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Anselmo llotfenzo
EL PUEBLO
(ESTUDIO LIBERTARIO)
-~-
F.
SEMPERE y COMPANiA, EDITORES
Calle del Palomar, nlim. 10
VALENCIA
- - -·--
DEDICATORIA
Efta Oasa. EditQria.l obtuvo Diploma.
d-e Ilorwr y Jfetta.lCa. de Oro en la. B:rposici6n Regiona.l de Va.lencia. de 1909 .
.A. todos los desheredados del patrimonio
unive'rsal, y d cuantos p'rivilegiados sean capa·
ces de despojarse de la inicua ventaja del privilegio, como ofrenda d la fraternidad human«,
«edica este libro
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Int. ftuutuut
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1Z&rsgracll;t 26-4-•
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Imp de 1& Caaa Bditorial·F. Sempece y
Comp . ~-VALJ:NCU.
PREFACIO
No ereo neeesario reeomendar el autor de este libro
ala benevoleneia de los leetores espafioles, pero sf me
complazeo en reeordar aquf que mi amigo el veterano
.a.na.rquista Anselmo Lorenzo es un lueha.dor de Ia pri·
mera bora; un amigo de Miguel Bakounine, de Fanelli,
de Vinas, de Morago, de Farga Pellieer, de Salvoehea.
y de tantos otros cuyos nombres quedaran para siempre
a.soeiados al primer movimiento internaeional del prole·
ta.l'iado en Espana, en Europa yen todo el mundo eivi·
liz ado.
Ya en la primera bora tom6 parte Lorenzo en ese gran
impulso del proletariado europeo que di6 la Asoeiaei6n
Internaeional de los Trabajadores a nuestra eivilizaei6n
moderna, formando ese primer bosquejo de Ia uni6n
entre los produetores explotados del mundo entero, uni·
ca. que podra impedir las guerras fratrieidas y estable·
cer Ia Federaei6n Universal de los pueblos.
Con su eoraz6n siempre joven y entusiasta, Lorenzo
ba permaneeido eonstantemente en su puesto, elaborando y propagando las ideas que baee euarenta ailos constituyeron Ia verdadera fuerza del proletariado moderno
elevado a Ia eoncieneia de sus derecbos.
Con elaridad de juieio, convicci6n profunda y pasi6n
IX:
PRmFAOIO
PREFAOIO
ardiente, hallandose en condiciones excepcionales por
efecto de una. calumnia, concibi6 su Manifiesto de 23 de
Febrero de 1 ' 6, en que en Ingar del subdito 6 ciudadano de un Esta.do, consideraba como unidad social al
productor, exponia. claramente su concepto del patrimonio universal y proclamaba los principios de Ia federaci6n anarquista sobre los de toda organizaci6n autoritaria, y con igual conocimiento, metodo y entusiasmo
continua trabajando en el libro y en el peri6dico para
la propaganda entre el proleta.riado de lengua espanola
en Espana yen Ia America del Sur.
Despues de El Proletm·iado militante, El banquete
de la vida, Via lib1·e y numerosos folletos, conferencias
y articulos en diferentes publicaciones obreras, alternando con importantes traducciones para Ia biblioteca.
de Ia Escue! a Modern a, ha escrito una obra tan instructiva como interesante, EL PuEBLo, estudio libertario.
Oportuno y necesario es verdaderamente tal estudio.
Desde los albores de las dos grandes revoluciones
-la revoluci6n inglesa de 164 -16 y la gran revoluci6n francesa de 17 9-1793-, qued6 proclamado este
gran principia: cualesquiera que sean las divisiones y
subdivisiones que se quieran establecer, no ha habido
siempre mas que dos grandes clases en la sociedad, dos
partidos !rente a !rente en todas las revoluciones: el de
los que trabajan y quieren vivir de sa trabajo, y el de
los que quieren vivir del trabajo ajeno; el pueblo, la
gran masa desposefda, y los que quieren vivir ricamente haciendo trabajar a ese pueblo, despojandole de
la mayor y la mejor parte del fruto de su trabajo.
Patricios y plebeyos, esclavos y propietarios, caballeros Y pelones, arist6cratas y descamisados, todos esos
partidos se refieren a esta misma divisi6n: el pueblo, la.
masa, de una parte, y de otra los ricos que quieren
gobernarle y explotarle.
A esa gran masa que trabaja y vegeta esta dedicado
el Iibro de Lorenzo; de ella trata y a ella se dirige para
demostral"le que la evoluci6n misma de las sociedades
conduce necesariamente a Ia emancipaci6n de las masas
populares.
Macho se ha hablado ultimamente de partidos, pero
no bay mas que el pueblo que haga y pueda hacer la&
grandes revoluciones que marcan las etapas del pro·
greso.
A ese pueblo, en masa y por su masa, cada vez mas
fuerte por su emancipaci6n intelectual, corresponde tomar en sus manoa el progreso, dirigir Ia evoluci6n gene·
ral de las sociedades para beneficiar a esa gran masa,
al pueblo.
Tal es el objeto dellibro de Lorenzo: hacer conocer
a Ia masa los medios de dar un valor positivo a cada
una. de las unidades que Ia componen; demostrar c6mo
se realiza Ia evoluci6n individual contribuyendo a la
evoluci6n colectiva, precisamente trabajando en pro de
esa evoluci6n, porque el individuo no alcanzara jamas
su completo desarrollo sino aplicando sus facultades en
interes del gran numero; exponer los verdaderos medios
de la evoluci6n progresiva de las masas.
Despues de definir el Pueblo y sacar Ia conclusi6n de
que no el pueblo propiamente dicho, sino el individuo,
es la entidad soberana, el autor expone las causas y los
orfgenes de la desigualdad actual; critica el derecho de
herencia, analiza las condiciones del trabajo penoso,
esclavo e insuficientemente productivo en Ia sociedad
actual, comparandole con las bellezas del trabajo libre,
Discute despues el concepto mismo del Derecho y des-
VIII
PREFAOIO
vanece los errores establecidos sobre el Estado y Ia Sociedad.
Da a continuaci6n un resumen admirable de las lecciones de Ia ciencia modern&, haciendo una comparaci6n notable entre lo que se sabe y lo que se cree; analiza Ia causa de las supersticiones, y despues de una
detensa elocuente de Ia emancipaci6n de Ia mujer, termina por una critic& del Estado basada sobre las concepciones de Bakounine y de los escritores modernos.
Seve, por este corto analisis, cuanto ex.citara el pensamiento de todos los que bonradamente buscan Ia
Verdad.
PEDRO KROPOTKINE.
Londres, Octubre 1907 .
EL PUEBLO
I
lQue es el pueblo?
Definici6n.-Insuficiencia del lenguaje. -Clases sociales.-El
ciudadano.-El hombre.-Tras la igualdad politica persisten
las clases.-La riqneza.-Tenacidad de los usQrpadores.La lucha por la existencia es excepcional.-No es soberano
el pueblo, lo es el individuo.
Definicion.-La palabra pueblo, como la casi
totalidad de las que constituyen los idiomas modernos, tiene varias acepciones. En una de ellas,
en la que se le da generalmente, es de excepcional
importancia en politica y en sociologia, mas como
la tal palabra se usa frecuentemente con significaci6n vaga e indeterminada por politicos, economistas y basta por soci6logos, a pesar de que estos
tiltimos tienen por su superioridad cientifica necesidad de mayor precisi6n en las ideas, conviene
fijar su verdadero significado, para que los desheredados del patrimonio universal (la plebe, el proletariado, la masa general de jornaleros) conozca,
ANSlllLMO LORENZO
tanto como su legitima significaci6n, la intenci6n
con que se aplica y la interpretaci6n que ba de
darle cuando la usan los privilegiados, los que en
la bumanidad representan abusiva y fraudulentamente el caracter de berederos exclusivos de la
riqueza natural y de la riqueza social.
Me abona, no ya una raz6n de conveniencia,
sino de est ric ta justicia: es preciso que esa en tid ad
Hamada Pueblo Sobe1·ano pueda extraer la verdadera substancia de las promesas contenidas en
programas, discursos y manifiestos de cuantos,
anulandole 6 reduciendole a la condici6n de masa
explotable, se erigen en sus redentores.
Veamos abora las definiciones generales que de
la palabra pueblo dan los diccionarios: cCualquier
poblaci6n, en sentido general; Iugar habitado menos importante que una villa, en sentido mas restringido; el conjunto de gentes que pueblan un
Iugar, regi6n 6 pais; el conjunto de gentes que
pueblan una naci6n regida por el mismo g·obierno; el territorio de esta misma naci6n; la patria;
el conjunto de todas las clases que constituyen la.
sociedad; el cuarto estado; el estado llano, 6 las
clases media 6 infima, si babla un arist6crata; la.
clase trabajadora, si babla un rico plebeyo; la
parte general de la poblaci6n, a distinci6n de los
nobles y poderosos; el brazo popular, separado del
de la nobleza, el clero y el ejercito; la plebe; la.
clase baja; el proletariado; las masas; el populacbo; el salariado.,.
JilL PUBlBLO
13
Pueblo, segun los etimologistas, y precisando su
significaci6n, participa de las ideas plebe, populacho, multitud, nume1·o, lo inferior que se reune,
que se aglomera, que se amasa· falto de individualidad propia; tiene ademas el significado del Demos
griego y del Populus Iatino, como origen de la democracia, base nominal de esa especie de oligar.quia burguesa a que se da el nombre de soberania
popular.
Dejo aparte en esas definiciones tan variables
en significado y extensi6n las acepciones y significaciones vagas y absurdas que confunden ideas
.b.umanas y geograficas, como poblacion, que significa personas 6 edificios; teJTitor·io, distrito 6 comarca; nacion, personas, territorio y conjunto de
insti tuciones nacionales y sociales; pais, naci6n,
provincia, regi6n, territorio, comarca, villa, aldea,
etcetera, y lamento que la evoluci6n progresiva
no suministre basta el dia mejor medio de entendernos y relacionarnos que esos idiomas modernos
tan apropiados para discusiones esteriles y tan de·
ficientes para la precisi6n cientifica.
Insuficiencia dellenguaje. -«Limpia, fija y da
esplendor:o, tiene como lema la corporaci6n que
representa la autoridad, siquiera moral, respecto
del idioma, y todavia, dando preferencia A la ret6rica y sobre la 16gica, no han comprendido los
sabios que la forman, y creo que ni la inmensa mayoria de los que piensan, bablan y escriben, que
16
ANSELMO LORENZO
EL PUEBLO
sin precisi6n en los nombres de las ideas no pueden
formarse juicios, lo mismo que con numeros heterogeneos no pueden hacerse operaciones aritmeticas .
A causa de esa vaguedad, necesit6 un dia Salmer6n hacer la declaraci6n siguiente: «Cuando
hablo de pueblo pongo mi mira en el conjunto, en
lo que integra un estado social, no el pueblo de
los elementos populares, del elemento obrero, del
cuarto estado, sino el pueblo por lo de arriba, por
lode abajo, por lo del medio, de todos lados.:o
prende en general los detentadores de la riqueza
natural y social por origen, por herencia y tambien
por explotaci6n indirecta; la segunda, los que, de
origen pobre, conquistaron 6 van conquistando la.
riqueza por la explotaci6n de los inferiores; la tercera, los despojados del patrirnonio uni versa!, los
desheredados que viven en 1a condici6n infima de
trabajadores asalariados, sometidos, en lo econ6mico, al regimen de la accesi6n; dedicados a producir, recolectar, conservar y cambiar en beneficio
exclusivo de los propietarios, y a defender sus
personas y sus propiedades con las armas y bajo
la disciplina militar; y en lo politico, con el sufragio universal, sirviendo con su numero y sus votos
de ficticio sustentaculo al poder.
Por mi parte y para mi objeto he de tomar la.
palabra pueblo en su acepci6n academica moderna.
de «gente comun y humilde» y sus similares hist6ricas, para venir a la conclusi6n de que lo que por
naturaleza es uno no debe ser dividido por la sociedad.
14
Clases sociales.-Hare notar, por ultimo, que
para el conocimiento y debida apreciaci6n de las
partes en que se divide un todo nacional humano
el pueblo, segun Salmer6n, a diferencia del to do'
nacional geograflco, la naci6n-que segun definici6n reune los hombres que habitan un mism~ territorio y tienen un mismo origen, un idioma oficial
e intereses comunes y se hallan sometidos a un
mismo gobierno-se ha dividido en otros tiempos,
Y aun se divide actualmente, en paises de civilizaci6n rezagada, en castas, condiciones, estados y
brazos, segun que los individuos eran bracmanes
6 parias, Iibres 6 esclavos, nobles 6 plebeyos sefi?r:~ 6 S~ervos, Casados, viudos 6 celibes; y ~n la.
ClV1llzac16n moderna, a pesar de la democratic&
igualdad ante la ley, se divide todavia en clases
que representan rancias jerarquias y categorias:
hay clase rica, media y pobre; la primera com-
El ciudadano.- Y no se pretenda cohonestar,
con la supuesta igualdad del titulo de ciudadano,
las enormes diferencias con que se manifiesta la
desigualdad en nuestros dias, porque ese titulo
tiene la desigualdad como vicio de origen: el ciudadano ateniense era un fil6sofo mas 6 menos charlatan, que vivia en la holganza, reposando sobre
el trabajo de 400.000 esclavos; el ciudadano lace-
16
17
ANSELMO LORBINZO
ElL PUl!lBLO
demonio era un rustico guerrero que oprimia y
explotaba cruelmente a los desgraciados ilotas; el
dudadano romano era un bandido disoluto y feroz
que bacia la guerra a to do el mundo conocido para.
robar el producto del trabajo y reducir a la esclavitud a los productores, yen el dia sou ciudadanos
el noble, el cura, el militar, el propietario, el industrial, el rentista, el hombre de carrera, el obrero, ellabrador, el pe6n y el gaiian, es decir, todo
el mare magnum de la desigualdad mas repugnante.
La definici6n salmeroniana de la palabra pueblo
esta hecha con arte, brilla con el pulimento, con
el afeite, ya que no con la espontaneidad de la
sinceridad, como corresponde a la elocuencia del
gran tecnico de la palabra, que decia brillantemente lo que queria decir, aunque ello no fuera
.siempre lo que debiera decirse. Asi, a creerle por
su palabra, su pueblo parece sec el verdadero, el
legitimo, no el de «los elementos populares», no
el del ccuarto estado» . jLastima que Salmer6n no
hubiera sido academico! A serlo, habria podido
reformar 6 proponer la reforma de la definici6n a
su gusto, y no que ahora, con el diccionario en la
~ano, aunque se digan disparates, todo el mundo
tlene raz6n.
bemos visto, hay clases, cuyas diferencias afectan
a las condiciones esenciales de vida, y por tanto, a
la participaci6n en los beneficios de ese derecho
legal, y que, s6lo por el hecho de existir esas diferencias, hay contradicci6n entre ese derecho amaiiado artificialmente por los privilegiados para que
sea admitido y respetado y el derecbo natural,
inmanente, que e~ de tanto arraigo y de tanta
extensi6n, que sobre el ha podido Pi y Margan
escribir estas palabras que la humanidad no olvi .
dara jamas, y que probablemente, cuando todos
los Jibros Santos, perdida toda eficacia etica y
coercitiva, formen parte del saber humano a titulo
no mas de documentos hist6rico-literarios, se repe·
tiran como palabras de salud y de vida:
«Homo sibi Deus -ha dicho un fil6sofo aleman-:
el hombre es para si su realidad, su derecho, su
muudo, su fin, su Dios, su todo. Es la idea eterna,
que se encarna y adquiere la conciencia de si
misma: es el ser de los seres, es ley y legislador 1
monarca y subdito. (,Busca un punto de partida
para la ciencia? Lo halla en la reflexi6n y en la
abstracci6n de su entidad pensante. 6Busca un
principio de moralidad? Lo halla en su raz6n
que aspira a determinar sus actos. 6Busca el uni-'
verso? Lo halla en sus ideas. 6Busca la Divinidad?
La balla consigo.
» U n ser que lo reune to do en si es indudablemente soberano .
»El hombre, pues, todos los hombres son ingo-
El homb1·e.-Lo cierto es que en la naci6n, en
.cada. naci6n regida por un derecho le.,.al
igual
0
,
t e6ncamente para todos los ciudadanos, ya lo
2
ANSELMO LORENZO
EL PUEBLO
bernables. Todo poder es un absurdo . Todo hombre
que extiende su mano sobre otro hombre es un
t irano. Es mas: es un sacrilego.,.
rios el origen usurario de sus millones, haciendo el
mismo efecto que aquellos libros malos que sevendeD como papel viejo para envolver mercancias de
miDimo valor.
Ya DO hay siervos; porque libres los ricos con
la posesi6n de su dinPro y de su credito, y mejor
organizada la naci6n para la defensa y el ataque,
ya no necesitan el trabajador sujeto al ternino ni
el individuo para sus mesnadas; el trabajador,
libre por su cuenta y riesgo, aunque careciendo de
tierra que pfsar, y el soldado regimentado en esa
instituci6n ferrea llamada el ejercito, representan
para el rico un gran cuidado menos y una libertad
ilimitada, porque sin el coste de la bazofia ni el
rancho tienen aseguradas la accesi6n y Ia renta, la
defensa y la tranquilidad.
Ofuscados ante la realidad y cerrando los ojos
a la evidencia, vienen los radical es politicos a negar la .existencia de las clases, y a eso tiende la
definici6n antes citada de Salmer6n, porquf;} asi
conviene a la justificaci6n que quieren dar a la
supuesta soberania del pueblo, qu e es la especie de
derecbo divino, la ficci6n deruocratica, que sustenta el poder politico en nuestros dias.
Y sin embarg·o, las clases sociales se definen
sencillamen te; cada uno conoce la suya, aunq ue
por Ia hipocresia dominante y por los convencionalismos corrientes quiera disimularla aparentando lo que noes a costa de mayores sufrimieDtos:
son grupos sociales separados por una linea divi-
1
Tras [a igualdad polltica persisten las clases.i, bay clases; y siguiendo el estudio que sobre-
este asunto bace Malato en Las clases sociales,
tenemos que medio siglo antes de la Revoluci6n
francesa, la sociedad fe uda l, agonizante entre el
peso de Ia monarquia cen tralizadora y los es fuerzos
de la clase media e inferior pa r a ema nciparse, se
descornponia en alta nobleza, pequefia nobleza,
burguesia, artesanos, obreros y siervos .
La variaci6n ocasionada por la Revoluci6n consiste en la supresi6n de dos clases de la antigua
clasificaci6n, la rwbleza y la servidumb,r e.
Hay nobles todavia, pero como sino existieran ;
bien es verilad que en las naciones monarquicas
dan comparseria al tron o, servidumbre intima y
lacayuna a las personas reales y entre si se reunen
para rendir culto a la vanidad, pero s6lo a condici6n de conser var sus riquezas, porq ue sin ellas
toda noble estirpe se disuelve, se liquida, se evapora en la inutilidad socia l; un noble pobre es
un ente ridiculo y despreciable, del que nadie bace
caso. En las naciones repu blicanas ala clase noble,
como tal clase en decadente descomposici6D, casi
no le queda ya mas recurso que pr oveer de maridos a las millonarias americanas que tieDen el
capricbo de cubrir con blasones y titulos nobilia-
19
20
ANSELMO LORENZO
soria constituida por la propiedad. A a mbos lados
hay subclases que responden a las diferencias que
pueden existir en el poseer y en el no poseer, dando vida al derecho que formul6 Mr. Guizot en el
Sinai burgues con este unico mandamiento: •qEnriqueceos! », y que confiesan los burgueses con este
brevisimo credo: «Tanto tienes, tanto vales.»
La Riqueza .-Bien decia Jose Selgas:
•qLa Riqueza! He ahi, en efecto, la deidad definitiva de la edad presente.
,. Pero no s6lo hemos creado un dios poderoso,
sino que tambien le hemos consagrado el honor de
toda una ciencia. No; noes una divinidad empirica caprichosa, hija de la superstici6n y de la ignora~cia; no es un dios fantastico, quimerico, sino
un dios real y positivo; dios cuya teologia es la
economia politica que profesamos, c uyo gran tern·
plo es la Bolsa, dios al que se le debe el culto de
todos los placeres.
•(,Que promete? ... iAh! promete el Paraiso en la
tierra todas las comodidades imaginables, la sa·
'
.
