contrato

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Temas selectos de derecho
corporativo
Sesión 10: Negocios y contratos,
naturaleza interalias, principio de win-win
Contextualización
del tema
Hay que tener presente que existen actos esencialmente civiles que son
regulados por el derecho civil, como es el caso del matrimonio, testamento,
adopción, etc., y actos absolutamente mercantiles como el fideicomiso, el
acto constitutivo de una sociedad mercantil, entre otros.
La clase de actos de mercantilidad condicionada puede subdividirse en dos
grupos, si se piensa que la mercantilidad de un acto puede estar
condicionada por alguno de sus propios elementos, o bien resultar de su
conexión con otro acto, que por sí mismo haya adquirido el carácter de
mercantil. Así, se distinguirán los actos principales de comercio y los actos
accesorios o conexos. Ahora bien, como todo negocio jurídico requiere: a)
sujeto que lo realice; b) voluntad que persigue la realización de un fin
concreto, y c) objeto; podemos considerar que cualquiera de estos tres
elementos esenciales es por las peculiaridades que presente, el que basa
la calificación de mercantil que se atribuye a determinado acto.
Aunado a ello, existen actos mercantiles, mismos que se encuentran
enumerados de manera no limitativa en el artículo 75 del Código de
Comercio.
Introducción
Es fácil observar que la persona humana, como se acepta desde la antigüedad,
es un ente social, es decir, que en su dinámica natural entra en contacto con
otras personas, ya sean físicas o morales, para entablar negociaciones a efecto
de satisfacer sus múltiples necesidades.
Este constante interactuar humano ha tenido y tiene diferentes formas de
expresión: usos, costumbres; el caso es que se pretende fijar de una manera
concreta y cierta, el alcance de los derechos y obligaciones que le
corresponden a cada una de las partes de la relación. Los sujetos pactan o
convienen sobre un punto de interés común y este pacto o convenio se traduce
en un contrato que los obliga a su cumplimiento, y no podemos dejar de hacer
notar que este contrato bien puede ser escrito o no escrito.
Lo evidente es que no hay nación que no contemple la necesidad de regular
jurídicamente estas convenciones.
Elementos de los contratos
• Esenciales (de existencia):
. I) Consentimiento.
II) Objeto que pueda ser materia del
contrato (ART. 1794 CCF).
• De validez:
I) La capacidad legal de las partes.
II) La ausencia de vicios en el
consentimiento.
III) La licitud en el objeto.
IV) Una determinada forma cuando la ley
lo establezca.
Consentimiento
Consentimiento: Se da cuando existe el concurso de voluntades de dos o más
sujetos.
Es el requisito donde más se plasma el principio de libertad contractual (doble
dimensión de la autonomía de la voluntad).
Es la manifestación, declaración o expresión de la voluntad dirigida a crear
consecuencias de derecho, de manera expresa (escrita, verbal o con signos
inequívocos). (Expreso).
O revelada por hechos o actos que presupongan o presuman el consentimiento.
(Tácito) (Art. 1803).
Vicios del consentimiento
1. Error.- Apreciación equivocada de la realidad. Éste invalida el contrato (Art. 1813
CCF).
2. Dolo.- Artificio que se emplea para inducir a error a alguno de los contratantes (Art.
1815 CCF).
3. Mala fe.- Disimulación del error de uno de los contratantes (Art. 1815 CCF). Anula
el contrato si ha sido causa determinante de este acto jurídico (Art. 1816 CCF).
4. Violencia.- Cuando se emplea fuerza física o amenazas.
Objeto
Son objeto de los contratos:
I. La cosa que el obligado debe dar
II. El hecho que el obligado debe hacer o no
hacer (Art. 1824 CCF).
Licitud en el objeto
Es ilícito el hecho que es contrario a las leyes de
orden público o a las buenas costumbres.
La ilicitud en el objeto, en el fin o en la
condición del acto produce su nulidad, ya
absoluta, ya relativa, según lo disponga la ley.
Principio “inter alia”
Sólo los contratantes están ligados por el contrato; sólo respecto de ellos tiene el
contrato fuerza obligatoria; y sólo a ellos perjudican y aprovechan sus efectos.
