2.1. LAS CONVERGENCIAS DE LOS MITOS DE LA CREACIÓN RETORNO AL ORIGEN Tiempo de origen, que, como hemos visto, se considera un tiempo "fuerte" precisamente porque ha sido en cierto modo el "receptáculo" de una nueva creación. El tiempo transcurrido entre el origen y el momento presente no es "fuerte" ni "significativo" Pero el "retorno al origen", que permite revivir el tiempo en que las cosas se manifestaron por primera vez, constituye una experiencia de importancia capital para las sociedades arcaicas. Se trata de rituales colectivos de periodicidad irregular, que comportan la construcción de una casa cultual y la recitación solemne de los mitos de origen de estructura cosmogónica ". La idea de una renovación universal operada por la reactualización cultual de un mito cosmogónico está atestiguada en muchas sociedades tradicionales Esta impresión la confirma el hecho de que, en ciertas culturas (por ejemplo, en Polinesia), el mito cosmogónico es no sólo susceptible de tener un valor terapéutico intrínseco, sino que constituye también el modelo ejemplar de toda clase de "creación" y de "hacer". No se trata, ciertamente, de una simple curiosidad teórica. No basta conocer el "origen", hay que reintegrar el momento de la creación de tal o cual cosa. Ahora bien: esto se traduce en un "retorno hacia atrás", hasta la recuperación del Tiempo original, fuerte, sagrado. Y, como ya hemos visto y lo veremos aún mejor en lo que sigue, la recuperación del Tiempo primordial, que es lo único capaz de asegurar la renovación total del Cosmos, de la vida y de la sociedad, se obtiene ante todo por la reactualización del "comienzo absoluto", es decir, la Creación del Mundo. LOS MITOS La palabra «mito» deriva del griego mythos, que signfica ‘palabra’ o ‘historia’. Un mito tendrá un significado diferente para el creyente, para el antropólogo y para el filólogo. Esa es precisamente una de las funciones del mito: consagrar la ambigüedad y la contradicción. Un mito no tiene por qué transmitir un mensaje único, claro y coherente. La mitología no es sino una alternativa de explicación frente al mundo que recurre a la metáfora como herramienta creativa. Entonces, los relatos se adaptan y se transforman de acuerdo a quien los cuenta y el contexto en el que son transmitidos. Los mitos no son dogmáticos e inmutables sino que son fluidos e interpretables. Cosmogonías griegas Las cosmogonías griegas narran al origen del mundo que parte del caos, para que en un acto de creación divina se imponga el orden. Esta acción marcará el principio del ser y del bien para el pensamiento griego, en donde el ser no puede ser lo informado porque el mal se acerca a la carencia de límite. Visión que el filósofo Hesíodo recoge en su Teogonía y Timoteo en su relato del demiurgo platónico. Cabe destacar que en las cosmogonías griegas el orden se va imponiendo de una manera violenta, por las luchas entre los dioses, mientras que en la cosmogonía judeocristiana el orden surge por el poder de la Palabra de Dios Cosmogonía judeocristiana En la cosmogonía judeocristiana, el origen del mundo está presente en el Génesis (el primer libro de la Biblia), que relata cómo el dios Yahvé empezó a crear el mundo «en un principio». En el texto original no aparece mención explícita a un proceso de creación partiendo de la nada. La creación es un proceso que tiene lugar por separación: la tierra de los cielos, la tierra de las aguas, la luz de la oscuridad. Es decir, se procede por separación de componentes partiendo del caos primigenio. Sólo en ocasiones se ha señalado que la creación yahvista está articulada en torno a la separación de categorías, la idea de mal estará consecuentemente asociada con lo que cruce, con lo que rompe o se opone al límite de dichas categorías. Es decir, una vez más el mal estaría asociado con la falta de forma, con desaparición del límite. El mal desde ésta óptica afecta a la unidad del cosmos. Por eso en general, las narraciones cosmogónicas no solo representan una configuración del universo, desde el punto de vista de estudiar lo que es en tanto que es y existe como sustancia de los fenómenos (visión ontológica), sino que de ellas también se derivan ciertas necesidades éticas para la preservación en la unidad del mismo. Cosmogonía contemporánea Las teorías científicas proporcionan actualmente al imaginario popular los elementos para la descripción del origen del universo y lo que hay en él; orígenes que anteriormente eran explicados sólo a través de la cosmogonía presente en las diferentes religiones. Así, actualmente las ciencias describen la evolución del universo, particularmente a través de la teoría del Big Bang; y el origen y la evolución de la vida, a través de la teoría de la síntesis evolutiva moderna. Dentro del ámbito de las ciencias naturales, Richard Dawkins (1941–), en su texto El gen egoísta (1976), narra el origen de la vida como el momento en el cual aparece sobre la tierra una molécula, formada accidentalmente, que tenía la propiedad de crear copias de sí misma. A partir de este ancestro común, Dawkins explicará el desarrollo de la vida, describiendo las diversas ramificaciones en especies en lo que él denominó «errores en la replicación». Allende las pretensiones evolucionistas del discurso dawkinsiano, la idea de una molécula que se forma por accidente en un punto impreciso y que a partir de la misma se origina la cadena vital, tiene muchas resonancias con el mito demiúrgico: material disperso que se reagrupa en una forma molecular, origen de todas las formas vitales sobre la faz de la Tierra.