.
tisfacci6n de los mas refinados apet1tos, el cumpllmiento de los deseos mas voluptuosos ... Pro mete
lujo, pros peri dad, abundancia... Con tar con el es
contar con todo. (,Que pide en cambio? ... En realidad , nada ... Cierta insensibilidad... cierta dureza
de coraz6n ... la frialdad del numero, la dureza de
la cantidad ...
"Ya queda dicho: la teologia de este dios prac·
EL PUEBLO
2t
tico, utilitario y positivo es la economia politica,
esa ciencia nueva, cuyo dogma fundamental es
este: "Lo que no vale dinero, no vale nada ~ ; la
ciencia del credito permanente y de la deuda
eterna.
»La Bolsa es el gran templo; mas aun, el gran
oraculo. «(,Que dicen los dioses?», preguntaban los
antiguos paganos. Nosotros preguntamos: «(,Que
dice la Bolsa?» Puede asegurarse que ella es el cen·
tro de Ia vida, donde palpita integro el coraz6n de
la sociedad modern a.»
Si; rige hoy la religi6n del dinero, cuyos fieles
son los ·ricos, y ante la cual los reprobos son los
pobres, y el conjunto de ellos, confundidos en el
pueblo, bajo el peso de la accesi6n, estan como en
el verdadero infi erno terrenal.
Ya hemos visto que el caracter distintivo de la
epoca, el resultado del predominio de la burguesia,
consiste en la simplificaci6n del antagonismo de
clase por la absorci6n de la nobleza en la clase
rica y por la fusi6n de la esclavitud y la servidumbre en el proletariado, en esa «gente comun y
humilde» de que habla la ·Academia; pero de esa
simplificaci6n a la abolici6n de las clases, al establecimiento de Ia igualdad, a que la sociedad res·
ponda por su constituci6n y organizaci6n a la
unidad esencial de la especie, hay un abismo in·
frauqueable.
V ed el alma de la burguesia en este pensamiento de Leroy·Beaulieu: «Conviene que haya
ANSIIlLMO LORIIlNZO
!IlL PUIIlBLO
pobres y ricos, para que los pobres lucben para
bacerse ricos, porque asi se bace el progreso social,
y no de otra man era.,.
Pero esa guerra pP.rpetua, les un estado normal
6 un estado patol6gico?-preguntanse los que, impulsados por cierto pesimismo, quieren demostraciones experimentales para todo, mas alla del limite
racional que bade tener la experimentaci6n, basta
para aquello a que unicamente puede responder el
raciocinio.
A esa duda s6lo cabe responder que mientras
en las costumbres y en las instituciones exista el
dualismo social, la usurpaci6n propietaria y el autoritarismo, es decir, en tanto que la causa subsista, duran~t. el efecto: Ia paz social no existira. Esto
es de sentido comun .
Si, como ya reconoce todo el mundo en teoria,
hay un derecho bumano inmanente, preciso es
aceptar su consecuencia practica, y no s6lo ba de
reconocerse que entre un arcbimillonario y un
obrero sin trabajo de nuestra civilizaci6n bay anidad de derecbo, sino que es preciso que esos tipos,
producto del irracional e inicuo dualismo que impuso la ig·norancia y conserva el privilegio, se
fundan y confundan en la bella y justa igualdad
social.
22
Tenacidad de los usu1'pado1·es .-Se ba visto,
ademas, que la tenacidad de los usurpadores es
incorregible, quienes, faltos de fe en un porvenir
de justicia, a sus propiedades se atienen, y dejan
morir sin piedad al que carezca de lo necesario.
Pues de abi ba surgido la idea de abrir paso a la
vida, cortando por lo sano con Ia expropiaci6n,
socializando los medios de producci6n, con lo que
se justifica la 1ucba del proletariado contra los monopolizadores capitalistas, contra la clase media
en general, contra sus defensores religiosos, juridicos y politicos; en resumen, contra todos los detentadores de la propiedad y sus c6mplices.
23
La lucha por la existencia es excepcional.-No
se pretenda justificar el becho de una desigualdad
absurda como resultado de la llamada lucha por la
existencia, porque, aparte de que el significado de
esa frase de sentido figurado, de que tanto han
abusado los pri vilegiados por herencia 6 por explotaci6n, se balla neutralizado por el de esta otra,
la ayuda mutaa, resulta que la palabra lucha en
sentido recto, que es como bade tomarse para que
tenga valor cientifico, sigoifica conflicto pasional
.entre dos ioteligencias y dos voluutades, que se
resuel ve por Ia fuerza y en· que puede aceptarse
una soluci6n pacifica 6 resultar un vencedor y un
vencido, lo que indica una anormalidad que puede
haber sido precedida y aun ser seguida de un estado normal de paz y tranquilidad.
Lo experimental, lo cierto, lo racional, es que
todo lo que vive conserva su existencia acomodando su manera de ser al medio en que se balla, bus-
24
ANSELMO LORENZO
cando un medio mas fav ora ble, adap ta ndose lo que
le favorece y puede a lcanza r , y recbaza ndo, si
puede, lo que le perjudica; pero eso no es lucbar.
Luchau dos seres 6 dos colectividades en tre si im ·
pulsadas por el deseo 6 por la necesidad de obtener
una cosa (mica: una hem bra, una comida , un a dis
tinci6n, una ventaja, una begemonia; n o las cosas
y los seres por las adaptaciones y combinaciones
de lo inconsciente, de lo desapasionado, de lo incapaz de lucbar que necesitan y encuentran a su alcance, ni, aunque dificil de alcanzar , logren 6 no
obtenerlo.
Los seres vivientes viven, y no luchan esencialmente por y para vi v ir, sin o excepciona lmente
cuando otro ser, r ival 6 concurrente, le disputa.
alg·o que considera necesari o a su existe ncia .
La lucha p01· la existencia es una fr ase fa ntasma, no existe en realidad.
No es sobe1·ano el pueblo, lo es el individuo.Otra negati va para terminar: Pi y Margall ba dicho: «La sober ania del pueblo es un a pura fic ci6n,
no
existe. La id ea de soberania es a bsoluta·I no
.
t1ene su me nos ni su ma s, no es div isib le ni cuantitativa ni cualitati vamente. (,Soy sobera no? No
cabe, pues, sobre mi otra soberania ni cabe con.
'
cebula . Admitida, por lo tanto, la so.beranta individual, (,C6mo admitir la colectiva?
•(,No se r ebela mi inteligencia a cada paso contra las determinaciones de esa pretendida sobera-
BL PUEBLO
25
nia de los pueblos? ·Si las leyes no me dejan laesperanza de poder renovar pacificamente estas
determinaciones, (.no apelo, acaso, a la violencia?
Admitida por un momento la posibilidad de dos
soberanias, la colectiva seria 16g icamente superior
a la del individuo; (,en virtud de que principio
podria nunca protestar esta contra la acci6n de
aquella?
»Mas basta la hip6tesis es terriblemente absurda; Ia soberania nacional no necesita otro golpe;.
dejemonos de luchar contra un cadaver.
»Entre soberanos no caben mas que pactos. El
contrato, y no la soberania del pueblo, debe ser la.
base de nuestras sociedades."
(,Lo ves, trabajador? Te Haman pueblo para.
ena ltecerte, te llaman pueblo para envilecerte, te
llaman pueblo para explotarte. Unas veces el que
te llama pueblo se une a ti con el halago cuando te
necesita; otras se separa de ti con desprecio cuando
goza; otras veces te amenaza con rabia cuando te
teme . Y tu, entretanto, abajo, en la ultima capa
social, olvidado de ti, de los tuyos y del mundo, 6
te consumes en la mansedumbre, 6 exhalas doloridas quejas, 6 aplaudes a tu peor enemigo, que es
el ambicioso disfrazado de redentor, que sobre tus
sufrimientos y con tus aplausos y tus votos adquiere prestigio e influencia y se eleva remachando tus
cadenas.
Ya has leido lo que escribi6 Pi y Margall cuando
no ostentaba mas titulo que el de pensador: tu, tu
26
ANSELMO LORENZO
eolo eres soberano de ti mismo, como todos tus compafieros, y la l6gica afiade como todas las mujeres,
y entre soberanos no caben mas que pactos. Pero
discierne: tambien Pi fue luego politico, y como
tal, a traves de radicalismos de oropel, someti6 tu
intangible derecho al regimen social imperante, y
hab16 del Estado, de la soberania nacional, del
Parlamento, del ejercito, del tesoro, de la deuda,
del presupuesto, de las ocho horas y del minimum
de los salarios, olvidando Ja 16gica de los principios. No dire de el que fue de esos politicos que
empiezan poniendose a tu lado en mangas de camisa esperando el momento de ponerse el frac para
jurar el cargo de ministro; respeto mucho la memoria del autor de La Reaccion y la Revolucion;
pero deploro que haya ofuscado el brillo inextin·
guible de aquellibro con el oportunismo politico
de su Programa del Partido Federal) utopia del
presente que no sera jamas Ja realidad del porvenir (bien alto lo pro clam an la vieja Suiza y todas
las republicas federales de America), y siento que
no haya mantenido basta su ultimo momento ocu'
rrido en 16 de Noviembre de 1901, el vigor intelectual y la rigurosa 16gica sustentada en 185-±; no se
explotaria hoy su nombre y la austeridad de sus
costumbres en contra de los trabajadores que van
ala transrorrnaci6n revolucionaria y cientifica de
la sociedad sin dejar tras si un quinto estado irredento.
II
Causa y origen de la desigualdad
Concordancia humano-comunista. -Ruptura del comunismo
primitivo.-Las castas.-Budismo.-Patricios y plebeyos.
-La emancipaci6n de si mismo .
Conco1·dancia humano· comunista.-El impulso
que Uev6 al animal humanizado a servirse de su
ingenio y de su fuerza para satisfacer sus deseos,
manifestaci6n de su necesidad, logrado su objeto,
no limit6 su beneficio al individuo, sino que se
extendi6 a Ja tribu. Si una vez iniciada asi la sociedad no hubiera surgido, por reacci6n individualista, el antagonismo, que no s.6lo separa Y enemista a los hombres, sino que tiende a destruir las
actividades y aun las personas enemistadas; si
reconocida, practicada y aun arraigada la sociabiIidad no hubiera persistido ese pernicioso antago·
nismo, poderosamente subsistente todavia en nuestros dias por el regimen de la propiedad, agravado
por elllamado derecho de accesi6n, que ha venido
continuando y promete prolongar indefinidamente
la esclavitud, los hombres hubieran trabajado en
comun· la diversidad de aptitudes, causando la
'
EL PUEBLO
29
AN ELMO LORIDNZO
divisi6n del trabajo, hubiera creado la variedad
de profesiones y oficios; el ingenio, Ia observaci6n
Y Ia experiencia los hubieran perfeccionado; Ia economia hubiera administrado, cambiado y distribuido racionalmente la producci6n, y todo marcha_ria lisa y llanamente por la via de la igualdad
social, concurriendo en detalle y en conjnnto todas
las maneras de ser a la realizaci6n de la belleza y
de la justicia absolutas, que no son otra cosa que
la realizaci6n, dentro de la concordancia de las
leyes naturales, de cuantos impulsos volitivos de·
termina nuestro organismo, a pesar de la contradicci6n opuesta por los relativistas, oportunistas
que no dan mas extensi6n a la etica que la que
a~canza su pensamiento, quienes en su preocupaCI6n contra lo absoluto, y tambien por esa ambi·
guedad de las palabras en nuestro idioma son
capaces de_ negar la fatalidad absoluta qu~ en·
vuelve la Idea de lo mismo relativo, ya que no
pu~de extenderse mas alla de su significaci6n ni
deJar de tocarla; sin contar que como entre los
relativistas hay tantos criterios como sectarios
que tal es la caracteristica del error' si se concre~
taran y sumaran met6dicamente los limites se:fialados _por cada uno a la posibilidad de perfecci6n, se
vena probablemente excedido el ideal concebido
por los que rechazan en absoluto toda limitaci6n.
Ruptum del comunismo p1·imitivo. - Pero no
pudo hacerse al principio lo que habia de ser obra.
de desenga:fios, experiencia y perfeccionamientos
progresivos, sino que, procediendo los hombres por
la influencia del medio, del modo que Reclus expresa con profundo conocimient.o en esta f6rmula:
«La geografia es la historia en el espacio, lo ruismo
que la historia es la geografia en el tiempo»: unos,
los facultados por predisposiciones apropiadas y
por la posesi6n de territorio a prop6sito, crearon
una agricultura y una industria ftorecientes; pero
otros, menos favorecidos por la capacidad intelectual y q uiza inftuidos por la barbarie primiti va del
ejercicio de la caza, sin temor al peligro ni respeto
a la personalidad del que no siendo su enemigo
podia serlo, y viendo en sus bienes una caza buena
y facil, atacaron a sus semejantes con el mismo
furor que si fueran enemigos feroces e irreconciliables.
Despues, tribus enteras que no aprendieron a
trabajar cayeron sobre los trabajadores pacificos
para usurparles el fruto de su trabajo, matando y
exterminando cruelmente a cuantos se presentaban a su paso; mas notando luego que carecian de
obreros y que, siendo los fuertes, les convenia
obligar a los inteligentes, ha.biles y amigos de la
paz, a trabajar para sus vencedores, les redujeron
a Ia esclavitud, les humillaron basta lograr por el
bambre y el servilismo la sumisi6n a tan triste y
vil condici6n.
Dado ese primer paso, la soberbia de los domi·
nadores no tuvo limites: imaginaronse seres supe·
30
31
ANSBILMO LORI!INZO
EL PUEBLO
riores basta atribuirse origen divino 6 llegar basta
la divinidad misma, bien lo demuestra Ia bistoria
de Oriente y de Occidente, del Antiguo y del Nuevo Mundo, y obligaron a los hombres esclavizados
a edif:icar palaci os, fabricar joyas y todas las SU·
perfl.uidades rnagnificas dellujo, mientras se consumian en la fatiga y la miseria mas espantosa. Pero
intranquilos todavia, porque los esclavos, barto
numerosos, podian ser los mas fuertes si llegaran a
unir sus fuerzas en un prop6sito emancipad or yen
una acci6n comun, recurrieron a la astucia y persuadieron facilmente a sus esclavos de que eran sus
protectores, y que babian de fvrmar ejercitos para
defender su patria, de la misma manera que explotando el miedo y la esperanza vino la religi6n a
remacbar la cadena de la servidumbre.
Tal ongen tuvo el caudillo y el sacerdote, y
como consecuencia natural, porque una iniquidad
es causa de otra, se cre6 el propietario, que vive
boy tan potente y tan arraigado en las costumbres
yen las leyes que, a pesar de todos los trastornos
bist6ricos, desarrollo de la ciencia y de la infl.uencia reformadora de las revoluciones, permite en
nuestros tiempos Ia existencia del milmillonario
ciudadano de una republica democrasica frente a
esas multitudes de obreros reemplazados por las
maquinas, innecesarios para la accesi6n, declarados sobrantes en el mundo y que se mueren de
hambre en medio de la abundancia de la superproducci6n.
No me atreveria a escribir las afirmaciones
anteriores, aunque las tengo por incontestables, si
el estudio de la obra p6stuma de Reclus, El Homb1·e
y la Tie?Ta, no me confirmara en mi convicci6n y
si no pudiera apoyarla con el fragmento siguiente ~
«Se ba pretendido que la universalidad de la
inundaci6n en el valle del Nilo y la unidad material de este fen6meno debian producir como consecuencia en el mundo religioso la idea de un ama
todopoderoso, y en el mundo politico la de un sobe?'ano absoluto, que dirigiera las aguas en los campos y reconstituyera los limites borrados de las
propiedades particulares. La previsi6n de un dios
que guia el sol en los caminos del espacio, que
llena basta los bordes el lecbo del rio y modera el
impetu de las aguas, podria ser admitida como articulo de fe por los ribereiios del Nilo y producir
de rechazo en el mundo politico la fe en la solicitud constante de un soberano; pero resulta que los
becbos no concuerdan con esta teoria, inspirada
por el deseo de que pase como veridica, y no apoyandose en la historia mas que sobre un periodo
del desarrollo de los egipcios. Antes que un rey se
encargase de administrar la tierra y exigir el diez mo de los productos, fue necesario que un pueblo
los crease; se babia comenzado el trabajo mucho
antes de que un amo bubiese creido necesario diri ·
gir esta obra «en beneficia de todos », como afirmaba el bistoriador cortesano, 6 mejor dicho, en su
beneficio personal, como lo demuestra la bistoria.
32
ANSELMO LORENZO
-.En las riberas del Mississipi, en las del Am&·
zonas, lo mismo que en todos los valles fluviales
donde vemos <i los agricultores conquistar gradual·
mente sus jardines y sus campos sobre el pantano
primitivo, en ninguna parte se manifiesta esa unidad de mando imaginada por los te6ricos del poder
absoluto. Los iniciadores de la gran conquista econ6mica fueron las familias dispersas que se aventuraron en el fango para procurarse alli una cosecha precaria entre dos inundaciones.
,. Una cosa resulta cierta: la experiencia es madre de la ciencia . Antes que los ge6metras y los
ingenieros egipcios bubieran imaginado un conjunto de diques ~, contradiques, de canales y canaliculos, de esclusas y de compuertas que diesen al
arreglo del valle ni16tico un caracter de conjunto
y que permitiesen a un a.mo presentarse como regu1-ador general de las aguas y de los cultivos; mucho
antes de esas edades de larga practica, transfor·
mada en rutina bajo la direcci6n de funcionarios
oficiales, se babian becbo a miles y a millones los
ensayos de cultivo rudimentario; se babian levantado terraplenes alrededor de innumerables campos, y fosos de desague babian ido secando de afio
en ailo los cbarcos y los pantanos. ·Poco a poco,
por la lucha contra las violencias del no y por la
utilizaci6n de las aguas y de sus fangos, los ribe
reilos aprendieron a resolver el problema hidrol6gico y agricola en su conjunto: conservar al Nilo
un lecho regular; conducir el agua fecundante por
IDL PUEBLO
33
canales y cascadas de riego sobre la mayor superficie posible; regular la duraci6n de la estancia del
agua en cada compartimiento lateral; dividir el
suelo en una especie de tablero de ajedrez para los
cultivos que r eciben sucesivamente su parte de
inundaci6n siguiendo un orden perfecto; facilitar
la corriente por un sistema de canales que funcionan en sentido contrario a su movimiento primitivo; construir instrumentos de uso facil para todos
los agricultores; establecer las residencias sobre
islotes artificiales superiores al nivel de las crecidas: he abi trabajos inmensos que fueron obra de
mucbos siglos y que innumerables iniciativas personates, unid as a acuerdos colecti vos, pudieron
llevar a feliz termino. »
Si tan admirables trabajos no se hubieran ennegrecido por la sombra de la desigualdad, si no
hubieran sido obstruidos por la mentira politicoautoritaria y por la mentira mistica, que di6 origen a la ciencia privilegiada 6 esoterismo y al
fanatismo religioso 6 exoterismo, babrian continuado una serie ininterrumpida de progresos, consistente en el conocimiento de verdades naturales
y de aplicaciones practicas de incalculable importancia, cuyas consecuencias se traducirian en la
sociedad de nuestros dias en la practica de aquel
ideal entrevisto por la sociologia.