Esto importa decir que el contrato no da ni beneficia a los que no han figurado en
él como partes contratantes, porque el contrato no es para ellos una ley con fuerza
obligatoria; en efecto, una regla de toda evidencia que en el Derecho Romano
constituía un axioma: “res inter alios acta aliis nec nocet nec prodest”. Este axioma
implica que una convención no tiene efecto sino respecto de las cosas que han
sido objeto de la convención y solamente entre las partes contratantes y la razón
de este principio es evidente, toda vez que la obligación que nace de las
convenciones y el derecho que de ellas resulta, estando formados por el
consentimiento y el concurso de las voluntades de las partes, no pueden obligar a
un tercero, ni dar derecho a un tercero, cuya voluntad no ha concurrido a formar la
convención.
Principio “Win win”
Una vez cumplido el propósito anterior, podrán celebrarse las ulteriores relaciones
bajo un nuevo objetivo, que puede ser el de que tú ganes (win) y que yo también
gane (win); así, la intención es recíproca. En esta nueva relación, bajo la idea de
ganar-ganar (win-win), igualmente se crean derechos y obligaciones bajo la
modalidad de que ambos tienen derecho a ganar cumpliendo sus obligaciones
recíprocas.
Existen muchas empresas y naciones que actúan bajo el criterio de celebrar sus
compromisos de acuerdo a los principios “inter alia” y “win-win”. Respecto a este
último, se dice que la empresa internacional Mary Kay Enterprises, sentó y
desarrolló el principio y que países como Japón celebran sus compromisos bajo
este mismo principio, considerando la ecuación: mayor calidad, menor precio,
mayor volumen, mayor utilidad.
Principios “rebus sic stantibus”
“pacta sunt servanda” y “nadie está
obligado a lo imposible”
.
“Rebus sic stantibus”
Son diversas las denominaciones de la teoría en estudio, entre las más conocidas encontramos
la imprevisión, riesgo imprevisible, presuposición, imposibilidad de la prestación, lesión
sobreviviente, derecho del sobre precio.
Podemos definir la cláusula rebus sic stantibus, como aquella que se entiende implícita en los
contratos para que en el supuesto de ocurrir un evento imprevisible que afecte gravemente al
deudor para cumplir con su obligación le permita rescindir ese contrato.
•
En ese mismo orden de ideas, se consideran diversos requisitos para la aplicación del
principio de rebus sic stantibus, los cuales son:
•
Que se trate de contratos de tracto sucesivo, en donde las prestaciones se cumplen en forma
diferida.
•
El surgimiento de hechos excepcionales, anormales de magnitud suficiente que afecten a
toda una categoría de personas situadas en idénticos condiciones.
•
Que el evento suscitado no se hubiese previsto ni aun razonablemente.
•
Que el cambio de las circunstancias bajo las que se contrató (con motivo del evento
excepcional), imponga a alguno de los obligados un grave sacrificio para poder cumplir con
su obligación.
“Pacta sunt servanda”
De los principios que rigen la mecánica jurídica de los tratados, el más
importante es la norma pacta sunt servanda que prescribe la
obligatoriedad de los pactos. Este principio puede equipararse al
enunciado de derecho interno de que los pactos legalmente deben ser
celebrados puntualmente cumplidos.
El buen crédito y honorabilidad de los
contratantes
El buen crédito y honorabilidad de las partes son supuestos es un elemento imprescindible,
para la celebración de un contrato; por lo cual son elementos esenciales y consustanciales del
mismo.
En efecto, una convención o un contrato son una realidad objetiva que requiere para su debida
o lícita existencia, de principios de valor universal que los animen y definitivamente estos
principios pertenecen al mundo subjetivo.
El convenio y el contrato parten de la idea o propósito de un sujeto, de los cuales surten efectos
en otro u otros semejantes; de no ser así, no sería un acto jurídico, sino únicamente uno moral,
la cual, en definitiva, no produce ni convenios ni contratos, aun cuando tiene a los valores como
supuestos para su existencia.
Sin embargo, la moral y el derecho son conceptos interrelacionados entre sí; respecto a la
moral, la misma se define como:
“Consistirá en la instancia de justificación de la conducta según los valores que deben inspirar el
comportamiento, tomando la vida humana en sí misma, centrándola en su auténtica y más
radical significación, atendiendo a un supremo destino, contemplándola en su propia realidad
que es la realidad individual”.
