito , y después del sacrificio ordinario , los. dos Principes al frente, de, dos cuerpos de tropas dieron el espectáculo de un com- Ss6 armas, pero U animosidad to hizo asun'« to serio , y aun se derramó sangre. Sin embargo de esto Demetrio convidó á cenar á su hermano , pero este lo rehusó , y cada uno de los dos Principet dio á sus amigos un gran festin. Los de Demetrio que habian tenido toda la ventaja en el combate , se divirtieron á cuenta y costa de sus contrarios. Una espia de Perseo , que los escuchaba, fue' descubierto y maltratado sin saberlo Demetrio : Este , sin ningún Intento siniestro, propone á sus convidados, que le acompañasen á casa de su hermano para acabar allí la fiesta. Algunos de ellos temiendo ser insultados á caus^ del mal tratamiento llevaron armas debajo de U ropa. Ferseo fue informado de ello , y hizb inmediatamente cerrar su puerta. Al dia siguiente aprovechándose de esta circunstancia para satisfacer su odio t acusa á Demetrio delante de Filipo de haber venido con satélites para asesinarle. El Rey hace comparecer al acuttdo, y sentado en medio'de sus dos hijos , ex^ncii asi sus senti^ientof. ' ¡tnfelísS padre! pues que debo juzgar á fnis dbi h¡jos,di uno acusado de fratricida, y el otro acusador de su hermano. Es preciso que yo halle^en mi familia, ó él crimen mas enorme , ó la mas negra cálümi^ia. Hace mucho tiempo que leyendo vucftros semblantes, observando en vuiiil^os discursos sentimientos muy poco,'fRíternales .tertiU yo la borrasca qi^-'afiSiJbia dt romper ; pero nu habla {kfdido todas las esperanzas: yo pensaba que vnestra animosidad podía estingúirsc , y vuestras sospechas deivánecei-se : nie ácordiba que auti los Pueblos enemigos habian algunas veces dejado las armas para unirse por medio de tratados , y que la concordia habia sucedido mttchas veces á lís enemistades domesticas : esperaba que os acordaseis algún dia de la quaTidad de hermanos , de la dulce familiaridad que reynaba entre vosotros en vueura infancia , y en fin de las lec-! —^ i.,K.?. ,«oihidíi d« mí. rPero ay! temo que hayáis sido sordos á ellas. ¡Quántas veces , gimiendo delante de vosotros sobre los exemplos de discordias fraternales no os he pintado sus horribles conseqúencias , tanto de familias , como de casas, é Imperios enteramente trastornados^ ¿Quántas veces no os he puesto á la vista exemplos contrarios, mas dignos de ser imitados í Tal er» la unión estrecha de los dos Reyes de Lacedemonla, unión que hizo durante muchos siglos SK «eguridad y la salud de su Patria , y que no bien se rompió por U ambición pereció Lacedemonia. Tal era U de los dos hermanos Eumeno , y Átalo , al principio tan débiles , que casi se avergonzaban del titula de Reyes , y que por su constante amistad , mas que por qualquiera otro medio , se elevaron al nivel de Antloco ,. de mi taismo ^ y de los mayores Reyes de este siglo. Buscaba exemplos hasta entre los Romanos ; os citaba á los dos Quincios , con quienes he peleado yo los dos Scipiones; vencedores de Antioco : su padre y su tío , cuya unión no rompió ni la misma muerte. Con todo ni el crimen, ni el dejastre de los «nos han podido poner fin á vuestros furores; ni la prudencia y la prosperidad de los otros, inspiraros amor á lo que debéis. Vuestras desperanzas y vuestros desdos nnvici^sos deberán en mis dias mi herencia. Queréis que yo sobreviva á uno de vosotros, pai4 que mi muerte asegure desde luego al otro la posesión de mis Estados. Un padre no es paía vosotros menos odioso que un hermano. Nada ay amable , nada sagrado para vosotros. Bl insaciable deseó d¿ rcynar sufoca en vuestro cotazoh los sentimientos de la naturaleza. Ahora bien contaminad los oidos paternales ; atacaos uno á otro con vuestras acusaciones , que bien pronto lo haréis con otras armas. Publicad sin pudor lo cicico ; y lo falso. Y estoy^ dispuesto á olios : pero no escuchare ya en lo succesivo vuestras secretas declaraciones.