Las castas.-Pasando a hablar de las castas de
la India y generalizando el asunto basta compren3
34
ANSELMO LORENZO
EL PUEBLO
der las de Egipto, se ha pretendido explicar su
e~istencia, por unos como resultado de una medicta prudente del legislador, que dict6 prescrip·
ciones para conservar la pureza de la sangre, la
higiene de la raza; pero esta suposici6n es infundada: a este prop6sito, dice Reclus que las naciones mas civilizadas son las que han llamado a su
seno el mayor numero de hombres de origen dis·
tinto, y que, por consecuencia, han sido mas intimamente mezcladas, basta constituir en cada hom·
bre todas las razas del mundo. Otros, dominados
por la idea de Ia existencia de un creador y orde·
nador del uoiverso, creen que la sociabilidad y sus
distintas maneras de orgaoizarse es obra de una
voluotad extranatural poderosa y caprichosa, que
gobieroa como soberano absoluto, mas celoso de la
integridad de su soberania que de Ia coordinaci6n
racional de sus decretos. Pero dejando aparte los
prejuicios religiosos y patri6ticos, si los origenes
de las castas son multiples, no es menos cierto que
en ellas la conquista y el sistema de dominaci6n
entr6 por mucbo, y que si los vencedores las ini·
ciaron, la opresi6n continuada durante los siglos
las con virtieron en instituci6n aceptada por los
vencidos y basta en dogma religioso.
iguiendo ami autor favorito, veo que las pri·
meras edades de la raza aria en la India no fueron
un periodo caracterizado por la dominaci6n de los
sacerdotes. Durante la conquista el poder supremo
perteneci6 a los guerreros, hallandose los sacerdo·
tes que les acompafiaban en segundo termioo, reducidos a implorar la protecci6n de los dioses sobre
las armas de sus dominadores; pero con el tiempo
los guerreros fueron suplantados por la astucia sacerdotal, y asi quedaron constitufdas las cuatro
castas clasicas: los sacerdotes bracmanes, los guerreros kchatryas, pastores 6 agricultores vaicyas, y
los sudms, hombres de orden inferior que desempefiaban diversos oficios reputados indignos. Esas
cuatro castas, aunque de dignidad diferente, se
consideraban puras por baber salido de diversas
partes de Brahma, y debajo de elias existia Ia casta
de desecho, de los impuros, de los pa1'ias, universalmente despreciada y compuesta de todos los desgraciados expulsados de las otras castas por haber
violado las leyes civiles 6 religiosas. Su contacto
mancha; no pueden babitar en el interior de las
ciudades ni ejercer una profesi6n decente.
35
Butiismo.-Las poblaciones esclavizadas eran
muy numerosas en la India, y Ia clase dominante
logr6, sistematizando la divisi6n, imponer su dominacion, no sin un movimiento de rebeldfa, gran·
de, extenso, generador de la revoluci6n budica,
que tendia a la abolici6n de las castas y a la
realizaci6n de un ideal de igualdad, aunque despues, tras la paralizaci6n que siempre sucede al
triunfo revolucionario, reaccion6 la actividad atavica de los aotiguos privilegiados basta apoderarse
de la situaci6n, y una nueva casta gradualmente
37
AN ELMO LORENZO
EL PUEBLO
constituida, la de los sacerdotes budistas, se esforzara y lograra representar esa revoluci6n como
una sombra sin cuerpo, para quitarle todo caracter
econ6mico y social, dandole una significaci6n puramente ideal y mistica: toda Iglesia tiene piadoso
empefio en ocultar sus origenes revolucionarios.
Asi llegaron los interpretes-imitando a los cristianos, que transformaron el Evangelio en el catolicismo dominante a interpretar de esta rnanera
la igualdad social predicada por Buda: «Asi como
lo grandes rios pierden sns antiguos nombres
cuaudo entran en el Oceano y no tienen otra deno·
minaci6n que la de mar, asi tambien esas cuatro
castas pierden el nombre y la raza cuando, conformandose con la ley y con la doctrina proclamada
por Buda, renuncian a la patria y se desprenden
de Ia tierra.,.
Por esa misma sofisticaci6n, todo lo referente
a Ia desigualdad social, ala pobreza y a Ia enfermedad, lo arreglaron los comentadores dando una
vaga significaci6n moral a los «cuatro deberes»,
que tienen, no obstante, un significado bien concreto y que pueden presentarse en la actualidad
como programa de «Ia cuesti6n social», a saber:
1. 0 , «Conocer el sufrimiento•; 2.•, cestudiar sus
causas•; 3. 0 1 «querer su supresi6n •; 4. 0 1 «hallar el
remedio•.
na se produjo una ruptura completa entre patricios
y plebeyos. Estos, cansados de la opresi6n, no
habian llegado a rebelarse, pero hicieron huelga,
y saliendo de la ciudad, se retiraron al monte
A ventino; despues fueron aun mas lejos, al monte
Sagrado, desde donde amenazaron hacer, con ayuda de las tribus vecinas, una ciudadela de ataque
contra Roma. Los patricios tuvieron que parlamen tar, y como otros en analoga circunstancia,
recitaron, bajo forma apropiada a las costumbres
romanas, aquella famosa fabula de Los miemb1·os
y el estomago, que seria de una verdad perfecta si
en el cuerpo social los miembros recibieran del
est6mago los amplios elementos r eparadores que
les son debidos. Al fin, mediante buenas promesas,
volvieron los plebeyos ala ciud~d y se logr6 satis·
facerlos a medias con concesiones politicas, aunque sin ceder en nada sobre el fondo mismo de la
cuesti6n,
puesto que los pobres quedaron pobres ,
.
Slll derecho ala posesi6n de la tierra. Sin embargo,
la instituci6n de dos tribunos del pueblo, magistrados in violables, armados del derecho de oponer su
veto a toda ley que desagradara al pueblo, y aun
de proponer otras leyes por via de plebiscita, hubiera podido ser fatal a la aristocracia romana si
esta no hubiera tenido cuidado de hacer frente' a
ese gran peligro poniendo en practica un metodo
que ha servido en todo tiempo a las clases directo·
ras amenazadas, pero que en ninguna parte ha
sido aplicado con tanta constancia ni con tanto
36
Pat?·icios y plebeyos.-Y sigo copiando a Reclus:
«Desde los primeros an.os de Ia republica roma-
38
ANSI!ILMO LORENZO
ex ito como en Roma: prolongar las guerras exter iores, que q:uitaba n al pueblo la flor de la juventud y de los hombres hechos , desvia ndo bacia el
extranjero las pasiones de odio y de venganza . En
Iugar de dar a los proletarios, en el seno mismo de
la Republica, la parte igual que hubieran podido
pretender, se les presentaba el espejismo de la embriaguez de los pillajes futuros. Y naturalmente,
todas esas guerras exteriores, decr etadas por patricios, con ejercitos mandados por otros nobles y
destinadas a afirmar su poder sobre la multitud ple beya, fortificaban al partido aristocratico en todo
el territorio de las conq uistas y hasta mas alia de
las fronteras en todos los paises todavia no a n exionados.»
Hemos visto el antagonismo de los inter eses poniendo en pugna los individuos y las colecti vidades, tema apenas iniciado, verdaderamente inagotable, y al que he de volver para hallar r ecursos
suficientes con que desarraigar en la mente de mis
compaiieros el error del privilegio y fav orecer la
practica de la igualdad social.
Ahora me limito a indicar otro antagonismo
grande y grave: el antagonismo entr e lo que se
cree y lo que se sabe, entre la religi6n y la ciencia, que requiere un sistema de hipocresia insos tenible.
El Dios del Genesis, existente en las instituciones y en las creencias por rutina conservadora y
por atav ismo ingenito, que los privilegiados sostie-
I!IL POIOBLO
89
nen en publico y reniegan en privado, se disuelve,
se aniquila, vuel ve a aquella nada -IUe se aparenta
creer que sea el germen de todo en una eternidad
anterior a la existencia del tiempo y del espacio,
cuando se le examina desde el punto de vista de la
unidad universal de la materia y de la ley de la
evoluci6n.
Ya dedicaremos algunas paginas a este asunto.
La emancipacion de s£ mismo.-Veremos sial
fin, trabajador amigo y compailero, llegas a eman·
ciparte de ti mismo, que eres tu principal tirano;
qu e, hecho esto, lo demas es cosa relativamente
facil, tanto, que si verd aderamente logras esa primera emancipaci6n, convendras conmigo en esta
afirmaci6n que entrego a la contradicci6n de los
fil6sofos del privilegio: el ideal ha de ser considerado como inmediatam ente practico. Considerarle
como lejano, equivale a declararle imposible. ApiA·
celo tan indefinida mente como quiera el burgues
liberal; acepten los sufragistas pobres como \micamente posibles esas reformas sociales propuestas
por el socialista Viviani, elevado a ministro del
Trabajo en la Republica francesa, una de elias la
jo1·nada de diez ho1·as, y veran, infelices obcecados,
c6mo el tiempo pasa, la absorci6n capitalista crece,
el numero de accesionistas reemplazados por las
maquinas aumenta horriblemente y el conflicto
entre la miseria y la propiedad se agrava en vez
de dar el menor paso hacia la realizaci6n del ideal.
..
40
ANSliiLMO LORENZO
?,Que enfermo no aspira A la salud inmediata?
?,Que desequilibrio no reclama el restableci ·
miento de las leyes de la estatica?
?,Quien nove que todo lo que no sea la reinte ·
graci6n completa y perfecta de las cosas y los seres
en la armonia de las leyes de la Naturaleza ha de
traer consigo Ia creaci6n de modus vivendi transitorios que s6lo prolongan su existencia a fuerza de
transgresiones, cada vez mas violentas, de esas inalterables leyes?
Y no quiero ver solament~ mala fe en los privilegiados que filosofan sobre la desigualdad social
considerandola como indestructible; hay en ellos
atavismo e ignorancia, como entre los desberedados que la sufren.
Los miseros desberedados del patrimonio universal no han de dar la raz6n a sus explotadores:
lo impide la sociologia, que demuestra el a bsurdo
de la propiedad individual, y la justicia, que no
acepta que el bolgazan se apropie el fruto del tra·
bajo del trabajador.
III
Bl derecho de accesi6n
Hombre y persona. - Hombre-persona y hombre-cosa. -La
accesi6n.-La accesi6n en el C6digo civil de Espat'!.a.-Doctrina econ6mica del privilegio.-Continuaci6n teol6gica del
privilegio.-Contradicci6n y absurdo.-A mi hermano el
trabajador.
Hombre y pe1·sona. -Los romanos establecieron
gran diferencia entre homb1·e y pe1·sona.
Para ellos homb1·e era todo ser humano, y pe?·sona el hombre considerado en algun estado social
que le atribuyera cualidades 6 circunstancias para
gozar de ciertos derechos.
De1·echos decian ellos, pero privilegios debemos
entender nosotros.
Y si no, veamos:
Lo que llamaban estado lo dividian en natural
y civil; el primero era simple y no permitia divisi6n alguna; el segundo se subdividia en estado de
libertad, de ciudad y de familia, y conforme con
esta subdivisi6n, sentaron como axioma, como verda.d evidentisima, este monstruoso error: eEl que
no goza de ningun estado no es persona, es cosa. »
42
ANSELMO LORillNZO
De modo que el hombre-cosa y la muje1·-cosa
eran cosas apropiables y siempre poseidas, eran
esclavos por el hecho, por el derecho legal, por la
ley escrita, y se les contaba entre las cosas enajenables.
Homb1·e-pe1·sona y homb1·e-cosa.-Habia, pues,
dos clases de hombres y de mujeres: lib1·es, que gozaban de la facultad natural que tiene cada uno de
hacer lo que quiera, a no ser que la fuerza 6 la
ley lo impidan 6lo prohiban, y esclavos, que vivian
sujetos contra la Naturaleza al dominio ajeno.
Los esclavos, 6 nacian sit~ndolo 6 llegaban a
serlo: nacian de las esclavas, porque en estas,
como tales, careciendo de personalidad, el feto pertenecia como accesorio del vientre y por derecho
de accesi6n al dueilo de Ia esclava; y llegaban a
0
serlo: 1. , por ley llamada del derecho de gentes
los prisioneros de guerra conservados con vida por
el vencedor; 2. 0 , por derecho civil 1 como castigo I
los que incurrfan en ciertos delitos. El enlace de
los esclavos no era considerado como matrimonio
. como simple apareamiento animal, y a sus'
smo
frutos se les aplicaba aquel precepto legal: «El nacido fuera de matrimonio legitimo tiene la condici6n de la madre.•
. En la esclavitud, el hombre 6 la mujer no podian procurar su con veniencia a su arbitrio 1 sino
que habian de obrar siempre en utilidad de su amo
I
a manera de una bestia, como un caballo, un asno,
HL PUEBLO
43
un perro, etc.; y asi como una cosa no puede lucrar
para si, sino para su duefto, asi el esclavo trabajaba y no adquiria, y unicamente vivia por el inte·
res que como cosa util y utilizable tenia el amo en
su conservaci6n.
El autor que me sirve de guia dice: «Nuestras
leyes, siguiendo las huellas de la jurisprudencia
romana, adoptaron casi todas las disposiciones
relati vas a Ja naturaleza de la esclavitud, causas
de su constituci6n, etc., reduciendo adem as a la
esclavitud por la perpetraci6n de los delitos que
mas herian al honor, como el adulterio, rapto, etcetera; pero en el dia, las maximas cristianas y los
progresos de la civilizaci6n han be~ho desaparecer
la esclavitud de Espana, conservandose tan degradante estado en las colonias.» Cuando esto se imprimi6, el aiio 1873, todavia existian colonias espaiiolas y aun no habian conseguido el triunfo legal
los abolicionistas.
Pero abolida Ia esclavitud, Ges cierto que han
desaparecido de n uestras !eyes todas las disposi ·
ciones relativas a la naturaleza de la esclavitud?
No; todavia, como recuerdo de la antigua diferencia entre pe1·sona y homb1·e, existen p1·opieta1'ios y asalm·iados, dualismo absurdo e inicuo, hoy
mucho mas que ayer, porque si antes existia Ia
desigualdad como constituyente de la sociedad,
boy contamos ya veinte siglos de ese cristianismo
que predica el camaos los unos a los otros• y a
todos nos iguala como hijos de Dios y herederos de
AN~lllLMO
LORlllNZO
su gloria, y ba pasado poco mas de un siglo desde
que se institu) 6 esa democracia c1 ue declar6 q ne
«los hombres nacen y permanecen libtes e iguales
en derecbos • , y sin embarg o, vivimos sometidos al
regimen de la accesi6n, que es para tlllOS pri vile ·
gio que provee con abundan c ia A su d esarrollo y
c\ su vida, dandol cs satisfacc i6n ilimitada de s us
necesidades, de sus gustos y de sus capricbos, y
para otros m1se ria, humillaci6n y ruucrte premn.tura.
La accesion. - Para los rom a nos, Ia a c c esi6n
era el derecho d e adquirir lo que se aume nta. 6
une a nuestras cosas, y eso sigue sie mlo en uues·
tros dias.
Dada Ia e:xiste ncia de la propiedad de las cosas,
que no de ben ser pose idas indi~ H.lualm e ute por
causae que pueden ex.plicarse por In historia. aun·
que no justifit:arse por la raz6n ' es deeir , continuando cl sistema de usurpaci6n y de expolitl c i6n
que nos divide en pobres y ricos, se corupreude
que todo en la sociedad tendiese ~\ da.rle car:\cter
preeminente, y como las cosas apropiables y poseidas estan sujetas {t variaciones que arran can
d~ si mismas, d_e su propia manera de ser, 6 pro·
v1enen de acc1ones exteriores, fue preciso couta.r
con esas variacioues en beneficio del propietario.
De abi aurgi6 el llamado derecho de a.ccesi6n
-que es en si tan inmoral como el a.ntiguo derecbo de pernada y mas odioso, como causa.nte de
lllL PUEBLO
45
mayor da no- , que los doc tores di vidieron en na·
tural, indus trial y mix to, conside ra ndo q ue todo
lo que s e ng rega U. nues tros hie ues por benet1cio de
la Na turale:r.u, pot· e l ar te 6 po r la industria, uos
pert<>n ece eu p ropieda d.
D e jo a p<trLe, po r Ct je n o Ami p rop6sito, Ia n,•ce·
si6n Cll lo tOC<tllte A aluYio u e::~, uelta::;, des\Tia ·ion
del c au c~· de los r ios, isla a accidi•utales, •tc., para
a te 11 de r c.xclusi\Tn nw u te :\ la aceesi6n ttntural J
a r tifkia l con s u cndtcter de despojo, que bendicia
al p r opictario, sea usurpando las fuerza,. uatur ales, sen L'Xplocando 6 usurpando el trab.tJO del
jornalcro.
So bn• cst a ttlti ma forma de Ia ac ·esi6n poco
t~nian q ne deci r los romano~, porq ue teuiendo el
poseedor rolllano {t su Jispo~iei6n el hombr -('0~ l,
e l ho mbre s in csta do, el 110 eiudad.mo, el • cl.tvo,
le hadll t n 1ba ja r , ~ omo tt osotros unl'imc,.., el buey
a! arado , y no h a bi(• n do P.. plot.tei6n del sc 11ej. nte,
d el ig ua l, ~ ino dd iu ferio!', nadi .. tcuin nada que
r e procha rle .
En nucs t ros tie mpos ya es ot1a cos.1: Ia f rut"r ·
nidad c ristia.na y la ig ua h.lad dt>moc rAti c n huui "ran e x.igido la trn.ns formaci6n d-. Ia propi dad:
pero los propie tal'ios uo e lt vi uie rou A clio, .'
siendo, colllo son e llos, los !!Obc rnantes, lo I ,..i !adores y auu los dogma.tizautcs, hallnron ft\" ilmcnte el medio de continu, r la usurpnci6n d la
riqueza social con Ia adopci6n de dos sencilln formulas: la primcra se balla consignada 'n e l arti-
4.6
ANS~LMO
LORENZO
culo 359 del C6digo civil espaflol y sus analogos 6
correspondientes en los c6digos de todas las naciones, y dice asi: cTodas las obras, siembras y plantaciones se presumen hecbas por el propietario y
a su costa.:. La segunda la di6 Santo Tornt\s y la
sancion6 Le6n XIII en su enciclica Rerum nova·1 'um, diciendo, en resumen, que clos ricos no son
ricos, sino administradores de los pobres:..
La accesion en el Codigo civil de E~paiia .- EI
dualismo romano, fecundo en injusticias, se mani fiesta en la accesi6n. Asi, dado que uua cosa se
aumenta, se extiende 6 se modifica por la uni6n
de otra, surge la idea de distinguir eu,\1 es la principal y cualla accesoria, en Yirtud de la mn ima
que establece que lo accesorio es dorniua.do por lo
principal.
Hoy, lo mismo que hace veinte siu·Jos se con'd
b
,
s1_ era que Ia propiedad es el derecho de gozar y
disponer de una cosa; el propie tario de un terreno
es dueflo de su superficie y de lo que est•\ d =-bajo
de ella, Y puede hacer 6 mandar hacer Cit cl las
obras, siembraa, plantaciones 6 excavaciones que
le convengan; la propiedad de los bienes da dcrecbo por accesi6n a todo lo que ellos producen 6 se
lea une 6 iucorpora natural 6 artiticialmentc. '
Es decir, la propiedad es lo principal, la Na.turaleza Y el trabajo son acccsol'ios, y como tales
cosas accesorias pertenecen al propiotario los frutos naturales, los frutos industriales y los frutos
S:L PUEBLO
47
civiles. Y como en ellenguaje legislati vo y judicial
conviene anticiparse a las interpretaciones, dando
una interpretaci6n oficial, en punto ala propiedad
y para precisar claramente la extensi6n atribuida
al derecbo de accesi6n, el C6digo dedica un arti~
culo, el 355, ~:\ satisfacer esa con veniencia definiendo los frutos q_ue correspoudeu !ega !mente al
propietario:
«Son frutos naturales las produccioues cspontA·
neas de la tierra y las crias y deuu\.s productos de
los animates.
Son frutos industriales los que produccn los
predios de cualq uier especie t\ beueticio del culti vo
6 del trabajo.