Diferencias entre el derecho y la moral
La moral considera los actos en relación con el sujeto mismo que los cumple, determinando
entre sus posibles actos, cuál es la conducta debida: selecciona entre las posibilidades del
comportamiento aquellas que son debidas o son lícitas, y las opone a aquellos otros
comportamientos posibles, pero indebidos, ilícitos, prohibidos.
El derecho en cambio, pone referencia en los actos de una persona con los de otra (u otras),
estableciendo una coordinación objetiva bilateral o plurilateral entre el obrar de uno y el obrar de
otros, de modo que la posibilidad debida o lícita de un acto en un sujeto, supone la facultad de
éste de impedir todas aquellas conductas de los demás que resulten incompatibles con los
actos que él puede o debe lícitamente realizar y viceversa, la prohibición a un sujeto de cierto
comportamiento se funda en que éste puede resultar incompatible con la conducta debida o
lícita de otros sujetos.
Los contratos son un medio para asegurar
derechos y obligaciones
En la legislación nacional, en término de lo previsto en artículo 1792 del Código Civil para el Distrito
Federal, aplicable en materia federal, establece:
“…convenio es el acuerdo de voluntades entre dos o más personas para crear, transferir,
modificar o extinguir derechos y obligaciones.”
Por su parte, el artículo 1793 del mismo Código, establece que:
“…los convenios que sólo producen y transfieren derechos y obligaciones se llaman contratos.”
Así, el contrato es un acuerdo de voluntades entre dos o más personas para crear o transferir
derechos y obligaciones; es decir, el contrato es una especie del género convenio.
En ese mismo orden de ideas, los elementos esenciales para la existencia y validez de un contrato
son el consentimiento y el objeto que pueda ser materia del mismo, en los términos del artículo
1794 del mencionado Código Civil.
Por lo que el consentimiento es:
“… la manifestación de la voluntad libre y sin vicios (error, dolo, violencia, mala fe), por la que una
persona aprueba celebrar un contrato;…”
El mejor negocio
En materia corporativa se adopta la idea de que es
natural la finalidad de lucro. Por ende, esta idea no
tiene barreras y así surge la expoliación, el esclavismo,
el abuso, la fuerza, la coacción, el engaño, como
medios naturales para conseguir el propósito de lucro.
Hoy, cuando las diferencias sociales y económicas se
ahondan, surge la reacción no para negar el justo
derecho a la utilidad, sino para evitar que las
diferencias se profundicen, proponiendo principios
como el de la solidaridad, el apoyo de economías en
transición y operar movidos por la idea de la ganancia
compartida.
A este efecto se movilizan pensamientos y acciones de
filósofos, economistas, empresarios, políticos y un sin
fin de gente de buena fe.
Conclusiones
Es importante destacar que el Convenio, se establece en el artículo 1792 Código
Civil Federal; asimismo el Contrato se rige en términos de lo previsto en el artículo
1793 del mismo ordenamiento legal.
a) La nota característica de los contratos mercantiles es el fin de lucro y de
provecho sin atender la cualidad de las personas ni a ninguna otra consideración.
b) Los contratos mercantiles son aquellos que constituyen algunos actos de
comercio enumerados por el artículo 75 del Código de Comercio.
c) El Derecho mercantil es el derecho de los actos en masa realizado por empresas.
d) Los contratos mercantiles están vinculados a la actividad empresarial.
Para aprender más
Referencias
• Fernández Ruíz, J. L. (2001) Fundamentos de Derecho Mercantil.
México: Porrúa.
• Homs Díaz, J.L. (2011) Filosofía win win. ¿Cómo aplicarla a tu
negocio
multinivel?
Obtenido
de
http://marketingsinbarreras.com/filosofia-win-win-estrategiamarketing/
• Rodríguez y Rodríguez, J. (2004) Tratado de Sociedades Mercantiles.
México: Porrúa.
• Vázquez Arminio, F. (1977) Derecho Mercantil. Fundamento e
historia. México: Porrúa.
Descargar