Son frutos civiles el alquiler de los editicios,
precio dol arrendamiento de tierr s y el importe de
las rentas perpetuas, vitalicias u oLr<lS au<\logas. •
Otra. aclaraci6n so bre los frutos esta blece el
art. 357, diciendo:
cNo se reputan ,frutos naturales 6 industriales
sino los qnc est<in manitiestos 6 nacidos. Rcspecto
de los animales, basta que esten en el Yicutre de la
madre, n Llnque no hayan nacido. •
Doctl'ina ecOJlOnlica del pl'ivilegio.-En concepto
de los dcfeusores de la propiedad indiYidual, su
legi timid ad es i ndudable, y A estc prop6sito dice
un economista resumiendo el pensawicuto do la
burguesia: •Si el hombre es propietario de su cuer·
po, de sus brazos, de sus miembros, de su cabe-
48
49
ANSELMO LORENZO
EL PUEBLO
za, como de las facultades de au alma, porq ue su
alma y au cuerpo es el mismo, por su libre a.lbe·
drio, por su forma exterior, cl hombre se distingue
de Ia masa. de sus sernejantes, de Ia masa. de las
iuteligencias. I~l cuerpo es el resumen, el signo
coucn•to de aq Llellas fuerzas fisicas y morales, cl
limite materittl que impide A Ia personalidad iudividunl confundirse en esc vago uui\·erso del pan
teismo, donde los hec.:l10s del indi\ iduo
de la
especio no son mAs que los feu6menol3 mud.t blt~s de
uua intnutable unidatl. Asi, pues, dccir que el
hornbre es una. individunlidad distillta, qnc ticne
}a propiedad de BUB brazos y de SLIS fu~rzus, d 'cir
que pucde qucrcr y obrar por au cueuta, es como
si se dijera que lo que produdni. no scr{~ uu\s q u
una dependencia, una prolonn·aei6n de su indivi
dualidud, y dubcrA pertenecerle como su wismo
cuerpo. Hay algo de nosotros on ese ~am po lJ ue
hemos sembrado con uuestro sudor, y "n l'l cual
hemos hall ado la huella del sud or de u uostros
padres; hay algo de nosotros eu esa obra quo uuostnt mauo ha. fa.brica.do bajo la. direcci6n de uuestra
iuteligencia.•
·El objeto del trabajo, el fin pr6ximo que se
pro pone el que trabaja, es Ia propiedad pri v ada,
pues si emplea. sus fuerza.s y su ingenio en prove·
eho de otro, lo hace para proporcionarse de este
modo lo necesario ala \ida, y asi con su trabajo
adquiere verdadero y perfecto derccho, no s6lo de
exigir el precio debido, sino de iuvortirlo seguu su
voluntad. Luego si con sus economias logra. constituir Ull fondo de ahorros y para a.segurado mejor
lo invierte en la. compra de uu terreno, ese terreno
no es, en ttltimo resulta.do, otra, cos a q uc el sa Ia rio
ruismo, l!amhindo de lorma, y COllSCCU "ntcmente
propieda.d suya, ni m~\s ni nH'nos 4 ue el mismo
salario. Yen esto C<l balrnente consiste, como todos
sabeu, la, propiedad, ya. mueble, ya iumueble ...
De Ia misrna manera que .. 1 efecto siguc n Ja l!ausa,
asi es justo que el fruto del trabajo sea par, el
trabajador. Con raz6n, pues, la uni\·crsalidad del
genero huma.no, sin coumoYerse por las opiniones
contrarias de un corto nurnero, reconocc, considerando atenturnente la Naturalaza, l!UC "ll sua !eyes
reside el pl'iruer fundamento de Ia repnrtici6n de
los biene::~ y de las propiedades privadas: con raz6n
la costumbro de todos los sialos ha sancionado
una ~ituaci6n tau confonne a I. natura.leza. del
hombre y A la vida trauquila. y repoaada de las
sociedadcs. •
Confirmacion feologica del pl'ivilegio.-Coincide
con ese concepto <.le la propiedad el manifestado
por Le6n •XIII en su ya citada enciclica I fundado
en el An.ttguo yen el Nuevo Testamento, y con la
aprobam6n unl'tnime de todos los propietarios del
mundo, diciendo:
Colli radiccion !J absu,·do . - j "ofiama colosal di 0".
no de la men ta.l idad de aq uellos sal vajes quo cree u
'
1:"1
•
50
ANSELMO LORENZO
que el mundo es una bola sostenida por un elefante, y no saben responder al que pregunta quien t>
que sostiene al elefan tel
Los economistas, el Papa in[alible, el Espiritu
Santo bablando por la boca 6 por la pluma. de los
autores de la Biblia, los legisladores cristianos, los
legisladores dem6cratas, todos los funcionarios de
Ja justicia hist6rica, Ia rnasa total de los propietarios, la masa ignorante de los desberedados que
cree y acata a los que mandan y usurpan el patri·
monio universal y ti los que justift can A mandari·
nes y usurpadores; todos, todos iucurren en una
contradicci6n, en un absurdo gra visimo; tanto, que
por el se ha desangrado la bumanida.d, se ban de ·
rramado torrentes de higrimas, se ha esterilizado
la inteligencia de milloncs de seres humanos, se
ba imposibilitado la felicidad, y lo que es peor,
vivimos fuera de un centro racional y el progreso
sigue vias que no conducen al ideal natural y positi vo humano.
Todos esos usurpacionistas hablan dol hombre,
y sobre su trabajo fundan su dcrecbo ~\ la propie·
dad; pero (,DO son hombres aquellos t\ quienes el
derecbo de accesi6n despoja del fruto do su trabajo? (,Acaso son trabajadores, crcadores, recolec·
tores y conservadores de su propiedad todos los
propietarios·~
Los romanos pagauos eran 16gicos: con su definici6n de hombre-cosa dejaba base auticiente para
que el hombre-persona pareciera propietario digno
JilL PUEBLO
51
y bonrado; pero los cristianos y los dem6cratas
-y son dem6cratas para la consideraci6n legal de
la propiedad todos los li berales que no aceptan al
rey como sefior de vidas y haciendas-, los que admiten la igualdad esencial de los hombres ante
Dios y las leyes, carecen de dignidad, no son bon·
rados en el sentido intimo de Ia palabra, justitican
el dicho cla propiedad es el robo •, viven en un
amasijo social falso, que si basta a bora ha podido
sostenerse por rutina, por ignorancia y por Ia
fuerza, es en si tan debil ante la raz6n como infima arista ante Ia fuerza del hurac.\u, y la critica
cicntifica por un lado y la indignaci6u dt! los despojados por otra combatiendo la rutina, desvanecert\n por fin la ignorancia y con vertirAn la
fu erza en debilidad, la injusticia en justicia, el
mal en bien, la desgracia hist6rica en felicidad
imperecedera.
Lo asombroso es que ni el Papa, ni con el todos
los usurpacionistas inteli~eutes, ignoran qu e lo que
dicen del hombre como fundam ento del de1 eho de
propiedad individual no se aplica. <\ todos los hombres, rnienten A sabiendas y roman la. mentira
como vcrda.d revclada y Ia iujusticia por manifes·
taci6n concreta y prActica de Ia ciencia del dcrecho. Bien lo sabin. Le6n .. III cuando 1, rnentaba
eel haberse acumulado la riqueza en pocas mauos
y haberse extendido la. pobreza. en la. multitud.-, y
despues cuando exclamaba: « Lo qu cs ,.ergonzoso
e inbumano es emplear A los hombres como viles
52
ANSBILiriO LORBINZO
instrumentos de lucro y no estimarlos mas que en
proporci6n del vigor de sus brazos.,.
Lo ci.erto es que el dualismo romano, noble al
fin en cuanto era declarado, existe entre nosotros
hip6crita y vilmente, como lo demuestra entre otras
muchas cosas la defiuici6n corriente de la palabra
pueblo, de que me hago cargo en otro Iugar, y el
art. 356 del 06digo civil, que dice asi: eEl que per·
cibe los frutos tiene la obligaci6n de abonar los
gastos hechos por un tet·ceJ'O para su producci6n,
recolecci6 n y conservaci6n. ~~ Que es como decir:
eEL propietario, holgazan 6 no, pero egoista e inhumano siempre por el medio en que vive, tiene
derecho por accesi6n a desposeer al trabajador, a
perci bir los frutos producto del trabn.jo de un terce1·o, mediador entre el propietario y la propie·
dad, a COndici6n de abonar a eSe prOdUCtOf I a ese
tercero, el trabajo de producir, recolectar y conservar.»
Uno es el hombre propietario, otto inferior es el
hombre tercero jornalero; no hay unidad humana
posible ante la religi6n ni ante la ley, y una men ·
tira es la igualdad civil y la igualdad politica de
nuestra civilizaci6n.
Bien lo expres6 Pi y l'Ylargall, escri biendo:
«Hoy el propietario es incondicionalmen te dueflo
de la tierra que ocupa. La goza en vida; la trans·
mite a sus herederos. Puede A su albedrio enaje·
narla por venta, por permuta, por donaci6n, por
cualquier otro titulo. No la rige ni la ha de regir
lllL PUBIBLO
53
nunca por el ajeno interes, sino por el propio. La
destina ala producci6n 6 la convierte en parque
de caza; la cultiva 6 no la cultiva. Ni porque la
deje ailos y ailos yerma, ni porque totalmente la
ol vide, ni porque se hay a desde:fiado de conocerla,
pierde n unca el derecho de cerrarla a sus semejantes. La pierde por prescripci6u, mas s6lo tolerando
ajenas intrusiones.
»(,Se decide a cultivarla? Busca, si es algo extensa, braceros que se la abooen, se la aren, se la
siembren, se la escarden, le sieguen y le agavillen
el trigo, le trillen en la era las parvas, le planten
y le poden los arboles, le rieguen la huerta, le
cuiden el ganado, le recojau y amontonen el heno
y practiq uen las de mas labores que la agricultura
exige. Retira en recompensa de la. direcci6n de los
trabajos todo el fruto, y paga a sus gailanes con
salarios que apenas lea permiten mal vi vir en miseroe tugurios.
,. Aqui, cuando menos, ha de pensar en su fine a
y correr el riesgo de las malas cosechas. Si aun
esto quiere evitar, la cede en arrendamiento. Sin
cuidados de ningun genero cobra ento.nces la mejor
parte de los frutos en una renta que no disminuyen
ni las sequias, ni el grauizo, ni la laugosta., ni el
oidium. No tiene ya la tierra en su mano, y con
todo la posee como dueilo; vencido el termiuo del
contrato 6 el de la ley, puede lanzar al colono que
mAs se la fecunde con el sudor de su rostro y el de
sus hijos. Su colono, trabajando, no gana nunca
ANSI!ILMO LORI!INZO
poder a lguno sobre la tierra, y el, sin trabajar,
conserva el que adquiri6 por su titulo.
•Gracias a este regimen, el del dominio, la tierra, qu e deberia haber sido para todos los hombres
fuente de libertad y de vida, ha venido A ser para
los mas origen de pobreza y servidumbre. l Cabe en
lo humano que se deje tan en absoluto a m erced de
unos pocos lo que para todos es necesario?•
A mi hermano el t1'abajador. -Conque trabajador, compailero mio, hermano mio I vu elve a leer I
medita, determina raciona lmente tu voluutad, y
manda en hora mala al que en nombre de una justicia infinita te diga que siempre ha de ha ber pobres
en el mundo, al que en nombre de la patria te usurpa tu participaci6n legitima en el patrimonio nacio nal y universal y al que en nombre de la republica
te reduce a Ia condici6n eterna de accesionero y
su(1·agista , 6 sea de creador de riq ueza pa ra e l amo
Y de votante pa ra el ciudadano propietario .
Entre trabaja dores que van a anula r la accesi6n esta tu lugar .
AvergUenzate de ocupar otro.
Y si no, confiesate esquirol impenitente, siervo
por ata visroo invencible, enemigo de ti mismo, de
tus hijos, de tus hermanos; besa la mano del pri vi legiado que te da pan y derecho democratico de
li.mosna, y sufre el desprecio me recido al que,
s1endo victima, se complace en ser c6mplice de sus
mismos tiranos y explotadores.
IV
El trabajo envilecido y maldito
La maldici6n biblica.-EI hombre superior.-Error persistente .-La. domesticaci6n del fuego.-Sociedadet1 complejas.M io, tu.) o.) suyo; maodar y obedecer.-La esclavitud transformada. en ~tln idumbre.-Los payeses de r~mensa.-Resu­
men hist6rico de Ia propiedad territoriai.-Sofi::~ma propietario.
La maldicion blblica .- La trad ici6n religiosa
presenta cl tr<tba.jo como cas tigo irupucito c.\. Ia desobedienda, como condigna peua <'t un acto de rebeldi a; en camb10 ensalza Ia ociosidad ru istica co mo
una. vi rt ud.
c Y a.l ho mbre dijo: Por cuanto obcdeciste A la
voz de tu muje r , y comiste del Ar bol de que te
ma ndc diciendo: No co ru era s de cl, ru ald ita sera la
tierra por umor de ti; co n do lor c ome r<\~ de ella
todos los di as de tu vida.;
• Espinas y cardos te prod ucirA, y comen\s
hierba del campo ;
•Con el sudor de tu rostro comeras el pan ba sta
4ue vuelvas ala tierra ...
56
ANSELKO LORENZO
EL PUEBLO
»Ech6, pues, fuera al hombre ... » (Genesis, III ,
13 a 24.)
vitales que tenemos al alcance de nuestras manoet
a6lo son adaptables a nuestras necesidades por el
trabajo; que el trabajo r otur6 los eriales, desec6 y
sane6 los campos, encauz6 los rios, mitig6 los elimas, domestic6 los animales, escogi6 y perfeccion&
las semillas y con su cultivo asegur6 la existencia
y la multiplicaci6n de la especie bumana; que mer~
ced a esas primeras ventajas creadas por la agricultura se fund6 la sociedad, y con ella la indus~
tria, la ciencia, el arte, y fue posible el cambio, y
con el la solidaridad humana, el becho es que el
trabajo, al que todos somos deudores de la vida,
continua bajo el peso de la maldici6n biblica y del
vilipendio de los poderosos, y el trabajador es
toda via oprirnido y despreciado en el mundo, y
unicamente el propietario, el usurpador de la ri·
queza natural y social, goza de la vida, tanto como
lile lo permiten la amplitnd de su conciencia y las
anagazas que le tienden los usurpadores aspirantes, los arrivistas, los que aspiran a ejercer la
usurpaci6n contra los mismos usurpadores.
A este prop6sito, el doctor Gine y Partag;;\s relilume en brevisimo cuadro la situaci6n en los siguientes terminos, que reproduzco a titu lo de testimonio imparcial: eEl trabajo ha establecido la
propiedad; esta ba ocasionado la guerra; de la
guerra se originaron las antiguas categorias socia.les de amos y esclavos, de productores y co neumidores. En nuestros dias no existe la esclavitud sostenida por la fuerza; per o a un hay una presi6n de
c.Mir ad las aves del cielo, que no siembran, ni
siegan, ni allegan en alfolies, y vuestro Padre celestial las alimenta ...
» Reparad los lirios del campo c6mo crecen; no
trabajan, ni hilan;
»Mas os digo que ni aun Salom6n con toda su
gloria fue vestido asi como uno de ellos .• (Mateo,
VII, 26 a 29.)
Con ese concepto de la sabiduria y de la justicia infinitas aplicado al fundamento de la vida
social, lque habian de hace r los mandarines y legisladores?
El homb1·e superio1·.-El que se tiene por superior, claro es que ba de considerar la ociosidad
como un bien que le corresponde de derecho, y la
desobediencia del inferior como un crimen, por el
cual el culpable ba de penar y trabajar por su
inferioridad permanente, para la elevaci6n constante e inalterable del superior.
Ese interesado error de los privilegiados se
condens6 en un mito, se coloc6 en el supuesto genesi~ del mundo, form6 parte de un dogma, se le
cons1der6 de revelaci6n divina y se le rindi6 culto.
E r1'o1· persistente.- Y el error persiste con t r e·
mendo arraigo: siendo pat ente que los r ecursos
57
68
ANtll!ILMO LORRNZO
RL PUEBLO
arriba, que pugna fuertemente con una presi6n de
a.ba.jo: es la lucha entre el capital y el trabajo. No
ha habido mAs que un cambio de dinastias metAlieas: el oro ha reemplazado al hierro. No hay cadenas para el trabajador, pero en cambio vive A
merced del poseedor del capital acumulado.,
Definese la industria en general como el arte
de utilizar y aun de violentar la naturaleza exterior. Entre las invenciones y descubrimientos de
las epocas primitivas de la humauidad 1 la in venei6n del fuego fu6 capitalisirna.. El asombro, la
admiraci6n y la alegria que suscit6 entre los hom·
bres esa invenci6n se atestigua por las numerosas
religiones pirolAtricas que han existido y aun
existen.
que durante una larga eerie de siglos el hombre
con la piedra cortaba, perforaba, he ria. y gol peaba.
al alcance de la. mano y aun A distancia.
Duefio del fuego y armado, podia el hombre ir
viviendo, habia realizado un gran progreso y con
el otros progresos correlati vos generadores de otros
cada vez mAs importantes: sabia vestirse, tenia
una vivienda y en ella podia almacenar provisiones, dar Jibre curso al amory crear una familia.
La domesticacion del fuego.-En efecto, lo que
puede llamarse la domesticaci6n dt>l fuego fuc para
el genero humano uu acontecimieuto du uu alcance
incalculable: sin el fuego no ha bria cociua posi ble;
las industrias principales serian iuabordables; el
hombre se hubiera estacionado en el principio de
su evoluci6n; la luz artificial no prolonaaria sus
dias, ni se hubieran fortificado los iustin~os socia.les al mismo tiempo que se desarrollaba la inteligeucia.
Convirtiendo el ingenio en fuerza, supli6 el
hombre su debilidad fisica con los iustrumentos y
las armas, Y asi vemos que una de las clasificaciones prehist6ricas se denomina edad de piedra, por-
Sociedades complejas.-Llegado A este punto,
qued6 capacitado para fundar sociedades comple·
jas; pero considerando los progresos humanos en
lo que realmente tienen de progresi vos y sucesi vos,
no ha de ol vidarse que desde el primer momeuto
en que un hombre, el primero que discurri6 y prac·
tic6 el primer deecubrimien to de caracter social
por el hecho de haber sido utiliza.do por otros
hombres, continuandole 6 haciendole servir como
aenerador de otros descubriwientos de aplicaci6u
0
tambi6n generalizada, quedaron agrupaciouee humanas rezagadas, hasta el punto de poder decir
que Las hay que vi ven toda via en el periodo pre·
hist6rico, que no couocen au11 cl fuego, 6 si le han
visto, ha sido presenta.do por civiliza.doa conquis·
tad ores.
lla de obeervarse, adenu\s, como dice Reclus,
que hay casos en que el ciclo de la his to ria comienza de nuevo: con el triunfo de los bArba.ros,
por ejemplo, casi todas las conquistas de la cultura
60
6t
ANSELMO LORIONZO
EL PUI!lBLO
antigua estaban perdidas y la r econstituci6n de
este haber s6lo era posible por el traba jo de los
sig los; parecia qu e la huma oida d hubi e ra r e rnon tado hacia sus origenes ; pe ro a s u seg unda pa rtida
el rnundo euro peo poseia, junto con a lg unos r es tos
del tesoro literario y cientifi co de g riegos y romanos , la venta ja de conser var cierto se utimie nto de
la unidad humana : su horizonte o-eog r a fi co er a mas
amplio que el de la g ra n multit~d a o6nima de los
antiguos ci vilizados.
vidad es vulgares, auoque aparezcan como obra siot eti ca del geuio, simboli zados en Prome teo, e ncadenado por orden di vina c.\ una ro ca y devor ado
por un ave de rapina , sou malditos en s us prod uc tores, pero ofr ecidos como tributo y homenaje, son
complacie ntemente disfrutados por los priyiJegiados.
. ~a agricultura, mas que la ca za y la pesca pri mttt vas , coustituia un a coudici6n de se<T uridad de
subsiste ncia, y sobre ella, y ta mbie n ; a ra aten de rl_a , bubo de aumenta rse la pre visi6n y la obser vact6n, Y con ella vino el conocimie nto. Una de
ius consecuencias bubo de se r conoce r por primera vez, si 00 1 ~ a~undanci a, la excede ncia , lo qu e
seg uramente msptraria la idea de cambio entre
a?rupacion es que por vecindad 6 por fac ilidad de
Vla~ de comunicaci6n se hallaban en contac to, y
aqul entra uu nuevo elemeuto de actividad lanavegaci6n en los rios entre ambas orillas y a io largo
de las_ mismas, Yen el mar en una misma costa 6
entre tslas pr6ximas.
_El descubrimie nto Y utilizaci6n de los metales
sena un nu e vo impulso de ese movimiento bacia
la ? er_recC1·6 n, Y aunque contenido en practicas
casl rttuales para evitar au olvido contribuy6
pod;rosamente al constaote avance p;ogresivo.
ues todos esos progresos, resumen de las acti-
.Alio, tuyo !J suyo; mandc11· .11 obedeceJ'.-fi~ l dualismo roroauo, producto d las tdeas de superioridad ) de inl'crioridad, no dire hijo uc la maldici6n
biblic.a, sino de su ber mana Ia sobcrb~ de los con
quistadores J de los domina.dores de todas las epo cas y de todas l:1s razas, que antes era una consecuencia y hoy cs una supen·i \·en cia, tienc tam bien
s u explicaci6n rac.ional: el hombre-peJ'80Tza y el
hombre-cosa son una derh·aci6u de l antagonismo
resultante de Ia distincion entre lo fli.IJO y lo mlo y
de las acciones mandcn· y obedecer, que fo rzosa mente tienen por sujeto <'I superior y el inferior, e l
poseedor y el despojado, el ilust re y el ma ldtto.
Es pr obable que los hombres prehist6ricos que
v ivia n en el clan pr i mi tiYo de Ia rraternida.d comuni sta se d is per sara o po r Ia acc i6n de difcr e ntcs
ca usas, y Ia prevision y Ia desconfianza, pri mer as
ma nifestacion es de l egotsmo, les ins pira ra el deseo
de a propia rse cosas que asegurara n au s ubsis te ncia.,
y de a bi surgiera la idea exclusiva de lo mio, sin
otro respeto ni mAs consideraci6o A lo tuyo y a lo
suyo que la ambici6n propietaria, La incorporaci6n
62
ANSELMO LOReNZO
A_Io que he hecbo botin mio por la g uerra y ganan .
Cia mia por la astucia, legalizada 6 santificada.
Asi sentida, comprendida y practicada la propie·
dad desde su origen basta el presente, tenemos que
ella es a la vez causa y consecuencia de Ia enemistad de los hombres, del antagouismo que carcome la solidaridad social y basta de esa enormidad
Hamada lapaz armada que en nuestros dias arruina
las naciones sometidas al error de n uestros esta.
dist~s, especie de matonismo y de guapeza internaciOnal que constituye una de tantas vergUenzas
que desbonran a la burguesia dominante, como re ·
presentan te Y sucesora de las clases tiran icas del
pasado, contr~ lo cual protesta el proletariado, que
da forma y VIda al autimilitarismo, y por ello se
eleva a grande altura progresiva y salvadora.
. La his tori a con firma plenamen te las afirmactones antes expuestas, aunque adoptando ciertas
for~as :xteri~res que bajo el aspecto de mejoras
proorestvas 6 mtroducidas por el progreso no alteraban. en lo mAs minima lo fundamcn tal. Asi he
mos vtsto la esclavitud romana, considerada por
mucbos autores como un bien, establecida con el
pretexto filantr6pico de salvar la vida a los prisioneros_ de guerra, y en realidad para dar vida a la
accest6n ' la cual v·1ve mvanable
·
.
y firme despues
de haber renacido un comunismo pasajero en las
ag~~as cristianas Y haberse practicado la igualdad
polltiCa en los comicios revolucionarios.
BIL
PU~BLO
63
La esclavitud trans(o1·mada en servidumbr~.­
Los godos, al llegar a las Galias y a Iberia, halla ..
ron establecida Ia esclavitud y Ia aceptaron modificAndola . La esclavitud pas6 a ser servidumb re y
los hombres se distinguieron en senores y siervoe.
La di~tinci6n esencial entr e los hombres, el
hombre· persona y el hombre· cosa, se impuso y
qued6 eubsistente, adaptada a las nuevas condi ciones sociales aportadas por aquellos b<\rbaros,
que alla en el Norte, su pais de origen, id6latras
y paganos, tenian sentimientos igualitarios, y no
apropiandose indi vidua lmente Ia tierra, rlejaban
pacer libremente sus ganados por territorios sin linderos, y los abandonaban con sus familiae para
establecerse temporalmente en otros.
El cristianismo y Ia conquista triunfante lee
hizo propietarios y tiranos: acataron la maldici6n
del trabajo y se repartieron las tierras, y cada individuo aceptaba su lote en el reparto como una
recompensa debida {t au valo r , en cuya posesi6n
entraba como seno r y hombre libre, la disfrutaba
por toda Ia vida y Ia legaba A sus hijos: entonces
recibi6, pues, forma constante y duradera Ia propiedad territorial, convirtiendose en alodial, es
decir, de libre y absoluto dominio; pero como estos
nuevas propietarios no podian cultivarlas por incapacidad tecnica y por sus aficiones guerreras, sur·
gi6 el feudalismo, que conserv6 el derecho del propietario y di6 forwa adecuada y apropiada a las
circunstancias, Ala explotaci6n del trabajador, al
64
ANSELMO LORIDNZO
siervo del terrufio, castigando al vencido con la
pena y la deshonra del traba.jo.
Los payeses de ?'emensa.-Es curiosa el caso de
castigo por el traba.jo y por la servid um bre que se
halla en la historia de Cataluiia, dondc existieron
los payeses de 1·emensa, clase infellz que vi via en
la mas dura opresi6n, debido, segun la tradici6n, a
que en la epoca de la reconquista varios catalanes
que habian aceptado la dominaci6n sarracena,
temerosos de Ia venganza de los domiuaJores, se
negaroo a. auxiJiar a SUS Campa triotclS que, por
menos sufndos, mas esforzados 6 teuiendo menos
que perder, se lanzaron ala lucha contra. los moras.
Triunfantes los godos y los rrancos, dejaron A
aquellos campesinos en la misma aervidumbre en
que hahian estado antes, y sus descendicntes sufrieron durante mucbo tiempo Ia cui pa. utribuida a
sus ascendientes. Asi se explica el oril)'en de Ia
servidum?re de los de remensa, y aunq:e varios
autores megan esa explicaci6n no se co mprende
sin ella c6mo pudo prolongars~ por tanto tiempo
a~ue l estado entre las libres y populares instituCl?nes catalanas, lo mismo que el odio con que eran
muados aquell os In
· fe 1·tees. Su servidumbre consistia en los llamados cmalos usos •, y se 1es d eoomi.
b
na a: remensa l'~e 1 ·sonal cugucta
· ~orquta
. arc~a
. y
firma de espolio (o1·zada. Por ellos' el siervo ~o podia
abandonar
el t ern't ono
· del senor sin previo rescale
.
m po d'Ia ven d er lo que poseyera; el senor tenia de-'
J
,
EL PUEBLO
65
Techo a hcredar la tercera parte y aun la mitad de
los bienes del siervo; percibia la mitad de Ia dote
6 bienes de la sierva adultera, 6 la totalid ad si el
marido era convicto de consentimiento en el adulterio; heredaba tambien al siervo sin herederos
legitimos, pr6ximos y directos; podia obligar ala
sierva A ser nodriza de sus bijos, y por ultirno se
atribuia el derecho de gozar de Ia virginidad de las
esposas siervas.
Estas huruillantes y opresivaspracticas, usadas
en aquella epoca co11 mas 6 menos rigor ) con
variedades que no alteraban su eseneialidad en
toda Europa., tuvo sus naturales oscilacioues, pero
siernpre rovisti6 cl caracter de desbonra del trabajo
impuesta al trabajador.
Resumen hist61·ico de la propiedad fetTitoJ·ial.«Durante los primitivos tiempos-dice La\eleyeel elemen to social predominaba en la propiedad
territorial. La tierra e ra uo dominio com(m que
pertenecia ala tribu; y de la que loa individuos no
poseian mus que el goce temporal. En Grecia, una
gran parte del territorio pertenecia al Estado, y el
resto permanecia en r elativa depeodencia del mismo. En Roma se estableci6 el dominio quiritario, 6
sea el derecho absoluto de los quirites 6 caballeros
sabre sus propiedades territoriales. En la Edad
Media, en el sistema feudal, la prop\edad era una
remuneraci6n por ciertos servicios prestados. El
feudo no era mas que el pago de un servicio. En
5
66
ANSELMO LORENZO
principio no rue bereditario; el soberano lo conferia durante Ia vida, y el que lo goza.ba debia, en
cambio, ser guerrero, mantener el orden y admi
nistrar justicia. La propiedad indivisible del mayoraz~o tiene tambien un carc'l.cter social muy pronunciado: el individuo que la posee no disfruta
mas que del goce pasajero de la misma; no puede
dispon er de ella, porque esta destinada a conservar
la. familia que, con sus recu erdos, su gra.ndeza y
sus deberes bereditarios, se le considera como el
elernento constitutivo de Ia naci6n. En esas condiciones irnpuestas al mayorazgo y en otras anAlogas
se funda Ia instituci6n y la conservaci6n del he)·eu
en el derecbo catalan, que los jurisconsultos cata·
lanistas ensalzan sobre el derecbo general cspai1ol,
que aboli6 los mayorazgos por inspiraci6n r evoluciona ria, ya que en esto irnit6 A la Asamblea
Constituyente francesa. Hoy la propiedad ha sido
despojada de todo caracter social: completamente
distinta de lo que fue en su origen, no tiene ya
nada de cornun. Privilegio sin obligacio nes, sin
trabas ni reservas, la propiedad parece que no
tiene otro objeto que asegurar el bienestar del in·
dividuo poseedor; asi se la concibe, asi se Ia define.
Movilizada por Ia transmisi6u, pasa de uuas manoa
a otras favorecida por la accesi6n con los frutos
que produce 6 se le hace producir y los animates
que sustenta y cria. Por ir demasiado lcjos en esta
tendencia se han conmovido las bases de Ia Socie·
dad, pero en lo porvenir sedan\ m~\s ancho campo
EL PUEBLO
67
al elemento colectivo. •Se hade llegar-dice Fichte-a una organizaci6n social de la provincia en
que esta. pierda su caracter excesivamente privado
para llegar A ser una instituc i6n pt'tblica. Hasta
ahora el principal deber del Estado ha consistido
en garantir al propietario el pacifico goce de su
posesi6n; en Jo succsivo, la Sociedad pondra A cada
uno en posesi6n de la propiedad a que su capacid<.Ld
y necesidades le den derecho ... ~
Sofisma propietario. - Loa autores que quieren
demostrar la necesidad de la propiedad se apoyan
inconscientemente en razonamientos que demuestran absolutamente lo contrario de su prop6sito, A
saber: que para ser legitirna habria de estar organizada como entre los pueblos primi ti vos, es decir,
de ruanera que estuviera garantida A todos como
un derecho natural e intransmisi ble. Portal is, tra·
tando de la propiedad en su exposici6n de ruotivos
en apoyo del C6digo civil, dice: eEl hombre no
puede vi vir mas que de su tra bajo; para trabajar
ha do poder apropiarae una pa.rto del suelo, a fin de
que pueda disponer de ella A su gusto; lucgo la.
propiedad ea necesaria ... Bastia.t establece las mismas premisas que Portalis, sin ver wcjor sus consecuencias, infiuido quiz~\s por ul ataviamo de la.
divisi6n indestructible de la humanidad en claaes
pri vilegiadas y clases desheredada.s, puesto que
dice: •El hombre nace propietario, porque nace
con neceaidades cuya satiafacci6n es iudispensablo
68
ANSELMO LORENZO
EL PUEBLO
a. la vida, con 6rganos y facultades cuyo ejercicio
es indispensable a la satisfacci6n de la necesidad. •
Pero estos autores, como ya hice notar respecto
del resumen de las teorias propietarias de los economistas y con una cita de la enciclica Rerum nova
'r um, cuando dicen eel hombre• no quieren signifi·
car ctodos los hombres»; establecen una diferencia
entre propietarios y no propietarios, y consciente
6 inconscientemente, dividen la humanidad en dos
partes enemigas irreconciliables. Porque si el hom·
bre nace propietario, hombres son tambien esos
millones de trabajadores que carecen de lo necesario para vivir, y por tanto, su argumento, lejos de
ser individualista, es perfectamente comunista.
Resulta patente que el pri vilegio les ofusca y son
incapaces para comprender el progreso, porque no
pueden aceptar la igualdad esencial de todos los
individuos que constituyen la humanidad.
Vemos, pues, que una especie de con venci6n
utilitaria y exclusivista se tom6 como fundamento
de derecho. El fuerte, y sino el fuerte en el verdadero sentido de la palabra, el poderoso por su
posici6n abusi va, imponia su voluntad con mAs 6
menos ceremonia, pero en el fondo con evidente
injusticia y repugnante violencia, ya que ante las
f6rmulas cla bolsa 6 la vida· del foragido, el cctimplase• del rey absoluto y cla sanci6n• dada al
acuerdo de una asamblea por un rey constitucio·
nal 6 un presidente republicano, siempre se halla
la inmanencia del derecho de los individuos ante
69
una fuerza mayor que le obliga a obedecer, A despojarse de lo suyo, A poner la propia perso_na A la
merced del imperante y a acatar el despoJo como
expresi6n de la justicia.
.
Lo cierto es, en resumen, que siendo la necesidad anterior a la idea de unidad de nuestra especie· visto que los elementos naturales no eran utilizables sin previa y penosa preparaci6n, la rebeldia
del egoismo contra la justicia imagin6 el dualismo, que si en asuntos cientificos es fuen te inneo-able de errores, en sociologia es causante de toda
fniquidad: Dios y el hombre, superior e inferi~r,
vida de holganza, goce y honor, y vida de trabaJo,
dolor y deshonra.
lNo lo ves, trabajador? Tus explotadores y tiranos sobre su cualidad de hombres se atribuyen
' y dignidades y te usurpan la parte de nque.
titulos
za natural y social que te corresponde en el patrimonio universal, y tu, rebajado de tu cualidad de
hombre al ni vel de la bestia de carga, vives condenado a un trabajo maldito y vil.
71
JilL PUJIIBLO
v
Bl derecho
El derecbo aegun el criterio individual y el colectivo.-Contradicciones y absurdos. -Sociedad y Estado. - La Sociedad
crea la libertad.
El derecho segun el c1·iterio individual!/ el colectivo.-Para regular las relaciones de los hombres
dandoles un fundamento de derecho y una finalidad
social, adrnitense generalmente dos teorias: la que
parte de Ia existencia del individuo y la que se
funda en la naturaleza humana. Por la primera se
entiende que el derecho, derivado de las costum·
bres, definido por el legislador y consignado en las
!eyes, sirve de norma A los gobernautes, A los oficiales de la justicia y A los indi viduos; por la segunda
el derecho hurnano es ingenito en el hombre, iliruitado y absoluto, se halla en concordancia con las
leyes naturales y es anterior y superior a toda ley
escrita 6 consuetudinaria. En un caso el hombre
resulta hechura del hombre, moldeado por el Procusto dogma.tico y autoritario; en el otro el hombre
es el Adan, no mitico, sino fisiol6aico
considerado
0
I
como tipo perrecto y padre de la especie humana.
Las cousecuencias de una y otra teo ria, que en
la sencillez de su enunciaci6n casi se confunden,
son diametralmente o.puestas.
Afirrnando el derecho con r elaci6n al individuo,
como dependi ente del Estado que le define y establece, y de la Sociedad, que le practica, resulta
.que siendo la parte inferior al todo, el individuo
se balta supeditado ft Ia colectividad. Por eso declan los romanos, y despues de ellos todos los tiranos: Ia sa Iud del pueblo, 6 de la patna, 6 do la
mouarquia.., 6 de Ia r epublica, segun los casos, es
la ley sup rema.
En concepto do antiguos jurisconsultos, el derecbo ci vii cs el que cada pueblo establece para ISU
gobicrno ) es propio de cada na ci6n. El dcrecho
roman o se llama tambien por excolencia dcrecbo
civil, <tsi como Homa se llaru6 tambien Ia cittdad.
Establcc('SC cse dcr<>cho seg(tn lo exigeu las ctr ·
cunstandas y los intPrcses peeuliares de ead.L Estado, y por csta causa el derecho no es lllllCO ui
uni versa!.
Para los que asi juzgan, el derecho es Ia ley.
Como tal le), se halla bajo el poder de la jurispruden<.;ia, Ia que se d~fine como la cienda pri'Ldica
de interpretar y aplicar Lien las leyes ~\ touos los
casos quo ocurran. ~u interpretac1611, o p •rlenecc
allegiglador, y entouces se llama autcnti ca , 6 al
juez, y en este caso se dice usual, 6 ;\. los jurisconsultos, y so dcnomina doctrinal. Respecto ue au
aplicaci6n, se cousidera que un jurisconsulto ba
-
.
72
ANSELMO LORENZO
de hallarse adornado de estas tres cua lidades:
saber las leyes, interpretarlas debidarnente y aplicarlas con justicia; pero la practica ha dernostrado
la existencia de los siguien tes casos: bay leguleyos
que sa ben las !eyes y no las in terpretan ni las
aplican; jurisperitos, que las interpretan aunque
ignoran su aplicaci6n; jurisconsultos, que reunen
l as tres cualidades requeridas, y rabulas, que las
aplican temerariarnente, ocasionando los dafios
consiguientes.
Para los espalioles, el derecbo y la ley, sin6uirnos en el concepto de los autoritarios como hemos
'
visto, r ige desde que en forma de mandato
legal se
p ub lica eo la Gaceta. La ignorancia de las leyes
no excusa su cumplimiento, y las leyes s6lo se de ·
r og·an por otras leyes posteriores.
He ahi el hombre aprisionado en el sistema
protector.
Fundando el derecho en el adanisruo res nlta
.
'
1nmanente y consubsta ncial co n nuestro ser y
existe por ig ual eo todos los individ uos sin excepci6n.
Pi Y Margall ha escrito en su li bro L a reaccion
y la 'revolucion:
cTodo derecho na tural, s6lo por serlo r eu ne Jas
condiciones de absoluto, uni versa l, inen'ajena ble e
imprescriptible. Cualquiera limitaci6n a rbitraria,
cualquier atentado contra el merecen la califica·
ci6n de crimen. Mi derecho e~ igual al de todos rnis
semejantes: c,quien, pues, podra nunca decir, sin.
E~
PUEB LO
73
violar la ley eterna, se sujetara <'1. estas reglas?
Hay una sola regla para rni derecho, y es la igual·
dad del derecho rnisrno. c,Deseo, en virtud de rni
derecho, algo que hay a de ofender el de un tercero?
Mi deseo es ilegitimo, y como tal, irrealiza ble. c,Le
cumplo , sin em bar go? La Sociedad, establecida
para hacer respetar el derecho de todos, esta en el
deber de obligarme a respetarle. Mas que, tomand(}
este deber por pretexto, no venga nunca la Sociedad y diga: cTienes el derecho, pcto no puedes
ejercerlo mientras no hayas cultivado tu entendimiento 6 me pagues un tributo•, porque me creere
entonces con la facultad de contestarle: cc,Quien
eres tu para irnpedir el uso de mis derechos de
hombre? Sociedad perfida y tiranica, te he creado
para que los defiendas y no para que Joe coartes;
ve y vue! ve a los abismos de tu origen, <i los abismos de Ia nada • c,Podra con mas raz6n Ia "'ociedad
pe rmitirme que ejerza el derecho, pero con sujeci6n
a !eyes? cl\li derecbo-le pod re contestar tambienes superior a tus mandatos; tus leyes, pretendiendo
aal varlo, le coerce n y le matan. No tiene mas que
un a ley mi derecho, y esta ley no necesito q ue la
escribas, porque esta g ra bada en mi coraz6n y en
el coraz6n de todos. El derecho de los de mc\s, si
por un lado limita el mfo, por otro le eosancha Y
fortalece; tus leyes servirian exclusi vame nte para
limitarle. Tu, tu er es a un poder, y todo poder opri·
me; yo soy hombre, y no he nacido para ser tu
esclavo.•
74
ANSELMO LORENZO
He ahf el hombre en su pretendida libertad natural.
Partiendo del individuo artificial definido por
las leyes, pudieron los romanos considerar a los
hombres como libres 6 siervos: los hombres libres
eran ciudadanos que gozaban de los derec bos particulares de libertad, de connubio de contrato de
'
'
testamentiCacci6n, de patria potestad,
de familia,
de propiedad, de usucapi6n 6 dominio de una cosa
por el uso y por Ia prescripci6n, de tutela y de los
derechos publicos de ser inscritos en el li bro del
censor, de servir en los ejercitos, de pagar tributos,
de votar en las asambleas 6 juntas populares, de
obtener los cargos publicos del Estado y los del rito
6 ceremonias del culto religioso. Los siervos, si
eran hombres y tambien personas con respecto al
estado natural, nolo eran para las leyes, que les
consideraban como nulos y muertos, por uo gozar
del estado de libertad, de ciudad ni de familia,
toda vez que la servidumbre era. uua instituci6n
por la que una persona se sujetaba contra la naturaleza al dominio ajeno.
Partiendo del individuo natural, opuesto al concepto juridico del mismo en todas las nacion es, el
hombre es soberano; las castas las clases las je·
.
,
'
rarqUlas, productos de la ignoran cia. y de la iniquidad,_ no tienen fundamento racioual, porque
como dtce Pi y Margall: o:Mi volun tad es in coercible, Ia. noci6n de mi deber irreformable , a no ser
por mt propia inteligencia. En vano se me ensefia
EL PUEBLO
76
una legislaci6n dictada por Dios, adoptada por cien
naciones, sancionada por los siglos: mi ley moral
la juzga y pronuncia sobre ella su inapelable fallo.
Si la cree injusta, Ia con dena irremisiblemente. •
Como se ve, el antagonismo de las dos teorias
no puede ser mayor: de un lado, si se puede admitir rectitud de inten ci6n en un legislador y en un
jurisconsulto, aunque con las consiguientes limitaciones que ante el arnpllsirno concepto de verdad y
de justicia r esu lta siernpre la inteligencia de un
hombre, se halla el erro r erigido en mandato y Ia
&rbitrariedad autoritaria en regla de obediencia,
basta tal pun to, que en la antiguedad romana, aunque los magistrados no fuesen legisladores, poco a
poco se abrogaron la facultad de ayudar, suplir y
corregir el derecho bajo pretexto de utilidad publica, y en nuestros dias, ptescindiendo de los desastrosos efectos del cohecbo, para no citar tm\s
que el lado bueno del asunto, tenemos los buenos
jueces modernos que sentencian por autoridad pro·
pia y con intenci6n r eparadora y justiciera. contra
el espiritu y la letra de la ley.
En el lado opuesto esta la idea del hombre y la.
concepci6u de la Sociedad como surua. de uuidades
constitutivas de la Sociedad, que Pi y l\Iargall expres6 con estas palabras: cLa constituci6u de una
Sociedad de seres inteligentes, y por lo misrno sobe ·
ranos, ha de estar forzosarnente basada sobre el
consentimiento expreso, determinado y permanente de cada uno de sus indi vi duos. Este cousen -
ElL PUEBLO
76
77
ANSELMO LORENZO
timi ento debe ser personal, porque s6lo asi es con·
sentimiento; ha de r ecaer de un modo exclusiv<>
sobre las relaciones socia les, hij as de la co nservaci6n de nuestra person a li dad y del cambio de
productos, por que implica que r ecaiga sobre lo
absolu to; ha de es ta r constan tcmente abi erto a roo·
dificaciones y r efor mas, porque nuestr a ley es el
progreso . Busco si es verdad esta aserci6n, y encuentro que sin este conse ntimiento la Socieda d es
toda fu er za, porque el der echo esta en mi, y nadie
sino yo puede traducir e n ley mi derec ho. La Socieda d, conclu yo, por lo tanto, 6 no es ::>ocieda d, 6
silo es, lo es en virtud de mi consentimiento. •
Contradicciones y absurdos.-V ease a bora que
contradicciones y que abs urdos resultan de la adopci6n rutinaria y atavica de un principio falso, mezclado con las aspiraciones mas 6 menos racionales
de justificaci6n inspiradas por la necesidad y por
las aspiraciones progresivas. En las sociedades
antiguas, antecesoras de la moderna ciertos indi' pudieron a
viduos se rodearon de cuantas ventajas
costa de otros iudividuos, originando para unos y
otros situaciones muy distintas· sobre ellas sancio·
' de in·
nandolas, se impuso la ley, y 'aquella aerie
justicias se denomin6 derecho, palabra altisonante
ala que se atribuyen los prestigios de la justicia y
la inalterabilidad de la ciencia. Pues en nuestros
dias, a pesar de los adelantos del progreso y de las
protestas revolucionarias, subsisten aq uellas mis-
mas injusticias con variaciones accesorias qu e no
alteran su esencia lida d, impuestas segun las epo(!as; y asi, mientr as se expo nen ideales emanci padores e igualitarios que sue len ser acogidos co n
~onrisa esceptica y se relegan a Ull ponreuir iudefi nido y remoto, si no son rechazados por ut6picos,
t:m icamente porque no encajan en nuestra Soci~dad,
tenemos vigente el rancio y trasnochado concepto
de Ia propiedad de ta l modo arra igallo y fuerte,
que todos los adelautos tilos6ficos y sol'iol6gico" re sultau para el dia letra muerta, porque o sc esteri·
lizan con falsedades y sofismas de interpret<tci6n 6
producen rnodificaciones apareu tes.
Por ejemplo, para presentar uu caso concreto
q ue i rnpresione al lector y Je determine<\. juzga.r
por si mismo: se han abolido la esc Ia vitud Y Ia
servidumbre; tras una revoluci6n gntndiosa que
derrumb6 el antiguo regimen y ele\ 0 el derecho del
pueblo sobre el extinguido y caduco d •recho divi·
no 1 se [ormul6 una Constitucion precedida de una
declara.ci6n de derechos, cuyct primera clAns ula
establece: cTodos los hombres uaccu li bn'S e iguales en derechos; el objeto de toda asociaci6n politica es la conser vac i6n de los derecllos natural~s e
imprescriptibles del hom br e•, puo r igc en n uest ros dias en todo el mundo el llamado derecho de
accesi6n, por el cua l e l p ropieta rio , continua ndo la
antigua categoria de los amos, despoja al tra baja·
dor, ayer esclavo 6 siervo y hoy jorn a lero, d el
fruto de su trabajo1 y taL gravedad encierra ese
78
ANSIOLMO LORENZO
pero, que el pauperismo alcanza en el dia cifras
enormes y sigue en proporci6n ascend en te en todas
las naciones, siendo las mas ri cas y esplendentes
las mas castigadas por tan terrible pJao-a yen
F
.
o ,
ranct a, en esa misma Francia democrAtica que
es academia universal para las ideas y lila donde
continuamente lucban lo preterito y to futuro 1 se
~a po~ido decir en la Sociedad de economia p oli·
tiCa, sm que se conrnueva la republica ni en un
.
'
1mpulso de ira popular se borre como grosero insulto Y sangrienta burla la trilogia republicana
que ostentan sus edificios publicos: cA.. Francia lc
sobran ~inco 6 seis rnillones de trabajadores• , que
es lo mtsmo que declarar sin rod eos qu e en esa
r epublica, lo misrno que en todo el mundo civilizado -monarquias autocrAticas 6 constitucionales
6 republicas federates 6 unitarias~, e l uuico ciu:
dada~o es el burgues inscrito en el Registro de Ia
Proptedad, que en nuestros dias representa aquel
censo lustral en que los censores romauos inscribian cada cinco ailos los nombres de sus ciudada
nos, de sus mujeres, de sus hijos, la extcusi6n de
sus campos, el numero de sus sien·os y los haberes
que cada cual poseia, para imponer la. contribu
ci6n; mientras que los otros, los no propietarios,
los .reducidos a vi vir de un jornal, si nose les necestta para que por accesi6n den al amo frutos
naturales
frutos ·111 d us t rta
· 1es y frutos civiles, no
.
'
ttenen derecbo A vivir. El hec ho positivo v brutal
es este·· se pa ra1·tzan los negocios, y portal• motivo
EL PUtr.BLO
79
el burgues, el verdadero ciudadano, pierde 6 no
gana, 6 gana poco; los alrnacenes estan llenos, no
bay pedidos; 6 bien se ha descubierto una maquina que sirnplifica el trabajo; pues los trabajadores
sobran; para rnuchos no hay jornal: pi Ia calle, a
Ia rniseria., a la emigraci6n, a Ia mucrte; son un
estorbo y un peligro; sus manifestacioncs en deruanda de pan 6 trabajo constituyen una altera.ci6n
del orden publico qu e ha de ser rep rimida ~\ tiros!
El hombl'e pl'oducto social. -Hay otra teoria
expuesta por Bakounine en su opusculo Dio .., y el
Estado, incluido en Ia recopilaci6n de sus obras
hecha por James Guillaume, y 4UC presenta a
aqucl insigne revolucionario bajo un aspccto muy
diferente del concepto que de e l han hecho concebir ciertos escri to res burgueses.
lie aqui en extracto la teoria y su rundamento:
La Sociedad ha. precedido A todos los desarrollos de la. humanida.d; es anterior y ,\ Ia vez sobreviviente A cada individuo humano
Una rebeldia radical sontra Ia Sociedad Ps tan
imposible y a.bsurda. como lo seria contn1 1.:1 Naturaleza. Tan im'ttil es discutir si la Sociedad ed esencialmente buena 6 mala, como Jo seria poner en
duda si la Naturaleza, el ser universal , e un bien
6 un mal, porque es ruAs que eso, e~ un inmenso
hecbo positivo y primitiYo, antcrio1· ~ toda con·
ciencia, A toda idea, t\ toda aprcciaci6n intelectual
Y mora.!; es Ia base misma de todo; es el rnundo en
so
ANSELMO LORENZO
ElL P(JitBI.O
que fatalmente se desarrolla para nosotros lo que
llamamos el bien y el mal.
El Estado es otra cosa: e l Estado es un mal que
ba sido bist6ricamente necesario al mismo titulo
que la bestialidad primitiva y las di vagaciones
teol6gicas de los hombres; surgi6 en todos los paises como resultado de la guerra y de la couquista,
y convivi6 con los dioses creados sucesin1rnente por
la fantasia t(•o l6gica de los pueblos; ha representado desde su origen la sanci6n di vina y patri6tica
de Ia fuerza bruta y de la iniquida,d triunfante, y
asi vemos que hasta en los paises mas democrlttiros
el Estado es el sosten del privilegio de una mino ria y la cadena que sujeta <:\ la servidumbre A Ia
mayo ria.
Sociedad y Estado.-La Socicdad es natural y
vivira tanto como la humanidad· el Estado es transitorio Y pasajero, tiene seiialado' un limite· vi vin\
no_ mas mientr~s dure el privilegio y cl' consi~Uiente antagomsmo de los intereses, y morira por
mcompatible con la reorganizaci6n racional y arm6nica de Ia Sociedad.
Los doctrinarios liberates parten del principio
de Ia libertad individual; presentandose como adversarios del principio fundamental del Estado,
dice.n de este que es un mal necesario, y que toda
la ci vilizaci6n consiste en disminuir siempre Y
cada vez mas sus atributos y derecbos; sin embargo, en la practica, en cuanto se trata de coartarle
SL
en lo mas minimo, se muestran como sus fanaticos
defensores.
Esa de[ensa se explica practicamente por el
interes de clase- sus expositores y defeusores son
burgueses-, y te6ricamente porque parten de la
li.bertad individual, que presentan como anterior a
toda Sociedad, y que todo hombre aporta al nacer
eon su alma inmortal como un don divino, de donde
resulta que el hombre es un ser completo, yen
cierto modo absoluto fu era de la Sociedad, la cual
es creada por los hombres impulsados por necesidad es exteriores.
Conocida es la frase sacramental usada por
todos los partidarios del Estado y del derecho juridico: el indi vid uo en posesi6n de una li bertad completa, en estado de naturaleza, es decir, antes de
formar parte de ninguna Sociedad, al asociarse
sacrifica una parte de esa li bertad para que la
Sociedad le garantice el resto. AI que pide explicaciones, se le responde: «La libutacl de cada individuo humano no debe tenu otto llmite que el de
todos los dermis individuos. »
Eso en apariencia es justo, pero en ello germina
la teoria del despotismo. En efecto, seguu los idealistas, Y en oposici6u con la realidad, el individuo
humano aparece como un ser absolutameute libre
U.nicamente en cuauto se le considera fuera de la
Sociedad, de donde resulta que la Sociedad, considerada como instituci6n juridica y politica, es decir,
como Estado, es la negaci6n de la libertad.
l.i
82
ANSELMO LORENZO
lllL PUEBLO
Por el contrario, los bechos, las demostraciones
de lo que sucede en el mundo real, establecen que
la libertad individual de los hombres procede de la
Sociedad como una consecuencia necesaria del desarrollo colectivo de la humanidad.
Procedente, no de un Adan y Eva, tipos perfectos de la especie, que sin embargo, segun la leyenda, se rebelaron pronto contra su senor y
creador, sino de un gorila, el hombre no llega sino
con dificultad suma ala conciencia de la humanidad y de su libertad; bestia feroz en un principio,
se humaniza en el seno de la Soeiedad, que es
necesariamente anterior al nacimi ento de su pensamiento, de su palabra. y de au volunta.d; de donde
se sigue que el hombre no realiza su libut<ld individual 6 su personalidad sino com oletandose con
la de todos los indi vi duos que le r ode an y s6lo en
virtud del trabajo y de la potencia colectiva de la
Sociedad, fuera de la cual hubiera quedado reducido a la misera condici6n de bestia.
Lo que sucede es que el concepto Estado ha su.
plantado a la Sociedad, y esta vive fuera de su
centro natural y racional por la acci6n de los privilegiados, resultando que en oposici6n con las
teorias racionales del derecho predomina el hecho
brutal, y asi ha podido decirse que la fuerza es superior al derecho.
Del examen y cornparaci6n de estas teorias I
junto con la consideraci6n del predominio del Es•
tado como diq ue opuesto al progreso y defensa de
de la usurpaci6n privilegiada, el lector obrero,
el desheredado, mi compafiero y hermano para
quien escribo, podra deducir consecuencias, pensar
por si propio, determinar su voluntad y ejercer su
acci6n revolucionaria contra el poder estacionario
de esa burguesia que s6lo concibe el progreso como
medio de ganancia y como un nuevo motivo de
placer.
Estudiando y obrando podn\n los trabajadores
reunir el saber y el poder, y con ello lograr su
emanci paci6n.
La Sociedad crea la libertad. - La Sociedad,
lejos de disminuir y de limitar, crea la libertad de
los individuos humanos; es como la raiz y el Arbol,
la libertad es su fruto. Por consecuencia, en cada
epoca el hombre debe buscar su libertad, no al
principio, sino al fin de la historia, pudiendose decir
que la emancipaci6n real y completa de cada individuo bumano es el verdadero y supremo fin de Ia
his to ria.
EL PUEBLO
VI
Lo que se cree y lo que se sabe
Resumen biblico de lo que se cree.-La Junta de Salamanca.
- Incendio de bibliotecas.- El antropismo dogmatico.Dualismo. -M:onismo.- Supervivencia de los primitivos
feticbes . - Confl.icto social. -Ciencia burguesa y ciencia
obrera.
Resumen bibUco de lo que se cree.-Anda en manoa de los nifios de la escuela un libro titulado La
Elocuencia} compuesto de fragmentos escogidos de
literatura espanola y dedicado a los tiernos escola·
res que han pasado la cartilla y el cat6n, para que
simultaueen au lectura con el estudio mnemotecni·
co del catecismo, el Fleury, la grat?atica y la
aritmetica, y queden bien encajonaditos en la cla·
sificaci6n social que por nacimiento les corres·
ponda.
Es aquellibro un conjunto arlequinesco de re·
tazos brillantes, hermoso cada uno por su forma,
aunque discutibles y en casos hasta detestables por
su fondo, pero tan inarm6nico y chill6n como un
coujun to de organillos callejeros que tocaran 8. la
vez las mejores piezas de la musica clasica.
85
En elllama principalmente la atenci6n un discurso de Donoso Cortes, pronunciado en el acto de
su ingreso en la Academia Espanola, en el que
entre una galanura insuperable de frase, se condensan perfectamente las creencias· exotericas, es
decir, lo mandado creer por la Iglesia y el Estado
al pueblo, a los trabajadores, a los asalariados, a
los victimas de la accesi6n, y digo exclusivamente
a estos porque no van a la Uni versidad, don de los
privilegiados que a ella asisten pueden tener la
suerte de tropezar con catedraticos que se atrevan
contra los anatemas del S yllabus.
Torno este libro, y de el el discurso citado, porque salvando la inte uci6n del autor, que dej6 fama
de sincero y bueno, no creo que exista mejor tipo
para servir de pieza demostrati vade la ignoraucia a que se pretende tener sometido al pueblo,
y que fingen acatar los privilegiados ilustrados,
para que los deshercdados sufran con resignaci6n
la vil condici6n a que viven sometidos y esperen
tranquilamente aquellas recompens.ts eternas pro ·
metidas en una vida celestial. De el son estas
lineae:
• En la Biblia estt\n escritos los anales del cielo,
de la tierra y del genera humano; en ella, como en
la Divinidad misma, se contiene lo que fu e, lo que
es y lo que serA: en su primera pagina se cuenta el
principio de los tiempos y el de las cosas, y en su
ultima pagina el fin de las cosas y de los tiempos ...
Alli se cuentan 6 se predicen todas las catAatro-
86'
ANSELMO LORBlNZO
fes, y por eso estan alii los modelos inmortales de
todas las tragedias; alli se hace el recuento de
todos los dolores humanos; por eso las arpas bibli ·
cas resuenan lugubremente, dando los tonos de
todas las lamentaciones y de todas las elegias .. .
Libro prodigioso aqu el e n que se calcula todo
antes de haber inventado la ciencia de los caJculos;
en que sin estudios lingti.isticos se da noti cia del
origen de las lenguas ; en que sin estudios astron6micos se computan las revolucion es de los astros;
en que sin documentos hist6ricos se cuenta la his·
toria; en qu e sin estudios fisi cos se r evelan las
leyes del mundo . Libro prodigioso aquel que lo ve
todo y qu e lo sa be todo; qu e sabe los pensa mi entos
que se levantan en el coraz6n del hombre Y los
que esb\n presentee e n la mente de Dios; que ve lo
que pasa en los abismos de Ia ti erra; qu e c uenta 6
predice todas las catas trofes de las gentes, y en
donde se enci erra n y a tesora n todos los tesoros de
la miseri cordi a, to dos los tesoros de la justicia Y
todos los tesoros de la venganza. Libro, en fin , que
cuando los c ielos se r epliegu en sobre si mismos
como un aba nico gigantesco , y cuando la tierra
padezca desmayos y el sol recoja su luz y se a pa guen las estrellas, permanecera el solo con Dios,
porque es su eterna palabra, r esonando e ternamente en las alturas. »
El academico indicado no invent6 nada; solamente desarroll6 con imaginaci6n ardiente Y bri·
llante ret6rica esta afirmaci6n hecba muchos aftos
EL PUEBLO
87
a.ntes por Tertuliano: «Las Sagradas Escrituras
son un tesoro, del c ua l se desprende toda la verdadera sa biduria del mundo; a elias lo deben todo los
fil6sofos y los poe tas; son norma y medida de to da
verdad, y lo q ue n o es ta con fo rme co n ell as es
falso necesaria mente.»
La Junta de Salama nca.-Firme en este crite·
rio y dando credito al Genesis, pudieron los docto res de la Ig lesia opo ner ~\ las teo r ias de Co 16n, en
la Junta de ~alamaoca, estos razonamientos de
Lactancio, grun apo logista del siglo III, denom inado el Cicu6n Cl'istiano: •C,E:3 posible que los hombres cai;-;-an en el absu rdo de creer que las mieses
y los arboles del otro lado de la tierra cuelguen
bacia abajo y fliP las perSOUtlS tengaU)OS pieS maS
altos que Ia eahuha'? Si les preguutt\is c6ruo defieDden E:'stus mora3truosidades, c6ruo las cosas no cae n
del otro lado d ~ Ia tierra, respouden que lu naturalezu de lJ.s eosas cs tal, que los cuerpos pcs·ldos
tiendcn bacia. el centro como los rayos de uua
rueda, mientras que los cuerpos ligeros, eomo las
nubes I el humo I el fueao
::> I tienden tnor· todus pa r tes
del ceutro ha ci<i lo cielos. Ahora bien; no sc realmente> (1uc dccir ul' los que cayendo asi en cl erro r ,
persen•ran en su locu ra y defienden un absurdo
co n otro ...
I ncendio de bibl iotecas.-Ese respeto y aca ta ·
miento a los libros santos iuspir6 t\ Omar, freute a
88
89
ANSELMO LORENZO
KL PUEBLO
la Biblioteca de Alejaodria, esta estupida y cr imi~
nal sen ten cia: «Si esos libros estan con formes con
el Coran, que es la palabra de Dios, son inutiles;
si no, son perniciosos. Destruyanse, pues., Lo mismo pensaron y ejecutaron los cruzados respecto de
la Biblioteca de Tripoli; asi tambien los primeros
frailes importados a Mejico arrojaron al fuego las
pinturas jeroglificas american as, pri vandonos del
conocimiento de la historia de aquel pais, y par
ultimo, el cardenal Jimenez de Cisneros tuvo el
mismo menguado pensamiento cuando hizo quemar
en la plaza de Granada ochenta mil manuscritos
arabes, siendo muchos de ellos traducciones de
autores clasicos.
Unas doctrinas que inspiran a BUS apologistas
argumentos como el de los hombres cabeza abajo
de Lactancio y de los doctores de 'alamanca, y el
del gran abanico de los cielos de Donoso Cortes,
admitido por la Academia, con que los enemigoa
de la raz6n quieren acallar y satisracer ,\ la raz6n,
pueden ir muy lejos, sirviendo de ejemplo de su
funesto alcance, ademas de Ia destrucci6n de bibliotecas y museos, las guerras r e ligiosas, las bo·
gueras del Santo Oficio, la persecuci6n de los
valdenses, la matanza de la San Bartolome etce·
'
tera, etc.
Pero por mucho que se empeiien en extender
las tinieblas, por grande que sea el numero de in·
teligencias atrofiadas 6 sacrificadas, no bay apagaluces capaz de e.;:tinguir la luz del sol ni medi~
de impedir que nazcan genios como Col6n, Coper~
nico, Galileo, Newton y Laplace, por ejemplo, que
ev idencien verdades de aquellas que anonadan
revelaciones, dogmas, mitos, religiones y sectas.
IIemos llegado a un punta culminante: lo que se
c1·ee, es decir, el error del antropismo, excusable
en las edades primiti vas, pero utilizado, explotado
y santificado por los privilegiados de la epoca presente, no puede ya subsistir; la ciencia, es decir,
lo que se sabe, 6 sea ese conjunto de conocimientos
adquiridos que constituyen el positivo saber burnano, lo niega, lo destruye; mejor dicho, lo arranca
del entendimiento de las gentes y lo inscribe en las
paginas de la historia, como co~a pasada y muerta,
redu cida ala catego ria de documento, de recuerdo,
sin otra infiuencia positi va que la seguridacl. de no
volver a ser acatada ni creida jamAs.
El antropismo dogmatico.-El antropismo, 6 Ris·
terna de los erro r es misticos y miticos, segtm Hmc·
kel, descansa sabre tres dogmas que denomina el
error antropocentrico, el antropom6rfico y el antropolatrico.
El dogma antropocentrico sostiene que el hombre es el centro y el objeto final del uni\·erso. Como
este error satisface el orgullo y e l egoismo burnanos y es la base de las tres grandes religiones me·
diterraneas (judaismo, cristianismo y mabometismo), tiene todavia arraigo en la mayor parte del
mundo civilizado.
90
ANSELMO LORBlNZO
EL PUEBLO
El dogma antropom6rfico contiene los mitos relativos a la creaci6n del mundo, considerado como
producto de un gran arq uitecto, concebido sobre el
modelo del hombre, creador, conservador y administrador del universo.
El dogma antropolatrico, resultante de la comparaci6n de las actividades divina y humana, rinde
culto a nuestro organismo y produce el delirio de
grandezas, originario de Ia creencia en Ia inmor·
talidad personal del alma.
igualmente con stante. Eatas dos leyes, I a una quimica y la otra fisica, forman un todo indisoluble.
La unidad de estaa dos leyes fundamentales ae
design a por Hreckel bajo el nom bre de ley de Ia
substancia 6 de axiom a de constancia del uni verso.
Dualisrno.-Sobre esos dogmas se funda el del
dualismo, 6 sea Dios creador y uni verso creado, y
como consecueneia, la doble naturaleza del hom·
bre, cuya alma, que supone inmortal, habita tern·
poralmeute el cuerpo, yendo a parar aquella a una
vida eterna de penas 6 delicias seo·un Ia vida se
'
0
bay a acomodado 6 no a una moral con vencional,
y este c\ una descoruposici6n que ha de resol verse
en el absurdo de una recoruposici6n para asistir al
juicio final del valle de Josafat.
Aese dualisroo, que carece de (unda men to cientifico yes opuesto al mas elemental sentido comttn,
Hreckel opone su concepr;i6n mon ista, fundada
aobre las grandes verdades de la ciencta: Ia ley de
la conservaci6n de la materia, segttll Ia cual Ia
cantidad de materia que lleva el espacio infinito es
constante; la ley de Ia conservaci6n de la energia,
segun la cual la cantidad de fuerza que obra en el
espacio infinito y produce todoa loa fen6menos es
91
Monismo.-He aqui un rapido enunciado de los
doce principios sobre que se funda Ia doctrina monista, tornado de Los enigmas clel Univuso (1 ), que
da clara noci6n del rnonismo.
I. El universo es eterno, infinito e ilimitado.
II. La substancia que le com pone con sus doa
atributos, materia y energia, llena el espa cio infi·
nito y se encuentra en estado de movirnie nto per·
petuo.
III. Este moYimiento se produce en un tiempo
infinito, bajo la forma de una evoluci6n continua,
con alternativas peri6dicas de desarro llo y de desapariciones, de progresiones y de regresiones.
IV . Los innumerables cuerpos celestes dispersos en el eter que I lena el espacio estAn todos sornetidos a la Icy de la substancia. l.Iienttas que en
una parte del uni\Terso los cuerpos en rot~ciun van
lentamente delante de su regresion y de ~u des·
aparici6n, tienen lugar progresiones y nu eYas for·
mas en otra parte del espacio c6smico.
V. Nuestro sol es uno de esos innumerables
cuerpos pasajeros, y la tierra que habitarnos es
uno de los plan etas pasajeros que lo rode< n.
(1
Publicauo por e:sta Caaa Editorial.
92
ANSI!lLMO LORENZO
VI. La tierra ha atravesado un largo periodo
de enfriamiento antes que el agua hay a podido fo rmarse en gotas liquidas, reali zando asi la condici6n primera de toda vida organi ca.
VII. El proceso biogenetico que ha seguido la
lenta formaci6n y descomposici6n de innumerables
formas orgcinicas, ha exigido mas de cien millones
de alios.
VIII. Entre los diferentes grupos de animales
que se han desarrollado sobre nuestro planeta, el
de los vertebrados ha pasado finalmente delante
de los otros en la lucha (en su esfu erzo, diria yo}
por la evoluci6n.
IX. En este grupo de los vertebrados, la clase
de los mamiferos ha ocupado el primer lugar en
importancia.
X. En el seno de esta clase, el grupo mas perfecto es el orden de los animates.
XI. En el seno de este orden, la especie venida
tlltimamente y la mas perfecta esta representada.
por el hombre, aparecido solamente bacia el fin de
la epoca terciaria y salido de una serie de antropoides.
XII. De donde se deduce que la supuesta hiatoria del mundo, es decir, el corto espacio de algunos miles de alios, a traves de los cuales se refleja
la historia de Ia civilizaci6n humana no es mas
' del largo
que un corto episodio efimero, en medio
proceso de la historia organica de la tierra del
.
'
m1smo modo que esta no es mas que una pequefia.
l!lL PUEBLO
93
parte de la his to ria de nuestro sistema planetario.
Y asi como nuestra madre la tierra no es mas que
un pasajero polvo del sol , asi todo hombre individualmente considerado no es sino un minusculo
grano de plasma en el seno de la naturaleza organica pasajera.
Si el <:oncepto de la inmanencia del derecho
bumano hubiera descendido de las alturas del peusamiento en que se halla hasta penetrar eu las
convicciones, Pn las cos tum bres ~, eu las instituciones y forruar atavisrno, como por ley d~ eYolu ci6n progresiva hade succder, si la ciencia no se
hubiera adquirido y nose adquiriera at'm boy como
un privilegio J fuera puesta al alcance de todo el
mundo por un sistema racional de ensenauza, para
que luego tu vi era aplicae16n social pn\.ctiea. ~· di recta, fomeutada por las aptitudes iudividuales:
si E!l pri' llcgio 110 se sirviera de Ia cieul'ia pura
aumentar sus benefieios, pant gozar uu\s y para
extremar la opresi6n de los desheredado::;, el absurdo existcnte enlre lo que se Ci'ce y lo que se ~:>ab~
habria desaparecido. Pero estamos n camino de
ello y el termino esta todavia lejos.
Supervivencia de l o~ antiguos {eflches.-Si es
verdad, como dice Reclus, que lo autlguos cultos
han contiuuado sobreviviendo b< JO los nuevos, auu
entre los fanaticos de la una 6 de la otra rcli~i6n:
sino hay Dios ni geuio protecto r que no sobreviva
en los ritos de los pueblos, a pesar de las maldicio-
94.
95
ANSELMO LORENZO
EL PU&BLO
nes que los adoradores de las di vioidades pagan as
habiao laozado sobre imaoes y sacerdotes, ocurriendo que estos mismos tomao parte iocooscientemente en las ceremooias hechas en honor de los
antiguos dioses; si hasta ocurre que las creencias
populares atraviesan sucesivamente varias religiones oficiales sin modificarse profundamente, noes
menos cierto que los mitos y los fetiches que de las
primitivas concepciones para explicarse la exis·
ten cia del uni verso se cooservan como fuodameoto de creencia para los reducidos a la ignorancia,
son ya absolutamente insufi.cientes. Los dogmas
han en vejecido y entrado en descomposici6o; el
saber se di fun de por todas partes y penetra en los
talleres, en las fabricas y en los campos, y los
mismos privilegiados, (altos d£> l6gica, mientras se
aferran a defender su sistema. de apropiaci6o, el
llamado derecho de propieda.u, cultivan la demo·
cracia y el libre pensamiento, coloc~\ndose en un
termino medio iosostenible entre las gangas iofames de que se aprovechao y las novedades que
proclaman.
dos politicos burgueses, ni siq uiera en los partidos
socialistas dirigidos por jefes que, aunque de pro·
cedencia obrera, son burgueses de inteoci6n con
miras exclusivamente arrivistas, va eo linea recta
ala desvioculaci6n de Ia propiedad, a la sociali.
zaci6n de los medios de producci6n y de cambio y
ala participaci6o directa de todas y de todos en el
patrimonio universal, y ese proletariado nose con tenta ya con ficciones democrAticas ni librepeosadoras, siuo que, harto ya de apariencias briUantes
que encubren miserias positivas, quiere Ia substancia de las cosas, y no s6lo protesta con su raz6n
contra todo engafio, sino que tampoco se cooforma
con dejar en paz a los trabajadores aluciuados que
siguen c<\ndidamente a los arrivistas socialistas 6
republicanos que se encaraman <i chupar las ubres
del Estado.
Conflicto social.-Ya no se trata de un simple
coofiicto entre la religi6n y la ciencia, como el
presentado por Draper en su libro popular, sino de
un verdadero confiicto social, porque ese proletariado interoacional consciente que agita el muodo
combatiendo al capitalismo, el que desdefiando los
vanos derechos politicos no se amasa en los parti·
Oiencia bw·guesa y ciencia obrua .-En cierta
ocasi6n, con motivo de la constituci6n de un Centro de Estudios Sociales, ha.ble de ciencia burguesa
y de ciencia obrera.
Parece oatural-decia-que cuantos scan aptos
para conocer pueden constituir las unidad es componcntes del gran todo cientifico, y pose) endo esa
aptitud el genero humano, la cicncia debiera ser
humana. Esto indica la raz6n) esto exige la 16gica;
pero contra la raz6n y la. 16gica. est~\. el privilegio,
que desde la iufancia de la humanidad basta nuestros dias, recluy6 la ciencia en el templo, en el
9G
ANSELMO LORENZO
EL PUEBLO
convento 6 en la Universidad, reservando a sus
favorecidos la explicaci6n de los fen6menos natu·
rales, el conocimien to de la historia, el analisis de
las fuerzas fisicas, para dar a 108 desh eredados
mitos para atrofiar su in teligencia, leyes para reb ajar su di gnidad, falsa moral y supersticiones
para embrutecerlos. Sirvi6 la ciencia a los privilegiados para hace r trabajar a l pobre y arrancarle
despues el fruto de su traba jo. Por el mouopolio de
la ciencia llegaron la religion y el .B.stado a con·
vertirse en maquiuas de gran poder absorbente
pa ra extraer el jugo de la vida de los trabajadores.
Hay, pues, ciencia privilegiada, y si se tiene en
cuenta que el privilegio actual se ba lla vioculado
en la burguesia, bien puede decirse que bay cien·
cia burguesa.
Explicaba despucs c6mo P;Se monopolio de Ia
ciencia degeneraba en una falsificaci6n, y vi con
gusto que mi argumeutaci6n estaba apoyada y re·
forzada por Ia siguiente, que me sumlllistr6 Carlos
del Rio en El Libual, en un articulo titulado cLa
ciencia vieja»:
«Recuerdo vivamente la mayoria de mis c ursos
en el Instituto y en la Universidad, y los r ec uerdo
con el prop6sito de no utilizarlos jamas. Recuerdo
la Psicologia puramente fantastica, con au alma y
sus facultades inmateriales, todavia en vigor en
algunas catedras, a pesar de que la Fisiologia y
los trabajos bistol6gicos de Cajal la ban localizado
en la biologia del cerebro, convirtilmdola, de espi·
ritual, en casi palpable, casi visible. Recuerdo Ia
Historia Natural, ajena '\ las teorias evolueionis·
tas, como sigue siendolo en algunos centros docentes; reeuerdo las historias, la particular y la
general, bistori<1S de batallas, listaa de rey~s y
emperadorea, lo mismo en el bach1llerato que en
la Facultad, sin una linea de la Prehistoria ni de
la Antropologia; recuerdo todo el Derecbo natura l, fundamental de la escol{tstica mas estrecha;
la Economia poHtica, ocupandose del ~ocialismo
como de una utopia cu ri osa; las teoriaa penales de
la escuela italiana, combatidas en cla.se de Dere·
cbo penal por medio de chistes; el Derecbo civil
y el Derecbo politico ) la llistoria del Derecbo
sin baber sentido aun Ia intluencia. de la. "ocio'
logia ... »
Y no se diga que esto sucede en Espaflil. por su
sistematico atraso, po rque, segun Y. de Lapouge
en su prefacio al JJionisme de Hreckel, eu la Francia laica ·Ja Geologia y la Biologia. luchau con uesventaja con la Biblia. Eo las univeraidades francesas la Geologia s61o se ensefia a los candida.tos a
la li cenciatura y ala agregaci6n de cieneias naturales; esta excluida del programa de los estudian·
tea de medicina y no figura en niugun programa
de examen de la seguuda enseilanza. Se ensefia en
los liceos, pero a niflos de doce 6 trece afios al
mismo ti empo que el limosnero ensena la crea ci6n
en seis dias ... El transformism.o esta fu era de todos
los programas, y no sin exponerae A molestas ani·
97
i
98
ANSIIILllO LORENZO
mosidades se dedican BUS adeptos a inspirar BUS
convieciones ala juventud. Quiero creer que algo
habra variado ese estado de la ensefianza despues
de la separaci6n ... pero no confio demasiado.
En consecuencia, al reves de esa ciencia aburguesada que produce detentadores satisfechos de
la riqueza social, la ciencia que adquieren los que
DO tratan de explotar a nadie y s6lo pretenden
librarse de Ia explotaci6n, sen\ verdadera ciencia 1
ciencia iguali taria y justiciera: ese honor correspon ·
de a Ia ciencia obrera, y si este calificativo parece
poco a.decuado, en virtud del estado de ignorancia
en que se ha pretendido sumir eternamente a los
trabajadores, y tambien porque denomina una de
las actuates clases sociales, tiene en su apoyo la
constituci6n como cuerpo revolucionario pensante
y activo del proletariado, de becho clase inferior
en la sociedad actual, pero elemento excepcional·
mente activo para la formaci6n de Ia sociedad
futura, dondo le esperan las satisfacciones inefables de la justicia, las dulces emociones de la be·
lleza y la contemplaci6n de esa verdad dcsnuda
que se le ocult6 siempre bajo las fealdades exo·
tericas.
La ciencia obrera toma de la cieucia burguesa
lo que contiene de verdadera ciencia, pero des·
echa los sofismas que sirven de base al privilegio, Y
con criterio despreocupado agrupa conocimientos
que sirven para beneficiar a todos los hombres y
para impedir que los mixtificadores puedan privar
EL PUEBLO
99
a los trabajadores de sus derecbos
naturales y arrebatarles el fruto de su trabajo.
Y mieDtras los sabios discuten si bay 6 Do un
criterio de verdad, los trabajadores, para adq uirir
la verdad coD el brillante prestigio de la eviden cia1 tenemos un criterio de justicia que los privilegiados no pueden tener sino cuando por excepci6n
r~niegan del privilegio, le abandouan y le desprectan. De los pri vilegiados puede decirse, no ya
que cdonde es ta su tesoro esta su coraz6n , sino
que .su tesoro inspira su entendimiento, y si no
premsamente su tesoro 1 sus cornodidades su fama
•
I
I
sus preocupamones, su atavismo, la blauda y sua,·e
huata con que rodean su cuerpo para atenuar cobar~emente los choques y los encontroues do las
reahda des de la vida social.
Los trabajadores, por el contrario partiendo
del priocipio de que de hombre c.\ homb~e va cero
n~gamos todas las distinciones y diferencias artifi~
ctales y antinaturales que fund6 la i,..nol'ancia Y
perpetu6 la mali cia, y eu esa uegaci6n ~a. en \'Uelt~
tod~ cosmogonia., toda. leologial toda filosofla, toda
l~g.tslacl6n, toda pohtica que contradiga el Homo
s~b~ Deu8 de Pi y Margall.
y esa. uegaci6n es fuente de vida, es afirmaci6u
fecunda, porq ue es criterio de verdad de belle·, ..
Y de · t· ·
·
'
JUs l~ta, pnucipio dignificador de rebeldia y
germen vtvo de una sociedad JUBtificada en que
cada bomb
d
.
la a . . re y ca a muJer, desde la iufancia basta
nctamdad, daran de sf todo el truto de iuteli1-o ...
100
ANSlllLIIlO LOitlllNZG
gencia y de actividad que por su naturaleza lea
corresponde, sin freno ni cortapisa, libre y eapontaneamente.
Aai se reaolvera el conflicto entre lo que se cree
y lo que se sabe.
VII
Via libre al Progreso
El dinero.-Callej6n sin salida. -El derecho romano.-La
burgueaia. -El muro contentivo.-Fin de la bnrgueaia.-
El hombre nuevo. - Declaraci6n cientifico-racional.
El dinero. - Encanta leer lo que los economistaa
escriben acerca de las ventajas producidas por el
descubrimiento y uso de la moneda, completado
algunos siglos despues por el de la letra de cambio
y mas recientemente por el billete de banco.
Antes, el que queria desbacerse, por ejemplo,
de un buey y necesitaba un pan, un pedazo de
cinta 6 un puilado de sal, se veria negro para verificar la transacci6n, y mas de cuatro veces le
ocurriria quedarse con au buey, habiendo de alimentarle, ademAs, basta mejor ocas16n, y con la
tunica desatada habria de comer sin pan y sin sal
los poco suculentos comestibles que tenia A mano;
Y si esto ocurria al individuo del ejemplo mientras
permanecia en su tierra, las dificultades aumentarian basta lo inconcebible si, esquilmado un territorio, tenia que viajar para ballar nuevos recursos
BL PUEBLO
102
ANSELl-10 LORENZO
vitales en un terreno virgen, imposibilitado como
se hallaba de fraccionar y meter en una bolsa los
objetos de su propiedad para efectuar los cambios
a medida que se presentasen las necesidades, aunque es natural que entonces se tuvieran ideas muy
diferentes de las actuates sobre la propiedad, Y
rigiera el concepto urgentfsimo de ctomar donde
haya•, sin las ceremonias de Ia compraventa.
Despues la cosa vari6 por completo: con las
monedas, cbicas y grandes, que sintetizan y fijan
el valor, el adinerado pudo comprar lo mismo
cosas de valor infimo que las mas costosas y trascendentales, desde un ochavo de azafrAn para sa·
zonar la olla, basta la salvaci6n de su alma que
permitiera al adinerado comprador de indulgen ·
cias, misas y sufragios de todas clases asistir
eternamente al concierto de Ia musica celestial.
Luego, como un descubrimiento trae otro co nsigo,
con el credito consi guiente ala posesi6n del din ero
y 16gica suposici6n de la solvencia, surgieron multitud de industrias y recibieron gran impulso las
ciencias y las artes: pero con Ia facilidad del cam·
bio vino lo qu e no se habia previsto, y aunque se
previera, no pudo evitarse: el trAfico, el negocio,
el agiotaje, la explotaci6n, la usura y el monopo·
lio, 6 sean las operaciones gananciales inspiradas
por el egoismo, exclusivismo, individualismo 6 como
q uiera llarnArsele.
Y he aqui c6mo la moneda, positivo progreso,
facilit6 al rico la vida temporal y eterna, quitan-
103
dole el cuidado consiguiente a la posesi6n a la.
antigua, por ejemplo, de g rand ee rebaflos, que ne.cesitaban mucho espacio y grandee cuidados - so·
bre todo si se le compara con un milmillonario de
la libre America, cuya firma es siempre dinero en
todas partes-y tranquilizando su cat6lica con·
ciencia co n un importante y oportuno legado a
la Iglesia, mi entras que en forma de salario deja
A los trabajatlores en Ia duda de si su estado es
mejor 6 pcor r 1ue Ia esclavitud y la serviJumbre
antiguas.
CalleJOil sin :wlida .-De hecho, A la vista estA,
toda Ia riq ueza natural y la prod ucida se ha lla.
(acap<u .u.la iba ,\ deeir, pero la .Acudemia califica
de b<\rb.tro v afrancesado el verbo acapa1 a') mo·
nopoli zada ~rccisame nte por los que, dueiios de Ia
tierra, de las 111iuas, de las tc bricas, tle los talleres,
de los Jaboratorios, tle los almacenes y de los medias de coruu11icad6 n y transporte, alqullan mediante el jornal 6 sucldo ;.\los que con sus hrazos,
su intC'lig-cncia 6 ambas cosa.s <'t la vcz les strve n 6
convil'rten Ia pnmera mate l'ia en producto atlap·
table :\ las neccsitla.tlcs, <t lod cap richos Y aun <l los
vic.ios humano9, y dist ribu~ en Ia. produccion por
todas partes. De modo que los que munos titulos
raciouales ostcutnn para el caso, aunque en posesi6n de los titulos legales, porque tieuen dinero Y
lo acumulan si n c€'sar con sus ganaucias, son los
amos, mientras que los pro\ istos de m~\.s legitimos
104
105
ANSELMO LOREN20
EL PUEBLO
derechos, los positivamente productores, se consumen en el abisruo de la pri vaci6n.
Y nose califique de e.x:agerada esta considera·
ci6n, porque abi estan los economistas, sosteniendo
que el origen de Ia propiedad es el trabajo, y en
t anto que los holgazanes son los propietarios, los
trabajadores carecen de tierra que pisar. Mas aim:
para disimular esa in iquidad, Santo Tomas, el lla
mado angel de las escuelas, y mas tarde Le6u XIII,
ilustrado por los economistas burgueses, siguiendo
a aquel angelico doctor y al Espiritu an to, procla·
maron que se ha equivocado el alcance y significa
ci6n de la moneda, la cual no da derecho a la
posesi6n absoluta y exclusiva de las cosas adinerad as 6 adquiridas por el dinero, porque nadie
puede poseer de sobra aquello de que los otroa
carecen y es indispensable para su su bsistencia, y
por tanto, los ricos no son poseedor es con derecbo
al uso y al abuso, sino como tutores y administradores de los pobres; y sin duda en previsi6n de
que hubiera ricos que en eso de Ia tutoria y administraci6n barriesen bacia dentro seO'un la g rafica.
'
0
expresi6n del padre Coloma, se dijo aquello del
camello y del ojo de la aguja, que por si solo pon·
d ria piel de gal lina al creyente, si los hubiera de
veras, si pudiera haberlos, si no bubiera venido la
ciencia a ultima bora a llenar la conciencia de los
ricos, quienes siempre salen ganando 1 {\. neo-ar la.
pos~bilida_d de una vida ultr aterrena y espir~tual,
Y Bl hub1era positivamente quien an tepusier a la.
salvaci6n de su alma ala posesi6n del centimo ex~
traido por la explotaci6n.
Y resulta que bien quisiera el pobre dar ampli·
iima instrucci6n a BUB hijos, aplicar a SUB enfermOS
Ia asistencia de la eminencia cientifica 6 el uso de
las aguas de la estaci6n balnearia r econocidamente uti!, pero lo impide la exiguidad del jornal.
Quisiera el po bre dar satisfacci6n cumplida a
sus necesidades ruorales y rnateriales y darse el
to no correspondien te a su jerarq uia en la escala
animal, compartie ndo sus derechos con todos loa
de mas indi vid uos de su especie; wero d6nde va el
que s6lo cuenta con el jornal, y a veces sin el si·
quiera, cuando se inventa una maquina 6 cuando
no hay pedidos y estan llenos los almacencs?
Por tlltimo, todo aquelto que el pobre produce
por un jornal irrisorio, en analogas condiciones a
todos los trabajadores, lo encuentra en el mercado
recargado co n el tanto por ciento destinado a formarla [ortuna del industrial, del almacenista, del
propietario, del tandero, del rentista, y aderoas
con la parte correspondiente del presupuesto que
se dedica a alimentar y t\ sostener la vida, las ne·
cesidades y los vicios de toda clase de funcionarios
civiles, religiosos y militares, por lo que le cuesta
carisimo y ha de reducirse a lo preciso , c\ Ia pri vaci6n SistemAtica, que causa debilidad f[sica Y mo~
ral, y por ultimo, tras una vida limitadisima Y de·
ficiente, acaba en una muerte prematura, en tanto
que t odo lo que sir ve para lujo, comodidad y refi·
106
ANSELMO LORBNZ 0
namiento del gusto lo disfrutan los otros, los adi·
nerados, los que no trabajan, los que, careciendo
de productos propios que cambiar, poseen en abundancia el signo de cambio. Y por contera nos quieren bacer creer que lo absoluto cabe dentro de lo
relativo, que lo infinito se halla contenido en lo
limitado, como quien arroja la casa por la ventana,
diciendonos que un Dios hecbo hombre ... ba dicho
que jsiempre habra pobres en el mundo!
Y resulta en res umen que el dinero, que se in·
vent6 para facilitar las transacciones y no debi6
tener nunca mas significaci6n que I a que legitim amente le corresponde de signo de cam bio, algo asi
como el cart6n 6 la chapa con el ntimero acreditativo de propiedad en un guardarropa, se halla en
poder de los improductivos, que poseen chapas a
millones, y por esa posesi6n, racionalmente inadmisibl e e injustificada, se convierteu en senores de
vidas, bonras y haciendas.
Y he aqui que en vez de seguir la bumanidad
libre y amplia vida progresiva, como seguiria si
s6lo atendieramos a la raz6u, por babernos des·
viado por un falso utilitarismo , uos ballamos en un
callej6n sin salida .. . entendamonos, sin salida
facil, ya que salida progresiva no ba de faltar,
porque la cosa ba de reventar por un lado 6 por
otro mientras la humanidad subsista , si no de ma·
nera c6moda y corriente, atropellada y revolucionaria; ello es que se han de allanar los obstaculos
por separaci6n 6 extravasaci6n de la fuerza con-
EL PUEBLO
107
tentiva cayendo privilegios y errores y haciendo
practic~ e indestructible el unitarismo social, ?om·
plemento l6gico, necesario, fatal, del momsmo
dentifico.
El de 1·echo rornano.-Si; en un callej6n sin salida nos hallamos, y no de bo y. Lease esta cita de
Reclus, de El hombre y la tien·a, apoyada en otra
de Duruy, de La historia de los romanos: c: La fuerza
de Roma 110 se gastaba por completo en el acrecentamiento de su imperio, sino que em pleaba gran
parte de ella en disensiones intestinas. L?s diversos pueblos que se habian reunido en la c1uda.d del
Tiber no se dic;tinguian tinicamente por el ongen,
diferian tambien por las condiciones de fortuna Y
la posici6n social ; constituian otras tan.tas clases
qu e, por la fuerza de las cosas, .se fumller~n _gra·
dualm eutc en dos sociedades de wtereses dtstwtos
y necesariamente hostiles, los patricio~ Y los pl~­
beyos. La historia interior nos refiere Clertas penpecias do la continua lucha. La usura agravaba
las relaciones entr e las dos clases, porque el deudor
se con vertia en la presa, en la. cosa del acreedor.
La terrible ley de las Doce Tablas, destinada a
dar a las cos tum bres locales un caracter de eter. e 1 pobre
nidad demuestra cuan fcicilmente caia
.
'
.
edo
r
cQue
el
nco
·
.
.
Plebeyo en las manos de su acre
· qu1en qUle ·
responda por el rico; por el proI e t ano
. del merca d o, s1· bay vanos acree·
ra ... Al te rcer d1a
s· tan
dores, que corten el cuerpo del deudor. 1 cor
108
ANSBJLMO LORENZO
mas 6 menos, que no sean responsables por ello. Si
quieren, pueden venderle al extranjero, al otro
lado del Tiber.» El Shylock de Shakespeare no era
mas que un reaucitado de la antigua Roma. Esa
ley atroz, que puesta en acci6n en el teatro nos
eapanta, es nuestra ley, es nuestro o: derecho ro·
mano».
La bu1·guesia. -Al trabajador candido que en
la cita anterior no vea mAs que la afirmaci6n y la
negaci6n que en ella se hallan contenidas, y sin
comprender bien su sentido confie todavfa en la
burguesia republicana radical, expongo, (micamente a titulo de ejemplo demostrativo, porque al
fin se trata de un parlamentario, los siguientes
datos y razonamientos suministrados por un inteligente socialista frances, Allemane, antiguo combatiente de la Commune, deportado a Nueva Caledonia y actual diputado:
«Nuestra burguesia, por avanzada que se suponga en politica y en filoaofia, se muestra pusilanime y reaccionaria en cuanto se trata de la menor
reforma econ6mica. »
A ese miserable estado mental se debe que la
Francia republicana sea casi la unica naci6n, en
el mundo industrializado y con tendencia a ci vilizarse, que ignore que los Municipios y el Estado
pueden proporcionarse recursos sin recurrir constantemente al impuesto. De ese modo se llegarA,
por exigirlo la fuerza de las cosas, a que loa presu-
EL PUEBLO
109
puestos del Estado, de loa Departame~tos ! de los
Municipios alcaucen proporciones tan mqu1etantea
que arnenace la bancarrota.
.
,
Mas de 7.000 000.000 ( jsiete mil m1llones en numeros redondos! ) se extraen anualmente al trabajo
en Francia por los Municipios, los Departamentos
, el Estado sin que se piense en la reorganizaci6n
)aut6noma de
' los servicws ptiblicos. L a repu. bl"tea,
como la monarquia y el imperio, sc opone ~ toda
innovaci6n que perturbe lo mAs minima el ag1_o ?el
gran capital, la apropiaci6n por _algunos prtvllegiados de la riqueza nacional, soCial, humana. En
vano algunas plumas iudependientes _Y ~un desd_e
la tribuna se ha clamado que la republica, precisamente porque pretende ser la emanaci6n libre
del pais, era doblemente culpable por entregarle
indefenso all\Ioloch capitalista ; nada ... el mons ·
truo continua hartandose de carne Y sangre de
trabajadores, hn.sta cl punto de amenazar con el
fin de la raza ... La tisis por si sola causa mAs de
treacientaa mil victimas anualea, debido al eatado
de miseria y de falta de higiene en que \iven las
multitudes laboriosas, y <\ pesar de tan espantosa
hecatombe, nuestra egoista burguesia no se conmueve. iA que hablar de humanidad A. Shylock!
El muro contentivo.-La Camara, el Senado Y
· · 1es y de
la mayor parte de las asambleas mumctpa
. .~
t
d
reforma
eaenctal
partamentales ae oponen '" o a
.
· a del pais ' que le
que modifique la vtda
econ 6mtc
110
ANSI!JLMO LORHINZO
. d e sus cargas , que aumente algo su bienesah. v1e
. .
.
mas que el statu quo, el domtm()
tar; no q uteren
de la bancocracia. ..
.
.
Ved ahi claro el muro contenttvo deltmpase,. el
atasque del Progreso. c,Quien le rompera? c,Quten
de jar a via li bre?
La bu1·guesia.-No sera la burguesia, representada en el inhumano simbolo de Shylock, po~que
halla incapacitada para progresar. He abt su
se
.d d
·tmagen, adm 1·rable de verdad y de oportum a ,
trazada por Proudhon bace ya mas de cuarenta.
aiios:
c.No hay ya energia en su conciencia, no hay
ya autoridad en su pensamiento, no arde ya su corar.6n, no bay ya en ella mas que Ia impotencia de
la senectud y el frio dP Ia muerte. Y n6tese bien }()
que voy a decir ahora. GA quien debe la burguesia
cont~'mporanea ese esfuerzo sobre si misma, esas
demo"traciones de vano liberalismo, ese falso re
nacirniento que nos haria tal vez creer la minoria
parlamentaria, si no se reconoci era su vicio de
oricrt n? c,A quien hay que atribuir esa luz de raz6n
y dl:)e sentido moral que no ilumina ni es ) a posible
que resucite al mundo burgues? S6lo a las ruanifestaciones de esa joven couciencia, que niega el
nuevo feudalismo ; s6lo ala afirmaci6u de esa plebe
de jornaleros, que ba tornado decididamente lad~­
lantera a BUS antiguos patrODOSj s6lo ala rei vindlcaci6U de esos trabajadores, a quienes ineptos po-
EL PUEBLO
Ill
liticos de oficio niegan la capacidad, precisamente
cuando acaban de r ecibir de ellos su mandato politico .
:.Que la burguesia lo sepa 6 lo ignore, su papel
ha concluido : no ira ya mas lejos, ni es posible
que renazca. •>
c,HabrA todavia quieu niegue que la emancipaci6n social de los trabajadores ba de ser obra de
los trabajadores mismos?
Cuando Hernan Cortes, en Ia famosa noche
t1'iste, seguido de su reducido ejercito, bubo de
abandonar la capital de Mejico, muchos soldados
cargados de riquisimo botin perecieron abogados
en el foso por no abandonar su tesoro. Asi es Ia
burguesia en general: antes morirA en Ia confiagraci6n revolucionaria que despojarse de su ambici6n y de su soberbia ante el progreso y la justicia.
Pero la burguesia dista mucho de ser Ia bumanidad ; no es sino una fracci6n basta cierto punto
minima, una. especio de secta dorninante por la
usurpaci6n, y su dominio se funda. tanto en los
recursos podcrosos que acumula como en el atA·
vico servilismo de las multitudes dominadas, y eso
no ha de durar sierupre, ni siquiera mucho; los
desaci ertos de los usurpadores y la conciencia y
energia tlo los reYolucionarios despojados indican
ya un term i no relati\Tamen te pr6xi mo.
El Hombre 1Vuevo.-A. despecbo de tanta injus•
112
ANSELMO LORBNZO
. . soCia
. 1, la c1·encia labora con independencia, y
tlCia
ducido esa abstracci6n que l\Ialato denoh a pro
']A
d'
mina el Hombre Nuevo, capaz de me lf una ~nt c sima de milimetro, de comunicar su pcnsarme n~o
por el espacio sin aparato visible! de levantar stn
esfuerzo pesos de rnillon es de kllos , de rccorrer
en un dia nu\s de dos mil kil6metros, de romper
istmos, de ta.1adrar rnontauas, de in ten tar e~ dominio de Ia atm6sfera y de 1os polos, de anahz.ar Ia
composici6n de los astros, de hacer tabla rasa de
lo sobreoatural; sabe, ademas, qu e todo cs materia s6lida , liquida, gaseosa 6 radiante; que calor,
fu erza y luz son distiutas rnau eras de se~ de la
materia en via de perpetua transformac16n con
arreglo <.\ !eyes fijas, y se da cuenta de ~ue el
mismo es un producto del conoc1miento parcial de
esas leyes de transformaci6n, que hace funciooar
segun sus necesidades a medida que avanza c~ns
cientementc en el campo del iumenso Desconoc1do.
Por ello ha alcanzado un poder grand10so, esterilizado aun por los errores tradicionales, pero del
cual hade salir la sociedad racional y justa, ins·
pirada en este criterio de economia. perfecta: realizar con el minimum de esfuerzo, el mAximum de
vent~jas posibles en vista de la mayor felicidad
de to do el mundo.
La acci6n social, la vida social es un engane
inrame si el patrimonio universal, compuesto de
todo lo que da la Naturaleza y sabe aprovechar la
bumanidad, no alcanza a todos sin distinci6n Y no
EL PUEBLO
113
-procura a cada uno la mayor suma de bienesta.r
realizable en cada epoca; porque materialmente el
Hombre Nuevo puede producir al presente alimento para que todos se ha.rteo; vestido y calzado
para que nadie sufra desnudez; habitaciones c6modas, alegres e higienicas para habitaci6n de
todos; ciencia y arte para que todas las inteligencias y todos los sentimientos se desarrollen en la
la amplitud propia de su ser. La humanidad ha
adquirido una facu ltad nueva '-)_Ue no tuvo en ninguna otra epoca de su evoluci6n: posee la facultad
de producir la abundancia.
En ese llombre Nuevo renace la humanidad sin
dualismo posi ble.
Declaracion cientifico·J'acional.-El hombre envilecido, el trabajador maldito se levanta, rechaza
todos los vilipendios, se purifica, se coloca en el
grado natural de la igualdad social, anula todas
las distiociones que servian de fundamento artificial al privilegio y se constituye en nucleo de regeneraci6n y de nueva vida, a su nivel se van
elevando los humildes y van descendiendo los soberbios, y esa agrupaci6n selecta, adaptandose el
pensamiento de gran des pensadores que coinciden
en sus concl usiones, despues de haber estudiado el
IDUndo a traves de SUB poderosas inteligencias
<lesde di versos puntos de vista y diferente orden
.de ideas, declara:
0
1.
Que en el presente regimen social, el pro·
8
114
ANSI!lLMO LORI!lNZO
greso no corre por igual para todos, sino que es
causa de mayor desigualdad (Carlos Marx);
2. o Que la esclavitud ha renacido por la absorci6n capitalista (Le6n XIII);
3. o Que nuestra organizaci6n social ba quedado
en estado de barbarie (Ernesto H rekel).
Debido a que:
1. o Existe l a propiedad individual de la tierra
y de los medios de producir (Congr eso obrero in·
ternacional de Bruselas 1868);
2. o Existe la transmisi6n hereditaria de la propiedad individual (Congreso obrero internacional
de Basilea 1869);
3. o Como consecuencia existe el salariado (Congreso obrero internacional de Ginebra 18G6).
Y partiendo de estos principios:
1. o La emancipaci6n social de los trabajadores
ha de ser obra de los trabajadores mismos;
2. o Los esfuerzos de los trabajadores para conquistar su ~ emancipaci6n no ban de tender a constituir nuevos privilegios para si mismos ni para
nadie;
3. 0 La emancipaci6n de los trabajadores es un
problema internacional (Estatutos de la Internacional).
Reconoce que la Sociedad ha de fundarse en la
reciprocidad del:derecbo y del deber, expresada en
este con ciso aforismo que desde la In ternacional
ha adoptado elrproletariado emancipador: cNo hay
deberes sin derecbos, no baylderechos sin deberea. •
EL PUEBLO
115
He abi en profecia, como viai6n anticipada e
ineludible de la evoluci6n progresiva, roto el muro
de contenci6n del progreso y afirmados los cimientos de la sociedad racional y cientifica.
Confirma la anterior afirmaci6n este pensamiento de Paul Descbanel en un discurso en la Acade·
mia francesa:
•Las causaa profundas de los grandes cambios
hum anos no se hallan en los circulos de letrados:
radican en las aspiraciones de los sencillos. Son
los desberedados de la tierra q uienes han perseguido mas ener g icamente el ideal y quienes ban
elaborado el bien en que vivimos. Son los infinitamente pequeilos, en lo profundo del sombrio mar
de los pobres, quienes fun dan el porvenir. »
S6lo falta que una minoria obrera prepare suficientemente su inteligencia y determine au voluntad para que la profecia se convierta en ese rapido
momento presente iniciador del futuro que transformara en pasado, en evoluci6n cumplida, el comunismo anarquista, que ha de dar efectividad
mientras la humanidad exista al derecho inman en te, inalienable e ilegislable del individuo.
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